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BSE-OIE - MARIO EDHER SANCHEZ DIAZ

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Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 1 
C A P Í T U L O 2 . 4 . 6 . 
ENCEFALOPATÍA ESPONGIFORME BOVINA 
RESUMEN 
La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) es una enfermedad neurológica mortal, reconocida 
por primera vez en 1986 en Inglaterra. Es la encefalopatía espongiforme transmisible o 
enfermedad de los priones. El arquetipo de este grupo de enfermedades es el prurigo lumbar de 
las ovejas y las cabras (véase el capítulo 2.7.13. Prurigo lumbar). 
La epizootia de la EEB se puede explicar por la exposición oral a un agente semejante al del 
prurigo lumbar en las proteínas derivadas de rumiantes que se incluían en los concentrados 
cárnicos patentados como comida o en suplementos alimenticios. Los casos iniciales de EEB en 
algunos países parecen ser el resultado de exportaciones de ganado infectado de Inglaterra o de 
comida con derivados cárnicos contaminados, aunque ahora se implican también exportaciones de 
otros países. Otros casos iniciales son claramente autóctonos, sin una relación clara con alimentos 
cárnicos importados, lo que sugiere la existencia de casos previos no detectados. La epizootia está 
en declive en muchos países como consecuencia de las medidas de control, Actualmente los 
casos de EEB se dan en la mayor parte de Europa y también se han detectado en Asia y 
Norteamérica. 
Se ha demostrado la transmisibilidad experimental de la EEB al ganado tras exposiciones 
parenterales y orales al tejido cerebral de ganado infectado. Se sospecha que el agente de la EEB, 
es la fuente común, por la vía alimenticia, de encefalopatías espongiformes transmisibles (EET) en 
otras especies de rumiantes y de félidos. Existe evidencia de una relación causal entre el agente 
de la EEB y una nueva forma variante de EET, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ). Las 
recomendaciones sobre medidas de seguridad en el manejo de material infectado con EEB se 
basan en que esta enfermedad es una zoonosis y se le ha adscrito a la categoría 3 de contención 
(con derogación). 
Identificación del agente: En Inglaterra la EEB tuvo mayor incidencia en el ganado bovino de 
entre 4 y 5 años. La duración clínica es variable pero puede prolongarse durante varios meses. Los 
síntomas clínicos observados son lo bastante llamativos como para sospechar la existencia de la 
enfermedad, particularmente si se eliminan otros diagnósticos diferentes. Los primeros síntomas 
clínicos suelen ser sutiles y conductuales, y pueden llevar a la eliminación de animales afectados 
antes de que se dispare la sospecha de EEB. En países con una política establecida contra la 
enfermedad, los animales clínicamente sospechosos deben sacrificarse, analizarse los cerebros y 
destruirse las correspondientes canales. Ahora la vigilancia activa en la mayoría de los países es 
capaz de detectar el ganado infectado antes del reconocimiento de signos clínicos e incluso sin 
dicho reconocimiento. En la actualidad no existe ninguna prueba de diagnóstico para la detección 
del agente de la EEB en el animal vivo. La naturaleza de los agentes que causan las EET no está 
clara. En la patogenia de estas enfermedades, presenta una importancia crítica una isoforma de 
una proteína de membrana PrPc (originalmente denominada PrPsc) que es específica de la 
enfermedad y parcialmente resistente a las proteasas, y que, según la hipótesis del prión, 
constituye el único o el principal componente del agente infeccioso. La confirmación del 
diagnóstico, que anteriormente se hacía mediante examen histopatológico del cerebro, se lleva a 
cabo ahora mediante la aplicación de métodos inmunohistoquímicos (HIC) y/o inmunoquímicos al 
tejido cerebral para la detección de PrPSc. La PrPSc se puede detectar en los loci neuroanatómicos 
específicos en el SNC del ganado bovino afectado mediante métodos IHC en material fijado en 
formalina o por inmunotransferencia u otros métodos de inmunoensayo en los que se usan 
extractos de cerebro no fijados. 
sl
Original inglés
Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina 
2 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 
La transmisión desde los tejidos infectados, normalmente a ratones normales o transgénicos, es el 
único método práctico disponible actualmente para detectar la infectividad y tiene un importante 
papel en la confirmación o caracterización de las cepas causales. Se han detectado variantes o 
formas atípicas de EEB en todos los continentes en los que ha ocurrido la EEB clásica. Mientras 
que en la mayoría de los casos los fenotipos atípicos se han basado en modelos de bandas de 
inmunotransferencia, la caracterización de algunos aislamientos mediante bioensayos proporciona 
una evidencia inicial de la diversidad de cepas en las enfermedades priónicas que ocurren de 
forma natural en el ganado. 
Pruebas serológicas: En las EET no se han detectado respuestas inmunes específicas. 
Requisitos para las vacunas y el material de diagnóstico: En la actualidad no existen productos 
biológicos disponibles. En muchos países se utilizan para el diagnóstico de la EEB kits 
comerciales. 
A. INTRODUCCIÓN 
Se ha demostrado experimentalmente que la EEB puede transmitirse al ganado por vía parenteral y oral después 
de la exposición a tejido cerebral de ganado afectado (20, 90). Estudios epidemiológicos británicos han revelado 
un mayor riesgo en la descendencia de casos clínicos de EEB para desarrollar la enfermedad (27, 29, 30, 38, 
98). No se ha establecido si esto se debe a una verdadera transmisión materna. Se considera que este riesgo no 
es la causa del mantenimiento de la infección endémica de la población bovina en Inglaterra, y las estimaciones 
de este riesgo se han revisado posteriormente a la baja (26). 
