Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 TEMA 1. Las personas adultas mayores en México 1.1. Conceptualización y caracterización de la vejez y las PAM. La vejez no es una etapa del desarrollo pues varía en función de la edad, la cual es relativa, “no a los cambios biológicos exclusivamente, sino también a las percepciones y representaciones que se le atribuyen” (CNDH, 2019:16), es pues una construcción social y por tanto cada sociedad la define de determinada manera y no corresponde con los procesos de envejecimiento fisiológico (Colom, 1999). Asimismo, es un proceso individual y por tanto diferencial en cada persona. De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres, Inmujeres (2015), los signos que determinan el envejecimiento son: En relación con lo anterior el estudio Envejecimiento demográfico en México: retos y perspectivas realizado por el Consejo Nacional de Población, Conapo (1999) señala que “la edad cronológica está perfectamente definida sin ambigüedades, no Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 es así respecto a la condición de vejez y sus distintas implicaciones sociales, económicas, psicológicas y culturales, cuestiones que son las que realmente cuentan en la problematización del envejecimiento”. Por lo tanto se debe considerar la heterogeneidad geográfica, social, económica y cultural del país. Asimismo, la salud, la situación económica y el bienestar en la vejez son fenómenos sociales y por tanto diferenciados según la clase socioeconómica, la cultura y la región a la que se pertenezca. La vejez no representa por tanto un conflicto per se para las personas, no obstante, “se convierte en un problema al relacionarse con pobreza, enfermedad, discapacidad y aislamiento social” (Conapo, 1999). Y al entrecruzarse las diferentes condiciones sociales como son la clase social, la etnia, el género, se puede reforzar la desigualdad y su situación de vulnerabilidad. Asimismo, es importante tener presentes las diferencias en los rangos de edad de esta población ya que las necesidades de las personas mayores de 60 y 70 años no son las mismas que las de mayores de 80 años, así como considerar la diversidad en los estados de salud y funcionales que presentan ya que es posible que personas mayores de 80 años tengan capacidades físicas y mentales similares a las de 20 años, y que personas de 60 o 70 años requieran de la ayuda de otras para realizar sus actividades básicas (OMS, 2015). Para su inclusión en las políticas públicas, en términos legales y por tanto en materia de protección de sus derechos, las personas adultas mayores (PAM) son aquellas que cuentan con 60 años o más de edad (LDPAM, 2002). De acuerdo con los indicadores del Consejo Nacional de Población (Conapo), se estima que para 2050, habitarán en el país cerca de 150,837,517 personas, de las cuales el 21.5% (32.4 millones) tendrá 60 años y más, 56.1% mujeres y 43.9% hombres, con una esperanza de vida para las mujeres de 81.60 años y para los hombres de 77.34 años (CNDH, 2019). Actualmente, de acuerdo con los datos emitidos por el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores INAPAM, 2020, la esperanza de vida es de 75 años en promedio correspondiendo a 78 años para mujeres y 73 para varones. Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 La generación de políticas públicas destinadas a esta población, entre éstas las referentes a la atención a la salud, implicará un gran reto para el Estado mexicano, debido a la tendencia al envejecimiento de la población y a los cambios en la pirámide poblacional con la consecuente reducción de la población económicamente activa, así como al impacto que este cambio tendrá en lo financiero, en la infraestructura y en el capital humano (CNDH, 2019). Y sobre todo, debido a la situación de pobreza en que se encuentra gran parte de esta población, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares, ENIGH, en 2012 había 8.6 millones de personas de 65 años y más, de las cuales 45.8% se encontraba en situación de pobreza y 3.1 millones eran atendidas por el programa federal 70 y más (Inmujeres, 2015). Cabe decir además que el mayor porcentaje de las PAM en situación de pobreza, incluyendo la pobreza extrema se concentran en las comunidades rurales, así en 2014, mientras que el 38% de la PAM urbanas se encontraba en situación de pobreza, en las localidades rurales el porcentaje ascendía a 60.7% (Sedesol, 2017). Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 Se ha señalado que la experiencia en torno a la vejez depende de las condiciones sociales de las personas. Por lo que toca al género, no se envejece igual siendo mujer que siendo hombre. De acuerdo con Anna Freixas: “La diferencia cronológica de acontecimientos vitales entre unos y otras debe ser tenida en cuenta […], entre otras cosas porque el ciclo vital de las mujeres incluye muchas variables posibles que no se presentan habitualmente en la de los hombres y, con ello, importantes fuentes de posible dependencia, inseguridad y sacrifico. La diferente implicación en el mundo público y en el mundo privado supone sentidos de la vida completamente diferentes, por lo que el curso de las relaciones ejerce una mayor presión en el desarrollo de las mujeres que la edad cronológica” (1997:33). Freixas (1997) destaca que en el caso de los hombres el proceso de envejecimiento es más lineal que en el caso de las mujeres y está más apegado a la edad cronológica; en las mujeres, la vejez se ve determinada por el desempeño de roles con diferentes niveles de temporalización y compromiso, y que por tanto el rol de esposa, madre y trabajadora adquiere distintos significados de acuerdo con su ciclo de vida. Asimismo, teniendo como uno de sus sustentos la teoría del ciclo vital, enfatiza la diversidad en las experiencias y la consideración de que las personas se enfrentan a situaciones variables y plurales. Esquema 1. Proceso de envejecimiento Hombres Mujeres El proceso de envejecimiento es más lineal El proceso de envejecimiento está más apegado a la edad cronológica y el desempeño de roles. Experiencias y situaciones variables en el ciclo de vida Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 Dados los cambios sociales que se van produciendo en torno al género y la edad, para muchas mujeres que durante toda su vida estuvieron al cuidado de otros, la salida de las y los hijos del espacio familiar puede significarles alivio, así como tiempo y espacio para sí mismas, lo anterior sirve como ejemplo para dar cuenta de la diversidad en la experiencia de las mujeres, y por tanto para dejar de ver y tener como principal o única problemática en las mujeres adultas mayores, la vivencia del síndrome del nido vacío (Freixas, 1997). Aunque esto no niega el hecho de que hay mujeres en las que está más arraigado el “ser para otros”, y en las que por tanto el dejar de cuidar a las y los hijos significa una gran pérdida, que les genera sentimientos de vacío y falta de sentido de la existencia y que puede redundar en depresión y otros malestares como el alcoholismo. Y, si bien no todas las mujeres adultas mayores viven esta situación, es algo que genéricamente las caracteriza debido a la reproducción de roles de género como haberse dedicado exclusivamente al cuidado de su familia, a la realización de tareas domésticas, así como, a las consecuencias del sexismo en las familias y la sociedad, con su exclusión de la educación por privilegiar la de los varones, motivos por los cuales vieron reducidas sus posibilidades de acceder al trabajo remunerado, significándoles no contar con una pensión o carecer de acceso a la seguridad pública (Inmujeres, 2015). De acuerdo con el Instituto Nacional de las MujeresAtención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 (2015) sólo el 8.7% de las mujeres adultas mayores está pensionada o jubilada o recibe pensión por viudez, a diferencia de una cuarta parte en el caso de los hombres. Asimismo, por su condición de género y debido a la sobrevaloración de la juventud, se propicia en las mujeres el miedo a envejecer y en ese sentido no prevén contar con una seguridad financiera, como tampoco las redes en quienes pueden apoyarse para recibir los cuidados que necesitarán, pues consideran que serán cuidadas por sus familias durante su vejez y muchas veces no es así (Freixas, 1997). Por otra parte, de acuerdo con Anna Freixas (1997), al asociar la vejez de las mujeres con la menopausia y en el caso de los hombres, con la jubilación, lo que se está haciendo es reproducir los roles de género más profundamente patriarcales, reduciendo la sexualidad de las mujeres a un tema de reproducción, sexo y maternidad y subrayando la asignación de los hombres al mundo público. En