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4 La conquista de Laura 4 - Iván Dai Torres de Lorenza

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Contenido
 
Prólogo
Capítulo 1 (Laura y Marco)
Capítulo 2 (Laura y Marco)
Capítulo 3 (Marco)
Capítulo 4 (Laura)
Capítulo 5 (Marco y Laura)
Capítulo 6 (Marco y Laura)
Capítulo 7 (Laura)
Capítulo 8 (Laura y Marco)
Capítulo 9 (Laura y Marco)
Capítulo 10 (Laura)
Capítulo 11 (Laura y Marco)
Capítulo 12 (Giovanni)
Capítulo 13 (Laura)
Capítulo 14 (Marco)
Capítulo 15 (Laura)
Capítulo 16 (Laura y Marco)
Capítulo 17 (Laura)
Capítulo 18 (Marco)
Capítulo 19 (Laura)
Capítulo 20 (Marco)
Capítulo 21 (Laura)
Capítulo 22 (Marco y Laura)
Capítulo 23 (Laura)
Capítulo 24 (Marco y Laura)
Capítulo 25 (Marco y Laura)
Capítulo 26 (Laura y Marco)
Capítulo 27 (Marco y Laura)
Capítulo 28 (Marco y Laura)
Capítulo 29 (Laura y Marco)
¿Quién es Rose Gate?
 
Prólogo
 
Laura se ha reencontrado con Marco y parece que todo ha quedado aclarado.
Él se ha propuesto conquistarla, recuperarla para formar junto a ella y sus hijos su ansiada
familia. Pero ella está renuente a abandonar Noruega y volver a Barcelona.
Marco tiene un mes para demostrarle que es un hombre distinto y que confía plenamente en
ella ¿Será capaz de hacerlo?
Laura no puede evitar que todo lo que siente por Marco la envuelva en un remolino de deseo
y amor. Quiere volver a creer que lo suyo es posible y que tienen una oportunidad, decide
aceptar la proposición de Marco para vivir un mes con él y tomar una decisión que puede
cambiarles la vida a ambos sin saber que el destino va a ponerles a prueba de nuevo.
 
¿Será capaz Laura de abandonarlo todo para volver a los brazos del hombre que ha
traicionado su corazón?
 
¿Serán capaces de superar todos los obstáculos que intentarán distanciarlos?
 
¿Triunfará el amor frente a los celos y la desconfianza?
 
¿Logrará Marco su anhelado felices para siempre?
Capítulo 1 (Laura y Marco)
Me sentía como una niña con zapatos nuevos sobre las espaldas de Marco.
Me amaba, me había dicho que me amaba y su explicación concordaba perfectamente con la
intuición de Ana, además pude ver el arrepentimiento, la frustración y la desesperación en el
fondo de sus ojos. Estaba convencida de que no me mentía y me sentía terriblemente feliz.
Aunque me irritó la parte de Alicia y pensar en que habían pasado unos días juntos, podía
entender qué había motivado a Marco a hacerlo.
Yo también estuve con Mat y sabía que podías amar a una persona e intentar mantener una
relación con otra para intentar superarlo, pero la verdad brillaba en el fondo de esos hermosos
ojos grises y era que me amaba a mí.
Ahora no tenía ganas de coger ese vuelo, me hubiera gustado que el tiempo se detuviera para
disfrutar de nuestro amor pero sabía que en un par de días Marco volvía a España y allí
tendríamos tiempo de ver como evolucionaban las cosas.
Entramos en el vestuario que estaba cubierto de gresite azul marino y contrastaba con el
mobiliario de color blanco. Era todo muy sobrio y elegante. Marco no se detuvo hasta entrar en
las duchas que eran amplias y espaciosas con una mampara de cristal translúcido que las
separaba. En el techo había una alcachofa efecto cascada y en la pared dispensadores de gel y
champú. Marco me bajó deslizándome por su espalda. Mis pezones estaban tan sensibles y
anhelantes por sentir su boca en ellos.
Me cogió y puso mi espalda contra los grifos y los accionó, el agua helada cayó sobre mi
pecho y lancé un grito de sorpresa. Después la cerró y el muy canalla fue a por mis pezones.
- Fíjate tienen frío, a ver si puedo calentarlos.- llevó su boca sobre el primer pezón y
succionó como a mí me gustaba, después lo enganchó con los diente y tiró de él
arrancándome un gemido. Su mano viajó al otro pezón para atraparlo entre los dedos,
apretarlo y rotarlo entre ellos. Me moría del placer.
Indiscutiblemente mis pezones eran una de mis zonas erógenas favoritas y se conectaban
directamente a mi clítoris que comenzaba a endurecerse, ¿tendría alguna vez suficiente? Estaba
claro que no, mi cuerpo anhelaba a Marco y lo deseaba profundamente y en cualquier momento
o lugar.
Marco comenzó un reguero de mordiscos sobre mi piel hasta que alcanzó mi otro pecho y
justo al lado del pezón succionó y succionó hasta hacerme un gran chupetón, después lo lamió
con ternura, sabía que era su loca manera de marcarme como suya y a mí me encantaba. Fue
acercando la boca al otro montículo que lo esperaba para recibir el mismo trato que su gemelo y
Marco no lo decepcionó.
Adoraba esa boca en esa zona de mi cuerpo, cuando Marco se sintió saciado levantó la
cabeza.
- Sé que ya te lo he dicho pero sabes tan rico nena, tu sabor es adictivo creo que
jamás voy a saciarme de él.
- Más te vale,- le respondí coqueta.
- Voy a poner la temperatura correcta y quiero que te des la vuelta, con las piernas
separadas y las manos apoyadas contra la pared.
- ¿Va usted a cachearme agente? – le dije con un tono que pretendía ser sexy.
- Profundamente,- su voz era ronca y me prometía placer sin límites, así que le hice
caso y me volteé colocándome como me había pedido. –Mmmmm, me encantan las
reclusas obedientes, así que voy a premiarla no lo dude. – Una risilla nerviosa escapó de
mis labios. – ¿Le hace gracia reclusa? Voy a hacer que me suplique que la folle y que lo
haga sin piedad, puede estar segura. – Sus palabras soeces me ponían muy cachonda y él
lo sabía. Accionó el agua de la ducha esta vez en con una temperatura agradable y esta
cayó sobre mi cuerpo.
Oí como accionaba el pulsador del jabón, primero lavó mi pelo con movimientos suaves y
envolventes masajeando todo mi cuero cabelludo, era tan agradable que no pude evitar
ronronear.
- Mmmmm, ¿mi Gatita ronronea? Pues será mejor que sigamos con la espalda.
Volvió a accionar el gel y puso sus manos sobre mis omoplatos, aplicó presión son sus dedos
relajando toda la musculatura de esa zona que estaba tensa por la posición. Después fue bajando
las manos por los costados hasta dirigirlas hacia delante. El siguiente objetivo fue alcanzado, mis
pechos clamaban atención, los enjabonó con mucho mimo, tal vez con demasiado para mi gusto
dejándolos anhelantes de más acción. Bajó por mi abdomen hasta llegar al pubis, con las manos
llenas de espuma lavó mi sexo sin dejar un solo lugar por recorrer. A esas alturas mi grado de
excitación era máximo y él parecía tan afanoso en su quehacer, me estaba poniendo de los
nervios.
Se separó de mí y volvió a accionar el gel abundantemente.
- Inclínate hacia delante reclusa, tu parte trasera necesita un lavado profundo y tengo
que ver que no te has metido nada ahí para después fugarte de la cárcel. Prepárate para
un cacheo en toda regla. – No se podía estar más excitada que yo en ese momento, una
palabra más y me corría en el acto. Llevé mi cuerpo hacia delante y sentí el gel gotear
por la abertura entre mis muslos.
Marco comenzó a masajear mi trasero acercándose peligrosamente a mi fruncido agujero
pero sin internarse en él, estaba nerviosa y anhelante. Deseaba todo lo que aquél hombre quisiera
darme.
Al principio fue muy suave, la punta de su dedo índice ayudada por el jabón se internaron en
mí, poco a poco, con una mano Marco acariciaba mi espalda y con la otra se iba abriendo camino
en mi interior, hizo rotar su dedo para que mi musculatura se relajara, hacía mucho que no
mantenía relaciones sexuales en esa zona así que estaba muy cerrado.
- Madre mía Laura estás tan apretada por aquí, tengo tantas ganas de follarme ese
culito, relájate nena y acepta mi segundo dedo,- lo presentó en el orificio y presionó
hasta meterlo junto al otro, - así nena muy bien, mira como tu culo me atrapa y me
engulle, esta tan caliente, voy a aumentar el ritmo aguántalo nena.
Sus dedos entraban y salían a placer cada vez más rápido y más duro, yo resollaba por el
esfuerzo, no era fácil después de tanto tiempo pero sentía los sonidos de Marco y como frotaba la
dureza de su entrepierna contra mi trasero.
- Eres fantástica creo que ya te tengo a punto nena, vamos a ello. Voy a untar mi
polla en gelpara que sea más fácil.- oí el sonido del pulsador e inmediatamente la punta
de su sexo abriéndose camino.
- Ooooohhhh, Marco es muy grande y hace tanto….
- Shhhh cariño seré suave te lo prometo. – llevó su mano a mi vagina y comenzó a
estimularla, mis piernas no aguantaban tanto placer. Las flexioné sin querer-Quieta nena
si no quieres que te perfore de golpe.
Siguió excitándome, tocando mi clítoris con sólo la punta de su polla en mi interior, tanta
excitación me hizo desear más, mi vagina pedía más así que impulsé mis caderas hacia atrás
enterrándolo por completo en mi interior.
- Aaaaaaaaaahhhhh,- gritamos los dos a la vez. Yo un poco dolorida y él de puro
placer.
- Nena vas a acabar conmigo, no te muevas, espera a acostumbrarte a mí. – con su
mano se internó en mi vagina y con la otra comenzó a tironearme de los pezones duro,
muy duro.- el rayo de placer fue inmediato, así que volví a moverme, ya no me dolía y le
necesitaba tanto.
- Vamos Marco muévete, fóllame duro, te necesito.
- Pero es pronto necesitas….
- ¿Me vas a decir a mí lo que necesito en este momento?- mi voz sonaba autoritaria y
un tanto irascible. – Fóllame duro y ahora.
- Tú lo has querido reclusa, voy a meterte mi porra hasta el fondo. – sus palabras me
provocaron y azuzaron el fuego que ardía entre mis piernas.
Marco salió casi por completo de mi interior para empalarme en un envite seco hasta la
empuñadura. Su mano seguía incitando mi vagina con sus dedos colmaba mi interior y con la
base de su mano golpeaba mi clítoris y lo frotaba.
Era un deleite para todos los sentidos, por si fuera poco comenzó a retorcer y contorsionar
mis pezones podía ver pequeñas gotas de leche cayendo en el plato oscuro de la ducha y
marchándose junto a los restos de jabón.
- Ohhh, nena está tan apretado, voy a correrme me falta muy poco ¿y tú?
- Estoy muy cerca Marco, estírame los pezones un poco más fuerte, así justo así y no
muevas los dedos, busca, busca….- no pude seguir hablando él había encontrado justo el
punto que yo le estaba instando a buscar,-Ooooohhhh, así, así, así, justo
asíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii Dos envites después de mi orgasmo Marco se corrió, sentí su
abundante esperma disparado en mi ano, llenándome por completo.
Nos quedamos muy quietos con el agua cayendo sobre nuestros cuerpos, ninguno de los dos
quería separarse pero sabíamos que no quedaba más remedio, el tiempo apremiaba y no podía
perder el avión.
Finalmente Marco salió de mi interior, se enjabonó y nos enjuagamos mutuamente.
Una vez cambiados salimos fuera, Ana y Anika nos esperaban con una sonrisa en el rostro.
- Vamos Laura, es tarde, hemos de salir ya Anika nos lleva al aeropuerto para
despedirte.
- No hace falta Anika, - mi compañera negó con la cabeza.
- Claro que sí, anda vamos, así podéis subir atrás y hablar de vuestras cosas de
camino, prometemos no escuchar.- me hizo un guiño de complicidad. Marco me tomó de
la mano y la apretó entre las suyas.
- Me encantaría acompañarte, además quiero darles un beso de despedida a los niños
hasta que los vea el lunes,- dijo las palabras con tal ternura que no me pude negar.
- Está bien vayamos.
De camino al aeropuerto Marco no dejó de besarme y decirme lo mucho que me amaba, eran
besos dulces, posesivos y muy sensuales. No me importaba que nos pudieran ver por el
retrovisor, nada ni nadie podía empañar ese momento de pura felicidad.
Cuando el coche se detuvo, Marco terminó el último beso con uno muy tierno sobre la punta
de mi nariz.
- Vamos tortolitos o al final el avión saldrá sin ti.- Ana ya estaba fuera y nos miraba
con la puerta abierta.
Marco me acompañó hasta la terminal donde estaba mi abuela y los gemelos, cuando ella nos
vio aparecer juntos y cogidos de la mano no pudieron evitar sonreírnos.
- Buenas noches Ragna,- Marco me soltó y fue a besar las mejillas de mi abuela,-
estás muy guapa hoy.- Ella sonrió coqueta.
- Eres un adulador, pero si es para decirme eso te lo permito. – Marco desvió la
mirada hacia el cochecito, tanto Markus como Enar estaban despiertos y tendían los
bracitos hacia su padre.
- ¿Puedo? – me preguntó por si podía sacarlos del cochecito.
- ¿A caso se les puede decir que no?
Tomó a los niños con mucha dulzura y se los comió literalmente a besos mientras reían
encantados por las atenciones de su padre.
- Cuidad mucho a mamá y no la hagáis enfadar, ahora sois los hombrecitos de la casa
y ella junto a vuestra abuela son vuestra mayor responsabilidad ¿me oís? – Markus soltó
un gruñido y Enar un gorgojeó,- Así me gusta. El lunes os iré a ver y haremos un
montón de cosas divertidas en Barcelona, os voy a echar mucho de menos estos días
pequeños bribones. – No pude contener las lágrimas frente a sus palabras. Marco
depositó a los pequeños de nuevo en el cochecito y besó sus morenas cabezas. Mi abuela
también lloraba presa de la emoción. Markus la tomó de las manos,- Muchas gracias
Ragna por haber cuidado de ellos todo este tiempo, te prometo que voy a estar a la altura
y voy a hacerles muy felices, voy a recuperar la confianza de esa maravillosa mujer que
es tu nieta y no voy a parar hasta lograr que me perdone y acepte en su vida por haber
sido un necio y un cafre. Voy a pasar el resto de mis días compensándola y haciéndola la
mujer más feliz de este mundo, me deje o no.- Ella le sonrió con dulzura y le acarició la
mejilla.
- Tienes mi bendición si es lo que estabas buscando,- el asintió, la besó de nuevo y
vino a por mí que no podía detener el reguero de lágrimas. Puso las manos sobre mi
rostro y las atrapó con sus labios.
- Óyeme bien preciosa, estás son las últimas que viertes por mi culpa, si va a haber
otra sólo será de felicidad, voy a poner todo en orden estos días, te lo prometo. Cuando
el lunes vaya a Barcelona voy a ir a por todas,- me cogió la mano y la puso sobre su
pecho - en mi corazón sólo hay lugar para ti y para nuestros hijos, te amo con locura y
no me importa gritarlo al mundo. Soy tuyo para que hagas conmigo lo que desees, voy a
compensarte con creces por todo y vamos a ser muy muy felices me oyes. – Yo asentí
emocionada, sin poder decir nada, ¿era posible lo que me estaba diciendo? – Oí a Ana
sorbiendo por la nariz.
- Nos tenemos que marchar Marco. – mi abuela le tocó el hombro y eso hizo que me
besara por última vez con un montón de promesas escondidas en él.
Creo que fue casi más duro separarme de él en aquel momento que cuando discutimos, me
dolía el pecho tan sólo de pensar que no le iba a ver en dos días.
- Te echaremos de menos,- fue lo único que pude decirle, no estaba preparada para
declararle mi amor todavía, me daba miedo, necesitaba estar muy segura que todo
aquello iba en serio antes de abrirme de nuevo a él.
Me besó en la frente y se separó de mí para que pudiera partir. Antes de atravesar el arco de
embarque me giré y pude leer en sus labios <TE QUIERO>.
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Que duro era despedirme de ella en aquel momento.
La observé hasta que desapareció de mi vista, estaba allí de pie plantado con el corazón
martilleando en mi pecho. Había iniciado el camino hacia la reconquista y no iba a cesar hasta
ver mi anillo en su dedo.
Ana y Anika me tomaron cada una de un brazo.
- Anda Romeo vayamos a comer algo que tanto deporte te debe haber dejado
hambriento,- la noruega me guiñaba un ojo con complicidad.
- Además tenemos que repasar nuestra lista a ver cómo vamos de avanzados ¿no
crees? – Ana me sonreía mientras caminábamos hacia la salida.
- ¿Qué lista?
- En el coche te lo cuento. – Quien iba a decir que no a ese par.
Paramos en un Mc Donalds, a las chicas les apetecía un poco de comida basura y después de
cómo se habían portado quien era yo para negarme.
Una vez con las hamburguesas sobre la mesa vi que Ana sacaba una libreta y un boli.
- Bien repasemos nuestra lista
 
