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1 Nero-1 - Pedro E Del Rio

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Mais 
3lik@ 
Anamiletg 
Arifue 
Cristi 1982 
Dahiry 
Gise 
Mais 
Manati5b 
Maria97Lour 
Mary Rhysand 
Mew 
Pili 
ValeCog 
Wan_TT18 
YoshiB 
Mais & Mew 
Mew Rincone 
 
 
 
Créditos 
Sinopsis 
Capítulo 1: Abandonar la 
Secundaria 
Capítulo 2: Cabeza 
Hueca #1 
Capítulo 3: Lucha contra 
el fuego con fuego 
Capítulo 4: Auténtico 
asesino y demás 
Capítulo 5: No me 
mientas 
Capítulo 6: Protege a la 
Familia 
Capítulo 7: Un trato con 
el Diablo 
Capítulo 8: Como una 
película de Disney 
Capítulo 9: Caminar 
Junto a la Bestia 
Capítulo 10: No soy una 
rata 
Capítulo 11: El gran lobo 
feroz quería probar 
Capítulo 12: Deseo de 
muerte 
Capítulo 13: Cómo amar 
voluntariamente a un Caruso en 
un mes 
Capítulo 14: El disfrute 
de aterrorizar a niños 
Capítulo 15: Quiero un 
puto abrazo 
Capítulo 16: ¿Qué bicho 
le ha picado? 
Capítulo 17: Una página 
del libro de Chloe 
Capítulo 18: Disfrutaré 
viéndote gritar 
Capítulo 19: Perfecto, 
todos rompamos cuellos 
Capítulo 20: Apuesto a 
que ni siquiera puedes apuntar 
tu orina en el inodoro 
Capítulo 21: Los dos 
lados de Elle 
Capítulo 22: No me 
dejaste salirme con la mía 
Capítulo 23: Satisfacer 
un tema pendiente 
Capítulo 24: ¿Puedes 
pasarme el azúcar? 
Capítulo 25: Gracias por 
matar nuestros malditos sueños 
Capítulo 26: Has 
entendido todo mal, hijo de 
puta 
Capítulo 27: Afuera de 
las puertas del Poison 
Capítulo 28: El horror en 
el espejo 
Capítulo 29: Las cinco 
etapas de un corazón roto 
Capítulo 30: El reloj está 
corriendo 
Capítulo 31: Ni siquiera 
quedó un bocado 
Capítulo 32: No quise 
asustarte 
Capítulo 33: El sonido 
de la derrota 
Capítulo 34: Un montón 
de maquillaje 
Capítulo 35: Una obra de 
arte 
Capítulo 36: ¿Cómo 
sabe? 
Capítulo 37: Se acabó el 
tiempo 
Capítulo 38: Hombre 
hecho a sí mismo 
Capítulo 39: Febrero 
Capítulo 40: Marzo 
Capítulo 41: Abril 
Capítulo 42: Mayo 
Capítulo 43: El lugar 
más aterrador de la Tierra 
Capítulo 44: 
Beep…beep…beep 
Capítulo 45: El Coco 
Capítulo 46: Extiendan 
la Alfombra Dorada 
Capítulo 47: Lávame 
Capítulo 48: El 
verdadero Nero 
Capítulo 49: Felices para 
siempre 
 
 
 
 
Nero es el rey de Legacy Prep, viviendo una vida de poder. 
Elle es como un saco de boxeo de la escuela, viviendo una vida de miedo. 
Las únicas chicas buenas que Nero conoce, saltan a su cama cuando él les 
dice que lo hagan. 
Lo más cerca que ha estado Elle de un chico malo como él es en la fila de 
la cafetería. 
El jefe de la mafia le ha dado órdenes de descubrir lo que ella sabe. 
Su boca está sellada. 
Yo solo quiero ser un maldito hombre hecho a sí mismo. 
Yo solo soy una maldita mesera. 
 
Made Men #1 
 
 
Traducido por Mais 
 
Elle estaba en clase de español, mirando fijamente el reloj. Juró que la clase 
estaba a cien grados. 
Con tres minutos para la hora de almuerzo, realmente extrañaba las vacaciones 
de Navidad. Ni una sola vez durante todas las vacaciones había obtenido esa sensación 
enfermiza. Sin importar cuántas veces la sensación había tomado su cuerpo, nunca 
podría acostumbrarse a esta. Era como una sensación de muerte inminente. 
Elle odiaba la escuela. No, Elle la despreciaba con todo su ser. La única razón por 
la que estaba sobreviviendo a la Secundaria Legacy Prep era por su única amiga en el 
mundo, Chloe Masters. 
Chloe la necesitaba. Sí, Elle era intimidada, pero Chloe ahora era torturada. Elle 
haría lo que sea para mantenerla a salvo. Se merecía un protector, especialmente 
después de lo que había sucedido. 
Todo el dinero que Elle había ahorrado trabajando en estas vacaciones de 
Navidad tenía que ser usado para su matrícula de secundaria. De otro modo, la 
expulsarían y eso significaría ninguna protección para Chloe. Elle por suerte tenía una 
beca que pagaba la mayoría de su matrícula por sus notas, pero tenía que pagar el 
resto trabajando en el restaurante casi todas las noches. 
Dos minutos para la hora de almuerzo. Pensé que cuando miras fijamente a un 
reloj, se supone que el tiempo pasa más lento. 
Elle estaba soñando con el almuerzo. Los estudiantes no habían sido capaces de 
agarrársela contra ella y Chloe desde el último día antes de las vacaciones, lo que 
significaba que todos iban a dejar soltar su agresión reprimida contra ellas. Dios las 
ayude. 
 
Con un minuto para la hora de almuerzo, Elle volteó su cabeza para ver a Chloe 
desde que el reloj ya no estaba sirviendo de ningún propósito. Su corazón se rompió 
un poquito. La cabeza de Chloe estaba, por supuesto, colgada hacia abajo, y estaba 
retorciendo sus manos en su regazo. Eso era típico de ella cuando estaba nerviosa. 
Figuró su dulce rostro debajo de su lámina de cabello, empañado por las 
profundas pestañas en su rostro. Una parte se estiraba dos centímetros por encima de 
su ceja hasta el hueco en su mejilla; la otra a un centímetro por encima y debajo de sus 
labios. Ambas estaban al lado derecho de su rostro. 
Elle se estremeció ante el recuerdo de verse por primera vez desde las nuevas 
marcas y luego saltó cuando sonó la campana del almuerzo. Cogió su cartera y se puso 
de pie. 
Puedes hacer esto. Sin embargo, la sensación enfermiza era porque realmente no 
creía que podía hacerlo. 
Fue hacia la puerta y sintió a Chloe a su espalda. Aquí es donde siempre podías 
encontrar a Chloe, justo detrás de Elle, por los últimos tres y medio de años. 
Lentamente, Chloe había empezado a acercarse un centímetro cada día hasta caminar 
justo a un paso directamente detrás de Elle. Rápidamente habían aprendido que 
caminar lado a lado significaba un blanco más grande. 
Se colocó en la línea del pasillo y se dirigió hacia la cafetería, caminando a paso 
lento. Tenía un sistema para los usuales descansos en el pasillo; tomar la ruta más 
corta a la siguiente clase a menos que hubiese una multitud grande. Una multitud 
grande significaba los que hostigaban como Cassandra, la reina abeja de la escuela. 
Había aprendido a nunca tardarse porque ellas siempre estaban mejor en una clase; 
los profesores usualmente se quedaban en este durante los descansos en el pasillo, 
esperando la siguiente clase. Finalmente, no mires a nadie a los ojos. Aunque Elle 
nunca mantuvo su cabeza hacia el suelo; esa era una mala idea, además no era esa 
clase de persona de todos modos. 
Sin embargo, este era el único momento en que los pasillos eran seguros para 
ellas. La cafetería esperaba con mucho más peligros para ella y Chloe. 
Elle alcanzó la cafetería y miró sus opciones. Aquí había dos filas. La línea uno 
era diferente cada día, ya sea pizza, pavo o pastel de carne; era lo que sea que se había 
sido decidido para el menú al inicio de cada mes. La fila dos siempre era la misma; 
hamburguesa de pollo o hamburguesa y patatas fritas cada día. Sin embargo, Elle y 
 
Chloe no tenían dos opciones; tenían una—cual sea la línea que tuviera menos 
personas aterradoras. También significaba que usualmente se atoraban en la línea que 
no sabía mejor. 
Elle caminó hacia la parte trasera de la fila más corta, todos los otros estudiantes 
habiendo pensado que la otra opción era mejor. Elle miró la comida, llegando a la 
misma conclusión. 
Para mejor, pensó ella. 
Elle vio dos figuras colarse más arriba en la fila. Aunque Elle y Chloe no hicieron 
ni un movimiento para acusarlos. Eramejor no atraer atención. 
—No me llamaste ni me enviaste un texto durante las vacaciones. ¿No me 
extrañaste? —Cassandra envolvió sus brazos alrededor del cuello de Nero. 
Nero agarró su cintura. 
—Lo siento nena. He estado ocupado. 
Nero Caruso. Era la definición de un guapo alto y oscuro. Era más músculo que 
casi todos los otros chicos de último año pero aún delgado. Corto es como Elle 
describía ese tipo de cuerpo. Podía decir que él se había recortado el cabello durante 
las vacaciones. Pensaba que era raro porque siempre lo tenía más largo y hacia atrás 
por tanto tiempo como podía recordar. Ahora que estaba más corto, su cabello tenía 
movimiento. Le gustaba más de esta forma. 
—¿Eso significa que estás muy ocupado para mí esta noche? —Elle podía ver los 
senos de Cassandra alzarse más arriba. 
Al siguiente instante, Nero atrapó a Elle mirando fijamente. Sostuvo su mirada 
con sus ojos verdes y luego se inclinó para susurrarle algo al oído de Cassandra. 
—¡Consíganse una habitación! —gritó alguien en la fila. 
Cassandra volteó de golpe su cabeza y los atrapó mirándose, dándole a Elle una 
mirada amenazadora. Con eso, Elle fue capaz de romper el contacto. Se sintió 
avergonzada al ser atrapada mirándolos boquiabierta. Se había entrenado a sí misma 
a nunca mirar a ninguno de los estudiantes a los ojos, especialmente durante 
demostración pública de afecto. 
 
