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Libro 4 Saga Hijos de la Noche Secreto real Autora: Kassfinol Publicado por: Kassfinol Copyright © 2019 por Kassfinol Todos los derechos reservados. Este libro no puede ser reproducido, escaneado, o distribuido en cualquier forma impresa o electrónica sin permiso del autor, a excepción de citas breves en reseñas. Por favor, no participar o fomentar la piratería de materiales con copyright en violación de los derechos del autor. Todos los personajes e historias son propiedad del autor y su apoyo y respeto es apreciado. Este libro contiene contenido para adultos y está destinado a lectores adultos. Este libro es una obra de ficción y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, eventos o lugares es pura coincidencia. Los personajes son producciones de la imaginación del autor y utilizado de manera ficticia. 1ra edición Cubierta por los diseños de: © Luce Monzant G Secreto real Saga Hijos de la Noche Dedicatoria Este último año, mi vida ha dado unos giros que me han hecho replantearme muchos conceptos aprendidos, he cambiado mucho gracias a todos esos acontecimientos, por eso no daré nombres, pero sí le dedicaré esta historia a todas las personas que me ayudaron a estar tranquila, feliz y protegida. Sé, que sin amigos, nadie puede ser feliz, por eso muchísimas gracias. Agradecimientos A ustedes, que siempre están atentos a mis publicaciones, que me llenan de buenos comentarios y que sobre todo esperan sin darme muchos problemas, a que mi vida se alineé con el sol, la luna y las estrellas para poder sacar tiempo y escribir estas historias. Los quiero, de verdad, muchas gracias. Sinopsis Desde que tengo consciencia de lo que ocurre a mi alrededor, comprendí que era un ser inmortal y eso siempre me gustó. Por años, desarrollé el instinto de ayudar a los humanos, con mis conocimientos y capacidad financiera. Si me lo preguntan, sí, era muy feliz, pero siempre sentí que algo me faltaba. Mi vida cambió hace poco, al enterarme que pertenezco a la raza de los Hijos de la Noche, y eso por mucho, ha sido lo peor que me ha pasado en toda mi existencia. No soy pesimista, si algo me caracteriza es la sinceridad al determinar lo que ocurre a mi alrededor, no sufro de autoconmiseración, ni acostumbro a engañarme a mí mismo, solo digo que si como mortal piensas que tu vida ha sido difícil debes leer esta historia y replantearte el concepto, aunque como sea, tenemos algo en común… Cuándo nos enamoramos todo tiende a ser más llevadero, ¿no? Índice Dedicatoria Agradecimientos Sinopsis Índice Capítulo 1: Branko Capítulo 2 Branko Capítulo 3 Lian Capítulo 4 Lain Capítulo 5 Branko Capítulo 6 Branko Capítulo 7 Branko Capítulo 8 Branko Capítulo 9 Branko Capítulo 10 Branko Capítulo 11 Branko Capítulo 12 Branko Capítulo 13 Branko Capítulo 14 Branko Capítulo 15 Branko Capítulo 16 Branko Capítulo 17 Branko Capítulo 18 Branko Capítulo 1: Branko La vida es un conjunto de decisiones que a veces son tomadas por alguien más Supongo que algún día me sacarán de aquí —pensé dando vuelta sobre la cama individual. No me podía quejar, era muy cómoda, el problema era el sitio donde seguía encarcelado, ya tenía ocho días aquí y el tiempo se me hacía cada vez más lento. —¿Cómo es posible que traten así al hijo de un Rey? —grité exasperado. Aunque de nada valía, lo hacía solo para bajar mi ansiedad; las paredes de piedra hacían el lugar más frío y solitario, sabía a la perfección que no me escuchaban— ¡Ni un puto libro tengo para leer! —me quejé, para darme la vuelta y buscar conciliar el sueño, no tenía ganas de escribir para sentirme mejor. Entre divagaciones y diálogos internos, lo que me pareció una hora después, caí dormido por el aburrimiento. *** —Ana, creo que debes apurarte, en cualquier momento comenzará una pelea —la voz se escuchaba a lo lejos, pero podía oírla con cierta claridad, parecía que la persona venía de correr, se percibía jadeante. —Ya casi lo consigo —dudó otra voz— creo que le colocaron una protección mágica, porque no logro saber con exactitud dónde se encuentra, solo percibo su esencia muy leve —el tono de preocupación se hacía notar en cada una de sus palabras. —Si uso mi fuerza para potenciar tu hechizo capaz tendremos un mejor resultado, ven acércate —se hizo un silencio y segundos después logré escuchar varios chispazos y luego un viento huracanado. —¡Te lo dije, ahí está! —afirmó la voz que parecía ser la más optimista. Los pasos se acercaban, cada vez más, hacia donde me encontraba. Escuché un fuerte estruendo, para luego cerrar mis ojos porque una potente luz me daba directamente en el rostro, esos sin mencionar que sentía toda mi cara llena de polvo. Enfoqué la vista, ya que había perdido un poco la percepción del tiempo al estar por completo a oscuras, de hecho, pensé que estaba en una tumba o lugar muy reducido, me sentía confundido; pero ahora estaba frente a dos mujeres y asumía que una de ellas acababa de derribar con sus manos la pared de bloque y cemento que estaba frente a mí. —¡Viste! ¡Aquí está! —afirmó una joven de cabello plateado — ¡Y santo Dios, está hecho una mierda! —Solo es sangre, sus heridas ya se curaron —la voz fue tan seria que por un momento pensé que la mujer me despreciaba. —Vamos, Ana, ayúdame a soltarlo, tenemos que llevarlo a un lugar seguro. No podía decirles nada, estaba amarrado con unas sogas que parecían estar hechizadas porque no pude romperlas a pesar de mi fuerza; y, además, me encontraba amordazado desde lo que consideré unas largas y tediosas horas. Por lo que veía, ellas eran como yo, porque no les pareció nada extraño que ya estuviera sano de las heridas de torturas que me propinaron esos hijos de puta que me secuestraron y me encerraron aquí… sabía que habían usado magia para esconderme, entonces estaba claro, que ellas habían usado el mismo recurso para encontrarme. —Hola bastardo, soy Michelle, Hija de la Noche Doscientos Treinta y Cuatro —la joven se detuvo en seco y segundos después continuó—, perdón, me presenté mal, pero es la costumbre… Soy la Hija de la Noche Doscientos Setenta y Uno; una protectora que vino ayudarte, ella es la Reina de Italia, se llama Ana Corsi, es la Hija de la Noche Ciento Veintidós —todo esto lo dijo mientras me quitaba las ataduras de las manos y de los pies. Ella cortó la soga con una daga la cual asumí que también estaba embrujada porque casi ni hizo esfuerzo. La que ella señaló como la Reina de Italia, se acercó hacia mí y me quitó el pedazo de tirro que tenía en la boca. —Hola, soy la prima de tu padre, me alegro que ya estés a salvo —su voz era sutil al oído, pero mi ser lo sentía como un balde de agua fría, intuía que solo se quería alejar de mí. —Gracias —logré decir, luego de carraspear mi garganta —Soy Branko Figueira, me crie con ese nombre, ese es el que me representa, no comprendo bien qué es un Hijo de la Noche, pero si me buscan para torturarme o hacerme preguntas que no vienen al caso, les agradezco que me dejen aquí… al menos los primeros que me raptaron ya me ofrecieron un trato, estoy aquí solo para no ser conseguido por mi hermano. —Nosotras estamos aquí para salvarte, olvida ese trato, al menos por el momento, vamos a ponerte a salvo, es la orden que hay que cumplir, y es necesario. —Michelle me agarró la mano y me ayudó a caminar sobre el montón de escombros que estaban frente a nosotros. Creo que unos huesos aún no curaban bien, porque no me sentía capaz de caminar por mi cuenta. —Creo que me voy a desmaterializar para salir de aquí, necesito estar solo, lejos de todos ustedes, desde que me enteré que soy un Hijo de la Noche, solo he recibido insultos, golpes y maltrato, no estoy hecho para esto —me quejé y vi los ojos castaños de Ana, y de inmediato sentí remordimiento, quería estar lejos de todo esto, pero no de ella. —¡No seas idiota, somos amigas de tu hermano, nadie te va a maltratar! Ya deja el drama, vamos, tenemos que irnos de aquí, estás corriendo peligro—insistió Michelle. Miré hacia los lados y estaba en un cementerio. ¡Por Dios! ¿Qué hago aquí? Que poético e irónico, yo que le tengo cierto recelo y miedo a los cementerios y esos infelices me encierran en un mausoleo hechizado donde no me podía desmaterializar. Me trajeron inconsciente, todo golpeado y lleno de sangre, en cuanto desperté intenté salir sin éxito… Menos mal que no pude salir. ¿Yo caminar solo por el cementerio? ¡Ni de chiste! —¿Y por qué tu cara? ¿No me digas que te da miedo estar en un cementerio de noche? —se burló Michelle mientras me ayudaba a caminar, sentía dolor, tenía una rodilla aun partida, debía inmovilizarla por unas horas… mi mente de médico estaba preocupado por mi condición, no quería que los huesos se curaran mal y quedara una malformación. —No tienes por qué responderle su indiscreción, no te sientas culpable, de todas formas, los cementerios no son cómodos para los que aún se sienten humanos —intervino Ana mirando hacia los lados, se veía muy alerta. Sentí su preocupación y eso me agobió, mi sentido de supervivencia me gritaba que tenía que salir de allí, el ambiente no era propicio para dos mujeres y un hombre con una pierna partida. —Silencio —susurró Michelle—. Alguien viene. Ese alguien se movió muy rápido porque me golpeó por la espalda, enviándonos a ella y a mí lejos de Ana. Medio pude abrir mis ojos por culpa del aturdimiento, enfoqué la vista y logré ver a la Reina a unos pasos lejos de mí, pero estaba tirada sobre el suelo y se estaba comenzando a levantar con una muy mala cara. —No sé qué pretenden, pero nadie se llevará a este bastardo de aquí —gritó una voz terrorífica, enfoqué mi vista y era un demonio, el mismo tenía unos largos cuernos y piel rojiza. Él caminó hacia mí y apenas si pude hacer algo, solo sentí cuando me clavó una daga en el pecho. No pude evitar gritar por el dolor. El sonido fue agobiante, me mareé por el esfuerzo. Su objetivo era mi corazón, pero con mis conocimientos en medina me moví en el momento exacto para que la espada no pudiera