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Fundamentos de Enfermería

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www.facebook.com/fororinconmedico
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La Habana, 2010
4
Edición: Dra. Nancy Cheping Sánchez
Diseño: Ac. Luciano Ortelio Sánchez Núñez
Fotografía y realización: Héctor Sanabria Horta
 y Luciano O. Sánchez Núñez
Realización: Yisleidy Real Llufrío
Emplane: Amarelis González La O
© Nilda L. Bello Fernández, 2010
© Sobre la presente edición:
 Editorial Ciencias Médicas, 2010
ISBN 978-959-212-597-1
Editorial Ciencias Médicas
Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas
Calle 23 No. 177, esquina N, El Vedado,
Ciudad de La Habana, 10400, Cuba
Correo Electrónico: ecimed@infomed.sld.cu
Teléfonos: 832 5338/833 0314
Catalogación Editorial Ciencias Médicas
Fundamentos de enfermería. Parte II. / Nilda L.
 Bello et al. -La Habana: Editorial Ciencias
 Médicas, 2010.
 446 p.: il., tab.
WY 18
Atención de Enfermería, Educación en Enfermería, Atención Dirigida al Paciente,
Necesidades Nutricionales, Evaluación de Necesidades
5
 Autora Principal
Lic. Nilda L. Bello Fernández. Licenciada en Enfermería. Máster en
Educación a Distancia. Diplomada en Proceso de Atención de Enfer-
mería. Profesora Auxiliar y Consultante de Enfermería. Profesora de
Fundamentos de Enfermería, Ética, Bioética y Proceso de Enseñan-
za y Aprendizaje e Historia de la Enfermería. Profesora de la Maestría
en Ciencias de la Enfermería.
Autores
Lic. Cristobalina Valdés Marrero†. Licenciada en Enfermería. Máster
en Ciencias de la Enfermería. Profesora Auxiliar y Consultante de
Enfermería. Profesora de la Maestría en Ciencias de la Enfermería.
Diplomada en Pedagogía y Salud. Diplomada en Proceso de Atención
de Enfermería. Diplomada en Didáctica y Metodología de la Investiga-
ción.
Lic. Marianelys Fernández Bello. Licenciada en Enfermería. Instruc-
tora de Enfermería de la Facultad de Ciencias Médicas "General Calixto
García Íñiguez". Enfermera Especializada en Cuidados Intensivos
Pediátricos. Maestrante de Atención Integral al Niño.
Lic. Alain Agramonte del Sol. Licenciado en Enfermería. Máster en
Formación Didáctica para Profesionales de la Salud. Diplomado en
Proceso de Atención de Enfermería. Diplomado en Fundamentos
Didácticos para el Licenciado en Enfermería. Diplomado en Vigilancia
Epidemiológica y en Introducción a la Salud Pública. Profesor Auxiliar
de Enfermería. Profesor Principal de la disciplina Enfermería y la asig-
natura Enfermería Clinicoquirúrgica de la Universidad de Ciencias Mé-
dicas de La Habana. Profesor de la Maestría en Ciencias de la
Enfermería.
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Coautores
Lic. Olga M. Rivero González. Licenciada en Enfermería. Máster en
Ciencias Pedagógicas. Profesora Auxiliar de Enfermería. Diplomada
en Proceso de Atención de Enfermería. Diplomada en Pedagogía y Salud.
Lic. Jorge A. Torrecilla Rojas. Licenciado en Enfermería. Instructor de
Enfermería. Profesor Principal de Enfermería de Fundamentos de
Enfermería. Diplomado en Pedagogía y Salud. Diplomado en Vigilancia
Epidemiológica. Diplomado en Introducción a la Salud. Maestrante en
Pedagogía y Salud.
Lic. Sualy Ruiz Morera. Licenciada en Enfermería. Máster en Enfer-
medades Infecciosas. Profesora Auxiliar de la Sede Docente de San
Antonio de los Baños Oeste. Diplomada en Investigación y Enseñan-
za. Profesora Principal de Fundamentos de Enfermería.
Lic. Maricela Ríos Rodríguez. Licenciada en Enfermería. Máster en
Atención Integral al Niño. Diplomada en Gestión de los Servicios de
Enfermería. Profesora Instructora de la Sede Docente de Güines Este.
Profesora Principal de Fundamentos de Enfermería.
Lic. Idalberto Almeida Calzado. Licenciado en Enfermería. Máster en
Atención Integral a la Mujer. Instructor de Enfermería de la Facultad de
Ciencias Médicas "General Calixto García Íñiguez".
Lic. Lissette Cárdenas de Baño. Licenciada en Enfermería. Máster en
Atención Integral a la Mujer. Profesora Auxiliar de Enfermería.
Téc. Sergio V. Conde León. Auxiliar Técnico Docente de Enfermería.
Estudiante del Quinto Año de Licenciatura en Enfermería. Miembro
del Destacamento "Mario Muñoz Monroe". Profesor de la Enseñanza
Técnica y Profesional de Enfermería. Técnico en Electrocardiografía.
Lic. Manuel Casal Hechevarría. Licenciado en Enfermería. Máster en
Salud Pública. Instructor de Enfermería de la Facultad de Ciencias
Médicas "General Calixto García Íñiguez".
Lic. Miriam Álvarez García. Licenciada en Enfermería. Máster en Aten-
ción Integral a la Mujer. Profesora Asistente de Enfermería de la Fa-
cultad de Ciencias Médicas "General Calixto García Íñiguez".
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Lic. Luis A. Borrajo Bello. Licenciado en Enfermería. Instructor de
Enfermería de la Facultad de Ciencias Médicas "General Calixto García
Íñiguez". Especializado en Cuidados Intensivos.
Lic. Reinel Farres Vázquez. Licenciado en Enfermería. Instructor de
Enfermería de la Universidad de Ciencias Médica de La Habana. Diploma-
do en Proceso de Atención de Enfermería. Enfermero en Anestesiología
y Reanimación para situaciones de desastre.
Lic. Mariela Rodríguez Mederos. Profesora Principal de la asignatura
Fundamentos de Enfermería I y II.
9
 Presentación
Este texto es una continuidad del libro Fundamentos de Enfermería.
Parte I, fue elaborado por un colectivo de profesores de Enfermería
de la Universidad Médica de La Habana a solicitud del Viceministerio
de Docencia e Investigación del Ministerio de Salud Pública, para ga-
rantizar la formación de los estudiantes cubanos y extranjeros que
matricularán en el nivel universitario en la carrera de Licenciatura en
Enfermería y la formación Técnica de Enfermería; el mismo se puede
considerar la cuarta edición de dicho texto por las diferentes edicio-
nes que lo antecedieron como se señaló en Fundamentos de Enfer-
mería Parte I.
Esta edición tiene como objetivo garantizar conocimientos y habilida-
des que deben adquirir los estudiantes en las asignaturas Fundamen-
tos de Enfermería I y II de la disciplina Enfermería del primer año de la
carrera y responder según el Nuevo Modelo Pedagógico o de Forma-
ción con los perfiles de Enfermero Técnico y Enfermero Licenciado
en Enfermería, para dar respuesta con mayor calidad a la formación
de los recursos humanos en Enfermería y mejorar la relación estu-
diantes-referencia bibliográfica. Todo esto como parte de los progra-
mas de la Revolución. Su estructura consta de 6 capítulos:
Capítulo I. Necesidades Básicas durante el ciclo de vida.
Capítulo II. Necesidades higiénicas, comodidad, reposo y sueño.
Capítulo III. Necesidades nutricionales.
Capítulo IV. Necesidades de eliminación urinaria.
Capítulo V. Necesidades de eliminación intestinal.
Capítulo VI. Necesidades de oxígeno.
Debido a las temáticas, esta segunda parte se encuentra relacionada
con los textos del Manual de Procedimientos de Enfermería de Amparo
M. Castro Torrés y el Tratado de Enfermería Práctica de B.W. Du Gas,
este último en su cuarta edición en español.
Para esta edición, el colectivo de autores se ha ampliado e incluye un
estudiante de Quinto Año de Licenciatura en Enfermería, con buenos
resultados docentes e incluido en el destacamento "Mario Muñoz
Monroe", Enfermero Técnico con categoría de Auxiliar Técnico Docente.
10
A su vez, este colectivo se siente muy complacido y manifiesta que
no es una obra terminada, sino la continuación del perfeccionamiento
constante y su adecuación a las asignaturas antes mencionadas. Este
libro se ha realizado con mucho amor y respeto para profesores y
estudiantes que lo necesiten, con preferencia los de primer año de la
carrera, lo cual significa que deben hacer las sugerencias necesarias
para futuras ediciones.
Al cierre de esta edición se supo la triste noticia del fallecimiento de
una de las autoras de esta obra, la licenciada Cristobalina Valdés
Marrero. Su desaparición física no significa la pérdida de sus ideas y
ejemplo, estos cobran especial connotación para aquellos que de una
forma u otra tuvimos el privilegio de conocerla y aprender de ella. Su
vida, dedicada al servicio de la profesión está y estará presente en el
quehacerdiario de todos los enfermeros cubanos.
