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Sally Hines - Es fluido el género - Gabriel Sis (2)

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RetoSiglo21 laGranldea
¿ Es fluido
el aénero B
BLUME
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tanto como el propio texto. Yuxtapuestas 
de modo que inviten a la reflexión o empleadas 
para ampliar los argumentos, brindan ideas 
adicionales en todo momento.
¿Esfluido 
el género?
RetoSiglo21 laGranldea
0 Es fluido
el aénero B
BLUME
Sally Hiñes
Matthew Taylor
Contenido
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Introducción 6
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1. El género como expresión del sexo biológico 18
2. El género como constructo social
3. La diversidad de género
4. El activismo de género
Conclusión
Créditos de las imágenes
índice
Agradecimientos
46
76
106
130
138
140
144
V
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En su exploración de las distintas concepciones 
y prácticas de género, en este libro se examinará 
el propio significado del término género. Como veremos, 
la pregunta sobre qué es el género no es en absoluto 
sencilla. En este libro, por ejemplo, el término sexo 
suele hacer referencia a las características biológicas, 
mientras que género alude a los factores sociales 
y culturales.
La relación entre el sexo 
y el género es compleja, y, 
de hecho, existen formas 
muy diferentes de entender 
el género.
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Para algunas personas, el género deriva de las 
características biológicas y reproductivas del sexo; 
es decir, de las diferencias físicas, hormonales y 
cromosómicas que, según ellos, distinguen sin lugar 
a dudas al hombre de la mujer. Para otros, el género es 
una expresión de las normas sociales: una combinación 
de los comportamientos, roles y expectativas a través de 
los cuales las sociedades definen a las mujeres y a los 00
hombres. Para muchos, el género es una combinación 
de estos factores biológicos y sociales. Pero hoy en día 
son cada vez más los que sostienen que el género no es 
una cuestión innata y que puede entenderse y expresarse 
de maneras mucho más diversas.
Además, la obra de científicas como Anne Fausto-SterIing (nacida 
en 1944) y Cordelia Fine (nacida en 1975) ha puesto de relieve que 
algunas de las diferencias físicas y fisiológicas entre los sexos 
no son tan claras como se podría pensar. Desde estas perspectivas, 
el género puede entenderse como algo mutable o maleable, o, por 
decirlo de otra manera, como algo fluido.
La idea de la fluidez 
de género propone 
que el género no 
lo fija la biologia, 
sino que cambia en 
función de las preferencias 
sociales, culturales 
e individuales.
A Anuncio de una 
revista de Nestié de la 
década de 1960 en la que 
se representan los roles 
tradicionales de género 
de la familia nuclear.
B Mujeres trans posando en
una habitación de hotel de 
San Francisco, California, 
en 1981. A pesar de que 
las personas transgénero 
cada vez cuentan con un 
mayor reconocimiento, 
la American Psychiatric 
Association las clasificaba 
en 1980 como personas 
con «trastorno de 
identidad de género».
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V
La identidad de género 
se refiere a cómo 
percibe cada persona 
el ser hombre, mujer, 
una combinación 
de ambos o ninguno; 
es una parte central 
de lo que las personas 
saben que son.
Para comprender mejor esta 
cuestión, puede imaginarse 
el género como una combinación 
de tres factores. El cuerpo, 
o la corporeidad, engloba la 
realidad del cuerpo de cada 
persona, cómo lo experimenta 
y cómo interactúan los demás 
con esa persona basándose 
en dicho cuerpo. Este aspecto 
físico del género interactúa con 
la identidad de género y con la 
expresión de género. La identidad 
de género de las personas 
puede estar fija o fluctuar con el 
tiempo, puede alinearse o estar 
en contraste con el sexo que 
se le asigna al nacer y puede 
verse articulada o contradicha
La expresión de 
género es la manera 
en la que las personas 
le presentan su género 
al mundo, así como 
el modo en el que el 
mundo interactúa 
con dicho género 
y lo conforma. Está 
relacionada con 
los roles de género 
y con la forma en que 
la sociedad impone la 
conformidad con esos 
roles.
Para las personas 
de género fluido, 
su identidad de 
género cambia con 
el paso del tiempo o en 
función de la situación; 
además, pueden no 
restringirse a una única 
identidad de género.
Las personas
genderflux
experimentan 
su identidad de 
género con distintas 
intensidades en 
cada momento.
Las personas no 
binarias son aquellas 
cuya identidad o 
expresión de género 
no entra en la categoría 
masculina ni en 
la femenina.
por su expresión de género.
En los últimos años, términos como género fluido 
y genderfluxse han asentado en la conciencia 
pública. La idea de que el género no es binario se 
ha extendido más, y las personas de género diverso han 
ganado visibilidad. A veces se emplean términos tales 
como género queer y agénero para describir experiencias 
e identidades que no recogen las definiciones binarias 
tradicionales de hombre o mujer. Muchas personas se 
identifican con las categorias de masculino y femenino; 
otras afirman que su identidad de género ha cambiado 
con el tiempo.
El género es omnipresente.
Estructura nuestras vidas de una
manera fundamental e Influye 
en todo, desde en las actividades
de las que se nos anima a 
disfrutar y en los comportamientos 
que se espera que exhibamos de 
niños hasta en lo que estudiamos 
de jóvenes, las ocupaciones 
a las que nos dedicamos y las 
responsabilidades que asumimos 
de adultos. Y, con todo, a veces
Las personas de género 
diverso no se ajustan 
a las normas o valores 
sociales en cuanto 
a la corporeidad, 
la identidad de género 
o la expresión de género 
(o una combinación de 
estos factores). Se trata de 
una amplia categoría que 
abarca una gran variedad 
de personas, prácticas 
y experiencias.
Las personas de
género queer, al igual 
que las de género no 
binario, son aquellas cuyo 
género no se corresponde 
con las normas de lo 
masculino ni lo femenino, 
sino que se encuentra 
entre estos dos extremos 
o al margen de ellos.
Las personas agénero no 
se identifican con ningún 
género o sienten que este 
está ausente o es neutro.
se nos pasan por alto sus efectos.
A El batallón de 
infantería mixto 
de Caracal, de las 
Fuerzas de Defensa 
de Israel, es una de 
las tres unidades 
de combate 
completas que 
incluyen soldados 
hombres y mujeres.
B Aunque la cantidad 
de parteros está 
aumentando en el 
Westmead Hospital 
de Sídney, Australia, 
el número parteras 
sigue sierKio 
superior en 2017 
al de parteros 
por 327 a 5.
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A
En francés, la lenguaje inclusivo 
busca neutralizar el género 
gramatical mediante la inclusión 
de ambos géneros en plural 
cuando se trata de grupos 
mixtos. Así, por ejemplo, un grupo 
de votantes de ambos sexos, 
électeurs, pasa a convertirse 
en électeur.rice.s.
La corporeización, o embodiment, 
es la experiencia y el hecho de 
vivir en el propio cuerpo. Guarda 
relación tanto con la forma en 
que las personas experimentan 
su cuerpo en el contexto de 
las expectativas sociales como 
con la forma en que dichas 
expectativas influyen en el cuerpo.Z
Aunque suele ser imperceptible, el mecanismo del género es 
clave en nuestras identidades, relaciones íntimas y experiencias 
cotidianas, y en nuestro posicionamiento social y cultural. 
Dicho mecanismo funciona no solo como un componente externo 
que organiza nuestras vidas, sino también como un elemento que 
influye en la forma en que imaginamos nuestras posibilidades 
vitales y las de quienes nos rodean. Alterar la forma en que 
consideramos el género supone cambiar una de las maneras 
fundamentales que tenemos de clasificamos a nosotros 
mismos, a otros seres humanos, a los animales y, en algunos 
idiomas y culturas, los objetos cotidianos y las palabras que 
utilizamos para describirlos. En francés y en español, por ejemplo, 
los adjetivos se diferencian gramaticalmente según el género 
del sustantivo al que califiquen, y el género del sustantivo 
por defecto para un grupo que contiene un varón es masculino, 
incluso cuando el resto del grupo está formado por mujeres. 
Esto, que provoca controversias, ha dado pie a que haya activistas 
que promuevan la lenguaje inclusivo, la cual incorpora tanto 
las formas masculinas como las femeninas cuando se hace 
referencia a grupos de género mixto.
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Las ideas y, por lo tanto, las prácticas 
de género nunca han sido constantes.
Las formas en que se experimenta 
el género en la vida cotidiana surgen 
de distintos ámbitos históricos, 
sociales y culturales. Los rasgos que 
se consideran tipicamente masculinos 
o femeninos han cambiado mucho a lo 
largo del tiempo; lo que es usual para 
un hombre o una mujer en un pais puede 
considerarse inaceptable en otro.
Pensemos en un comportamiento tipleo o aceptable 
para una mujer en Gran Bretaña durante el siglo xxi, para 
una mujer del mismo pais en el siglo xviii o para una mujer 
en Arabia Saudi en cualquiera de estos dos siglos. Incluso 
dentro de una misma sociedad pueden darse comunidades 
con ideas divergentes sobre las normas y los valores 
de género. El género está entrelazado con otras categorias 
sociales, como la raza, la clase social, la sexualidad 
y la corporeización. La forma en la que nos posicionamos 
socialmente mediante otros métodos de clasificación
I
y los sistemas de poder suscriben el modo en el que nos 
posicionamos socialmente a través del género.
A En esta ilustración, 
titulada El pintor dandi, 
o Billy Dimple posando 
para su retrato (1772), 
tomada de Social 
Caricature in the 
Eighteenth Century, 
un pintor vestido de 
dandi pinta a otro dandi 
en una sátira de la 
exagerada moda de 
la época. A los dandis 
se los conocía por la 
vestimenta, que se 
consideraba afeminada.