tocarlo. Así me habían torturado la primera vez, pensé que me matarían, luego entendí que solo hacían eso para aturdirme y que así no pudiera desmaterializarme, sabía que solo podía morir si me arrancaba la cabeza. —¡Ni una mierda infeliz, eres un demonio muerto! —afirmó Michelle, apareciendo detrás de él y lo decapitó sin esfuerzo. Segundos después nos percatamos que otro demonio se acercaba hacia nosotros. Eso no era bueno, yo estaba mucho más herido; de hecho, cada vez que mi corazón palpitaba, me mareaba y veía borroso, no tenía control de mi cuerpo, no sabía cómo íbamos a salir de esta. —¡Ay, no, eso sí que no lo permitiré! —dijo Ana, una vez ya estando de pie, sin dudarlo movió su mano y una luz blanca con dorado apareció y salió a una velocidad impresionante en dirección al demonio, el mismo explotó con una gran luz blanca y segundos después ya no había nada, el despreciable ser había desaparecido. —¡Esa es mi Reina! —la halagó Michelle, mientras me levantaba y yo intentaba soportar el dolor inimaginable que sentía—. Supongo que te duele, ahora hay que sacarte esa daga del pecho —me susurró con voz preocupada, luego miró hacia Ana y le dijo—. Hey, el joven está sufriendo, ven ayúdame. —No me recuerdes que es joven —en cuanto dijo las palabras su propia reacción fue poner los ojos como platos, como si se acabara de dar cuenta o arrepintiera de lo dicho, en ningún momento dejó de caminar hacia nosotros. —Desmaterialízate, el tiempo no nos sobra —le reclamó Michelle con mala cara, mi visión iba y venía, necesitaba que me sacarán esa daga del pecho, cada vez que respiraba me dolía horrores. —Voy —contestó la Reina y eso mismo hizo. Una vez frente a nosotros Michelle se quejó: —Maldito demonio, ¿cómo hizo para golpearnos a los tres al mismo tiempo? —logré ver que Michelle miraba hacia los lados como buscando algo. —Lo ayudó un brujo, sentí su presencia, pero es un cobarde, se esconde de nosotros, no debe de estar muy lejos. —Sácale la daga al bastardito, nos los llevaremos de aquí directo al Reino, para ponerlo a salvo y luego vendré a buscar a ese infeliz, me vengaré por golpearnos por la espalda. —Michelle seguía mirando hacia los lados muy atenta como un depredador buscando a su presa. —No le quiero sacar la daga, sentirá más dolor. —¿Se la dejarás de adorno? ¡Hay que sacarla de su pecho, así creo que siente más dolor! —insistió Michelle, dejándose ver exasperada. —Sí, sí, no me refería a eso, claro, hay que sacarla, pero primero deja que haga un hechizo para disminuir su dolor. —Ana me miró y pareció tomar aire, como si el hecho de observarme la dejara sin respiración. —Haz lo que quieras, pero hazlo ya, tengo que ayudar a Lian. —Dirás, tenemos, ¿cierto? —No, tú te quedarás cuidando al bastardito, está muy mal herido, necesita de tus cuidados. Ana asintió con el ceño fruncido y comenzó a recitar unas palabras en un idioma que me pareció era el latín. Sentía que me dormía, los parpados me pesaban y comencé a ver aún más borroso. —Ya mismo la sacaré —susurró Ana y sin ningún tipo de delicadeza, retiró la daga de mi pecho, pero solo eso logré ver, porque todo se puso negro a mí alrededor. Pude medio abrir mis ojos unos minutos después y vi a dos hombres a unos cuantos metros de mí, uno era corpulento, alto y rubio; y el otro era un poco más bajo de cabello castaño… había más personas, pero mis párpados insistían en cerrarse. Michelle me servía como una muleta soportando todo mi peso porque yo estaba como ido, no podía controlarlo. Poco después ella gritó: —¡Ya tenemos al príncipe con nosotras! Qué humillación, todos luchando por los Reyes y yo moribundo salvado por dos mujeres —pero no sé qué más pasó porque me desmayé. *** Me levanté de golpe, desde hace días soñaba con ese recuerdo una y otra vez; y cada vez era más vívido. Ya me sabía de memoria cómo era el rostro de Ana y cómo reaccionaba delante de mí. No comprendía mis reiterados sueños, supongo que tenía un episodio postraumático, aunque comprendía que mi vida últimamente era como una mala película de cine, porque yo era el tipo bueno, que no sabía dónde carajos estaba enjaulado, ni parado. No podía tampoco sacarme de la cabeza el rostro de Ana. Ese día luego de mi desmayo, ella me trajo hasta aquí, lo supe cuando desperté; me enteré que fue ella misma la que limpió mi sangre y la herida del pecho y también vendó mi rodilla para que sanara bien. Cuando recobré el conocimiento estaba solo, detrás de estos barrotes, no había visto más a Michelle, ni a Ana. Ni siquiera había podido agradecerles por haberme rescatado del cementerio donde esos demonios me habían encerrado. Vi hacia la pequeña mesa y ahí estaban varias hojas de papel y bolígrafos, tenía que escribir para mantenerme tranquilo y cuerdo. Menos mal que los gemelos me habían dado la oportunidad de seguir con mi pasatiempo y estaban pendientes de que no faltara nada para mi aseo diario… Gracias a Dios, que esta pequeña cárcel tenía un baño, sino estaría aún más desesperado por salir. Lian, fue el único que se presentó, su gemelo mantuvo la distancia… ya que no estoy haciendo nada productivo, no estaría mal recordar esos momentos de nuestra primera conversación. *** Seis días atrás*** —Oye, jovencito, bello durmiente, despiértate —Escuché la voz de un hombre—. Ya estás curado, creo que el hechizo de la Reina no te ayuda a salir de ese letargo. Abrí mis ojos y un hombre blanco, rubio con intensos ojos negros me sonreía. Me sentía desubicado, miré hacia mi alrededor y no comprendía dónde estaba, lo que llamó mi atención fueron los barrotes. —¿Estoy en la cárcel? —pregunté mientras me sentaba sobre la cama. —Sí, pero no. —El hombre parecía una montaña por lo corpulento que era, como notó que lo observaba me devolvió una sonrisa, algo me decía que se estaba burlando. —Explícate —exigí con el ceño fruncido, tocando mi pecho, pasando mi mano por dentro de la camisa de algodón. —Estás en el plano de los Hijos de la Noche, y esto es nuestracárcel o calabozo, pero no eres un prisionero… oh, bueno, sí, pero tranquilo, no es nada serio, solo se están haciendo unas averiguaciones y organizando unas cosas para dejarte salir, tu hermano es muy terco, pero cuando comprenda todo te dejará salir. —¿No es más fácil dejarme en alguna habitación? Deben tener el lugar embrujado, con algún hechizo, porque no me puedo desmaterializar, lo he intentado desde que desperté y no pasa nada… Además, se supone que soy el hijo del Rey, ¿por qué me dejan aquí? —Ahhh, eso, no, ni lo intentes, en este plano no nos podemos desmaterializar, hay ciertas limitaciones, ya aprenderás sobre ellas… con respecto a por qué estás aquí… es porque Ana y Michelle nos comentaron que hiciste una especie de trato con los traidores, esos con los que hablaste, esos que te secuestraron… Y solo queremos estar seguros de que tus palabras o juramento no nos afectará, en el mejor caso, yo solo espero que lo que hayas jurado no te afecte a ti… creo que sabes lo delicado que es jurar para nosotros. —¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? ¿Por qué tardan tanto en sacarme de aquí? ¡Y sí! Mi tío me dijo que por nada del mundo jurara ya que si no cumplía mi palabra podría convertirme en un demonio… Me explicó por encima ciertas cosas, como que debía cuidar a los humanos y entrenar para poder lograr eso, pero soy muy bruto para eso, no sé pelar, sé curar, soy doctor. —Estás aquí desde no sé, ¿dos días? No sé con exactitud, estoy muy ocupado. Tampoco tengo respuesta sobre cuánto te sacarán de ti, con respecto a tu tío, considero que te crio bien, ya luego hablaremos de eso, por el momento debes comer, te traje suficiente comida —señaló hacia la mesa y logré ver, carnes, frutas y ensalada. —¿Me piensas matar de hambre? ¡Eso me va a quedar en una muela! Tengo dos supuestos días sin comer, siento mucha hambre. —Lo siento, la verdad es que estoy muy nervioso porque hirieron a Michelle en su brazo con un hechizo muy poderoso e incomprensible para mí; solo tomé lo que estaba cerca y me cabía en las manos como excusa para salir de allí, no quería seguir escuchando sus gritos —su rostro pasó de tranquilo a preocupado —. El tratamiento que le hace la Reina Ana es rápido y ya está mejorando, pero sus gritos me retumban en la cabeza por horas. Me importa demasiado como para ser indiferente con su dolor. —¿Qué le pasó? ¿Fue por mi culpa? ¡Lo siento, yo estaba muy herido! Y no me sé defender bien, creo que caí inconsciente… ¿Y Ana? ¿Ella se encuentra bien? —quería seguir disculpándome, pero él me interrumpió. —No, no, Branko, su herida no fue por tu culpa, eso fue después de que ellas te salvaron el trasero. Y sí, la reina de Italia está bien, te lo acabo de decir, ella está cuidando a Michelle — sonrió, en ese momento su rostro cambió a uno más tranquilo. Ay, gracias a Dios, sino no cabría en mi cuerpo por la vergüenza. Y mierda, creo que exageré al preguntar por Ana, aunque creo que no lo notó. —pensé. —Siento cierto alivio —me sinceré—. Por cierto, tú sabes mi nombre, pero yo no sé el tuyo —busqué cambiar la conversación para desviar su atención. —Ah, claro —me dio su mano—. Soy Lian, Hijo de la Noche Doscientos Veintiuno… Soy un protector, sé poco de ti, pero me caes bien, yo te vi ese día en que amenazaste al rey de Brasil con dejarlo en evidencia frente a Brian; dejaste ver tu carácter y convicciones. Mi tío me mandó, para ser sincero, casi me obligó, a decir verdad… ¿Cómo estuvo ahí? Estábamos solos con ese Rey de Brasil. —¿Cómo me viste allí? ¿Cómo fue posible eso? Solo estábamos mi tío, el Rey y yo. —No pude disimular mi cara de asombro. —Mi amada Michelle, me volvió invisible ante los Hijos de la Noche y al mismo tiempo el Rey Brian podía ver tu conversación… de hecho te salvé de que no te decapitaran ese día. —El aire de autosuficiencia le salió por los poros, aunque no se vio déspota. —Ahhh, ahora comprendo todo… ¡Increíble! —afirmé intentando analizar lo que me decía—. Entonces te debo las gracias por lanzar por los aires a ese gran idiota. —Recordé