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_Quiero un amor libre_

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Quiero	un	amor	libre
Sara	Ramírez
Capítulo	1
El	despertador	junto	a	la	cama	suena	puntualmente	a	las	cinco	treinta	de
la	mañana,	ella	despierta	somnolienta	ocupándose	del	molesto	sonido	junto	a
ella	con	un	manotazo	que	sale	torpemente	de	entre	las	sabanas,	un	día	más	de
rutina	le	espera	en	un	agitado	mundo	laboral,	a	todos	los	mortales	nos	sucede
lo	mismo,	la	cafetera	avisa	que	el	ciclo	ha	terminado	y	que	ahora	se	encuentra
el	líquido	caliente		reposando	en	la	taza,	los	tenis	están	en	sus	pies,	una	coleta
de	caballo,	ropa	deportiva,	la	prensa	está	en	la	mesa	junto	a	su	café,	lograba
conseguir	 por	 adelantado	 las	 noticias,	 la	 taza	 está	 vacía,	 pocos	 minutos
después	el	sudor	comienza	a	correr	por	su	frente	bajando	lentamente.
Trotar,	correr,	sentadillas,	flexiones,	abdominales,	una	y	otra	vez	todos
los	días	a	la	misma	hora,	su	cuerpo	se	mantenía	con	una	rutina	extenuante	de
ejercicios,	 dieta,	 agua	 y	 frutas,	 una	 ducha	 a	 las	 seis	 treinta,	 estar	 lista	 a	 las
siete	treinta,	su	vestir	es	sofisticado,	a	sus	veintiocho	años,	el	glamour	importa
tanto	 como	 los	 números	 en	 la	 cuenta	 bancaria.	 Soltera,	 se	 toma	 enserio	 el
empoderamiento	 femenino,	 música	 en	 su	 auto,	 esquivando	 el	 tráfico	 de	 la
ciudad,	abriéndose	paso	a	 la	 jungla	de	concreto,	vidrios	y	rascacielos,	ser	 la
directora	 creativa	 de	 Icon	Magazine	 requería	 un	 esfuerzo	 voluntario,	moda,
estilo,	glamour,	tecnología,	empoderamiento	y	feminidad	todo	en	la	revista	de
mayor	circulación	de	 la	ciudad,	 jornada	de	 labores	hasta	 las	ocho,	 tomar	 su
auto,	llegar	al	gimnasio,	abdominales,	cardio,	piernas,	glúteos,	brazos,	todo	en
su	lugar,	volver	a	su	departamento,	ducharse	y	encontrase	sola	cenando	a	altas
horas	de	la	noche,	era	la	rutina	que	desde	hace	más	de	un	año	repetía	día	tras
día,	 los	 domingos	 se	 quedaba	 en	 cama,	 ordenaba	 pizza,	 comida	 japonés	 o
china,	italiana,	chocolates,	dulces	lo	que	se	le	antojaba.
Sus	padres,	sus	hermanos,	sus	amigos	de	 la	 infancia,	 todos,	vivían	 tan
lejos	que	el	ultimo	 recuerdo	que	 tenía	 lo	 juntaba	desde	hace	dos	años,	pero
ella	era	feliz	en	su	soledad,	después	de	todo,	ninguno	estaba	de	acuerdo	de	sus
decisiones,	de	su	empoderamiento,	de	su	autodeterminación,	de	su	fuerza	para
seguir	 adelante,	 sus	 padres	 eran	 tradicionalistas	 religiosos	 no	 aceptaban	 de
buena	 manera	 la	 independencia	 de	 las	 mujeres	 sin	 el	 hombre	 como	 figura
principal,	 su	 padre	mucho	 tiempo	 antes	 le	 pidió	 no	 volver	 a	 la	 comunidad,
guardaban	 vergüenza	 al	 verla	 vestir	 escotes	 y	 las	 piernas	 descubiertas,	 las
mujeres	según	su	padre	debían	vestir	adecuadamente	para	no	provocar	a	 los
hombres,	porque	según	su	religión	las	mujeres	representaban	la	fuerza	del	mal
encarnado.
Eva	había	traído	consigo	el	pecado	a	través	de	su	sexo	y	por	eso	sedujo
a	 Adana	 a	 probar	 su	 manzana	 entre	 las	 piernas	 para	 crear	 el	 pecado	 del
mundo,	 lo	 único	 cierto	 de	 todo	 aquello	 era	 que	 la	 belleza	 de	Amber	 podía
lograr	lo	que	quiera,	ella	decidió	empacar	todo	su	orgullo	y	comenzar	desde
cero	en	una	ciudad	dominada	por	hombres	en	su	mayoría,	abrirse	camino	en
una	industria	que	marca	punto	a	punto	las	reglas	del	juego.
Amber	 no	 era	 una	 mujer	 convencional,	 ella	 no	 tenía	 un	 molde,	 un
estereotipo,	 lo	 que	 se	 proponía	 lo	 conseguía,	 el	 caminar	 de	 sus	 tacones
retumbaba	en	todo	el	lugar,	sus	caderas,	piernas	y	actitud	intimidaban	a	todo
aquel	 que	 estuviese	 a	 su	 lado,	 muchos	 hablaban	 que	 el	 puesto	 lo	 había
conseguido	gracias	a	su	arma	entre	las	piernas,	todo	estaban	en	un	error,	ella
salió	 de	 los	 archivos,	 de	 los	 papeles,	 de	 los	 procesos	 administrativos,	 los
desvelos	con	los	libros	de	idiomas,	modas,	historia,	tres	turnos	para	pagar	la
colegiatura	 en	 la	 universidad,	 el	 descanso	de	 pocas	 horas	 habían	 logrado	 el
resultado	 que	 esperaba	 y	 que	 ahora	 disfrutaba	 sin	más	 preocupaciones	 que
revisar	 a	 detalle	 cada	 edición,	 cada	 artículo,	 cada	 foto,	 cada	 sección	 de	 la
revista	antes	de	su	publicación.
Su	vida	amorosa	era	la	hoja	arrancada	de	un	libro	que	escribía	el	final
esperado	 de	 la	 novela,	 no	 tenía	 tiempo	 para	 ello,	 no	 estaba	 en	 sus
preocupaciones,	 su	 atracción	 por	 el	 sexo	 opuesto	 era	 clara,	 pero	 el	 tiempo
jugaba	en	su	contra,	las	posibilidades	de	encontrar	amor	en	su	mundo	eran	tan
escazas	como	la	posibilidad	de	volver	a	su	pueblo	natal,	allí	estaba	ella	en	un
mundo	enorme	porque	ella	era	enorme,	había	crecido	tan	rápido	y	tan	pronto,
era	imparable,	o	eso	se	había	hecho	creer,	su	determinación	la	había	plantado
como	 una	mujer	 firme	 ante	 cualquier	 situación,	más	 allá	 de	 que	 su	 familia
creyera	 o	 no	 en	 ella,	 Amber	 siempre	 estaba	 decidida	 a	 lograr	 lo	 que	 se
propusiese	y	para	ello	se	preparaba	constantemente	en	los	mejores	institutos
de	 la	 ciudad,	 era	 una	 mujer	 con	 mucho	 conocimiento	 pero	 a	 pesar	 de	 su
enorme	soledad	gozaba	de	una	sensibilidad	por	el	trato	a	las	personas.
Su	 departamento	 era	 modesto,	 aunque	 la	 decoración	 era	 fantástica,
algunos	 muebles	 y	 cuadros	 de	 diseños,	 su	 guardarropa	 contenía	 una	 vasta
colección	de	piezas	de	última	colección,	la	semana	de	la	moda	traía	consigo
algunos	caprichos	en	forma	de	abrigos,	vestidos,	zapatos,	tocones,	perfumes,
carteras,	 bolsos,	 ropa	 deportiva,	 tenis,	 todo	 lo	 que	 una	 mujer	 con	 Amber
necesitaba	se	encontraba	dentro	de	su	guardarropas,	de	alguna	forma	el	vacío
interno	se	llenaba	con	compras	en	grandes	centros	comerciales,	en	reuniones
sociales,	 cocteles,	 cena	 benéficas	 y	 asociaciones	 de	 negocios,	 que,	 como
directora	 debía	 asistir,	 su	 mundo	 estaba	 lleno	 de	 diversión,	 muchas	 otras
chicas	 deseaban	 su	 puesto	 y	 muchos	 otros	 hombres	 también,	 eran	 cosas
comunes	dentro	de	estos	empleos	codiciados.
Era	la	vida	soñada	de	cualquier	joven	que	pretendiera	tocar	el	éxito	con
las	manos,	el	resto	debía	conformarse	con	tener	ese	éxito	impreso	en	papel	en
forma	de	revista	semanal,	con	los	artistas	más	importantes	en	la	portada,	con
los	influyentes	del	mundo	actual,	aquellos	que	marcan	tendencia	y	que	hacen
de	 sus	 pasos	 un	 instructivo	 para	 miles	 de	 seguidores,	 pero,	 nada	 es	 tan
hermoso	para	ser	tan	verdadero,	en	su	mundo	no	había	compañeros,	amigos,
lealtad,	 amistad,	 la	 competencia	 sobraba,	 la	 envidia,	 los	 rumores	de	pasillo,
aquellos	 que	 esperaban	 sus	 errores	 con	 ansias	 para	 tomar	 su	 lugar,	 víboras
disfrazadas,	Amber	 lidiaba	 con	 el	 hostil	 ambiente	 de	 la	 competencia,	 de	 la
inutilidad	 de	 muchos,	 con	 la	 ineficiencia,	 ella	 sabía	 reconocer	 el	 potencial
cuando	 lo	 tenía	 antes	 sus	 ojos,	 por	 ello	 estaba	 rodeada	 de	 talentosos
aprendices	 a	 quienes	 pretendía	 entregar	 todo	 su	 conocimiento	 pensando	 en
una	posible	sucesión,	después	de	todo	la	industria	no	podía	detenerse.
La	agenda	estaba	marcada	para	Amber	la	esperaba	una	semana	agitada,
entre	 sesiones	 de	 fotos,	 entrevistas,	 pruebas	 de	 vestuarios,	 reuniones,	 un
coctel	el	viernes,	y	el	evento	de	beneficencia	anual	que	la	revista	planificaba
con	todas	las	personalidades	del	mundo	del	espectáculo	y	el	entretenimiento,
grandes	 directores,	 marcas,	 cantantes,	 presentadores,	 actores,	 actrices,
fotógrafos	 y	 todos	 los	 medios	 de	 comunicación	 esperaban	 la	 cita	 anual,	 la
recolecta	 de	 fondos	más	 grande	 que	 la	 ciudad	 y	 el	 país	 pudiesen	 tener,	 por
suerte	había	 llegado	el	viernes,	 solo	debía	asistir	al	coctel	a	 las	cuatro	de	 la
tarde,	ir	al	gimnasio	y	regresar	a	casa,	el	sábado	prometía	quitarle	un	montón
de	energía	que	debía	reponer.
Sábado
La	suerte	puede	cambiar	cuando	menos	te	lo	esperas
***
El	 reloj	avisaba	nuevamente	que	había	 llegado	un	nuevo	día,	 la	 rutina
de	siempre	aguardaba,	la	cafetera	destilaba	el	café	en	la	taza,	los	tenis	volvían
a	sus	pies,	la	prensa	en	primera	plana	anunciaba	el	que	había	llegado	el	gran
día,	 el	 sudor	 en	 su	 frente,	 de	 vuelta	 a	 la	 ducha,	 esta	 vez	 la	 ropa	 eramás
cómoda,	 desayuno,	 frutas	 y	 agua,	 tomar	 su	 bolso,	 las	 llaves	 del	 auto,	 una
coleta,	 sin	 presiones,	 ni	 preocupaciones,	 toda	 la	 organización	 del	 evento
estaba	lista,	todo	estaba	en	su	lugar,	según	lo	acordado,	la	alfombra	roja	solo
esperaba	el	transitar	pausado	y	en	pose	de	cada	uno	de	los	invitados.
	
8:00	Am
Amber	 se	 encuentra	 en	 su	 prueba	 final	 de	 vestido,	 su	 diseñador	 de
confianza	 elaboro	 para	 ella	 un	 vestido	 en	 terciopelo	 color	 esmeralda	 y
apliques	de	cristales	que	parece	sacado	de	un	cuento	de	hadas,	vaya	contraste
hace	con	su	piel	tostada	y	sus	hermosos	ojos	verdes,	el	escote	pronunciado	en
su	espalda	y	la	abertura	que	sube	hasta	el	filo	de	sus	caderas	dejando	ver	sus
piernas	torneadas,	era	una	creación	magnífica,	encajaba	como	un	guate	en	su
mano.
-							Te	ha	quedado	perfecto	Amber
-							Muchas	gracias	Alessandri	–	tan	acertado	como	siempre,	está	noche	me
veré	fantástica.
-	 	 	 	 	 	 	Por	supuesto	que	sí,	 serás	el	centro	de	atracción,	 las	cámaras	van	a
amarte	con	este	vestido.
-	 	 	 	 	 	 	Todo	gracias	 a	 ti	Alessandri	 –	Muchas	gracias	 nuevamente	por	 tan
hermoso	vestido	–	ahora	debo	irme,	debo	hacer	una	sesión	de	fotos	para
la	nueva	portada.
-							¿Quién	estará	en	la	nueva	portada?	Cuéntame.
-							Solo	si	guardas	el	secreto	–	escogimos	a	Carolina	Herrera
Alessandri	 dejo	 escapar	 un	 grito	 ahogado	 de	 inmediato	 por	 la	 mano	 de
Amber.
-							¡oh	Amber!	Será	todo	un	éxito	–	estoy	seguro	que	sí.
-							Lo	será	–	ahora	debo	irme,	ya	lo	sabes	debes	guardar	el	secreto.
-							Es	una	promesa,	esperare	con	ansias	esta	edición.
-							vendrá	el	asistente	por	el	vestido	para	llevarlo	hasta	mi	departamento.
-							Perfecto	lo	prepare	para	entonces
-							Nos	veremos	esta	noche	querido	Alessandri
-							Hasta	entonces	Amber.