B Estos grabados de la moda 
parisina masculina del 
siglo xviH, procedentes 
de la colección de ropa 
masculina de 1790-1829 
del Metropolitan Museum, 
revelan que ios hombres 
usaban corsé.
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La teoría de la interseccionalidad, desarrollada por la estudiosa 
feminista Kimberlé Crenshaw (nacida en 1959) para analizar la 
superposición de los sistemas de opresión, nos permite reconocer 
las relaciones entre el género y otras posiciones estructurales, 
como la clase social y la raza. La historia de las mujeres de la clase 
obrera, por ejemplo, muestra que los roles de género se construyen 
mediante la comprensión y las experiencias de la clase social. 
De manera similar, los sistemas cruzados de categorización de 
raza y género pueden funcionar juntos para oprimir a las minorías 
en cualquiera de los dos ámbitos o en ambos.
La interseccionalidad tiene en cuenta que es la cultura 
lo que determina las expectativas de la sociedad respecto 
de las mujeres, los hombres y los individuos no binarios, 
las posibilidades que se les abren a todas estas personas 
y la comprensión de las relaciones entre estas categorías. 
La cultura conforma las relaciones de género, las cuales 
actúan a modo de principio organizador central de la sociedad 
al dar forma a cómo se viven aspectos clave de la vida.
La cultura, con todo, nunca es estática.
La enormidad de formas de entenderlo que hay significa 
que el género refleja realidades sociales, culturales, políticas, 
legales, religiosas y económicas divergentes en todo el mundo. 
Los roles de género se construyen con relación a una inmensa 
cantidad de factores.
A
A La mano de obra masculina 
tradicional es típica de la 
industria pesada, como 
la planta de alto homo de 
Skinningrove, que cerró en 
1971. En Gran Bretaña, bajo 
el Gobierno conservador 
de Margaret Thatcher, se 
clausuraron muchas plantas 
de acero y carbón durante 
las décadas de 1970 y 1980.
B Estos carteles propagandísticos 
de la década de 1970, 
procedentes de la Revolución 
Cultural china, promueven un 
cambio de actitud con relación 
a la participación de la mujer 
en la vida laboral. Mao Zedong 
quería que la fuerza industrial 
china rivalizase con la de 
Occidente.
B
LA
Por ejemplo, antes del Gobierno comunista en China, el papel 
de la mujer era en gran medida doméstico y ornamental. 
Por el contrario, el Partido Comunista de China propagó la 
máxima, tomada de un antiguo proverbio, de que «las mujeres 
sostienen la mitad del cielo» para defender la igualdad de 
género ante las Naciones Unidas en 2011. Aunque puede 
que la vida en las principales ciudades chinas haya mejorado 
para las mujeres y las niñas —con un alto porcentaje de las 
niñas con acceso a la educación superior y de las mujeres 
al mundo laboral—, los estudios sobre la experiencia de la 
mujer en las zonas rurales de China indican que las tasas de 
analfabetismo femenino siguen siendo elevadas y que hay un 
gran número de matrimonios concertados a edades tempranas. 
En otras palabras, la visión y las prácticas de género no son 
solo históricas o interculturales, sino que también pueden 
variar enormemente dentro de un mismo país.
La interseccionalidad nos permite explorar 
Ias maneras en que las categorías sociales, 
como la raza, la clase, la sexualidad 
de género, la corporeización y la aptitud, 
se superponen para producir sistemas 
de opresión o desventajas. Por lo tanto, 
los casos de opresión en una o más 
de estas categorías deben analizarse 
juntos, contextual izados entre sí.
Las Naciones Unidas se fundaron en 1945 
para lograr la cooperación internacional 
en, entre otras cuestiones, la promoción 
de la paz. los derechos humanos 
y las libertades fundamentales.
En la actualidad cuenta con 193 
Estados miembros.
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Además de guardar relación con otros factores culturales y estructurales 
de la sociedad, el género está entretejido con el sistema del patriarcado. Este 
término lo han desarrollado desde su significado original autores feministas 
—como Sylvia Walby (nacida en 1953), en Theorízing Patriarchy('\990)— 
para dar cuenta de los sistemas sociales a través de los cuales los hombres 
explotan a las mujeres. Desde una perspectiva sociológica, Walby establece 
seis características interrelacionadas del patriarcado: 1) el Estado: la mujer 
tiene menos poder formal y representación gubernamental; 2) el hogar: 
la mujer es más propensa a realizar las tareas domésticas y a criar a los hijos; 
3) violencia: la mujer es más propensa a sufrir abusos; 4) trabajo remunerado: 
es probable que la mujer cobre menos que el hombre; 5) sexualidad: 
la sexualidad de la mujer tiene más probabilidades de tratarse de forma 
negativa, y 6) cultura: la mujer está peor representada en los medios de 
comunicación y en la cultura popular. Walby sostiene que estos elementos 
de dominación masculina resultan evidentes en «distintas formas 
y en diferentes culturas y tiempos».
En este libro examinaremos el género 
desde distintos ángulos y exploraremos 
sus diferentes definiciones y hasta qué 
punto puede considerarse fluido.
A y B En un universo paralelo, de Eli Rezkallah, es una 
colección de imágenes ficticias recreadas a partir 
de anuncios reales de las décadas de 1950 y 1960. 
La serie emplea dramatizaciones para desafiar 
con humor el sexismocontemporáneo.
Rezkallah se decidió a crear esta obra cuando 
«oyó por casualidad a sus tíos hablar de 
cómo las mujeres harían mejor en dedicarse 
a cocinar, limpiar la cocina y cumplir con 
“sus deberes femeninos”».
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B
You mean a woman can open it? You mean a man can open it?
El término patriarcado hacía referencia en 
origen a los sistemas de gobierno o sociedades 
dirigidos por hombres y en ios que la propiedad 
se heredaba a través de la línea masculina 
y el varón de mayor edad encabezaba la 
unidad familiar. En la actualidad se utiliza para 
hacer referencia a los sistemas sociales en los 
que el hombre tiene más poder que la mujer.
La agencia (del inglés agency} es la 
capacidad de una persona o de un grupo 
humano de actuar con independencia 
o de tomar decisiones. Alude a su poder 
para elegir actuar de una manera particular 
y para llevar a cabo la acción elegida.
En el capítulo 1 examinamos cómo se ha entendido 
el género como una expresión social del sexo biológico 
en distintas culturas a lo largo de la historia. El capítulo 2 
aborda el género como constructo social y el impacto 
de los cambios sociales en las expresiones de género. 
En el capítulo 3 se exploran una serie de prácticas que se 
encuentran a través de las categorías binarias de mujer 
y hombre, entre ellas o al margen de ellas y que culminan 
en la comprensión de la fluidez del género.
Además de centrarse en el género como 
una estructura social que puede producir 
desigualdades y limitar las posibilidades, 
este libro pone al descubierto la agencia 
de género.
En el capítulo 4 se abordan algunas de las formas en 
que las personas ponen en entredicho las estructuras 
de género, cómo cuestionamos los procesos 
dominantes de género para crear formas 
alternativas de pensar y vivir el género.
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La perspectiva esencialista se basa 
en la idea de que todo posee unas 
características —una esencia— 
que lo definen y que resultan 
cruciales en cuanto a su identidad 
y a su función.
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El dimorfismo sexual es la diferencia 
de rasgos —incluidos el tamaño, 
el color, la estructura corporal, 
las marcas y las características 
sexuales secundarias— entre 
los individuos masculinos 
y los femeninos de la misma 
especie, más allá de sus órganos 
sexuales.r
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Los sociobiólogos buscan 
explicar los comportamientos 
sociales de los animales 
y de los seres humanos 
a través de una óptica biológica 
y evolutiva. Sostienen que los 
comportamientos sociales de cada 
especie, al igual que sus rasgos 
físicos, han evolucionado a lo largo 
del tiempo mediante la selección 
natural.
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Es lógico comenzar por 
examinar la supuesta relación 
entre el género y el sexo biológico, 
ya que este influye en gran 
medida en lo que entendemos 
y asumimos de aquel.
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Lo que en estudios de género se conoce 
como escuela de pensamiento esencialista 
propone que las diferencias de género surgen 
de disparidades innatas en la composición
I biológica de mujeres y hombres. Además 
de señalar las diferencias físicas, la perspectiva 
biológica esencialista sugiere que las mujeres y 
los hombres poseen variaciones cromosómicas 
y hormonales distintas que influyen en sus 
roles sociales específicos: la esencia de la 
masculinidad y la feminidad.
Según esta perspectiva, la mujer es cariñosa y está 
en sintonia emocional de forma instintiva, mientras 
que el hombre es intrínsecamente un sustentador 
y protector más competente.
Partiendo de esta perspectiva, hay teóricos que, como Leonard Sax, 
trabajan sobre el supuesto de que el dimorfismo sexual es absoluto. 
Para ellos, todas las diferencias conductuales entre mujeres y hombres 
son de origen biológico y reflejan los mismos rasgos observables en el mundo 
animal. Expertos en sociobiología como Jeremy Cherfas (nacido en 1951) 
brindan varias hipótesis en esta línea. Postulan que, por ejemplo, el hombre 
presenta una mayor inclinación natural hacia la promiscuidad porque 
tiene un número ilimitado de espermatozoides, mientras que la mujer 
se inclina más hacia la monogamia, porque, dado que cuenta con 
un suministro limitado de óvulos, tiene menos oportunidades de transmitir 
sus genes y, por lo tanto, debe elegir con cuidado a su pareja. Además, 
los riesgos y las cargas de la procreación, incluidos un período de 
gestación de nueve meses, un parto potencialmente fatal y, tal vez, 
lo peor de la crianza de los hijos, recaen en la mujer. Como escribió Cherfas 
en 1984: «Es esperable que el esperma barato y desechable del macho 
le haga ser promiscuo; el apareamiento le cuesta tan poco que busca 
oportunidades sexuales donde puede».