la cara de incredulidad del imbécil al salir por los aires sin tener a nadie en frente; además, también evoqué las palabras de Lian, que me fuera y buscara a mi hermano, ahora comprendía todo. Lian soltó una carcajada. —Me habría gustado decapitarlo yo mismo, pero esa no eran las órdenes para ese momento. —Me habrías ahorrado horas de dolor, ese hijo de puta me torturó por horas. —No quería recordar todo lo que me hicieron, pero los flashbacks golpeaban mi mente. Los cortes que hicieron constantemente en mi piel. Las puñaladas a todos mis órganos. El ahogarme en agua llena de hielo… Golpearme una y otra vez las manos hasta partirme los dedos. No sabía qué era peor, si el dolor de la tortura o el saber que mi cuerpo se regeneraría para soportar más tortura. Esos días secuestrados me parecían años. —Lo siento, no sabía que eso pasaría, pensé que te irías a buscar de inmediato a tu hermano Brian como te dije, pero no fue así como ocurrió. —Lo intenté, pero fue inútil: logramos salir de ese castillo, horas más tarde nos encontraron en nuestra casa y me llevaron con ellos… ni siquiera sé si mi tío está vivo, no sé defenderme bien, así que me dejaron inconsciente con facilidad. —Tu tío está bien, está en su hogar, cuando se resuelva la situación, lo dejarán ingresar a este plano, pero en tu antigua casa está protegido y bien cuidado. —¿Cuidado o vigilado? —Entrecerré mis ojos, mirándolo con mala cara. —Digamos que las dos cosas. —Lian se levantó y dejó ver su supremacía en tamaño, a mí me faltaban como veinte centímetros para poder alcanzarlo. —¿Ya te vas? ¿Cuándo me sacarán de aquí? —Me tengo que ir, enviaré a mi hermano a que te traiga más comida… te aclaro de una vez… no grites porque nadie te va a escuchar, para ser exactos estás muy en el sótano del castillo. —Oh, qué novedad —ironicé poniendo los ojos en blanco y caminando hacia la mesa, abrí las gavetas y había varias hojas de papel sin nada con qué escribir. —Podrías traerme un bolígrafo, me gusta escribir… eso me libera…. Y mirando mis condiciones, me vendría bien poder hacer lo que me gusta. —Tienes hobbies humanos… qué gracioso. —¡No te burles! Y también amo leer, así que si me traes libros te lo agradecería. —Tranquilo, no te pongas cómodo, espero que te saquen pronto de aquí. —Llámenme a declarar, así saldré más rápido, no tengo nada que esconder —repliqué y luego mordí una manzana. —Tal vez, tienes razón, pero el único que podía defenderte está muerto. —No comprendí sus palabras, y Lian pareció leer mi expresión, puso los ojos en blanco y continuó—. Hablo de tu padre el Rey Hijo de la Noche Veinticinco, debes comprender que es primera vez en la historia que un sangre pura convive con una humana y tiene un hijo fuera de su vínculo… y ni hablar que aún no sabemos quién convirtió a tu tío, hemos dejado varios temas de lado por todos los problemas que consideramos más urgentes entre nosotros. —¿Qué puede ser más urgente que tener a un bastardo encarcelado? —me burlé de mi condición, aunque me sentía indignado. —La Reina está embarazada, y la segunda al mando de nuestro ejército está herida… Hay vacío de poder en Brasil y Estados Unidos y se está investigando la posibilidad de que hay otro Rey considerado traidor; ya que no nos confiamos de la información que nos dieron esos Dampfen… créeme cuando te digo que un bastardo puede estar en “modo pause” en nuestra realidad… No eres cien por ciento prioridad. —¡Menos mal que soy inmortal, no me gustaría hacerme viejo entre estos barrotes! —vociferé con mala cara. Creía injusto todo esto, pero era evidente debía esperar mi turno. —¡Esa es la actitud! ¡Qué buen chico resultaste ser! —¿Eso fue sarcasmo? —Entrecerré mis ojos mirándolo con atención. —Pues, claro que sí. —Subió y bajó los hombros para luego continuar diciéndome—. No te desesperes todo se dará en su momento. —No te aseguro nada, pero lo intentaré… la verdad está de mi lado, ya habrá tiempo para que permitan que me defienda y exponer mi realidad.—Te enviaré los bolígrafos con mi hermano, él es idéntico a mí así que no te confundas, nos vemos luego —se despidió Lian, cerrando las rejas detrás de él y se fue sin esperar alguna respuesta. Pocos minutos después, llegó un hombre idéntico a él, pero con los ojos color verde y su cabello rapado. Para entonces seguía comiendo, así que esperé que se presentara, pero para mi asombro se comportó muy neutral, no fue brusco, ni amable, sencillamente dejó mucha más comida sobre la mesa y tres bolígrafos a un lado de las bandejas… entonces, así como entró de la celda, se fue. Soy un bastardo, supongo que no soy una moneda de oro para caerle a todo el mundo bien —pensé mientras me comía un trozo de carne. Una vez que terminé de comer, escribí todo lo que cavilaba, no sin antes quejarme por lo mucho que pensaba en Ana. Necesitaba hacer algo al respecto sobre esta ansiedad en querer verla, y estar encerrado era una situación que no me ayudaba. Capítulo 2 Branko Vivir medias verdades te hacen más feliz porque eres ignorante en gran parte de lo desagradable ***De vuelta a la realidad *** Todo esto del encierro me tiene con un humor de perros, las horas parecen pasar más lento y no ayuda el hecho que piense tanto en Ana. Mi tío no me explicó que podría algún día sentirme así, y tampoco creo que sea normal que un humano sienta todo esto, es como enfermizo; es increíble que teniendo tantos problemas yo solo pase la mayor parte del tiempo, por no decir que todo el tiempo, evocando los ojos y la boca de esa mujer. Necesito obligarme a pensar en otra cosa… Sí, ya sé, mejor voy a enfocarme en recordar las últimas visitas de Lian a mi celda. *** Cuatro días atrás *** Terminaba de escribir otros pensamientos en una de mis hojas, cuando escuché que caminaban hacia mi celda. Me di la vuelta y era Lian, no tenía que observarlo muy bien para distinguirlo de su hermano, ya había determinado que el corte de cabello y el color de ojos me hacía la vida más fácil, eso los diferenciaba. —Hola, Branko, ¿cómo estás? — saludó mientras abría a celda, luego la cerró de nuevo e ingresó para sentarse sobre mi cama, por mi parte guardé las hojas dentro de la pequeña gaveta. No quería que las viera. —No es un hotel cinco estrellas, pero ¿para qué me voy a quejar? —Me levanté, tomé la silla y la giré para que su espaldar quedara frente a mi pecho y me senté de nuevo, no me habían enseñado a ser mal educado y menos con alguien que me había tratado tan bien. —No creo que extrañes los hoteles de cinco estrellas, hasta donde sé tuviste una vida modesta. —Así es, no viví con lujos, aunque tengo buenos ingresos por haber estudiado medicina, tengo varias clínicas en mi país, como verás no soy muy bueno derrochando el dinero, aunque debo admitir que soy de los mejores cuidando a los humanos más no protegiéndolos. —¿Eso no es lo mismo? —Lian se veía divertido. Tomé aire de forma audible y exhalé con fastidio. —Los ayudo en sus enfermedades, los cuido cuando se sienten mal, tengo especialistas que dan lo mejor de sí, yo me preparé para ser un buen cirujano, aunque no ejerzo mucho porque desde hace años poco me dejo ver, de hecho, estaba pensando dejar a un apoderado y fingir mi muerte para empezar de cero en otro lado. Es tedioso salir maquillado y disfrazado como un viejo para que medianamente crean tu edad, porque la fui alterando con el tiempo a medida que cambiaba los trabajadores de recursos humanos. —No es necesario todo eso, claro, en parte, me refiero a que no te dejes ver por tus conocidos humanos, pero mudarte por completo y empezar de cero en otro lado es drástico, tú con solo no dejarte ver por los humanos tienes… tenemos esa habilidad. —Hay muchas cosas de las cuales no estoy al tanto —negué varias veces con mi cabeza, no sabía cómo eso era posible—. No sé muy bien en qué consiste ser un Hijo de la Noche. Pensé por años que solo era un inmortal, llegué a mi cambio a los veinticinco años, mi tío solo me dijo que guardara el secreto que en el momento justo él me informaría de todo… por dos años me mantuvo encerrado en casa… ¿el motivo?... cuidándome de que una bruja no me hiciera una maldición, brujería o cómo se le diga… Nunca me explicó el por qué, pero agradezco a la vida que para entonces ya era un médico graduado y no me atrasó en mis estudios, porque si no… —Tu tío solo exageró, solo debía cuidarte de que una bruja no te hiciera una maldición en tu primer año del cambio, pero al menos te cuidó bien —me interrumpió sonriendo, comenzaba a disfrutar de la conversación. —Sí, tío es un buen hombre, tiene muchas cosas positivas, pero me ocultó muchas otras cosas, aunque él afirma que fue por mi bien… todo lo que me informó fue a cuenta gotas, todo a medias, me contaba cuando ya era demasiado tarde o estábamos sobre la marcha… ¡una mierda total! —Según veo lo dejaron como especie de protector, te escondió bien y te crio aún mejor, lo que no comprendo es por qué tanto secreto. —No lo sé, con decirte que supe que era un Hijo de la Noche horas antes de atravesar ese portal, pensé que solo era un inmortal y nada más… Al atravesarlo estaba en otra realidad, y terminé encontrándome con el Rey de Brasil —hice silencio recordando las palabras de mi tío: “Debemos ir ahora mismo ante el Rey de Brasil y evitar que se ponga en contra de tu hermano” Lian me sacó de mi pensamiento diciéndome: —Lo que aún no entiendo fue el por qué esperar tanto tiempo… ¿Qué fue lo que hizo que actuara en ese preciso momento? —No lo sé, solo me enteré ese día de un montón de cosas que me definían como Hijo de la Noche, que si me lo preguntas no te sabría decir la mitad…. Solo estaba contento de enterarme de que no estaba solo en el mundo, de que tenía un hermano, eso fue lo que realmente me importó… por un momento me entraron muchas ganas de poder ayudarlo: aunque al principio si te soy sincero, no quería ir a enfrentar a ese traidor, me daba un poco de miedo, pero Ángelo me sacó casi que a patadas de la casa… en cuanto entré a ese castillo algo me dijo que ese era mi