Poco	después	Amber	se	encontraba	conduciendo	en	el	tráfico	de	la	ciudad,
las	 fotografías	 debían	 estar	 listas	 antes	 del	 domingo,	 la	 publicación	 de	 la
revista	era	el	martes,	Amber	había	logrado	sumar	a	su	larga	lista	de	éxitos	el
record	de	ventas	más	importante	de	toda	la	historia	de	la	revista	la	edición	que
tuvo	 en	 su	 portada	 a	Beyonce	&	 Jay	Z	 	 con	 The	Mrs	Carters	 Show	World
Tour,	 treinta	 y	 un	 minutos	 con	 cuarenta	 y	 seis	 segundos	 después	 de	 la
publicación	Icon	Magazine	estaba	agotada,	el	último	ejemplar	impreso	estaba
en	la	oficina	de	Amber	enmarcado	con	y	con	el	record	a	su	lado.
Nadie	dudaba	de	 la	 influencia	de	Amber,	después	de	 todo	 fue	ella	quien
tuvo	 la	 oportunidad	 de	 solicitar	 al	 equipo	 de	 producción	 la	 portada	 para
Beyonce	 &	 Jay	 Z,	 este	 era	 el	 turno	 de	 Carolina	 Herrera,	 una	 de	 las	 más
importantes	diseñadoras	de	modas	del	mundo,		con	un	imperio	en	su	haber	y
todo	el	éxito	que	alguien	quisiera	tener,	la	historia	era	muy	conocidos	por	sus
seguidores	 ella	 era	 una	 inmigrante	 con	 un	 gran	 talento	 y	 observación,	 su
sencillez	y	sus	creaciones	la	traían	al	podio	más	alto	y	ahora	a		la	portad	de
Icon	Magazine,	con	Amber	como	directora.
Dejando	el	auto	al	pie	del	rascacielos	bajo	con	paso	apurado	en	su	mano
un	bolso	Dior	y	en	la	otra	un	café	helado	grande	para	Carolina,	ascensor,	piso
tras	piso	hasta	llegar	al	noventa	y	dos	un	anuncio	enorme	indicaba	que	había
llegado	a	Icon	Creative	Studio.		Andrew,	el	fotógrafo	esperaba	impaciente	la
llegada	de	Amber.
-							Cuanto	has	tardado,	Amber
-							Lo	siento,	estaba	en	la	prueba	de	vestido	Andrew.
-							Ella	te	espera	en	el	salón	principal	–	ha	llegado	primero	que	tú.
-							Está	bien,	el	estudio	está	listo	para	la	sesión.
-							Está	todo	como	lo	has	pedido.
-							Excelente,	no	debemos	tener	errores.
-	 	 	 	 	 	 	Esta	edición	debe	 ser	 todo	un	éxito	–	 te	 aseguro	que	 tendremos	un
record	de	ventas,	ahora	démonos	prisa.
Dirigiéndose	hasta	 el	 salón	principal	 y	 con	paso	 apurado	Amber	 llevaba
sin	 derramar	 el	 café	 helado	 para	 Carolina,	 había	 recopilado	 toda	 la
información	 posible	 y	 dentro	 de	 sus	 cosas	 favoritas	 se	 encontraba	 el	 café
helado	con	crema	y	galletas.
-							Lamento	llegar	tarde	–	pido	disculpas
-							Despreocúpate	querida,	estas	perdonada.
-							Muchas	gracias	Carolina.
-	 	 	 	 	 	 	Yo	también	acabo	de	llegar,	además	tengo	mucho	tiempo	libre	ahora
mismo.
-							Excelente,	te	he	traído	café	helado	con	crema	y	galletas.
-							No	debías	molestarte	mmm…
-							Amber,	es	mi	nombre.
-							¡oh	vaya	nombre!
-	 	 	 	 	 	 	¿Me	permites?	–	dijo	Carolina	tomando	el	café	helado	de	la	mano	de
Amber.
-	 	 	 	 	 	 	Con	gusto	es	 todo	suyo,	 tenemos	 todo	preparado	en	el	estudio	para
cuando	usted	se	sienta	preparada.
-							Estoy	preparada	ahora	mismo	Amber	–	vamos	a	ello.
-							Muy	bien,	sígame	por	favor.
Pocas	palabras,	pero	las	necesarias	para	entender	que	vivir	también	en	un
mundo	apurado	y	de	muchos	compromisos,	no	significan	perder	la	paciencia,
o	 señalar	 o	 los	 demás,	 juntas	 caminaron	hasta	 el	 estudio	 al	 otro	 la	 del	 piso
noventa	y	dos,	Carolina	con	su	café	helado	en	a	mano	sorbiendo	poco	a	poco
de	la	pajilla	y	con	cara	de	satisfacción,	Amber	nerviosa	y	un	poco	temblorosa
por	saberse	al	lado	de	una	de	las	mejores	y	más	grandes	diseñadoras	de	modas
del	mundo,	 se	 encontraba	 todo	 dispuesto	 para	 la	 sesión	 fotográfica,	 incluso
algunas	 incluyeron	un	guiño	con	el	vaso	de	café	en	su	mano,	vaya	mujer	 la
que	 tenía	 enfrente	 Amber,	 despertaba	 su	 admiración,	 además	 de	 todo	 el
respeto	 que	 tenía	 por	 ella	 sin	 siquiera	 conocerla,	 su	 cuerpo	 había	 llevado
prendas	 de	 su	marca	 y	 sentía	 de	 algún	modo	 un	 poder	 especial	 cuando	 las
usaba	que	transformaban	su	actitud	en	poder,	en	esa	palabra	se	resumía	todo.
	
Todo	salió	a	la	perfección,	Carolina	estaba	feliz,	Amber	aún	más	esa	tarde
almorzaron	justas	en	los	estudios	de	Icon,	así	transcurría	la	tarde	de	aquellas
dos	 mujeres	 separadas	 en	 edad,	 pero	 con	 un	 mismo	 objetivo,	 el	 éxito,
compartieron	mucho	más	 que	 las	 fotografías,	 el	 café	 y	 la	 comida,	Carolina
encontró	 en	 Amber	 la	 gracias	 de	 una	 joven	 con	 mucho	 potencial	 no	 tanto
laboral	si	no	humano	por	lo	que	dejo	fluir	conversaciones	profundas	sobre	la
superación	y	el	perdón,	la	competencia	y	como	sobrevivir	en	el	mundo	en	el
que	 viven,	 ambas	 fascinadas	 por	 estar	 aquella	 tarde	 allí,	 pronto	 el	 reloj
avisaba	que	debía	moverse	de	 lugar,	Amber	había	 reservado	con	su	estilista
una	cita	a	las	5:00	pm,	debía	estar	fantástica	justo	antes	de	las	siete	treinta.
	
Por	 suerte	 la	 sesión	 de	 charlas	 terminaba	 a	 tiempo,	 el	 momento	 se
acercaba	minuto	a	minuto.
5:30	Pm.
Amber	llega	al	salón	de	su	estilista	de	confianza	con	la	satisfacción	de
que	la	entrevista	y	las	fotos	con	Carolina	serán	todo	un	éxito,	pensaba	en	la
foto	del	guiño	y	el	café	para	la	portada,	quería	resaltar	el	lado	humano	de	la
diseñadora,	 ella	quedo	deslumbrada	por	 su	 encanto	y	por	 todas	 las	palabras
que	pudo	compartir	con	ella,	ahora	solo	debía	enfrentarse	al	desafío	de	todas
las	 publicaciones,	 la	 reunión	 con	 la	 junta	 directiva	 que	 se	 llevaba	 a	 cabo
puntualmente	a	las	nueve	de	la	mañana	todos	los	lunes,	con	el	único	propósito
de	 tener	 la	 aprobación	 de	 la	 editora	 en	 jefe.	 Un	 reto	 semanal,	 una	 victoria
semanal,	ese	era	el	resultado	de	todas	sus	negociaciones.
-							¿Luciano	querido	como	estas?		-	tiempo	sin	verte.
-	 	 	 	 	 	 	 Amber	 hermosa,	 excelente	 ahora	 que	 has	 llegado,	 tienes	 treinta
minutos	de	retraso,	pero	a	ti	todo	se	te	puede	perdonar.
-							Siempre	tan	elocuente	Luciano	–	muy	bien	ahora	debes	hacer	tu	magia.
-							Primero	debes	mostrarme	que	vas	a	colocar	en	tu	cuerpo	esta	noche,
-							Me	han	hecho	una	foto	esta	mañana	en	la	prueba,	te	la	mostrare.
-							¡Oh	por	Dios!	–	Amber,	que	atrevida,	serás	la	envidia	de	todas.
-							Sabes	que	no	será	así,	no	se	puede	competir	con	nadie.
-	 	 	 	 	 	 	No	seas	modesta	Amber,	ese	escote,	esa	abertura,	ya	 tengo	lo	 tengo
claro	 –	 llevaras	 el	 cabello	 recogidoy	 maquillaje	 ahumado.	 Serás	 la
portada	de	todos	los	diarios	en	la	mañana.
-							No	exageres,	no	es	para	tanto,	ahora	comencemos	que	el	reloj	avanza.
-							Siéntate	querida	vamos	a	comenzar.
Los	minutos	avanzaban,	las	manos	de	Luciano	trabajaban	tan	agiles	como
veloces,	el	vestido	ya	había	sido	recogido	y	se	encontraba	en	el	departamento
de	Amber,	luciría	zapatos	de	tacón	de	punta	triangular	Valentino,	pendientes	y
accesorios	Bvlgari,	Luciano	concluyo	su	hermoso	trabajo	en	Amber	a	las	siete
y	 diez	 minutos,	 era	 el	 momento	 de	 conducir	 hasta	 su	 departamento,
acompañada	 de	Amy	Winehouse	 tocando	 en	 su	 reproductor,	 la	 ansiedad	 se
hacía	sentir	en	el	estómago	de	Amber,	los	rugidos	de	su	estómago	clamaban
por	un	 frutas	ensalada,	o	una	hamburguesa	de	queso,	una	parada	 rápida	por
comida	 y	 continuar	 hasta	 su	 departamento	 marcarían	 la	 diferencia,	 esperar
hasta	el	banquete	de	la	cena	benéfica	no	era	una	opción	en	ese	momento,	en
consecuencia	 el	 día	 aun	 no	 terminaba	 pero	 se	 encontraba	 dentro	 de	 los
estándares	planificados	y	eso	producía	cierto	alivio	dentro	de	Amber.
Vestido,	zapatos,	pendientes,	accesorios,	perfume,	labial,	 todo	en	su	justo
en	lugar,	la	noche	entraba	con	la	llegada	de	las	ocho	en	el	reloj	Amber	se	veía
frente	al	gran	espejo	del	vestier,	aguardando	la	llegada	del	auto	que	la	llevaría
hasta	él	gran	salón	de	la	fama,	donde	año	a	año	Icon	Magazine	celebraba	la
cena	de	beneficencia.
8:15	Pm.
Amber	 sube	 al	 auto	 negro	 que	 se	 encuentra	 en	 la	 entrada	 de	 su
departamento,	 la	 hamburguesa	 de	 queso,	 las	 papas	 y	 algunas	 golosinas	 de
camino	lograron	su	efecto	en	el	estómago	de	Amber,	las	mujeres	suelen	tener
la	necesidad	de	comer	frente	a	las	situaciones	de	estrés,	Amber	obedecía	esa
norma	 al	 pie	 de	 la	 letra,	 por	 suerte	 para	 su	 paladar	 no	 había	 optado	 por
ensalada	o	frutas,	la	sensación	de	tener	una	buena	hamburguesa	de	queso	en
el	 estómago	 era	 satisfactoria,	 no	 solo	 para	 ella,	 para	 cualquier	mortal	 en	 la
tierra,	 guardaba	 suficiente	 espacio	 para	 el	 brindis	 y	 la	 cena	 obligatoria,	 las
luces	de	 la	ciudad	estaban	encendidas,	mucha	vida	 se	veía	en	 las	calles	por
ellos	no	se	pierde	el	tiempo	al	llamarla	la	ciudad	que	no	duerme.
Amber	 había	 esperado	 este	 día	 con	 paciencia,	 aunque	 con	 ansias,	 la
plenitud	y	la	confianza	que	le	brindaba	su	elección	de	atuendo	le	aseguraban
un	 lugar	 en	 las	 mejores	 vestidas	 de	 la	 crítica	 de	 la	 empresa,	 ahora	 solo
aguardaba	 la	 llegada	 del	 auto	 y	 el	momento	 de	 colocar	 el	 primer	 pie	 en	 la
alfombra	roja	del	salón	de	 la	 fama,	aunque	Amber	era	consciente	de	que	su
relevancia	 era	 un	 poco	 inferior	 a	 la	 de	 las	 celebridades,	 nunca	 pasaba
desapercibida,	el	cuerpo	que	se	gastaba	no	en	vano	lo	mantenía	con	esa	rutina
extenuante	 de	 ejercicios,	 era	 un	 figura	 envidiable,	 el	momento	 se	 acercaba,
nunca	 hay	 segundas	 oportunidades	 para	 primeras	 impresiones,	 todo	 estaba
dispuesto	 para	 una	 noche	maravillosa,	 para	 dar	 comienzo	 a	 una	 inolvidable
velada	un	año	más,	como	directora	creativa	de	Icon	Magazine,	preparada	para
las	cámaras,	para	 las	entrevistas,	 los	proyectores	y	 los	 flashes	encima	de	 su
rostro.
El	 discurso	 estaba	 ensayado,	 las	 palabras	 habían	 sido	 escogidas,	 no
había	 retorno,	 el	 auto	 se	 aceraba	 lentamente	 al	 salón	 de	 la	 fama	donde	 una
multitud	 de	 fanáticos	 aguardaba	 la	 llegada	 de	 las	 estrellas	 y	 las	 cámaras
dispuestas	a	disparar.
8:35	Pm.
Todos	los	flashes	apuntan	al	auto	que	se	encuentra	frente	a	ellos,	Amber
aguarda	la	apertura	de	la	puerta	por	parte	del	equipo	protocolar.
Una	 vez	 abierta	 la	 puerta	 la	 mano	 del	 apuesto	 guía	 ayuda	 a	 Amber
incorporarse	 y	 colocar	 el	 primer	 pie	 en	 la	 alfombra	 roja,	 las	miradas	 están
todas	sobre	ella,	una	vez	de	pie	en	la	alfombra	Amber	hace	su	primera	pose
colocando	 a	medio	 girar	 su	 cabeza	 sobre	 el	 hombre	 izquierdo	mirando	 con
desdén	la	multitud	de	personas	tras	de	sí,	es	el	momento,	todos	las	cámaras	de
disparan,	 los	 flashes	 se	 reflejan	 en	 todos	 los	 lugares,	 imponente	 avanza	 su
lento	caminar,	mientras	el	auto	desparece	poco	a	poco	de	la	escena,	ahora	los
periodistas	dicen	su	nombre	a	cada	momento.