1— Nada de sexo en quince días.
- Este objetivo ya lo podemos tachar y aunque te haya costado tu esfuerzo lo has
cumplido.2— Conquistar a los niños.
 
– Está claro que esos niños te adoran así que también lo podemos quitar de la lista
 
3— Conquistar a su abuela.
 
– Ja - rió-ese objetivo creo que también está alcanzado, si le pidieras matrimonio a
Ragna seguro que te decía que sí.
 
4— Hazle un regalo especial.
 
- ¿Le has regalado algo especial Marco?- Yo asentí.
- Durante nuestra estancia del fin de semana le regalé u colgante.
- Fantástico pues otro que tachamos.
 
4— Hazle un regalo especial.
 
5— Sorpréndela.
 
– Creo que con lo de hoy el sorprendido has sido tú así que esta queda pendiente…
 
6— Prepara una cena romántica.
 
– Otra que no tachamos, sé que eres un buen cocinillas así que me ofrezco voluntaria
para ejercer de canguro en Barcelona y que se la puedas hacer.
 
7— Deja que sea ella quien te seduzca la primera.
 
– Intuyo que esta tarde te has dado por seducido ¿no? – La miré sobré mi hamburguesa
enarcando las cejas.- Interpretaré eso como un sí, además con vuestros gemidos casi
rompéis los cristales del spa. – Ana leyó el resto de objetivos en voz alta.
 
8— Prepara una escapada los dos solos.
9— Organiza algo en familia con los niños.
10— Conquista a su familia
11Pídele que vaya a vivir contigo.
12— Declárate
13— Cásate con ella.
 
- Bien todo esto nos deja con los siguientes objetivos por cumplir:
1— Sorpréndela.
2— Prepara una cena romántica.
3— Prepara una escapada los dos solos.
4— Organiza algo en familia con los niños.
5— Conquista a su familia
6Pídele que vaya a vivir contigo.
7— Declárate
8-Cásate con ella.
 