lugar, que esa era mi gente. —No fuiste por ganar partido de toda la situación y tener poder, ¿cierto? Ya sabes, inventar todo un cuento de que eres el hermano del Rey o estar en complot con otro Reino para ganar la confianza de Brian y luego intentar derrocarlo —sus palabras fueron muy serias, pero me causaron risas… no pude más que reírme. Unos segundos después tomé aire, me intenté controlar y le dije: —Te lo pondré fácil, toma mi sangre y haz una prueba de ADN, eso será más que suficiente para que sepas que soy su hermano. —¿Tú por qué estás tan seguro de eso? —él tenía un punto, pero le respondería con la sinceridad que toda mi vida me representó, así no pudiera tener un argumento comprobable. —Mi tío no tiene por qué mentirme, puede que obvie información, pero jamás miente… yo creo en él. Además, tampoco tengo necesidad de mentir… la verdad es que no tengo pruebas que lo afirmen, no tuve tiempo, ni una muestra comparativa para hacerme el examen, pero sí pensé en eso… el hecho es que aquí me tienes, hazme la prueba y salgamos de esto. —La prueba no nos dirá tus intenciones, créeme cuando te digo que apareciste en el momento justo cuando te necesitábamos, porque un familiar directo como tú le daría más fuerza a Brian ante los demás… y no creemos en casualidades, las cosas siempre tienen un por qué. Me quedé en silencio, porque por segunda vez consecutiva, él tenía un punto, y no tenía como refutarlo. Luego de unos segundos de silencio incómodo, Lian insistió: —¿Cuáles son tus intenciones? ¿Qué quieres? “Al salir de aquí solo quiero ver a Ana y apartarme de los problemas” —pensé, luego todo llegó de una forma fugaz y me sentía muy convencido. —Salir de aquí y exigirle que les explique cómo fue que se enteró de todo lo que pasaba en esto de los reinos y los Hijos de la Noche… y luego retomar mi vida de tranquilidad lejos de todo esto, eso es lo que quiero. Si mi hermano me quiere lejos, luego de esa tortura que me propinaron sus enemigos, lo mejores que le cumpla su deseo. —Dime, ¿cuáles son tus intenciones? —insistió levantándose de la cama para caminar hacia la puerta de la celda. —No hay intenciones, solo me permití ayudar cuando mi tío me pidió que lo hiciera, él sabe más que yo de todo esto, soy solo un inocente, alguien mal parado en las circunstancias, no me interesa el poder, solo quiero salir de aquí. —Me desespera que me traten como un estafador o delincuente, como si fuera un oportunista. —Ya seguiremos hablando, verás a tu tío cuando todo esto se resuelva… solo recuerda lo que te dije antes, no desesperes. —Considero que las cosas serían más fáciles si nos confrontaran y nos dejaran defendernos —repliqué en mal tono. —Lo sé, pero tu hermano tiene un ataque de terquedad… aunque como están las cosas, tienes a dos personas que por el momento y sin la ayuda o testimonio de tu tío, avalan tu versión de los hechos. —¿Me vas a decir quiénes son? No sabía que tenía abogado. —Me levanté y fui hacia la cama, como si dar esos pasos pudieran controlar mi frustración. —Sí, claro, la primera es la Reina de Italia, ella siempre ha afirmado que eres el hijo del fallecido Rey; ella sabía de tu existencia, pero jamás te buscó o habló de ti hasta el momento en que apareciste. ¿¡Qué!? ¿Ella? ¡No entiendo! —¿Te asombra que ella sea una? Mmm… podría jurar que hasta te cambió el olor que emanas cuando mencioné su nombre — intuía que le infeliz se quería reír. —¡Qué dices, estás loco! ¿¡Qué olor ni que nada!? Mmm… aunque digamos que sí me confunde que precisamente sea ella la que abogue por mí. —Lo hizo hace días, en cuanto te vio nos habló un poco más de ti —sus palabras por alguna razón me cayeron mal—. Cambia esa cara, estuvo muy ocupada terminando de curar a Michelle y luego se marchó hacia su Reino, es por eso que ella no tuvo la oportunidad de hablar más de ti. Idiota, le gusta jugar con la gente —comprendí manteniendo mi semblante neutro, esperaba que mi olor no cambiara, claro, en todo caso que eso fuera posible, viniendo de él, muy capaz solo me estaba jodiendo la paciencia. —Ah, comprendo… ¿y quién es la otra persona que me apoya? —¡Yo! —sonrió—. Habría que ser un ciego e idiota para no ver el parecido físico que hay entre ustedes, por no decir que eres idéntico a tu otro hermano, me refiero a Adrián… Aunque… mmm… eso también te hace muy parecido a Brian, en fin, ellos eran hermanos, es complicado en este momento compararlos, porque uno de ellos ya no está entre nosotros —hizo silencio de forma abrupta y miró hacia el suelo—. Perdón, no quería tocar ese tema. —No entiendo, ¿por qué tienes esa cara? ¿Quién es Adrián? ¿No me digas? ¿Tengo otro hermano? —Me emocionó saber esa información, pero el sentimiento me duró poco. —Oh, lo siento, no quería que esta conversación siguiera por aquí. La verdad es que Adrián fue asesinado hace poco, por todo este asunto de la guerra y los Hijos de la Noche que quieren más poder. —No sabía que tenía otro hermano, solo sabía del Rey. —No pude evitar sentir un poco de nostalgia por la situación, por lo que veía el mundo de los Hijos de la Noche era tan corrupto como el de los humanos, al menos hasta el momento no tenía una buena impresión. —No te culpo de que no te enteraras, viviste toda tu vida entre medias verdades, no te dieron elección. —Lian era compresivo, aunque algo me decía que no era así desde siempre, el que no tuviera contacto visual conmigo me indicaba que estaba incómodo con todo esto, como avergonzado de que yo estuviera aquí. —¿Por qué tienes esa cara? ¿Te pasa algo? —Ante mi pregunta negó varias veces con la cabeza y cambió el semblante. —Insisto, me recuerdas a Adrián… y el que estés aquí lo veo injusto, preferiría que estuvieras en algunas de las habitaciones del castillo, ya sabes algo más cómodo, yo sé que eres su hermano y por consiguiente parte de mi familia. —Dime, ¿qué es eso que te provoca remordimiento? —insistí, me estaba ocultando algo, lo intuía. —Nada, solo que no se siente bien que piensen mal de ti, sé de lo qué te hablo, mi hermano dudo hace poco de mí, todo fue un mal entendido y duró solo unos minutos porque se dio cuenta casi que enseguida, y me sentí terrible, muy mal… y tú llevas días aquí y ni te han dado el derecho de palabra para que te defiendas y des tu punto de vista. —Cura por completo tu herida, que yo me encargo de la mía — le contesté sin dudar, me tiré sobre la cama, di la vuelta y me arropé por completo, deseaba estar solo. No quería ver a nadie. Esto no era una actitud infantil dentro de mis parámetros, solo estaba harto y ya que no podía salir de salir, lo mejor era ignorar todo a mi alrededor. —Si Brian viera eso que acabas de hacer, jamás dudaría de los lazos de sangre que tiene contigo. —Tráeme comida tengo hambre —respondí en forma cortante. Lian soltó una carcajada. Mientras sentí que comenzó a caminar hacia la puerta. —Mi hermano no va a tardar —replicó aún entre risas. Escuché cuando cerró la puerta de la celda y se alejó. *** Presente*** Sentía hambre, hoy había tardado más de lo habitual Lain en traerme la comida y lo peor es que ni una estúpida ventana había para entretenerme mirando el cielo, ¿qué más podía hacer? Supongo que seguir acostado repasando mis últimas conversaciones con los visitantes de mi celda, así no caería en el tedio. *** Tres días atrás *** Estaba haciendo varios pasos de defensa personal, esos pocos que había aprendido, cuando Lian me sorprendió. —¡Hey! Pero qué lento ahora entiendo por qué dos mujeres te tuvieron que salvar el trasero hace días. La poca moral que me quedaba terminó de morir en ese momento. —No soy un guerrero, no me sé proteger, ni a mí mismo, ni a nadie, así que de una vez te digo que tampoco hay esperanzas para los humanos. Lian soltó una carcajada al ver mi mala cara. —Todo en esta vida se aprende, claro, puedo notar que tú no te has molestado en aprender bien el oficio —se burlaba en mi cara, obvio, alguien con esa estatura podía hacerlo, era comprensible— ¿Cuánto tiempo has entrenado? —¿Yo?... mmm… creo que cinco años, pero no es algo que haga a diario, siempre estuve enfocado en conseguir operaciones, donaciones y trasplantes para los humanos, ya era bastante trabajo ocultar el hecho de que fuera yo el que moviera los contactos entre los hospitales y las clínicas privadas —señalé con ambas manos mi cara—, tengo ciento diez años y parezco tener menos de treinta años, ni con todos mis conocimientos en cirugía esta carita sería posible. —Sí, te entiendo a la perfección, pero ¿por qué entrenar desde hace solo cinco años si ya sabías tu naturaleza o condición de inmortal? —Cómo te dije sabía que era inmortal, pero nunca di con la raza exacta con la que debería sentirme identificado y tampoco hay un laboratorio médico con muestras comparativas de sangre que me dieran un resultado. —Ajá, ahí sí que te doy toda la razón —me interrumpió. —Y entre los estudios, trabajo, esconderme y ayudar a los humanos… mi tío me exigió a los ciento cinco años que entrenara, lo hice para calmar su ansiedad, pero no me lo tomé muy en serio… Como debes esperar, él no sabía de mi forma tan vaga de entrenar, y tampoco tenía contactos que me pudieran ayudar, no sin dejarnos en evidencia de nuestra condición. —¿Tu tío tampoco sabe luchar, ni asesinar demonios? ¿Nunca ha defendido a los humanos? —No creo, lo dejé mucho tiempo solo, no sabría confirmar que hacía en su tiempo libre, pero jamás lo vi entrenando. —Hablando de tu tío… ¿qué hacía él para vivir y mantenerse en el mundo humano? —Fue un profesor en una universidad hasta que no pudo ocultar más su edad, luego no fue necesario que trabajara porque mis ingresos eran más que suficientes para ambos. En casa me consta que él leía muchísimo y cuidaba de su jardín, y una que otra vez evitaba que yo cometiera alguna estupidez, pero en líneas generales no le di mala vida con mi comportamiento. —¿Quién convirtió a tu tío? Está claro que es un humano convertido porque aparenta más de treinta y dos años por decir un número; un Hijode la Noche nacido siempre