	
-	 	 	 	 	 	 	 ¡Amber!	 	 ¡Amber!	 ¡Amber!	–	 ¡Aquí!	–	 se	oía	 su	nombre	a	muchas
voces.
-							A	esta	cámara	–	¡Amber!	–	decía	un	paparazzi.
-							¡Amber!	¿Quién	te	viste?
Amber	solo	sonreía	y	avanzaba	con	la	contundencia	y	la	tranquilidad	que
acostumbraba	 en	 estos	 eventos,	 ya	 estaba	 acostumbrada	 a	 ello,	 fotos,	 redes
sociales	 estallando,	 así	 son	 las	 celebridades,	 aunque	 ella	 no	 era	más	 que	 la
editora,	era	 la	persona	a	cargo	de	 las	decisiones	difíciles,	 la	que	debía	 tener
todo	 a	 tiempo	 para	 que	 la	 perfección	 fuese	 posible	 haciéndose	 revista,	 era
momento	de	disfrutar	de	toda	la	atención	que	le	brindaban	los	paparazzi	por
ese	 momento,	 ese	 caminata	 hasta	 el	 interior	 del	 salón	 solía	 durar
aproximadamente	quince	minutos,	incluyendo	una	parada	en	el	Bot	Glam,	una
parada	donde	 los	medios	 están	presentes	y	 se	 suele	 responder	 las	preguntas
que	todos	deben	responder.
-	 	 	 	 	 	 	Arribo	al	salón	de	la	fama	la	directora	más	joven	de	toda	la	industria,
desde	sus	veintiséis	años	se	ha	desarrollado	como	directora	creativa	en
Icon	Magazine	 y	 ha	 llegado	 deslumbrando	 a	 todos	 con	 este	 hermoso
vestido	esmeralda.
-							Muchas	gracias	a	vosotros	por	estar	al	pendiente	de	nuestro	desarrollo.
-							¿Quién	diseña	ese	hermoso	vestido	que	luces	hoy	Amber?
-	 	 	 	 	 	 	Es	una	 creación	de	Alessandri	Calecí	 –	 ha	 elaborado	 este	 hermoso
vestido	para	mí	y	me	siento	fabulosa	en	él.
-							luces	muy	hermosa	Amber	–	puedes	contarnos	¿Qué	nos	trae	la	nueva
edición	de	Icon?
-	 	 	 	 	 	 	Será	una	 sorpresa,	 ya	pronto	 lo	 sabrán,	 por	 ahora	no	puedo	 revelar
mayor	información.
-							Solo	danos	una	pista.
-							Revolución	en	el	mundo	de	la	moda	–	eso	es	seguro.
-							¡Muchas	gracias	Amber!
-							¡Muchas	gracias	a	vosotros!
La	marcha	 de	Amber	 continuaba	 hasta	 la	 entrada	 del	 gran	 salón,	 	 luces,
flores,	champaña,	camareros	entrando	y	saliendo,	una	gran	decoración	en	el
escenario	 principal,	 muchos	 artistas	 hablando	 entre	 sí,	 paparazzi	 por	 todos
lados,	 muchos	 vestidos,	 muchas	 marcas,	 muchas	 caras	 conocidas	 en	 Tv,
absolutamente	 todo	 el	 mundo	 del	 espectáculo	 y	 el	 entretenimiento	 estaban
reunidos	 allí,	 en	 ese	 momento	 Amber	 pensaba	 en	 todo	 el	 dinero	 que	 se
gastaba	 organizando	 todo	 aquel	 espectáculo,	 dinero	 que	 si	 fuese	 donado
seguramente	sería	una	aportación	mayor	a	todos	aquellos	que	la	están	pasando
mal	 el	 mundo,	 por	 decisiones	 políticas,	 por	 desacuerdos	 económicos,	 por
mentiras	de	los	gobernantes,	por	guerras,	por	hambruna	por	escases	por	falta
de	medicinas,	era	un	momento	reflexivo.
El	espectáculo	debe	continuar
9:25	Pm.
Señoras	 y	 señores	 es	 un	 placer	 para	 Icon	Magazine	 y	 todos	 nuestros
aliados	 presentarles	 la	 cuadragésima	 sexta	 gala	 de	 beneficencia,	 donde	 la
solidaridad	y	el	amor	se	unen	en	un	solo	propósito,	ayudar	a	los	beneficiados,
usted	que	nos	ve	a	través	de	las	pantallas	puede	unirse	a	nuestro	canal	a	través
del	 enlace	 que	 aparecerá	 en	 pantalla	 para	 realizar	 su	 donaciones,	 ahora	 sin
más	 preámbulos	 recibamos	 con	 un	 gran	 aplauso	 a	 la	 agrupación	 que	 abrirá
este	gran	concierto	Twenty	One	Pilots.
El	 estruendo	 no	 se	 hizo	 esperar,	 allí	 muchos	 pagaban	 boletos	 muy
costosos	 solo	 para	 estar	 cuatro	 horas	 cerca	 de	 sus	 artistas	 favoritos	 y	 por
supuesto	disfrutar	del	concierto	que	reunía	la	mayor	cantidad	de	celebridades
en	 un	 solo	 lugar,	 la	 noche	 prometía	mucha	 diversión,	Amber	 no	 paraba	 de
felicitarse	 así	misma	por	 el	 trabajo	 logrado,	 después	de	 todo	 su	 ingenio	 era
fundamental	 para	 llevar	 	 acabo	 la	 organización	 de	 aquella	 gala,	 minuto	 a
minuto,	 segundo	 a	 segundo,	 Amber	 loestaba	 disfrutado	 el	 momento	 era
perfecto,	 un	 artista	 tras	 otro,	 fotos,	 paparazzi,	 champaña,	 el	 tiempo	 en	 Tv
valía	 mucho	 más	 que	 su	 atuendo	 completo	 incluyendo	 zapatos	 y	 joyas,
aquello	era	un	verdadero	proyecto	de	producción	materializado.
Las	 donaciones	 no	 paraban,	 los	 números	 aumentaban,	 ¿dónde	 pararía
todo	aquel	dinero	que	se	recolectaba	a	través	de	las	donaciones?	Eso	nunca	lo
sabía	Amber,	de	todo	aquello	se	encargaban	otras	personas,	su	labor	estaba	en
otro	lugar,	lo	que	más	disfrutaba	por	supuesto	era	poder	estar	en	el	concierto
que	 de	 los	 grandes	 artistas	 sentada	 en	 el	 V.I.P	 allí	 la	 magia	 sucedía,	 los
fanáticos	estaban	en	mejor	posición	que	nunca,	teniéndolos	a	todos	tan	cerca,
tan	 alcanzables,	 inimaginablemente	 accesible,	 todo	 era	 tan	 especial	 que
parecía	un	cuento,	Amber	vivía	su	propio	cuento,	en	el	que	la	protagonista	era
ella,	 los	sueños	eran	tan	solo	de	ella	y	los	alcanzaba,	los	materializaba	y	los
vivía	con	el	gusto	y	la	complacencia	de	perderse	decir	así	misma
¡Lo	logre!
La	 noche	 transcurría	 sin	 novedades,	 el	 número	 de	 donaciones
aumentaba,	 la	 lista	de	artistas	se	 reducía,	 las	agujas	del	 reloj	avanzaban	con
premura,	 Amber	 permanecía	 en	 su	 lugar,	 intacta	 como	 el	 momento	 de	 su
llegada,	sin	más	esfuerzo	que	los	aplausos,	por	los	premios	y	reconocimientos
que	eran	otorgados	durante	 la	noche,	 solo	quedaba	esperar	que	 finalizase	el
evento	y	que	se	anunciara	 la	cifra	 total	de	donaciones	recolectadas,	para	 los
más	necesitados	o	para	los	bolcillos	de	las	ONG´S	o	aquel	que	administrara
ese	 dinero,	 aunque	 claro	 estaba	 eran	 faltas	 gravísimas	 a	 la	 moral	 de	 Icon
Magazine	 eso	 a	 Amber	 le	 importaba	 poco	 mientras	 su	 nombre	 no	 fuese
involucrado	en	ningún	acto	de	corrupción,	después	de	todo,	cada	centavo	en
su	cuenta	de	banco	era	producto	del	arduo	esfuerzo	que	colocaba	a	su	trabajo.
El	momento	 del	 cierre	 de	 la	 trasmisión	 se	 acercaba,	 el	momento	 que
todos	esperaban,	el	anuncio	de	la	cifra	total	de	donaciones	y	la	despedida	de
todos	 los	artistas	en	el	escenario	más	 los	directores	de	 la	 revista,	pero	antes
debía	presentarse	el	artista	final	de	cierre	Rihanna	sin	duda	alguna	una	de	las
artista	favoritas	de	Amber	su	último	álbum	es	delirante,	era	la	cita	de	Amber
en	la	portada	que	Rihanna	tuvo	luego	del	debut	de	su	último	registro	musical,
que	 oportunidad	 la	 de	 esa	 chica	 estar	 allí	 con	 Rihanna	 frente	 a	 ella,	 eso
realmente	era	tener	amor	en	el	cerebro.
La	 noche	 continuaba,	 los	 asistentes	 estaban	 eufóricos	 durante	 la
presentación,	 este	 había	 sido	 uno	 de	 los	 mejores	 show	 que	 se	 había
organizado	durante	la	existencia	de	la	gala,	vaya	noche	tan	sorprendente	todo
quedo	 a	 la	 perfección,	 absolutamente	 todo	 estaba	 tan	 acorde	 al	 momento,
transcurridas	las	cuatro	horas	se	detuvo	el	contador	en	la	pantalla	principal	del
escenario	 con	 la	 impresionante	 suma	de:	 47.854.982.23	millones	de	dólares
recaudados,	 el	 mayor	 record	 de	 donaciones	 que	 se	 había	 podido	 a	 ver
alcanzando,	 venciendo	 por	 más	 de	 diez	 millones	 el	 del	 año	 anterior,	 el
espectáculo	 concluido	 estaba,	 las	 luces	 salieron	 del	 escenario	 principal,	 la
transmisión	televisiva	terminaba,	solo	quedaba	disfrutar	del	after	party	que	se
organiza	para	todo	los	invitados,	pero	Amber	prefería	volver	a	casa,	luego	de
tantas	horas	de	trabajo,	una	rutina	extenuante	de	ejercicios	en	la	mañana,	su
cuerpo	estaba	agotado,	marco	en	su	móvil	el	número	de	conductor	que	debía
llevarle	nuevamente	a	su	departamento	para	indicarle	donde	esperar	por	ella.
Lo	que	nunca	imaginas,	puede	suceder.
Domingo	12:	48	Am.
Amber	 esperaba	 paciente	 la	 llegada	 del	 auto	 que	 pasaría	 por	 ella,	 los
minutos	avanzaban	pero	eso	a	ella	no	le	importaba,	tomo	un	cigarrillo	de	su
pequeña	 cartera	 de	mano,	 si,	 una	 vez	 al	 año	 no	 hacía	 daño,	 además	 era	 un
forma	 de	 sacar	 todo	 esa	 ansiedad	 de	 su	 cuerpo	 anexado	 al	 cansancio
producido	 por	 lo	 agitado	 del	 día,	 cada	 calada	 que	 iba	 hasta	 sus	 pulmones
también	 consumía	 los	 segundos	 en	 el	 reloj,	 la	 demora	 era	 extraña	 en	 aquel
momento,	 casi	 nunca	 fallaba	 su	 conductor,	 pero	 era	 entendible	 que	 hubiese
tráfico,	 al	 finalizar	 la	 transmisión	 muchos	 espectadores	 regresarían	 a	 sus
hogares	 o	 a	 las	 disco	 club	 nocturnos	 de	 la	 agitada	 ciudad,	 seguramente	 su
conductor	debía	estar	atrapado	en	algún	semáforo.
El	humo	subía	lento	desde	sus	labios,	el	labial	rojo	ya	desgatado	dejaba
sus	marcas	en	el	cigarrillo,	una	llamada	entra	a	su	móvil.
-							¡Alo!
-							Señorita	Amber	–	he	llegado	por	usted.
-							Muy	bien
-							Estoy	frente	al	salón
-							Estoy	en	la	salida	de	la	calle	diagonal
-							¡perfecto!	Voy	por	usted.
La	voz	de	Giuseppe	sonaba	un	poco	extraña	aquella	noche,	 seguramente
debía	estar	agotado	por	todo	el	cansancio	que	suponía	estar	todo	el	día	detrás
de	 un	 volante,	 cumpliendo	 con	 todos	 los	 encargos	 de	 la	 organización	 y
además	los	de	Amber.	Amber	apaga	el	cigarrillo	contra	el	suelo	con	la	punta
de	 su	 zapato	 triangular,	 las	 luces	 del	 auto	 se	 acercan	 poco	 a	 poco	 desde	 la
esquina	de	la	calle,	ese	debía	ser	Giuseppe.
El	auto	se	estaciona	frente	a	Amber,	ella	sonriente	piensa	en	el	alivio	de
llegar	a	su	departamento,	de	poder	descansar,	de	sacar	de	sus	pies	los	tacones
altos,	el	vestido	y	quitar	todo	el	maquillaje	que	llevaba	en	su	rostro,	sin	hablar
del	elegante	peinado	que	aún	tenía	tensando	sus	cabellos.
Giuseppe	baja	de	auto,	camina	frente	a	las	luces	del	auto.
-							¡Buenas	noches	señorita!
-							Buenas	noches	Giuseppe	–	has	demorado	un	poco.
-	 	 	 	 	 	 	 Disculpe	 señorita	 he	 encontrado	 tráfico	 y	 me	 atraparon	 algunos
semáforos.
-							Tranquilo,	lo	he	imaginado,	por	favor	llévame	a	mi	departamento.
-							Con	mucho	gusto	señorita.
Amber	entra	en	el	auto	a	las	1:09	Am.
Se	 acomoda	 en	 el	 asiento	 y	 Giuseppe	 inicia	 la	 marcha	 rumbo	 al
departamento	 de	 la	 joven	 en	 el	 asiento	 detrás	 de	 su	 auto,	 Amber	 posa	 su
cabeza	sobre	el	vidrio	quedándose	profundamente	dormida.
Vaya	error.