- Creo que progresas adecuadamente. – todos estallamos en risas, entonces mi
teléfono sonó y la pantalla se iluminó con el nombre de Alicia. ¡Cielos, me había
olvidado completamente de ella! Y ya eran las once de la noche.
- Hola Alicia, discúlpame todo se lio y…
- Y no has tenido un segundo para avisarme ¿no?
- Lo lamento de verdad.
- ¿Se puede saber dónde y con quién estás a estas horas? – sabía que le debía una
explicación.
- Estoy terminando de cenar con Ana y Anika.
- Ohhh, perfecto, me parece fantástico, eso quiere decir que ya me puedo comer sola
lo que hace una hora le he pedido de cenar al servicio de habitaciones y que está frío
sobre la bandeja ¿verdad? – Me merecía todo aquel rapapolvo.
- Lo siento de verdad Alicia, se me pasó completamente.
- Eso, mejóralo, ¿te olvidaste de mí? – suspiré y decidí ser sincero.
- Sí, lo lamento.
- ¡Genial! – me colgó. Su voz era de cabreo absoluto. ¡Mierda la había cagado pero
bien! No deseaba hacerle daño a Alicia ella se había portado muy bien conmigo y en ese
momento me sentía como un cerdo. Marqué su número pero no me contestó, al segundo
intento aparecía apagado o fuera de cobertura.
- ¡Joder!,- resoplé.
- ¿Problemas en el paraíso? – rezongó Ana - ¿Qué le sucede a la mantis religiosa? -
dio un sorbo a su cola cero.
- No la llames así Ana, - le reproché,- el que la ha cagado he sido yo, debería haberla
avisado, está enfadada porque la he dejado tirada y sin cena.
- ¿De quién estamos hablando? – preguntó Anika. Ana le hizo un breve resumen de
quien era Alicia y lo que pintaba en esta historia, con sus observaciones a título personal,
por supuesto.
- ¡Vaya, menuda zorra!- soltó Anika y Ana asintió.
- Sí, todos lo vemos menos Marco que habrá habido un huracán y tendrá un par de
árboles en los ojos.
- Vamos Ana, ya sabes que respeto tú opinión pero siempre hay dos versiones de las
cosas y esa es la tuya…
- Ya claro, lo que yo te diga Anika en vez de dos árboles debe tener el bosque
entero….
- Será mejor que lo dejemos aquí ¿habéis terminado? – ambas me contestaron que sí.
– ¿Me puedes acercar al hotel? Necesito aclarar las cosas con Alicia.
- No dejes que te líe ésa pedazo de serpiente Marco, no vuelvas a cagarla con Laura
o esta vez será imposible arreglarlo.
- No pienso cagarla simplemente darle una explicación, por lo menos se merece eso.
- Vamos entonces.- Recogimos las bandejas y nos marchamos al hotel.
Subía a la habitación pensando en qué explicación debía darle a Alicia, pero cuando atravesé
la puerta ella ya no estaba allí, ni ella ni sus cosas, ni su maleta.
No encontré ninguna nota así que imaginé que estaba castigándome del mismo modo que
hice yo ignorándome.
La volví a llamar por teléfono y decidí dejarle un mensaje de voz.
- Alicia de veras que lamento mucho como han ido las cosas, necesito hablar contigo
y darte una explicación, por favor cuando oigas este mensaje dime hora y lugar para
vernos, no quiero terminar así contigo. Siento mucho cómo ha ido todo.
Después de eso le escribí un mensaje a Laura para que lo leyera cuando aterrizara.
- Hace una hora que no estáis aquí y ya os echo de menos, cuento los minutos y los
segundos para vernos de nuevo. No hagas planes para el lunes porque pienso dedicarme
el día por entero a vosotros. Te quiero.
Suspiré y me tumbé en la cama, la cabeza me daba vueltas y no podía dejar de recordar la
tarde que había pasado junto a ella en el spa. Mi teléfono vibró y lo cogí.
Era un whatsapp de Alicia.
- Tú y yo no tenemos nada más que hablar, la que te deja soy yo. No soy si he sido el
segundo plato de nadie jamás y no voy a comenzar ahora. Hasta nunca.
La rotundidad de su mensaje me desubicó por un momento, tal vez Alicia intuyó lo mío con
Laura y el haberla dejado tirada hoy era la gota que colmaba el vaso.
Me sentía mal pues ella me ayudo a superar una etapa de mi vida y no se merecía tener este
final conmigo.
Decidí responderle.
- Sé que estás dolida, pero para ti sólo tengo palabras de agradecimiento, si cuando
esté en Barcelona quieres quedar para hablar mi puerta siempre estará abierta para ti. Te
considero por encima de todo una buena amiga y no me gustaría perderte.
No me respondió, dejaría pasar los días y volvería a intentar hablar con ella en Barcelona a
ver si se había calmado.
Estos dos días en Oslo o día y medio se me iban a hacer interminables, necesitaba a Laura y a
mis pequeños, pero sobre todo a ella, quería dormir abrazado a su cuerpo, levantarme con su
sonrisa y convertirme en el hombre que ella deseaba.
Apagué la luz y me quedé dormido imaginándonos a ambos en nuestras primeras navidades
con los niños, serían unas fiestas increíbles en familia donde lo pasaríamos en grande.
 