llega a su máximo crecimiento antes de los treinta, así como tú y pueden desmaterializarse y completar su cambio sin necesidad de asesinar a un Dampfen. —¿Un qué? —No conocía el término—. No sé lo que me dices, siempre imaginé que mi tío había nacido, así como yo… no sabría qué responder a tu pregunta y no conozco tampoco a ningún Dampfen. Lian me observó con detenimiento, como intentando ver qué otra cosa guardaba, pero era mi verdad, yo no sabía muchas cosas por las que estaba pasando, era un ignorante en el tema. —Por lo que veo hay ciertas preguntas que solo podrían ser contestadas por el señor Ángelo. —Ya te lo he dicho, solo sé lo estrictamente necesario y de todo lo que me enteré siempre fue a última instancia o a destiempo. —¿Qué me puedes decir de tu madre? —No mucho, poco la recuerdo, murió cuando yo tenía cuatro años, enfermó y no soportó los síntomas, ni el tratamiento y falleció de cáncer. —Recordar y decir eso en voz alta me hacía sentir un poco mal. —¡Qué mierda! ¿¡Cómo es que se prestó tu tío para engañarte tanto!? —gritó golpeando la mesa, se veía indignado—. Sí alguien tiene que explicar aquí muchas cosas, ese es tu tío, tú no sabes ni en qué mundo vives. ¿Eso fue un halago o se está burlando? No, no, está molesto — me corregí. —Gracias por lo que me toca —contesté bajando y subiendo mis hombros con una mueca en mi boca que dejaba ver mi despreocupación—. ¿Por qué dices que me han mentido? ¡De verdad no recuerdo a mi madre! Era un niño muy pequeño cuando ella murió, y mi tío me crio desde entonces, soy su único familiar vivo. —¡Eres muy inocente muchacho! ¡Claro que eres su único familiar vivo si sobrepasas el siglo de vida ya que un humano promedio vive hasta los ochenta años! —No lo decía por eso, esa parte la entiendo, solo te explico que los padres de mi madre estaban muertos desde antes de quedar embarazada de mí… de hecho por años siempre fueron mi tío y mi mamá… luego ella murió y Ángelo solo vivió para mí… él no tuvo hijos, ni esposa, nada, decía que no tenía tiempo para esas cosas. —Tal vez no llegó la indicada —musitó Lian con mala cara. —Perdón, ¿qué dijiste? —insistí con ceño fruncido. —Nada, es solo que tengo que explicarte algo y me molesta ser el portador de malas noticias. —Su semblante era de mortal seriedad, casi que podía tocar la rabia a su alrededor. —¿A qué te refieres? —Algo me decía que me debía sentar y eso hice. Tenía el presentimiento que no sería capaz de escuchar la respuesta. —Creo que ya debiste de haber entendido que los Hijos de la Noche solo mueren cuando se les corta la cabeza, eso te quedó claro en tus momentos de tortura; entonces tu madre no pudo morir de cáncer. Sus palabras me retumbaron en la mente. No había hecho la conexión con la situación de mi mamá, eso era un tema que para mí estaba asumido y aceptado; pero me habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que aún no había podido hacer esa relación de hechos. —¿A-a-a-asumes que la asesinaron? ¿Qué alguien le cortó la cabeza? —pronuncié las palabras al mismo tiempo que sentía que el mundo me daba vueltas. —Estoy seguro de eso jovencito —guardó silencio por unos segundos—. Mira, normalmente soy un perro sin causa, tiendo a fastidiarle la vida a medio mundo; pero la tuya está tan jodida que ni siquiera tengo que encontrarte un defecto para fastidiarte… la verdad es que me parece un poco traumático tener que ser yo quien te aclare todas estas cosas; y sobre todo ser yo, quien te diga la verdad —su tono fue sincero acompañado de una mirada llena de preocupación. —¿Por qué alguien querría asesinarla? ¡No entiendo nada! Dime, ¿esto tiene que ver por mi condición como Hijo de la Noche? —Siempre tiene que ver con eso, no tienes ni una idea de todo a lo que nos enfrentamos a diario… tal vez murió luchando o asesinada, no lo sé, como es de esperarse hay que hablar con Ángelo. —Comienzo a odiar todo esto, mi vida era más fácil cuando era un completo ignorante de toda esta realidad —me quejé y comencé a sentir ira, ligado a un sentimiento de pérdida. No podía concebir que mi tío me hubiera ocultado esa información. —¡Calma! Estoy indignado con todo esto, pero no reniegues de lo que eres, ya tendrás a tu tío frente a frente para aclarar todo, es evidente que él te estaba protegiendo, debe tener una explicación coherente para haberte mentido de esa forma tan descarda. —Agradezco tu sinceridad —afirmé pasando mi mano sobre la cabeza—. Podrías dejarme solo, necesito pensar. —Como quieras, mañana si tengo tiempo pasaré a darte una vuelta. —¿Seguirás haciéndome interrogatorios y aclarándome mi miserable realidad? —para cuando pregunté Lian tenía media sonrisa en su rostro. —No lo veas así, solo estoy atando cabos para sacarte de aquí cuanto antes, por eso vengo siempre a conversar contigo. —Supongo que te lo tengo que agradecer —musité mirando hacia el suelo, me daba un poco de vergüenza estar en esta situación. —No tienes porqué agradecérmelo, digamos que tengo una deuda moral. —Es que eso es evidente, nadie más que tú viene a verme, y tu hermano ni me dirige la palabra… solo debí analizar un poco para llegar a esa conclusión. —Eres inteligente y también eres médico como Adrián, eso me agrada… Por mi parte hace falta que limpies tu nombre e intenciones rápido porque de por sí hace falta una persona como tú en nuestro Reino. —Y que, si cuando se limpie mi nombre, me largo de aquí para no volver, puedes tener por seguro que amo la vida que dejé y siempre he disfrutado de mi tranquilidad. —Decide lo que quieras, ese no es mi problema —la respuesta fue sombría, estaba claro que no estaba de acuerdo conmigo. —¿Y cuál es tu problema? —insistí, él me ocultaba algo— ¿Cuál es esa deuda moral? —Yo me entiendo y eso es lo que importa. —Cerró las rejas delante de él, pensé por un momento que diría algo más, pero se me quedó mirando por unos segundos y luego se fue dando grandes pasos, estaba molesto, se le notaba. Al quedarme solo comencé a escribir toda la conversación que acababa de tener, así como todo lo que sentía, debía drenar un poco lo que tenía atragantado en mi ser. *** Presente *** —Debería escribir para seguir matando el tiempo —dije mientras me levantaba para sentarme delante de la mesa. Según veía, Lian, no quería seguir conversando conmigo, tenía dos días exactos que no se asomaba por mi celda. Tenía esperanzas de que viniera hoy; y para colmo, Lain seguía sin dirigirme la palabra. Estaba esperando a alguno de los dos, estaba ansioso; si sus intenciones eran matarme de hambre, pues creo que lo lograrían, porque seguían sin en hacer acto de presencia. Hoy lo abarcaría y ahí le sacaría información de mi hermano, una cosa es que estuviera solo, otra muy distinta es que me privara de las visitas. Qué desgracia era para mí el que Ana ni una sola vez me visitara, ¿qué impresión le habré dado? Que ni se molestó en saber cómo estaba. ¿Será que ella creía que yo era un oportunista? No, no, no, Lian me dijo que sí creía en mí... Bueno, al menos la parte en la que yo soy el hijo del Rey. —¡Qué problema! ¿Dónde estoy metido? —murmuré y en ese momento llegó Lain. Llevaba ropa deportiva, lo noté, porque siempre llevaba ropa formal. No esperé a que colocara toda la comida sobre la mesa, que, por cierto, era el doble de lo que siempre traía, de inmediato le pregunté: —¿Puedes decirme por qué Lian no ha venido a verme? Con voz neutral carente de emoción me respondió: —No puedo darte esa información. —¿Le ocurrió algo malo? —repliqué un poco preocupado. —No, él está bien, por así decirlo. —Vamos, dile que venga, quiero seguir conversando, estoy solo aquí y ni un libro tengo para leer. —Él no podrá venir, así lo quiera —se detuvo en medio de mi celda—, el Rey te ha suprimido ese derecho hasta que se demuestre por completo tu inocencia, aún se están buscando lazos contigo y tu tío con otros hijos de la noche, creemos que de esa forma se eliminará el riesgo de algún complot, debemos estar seguros, no te lo tomes personal.—No conseguirán nada, porque nunca tuve contacto con su raza hasta ese día cuando me presente frente al Rey de Brasil, ¿cuántas veces tengo que repetirlo? Ya yo le expliqué todo eso a tu hermano. —No se te quiere dejar rondando por el castillo teniendo a Carolina embarazada. —¿Quién es Carolina? —Ante mi pregunta Lain se me quedó mirando. —¿De verdad no sabes quién es? —Se dejó ver extrañado, pero una sonrisa se plasmó en su rostro. —¿Tendría que saberlo? No sé quién vive en este lugar mucho menos sus nombres. Lain hizo silencio, luego con su rostro más apacible me mostró que creyó en mis palabras. —Tienes razón, entonces si tú dices la verdad debería aclararte quién es ella... Carolina es el nombre de nuestra Reina Suprema de todos los de nuestra raza. —Ah, okay, ella es mi cuñada, la esposa de Brian. Ahora lo entiendo, Lian, me la mencionó como la Reina que estaba embarazada, pero nunca me dijo su nombre. —Así es —sonrió Lain. —Eres médico, ¿verdad? —Él preguntaba algo evidente, eso quería decir que algo le preocupaba. —Lo soy, tengo varias especialidades he estudiado mucho para poder ayudar a la gente. —Carolina está llevando algo mal su embarazo, vomita mucho y no está durmiendo bien. Brian, está sobreprotector y no quiere que salga de este plano y para hacerte el cuento corto... el doctor que antes teníamos aquí ya no está entre nosotros. No es que sea una prioridad tener uno ya que los Hijos de la Noche no nos enfermamos, pero contar con un médico para revisar y controlar los embarazos sanos o con riesgos no nos vendría mal. La época de gestación es delicada para nuestras mujeres. —Estoy a sus órdenes, aún más si es para un familiar —afirmé convencido; siendo empático y poniéndome en sus zapatos... yo también con todos estos problemas a mi alrededor estaría como un energúmeno en mi condición de esposo de una embarazada y padre responsable. —Hablaré con el Rey y le diré de tu proposición, nos vemos — se despidió, dando la vuelta para dejarme ver su enorme espalda. Soy un debilucho al lado de estos