	
Capítulo	2
El	despertador	sonaba	insistentemente,	la	cafetera	derramaba	el	café	en
la	 taza,	 los	 tenis	 aguardaban	 en	 su	 lugar,	 la	 ropa	 deportiva	 en	 el	 vestier,	 la
coleta	al	lado	del	lavabo,	cada	cosa	en	el	lugar	que	debía	estar	cuando	sonaba
el	despertador,	aquella	mañana	traía	consigo	una	gran	excepción	a	la	norma,	a
la	rutina,	a	los	hábitos,	faltaba	el	complemento	de	todas	las	cosas	materiales,
la	razón	por	la	que	fueron	creadas,	la	persona	que	da	uso	a	ellas.
	
El	sonido	profundo	de	una	gran	exhalación	de	aire	se	escuchó	en	toda	la
habitación,	 sus	 ojos	 se	 abrieron	 repentinamente	 encontrándose	 con	 la
oscuridad,	 una	 extraña	 sensación	 se	 apoderaba	 de	 su	 estómago	 hambriento,
sintió	la	soga	que	rodeaba	sus	manos	y	sus	pies	y	de	inmediato	supo	que	algo
estaba	 mal,	 todo	 en	 ese	 momento	 estaba	 mal,	 una	 pequeña	 línea	 de	 luz
provenía	de	debajo	de	lo	que	parecía	ser	una	puerta,	era	todo	lo	que	iluminaba
la	escena	que	se	presentaba	en	la	escasa	visión	de	Amber.
	
El	miedo	se	apoderaba	de	ella	segundo	tras	segundo,	no	comprendía	lo
que	estaba	sucediendo,	en	vano	intentaba	recordar	cómo	había	llegado	a	ese
lugar,	pero	su	último	recuerdo	era	claro,	el	momento	en	el	que	sube	al	auto	de
Giuseppe,	inicia	la	marcha	y	coloca	su	cabeza	contra	el	vidrio	de	la	ventana
¿Cómo	 pudo	 llegar	 allí?	 ¿Dónde	 estaban	 sus	 pertenencias?	 ¿Porque	 estaba
atada?	 Todas	 esas	 preguntas	 pasaban	 por	 su	mente,	 estaba	 confundida,	 con
miedo,	era	muy	claro	estaba	bajo	una	situación	de	secuestro.
	
El	 domingo	 en	 la	mañana,	 el	 parque	 y	 la	 ciudad	 no	 vieron	 llegar	 las
piernas	de	Amber	que	yacían	atadas	en	algún	lugar,	sin	imaginar	lo	que	estaba
sucediendo,	 intento	 gritar	 descubriendo	 que	 su	 boca	 también	 se	 encontraba
amordazada.
El	miedo	se	apodero	de	ella	enseguida,	desde	sus	pies	acada	hebra	de
su	 cabello,	 por	 mucho	 que	 intentaba	 encontrar	 un	 explicación	 lógica	 a	 los
sucedido	 su	mente	 solo	 le	 ayudaba	 hasta	 el	momento	 en	 el	 que	 entro	 en	 el
auto,	 todo	 era	 un	 misterio	 del	 cual	 no	 tenía	 un	 pequeño	 destello	 que	 le
iluminara	 su	 actual	 paradero,	 Amber	 confundida,	 con	 miedo	 y	 con	 mucha
ansiedad	 atada	 en	 el	 suelo	 frio	 de	 una	 habitación	 oscura	 se	 debilitaba,	 su
mente	dormía	poco	esperando	que	algún	reflejo	apareciera	debajo	de	 lo	que
suponía	podía	ser	una	puerta,	el	dinero	en	su	cuenta	era	suficiente	para	poder
pagar	 su	 auto	 rescate	 pero	 no	 sabía	 porque	 estaba	 allí,	 que	 querían	 de	 ella
¿Por	 qué	 la	 tendrían	 en	 aquella	 situación?	 Las	 horas	 continuaban,	 su	 boca
reseca,	 su	 estómago	hambriento,	 no	 estaba	 segura	 si	 era	de	noche	o	de	día,
suponía	 	 que	 debía	 ser	 domingo	 aun,	 su	 cuerpo	 aún	 tenía	 el	 vestido	 que
llevaba	la	noche	anterior	en	la	cena	de	beneficencia.
Se	 imaginaba	 lejos	de	 la	 ciudad	o	en	algún	 lugar	dentro	de	ella,	pero
¿Dónde	podría	estar?	Su	mente	se	agotaba	al	encontrar	respuestas,	después	de
quedarse	 dormida	 varias	 veces,	 derramar	 algunas	 lágrimas,	 sentir	 frio,
después	de	una	espera	interminable	que	se	resumía	a	horas	largas,	se	escuchó
el	sonido	de	la	puerta	abriéndose	lentamente,	veía	acercarse	las	botas	pesadas
de	un	hombre	fornido	y	de	rostro	cubierto.
-							Así	que	la	princesa	ha	despertado	–	veamos	que	tienes	para	mí.
Aun	con	la	mirada	perdida	y	la	visión	borrosa,	Amber	fue	sentada	en	una
silla	de	metal	frio	que	su	captor	coloco	a	un	lado	de	ella.
-							Escúchame	bien,	voy	a	quitarle	la	mordaza,	lo	mejor	será	que	no	grites,
no	 trates	 de	 hacer	 nada	 estúpido,	 aquí	 nadie	 podrá	 escucharte	 por	 lo
menos	a	treinta	kilómetros,	si	realmente	quieres	vivir	has	lo	que	digo	y
podrás	tener	un	poco	de	posibilidades	de	salir	de	esta,	si	eso	quieres.
Lentamente	 su	 captor	 quito	 la	 mordaza	 y	 Amber	 emitió	 un	 sonido	 de
exhalación,	 su	 corazón	 comenzó	 a	 acelerarse	 rápidamente	 hiperventilando
conjuntamente	 con	 su	 respiración,	 cerró	 los	 ojos	 y	 solo	 trataba	 de	 respirar
profundamente	 para	 intentar	 componerse,	 pero	 su	 cuerpo	 estaba	muy	 débil
debido	al	hambre,	al	suelo	y	al	frio	dentro	de	su	cuerpo	por	las	horas	que	paso
tendida	en	el	suelo.
-							Ahora	vas	a	calmarte	–	dijo	el	captor
Amber	 se	 encontraba	 en	 una	 especie	 de	 Shock	 traumático,	 la	 voz	 de	 su
captor	era	muy	grave,	firme	y	sin	titubeos.
-	 	 	 	 	 	 	Te	 daré	 un	minuto	 para	 que	 te	 calmes,	 solo	 uno,	 voy	 a	 contar	 los
segundos.
El	captor	fue	contando	uno	a	uno	los	segundos	hasta	llegar	al	sesenta,	se
volvió	para	ver	la	respiración	agitada	de	Amber	que	yacía	en	la	silla	atada	aun
de	manos	 y	 pies,	Amber	 solo	 sintió	 el	 golpe	 de	 la	 bofetada	 que	 salió	 de	 la
mano	de	aquel	hombre	justo	en	su	rostro.	Amber	dejo	salir	un	grito	de	dolor
que	 resonó	 en	 toda	 la	 habitación,	 un	 poco	 de	 sangre	 se	 asomó	 a	 sus	 labios
dejando	claro	la	fuerza	del	golpe,	para	ese	momento	otra	figura	se	dibujaba	en
la	 luz	 que	 provenía	 de	 la	 puerta,	 acercando	 sus	 botas	 y	 su	 rostro	 cubierto,
Amber	 pudo	 alzar	 su	 vista	 y	 comprobar	 que	 era	 mucho	 más	 joven	 que	 el
primero,	 de	 mediana	 edad,	 de	 altura	 media	 un	 metro	 ochenta	 y	 cinco
aproximadamente.
-	 	 	 	 	 	 	Dijiste	que	no	la	lastimarías	Bryan	–	hablo	el	chico	al	hombre	parado
frente	a	Amber.
-							Ella	debía	calmarse	y	ahora	lo	ha	hecho.
-							Su	labio	está	sangrando.
-							Luego	la	limpiaras	-	¿has	traído	lo	que	te	he	pedido?
-							Si,	esta	todo	en	este	maletín.
-							Muy	bien	–	dijo	el	hombre	arrastrando	otra	silla	y	colocándose	frente	a
Amber	en	ella,	supongo	que	te	estarás	preguntando	qué	haces	aquí,	 la
historia	es	corta,	hay	quienes	 te	quieren	fuera	del	camino,	representas
una	 competencia	 directa	 con	 ellos,	 pero	 también	 hay	 quienes	 quieren
sacarte	de	Icon	Magazine	y	para	eso	estoy	yo	aquí.
-	 	 	 	 	 	 	 ¿Quién	 querría	 hacerme	 esto?	 –	 pregunto	Amber	 con	 voz	 débil	 y
temblorosa.
-							Eso	no	te	lo	puedo	decir,	pero	hay	otras	cosas	que	sí	puedo	decirte,	lo
sé	todo	de	ti,	trotas	todas	la	mañana	en	el	parque	Graham,	no	hay	nadie
que	 se	 preocupe	 por	 ti,	 vives	 sola	 en	 ese	 enorme	 departamento,	 tu
cuenta	de	banco	tiene	dinero	suficiente	para	vivir	muy	bien	por	más	de
diez	 años,	 tu	 auto	 es	 nuevo	 y	 uno	 de	 los	mejores	 del	 año,	 vistes	 de
marca	y	eres	la	directora	de	Icon	pero	como	si	no	bastara,	eres	solitaria
y	depresiva.
-							¡Me	conoces	mejor	que	yo!	–	dijo	Amber	con	tono	arrogante.
El	captor	le	respondió	con	una	bofetada	de	vuelta.
-							No	seas	insolente,	tú	ya	no	tienes	privilegios,	ahora	no	eres	nadie,	solo
yo	puedo	hacer	algo	por	ti.
-							Detente	Bryan	–	deja	de	golpearla,	dijo	el	chico	al	lado	del	hombre.
-							¿Qué	me	detenga?	¿Acaso	tienes	lastima?
-							Prometiste	no	hacerle	daño,	si	la	vas	a	matar	¡hazlo	ya!
-							¡Vamos	Tony!	¿desde	cuando	eres	tan	blando?
-	 	 	 	 	 	 	Sabes	que	no	apoyo	esto,	ni	la	tortura,	ella	no	tiene	la	culpa	de	estar
aquí.
-	 	 	 	 	 	 	Deja	que	me	divierta	Tony	–	dijo	Bryan	colocando	su	mano	sobre	el
muslo	de	Amber,	que	se	encontraba	sangrando	atada	en	la	silla.
-							Entonces	te	daré	espacio	para	eso.
-	 	 	 	 	 	 	No,	quédate	ahora	mismo	no	quiero	jugar	con	ella,	ya	tendré	tiempo
para	hacerlo.
-							Ahora,	límpiala	y	dale	de	comer,	no	quiero	que	muera	antes	de	tiempo.
Bryan	se	levantó	de	la	silla	y	salió	de	la	habitación	dejando	a	Tony	a	cargo
de	Amber,	las	fuerzas	de	Amber	estaban	disminuidas	considerablemente,	dos
bofetadas	en	su	rostro	provocaron	el	sangrado	que	corría	desde	dentro	de	su
boca.
Tony	llevaba	un	arma	en	su	cintura,	pantalones	jean	y	camiseta	blanca,	su
rostro	estaba	cubierto	por	 lo	que	parecía	ser	una	máscara	de	V	for	Vendetta,
que	no	puede	inspirar	nada	más	que	el	terror,	según	el	concepto	que	muchos
pueden	tener	del	personaje	principal	de	 la	cinta,	Tony	parecía	 tener	un	poco
más	de	veinticinco	años,	una	pena	que	 se	dedicara	a	 cometer	delitos	de	 tan
alta	envergadura.
-							Puedes	levantar	la	cabeza	–	dijo	Tony	a	Amber.
-							¿ahora	qué	sigue?	Pregunto
-							Solo	quiero	saber	si	puedes	valerte	por	ti	misma	–	en	este	maletín	hay
algunas	 cosas	 para	 ti,	me	gustaría	 que	 tú	misma	puedas	 desvestirte	 y
colocarte	en	mono		y	la	sudadera,	puedo	desatarte	solo	si	no	haces	nada
estúpido.
Amber	asintió	con	la	cabeza.
-							Te	dejare	aquí	el	mono	y	la	sudadera,	te	desatare	primero	las	manos	y
luego	los	pies.
-							Date	vuelta	–	dijo	Amber.
Tony	desato	las	manos	de	Amber,	dejándole	espacio	para	poderlas	mover,
tomando	 la	 sudadera	 que	 se	 encontraba	 en	 la	 silla,	 Tony	 se	 encontraba	 de
espaldas	a	Amber	mientras	 soltaba	el	vestido	de	 su	cuerpo	y	 se	colocaba	 la
sudadera	color	gris	que	Tony	le	había	traído,	el	dolor	en	su	torso	era	bastante
notable,	algunas	horas	en	el	piso	frio	dejaron	la	secuela.
-							Puedes	darte	vuelta.
-							Ahora	te	desatare	los	pies,	no	intentes	nada	por	favor,	no	quiero	usar	el
arma	en	ningún	momento.
-							No	hare	nada.
-							Muy	bien.
Tony	 desato	 los	 pies	 de	 Amber	 para	 que	 pudiese	 quitar	 el	 vestido	 por
completo	y	colocar	el	mono	sobre	ella,	aquella	habitación	era	oscura,	 fría	y
húmeda,	la	sudadera	y	el	mono	le	permitían	un	poco	más	de	calor	a	Amber,
un	poco	de	confort	antes	de	morir,	sí	que	eran	amables	esos	sujetos.
-							Termine	–	dijo	Amber	a	Tony
-							Colócate	estos	tenis	–	dijo	Tony	acercando	un	par	de	tenis	negros.
Una	vez	con	 la	ropa	sobre	su	cuerpo,	Tony	observo	 los	moretones	sobre	 las
muñecas	 de	 Amber	 y	 el	 golpe	 que	 Bryan	 le	 había	 proporcionado	 sobre	 su
pómulo	 derecho,	 tomo	 algunas	 gasas	 para	 limpiar	 la	 sangre	 en	 su	 boca,	 y
coloco	crema	sobre	su	rostro	y	sus	muñecas	para	aliviar	el	dolor,	Amber	aun
llevaba	 el	 peinado	 de	 la	 noche	 anterior	 por	 supuesto	 que	 ya	 se	 encontraba
desajustado	y	algomal	trecho.