Cuando me desperté lo primero que hice fue mirar el móvil.
Tenía un mensaje de Laura
- Hemos llegado bien, voy a estar el fin de semana en casa de mis padres, Ilke se ha
instalado con Christoff en mi piso mientras he estado fuera, así que le va a tocar regresar
a casa de papá y mamá el lunes. Nosotros también te extrañamos y te dedicaremos el
lunes por entero.
Mi cabeza se puso a maquinar, tenía una oportunidad que no iba a dejar pasar. Al momento
le escribí.
- Sé que es muy precipitado pero me encantaría que os vinierais a mi casa, sabes que
tengo un montón de habitaciones, si no quieres compartir la mía lo entenderé, pero me
gustaría pasar todo el tiempo que pueda con los niños. Por favor piénsalo, no vamos a
hacer nada que no desees, además yo trabajo, nos veremos sólo a ratitos y me encantaría
tener esos ratitos con ellos y contigo.
Le di a enviar, la suerte ya estaba echada, ¿aceptaría Laura venirse a vivir conmigo?
Por otro lado debía seguir con mi lista de la conquista, me tocaba sorprenderla, ¿cómo podría
hacerlo?
En mi cabeza tenía muchas cosas pensadas para sorprenderla en familia, pero deseaba
sorprenderla también en la intimidad… y entonces una bombilla se encendió en mi mente, no
había terminado con la lista de sus fantasías y me quedaba alguna por realizar. Cogí mi cartera
donde llevaba la lista escondida durante aquellos meses y no la había vuelto a sacar.
1. Tener sexo atada a una cama.
2. Tener sexo encima de una mesa de despacho mientras hay gente fuera trabajando.
3. Tener sexo en un ascensor.
4. Tener sexo en el agua.
5. Tener sexo en el capó de un coche.
6. Tener sexo anal placentero.
7. Lamer a alguien usando chocolate.
8. Ser ofrecida a undesconocido como en el libro de Pídeme lo que quieras.
9. Ir a un club de BDSM y ser sometida.
10. Ser tocada por otra mujer.
11. Ser tocada en grupo con los pero sólo poseída por el elegido.
12. Ser morbosamente exhibida y ser tocada por más gente en el mismo lugar.
13. Mantener sexo en público sabiendo que se es visto pero sin ver a nadie.
Vaya con la fantasía 13 cumplida cuando creí que Laura era Black Panther me quedaba con
dos, no me veía capaz por el momento de la número 12 así que deberá quedarme con la 9, lo
mejor sería hablar con Ana y que me echara un capote.
Había tonteado con el BDSM, por ello me apodaban amo Steel en el Masquerade, había
tenido alguna sumisa que otra y había disfrutado con ellas en la sala del club e incluso tenía
juguetes de BDSM, pero lo que Laura quería era una experiencia completa y si alguien me podía
ayudar en ello era mi asistente. Alma de dominante no me faltaba y tener a Laura de sumisa me
tentaba muchísimo así que sería fácil dejarme llevar.
Fui a buscar a Ana y le conté mi plan, se puso como loca y me sugirió ir de compras con ella
para que la fantasía fuera insuperable. Si es que a las mujeres les encantaba ir de compras fuera
donde fuera y para lo que fuera.
Buscamos en google un sex shop y fuimos para allí decididos a encontrar el atuendo perfecto.
Una hora después había terminado gastando una buena fortuna en ropa y accesorios, sólo
esperaba que mereciera la pena.
Mi teléfono vibró, lo saqué del bolsillo, mensaje de Laura. Mi pulso comenzó a acelerarse.
- Lo he pensado mucho y no lo veo una mala idea, acepto pero en habitaciones
separadas, quiero que vayamos poco a poco.
Me sentía eufórico mi plan iba viento en popa, dudaba que mi Gatita sensual estuviera mucho
tiempo apartada de mi cama, Laura era una criatura altamente erótica y de fuertes instintos así
que sólo tendría que azuzarla un poco para tenerla donde deseaba, que viniera a vivir a casa ya
era todo un avance y no lo iba a desaprovechar.
- El ritmo lo vas a marcar siempre tú tesoro, lo haremos todo a tu manera. Dime a
qué hora y dónde debo recogerte el lunes y allí estaré. Te quiero.
No me iba a cansar de repetirle que la amaba hasta que se le grabara a fuego en su preciosa
cabeza.
- ¿Por qué sonríes con cara de bobalicón? – Ana me miraba con las bolsas en la
mano.
- Pues porque Laura ha aceptado venir a vivir conmigo durante este mes.
- Vaya,- dijo sorprendida,- eso sí que es una gran noticia, si la tienes en tu terreno
todo va a ser más sencillo. ¿Estás listo para la conquista? - ¿Lo estaba? Por supuesto que
sí aunque necesitaba ayuda.
- Necesito pedirte una cosa Ana.
- Tú dirás.
- Quiero volver hoy mismo a Barcelona, sé que sale un vuelo esta noche y si lo deseo
la compañía me lo cambia, me gustaría que vinieras conmigo y me ayudaras a redecorar
dos de las habitaciones de mi casa, una para los gemelos y la otra para Laura, quiero que
sienta que mi casa ya es su casa, que sea un verdadero hogar para ellos. Creo que con
eso la voy a sorprender y me va a acercar a mi objetivo.- ella me sonrió.
- ¿Echando toda la carne en el asador eh?- Podía ver como brillaba la ilusión en sus
ojos,- Está bien hagámoslo, si estoy antes en Barcelona también podré sorprender yo a
Alejandro con lo que he comprado ahí dentro,- señaló el sex shop de donde acabábamos
de salir.
- Me alegro que estéis arreglando vuestras diferencias también. Alejandro es un gran
tipo y se nota a la legua que te quiere. – Ana me plantó la mano en frente de los ojos.
- Frena vaquero que si tú quieres esprintar con Laura yo quiero hacer una maratón
con Alejandro, sin prisas, todavía tengo que poner orden en mi cabeza. Eso sí, necesitaré
una habitación para esta noche en tu casa, no voy a ir a la mía.
- Sin problemas, puedes quedarte en la habitación de invitados a dormir. – Ana
sonrió.
- No la quiero para dormir, sólo para dejar la maleta, espero pasar toda la noche junto
a mi gallego atada a esa cruz que tanto me gusta. – Ana tenía la piel de gallina y no
precisamente por el frío. Seguro que imaginaba todo lo que deseaba hacer con Alberto.
Fijó la vista en mí.- Vamos, cojamos un taxi y así cambias los billetes de camino al
hotel, comamos y mientras tanto pensemos ideas para las habitaciones…
- Me parece genial, por cierto ¿Tú no tenías una amiga decoradora de interiores?
- Sí.
- ¿Y si le pides que vaya a casa con Gio y tome las medidas, podría tenerlo todo para
el lunes después de comer? Me llevaré a Laura y los niños a pasar el día al zoo, así
cuando volvamos a casa será toda una sorpresa.
- Creo que no habrá problema, Kira es una máquina y si pagas bien… - frotó los
dedos entre sí.
- Ya sabes que el dinero no es un problema y menos si mi felicidad va en juego.
Llámala y ponlo todo en marcha Ana, tengo que conseguir que vuelva a enamorarse de
mí.
- Tus palabras son órdenes jefe.
Cambié los billetes en el interior del taxi, después llamé a Gio y mantuve una conversación
larga y tendida con él, no quería que nada ni nadie se inmiscuyeran o estropeara lo mío con
Laura. Por su parte Ana lo arregló todo con Kira y le dijo que tenía carta blanca en todo, el sueño
de cualquier decorador hecho realidad.
El plan estaba en marcha y no podía fallar cada vez quedaba menos para volver a tenerla a mi
lado.
Capítulo 2 (Laura y Marco)
Me sentía tan feliz que me daba la sensación que en cualquier momento me despertaría y me
encontraría con la más cruda realidad.
Ya estaba en Barcelona rodeada de toda mi familia, con mis pequeños, con la ilusión de
iniciar una nueva relación con Marco y porque no decirlo, con la esperanza de crear la mía
propia junto a él.
Me instalé en casa de mis padres nada más llegar, Ilke y Christoff estaban en mi piso y no
quería echarles. Además el lunes iba a irme a vivir con él momentáneamente, así que eran muy
pocos días los que iba a estar con ellos. No sabía todavía cómo reaccionarían ante la noticia,
pensaban que pasaría el mes en su casa así que debería darles la noticia con sutileza, esperaba
que lo comprendieran y lo respetaran.
Por suerte contaba con el apoyo de mi abuela en el momento de dar la explicación
correspondiente.
Como era de esperar todos echaron el grito al cielo, los primeros mis padres que pasaron de
no haber conocido jamás a Marco a odiarlo profundamente con lo acontecido y ahora yo les
decía que íbamos a pasar un mes juntos para ver cómo nos iba peor, intenté explicarles qué era
para que Marco pudiera recuperar el tiempo perdido con los niños.
Tuve que relatarles todo lo sucedido, que un serie de malos entendidos nos habían llevado a
la ruptura y que yo había decidido unilateralmente no contarle nada por miedo. Vi aparecer un
montón de expresiones por sus rostros, enfado, rabia, dolor, incredulidad. Hasta ese momento mi
padre había dado por hecho que Marco no había querido saber nada de los niños, que me había
hecho un bombo y había eludido su responsabilidad, tal vez el no dar ningún tipo de explicación
lo había llevado a ese error.
- Pero hija mía, es su padre debería haber opinado al respecto por muchos problemas
que hubieran surgido entre vosotros,- vaya, la parte masculina de mi padre salió a
relucir.
- ¿Pero qué dices Carlos? Ella es la madre, ella es la que se hace responsable de esos
bebés y si ese hombre no estuvo a la altura de las circunstancias tampoco merecía saber
nada.- la indignación de mi madre era palpable y eso que yo era la niña de los ojos de
papá.
- Pero el merecía saberlo Inga, ¿o me estás diciendo que las mujeres os embarazáis
solas?
- No, obviamente que no, pero si Laura tomó esa decisión en su momento sería
porque lo creía necesario.- Mi madre se había cuadrado y estaba verdaderamente
enfadada.
- Haya paz entre vosotros dos -mi abuela intercedió-, las cosas a veces no suceden
como uno espera y sino miraos a vosotros -ambos miraron hacia el suelo ante su
regañina- .Yo he conocido a ese chico y adora a mis nietos, no apoyaría la relación si
viera que lepodía causar algún daño a Laura o a los pequeños, la realidad es que si le
hubierais visto como yo os habríais dado cuenta lo que les ama -mi madre resopló-y tú
no bufes niña, fuiste la primera en desobedecernos a tu padre y a mí largándote con ese
golfo -su dedo señalaba directamente a mi padre.
- Señora, un poco de respeto por favor, nunca he sido un golfo o por lo menos no
desde que conocí a su hija y mire que nietas más fantásticas tiene gracias a mí-era
gracioso ver titubear a mi padre frente a la férrea determinación de mi abuela.
- Sea como sea, sois los menos adecuados para meteros en su relación y si Laura ha
decidido intentarlo y formar una familia con Marco vosotros deberéis apoyarla.
- ¿Claro igual que hiciste tú con nosotros no? – mi madre aún no había podido
perdonar a la mujer que le dio la vida. El fuego azul de sus miradas cruzaba de punta a
punta del comedor. Decidí intervenir.
- Sea como sea mamá la decisión final es mía y deseo intentarlo. Me gustaría que si
en alguna ocasión os conocéis no le juzguéis precipitadamente, ambos tenemos muchas
cosas que perdonarnos el uno al otro y lo estamos intentando. Quiero ser feliz y quiero
que mis hijos cuenten con su padre.
- ¿Eso quiere decir que vas a volver a España? – Esa fue la primera frase de Ilke que
me miraba con el entrecejo fruncido desde la puerta que daba al pasillo.
- No lo sé Ilke, de momento sólo os puedo decir que voy a estar un mes en Barcelona
y que en un principio, pasado ese mes, mi trabajo me espera en Noruega. No quiero
correr ni hacer planes por el momento simplemente quiero intentarlo y que respetéis mi
decisión.
- Como si pudiéramos hacer algo al respecto, vas a hacer lo que te salga del toto-
rezongó Ilke.
- Niñas haya paz, será mejor que comamos y que nos vayamos haciendo a la idea
progresivamente, ¿no crees hija? – Allí estaba mi papi tierno.