La EEB es una enfermedad letal del ganado bovino, cuyos primeros casos se registraron en Gran Bretaña en 
noviembre de 1986 (27, 37). Consiste en una encefalopatía espongiforme transmisible (EET) o enfermedad de 
los priones, que originariamente se tipificó en el contexto de otras especies animales, tales como el prurigo 
lumbar de las ovejas. Las enfermedades de los priones se definen por una acumulación patológica de una 
isoforma anormal, parcialmente resistente a la proteasa, de una proteína de membrana codificada por el 
hospedador y muy conservada (PrPC), que en un principio fue denominada como PrPSc, sobre todo en el sistema 
nervioso central (SNC) y de forma más variable en el sistema linforeticular. No está claro cuál es la función de 
PrPC. La PrPSc es la única macromolécula específica de la enfermedad identificada en las enfermedades de tipo 
prurigo lumbar. También se la denomina de otras formas; como PrPres, para designar que la proteína anormal es 
resistente a la proteinasa; PrPd para referirse a una determinada enfermedad; y PrPbse para referirse 
concretamente a la EEB. En el presente texto utilizamos PrPSc en sentido genérico para referirnos a la isoforma 
anormal PrPC. Una importante tendencia científica sostiene que el agente se compone solamente de una 
isoforma PrP específica de la enfermedad y que la forma alterada es capaz de inducir la conversión de la forma 
normal: es la hipótesis del “prión” o “solo proteína”. Menos evidentes son los datos que apoyan hipótesis 
alernativas, como la que apunta a los orígenes víricos o bacterianos o la implicación de otros factores 
coadyuvantes, como el desequilibrio de minerales. Permanecen inciertas las bases moleculares de la variación 
de las cepas, pero, según la hipótesis del prión, las características de las cepas son codificadas en distintas 
formas de proteína del prión. 
La caracterización inicial de los aislamientos de EEB procedentes de Gran Bretaña mediante transmisión a 
ratones demostró que, durante el curso principal de la epidemia, la enfermedad estaba causada por una única 
cepa mayoritaria del agente que difiere de las caracterizadas para el agente del prurigo lumbar en las ovejas (4). 
La uniformidad de la patología entre la mayor parte del ganado afectado también sirve de apoyo a la nociónde 
un fenotipo consistente de la enfermedad en el caso de la EEB (7, 30). Este modelo de neuropatología en la 
especie hospedadora es una característica importante para definir un caso de EEB y para la confirmación de la 
enfermedad. Los informes emitidos desde 2003 sobre los rasgos variables de la patología y/o las características 
moleculares en varios países, han suscitado interrogantes sobre las posibles variaciones de la cepa causal de la 
enfermedad de los priones en el ganado (3, 8, 21, 44). Independientemente de si tales hallazgos representan una 
variación real del agente de la EEB o formas distintas de infección de los bovinos por los priones, tales hallazgos 
deben ser verificados. Debido al hecho de que en la mayoría de los casos se han detectado mediante vigilancia 
activa, se carece de historiales clínicos debidamente correlacionados y la mayoría se centran únicamente en 
datos obtenidos por inmunotransferencia (3, 44). Las descripciones más exhaustivas, con datos sobre la 
caracterización inmunohistoquímica (IHC), histopatológca y de inmunotransferencia corresponden a dos vacas 
viejas de Italia (8). Se ha confirmado la posibilidad de transmitir ciertos aislamientos a ratones, con rasgos 
diferentes a los de otros contagios de EEB anteriores. (2, 5). Se están realizando estudios sobre la transmisión 
de otros aislamientos en el ganado. Un rasgo común de interés es que la mayor parte de estos aislamientos 
proceden de ganado más viejo. 
Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina 
Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 3 
Los primeros estudios epidemiológicos de la EEB en Gran Bretaña indicaron que aquella se presentaba en forma 
de una epizootia de origen común, debida a la infección por un agente similar al del plurigo lumbar que se 
trasmitía a través de la alimentación en los piensos a base de carne y de hueso como suplemento proteínico en 
la alimentación (1, 39). Si bien los primeros casos registrados ocurrieron en el Reino Unido, (RU), la EEB ya se 
han presentado, aunque con menos incidencia, en ganado importado o autóctono de muchos países. Lo más 
probable es que tales casos se hayan debido directa o indirectamente a la exportación de ganado infectado o de 
piensos a base de carne y de hueso procedentes de países con casos de EEB, incluido el RU. Es obvio que la 
infección se ha propagado ulteriormente en países en los que se han dado casos cuya notoriedad se ha visto 
aumentada por la evaluación del riesgo geográfico de la EEB (GBR) llevada a cabo en muchos países por el 
Comité Directivo Científico de la Unión Europea (13). Es cierto que en algunos países los únicos casos 
detectados reflejan una exposición autóctona en vez de una conexión directa con piensos de importación 
contaminados (41). La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) proporciona estadísticas actualizada 
sobre los brotes de EEB en todo el mundo (41). 
No existe evidencia de transmisión horizontal de la EEB en el ganado bovino ni muchos datos que apoyen la 
existencia de la transmisión materna (27). Los estudios epidemiológicos y de transmisión no han encontrado 
evidencias de riesgo en el semen, en la leche ni a través de embriones (27). 
A consecuencia de las medidas de control, la epizootia ha descendido en Inglaterra y otros muchos países, o 
muestra los efectos del control en forma de cambios en la incidencia de la edad específica. En algunos países no 
se han ejercido controles lo suficientemente largos como para reconocer los efectos. La interpretación del estado 
de la epizootia se ha visto favorecida por la introducción de un seguimiento activo mediante pruebas de 
diagnóstico rápido, que han detectado también animales infectados que no se habían reconocido como casos 
clínicamente sospechosos. Mientras que la vigilancia activa es capaz de detectar una cierta cantidad de casos 
preclínicos, la investigación retrospectiva en las granjas del origen de la enfermedad confirma, con frecuencia, 
que se presentan algunos síntomas previos al sacrificio, pero no han despertado la consideración suficiente 
como para establecer sobre ellos un diagnóstico clínico de la EEB. 
Durante el transcurso de la epizootia de EEB se ha sospechado la existencia de EET en varias especies de 
bóvidos y felinos exóticos mantenidos en cautividad y en gatos domésticos, y, respecto a varias especies 
infectadas, se sabe que están causadas por el agente de la EEB (23). Se supone que la exposición tuvo lugar 
por vía digestiva. 
La aparición de la nueva forma de desorden de los priones en el hombre, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob 
(ECJ), la llamada variante de ECJ (vECJ) en el RU (40) también se ha demostrado, mediante transmisión y 
estudios moleculares (6, 10), que tiene una relación causal con el agente de la EEB. Se considera que la vía de 
infección es la digestiva. En el pasado, no se ha establecido ninguna conexión entre la exposición del hombre a 
los agentes causales de las encefalopatías espongiformes en animales y la existencia de la EET humana. La 
EEB tiene como precedente la EET. De ahí que actualmente se recomiende que las medidas de seguridad para 
el manejo del agente de la EEB se basen en la suposición de que la EEB se puede transmitir al hombre. La 
epizootia vECJ en el RU en individuos homozigosos para el MM en el codón 129 del gen PrP, alcanzó el punto 
culminante en el año 2000; en otros países se han producido números reducidos de casos. 
