Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Meditación para liberarse del apego Rebekah Borucki Preparación/acerca de esta meditación El apego casi siempre lleva a la tristeza, porque nuestro mundo está en constante cambio. Aquello a lo que nos apeguemos, ya sea una persona, una relación, un trabajo o una situación o época concreta de nuestra vida, no puede durar para siempre. Desapegarse o desvincular tu felicidad de lo que está fuera de ti no indica una falta de amor. Puedes amar profunda y plenamente al tiempo que conservas una autonomía saludable. Puedes comprometerse con el éxito de algo sin sentir que tu felicidad depende de ello. Yo puse todo mi empeño en que mi primer matrimonio funcionara, pero tenía que soltar la idea de que mi felicidad dependía de estar casada. Si hubiera seguido creyendo eso, aún estaría intentando desesperadamente que funcionara (y también fracasando miserablemente). Aunque todos somos almas conectadas que compartimos una experiencia universal, debemos encontrar la felicidad personal en nuestro interior. Vincularla a cualquier cosa externa nos hace vulnerables ante cualquier acontecimiento fuera de nuestro control, por grande o pequeño que sea. Por supuesto, cuesta mucho más aceptar este concepto cuando se trata de la pérdida de una persona y no de una situación o de un objeto material, pero la verdad sigue siendo la misma: somos amor y la paz es nuestro estado natural. Tenemos poco o ningún control sobre lo que sucede más allá de nuestros propios pensamientos, palabras y acciones, por lo que debemos estar dispuestos a desapegarnos de lo que no nos pertenece. Esta meditación facilitará que puedas liberarte de todo lo que ya no te ayuda. Ya sea una idea, una relación, una situación o una emoción. Ten en cuenta que lo que sea que ya no te ayude no tiene por qué estar haciéndote daño. Quizá descubras que estás apegado a algo (o a alguien) que hace que te sientas bien, pero que te limita. La «zona de confort» es un ejemplo de algo que no parece perjudicial, pero que probablemente no sea demasiado beneficioso. Puedes desapegarte también de lo bueno. ¿Cuándo? Recurrí con frecuencia a esta meditación cuando intentaba superar la pérdida de mis padres. Es tanto un ejercicio para reducir el estrés que alivia los efectos físicos del apego como una meditación para dejar ir. Puedes practicarla varias veces al día para recordarte que debes «dejar ir». ¿Dónde? Practícala en la seguridad y la comodidad de tu lugar preferido para meditar o en cualquier lugar tranquilo. Pronunciar los mantras en voz alta puede ayudarle a ampliar los efectos de esta meditación, así que quizá prefieras practicarla en un lugar que te ofrezca plena intimidad. ¿Postura? Adopta la postura fácil en tu espacio de meditación habitual u opta por la postura para meditar sentado en una silla si no puedes sentarte con las piernas cruzadas. Yo practico esta meditación en mi despacho con mucha frecuencia. En múltiples ocasiones me descubro participando en debates en redes sociales que no contribuyen a mi bienestar y tengo que liberarme de mi apego a cambiar la opinión de los demás. Tienes 4 minutos para liberarte de lo que ya no te ayuda Empieza completando esta frase: «Estoy preparado para liberarme de _____. Ya no nos ayuda ni al bien mayor ni a mí». En mi caso, dependiendo del día, puedo completar la frase de mil maneras distintas. En un momento podría liberarme de mi apego a una amistad, para al siguiente liberarme de mi antojo de un helado de chocolate con menta. Quizá te aferras al dolor porque crees que soltarlo significa que ya no quieres a esa persona. Yo he pasado por eso. Tal vez estés apegado a una idea. Yo me he apegado a tener la razón y he alargado discusiones más allá de lo necesario. El apego puede aparecer de muchas formas y maneras, y liberarte de él en cualquiera de sus facetas es un paso más en la dirección positiva. Ha llegado el momento de liberarte de lo que ya no te ayuda. 1. Empieza la meditación centrando la atención en la respiración. Inhala por la nariz y exhala por la boca con un sonoro «ah». Deja que los hombros suban y bajen al ritmo de la respiración, para liberar más tensión física con cada exhalación. Inhala profundamente. «Ah» sonoro en la exhalación. Repite esta pauta de respiración durante cinco ciclos completos. 2. Dedica unos instantes a recordar la frase que acabas de completar y céntrate en ella mientras repites los mantras. Tu mantra para dejar ir ... Usa este mantra para acallar la mente, liberar tensión y volver a centrarte. Utilízalo durante la meditación y también cuando no estés meditando. Dejar ir es un regalo de amor que te haces a ti mismo. Acéptalo de buen grado. 3. Repite el mantra en voz alta o para tus adentros con los ojos cerrados durante diez ciclos de respiración completos. Recitarás «dejo» al final de cada inhalación e «ir» al final de cada exhalación. Haz una breve pausa entre una respiración y la siguiente, para dejar espacio al vacío. Crear un espacio de energía (vacío) deja descansar al alma. Eres un recipiente para lo bueno... Guarda lo que es bueno y libérate de lo que ya no te sirva. Dejarlo ir y avanzar es fácil. Lo que conservas contribuye a tu felicidad. Lo que dejas ir deja espacio para la paz. 4. Cierra los ojos y finaliza la meditación repitiendo tres veces el siguiente mantra: «Dejo ir con facilidad lo que ya no me sirve». Cuando estés preparado, abre los ojos y sigue con tu día.
Compartir