Diablos, ¿qué anda mal conmigo hoy? Todo lo que Elle necesitaba era enojar a 
Cassandra. Esta última lo tenía en contra de ella desde el primer año de secundaria 
cuando un chico al que Casandra le debía de gustar le había hecho un cumplido a Elle 
sobre su cabello. Cassandra se aseguró de que Elle fuera el blanco de la escuela, y el 
chico tuvo nada que ver con ella desde ese momento. 
La fila finalmente se movió y ellas fueron capaces de agarrar una bandeja. 
Lasaña, judías verdes, y salsa de manzana estaban en el menú de hoy. Honestamente, 
podía ser peor. 
Sacando un agua fuera del enfriador, llegó a la señora del almuerzo, dándole su 
número. 
—1089. 
—Puedes cargar solo la primera semana, Elle, luego necesitas o colocar dinero 
en tu cuenta o traer dinero contigo todos los días. —La señora del almuerzo habló más 
fuerte de lo que Elle creía necesario—. No vamos a pasar por esto de nuevo este año. 
Elle no pensó que podía sentirse más enferma. 
—Lo haré. 
Se movió así Chloe podía darle su número. 
—1072. —Elle sabía que podría haberse, de hecho, puesto más enferma ante la 
mirada en el rostro aterrado de Chloe, sabiendo que tenían que ir hacia su mesa ahora. 
Elle empezó a caminar hacia su lugar usual. Había varias mesas en la cafetería. 
Los estudiantes estudiosos usaban las mesas más cercanas a las filas; no eran 
escogidas, solo realmente ignoradas. Las mesas en la parte trasera de la cafetería eran 
usadas por la multitud popular. Elle y Chloe, por lo tanto, siempre habían comido en la 
misma mesa por los últimos tres años y medio—la más cercana a la puerta. Esta mesa 
estaba entre los dos lados pero más cerca al lado de los estudiosos. Solo una mesa 
llena de tontos separaba a Chloe y Elle de los chicos populares. Los robots. 
Elle se sentó con su espalda hacia la puerta; le gustaba la vista completa de la 
cafetería. Chloe estaba sentada al opuesto de ella; quería la parte trasera de su cabeza 
hacia el resto del mundo. 
—¿Dormiste anoche? —preguntó Elle, con simpatía. 
 
Elle sabía que Chloe nunca dormía mucho con las pesadillas, pero hoy se veía 
como si no hubiese dormido por completo. Se veía pálida, casi como un fantasma. Su 
cabello negro estaba sombrío mientras intentaba conciliar el lado derecho de su 
rostro. Notó los huecos debajo de sus ojos grises y desolados. 
—No mucho. Realmente no quería empezar la escuela de nuevo, supongo. —
Chloe forzó una sonrisa para su amiga. 
Elle miró a Chloe con simpatía. 
—No te preocupes Chloe. Este será nuestro último semestre de la escuela. Luego, 
no tendremos que ver los rostros de los robots de nuevo. Además, tal vez cuarenta y 
cinco minutos se irán más rápido de lo que recordemos —dijo Elle, intentando dar luz 
a la situación. 
—Nos hemos ido tres semanas, Elle, no tres años —replicó Chloe, ligeramente. 
—Oye, un montón puede suceder en tres semanas. Los robots podrían haber 
pedido un corazón durante las vacaciones. —Ambas se rieron ante eso. 
—Si fuese ese el caso, entonces toda la carrera de la secundaria ha sido una larga 
pesadilla y me despertaré justo… —Chloe cerró sus ojos y los abrió un segundo 
después—. Ahora. Bueno, parece que nadie ha pedido ayuda a Glenda la Buena Bruja1. 
Elle se rio fuerte y Chloe no pudo evitar unirse. Elle se ponía contenta cuando 
Chloe se relajaba. 
Ambas empezaron a comer su almuerzo mientras Elle cuidadosamente miraba 
las mesas de los robots. Ese lado de hecho estaba bastante diverso. Tenías unas 
cuantas mesas de atletas consistiendo de una mesa completa del equipo de fútbol 
americano y el resto siendo una mezcla de béisbol, softbol, baloncesto y fútbol. Esto 
dejaba solo unas pocas mesas. 
Su mesa más odiada era la de los modistas, que solo comprobaban marcas de 
diseño y en su mayoría eran porristas. Cassandra era, por supuesto, la cabeza de esa 
mesa. La mesa junto a la de Cassandra consistía en los asquerosamente ricos, y quiero 
decir, ASQUEROSAMENTE. Todos eran chicos, y a la cabeza estaba Sebastián, el 
hermano gemelo de Cassandra. Elle tembló de miedo ante no solo la vista de él sino 
también el sonido de su nombre. 
 
1
 Es un personaje ficticio en el Mago de Oz. 
 
Esto te llevaba a la mesa final, la cual Elle realmente no podía describir. Tres 
chicos siempre se habían sentado ahí; uno era Nero, quién básicamente era el rey de 
Legacy Prep, y los otros dos eran su gente, como a la escuela les gustaba llamarlos. El 
grande era Amo y el pequeño era Vincent; ambos eran de último año, también. Sin 
embargo, Elle notó a un nuevo chico sentado con ellos. 
Debe ser uno de primer año. Elle se preguntó quién era. Todo lo que podía ver 
esa su cabello castaño por atrás. 
De pronto se sintió como si alguien se hubiese metido en su espacio personal. 
Ahí fue cuando se dio cuenta que había cometido un gran error—había bajado la 
guardia. 
—He estado buscándote todo el día. Tenía un pequeño problema y necesitaba a 
la mesera para que lo limpie por mí. —Cassandra tomó el plato de Elle y lo empujó 
fuera de la mesa. Luego el chillido agudo de su voz empezó de nuevo—. Vamos, 
límpialo, mesera. 
Toda la cafetería se quedó en silencio ante sus palabras. Esa palabra mesera hizo 
que tenga piel de gallina y aun así, también podía ser su nombre de nacimiento porque 
siempre la llamaban así. 
Elle pensó sobre las dos opciones que tenía. Opción uno: descaradamente 
ignórala o pretende que no la escuchaste; y opción dos: responde con una respuesta 
ingeniosa o unas pocas palabras. Escogió la primera y luego miró fijamente a Chloe, 
deseando no haberlo hecho por su expresión de pánico. 
—Perra, sé que me escuchas. —Cassandra tomó el plato de Chloe y lo sostuvo 
por encima de su cabeza. Chloe rápidamente intentó moverse fuera del camino, pero 
dos de las falsas y rubias cabezas huecas de Cassandra se movieron para colocarse a 
cada lado de ella, forzándola a sentarse de nuevo—. Limpia tu desastre como una 
mesera se supone que debe hacerlo, o la pequeña anormal va a tener su propio 
desastre que limpiar. 
Anormal era la única otra palabra que le ponía la piel de gallina más que mesera. 
Elle sintió un trapo golpear su rostro, cortesía de Sebastian. Se tomó un 
momento para ver a Chloe retorciendo sus manos. No quería esto para ella. 
 
De acuerdo, esto no podía ser peor. De todos los días, tener tres comidas más 
problemáticas. Elle tragó su orgullo y recogió el trapo. Luego realmente tragó su 
orgullo cuando bajó para limpiar el desastre en el suelo. 
CuandoElle terminó de humillarse a sí misma, caminó hacia Chloe. 
—Vamos Chloe. Vámonos. —Le ofreció su mano. Sabía que Chloe nunca la 
tomaría, pero obtendría el mensaje de salir de ahí. 
—Lo siento, te olvidaste de una parte. —Cassandra estaba por lanzar el plato 
sobre la cabeza de Chloe y como resultado, Elle hizo la única cosa en la que podía 
pensar. Empujó el plato más hacia la dirección opuesta, todo sobre Cassandra. 
La cafetería se llenó de emociones mezcladas. Algunos no podían evitar reírse 
mientras los otros estaban muy sorprendidos de lo que acababa de suceder como para 
reaccionar. Elle se sintió más enferma de lo que había estado en toda su vida. Estaba 
seriamente por vomitar el pequeño almuerzo que no había limpiado del suelo. 
—¡Tú, maldita perra! —La voz de Cassandra se elevó a un chillido que nadie 
pensó imaginable—. Estás terminada. 
Elle sabía que solo quedaba una opción. Correr. 
Elle cogió la parte de atrás de la blusa de Chloe. Ella estaba conmocionada, pero 
no lo suficiente para impedir que obtenga el infierno por haberse escapado. Elle corrió 
directo a la puerta; esa era la completa razón por la que estaban sentadas a la mesa 
más cercana a la puerta. 
Sin embargo, justo cuando estaban por pasar a través de estas, notó al Sr. Evans 
de pie en la puerta. El Sr. Evans era su profesor del primer periodo de inglés, y el único 
profesor de inglés en Legacy Prep que creía que podías ser creativo; no por mencionar 
que era lindo de ver—todas las chicas tenían un enamoramiento con él desde que 
había empezado a enseñar aquí al inicio del año. 
Mierda, estaba atrapada. Elle se quedó ahí, sabiendo que estaba desahuciada. No 
había manera de que alguien le hiciera eso a Cassandra y se saliera con la suya. 
—Elle, Chloe, regresen a clase —habló calmadamente el Sr. Evans, tal vez 
demasiado tranquilo, pero Elle no estaba por perder otro segundo de este ticket de 
oro. Acababa de ganar la maldita lotería. 
 
Elle y Chloe se escaparon de la cafetería. En su camino hacia afuera, Elle escuchó 
al Sr. Evans hablar calmadamente: 
—Srta. Ross, limpie el desastre que acaba de hacer. No puedo tener a otros 
estudiantes pensando que pueden salirse con esto, ¿verdad? Oh, y cuando termine, 
encuéntreme en la oficina del Vice Direc… —su voz se apagó. 
Estoy tan jodida. No, estoy más allá de jodida. 
Cuando alcanzaron el salón de español y la puerta se cerró, Elle habló primero. 
—Lo siento mucho Chloe. Solo fue una reacción. No quería que te lo lance a ti. 
—Lo sé, ¿pero qué vamos a hacer? Va a matarnos. Ya sabes eso. —Elle no podía 
decir si Chloe estaba falta de aliento por la corrida o asustada por su vida. 
Elle se sentó y dejó caer su cabeza en su escritorio. 
—No tengo idea. —Miró de vuelta a Chloe—. ¿Alguna sugerencia? 
—Sí, abandonar la secundaria. —Chloe podría haberse oído de un modo 
sarcástico, pero aun así, no podía estar más cerca de la verdad. 
 
 
 
 
 
Traducido por Mais 
 
Elle y Chloe estaban genuinamente asustadas de por vida cuando sonó la 
campana una vez más para terminar la clase de español. Estaban maldecidas. 
En la siguiente clase, ella y Chloe serían separadas. Elle tenía clase de arte; Chloe 
la había llevado en su primer año, por lo tanto, no podía llevarla con ella. Así que Chloe 
tenía clase de salud y por supuesto, Elle había tomado esa clase durante su primer 
año. Era una vergüenza que sus vidas completas hubiesen cambiado después de haber 
hecho sus horarios para el primer año. 
Elle sabía que tenía que dejar a Chloe primero en su clase de salud. 
Desafortunadamente, significaba el doble de tiempo en los pasillos por sí sola. Genial. 
Elle con pesar entró al pasillo con Chloe a su espalda. Aceleró el paso sin atraer 
demasiada atención para sí misma y Chloe. Por suerte, la clase de Chloe no estaba muy 
lejos de su clase de español de todos modos. Elle estaba agradecida de llegar a la clase 
indemne. 
—Espera en tu sitio cuando suene la campana. Regresaré para recogerte. Te 
prometo que seré la primera en el pasillo. 
Chloe se mordió el labio. 
—Um, de acuerdo, no me moveré de mi asiento. 
—Bien, te veré en un ratito. —Elle esperaba sonar fuerte para Chloe. 
—Ten cuidado Elle. 
Esa sincera y dulce voz hizo que sea difícil para Elle darle la espalda a su mejor 
amiga y dirigirse hacia la clase. Aunque, ahora tenía que preocuparse sobre llegar a 
salvo a la clase desde que sabía que Cassandra estaría esperándola. 
 