Muchas Gracias
11
Contenido
Capítulo I. Necesidades básicas durante el ciclo de vida /1
Unidad 1. Naturaleza de las necesidades /1
Unidad 2. Necesidades de seguridad y autoestimación /16
Capítulo II. Necesidades higiénicas de comodidad, reposo y
sueño /18
Unidad 1. Anatomía y fisiología de la piel /18
Unidad 2. Higiene personal. Definición y objetivos /24
Unidad 3. Comodidad, reposo y sueño /89
Unidad 4. Necesidades de movimiento /114
Unidad 5. Peloterapia y aplicación de ventosas /129
Unidad 6. Evitación del dolor /139
Unidad 7. Necesidades sensoriales /143
Capítulo III. Necesidades nutricionales /146
Unidad 1. Elementos básicos de los sistemas viscerales /146
Unidad 2. Introducción a la nutrición clínica. Nutrición en las
diferentes etapas de la vida /161
Unidad 3. Alimentación y nutrición del lactante y el niño pequeño /168
Unidad 4. Alimentación y nutrición en escolares y adolescentes /175
Unidad 5. Líquidos y electrólitos /198
Unidad 6. Atención de enfermería a pacientes con afecciones
digestivas /216
Unidad 7. Intervención de enfermería en el paciente con
colostomía e ileostomía /270
Capítulo IV. Necesidades de eliminación urinaria/286
Unidad 1. Eliminación urinaria /286
Unidad 2. Proceso de Atención de Enfermería /292
Unidad 3. Procedimientos de Enfermería /297
Unidad 4. Necesidades sexuales /342
Capítulo V. Necesidades de eliminación intestinal /347
Unidad 1. Eliminación intestinal /347
Unidad 2. Proceso de Atención de Enfermería /352
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Unidad 3. Abdomen agudo /358
Unidad 4. Enemas /370
Capítulo VI. Necesidades de oxígeno /381
Unidad 1. Oxigenoterapia /381
Unidad 2. Cuidados en pacientes con traqueostomía /433
Glosario de términos /444
1
Necesidades básicas durante
el ciclo de vida
 UNIDAD 1. NATURALEZA DE LAS NECESIDADES
 Nilda L. Bello Fernández
Elementos básicos de ontogenia
(desarrollo humano)
En la ontogenia humana se destacan los procesos de crecimien-
to y desarrollo, los cuales representan formas específicas del movi-
miento biológico, que en su aspecto más general, el movimiento
significa cambios o transformaciones de un estado a otro, que trans-
curre en tiempo y espacio, sobre los que influyen factores genéticos y
ambientales.
El crecimiento es el proceso que indica aumento de las dimen-
siones y el peso del cuerpo humano, por lo tanto, puede ser valorado
de forma numérica. En este proceso suceden cambios estructurales
cuantitativos de manera continua, aunque su velocidad no es unifor-
me, pues en determinados períodos es más rápido que en otros. El
crecimiento se debe principalmente al aumento del número de célu-
las por multiplicación o proliferación de estas (hiperplasias), aumento
de tamaño de las células (hipertrofia) y aumento de las sustancias
intercelulares.
El desarrollo comprende procesos entre los que se destacan la
diferenciación, que le proporciona a la estructura nuevas funciones
en el transcurso de su maduración. En estos procesos ocurren cam-
bios estructurales y funcionales cualitativos en forma de saltos, que
aumenta la complejidad del organismo, el cual adquiere nuevas pro-
piedades morfofuncionales.
La ontogenia humana estudia la evolución de la persona, o sea, el
proceso de desarrollo del hombre en el transcurso de toda su vida.
Se divide en 2 grandes períodos: el prenatal o intrauterino y el posnatal
o extrauterino, separados uno del otro por el acto del nacimiento.
Durante el proceso de vida se distinguen diferentes períodos de
edades que presentan características particulares, aunque el paso
Capítulo I
2
de un período a otro no está bien delimitado, ya que existen etapas de
transición por lo cual las edades que señalan los límites entre los
períodos son aproximadas.
En la actualidad se presentan diversas clasificaciones de los pe-
ríodos de la ontogenia humana, la tabla 1.1 muestra una clasificación
adaptada.
Teorías del crecimiento y desarrollo
Las necesidades básicas identificadas por Maslow suponían de-
terminada prioridad, de ahí su concepto de jerarquía. Según este au-
tor, antes que una persona pueda buscar la satisfacción del nivel más
elevado, antes se requiere hallar las necesidades más fundamentales.
En el concepto de necesidades básicas del hombre se ha segui-
do la adaptación de Kalish a la jerarquía de Maslow; se debe determi-
nar la utilización de la jerarquía de Kalish (1983), pues este autor mejoró
las establecidas por Maslow y las dividió en necesidades de supervi-
vencia y de estimulación. Esta división resulta especialmente útil para
que el personal de enfermería establezca prioridades en la recogida
de datos.
En el capítulo VI de la primera parte de esta obra se muestra un
esquema del establecimiento de prioridades a partir de las necesida-
des y algunos ejemplos que reflejan las necesidades de supervivencia.
La ampliación de Kalish del modelo de Maslow ayuda al profesio-
nal de enfermería a diferenciar con mayor calidad entre niveles de
necesidades fisiológicas. Casi siempre los pacientes van escalando
las jerarquías de las necesidades, o sea, satisfacer las necesidades
de supervivencia antes de concentrarse en las de seguridad o esti-
ma; sin embargo, es importante señalar la posibilidad de que los pa-
cientes tengan necesidades no satisfechas en más de un nivel al
mismo tiempo. No es necesario que las necesidades del nivel más
bajo estén completamente resueltas antes que el paciente comience
a enfrentarse a necesidades de nivel más alto.
Según Du Gas en su libro Tratado de Enfermería Práctica, 4ta.
edición, señala el aumento del conocimiento de crecimiento y desa-
rrollo físico mediante los adelantos de la tecnología científica, que per-
mite medir con gran precisión los cambios que ocurren en la mayor
parte de los tejidos y procesos del cuerpo durante todo el período de
la vida; sin embargo, nuestra comprensión del desarrollo social y psi-
cológico del hombre tiene que derivar de estudios de la conducta ob-
servable.
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Teoría del desarrollo del organismo. Se ha difundido gran va-
riedad de teorías que resaltan uno o más de los aspectos del desarro-
llo. Con el estudio de la personalidad de Sigmund Freud, su teoría
está relacionada con el desarrollo psicosexual.
Según Freud, los individuos deben evolucionar a través de sus
primeras 5 etapas, desde la infancia hasta la pubertad, y como con-
secuencia la calidad de su experiencia en cada una determina la per-
sonalidad del adulto:
1. Etapa oral. Durante esta etapa (del nacimiento hasta 18 meses) el
lactante deriva de la boca su mayor satisfacción sensual.
2. Etapa anal. El mayor placer de los pequeños (18 meses a 3 años)
provenía de sus evacuaciones; la atención del adiestramiento en
el control de esfínteres durante esta etapa es crucial para el
desarrollo del individuo.
3. Etapa de Edipo. Durante esta etapa (3 a 6 años) el niño se identifi-
caba y adopta la satisfacción sensual del padre hacia el sexo opues-
to, y considera su mismo sexo como rival.
4. Etapa de lactante. El niño (6 a 11 años) se identifica con el padre
(del mismo sexo) y aprende a asumir el papel social adecuado.
5. Etapa genital. El adolescente deriva sus mayores experiencias pla-
centeras a través de sus órganos genitales.
Piaget y el desarrollo intelectual. Considerando el crecimiento y
desarrollo desde una perspectiva diferente, Jean Piaget formuló una
teoría del desarrollo del razonamiento intelectual basada en 4 secuencias:
1. Sensorio-motora. En este período (del nacimiento a los 2 años) el
lactante se preocupa principalmente por las acciones y sensacio-
nes que lo afectan. Comienza a relacionarse de forma tentativa y
después activamente, experimentando con su entorno.
2. Preoperacional. En estos años (2 a 7 años) el pensamiento de un
niño aún es egocéntrico, o sea, se preocupa principalmente por sí
mismo, piensa que todos ven el mundo como él. El lenguaje se
convierte en vehículo importante de comunicación. Esta etapa se
dividió en 2 períodos:
− Preconceptual. En este período (2 a 4 años) el niño aún no es
capaz de razonar, aunque puede formar conceptos generales.
− Perceptual (intuitivo). En esta etapa (4 a 7años) los niños ya
son capaces de razonar, aunque aún no es una forma de pen-
samiento lógico, o de adulto.
3. Operacional concreta. Durante este tiempo (7 a 11 años) el razo-
namiento del niño se torna lógico, pero se limita a sus experiencias
personales. Ahora es capaz de comprender conceptos y concen-
trarse en más de un aspecto sobre el objeto o una idea.
6
4. Operacional formal. En estos años (11 a 16 años) se adquiere la
capacidad para desarrollar conceptos abstractos para sí. Su pen-
samiento se orienta hacia la solución de problema y supera la ex-
periencia concreta, o sea, ya no tiene que experimentar las cosas
antes de poder comprenderlas.
Kohlberg y el desarrollo moral. En un tema diferente, Lawrence
Kohlberg presentó una teoría del desarrollo moral, definió 3 etapas
igual que Piaget, las cuales son inflexiblemente secuenciales pero se
logran a ritmos variables. El avance de la persona por estas etapas
ocurre en la medida que encuentra conflictos, con frecuencia por
interacción con una persona en etapa superior. Las etapas de Kohlberg
difieren por:
1. Preconvencional. Durante esta etapa, la persona se preocupa prin-
cipalmente por sí misma; obedece a una figura de autoridad solo
por evitar el castigo.
2. Convencional. Se preocupa principalmente de agradar a otros y
conservar el orden. Muestra gran respeto por las reglas y las figu-
ras de autoridad aceptadas socialmente.