A El concurso de Miss 
America comenzó en 1921 
y aún sigue celebrándose. 
A las concursantes 
se las juzgaba al principio 
solo por su apariencia, 
aunque más adelante 
se añadieron secciones 
de talento y entrevistas. 
En la fotografía vemos a 
unas jóvenes concursantes 
de belleza con treye de 
noche tras la coronación 
de la ganadora.
B Establecida en 1933, 
la Muscle Beach de Santa 
Mónica, California, atrevo 
a un público variado por sus 
explícitas demostraciones 
de fuerza física. Varios 
Mister America entrenaron 
en esta comunidad playera 
de levantadores de pesas 
en las décadas de 1950 
y 1960.
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A
Estas teorías suelen dar por sentado que la biología también influye en la manera 
en la que la mujer y el hombre abordan las relaciones desde el punto de vista 
psicológico. El sociobiólogo Donaid Symons (nacido en 1942) expresó este enfoque 
en The Evolution of Human Sexuality (2009): «Dado que la hembra humana, como 
la de la mayoría de las especies animales, hace una inversión relativamente 
importante en la producción y supervivencia de cada cría, mientras que el macho 
hace una inversión relativamente pequeña, la hembra se acercará al sexo 
y a la reproducción, como los animales, de maneras bastante diferentes a las del 
macho». Symons, también en su libro de 2009, continúa ofreciendo lo que podría 
llamarse un «relato normativo» de los enfoques del hombre y de la mujer sobre 
el sexo y las relaciones: «La mujer debería ser más exigente y reticente, puesto 
que corre un mayor riesgo de sufrir las consecuencias de una mala elección, 
y el hombre debe ser menos discriminatorio, más agresivo y gustarle más 
tener distintas parejas, ya que se expone a un menor riesgo». Nótese que, 
con esta explicación, la biología no solo da cuenta de lo que es, sino también 
de lo que debería ser.
Las teorías esencialistas suelen asumir
que el nexo entre la corporeidad de género 
y los comportamientos específicos de 
género nace de las diferencias hormonales 
y neurológicas entre el hombre y la mujer, 
aunque no todos los científicos coinciden.
CM 
ÍN
A y B Estas imágenes por resonancia magnética muestran 
secciones de un encéfalo masculino (superior) 
y de uno femenino (derecha) sanos. En este encéfalo 
masculino, el cerebro se muestra en rojo; el cerebelo, 
en azul claro; el bulbo raquídeo, en verde, y ios tejidos 
del cuello, en marrón. En este encéfalo femenino.
el cerebro se muestra en amarillo y rojo; el cerebelo, 
en rosa, y los tejidos del cuello, en azul. Las diferencias 
pueden contribuir a la disparidad en cuanto 
a características y comportamientos. En cualquier 
caso, existen muy distintas opiniones sobre estas 
diferencias.
En Testosterone Rex: Myths ofSex, Science and 
Soc/eíy (2017), Ia psicóloga y autora de textos sobre 
neurociencia Cordelia Fine cuestiona los enfoques 
biológicos basados en la variación hormonal.
En dicho texto, la autora sugiere que lainsistencia en «las diferencias 
básicas y profundas» entre mujeres y hombres está representada 
a través de la historia dominante de la Testosterona rex, de la idea 
de que la testosterona es responsable de muchas estructuras sociales 
clave: «esa historia familiar, verosímil, generalizada y poderosa 
del sexo y la sociedad. Mediante un entreverado de afirmaciones 
interrelacionadas sobre la evolución, el cerebro, las hormonas 
y el comportamiento, ofrece un claro y convincente relato de las 
persistentes y aparentemente inextricables desigualdades entre 
los sexos en nuestras sociedades». Fine sostiene que, aunque la 
Testosterona Rex pueda parecer invencible, lo cierto es que la teoría 
evolutiva ha descubierto la diversidad y el dinamismo del orden natural 
sexual. La autora acude de forma persuasiva a la base científica 
de la idea de que, si bien es cierto que existen diferencias entre 
los sexos en cuanto a las hormonas y a la función cerebral, puede 
entenderse que estas, en lugar de reforzar las diferencias conductuales 
que se derivan de la corporeidad de las distintas funciones reproductivas, 
lo que hacen es equilibrarlas.
Así, mientras que algunas 
diferencias físicas alejan 
a hombres y a mujeres, otras 
hacen que su conducta sea 
más similar.
B
Existen estudios en biología evolutiva 
y psicología evolutiva que apoyan las 
teorías esencialistas del dimorfismo
de género.
Podemos examinar los nexos entre la conducta del macho y la de la hembra 
y la de los animales, la cual, como la nuestra, ha evolucionado con el tiempo. 
Se aduce que los estudios en animales muestran que el macho está, por 
naturaleza, inclinado a ser el protector o sustentador, y que la hembra es la que 
cría. Sin embargo, hay ejemplos de animales que no responden a este modelo, 
de entre los cuales el más conocido es el el pingüino emperador. Una vez que 
la hembra pone su único huevo, se va al océano a alimentarse durante dos meses, 
mientras que el macho mantiene caliente el huevo, equilibrando la temperatura 
entre los pies y el marsupio, hasta que ella regresa con comida para el polluelo. 
El ñandú macho (una especie de gran ave no voladora) incuba los huevos de la 
hembra durante seis semanas hasta que eclosionan. Conocido como el padre 
soltero del mundo de las aves, el ñandú macho es el único responsable de criar 
a los polluelos durante sus primeros seis meses. El tití macho cuida de los recién 
nacidos, al igual que los machos de varias especies de ratas. La vida marina 
ofrece numerosos ejemplos de comportamiento reproductivo masculino 
no convencional. En los caballitos de mar, la hembra deposita los huevos 
en el marsupio del macho, donde los lleva hasta cuarenta y cinco días antes 
de dar a luz a las crías.
Tales ejemplos de diversidad en las prácticas de 
parentesco y reproducción en el mundo animal 
desafían los principios clave de los estudios 
psicológicos evolutivos que insisten en la 
diferencia natural entre sexos y géneros.
CN
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El emú macho anida con 
sus huevos. En esta especie, 
el macho es el responsable 
de incubar y cuidar a las crías. 
El pingüino emperador macho 
cuida a su polluelo. Una vez 
que la hembra pone el huevo, 
deja el nido para pasar el 
invierno en el mar. El pingüino 
macho incuba el huevo y cría 
al polluelo.
Durante el proceso de 
apareamiento, la hembra 
del caballito de mar deposita 
los huevos en el marsupio 
que el macho tiene en la cola, 
donde los lleva hasta que 
eclosionan.
B
La biología evolutiva es 
el estudio de los procesos 
evolutivos de la naturaleza, 
tales como la selección 
natural, la ascendencia 
común y el modo en el que 
las formas de vida se han 
diversificado y adaptado 
a lo largo del tiempo.
También en el mundo
de los humanos es cada
La psicología evolutiva
sostiene que algunas 
conductas humanas, 
o todas ellas, se basan en 
adaptaciones psicológicas 
que, al igual que los rasgos 
físicos, se desarrollaron como 
respuesta a las presiones 
ambientales a medida que 
los humanos evolucionaron.
vez más habitual que el 
hombre se implique parcial o 
completamente en el cuidado de 
los niños, o que la mujer asuma 
el papel de sostén familiar.
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Las prácticas de parentesco 
y reproducción son. 
respectivamente, las formas 
en que ios organismos 
interactúan con sus 
familiares y las formas en 
que se reproducen. Ambos 
conjuntos de prácticas 
pueden diferir mucho entre 
una especie y otra.
También existen otras formas modernas 
de llevar una vida íntima y sexual que no 
pueden explicarse a través de las teorías 
del dimorfismo sexual. Términos como sin hijos 
por elección o sin hijos se han acuñado para 
hacer referencia al creciente número de mujeres 
y hombres que deciden no tener hijos en el 
siglo XXI. Las estadísticas más recientes de la 
Current Population Survey (2014), de la Oficina 
del Censo de Estados Unidos, revelan que 
casi la mitad de las mujeres de entre 15 y 
44 años de edad no tienen hijos, el porcentaje 
más elevado desde que el Gobierno iniciase 
el seguimiento demográfico de la reproducción.
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En este calendario de pin-ups 
de 1955, conocido como Golden Dreams, 
aparece la actriz estadounidense Mariiyn 
Monroe desnuda. La fotografía original 
la tomó Tom Kelley en 1949, época 
en la que Monroe necesitaba dinero 
con desesperación. La actriz recibió 
cincuenta dólares.
En 1999, algunas integrantes del Ryistone 
and District Women’s Institute posaron 
desnudas para un calendario benéfico. 
Se hicieron famosas internacional mente 
cuando el filme Calendar Girís {Las chicas 
del calendario, 2003) contó su historia. 
Aquí, las nuevas se unen a algunas 
de las originales y se llaman a sí mismas 
las «Baker’s Half Dozen» (Las seis 
de Baker).
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La disociación del sexo 
y la reproducción pone en tela 
de juicio el análisis del sexo como 
una práctica innata y universal.
Las teorias sociobiológicas sobre la 
naturaleza del comportamiento sexual en
función del género, como la promiscuidad y la
monogamia, también resultan cuestionables 
a la luz de los hallazgos actuales.
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Por ejemplo, en un reciente estudio sobre salud sexual 
realizado por la empresa de salud y belleza Superdrug 
se les preguntó a 2000 hombres y mujeres de Gran Bretaña 
y del resto de Europa sobre su estilo de vida sexual. El número 
de parejas sexuales de las mujeres (14) fue casi equivalente 
a la cifra dada por los hombres (15), y las mujeres mostraron la misma 
probabilidad que los hombres de mantener relaciones sexuales. 