gemelos, menos mal que no los tengo como enemigos, jamás tendría oportunidad. —¿Te vas a meter en problemas si afirmas que conversaste conmigo? —No quería que a él también le negaran la entrada aquí. —Asumiré el riesgo, mi hermano pocas veces se equivoca y según todo lo que me has contado y luego de hacerte esa pregunta tan sencilla pude ver tu reacción y sé qué dices la verdad. —Gracias por tus palabras —me sinceré. Su discurso me dejaba más tranquilo, ahora sentía que tenía una posibilidad latente de creer que sí saldría de esta celda con mi nombre limpio. —Ya habrá tiempo para conversar bien, toma —Lain sacó un pequeño libro de su bolsillo—, te lo envía mi hermano, me ha dicho que te lo leas y que si ya lo leíste lo vuelvas a leer y así entenderás su punto. Tomé el libro y decía: “Romeo y Julieta”. —Me estás jodiendo, ¿cierto? —me empecé a reír. Él musitó mientras se alejaba de mí: —Siempre busca la forma de hacerlo. —Lain cerró la puerta y se marchó. Mientras me senté sobre la silla y comencé a comer porque no era un secreto me moría de hambre. Capítulo 3 Lian La amistad tiene un precio, un riesgo y se llama “confianza” ***Hace dos días*** —Buenas noches, mi Rey, ¿cómo sigue la Reina? —pregunté ingresando a la sala de reuniones. El rostro de Brian era como el de hace algunos días, mostraba una mezcla de preocupación y molestia. —Está indispuesta, ha tenido muchas náuseas y ese mal carácter que tiene creo que se multiplicó por tres. —Brian se pasó la mano dos veces por el rostro y se acomodó en su asiento, tenía varias carpetas en frente sobre la mesa. —¿Qué es eso? ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar en este momento? —tenía que buscarle conversación para abordar mis intenciones. —La investigación de Branko Figueira —contestó con un tono mortal y serio—. No hay nada sobre el joven, parece ser un humano promedio, sus cuentas bancarias tienen para vivir modestamente, porque todos sus egresos son para el pago de tratamientos a muchos humanos, parece que no tiene un patrón para elegirlos, parecen ser tomados al azar, como si disfrutara su tiempo ayudando a los que no tienen, eso es demasiado atípico entre los mortales. —¿Entonces hay buenas referencias del joven? —insistí para que me corroborara y él mismo se lo creyera. Asintió con mala cara. —Esperaba conseguir algo, pero sí, su historial de vida es limpio, ni una multa de tráfico tiene, es un ciudadano ejemplar. —Se me parece a alguien —contesté tomado las carpetas, me senté y comencé a leer los papeles. —¡Ay, no empieces, por favor! —respondió levantándose de la mesa para comenzar su rutina de caminar de un lado a otro para así pensar y desestresarse. Me enfoqué en ver lo que decían estos papeles sobre la madre de Branko; y me fijé que los datos eran correctos, decían lo mismo que me había contado Branko, que su madre había muerto de cáncer. Me enfoqué en la información laboral y figuraba como médico de un hospital de Belém, capital del estado de Pará en Brasil; luego, años después, consiguió crear dos clínicas con sus ahorros y ganancias de cuarenta años, trabajó casi que a tiempo completo y cuando no pudo dar más la cara se apartó y dejó como administrador y apoderado a un joven humano muy honrado graduado en economía; ese mismo le ayudó a multiplicar su dinero en inversiones en la bolsa y todas las ganancias fueron dirigidas a las clínicas para seguir haciéndole tratamiento a todos las personas que fueran posibles. —Parecía vivir, pero estaba como en pause, ayudó a los humanos de forma intuitiva gracias a la medicina, en él está ayudar… —Hice silencio antes de soltar todo lo que tenía por dentro, luego continué—. Quiero que sepas que todo lo que investigaron tus detectives es cierto, es la misma versión que me ha dado tu hermano en nuestras conversaciones. —¡Qué no es mi hermano! —gritó y se detuvo mirándome con los ojos amarillos, el lugar se puso tenso, gracias a su mal humor— ¿Cómo es que él habló contigo? ¿Acaso me desobedeciste fuiste a verlo? ¿Le hiciste una visita? Hasta donde sé, dejé a cargo a Lain, para que lo alimentara y viera si estaba bien, a ti te dejé a cargo de proteger todos los portales del reino, de realizar guardias y de verificar que todos entrenaran como se debe. —Brian casi que ni respiró mientras me soltaba en mi cara su frustración. —Todo lo hice, es solo que soy eficiente y me sobró tiempo, lo visité varias veces en estos días. —Sabía que se molestaría, pero él no me exigió nada para hacer en mi tiempo libre. —¡Dije de forma clara que ningún Hijo de la Noche debía hablar con él y que vigilaran a su tío hasta que se efectuara la reunión! ¿Por qué me desobedeciste? ¡Eso mismo era lo que yo no quería, que te dejaras manipular por él! —Ah, perdón, debe ser que soy un crio… De hecho, soy tan manipulable que tengo cojones para desobedecer a su Rey —me burlé y me levanté de mi asiento. Estaba consciente de que todo lo que leí era cierto, la investigación y lo que me había dicho Branko era exactamente lo mismo, para mí, ese joven no era un mentiroso y lo iba a sacar de esa celda lo más pronto posible. Di dos pasos hacia Brian y noté que tenía rabia contenida. —Mira, Brian, mi Rey, ya ha sido suficiente, saca a ese joven de la cárcel tres estrellas que tiene el castillo —sonreí—, él no se merece estar allí, ha pasado varios días encerrado y es un preso inocente. —¿Por qué puedes creer que mi padre transformó a una humana y engendró un hijo y no nos dijo nada? ¿Por qué? Si eso jamás pasó en la historia, se supone que solo los Hijos de la Noche cazadores pueden convertir a los humanos, mi padre era un sangre pura… eso no es posible… no se tiene registro de nada parecido. —¿¡Tienes a un clon de ti o de Adrián en una celda y dices que no es posible!? ¿Hasta cuándo te piensas engañar? ¿Por qué él debe pagar el precio de tus inseguridades o los errores de tu padre? Además, nunca se supo de un caso, tienes toda la razón, pero tú mismo lo acabas de decir, tupadre fue una sangre pura y tiene el poder suficiente de convertir a quien quiera, esas son solo reglas estúpidas de esta raza de mierda, que le encanta complicarse la vida, estamos peor que los humanos. —Te estás pasando Lian, no me hables así… ¡no tienes que hablar así! —Te tengo que hablar así, porque nadie más lo hará, de hecho, ni siquiera tu esposa aguanta tu actitud estúpida. —Entonces yo sí debo de aguantar que tengas remordimiento de consciencia, porque cuando murió Adrián, tú estabas molesto con él por hacer sufrir a tu hermano por su enamoramiento con Jess; y ahora andas de buen samaritano con ese extraño porque el muchacho se parece a él y a mí… quieres en parte, remediar un error y por eso tienes el descaro de joder mi tranquilidad. —No podía creer lo que me decía. —¡Eres un grandísimo idiota! ¿Te lo han dicho? —repliqué y puse la carpeta sobre la mesa con más fuerza de la necesaria. No estaba preparado para escuchar eso, pero era mi verdad. —Te gusta decir las verdades en la cara, entonces debes soportar que los demás también te la digan. —Tenía razón, pero eso que me acababa de decir era solo media verdad. —Tienes razón, no lo negaré, si hubiera sabido el final de Adrián habría actuado de forma diferente, quise mucho a tu hermano, fue un buen hombre… Al igual que ese que tienes encerrado desde hace seis días en una celda, y que de forma injusta no llamas a una reunión para que se defienda, porque —alcé un poco más la voz—, siento que no tienes agallas para enfrentar tu verdad. Brian frunció el ceño y miró hacia el suelo, pensé por un momento que me golpearía o que seguiría discutiendo, pero para mi asombro me contestó de forma apacible. —No solo son mis inseguridades, es sobre todo lo que pienso de mi padre… murió hace poco y me han pasado tantas cosas, todo es tan confuso; y sí, acepto que el puesto de Rey no ha sido fácil con tantos problemas que se me han presentado, ¿pero esto? ¡Un bastardo! Creo que la realidad se sobrepasa conmigo. —Brian se sentó y puso su brazo sobre la mesa y colocó su mentón sobre su mano, me miraba con ojos preocupados. Se veía como derrotado. —Todo debe tener una explicación, debes llamar a Ángelo, el tío de ese joven y a Branko para que entre los dos te den una explicación… hay cosas muy importantes, ese vacío de poder en Brasil y en Estados Unidos, además del hecho de buscar bien si no hay otro traidor que quiera sacar provecho de todo esto que pasó… ya todos saben en el Reino que Branko Figueira existe, debes hacer el comunicado de qué pasó y de cómo será la situación de ahora en adelante… —Brian me miró de nuevo a la cara y me interrumpió. —También está Carolina embarazada —sonrió, se veía un poco más tranquilo. —Sí, exacto, eso también que no es menos importante —afirmé y me senté a su lado—. Debes calmar esa rabia que llevas por dentro, los hijos no somos culpables de las decisiones que toman los padres, tampoco podemos reprocharlos… Esa fue su vida y esta es la tuya; debes enfrascarte en tus actuales situaciones, más no en lo que tu padre hizo en el pasado… él ya no es el Rey… Eres tú, y eso es lo único importante en este momento. —Tienes razón —afirmó y tomó las carpetas que estaban sobre la mesa. —Es una segunda oportunidad, es como yo lo veo, la vida te quitó hace poco un hermano y ahora tienes a otro. —Quiero que le hagas un examen de ADN, necesito esa confirmación. Puff, que hombre tan terco —me quejé. —Lo tendrás luego de que todo esto se arregle —mantuve mi posición. Él era terco, pero yo también lo era. —¿Qué más conversaste con ese joven? ¿Hay algo que no esté en estos papeles? —insistió, Brian, y sentí que volvía su actitud desconfiada. —Según lo que logré ver… —le quité las carpetas simulando exagerada dulzura, quería que notara mi sarcasmo—. A ver, permíteme. —Hojeé de nuevo la información y leí por encima lo que ahí estaba escrito—. Nada, todo lo que está aquí él mismo me lo dijo cuándo conversamos. —¿Qué hay del trato que él hizo con aquellos Dampfens? Mierda, eso se lo iba a preguntar hoy. —¿Quién te