Aceleró el paso y se apresuró tanto como pudo. 
Elle tomó asiento. Usualmente se sentaba en la parte de atrás del salón, pero 
necesitaba estar cerca de la puerta. Estaba agradecida, si era separada de Chloe, de 
que fuera clase de arte. Este era un curso fácil y no requería compañeros. Recordaba 
que Chloe había dicho que su propia clase había sido pequeña y nunca habían sido 
emparejados. “Compañeros” era la peor cosa que una chica al final de la cadena 
alimenticia podía escuchar. 
Elle se hundió en su asiento cuando las rubias cabezas huecas de Cassandra se 
pavonearon a través de la puerta. Por supuesto que sí. 
Cuando tomaron sus asientos al otro lado de la clase miraron fijamente a Elle. 
Estoy completamente jodida. 
Se susurraron algo entre ellas y una de ellas agarró sus celulares para enviar un 
mensaje de texto. Nop, ahora estoy completamente jodida. 
Elle sabía que le habían enviado un mensaje de texto a Cassandra, indicando 
exactamente en dónde podían encontrarla. Pensó sobre enviarle un texto a Chloe que 
pronto podría estar muerta, pero sabía que ella se preocuparía y dejaría su escritorio 
cuando la campana sonara. Al menos, cuando Cassandra viniera por ella, Chloe estaría 
a salvo donde estaba, y para el momento en que decidiera irse, la mayoría de los 
estudiantes ya se habrían ido a casa. 
Justo antes que empiece las clases, Nero entró y tomó asiento en la mesa 
popular, que consistía en las cabezas huecas de Cassandra y unos pocos atletas. Cada 
una solo se preocupaba de una sola cosa, estatus. Estatus significaba toda su vida para 
ellos. Elle pensó que si tenía un dólar por cada vez que había escuchado la palabra 
estatus sería capaz de pagar por su matrícula diez veces más. 
Elle miró alrededor del salón. Era la única persona sentada por sí sola en una 
mesa, completamente al tanto de en dónde se encontraba en Legacy Prep. Incluso los 
tontos sabían que no podían hablarle a Elle. Ni siquiera se atrevían a mirarla. Elle 
nunca los culpaba tampoco. Es un mundo de destructiva competencia aquí. 
Apenas empezó la clase, la profesora quería que sigan y empiecen su primer 
proyecto. Era fácil; todo lo que tenían que hacer era hacer un póster que mostrara lo 
mejor posible su personalidad individual, usando cualquier material que quisieran. 
 
Elle miró fijamente su póster blanco preguntándose quién era. Bueno, ella sabía 
quién era, pero estas paredes le hacían difícil ser ella misma. No, solo no podía ser sí 
misma aquí. 
Ella era rubia-fresa, su cabello alcanzando lo alto de sus senos, y tenía grandes 
ojos azules. Tenía un ligero bronceado en su piel, que se contrastaba con su cabello y 
color de ojos. Le gustaba eso, ser diferente y tener carácter; a diferencia de los otros 
chicos de su edad que se esforzaban por verse igual. Creía que se veía más joven que 
las otras chicas de su edad, aunque tal vez era la falta de maquillaje y ropa de lujo. No 
podía decirlo con certeza. A pesar de ello, su forma de vestir no definía quien era. 
Abrió su mochila y tomó un pedazo de papel. Pensó que debía de dibujar el 
póster primero para intentar salir con algunas ideas. 
Después de varios intentos, se volvió difícil para Elle concentrarse. Las cabezas 
huecas estaban riéndose jodidamente tan alto que iban a ponerse rojas en cualquier 
segundo. Los atletas más calientes, por no mencionar el rey de Legacy Prep, las 
rodeaban. 
Elle miró el reloj. No faltaba mucho para que la escuela terminara. Se distrajo, 
teniendoun montón de cosas en su mente. 
Cassandra iba a matarla. No podía proteger a Chloe en ese momento. Se supone 
que tenía que cerrar el restaurante esta noche y tenía que encontrar tiempo para 
hacer su ensayo de quinientas palabras que el Sr. Evans asignó sobre a quién amas 
más. Sí, si es que sigo viva para ese entonces. 
Elle sintió una palmeada en su espalda, trayéndola al presente. 
—Espero que logres ver a la anormal a tiempo. Sería una lástima si algo sucede. 
—Esa era la cabeza hueca Número Uno, la más cercana a Cassandra. 
Luego, lo siguiente que supo, todo lo que Elle podía escuchar era el chorreo de 
pintura por encima de ella. ¡No, no mi grande y cómoda chaqueta blanca! 
La clase entera no pudo evitar reírse ante su tortura. Eso fue honestamente lo 
que le dolió más a Elle; ni una sola persona jamás la rescataría, todo lo que harían 
ellos sería reír. 
 
—Puedes agradecerme después, mesera. Sé que necesitabas una razón para 
visitar Goodwill2. 
Elle había lidiado con suficiente por el día, y Chloe no estaba ahí para ser dañada 
por sus repercusiones. Si iba a morir hoy, al menos lo iba a hacer luchando. 
BRRRRING, sonó la campana. 
Chloe. Elle agarró su mochila y salió corriendo de clase, increíblemente rápido, 
su venganza instantáneamente olvidada. Chloe la necesitaba. 
Fue entonces cuando cayó en ella. «Espero que logres ver a la anormal a 
tiempo». Finalmente lo entendió, la única manera de hacerle daño a ella era 
haciéndole daño a Chloe. 
¡Oh, mierda! Estoy yendo, Chloe. Elle corrió rápido por el pasillo; no trotó o 
caminó rápido, CORRIÓ. En ese punto, no importaba si atraía atención. 
Cuando Elle corrió hacia la clase de Chloe, se detuvo de golpe. No podía creer lo 
que veían sus ojos. Su corazón de hecho saltó un latido. 
—¿Chloe, estás bien? 
 
 
 
2
 Tienda por departamento de ropa barata. 
 
Traducido por Mais 
 
Elle entró y vio al Sr. Evans hablando con Chloe, sus codos en su escritorio y sus 
manos encubriendo su rostro. 
Chloe alzó la mirada. 
—Sí, estoy bien, El… —Sus ojos se ampliaron—. ¿Estás bien? ¿Qué sucedió? 
Chloe se puso de pie y caminó hacia ella. 
Los ojos de Elle se movieron hacia el Sr. Evans. 
—Um, accidentalmente me derramé pintura en arte. ¿De qué están hablando? 
El Sr. Evans caminó hacia ellas. 
—Solo estaba pasando por ahí y vi a Chloe aquí por sí sola, así que me estaba 
asegurando de que todo estuviera bien. Usualmente, los chicos están prácticamente 
con un pie fuera de la puerta antes de que la última campana suene. 
—Sí, sé a qué se refiere. Ella me lleva a casa y solo le dije que nos 
encontraríamos aquí. 
—¿Cómo es que se encuentran aquí y no en tu clase de arte? La clase de arte está 
al frente de la escuela por la puerta de salida. —Elle pensó que el rostro del Sr. Evans 
no se veía confundido para nada. 
—Supongo que no pensamos en ello. —Elle empezó a salir del salón—. Lo veré 
en la mañana, Sr. Evans. Vamos, Chloe; necesito alistarme para el trabajo. 
Elle también esperaba que él dejara ir el tema. 
Chloe se unió a Elle y ambas salieron hacia el pasillo. 
 
—Elle, si alguna vez necesitas hablar, ya sabes en dónde encontrarme. —Elle se 
dio la vuelta ante la voz del Sr. Evans—. Intenta y ten más cuidado en arte. La próxima 
vez, puede que no sea pintura lo que derrames. 
Nop, él no podía dejarlo ir. Ante eso, Elle siguió caminando. 
—Que tenga buenas noches, Sr. Evans. 
Caminaron a través de la escuela, y cuando alcanzaron la salida, Elle y Chloe 
sintieron como si un peso hubiese sido levantado, como si fueran casi libres. 
—Así que, ¿quién derramó la pintura? Y, maldita sea, sobre todo tu atuendo. Ese 
era mi favorito en ti. 
Elle bajó la mirada hacia su cuerpo. Maldita sea, incluso obtuvo mi par de 
vaqueros favoritos. 
—Una de las compinches de Cassandra. 
—¿Cuál? ¿Ella? —Asintió hacia Nero, quién estaba al lado de su Cadillac con la 
Cabeza Hueca Número Dos. 
Elle podía escucharlos hablar. 
—Nero, ¿te importaría darme una aventón a casa? Vine con Cassandra esta 
mañana. —Se inclinó contra su auto, dándole una sonrisa dulce. 
—No hay problema, nena. —Los ojos de Nero viajaron de sus ojos hacia su 
pecho—. ¡Leo, vámonos! 
Elle había visto a un jovencito correr hacia su auto. Honestamente era la versión 
miniatura de Nero, especialmente antes de que se cortara el cabello. La única 
diferencia entre ellos era que el niño tenía cabello rubio-oscuro. Elle se dio cuenta que 
él era el nuevo que se había sentado en la mesa de Nero. 
—En el asiento de atrás, Leo. —Elle pensó que Leo puso el rostro más lindo ante 
su comentario antes que todos subieran a su auto, cerrando de golpe las puertas y 
trayendo de vuelta a Elle. 
—No, la otra. —Elle sacudió su cabeza. Realmente necesito salirme de ello. 
 
Elle y Chloe entraron al BMW de Chloe. A diferencia de los autos de los otros 
chicos, donde todos eran Mercedes, Porsches y Lamorghinis en abundancia, este era 
sofisticado. No muy costoso, no muy extravagante. Concedido, Chloe nunca hubiese 
escogido algo como eso, pero su padre político no le había dado más opción. 
Cuando las puertas se cerraron, Chloe habló, su rostro lleno de preocupación. 
—Elle, ¿algo anda mal? Estás actuando extraño hoy. 
—Estoy bien Chloe. Supongo que solo estoy cansándome de toda esta mierda 
todos los días. 
—Escucha, Elle, no tienes que quedarte. Eres libre de irte. Si tus padres 
descubren cómo eres tratada aquí, no te dejarían venir de vue… 
Los ojos de Elle perforaron los de Chloe. 
—No voy a dejarte Chloe. Te he dicho esto ciento de veces. 
—Bueno, hemos sobrevivido todo este tiempo al no meternos con ellos. No soy 
como tú, Elle. —Chloe bajó la mirada hacia su volante. 
Elle miró fijamente a Chloe, sabiendo exactamente qué le estaba pidiendo. 
—De acuerdo Chloe. No lucharé. Lo prometo. 
Con eso, Chloe empujó el botón para encender su auto. 
—Luchar no resuelve nada, Elle. Ya sabes eso. 
Elle asintió y le sonrió a Chloe. No, yo solía pensar eso. Hoy, sin embargo, la 
revelación había venido a Elle. Tenías que pelear contra el fuego con fuego. 
 
