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NEZAHUALCOYOTL, MÉX., SEPTIEMBRE 2020
P R E S E N T A
PARA OBTENER EL TITULO DE LA LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
“DUELO INFANTIL: LA PERDIDA DE UN SER QUERIDO”
NOMBRE DEL REVISOR: Ricardo Covarrubias Morales 
NOMBRE DEL EGRESADO: González Robles Yissell 
DOCUMENTO ACADÉMICO
Índice 
Introducción………………………………………………
Fundamentos de la tanatología………………………...
Proceso de duelo y cultura de la muerte………………
El duelo en las etapas de la vida……………………….
Implicaciones de la enfermedad y muerte……………..
Intervención tanatológica……………………………….. 
La muerte es una parte inevitable de la vida, lo queramos o no. Sin embargo cada persona tendrá una forma distinta de ver la muerte, por ejemplo habrá a quienes les cause mucho miedo. Pues el hecho de pensar, imaginar o ver morir a nuestros seres queridos es doloroso, sin embargo no podemos hacer nada para evitarlo, ya que es un hecho que todos debemos morir para cumplir con nuestro ciclo de vida como seres vivos (nacer, crecer, reproducirnos y morir). 
Al tener una pérdida ya sea por muerte, perdida de alguna extremidad, separación o ruptura amorosa (por mencionar algunas), esta se deberá afrontar de alguna manera. Para algunas personas serán emociones pasajeras, mientras que para otras estas emociones serán bastante fuertes debido al gran dolor que pudo provocar la pérdida y que deberán trabajarse con ayuda preferentemente de profesionales como lo son los tanatólogos. 
Debido a que desde que nacemos estamos expuestos a tener pérdidas, es importante que desde que somos niños se nos dé a conocer y explique estos procesos que conlleva el tener una pérdida y así podamos tener una mayor comprensión de las situaciones relacionadas a las pérdidas que presentaremos a lo largo de nuestra vida. Al hablar de estos temas con los niños se deberá de hacer de forma que esta platica o conversación deje una huella mnémica y no como algo malo que pueda incluso generar un trauma. 
No debemos evitar que estos temas se hablen con los niños. Quizá hablar sobre pérdidas o muertes es lo que menos quiere hacer un adulto, pues normalmente siempre se habla sobre el presente y se planea un futuro en el que no se toman en cuenta pérdidas o muertes. Los adultos prefieren evitar hablar sobre estos temas, sin embargo lo terminan hablando en el momento en que ha ocurrido una pérdida, o la muerte de algún familiar e incluso de las mascotas que se pudieran llegar a tener. 
Por lo que en este trabajo se retomarán los módulos vistos durante el diplomado, encaminados al duelo infantil por la pérdida de un ser querido. 
FUNDAMENTOS DE LA TANATOLOGÍA 
“Vive de tal forma que al mirar hacia atrás no lamentes haber desperdiciado la existencia. Vive de tal forma que no lamentes las cosas que has hecho ni desees haber actuado de otra manera. Vive con sinceridad y plenamente. Vive. “
 Elisabeth Kübler-Ross
El termino Tanatología deriva del griego thanatos que significa muerte y logos que significa estudio o tratado y estudia la muerte como el proceso de morir y la muerte misma. Sin embargo varios autores fueron dando una definición más propia, partiendo desde su área de aplicación y conocimiento. 
El tema de duelo fue abordado por primera vez por Freud en 1915 al escribir “Duelo y melancolía”, se refiere al duelo como un requerimiento pulsional en función de la insuficiencia estructural de elementos significantes para hacer frente al agujero que implica el duelo y explica que en ocasiones puede manifestarse por medio de las adicciones a la comida, el alcohol, las drogas y los psicofármacos.
Lacan lo retoma también denominado al proceso que le sigue a la pérdida como: función de duelo, ya que según la explicación que presenta, su elaboración involucra un cambio de posición subjetiva, que puede atravesar el habitual sentimiento de culpa y consecuentemente proporcionar una distribución del goce. Enfatiza el soporte que los grupos bien organizados representan en los tiempos del duelo , así como sostiene la importancia de los rituales funerarios para este mismo.
La Dra. Elizabeth Kübler consideraba que la tanatología es la ciencia de la muerte y sus manifestaciones. Gira alrededor del enfermo terminal y se basa en las descripciones y observaciones que sobre él se realizan para ofrecer un diagnóstico y mediante éste, determinar las acciones a seguir. (Mondragón, 2009)
La Dra. Elizabeth Kübler-Ross se dio cuenta de los fenómenos psicológicos que acompañan a los enfermos en fase terminal durante el proceso de muerte, por lo que define a la Tanatología moderna como “una instancia de atención a los moribundos”; por ello, es considerada la fundadora de esta nueva ciencia.