dijo eso? —repliqué y sentí como se volvía a tensar el ambiente entre nosotros. —Michelle… Además, yo también hice mis averiguaciones y le pregunté a ella todo lo que pasó ese día, es una lástima que todos los Dampfens que se aparecieron esa noche fueron eliminados, no conseguí a nadie que me corroborara esa información. —Branko, no juró hacer nada con ellos, eso ya él me lo aclaró. —No lo creo, por algo lo torturaron y no lo mataron, ellos tenían un plan para él… Por como yo lo veo, nosotros nos anticipamos a sus planes y dimos con ellos, en esa emboscada arruinamos su plan… Sabes que si Branko hizo un trato es porque nosotros no le importamos… ¡Lo sabes! —El joven solo quería salvar su cuello, solo buscó sobrevivir, es evidente, luego de tanta tortura, ¿qué más podía hacer? ¿Acaso tenía que morir por el hermano que no conocía? Hoy era el día de no tener filtros y provocar al rey para que te golpeara —pensé esperando lo peor. —Supongo que sí —respondió dejando ver su molestia. —¿Se te olvidó que él fue en presencia al Rey de Brasil y lo encaró? Además, que dejó su postura clara al decir que no permitiría que se alzaran contra el Reino… ¿¡Se te olvidó Brian!? O eso fue un teatro según tú… ¿De verdad esperabas que se dejara morir bajo tortura por nada? —No quiero que vuelvas a visitarlo, no quiero que hables con él, si lo haces, y me desobedeces tendrás que ajustarte a un castigo disciplinario. —Mis oídos no daban crédito a lo que oían. Ahhh, este hijo de puta, está insoportable, esto tiene que acabar pronto. —Desde luego, mi Rey —contesté en mal tono, me levanté de la silla, no dudé ni por un segundo hacerle una reverencia y caminé hacia la puerta, sin dejar de ver lo molesto que estaba, pero eso no evitó que cuando llegara a la puerta, Brian me dijera a mis espaldas: —No vuelvas a desobedecerme, nadie más que tú debe dar el ejemplo de disciplina, recuerda quién eres en este Reino, y cuáles son tus funciones. Hice silencio, si hablaba, lo mandaría a la mierda. Cerré la puerta detrás de mí y fui en busca de mi hermano. Luego de varios minutos buscándolo, lo encontré en la sala de entrenamientos, estaba ejercitándose con Jess. —Hola, adorados príncipes. —Jess se detuvo de inmediato y me regaló una sonrisa amplia mientras se dirigía hacia mí en tono burlón: —Holaaaa, amargadito enamorado, yo estoy muy bien ¿y tú? —Lain me saludó con su mano libre, luego aprovechó el interrumpido descanso y se acomodó su pantalón deportivo. —Estoy molesto —contesté tomando aire y soltándolo de forma audible. —¡Ah, qué novedad! ¿Y esta vez es por qué? ¿Michelle te volvió a patear el trasero en seis segundos? —Jess sabía siempre como burlarse a lo grande. Lain comenzó a reírse. —Es mejor seis que uno, ¿no crees? Pues un solo segundo necesito para dislocarte el cuello —contesté caminando hacia el estante donde estaban las armas, quería drenar un poco mi estado de ánimo. —Bla, bla bla… Debes cambiar tu argumento, puede que cuerpo a cuerpo me ganes, es evidente que nunca llegaré a ser tan buena, de hecho, ni tan buena como Carolina, pero haré una diferencia con la magia, ya verás —su voz llenaba el lugar con entusiasmo, preferí ignorarla. —¿Vas a entrenar con nosotros? —preguntó Lain haciéndome espacio entre ellos. —Sí, por favor, lo necesito. —Blandeé mi pequeña espada, tenía que controlar mis movimientos con respecto a Jess, el colmo sería que pudiera lastimarla dejándome llevar por mi rabia. —Dos contra uno, ¿te parece? —sugirió Jess poniéndose en guardia para atacar—. Sé que es poco ético entre los Hijos de la Noche, un dos contra uno, pero de vez en cuando hay que romper las reglas… aunque yo ni siquiera cuento como un contrincante para ti —soltó riéndose. —En eso mismo estaba pensando —afirmé poniéndome en posición—. Por romper las reglas es que ahora estamos como estamos. Lain me atacó primero y paré su hoja filosa muy cerca de mi cuello. —Estás muy molesto, así no es bueno que entrenemos, estás disperso,nunca mi hoja ha llegado tan cerca de tu cuello —Lain me regañó con mala cara. —Déjame drenar un momento y luego te cuento todo lo que me pasa —insistí. —Estoy de acuerdo —afirmó mi hermano, mientras Jess atacó sin dudarlo. El entrenamiento fue corto, duró alrededor de una hora. Terminé con unos cortes en el abdomen, piernas y brazos; pero no me quejaba, había podido asesinar a Jess dos veces, y a mi hermano una, él evitó que su amada pudiera morir como otras diez oportunidades. Era una buena marca, más cuando estaba luchando contra dos. —¿Te sientes mejor? —Jess se sentó y me palmeó el hombro. Asentí mientras me secaba el sudor con una toalla. —Dime Lian, ¿qué te pasa? —Lain se sentó al lado de Jess y le dio un beso en la mejilla. —Branko, tiene seis días encarcelado, y Brian no entiende razones, de hecho, me acaba de prohibir que converse con él. —Ya lo teníamos prohibido, ¿por qué desobedeciste? — preguntó Jess, sus intensos ojos azules me miraban muy atenta. —Primero que nada, soy siempre el que incumple las reglas, segundo, soy el encargado principal de mantener la seguridad del Reino, tenía que investigar por mis propios medios, debía saber de la fuente, ¿quién era ese joven y sus intenciones? —Es el hermano del Brian, eso es muy evidente —confirmó Lain—, pero de sus intenciones no puedo opinar, ya sabes que en estos momentos no podemos confiar mucho de quiénes nos rodean, no son tiempos buenos. —Brian está siendo prudente, es verdad, pero también está más amargado que nunca, más hormonal que la misma Carolina, es difícil su situación, pero se entiende —se burló Jess. —El asunto es que sus investigadores ya le entregaron toda la información y pude leerla y corroboré que es la misma que Branko, me contó, de hecho, estoy seguro que en esos papeles hay más información que la que sabe el mismo jovencito… él fue criado entre mentiras y medias verdades, estoy seguro que jamás supo dónde estaba parado en esta realidad… Lo tuvieron todo este tiempo como escondido, con perfil bajo, según entiendo. —Más razones para pensar mal —Jess pareció considerar sus palabras haciendo una pausa y luego continuó—… Me refiero que sería bueno saber, ¿quién quiso que saliera a la luz en este momento y por qué? Todo es como un misterio, si piden mi opinión. —Es verdad, el joven llegó en el momento casi exacto para que Brian se enterara de todo y mira lo que pasó, ¿no te parece raro o mucha coincidencia? —No sé, la verdad es que están muy paranoicos… El problema real es que el joven supuestamente hizo un trato con los que los secuestraron en aquel momento, y quiero saber qué fue, pero ahora no me puedo acercar a la celda, no sin que me den un castigo disciplinario. —Eso es nuevo y exagerado… hasta para Brian, ¿te amenazó con eso? —preguntó Lain. Asentí sonriendo. Eso de los castigos disciplinarios me parecían amenazas sin sentidos, jamás me asustaron, pero viniendo de Brian y considerando su mal humor, no quería provocarlo. —Ya va, a ver si entiendo, —Jess se alteró— ¿hizo un trato con un Dampfen y los traidores? ¡Por Dios! ¿Branko le hizo un juramento a alguien? —no podía ocultar su rostro asombrado. —No juró nada, eso lo sé, su tío le enseñó a no hacerlo, lo crio con algunas reglas de nuestro mundo… Pero retornando a lo que dices, sí, hizo un trato, pero como les acabo de contar no tuve la oportunidad de preguntarle cuál fue. —Sabes muchas cosas y lo más importante no se los preguntaste, ¡no se puede ser tan tarado! —afirmó Jess sonriendo, negando varias veces con su cabeza. —Gracias princesa, no esperaba menos de ti —ironicé achicando mis ojos. —¿Quieres que le pregunte? Yo siempre le llevo la comida, sus cosas de aseo diario, no creo que sea difícil que me responda. —No quiero que te metas en problemas, buscaré la forma de informarme sobre eso —contesté levantándome para salir del cuarto de entrenamiento. —En lo que te pueda ayudar sabes que puedes contar conmigo —insistió Lain con rostro comprensivo. Le di la mano y me despedí de Jess con una reverencia. —Me tengo que ir, nos vemos luego. —Hasta luego —respondió Lain. —Chaitooo —se despidió Jess, como siempre tan elocuente y con su expresivo buen humor. Segundos después estaba caminando hacia la biblioteca. ¿Qué le gustaría leer a Branko? —Pensé, mientras veía esos cientos de libros acomodados a la perfección en la gran habitación — Un clásico, ¿pero ¿cuál? Sería más fácil saber qué no ha leído y así entregarle algo que no lo aburra, pero, ¿qué? Luego de unos diez minutos mirando por toda la habitación vi el libro de Romeo y Julieta. Solté una carcajada. —¡Este será! Un amor prohibido, él es fruto de un amor prohibido… ¡claro que sí! Este le va a gustar, sino al menos lo leerá desde una perspectiva diferente —murmuré entre risas. Lo saqué de su lugar y me senté en la pequeña mesa de lectura. Tomé una pequeña hoja y escribí: “Responde claro y conciso” ¿Cuál fue el trato? Y dime, ¿qué jurarías por tu Reino? Hazme llegar las respuestas por el mismo medio. Se despide Lian. Esta es la única forma que se me ocurre de no despertar la ira de Brian, me dijo que no le hablara, más no, que no le escribiera — sonreí ante mi lógica. Salí de allí convencido de que hacía lo correcto y que debía enterarme por mis propios medios de todo y fui en busca de mi hermano. Luego de un buen rato buscándolo, no lo conseguí. —Debe de estar copulando con Jess —me quejé. Ahora que lo pienso, sería bueno ir por Michelle. Llegué a nuestra habitación, pero tampoco estaba, sobre la cama había una nota que decía: Estoy con Carolina, de nuevo se siente mal. Mierda, otra vez —me quejé y salí deprisa hacia el cuarto de la Reina. Cuando llegué noté que todos estaban allí. —Con razón no te conseguí —me quejé mirando hacia Lain. —Al salir del área de entrenamiento vine a dejar a Jess con la Reina, pero decidí quedarme al ver que estaba un poco más mal de lo normal. —¡Claro, como si tener audiencia para vomitar alivianara el dolor! —ironizó Michelle sonriendo mientras se acercaba hacia mí para darme un beso. —Hola, peli plateada, te