 
Elle caminó hacia su puerta principal, despidiéndose con la mano de Chloe 
mientras la cerraba y luego recostaba su cabeza contra esta. 
—¿Todo bien, cariño? 
 
Elle saltó. 
—Oh, hola Mamá. Sí, todo está genial; solo cansada, eso es todo. —Elle observó la 
sala de estar—. ¿Papá está en la cocina? 
—No, um, está en la cama durmiendo. 
—¿No se ha levantado en todo el día? —Elle empezó a preocuparse. 
—No, cariño, se acaba de recostar para una siesta. —La mamá de Elle le dio una 
sonrisa. Incluso ella no se compraba sus propias palabras. 
—Muy bien. Estaré en mi habitación haciendo mi tarea antes de dirigirme al 
trabajo. 
Elle caminó a través de su casa, pero cuando pasó la habitación de sus padres, se 
detuvo y se preguntó si debería entrar a ver a su padre. Tal vez después. Ya estoy 
deprimida. 
Elle entró a su habitación y prendió su computadora. 
¿A quién amo más? Pensó en su ensayo. La clase inglés de Evans era por lejos su 
favorita; quería ser una escritora algún día. Honestamente sabía la respuesta. Aun así, 
se sintió un poco traicionada durante el momento por su padre—la persona que 
amaba más. A pesar de lo poco que su padre hablaba, siempre le deseaba un buen 
primer día de escuela, y esta sería la última vez. Decidió hacer a un lado sus 
sentimientos por el bien de sus notas. Logró tener la mitad listo antes de mirar el reloj 
y darse cuenta que necesitaba alistarse para el trabajo. 
Se vistió en su uniforme, que odiaba probablemente más que la vida misma. 
Estaba convencida que tenía veinte años de antigüedad desde que el rojo se había 
convertido en más que una naranja quemada. Al menos, estoy bastante segura que 
solía ser rojo. 
Elle se colocó su chaquetón, su mejor compra de Goodwill a la fecha. 
Cuando finalmente estuvo lista para el trabajo, salióde su habitación y se dirigió 
hacia la cocina. 
—Hola Josh. ¿Cómo estuvo el primer día? —Elle no podía evitar olvidarse de 
todos sus problemas cuando vio el rostro de su hermano de ocho años. 
 
—Bien, supongo. —Josh se encogió de hombros—. ¿Y cómo estuvo el tuyo, Elle-
bell? 
Elle miró con dureza a Josh. Más que su cabello rubio, sintió como si hubiese 
estado mirando a un espejo por su expresión. 
—Bien, supongo. —Decidió que tendría que hablarle pronto; descubrir cómo 
realmente estaba yendo la escuela—. Eso huele bien Mamá. ¿Me guardas para más 
tarde? 
—Por supuesto, cariño. Oh, tu padre está en la sala de estar. —La mamá de Elle 
le dio una sonrisa real esta vez. 
Elle entró a la sala de estar donde esperó a que su padre dijera algo, pero nunca 
lo hizo. 
Fue hacia la puerta, pero antes de abrirla, dijo: 
—La escuela estuvo genial, papá. 
Estaba honestamente descorazonada. No solo no le había deseado un buen 
último primer día, como era su tradición, sino que ahora ni siquiera le había 
preguntado cómo había ido. 
Apartando sus sentimientos dañados, Elle salió. El aire helado contra su piel la 
hizo feliz. El olor siempre era fresco y limpio. Solo había algo sobre el sonido de 
escuchar sus botas crujiendo contra la nieve que alzaba su espíritu instantáneamente. 
Elle caminó hacia la parada del bus y desde ahí, éste la llevaría al centro. Cuando 
subió al bus, tomó un asiento que daba a la ventana, mirando el escenario que pasaba. 
Realmente amaba la Ciudad de Kansas, Missouri. Era su casa; sin embargo, los últimos 
pocos años le habían hecho sentir como si ya no perteneciera ahí. 
Tal vez sí necesito irme con Chloe. 
Llegó su parada y salió del bus, dirigiéndose por las pocas cuadras que tomaba 
llegar al restaurante desde ahí. Mientras caminaba, a Elle no le importó la bulla y la 
acción; le gustaba observar los transeúntes saliendo por la noche. 
Sin embargo, no pasó mucho antes de que la atención de Elle fuera atraída por 
dos hombres de pie, fuera del Casino Hotel de la Ciudad de Kansas, que estaba justo al 
lado derecho del restaurante. Uno tenía bolsas debajo de sus ojos; Elle pensó que 
 
debió haber estado en algo. Seguía mirando sobre su hombro, como si alguien pudiera 
venir por él en cualquier segundo. El otro estaba severamente hablando con él. Ella no 
podía escuchar lo que estaba diciendo, pero Elle sabía que estaba intentando ponerlo 
bajo control. 
Cuando Elle pasó en frente de ellos, escuchó que el chico frío dijo: 
—El gran jefe te dio un trabajo. No tienes una maldita elección. —El grueso 
acento Italiano hacía difícil escuchar con la bulla de la ciudad. 
Elle siguió caminando. No le importaba lo que fuera; no era de su maldita 
incumbencia. 
Entró al restaurante y colgó su chaqueta en el perchero. Era un restaurante 
antiguo en necesidad de una actualización seria. Los edificios del centro eran antiguos, 
aunque algunos habían mantenido la misma llama que habían poseído hace muchos 
años atrás. Como ese vestido que estoy forzada a usar. 
A Elle no le importaba trabajar. Lograba conocer gente que nunca hubiese 
conocido bajo circunstancias normales, especialmente con el casino hotel al costado. 
Las propinas tampoco eran malas. Si lograba conseguir lo suficiente para pagar el 
resto de su matrícula en la escuela. 
Una vez que se registró, Elle empezó a esperar que se llenen las mesas. Lunes 
siempre era una lenta noche porque todos, en su mayoría, estaban muy cansados del 
fin de semana. Esto hacía que el trabajo pase lento para ella, forzándola a escuchar sus 
propios pensamientos. Aun así, después de hoy, no quería pensar. 
Era una de las dos empleadas en el horario que tenía que cerrar esta noche; 
consecuentemente, esperaba que pasara rápido, de lo contrario, se volvería loca. 
Aunque mientras el tiempo pasaba, Elle nunca fue liberada de sus pensamientos. 
El restaurante solo tuvo pocas personas entrando y saliendo durante toda la noche. 
Treinta minutos antes de cerrar, empezó a limpiar para alistarse para la mañana. En 
poco tiempo, estuvo lista y solo le faltaba sacar la basura. Por lo tanto, fue a colocarse 
su chaqueta y agarrar su cartera. 
Después, recogiendo el basurero, fue hacia la cocina y dijo: 
—Te veré mañana Steve. Que tengas buenas noches. —Steve era el cocinero. 
 
—Nos vemos Elle. —Se quedó limpiando su estufa. 
Elle fue hacia la parte trasera para botar la basura, planeando irse por el callejón 
entre el restaurante y el Casino Hotel. Echó seguro a la parte trasera y lanzó la basura 
en el contenedor de basura. Elle había volteado para empezar su caminata hacia la 
parada del bus cuando escuchó voces entrando al callejón. 
—Por favor, por favor, no me mates. 
—Joder, cállalo antes de que haga explotar su cerebro aquí mismo. 
Elle corrió para esconderse detrás del contenedor de basura. Sabía que no quería 
enfrentarse cara a cara con esa voz. 
Podía escuchar algunos pasos acercarse. 
—Todo limpio, jefe. 
Mientras todos entraban al área detrás del restaurante, Elle no pudo evitar mirar 
desde detrás del contenedor de basura. Estaba completamente negro desde donde 
estaba, aun así, fue capaz de ver a cuatro hombres gracias a la luz que venía del 
restaurante. Uno estaba vestido con un traje costoso, su cabello oscuro peinado hacia 
atrás. Era un hombre mayor. Bajo circunstancias normales, creía que sería muy 
sensual y guapo, pero ahora mismo, le asustaba muchísimo. Definitivamente era el que 
estaba a cargo. 
Antes de que haga explotar su cerebro. Sip, ese era él. 
Notó que el hombre que estaba siendo sostenido con su boca cerrada era el chico 
loco de más temprano, quién había estado de pie, fuera del casino hotel. Un hombre 
más joven lo estaba sosteniendo, viéndose casi tan aterrador como el que estaba a 
cargo. Creía que tenía veinte años, aunque posiblemente podía ser más aterrador que 
el jefe. 
—Anda a conseguir el auto, Sal, y sé rápido. —Elle no podía sentir algo más que 
escalofríos cuando escuchó su voz. Maldita sea, ese hombre es aterrador. 
—Claro, jefe. —El tercer hombre no era tan aterrador como los otros. Sin 
embargo, podría haberlo sido si es que los dos Hannibal Lecters no estuvieran ahí. 
El hombre salió corriendo del callejón tan rápido como pudo. 
 
Un minutó pasó y Elle podía decir que el pobre hombre conocía su destino. 
Posiblemente se veía más asustado que Elle en ese momento. Sus instintos empezaron 
a golpear y él intentó luchar contra el que lo estaba sosteniendo, mordiendo la mano 
que cubría su boca. El hombre soltó su mano antes de pensar que perdería la razón, 
dándole al hombre libre dominio para gritar. 
Antes de que pudiera soltar un grito para pedir ayuda para escapar, el llamado 
Jefe sacó una pistola desde la parte interior de su chaqueta de traje. Con eso, Elle ya no 
pudo ver más. Sabía lo que venía ahora. 
BANG. 
Una sola vez fue todo lo que tomó. 
Elle empezó a hiperventilar, cubriendo su boca antes de que pudieran 
escucharla. Sabía que si no se quedaba en silencio, sería la siguiente. 
Un auto patinó y escuchó abrirse las puertas y cuerpos siendo insertados. Antes 
de que las puertas siquiera se cerraran, el auto patinó hacia atrás. 
Elle mantuvo su boca cubierta mientras lágrimas empezaron a acumularse en 
sus ojos. Necesitaba salir de allí en caso de que alguien regresara a limpiar el desastre. 
Puedes hacer esto. 
Cuando se asomó desde atrás del contenedor de basura una vez más, nadie 
estaba a la vista. En este punto, Elle no podía permitirse pensar; necesitaba que su 
cuerpo tome acción. Saltó fuera del contenedor de basura e hizo la única cosa que 
podía hacer—correr como el infierno. 
 
 
Sal detuvo el auto fuera de la casa de su jefe. Gracias maldito Dios que estoy en 
casa. El olor a orina del cuerpo muerto estaba llegando a él. 
—Sal, regresa al Casino y desásete de las cintas y asegúrate que su orina sea 
limpiada de mi auto. 
 