3. Autónoma. La moralidad de una persona se basa en la conciencia
personal, dictada por el deseo de evitar la autocondenación. Mues-
tra un respeto profundo por la dignidad y la vida humana.
Erickson y el desarrollo psicosocial. Eric Erickson formuló una
teoría de desarrollo psicosocial igual que la de Kohlberg del desarrollo
moral, basada en conflictos. Según Erickson, existen varias labores
del desarrollo relacionadas con el conflicto principal, lo cual es nece-
sario que una persona complete en cada etapa. Estas etapas del de-
sarrollo incluyen el conflicto principal y algunas labores del desarrollo
relacionadas:
1. Lactancia (conflicto principal: confianza contra desconfianza). Du-
rante esta etapa (nacimiento hasta los 18 meses) el lactante desa-
rrolla una confianza o desconfianza básica en otros, según la
relación que tenga con la madre (u otras personas importantes
que lo cuida) y la calidad de los cuidados que recibe:
− Labores: la madre y el lactante se adaptan uno al otro. El niño
aprende a tomar alimentos sólidos, caminar y hablar.
2. Niñez temprana (conflicto principal: autonomía contra vergüenza).
En esta etapa (18 meses a 3 años) el niño desarrolla un sentido de
orgullo de su independencia y nuevos logros, o sentimientos de
7
vergüenza, además, duda de sus capacidades para tratar con otras
personas y el mundo:
− Labores: el niño busca independencia en sus acciones, apren-
de a controlar su alimentación, a comunicarse mediante el len-
guaje y adiferenciar entre el bien y el mal.
3. Años preescolares (conflicto principal: iniciativa contra culpa). En
esta etapa (3 a 6 años) el niño comienza a emprender actividades
y la respuesta que recibe determina si su sentido de iniciativa per-
manecerá intacto o le causarán sentimiento de culpa por sus ac-
ciones:
− Labores: el niño establece relaciones con sus compañeros, co-
mienza a formar conceptos basados en la realidad, refina su
control motor y aprende un papel social basado en la identifica-
ción del género.
4. Niñez intermedia (conflicto principal laboriosidad contra inferiori-
dad). Durante este tiempo (6 a 11 años) el niño divide su tiempo
entre la casa y escuela:
− Labores: el niño "aprende" su autonomía, refina su coordina-
ción, aprende el sentimiento de cooperación y control, desarro-
lla habilidades sociales, aprende a ver el mundo de manera
objetiva y forma valores.
5. Adolescencia (conflicto principal: identidad contra confusión del
papel). En esta etapa (11 a 18 años) el adolescente desarrolla de
forma ideal un sentimiento positivo y estable de identidad, o ima-
gen propia, relación con su pasado y futuro:
− Labores: el adolescente acepta el cambio de su psique, busca
y logra la independencia de los adultos, forma relaciones cer-
canas con sus compañeros, define su papel social y razona
lógicamente.
6. Edad madura (conflicto principal: generatividad contra ensimisma-
miento) (35 a 65 años). Generatividad significa una preocupación
por el futuro de la sociedad y el mundo en general:
− Labores: la persona se ajusta a los cambios físicos y
psicosociales, acepta las necesidades de los padres que en-
vejecen y de sus hijos, así como alcanza metas sociales y pro-
fesionales.
7. Los últimos años (conflicto principal: integridad contra desespe-
ranza). Durante esta etapa (65 en adelante) la mayoría de los adul-
tos tienen confianza en sus vidas y logros:
− Labores: la persona acepta el proceso de envejecimiento, se
adapta al retiro y a la muerte de su cónyuge y amigos.
8
Necesidades y factores relacionados
con crecimiento y desarrollo
Existe una relación muy estrecha entre las necesidades que re-
quieren atención particular y los factores vinculados con el aspecto
crecimiento y desarrollo:
 Embarazo
Necesidades que requieren Factores relacionados
atención particular
Nutrición Crecimiento de nuevo tejido que
requiere nutrición adicional. El feto
se nutre a expensa de la madre.
Cambios hormonales que afectan
la función renal y la digestión. Ex-
pansión del útero en la pelvis y
hacia la cavidad abdominal.
Circulación Aumento de volumen total de líqui-
do. Masa corporal aumentada.
Comodidad, reposo y sueño
Aumento de peso, incremento de
volumen del cuerpo. Alteración de
las proporciones del cuerpo que
dificulta algunas posiciones para
el reposo.
Evitar el dolor Los medicamentos pueden cruzar
la placenta y causar efectos perju-
diciales en el feto.
Movimiento y ejercicio Torpeza por aumento de peso. In-
cremento de volumen de líquido.
Desviación y relajación de liga-
mentos. Disminución de los pro-
cesos corporales.
Protección y seguridad Dependencia del feto con la ma-
dre en cuanto al bienestar. Cam-
bio del centro de gravedad que
afecta el equilibrio.
Higiene Cambios hormonales que afectan
la textura y secreciones de la piel.
Control de infecciones La placenta solo es una barrera
parcial para agentes perjudiciales.
9
Amor, seguridad, autoestimación Posibilidad de que las emociones
y sexualidad fuertes afecten al
feto. No hay acuerdo general so-
bre posibles daños al feto por
las relaciones sexuales. Alteración
de las proporciones del cuerpo.
Nuevo papel de madre.
 Infancia
Nutrición Inmadurez del aparato
gastrointestinal. Crecimiento rápi-
do de todos los tejidos del cuerpo,
que requiere mayor nutrición. Apa-
rición de los dientes.
Eliminación Inmadurez del aparato
gastrointestinal. Inmadurez de las
estructuras neuromusculares ne-
cesarias para el control.
Regulación de la temperatura Inmadurez del sistema de regula-
ción de la temperatura.
Comodidad, reposo y sueño Crecimiento rápido que requiere
más reposo y sueño.
Estimulación sensorial Calidad del ambiente. Estado
de movilidad.
Movimiento y ejercicio Desarrollo neuromuscular. Opor-
tunidad para explorar el ambiente.
Protección y seguridad Falta de experiencia para percibir
el peligro. Incapacidad de proteger-
se a sí mismo.
Higiene Vulnerabilidad a infecciones.
Sensibilidad de la piel.
Control de infecciones Anticuerpos maternos en lactantes
pequeños, se prolongan con la ali-
mentación materna. Programa de
inmunización.
Seguridad y autoestimación La adaptación entre la madre y el
lactante es de importancia
primodial.
Amor y pertenencia La vinculación de la madre con el
lactante es importante. La calidad
de los cuidados, el grado de mi-
mos y el afecto son importantes.
10
 Niñez temprana
Nutrición Crecimiento y maduración cons-
tantes de los sistemas.
Eliminación Composición proporcional de los
líquidos del cuerpo, mayor en com-
paración con la de los adultos. Ad-
quisición del control de la eliminación.
Estimulación sensorial Mayor movilidad y mejoría del con-
trol motor que permiten explorar
fuera de casa. Desarrollo del sen-
tido de autonomía. Independencia
de movimiento.
Movimiento y ejercicio Aumento de la maduración
neuromuscular. Mejoría del control
motor. Desarrollo de habilidades
motoras.
Protección y seguridad Desarrollo de independencia. Cu-
riosidad insaciable. Aumento del
control motor. Capacidad para
comprender el peligro.
Higiene Enseñanza de los padres. Entre-
namiento sanitario.
Control de infecciones Mayor contacto con otros niños.
Programas de inmunización.
Seguridad y autoestimación Desarrollo de la sensación de au-
tonomía. Ambiente hogareño.
Amor y pertenencia Calidad de las interacciones en
tre los padres del niño. Estabilidad
de las relaciones con padres y her-
manos. Desarrollo de la confianza.
Sexualidad Identidad del género. Las relaciones
con los padres y hermanos son
importantes.
 Años preescolares
Nutrición Crecimiento y maduración cons-
tantes de los sistemas.
Eliminación Madurez funcional de los sistemas.
Estimulación sensorial Maduración de la visión. Aumento
del control muscular que facilita la
exploración.
11
Movimiento y ejercicio Mejor control neuromuscular. De-
sarrollo de habilidades motoras.
Protección y seguridad Falta de conciencia del peligro. Ex-
pansión de horizontes.
Control de infecciones Mayor contacto con otros. Desa-
rrollo de inmunidad activa contra
infecciones. El estado nutricional
influye en la vulnerabilidad y en las
infecciones.
Sexualidad Identificación del género con el pro-
genitor del mismo sexo.
Amor y pertenencia Ambiente del hogar. Desarrollo de
iniciativa. Actitudes de los padres
y hermanos hacia el niño.
Seguridad Desarrollo de la iniciativa. Apoyo y
guía de los padres. Estabilidad en
la casa. Costumbres.
Autoestimación Interacción con compañeros. Am-
biente familiar.
 Niñez intermedia
Nutrición Crecimiento y maduración cons-
tantes de los sistemas.
Movimiento y ejercicio Mayor refinamiento del control
neuromuscular.
Protección y seguridad Comprensión de la relación de
causa y efecto.
Control de infecciones Mayor contacto con otros (esco-
lar y extraescolar). Desarrollo de
inmunidad activa. Programa de in-
munización. Estado nutricional.
Sexualidad Adopción del papel social basado
en el sexo.
Autoestimación Establecimiento de la independen-
cia. Atmósfera en el hogar y la es-
cuela. Relaciones con compañe-
ros y adultos fuera del hogar. Éxi-
to en los esfuerzos.
Seguridad Apoyo de los padres y de los
maestros.
12
Amor y pertenencia Estabilidad del ambiente del hogar.
