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Meditación para la Fuerza - Rebekah Borucki - axef38 Q

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Meditación para la fuerza 
Rebekah Borucki 
 
Preparación/acerca de esta meditación 
 
¿Por qué cuando sobrevivimos a un trauma decimos que hemos quedado 
«dañados»? Estamos vivos y sobrevivimos día tras día, aunque algunas 
veces nos cueste un poco, pero aun así conseguimos superar toda la 
jornada, del amanecer al anochecer. Y , sin embargo, nos decimos, tanto a 
nosotros mismos como a los demás, que no somos lo bastante buenos. Si 
te identificas con lo que digo, para. Ponle freno ahora mismo y prepárate 
para escuchar unas cuantas verdades. Lo que ha sucedido no te ha 
«dañado», sino que te ha «fortalecido». En cada momento, con cada 
respiración, el Universo te ha fortalecido para que puedas proseguir tu 
camino. Estás preparado para lo que venga, porque ya has superado 
batallas. Eres un guerrero. Al igual que tú, he tenido que superar cosas. Y 
aunque mis asuntos no son igual que los tuyos, todos entendemos lo que 
significa tener que superarlos. Sin embargo, no tienen por qué ser un 
lastre. Pueden ser una armadura brillante que nos protege el corazón y 
brilla para que todos la vean. Tu armadura le dice al mundo: «¡Miradme! 
Soy un poderoso guerrero del amor y puedo enseñarte a serlo a ti 
también. No estoy dañado. Soy una creación divina, digna de todo lo 
bueno que el Universo tiene que ofrecer». Al igual que el amor no existe 
únicamente en la ausencia total de miedo, la fuerza no existe únicamente 
en la ausencia total de debilidad, inseguridad o duda. Podemos estar 
cansados o asustados y, además, ser fuertes. Ha habido días de 
sufrimiento en los que salir de la cama y cepillarme los dientes me han 
parecido tareas monumentales, pero en esos momentos he sabido que se 
me ha concedido la fuerza necesaria para llevarlas a cabo. En días como 
esos me digo: «Eres lo bastante fuerte para dar un paso más. Y ahora otro. 
Y otro. Te han concedido este momento por un motivo. Da el paso. 
Avanza. A lo hecho, pecho. Es tu momento para elegir estar viva». 
 
¿Cuándo? A mí me encanta practicar esta meditación por la mañana 
porque me prepara para el día y me inspira a afrontar todas las batallas, 
grandes o pequeñas, con la actitud de una guerrera pacífica. 
 
 ¿Dónde? Practícala en tu espacio de meditación preferido, en el autobús 
o en el tren de camino al trabajo, en el coche antes de aparcar o en 
cualquier sitio que te resulte cómodo. Ahora ya eres todo un experto en 
meditación. ¡Puedes meditar en todas partes! 
 
¿Postura? Siéntate bien erguido en la postura fácil, y siéntete y aparenta 
ser fuerte en esa postura. Al inhalar, eleva los hombros como si quisieras 
tocar las orejas con ellos y rota los omoplatos hacia atrás, bajándolos por 
la columna, un par de veces para asegurarte de que el pecho queda bien 
abierto. Apoya las manos en los muslos o las rodillas con las palmas hacia 
arriba o adoptando el Kubera Mudra. Cierra los ojos durante la 
visualización y el recitado de los mantras, o mantenlos abiertos con la 
mirada fija en un objeto. 
 
 
Tienes 4 minutos para hacerte cargo de tu dolor 
 
Querido guerrero, estás preparado. Todo lo que has hecho, todo lo que 
has visto y todo por lo que has pasado te ha preparado para este 
momento. Has sobrevivido porque eres fuerte. Estás a punto de activar tu 
cuerpo con energía pura, canalizada desde el Universo. Eres una fuerza de 
la naturaleza. 
 
1. Empieza la meditación con cinco respiraciones profundas y 
purificadoras. Cada una de ellas despertará tus sentidos, te llenará de 
energía y liberará toda la tensión de tu cuerpo. Inhala profundamente y 
siente cómo todo el cuerpo se llena de aire. Suéltalo todo con la 
exhalación. Con cada respiración aumenta tu energía y el cuerpo libera 
tensión. Inhala y siente cómo se expande el cuerpo. Exhala y suelta. 
 
2. Ahora centra la atención en las nalgas. Siente cómo el cuerpo se 
conecta con la superficie que tienes debajo. Cierra los ojos durante unas 
cuantas respiraciones mientras observas la conexión con la superficie 
física y luego con la vibración energética de la Tierra. Imagínate que tienes 
una conexión energética que atraviesa el suelo y las distintas capas de 
tierra bajo el mismo. Visualiza una columna de energía que atraviesa la 
coronilla, avanza por el cuerpo y llega hasta el núcleo terrestre. Desde el 
coxis hasta la coronilla, los chakras aparecen representados por los colores 
del arcoíris: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta. Vas a 
activar los chakras, creando un canal despejado para que fluya la energía. 
La columna de energía que he mencionado fluirá libremente por tu cuerpo 
y te conectará tanto con la luz del Universo como con la ardiente fuerza 
del centro de la Tierra. Este flujo de energía te llenará de una fuerza 
increíble, tanto física como espiritual. Antes de cerrar los ojos, lee las 
siguientes descripciones de los siete chakras que hay en el cuerpo. Luego, 
con los ojos cerrados, sigue el camino de los chakras desde el coxis hasta 
la coronilla. Te centrarás en cada chakra durante tres ciclos de respiración 
completos. Cuando termines con cada chakra, abre los ojos para leer el 
siguiente paso. 
 
3. Empezando por el chakra raíz (en el perineo o el suelo pélvico), imagina 
una luz roja y brillante que se expande y se contrae con cada inhalación y 
exhalación. Respira tres veces y pasa al chakra del sacro (zona inferior del 
abdomen), de un brillante color naranja. Pasa al chakra del plexo solar (en 
el abdomen), que es de un amarillo reluciente como el sol. El siguiente es 
el chakra del corazón, que resplandece con un brillante verde esmeralda. 
El chakra de la garganta, de un azul celeste, palpita con la vida y permite 
que se libere tu verdadera voz. Después llegas al chakra del tercer ojo, de 
azul índigo, y sientes cómo te inunda su sabiduría y amor. Terminas en el 
chakra corona, que flota sobre la coronilla con un brillante resplandor 
violeta y que te conecta con un potente canal de conocimiento espiritual, 
intuición y amor que te une a todo el Universo. 
 
 
Purificado, renovado, poderoso... 
 
4. Lee dos veces el siguiente mensaje en voz alta: 
«No importa dónde haya estado, quién haya sido o qué haya hecho. Este 
es mi momento para hacer que todo vuelva a ser nuevo. El pasado no 
me define. Me han creado completo, y soy una persona completa a 
pesar de todo. Colaboro con lo Divino para recuperar la gracia». 
 
5. Cierra los ojos y sigue respirando profundamente. Quizá te des cuenta 
de que las respiraciones son más largas, profundas y nítidas. ¡Te sientes 
lleno de energía y de vida! Observa las inhalaciones y exhalaciones, y 
atestigua cómo te sientes cada vez más fuerte con cada ciclo de 
respiración. Cuando estés listo, abre los ojos y lánzate a conquistar el día.

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