- Claro papá, además tenía muchas ganas de estar con vosotros.
- Pffff, para los días que vas a estar.
- Ilke ya está bien, deja en paz a tu hermana y comamos como una familia, te pones
muy fea cuando protestas. – Me hizo gracia la última frase de mi padre, para él siempre
seríamos sus niñas pequeñas. A Ilke nunca le había gustado que papá la llamara fea, en
el colegio lo pasó mal en la adolescencia porque había sido muy alta y delgada, eso
había hecho que no se sintiera bonita. Por suerte esa etapa duró un abrir y cerrar de ojos.
Al parecer a los chicos no les parecía lo mismo y eso hizo que ganara confianza
brillando cada día con más fuerza.
Los ánimos se fueron relajando progresivamente en gran medida por las gracias de mis
pequeños, estaban para comérselos y fueron viajando de falda en falda para recibir una buena
dosis de mimos.
Mi hermana no hacía buena cara así que en cuanto terminamos de comer dejé a los niños con
los abuelos y me fui con Ilke a la habitación, nada más cerrar la puerta tras de mí comenzó la
batalla.
- ¡No me lo puedo creer! – caminaba como una leona enjaulada, estábamos a solas
en nuestra habitación, la que compartíamos de pequeñas que estaba intacta. Había dejado
a bestemor convenciendo a mis padres que no era una mala idea, parecía que mi padre
era el que estaba más convencido de los dos y mi madre la oposición a batir junto con
Ilke. Entendía el recelo de mi hermana, al fin y al cabo era la que estuvo a mi lado y la
única que conocía toda la verdad.
- Vamos Ilke sosiégate, Marco no tuvo toda la culpa -ella elevó los ojos al cielo-la
relación se fue al traste por parte de ambos, queremos darnos una segunda oportunidad,
deberías verle con los niños es tan dulce, atento, cariñoso…
- ¡Basta! Con tanto azúcar me están entrando arcadas. Me importa un pimiento como
se comporte con mis sobrinos, es su padre sólo faltaría que no fuera todas esas cosas que
has dicho, pero contigo es otro cantar. ¿Cómo vas a perdonar su desconfianza? Por el
amor de Dios Laura que te tuviste que ir a Noruega a parir sola y encargarte de ese par
durante seis meses, ¿dónde estuvo él?- sus ojos lanzaban llamas.
- No lo sabía Ilke, no le conté nada, no podemos saber cómo habría reaccionado por
qué no le conté nada.
- No te atrevas a defenderle, ni a disculparle -mi hermana levantaba los brazos-no se
portó bien Laura y eso es imperdonable.
- Bueno pero ahora hemos aclarado las cosas y quiero intentarlo, le amo Ilke y él me
ama a mí -ella resopló-lo siento si no lo entendéis pero necesito intentarlo y la decisión
ya está tomada. Ahora cambiemos de tema no me gusta cómo te lo estás tomando ¿qué
tal con Christoff?
- Bien-apartó la mirada y fue hacia la ventana.
- ¿Bien y ya está? – mi hermana estaba huidiza.
- Sí, bien y ya está -dijo girándose-no sé qué quieres que te cuente, es muy atento
conmigo, me quiere, nos entendemos bien y es bueno en la cama.
- Pero…-sabía que había un pero en todo aquello.
- Pero todo es demasiado perfecto, no hay fuego, es como una relación de buenos
amigos con buen sexo incluido. Tal vez sea lo que necesito, alguien que me quiera y no
que me maltrate desatando un infierno de lujuria entre nosotros.
- Pero no es lo que anhelas ¿verdad? -ella negó con la cabeza.
- ¿Entonces por qué sigues con él?
- Me ha ayudado mucho Laura, cuando estaba de bajón él siempre estuvo allí, me ha
tratado siempre muy bien, le estoy muy agradecida y ahora no sé qué hacer. Estamos
viviendo juntos y quiere que conozca a sus padres, estoy aterrorizada porque no quiero
hacerle daño, pero nuestra relación no es lo mismo para mí que para él, estoy hecha un
lío y no sé cómo parar todo esto -me acerqué a ella.
- Menudo par estamos hechas -la abracé por detrás-y seguro que quien tiene la culpa
de todo esto es un ítalo-japonés de ojos azules y cabello negro ¿no es cierto?- su cabeza
se movió afirmativamente.
- No he podido sacarlo de mi mente en todo este tiempo.
- ¿No le has vuelto a ver?
- No exactamente.- su voz había bajado de tono, tenía un cubo de rubik entre los
dedos el cual no dejaba de girar -Gio es como este cubo-dijo elevándolo a la luz-, tiene
un montón de colores y matices, mientras ves uno no sabes qué hay oculto al otro lado –
suspiró- .Coincidimos un día por la calle, aparqué entre dos coches y abrí la puerta de
golpe para salir sin darme cuenta que un hombre pasaba entre los coches hablando por
teléfono despistado. Le di una hostia de miedo, su teléfono salió disparado y yo al oír el
terrible porrazo, salí corriendo del coche. El hombre se había llevado las manos a la
cabeza…
- ¿Se encuentra bien? Ay Dios, lo siento mucho no le vi, discúlpeme, déjeme ver qué
le he hecho,- cogí sus manos tiré hacia abajo y allí estaba el rostro que me hacía gemir
en mis sueños. Su entrecejo estaba muy fruncido, no podía ser de otra manera.
- ¡Tú! -me dijo acusador-tenías que ser tú, seguro que me has visto venir y lo has
hecho adrede– Estaba perpleja mirando su rostro cuando sus palabras me sacaron de mi
ensimismamiento y la furia se apoderó de mí.
- Oh claro, te vi por el retrovisor y pensé esta es la mía voy a estamparle la puerta a
ver si así deja de ser gilipollas por el golpe -él gruñó y yo vi la sombra del golpe en su
mandíbula. Alargué la mano y se la rocé suavemente, notando una descarga eléctrica en
las yemas de los dedos, ¿era posible que ese hombre tuviera la capacidad de
electrocutarme?
Estoy segura que él también lo notó, nos quedamos allí de pie mirándonos como
imbéciles hasta que un teléfono comenzó a sonar en el suelo.
- Mierda, me había olvidado. -Giovanni se agachó y cogió el móvil- ¿Hola? ¿Señor
Tanaka? ¿Hola? ¡Mierda! Creo que se ha jodido y era una llamada muy importante -Metí
la mano en mi bolso rápidamente y le tendí mi iphone rosa cubierto por mi funda de
Svarowsky del mismo color.
- Toma el mío y llama, lo lamento mucho Gio de verdad que ha sido una
coincidencia llena de mala suerte –Su mandíbula estaba tensa y el color oscuro del golpe
iba a mayores– Allí hay un bar, por qué no vamos pido un poco de hielo para tu cara ¿y
aprovechas para llamar?–me miró un tanto escéptico, pero la llamada debía ser
realmente importante porque acabó respondiendo afirmativamente.
- Está bien, necesito hacer esa llamada como sea es muy urgente.
Después de ese momento no nos pudimos separar en todo el día, hablamos por primera vez
sin pullas, nos reímos juntos, comimos, paseamos, una cosa llevó a la otra y cuando me di cuenta
estaba en la cama con él pasando la mejor noche de mi vida, cuando me desperté por la mañana
ya no estaba, tenía una nota en la cama que decía, “Me ha encantado tu manera de disculparte,
ojalá todas las mujeres se disculparan del mismo modo. Que te vaya bien con tu novio, disculpas
aceptadas.”
- ¿Por qué tiene que ser tan soberanamente imbécil? Se portó tan bien durante el día
casi pude ver a otro hombre y era fantástico, ¿por qué después siempre se comporta
como un capullo y lo estropea todo? Te juro que vi a otro Gio, uno dominante pero dulce
y divertido a la vez.
- Por lo que me dices yo diría que quiere alejarte, tal vez no quiera ninguna relación
y tú seas su chocolate.- Ilke me miró extrañada-Si no te ve no ocurre nada, pero en
cuanto te ve eres su mayor tentación, como el chocolate para las mujeres, es verte y no
puede evitar devorarte como a un buen trozo de chocolate. Y cuando ha pasado el
atracón y ha sucumbido le entra el ataque de arrepentimiento porque no se ha comido un
trocito sino la tableta entera.- Ilke suspiró.
- Tal vez tengas razón, pero es que ese Giovanni me enloqueció fue tan atento, tan
sexy, tan erótico… el Giovanni que haría arder a cualquier mujer y que derretiría hielo
en el mismísimo polo norte.
- Tal vez por eso mismo se esconda en su caparazón de impertinencia, es tan
altamente atrayente que prefiere repeler y con su carácter de mierda. Tal vez eres su
criptonita, cuando te tiene cerca vuestra química le puede y su coraza se resquebraja.
Ahora sólo te queda decidirte, ¿quieres la relación estable que Christoff te ofrece o
quieres ir a por todas con Gio con sus luces y sus sombras? – Ilke se quedó pensativa,
dejó el cubo sobre la mesa del despacho, durante todo ese tiempo sus dedos no habían
dejado de mover sus caras, cuando lo apoyó me di cuenta que lo había resuelto, madre
mía si podía con ese maldito cubo tal vez pudiera con Gio.
- He tomado una decisión, sólo espero no equivocarme. Gracias Lauri-se dio la
vuelta y me abrazó- . Ahora vayamos con los peques a pasear, tengo tantas ganas de
achucharlos.
***********************************************************
Estábamos agotados del viaje, Gio vino al aeropuerto a buscarnos y nos llevó hasta casa. Ana
dejó todas las cosas en la habitación que le había asignado, se dio un ducha y fue a prepararse
para ir al Masquerade con él.
Gio había contactado con Breogán con la excusa de que quería preparar un evento de
Bdsm y necesitaba su ayuda en el club. Él aceptó a ir, así que Ana tenía apenas media
hora para arreglarse e irse con Giovanni.
Aproveché para hablar con él.
- Gio, necesito que todo salga bien, entiendes, tengo dos hijos con Laura y por nada
del mundo deseo que se vaya a Noruega con mis hijos y pasar a verlos una vez cada dos
fines de semana y los días que me correspondan de vacaciones –él me miraba taciturno,
no esperaba que lo comprendiera, sabía que el concepto de familia Giovanni lo tenía un
tanto alterado.
- Si lo que te preocupa son los niños, podrías pedir la custodia compartida o la
custodia total, ahora la justicia comienza a hacer sentencias que favorecen más al
hombre, además si sacamos el tema de los rumores estoy seguro que te darían a ti la
custodia –se frotaba la mandíbula.
- ¿No entiendes nada verdad? La amo, no son sólo los niños, ella siempre ha estado
en mi corazón, nunca he logrado sacarla de allí, incluso cuando creía que me había
traicionado, siempre estuvo allí. No voy a ser tan necio de volver a cagarla y dejarla
escapar. Mis hijos son un más a más, la realidad es que la quiero a ella a mi lado. Y no
quiero una vida donde no esté junto a mí en cada momento-se sacó una pelusa
imaginaria del polo azul de Ralph Lauren que llevaba.
- Tú sabrás lo que haces, yo ya he hecho mi parte, contacté con la interiorista
hicimos la visita a tu casa y comenzó a pedir cosas como una loca.
Mañana y pasado vendrá con su equipo a redecorar, pintar, poner suelos y no sé qué
más así que ya puedes prepararte, a las ocho estarán aquí. – Por sorprendente que fuera
Gio no puso pegas a que quisiera intentarlo con Laura.
- ¿Eso quiere decir que nos das tu bendición?-pregunté asombrado.
- Eso quiere decir que quiero verte feliz y si esa mujer va a lograrlo y vas a dejar de
darme por culo pues adelante, supongo que sí Marcorroni, tenéis mi bendición. Le echó
un par de ovarios largándose de aquí, criando a dos niños sola cuando nada de lo que se
decía sobre ella era cierto y me sorprendió más todavía que después de ver el dinero de
tus padres no pidiera nada a cambio. La figlia de la gran puttana de tu ex te hubiera
enchufado los mochuelos y te hubiera sacado todo el dinero posible, pero ella no lo ha
hecho, por todo ello he cambiado mi punto de vista hacia esa mujer y creo que lo vuestro
puede funcionar -Oír aquellas palabras de los labios de Gio había sido justo lo que
necesitaba, me acerqué y le abracé.
- Gracias tío, sabes que esto significa mucho para mí. – me separé y él me dio un
apretón en el hombro.