Así, la investigación sexual pone fin al mito binario según el cual 
el hombre es promiscuo, y la mujer, monógama por naturaleza.
En The Human Journey{2O\2), el historiador Kevin Reilly 
señala que Ias evidencias arqueológicas sugieren que 
Ias sociedades antiguas, como Ia de los cazadores- 
recolectores preneoliticos, dividían el trabajo en función 
del sexo: «En la mayoría de los casos, los hombres cazaban, 
por lo general en grupos pequeños, mientras que las 
mujeres recolectaban plantas y animales pequeños 
junto a los niños y más cerca de casa».
Según un extendido enfoque basado en 
la psicología evolutiva, los roles sexuales 
del mundo moderno siguen el mismo 
patrón prescrito por naturaleza por el cual 
los hombres cazan y las mujeres buscan 
comida y cuidan a los niños.
Hay quienes sostienen que cada sexo es el más adecuado 
para su función asignada porque ha desarrollado las 
características óptimas para llevarla a cabo: podría decirse 
que, por ejemplo, la fuerza de la parte superior del cuerpo 
del hombre (en promedio mayor que el de la mujer) y los 
altos niveles de testosterona (que aumentan la tendencia 
a la agresión y a la asunción de riesgos) hacen que sea 
más apto para la caza.
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Baker’s half dozen . .
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En su artículo de 2006 titulado «Whafs a Mother to Do?», 
los antropólogos Steven L Kuhn y Mary C. Stiner manejan Ia 
hipótesis de que esta división dei trabajo durante el Paleolítico 
le proporcionó al Homo sapiens ventaja sobre los neandertales 
al permitirle ampliar su dieta y cooperar para ser más eficiente. 
Sin embargo, subrayan que «[...] la tendencia universal 
a dividir el trabajo de subsistencia por género no es solo 
el resultado de diferencias físicas o psicológicas innatas 
entre los sexos; en ella hay mucho de aprendido».
Es importante señalar también que 
los estudios antropológicos sobre las 
sociedades de cazadores-recolectores 
que aún existen indican que las mujeres 
de estas comunidades cazan con 
los hombres.
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Los aeta, de las Filipinas, son una de estas sociedades. Del mismo 
modo, las mujeres de las comunidades de cazadores-recolectores de 
los ju/’hoansi, de Namibia, y de los martu, de Australia, son cazadoras 
competentes.
B
En Man the Huníer{1968), los antropólogos 
Richard Borshay Lee e Irven DeVore sugieren 
que el igualitarismo es una característica clave 
de las sociedades nómadas dedicadas a la caza
A Mujeres aka, 
de la República 
Centroafricana, 
dirigiéndose al 
bosque a pasar 
el día pescando. 
Los padres aka 
desempeñan un 
papel igualitario 
en el cuidado de 
los hijos, ya que 
pasan el 47 % 
del tiempo 
cerca de estos.
B Los aeta son un 
pueblo indígena 
de las zonas 
montañosas 
déla isla de Luzón, 
en las Filipinas. 
Existe un estudio 
según el cual las 
mujeres cazan 
mejor que los 
hombres.
y Ia recolección. Debido a que este estilo de 
vida requiere que los miembros del grupo tengan 
movilidad, las posesiones materiales deben 
repartirse entre todo el grupo, de manera que 
ningún individuo pueda acumular excedentes. 
Otro estudio realizado en 2015 por el antropólogo 
Mark Dyble propone que la igualdad de género 
fue evolutivamente ventajosa en las primeras 
sociedades humanas porque fomentó la creación 
de redes sociales muy extensas. Dyble sugiere que 
las primeras desigualdades sexuales aparecieron 
después del desarrollo de la agricultura, cuando 
las comunidades se asentaron en lugares fijos 
y pudieron acumular recursos. Llegados a este 
punto de la historia de la humanidad, según 
Dyble, comenzó a ser ventajoso para los hombres 
amasar recursos —entre ellos esposas e hijos— 
y establecer alianzas con parientes masculinos.
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La interpretación de Dyble es de las que sostienen que los 
diferentes roles sociales de hombres y mujeres surgieron a 
raiz de factores sociales cambiantes y no de la evolución 
biológica, una teoria que examinaremos más a fondo 
en el capítulo 2.
Con independencia de que la 
estructura biológica de las mujeres 
y los hombres influyera o no en los 
comportamientos de género y en 
los roles sociales, casi siempre 
se ha tenido una comprensión 
defectuosa de la cuestión.
El historiador de la sexualidad Thomas Laqueur 
(nacido en 1945) sostiene que las bases de la 
comprensión moderna del sexo y la sexualidad 
humanos se asentaron en la Europa del 
siglo XVIII, durante el período de la Ilustración. 
Durante dicha época, la ciencia tomó
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el relevo de Ia religión como marco explicativo 
dominante en cuanto al sexo y a Ia diferencia 
de género.
Laqueur define este cambio como el paso de un 
modelo de un sexo a uno de dos sexos en la Europa 
occidental de finales del siglo xviii. Con anterioridad, 
según Laqueur, la creencia predominante —una 
tradición que se remonta al menos a la Antigua Grecia— 
era que las mujeres y los hombres representaban un 
sexo. Los hombres y las mujeres se caracterizaban 
por poseer variaciones de un tipo de cuerpo humano: 
los genitales masculinos estaban en el exterior 
del cuerpo, y los femeninos eran algo así como 
una imagen especular de la misma anatomía, 
pero en el interior.
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La Ilustración es un período histórico 
que se extiende de finales dei siglo xvw 
a principios dei xix y durante el cual 
Ia ciência. Ia filosofia y Ia política 
europeas experimentaron cambios 
radicales y se fomentaron la ciencia, 
la razón y el Individualismo por encima 
de la religión y de la tradición.
A Mujer embarazada, del tratado 
médico británico dei siglo xvn 
titulado Anatomía y atribuido 
a Pseudo-Galeno.
B Figuras anatómicas masculina 
y femenina hechas de marfil 
(T7O1-173O). Dado que loa órganos 
no están representados con un 
gran detallismo, es poco probable 
que estas figuras se usasen para 
la docencia médica.
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Andrés Vesalio fue el principal pionero de 
la anatomía moderna. Estas ilustraciones, 
de su obra más conocida. De humani corporis 
fabrica llbri septem {De la estructura del cuerpo 
humano en siete libros, 1543), representan 
la anatomía femenina {Izquierda) y el canal 
vaginal a modo de pene invertido {derecha). 
Un esqueleto masculino junto a un caballo 
{Izquierda) y un esqueleto femenino junto 
a un avestruz {derecha) forman parte de la 
serie de grabados que hizo Edward Mttchell 
para The Anatomy of the Bones of the Human 
Body (1829), de John Barclay.
El binarísmo de género es un sistema 
que clasifica el género en dos categorías: 
masculino y femenino. Estas categorías 
deben estar separadas y oponerse entre sí. 
Este sistema a veces mezcla los aspectos 
biológicos y sociales del género.
La creencia de que el cuerpo femenino 
representaba, por lo tanto, una versión inferior 
o imperfecta del masculino se vio sustentada por 
los estudios de hombres tales como Galeno, médico 
griego que vivió en el Imperio romano, y Andrés 
Vesalio, anatomista flamenco del siglo xvi que 
formó parte de los inicios del influyente movimiento 
para el uso de la disección en el descubrimiento 
de las realidades del cuerpo humano.
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A partir de la época de Vesalio y hasta la Ilustración, en el siglo xviii, 
se produjeron notables cambios en la forma en que se entendía 
el sexo humano. Los avances científicos, logrados a través de prácticas 
como la disección, revelaron diferencias físicas entre el hombre y la 
mujer mucho más allá de sus sistemas reproductivos. Tal y como dice 
la historiadora de la ciencia Londa Schiebinger (nacida en 1952) en 
Skeletons in the C/oset(1986): «A partir de la década de 1750, los médicos 
de Francia y Alemania exigieron una delineación más precisa de las 
diferencias de sexo; descubrir, describir y definir las diferencias de sexo 
en cada hueso, músculo, nervio y vena se convirtió en una prioridad de 
investigación para la ciencia anatómica». En lugar de ver el cuerpo como 
una versión imperfecta e Invertida del cuerpo masculino, el binarismo 
de género enfatiza que hay unas profundas diferencias entre ambos.
Para Laqueur, esto supuso Ia aparición dei modelo de 
dos sexos. Tanto él como Schiebinger citan cambios en las 
representaciones del esqueleto humano de los libros de texto 
médicos en la Europa occidental durante aquella época; 
con anterioridad, era un único esqueleto el que se habia 
representado en las ilustraciones médicas: el esqueleto 
masculino, como tal vez indicaba el modelo de un solo sexo.
A medida que ganaron peso las ideas 
que enfatizaban la diferencia, las 
representaciones de un único esqueleto 
se reemplazaron por dibujos de dos figuras 
esqueléticas diferentes: una de mujer 
y otra de hombre.
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A. medida que la diferencia fue convirtiéndose en el centro 
de las investigaciones, los científicos trataron de identificar 
el origen de lo que hacia que la mujer y el hombre fueran 
tales. Durante la Ilustración, el discurso científico, filosófico 
y político se centró con frecuencia en la defensa de la 
libertad individual y de la igualdad para todaslas personas. 
Se suscitaron preguntas acerca de si había que incluir a la 
mujer en esta demanda de igualdad. En las Lettres persanes 
{Cartas persas), de 1721, Montesquieu escribió lo siguiente: 
«Hay entre los hombres un gran debate en torno a si es 
más ventajoso privar a la mujer de libertad que dejarla 
en manos de ellos; me parece que hay muchas razones 
a favor y en contra». Montesquieu plantea la pregunta 
de «si la ley natural somete a la mujer al hombre».