-							He	traído	algo	de	comida,	no	creo	que	sea	lo	que	estas	acostumbrada	a
comer,	pero	estoy	seguro	que	debes	tener	hambre	–	dijo	Tony	a	Amber.
-							Dame	agua	por	favor.
-							Agua	también	he	traído	–	aquí	tienes,	te	dejare	las	manos	libre	solo	por
un	momento,	debes	comer	por	tu	cuenta	o	tendré	que	oblígate	hacerlo.
-							Puedo	comer	por	mí	misma.
-							Conseguí	pizza	y	soda	–	nada	más
-							Algo	es	mejor	que	nada	–	eso	bien	lo	sé.
Amber	mordía	la	pizza	con	delicadeza	puesto	que	los	golpes	en	su	cara	le
producían	dolor	al	masticar	 la	comida,	 tragaba	un	poco	amargo	con	la	soda,
pero	 en	 el	 fondo	 sabía	 que	 debía	 comer	 lo	 que	 fuese,	 su	 estómago	 se	 lo
agradecería	 y	 sus	 fuerzas	 también,	 en	 ese	 momento	 no	 sabía	 porque	 Tony
tenía	ese	tipo	de	conducta	con	ella,	el	no	parecía	ser	un	criminal,	algo	lo	había
llevado	 a	 estar	 allí	 en	 ese	 momento,	 la	 piedad	 no	 es	 una	 característica
distintiva	de	 los	delincuentes	y	mucho	menos	de	secuestradores,	pensaba	en
toda	persona	que	pudiese	ganar	algo	a	raíz	de	su	muerte,	pero	ningún	nombre
venía	a	su	cabeza,	su	trabajo	era	impecable,	siempre	entregando	el	todo	por	el
todo	¿Quién	podría	 tener	beneficios	de	su	muerte?	¿Quién	podía	 tener	 tanta
ambición	para	eliminarla?	La	perturbada	mente	de	Amber	daba	tantas	vueltas
que	el	apetito	ya	había	desaparecido,	pero	se	obligaba	a	comer,	no	sabía	que
cosas	colocarían	frente	a	ella	la	próxima	vez	¿comida	o	una	bala?	No	estaba
segura.
Una	vez	terminada	la	comida	rápida	que	Tony	consiguió	Amber	advirtió	a
Tony:
-							pronto	toda	la	ciudad	sabrá	que	estoy	desparecida,	no	soy	una	persona
irrelevante	a	pesar	de	que	alguien	me	prefiere	muerta,		a	primera	hora
del	lunes	en	la	junta	directiva	de	Icon	notaran	mi	ausencia		verificarían
el	motivo.
Sin	importar	lo	que	sucediese	con	ella	el	país	entero	la	buscaría,	todos	los
cuerpos	 de	 seguridad	 e	 inteligencia	 entrarían	 en	 acción	 para	 dar	 con	 su
paradero,	pero	antes	de	ello	debía	llegar	con	vida	hasta	el	día	martes	para	que
efectivamente	se	pudiese	activar	el	protocolo	de	desaparición	y	búsqueda.
-							Si	todo	resulta	como	lo	dices,	entonces	puedes	que	tengas	posibilidades
de	 salir	 de	 aquí,	 nuestra	 orden	 es	 eliminarte	 –	 al	 parecer	 le	 gustas	 a
Bryan	y	por	eso	sigues	con	vida,	a	él	le	gusta	jugar	con	sus	prisioneras,
las	toma	como	trofeos	personales.	Tú	solo	espera	tener	la	oportunidad
de	salir	de	esta.
-							Tú	puedes	ayudarme	–	¿porque	no	lo	haces?
-							No	tengo	opción,	nadie	la	tiene	–	todos	tenemos	un	destino	y	este	es	el
mío,	ahora	voy	a	cerrarte	la	boca,	ya	no	quiero	hablar	contigo.
Tony	esperaba	que	lo	que	Amber	decía	fuera	verdad,	que	alguien	notara	su
ausencia	 y	 que	 comenzaran	 a	 buscarla,	 después	 de	 todo	 él	 estaba	 allí	 por
dinero,	 necesitaba	 todo	 el	 dinero	 que	 pudiese,	 los	 gastos	 familiares
aumentaban	 mensualmente	 a	 causa	 de	 la	 enfermedad	 que	 tenía	 su	 madre,
después	de	sus	cuarenta	años,	comenzó	a	debilitarse	cada	vez	más,	su	fuerza	y
sus	ánimos	se	desplomaron	de	manera	inmediata		como	la	caída	de	las	torres
gemelas,	nadie	sabía	lo	que	estaba	sucediendo.
Tony	la	tomo	en	sus	brazos	una	noche	en	la	que	el	sangrado	de	su	nariz	no
se	 detenía	 y	 condujo	 toda	 la	 noche	 hasta	 llegar	 a	 la	 ciudad	 donde	 fue
internada	 de	 inmediato	 y	 de	 donde	 aún	 no	 había	 salido,	 todos	 los	 análisis
arrojaron	 como	 resultado,	 cáncer	 en	 la	 sangre,	 leucemia,	 el	 costo	 de	 la
quimioterapia	 superaba	 todos	 los	 ingresos	que	Tony	podía	 conseguir	 por	 su
cuenta,	aun	abandonando	sus	estudios	y	dejando	de	pagar	algunas	facturas	el
dinero	no	era	suficiente	para	todos	los	cuidados	que	su	madre	necesitaba,	su
padre	apenas	podía	sostenerse	en	pie,	ya	no	recordaba	el	último	momento	de
su	 sobriedad,	 después	 de	 haber	 perdido	 su	 trabajo	 y	 todas	 las	 comodidades
que	este	 le	brindaba	se	entregó	al	alcohol	y	a	 todo	 lo	que	esto	 trae	consigo,
mal	temperamento,	reclamaba	a	Tony	su	inutilidad	como	hijo,	a	su	madre,	la
desatención	 por	 estar	 todo	 el	 tiempo	 en	 cama,	 se	 había	 convertido	 en	 un
energúmeno	 de	 la	 vida	 y	 por	 supuesto	 que	 no	 entendía	 lo	 que	 estaba
sucediendo.
Se	quedó	con	la	idea	de	que	su	familia	lo	había	abandonado,	sin	saber	lo
que	 realmente	 estaba	 sucediendo	 en	 la	 ciudad,	 la	mujer	 se	 debatía	 entre	 la
vida	y	la	muerte	al	soportar	cada	sesión	de	quimioterapia,	Tony	consiguió	en
la	delincuencia	el	dinero	que	necesitaba	para	poder	pagar	los	tratamientos	de
su	madre	convaleciente,	cada	trabajo	le	proporcionaba	una	buena	cantidad	de
dinero	para	poder	tener	su	cabeza	quita	mes	a	mes,	aunque	las	esperanzas	de
vida	de	su	madre	no	representaban	un	verdadero	esfuerzo,	el	haría	todo	lo	que
fuese	solo	por	salvar	la	vida	de	la	persona	que	le	dio	la	vida	y	lo	vio	crecer
hasta	convertirlo	en	un	hombre,	ese	hombre	ideal	que	su	mente	siempre	había
proyectado	desde	el	día	de	su	nacimiento.
Tony	mentía	a	su	madre	respecto	a	lo	que	hacía,	ella	tenía	la	idea	errónea
de	que	él	trabajaba	en	una	fábrica	de	construcción	a	turnos	dobles,	una	vida
sacrificada,	pero	 realmente	una	noche	sentado	en	un	bar	cercano	al	hospital
donde	su	madre	se	encontraba	y	pensando	en	la	inimaginable	suma	de	dinero
que	debía	pagar	por	todo	el	tratamiento	de	su	madre,		se	acercó	un	hombre	al
notar	 la	 preocupación	 en	 su	 rostro	 y	 propuso	 el	 trabajo,	 no	 fue	 una	 buena
impresión	 la	que	 tuvo	Tony	 tras	 la	 propuesta,	 fue	 la	 suma	de	dinero	 lo	que
convenció	al	joven	a	aceptar	el	trabajo.
Quien	 imaginaria	 que	 un	 joven	 brillante	 y	 con	 mucho	 futuro	 en	 la
ingeniería	terminaría	siendo	delincuente	en	las	calles	de	la	ciudad,	él	no	era	el
único,	 como	 él	 existen	 muchos	 más	 en	 la	 ciudad,	 en	 el	 país	 y	 el	 mundo,
muchos	por	hambre,	otros	por	drogas	y	otros	por	huir	de	sus	hogares	terminan
en	 carteles	 de	 delincuencia	 siendo	 sometidos	 a	 un	 mundo	 de	 maltratos	 y
violencia	 al	 que	 nadie	 debe	 pertenecer,	 las	 luchas	 sociales	 no	 son	 justas	 al
saber	 que	 existen	 también	 hombres,	 jóvenes	 y	 niños	 en	 las	 manos	 de	 la
delincuencia	 solo	 por	 necesidad	 o	 por	 un	 plato	 de	 comida,	 un	 techo	 donde
pasar	 la	 noche,	 muchas	 de	 las	 organizaciones	 criminales	 forman	 a	 estas
personas	vulnerables	aprovechándose	de	su	situación	esto	era	lo	que	sucedía
con	Tony.
Era	increíble	estar	en	esa	posición,	él	no	podía	evitar	sentir	compasión	por
Amber	que	yacía	dormida	frente	a	él	en	la	silla	de	metal,	pero	tampoco	podía
hacer	 nada	 por	 ella,	 después	 de	 todo	 Bryan	 tenía	 el	 control	 de	 su	 vida
también,	 el	 terminaba	 siendo	 una	 especie	 de	 rehén	 dentro	 del	 juego	 de	 la
delincuencia,	lo	sabían	todo	de	él,	la	enfermedad	de	su	madre,	el	número	de
cama	 en	 el	 hospital,	 la	 ubicación	 de	 su	 padre	 alcohólico,	 sus	 amigos	 de
universidad,	 hasta	 la	 novia	 que	dejo	 sin	 decir	 nada,	 no	quería	 correr	 con	 la
suerte	 de	 terminar	 con	 una	 bala	 en	 la	 frente	 solo	 por	 sus	 convicciones
morales,	 el	 pagaría	 el	 costo	 de	 salvar	 la	 vida	 de	 su	 madre,	 aunque	 ello
significara	sacrificarse	así	mismo.	¿Qué	pasaría	con	aquella	llamada	Amber?
No	podía	evitar	sentir	odio	al	ver	los	golpes	inflamados	que	Bryan	implanto
en	su	rostro,	él	sabía	exactamente	lo	que	pasaba	con	cada	una	de	las	chicas	a
las	que	el	rescate	no	les	ayudaba	a	sobrevivir.
	
Violación,	 tortura,	abusos	hasta	que	su	cuerpo	no	 resiste	más	y	 terminan
muriendo,	su	cuerpo	desaparece	en	algún	 lugar	y	pasan	a	 las	estadísticas	de
mujeres	 desaparecidas	 en	 el	 país,	 pero	 no	 solo	 lo	 físico	 es	 importante	 el
maltrato	psicológico	desde	el	primer	día	de	secuestro	es	muestra	de	la	brutal
violencia	 que	 se	 ejercen	 sobre	 ellas,	 con	 los	 hombres	 era	 distinto	 ninguno
sobrevivía,	 eran	 el	 resultado	de	mujeres	 celosas	o	despiadadas,	 con	grandes
herencias	 a	 su	 nombre,	 el	 problema	 es	 resulto	 de	manera	 fácil	 una	muerte
promete	 una	 gran	 suma	 de	 dinero	 en	 sus	 cuentas	 bancarias,propiedades	 y
vida	 de	 lujos,	 otras	 veces	 los	 celos	 de	 las	 amantes	 terminaba	 por	 arrancar
vidas	y	desintegrando	 familias	 dejando	hijos	 e	 hijas	 huérfanas	por	 culpa	de
una	sociedad	corrompida	por	el	dinero	y	los	intereses.
	
Ya	nada	le	importaba	a	Tony,	solo	el	dinero	y	la	recuperación	de	su	madre,
pero	ya	no	estaba	dispuesto	a	seguir	soportando	las	torturas	y	sufrimiento	de
la	 mujeres	 que	 terminaban	 bajo	 la	 captura	 de	 Bryan,	 después	 de	 todo	 el
resultaba	el	jefe	de	todos	los	involucrados.	Esa	noche	era	el	turno	de	Tony	de
cuidar	 de	 Amber	 por	 suerte	 no	 habrían	 más	 golpes	 en	 el	 trascurrir	 de	 las
próximas	horas,	lo	que	si	se	avecinaba	era	lo	predicho	por	Amber.
Llegaba	el	amanecer	y	así	mismo	el	día	lunes,	una	mesa	enorme	con	sillas
a	su	alrededor	era	preparada	en	el	piso	noventa	y	 tres	de	 la	 torre	 Icon	 el	 en
departamento	de	Amber,	la	alarma	se	quedó	sin	ser	apagada	una	vez	más,	el
parque	Graham	por	segundo	día	consecutivo	no	vio	trotar	a	la	chica,	el	auto
no	 se	 encendió,	 no	 hubo	 música	 en	 la	 radio,	 café	 que	 tomar,	 coleta	 que
amarrar,	nuevamente	el	departamento	se	encontraba	vacío,	uno	a	uno	fueron
tomando	 sus	 posiciones	 en	 la	 mesa	 los	 directores	 de	 Icon	 Magazine	 para
discutir	por	última	vez	la	edición	impresa	que	sería	publicada	el	día	siguiente
en	 todos	 los	 puntos	 comerciales	 de	 toda	 la	 ciudad	 y	 el	 mundo.	 Todos	 se
colocaron	de	pie	con	la	llegada	a	la	sala	de	Martha	Stewart	Editora	en	jefe	de
Icon	la	mujer	que	tomaba	todas	las	decisiones.
-							Comencemos	con	esto	–	dijo	la	mujer	de	inmediato,	dejando	su	abrigo
sobre	la	silla	y	un	portapapeles	de	cuero.	¿Dónde	está	Amber?
-	 	 	 	 	 	 	Aún	no	ha	llegado,	respondió	Andrew	el	fotógrafo	que	se	encontraba
en	la	mesa.
-							Quiero	ver	las	fotografías	¿Dónde	están?
-							En	la	carpeta	frente	a	usted	
-							Muy	bien	¿y	la	entrevista?	–	inquirió	la	mujer	con	desprecio.
-							Amber	la	ha	realizado	pero	no	tenemos	el	material.