En consonancia con la aparición de la vECJ, se debería adoptar un análisis de de riesgo cuando se haya de 
determinar un nivel de contención para la realización de necropsias en animales sospechosos de padecer EEB o 
al manejar tejidos procedentes de tales animales, pero cualquier procedimiento que produzca aerosoles debe 
llevarse a cabo según el nivel 3 de contención (véase el capítulo 1.1.2. Bioseguridad y protección humana en el 
laboratorio veterinario de microbiología y en las instalaciones de los animales) y el laboratorio debe cumplir las 
normas sobre bioseguridad y biocontención para proteger a los operarios de la exposición al agente patógeno. 
Los procedimientos recomendados para la descontaminación pueden no ser completamente efectivos cuando se 
trata con material de un título alto o cuando el agente se protege en el interior de materia orgánica seca. La 
inactivación física que se recomienda es un tratamiento en autoclave a 134°C–138°C durante 18 minutos a una 
presión de 18 libras por pulgada cuadrada. Sin embargo, la temperatura no es siempre totalmente eficaz y la 
inactivación completa puede no alcanzarse en determinadas condiciones, como cuando el material problema se 
presenta en forma de macerado. La desinfección se lleva a cabo con hipoclorito sódico que contenga un 2% de 
cloro libre, o con hidróxido sódico 2 N, aplicado durante más de 1 hora en el caso de superficies o durante toda la 
noche en el caso de equipos (33). 
B. TÉCNICAS DE DIAGNÓSTICO 
1. Identificación del agente 
La manifestación clínica de la EEB clínica, tal y como apareció en la epidemia más importante, ocurre en ganado 
adulto, y la mayoría de los casos se observaron en ganado de entre 4 y 5 años. Con el declive de la epidemia, el 
impacto de los controles efectivos se refleja en la mayor edad de los animales que contraen la enfermedad 
Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina 
4 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 
clínica (27). El comienzo de los signos clínicos no es estacional ni se relaciona con una fase del ciclo 
reproductor. El inicio de la EEB pasa desapercibido y es seguido por un curso progresivo y lento (24, 38). En 
ocasiones, se presenta un caso con signos agudos seguidos de un rápìdo deterioro, aunque la frecuencia de la 
observación se convierte en un factor importante a la hora de determinar la presencia de los signos clínicos. Los 
signos clínicos, aunque son variables, incluyen cambios de comportamiento, aprensión e hiperactividad. Por 
ejemplo, las vacas afectadas pueden mostrarse reaciasa entrar la sala de ordeño o patean con fuerza durante el 
ordeño. En las vacas que no son no lecheras, los primeros síntomas visibles son la descoordinación de 
movimientos y la debilidad de sus patas traseras. Los signos neurológicos predominan durante el transcurso del 
período clínico y pueden incluir muchos aspectos de un estado mental, posturas anormales y de movimiento y 
sensaciones anormales, aunque los síntomas nerviosos más comunes son aprensión, ataxia de las patas 
posteriores e hiperestesia al contacto y a los sonidos. El prurito intenso que es característico en algunas ovejas 
con prurigo lumbar no es destacable en el ganado bovino con EEB, aunque en algunos casos manifiestan 
tendencia a rozarse y rascarse. A veces los animales afectados se mantienen con la cabeza baja, el cuello 
extendido y las orejas dirigidas hacia atrás. La anormalidad en el andar incluye la agitación de los cuartos 
traseros y la extensión de las patas; estas características se aprecian mejor cuando el ganado está pastando. La 
ataxia también puede afectar a las patas delanteras y, a medida que aumenta la gravedad de los síntomas 
motores, el cuadro clínico está dominado por una debilidad generalizada que ocasiona caídas y postración. 
Aunque no son síntomas específicos, los informes sobre la rumia reducida (3, 5), la braquicardia y las 
alteraciones del ritmo cardíaco sugieren que las perturbaciones autónomas constituyen una característica de la 
EEB. A medida que la enfermedad progresa, los síntomas nerviosos se acompañan de manifestaciones clínicas 
generales, como pérdida del aspecto normal, reducción del peso corporal y disminución de la producción láctea. 
No ha habido cambios en la descripción clínica de la EEB a lo largo de la epizootia en el Reino Unido (24, 38). 
Los síntomas clínicos en otros países donde se ha presentado la EEB son esencialmente similares. El desarrollo 
clínico, que se extiende por lo general a un período de semanas o meses, requiere eventualmente el sacrificio 
por consideraciones sociales. Una política establecida para determinar el estatus de un país en relación con la 
EEB exige la declaración obligatoria y la investigación diagnóstica de casos clínicamente sospechosos, su 
sacrificio y el examen post mórtem del cerebro. Al principio de la enfermedad los síntomas pueden ser sutiles, 
variables e inespecíficos, y pueden enmascarar el diagnóstico clínico en un examen inicial. La observación 
continua de esos casos equívocos, junto a los procedimientos adecuados de patología clínica para eliminar los 
diagnósticos diferenciales, en especial desórdenes metabólicos, permitirán establecer la progresión de los 
síntomas esenciales. Algunos síntomas tempranos de la EEB son similares a manifestaciones de la cetosis 
nerviosa, carencia de magnesio, listeriosis encefálicas y otras encefalitis. Los síntomas clínicos, que a veces 
pasan desapercibidos, se manifiestan con mayor intensidad en condiciones de estrés, como el causado por el 
transporte. En la página web de la Agencia de Laboratorios Veterinarios y de Laboratorios de Referencia de la 
Comunidad para la EET (ALV), de la Comisión Europea (15) pueden descargarse video-clips de ganado 
afectado. Hay DVD o videocintas sobre los signos clínicos disponibles en esa y otras fuentes (35). 