No había sido la cosa másinteligente matar a ese jodido tonto en el callejón, 
justo donde él trabajaba, sabiendo que la gente escucharía el disparo y no tenían 
tiempo de limpiar la sangre, pero se dijo a sí mismo que no tenía una opción. 
—De acuerdo, jefe, te llamaré cuando esté hecho. 
—Lucca, desásete de ese pedazo de mierda y no vuelvas a casa con esa sangre en 
tu maldita camisa. Cual sea la perra que tienes en casa esta noche, no necesita ser 
excitada por esa mierda. ¿Capiche? —Estaba enojado con su hijo. No debió haber 
dejado que su maldita mano sea apostada. Había arriesgado todo lo que el jefe había 
trabajado durante toda su vida. 
Su hijo le dio un rápido asentimiento. El jefe podía decir que estaba 
decepcionado de sí mismo. La única razón que lo sabía era porque usaba exactamente 
el mismo rostro que el jefe hacía cuando algo le salía mal. Su hijo estaba volviéndose 
más y más como él cada día. Sabía que estaba seguro como el infierno que era tan 
aterrador como él; solo era la falta de experiencia. 
Salió de la limosina y subió a su casa. Necesitaba un maldito trago después de 
ese desastre. Agarró la botella, se sirvió el líquido marrón en su vaso y luego fue hacia 
su caja de cigarros y sacó uno. Sentándose detrás de un enorme escritorio en su gran 
silla de cuero, empezó a situarse. No había nada como el whiskey en una mano y un 
cigarro en la otra para calmar sus nervios. 
Una hora pasó y sus pensamientos se volvieron menos horribles. Llevaba una 
vida difícil corriendo por la familia y esta ciudad; sin embargo, no lo tendría de otra 
forma. Él pertenecía a lo alto y todos los demás lo sabían también. 
Un golpe llegó a su puerta, arruinando su tiempo a solas. 
Suspirando, soltó un severo: 
—Entra. 
—Jefe, no hay buenas noticias. —Estaba sosteniendo una laptop en su mano. 
Se apretó el puente de su nariz y le entregó a Sal sus lentes. 
—Llena el vaso hasta lo malo que son las malditas noticias. 
Sal fue hacia el sitio del alcohol donde rápidamente llenó el vaso hasta la mitad. 
Después de un segundo, decidió decir al diablo y llenó el vaso hasta el borde. 
 
—Mierda, Sal, tráeme el maldito vaso y cuéntame las malas noticias ya. —El jefe 
entendía, lo que sea que fuera, que no era algo que quisiera escuchar en su vida. 
—Buenas noticias para ti, obtienes un maldito asiento en primera fila, jefe. —
Abrió la laptop y presionó un botón en el teclado. 
Sabía exactamente lo que estaba observando, una inspección de un callejón. Por 
suerte para él, también mostraba detrás del restaurante al costado de su casino. 
Los primeros pocos segundos no mostraron nada. Era casi como si Sal no 
hubiese presionado reproducir aún. Luego una jovencita salió de la parte trasera del 
restaurante con un basurero, caminando y luego lanzándolo en el contenedor de 
basura. Un segundo después, la vio correr detrás del contenedor y hacia la oscuridad. 
Ya no podía verla. 
—Mierda. 
—Oh, espera jefe, se pone mejor. —Al jefe no le gustaba su maldito tono. 
Vio todo el asesinato. Nada cambió de su mente; sabía qué mierda había 
sucedido. Bajó el vaso de trago. Sabía exactamente lo que estaba por venir una vez que 
la limosina salió a velocidad, y maldita sea si la chica no salió corriendo detrás del 
contenedor de basura exactamente cómo lo había visto en su mente. Luego se había 
ido. 
Sal cerró de golpe la laptop. 
—¿Quién es ella? —Sabía que era mejor que Sal tuviera malditas respuestas. 
—Elle Buchanan. Trabaja en el restaurante de al lado. Aunque tenemos otro 
problema, Je… 
—Mierda, Sal, ¿cómo puede empeorar esta mierda? —Ya había terminado con 
ello. Sabía que la chica moriría, ¿así que, cuál era el maldito problema? 
—Es una estudiante de último año de la Secundaria Legacy Prep, jefe. Sigue 
teniendo diecisiete hasta el siguiente mes. Sé que está en contra de chicos grandes, 
pero ella es prácticamente una adul… 
—¿Qué diablos acabas de decir? —No le gustaba lo que acababa de salir de la 
maldita boca de Sal. Esta familia estaba construida bajo reglas, y ni siquiera a él le 
 
gustaba romper las reglas familiares. Además, de todas estas reglas, esta era la que él 
nunca rompería. 
—Lo siento jefe, no debí haber dicho eso. Solo quería proteger la familia. —Sal 
empezó a ponerse nervioso; nunca le faltas el respeto al jefe. 
Se levantó de su silla y miró a los ojos a Sal. Flexionando su mandíbula, dijo: 
—Joder, yo digo cómo proteger a esta familia, ¿capiche? 
Sal tragó saliva y luego asintió. 
—Capiche. Así que, ¿cómo vamos a lidiar con esto? 
Caminó para servirse otro trago. 
—Deja la laptop. Destruiré la grabación y entregaré esto yo mismo. 
Sal dejó la habitación ante eso. Su jefe había dicho que lidiaría con ello, y él sabía 
que lo haría. 
Tomando el vaso completo con él, se sentó detrás de su escritorio de nuevo. 
Tenía una idea. No solo podía hacerse cargo de la chica, podría ver en donde yacían las 
lealtades de un próximo soldado. 
Sacó su celular, y en dos timbradas, escuchó el chillido de una chica llegar hasta 
la línea. 
—¿Sí? 
—Dile a la chica que se largue. Tengo un trabajo para ti hijo. —Con eso, terminó 
la llamada. 
El chillido de la chica ayudó a solidificar la noción de que su hijo podía tener el 
trabajo hecho. Descubriría exactamente lo que la chica había visto y si necesitaba que 
se encarguen de ella en su cumpleaños número dieciocho. 
Su hijo se encargó de un segundo golpe en su puerta esa noche, y a diferencia de 
Sal, no esperó su aprobación para entrar. El jefe estudió a Nero mientras entraba a la 
habitación. Su cabello oscuro estaba mojado y olía a sexo. Por primera vez esa noche, 
el jefe de hecho sonrió. 
Él es el indicado para el trabajo. 
 
Traducido por 3lik@ 
 
Elle entendió al hombre desquiciado. Ella misma se estaba convirtiendo en una 
persona desquiciada. Corrió a la parada de autobús tan rápido como sus piernas 
podían llevarla, y cuando estuvo ahí, miró fijamente a todos a su alrededor, 
preguntándose si uno de ellos iba a matarla allí mismo. Cuando se bajó, corrió 
nuevamente tan rápido como sus piernas podían llevarla hasta que llegó a la puerta 
principal. 
Sus manos temblaban tanto que apenas logró abrir la puerta. Le tomó varios 
intentos antes que la llave encajara en la ranura. Sacudió la puerta, cerrándola de 
golpe y echándole llave. Después, se puso de pie, mirando por la mirilla durante cinco 
minutos. Podía sentir en sus huesos que alguien iba a venir por ella. 
—¿Qué estás hacien…? 
Elle saltó y gritó tan fuerte que prácticamente la enfermó. 
—Jesús, papá, me diste un susto de muerte. 
—¿Por qué estás mirando a la puerta? ¿Estaban siguiéndote? —Elle podía sentir 
a su padre que comenzaba a preocuparse. 
 —No, claro que no. Me pareció ver... un perro grande o algo así. —Elle miraba a 
través de la mirilla de nuevo. Bien, esta es la última vez. 
—Bueno, sea lo que sea, no va a morderte a través de la puerta. 
Elle forzó una risa. 
—Sí, tienes razón. —Bien, esta es realmente la última vez. 
Se asomó por el agujero. 
 
—Uh, Elle, estaba a punto de calentarme un poco de la cena de tu madre; ¿por 
qué no vienes y comes conmigo? Sé que no comes la comida de la cafetería. —Tenía 
razón, pero ver a un hombre asesinado la hizo perder realmente el apetito. Por el 
resto de mi vida. 
—No, gracias, realmente no tengo hambre. No me siento muy bien, papá. —
Realmente quería ir a su dormitorio. 
 
—¿Elle, por favor? —La mirada en el rostro de su padre la hizo no rechazarlo. 
—Está bien, papá. ¿Quieres que te lleve allá? —Elle sonrió tan grande como 
pudo. Cuando su padre asintió, agarró las manillas de su silla de ruedas y le dio la 
vuelta a través de la sala hacia la cocina donde lo dejó en la mesa—. Aquí, te traeré un 
plato. 
Elle fue a la nevera y sacó los restos de comida, haciéndole un plato de pollo frito 
y puré de papas. Lo calentó en el microondas y luego lo colocó frente a él con un 
tenedor. 
—Siento lo de hoy, Elle. Anoche fue miserablepara mí. No podía aguantar más, 
así que me tomé algunas de mis pastillas para el dolor. He estado fuera todo el día. —
Se sentó, tomando su comida. 
—Está bien, papá. Sé que todo esto ha sido muy duro para ti en estos últimos 
años. —Elle realmente entendía. La pérdida de la capacidad de caminar es algo que 
ella nunca habría sido capaz de tratar. 
—No es excusa para drogarme. Prometo que intentaré ser mejor. —Él la miró a 
los ojos. Necesitaba que le creyera en ese momento. 
Cada tantos meses, él se volvía así. El dolor físico y mental, le descomponían, 
haciéndole tragar las pastillas. 
—Sé que lo harás, papá. —Elle le tocó la mano. Realmente quería creerle. 
Su padre cogió la pierna de pollo y tomó un gran bocado. Oh Dios mío. 
—¿Segura que no tienes hambre, Elle? Te ves como si no hubieras comido en 
días. —Se limpió la boca con el dorso de la mano. 
 
Creo que voy a vomitar. 
—No tengo mucha hambre. Creo que me estoy convirtiendo en una vegetariana. 
—Elle se levantó de la mesa; tenía que salir de allí—. Buenas noches, papá. 
—Buenas noches, Elle-bell. 
Si Elle no estaba a punto de vomitar por lo que había visto esa noche, habría sido 
feliz. Amaba a su padre más que a nadie y odiaba cuando él decidió convertirse en otra 
persona, aunque fuera sólo un día. Solía ser en meses. 
Cuando Elle finalmente llegó a su habitación, se quitó el uniforme y se puso su 
pijama. Se tumbó en la cama, mirando al techo. 
¿Qué demonios acaba de pasar? Elle no tenía idea de qué hacer. 
¿Llamar a la policía? Ella sabía que ninguna cantidad de policías podría salvarla 
de ese hombre. Ella tendría que entrar en la Protección de Testigos, y aún así él 
probablemente la encontraría. 
¿Abandonar la ciudad? Pero eso significaba ninguna protección para Chloe. 
Nop. ¿Decirles a mis padres? Sabía que eso sólo haría que sus padres llamaran a 
la policía o abandonara la ciudad. 
Así que, claramente, mi única opción es pretender que no ocurrió. Bueno, no 
hasta que él me encuentre. ¿Quién es él? 
Tenía que averiguar quién era, al menos así lo vería venir. Elle decidió repetir lo 
que había sucedido esa noche. Fue difícil para ella hacerlo ya que lo único que podía 
recordar era el sonido de la pistola. 
Luego una palabra comenzó a sobresalir en su mente—Jefe. Se acordó del 
hombre menos aterrador que le había llamado jefe. ¿Jefe? Luego, otro recuerdo golpeó 
su mente. El gran jefe te dio un trabajo. No tienes una puta elección. El hombre 
desquiciado había temido por su vida. Había conocido su destino horas antes. Un 
hombre adulto había estado muerto de miedo de él. El gran jefe, trabajo, ninguna 
opción. 
¡Santa mierda, acabo de ver a alguien ser asesinado! 
 
