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Meditación para perder peso Rebekah Borucki Preparación/acerca de esta meditación Si estás leyendo esta meditación, es probable que estés intentando adelgazar o bien mantener una pérdida de peso anterior. Es posible que perder peso sea uno de los esfuerzos físicos más estresantes y abrumadores a los que tengas que enfrentarte jamás, así que espero que esta meditación cree un espacio en el que puedas sentir relajación y comodidad. Si a veces te sientes derrotado después de hacer ejercicio, o si te inunda la impotencia tras cada nuevo intento de hacer dieta, que sepas que no estás solo. Te han prometido una y otra vez el cuerpo de tus sueños, pero, al final, sigues atrapado en un cuerpo que se niega a encoger. Luchas constantemente contra tu peso, la comida es tu enemiga y tu alma se ha convertido en una trágica baja colateral. Esta meditación puede curar todo lo que ha resultado herido durante la batalla. En solo 4 minutos puedes conseguir que encojan tanto tu cintura como tus preocupaciones. ¿Cuándo? Puedes practicar esta meditación siempre que lo desees. De hecho, resulta mucho más útil si la practicas en formato reducido varias veces al día. ¿Dónde? Elige un lugar tranquilo para esta meditación. Se te instará a formularte varias preguntas, y es importante que las distracciones externas no interfieran en tu capacidad de oír las respuestas. Pueden llegarte en forma de voz interior, de emoción o de imagen. ¡Ten paciencia! A veces, cuando medito, veo palabras escritas en una hoja. Lo llamo mi «manual de instrucciones interno». En otras ocasiones veo a una profesora en un aula. Mi buena amiga e hipnoterapeuta personal, Grace Smith, me enseñó una versión de esta meditación durante una sesión de hipnosis. Le hago preguntas a la «profesora» y ella me responde con honestidad y objetividad. En realidad, esa maestra es mi voz interior, libre de distracciones y juicios, pero imaginarla como otra persona me permite verme a mí misma planteando la pregunta y responder con más facilidad. Tanto las visualizaciones como el «verse haciendo cosas» pueden ser herramientas potentes en tu propia práctica de meditación. ¿Postura? Adopta la postura fácil. Como vas a apelar a tu intuición para responder a las preguntas que surjan mientras meditas, te irá bien colocar las manos sobre los muslos o las rodillas, dispuestas en el Gyan Mudra. Sigue las instrucciones que te indican cuándo abrir y cerrar los ojos durante la meditación. Gyan Mudra. Junta las yemas de los dedos índice y pulgar. Los tres dedos restantes han de quedar estirados, pero sin llegar a estar rígidos. Este mudra es apropiado para conectar con el propio centro, calmarse, mejorar la concentración y estimular la sabiduría y el conocimiento. Tienes 4 minutos para adelgazar 1. Siéntate con la espalda erguida y los ojos abiertos, fija suavemente la mirada en un punto fijo o en un objeto que esté frente a ti, y empieza a centrar la atención en la respiración. Permite que la respiración fluya con libertad. No intentes modificarla. Si estás inquieto, la respiración puede acelerarse y ser audible, así que intenta no generar ruidos innecesarios con la respiración. Permite que se ralentice por sí sola. En este ejercicio es importante que el entorno sea tan silencioso como sea posible. 2. Una vez serenada la respiración, cierra los ojos, si es posible, para eliminar todas las distracciones visuales de tu espacio de meditación. Ábrelos después de cada ciclo de respiraciones o apartado, para leer la siguiente indicación. Visualiza el aula... 3. Empieza a imaginar objetos habituales en un aula. Irán apareciendo a tu alrededor pupitres, sillas y una pizarra. El aula es acogedora y alegre, decorada con colores y dotada de grandes ventanales con vistas a un paisaje maravilloso. 4. Imagina a una maestra frente a ti. Tiene un rostro amable y te sientes muy cómodo en su presencia. A partir de ahora le dirigirás a ella todas las preguntas y ella las responderá con rapidez. Todas las respuestas serán ciertas y estarán completamente alineadas con tu misión de convertirte en una persona más sana, feliz y fuerte. 5. Con los ojos centrados en el objeto elegido, o cerrados con suavidad, dirige a la profesora las siguientes preguntas, ya sea para tus adentros o en voz alta, y espera a recibir la respuesta. Una vez que hayas recibido todas las respuestas, lee el paso siguiente. «¿Cómo puedo comer hoy para honrar mi cuerpo, mi misión y mi corazón?» «¿Cómo puedo moverme hoy para honrar mi cuerpo, mi misión y mi corazón?» «¿Cómo puedo hablar hoy para honrar mi cuerpo, mi misión y mi corazón?» 6. Obtendrás respuestas de inmediato. Tu maestra (tu voz interior) te dirá exactamente qué debes hacer para honrar a tu persona hoy. Las instrucciones serán fáciles de seguir y no encontrarás ningún obstáculo que te impida hacer todo lo posible para tratar bien a tu cuerpo y a tu alma. 7. Una vez que hayas obtenido las respuestas y las hayas aceptado en tu corazón como la verdad absoluta, sella la meditación con diez respiraciones completas más. Con cada inspiración sentirás más alegría y determinación. Con cada exhalación soltarás cualquier preocupación que te quede respecto a la adopción de opciones saludables. Durante el resto del día puedes reactivar esta meditación respirando profundamente tres veces y preguntándote: «¿Cómo honra esto a mi cuerpo, a mi misión y a mi corazón?». Pregúntatelo antes de cada comida o tentempié, antes de iniciar una conversación que pueda ser estresante o antes de elegir entre el ascensor y la escalera. Varias veces durante el día, detente unos instantes y céntrate. Si eres completamente honesto contigo mismo en estos momentos de contemplación silenciosa y detenida, es posible que las respuestas te sorprendan, al tiempo que son las que esperabas. Tal y como he dicho antes, una galleta puede honrarte tanto como una clase de yoga. Recibe cada respuesta a tus preguntas sin juzgar; sé consciente de que la respuesta es verdadera y va dirigida a ayudarte, y disfruta de los momentos que seguirán.
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