- Vamos Marcorroni, no te pongas tierno que sabes que no me gusta -podía ver el
brillo de una sonrisa en los ojos.
- Ya estoy lista ¿nos vamos? – Ana apareció en el comedor ataviada con un corpiño
negro de encaje transparente, debajo llevaba unas pinzas de libélula constriñendo sus
pezones. Una falda de cuero negra con una cremallera negra por delante abierta hasta
casi su sexo dejaba entrever el liguero que llevaba debajo sujetando las medias de red. Y
en los pies llevaba unos zapatos de plataforma con tacón de aguja y de charol azul.
- ¡Madre mía Libélula estás impresionante! –Gio la miraba apreciativamente- ¿Estás
segura que quieres jugar con el tonto de Breogán antes que probar cosas nuevas
conmigo? – Ella sonrió mientras mi hermano daba vueltas a su alrededor.
- No creo que a Breogán le gustara tu comentario -respondió altiva.
- Ya, pero ahora él no está y tú estás tremenda -Giovanni acarició su brazo, ella se
apartó como si quemara.
- No te pases ni un pelo Cicerone, gracias por tu proposición, pero tengo las cosas
muy claras.
- Una lástima,-le susurró al oído.
- Me marcho Marco, voy a llevar a esta hermosa mujer a mi guarida para que se la
folle otro, triste destino el mío. -se llevó una mano a la frente para darle dramatismo, mi
asistente le dio un golpe en el pecho y le apartó.
- Anda no seas payaso, que seguro que tendrás un montón de mujeres deseando
complacerte en las thermas, vamos.
- ¿Quieres que te de una llave? – le pregunté a Ana.
- No me hará falta, no sé a qué hora volveré o si volveré mañana… tengo muchas
cosas que hablar con Alejandro.
- Está bien, cualquier cosa que necesites llámame cuando sea y a la hora que sea-ella
asintió y me besó la mejilla.
- Gracias.
Ambos se marcharon dejándome sólo y pensando en la mujer que ocupaba todos mis
anhelos.
Me resultaba tan increíble su fortaleza, su inteligencia, su belleza y lo más importante su
capacidad de amar y perdonar. No habría vidas suficientes para que pudiera complacerla y
dedicarme a ella por entero.
Habían pasado muchas mujeres por mi vida, Sara me marcó profundamente, Alicia me ayudó
a pasar un mal momento aunque la cosa no había terminado como me hubiera gustado y Laura
esperaba que fuera la última, la definitiva, con la que iba a pasar todas mis noches y todos mis
días.
Debía estar agradecido al destino por haberla puesto allí aquella noche, lo que hizo que
pensara en Rodrigo.
Tenía que poner los puntos sobre las íes con él, estaba claro que no podía demorarlo.
Capítulo 3 (Marco)
A las seis de la mañana me desperté, fui a la cocina para desayunar, queríacargar pilas para
entrenar un rato. Me pegué la paliza de la vida y finalicé el entrenamiento haciendo unos largos
en la piscina, ducha rápida y el timbre de la entrada ya estaba sonando.
Cuando fui a abrir lno me esperaba aquella muchacha menuda vestida con mono de trabajo y
con un batallón de hombres a sus espaldas.
- Buenos días señor Steward
- Buenos días - estaba un tanto sorprendido por la energía que destilaba ese cuerpo
que no debía llegar al metro cincuenta.
- Soy Kira Martínez, su decoradora y estos caballeros son mi equipo. Si queremos
terminar a tiempo debemos ponernos ya manos a la obra, así que disculpe si le
molestamos pero no tenemos tiempo que perder, si lo queremos tener todo listo a tiempo
toca trabajar ya. – Esa fierecilla tenía determinación pintado en su cara.
- Pues adelante señorita Martínez, esta es su casa para hacer lo que desee en ella -ella
sonrió y asintió- .Vamos chicos al ataque.
Kira y su equipo se apoderaron del espacio en un abrir y cerrar de ojos, un trasiego de
muebles desapareciendo de las habitaciones y dirigiéndose al desván me hizo comprender la
magnitud de lo que estaba sucediendo.
Pronto mi casa de soltero pasaría a ser a mi casa familiar y eso me llenaba de orgullo.
Tenía que solucionar el tema de Rodrigo cogí el teléfono para ver si nos podíamos ver.
- ¿Qué pasa tío ya has vuelto?
- Sí, ya estoy aquí
- Vaya, suenas un poco serio, ¿qué pasa las noruegas están muy buenas pero son frías
en la cama? Si es que donde se ponga una buena española…-sólo con escucharle ya
sentía ganas de vomitar. Necesitaba quedar con él lo antes posible.
- ¿Puedes quedar hoy para comer? Quiero comentarte una cosa.
- Em, claro ¿estás bien?
- Luego hablamos Rod, nos vemos a las dos en el Tenedor, ahora estoy ocupado-
necesitaba calmarme y no revelar cómo me sentía antes de tiempo.
- Está bien, nos vemos a las dos.
Por suerte no sospechaba nada, la rabia me asolaba, cómo había podido ser tan necio y estar
tan ciego respecto a él. Le había cedido lo más preciado por mí y me había traicionado vilmente,
si hubiera sospechado de alguna manera que Rod y Rodrigo eran la misma persona jamás habría
aceptado compartirla con él, ni que la tocara o que la mirara si quiera.
No estaba seguro de qué iba a hacer o cómo iba a enfocar la conversación, ni siquiera estaba
seguro de poder hablar con él, una rabia apocalíptica que jamás había sospechado que pudiera
sentir se enroscaba en mis entrañas.
- Disculpe señor-un operario me miraba con un cuadro en la mano- ¿este también
quiere que lo guarde en el desván? -fijé la vista en la obra que me mostraba, hacía mucho
que no veía esa imagen. Era un cuadro de Sara, había hecho que un pintor amigo suyo
nos viera manteniendo una relación sexual para que después pintara ese cuadro, en él se
podía distinguir la mirada autoritaria de Sara que miraba al frente mientras estaba
sentada encima de mí y yo aparecía oculto devorando sus pechos.
En la obra se veía claramente quién dominaba a quien y como disfrutaba
sometiéndome a ella. Menos mal que Laura no lo había visto.
- Tírelo, o quémelo, me da lo mismo pero no quiero volver a verlo nunca -era
extraño pero no sentí rabia al verlo, sólo simple indiferencia, Sara hacía mucho que
había dejado de importarme y lo que sucedió entre nosotros quedaba en el olvido, era
Laura la que ocupaba mi mente por completo.
El operario desapareció y yo decidí estar un rato con el portátil quería planificar todo
lo que me quedaba por hacer con la Gatita e mis sueños y cómo iba a hacerlo, así que me
dispuse a trazar mi plan.
Era casi la hora de comer, Kira y su equipo me anunciaron que se marchaban y que volverían
a las cuatro. Tenía tiempo suficiente para terminar el asunto con Rod y estar en casa a tiempo.
Antes le escribí un mensaje a Laura.
- Odio cada kilómetro, cada metro, cada centímetro y cada milímetro que me separa
de ti, sólo me consuela el saber que pronto te tendré a mi lado.
Tuyo, Marco.
Por cierto ¿cómo están mis pequeños? A ellos también les extraño.
Fui al coche y conduje hasta el Tenedor, había llamado para reservar una mesa en el
reservado del restaurante, el chef era amigo mío y no me pusieron ninguna pega.
Antes de meterme dentro miré el móvil, tenía respuesta de mi Gatita.
- Es asombroso lo lejos que estás y lo cerca que te siento. Yo también tengo ganas de
estar junto a ti, más de lo que me gustaría reconocer y eso me asusta, no quiero que nos
hagamos más daño Marco, no podría soportarlo.
Tus pequeños están súper mimados por su tía, abuelos y bisabuela, pero seguro que
también te extrañan como yo.
Tuya, Laura.
Rápidamente le respondí.
- Nunca más amor, te prometo que no habrá más dolor, voy a adorarte y consentirte
hasta el fin de mis días.
Te quiero.
Había llegado la hora de poner las cosas en su sitio.
Entré en el restaurante y pregunté al maître si Rodrigo había llegado, al parecer así era, me
estaba esperando en el reservado.
Mi teléfono vibró de nuevo y lo saqué.
- Yo también te quiero.
Ese escueto mensaje era todo lo que necesitaba en aquél momento.
El tenedor era un pequeño restaurante en la zona de Gracia de Barcelona, no era un lugar
muy concurrido y tenía salones privados para grupos reducidos. Su decoración era rústica con
barriles de madera como mesas, taburetes altos con asientos de cuero envejecido y un ambiente
de taberna pero con buen gusto.
Caminé hasta el saloncito que había reservado, cogí aire y entré, allí sentado estaba Rod con
una amplia sonrisa al verme. Se levantó y vino hacia mí.
- Marco tío, estás fantástico ¿cómo ha ido por Noruega? – al ver mi expresión adusta
y que puse mi mano entre nosotros, se detuvo de golpe, me miró extrañado -¿Qué te
ocurre?
- ¿Cuándo te diste cuenta?
- ¿De qué estás hablando? –sabía que no sabía a qué me refería pero lo iba a saber en
un instante.
- Piensa Rod, o debería llamarte Rodrigo -su cara cambió al momento- ¿cuándo
supiste que era ella?-se detuvo en seco y se tocó la nuca.
- ¿Cómo lo has sabido tú? ¿Ella sabía que era yo verdad? Suponía que no habría
podido olvidar al tío que le hizo perder la virginidad.
- ¡Serás hijo de puta!-me abalancé sobre él y mi puño encontró su mandíbula-ella no
sabía nada pedazo de mierda, hasta que le dijiste quien eras y lo que supuestamente
pretendíamos hacerle juntos-mi izquierda se estrelló contra su estómago.
- Que no te engañe Marco, tu y yo somos amigos y ella sólo es una puta más,
acuérdate como se corrió mientras la follábamos, si incluso se desmayó del gusto, sigue
siendo la misma zorra de la universidad aunque ahora esté más buena. Una tía como esa
no nos puede separar, sólo sirve para follar, por muy bien que la chupe no puede estar
provocando esto – El odio que sentía por él en ese momento se multiplicó por mil.
- No la nombres nunca más me oyes -lo levanté por la pechera de la camisa-no
quiero que la nombres ni que tu sucia mente o tu sucia boca piensen o hablen de ella,
jamás tuviste que cruzarte en su camino, ni en la universidad ni ahora, ella no merecía
conocer un cabrón como tú y que le hiciera lo que le hiciste, por la Laura de la
universidad y por la Laura de ahora va esto.
A partir de ese momento no pude detenerme, golpe tras golpe liberaba toda la rabia que
sentía en mi interior, Rod intentaba protegerse e incluso golpear pero era inútil, me había
convertido en una bestia llena de odio y quería descargarlo todo en él.
Cuando dejó de moverse convertido en un amasijo me detuve.
Miré ese despojo humano que había considerado un compañero y un amigo, en él ya no
quedaba rastro de algo de eso.
- Supongo que entenderás que después de esto estás despedido. No quiero que
vuelvas a poner un pie en mi empresa, no te preocupes mi abogado se pondrá en
contacto para pagarte la indemnización correspondiente, pero óyeme bien trozo de
mierda, lárgate bien lejos porque si te veo cerca de Laura o cerca de mí, lo de hoy habrán
sido un par de caricias.
Diciendo aquello me largué sin mirar atrás,le dejé una buena propina al maître y le aconsejé
que pidiera un taxi para Rodrigo.
Me sentía nuevo, liberado, no podía cambiar el pasado pero sí el futuro.
Paré en un Mc Donald’s de camino y me comí una hamburguesa en el Mc auto, jamás una
comida como aquella me había sentado tan bien.
Cuando llegué a casa Kira y su ejército de Madelman ya me estaban esperando armados con
botes de pintura y moqueta para el suelo, les abrí y entraron como balas a trabajar. Tenía los
nudillos destrozados, me puse un poco de hielo y me serví un whisky. Tumbado en una hamaca
me relajé, pasé revisión a mi vida hasta ese momento y di gracias por todo lo que me había sido
dado. Prometí a ese Dios que mi madre insistía que había que iba a dedicarme a hacer feliz a los
que me rodeaban y sobre todo a Laura y a mis hijos, ellos eran la luz de mi vida y con ellos todo
cobraba un nuevo significado.
Me acababa de quedar sin director financiero pero no me importaba si eso significaba la