relación con lo anterior, no se niegan los efectos que la menopausia acarrea en la corporalidad de las mujeres, ya que a este hecho se atribuye una tendencia en ellas a la disminución de la masa ósea, sino que se subraya cómo la visión heteronormativa asocia la vejez en las mujeres con el hecho de no cumplir más con su papel reproductivo, reduciendo así la sexualidad a la procreación. Así pues, es importante mencionar la invisibilización que de manera general se hace de la sexualidad de las personas adultas mayores y principalmente de las mujeres, ya que si bien en los hombres puede llegar a ser vista como algo criticable o inmoral, no se niega su existencia, mientras que en las mujeres es algo que pasa por inexistente. Pero sobre todo es importante atender la forma en que las personas adultas mayores muchas veces cancelan por sí mismas este aspecto de su vida al hacerse eco de las representaciones sociales que invisibilizan o castigan toda sexualidad que salga de lo socialmente aceptable, sexualidades jóvenes, heteronormativas. Cabe decir que diversos estudios señalan que la Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 actividad sexual en las personas adultas mayores depende de: su buen estado de salud física y mental, la existencia de un compañero o compañera, y la historia sexual previa (Llanes, 2013). Otras representaciones alrededor de la vejez la asocian con enfermedad, ineficiencia, lentitud y poca productividad que en conjunto conducen a estereotipos equivocados de decadencia. Lo anterior convierte a las personas en objeto de abandono, maltrato, exclusión y discriminación (Conapred, s.f.). De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación, ENADID (2017), el 17.0% de las personas adultas mayores refirió haber vivido al menos una experiencia de discriminación en los últimos cinco años tales como: rechazo o exclusión de actividades sociales, le hicieron sentir o miraron de manera incómoda, la insultaron, se burlaron o le dijeron cosas que le molestaran; la amenazaron, empujaron o jalonearon; la obligaron a salir de su comunidad. Respecto a los efectos que los estereotipos negativos y la discriminación por motivos de edad tienen en las personas, el Informe Mundial sobre el Envejecimiento y la Salud (OMS, 2015) es tajante al señalar que existen pruebas de que la discriminación por motivos de edad provoca menores niveles de autonomía, menor productividad y mayor estrés cardiovascular. Respecto a la violencia de la cual llegan a ser objeto las PAM, es importante mencionar que el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores, INAPAM, señala que en 2011 en la Ciudad de México se cuantificaron más de 2475 denuncias por golpes, violencia verbal y despojo, lo cual, de acuerdo con la Subprocuraduría de Atención a Víctimas del Delito y Servicios a la Comunidad de la entonces PGJDF se podría multiplicar por diez si se considera que por temor o desconocimiento de las leyes sólo se denuncia una de cada 10 agresiones o despojos patrimoniales (Rebolledo, 2013). Las PAM son una de las poblaciones cuya condición de edad las pone en una situación en que pueden estar mayormente expuestas a vivir violencia en la familia sobre todo cuando hay un deterioro físico y mental que las incapacita para seguir siendo autosuficientes e independientes. Respecto a lo anterior es importante mencionar que de acuerdo con Salinas y colaboradores (s.f.) el 27% de las PAM Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 sufre alguna discapacidad y el 60% una discapacidad permanente. Esta situación puede agravarse en el caso de las PAM que viven solas y que necesitan cuidados. Existen diferentes tipos de maltrato a las personas adultas mayores y es frecuente que no se presente un sólo tipo de abuso, por lo tanto las PAM pueden ser objeto de violencia física, vivir maltrato verbal, descuidos en la alimentación, en la procuración de sus cuidados médicos, abandono emocional y financiero, falta de atención, amenazas, intimidación, tanto por parte de las y los hijos como por otras personas integrantes de la familia. Esquema 2. Tipos de violencia hacia las PAM De acuerdo con la OMS, los tipos más comunes del maltrato que vive esta población son: el maltrato físico (prevalencia de 0.2% al 4.9%), el abuso sexual (0.4% al 0.82%), el maltrato emocional (0.7% al 6.3%), el abuso financiero (1.0% al 9.2%) y la negligencia (0.2% al 5.5%). Cabe mencionar que son las mujeres quienes particularmente viven maltrato en su vejez, sobre todo las que presentan alguna discapacidad física, dependen de cuidados, se encuentran en mal estado de salud física o mental, tienen ingresos bajos o carecen de apoyo social (OMS, 2015). Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 Gráfico 2. Frecuencia por tipo de maltrato hacia PAM El maltrato a personas mayores, al igual que en los otros tipos de violencia en la familia, se produce por la existencia de diversos factores de riesgo y la ausencia de factores de protección. Dentro de estos factores podemos considerar los que son propios de la persona, el entorno (cuidador responsable-principal, familia, residencia) y de la sociedad. (Ver Tabla 1) Es importante mencionar que son las mujeres quienes padecen enfermedades incapacitantes más graves y por más largo tiempo, 3 de cada 10 adultas mayores tiene dificultades para realizar alguna tarea de la vida diaria como: comer, bañarse, Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 caminar, preparar o comprar alimentos, entre otras, frente a 2 de cada 10 hombres (Inmujeres, 2015). Asimismo, las PAM presentan porcentajes importantes de padecimientos mentales, los cuales pueden ser incapacitantes. Por ejemplo, 17.6% presenta síntomas depresivos significativos, 22.1% de las mujeres y 12.5% de los hombres; 7.3% presenta deterioro cognitivo, 8.3% de las mujeres y 6.3% de los hombres y 7.9% sufre demencia, 9.1% de las mujeres y 6.9% de los hombres (Inmujeres, 2015). Cabe decir que las alteraciones de la salud mental son responsables del 31% de los años de vida perdidos por discapacidad y que la demencia es la primera causa de discapacidad para las PAM. Gráfico 3. Tipo de enfermedad por género en las PAM Por otra parte, un 26.9% de las PAM presentó dificultad para realizar al menos una actividad básica de la vida diaria (ABVD), es decir, actividades como comer, ir al baño, asearse, vestirse y caminar: 29.6% de las mujeres y 23.8% de los hombres. Mientras que 24.6% de las PAM tuvo dificultades para realizar al menos una actividad instrumental de la vida diaria (AIVD), 28.4% mujeres y 20.3% de los hombres, estas son actividades que permiten a la persona adaptarse a su entorno y mantener una independencia en la comunidad, entre ellas se encuentran: usar el Atencióna personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 teléfono, hacer compras, cocinar, limpiar la casa, utilizar el transporte, administrar adecuadamente los medicamentos (Inmujeres, 2015). Gráfico 4. Tipo de actividad básica diaria (ABVD) por género en las PAM Ahora bien, como se ha mencionado, las formas en que se vive la vejez depende de cómo llegan a esta edad las personas de acuerdo con sus condiciones sociales y situaciones de vida, por lo que si bien las hay funcionales e independientes, la mayoría de ellas, sobre todo en edades muy avanzadas, llegan a ver disminuidas sus facultades físicas, y en ocasiones también mentales, lo cual las deja en situación de desventaja respecto a otras. En relación con lo anterior es importante decir que un 25.3% de las PAM necesita que alguna persona de su hogar le provea cuidados, 27.8% de las mujeres y 22.5% de los hombres, y esta necesidad se incrementa cuando aumenta la edad (Inmujeres, 2015). Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 1.2 Mujeres y hombres adultos mayores frente al COVID-19 De acuerdo con información de la OMS, si bien todas las personas somos susceptibles de ser contagiadas de COVID-19, el riesgo de enfermedad aumenta con la edad a partir de los 40 años, siendo las personas adultas mayores quienes tienen un riesgo mayor de morir, esto debido a que pueden presentar condiciones de salud que hacen más difícil su recuperación una vez que han contraído el virus, como son: tener enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias y diabetes. El National Institute on Drug Abuse (2020), refiere hasta el día de hoy las muertes por COVID-19 se concentran en las PAM, debido a que muchas de ellas tienen problemas de salud crónicos en el que el compromiso de la función pulmonar o enfermedades respiratorias relacionadas con el tabaquismo como el EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) de estas personas pueden ponerlas en riesgo de sufrir complicaciones graves. Ante dicha