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El hecho de que la ciencia enfatizara las diferencias entre hombres 
y mujeres en aquella época, en la que estaban produciéndose 
grandes avances en la filosofía política y ética con relación a los 
derechos individuales, era ventajoso para quienes justificaban 
el papel subordinado de la mujer. Lo cierto es que el hecho 
de que el cráneo femenino sea por lo general más pequeño que 
el masculino — lo que indica, en consecuencia, un cerebro más 
pequeño— se utilizó durante el siglo xix como argumento de que 
las mujeres eran menos racionales que los hombres.
A Aunque no tiene título, esta pintura 
al óleo de Joseph Wright de Derby 
se conoce como Un filósofo da 
una lección sobre el planetario 
de mesa, en el que se pone una 
lámpara en lugar del Sol o, a secas, 
El planetario (h. 1766). Aunque la 
pintura se asemeja a una escena 
de conversación, su tema científico 
supuso una ruptura con la tradición. 
Durante la Ilustración, la ciencia 
y la racionalidad se relacionaron 
a menudo con la masculinidad.
B Loa primeros pasos, o La madre 
nodriza (1803-1804), de Marguerite 
Gérard, retrata los temas de la 
ternura materna y la maternidad, 
por los que se conoció a la artista. 
Históricamente, la mujer se ha 
asociado con la crianza.
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Según Laqueur, con el desarrollo
del modelo de los dos sexos, los roles
sociales de hombres y mujeres 
llegaron a diferenciarse dentro del
pensamiento científico, como antes
había sucedido dentro del marco m
social y religioso.
Cuando la ciencia desarrolló 
sus ideas del género como 
un concepto binario, se echó 
mano de la biología para 
justificar la asociación del 
hombre con la racionalidad 
y la cultura, y la de la mujer con 
la emotividad y la naturaleza.
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En el discurso del siglo xviii, se definió la naturaleza del 
cuerpo de la mujer como maternal y afectiva. El cambio 
de perspectiva con relación a las cuestiones de género tuvo 
hondas repercusiones sociales y dio apoyo científico a ideas 
que ya existían en forma de creencias religiosas, culturales 
o filosóficas. Filósofos influyentes como Jean-Jacques 
Rousseau (1712-1778) propusieron que los hombres eran 
más aptos para los roles públicos, mientras que las mujeres 
estaban conectadas al ámbito privado y, por naturaleza, 
asumían un papel más servil. Los roles públicos adquirieron 
un estatus más elevado durante la Ilustración, de modo que 
el cambio en la comprensión del cuerpo sexuado les permitió 
a los hombres obtener un mayor poder en la sociedad.
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Cabe señalar, sin embargo, que hubo mujeres que se 
opusieron a su exclusión de la vida pública durante dicha 
época. Hubo, por ejemplo, muchas mujeres de clase alta 
y media que participaron en salones intelectuales y debatieron 
sobre literatura, política y filosofía junto con hombres. Durante 
la Ilustración comenzaron a surgir autoras, en particular 
novelistas, y, en 1792, Mary Wollstonecraft (1759-1797) escribió 
A Vindication of the Rights of Woman: With Strictures on 
Political and Moral Subjects (Vindicación de los derechos de 
la mujer), donde criticó a los teóricos varones que se oponían 
a la educación de la mujer. Sin embargo, la comprensión 
dominante de la diferencia de género limitó a la esfera privada 
a muchas mujeres, en especial a las de la clase obrera.
Esta disparidad de poder ha sido 
difícil de derribar.
El énfasis del modelo de los dos sexos en las diferencias
biológicas entre mujeres y hombres sigue siendo evidente 
en muchas visiones del género actuales; tales diferencias 
se ven acentuadas por los fenómenos naturales y están 
vinculadas a ellos. Sin embargo, otro importante defecto 
de las perspectivas biológicas tradicionales es que 
no tienen en cuenta a las personas cuyo sexo biológico 
parece estar entre las categorías de hombre o mujer, 
o al margen de ellas.
El trabajo de la bióloga Anne Fausto-Sterling supone un cambio radical en las 
formas establecidas de teorización sobre el género y la biología. Fausto-Sterling 
sostiene que la perspectiva existencial binaria de género, con solo dos sexos 
biológicos, resulta muy problemática. Se trata, como sostiene en Sexing the 
Body (Cuerpos sexuados: políticas de género y la construcción de la sexualidad, 
2000), de una lectura incorrecta de la biología que, en la sociedad moderna, 
ha alcanzado el estatus de verdad: en realidad, «la masculinidad y la feminidad 
totales representan los extremos de un espectro de posibles tipos de cuerpo». 
Dentro de los opuestos de lo masculino y lo femenino existe una multitud de 
variaciones. El sexo biológico puede interpretarse como un espectro en el que la 
mayoría de las personas se agrupan en torno a masculino o femenino, pero en el 
que hay un pequeño — pero significativo— abanico de posibilidades intermedias. 
Las variaciones cromosómicas en el género son enormes y van mucho más allá 
de XX y XY. Existen, por ejemplo, muchos estados intersexuales, y, por lo tanto, 
incluso dentro de las variaciones de sexo y género hay diversidad.
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Chevalier d’Éon (1792), de Thomas 
Stewart, ai estilo de Jean Laurent 
Mosnier. El persónese retratado vivió 
como hombre de 1762 a 1777, y como 
mujer de 1786 a 1810. En la pintura 
lleva un traje negro de esgrima. 
En Mary Wollstonecraft (h. 1797), 
de John Opie, la modelo lleva un 
vestido y un peinado sencillos, 
reflejo de la idea de Wollstonecraft 
sobre la apariencia: que debía 
«adornar a la persona y no rivalizar 
con ella».
Una edición de Harrís’s List 
ofCovent Garden Ladies (1773). 
Esta publicación, producida 
para clientes, era un directorio 
anual de las mujeres que ejercían 
la prostitución en el Londres 
georgiano.
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En tono irónico,
Fausto-Sterling propone 
un modelo de cinco sexos.
no de dos: masculino,
femenino, merm, ferm
y herm (abreviación 
de hermafrodita).
Los estudios sobre intersexualidad
muestran que el desarrollo del género 
va mucho más allá de lo que admite 
un modelo de los dos sexos. Es difícil 
determinar el número de bebés 
intersexuales que nacen, ya que el 
consejo médico tradicional lleva a que 
se realice una correcc/ón quirúrgica 
tras el nacimiento para que el recién 
nacido se desarrolle como niño o como 
niña. Desde la Intersex Campaign for
La intersexualidad
(DSD) describe varias 
situaciones en las que 
una persona tiene una 
anatomía reproductiva 
o sexual que no se 
ajusta a las definiciones 
habituales de hombre 
o mujer. DSD (trastornos/ 
diferencias/diversidad 
del desarrollo sexual, 
oTSD) es el término que 
el establishment médico 
emplea en la actualidad 
para describir tales 
situaciones, aunque 
algunas personas a las 
que se les diagnostica 
DSD prefieren describirse 
a sí mismas como 
intersexuales.
Transgénero es un término 
amplio que hace referencia 
a aquellas personas 
cuya identidad de género 
o expresión de género 
Innatas son diferentes 
al sexo que se les asignó al 
nacer. Algunas personas 
transgénero deciden hacer 
la transición de un sexo 
biológico a otro; a estas 
personas a veces se les 
llama transexuales. Hay 
otras que prefieren no hacer 
ninguna transición física.
Para las personas 
cisgénero, suidentidad 
de género, expresión de 
género y sexo biológico 
son congruentes 
entre sí. El término 
también implica que una 
persona que desempeña 
el papel de género que 
dicta la convención social 
es el adecuado para su 
sexo. A veces se abrevia 
como c/s.
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Equality señalan que, según «Ia investigación más 
exhaustiva que se ha realizado», Ias personas 
intersexuales representan entre el 1,7 y el 2 % 
de la población. Este porcentaje es semejante 
al de las personas pelirrojas (entre ell y el 2 %).
Se ha producido una gran estigmatización en torno a los estados 
intersexuales y a veces no se les dice a los niños que se les ha sometido 
a una cirugía correctiva. Gracias a Internet, se han conformado comunidades 
intersexuales de un tiempo a esta parte y está aumentando el activismo 
contra la intervención quirúrgica en bebés, en especial en Estados Unidos. 
Dichas cirugías, según los activistas, no son éticas: se llevan a cabo 
sin el consentimiento del paciente y pueden dar lugar a graves problemas 
médicos y psicológicos en etapas posteriores de la vida.
Pese a la existencia de personas con 
variaciones intersexuales y de personas 
transgénero {véanse capítulos 2 y 3), 
es probable que la identidad de género se 
adecúe al sexo biológico. Muchos humanos 
experimentan esta adecuación, que se conoce 
como cisgénero. La investigación cientifica 
y la sociobiología adoptan un enfoque 
biológico binario que asume la existencia 
de esta adecuación.
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A Estos modelos de 
cera de genitales se 
expusieron en 1873 
en el berlinés Caston’s 
Panopticon junto con 
modelos que mostraban 
los efectos de diferentes 
enfermedades venéreas. 
Hoy en día existe 
controversia sobre 
la patologización 
de la intersexualidad.
B Dos fotografías de la 
serie de Nadar titulada 
Hermaphrodite, tomadas 
en 1860 a una persona 
intersexual. No se 
publicaron, sino que 
se emplearon con fines 
docentes y académicos.