El diagnóstico laboratorial de la EEB ha evolucionado en consonancia con el progreso de los conocimientos 
sobre la enfermedad y los adelantos técnicos. (17). A falta de métodos in vitro para el aislamiento del agente 
causal, la confirmación convencional del diagnóstico de este grupo de enfermedades ha sido la demostración de 
las características morfológicas de la encefalopatía espongiforme mediante el examen histopatológico. Este 
sigue siendo, por definición, el único método con el que se puede diagnosticar esta patología vacuolar. El 
diagnóstico original de la EEB se basaba en los aspectos histopatológicos de la encefalopatía espongiforme 
similar al prurigo lumbar y la demostración por microscopía electrónica de fibrillas, denominadas fibrillas 
asociadas a prurigo lumbar (SAF), que están fundamentalmente compuestas de PrPSc, en extractos de 
detergente de cerebro afectado. El material examinado siempre procedía de casos clínicos sospechosos. En 
vista de la rápida expansión de la epizootia en GB a finales de los años ochenta, el diagnóstico basado en el 
examen de una única sección de la médula oblonga tomada a nivel del óbex fue validado frente a un examen 
más extenso del tallo cerebral (34). Este enfoque simple propició la modificación del muestreo de cerebro fresco; 
en lugar de la extracción del cerebro completo, se tomaba la sección adecuada del tallo cerebral extrayéndola 
por agujero occipital con instrumentos especiales. Con el reconocimiento creciente de la especificidad 
diagnóstica de PrPSc y, con la disponibilidad de anticuerpos adecuados y la eficacia creciente de los métodos de 
detección, se utilizaron, para la confirmación del diagnóstico, métodos inmunoquímicos para detectar la 
presencia de la PrP específica de la enfermedad, incluidas las técnicas de IHC e inmunotransferencia de SAF, 
además de la histopatología. El uso de métodos in-vitro más rápidos para la detección de PrPSc propició la 
implementación de diversas pruebas rápidas de enzimoinmunooensayo (ELISA) con muestras de médula 
oblonga; estas pruebas constituyen el principal enfoque para el diagnóstico en la vigilancia activa. Permiten un 
examen preliminar cuyos resultados positivos o dudosos se someten a examen por métodos de IHC o 
inmunotransferencia. La estrategia de las pruebas rápidas se ha convertido en el principal enfoque para la 
detección de casos y existe un amplio consenso para su utilización como parte del proceso de confirmación (15). 
El uso de cada método particular depende del propósito del diagnóstico aplicado en el contexto epidemiológico y 
de su validación a dichos efectos. Estos propósitos varían desde la confirmación del diagnóstico clínico en el 
control de la enfermedad epizoótica al análisis de poblaciones sanas para evidenciar la enfermedad encubierta o 
preclínica. La definición adoptada del caso patológico también variará en función del método de diagnóstico 
aplicado para la confirmación de un caso clínico o para el muestreo de una población. Debe tenerse cuidado con 
la interpretación de los datos de diagnóstico utilizando metodologías que no resistan una referencia cruzada con 
Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina 
Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 5 
los estándares para el diagnóstico confirmativo que se definen aquí. Esto es particularmente importante respecto 
a la definición de cepa. Sin una comparación apropiada con criterios previamente publicados para la definición 
del fenotipo de la EEB, y a falta de estudios de transmisión, los resultados por los que se reivindica la 
identificación de una nueva cepa quizás sean prematuros. El control de calidad (CC) y la calidad de la 
determinación (CD) son partes esenciales de los procedimientos de las pruebas y se puede obtener asistencia 
de los laboratorios de referencia de la OIE (15, 42). Para la detección de animales infectados con EEB tanto por 
vigilancia pasiva como por la activa, una buena práctica es detectar y confirmar la enfermedad mediante un 
combinado de al menos dos métodos de prueba. La prueba primaria puede ser una de las pruebas de 
confirmación descritas más adelante o una prueba rápida, pero es conveniente aplicar una prueba secundaria 
para confirmar un resultado positivo o dudoso de la prueba primaria. Cuando los resultados de las pruebas 
primaria y la secundaria sean contradictorios entre sí se deben aplicar pruebas adicionales utilizando la 
inmunohistoquímica o la inmunotransferencia de fibrillas asociadas a prurigo lumbar (SAF) (o una alternativa 
autorizada), o se deben enviar las muestras a un laboratorio de referencia para que emita una resolución. 
a) Simple preparation 
La estrategia de muestreo se verá influenciadapor el estatus de un país con respecto a la EEB, la relativa 
implementación de programas de vigilancia activa o pasiva y los métodos de diagnóstico empleados. 
En un país donde no se haya descrito la presencia de EEB, o esta es de baja incidencia, en todos los 
casos de control pasivo de la enfermedad neurológica del ganado bovino adulto, se recomienda que los 
casos clínicamente sospechosos se sometan a un enfoque neuropatológico estándar en el que se 
examinen áreas representativas de todo el cerebro. Es más, debe tomarse la precaución de conservar 
muestras de cerebro fresco para la detección inmunohistoquímica e inmunoquímica de PrPSc. El 
incumplimiento de ese enfoque puede llevar a una caracterización inadecuada del caso a la hora de 
confirmar si se trata de un caso típico de EEB. El ganado sospechoso de tener la enfermedad debe 
sacrificarse con una inyección intravenosa de una solución concentrada de barbiturato, después de sedarlo 
si es necesario. Tras la muerte del animal, debe extraerse el cerebro lo antes posible por métodos 
estándares. 
En principio, los tratamientos por histopatología e IHC se realizan sobre una única pieza (de entre 0,5 y 
1 cm de anchura) cortada a nivel del óbex de la medula oblonga (fig. 1a y b, donde el nivel A–A representa 
el bloque a examinar), que debe seleccionarse para fijarlo durante al menos 5 días en solución de 
formaldehído al 4% (i.e. tampón salino con 10% de formol o formalina tamponada normal al 10% [NBF]) y 
procesarse por histología mediante métodos convencionales de inclusión del tejido nervioso en parafina. 
Al principio debe utilizarse material fresco para su uso en inmunotransferencia confirmativa para la 
detección de la PrP específica de la enfermedad; el material debe consistir en una sección transversal 
completa de la médula (2–4 g) inmediatamente craneal o caudal al bloque de óbex extraído para su fijación. 