felicidad de Laura y ajustar las cuentas por ella.
Cerca de las ocho y media Kira me llamó al salón y me pidió que no mirara las habitaciones,
no le gustaba mostrar su trabajo hasta que estuviera terminado, esa mujer era como una guindilla
pero sin el cómo, verla con esos hombres que le sacaban un cuerpo entero y como los manejaba
era un espectáculo.
- Mañana vuelvo a estar aquí a las ocho y nos traeremos la comida, hay que dejar
esto listo y queda bastante trabajo por hacer. No se preocupe señor Steward
terminaremos a tiempo, nunca fallamos.
- Claro, pero por la comida no os preocupéis, yo me encargo,- ella sonrió.
- Perfecto, pero no sabe lo que dice, comemos como cosacos y si es carne mejor que
mejor. – Me hizo gracia imaginarla comiendo, parecía que se alimentara del aire con lo
delgada que era.
- Eso está hecho, hasta mañana entonces. Chicos. – todos se despidieron y me quedé
sólo, eso me hizo pensar en Ana, no había vuelto y era tarde, decidí mandarle un
mensaje.
- Imagino que todo estará ok pero por si acaso me lo puedes confirmar….
Su mensaje no se hizo de rogar
- Todo perfecto Marco, nos vemos mañana, no te preocupes por mí. Besos.
Su mensaje me tranquilizó, esperaba de veras que esos días le sirvieran para quitarse la venda
de los ojos y darse cuenta que lo suyo con su marido había terminado hacía mucho tiempo.
Alejandro era un buen hombre y la adoraba, eso se veía a la legua, sólo esperaba que Ana supiera
verlo y apostara por él. La seguridad está muy bien, pero la seguridad sin pasión es como tener
una chimenea y no encender nunca el fuego.
Al día siguiente llamé a mi madre, tenía que contarle todo lo que había sucedido y no podía
postergarlo eternamente además sabía que ella me iba a ayudar y a apoyar en todo.
Llegó con la compra, le pedí que fuera a buscar comida para alimentar a todo el regimiento
que tenía en casa y que viniera preparada para cocinar conmigo.
- Ciao Marco, come stai? – Mi madre estaba fantástica como siempre, con un
pantalón de lino estampado y una blusa de gasa en tonos tierra.
- Bene, tú estás preciosa como siempre mamma. – ella sonrió y me besó
sonoramente.
- Te veo muy bien Marco, es por el viaje o por esa nueva novia tuya…
- Tenemos que hablar de muchas cosas mamma, que tal si nos ponemos a cocinar y
te explico -levantó las cejas y caminó con las bolsas hasta la encimera.
- Soy toda oídos, pero antes ponme una copa de vino, no sé por qué creo que la voy a
necesitar – .Mi madre me conocía como pocas personas en el mundo, era curioso cómo
podía leer mi estado de ánimo sin decirle nada.
Le serví una copa, mientras ella sacaba la comida, la ponía en la nevera y se colocaba el
delantal.
- ¿Has encendido la barbacoa? – preguntó atándose el mandil.
- Por supuesto, la brasa ya está lista. – El caldo de color rojo se vertió en la copa y se
la tendí.
- Bene, pues pon a hacerse las patatas, mientras yo hago la ensalada y vienes a
contarme cuando estén puestas.
Le hice caso, era imposible no hacérselo. Las patatas era lo que más tardaba así que era
lógico comenzar por ellas. Cuando terminé de ponerlas en la parrilla, fui al lado de mi madre.
Estaba cortando el pepino cuando sin verme dijo - ¿Y bien? ¿A qué esperas? Cuéntaselo todo a
la tua mamma. –había llegado el momento de la verdad, me puse a su lado a pelar zanahorias
mientras se lo explicaba todo, bueno, todo, todo, no, algún detalle me salté. Como el trío con
Rodrigo, pero le expliqué que todo lo que me había llevado a pensar que Laura era culpable
había resultado mentira, le conté como mis inseguridades habían echado de mi lado a la mujer
que más amaba y cómo me había enterado en Noruega que era padre de dos gemelos. En ese
momento miré sus ojos, había parado de cortar y procesaba la información hasta que ese rayo la
alcanzó.
- Come? Repítemelo Marco, Nonna?
- Sí mamma, eres abuela, de un par de niños idénticos a mí.- Abrió los ojos
desmesuradamente y frunció el ceño.
- ¿Y qué haces aquí parado? Dove si trovano in Norvegia?
- No mamá, no están en Noruega.- Le expliqué que Laura y yo estábamos en plena
reconciliación, que ella no sabía dónde estaba yo ahora y que si tenía un montón de
gente remodelando mi casa es porque pensaba traerla a vivir aquí mañana. Que ella me
había dado un mes y que no iba a cesar hasta conquistarla y quitarle la absurda idea de
volver a Noruega de la cabeza.
- Muy bien hijo mío, debes insistir y conquistarla, si alguien puede lograrlo ese eres
tú, pero yo quiero conocer a mis nietos, ¿no tienes alguna foto? – Saqué mi móvil al
momento y le mostré una foto que nos sacó Ragna.
- Mio Dio Marco! Son como tú! No me extraña que los reconocieras en cuanto los
vistes, son tu viva imagen sobretodo este.- Su dedo señalaba a Markus. Yo sonreí.
- Sí, y tiene mi carácter taciturno, ese es Markus y el de al lado es Enar. – Mientras
terminamos de preparar la ensalada le expliqué la historia del nacimiento de mis gemelos
y de cómo Ragna había ayudado a Laura.
- Esa mujer es maravillosa Marco, también la quiero conocer, has de organizar un
encuentro entre las dos familias ya. Dime el día y lo organizo todo.
- No corras mamma, no quiero asustarla.
- Marco no hay tiempo que perder y por lo que me dices tenemos esa mujer en
nuestro equipo, no sufras yo me ganaré a la familia, habla mañana con Laura y fijad una
fecha para reunirnos todos, déjalo en mis manos, yo te ayudaré, Laura no va a escapar de
nuevo, lei è il tuo cuore – Mi madre me apretaba las manos.
- Gracias mamma.
- Y ahora ponte con la carne que seguro que esos hombres se están muriendo del
apetito y tienen que hacer una obra de arte para mi hija y mis nietos.
Salí fuera con la carne y la dispuse en la brasa, el aroma hizo que bajaran en manada, por
suerte mi madre ya había preparado la mesa y unos entrantes.
La comida fue fantástica y con las pilas cargadas subieron a terminar la faena de buen grado,
mi madre se marchó no sin que antes le prometiera que iba a llevarles a Laura y a los niños a
casa e iba a organizar la comida familiar.
A las ocho y media Kira vino a buscarnos para que viéramos el resultado, espléndido era
poco, esperaba que a Laura le gustara tanto como a mí.
En cuanto le pagué Ana apareció por la puerta, justo antes de que Kira se marchara, ambas se
saludaron hacía mucho que no se veían, pero la decoradora tenía prisa así que quedaron para
hacer un café en otro momento y ponerse al día.
A Ana le brillaban los ojos, hice que pasara, obviamente no iba con la ropa con la que se fue,
llevaba un vestido sencillo de manga corta y corte entallado de color nude que le favorecía
mucho.
Entró en casa y se sentó en una silla.
- ¿Y bien? – le pregunté
- Ha sido increíble Marco.- cruzó las piernas y puso las manos sobre sus rodillas.
- ¿Entonces?
- Voy a dejarle -se me formó un nudo en el estómago.
- ¿A quién? –necesitaba que ella me lo confirmara.
- ¿A quién va a ser? A mi marido -parecía horrorizada ante mi pregunta- .Sé que es
precipitado pero voy a ir a vivir conél hasta que encuentre un sitio, no puedo estar en
casa. Hoy dormiré aquí si me dejas y mañana cuando no esté mi marido haré las maletas,
sé que es de cobardes pero no puedo permitirme fallar y sé que si mi marido me pone
pucheros no lo haré, sabe cómo convencerme, le da la vuelta a todo y a mí ya no me la
va dar más. Cuando lo tenga todo fuera entonces quedaré con él y se lo diré– Ana
parecía decidida.
- Me alegro si necesitas algo -ella negó con la cabeza.
- Alejandro me acompañará. Ahora sólo necesito que me enseñes la obra de arte de
Kira, una ducha, una pizza contigo e ir a dormir que estoy molida, no hay una sola parte
del cuerpo que no me duela -entrecerró los ojos, se llevó las manos a la nuca y llevó el
cuello hacia atrás.
- No necesito que me des los detalles de tu intenso fin de semana, piensa que yo
estoy de secano y no me apetece nada saber porque tienes esa cara de el gato que se ha
comido al ratón. Así que vamos anda, veamos la maravilla de arriba y llamemos a
Telepizza que la cerveza ya la pongo yo –le tendí la mano para que se levantara.
- Vamos, que estoy segura que el ratón te lo comerás tú mañana -subimos las
escaleras hablando de lo que tenía pensado para que el día siguiente fuera inolvidable.
Capítulo 4 (Laura)
Había estado todo el fin de semana dándole vueltas a todo, cuando recibí los mensajes de
Marco por teléfono me sentí la más feliz del mundo, él me extrañaba tanto como yo a él.
Tenía tantas ganas de verle, anoche recibí el último de sus mensajes donde me pedía que
tuviera las maletas listas y que a las nueve y media estuviera lista con ropa sport y mis pequeños.
- ¿Lo tienes todo cariño? –mi madre tenía a Enar haciendo gorgojeos en sus brazos y
tirándole del pelo.
- Sí mamá todo listo.
- Sé que hemos hablado durante todo el fin de semana pero, ¿estás segura de esto
verdad?
- ¿Tú lo estabas cuando escogiste a papá por encima de tu familia?-ella suspiró se dio
la vuelta y miró por la ventana. Ese fue el momento elegido para que bestemor se
colocara a mi lado, to puse el dedo índice sobre mis labios para que escuchara, su
relación con mi madre aún no estaba al 100% y yo pretendía acelerar el proceso.
- Yo jamás te haría elegir entre nosotros y Marco, es sólo que no quiero que sufras
más todavía -movía las manos nerviosa frotándolas en la espalda de mi hijo- .En mi caso
era imposible estar segura de nada cariño, yo era muy joven, apenas le conocía, estaba
en un país extranjero y encima embarazada ¿cómo iba a estar segura de algo? –Enar le
sonrió y ella le dio un mordisquito en el cuello provocando una carcajada en él– .Lo que
tenía claro es que jamás había sentido por otro lo que sentía por tu padre y que no quería
separarme de él aunque eso no fuera lo más sensato, o lo que me pedía mi familia–su
cuerpo estaba rígido al hablar de ello- .Cuando escogí porque no me dieron otra opción
pasé mucho miedo, me sentía sola, aterrada, con dudas y sin nadie a quien poder acudir,
me sentía desamparada -intuí que un par de lágrimas resbalaban por su rostro cuando se
llevó la mano a él– ,me hubiera gustado tener a mis padres a mi lado, sobre todo a mi
madre, tu abuela María fue fabulosa pero yo la necesitaba a ella -apretaba fuertemente a
mi pequeño acongojada, nunca habíamos hablado de este tema y ahora que tenía hijos lo
veía todo desde otro prisma-solamente es que no quiero que eso te ocurra nunca a ti -la
voz de mi abuela flotó sobre mi cabeza.
- Yo también te necesité a ti cariño –Mi madre se dio la vuelta con el surco de las
lágrimas en su rostro. Bestemor también tenía los ojos llorosos y se dirigía a ella– .Fui
una necia orgullosa cariño y estúpida, perdóname. En aquel momento sentí que le
anteponías a nosotros y que habíamos pasado a un segundo plano por un calentón de
verano y que no nos necesitabas. Pensé que no conocía a la niña que había criado y que
si le preferías a nosotros es que no nos querías a tu lado –mi abuela se frotaba las manos
entre sí-pretendí que fuera un escarmiento para que después volvieras con el rabo entre
las piernas pero se nos fue de las manos, no fue así, nunca volviste.
- Pero la realidad no era esa mamma, yo te extrañaba muchísimo pero no podía irme
del lado del hombre al que amaba y que era el padre de mi bebé –bestemor se acercó a
ella y yo también, tendí los brazos para coger a Enarque sonreía mostrándome su hoyito.
- Estaba equivocada Inga y no sabes lo mucho que me he arrepentido todos estos
años pero no supe cómo arreglar las cosas después, ni cómo decirte que me había