Continuidad del ambiente de la es-
cuela. Rutinas y programas. De-
sarrollo del papel social basado en
el género. Modelo (padreo tutor
del mismo sexo).
 Adolescencia
Nutrición Crecimiento rápido. Maduración
de sistema.
Oxígeno Aumento rápido de la capacidad
vital de los pulmones.
Movimiento y ejercicio Cambio de las proporciones del
cuerpo.
Protección y seguridad Conducta para asumir riesgos.
Higiene Producción excesiva de sebo.
Logro de la pubertad.
Control de infecciones Experiencia sexual.
Sexualidad Maduración del sistema
reproductor. Establecimiento del
papel social.
Autoestimación Aspecto físico. Relaciones con
compañeros. Logro de la indepen-
dencia. Establecimiento de la iden-
tidad.
 Edad adulta temprana
Nutrición Crecimiento y desarrollo constan-
tes en los primeros años de la
edad adulta. Establecimiento de
las costumbres dietéticas perso-
nales (el entrenamiento y las cos-
tumbre adquiridas en la niñez son
importantes). Presiones de tiempo
y trabajo.
Movimiento y ejercicio Estilo de vida más sedentario.
Desarrollo del estilo de vida per-
sonal. Disminución gradual del
rendimiento físico desde la actitud
máxima.
13
Protección y seguridad Sentimiento de indestructibilidad.
Conducta de asumir riesgos en
común.
Control de infecciones Fuerza del impulso sexual. Elec-
ción de parejas sexuales.
Sexualidad Imagen propia. Capacidad para
establecer relaciones estrechas.
Elección de parejas para el matri-
monio.
Seguridad y autoestimación Disminución del rendimiento físico.
Relaciones con otros. Capacidad
para tomar decisiones importantes.
Amor y pertenencia Capacidad para formar vínculos
estrechos con otros.
 Años intermedios
Nutrición Estilo de vida más sedentario.
Estimulación sensorial Se requiere mayor intensidad de
estimulación.
Movimientos y ejercicios Disminución del rendimiento físico.
Conciencia del valor preventivo de
un programa regular de ejercicio.
Disponibilidad de programas.
Higiene Disminución de la integridad de la
piel.
Sexualidad Eliminación del temor de embara-
zo en mujeres. Disminución de la
fertilidad. Imagen propia.
Autoestimación Logro de las metas profesionales
y sociales. Disminución de la fer-
tilidad y función social.
Seguridad Signos visibles de envejecimiento.
Crisis de la mitad de la vida.
Amor y pertenencia Disminución de la función sexual.
Hijos adolescentes. Envejecimien-
to de los padres.
 Los últimos años
Nutrición Ingreso fijo o menor. Ingestión ca-
lórica reducida. Problema bucales.
Soledad, depresión.
14
Eliminación Estilo de vida más sedentario. Pérdi-
da del tono muscular. Malas costum-
bres dietéticas.
Circulación Menor frecuencia cardíaca. Depósitos
de grasa alrededor del corazón. Tras-
tornos crónicos.
Oxígeno Disminución de la capacidad vital de
los pulmones. Trastornos crónicos.
Regulación de la temperatura. Disminución de la adaptación al calor
y frío extremos.
Comodidad, reposo y sueño Pérdida de la integridad de la piel.
Evitar el dolor Sensibilidad reducida al dolor.
Estimulación sensorial Disminución de la percepción en to-
das las áreas.
Movimiento y ejercicio Pérdida del tono y la masa muscular.
Pérdida de cartílago. Límite de movilidad reducido. Coordi-
nación más lenta.
Protección y seguridad Pérdida de cartílago. Mayor fragilidad
ósea. Presencia de osteoporosis.
Reflejos más lentos. Percepción sensorial disminuida.
Higiene Pérdida de la integridad de la piel. Pér-
dida de dientes. Dentadura, enferme-
dades de las encías.
Control de infecciones Pérdida de la integridad de la piel. Iso-
inmunidad disminuida. Drogas
inmunosupresoras. Trastornos crónicos.
Sexualidad Privación. Patrones sexuales pasa-
dos.
Autoestimación Estado financiero. Ocio, actividades
sociales. Estado de dependencia. Ac-
tividades de la familia y otros.
Seguridad Estado financiero y social. Estados de
dependencia. Pérdida del esposo(a)
o amigos. Actitudes de la familia,
otros.
Necesidades relacionadas con
muerte de la esposa, amigos.
Enfermedades terminales
Muerte inevitable de la persona.
15
Bibliografía
Bello Fernández, N. Módulo Proceso de Atención de Enfermería. Maestría en En-
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León Román, C. Proceso Atención de Enfermería. Módulo I del Diplomado en
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y Generalidades. Ed. Ciencias Médicas. Tema III. Pp 46, 48-49, 2002.
Valdés Marrero, C. Proceso Atención de Enfermería. Módulo V del Diplomado en
Proceso de Enfermería. La Habana, 2004.
16
 UNIDAD 2. NECESIDADES DE SEGURIDAD
Y AUTOESTIMACIÓN
 Nilda Bello Fernández
Este tema es imprescindible para interpretar a la persona, sana o
enferma, en relación con su seguridad y autoestimación, para ofrecer
los cuidados de enfermería según su ciclo de vida.
Maslow pensaba que muchos de los problemas que tienen las
personas se deben a la falta de satisfacción de sus necesidades bá-
sicas de seguridad y autoestima. El hombre es un ser social que ne-
cesita la compañía de otras personas para sentirse bien.
Su seguridad es en gran parte una necesidad cultural que como
consecuencia depende de que se sienta a salvo y cómodo en sus
relaciones con otras personas y protegido físicamente de los factores
perjudiciales del ambiente.
Existen diferentes elementos para que el hombre se sienta seguro:
− Satisfacer sus necesidades fisiológicas.
− No se siente muy seguro si tiene el estomago vacío y no sabe
cómo obtendrá su próxima comida, o si tiene un dolor constante.
− También debe sentirse que puede realizar sus actividades diarias
sin temor.
− Que esté seguro en su casa de noche.
− Sus hijos puedan jugar con seguridad en el vecindario donde vive.
Estos últimos son componentes muy básicos de un ambiente
físico seguro, esenciales para la seguridad de una persona.
Además de la seguridad física, la persona también necesita la
sensación de pertenecer a la especie humana y de que es parte de
un sector particular de ella. El amor, la compañía de otra persona son
necesarios, aunque en ocasiones alguna mascota le proporciona el
amor y afecto.
También se requiere la atención y reconocimiento de otros, saber
que se le acepta como miembro de la sociedad. La comunicación
sirve como un elemento esencial de seguridad, sea expresada o no
en palabras. Por último, elemento esencial, es un concepto realista
de sí mismo.
17
La seguridad de una persona o la falta de ella dependen principal-
mente de cómo se siente en relación con otros:
− Superior, inferior o igual.
− Que agrade o no a los demás.
− Sea respetuoso o no.
− Deseado o no.
− Aceptado o deseado.
La autoestimación, el sentimiento que tiene la persona de sí mis-
mo, implica una autoevaluación crítica; se ha dicho que es la clave
para su conducta, influye en su proceso de pensamiento, emociones,
deseos, valores y metas.
La autoestimación tiene 2 aspectos interrelacionados:
− Confianza en sí mismo, o sea, la de ser competente y capaz de
hacer las cosas.
− Respecto de sí mismo, es el sentimiento de que lo que se hace
esté correcto según sus valores.
La autoestimación se logra mediante el desarrollo de:
− Alguien a quien amar
− Algo que hacer
− Algo que aprender.
− Algo que esperar.
Bibliografía
Bello Fernández,N. Módulo Proceso de Atención de Enfermería. Maestría en Enfer-
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y Generalidades. Ed. Ciencias Médicas. Tema III. Pp 46, 48-49, 2002.
Valdés Marrero, C. Proceso Atención de Enfermería. Módulo V del Diplomado en
Proceso de Enfermería. La Habana, 2004.
18
Capítulo II
Necesidades higiénicas
de comodidad, reposo y sueño
 UNIDAD 1. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DE LA PIEL
 Nilda L. Bello Fernández, Cristobalina Valdés Marrero†
y Sergio V. Conde León
Estructura de la piel. Está constituida por 3 capas superpues-
tas: la epidermis, la dermis y la hipodermis o tejido graso subcutáneo;
se agregan anexos cutáneos como el aparato pilosebáceo, las glán-
dulas sudoríparas ecrinas, las glándulas apocrinas y las uñas.
Epidermis. Epitelio de superficie plano, poliestratificado,
queratinizado y con 4 capas, que excepto la capa basal, comprenden
cada vez más capas de células (Fig. 2.1). El orden de los estratos
desde el interior hacia la superficie es: basal, espinoso, granuloso y
córneo (capa cornea).
Desde el punto de vista funcional se distinguen 3 regiones, las
que se renuevan desde la base de modo permanente:
 1. Zona proliferativa (estrato basal). Renovación celular
(epidermopoyesis).
 2. Zona de diferenciación (estrato espinoso y granuloso). Diferen-
ciación y maduración celular.
 3. Zona funcional (capa córnea). Formación de una capa córnea
protectora, eliminación celular.
Proliferación y relaciones entre las células. La epidermis es un
tejido mutante, en el que suceden la neoformación permanente y re-
gulada de queratinocitos (zona de proliferación) y la eliminación de
estos (zona funcional, capa córnea). La dinámica de la
epidermopoyesis se regula de modo funcional.