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Los defensores de este enfoque utilizan argumentos biológicos centrados 
en las diferencias de la estructura cerebral y de los niveles hormonales para 
explicar las disparidades en la conducta, la experiencia o los roles sociales 
de género. La teoría de que estas diferencias son innatas y que pueden verse 
en los escáneres cerebrales ha ganado popularidad gracias a libros superventas 
como Men Are from Mars, Women Are from Venus (Los hombres son de Marte, 
las mujeres son de Venus, 2002), de John Gray. Él sostiene, por ejemplo, 
que la superioridad natural que presentan los hombres en cuanto a la habilidad 
espacial les permite tener una mayor capacidad para aparcar un coche 
o interpretar mapas, mientras que las mujeres poseen una habilidad mayor 
en lo tocante a la inteligencia emocional y la lingüística.
Según Gray, estas distintas capacidades y muchas 
otras son innatas y se reflejan en los roles de género 
que hombres y mujeres eligen adoptar de forma 
natural.
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Pese a ello, hay científicos que cuestionan 
cada vez más el modelo de género que se 
centra en Ia diferenciación y que centran, 
por el contrario, en señalar Ias similitudes 
entre mujeres y hombres. Existen, en 
concreto, algunos que rechazan lo que
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llaman neurosexismo y que ponen en tela
de juicio la idea de que hombres y mujeres
son neurológicamente diferentes.
En su libro Delusions of Gender [Cuestión de sexos, 2010), 
Cordelia Fine argumenta que el cerebro de hombres y 
mujeres es «flexible, maleable y cambiable». Lise Eliot, 
académica médica, también cuestiona que hombres y 
mujeres están hechos de manera diferente, y en 2010 
señaló que «no hay casi nada que hagamos con nuestro 
cerebro que sea innato. Cada habilidad, atributo y rasgo 
de personalidad se ven moldeados por la experiencia». 
Según este modelo, la fisiología humana es la causa de la 
conducta y, a la vez, se ve afectada por ella; nuestras 
experiencias conectan nuestro cerebro, que retroalimenta 
la forma en que experimentamos las cosas.
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A La actriz y escritora francesa Colette 
mantuvo relaciones tanto con hombres 
como con mujeres finciuida la marquesa 
de Belbeuf, que vestía de hombre). Dedicó 
muchas páginas a la sexualidad femenina 
y a los roles de género.
B La novel ista y poetisa Radciyffe Hal I 
solía llevar ropa masculina y sus amigos 
la conocían como John.
C El modelo, actor y escritor británico 
Quentin Crisp, conocido por su aspecto 
y comportamiento afeminados, fue uno 
de los pocos hombres homosexuales 
que salieron del armario en Londres 
en las décadas de 1930 y 1940.
D Autorretrato del artista pop estadounidense 
Andy Warhol, el cual exploró a menudo los 
temas del género, la sexualidad y el deseo.
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Los cuidados implican Ia provisión de atención 
emocional y física a otra persona para 
satisfacer su necesidad de tales atenciones. 
Aunque este comportamiento social, presente 
en ios seres humanos y en muchos animales, 
suele considerarse femenino, puede darse, 
de hecho, en personas de todos los géneros.
La etnometodología es el estudio de las 
formas en que las personas le dan sentido 
a su mundo y crean el entorno social en el que 
viven. Considera a las personas como actores 
racionales que emplean razonamientos 
pragmáticos que les permiten moverse 
en sociedad.
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Fine apunta a un estudio realizado por Sari van Anders en 2012 sobre 
los cuidados infantiles. Las mujeres tienden a tener niveles básales de 
testosterona más bajos que los hombres, y, dado que están vinculados a los 
cuidados, podría inferirse que las mujeres son biológicamente más aptas 
para el cuidado de los niños. En el estudio de Van Anders, se les pidió a 
tres grupos de hombres que cuidaran de un bebé de juguete programable. 
A un grupo se le pidió que se sentara y oyera al bebé llorar (desempeñando el 
papel tradicional masculino de dejarle el cuidado de los niños a otra persona); 
a otro grupo se le dijo que interactuara con el bebé, pero este estaba 
programado para llorar sin importar lo que se hiciera (como con alguien sin 
experiencia en el cuidado de niños); ai último grupo también se le pidió que 
interactuara con el muñeco, que se programó para que se sintiera consolado 
cuando se le consolaba de la manera correcta (como haría una persona con 
más experiencia en el cuidado de niños). Se medían los niveles de testosterona 
de los participantes. En los dos primeros grupos, aumentaron a medida que 
fue desarrollándose la situación, pero en el último grupo —el que simuló la 
proporción de cuidados— disminuyeron cuando se consolaba al bebé. Así que, 
si bien los niveles más bajos de testosterona se relacionan con los cuidados, 
estos también podrían dar lugar a niveles más bajos de testosterona.
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Este ciclo de causa y efecto hace difícil desentrañar 
las causas biológicas de Ia conducta de género 
de Ias causas sociales o experienciales.
La idea de que hombres y mujeres poseen
características que se consideran tanto
masculinas como femeninas fue crucial
para los estudios sociológicos, y para algunos
psicológicos, de la identidad de género 
de la década de 1970.
El campo de la etnometodología examinó 
el lugar que ocupa el género en la interacción 
social y en las actividades cotidianas. 
En lugar de ser una experiencia universal, 
se entendió que el género surgía de las cosas 
que hacemos. En el artículo «Doing Gender» (1987), 
Candace West y Don H. Zimmerman examinaron cómo 
se representaba el género mediante las interacciones 
sociales. El género, en su opinión, era omnirrelevante. 
La necesidad de representarei género correctamente 
con relación a las expectativas que tiene la sociedadde lo que es una conducta de género apropiada 
pesa mucho en todas las actividades, por mucho 
que las demos por sentadas. No representar 
bien el género conlleva el estigma social de ser 
considerado poco masculino o femenino.
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A En estos anuncios de 
protección solar de la 
década de 1970 se trata 
ei cuerpo femenino como 
un objeto e implican 
que la apariencia es 
primordial para la mujer. 
Los publicistas suelen 
utilizar estereotipos 
de género para vender 
sus productos; la presión 
para que el género se 
represente correctamente 
puede convertirse en un 
potente motivo para los 
consumidores.
B Este anuncio de la revista 
automovilística Max 
Power sitúa al hombre 
como propietario y a la 
mujer como posesión, 
de modo que tanto ella 
como ei vehículo pasan 
a ser accesorios.
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En Gender Trouble {El género en disputa, 1990), 
Ia filósofa y académica de estudios de género 
Judith Butier (nacida en 1956) separa aún más el 
sexo biológico del género: «Cuando la condición 
construida del género se teoriza como algo 
por completo independiente del sexo, el género 
mismo pasa a ser un artificio ambiguo, con el 
resultado de que hombre y masculino pueden 
significar tanto un cuerpo de mujer como 
uno de hombre, y mujer y femenino tanto uno 
de hombre como uno de mujer».
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Este enfoque permitió adoptar una visión más amplia de 
las maneras de vivir el género al tener en cuenta, por ejemplo, 
a la mujer masculina o al hombre femenino. La obra que le dedicó 
Jack Halberstam a la masculinidad femenina en 1999, por ejemplo, 
muestra que tener lo que se considera un cuerpo femenino no 
hace que a la fuerza se den expresiones de feminidad ni la identidad 
de mujer. Y, viceversa, el estudio de Mimi Schippers de 2007 
sobre la feminidad masculina indica que la identificación como varón 
al nacer no conduce necesariamente a las conductas o expresiones 
que se consideran propias de la masculinidad.
B
Estos estudios presentan 
una clara objeción a la 
reducción del género 
a la diferencia biológica.
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Está claro que la biologia 
no representa la totalidad
del género; además de que no 
está determinado hasta qué
punto nuestros cuerpos con
A Esta fotografía, «Chris», 
se publicó en la revista My 
Comrade en 1989. La tomó 
la drag queen Linda Simpson 
como parte de su histórico ensayo 
fotográfico Every Night In Drag, 
con el que documentó la escena 
drag quaan neoyorquina desde 
finales de la década de 1980 
hasta mediados de la de 1990.
B «Tabboo! at Joe’s Pub» 
(1995) pertenece a la misma 
serie, la cual cuenta con 
más de cinco mil fotografías. 
El movimiento drag se opone 
a la asunción de que los cuerpos 
masculinos no puedan ser 
femeninos, y viceversa.
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género contribuyen a nuestro
comportamiento, no todos los
cuerpos son biológicamente 
masculinos o femeninos:
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Existe una gran variedad de opinión 
en cuanto a hasta qué punto la 
biología influye en las experiencias 
y la conducta de género.
Según el constructivismo social, los roles de género —las pautas 
conductuales que se suponen normales o ideales con relación 
a cada género— no están determinados en su totalidad por la biología 
y la evolución humanas, sino que, hasta cierto punto, los crean y los 
perpetúan la sociedad y la cultura en las que vivimos. Las identidades 
y las expresiones de género que no se ajustan a la conducta prescrita 
se presentan como anómalas.
Para evaluar este aspecto, podemos examinar
cómo se han percibido históricamente los
roles de género y cómo se abordan en todo
el mundo en la actualidad.
Csl
O En la actualidad, la publicidad perpetúa 
a veces las presiones sociales de género. 
Este anuncio de productos de Protein World 
para perder peso fomenta la ansiedad 
corporal de la mujer al sugerir que solo 
las mujeres delgadas están preparadas 
para llevar bikini.
Últimamente son cada vez más los anunciantes 
que empiezan a buharse de los roles 
tradicionales de género o a subvertirlos. En 
estos anuncios impresos, creados para Nanny 
por la agencia publicitaria tailandesa Monday 
en 2012, aparecen hombres alimentando 
a sus bebés con bolsas de leche materna.