Con su labor, la Dra. Kübler hace sentir a los agonizantes que son miembros útiles y valiosos de la sociedad, y para tal fin creó clínicas y hospicios cuyo lema es “ayudar a los enfermos en fase terminal a vivir gratamente, sin dolor y respetando sus exigencias éticas”. 
El término Tanatología, “La ciencia de la muerte”, fue acuñado en 1901 por el médico ruso Elías Metchnikoff. En ese momento la Tanatología fue considerada como una rama de la medicina forense que trataba de la muerte y de todo lo relativo a los cadáveres desde el punto de vista médico- legal. (Pielago, 2014)
Mondragón (2009) en su ensayo Tanatología y sus campos de aplicación menciona lo siguiente: La Tanatología es la disciplina encargada de encontrar sentido al proceso de la muerte, con un método científico que la ha convertido en un arte y en una especialidad. Su objetivo principal está centrado en proporcionar calidad de vida al enfermo terminal buscando que sus últimos días transcurran de la mejor forma posible, fomentando el equilibrio de y entre los familiares. Además se ocupa de todos los duelos derivados de pérdidas significativas que no tienen que ver con la muerte ni con los enfermos moribundos (p. 28). 
A partir de que nacemos, los seres humanos nos enfrentamos a diferentes tipos de acontecimientos siendo uno de los más difíciles el duelo por la pérdida principalmente de un ser querido, el cual es inherente a toda la humanidad y siendo una contestación regular frente a la falta del ser preciado. Este proceso se vivirá de manera diferente en cada individuo dependiendo del nivel cognitivo, la cultura y creencias que se tengan. 
La muerte forma parte de nuestra vida a partir de que nacemos, e incluso históricamente se puede decir que existe un miedo o temor a la enfermedad y muerte. El tema de la muerte ha sido abordado por diversas disciplinas, pero dentro del área científica es la tanatología la encargada de su estudio.
La palabra muerte proviene del latín mors o mortis, que significa cese o término de la vida. La definición de muerte según el Diccionario de la Real Academia Española (2001) se refiere a “la cesación o término de la vida, en el pensamiento tradicional, separación del cuerpo y el alma.”
El termino muerte tiene los parámetros de irreversibilidad, universalidad y causalidad (Barreño, 2007).
En la antigüedad de acuerdo con varios textos, se tenía una mayor familiaridad con la muerte, sin presencia de temor y con una confianza mística. No se preocupaban por el hecho de morir no se preguntaban el porque tenían que hacerlo, simplemente lo entendían como una parte del ciclo vital.
Morin, (1974), en su libro El hombre y la muerte menciona que: El muerto prehistórico era depositado en la tierra funeraria encogido, en posición fetal. La práctica histórica del enterramiento puede explicarse por la preocupación de proteger al muerto, o a su doble, de los agravios de los animales feroces, o de protegerse del propio muerto encerrándolo en su agujero. Pero también se trata ya, de reintroducir el esqueleto-feto en la tierra de la que renacerá.
Con esto nos podemos dar una ideade que consideraba a la tierra como una madre por lo que al depositar los restos de los muertos en la tierra se podría considerar que resurgiendo la vida como los hacen las plantas, en una posición fetal con la que podría darse la protección que tuvo desde el vientre materno.
Se sabe de los entierros, ritos, sarcófagos y cementerios, que éstos nacieron con el hombre primitivo. Los entierros más antiguos datan de 100000-70000 años con el Neandertal. Algunas sepulturas halladas de esta época ponen de manifiesto que a las personas las enterraban con utensilios de diario y con comida. Estos rituales funerarios expresaban la creencia de una supervivencia, en la que se necesitaban alimentos y utensilios habituales de la vida terrestre. La actitud del hombre de esta época para con sus muertos debió de ser una mezcla de respeto, de miedo, de veneración y de cuidado por su bienestar (Gómez, 2006)
Bacci (2003) , toma los aportes de Vivante, haciendo referencia a que la consciencia de la muerte y su ritualización tienen su origen en el Homo sapiens, el cual pintaba a sus muertos y además los adornaba con objetos.
En el antiguo Egipto, las famosas momias nos hablan de la necesidad de eternizar el cuerpo para su próxima vida. Los mayas enterraban a sus muertos en distintos lugares dependiendo de su nivel social. Los aztecas disponían a los muertos para la lucha de diversos obstáculos que debían de pasar antes de encontrarse con el señor de los muertos, el cual resolvía su destino.
PROCESO DE DUELO Y CULTURA DE LA MUERTE 
Duelo 
El duelo del latín dolium, que significa dolor o aflicción, es la reacción natural ante la pérdida de una persona, objeto o evento significativo o también, la reacción emocional y de comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe.
Incluye componentes psicológicos, físicos y sociales, con una intensidad y duración proporcionales a la dimensión y significado de la pérdida. En términos generales es un proceso normal, por lo que no se requieren situaciones especiales para su resolución.