La zona de proliferación (células basales y suprabasales): depó-
sito de células proliferativas (células madre y células más
proliferativas) que probablemente se organizan en unidades funcio-
nales (unidad proliferativa epidérmica). Solo una parte de las células
son realmente proliferativas (alrededor del 60 %), el resto tiene una
función de reserva (activación para la curación de las heridas o en las
19
enfermedades cutáneas proliferativas). Cada día se producen unas
1 200 células nuevas por milímetro cuadrado. Las células posmitóticas
diferenciadas migran hacia la superficie cutánea. El tiempo de tránsi-
to (desde la formación hasta su eliminación) es de unas 4 semanas
(estrato espinoso y granuloso, unas 2 semanas, y estrato córneo,
otras 2 semanas).
Dermis. La dermis conjuntiva se divide en 2 estratos:
− Estrato papilar. Tejido conjuntivo superficial, delgado y abundante
en células y vasos. Su superficie forma papilas y contiene numero-
sos capilares. Este "solapamiento" e incremento de la superficie
de contacto explica la unión mecánica entre la epidermis y la der-
mis, así como también la nutrición de la epidermis carente de va-
sos y la cooperación en las reacciones defensivas.
− Estrato reticular. La capa más profunda y gruesa es rica en fibras,
aporta firmeza del tejido conjuntivo cutáneo y se confunde en pro-
fundidad con el tejido subcutáneo. Contiene los anexos cutáneos,
los vasos sanguíneos y linfáticos y los nervios.
La dermis incluye (como todos los tejidos conjuntivos) células
fundamentales, fibras y sustancia fundamental (matriz extracelular).
Hipodermis. La grasa subcutánea, derivada embriológicamente
del mesénquima, es otro importante componente de la piel, sirve como
Fig. 2.1. Estructura de la piel.
20
almohadilla absorbente de golpes, protege estructuras vitales; man-
tiene el calor corporal al actuar como aislante y reservorio de energía
en caso de ayuno. Además, permite el desplazamiento y movilidad de
la piel sobre los planos profundos. Es el soporte de vasos sanguíneos
y nervios que pasan desde los tejidos subyacentes hacia la dermis.
Los folículos pilosos y glándulas sudoríparas se originan en este nivel.
Desarrollo de la piel. La piel se desarrolla a partir del ectodermo
y mesodermo. En el primer trimestre del embarazo aparecen la epi-
dermis, la dermis y los anexos cutáneos, se pueden reconocer los
melanocitos y las células de Langerhans y Merkel. Durante el segun-
do trimestre existen indicios de diferenciación (queratinización), se
desarrollan los anexos (lanugo y glándulas sebáceas), el tejido sub-
cutáneo y los vasos de la piel. En el tercer trimestre prosigue la ma-
duración funcional y el crecimiento progresivo de la piel.
El parto representa para la piel un súbito cambio del medio exter-
no líquido (líquido amniótico) hacia el aéreo (y la ropa).
Durante la pubertad y la adolescencia ocurre el desarrollo de la
delgada piel infantil, para convertirse en la resistente piel del adulto
con los rasgos sexuales secundarios (vellos femenino o masculino).
La piel del anciano muestra signos de atrofia y pérdida definición (glán-
dulas cutáneas). Las distintas fases del envejecimiento cutáneo se
corresponden con enfermedades cutáneas características.
Funciones de la piel. La función de la piel depende de su situa-
ción única entre el entorno y el "interior". Sus funciones principales de
protección y comunicación se realizan en el medio interno y externo.
Órgano de protección y barrera. Protección y barrera del medio
externo. La piel, como órgano externo, se expone a muchos estímu-
los ambientales deseables o no deseables (microorganismos y estí-
mulos mecánicos, térmicos, de radiaciones o químicos). Los estímulos
de intensidad fisiológica son estimulantes y estabilizan la función. Los
distintos estímulos de intensidad a la fisiológica se encuentran en pri-
mer lugar con los mecanismos de defensa y protección locales de la
piel, además, se pueden activar mecanismos de defensa generales.
Cuando el estímulo exacerba los mecanismos de defensa y protec-
ción de la piel se originan lesiones.
Las funciones protectoras de la piel son:
− Defensa ante las infecciones por virus, bacterias u hongos. La pe-
lícula superficial cutánea tiene un efecto antimicrobiano, la capa
córnea representa una barrera para los agentes patógenos. Cuando
21
ocurre una herida (puerta de entrada) sucede una reacción defen-
siva de la piel en forma de inflamación local.
− Defensa frente a los estímulos nocivos mecánicos. Las propieda-
des biomecánicas de la piel constituyen una barrera ante las lesio-
nes y las heridas. La capa córnea compacta y flexible y el tejido
conjuntivo de la dermis rico en fibras protegen la piel de los estímu-
los nocivos cortantes; el tejido graso subcutáneo amortigua los
golpes romos violentos y distribuye y atenúa su efecto. Los pelos y
las uñas también desempeñan una función defensiva.
− Defensa frente a estímulos nocivos térmicos. La piel actúa como
barrera aislante (sobre todo el tejido subcutáneo). La circulación
sanguínea (90 % de la circulación cutánea sirve para la
termorregulación y 10 % para la nutrición) y la secreción de las
glándulas sudoríparas (sudor termorregulador) permiten la
termorregulación reactiva. La circulación y la sudación
termorreguladora están especialmente desarrolladas en las perso-
nas "desnudas"para compensar la pérdida evolutiva del pelo pro-
tector.
− Defensa ante las radiaciones nocivas. La piel refleja y absorbe la
luz. Después de la reflexión-absorción de la luz en la película su-
perficial y en la capa córnea se produce la absorción de los rayos
que hayan penetrado por la melanina, no obstante, los daños celu-
lares (de los ácidos nucleicos) debidos a la radiación se evitan por
los mecanismos de reparación enzimáticos.
− Defensa frente a estímulos nocivos químicos. La piel posee capa-
cidad tampón en la película superficial cutánea y es una "barrera a
la penetración" por el estrato córneo, las macromoléculas no pue-
den atravesar esta barrera. Las moléculas de menor tamaño pue-
den atravesarla (mediante la capa lipídica intercelular), pero se
encuentran con una "barrera metabólica" representada por la enzi-
ma que metaboliza las sustancias extrañas (el sistema del
citrocromo P450). Si los estímulos nocivos químicos consiguen al-
canzar las células epidérmicas vivas, estas desencadenan meca-
nismos de defensa bioquímicos e inmunológicos (activación de
enzimas, liberación de citocinas y mediadores de la inflamación e
inmune); la penetración percutánea sirve también para el tratamiento
dermatológico local.
Barrera del medio interno. La piel impide el intercambio
descontrolado de sustancias entre el cuerpo y el entorno, por lo que
resulta fundamental para la homeostasis interna. Cuando se originan
lesiones o defectos existe el riesgo de pérdida de líquido, electrólitos y
22
proteínas, lo cual provoca alteraciones del metabolismo o pérdidas
de sangre. En estos casos, la pérdida de la piel sería mortal; desafor-
tunadamente se ha empleado como pena de muerte (desollamiento).
Función sensitiva. La piel tiene receptores sensitivos distribuidos
en toda su superficie, que le permiten el reconocimiento del ambiente
y la defensa ante los peligros. Los estímulos adecuados provocan las
sensaciones de tacto, presión, temperatura y dolor, lo cual proporcio-
na el reconocimiento de la intensidad y la procedencia del estímulo
(palpación de un tumor cutáneo, picadura de insecto en la espalda,
uña dentro del zapato, agua demasiado caliente,etc.). Los estímulos
pueden provocar reacciones motoras voluntarias o involuntarias re-
flejas (ejemplo, control de la motricidad uña de la mano, reflejo de
huida ante un estímulo doloroso).
Función de comunicación y expresión. La piel como órgano su-
perficial desempeña un papel indispensable en la comunicación
psicosocial, sobre todo al nivel facial. Su aspecto sería valorado para
obtener conclusiones acerca de la edad, el estado anímico y el carác-
ter (la piel como espejo del alma), también para descartar posibles
enfermedades internas (la piel como espejo de las enfermedades in-
ternas). El estado y el aspecto de la piel determinan en gran medida la
propia imagen de cada persona, por lo que se manipula de modo
voluntario (cosméticos, solarium). La piel normal y enferma tiene una
importante dimensión psicosocial.
Función metabólica y de reserva. La piel puede acumular agua
en forma de edema y desecarse ante una gran pérdida de agua. Cuan-
do se ocurre sobre alimentación se puede acumular exceso de grasa
en la piel (adiposidad), mientras que en la desnutrición se pierde di-
cho depósito (caquexia). Al nivel metabólico se destaca la síntesis
fotoquímica de la vitamina D (si falta la luz solar puede producirse
raquitismo).
En los seres humanos 90 % de la vitamina D proviene de la piel y
solo 10 % de los alimentos. El 7-dehidrocolesterol en la epidermis
absorbe radiaciones con longitud de onda menor que 20 nm, por lo
que se convierte en provitamina D, la que se encuentra en mayor
cantidad en la capa basal y espinosa. La provitamina se isomeriza de
forma térmica para formar la vitamina D (colecalciferol) en el hígado;
en el riñón una segunda hidroxilación la transforma en calcitriol, com-
puesto biológicamente activo.