equivocado. Lo lamento tanto datter –mi madre abrió los brazos y bestemor se lanzó a
ellos. Ambas reían y lloraban a la vez. Necesitaban ese abrazo sanador que cicatrizara
todas las heridas que aún seguían abiertas entre ellas. Ilke se puso a mi lado con Markus
y pasó un brazo sobre mis hombros, era reconfortante.
- Por fin parece que ese par de tozudas se están arreglando ¿no? –yo asentí-pues ya
era hora– el timbre sonó.
- Ese debe de ser Marco –anuncié. Mi madre y mi abuela se separaron y se
enjuagaron las lágrimas– por favor mamá dale una oportunidad –ella me miró con todo
el amor del mundo y asintió. Ilke fue a abrir y en apenas dos minutos Marco estaba en la
puerta y era conducido a la cocina por mi hermana. Cuando entró ya tenía a Markus en
los brazos y este estaba la mar de relajado y contento.
- Buenos días a todas, nunca había visto a tanta mujer bella en una cocina. – todas
sonreímos.
- Anda no pretendas ganar puntos siendo adulador italiano-Ilke le empujó con su
dedo índice y Marco le sonrió. Mi madre le susurró a la abuela.
- Ahora lo entiendo todo -lo miraba de arriba abajo admirativamente y yo la reñí con
la mirada.
- Aunque si me lo permitís, no puedo evitar besar a la que tiene preso a mi corazón y
a la que he extrañado tanto estos días -esa declaración abierta y sin pudor me aceleró el
corazón, se acercó a mí y me dio un dulce beso en los labios que me derritió por dentro.
Pude oír suspiros femeninos a mis espaldas. Mi corazón golpeaba enfebrecido, tan fuerte
y tan rápido que creí que todas podrían oírlo. Cuando terminó abandonó mis labios, besó
a nuestros hijos con mucho cariño y se volteó hacia donde estaba mi madre con mi
abuela.
- Ven aquí muchacho o es que no piensas saludarme -bestemor estaba con los brazos
en jarras.
- Por supuesto, cómo iba a olvidarme de la responsable de que todas ellas estén aquí
–fue a por mi abuela y la apretó entre sus brazos dándole una vuelta ante la
estupefacción del Ilke y mamá. La abuela reía y cuando la bajó al suelo estaba
ruborizada.
- Ay muchacho si yo te hubiera conocido en mi juventud, eres tan parecido a mi
difunto marido –todas nos miramos sorprendidas el abuelo era un noruego de casi dos
metros rubio y de ojos de color azul marino, se parecía a marco en la punta del…- deja
que te presente a mi hija y la madre de Laura. Inga saluda al muchacho de Ásynju -
Marco demudó su expresión a una más solemne y tomó la mano de mi madre para
depositar un beso en sus nudillos.
- Estoy encantado de conocerla señora y le estoy muy agradecido porque permita a
Laura y a los niños venir este mes a vivir conmigo. Sé lo difícil que debe resultarle pero
le prometo que no le decepcionaré, voy a hacerla feliz y se lo voy a demostrar día sí y
día también –mi madre no se allanó frente a sus palabras.
- Ya-esa era la Inga dura-mira Marco sólo voy a decirte una cosa y no soy mujer de
decir este tipo de cosas pero como vuelvas a hacerle daño voy a cortarte las pelotas –
Marco se puso rígido ante la delicada frase de mi madre, Ilke soltó una carcajada y mi
abuela agitó la cabeza -Dicho lo cual, espero que no derrame una sola lágrima más por tu
culpa y que a partir de ahora hagas las cosas mejor de lo que las has estado haciendo
hasta el momento. Todos merecemos una segunda oportunidad y si Laura te la da yo
también, pero te advierto que no habrá una tercera-Marco curvó sus labios y la miro con
solemnidad.
- Entendido señora, nose preocupe -dijo Marco solemne-prometo no decepcionarla y
hacer todo lo que esté en mi mano para que nada de eso suceda, no voy a desaprovechar
esta oportunidad que se me brinda de ninguna manera – se llevó la mano a la entrepierna
ante mi mirada incrédula-además tengo que proteger las joyas de la corona si quiero
darle un par de nietecitas tan preciosas como Laura que pongan firmes a estos guerreros
–elevé los ojos al techo.
- ¡Eso eso! –gritó la abuela-vosotros arreglaros y dadme más biznietos que con lo
guapos que os salen no debéis parar de fabricar.
- ¡Bestemor! –exclamé roja como un tomate, la expresión de mi madre era divertida.
- Ahora ya puedes dejar de llamarme de usted que me haces sentir más mayor de lo
que soy y relájate no voy a comerte.
- Por un momento lo he pensado -la postura de Marco cambió Ya no estaba tan
agarrotado y a la defensiva- .Por cierto mis padres quieren invitar a toda tu familia a
comer a su casa e insisten que sea esta semana ¿qué día os va bien? Mi madre está loca
por conocer a los niños y a vosotros, claro –Nos miramos entre todas y mamá fue la que
habló.
- Pasado mañana si te va bien, mi marido libra los miércoles así que es el mejor día.
- De acuerdo, pues, se lo diré a mi madre -se volvió hacia mí-será mejor que nos
marchemos sino se nos echará el tiempo encima.
- Claro, vamos. – Me despedí de la abuela y mamá, Ilke y yo bajamos a los niños y
Marco las maletas. Una vez en la calle mi hermana se dirigió a Marco.
- Ya has oído a mi madre, como la hagas sufrir ya puedes echar a correr espagueti
por qué no te lo vamos a perdonar de nuevo, ¿me oyes?
- Alto y claro preciosa -besó la mejilla de mi hermana mientras yo metía a los niños-
la amo Ilke y voy a hacerla feliz, te lo juro.
- ¡Más te vale! Creo que los hombres en tu familia no tienen muy claro el concepto
de amor y de relación.
- Si hablas de Gio sólo puedo decirte que no somos hermanos de sangre, somos muy
diferentes, él es desconfiado por naturaleza tiene una coraza impenetrable que es muy
difícil de romper. Cuanto más lejos estés de él mejor para ti, Gio no está preparado para
lo que tú buscas, de verdad -pude ver el brillo del desafío en los ojos de mi hermana,
sabía que aunque lo negara ella seguía esperando a Giovanni.
- Bueno, pasadlo bien y recuerda que te tendré vigilado, por cierto ¿el miércoles
puedo ir con Christoff?-Vaya eso sí que no lo esperaba, sacaba el escudo protector.
- Claro, ¿forma parte de la familia no? Tráelo sin problema, si a alguien le molesta
será su problema -le guiñó el ojo a Ilke y se metió en el coche.
Yo fui hacia ella y la abracé fuertemente.
- Te quiero pequeñaja, nos vemos el miércoles, ¿estás segura de traer a Thor?
- Sé lo que te dije Laura y también sé que no puedo seguir con la farsa por más
tiempo pero el miércoles le necesito para no caer de nuevo, ya sabes lo que sucede
cuando le tengo cerca…-asentí y le acaricié la mejilla.
- No voy a ser yo quien te juzgue, haz lo que tengas que hacer Ilke –la besé y
achuché fuertemente.
- Hasta el miércoles Lauri, si necesitas que vaya a buscarte llámame a la hora que sea
–mi hermana se preocupaba por nosotros y eso me enternecía.
- Espero que no sea necesario -me metí en el coche y la saludé a través del cristal.
No había ido tan mal después de todo, estaba sentada a su lado y no podía dejar de pensar en
lo guapo que estaba, llevaba unas bermudas azul marino y un polo blanco que realzaba el color
moreno de su piel, cuando apareció por la puerta tuve una necesidad inhumana de lanzarme
contra él y besar sus labios hasta que dijera basta o hasta que me llevara a la habitación más
cercana. <Céntrate Laura>, pensé.
- ¿Estás bien?
- Sí, sólo un poco nerviosa me siento como si fuera nuestra primera cita. –pude ver
su sonrisa ladeada.
- Créeme cariño, esta no es ni va a ser nuestra primera cita, para esa tengo otras cosas
planeadas -sus ojos me hablaban de promesas que me ponían la piel de gallina y los
pezones de punta– .Esta es nuestra primera salida familiar y con ella sólo espero
sorprenderte un poquito. Sacó la mano del cambio de marchas y la colocó en mi muslo
dándome un caluroso apretón. Sabía que la intención era reconfortarme pero lo único
que logró fue que me enervara al sentir su mano sobre la carne desnuda de mi muslo,
instintivamente las apreté las piernas apresando sus dedos entre ellas, él contuvo la
respiración por un momento y comenzó a acariciar la suave piel que encontraba a su
paso, mordí mis labios y resollé frente a tan íntimo contacto, Marco no se detuvo y
siguió con sus caricias subiendo cada vez más su mano, había llegado al límite de mis
pantalones cortos, un poco más y estaría dentro de ellos.
- MICCCCCCC-un coche tocó el claxon sobresaltándonos, Marco retiró su mano
que volvió al cambio de marchas dejándome triste por su ausencia y rompiendo la magia
del momento.
- Si es que es tocarte y me desconcentro, será mejor que no me tientes Gatita o no
llegaremos nunca -¿tentarle? Lo que quería era ¡follarle! Intenté calmarme, con un poco
de suerte eso vendría después, anhelaba la intimidad con Marco, necesitaba sentir que
éramos uno y con el sexo siempre sucedía.
Volver a ver las calles de mi ciudad me llenó de nostalgia, no sabía cuánto la había extrañado
hasta que no volví a sentir su calor, sus edificios modernistas, las calles atestadas de gente riendo
y por su puesto a mi familia.
- Estamos a punto de llegar -miré por la ventanilla, estábamos por la zona de la
estación de Francia, calles amplias eran bordeadas por otras más estrechas que daban
inicio al barrio gótico de Barcelona repleto de bares para comer y tiendas con encanto,
atesoraba grandes recuerdos en esa zona de la ciudad, mi padre solía llevarnos al parque
de la ciudadela a pasear en barca cuando éramos pequeñas y después hacíamos un
picnic, fueron momentos muy felices en familia, justamente allí aprendí a montar en bici.
Marco aparcó en el parking del Zoo de Barcelona, yo abrí los ojos y le miré, él me sonrió
como un niño feliz que ha planeado la sorpresa perfecta.
- ¿Vamos al Zoo? Me encantaba ese sitio de niña.
- Correcto, estoy convencido que a mis peques les va a encantar ver ese montón de
animales -vaya eso sí que no lo esperaba.
- Sí, yo también lo creo.
- ¿Vamos entonces? – sacudí la cabeza afirmativamente, claro que íbamos a ir,
además hacía un día precioso para pasear y ver animales.
Sacamos a los niños y los montamos en el cochecito, al principio protestaron porque su padre
los tomó a ambos y comenzó a besuquearlos. Esa escena me enterneció como ninguna otra, ver
como Marco los adoraba y ellos reían me alcanzó en mi fuero más íntimo. Ambos llenaban de
babas a su padre y le tironeaban del pelo pero a este no parecía importarle, sólo tenía sonrisas y
arrumacos para ese par de bribones. Aquellos eran los hombres de mi vida y no necesitaba más
para ser feliz.
Finalmente pudimos sentarnos y fuimos hacia la entrada, al ser un día entre semana no estaba
atestado de gente.
Nos dieron un mapa con la programación y nos pusimos a pasear como cualquier familia de
las que estaban en el parque. Marco estuvo en todo momento muy atento, les mostraba a los
pequeños los, monos, las jirafas, los hipopótamos, los leones, persiguió un pavo real para deleite
de los gemelos, fuimos a ver el espectáculo de los delfines y los pingüinos, así que a la hora de
comer estábamos reventados a caminar.
- ¿Comemos? ¿Tienes hambre?-las manos de Marco estaban en mis hombros
masajeándome mientras veíamos las tortugas en el terrario.
- Mmmmm –ronroneé tenía unas manos increíbles tan fuertes y suaves a la vez-tengo
hambre pero si sigues así creo que paso de comer –pude sentir su sonrisa en mi cuello
cuando su boca lo alcanzó y comenzó a mordisquearlo, me apretó contra su cuerpo y su
firme erección se confinó contra mi trasero. Eso disparó mi libido y automáticamente me
froté contra él.
- Shhhhh, Gatita mala, no hagas eso o las serpientes del terrario van a quedar

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