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Historiadoras como Joan Wallach Scott (nacida en 1941), 
Sheila Rowbotham (nacida en 1943) y Hilary Wainwright 
(nacida en 1949) critican el enfoque biológico al sugerir 
que la perspectiva historicista del género aporta 
conclusiones más complejas y revela cambios en 
la comprensión y las expectativas sobre el género 
a lo largo del tiempo.
Aunque las primeras sociedades humanas fueron grupos de 
cazadores-recolectores nómadas, hubo algunas regiones en las que, 
desde hace unos 10 000 años, la gente comenzó a asentarse en un 
único lugar y a cultivar sus propios alimentos, lo que dio lugar al modelo 
social agrario. Dado que las granjas productivas pueden alimentar 
a más personas de las que hacen falta para su funcionamiento, estas 
sociedades desarrollaron excedentes de alimentos, lo que permitió 
que algunas personas participasen en actividades no relacionadas 
directamente con la alimentación, como la conquista militar, 
el desarrollo de tecnologías avanzadas y el comercio.
El constructivismo social 
sostiene que el ser humano 
desempeña un papel activo en 
la construcción de su mundo 
mediante sus interacciones 
y premisas compartidas.
Esta teoría sociológica sugiere 
que la visión humana de la 
realidad social es una creación 
colectiva que no procede 
de ninguna verdad exterior 
natural.
Las sociedades agrarias son 
aquellas cuya economía 
se basa sobre todo en la 
agricultura y en la ganadería. 
Hasta que se produjo la 
industrialización, en los 
siglos xviH y xix, la mayoría 
de las sociedades posteriores 
al período de desarrollo 
humano de los cazadores- 
recolectores fueron agrarias.
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En estas sociedades, la propiedad y el control de la 
tierra eran las principales fuentes de riqueza y estatus, 
actitud que más adelante se extendería a la propiedad 
y el control en general. La propiedad, que no el trabajo, 
era fuente de estatus social, y la posesión o gestión 
de dicha propiedad solía correr a cargo del hombre con 
un estatus más elevado dentro de un grupo familiar.
Las primeras sociedades agrarias giraban en torno a una unidad 
familiar o comunal, y cada persona asumía una función en la producción 
de los alimentos. Era habitual que los hombres hicieran el trabajo 
en el campo y que las mujeres se encargasen de la gestión de la casa, 
preparasen la comida, hilasen la lana, fabricasen la ropa y cuidasen 
a los niños y a las personas que tuvieran a su cargo. Esta división 
tal vez se basó en la fuerza del tren superior masculino —en promedio, 
superior— o el papel reproductivo de la mujer, el cual implicaba que las 
mujeres fértiles se vieran embarazadas o amamantando con frecuencia 
y, por lo tanto, hasta cierto punto, no estuvieran disponibles para 
trabajar en el campo. Era difícil, cuando no imposible, que un individuo 
pudiera mantenerse fuera de la familia o de la unidad comunitaria. Por 
lo tanto, tenía sentido que los bienes perteneciesen a la unidad familiar 
y no al individuo, y, ya que la unidad familiar casi siempre la encabezaba 
un hombre, en la mayoría de los casos este se ocupaba de esos bienes.
A medida que las sociedades agrarias 
fueron avanzando —desarrollándose en 
las civilizaciones de la Antigüedad egipcia,
griega y romana—, los roles de género de
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Este fragmento de relieve 
del Período Tardío egipcio 
representa la preparación 
de la esencia de lirio 
por parte de las mujeres. 
Las flores se prensan en 
un paño de lino que después 
se enrolla.
Este fragmento de una 
pintura mural del Imperio 
Nuevo egipcio, pertenecientea la tumba de Onsu, al oeste 
de Tebas, representa a 
unos hombres sembrando 
y cosechando. En la parte 
izquierda de la fila central 
también hay unas mujeres.
B
Ias primeras culturas agrarias se encapsularon 
en normas religiosas y morales, aun cuando 
las circunstancias que dieron lugar a la 
aparición de dichos roles habían cambiado.
En las tres civilizaciones mencionadas, la esfera 
de influencia femenina se consideraba, en lineas 
generales, doméstica, mientras que la masculina 
se extendía a la vida pública. El cabeza de familia 
era el hombre con el estatus más elevado.
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En algunas sociedades agrarias, como en la Antigua 
Grecia, la tendencia a que los hombres poseyeran 
o gestionaran los bienes de la unidad familiar se desarrolló 
hasta el punto de que a las mujeres no se les permitía poseer 
propiedades ni comprar nada que valiera más que un medimno 
(una unidad de medida de volumen) de cebada. Pese a que 
la Antigua Grecia se conoce como la cuna de la democracia, 
las mujeres griegas no podían votar y a muchas se les exigía 
que estuvieran bajo el control y la protección de un kyrios 
(tutor masculino) en todo momento.
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Situaciones como esta subordinaron a las mujeres 
a los hombres, lo que las obligaba a depender de los 
de la comunidad para obtener alimentos, protección 
y apoyo. Esto se entendía como algo natural, como 
en la declaración que hizo Aristóteles en Política, 
según la cual «entre los sexos, el varón es por 
naturaleza superior, y la hembra, inferior; el varón, 
gobernante, y la hembra, súbdito».
La propiedad en las sociedades agrarias solía transmitirse de generación 
en generación, por lo que el estatus de las personas dependía de su linaje. 
Restringir la sexualidad femenina era una forma de controlarlo: a la madre 
de un niño se la podía identificar sin problemas, mientras que al padre 
no. La castidad (prematrimonial) y la fidelidad (conyugal) femeninas eran 
importantes para garantizar la identificación de los dos progenitores 
de los hijos, consolidar su condición social y su derecho a heredar.
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A pesar de sus similitudes fundamentales en cuanto 
a la asignación de la mujer a la esfera doméstica 
y del hombre a la esfera pública, también existen 
algunas diferencias interesantes entre estas sociedades. 
En el Antiguo Egipto, por ejemplo, la mujer tenía los mismos 
derechos y responsabilidades ante la ley que el hombre: 
podía poseer y heredar propiedades, solicitar el divorcio, 
firmar contratos, hacer testamento y pedir dinero prestado.
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Aristóteles fue un filósofo 
y científico de la Antigua Grecia. 
Sus contribuciones intelectuales 
cubrieron una amplia gama de campos 
relacionados con la ciencia, la filosofía 
y las artes, y sentaron las bases de 
muchas áreas del pensamiento 
del mundo occidental.
A Figuras rojas pintadas en ánforas 
dei Ática griega, de aproximadamente 
ei 480-500 a. C., que muestran detaiies 
íntimos de ia vida de ias mujeres. 
(De izquierda a derecha): en ei lavamanos; 
en ias estancias de ias mujeres; una hetaira 
bailando y otra orinando. Las hetairas 
solían ser cortesanas independientes 
(a diferencia de las pomai, que eran 
esclavas que se usaban a modo 
de prostitutas).
En muchas sociedades 
agrarias avanzadas, 
entre ellas las 
de la Antigüedad 
grecorromana, 
que la mujer 
no trabajara 
era indicativo 
de estatus.
Implicaba que su esposo o padre podía 
mantenerla, lo que aumentaba el estatus 
del hombre y el de la unidad familiar. 
Sin embargo, en la práctica, solía esperarse 
que incluso las mujeres con un estatus más 
elevado se encargasen de los sirvientes 
o esclavos, los cuales realizaban el trabajo 
manual necesario para mantener el hogar 
y cuidar de los niños.
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Las mujeres de orígenes más humildes o que carecían del apoyo de 
un tutor masculino tenían que trabajar para ganarse la vida, al igual 
que los esclavos. La prostitución era una opción. También podían 
optar por trabajar con una familia en una pequeña granja, hilar, 
tejer o hacer ropa, cuidar de los hijos de otra mujer, trabajar como 
partera, limpiar o encargarse de otras tareas domésticas, o ejercer 
de sacerdotisa, la mayoría de las veces en un culto en el que se 
adorase a una deidad personificada como mujer. Aunque en cada 
sociedad predominaron distintas profesiones, no todas las mujeres 
contaban con el apoyo de los miembros masculinos de la familia. 
Por lo tanto, algunas mujeres tenían que trabajar fuera del hogar 
para cuidar de sí mismas, para contribuir a los ingresos de su 
familia o porque estaban esclavizadas.
Las sociedades agrarias y sus actitudes hacia el género 
persistieron hasta la revolución industrial, que en Europa 
se inició a finales del siglo xviii y se prolongó durante 
todo el siglo xix. Antes, la mayoría de la población europea 
vivia en pequeñas comunidades rurales. Las mujeres 
solian participar en industrias artesanales cruciales, como 
la hilatura. En la época de la cosecha, mujeres, hombres 
y niños trabajaban juntos. En las zonas urbanas, las mujeres 
trabajaban junto con los hombres en oficios y artesanías, 
y elaboraban textiles y productos de cuero y metal.
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X.
La Era Meiji fue la época durante 
la cual Japón comenzó a pasar de 
ser una sociedad feudal aislada a abrirse 
y modernizarse. Este cambio tuvo lugar 
bajo el mandato del emperador, el cual 
había recuperado el poder tras la derrota 
del sogún de Tokugawa y su Gobierno, 
los nuevos líderes políticos defacto.
A Este mosaico romano de la siciliana 
villa romana del Casale, del siglo iv, 
representa a unas muchachas en bikini 
hacierxio deporte. La chica de la toga 
le entrega una corona y un trofeo 
a la vencedora.
B El Códice Mendoza (h. 1542) retrata 
la formación a la que se sometían los niños 
y niñas aztecas de siete a diez años de edad. 
Por ejemplo (superior), el niño está aprendiendo 
a pescar y la niña está aprendierxio a hacer 
girar el huso. En la tercera fila se especifican 
los castigos, como puede verse en el niño 
al que perforan y atan y la niña a la que 
le pinchan en las muñecas.