23
Órgano de alta complejidad inmunológica. Participa en la vigilan-
cia inmunológica. Dado que sus células (queratinocitos, linfocitos,
fibroblastos, melanocitos y células de Langerhans, entre otras) sinte-
tizan numerosas sustancias inmunológicamente activas, interviene
como "portero inmunológico" en el reconocimiento y la internalización
de antígenos, autorregula el crecimiento y la diferenciación de sus
componentes celulares, participa activamente en el tráfico linfocitario
y es uno de los órganos "diana", en los complicados mecanismos de
la inflamación. Las sustancias inmunológicamente activas son
interleuquinas, factores transformadores de crecimiento, factores
estimuladores de colonias, interferones y citolisinas.
Bibliografía
Bolly Raffensperger, E; Lloyd Zusel, M; Marcheseaul L, C. Enciclopedia de la Enfer-
mería. España:Ed. Española. Océano Grupo Editorial S.A., 1999.
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Interamericana, 1996, 18: 425-429.
Palomino Yamamoto Manuel. Anatomía y Fisiología de la Piel. Revista Peruana de
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ciones Harcourt, S.A. España, 2000.
Rosell W. Morfología Humana I. Ediciones Ciencias Médicas. La Habana, 2001.
24
UNIDAD 2. HIGIENE PERSONAL. DEFINICIÓN
Y OBJETIVOS
 Nilda L. Bello Fernández, Cristobalina Valdés Marrero†
y Sergio V. Conde León
La higiene personal se refiere a las medidas que toma la persona
para conservar limpios y en buen estado la piel y sus apéndices.
El paciente necesita apoyo en el cuidado de la higiene personal,
fundamentalmente cuando presenta padecimientos agudos o que esté
imposibilitado para realizar movimientos.
Métodos para obtener la higiene
Entre los métodos para obtener la higiene personal se encuen-
tran:
− Lavado de manos.
− Higiene de la piel y las uñas.
− Diferentes tipos de baños (diarios, según el estado del paciente).
• Baño en ducha.
• Baño en cama.
− Cuidados matutinos.
− Cuidados vespertinos.
− Higiene bucal y de prótesis dental.
− Cuidado de las fosas nasales.
− Cuidado de los ojos.
− Cuidado de los cabellos.
− Cura de pediculosis.
Cuidados de la piel. La higiene comprende un beneficioso régi-
men diario en todos sus aspectos. Durante la enfermedad, las cavi-
dades deberán mantenerse limpias como cuando la persona estaba
sana, debido a que muchas enfermedades disminuyen la resistencia
de los tejidos y ocasionan infección y alteración en el organismo.
Higiene y cuidado de la cavidad bucal. Es la limpieza de la
boca que se realiza por medios mecánicos (cepillo y pasta dental) y
medios químicos (soluciones antisépticas).
Por ser la boca la puerta de entrada de los alimentos y el lugar
donde se inicia el proceso digestivo, las condiciones en que se en-
cuentre afectarán directamente la salud. La boca refleja el carácter
25
de las personas y puede prestar mucho atractivo a la cara. Por razo-
nes físicas y psicológicas, la boca sana es muy importante.
El desarrollo y mantenimiento de dientes saludables depende del
factor constitucional, o sea, la calidad hereditaria de los dientes y las
estructuras circunvecinas, y también del factor ambiental, o sea, del
estado de los tejidos y líquidos que rodean los dientes durante la vida.
Las enfermedades bucales comprenden 2 grupos importantes:
enfermedades de los dientes (caries) y enfermedades de las estruc-
turas óseas y tejidos blandos de la boca (periodontales).
Los dientes cariados y las encías dolorosas ocasionan tantas
molestias al masticar los alimentos, que probablemente no se masti-
quen bien y se deglutan casi sin triturar y sin estar bien mezclados
con la saliva que contiene la enzima digestiva llamada tialina. Las
infecciones de los dientes, alvéolos y encías pueden ser focos de
infección y provocar enfermedades bacterianas en otras partes del
cuerpo, comoartritis y endocarditis. Además, las infecciones de la
boca y las amígdalas pueden propagarse directamente a todo el apa-
rato digestivo y respiratorio e incluso a las trompas de Eustaquio y los
senos perinasales. Un aliento desagradable puede provenir del mal
estado de las amígdalas o del estómago, pero con frecuencia es cau-
sado por dientes, alvéolos o encías enfermas.
De esta pequeña relación de peligros y desventajas de descuidar
la boca, se deduce que el bienestar general de una persona puede
verse afectado por un defecto de este tipo.
Los signos de enfermedad de los tejidos que rodean los dientes
incluyen inflamación, edemas y tumores (hiperplasia o hipertrofia),
por lo que pueden causar lesiones como la necrosis y la atrofia.
Los padecimientos mencionados se corresponden con la infla-
mación de las encías que se conoce con el nombre de gingivitis, la
cual no solo es molesta, también causa dificultad para nutrirse y es
fuente potencial de infección de las glándulas parótidas y de los apa-
ratos digestivo y respiratorio. La inflamación de los tejidos profundos
que rodean las raíces de los dientes (prolongación de la gingivitis) se
llama periodontitis o periodontoplasia, aunque muchas personas la
conocen como piorrea. Las degeneraciones de los tejidos peridentales,
periodontosis (estados anómalos poco frecuentes) son el resultado
de enfermedades orgánicas.
Cuando la inflamación se extiende a toda la boca (los labios, la
lengua y las encías) se llama estomatitis. La gingivitis que progresa a
un estadio necrótico, que se asocia con la presencia de organismos
fusoespirilares, se conoce con el nombre de infección de Vicent.
26
Las glándulas salivales se encuentran en la cavidad bucal, cuya
secreción se ve afectada en muchas situaciones por funciones cor-
porales que suelen perturbarse durante la enfermedad. El flujo salival
disminuye durante el sueño y como consecuencia de fiebre, sudor
profuso, diuresis, diarreas, hemorragia e ingestión insuficiente de lí-
quidos. Desde hace mucho tiempo se conocen los efectos muy defi-
nidos de los factores emocionales sobre la secreción salival. Es
evidente que cualquier depleción del contenido de agua de los tejidos
se refleja en la actividad de las glándulas salivales, lo que motiva una
disminución de la secreción.
Las temperaturas altas, la respiración por la boca, la desnutrición
y otras anormalidades que acompañan a la enfermedad, tienden a
ocasionar grietas y resequedad de los labios, y predisponen los teji-
dos blandos a la infección.
Cuando se descuida la higiene bucal, la lengua se cubre de una
sustancia gruesa y vellosa que se llama saburra (lengua saburral), lo
que agrava el malestar del paciente y disminuye la capacidad de las
papilas gustativas para captar estímulos, esto contribuye a que la
nutrición sea deficiente.
Los objetivos son:
− Eliminar partículas de alimentos para evitar caries y focos sépticos
que dan origen a infecciones locales y trastornos en otras partes
del organismo.
− Brindar adecuada atención a la boca para la conservación de todas
las piezas dentarias que intervienen en la masticación.
− Refrescar la boca para mejorar el sentido del gusto.
− Dar masajes en las encías.
− Brindar bienestar físico al paciente.
Las precauciones son:
− Colocar los objetos convenientemente al alcance del paciente y/o
del enfermero.
− Cerciorarse del estado del paciente para determinar si puede reali-
zarse el cepillado, o si es necesario que sea ayudado por el enfer-
mero.
− En los casos de pacientes en estado crítico, lubricar los labios y el
interior de la cavidad bucal para evitar que la sequedad agriete es-
tas zonas.
− Proporcionar la educación sanitaria durante el procedimiento.
Equipo:
− Bandeja.
− Cepillo de dientes.
27
− Pasta dental.
− Solución antiséptica (si es necesario).
− Lubricante (si es necesario).
− Absorbente (si es necesario).
− Aplicadores montados (si es necesario).
− Toalla.
− Vaso con agua.
− Recipiente de desechos.
Cuando el paciente está consciente. Se deben tener presente las
invariantes funcionales generales:
− Verificar la indicación médica.
− Identificar al paciente según su esfera psicológica.
− Lavarse las manos.
− Preparar el equipo.
− Trasladar el equipo al lado del paciente.
Las variantes funcionales u operacionales son aspectos especí-
ficos de cada procedimiento:
− Acomodar al paciente según su esfera psicológica.
− Recoger y limpiar los materiales y equipos utilizados.
− Lavarse las manos.
− Anotar en la Historía Clínica el cumplimento de las indicaciones y
las observaciones.
− Elevar la cama del paciente en posición de sentada o semisentada
(si su estado lo permite).
− Proteger la ropa del paciente con la toalla, la cual se introducirá
debajo de los hombros.
− Colocar la pasta de diente en el cepillo.
− Humedecer el cepillo dental sin introducirlo en el vaso con agua.
− Entregar el cepillo al paciente para que:
• Cepillar los dientes inferiores de abajo hacia arriba, los superio-
res en sentido inverso (de arriba hacia abajo).
• Situar el cepillo en un ángulo de 45°, apretar con suavidad las
celdas, dirigirlas al interior del surco gingival (cara interior), cepi-
llar con movimientos cortos y suaves para no lastimar las en-
cías, las caras vestibular (hacia el carrillo) y lingual de los dientes
inferiores, así como la parte moliente de los dientes.
• Cepillar la cara lingual de las piezas frontales con la punta del
cepillo.
• Cepillar la cara vestibular y lingual de los dientes superiores, con
la misma técnica.
28
• Finalizar haciendo lo mismo con las superficies oclusales de las
arcadas superior e inferior, con movimientos hacia atrás y ade-
lante, cepillar la lengua de atrás hacia delante, o sea, de la base
hacia la punta.