Se tiende a pensar en el duelo sólo en el contexto de la muerte de un ser querido, pero también suele producirse como reacción ante la pérdida de una persona amada o de alguna abstracción que ha ocupado su lugar, como la patria, la libertad, un ideal, entre otros.
En todo tipo de situaciones vitales existe un grado de aflicción y duelo; incluso, cambios tan comunes como mudarse a otra casa o trasladarse a una nueva región pueden implicar la sensación de pesar por la pérdida del contexto en el que siempre hemos vivido y, a veces, del estrecho contacto con los amigos.
Entre los diferentes procesos de duelo que tienen que enfrentarse, el más doloroso se refiere a la del termino de nuestra vida y la de nuestros seres queridos.
A medida que transcurre la vida tenemos un contacto más directo y más frecuente con la muerte, pues cada vez es más cercana. Cuando mueren familiares y amigos, sobre todo si son aproximadamente de nuestra edad, su pérdida nos enfrenta a nuestra propia realidad y a un futuro inevitable (Gómez, 2004). 
Lo esencial del duelo es el cariño y la pérdida. La muerte imprime al duelo un carácter particular en razón de su radicalidad, de su irreversibilidad, de su universalidad y de su implacabilidad.
Una separación no mortal deja siempre abierta la esperanza del reencuentro; la muerte, jamás; de ahí que nos referiremos al proceso de duelo ante la muerte, sin desestimar que otras pérdidas pueden desencadenar respuestas intensas e impredecibles, pero la muerte de un ser querido es la forma paradigmática de pérdida. La intensidad del duelo no depende de la naturaleza del objeto perdido, sino del valor que se le atribuye.
De acuerdo con algunos estudios pertinentes que se realizaron por la Asociación de Médicos de Atención Primaria nos dice que 16% de las personas que pierden un familiar sufre una depresión durante el año siguiente, cifra que se incrementa hasta aproximadamente 85% en la población mayor de 60 años de edad (Meza et al, 2008).
El duelo en los niños 
Bastantes adultos consideran que los niños pequeños no comprenden la muerte ni se sienten afectados por ella, pero no es así.
Esta falsa idea se desprende de su forma de comportarse muchas veces como si no hubiera pasado nada.
El niño tiende a vivir más en el presente, tiene lapsos de atención más cortos y se distrae con facilidad, por lo que son más las ocasiones en las que puede olvidarse de su aflicción, actuando como si nada hubiera pasado. Eso no quiere decir que haya olvidado al difunto o que no lo eche de menos (Lafurten,1996).
Diversas investigaciones comprueban que los niños son conscientes de la muerte y pueden sentir una gran aflicción por la de un ser querido. Los niños alcanzan un entendimiento de ambos, enfermedad y muerte, en diferentes etapas, a través de un proceso que depende de su nivel evolutivo y madurez cognitiva, más que de su edad cronológica.
En nuestra sociedad es bastante habitual mantener apartados a los niños de la muerte y de cuanto la rodea y, con frecuencia se les oculta información o se enmascara, proporcionándoles información deformada y equivoca.
No es raro que se le diga a un niño pequeño que quien ha muerto se ha ido de viaje, que ha sido trasladado a otro hospital, que es como si se hubiera dormido, o que se ha ido al cielo. Todas estas imprecisiones pueden acarrear más inconvenientes que ventajas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 
Bacci, P. (2003). La muerte y el duelo en la Hipermodernidad. Recuperado de: http://www.querencia.psico.edu.uy/revista_nro13/pilar_bacci.htm.
Barreto/Soler, (2007), Muerte y duelo, España, Síntesis, pp. 17
Diccionario de la lengua española (2001) Muerte. Real Academia Española, Madrid. 
Gómez-Sancho  M. (2004) La  pérdida  de  un  ser  querido,  el  duelo y  el  luto.  Madrid:  Arán  Ediciones.
Gómez Sancho, (2006), El hombre y el médico ante la muerte, Madrid, España, Arán Ediciones, pp. 23
Lafuente M.J. (1996). Familia y muerte. En: Millan M. (dir.).Psicología de la familia. Un enfoque evolutivo y sistémico.(pp.259‐288). Valencia:Promolibro.
Meza, E. et al (2008) El proceso del duelo. Un mecanismo humano para el manejo de las pérdidas emocionales. Revista de Especialidades Médico-Quirúrgicas, vol. 13, pp. 28-31. Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado México, México.
Mondragón, G. (2009) La Tanatología y sus campos de aplicación(Ensayo), Horizonte sanitario. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Villahermosa, México. 
Morin, (1974), El hombre y la muerte, España, Editorial Kairós, pp.115-116
Pielago, L. (2014) Muerte y conspiración del silencio (Tesina). Asociación Mexicana de Tanatología A.C. México, D.F.

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