-	 	 	 	 	 	 	¿Dónde	está	Amber?	–	debemos	tener	esa	entrevista	cuanto	antes,	la
revista	no	puede	detenerse	por	errores	mínimos,	esto	le	costara	el	cargo
lo	aseguro,	llamen	a	su	asistente	y	que	la	ubique	de	inmediato.
Amber	sin	duda	era	una	pieza	 fundamente	en	 Icon,	pero	aquella	mañana
todos	estaban	desconcertados	por	su	ausencia	ya	notable,	su	asistente	marco
el	 número	 de	 su	 departamento	 en	 reiteradas	 oportunidades	 sin	 poder
comunicarse	 con	 la	 joven	 Amber,	 la	 asistente	 resolvió	 pasar	 por	 su
departamento	luego	de	terminar	sus	labores,	Amber	nunca	se	ausentaba	de	su
empleo,	ella	realmente	amaba	lo	que	hacía	y	estaba	dispuesta	hacer	cualquier
tipo	de	 sacrificios	por	 conseguir	mucho	más	en	él,	 ninguna	enfermedad	 fue
motivo	antes	de	ausencia,	su	puesto	era	bien	merecido	por	toda	su	constancia,
nunca	antes	había	sucedido,	todo	era	muy	extraño.
En	 algún	 lugar	Amber	 era	 despertada	 con	una	 cubeta	 de	 agua	 fría	 sobre
ella.
-							¡Vamos	despierta	ya!	No	estamos	de	vacaciones	–	grito	Bryan
Exaltada	Amber	abría	los	ojos	con	la	respiración	agitada	y	con	su	cuerpo
temblando	por	el	frio	adicional	que	el	agua	infundía	en	su	cuerpo,	la	sudadera
y	el	mono	estaban	empapados,	ya	nada	era	seguro.
-							¿Por	qué	no	me	matas	de	una	vez?
-	 	 	 	 	 	 	Eso	quisiera	hacer,	pero	primero	sacare	mucho	provecho	de	ti,	sé	que
tienes	dinero	y	también	sé	que	pagarían	mucho	por	ti.	No	es	casualidad
que	quieran	sacarte	del	 juego	 tan	 rápido	¿a	quién	amenazas?	Con	esa
apariencia	a	niña	bien	portada.
-							Dímelo	tú,	a	ti	te	han	encargado	matarme	¿quién	lo	ha	hecho?
-	 	 	 	 	 	 	Recuerda	que	 las	preguntas	 las	hago	yo	–	dijo	Bryan	acariciando	su
rostro	inflamado	con	la	boca	del	arma	que	tenía	en	su	mano.
Rápidamente	Amber	estallo	en	lágrimas,	implorando	una	muerte	rápida.
-							Mátame,	vamos	hazlo	ya,	déjame	en	paz.
-	 	 	 	 	 	 	Llegará	 el	momento	 en	 el	 que	 pueda	 complacerte	 pequeña,	 tú	 solo
espera	que	llegue	rápido	ese	momento.
-	 	 	 	 	 	 	Eres	 un	 cobarde	 –	 grito	Amber	mientras	 Bryan	 caminaba	 hasta	 la
puerta	volviendo	a	encerrarla.
Debía	 resistir,	 debía	 salir	 de	 ese	 lugar,	 de	 alguna	 forma	 debía	 hacerlo,
encontraría	 la	 forma,	 en	 el	mundo	 exterior	 se	 percataron	 de	 su	 ausencia,	 la
asistente	 de	 Amber	 fue	 enviada	 a	 su	 departamento	 antes	 de	 terminar	 su
jornada	 por	 la	 grabadora	 que	 contenía	 la	 entrevista	 que	 ella	 misma	 había
hecho	a	Carolina	Herrera	al	llegar	al	edificio	de	departamentos,	pregunto	en
la	 recepción	 por	 la	 señorita	 Amber,	 la	 señora	 de	 estrada	 edad	 indico	 a	 la
asistente	que	Amber	no	había	 regresado	al	departamento	desde	el	evento	de
beneficencia,	 su	auto	se	encontraba	en	el	estacionamiento,	que	aquel	día	un
auto	 vino	 por	 ella,	 vaya	 que	 estaba	 informada	 la	 señora	 respecto	 a	 los
propietarios	del	edificio.
Ella	era	 la	 encargada	de	manejar	 la	 correspondencia	y	desde	entonces	 la
prensa	 de	 la	 señorita	 Amber	 permanecía	 junto	 a	 su	 puerta,	 por	 suerte	 su
asistente	 guardaba	 una	 copia	 de	 la	 llave	 de	 su	 departamento	 que	 la	misma
Amber	le	había	dado	antes	de	viajar	a	la	semana	de	la	moda	en	Paris,	una	vez
dentro	 del	 departamento	 constataron	 que	 realmente	Amber	 no	 había	 estado
allí	 por	 lo	menos	 el	 ultimo	día,	 el	 café	 aun	 en	 la	 taza	 de	 la	 cafetera,	 y	 por
demás	 el	 departamento	 en	 un	 estado	 de	 organización	 que	 ningún	 otro	 ser
mortal	pudiese	tener	sin	ser	amante	a	los	espacios	organizados.
La	asistente	busco	sin	éxito	la	grabadora	que	contenía	la	entrevista,	Amber
la	 había	 dejado	 en	 el	 auto,	 por	 supuesto	 que	 solo	 Amber	 tenía	 las	 llaves,
intento	marcar	de	nuevo	al	número	móvil	de	Amber,	pero	como	las	anteriores
veces	 el	 buzón	 de	 la	 contestadora	 atendió	 la	 llamada,	 ¿Qué	 estaría
sucediendo?	La	asistente	encendió	el	televisor	que	se	encontraba	en	la	sala,	un
noticiero	informaba	el	hallazgo	de	un	auto	con	un	cuerpo	sin	vida	dentro	de	él
en	las	afueras	de	la	ciudad,	las	huellas	del	sujeto	habían	sido	analizadas	por	la
agencia	 de	 identificación	 biológica	 obteniendo	 el	 nombre	 de	 Giuseppe
Paladino.
La	 joven	 asistente	 se	 llevó	 las	 manos	 a	 la	 boca	 con	 una	 expresión	 de
sorpresa,	tras	bajar	la	mano	dijo	en	voz	baja.
-							El	conductor	de	Amber
-							Que	dijo	señorita,	no	pudo	oírla.
-							No,	no	es	nada	debo	irme	–	salgamos	por	favor.
-							¿sucede	algo?
-							No,	todo	está	bien,	no	hay	nada	de	qué	preocuparse,	Amber	estará	bien.
Rápidamente	tomo	su	auto	sin	saber	exactamente	qué	hacer,	condujo	con
prisa	 hasta	 la	 torre	 Icon	 para	 informar	 lo	 sucedido	 con	Giuseppe	 Paladino,
sentía	 la	 necesidad	 de	 informar	 de	 inmediato	 la	 desaparición	 de	Amber,	 no
comprendía	 que	 estaba	 sucediendo,	 todo	 era	muy	 confuso,	 al	 llegar	 al	 piso
noventa	 y	 tres	 noto	 de	 inmediato	 una	 gran	 concentración	 de	 policías	 en	 la
recepción	del	piso,	buscaban	a	la	Amber,	los	videos	de	seguridad	captaron	el
momento	en	el	que	la	joven	directora	entraba	en	el	auto	después	de	la	cena	de
beneficencia	en	el	salón	de	la	fama	de	la	ciudad,	siguieron	con	las	cámaras	de
la	 ciudad	 el	 trayecto	 del	 auto,	 pero	 no	 lograron	 identificar	 realmente	 la
dirección	del	mismo,	ya	que	el	auto	apareció	en	la	zona	oeste	de	la	ciudad	y	el
departamento	de	Amber	quedaba	en	dirección	contraria,	 la	asistente	no	 tuvo
más	 remedio	 que	 hablar	 con	 el	 agente	 federal	 encargado	 de	 interrogar	 a
Amber.
-							Yo	soy	la	asistente	de	Amber	-	¿Cómo	puedo	ayudarle?
-	 	 	 	 	 	 	Soy	 el	 agente	 federal	Carlson,	 encontramos	 el	 cuerpo	 de	Giuseppe
Paladino	en	el	auto	que	conducía	en	la	madrugada,	algunos	videos	de
seguridad	de	la	ciudad	revelaron	que	la	joven	se	encontraba	dentro	del
auto,	 pero	 su	 cuerpo	 no	 estaba	 junto	 al	 de	Giuseppe,	 por	 ello	 hemos
venido	a	buscarle	para	interrogarle.
-							Agente,	he	ido	personalmente	al	departamento	de	Amber	ya	que	no	se
ha	 ausentado	 el	 día	 de	 hoy	 y	 en	 sus	manos	 se	 encuentraun	material
valioso	para	la	edición	de	la	revista	que	se	publicara	mañana,	pero	ese
no	es	el	caso,	en	el	edifico	de	departamento	no	la	vieron	llegar	luego	de
la	 cena	 de	 beneficencia.	 Yo	 tengo	 una	 copia	 de	 la	 llave	 de	 su
departamento	 que	 ella	misma	me	 entrego	 por	 lo	menos	 un	mes	 atrás
antes	de	viajar	a	Francia.
-	 	 	 	 	 	 	 ¿Puede	 dar	 todas	 estas	 declaraciones	 en	 la	 oficina	 federal?	 –	 todo
puede	ayudarnos	a	dar	con	la	señorita	Amber.
-							Por	supuesto	agente.
-	 	 	 	 	 	 	 Será	 acompañada	 por	 un	 oficial	 –	 ahora	 permítame	 la	 llave	 	 del
departamento	de	la	joven	debemos	hacer	una	inspección	en	el	lugar.
-							Aquí	las	tiene,	necesitara	también	la	dirección,	deme	un	minuto	y	se	la
entrego.
-	 	 	 	 	 	 	¡perfecto!	–	pongámonos	en	marcha,	cada	segundo	cuenta	–	debemos
activar	el	código	de	desaparición.
-							Como	ordene	jefe	–	respondió	el	oficial	que	se	encontraba	próximo	al
agente	federal	Carlson.
Era	cuestión	de	tiempo	para	que	todo	el	país	se	colocara	en	marcha	por	la
desaparición	de	la	directora	creativa	de	Icon	Magazine,	la	asistente	de	Amber
rindió	 las	 declaraciones	 en	 la	 oficina	 de	 la	 agencia	 federal,	 para	 dejar
constancia	de	 la	visita	que	había	 realizado	al	departamento	de	Amber	horas
antes,	 el	 agente	 Carlson	 y	 los	 oficiales	 se	 dirigieron	 al	 departamento	 de
Amber,	pero	no	pudieron	encontrar	ninguna	pista	o	evidencia	del	paradero	de
la	joven	directora,	pidieron	a	todos	los	organismos	las	cámaras	de	seguridad
de	toda	la	ciudad,	comenzando	a	mapear	toda	la	ciudad	con	la	dirección	y	el
cuso	 del	 auto	 de	 Giuseppe	 Paladino,	 pero	 todas	 las	 piezas	 eran	 confusas,
porque	no	había	una	trayectoria	exacta	cual	identificar.
Por	otra	parte	de	se	encontraba	Amber,	 temblando	de	frio	con	 la	 ropa
mojada	 y	 el	 rostro	 inflamado	 por	 los	 golpes	 que	 le	 proporciono	 Bryan,	 el
inicio	 de	 un	 rompecabezas	 estaba	 en	 comienzo,	 todo	 dependería	 de	 la	 final
que	completaría	toda	la	imagen	del	secuestro	de	Amber,	un	juego	claro	donde
la	estrategia	es	el	plato	fuerte	que	se	coloca	sobre	la	mesa,	era	necesario	dar
con	 el	 paradero	 de	Amber	 para	 poder	 entender	 el	 asesinato	 de	Giuseppe	 y
toda	 su	 extraña	 desaparición,	 ninguna	 de	 las	 pistas	 encajaba	 en	 el
rompecabezas,	las	cámaras	de	seguridad	de	la	ciudad	estaban	erradas,	ninguna
aclaraba	el	trayecto	recorrido	por	el	auto.
El	 sonido	 de	 la	 cerradura	 abría	 los	 ojos	 de	 Amber	 en	 el	 calabozo
lúgubre	 en	 el	 que	 se	 encontraba,	 la	 humedad	 le	 estaba	 pasando	 factura
comenzó	a	sentir	problemas	respiratorios,	se	acercaba	la	figura	de	Tony	venir
desde	el	punto	de	luz	en	su	mirada,	de	momento	era	un	especie	de	pantera	con
una	extraña	agudeza	visual	en	medio	de	tanta	oscuridad,	pero	sucedía	que	se
abría	la	puerta	y	el	solo	destello	de	luz	nublara	todas	sus	pupilas	al	punto	de
cegarle	 por	 un	 tiempo	 prolongado	 hasta	 que	 sus	 ojos	 pudiesen	 adaptarse	 al
resplandor.	Tony	coloco	la	maleta	sobre	la	silla	de	metal,	y	alzo	con	su	mano
desde	la	mejilla	el	rostro	de	Amber.
-							¿Aun	estas	viva?	¿será	buena	suerte?
-							¡No	lo	creo!	–	tal	vez	sea	solo	sea	momentánea.
-							Voy	a	desatarte,	vas	a	comer.
-							¡No	tengo	apetito!
-							Si	tienes	un	mínimo	de	probabilidades	de	salir	de	aquí	¡debes	comer!
-	 	 	 	 	 	 	 No	 sé	 en	 me	 encuentre	 realmente,	 no	 puedo	 calcular	 mis
probabilidades	 de	 vida	 en	 este	 lugar,	 de	 igual	 forma	 algo	 terminara
matándome	antes	de	saberlo.
-							Sin	importar	lo	que	pienses	entonces	¡debes	comer!	–	si	no	lo	haces	por
tu	cuenta,	tendré	que	obligarte	hacerlo.
-							¡Eso	no	sería	muy	cortes!
-							Cortes	es	pensar	que	yo	pudiese	tener	alguna	de	benevolencia	–	ahora
voy	a	desatarte	haz	silencio	y	no	hagas	preguntas.
-							Solo	respóndeme	una	sola	pregunta	más	-	¿Qué	hora	es	allá	afuera?
-							Tal	vez	este	cayendo	la	tarde	–	ahora	solo	cierra		la	boca	y	come.