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En lugar de representar el progreso 
científico o unos conocimientos médicos
avanzados, el desarrollo del modelo de
los dos sexos durante los siglos xvii y xviii 
puede entenderse mediante los cambios 
económicos y políticos, en particular 
en lo que se refiere a la capacidad 
de la mujer para trabajar con el hombre 
o en competencia con él.
De hecho, en todo el mundo, la evolución 
de la idea sobre las diferencias de género 
en la era moderna se corresponde con las 
necesidades económicas cambiantes de 
cada región, provocadas por sus respectivas 
revoluciones industriales. En Japón, por ejemplo, 
la Revolución Industrial tuvo lugar más tarde que 
en Occidente, ya que comenzó en torno al año 1870, 
durante la Era Meiji, y supuso un cambio de rol para 
la mujer similar al de Occidente.
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Durante la primera parte de la Revolución Industrial 
en Occidente, las mujeres y los niños trabajaron junto 
a los hombres en las industrias emergentes (aunque 
las campañas contra el trabajo infantil hicieron que sus 
jornadas laborales disminuyeran y desaparecieran).
Aunque las mujeres de la clase 
obrera siempre tuvieron que buscar 
trabajo, durante la Revolución 
Industrial la naturaleza de este 
trabajo se vio modificada.
Las nuevas tecnologias en industrias como la textil, 
la alfarera y la producción en serie de alimentos y prendas 
de vestir desplazaron a los hombres cualificados, que hablan 
dominado en ellas. Las mujeres y los niños —dispuestos 
a trabajar por menos y, al principio, quizá menos resentidos 
por los nuevos métodos— comenzaron a sustituir a los 
hombres o a complementar su trabajo. Los sindicatos, 
que actuaban en interés de sus miembros masculinos, 
se opusieron a la idea de que las mujeres asumieranel papel tradicionalmente masculino de sostén familiar.
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B Trabajadoras en la sala de filatura de algodón de 
Dean Mills, Mánchester, en 1851. En las primeras 
etapas de la Revolución Industrial se dio trábelo 
a menudo a mujeres en las fábricas textiles.
A Esta lámina de «The Unen Manufactoryofireland» 
(1791) muestra los métodos de preparación del 
lino empleados en el siglo xvm, cuando muchas 
mujeres trabajaban en industrias artesanales 
tales como la hilatura.
Aunque como miembro ocasional y subordinado 
del personal laboral la mujer no habia sido una 
amenaza, comenzó —al menos en algunas industrias— 
a ganarle terreno al hombre. Los lideres de algunas 
religiones, entre ellas el cristianismo dominante, 
también estaban preocupados por el hecho 
de que el papel del género femenino pareciera 
estar en constante cambio, ya que contradecía 
los dogmas de muchos textos religiosos.
Si hubiera podido 
mantenerse la idea de 
la feminidad, en la que la 
mujer se quedaba en casa 
y cuidaba de su marido 
e hijos, habría sido una 
solución a estos temores.
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Esta lámina de moda procede 
de la edición de julio de 1875 de 
Godey’s Lady’s Book, la revista 
femenina estadounidense 
más popular antes de la guerra 
civil (1830-1878). En la imagen 
pueden verse los vestidos de 
falda larga y los corsés de moda 
de las mujeres de ciase alta de 
la época.
La tiradora de exhibición 
estadounidense Annie Oakiey, 
nacida con el nombre de Phoebe 
Ann Mosey, desempeñó un papel 
protagonista en el espectáculo 
Buffalo Bill’sWildWest.
La fronteriza y exploradora 
estadounidense Calamity Jane, 
nacida Martha Jane Canary, 
se hizo famosa por su afirmación 
de que luchó contra los indios 
al lado de Wild Bill Hickok.
A
Tanto los líderes religiosos como los sindicatos
ejercieron una considerable influencia en la
sociedad. La mujer trabajadora (y, por lo tanto, 
la mujer de la clase obrera) pasó a representarse
en el discurso dominante de género como una mujer
fracasada. El ideal de clase media del hombre como
sustentador y de la mujer como cuidadora, que
podría haberse visto desplazado por completo por 
la Revolución Industrial, se mantuvo bien arraigado
a lo largo del siglo xix y a principios del xx.
Escritoras marxistas feministas tales como
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Christine Delphy (nacida en 1941) sostienen que 
este modelo le vino bien al capitalismo: las mujeres 
proporcionaban trabajo doméstico no remunerado, 
un ejército en reserva de mano de obra comercial 
barata y una forma de producir y socializar a la siguiente 
generación de trabajadores. Esta situación se justificaba 
por reflejar un orden natural ideal respaldado por 
la ciencia de la época mediante el modelo de los dos 
sexos. Aunque este ideal ha sido muy difícil de disipar, 
fue indefendible entre quienes necesitaban el salario 
de una mujer para mantener el hogar.
I
El término discurso se refiere en 
general a toda comunicación hablada 
y escrita, pero puede utilizarse de forma 
más concreta para aludir a la discusión 
formal —sobre todo académica— 
con relación aun tema en particular. 
Dentro de las ciencias sociales 
y las humanidades, el discurso 
representa las formas dominantes 
de pensar sobre un tema en concreto.
El capitalismo es un sistema económico 
y político en el que el comercio y la Industria 
están controlados por propietarios privados 
con ánimo de lucro.
En culturas fronterizas, como las de Nueva 
Zelanda y el Oeste estadounidense, también 
se dieron notables excepciones a este ideal. 
Allí, las mujeres colonizadoras asumieron 
a la fuerza roles tradicionalmente masculinos 
—disparar, guiar grupos de caballos y proteger 
y mantener a sus familias— cuando sus padres, 
esposos o hermanos estaban ausentes 
o incapacitados. En consecuencia, Nueva 
Zelanda y algunos estados occidentales de 
Estados Unidos estuvieron entre los primeros 
en concederles a las mujeres el derecho 
a votar (aunque Estados Unidos, como nación, 
no lo hizo hasta 1920) y, en algunos casos, 
a heredar propiedades.
En Gran Bretaña, mientras tanto, el conflicto entre 
la idea de feminidad ideal y el creciente número de 
mujeres trabajadoras se convirtió en una fuente 
de preocupación para las clases medias victorianas. 
Se consideró que el servicio doméstico y las labores 
de cuidado eran la respuesta, y se promovieron como 
buenas formas de prepararse para el matrimonio.
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A En esta fotografía, de en tomo a 1915-1923, vemos 
a unas mujeres japonesas trabajando en una planta 
de procesamiento de seda y sacando el hilo de 
ios capullos. Las trabajadoras textiles hicieron una 
importante contribución a la Revolución Industrial 
japonesa. La primera lección del Factory Giiis’Reader 
(1911) decía lo siguiente: «Que todo el mundo sepa que 
no puede haber mayor lealtad al país que trabajar al 
máximo de las capacidades de la mañana a la noche».
B Durante la década de 1930, la producción de alimentos 
en Estados Unidos dependía sobre todo del trabajo 
de las mujeres. Aquí, la mano de obra femenina de una 
fábrica de conservas pela tomates maduros y les quita 
las pepitas antes de procesarlos y enlatarlos.
Educar a las mujeres de la clase obrera pasaba 
por civilizarlas mediante el fomento de las tareas 
domésticas, que era una forma de inculcarles 
las normas domésticas de la clase media, como 
se ilustra en un informe gubernamental de 1904:
«A los trece años de edad, la mayoría de estas 
mujeres habrían empezado a trabajar en una fábrica, 
a gestionar sus propios ingresos y a mezclarse con un 
gran número de personas con todo el entusiasmo y los 
chismes de la vida de la fábrica. De ser así, crecerán 
ignorantes de todo lo relacionado con la domesticidad 
[...]. Hasta que a las niñas no se les haya enseñado 
a encontrar placer en el trabajo doméstico, será inútil 
esperar que abandonen la vida en las fábricas».
CM
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Una reacción similar contra el papel cambiante de la mujer 
es la que puede verse en el Código Civil Meiji de Japón, 
promulgado en 1898, unos treinta años después del comienzo 
de la Revolución Industrial del país, donde se requería que 
la esposa obtuviera el permiso de su marido para: «Recibir 
o emplear capital, contratar un préstamo o dar una garantía, 
realizar cualquier acto que tenga por objeto adquirir o separar 
un derecho sobre un bien inmueble o un bien mueble de valor, 
realizar cualquier acto en el curso de una demanda, hacer 
un obsequio, un compromiso o un acuerdo para someterlo 
a arbitraje, aceptar o rechazar una sucesión, aceptar 
o rechazar un obsequio o un legado, celebrar cualquier 
contrato que afecte a la disposición de su persona».
1
En Formations of Class and Gender: Becoming Respectable 
(1997), Beverley Skeggs, especialista en estudios de género, 
sostiene que la idea de respetabilidad sigue teniendo en la 
actualidad la misma importancia para la construcción del género 
que la que tuvo en el siglo xix. Ser una buena mujer suele 
equipararse con ser una mujer respetable, una mujer que muestre 
moderación, control y falta de excesos, cualidades que reflejan 
los valores culturales del buen gusto de la clase media.
Históricamente, al igual que 
en Ia sociedad contemporánea, 
la moral es clave en la construcción 
de la feminidad.
Junto con los valores culturales y los derechos legales, 
la religión también es importante a la hora de establecer 
y mantener los códigos morales y los roles de género. 
Los códigos morales religiosos que hacen hincapié 
en la pureza de la mujer y en la importancia de su 
castidad legitiman la segregación sexual en la vida 
pública y en la práctica religiosa.
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Muchos de los principales textos religiosos transmiten 
los roles de género tradicionales de las antiguas

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