Como alternativa, se puede semi-seccionar la medula a nivel del óbex, tal como se ha descrito en relación 
con la vigilancia activa (véase más adelante). El resto de las zonas del cerebro deben dividirse en dos 
porciones mediante un corte sagital paramedial (a 0,5 cm de la mediana). La pieza más pequeña se reserva 
para la detección de PrPSc por métodos inmunohistoquímicos (ej. Inmunotransferencia de SAF) y se guarda 
congelada antes de la pruebas (en caso de que no se realice la prueba inmediatamente después de tomar 
la muestra). Tras el muestreo de la región del óbex para fijación y el muestreo de tejido fresco, se coloca 
intacta la pieza grande de tejido en aproximadamente 4–6 litros de fijador que contenga 10% de formol, que 
debe cambiarse dos veces por semana. Tras la fijación durante dos semanas, se corta el cerebro en 
porciones transversales. Puede reducirse el tiempo de fijación cortando en trozos transversales más 
pequeños el tallo cerebral fresco (separado del resto del cerebro), de forma similar a la extracción inicial de 
la región del óbex, pero dejando intactas las áreas transversales que son importantes para el diagnóstico a 
nivel de los pedúnculos cerebelares y los culículos rostrales (figura 1a y b. niveles B–B y C–C 
respectivamente). El tiempo de fijación de estas pequeñas porciones de tallo cerebral puede reducirse a 2–
5 días, dependiendo de otros factores (temperatura, agitación, espesor de la porción de tejido y el uso de 
microondas). No obstante es necesario que la evaluación de los efectos de este tipo de procesamiento 
sobre los protocolos de IHC posteriores se ajuste a los estándares para las pruebas de suficiencia. Después 
de completer las dos semans estándar de fijación, las otras partes del cerebro fijadas con formol pueden 
utilizarse para un diagnóstico diferencial. 
Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina 
6 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 
 
Fig. 1. Tallo cerebral después de retirar el cerebelo, a) vista dorsal, y b) vista lateral. 
Niveles recomendados para tomar las secciones: 
A—A = médula en el obex; B–B = médula a través de los pedúnculos cerebelares caudales; 
C–C = cerebro medio a través de los culículos rostrales. 
Cuando en un país en particular se detecta la presencia de EEB en la población de ganado bovino 
autóctono, con evidencias de que la distribución de las lesiones y otros determinantes fenotípicos 
coinciden con los de los cerebros del ganado en la epizootia de Inglaterra, es adecuado , aunque no idel 
extraer tan solo el tallo cerebral a efectos de control . 
Esto se puede realizar por el agujero occipital sin extraer el calvario (fig. 2). Este procedimiento reduce la 
cantidad de fijador utilizado así como el tiempo y equipo necesarios, disminuyendo costes y aumentando la 
seguridad. De esta manera se pueden mantener las principales áreas que son objeto del examen 
histológico. Este método permite la recogida y el tratamiento de un gran número de muestras para la 
vigilancia pasiva o para un programa de vigilancia activa en los mataderos. Se disecciona la médula a 
través del agujero occipital, sin abrir el cráneo, por medio de una cuchara especialmente diseñada, de 
bordes afilados en su parte cóncava (fig. 2). Ese tipo de instrumento, de plástico o de metal, está disponible 
en el mercado. Cuando el instrumento tiene diferentes formas, es posible que sea preciso variar la técnica, 
incluida la orientación, lo que implica la necesidad de formar al operador sobre el uso del equipo convenido. 
En condiciones de matadero, se ha demostrado la posibilidad de expulsar intacto el tallo cerebral por el 
agujero occipital, proporcionando así un buen material histológico, mediante la aplicación de agua o aire a 
presión (20) a través de la herida de entrada en el cráneo que se produce para dejar inconsciente al animal 
durante el sacrificio. Es obvio que la viabilidad y eficacia de este método dependen del método de sacrificio, 
y que su adopción para uso rutinario deberá someterse a un análisis de riesgo. 
En zonas donde se identifica el índice de casos por vigilancia activa, puede carecerse de las áreas del 
cerebro necesarias para una caracterización fenotípica completa. En la mayoría de los países, solo se 
recoge el tallo cerebral (véase más adelante), incluso antes de la primera confirmación de EEB. En teoría, 
se deben recoger cabezas muestreadas en el transcurso de la vigilancia activa hasta disponer de las 
primeras pruebas. Esto facilita un muestreo amplio de cerebros de animales positivos y permite el enfoque 
recomendado para la caracterización de los casos. Tal hecho es particularmente importante si se utilizan 
pruebas que no están validadas y cuando se reivindica la identificación de nuevos fenotipos en ausencia de 
comparaciones con los métodos aquí descritos. 
Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina 
Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 7 
 
Fig. 2. Después de separar la cabeza del cuerpo mediante un corte entre la vértebra atlas y los cóndilos occipitales 
del cráneo, se coloca en un soporte con la superficie ventral hacia arriba (A), con el extremo caudal del tallo 
cerebral (médula oblonga) visible por el agujero occipital (véase B, un dibujo agrandado del cráneo). Se inserta el 
instrumento (C) a través del agujero occipital entre la paquimeninge y el aspecto ventral/dorsal (dependiendo del 
enfoque específico) de la médula y se mueve hacia delante en sentido craneal, manteniendo la parte convexa del 
instrumento apoyada contra el hueso craneal y realizando con ella un movimiento rotatorio de un lado a otro. Con 
ello se separan las raíces del nervio craneal sin dañar el tejido cerebral. De este modo se hace avanzar al 
instrumento en sentido rostral hasta una distancia de aproximadamente 7 cm en esa dirección y luego se realiza un 
movimiento angular abrupto (i.e. hacia el plano dorsal/ventral del tallo cerebral, dependiendo del enfoque) cortando 
y separando la médula oblonga (con algunos fragmentos del cerebelo) del resto del cerebro. A continuación, el 
instrumento, mantenidoen posición inclinada hacia abajo, se retira a del cráneo para que el tejido se deslice hacia 
afuera pasando por el agujero occipital. 