Elle había oído rumores e historias de la Ciudad de Kansas desde que había 
nacido, sobre todo que es una de las capitales de la mafia de los Estados Unidos. Sin 
embargo, pensaba que era material para las películas; en realidad eso eran sólo 
rumores. 
Cerró los ojos con fuerza, obligándose a imaginarse al jefe. Vio a un hombre 
mayor, de cabello oscuro, guapo con un traje. 
Oh, Dios, incluso llevaban trajes. 
Elle sabía que acababa de conocer el jefe de la mafia de la Ciudad de Kansas; él 
era un auténtico asesino y demás. 
Estoy muy jodida. 
 
 
A la mañana siguiente Elle se sentó en la clase de inglés, apenas escuchaba al Sr. 
Evans cuando éste entró a la clase. Con todo lo que había sucedido la noche anterior, 
se le había olvidado terminar su ensayo. Toda la mañana había sido en realidad un 
borrón; ni siquiera podía recordar bien cómo demonios había terminado aquí. 
—¿Elle, Elle, Elle? —Elle alzó la vista hacia el Sr. Evans. 
—¿Uh-huh? —Elle estaba perdida hoy también. 
—¿Tienes tu ensayo para entregarme? 
Elle sintió que todo el mundo la miraba. Estaba segura de que esto sólo 
aumentaría su intimidación. 
—¿Mi ensayo? No, lo siento. —Elle observó al Sr. Evans caminar al siguiente 
estudiante. 
Cuando el Sr. Evans se acercó a la parte delantera de la clase, se dio cuenta del 
asiento vacío donde Cassandra se había sentado ayer. Miró alrededor del salón, 
preguntándose si había decidido moverse. 
 
Hmm, ¿sin Cassandra? 
Lo tomó como una bendición ya que ella nunca había perdido un día escolar. 
Jamás. Si una chica como ella se perdía un día, sería como si hubiera perdido un año de 
su vida. Cassandra tenía que estar en el asunto de todos, perdiendo un día así 
significaba la falta de algo potencialmente bueno. 
Aun así, Elle sentía como si algunas personas la observaban. Miró alrededor del 
salón de nuevo; sin embargo, no pudo encontrar a nadie. No era como si ella fuera un 
punto particular de interés, sobre todo cuando el Sr. Evans había presentado una 
estricta política de no-intimidación en su salón de clases. 
Elle oyó sonar el timbre y miró el reloj. 
Dios, ¿ya es la próxima clase? 
Ella y Chloe guardaron sus cosas y comenzaban a dirigirse hacia la puerta. 
—Elle, ¿puedo hablar contigo un segundo? —dijo el Sr. Evans. 
Elle miró a Chloe y esperaba que ella entendiera que se quedase. 
Se acercó al escritorio del Sr. Evans. 
—¿Sí? 
—No me pareces del tipo que falla al entregar sus tareas. 
—Creo que cogí un virus estomacal anoche. De hecho, hice la primera mitad de 
la asignación antes del trabajo, y para el momento en que llegué a casa, estaba 
demasiada enferma como para terminar. Me disculpo. —Elle esperaba que le creyera. 
Eso era verdad, menos los detalles sangrientos. 
—Está bien. No estaba realmente calificándoles. Mi intención era ver donde cada 
estudiante en realidad se estancaba en inglés. Voy a considerar que tengas por lo 
menos la mitad, ya que esperas escribir como profesión. —Por su declaración, Elle 
podía decir que él creía que estaba diciendo la verdad. Era demasiado bueno para 
tamizar a través de la verdad y la mentira. 
Pues bien, el noventa y nueve por ciento de los adolescentes miente acerca del 
por qué no hicieron sus deberes. 
 
—Gracias, Sr. Evans. Lo aprecio. —Elle pensaba que realmente era un buen tipo. 
Ningún maestro había hecho lo que había hecho por ella y por Chloe. 
Ante el pensamiento de Chloe, Elle miró atrás para ver si ella estaba allí. No lo 
estaba. Joder, ¿por qué haría eso? 
Era el momento de partir. Se dirigió a la puerta. 
—No dejes que pase de nuevo, Elle. —A ella no le importaron sus palabras de 
despedida. Salió por la puerta y se fue directo a Pre-Cálculo. 
Mejor que su trasero llegara a clase. 
Corriendo tan rápido, sintió que alguien se le acercaba. Había estado tan 
preocupada por Chloe, que se había olvidado de comprobar quien se encontraba en el 
salón para arruinar su día. 
Cuando Elle sintió unos brazos alrededor de su cintura, sosteniéndola, tuvo que 
alzar la mirada para ver a quién estaba a punto de echarle la culpa por golpearla. Nero. 
Genial, de todas las personas. 
—Lo siento, no quise… 
—¿Por qué te disculpas? 
Ni una sola vez él tuvo la existencia de su presencia en toda su vida estudiantil, y 
mucho menos haber cruzado una palabra con ella. Qué más, en ese mismo momento 
sus brazos estaban aún en su cintura. También se dio cuenta de lo cerca que su voz 
sonaba, era profunda. A ella no le gustaba estar tan cerca de él; trató de retroceder, 
pero él no la dejó ir. 
—Dime por qué te estás disculpando, y te dejaré ir. 
Ella levantó su mirada hacia él, miedo de que pudiera hacerle daño al principio, 
pero su rostro no mostraba malicia. Se limitaba a mirarle realmente curioso. 
Realmente no sabía qué decir; en parte debido a que no sabía por qué se había 
disculpado, y la otra parte era descartar su rostro hermoso y profunda voz. 
—Yo-yo no sé por qué dije que lo sentía. Fue el instinto, supongo —le habló a su 
pecho.; no podía mirarlo tan cerca y hablarle directamente. 
 
Ella sintió cuando él dejó caer sus brazos después de unos segundos y juró que, 
antes de que él la dejara ir, sus manos hicieron una más grande y más profunda 
impresión. Alzó la miradahacia él de nuevo. Tenía los ojos muy verdes. Nunca había 
visto unos ojos verdes naturales antes. 
—Hazme un favor y no te disculpes con nadie que no merezca una disculpa. 
¿Entendido? — exigió una respuesta de su parte. 
A ella no le gustaban las demandas. 
—¿No merezco una disculpa, entonces? 
Nero sonrió y dio un paso hacia ella. 
—No lo siento. 
Elle miró fijamente a Nero. 
¿Es esto real? 
Ella no se había dado cuenta de que la campana había dejado de sonar y que no 
había nadie por los pasillos. Para el momento en que lo hizo, empezó a sentirse 
incómoda. No le gustaba la forma en que Nero la hacía sentir. 
—Será mejor que vaya a clases. —Elle necesitaba asegurarse de que Chloe había 
llegado bien. 
Se alejó rápidamente, demasiada incómoda. Por otra parte, sentía a Nero 
observándola, haciéndola aún más consciente de sí misma. 
—Mira por dónde caminas la próxima vez. Ella no tuvo que darse la vuelta para 
ver que él estaba sonriendo. 
Llegó a Pre-Cálculo y se sintió aliviada al encontrar a Chloe. Ella no va a creer 
que Nero jodido Caruso me habló. 
 
 
 
Traducido por Dahiry 
 
Elle decidió esperar hasta el almuerzo para decirle a Chloe lo que había ocurrido 
en los pasillos, ya que nadie podía escucharlas en el salón de clases. Además, tendrían 
algo de qué hablar en el almuerzo. 
Elle descubrió que sin Cassandra nadie les prestaba atención. Como si fueran 
invisibles. Algunos podrían pensar que nada podía ser peor que ser invisible, pero a 
Elle y Chloe ciertamente les gustaba no ser vistas. Era como si estuvieran de 
vacaciones. Demonios, Elle daría lo que sea para ser Casper, el amistoso fantasma, y 
cambiar sus días siendo intimidada. Cualquiera que nunca haya sido intimidado nunca 
podría entender lo que ella y Chloe pasaban cinco días a la semana. 
Antes de que Elle supiera, eran cinco minutos para el almuerzo. No había 
pensado sobre el asesinato desde el descanso de pasillo cuando Nero chocó contra 
ella. Se preguntó qué significaba eso, pero entonces lo empujó fuera de su mente. 
Debería de estar en un manicomio, aun así nunca he sido tan feliz. Le agradeció a 
Dios por cual fuera la razón por que la que Cassandra no estaba ahí. 
La campana del almuerzo sonó y Elle y Chloe se dirigieron a la puerta. Cuando 
alcanzaron el pasillo, Chloe habló: 
—¡Este es el mejor día de mi vida! —Por primera vez en años, Elle vio a Chloe 
sonreír en la escuela, sin mencionar en el pasillo. 
Lo sé. El mejor jodido día de todos. Me pregunto por qué Cassandra no está aquí. 
—¿A quién le importa? Nunca pensé que una persona era la única razón para 
que la secundaria fuera una pesadilla para nosotras. —Elle amaba ver a Chloe así. 
 
 
—Si, yo tampoco. —Caminaron a la cafetería y vieron sus opciones. Aun así 
escogieron la fila menos intimidante, sin querer empujar su suerte. Día de 
hamburguesa de pollo será. 
Tomaron sus almuerzos y se sentaron en su mesa de siempre, y luego Elle se 
inclinó sobre la mesa y dijo: 
—Tengo que contarte lo que sucedió cuando me dejaste esta mañana. Por cierto, 
¿Qué demonios? ¿Por qué hiciste eso? 
—Porque el Sr. Evans dijo que necesitaba hablar contigo, no conmigo. Sabía que 
era sobre ti no entregando tu ensayo. Él no iba a hablar sobre ello en frente de mí, lo 
sabes. —Chloe levantó una patata frita y la metió en su boca—. Oh, ¿y por qué no 
entregaste tu ensayo? Era la primera asignación del semestre. 
—Estaba enferma. Escucha, tengo que decirte algo. No vas a creer quien habló 
conmigo y no quería que… 
—¿Estabas enferma? En serio, ¿esa es la excusa que me estás dando? Espero que 
no hayas usado eso en él. 
—Uh, si, estaba enferma. Esa es la verdad y el me creyó. ¿Por qué tu no? 
—Probablemente porque ni una vez no has entregado una asignación, y te 
enfermas todo el tiempo. Prácticamente vives enferma. No hay nada que ande por ahí 
y no atrapes. 
Elle miró fijamente a Chloe. Ella tenía razón; siempre se estaba enfermando. Su 
amiga no tomaría la carta de enferma. Sin embargo, Elle no podía decirle que había 
visto a un hombre siendo golpeado anoche. No podía decirle a nadie que había visto lo 
que sucedía. Elle había visto las películas—mientras menos sepas, mejor. No podían 
herirte por información que no sabías. 
—Bueno, este era otro tipo de enfermedad. —Elle esperó que Chloe lo aceptara. 
Quería cambiar a algo que si podía decirle. 
Elle miró a la mesa de Nero. Él no estaba ahí. 
Hmm, él siempre está justo ahí. 
—Hola nena, ¿me puedo sentar aquí? —Elle volteó su cabeza y vio a Nero parado 
allí, sosteniendo una bandeja. 
 