extrañé —mi oración romántica fue interrumpida por el sonido asqueroso de las arcadas de Carolina. Brian estaba a su lado y le acariciaba la espalda mientras ella vomitaba sin parar. La escena fue traumática para mí, no estaba hecho para ver estas cosas. —Ay, mi amiga, creo que tu vómito es directamente proporcional a todo lo que te comes, deberías moderar la ingesta de alimentos —las palabras de Jess se notaron sinceras, pero Carolina no las tomó bien. —¡Cierra la boca, Jess! ¡Tengo siempre hambre! ¡Y si me da la gana de comerme veinte pizzas pues lo haré! Nadie te pidió tu opinión —esto último casi que lo dijo gritando. —Hay que controlarte las hormonas o sino cuando tengas siete meses nos vas a asesinar con el único motivo de tragarnos enteros después, en serio, nos va a dejar ni nuestros huesos. —Debí mirar hacia el techo y tomar aire, no me quería reír por el chiste que acababa de decir Jess. —Te odio, Jess, ¿cuántas veces más te lo tendré que decir en esta vida? —se quejó Carolina y volvió a vomitar. La cara de preocupación de Brian se podía ver a kilómetros. —Ya, déjala Jess, es normal, hay embarazos muy tranquilos y otros como este… el malestar solo durará unas semanas… ya pasará esta incomodidad, todo es cuestión de tener paciencia — contestó Michelle, luego hizo un cántico en latín y desapareció todo el vómito que estaba en el recipiente. —¿Hay un universo paralelo a donde se va todo ese vómito que desapareces? ¿Verdad? —preguntó Jess en tono divertido, mientras caminaba hacia Lain que también se veía preocupado por el estado de la Reina. —Supongo que sí —contestó Michelle —. Si no debe ser grotesco que todo esto le caiga a alguien encima mientras va caminando por allí. Jess, Michelle y yo nos comenzamos a reír; en cambio la cara de Lain, Brian y Carolina era de auténtico asco. —Lo siento, admítanlo, fue gracioso —me disculpé, veía que los ánimos estaban muy volátiles, así que decidí irme—. Amor, voy a trabajar,nos vemos más tarde, cuídate mucho si vas a tomar guardia en el cementerio. Me despedí de mi amada, pero el Rey me interrumpió. —Hoy las mujeres se quedarán cuidando a Carolina, nosotros los hombres trabajaremos como siempre —demandó Brian levantándose para salir, le dio un beso a Carolina en la frente y salió del cuarto sin cruzar palabras con más nadie. Sabía que Jessica no se molestaría por ese comentario de Brian, pero logré ver la cara “fugaz” que puso Michelle, aunque solo le duró segundos, la pudo disimular. Estaba muy claro que la presión de Brian por todo lo que estaba pasando lo tenía tocando las líneas de las acciones déspotas que no muchos estarían de acuerdo en aceptar. —¡Vengan acá! —nos llamó Brian desde el otro lado del umbral de la puerta a Lain y a mí. —Nos vemos mi amor —se despidió Lain dándole un abrazo a Jess y luego salió de la habitación. —Te amo, peli plateada, cuida bien de la Reina —le di un abrazo a Michelle y ahí ella me susurró: —También te amo. Salí de la habitación y cerré la puerta detrás de mí. Brian estaba sombrío, se le notaba el cansancio. Se dio la vuelta y nos pidió que camináramos con el hacia el salón de reuniones. Luego de unos cuantos pasos rompió el silencio incómodo que nos envolvía a los tres. —Necesitamos un doctor para Carolina, alguien que guarde el secreto de quiénes somos… ¡Dios! ¡Cómo me hace falta mi amado hermano! No había nadie mejor que él para que se encargara de estas cosas en el Reino —se quejó Brian, lleno de ansiedad. Se notaba que ya no podía disimular. —Yo sé de alguien que te puede ayudar, está en una cárcel en el último piso del castillo —vociferé sin ánimos de ofenderlo, pero como estaba muy susceptible no me extrañó su mala respuesta. —¡Cierra la boca! ¡No empieces! —su grito fue imponente. No estaba acostumbrarlo a verlo tan fuera de control. —Si Branko es doctor, déjala que él la vea, mi hermano y yo podemos vigilarlo, no creo que exista problemas —insistió Lain, en tono apacible, pero el Rey no entendía razones. —¡Ya dije que no! —vociferó con mala cara y sus ojos intensamente amarillos. —Se nota que es más importante la reputación de un Rey muerto que el embarazo de tu esposa —declaré con toda la intención de hacerlo molestar; y lo logré, porque Brian caminó hacia mí y me encaró. —Si vuelves a decir algo como eso… no respondo —me lo dijo tan cerca que pude oler su aliento. Para mi sorpresa, Lain, intervino colocando una mano en el hombro de Brian para separarlo de mí, diciéndole: —Opino igual que Lian, lo siento amigo, pero es la verdad y así pensamos todos… Carolina, Michelle, Jess… Nadie está de acuerdo con tu comportamiento… deja por favor que te ayudemos… déjate ayudar. Brian tomó aire, una, dos veces y dio varios pasos hacia atrás. Unos segundos después musitó: —Me dejaré ayudar, ¿qué proponen? ¿Por dónde debo comenzar? —llegamos al salón de reuniones y cada uno se sentó en silencio, luego de unos minutos que me parecieron interminables, Lain nos dijo: —Haz la reunión con Branko y el señor Ángelo, soluciona ese problema… Luego investiga a fondo los reinos de Brasil y Estados Unidos; todo lo que tenga que ver con los antiguos reyes, su gente y comunicaciones, así descartamos que exista algún otro traidor tanto de ahí como de cualquier otra región… y busca hacer feliz a Carolina, creo que gran parte de lo que siente es producto de todo lo que tú le trasmites. —Ella también necesita un médico humano, recuerda que es medio humana, un embarazo de una Hija de la Noche pura o protectora no es igual al de la cazadora y menos si es medio cazadora… recuerden, ella es medio humana —insistí. —Hermano, por favor, todo a su tiempo, es mejor darle la tranquilidad al Rey y luego lidiar con los síntomas de la Reina, igual sabemos que es algo normal y que durará como mínimo unos ocho meses más. Los ojos de Brian se agrandaron a escuchar eso. —¡Idiota! ¡Primero debe ser la Reina y luego todo lo demás! — lo insulté, no me cabía me la cabeza que Lain pensara así. —Es cierto Lain, tu hermano tiene razón —contestó Brian. Con la reacción de Lain, entendí que solo lo había hecho para jugarse una psicología inversa. Qué maquiavélico puede ser mi hermano cuando se lo propone —analicé. —¿Entonces sacamos a Branko de la celda y dejamos que vea a Carolina? —pregunté entusiasmado. —¡No! —replicó Brian sin dudarlo—. Buscaré un Hijo de la Noche especialista en medios humanos y lo traerá hasta aquí. Y vuelve otra vez con el mismo discurso. Sí claro, suerte con eso —me burlé. Como si fuera tan fácil eso, primero que nada, la población de Hijos de la Noche con sangre humana es muy atípica; y más difícil sería conseguir un Hijo de la Noche médico que supiera ayudar a la Reina en su condición de embarazo. El único que conocía que cuadrara con esa descripción era Adrián y estaba muerto, total nosotros no necesitábamos de médicos porque jamás nos enfermábamos. ¿Para qué estudiar esa carrera? Si nos curábamos solos en cuestión de minutos u horas si era muy grave la herida…Nuestra inmortalidad era infalible… Era ilógico que abundaran médicos entre nosotros. Además, los Hijos de la Noche con hobbies humanos no perdían mucho el tiempo con esas cosas, al menos todas sabían que era la medicina humana, no había nada que estudiar sobre la nuestra. Adrián siempre fue la excepción a la regla, insistía que debía saber sobre esta ciencia con tal de ayudar a cualquier humano que saliera herido en un combate. Aunque en todos estos años, nada de eso pasó. —Me parece una buena idea —aseguró Lain con rostro satisfecho. —Gracias por entenderme —replicó Brian, levantándose de su silla para salir de la sala de reuniones. Cuando sentí que ya no nos podría escuchar, con mala cara le dije a mi hermano: —¿Eres estúpido? ¿Cómo es que le pediste todo eso, cómo se te ocurre? —me quejé incrédulo. Era fastidioso ver como por un momento pensé que estaba de mi lado y al final, se puso del lado de Brian. —Psicología inversa, solo quiero que llegue al punto en que tenga que hacer lo que no quiere, solo porque ya no le queda de otra… y eso se logra apoyándolo en algo que no le va a resultar. —Sí lo sé, pero es que fue muy evidente, no sé cómo no se dio cuenta. —Déjalo, tiene el ego herido por lo de su padre, pronto va a tener la verdad en frente y deberá aceptarla. —¿Cómo hacemos para que eso se logre? Dame ideas, ya estoy exasperado, tengo remordimiento por el joven encarcelado. —Ese de ahí es Branko, no es Adrián, ya deja de torturarte por eso, estoy seguro que Adrián, esté donde esté no está molesto porque decidiste dejarle de hablar por apoyarme de forma moral. —Siempre sabes cómo hacer para hacer sentir bien a los demás, cada vez me queda claro que soy tu antítesis. Lain soltó una carcajada. —Ay, hermano, digamos que en conjunto tenemos un perfecto equilibrio. —¡Ves, ves, ahí está de nuevo! —Nos levantamos de la mesa para salir, ya era hora de ir a realizar nuestro trabajo en el plano humano—. Ajá, dime… ¿cómo haremos para que Brian llegue rápido a ese punto de no retorno y que termine afrontando la verdad? —Nada, vamos a desobedecer, ya luego no los agradecerá, necesito que me des tres días para poder organizar todo sin levantar sospechas. Eso incluye que no desobedezcas y veas a Branko. Ohhh, Lain se pondrá en plan malo malito —pensé sonriendo para mis adentros. —Está bien, te haré caso, pero necesito que le des este libro — lo saqué de mi bolsillo— y si es durante esos tres días mucho mejor, ¿puedes? —Ya hoy fui y casualmente le dejé comida suficiente para no tener que ir mañana, ¿te sirve que se lo entregue pasado mañana? Tengo muchas cosas que hacer y no te digo que se lo lleves tú mismo, porque no es prudente que desobedezcas a Brian ante todo lo que tengo planeado por hacer, ¿estás de acuerdo? —Salimos del cuarto de entrenamiento en dirección hacia nuestras habitaciones. Asentí convencido de sus palabras. Mi hermano era bastante calculador cuando se lo proponía y sabía que cualquiera que fuera el plan que traía entre manos
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