• Muestreo de la médula oblonga para la vigilancia activa utilizando pruebas rápidas 
El muestreo y procesamiento de tejido cerebral para uso en pruebas rápidas debe ajustarse estrictamente a 
las especificaciones proporcionadas por el proveedor o fabricante del método o kit de la prueba. Los 
detalles de ese procedimiento varían de un método a otro, pero tales cambios no deben aplicarse sin datos 
de validación facilitados por el fabricante que avalen la variación de la metodología. La muestra preferida 
para el enzimoinmunoensayo debe estar en el óbex o a 1 cm de distancia anterior o posterior del mismo, 
situado en la zona anteroposterior a los lugares clave a estudiar (fig. 33) para la demostración de cúmulos 
de PrPSc y la valoración del muestreo para las pruebas rápidas. Para la elección de los lugares diana debe 
tenerse en cuenta el método ulterior de confirmación. Se debe fijar al menos una semisección de médula a 
nivel del óbex para la inmunohistoquímica/histología. El muestreo de la medula anterior o posterior al óbex 
para pruebas rápidas no compromete el examen por medios histológicos o inmunohistoquímicos. Sin 
embargo, para obtener muestras que se puedan comparar de cara a la utilización de pruebas rápidas y 
confirmativas, es preferible el muestreo por semisección de la médula a nivel del óbex. Aunque puede 
disminuir la capacidad de valoración de la simetría en los cambios vacuolares, tal necesidad es menor si se 
aplica un examen mediante una prueba más importante, como es la IHC. No obstante, si se adopta la 
semisección, entonces resultará crítico asegurarse de que no estén dañados los lugares elegidos en 
cualquiera de las dos muestras. Por ejemplo, el núcleo del tracto solitario y el núcleo motor dorsal del nervio 
vago (áreas lesionadas en ganado con EEB) son pequeños y están situados relativamente cerca de la línea 
media (fig. 3). Si se autolisa el tejido de muestra hasta el punto de resultar imposible la orientación 
anatómica, aún así puede tomarse y probarse una alícuota. En tales casos, un resultado positivo seguirá 
siendo positivo, pero un resultado negativo no se podrá considerar como indicador de un animal negativo, 
debiéndose interpretar con precaución y ha de comunicarse con la debida cualificación. 
Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina 
8 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 
 
Fig 3. Sección transversal de tallo cerebral bovino a nivel del óbex con identificación de los sitios clave a observar 
para el diagnóstico de la EEB por histopatología e inmunohistoquímica (Esos sitios son fundamentalmente el núcleo 
del tracto solitario [1] y el núcleo del tracto espinal del nervio trigémino [2]; pero también el núcleo motor dorsal del 
nervio vago [3]. Se sobreentiende que el material utilizado en pruebas rápidas debe incluir esas áreas. 
Una semisección puede ocasionar fácilmente la pérdida completa del área objetivo en la prueba 
confirmativa y reducir, por tanto, la eficacia del programa de vigilancia. El muestreo inadecuado de las áreas 
objetivo puede estar provocado por la manipulación errónea de los instrumentos de muestreo adecuados. 
Tal enfoque debe basarse en una política clara y un programa de control de formación y de garantía de 
calidad de los procedimientos de muestreo. Debido a la distribución de PrPres como objetivo específico, el 
tamaño y localización de la muestra debe ser el especificado en el kit de diagnóstico, y, si no está 
especificado, debe ser al menos de 0,5 g, tomados de las áreas objetivo de diagnóstico, en todas las 
pruebas confirmativas, tal como se detalla en la figura 3. Las características de realización de algunas de 
las pruebas puede verse afectadas por la autolisis, sobre todo debido a la pérdida de capacidad para 
asegurar la representación muestral de todas las áreas que son objetivo del diagnóstico y que se detallan 
en la figura 3. 
b) Examen para el diagnóstico 
i) Examen histológico 
La histopatología ya no es el método preferido para la investigación de animales sospechosos, o el examen 
de poblaciones sanas. Sin embargo, es importante tener en cuenta los cambios histopatológicos, a fin de 
facilitar la detección de casos durante la realización de exámenes histológicos de los cerebros del ganado. 
Para el diagnóstico diferencial, se cortan secciones de la médula–óbex de 5 µm de espesor y se tiñen con 
hematoxilina y eosina (H&E). Si la cualidad del tejido lo permite, el examen histopatológico de secciones de 
H&E permite la confirmación de los cambios neuropatológicos típicos de la EEB (30, 36) por los que la 
enfermedad se detectó por primera vez como encefalopatía espongiforme. Esos cambios influyen, sobre 
todo, en el cambio espongiforme y la vacuolización neuronal, y son muy similares a los de otras EET de los 
animales, pero la gran frecuencia de la vacuolización neuroparenquimal en ciertos núcleos anatómicos de 
la médula oblonga a nivel del óbex proporciona una forma satisfactoria de establecer un diagnóstico 
histopatológico sobre una sola sección de la médula en casos clínicos sospechosos (34). Tal como ocurre 
con otras especies, los cambios vacuolares en los cerebros del ganado, sobre todo las vacuolas que se 
hallan dentro de los pericarios neuronales en los núcleos rojos y oculomotores del cerebro medio, 
constituyen un hallazgo accidental (18). De ahí que el diagnóstico histopatológico de la EEB no deba 
basarse solamente en la presencia de neuronas vacuolazas, sobre todo en esos lugares anatómicos. 
El diagnóstico puede confirmarse si hay cambios morfológicos típicos en la médula a nivel del óbex, pero, 
independientemente del diagnóstico histopatológico, también se emplea la inmunohistoquímica de forma 
rutinaria, dado que hay evidencia no publicada de que el 5% de los casos clínicos sospechosos (que son 
negativos tras el examen por H&E de los cambios vacuolares en el óbex) pueden diagnosticarse mediante 
un examen por IHC. Está claro que este protocolo, que se limita al examen de la médula–óbex, no permite 
un examen neuropatológico completo para alcanzar un diagnóstico diferencial, ni permite una 
caracterización fenotípica plena de ninguna EET. Esa es la razón por la que se recomienda que se 
extraigan cerebros enteros de los animales clínicamente sospechosos. 
Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina 
Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 9 
ii) Detección de formas de PrP específicas de la enfermedad 
El uso universal hoy en día de los métodos de detección de la PrP proporcionan un medio específico para 
el diagnóstico de la enfermedad independiente de los cambios morfológicos determinados por el enfoque 
histopatológico. De ahí que en la actualidad muchos laboratorios hayan mejorado o reemplazado el examen 
histopatológico con IHC y otros métodos para la detección de PrP. La detección de cúmulos de PrPSc es el 
método preferido para los programas de vigilancia y el diagnostico confirmativo. Es posible (aunque no 
deseable) realizar la inmunohistoquímica para la PrP con material que se ha congelado antes de fijarlo (12). 
La congelación antes de la fijación no influirá en la inmunoreactividad de la muestra, pero puede puede 
influir en la identificación de los lugares objetivo que se han de examinar para poder registrar un resultado 
negativo. 