¿Realmente acaba de preguntar eso?, ¿y en serio me llamo “nena”? 
—¿Hablas en serio? ¿Sentarte aquí? —Elle señaló a la silla a su lado. 
—Sí, ¿te estaba hablando directamente a ti, no? —Nero definitivamente era un 
listillo. 
Elle miró a Chloe, cuya boca colgaba abierta. Elle supo de inmediato que no 
quería a nadie alrededor; a Chloe no le gustaba la gente nueva. 
Además, en el momento en que “nena” salió de su boca, ella había solidificado su 
decisión. No me importa si es una boca guapa. 
—No, claramente no lo hacías porque mi nombre no es “nena”. Apuesto a que ni 
siquiera sabes mi nombre. Así que, no, no puedes sentarte aquí, Nero. —Esa era la 
primera vez que ella había dicho su nombre, aunque al menos lo sabía. Estaba segura 
de que él no conocía el suyo. 
Podía decir que Nero estaba sorprendido por su respuesta. Debe de pensar que 
puede llamar a una chica “nena” y tener todo lo que quiere. 
—Está bien nena. Eventualmente me sentaré justo ahí. Puedo esperar. —Con 
eso, Nero se alejó. Elle ni tuvo tiempo para pensar en una respuesta. 
¿Acaba de decir qué? Mientras Elle lo vio ir a su mesa de siempre, notó que casi 
todos la estaban mirando, las chicas en su mayoría. 
Elle devolvió la mirada a Chloe, cuya boca todavía colgaba abierta. Una vez que 
finalmente fue capaz de tragar la comida de su boca, dejó que las preguntas 
empezaran. 
—¿No crees que merezco una pequeña advertencia? 
—Jesús, Chloe, intenté decírtelo dos veces, pero seguías interrumpiéndome. Dije 
que no ibas a creer quién me habló. 
—Bueno, ¡dímelo de una vez! —Pensó que Chloe la iba a sacudir si no lo escupía. 
—Cuando me dejaste, fui al pasillo y el chocó conmigo. Intenté decirle que lo 
sentía pero me dijo que no me disculpara por algo que no había hecho. De hecho habló 
conmigo y no fue cruel. —Elle de repente se sintió un poquito mal por hablarle así, 
pero luego lo pensó mejor. Quiero decir, ¿y si él estaba gastándome una broma o algo? 
 
—No puedo creerlo. Nero es… ¿agradable? 
—De ninguna manera, él es… 
Ella lo miró. Era perfecto, al menos por afuera. Sin embargo, nunca le había 
hablado en un día de su vida. Estaba segura de que había dormido con la mitad de las 
chicas en la escuela; por lo tanto, no le hacía falta compañía, lo que solo dejaba dos 
opciones. O quería dormir con ella o hacerle algo horriblemente cruel. 
De cualquier forma no me va a engañar. 
—Quiere algo pero no voy a averiguar qué es. Sé exactamente lo que Nero 
Caruso es, y “agradable” es la última palabra que utilizaría para describirlo. 
—Sí, pero ¿no estás un poquito curiosa? —Chloe levantó su ceja derecha. Faltaba 
una mecha de pelo de su cicatriz. Elle notó que su cabello negro estaba detrás de su 
oreja—. Sé que yo lo estoy. —Elle no la había visto tan feliz en un largo tiempo. Odiaba 
el hecho que Cassandra volvería mañana para arruinarlo. Chloe merecía ser feliz. 
—No, no lo estoy. —Elle ni siquiera notó que se estaba mintiendo a sí misma en 
ese momento. 
Cuando Elle y Chloe terminaron su almuerzo y fueron a clase de español, Elle 
todavía no podía creer la audacia de Nero. 
«Está bien, nena. Eventualmente me sentare justo ahí. Puedo esperar. » 
¿Quién diablos se cree que es? Oh cierto, el Rey de la Secundaria Legacy Prep. A 
Elle no le importaba si era el rey del mundo, podía sentir un motivo oculto. 
Es decir, ¿por qué ahora? ¿Por quéquiere hablar conmigo ahora? 
Antes de que Elle supiera, era tiempo para la última clase del día. Acompañó a 
Chloe a su clase, siguiendo para mantener su velocidad en los pasillos, pero aun así se 
preocupó mucho menos hoy. 
—Quédate aquí y espérame. No vamos a intentar ser audaces solo porque 
Cassandra no está aquí. Claramente ella es la cabecilla, pero sabes tanto como yo que 
no es la única que le gusta arruinar nuestras vidas. —Elle le dio a Chloe una cara seria. 
Quería estar segura de que obtuviera todo el panorama. 
 
 
—Lo sé. Esperaré justo aquí. —Elle se sintió satisfecha que Chloe tampoco 
quisiera arriesgar nada. 
—Está bien, te veo después. —Elle comenzó su caminata al otro lado de la 
escuela. 
Cuando llegó a su salón de clases, se sentó en la mesa en la que había estado 
ayer. Aun se iba a ir en cuanto sonara la campana. Elle no confiaba en nadie en la 
escuela aparte de Chloe. 
Mientras Elle sintió a alguien sentarse a su lado, volteó y vio a Nero sentado en la 
mesa con ella. 
—¿Qué estás haciendo? 
Nero sonrió. 
—Me estoy sentando. He decidido que no voy a ser amable y pedir por tu 
permiso. 
Elle miró alrededor del salón, notando a las cabezas huecas de Cassandra 
viéndose furiosas. La cara de los demás se veía completamente confundida. 
Estoy igual de confundida. 
—No creo que esa sea una buena idea. Tu estatus está cayendo cada segundo 
que te sientas aquí. —Elle se aseguró que tenía puesto su mejor tono sarcástico. 
Nero se rio. 
— ¿Crees que me importa una mierda lo que esas personas piensen? 
Elle lo miró; quiero decir, en serio lo miró. Él era mucho más alto que ella, pero 
cuando estaban sentados, ella no tenía que alzar su mirada para ver su cara. Tenía piel 
oscura y estaba rasurado limpiamente, pero podía decir que él podría crecer una 
barba como cualquier hombre mayor. Algo sobre sus ojos la intrigaba; era como si 
fueran esmeraldas. 
—No, claramente no lo haces. 
Tan pronto como Elle fue a la parte de atrás de la clase para tomar un cartel, 
Nero fue justo detrás de ella. Él encontró el suyo primero y se dirigió de vuelta a la 
 
mesa. Elle agarró su cartel en blanco y se dirigió de vuelta también. Tendió su cartel 
en la mesa y tomó su asiento. 
—¿Cómo es que el tuyo no tiene nada en él? 
—Porque no he decidido qué poner. —Elle de hecho no había decidido qué hacer 
con la maldita cosa. 
—Tú si sabes que se supone que pongas mierda que te guste, ¿cierto? 
—Sí, sé eso. —Elle miró fijamente su cartel y se mordió el labio. ¿Quién soy? 
—Estás pensando demasiado sobre esto. ¿Qué te hace feliz? 
Elle vio a Nero. Podía decir que estaba confundido a por qué ella no sabía que 
poner en su poster. Juró que se veía casi preocupado. 
¿Qué me hace feliz? Nunca había pensado en eso de esa manera. Muchas cosas en 
su vida la molestaban; sin embargo, sabía que cosa la hacía siempre feliz; era la forma 
en que se mantenía cuerda. 
Elle abrió su mochila, luego agarró algo de papel y un bolígrafo. 
Miró a Nero, y por primera vez, le dio una sonrisa. 
—Gracias. 
Nero lanzó su brazo detrás de su silla. 
—No hay problema, nena. 
Y entonces lo arruina. 
—No me llames así. Deberías volver. —Elle asintió hacia la mesa en la que se 
había sentado ayer. Las dos chicas habían puesto dagas en su piel todo el tiempo—. 
Creo que te extrañan llamándolas “nena” de todas maneras. 
—Sí, tú lo sabrías. Te vi mirándome ayer. 
—No s… 
Nero tomó su nunca e hizo que lo mirara. 
 
—No me mientas. No ahora, no nunca. —Su tono se convirtió serio y sus ojos 
demandaron una respuesta. 
Ella solo podía asentir, su boca empezando a secarse. No estaba asustada de él. 
Pero probablemente debería. 
—Bien. Ahora, aquí es donde me sentaré así tengas un problema con ello o no. 
Entiendo si no me quieres sentado contigo en el almuerzo, por ahora, pero no me 
digas de nuevo que me mueva. 
Después de un segundo, ella replicó: 
—Bien. —Elle intentó hacer que pareciera como si le permitía sentarse allí, pero 
sabía que no había ganado por la forma en la que él estaba sonriendo. Idiota 
arrogante. 
Callando al chico a su lado, Elle finalmente fue capaz de comenzar a llenar el 
papel con sus palabras. Siempre había amado escribir; la ayudaba a escapar de todo lo 
que la molestaba y Elle tenía bastantes problemas. 
Cada aquí y allá, podía sentir a Nero mirándola. Pensó que era un sentimiento 
extraño tener a un chico mirándola de la manera en que él lo hacía. No podía describir 
la sensación porque nunca la había tenido antes. Ningún chico la había mirado o 
prestado ninguna atención en la secundaria. Ahora, en el plazo de un día, Nero le 
hablaba y había escogido sentarse a su lado. Ella no sabía cómo sentirse sobre ello. 
Sus emociones habían estado por todo el lugar el último par de días. Como 
resultado, Elle seguía haciendo lo que estaba haciendo—escribiendo. 
—¿Puedo usar tu bolígrafo por un segundo? —Nero extendió su mano. 
—Sí, claro. —Ella le dio el bolígrafo y lo vio esbozar algo en su cartel, aunque ella 
no podía descubrir qué era. 
—Sabes, en el armario de suministros hay bolígrafos de escritura muchísimo 
mejores. Las palabras resaltarán mejor con un bolígrafo más bonito. 
Elle podía ver que Nero estaría un rato con su bolígrafo, así que se levantó y se 
dirigió al armario en la parte trasera de la clase, que tenía varios estantes; Elle no 
tenía idea donde estarían los bolígrafos. 
—Aquí. 
 