Amber	observo	a	Tony	mientras	sacaba	la	comida	del	maletín,	además	de
una	nueva	muda	de	ropa	limpia	y	seca,	¿de	dónde	estaría	sacando	aquello?
Aunque	 le	 ocasionaba	 intriga	 seguir	 haciendo	 preguntas,	 la	 seriedad	 de
Tony	 era	 súbita	 no	 permitía	 ningún	 dialogo,	 nuevamente	 se	 repitió	 el
protocolo,	comer,	desatarle	las	manos	y	los	pies,	hacer	el	cambio	de	ropa	y
volver	 a	 la	 silla	 con	 las	 ataduras,	 Tony	 se	 encargaba	 de	 colocarle	 una
especie	de	pomada	en	los	golpes,	Amber	no	entendía	por	qué	lo	hacía	sin
embargo	disfrutaba	el	placer	de	poseer	tan	solo	esos	instantes	de	atención
en	el	lugar	en	el	que	se	encontraba	pasándola	muy	mal.
Amber	pensaba	que	si	estaba	cayendo	la	tarde	en	la	ciudad	estaría	dentro
de	 un	 rango	 de	 hora	 entre	 las	 6:00	 Pm	 y	 las	 8:00Pm	 de	 por	 lo	 que	 sus
probabilidades	de	poder	salir	de	aquel	lugar	podrían	ser	altas,	el	llegar	el	día
siguiente	ya	se	darían	cuenta	de	su	extraña	desaparición,	lo	que	no	pasaba	por
la	 mente	 de	 Amber	 era	 todo	 el	 trabajo	 adelantado	 que	 los	 agentes	 de
investigación	 tenían	a	 su	 favor,	 solo	debía	 resistir	un	poco	más,	por	ello	no
coloco	objeción	al	comer,	puesto	que	también	estaba	de	acuerdo	con	Tony	de
que	 si	 existían	 un	 minino	 de	 probabilidades	 debía	 resistir	 y	 comer	 en	 la
medida	 necesaria	 para	 poder	 sobrevivir	 en	 ese	 calabozo	 de	 humedad	 y
oscuridad,	 la	 soga	 en	 ese	 punto	 ya	 había	 dejado	 rastro	 de	 lo	 apretado	 que
estaban,	 moretones	 alrededor	 de	 la	 muñeca	 confirmaban	 que	 la	 fuerza
aplicada	era	la	necesaria	para	poder	dejar	segura	a	la	rehén.
Una	vez	en	ese	punto	solo	debía	prepararse	para	resistir	maltratos,	oponer
resistencia	 intencionada	 para	 no	 levantar	 ningún	 tipo	 de	 sospecha	 sobre
Bryan,	Tony	estaba	de	parte	de	la	ella,	pero	¿hasta	qué	punto	podía	confiar	en
él?	 Era	 necesario	 dejar	 sus	 pensamientos	 y	 acciones	 bajo	 perfil	 para	 no
acarrear	 con	 ninguna	 consecuencia,	 Tony	 se	 sentaba	 al	 lado	 de	 la	 chica
observándola	 sin	 decir	 nada,	 por	 la	 mente	 de	 Amber	 pasaban	 infinitas
preguntas	sin	respuestas	al	querer	descifrar	al	hombre	junto	a	ella,	después	de
todo	 debía	 ser	 una	 historia	 interesante	 como	 aquel	 hombre	 con	 el	 rostro
cubierto	termino	siendo	un	criminal.	La	historia	de	Tony	era	más	común	de	lo
que	 parecía,	 hay	 cientos	 de	 jóvenes	 que	 terminan	 en	 la	 delincuencia	 sin
alternativas	a	sus	vidas	que	entregarse	al	sistema	de	la	delincuencia	solo	por
una	necesidad	de	dinero.	Allí	estaba	él	con	la	cabeza	en	un	hospital,	su	madre
estaba	 en	 ese	 hospital	 con	 cáncer	 en	 la	 sangre	 pero	 ¿es	 ese	 un	 motivo
suficiente	para	llegar	a	si	nivel	de	vida?	Esta	vez	no	sabían	de	qué	se	trataba,
aparentemente	 la	 situación	 estaba	 controlada,	 no	 habría	 cavos	 sueltos,	 un
crimen	limpio	con	excelente	resultado	en	cualquiera	de	su	desarrollo,	por	otra
Tony	se	encargaba	de	mantener	a	raya	las	ocurrencias	de	Bryan,	ya	lo	había
visto	antes,	 sabía	que	hacer	exactamente	para	poder	manejar	a	 la	bestia	que
tenía	como	jefe:	Bryan.
Su	apodo	se	debía	a	su	país	de	origen,	Rusia	fue	criado	en	campo	militar
con	las	más	estrictas	normas	de	supervivencia,	su	padre	era	un	saldado	de	alto
rango,	sin	embargo	Bryan	no	poesía	ese	acepto	característicos	de	los	rusos,	él
podía	 hablar	 perfectamente	 neutral	 sin	 poder	 especificar	 de	 donde	 podría
provenir,	su	madre	murió	durante	el	parto	así	que	su	padre	tuvo	la	obligación
y	el	deber	de	tenerlo	en	la	base	militar,	educación	militar,	rutina	militar,	todo
absolutamente	 todo	 cronometrado	 y	 con	 segundos	 específicos,	 él	 no	 era	 un
niño	común	y	corriente,	desde	temprana	edad	sabia	abrir	cerraduras,	esconder
comida,	 forzar	 los	casilleros,	colarse	en	 todas	 las	áreas	del	campamento	era
intrépido	 aprendiendo	 más	 de	 supervivencia,	 pero	 la	 ausencia	 de	 afecto	 lo
hicieron	 volverse	 n	 ser	 frio,	 calculador,	 manipulador	 y	 con	 pensamiento
bastantes	torcidos.	La	inocencia	de	Bryan	nunca	existió,	criado	por	un	sinfín
de	 reclutas	 tan	 protegido	 como	 disidente,	 observabatodo	 lo	 que	 hacían	 los
reclutas,	 aprendió	 a	manejar	 armas	 desde	muy	 pequeño	 a	 escondidas	 de	 su
padre	 claro,	 su	 puntería	 era	 precisa	 y	 creció	 hasta	 forjarse	 como	 un	militar
siguiendo	el	camino	de	su	padre.
Una	mañana	de	febrero	nevaba	fuertemente	por	lo	que	todos	los	rehenes	se
encontraban	 en	 los	 talleres	 haciendo	 actividades	 de	 mantenimiento	 de	 los
equipos	de	entrenamiento	y	combate,	Nicolay	Égorov	el	nombre	por	el	que	un
día	Bryan	fue	llamado	durante	su	adolescencia	en	el	campo	militar,	aun	tenia
pensamientos	 inocentes	acerca	del	manejo	personal	de	 todos	 los	 reclutas,	su
mente	 comenzó	 a	 torcerse	 desde	 el	mismo	momento	 en	 el	 que	 un	 sargento
coloco	las	manos	sobre	su	entre	pierna	tapándole	la	boca	y	amenazándolo	de
muerte	 y	 deshora	 frente	 a	 su	 padre,	 con	 una	 posición	 desventajosa	 Bryan
estaba	 consciente	 que	 su	 padre	 creería	 absolutamente	 todo	 lo	 que	 pudiese
provenir	del	teniente,	por	lo	menos	dos	años	hasta	que	este	fue	removido	del
cargo	y	más	nunca	Bryan	volvió	 a	 tener	 información	al	 respecto,	 desde	 ese
mismo	memento	 el	 plan	 para	 acabar	 con	 el	 campo	militar	 se	 fue	 aclarando
cada	vez	más	en	la	cabeza	de	Bryan,	cada	detalle	incluyendo	su	salida	del	país
estaba	planeada	le	llevaría	tiempo	hacerlo,	pero	al	final	de	todo	lo	conseguiría
sobre	todo	el	último	punto	de	su	agenda	asesinar	al	teniente	Alexey	Volkóv	,
juro	 que	 lo	 encontraría	 y	 lo	 dejaría	 irreconocible,	 no	 existía	 otro	 ser	 con	 la
pacida	de	pensamiento	abstracto	como	Bryan.
Nueve	años,	cuatro	meses	y	algunos	días	después	de	la	primera	vez	que	el
teniente	 coloco	 su	 manos	 sobre	 Bryan	 el	 campamento	 quedo	 reducido	 a
cenizas	en	el	fuego	que	cautelosamente	Bryan	provoco	para	fugarse	de	aquel
lugar,	quemando	 incluso	 la	 sección	donde	 se	encontraba	 su	padre,	 el	 rencor
creció	 tan	 dentro	 de	 él,	 no	 podía	 encontrar	 una	 justificación	 al
comportamiento	 inerte	 de	 su	 padre	 frente	 su	 hijo	 en	 aquel	 campo,	 no
importaba	nada,	a	su	padre	solo	le	preocupaba	que	el	siguiera	sus	pasos	y	que
también	 siguiera	 con	 la	dinastía	militar	 que	precedían	 sus	 abuelos	paternos,
aquella	noche	de	abril	el	cielo	en	medio	de	la	nada	y	el	frio	se	iluminaba	con
las	 llamaradas	 que	 salían	 de	 las	 bases	 de	 aquel	 campamento,	 el	 gobierno
dejaría	el	 secreto	 tal	 accidente,	nunca	 lo	buscarían,	no	podían	dejar	que	esa
situación	levantara	algún	tipo	de	alarma	dentro	de	la	población	soviética,	un
más	cuando	esta	se	encontraba	en	un	punto	delicado	de	la	historia,	el	fin	de	la
Unión	 Soviética	 se	 acercaba	 y	 sería	 mucho	 más	 pronto	 de	 lo	 que	 todos
imaginaria.
	Los	días	de	la	unión	soviética	llegaban	a	su	fin	con	la	una	clara	respuesta
de	todos	los	ciudadanos	protestando	en	las	calles	y	la	revolución	del	muro	de
Berlín	donde	Bryan	tuvo	como	cortina	un	gran	levantamiento	para	escapar	de
Rusia	 y	 luego	 instalarse	 en	 América,	 su	 nombre	 quedo	 en	 el	 anonimato,
incluso	 contaba	 con	 una	 lápida	 en	 el	 antiguo	 campo	 militar	 dado	 que	 su
cuerpo	jamás	fue	encontrado.
Antes	 de	 escapar	 a	 Alemania	 y	 luego	 a	 América	 Bryan	 encontró	 la
residencia	 de	 Alexey	 Volkóv,	 una	 muerte	 repentina	 por	 intoxicación	 de
mercurio	fue	preparada	para	él,	después	de	todo	esas	clases	de	personas	según
el	criterio	de	Bryan	debían	ser	eliminadas,	pero	las	retorcidas	cosas	que	en	su
mente	pasaban	no	tenían	escapatoria	de	él	mismo.
Se	 encontraba	preso	de	un	 sinfín	de	maquinaciones	que	 solo	podía	 estar
tranquilo	infringiendo	daño,	era	la	forma	de	calmar	su	ansiedad	desordenada
y	su	compulsivas	ganar	de	ver	dolor	ajeno,	con	toda	la	experiencia	adquirida,
es	más	que	sencillo	para	el	dedicarse	a	la	extorción	y	al	secuestro	para	obtener
beneficios	económicos,	no	tenía	una	esposa	ni	hijos	que	mantener,	nunca	los
quiso,	 a	 pesar	 de	 tener	 atractivo	 para	 lograrlo,	 su	 plato	 fuerte	 era	 otro,
jovencitos	de	 las	calles,	buscando	drogas,	o	un	plato	caliente	de	comida,	un
poco	de	abrigo	para	el	frio	o	simplemente	una	taza	de	café	caliente,	pasaba	las
noches	 recorriendo	 las	 calles	 de	 la	 ciudad,	 buscando	 su	 prototipo	 perfecto,
una	vez	lo	encontraba	lo	subía	al	auto	y	lo	llevaba	a	su	casa,	le	daba	de	comer,
ropa	limpia,	comodidades,	jamás	los	tocaba,	solo	los	observaba	y	percibía	el
placer	de	 satisfacer	 sus	necesidades,	demostraba	una	muestra	de	afectividad
que	resultaba	abrumadora	para	muchos	de	los	prototipos,	realmente	Bryan	era
un	libro	abierto,	una	caja	de	pandora,	las	mujeres	le	resultaban	repulsivas	y	es
que	 casi	 nunca	 vio	 a	 alguna	 en	 el	 campo	 militar,	 con	 excepciones	 de
prostitutas	 que	 esporádicamente	 llegaban	 a	 saciar	 las	 necesidades	 de	 los
reclutas,	pero	no	las	del	teniente	Alexey	Volkóv,	ese	sí	que	era	un	verdadero
degenerado	clínico.
Era	fácil		para	Bryan	adivinar	las	necesidades	de	aquellos	jóvenes,	muchos
de	ellos	estaba	ahora	en	sus	filas,	todos	tenían	en	común	alguna	historia	con
él,	uno	de	 los	casos	particulares	 fue	el	de	Tony,	en	aquel	bar	 la	noche	en	 la
que	se	conocieron	todo	fue	muy	diferente,	Bryan	daba	su	ronda	habitual	por
la	ciudad,	nada	era	más	puntual	que	su	habito	de	ir	a	los	mismo	lugares,	solo
que	esa	noche	los	planes	cambiarían.
The	Street	Club	se	encontraba	cerrado	por	remodelación	desde	hace	un	par
de	 días,	 así	 que	Bryan	 decidió	 cambiar	 el	 rumbo	 de	 su	 camioneta	 hasta	 un
nuevo	 bar	 en	 la	 ciudad	 llamado	 Groveers	 Electry	 Club	 un	 club	 con	 un
formato	 diferente	 al	 que	 solía	 estar	 acostumbrado,	 además	 de	 llamar	 la
atención	de	 jóvenes	de	menor	edad,	Bryan	prefería	seguir	 frecuentando	The
Street	Club	por	 la	comodidad	y	confianza	que	 los	años	visitando	el	 lugar	 le
brindaban,	todos	allí	le	conocían,	hablaban	a	sus	espaldas	cosas	respecto	a	él,
siempre	se	hacía	con	jovencitos	y	terminaba	por	llevárselos,	hizo	empatía	con
el	bar	tender	del	lugar	de	manera	fácil	y	en	muchas	ocasiones	este	le	ayudaba
a	obtener	sus	trofeos.