• Métodos inmunohistoquímicos (IHC) 
El examen de IHC para detectar la acumulación de PrPSc se aplica a secciones del mismo material de 
médula cortado a la altura del óbex, fijado con formalina e incluido en parafina, que el utilizado para el 
diagnóstico histopatológico (36). Se han utilizado con éxito varios protocolos para la detección de PrPSc 
mediante IHC para el diagnóstico de la EEB, y, aunque sería de desear una armonización para conseguir 
un método rutinario de diagnóstico por IHC plenamente validado, la experiencia nos enseña que es muchomás importante el reconocimiento de métodos robustos que logren un resultado estandarizado, que estén 
controlados mediante la participación en los ensayos de pruebas de eficiencia y la comparación con los 
resultados de un método estandarizado modélico en un laboratorio de referencia. La técnica no requiere 
necesariamente que la fijación de tejidos sea larga, aunque, por razones de precisión, son de aplicación las 
directrices establecidas para la histopatología, y, si el tejido se puede procesar de forma adecuada por 
histología, esa técnica es eficiente con tejidos autolisados cuya evaluación histológica ya no es posible (11, 
25). Sin embargo, se requiere habilidad para reconocer la anatomía de la muestra a fin de determinar si las 
áreas objetivo están representadas en la misma. Esto es esencial para un diagnóstico negativo, y también 
puede ser crucial para interpretar con precisión un inmunomarcaje dudoso. La detección de acumulaciones 
de PrPSc por IHC tiene es tan sensible como la inmunotransferencia para la detección de PrPSc (28). En 
combinación con buenas preparaciones histológicas, la IHC permite detectar las acumulaciones de PrP 
anormal. Como estas acumulaciones, de modo similar a lo que ocurre con la patología vacuolar, presentan 
un modelo típico de distribución y apariencia, su detección supone una prueba simultánea o confirmativa 
del fenotipo de la enfermedad. Existen métodos actualizados disponibles en los laboratorios de referencia 
de la OIE (15, 42). 
A diferencia de lo que ocurre con del diagnóstico del prurigo lumbar en las ovejas, la detección limitada de 
la EEB en tejidos linfáticos no proporciona ninguna base para la utilización de dichos tejidos para el 
diagnóstico preclínico mediante técnicas de biopsia. 
• Métodos de inmunotransferencia 
Las técnicas de inmunotransferencia se realizan con tejido fresco no fijado, y se pueden aplicar con éxito 
incluso con tejido autolisado. (19). La inmunotransferencia de SAF (15) fue el primer método de esas 
características utilizado para el diagnóstico de la EEB. Es tan sensible como las técnicas de IHC, siendo el 
método preferido, junto con la inmunohistoquímica, para la confirmación o descarte ante un caso 
sospechoso de EEB. En la última década se han elaborado métodos menos costosos y con mayor rapidez 
de aplicación. En la mayor parte de esas técnicas se utiliza un precipitado de PrPSc usando ácido 
fosfotúngstico (PTA) u otras sustancias químicas, algunas de las cuales están disponibles en el mercado. 
Si bien la metodología basada en la inmunotransferencia es de uso generalizado, la sensibilidad analítica 
de la detección de PrPSc varía según los métodos empleados y los laboratorios. Cuando, a efectos de 
confirmación, se prefieren los métodos internos a los publicados, es importante que los primeros se 
sometan a una evaluación a fin de comprobar si son adecuados para el fin perseguido y que se evalúen con 
la intervención de un laboratorio de referencia de la OIE. 
• Métodos de pruebas rápidas 
Se han elaborado técnicas de inmunotransferencia y ELISA automatizadas para el análisis de un gran 
número de muestras de cerebro que están disponibles en el mercado. Dichas técnicas se pueden aplicar en 
pocas horas (véanse las evaluaciones de pruebas rápidas para la detección de la EEB en grupos de 
muestras con resultados positivos y negativos por IHC llevadas a cabo por la CE [14]). 
Mientras que muchos países y el grupo ad hoc de la OIE para la EEB aceptan la aprobación de la UE como 
paso previo para la realización de la prueba, otros han establecido sus propios mecanismos de evaluación, 
sobre todo los EE.UU. de América, Canadá y Japón (14, 26). La OIE también tiene su propio proceso de 
aprobación y los protocolos para dichas evaluaciones están incluidos en la página web de la OIE (43), 
Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina 
10 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 
habiéndose aceptado la aprobación de la UE como el estándar de preferencia para las evaluaciones futuras 
de la sensibilidad y la especificidad. 
Aún está por determinar la sensibilidad relativa de las pruebas rápidas, la inmunohistoquímica y otros 
métodos de confirmación. Es importante reconocer ese extremo al evaluar la realización de pruebas rápidas 
cuando se ensayen animales que no presentan signos clínicos de la EEB. Las evaluaciones realizadas en 
la UE se limitaron a comparar el examen de la muestra de cerebros de ganado identificado como animales 
clínicamente sospechosos, con cambios histopatológicos típicos de la EEB, y una muestra de cerebros de 
ganado de Nueva Zelanda que no había estado expuesto a la EEB y que era negativo por histopatología. 
Las pruebas rápidas proporcionan un medio de examen preliminar de animales durante los últimos meses 
del periodo de incubación, como, por ejemplo, en los exámenes del material post mórtem recogido de 
ganado sacrificado en la forma habitual. En los países que tenían vigilancia para la detección de la primera 
aparición de la EEB y en los países en los que se consideró necesaria la valoración de la prevalencia de la 
EEB, independientemente de cuál fuese el sistema de notificación de los casos sospechosos, estas 
pruebas de reconocimiento constituyen un enfoque eficaz. Desde la introducción de las mencionadas 
pruebas en Europa en enero de 2001 para el análisis activo, a ellas se debe la identificación de la mayor 
parte de los animales infectados por EEB. Debido a la rapidez con la que se obtienen los resultados, las 
pruebas rápidas son las preferidas como pruebas primarias en algunos países, pero lo ideal es que la 
confirmación del diagnóstico de la EEB se realice bien por examen de cerebro fijado por histopatología y/o 
inmunohistoquímica o por la aplicación de un protocolo de inmunotransferencia adecuado. No obstante, en 
2006 la OIE aceptó que mediante su utilización en programas de vigilancia, las pruebas rápidas disponibles 
en el mercado han demostrado ser muy eficaces y fiables, siempre que se realicen por personal 
debidamente formado. Ciertamente, a veces pueden ser superiores a las pruebas estándar reconocidas 
para la comparación si la formación y la experiencia relativas a estas últimas son deficientes. En tales 
circunstancias, se considera aceptable o incluso ideal el uso de un combinado de pruebas rápidas para el 
examen primario en programas de vigilancia activa o pasiva o para la confirmación ulterior. Sin embargo, es 
esencial garantizar que las pruebas primarias y secundarias elegidas son compatibles, y no conllevan el 
peligro de generar positivos falsos a causa de los reactivos que comparten. Como consecuencia, en la 
página web de la VLA se mantiene un algoritmo de las combinaciones de pruebas preferidas para ayudar a 
quienes decidan seguir este enfoque en lugar de utilizar la histopatología y la inmunohistoquímica o la 
inmunotransferencia de SAF como confirmación (15). La VLA no cambiará esta página web sin informar a la 
OIE. Las combinaciones ideales deben incluir los métodos ELISA y la inmunotransferencia ya que estos 
generan datos complementarios útiles para la caracterización fenotípica de la muestra a falta del examen de 
tejido fijado. 