condición, los gobiernos de todo el mundo han implementado políticas de atención a la pandemia que ponen a las PAM como uno de los principales grupos de riesgo, de tal manera que se promueve su confinamiento y cuidado por parte de la sociedad. Sin embargo, como lo señala la propia OMS, no solo las condiciones de salud y el envejecimiento ponen en peligro a las PAM. La soledad como emoción y el aislamiento como condición estructural en la que viven muchas de ellas juegan un papel importante frente a su capacidad de responder a la enfermedad. De ahí que la institución insista en que las PAM sean protegidas del COVID-19 sin estar aisladas o puestas en una situación de mayor vulnerabilidad. Esto implica que, sobre todo aquellas personas que viven solas reciban visitas, planifiquen el suministro de medicamentos y alimentos, salgan de forma segura en público y se Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 mantengan conectadas a través de llamadas telefónicas u otros medios. Es esencial además que reciban el apoyo de sus comunidades durante la pandemia. Es importante mencionar que de acuerdo con la OEA, las mujeres adultas mayores presentan un particular riesgo de mortalidad y morbilidad ante el COVID-19 pues el riesgo se incrementa en situaciones en que las mujeres no pueden aislarse por sus propias responsabilidades de cuidado (OEA/CIM, 2020a). Así pues, hay un llamado de parte de la OMS que ante los efectos de la pandemia se protejan los derechos humanos de las PAM, como uno de los grupos más vulnerables, principalmente de quienes viven solas, en instituciones o en comunidades de bajos ingresos que tienen acceso desigual a la atención médica, que están en situación de subempleo y sin protección social (Huenchuan, 2020). Por otra parte, no obstante la intención de prevenir que las PAM contraigan COVID- 19, la pandemia y el confinamiento como política preventiva han puesto a este grupo poblacional en una situación en que si bien se procura proteger su vida y salud, en aquellas poblaciones más pobres y sin seguridad social es una tarea difícil de cumplir. Con el confinamiento y la distancia social generada por éste, las PAM se enfrentan al hecho de que debido no sólo a su condición etaria sino a la intersección de condiciones, sus situaciones de vida puedan verse agravadas y con ello también su salud física y mental. En este sentido, el confinamiento plantea una paradoja para la salud y bienestar de las PAM pues se ven afectadas todas las esferas de sus vidas. Por ejemplo, se pueden mencionar situaciones con afectaciones que van desde repercusiones en su estado de salud física con la reducción de movilidad, ocasionando en las personas de mayor edad el deterioro corporal al modificar sus itinerarios cotidianos y dejar de caminar, o bien pasar demasiado tiempo viendo televisión, hasta los Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 casos en que se presenta una afectación a su estado emocional, poniendo en riesgo su salud mental. En relación con lo anterior, se pueden mencionar diversas situaciones que es importante tener presentes respecto a las PAM. En el caso de aquellas personas que siguen siendo económicamente activas, no sólo por una cuestión de generar recursos, para muchas de ellas el hecho de haber sido separadas de sus trabajos, las pone en una situación que sumada al mensaje de fragilidad y vulnerabilidad a la enfermedad, puede estar afectando su ánimo y apreciación de sí mismas como productivas e incluso poner en cuestión el sentido de sus vidas, lo cual tiene efectos en su salud mental. De acuerdo con Carlos Robledo (2020), el trabajo “siempre pone a prueba la subjetividad”, la cual, derivada de éste, “puede salir desarrollada, exaltada o, por el contrario disminuida y mortificada” (p. 190). Más allá de su función económica cumple con funciones sociales como “proveer de un nivel de actividad, ampliar el campo de relaciones más allá de la familia, la estructuración del tiempo y las rutinas diarias y socioculturales”, y en términos psicodinámicos “permite construir un identidad social e individual”, permite a la persona construir una buena imagen de sí misma. Por lo tanto, y sabiendo que dadas las condiciones de algunas personas adultas mayores, los efectos de la suspensión laboral pueden ser considerables en lo que se refiere a su estado anímico pero también físico. Por otra