Groveers	era	un	 lugar	no	 tan	diferente	 respecto	al	 tipo	de	 sitio	que	 solía
frecuentar	pero	decido	a	obtener	lo	que	quería,	esa	noche	entro	y	se	sentó	en
la	 barra	 con	 un	 vodka	 doble	 en	 un	 vaso	 y	 la	 mirada	 observadora	 desde	 el
rincón,	 las	 mesas	 se	 encontraban	 llenas,	 era	 capaz	 de	 percibir	 cada
movimiento	desde	donde	estaba,	las	mesas	del	lugar	estaban	llenas	y	la	barra
aun	tenia	algunos	asientos	disponibles.
Por	 otro	 lado	 Tony	 estaba	 recibiendo	 los	 resultados	 los	 análisis	 de	 su
madre,	 para	 enterarse	 de	 su	 leucemia,	 ese	maldito	 cáncer	 en	 la	 sangre	 con
probabilidades	verdaderamente	desalentadoras	 lo	colocaba	entre	 la	espada	y
pared,	ahora	era	es	más	que	seguro	que	debía	dejar	sus	estudios	universitarios
para	dedicarse	a	trabajar	por	la	salud	de	su	madre,	era	increíble	que	todo	eso
le	estuviese	 sucediendo	con	apenas	veintisiete	años,	no	había	 trabajo	que	él
pudiese	hacer	en	el	que	consiguiera	veinte	mil	dólares	para	el	tratamiento	de
su	madre,	pero	Tony	estaba	dispuesto	a	sacrificar	todo	lo	necesario	para	lidiar
con	la	enfermedad	de	su	madre	que	fue	internada	de	inmediato	en	el	hospital
para	 mantener	 un	 constante	 seguimiento	 del	 avance	 de	 la	 enfermedad,	 era
necesario	 que	 ella	 permaneciere	 en	 ese	 lugar,	 una	 vez	 realizados	 los
documentos	de	ingresos	e	instalado	a	su	madre	en	una	habitación	del	hospital
Tony	salió	a	caminar	las	calles	de	la	ciudad	en	busca	de	aire	fresco.
Eran	aproximadamente	las	tres	y	cuarenta	de	la	mañana,	la	temperatura	se
estaba	por	lo	menos	a	una	dos	grados,	el	frio	era	insoportable,	Tony	caminaba
en	 cualquier	 dirección	 buscando	 despejar	 de	 su	 mente	 todo	 lo	 que	 estaba
sucediendo,	 su	 padre	 con	 un	 problema	 serio	 de	 alcoholismo,	 su	madre	 con
cáncer	 en	 la	 sangre	y	 él	 en	medio	de	un	mundo	 sin	bases	que	poco	 a	poco
comienza	a	desmoronarse,	Tony	metió	las	manos	en	su	bolsillo	para	contar	el
dinero	en	su	bolsillo,	poco	más	de	 treinta	dólares	y	algunos	centavos	era	 lo
que	sumaba	su	capital,	resolviótomar	un	trago	parado	frente	aquel	bar	al	que
por	alguna	causa	fue	a	parar.
Groveers	estaba	frente	a	él,		así	que	decidió	tomar	un	trago	para	poner	de
lado	 sus	 pensamientos,	 las	 luces	 y	 la	 música	 estaban	 por	 todo	 el	 lugar,	 el
sonido	era	muy	alto,	pero	allí	estaba,	un	poco	desconcertado	por	el	hecho	de
estar	en	uno	de	los	sitios	que	menos	frecuentaba	en	su	vida	normal,	Tony	se
mantenía	alejado	de	los	bares,	burdeles	y	toda	clase	de	antros	existente,	no	era
vicioso,	 una	 que	 otra	 calada	 a	 un	 cigarrillo	 y	 un	 trago	 esporádicamente
cuando	sentía	que	su	mundo	estaba	complicándose,	por	 lo	general	un	nuevo
día	 traía	 una	 nueva	 lucidez	 que	 le	 permitía	 afrontar	 cualquier	 cosa	 con	 la
mente	fría	y	con	objetivos	claros.
El	 cabello	 castaño	 claro	 de	Tony	 enseguida	 se	 dejó	 ver	 luego	 de	 que	 se
quitara	 el	 gorro	 que	 le	 protegía	 del	 frio,	 sus	 ojos	 azul	 intenso	 enseguida
deslumbraron	 a	 Bryan,	 para	 él	 era	 simplemente	 un	 juego	 que	 le	 producía
satisfacción,	Tony	era	alto,	atlético	y	muy	apuesto	con	la	capacidad	de	llamar
la	 atención	 de	 quien	 quisiera,	 una	 barba	 un	 poco	 descuidada	 y	 algo
amarillenta	 adornaban	 un	 poco	 su	 rostro,	 Bryan	 pensaba	 en	 todas	 las
posibilidades	de	poder	hacerse	con	el	joven,	pero	pensaba	mucho	más	allá	de
cualquier	 ser	 normal,	 a	 él	 le	 obsesionaba	 ver	 debajo	 de	 las	 apariencias,	 la
verdadera	cara	de	un	sujeto,	experto	en	psicoanálisis,	le	obsesionaba	descubrir
las	necesidades	de	esos	jóvenes.
Después	de	un	largo	rato	de	mirada	sobre	el	joven,	Bryan	decidió	pagarle
al	 bar	 tender	 unos	 cien	 dólares	 para	 que	 consiguiera	 toda	 la	 información
posible	 sobre	 el	 joven	 sentado	 en	 la	 barra	 que	 hasta	 ese	momento	 ninguno
conocía	su	nombre.
-							¿Qué	te	tomas?	–	pregunto	el	bar	tender.	
-							¡Un	whisky	doble	por	favor!	–	respondió	Tony.
-	 	 	 	 	 	 	Ha	debido	ser	un	día	 fuerte	hombre,	dijo	el	bar	 tender	colocando	el
vaso	corto	sobre	la	barra	y	dejando	caer	un	poco	más	de	la	cuenta	en	el
vaso	con	hielo.
-							¡No	pasa	nada!	Agrego	Tony	un	poco	abrumado	por	la	cercanía	del	bar
tender.
-	 	 	 	 	 	 	Muchos	vienen	como	tú	y	luego	ya	no	los	vemos	más	¿tú	no	eres	de
por	acá?
-							No,	lo	soy	y	no	creo	que	lo	sea	en	un	futuro	¿tú	de	que	vas,	eres	policía
o	bar	tender?
-							¡Lo	siento,	disculpe!	–	respondió	el	bar	tender.
Allan	holtz	era	su	verdadero	nombre.
Solo	 quería	 acariciar	 un	 poco	 más	 la	 soledad,	 un	 poco	 más	 el	 saberse
dolorido	y	con	problemas,	le	consternaba	por	supuesto	estar	en	esa	posición,
pero	 él	 era	 un	 hombre	 joven	 al	 que	 no	 le	 gustaba	 socializar,	 siempre
significaba	 un	 riesgo	 importante	 el	 conocer	 extraño,	 ninguna	 persona
coincidía	 con	 sus	 pensamientos,	 tal	 vez	 había	 llegado	 en	 una	 época
equivocada,	 estos	 tiempos	 resultaban	 arrolladores	 para	 la	 callada	 vida	 de
Allan,	muchas	de	esas	personas	a	 las	que	 terminaba	por	hacer	el	esfuerzo	y
relacionarse	lo	tomaban	por	idiota	o	por	tonto,	todas	sus	ideas	y	pensamientos
eran	 distintos	 a	 los	 del	 promedio,	 a	 la	 generalidad,	 chicos	 y	 chicas	 que	 no
comprendían	 absolutamente	 de	 lo	 que	 hablaba	 y	 como	 se	 expresaba,
seguramente	 su	 mente	 adelantada	 a	 este	 caos	 social	 y	 la	 involución	 de	 la
humanidad,	siempre	era	cuestionado	por	su	forma	particular	de	pensar,	pero
aquello	 le	 importaba	 poco,	 las	 calamidades	 no	 lo	 detenían,	 suficiente
necesidades	había	pasado	en	su	infancia	y	en	su	vida	para	quedarse	de	brazos
cruzados.
El	bar	tender	se	acercó	al	ver	el	vaso	vacío,	Allan	termino	con	el	trajo	tan
pronto	como	fue	colocado	sobre	el	hielo.
-	 	 	 	 	 	 	Este	 lo	 invita	 la	 casa,	 al	 parecer	 tenemos	 a	 alguien	que	 lo	 necesita
mucho	más.
-							Pudiese	tomar	dos	de	esas	si	tuviese	como	pagarla	ahora	mismo.
-							No	te	preocupes,	puedes	beber	todo	lo	que	necesites	si	así	lo	deseas	–
los	días	malos	nos	 llegan	en	algún	momento	y	al	parecer	el	 tuyo	está
aquí	–	respondió	el	bar	tender.
-							¡No	creo	que	solo	sea	un	día!	–	no	puedo	beber,	no	tengo	como	pagar.
-	 	 	 	 	 	 	Será	una	deuda	olvidada	–	hagamos	un	 trato,	 tomas	 todo	 cuanto	 te
provoque	y	si	algún	día	tienes	suerte	podrás	venir	e	invitarme	un	trago
por	el	favor.
-							¡Es	un	trato!	–	mi	nombre	es	Allan.
-							Frank	–	respondió	el	bar	tender	mientras	colocaba	más	licor	en	el	vaso.
Frank	 era	 experto	 en	 sacar	 información	 a	 sus	 clientes,	 por	 lo	 general	 lo
hacían	solos,	muchos	de	ellos	llegaban	buscando	a	alguien	con	quien	hablar,
sentían	la	necesidad	de	tener	alguien	con	quien	conversar	y	con	los	efectos	de
las	primeras	copas	 terminaban	confesando	 todas	 sus	angustias,	muchas	eran
las	 historias	 que	 Frank	 ya	 había	 escuchado	 y	 en	 su	mayoría	 terminaban	 en
nada,	sin	ninguna	acción	en	particular	que	cambiaran	 los	 trágicos	finales	de
esas	 historias,	 Allan	 tomaba	 trago	 tras	 otro,	 desde	 la	 esquina	 Bryan	 le
observaba	 con	 su	 trago	de	Vodka,	 después	de	varios	 tragos,	 el	 astuto	Frank
pudo	hacerse	con	la	historia	del	joven	y	embriagado	Allan.
-							¡Veinte	mil	dólares!	–	exclamo	Frank
-							Si,	debo	conseguirlos	a	cualquier	costo	–	fueron	las	palabras	exactas	de
Allan.
-							Estoy	seguro	que	pronto	abras	solucionado	eso.
La	botella	llegaba	a	su	final,	Bryan	aun	en	la	esquina	con	su	vodka	en	la
mano,	 pensaba	 en	 cualquier	 cantidad	 de	 cosas	 con	 el	 joven	 sentado	 en	 la
barra,	 era	 cuestión	de	minutos	para	que	Frank	 le	dijese	 toda	 la	 información
que	tenía	respecto	a	Allan.
Lo	 habían	 llevado	 al	 punto	 necesario	 para	 poder	 persuadir	 a	 cualquier
persona	con	pocos	argumentos,	el	estado	de	embriagues	muchas	veces	suele
ser	difícil	de	controlar,	pero	para	Allan	era	la	cosa	más	estúpida	que	existía,
llegar	a	ese	estado	era	una	necesidad	absoluta	de	evadirse	así	mismo,	evadir	al
mundo	 que	 le	 rodea,	 evadir	 absolutamente	 todo	 lo	 que	 ocasionara	 dolor,
sufrimiento	 y	 angustia,	 era	 el	 salvavidas	 en	medio	 de	 una	 tormenta	 en	 alta
mar.
El	 último	 vaso	 de	 whisky	 caía	 lentamente	 sobre	 el	 hielo,	 la	 mañana	 se
aproximaba	y	los	pensamientos	de	Allan	estaban	tan	nublados	por	el	whisky
que	ignoraba	que	hacer	al	salir	de	aquel	lugar,	un	cigarrillo	salió	de	su	bolsillo
mientras	Bryan	aparecía	colocando	el	encendedor	frente	él.
-							Hoy	puede	ser	tu	día	de	suerte	–	dijo	Bryan	a	un	joven	muy	ebrio	en	la
puerta	de	un	bar.
-	 	 	 	 	 	 	¿Qué	dices?	¿suerte	has	dicho?	–	hoy	estoy	seguro	que	eso	de	lo	que
hablas	no	existe.
-							¿Por	qué	estás	tan	seguro	de	eso?	–	respondió	Allan
-							La	suerte	se	presenta	sola	cuando	menos	lo	esperas	–	te	veo	a	las	nueve
de	la	mañana	frente	al	hospital,	tengo	un	trabajo	para	ti,	ganaras	mucho
dinero.
-							¿Un	trabajo	para	mí?
-							Sí,	no	faltes,	se	puntual,	si	logras	recordarlo	entonces	tendrás	suerte.
-							¡Llegare	antes!
Allan	 dormiría	 sentado	 frente	 al	 hospital	 en	 un	 banco	 en	 la	 plazoleta,
Bryan	sabía	exactamente	lo	que	necesitaba,	Frank	se	lo	había	contado	todo	sin
omitir	 detalles,	 pero	 aun	 tipo	 como	 Bryan	 hacia	 pruebas	 a	 los	 jóvenes
prototipos,	 como	 el	 mismo	 le	 llamabas,	 todo	 resultaba	 ser	 un	 experimento
para	él,	un	extraño	juego	de	azar	donde	de	algún	modo	terminaba	por	tener	el
control	de	la	situación.
Llegada	 la	hora	acordada,	Bryan	se	encontraba	frente	al	hospital	y	Allan
aun	 dormido	 por	 la	 embriagues	 en	 el	 banco	 de	 la	 plaza	 no	 lo	 supo,	 sin
embargo	 el	 sabia	 como	mover	 exactamente	 las	 fichas,	 ingreso	 al	 hospital	 y
consiguió	el	nombre	de	la	madre	de	Allan,	el	piso	y	la	habitación	en	la	que	se
encontraba,	entrego	un	cheque	con	una	suma	de	diez	mil	dólares	al	hospital
para	iniciar	con	el	tratamiento	de	quimioterapia	lo	más	pronto	posible,	aunque
las	 esperanzas	 de	 sobrevivencia	 para	 ese	 momento	 no	 eran	 exactas	 las
probabilidades	arrojaban	una	pequeña	luz	de	poder	salvarle.
Bryan	dejo	su	número	al	lado	de	la	cama	en	la	habitación	de	la	madre	de
Allan,	para

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