En determinadas circunstancias, puede utilizarse una prueba rápida autorizada por la UE o la OIE para la 
confirmación de la EEB en bovinos tras un resultado reactivo inicial de una prueba rápida autorizada. Dicha 
aprobación depende de una supervisión de los reactivos utilizados en cada prueba rápida a fin de 
garantizar que los pares de pruebas utilizados son compatibles entre sí. Sobre la base de los datos 
confidenciales revelados por fabricantes de pruebas, existe ahora un procedimiento disponible que se 
detalla a continuación: 
1. La confirmación siempre debe llevarse a cabo en un laboratorio nacional de referencia (LNR) para las 
EET. 
2. La segunda prueba debe incluir un control negativo y una muestra de de EEB bovina como control 
positivo. 
3. La segunda prueba debe seruna prueba diferente (en otras palabras, dos resultados positivos de una 
misma prueba son insuficientes para la confirmación). 
4. Si se utiliza una inmunotransferencia como primera prueba, ese resultado debe documentarse y 
entregarse al LNR. 
5. Uno de los dos métodos debe ser la inmunotransferencia. 
La combinación de las dos pruebas rápidas solamente puede utilizarse para la confirmación de un caso de 
EEB. El resultado negativo de una segunda prueba es insuficiente para dictaminar un caso como negativo 
tras la aparición de un resultado positivo de una primera prueba. Se deben investigar los resultados 
conflictivos de las pruebas rápidas en relación con los casos sospechosos de EEB utilizando la 
inmunotransferencia de SAF (o una alternativa autorizada) o IHC para la demostración de PrPSc, o, si no se 
dispone de estos métodos, la histopatología. Si no se puede confirmar el resultado reactivo inicial por 
histopatología, deben enviarse las muestras al laboratorio de referencia de la OIE para su ulterior examen. 
Aunque los programas de evaluación de las pruebas realizadas en Europa se realizaron en apoyo de la 
legislación europea respecto al seguimiento de la EEB, las consecuencias son también relevantes para 
otros países. La aparición de resultados falsos positivos y negativos es tan elevada que la introducción de 
nuevas pruebas debería basarse antes en una cuidadosa evaluación de la prueba y de su realización. Las 
pretensiones de los fabricantes deberían basarse en datos, evaluados preferiblemente de modo 
Capítulo 2. 4. 6. — Encefalopatía espongiforme bovina 
Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 11 
independiente. Hay que destacar que el proceso de una validación completa de todos estos métodos de 
diagnóstico de la EEB está limitado por la ausencia de un verdadero estándar de oro y por la consiguiente 
necesidad de aplicar estándares de comparación que están basados en relativamente pocos estudios. Por 
tanto, persiste la necesidad de que se publiquen estudios a gran escala sobre realización de las pruebas ya 
que ninguno de los datos publicados hasta la fecha cumple los procedimientos reconocidos para la 
validación de las pruebas de otras enfermedades. 
d) Otras pruebas de diagnóstico 
Existe la necesidad de una prueba para la EEB que pueda aplicarse al animal vivo y que tenga una 
sensibilidad capaz de detectar PrPSc a niveles bajos, como ocurre en las primeras fases del periodo de 
incubación de la enfermedad. Aún no se ha demostrado la efectividad de los enfoques potenciales. La CE 
sigue comprometida con las pruebas in-vivo, e indica los protocolos para la evaluación de tales pruebas 
(16). La detección de ciertos marcadores de proteínas de la neurodegeneración, incluida la apoliproteína E 
(Apo E), la proteína 14-3-3 y las proteínas S-100 en el líquido cerebroespinal no ha sido útil para el 
diagnóstico de casos sospechosos de EEB. No se ha investigado para el diagnóstico de la EEB el potencial 
diagnóstico de la observación de las cadenas ligeras de IgG como marcador de la infección por priones en 
la orina (22, 29). 
2. Pruebas serológicas 
Los agentes infecciosos de las enfermedades de priones no son fáciles de cultivar in vitro y no inducen una 
respuesta inmune significativa en el hospedador. 
C. REQUISITOS PARA LAS VACUNAS Y EL MATERIAL DE DIAGNÓSTICO 
En la actualidad no hay productos biológicos disponibles. Tal como se argumentó anteriormente, se han 
autorizado kits de diagnóstico para su uso en muchos países. 
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http://www.oie.int/eng/OIE/organisation/en_LR.htm 
43. WORLD ORGANIZATION FOR ANIMAL HEALTH (OIE). OIE: Validation and certification of Diagnostic Assays. 
http://www.oie.int/vcda/eng/en_background_vcda.htm 
44. YAMAKAWA Y., HAGIWARA K., NOHTOMI K., NAKAMURA Y., NISHIJIMA M., HIGUCHI Y., SATO Y., SATA T. & EXPERT 
COMMITTEE FOR BSE DIAGNOSIS (2003). Atypical proteinase K-resistant prion protein (PrPres) observed in an 
apparently healthy 23-month-old Holstein steer. Jpn. J. Infect. Dis., 56, 221–222. 
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* * 
NB: Existen laboratorios de referencia de la OIE para la encefalopatía espongiforme bovina (véase el cuadro en 
la parte 3 de este Manual de animales terrestres o consúltese la lista más actualizada en la página web de la 
OIE: www.oie.int).

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