parte, sabemos además que las PAM, mujeres y hombres, tanto aquellas que se han jubilado o pensionado, como quienes han dedicado su vida al hogar, en Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 este caso principalmente las mujeres adultas mayores, emplean gran parte de su tiempo al cuidado de sus nietas o nietos. De acuerdo con el Estudio Nacional de Salud y Envejecimiento en México, ENASEM, 2012 (Inmujeres, 2015), las PAM que realizan trabajo de cuidados a niñas y niños menores de edad, el 80.8% son mujeres y 19.2% son hombres. Cabe decir que lo anterior les implica trabajo, el cual la mayoría de las veces no es remunerado, pero también les proporciona cercanía con quienes mantienen relaciones afectivas muy fuertes, la cual al verse limitada por la distancia social que conlleva el aislamiento, como en el caso de aquellas PAM que viven en espacios diferentes a los habitados por sus hijas e hijos y por lo tanto lejos de sus nietas y nietos, puede ser un factor de depresión, sobre todo cuando no cuentan con medios alternativos para estar en contacto como el teléfono o desconocen el uso de tecnologías que puedan acercarlos de manera virtual y facilitar así la comunicación con sus familias. Por supuesto, los lazos afectivos incluyen no sólo a las y los nietos, sino en primera instancia a las hijas e hijos cuando se los tiene, de quienes pueden experimentar sentimientos de abandonoal no verlos, pero también están los vínculos de amistad que las PAM sostienen, los cuales son fundamentales para su bienestar. Al respecto, María Galeano (2020) señala que el confinamiento prolongado y riguroso para las PAM, fragmenta y debilita sus redes de apoyo y círculos de cuidado. Cabe decir que hay evidencias de que el aislamiento social ocasionado por el COVID-19 para algunas de las personas adultas mayores ha traído consigo el desarrollo de síntomas siquiátricos como son: depresión, ansiedad y síntomas de angustia postraumática, especialmente en aquellas personas que se sienten viejas. De acuerdo con una investigación abocada al tema realizada con población adulta mayor israelí, se concluyó que la edad subjetiva, es decir la percepción que cada persona tiene de sí misma con relación a su edad, puede moderar los efectos de la soledad ocasionada por el COVID en la presencia de síntomas psiquiátricos (Shriva, Hoffman, Bodner & Palgi, 2020). Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 Asimismo, están los casos de las PAM que viven en asilos, cuyas familias bajo el pretexto de la cuarentena las abandonaron, o los casos en que por enfermedad o incluso muerte de sus familiares vieron reducidas o canceladas sus visitas. Esto último puede ser una situación que esté ocurriendo también en los casos de mujeres y hombres adultos mayores que vivan solas y solos en sus propias casas. De acuerdo con el INEGI, 11.4% de las PAM viven solas, es decir 1.7 millones de personas, de las cuales el 60% son mujeres y 40% hombres; 47.9% vive en hogares nucleares, lo que significa que puede vivir con su pareja con o sin hijas e hijos solteros, o bien la persona y sus hijas e hijos, y el 39.8% vive en hogares ampliados, lo cual incluye a su núcleo familiar y otras personas emparentadas (INEGI, 2019). Las PAM, como todas las personas pueden estar viviendo situaciones de mucho estrés y ansiedad ante la idea no sólo de enfermar y morir, sino de que las personas a su alrededor también enfermen o mueran, que en el caso de las PAM dependientes o con alguna discapacidad se puede tornar en una situación de gran temor e incertidumbre respecto a su propia supervivencia. Así como de gran dolor por la pérdida de algún ser querido, cuyo duelo posiblemente implique también Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 complicaciones en su elaboración, si pensamos en las condiciones tan trágicas en que han ocurrido muchas muertes por COVID-19, en que las personas han muerto sin poder despedirse de sus familias y donde los rituales mortuorios no han podido realizarse. Es importante mencionar que hay casos en que las personas adultas mayores están cuidando a otras personas, incluida otra PAM. De acuerdo con el ENASEM, 2012, 11% de los hombres y 17% de las mujeres mayores participan en el cuidado de algún adulto enfermo o con discapacidad. Por su parte la Encuesta Laboral de Corresponsabilidad Social, ELCOS, 2012, señala que son mujeres adultas mayores el 20.5% de las cuidadoras de personas con limitaciones permanentes y 9.6% de cuidadoras de personas enfermas temporales, mientras que en el caso de los hombres adultos mayores son el 20.7% de los cuidadores de personas con limitaciones permanentes y 13.6% de los cuidadores de personas enfermas temporales (Inmujeres, 2015). Como se ha mencionado en la caracterización de las PAM hay un porcentaje importante de personas con discapacidad, que en este confinamiento puede ver agravada su situación de vulnerabilidad, por lo que se requerirán de medidas que las y los protejan a fin de no ver disminuida aún más su salud y bienestar. Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 Otra de las situaciones que pueden estar siendo agravadas a raíz del confinamiento es la violencia que las PAM puedan estar viviendo al interior de sus hogares y que está muy vinculada con condiciones de pobreza. Así pues, la condición de pobreza que muchas de las PAM viven agrava su condición de vulnerabilidad pues al carecer de suficientes recursos económicos las pone en un estado de indefensión siendo uno de los motivos por los cuales son más vulnerables a vivir violencia, no sólo económica a través de la sustracción de sus ingresos sino física e incluso sexual, sobre todo en el caso de las mujeres. Algunos de los factores de riesgo a vivir maltrato es la dependencia económica que puedan tener hacia sus familiares, por lo que en el contexto de COVID la situación se puede ver agravada cuando toda la familia está viviendo una vulnerabilidad económica por falta de empleo o reducción de sus ingresos. Situación que puede generar mayor frustración y enojo en las personas integrantes de la familia, incluso en la persona que funge como cuidadora, que agobiadas y estresadas pueden descargar con violencia contra la persona adulta mayor. Además de que el confinamiento en sí mismo puede estar generando estrés y frustración en las familias, así como sobrecarga de trabajo en la persona cuidadora de la mujer u hombre adulto mayor. Así, las PAM pueden verse en situaciones de violencia originadas por las consecuencias que el encierro trae en algunos de los integrantes de la familia como son ansiedad o frustración, o bien sufrir un incremento en la violencia y maltrato del que son víctimas de forma recurrente y que ante el confinamiento sea mucho más difícil que sus familiares y amistades las visiten, no pudiendo comentar su situación con alguna persona de quien pueda recibir ayuda. De acuerdo con la Secretaría de la Mujer de la Ciudad de México, durante la cuarentena han recibido un número significativo de reportes, sobre todo de mujeres adultas mayores, quienes denuncian además de violencia de género, omisión de cuidados, violencia emocional y económica (Belsaso, 20/04/2020). Asimismo, la OEA a través del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará, en conjunto con la Comisión Interamericana de Mujeres, refiere el registro de nuevos patrones de violencia contra las mujeres, considerando entre éstos el Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 abandono de mujeres adultas mayores, el cual exacerba su situación de vulnerabilidad (OEA/CIM, 2020b). Referencias: Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión (25 de junio de 2002). Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores. DOF:22-11-2016. CNDH (2019). Informe especial sobre la situación de los derechos humanos de las personas adultas mayores en México. México: CNDH. Colom, J. (1999). Vejez, representación social y roles de género. Educacio i cultura. (12) 47-56. Conapo (1999). Envejecimiento demográfico en México: retos y perspectivas. México: Conapo. Conapred (s.f.). Ficha temática. Personas Mayores. Recuperado de https://www.conapred.org.mx/userfiles/files/Ficha%20PM.pdf Freixas, A. (1997). Envejecimiento y género: otras perspectivas necesarias. En Anuario de psicología (73) 41-52. Recuperado de http://revistes.ub.edu/index.php/Anuario-psicologia/article/view/9032/11480 Galeano, M. (2020). Vejez y relaciones intergeneracionales. En La vejez. Reflexiones de la postpandemia. Medellín: Opción Colombia. Recuperado de: https://www.researchgate.net/publication/342622214_LA_VEJEZ_Reflexiones_de_ la_postpandemia_FUNDACOL/link/5efd3d87a6fdcc4ca4448d60/download Huenchuan, S. (2020). COVID-19. Recomendaciones generales para la atención a personas mayores desde una perspectiva de derechos humanos. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Recuperado de: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45316/4/S2000271_es.pdf Instituto Nacional de Estadística y Geografía (30 de septiembre de 2019). Comunicado de prensa núm. 475/19. Estadísticas a propósito del Día Internacional de las Personas de Edad. Recuperado de: https://www.conapred.org.mx/userfiles/files/Ficha%20PM.pdfhttp://revistes.ub.edu/index.php/Anuario-psicologia/article/view/9032/11480 https://www.researchgate.net/publication/342622214_LA_VEJEZ_Reflexiones_de_la_postpandemia_FUNDACOL/link/5efd3d87a6fdcc4ca4448d60/download https://www.researchgate.net/publication/342622214_LA_VEJEZ_Reflexiones_de_la_postpandemia_FUNDACOL/link/5efd3d87a6fdcc4ca4448d60/download https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45316/4/S2000271_es.pdf Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2019/edad2019_Nal. pdf Inmujeres (2015). Boletín. Situación de las personas adultas mayores en México. Recuperado de http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/101243_1.pdf Llanes, C. (2013). La sexualidad en el adulto mayor. Revista cubana de enfermería 29 (3) 223-232. Recuperado de http://scielo.sld.cu/pdf/enf/v29n3/enf08313.pdf National Institute on Drug Abuse (2020). COVID-19: Las posibles implicaciones para las personas con trastornos por consumo de drogas. Recuperado de: https://www.drugabuse.gov/node/23604 OEA/CIM (2020a). COVID-19 en la vida de las mujeres. Razones para reconocer los impactos diferenciados. Recuperado de: http://www.oas.org/es/cim/docs/ArgumentarioCOVID19-ES.pdf OEA/CIM/MESECVI. (2020b). La violencia contra las mujeres frente a las medidas dirigidas a disminuir el contagio del COVID-19. Recuperado de: http://www.oas.org/es/cim/docs/COVID-19-RespuestasViolencia-ES.pdf OMS (2015). Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud. Estados Unidos de América: Organización Mundial de la Salud. Recuperado de https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/186466/9789240694873_spa.pdf;j sessionid=B915CB7DC079DCC5D12415D5C7CEB1B1?sequence=1 OMS (2006). Nota descriptiva. Maltrato de ancianos y alcohol. Recuperado de https://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/factsheets/fs _elder_es.pdf?ua=1 Salinas, A., Manrique, B., Moreno, K. y Téllez-Rojo, M. (s.f). Envejecimiento y discapacidad: implicaciones económicas para los hogares en México. Hola informativa. Foro Envejecimiento y Salud: Investigación para un Plan de Acción. Instituto Nacional de Geriatría. Recuperado de: http://www.geriatria.salud.gob.mx/descargas/publicaciones/foro- envejecimiento/FS_ENVEJECIMIENTO_DISCAPACIDAD.pdf https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2019/edad2019_Nal.pdf https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2019/edad2019_Nal.pdf http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/101243_1.pdf http://scielo.sld.cu/pdf/enf/v29n3/enf08313.pdf https://www.drugabuse.gov/node/23604 http://www.oas.org/es/cim/docs/ArgumentarioCOVID19-ES.pdf http://www.oas.org/es/cim/docs/COVID-19-RespuestasViolencia-ES.pdf https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/186466/9789240694873_spa.pdf;jsessionid=B915CB7DC079DCC5D12415D5C7CEB1B1?sequence=1 https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/186466/9789240694873_spa.pdf;jsessionid=B915CB7DC079DCC5D12415D5C7CEB1B1?sequence=1 https://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/factsheets/fs_elder_es.pdf?ua=1 https://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/factsheets/fs_elder_es.pdf?ua=1 http://www.geriatria.salud.gob.mx/descargas/publicaciones/foro-envejecimiento/FS_ENVEJECIMIENTO_DISCAPACIDAD.pdf http://www.geriatria.salud.gob.mx/descargas/publicaciones/foro-envejecimiento/FS_ENVEJECIMIENTO_DISCAPACIDAD.pdf Atención a personas adultas mayores en tiempos de COVID-19 Sedesol (2017). Análisis prospectivo de la población de 60 años de edad en adelante. Shriva, A., Hoffman, Y., Bodner, E. & Palgi, Y. (2020). Covid-19-Related Loneliness and Psychiatric Symptos Among Older Adults: The Buffering Role of Subjective Age. The American Journal of Geriatric Psychiatry. Recuperado de: https://www.ajgponline.org/article/S1064-7481(20)30347-X/fulltext https://www.ajgponline.org/article/S1064-7481(20)30347-X/fulltext
Compartir