− Alcanzar al paciente el vaso con agua para enjuagar la boca duran-
te el cepillado y verter el agua en el recipiente de desechos.
− Retirar el recipiente de desechos.
− Ofrecer la toalla para secarse la boca.
− Retirar la toalla.
− Enjuagar el cepillo y guardarlo.
− Registrar en la historia clínica las observaciones sobre el estado de
la boca: encías, piezas dentales, mucosa y lengua.
Si el paciente no puede realizarse el aseo bucal:
− Levantar la cama a la altura en que le resulte cómodo trabajar (para
evitar el estiramiento excesivo de la espalda, aplicando la mecáni-
ca corporal).
− Acomodar al paciente en decúbito lateral, con el rostro a la orilla de
la almohada para facilitar el escurrimiento de la pasta dentífrica y
del agua, y prevenir de esta manera la broncoaspiración.
− Colocar la toalla para evitar que se moje la ropa del paciente, poner
el recipiente de desechos debajo de la barbilla para recoger el líqui-
do proveniente de la boca.
− Realizar el cepillado, según el procedimiento explicado anteriormen-
te, ofrecer al paciente un absorbente para enjuagarse la boca.
− Terminar de cepillar los dientes e introducir en la solución antisép-
tica un aplicador montado en algodón. Propiciar repetidos golpecitos
suaves sobre las encías, superficies vestibulares, paladar y lengua
para limpiar la mucosa y estimular la circulación.
− Cambiar el aplicador cuantas veces sea necesario. Procurar no
introducirlo demasiado para evitar las náuseas y vómitos.
− Lubricar los labios del paciente para evitar que se resequen y agrieten.
− Retirar el recipiente de desecho.
− Secar la boca del paciente con la toalla.
− Retirar la toalla.
− Enjuagar el cepillo y guárdelo.
Cuando el paciente está inconsciente:
Equipo:
− Bandeja.
− Cepillo de dientes.
− Solución antiséptica.
29
− Lubricante.
− Absorbente.
− Aplicadores montados.
− Toalla.
− Vaso con agua.
− Recipiente de desecho.
− Hule.
− Depresores montados u otro aditamento que permita mantener la
boca abierta del paciente.
− Pera.
− Aspiradora, sonda Nélaton y frasco con suero fisiológico (si es ne-
cesario).
− Compresas de gasa.
− Guantes (si es necesario).
Procedimientos:
− Lavarse las manos.
− Llevar el material al lado del paciente.
− Colocar la toalla.
− Usar depresores montado humedecidos.− Introducir el depresor montado para mantener la boca abierta du-
rante la limpieza.
− Encender la aspiradora y aspire si es necesario durante el procedi-
miento para extraer saliva, dentífrico y enjuague bucal.
− Limpiar frecuentemente la cavidad bucal con compresas de gasa,
si no se dispone de aspirador.
− Si el paciente tiene la encía muy sensible, la limpieza se realizará
con aplicadores montados que producen menos fricción, aunque
no limpian igual.
− Limpiar la boca con solución antiséptica y agua, utilizar para ello
aplicadores montados y proporcionar golpecitos suaves sobre las
membranas bucales para limpiar las mucosas y estimular la circu-
lación. Para enjuagar la boca se puede utilizar también una pera.
− Si el paciente carece de prótesis dental para la limpieza de la boca,
se debe utilizar depresores montados, humedeciéndolo con la so-
lución antiséptica y agua, frotar suavemente sobre los tejidos
bucales. Valorar si es necesario colocarse guantes.
Como las mucosas se resecan con rapidez en el sujeto que res-
pira por la boca o recibe oxigenoterapia, se debe humedecer regular-
mente la boca y los labios, además de aplicar lubricante.
30
Hilo dental. En caso de que el paciente use el hilo dental, previo al
cepillado de los dientes, se recomienda preferiblemente que sea sin
cera. El hilo con cera puede dejar un residuo sobre los dientes y fo-
mentar la retención de placa dentobacteriana.
Cómo utilizar el hilo dental:
− Enredar el hilo dental en el 2do. y 3er. dedos de cada mano.
− Comenzar por los dientes de atrás e introducir el hilo tanto como
sea posible en el espacio interproximal, sin lastimar las encías.
− Limpiar las caras adyacentes de las piezas, moviendo el hilo hacia
arriba y abajo contra cada una.
− Indicar que rodee con el hilo la parte trasera de cada diente (for-
mando una C) para moverlo de arriba hacia abajo.
− Cambiar el hilo cada vez que vaya a limpiar otro espacio
interproximal.
− Enjuagar la boca al terminar de limpiarse los dientes con el hilo
dental.
− Luego se iniciará el cepillado de los dientes.
Higiene y cuidados de la prótesis dental. Es la limpieza de la
prótesis dental por medios mecánicos y químicos.
Consideraciones generales. La prótesis dental reemplaza algu-
nos dientes naturales o a todos ellos y, al igual que las piezas natura-
les, requiere de cuidados adecuados.
El cuidado de la boca es indispensable en los pacientes con den-
taduras artificiales. Por regla general el paciente con dentadura artifi-
cial prefiere quitársela y limpiarla él mismo con algún dentífrico y agua,
luego enjuagarse la boca antes de volver a colocarse la prótesis.
Si un enfermo no puede quitarse la dentadura, el enfermero lo
hará y la limpiará en su lugar. Se debe tener cuidado al quitar, limpiar
y guardar la prótesis, pues el que la usa se siente incómodo sin ella,
no puede masticar, se le dificulta hablar y se avergüenza de que lo
vean sin ella.
Alentar al paciente, según su estado, para que use prótesis para
mejorar su aspecto, facilitarle comer y hablar, y prevenir modificacio-
nes en la línea gingival que puedan afectar el ajuste de la prótesis.
Los objetivos son:
− Quitar los depósitos de placas dentobacterianas blandas y el sarro
en las prótesis, mediante la higiene bucal.
− Evitar o disminuir la halitosis.
− Brindar bienestar físico.
31
Las precauciones son:
− Manipular con cuidado la prótesis para evitar su rotura.
− Proteger la base del recipiente donde se lave la prótesis, para evitar
la rotura en caso de caída.
− Humedecer la prótesis para disminuir la fricción y facilitar su colo-
cación.
− Limpiar aplicando presión moderada para evitar dañar la prótesis.
− No utilizar agua caliente para la limpieza de esta, ya que puede
deteriorarse.
− Para quitar la prótesis dental, se debe hacer con una gasa, la saliva
puede tornarla resbalosa.
− Evitar remojar durante toda la noche la prótesis que tenga partes
metálicas, puede causar corrosión.
− No sumergir la prótesis en solución antiséptica durante toda la no-
che, ya que puede deteriorarse el material con que están hechas.
A los pacientes en coma o que van a ser intervenidos
quirúrgicamente, se les debe quitar la prótesis dental para evitar posi-
ble obstrucción de las vías respiratorias.
Equipo:
− Vaso con agua.
− Cepillo de dientes.
− Aplicadores montados.
− Riñonera o recipiente para colocar la prótesis.
− Pasta dental.
− Gasa o similar para retirar la prótesis.
− Solución antiséptica.
− Recipiente de desechos.
Procedimientos:
− Entregar al paciente una gasa o similar para que se retire la próte-
sis, de lo contrario, lo realizará el enfermero.
− Retirar la prótesis dental superior, se debe coger por las caras frontal
y paladar con los dedos pulgar e índice.
− Apoyar el otro índice sobre el borde superior de la dentadura y em-
pujar hacia abajo para suprimir el vacío que mantiene la dentadura
adherida al paladar.
− Para quitarla fácilmente, coger la prótesis con la gasa, ya que la
saliva puede tornarla resbaladiza.
− Retirar la prótesis dental inferior, se debe coger por la cara frontal y
lingual con el dedo pulgar y el índice, y levántela con suavidad.
32
− Retirar las prótesis parciales de los dientes, ejerciendo igual pre-
sión por las orillas a cada lado de la pieza. Evitar alzarla por las
agarraderas o ganchos, ya que se doblan con facilidad.
− Una vez retirada la prótesis dental, colocarla dentro de la riñonera o
recipiente protegido para evitar que se dañe.
− Pedir al paciente que se enjuague la boca para retirar las partículas
de alimentos y disminuir el olor, se le debe ofrecer la riñonera de
desechos.
− Si el paciente desea cepillarse con suavidad el paladar, las superfi-
cies vestibulares, las encías y la lengua, se le debe ofrecer el mate-
rial y equipo que se debe utilizar, así como aplicadores montados
para limpiar la mucosa y estimular la circulación.
− Llevar al cuarto de baño el recipiente que contiene la prótesis dental
para su limpieza.
− Lavar la prótesis con agua corriente, cepillo y pasta dental, la riñonera
permanecerá debajo de la llave (el agua que cae en la riñonera
servirá de amortiguador, en caso de que se caiga la prótesis).
− Cepillar la prótesis dental.
− Enjuagar la prótesis.
− Limpiar el recipiente y colocar en él la prótesis.
− Entregar la prótesis al paciente para que se la coloque si así lo
desea, de lo contrario la colocará el enfermero.
− Registrar en la historia clínica las observaciones sobre el estado de
la boca: encías, mucosas y lengua.
Durante toda la operación del aseo de la boca, el enfermero pro-
curará acatar los deseos del paciente, y al mismo tiempo aprovecha-
rá la oportunidad para enseñarle los principios fundamentales de la
higiene bucal. Sin embargo, los métodos de que se valga el enferme-
ro para cuidar del enfermo, bien sea en su casa o en el hospital, serán
más elocuentes que cualquier consejo verbal.