Elle sintió el cuerpo de Nero ligeramente a su espalda mientras se estiraba sobre 
ella y agarraba algo de uno de los contenedores superiores, bajando el bolígrafo y 
dándoselo. Elle le dio una medio sonrisa y empezó a caminar fuera del armario, pero 
algo la había estado molestando; necesitaba saber algo de él, porque, justo ahí, no 
tenía ningún sentido por el cual estaba hablando con ella. 
Decidió voltearse y preguntarle, viéndolo directamente a la cara. 
—¿Por qué ahora? Ni una vez me has hablado, y ahora estás actuando como si 
nos acabáramos de conocer o algo. 
—¿En serio quieres saber? 
Elle tragó saliva con fuerza. Probablemente no quería; sin embargo, lo 
necesitaba. Asintió y miró hacia su pecho. 
—Está bien. —Cerró la puerta del armario y dio un paso hacia ella. 
—¿Q-qué estás h-haciendo? —Con cada palabra que hablaba, daba un paso atrás. 
Nero dio un paso más hacia ella hasta que su espalda golpeó la puerta y estaba 
atrapada. 
—Ayer, te vi mirándome a mí y a Cassandra, y después, te atrapé de nuevo en el 
estacionamiento con Stephanie. —Dio un paso más cerca, cerrando el pequeño 
espacio que había puesto entre ellos—. Usualmente, las personas se sienten muy 
incomodas. Ni siquiera miran en mi dirección. 
Mientras Nero se inclinó hacia abajo, Elle pensó por un segundo que iba a 
besarla; en su lugar, su boca llegó cerca de su oreja. 
—Pero tú no podías apartar los ojos. —Sus palabras calentaron su oreja, 
causando que el resto de su cuerpo se calentara. Tomó su barbilla para hacer que 
finalmente lo mire a los ojos—. Hay algo que ha estado muriendo por salir…—Sus 
dedos viajaron hacia su cuello y se detuvieron justo por encima de la elevación de sus 
senos—, y yo quiero ser el primero en traerlo a colación, Elle. 
Escuchar su nombre la trajo fuera del trance en que la había puesto. 
 
¿Sabe mi nombre? 
 
Movió su mano al lado de su cintura y volteó la manija, retrocediendo para darle 
espacio para que se moviera adelante así la puerta se pudiera abrir. Elle se escabulló, 
su cuerpo ya no calentado por el suyo. Sin embargo, ella no entendía por qué 
inmediatamente se arrepentía de alejarse. 
Cuando él abrió toda la puerta así podía salir del armario, Elle se avergonzó con 
todas las miradas que estaba recibiendo. Estaba segura que las secuaces de Cassandra 
estaban pensando cientos de maneras de morir por la mirada en sus caras. 
Se encaminó de vuelta a su mesa, pero antes de que pudiera sentarse, la 
campana sonó. Tiempo de irse, gracias a Dios. 
Elle recogiósu bolso y se dirigió a la puerta, yendo tan rápido que nunca vio la 
mirada en la cara de Nero. Él estaba completamente estupefacto. 
Elle corrió por los pasillos sin ser consiente de si estaba corriendo hacia Chloe o 
lejos de Nero. 
Definitivamente hacia Chloe. Elle lo pensó por otro segundo. ¡Sip, Chloe! 
Alcanzó el salón de clases de Chloe, ansiosa por salir de ahí. 
—¿Estas lista? 
—Sí, ¿estás bien? —Chloe se veía preocupada. 
—Uh, si, ¿por qué no lo estaría? ¡Ok, vámonos! —Elle casi tomó la mano de 
Chloe, deteniéndose antes de hacer contacto. Chloe llevó su mano hacia su pecho y 
miró hacia el suelo. 
—Lo siento, Chlo… 
—Está bien. Vámonos. —Chloe pasó a Elle y se dirigió hacia las puertas. 
Elle observó a Chloe caminar a su lado. Mierda. 
De vez en cuanto, Elle se olvidaba del pasado de Chloe y sus problemas justo 
antes de que estuviera un centímetro de tocarla; ahí los recuerdos volvían. Elle sabía 
que no solo lo recordaba ella, sino Chloe también. 
 
 
Alcanzaron el estacionamiento y Elle pensó que tenía un déjá vu. Dos veces, 
aparentemente. 
Las dos cabezas huecas estaban inclinadas sobre el auto de Nero. Una sensación 
enfermiza creció en el estómago de Elle mientras caminaba tan rápido como podía al 
auto de Chloe, pasando a Chloe y llegando primero. Descansó su mano en la manilla de 
la puerta, desesperada por entrar. 
Alzó la mirada, solo para ver la espalda de Nero mientras hablaba con las chicas. 
Sin embargo, podía ver sus caras, y realmente deseó no poder hacerlo. 
Cuando Chloe desbloqueó las puertas, Elle se lanzó, manteniendo su rostro hacia 
adelante. No había manera de que volteara su cabeza. La sensación enfermiza de Elle 
empezó a moverse ligeramente hacia arriba desde su estómago. 
Chloe encendió el auto y comenzó a retroceder. Volteó el timón y se dirigió fuera 
del estacionamiento, forzando a Elle a mirar algo que no quería ver—un par de 
piernas en tacones entrando al Cadillac de Nero. Elle supo por los zapatos que la que 
iba a la casa de Nero esta noche era la Cabeza Hueca Número Uno. 
Elle tocó su pecho; la sensación había encontrado su marca. 
 
 
 
 
Traducido por Manati5b 
 
Elle lamentablemente tenía que ir a trabajar esa noche. Si quería quedarse y 
proteger a Chloe, tenía que seguir trabajando. Pensó que si renunciaba la noche del 
asesinato, bueno, entonces podría muy bien llamar al jefe y decirle que había sido 
testigo de todo el sufrimiento. 
Toda la noche, Elle observó el restaurante y cuidadosamente todos los rostros. 
Necesitaba estar segura que uno de los tres hombres no estuviera en el restaurante 
esperando por ella. En consecuencia, cada vez que alguien entraba, observaba sus 
rostros. Lo hizo una y otra, y otra vez. 
Tomó la jarra del café hacia una de sus mesas para llenar las tazas de los dos 
hombres de ahí. Elle los había visto varias veces antes en el restaurante. 
Mientras estaba llenando la taza del que era rubio, él le preguntó: 
—¿Escuchaste algo sobre un disparo atrás del restaurante la otra noche? 
Esta de hecho, no era la primera vez que le preguntaban; era como la quinceava 
vez. Aparentemente, era una cosa para ti el ir a un lugar donde un posible homicidio 
hubiera tenido lugar. Todo el mundo quería saber qué había sucedido. Le recordó a 
Elle de la secundaria. No creo que alguna vez pueda alejarme de eso. 
Elle mantuvo la misma historia que les había contado a todos, incluidos los 
policías. Ellos, por supuesto, le habían hecho algunas preguntas dado que ella había 
cerrado el restaurante la noche anterior. 
—Sí, me enteré cuando entré a trabajar hoy. 
Ella vio al hombre tomando un sorbo de su café mientras le llenaba la taza al 
otro hombre. 
 
El de cabello oscuro, le preguntó: 
—Espero que no hayas estado aquí cuando sucedió. —Su rostro demostraba que 
estaba haciendo una pregunta, no que estuviera preocupado. Elle empezó a tener 
escalofríos en los brazos, pero se aseguró de mantener la calma. 
—De hecho estaba trabajando anoche. Me quedé a cerrar. Los policías me 
dijeron que debí no haberme percatado de todo. —Elle se aseguró de decir policías. 
Ahora saben que no abrí mi boca. 
Los dos hombres se miraron por medio segundo, confirmando lo que Elle había 
temido. Ellos trabajan para el jefe. 
Él sonrió. 
—Eres una chica con suerte. Hubiera sido horrible ver algo como eso a tu edad. 
La más afortunada. Elle sonrió de vuelta. 
—Sí, estoy bastante segura que me hubiera vuelto loca si hubiera visto algo 
como eso. ¿Necesitan algo más? 
La única razón por la que Elle pudo mantener la calma fue porque ellos no tenían 
ni idea que había sido testigo de todo. Evidentemente, ellos no tienen problemas con 
matar. De otra manera, ya estuviera muerta. 
—No gracias. —Ambos se pusieron de pie antes de tirar algunos billetes en la 
mesa—. Ten cuidado ahí afuera. 
Elle sonrió y asintió, luego los observó yendo hacia la salida; finalmente pudo 
respirar de nuevo. Gracias a Dios. 
Elle creía que estaba fuera de peligro. Por ahora, de todos modos. 
 
 
Él podía oír el zumbido de su teléfono en su escritorio de madera. Lo levantó sin 
tener que mirar el identificador de llamadas. 
 
—Es inteligente. Vino al trabajo como si nada hubiera pasado, proclamando que 
debió haberse perdido todo el incidente. Los policías ya hablaron con ella. Lo hace 
parecer como si ellos no obtuvieron nada de ella. 
—Sí, Sal llamó hace una hora. Ella jugó al tonto con la policía. Tú eres mi 
consejero Vinny; ¿Qué piensas? —Tomó un cigarro de su caja y luego cerró la tapa de 
golpe. 
—Te estoy aconsejando que resuelvas esta mierda por tu cuenta. Será bueno 
para ti. Solo mantenme informado. 
—Está bien, lo tengo manejado por ahora. 
Con eso, terminó la llamada y encendió su cigarro. Su consejero tenía razón; ella 
era jodidamente inteligente. Sabía que no abriría su boca en un futuro cercano. La 
única cosa que no sabía era si ella lo había visto a él y a su gente hacerlo, o solo había 
escuchado lo que había ocurrido. Eso, tenía que averiguarlo. Probablemente no diría 
ni mierda ahora, pero nunca sabes si una persona cambiará de rumbo. Además, si sus 
enemigos descubrían que había dejado un testigo vivo, podría hacer caer toda la 
operación, todo lo que había hecho para estar a cargo. 
Elle simplemente había estado en el lugar equivocado en el momento 
equivocado. Eso lo sé demasiado bien. 
Empujó los malos recuerdos. No podía sentir pena por esa chica. Su hijo había 
estado ahí, así como Sal; tenía que protegerlos a ambos. Se había hecho un juramento 
hace mucho tiempo para proteger a la familia. 
Se echó hacia atrás en su costosa silla de cuero, dándole una calada a su cigarro. 
Exhalando, observó el humo llenar la habitación. 
Era tiempo de revisar y ver si se había realizado algún progreso. 
 
 
Nero estaba recostado en la cama, mirando el techo. Algo lo había estado 
molestando desde que Elle había escapado de él en clase de arte. Ninguna chica había 
 
escapado de él, y seguro como el infierno, no después de haberla empujado en un 
armario. Cualquier otra chica hubiera suplicado que la cogiera en ese lugar. 
Jugar con Ella había construido una tensión dentro de él. Necesitaba sacarla, y 
cuando Stephanie y Stacy lo habían estado esperando en su auto, había sabido 
exactamente cómo. Había escogido a Stacy porque ella había sido exactamente lo que 
necesitaba; nada estaba fuera de los límites con ella. Por lo menos, eso había sido lo 
que pensó que necesitaba, pero su pene todavía estaba dura. Por primera vez en años, 
Nero estaba sexualmente frustrado. Joder, ¿se iba a dar prisa? 
El teléfono de Nero sonó. 
—¿sí? 
—Dime cómo te fue. 
Nero salió de la cama y abrió la puerta que daba al balcón. Saliendo, cerró las 
puertas. 
—Bueno, apareció en la escuela. Tengo que decir, estaba un poco impactado de 
que lo hiciera. Sin embargo, debí haber pensado que ella no hubiera dejado ir a su 
amiga sin ella.

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