Ojos. Higiene y cuidado de los ojos. Es la limpieza de las
secreciones de los ojos en los pacientes con parálisis o coma que
alteran o suprimen el reflejo corneal.
Consideraciones generales. Los ojos son unos de los órganos
más sensibles del cuerpo y por tanto necesitan estar limpios para
mantenerse libres de infecciones.
Cuando las glándulas lagrimales funcionan de manera normal,
los ojos se lavan continuamente con su secreción y no necesitan lim-
pieza adicional. Si sobreviene una enfermedad ocular (irritación, in-
fecciones), o cuando el mecanismo neuromuscular que protege los
ojos mediante el parpadeo no funciona en forma adecuada, el enfer-
mero puede necesitar proteger y/o limpiar los ojos del paciente.
33
Si se pierde el reflejo del parpadeo, como la inconsciencia pro-
funda en la parálisis o el coma, se debe mantener el cuidado frecuen-
te de los ojos.
Los objetivos son:
− Mantener limpios los ojos, libres de secreciones oculares.
− Cuidar con frecuencia los ojos de los pacientes que presentan pa-
rálisis parpebrales o que estén inconscientes, para evitar que se
produzcan úlceras o inflamaciónen la córnea expuesta.
− Limpiar los ojos antes de administrar el tratamiento.
Las precauciones son:
− Cuidar que los párpados queden cerrados para evitar molestias y
complicaciones al realizar la higiene de los ojos.
− Verificar que no haya exceso de líquido en las torundas humedeci-
das para evitar que caiga dentro del conducto nasolagrimal.
− Utilizar una torunda de algodón cada vez que toque el ojo hasta que
quede limpio, proceder de igual forma con el otro ojo, observar las
normas de asepsia y antisepsia, con el fin de prevenir la infección
cruzada.
− Limpiar el ojo con movimientos suaves (para evitar lesiones) desde
el ángulo parpebral interno hasta el externo, para prevenir que resi-
duos líquidos entren en el conducto nasolagrimal.
− Cuidar que los ojos se encuentren tapados con gasa húmeda en
los pacientes con parálisis parpebral o en coma, para mantener
húmeda la córnea expuesta y prevenir úlceras e inflamaciones.
− Si el paciente está inconsciente, se debe revisar si tiene lentes de
contacto, si es así, retirarlos para prevenir accidentes (heridas
cornéales y úlceras).
− En caso de prótesis ocular en pacientes inconscientes se proce-
derá a su limpieza.
Equipo:
− Torundas de algodón estériles.
− Gasa estéril (si es necesario).
− Recipiente estéril.
− Solución (según indicación médica o solución salina isotónica).
− Toalla.
− Recipiente de desechos.
Procedimientos:
− Colocar la toalla debajo de la cabeza y los hombros del paciente.
− Utilizar una torunda de algodón cada vez que toque el ojo al realizar
su limpieza.
34
− Retirar las secreciones acumuladas en el ángulo interno de los ojos
con una torunda de algodón seca, en dirección hacia abajo, luego
desechar esta en el recipiente destinado para ese fin.
− Verter una pequeña cantidad de la solución en el recipiente estéril y
humedecer de 3 a 4 torundas.
− Limpiar solo el lugar donde está la secreción lagrimal que se en-
cuentra situado en la cara interna de la órbita.
− Limpiar cada ojo por separado, desde el ángulo interno hasta el
externo, desechando las torundas utilizadas.
− Colocar compresas de gasa humedecidas en ambos párpados y
cambiarlas las veces que sea necesario, si las condiciones del pa-
ciente lo requieren.
Cuidado de los ojos con lentes de contacto. Los lentes de con-
tacto son delgados discos curvos que se usan para prevenir defectos
visuales. Flotan sobre la capa de lágrimas.
Consideraciones generales. Normalmente las personas pueden
cuidar de sus propios lentes de contacto, en caso de enfermedad o
tratamiento de urgencia pueden necesitar que el enfermero se los
quite o se los ponga.
La correcta manipulación de estos lentes ayuda a prevenir las
lesiones oculares y evita la pérdida o el deterioro.
Si el paciente tiene los ojos secos, se le debe aplicar varias gotas
de solución salina esterilizada (previa consulta con el médico) y es-
perar varios minutos antes de retirar los lentes de contacto, para evi-
tar que se dañe la córnea. Si no se puede quitar el lente con facilidad,
se debe avisar al médico.
Evite aplicar medicamentos oculares sin la prescripción médica,
los lentes pueden reaccionar químicamente con los fármacos, lo cual
puede causar irritación en los ojos o perjudicar los lentes.
Si a los servicios de salud llega con urgencia un caso inconscien-
te, se debe observar si el paciente lleva puesto lentes de contacto,
abriendo cada párpado para buscar con una lamparita de reflejos, si
existen se deben retirar enseguida, pues las lágrimas no pueden cir-
cular libremente detrás de ellos cuando los párpados están cerrados,
lo cual ocasiona úlceras corneales y en ocasiones ceguera, si se
dejan colocados por mucho tiempo.
Cuando el retiro de los lentes es difícil, una ventosa de goma pue-
de ayudar a quitarlos, lo cual se consultará con el médico para que
proceda a su extracción.
35
El objetivo es:
− Prevenir las lesiones oculares por la manipulación incorrecta de
los lentes de contacto.
Las precauciones son:
− Humedecer los lentes en solución para facilitar su colocación y evi-
tar dañar la córnea.
− Colocar al paciente en la posición adecuada para evitar que se cai-
gan y se rompan los lentes de contacto.
− Guardar los lentes de contacto en el estuche o en vasitos previa-
mente rotulados para evitar confusión.
Equipo:
− Gotas oculares de solución salina (si son necesarias).
− Estuche de lentes (o 2 vasitos rotulados con una D al que corres-
ponde al ojo derecho y una I al izquierdo).
− Tela adhesiva (si utilizan los vasitos).
− Ventosa (optativa).
− Lámpara de reflejo (si es necesario).
− Soluciones (según indicación médica).
Procedimientos. Para colocar los lentes de contacto:
− Colocar al paciente en decúbito supino.
− Humedecer el lente en la solución y frotar con suavidad entre los
dedos pulgar e índice, o bien colocarlo sobre la palma de su mano
y frotarlo con el índice.
− Acomodar el lente, con el lado convexo hacia abajo, sobre la yema
del dedo índice derecho (si se es diestro).
− Indicar al paciente que mire un poco hacia arriba. Con los dedos
pulgar e índice de la mano izquierda, separar los párpados y depo-
site el lente.
Para retirar los lentes de contacto (invariantes funcionales gene-
rales):
− Acomodar al paciente en decúbito supino, para impedir de esta for-
ma que el lente pueda caer al suelo y, por consiguiente, perderse o
estropearse.
− Apoyar el dedo del medio sobre el párpado superior y el pulgar so-
bre el inferior.
− Acercar con suavidad los párpados entre sí para levantar la orilla
del lente y contrarrestar así la fuerza que lo mantiene adherido.
36
− Acercar la otra mano, ahuecada y con los dedos bien unidos bajo el
ojo para atrapar el lente cuando salte y evitar que se pierda.
− Hacer lo mismo con el otro lente.
− Poner el lente en la cavidad apropiada del estuche de almacena-
miento con la solución indicada, o bien depositarlo en el vasito rotu-
lado y cerrar la boca de este con esparadrapo para evitar que se
pierda.
Para limpiar los lentes de contacto (invariantes funcionales gene-
rales):
− Verter unas cuantas gotas de una solución (orientada por el médi-
co) sobre los lentes.
− Frotar los lentes con suavidad entre el pulgar y el índice, o ponerlos
en la palma de su mano y tallarlos con el índice para quitarles la
suciedad y la película que se les forma; si persisten sucios, limpiar-
los con otra solución más fuerte (según orientación médica) hasta
que queden completamente claros.
− Enjuagar muy bien los lentes con agua corriente.
− Una vez limpios los lentes, mantenerlos en una solución, si el mé-
dico lo recomienda o guardarlos secos.
− Anotar en la historia clínica: estado de los ojos antes y después de
retirar los lentes, hora de colocación, retiro y limpieza de estos,
lugar donde se guardan o si son devueltos a los familiares.
De acuerdo con el material con el que fueron confeccionados los
lentes de contacto, existen otros métodos de limpieza como: median-
te la desinfección térmica, la limpieza con una solución enzimática
para disolver los depósitos de proteínas, y la desinfección química.
Cuidado de la prótesis ocular. La prótesis ocular está consti-
tuida por un material durable, confeccionado de manera que simule el
ojo natural.
Consideraciones generales. El cuidado del ojo artificial puede estar
a cargo del paciente, excepto si una lesión o parálisis le impide mo-
verse. La prótesis se puede colocar en el paciente inconsciente, a
menos que haya secreción excesiva o se planee una intervención
quirúrgica.
El cuidado del ojo artificial depende de las preferencias y costum-
bres del paciente, pero no es necesario retirarlo y limpiarlo diariamen-
te. Se debe mantener higiene esmerada para el retiro de la prótesis,
así como la manipulación cuidadosa y el almacenamiento adecuado
en una solución. Si el paciente no usa espejuelos, se le sugiere que
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debe usarlos con cristales claros, para ayudar a proteger el ojo natu-
ral de posibles traumatismos.
El objetivo es:
− Evitar la hipersecreción que provocaría la presencia

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