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El capital agrario - MARIO EDHER SANCHEZ DIAZ

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El Capital Agrario: 
Se conoce como Capital Agrario a la totalidad del capital que requiere una empresa 
agropecuaria para poder llevar a cabo la explotación de la tierra y la producción de 
bienes a partir de ella. 
El Capital Agrario está compuesto por dos grandes fracciones que son el Capital 
Fúndico y el Capital de Explotación. El primero se refiere, como su nombre lo sugiere, 
al predio rural en sí mismo y su cuantía depende del valor de la tierra libre de mejoras, 
por un lado, más el valor de las mejoras, por el otro. A su vez, las mejoras se clasifican 
por su naturaleza en ordinarias y extraordinarias. Las mejoras ordinarias son las más 
comunes y frecuentes, las más fácilmente visibles e identificables que, genéricamente, 
pueden definirse como todo lo clavado y plantado en el campo. Ejemplo de estas son 
los molinos, tanques australianos, bebederos, galpones, corrales, mangas, cargadores, 
galpones, tinglados, casas y alambrados, montes, cortinas forestales y reparos, entre 
otros. La característica que hace que una determinada mejora sea considerada 
ordinaria es la limitación de su vida útil. Así, las mejoras ordinarias tienen una vida útil 
limitada, sirviendo para un número finito de ciclos productivos o ejercicios contables, 
lo que implica la necesidad de amortizarlas para poder recuperar la inversión hecha en 
ellas y mantener el capital de la empresa, al mismo tiempo que poder reemplazarlas 
para seguir con la empresa en marcha y continuando con la producción. 
Por otra parte encontramos a las mejoras extraordinarias que tienen la característica 
de, una vez realizadas, confundirse con el predio, al cual quedan completa, definitiva e 
inseparablemente unidas. De esta manera las mejoras extraordinarias tienen una vida 
útil ilimitada y sirven para infinitos actos productivos, por lo que no es necesario 
amortizarlas. Ejemplo de este tipo de mejoras son las nivelaciones, los desmontes y los 
drenajes. 
Ambos tipos de mejoras, tanto las ordinarias como las extraordinarias, requieren 
gastos de conservación y mantenimiento para permanecer en estado adecuado y 
poder prestar su función específica en el proceso productivo de la empresa 
agropecuaria. 
Cabe aclarar que desde el punto de vista contable la tierra sirve para infinitos actos 
productivos ya que su vida útil es ilimitada y la contabilidad asume que no pierde 
potencial productivo con el paso de los años, sin tener en cuenta el manejo que el 
suelo reciba. De esta manera se justifica el postulado contable que afirma que la tierra 
no se amortiza. Desde el punto de vista agronómico esto es falso ya que la tierra 
pierde potencial productivo con el paso de los años. El manejo que reciba el suelo 
puede profundizar y acelerar este deterioro o, al contrario, reducirlo, enlentecerlo y 
compensarlo parcialmente. Las rotaciones agrícola-ganaderas, con sus ciclos 
ganaderos menos rentables que la agricultura y el lucro cesante o costo de 
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oportunidad que de él surge, al igual que los gastos crecientes en enmiendas y 
fertilizaciones en dosis cada vez mayores, son esfuerzos económicos y financieros 
tendientes a mantener el potencial productivo de la tierra, que de otro modo se 
perdería. 
La incidencia de la tierra y de las mejoras en la composición del Capital Fúndico varía 
de acuerdo a la calidad agronómica y aptitud productiva de los suelos. En las zonas 
marginales, de suelos poco productivos y, por ende, poco valiosos, el valor de las 
mejoras representa un importante porcentaje del Capital Fúndico. La incidencia del 
valor de las mejoras en este rubro de capital es inversa a la calidad y consecuente valor 
económico de los campos, disminuyendo a medida que estos mejoran. La razón para 
este comportamiento es que el valor de las mejoras es siempre el mismo, no 
dependiendo de la calidad del campo en que se encuentren, lo que resulta 
proporcionalmente mayor en los campos de menor valor y viceversa. 
El Capital de Explotación podría definirse como todo el capital que está sobre la tierra y 
que no se transmite con la venta del predio ni figura en la escritura, a pesar de ser 
indispensable para poder realizar la explotación del campo, poner en marcha a la 
empresa agropecuaria y producir bienes a partir del factor tierra. 
El Capital de Explotación se clasifica, de acuerdo a su destino, en fijo o circulante. El 
Capital de Explotación Fijo podría ser asimilado, en términos contables, al activo fijo, 
descontados los inmuebles, patentes, representaciones y marcas, compuesto por los 
bienes de uso, que la economía llama bienes de capital, que la empresa posee porque 
los requiere para poder llevar adelante su negocio y, por ende, para usarlos ella 
misma. En el caso particular de la empresa agropecuaria el capital de explotación con 
un destino fijo, es decir dinero que está siempre invertido en lo mismo y que por ende 
no rota, puede clasificarse por la naturaleza específica de los bienes a que está 
destinado. Así tenemos, por un lado, al Capital de Explotación Fijo Vivo, compuesto por 
los animales de renta y de trabajo. Los animales de renta son aquellos que la empresa 
pecuaria tiene para explotarlos y producir a partir de ellos y obtener, así, un beneficio 
económico, por ejemplo las vacas totales de un tambo, las vacas de cría, las madres de 
un criadero de cerdos, las ovejas de una majada, las yeguas madres de un haras o las 
gallinas ponedoras de una granja. Por otra parte encontramos al Capital de Explotación 
Fijo Inanimado, representado por las maquinarias, muebles y útiles, equipos 
informáticos y rodados. 
El Capital de Explotación Fijo Vivo se divide en animales de renta y animales de trabajo, 
siendo estos últimos los animales que se tienen para trabajar con ellos, básicamente 
caballos de trabajo, para recorrer, y, antiguamente, bueyes para tracción, carga o 
realización de laboreos agrícolas, cosas que también se podían hacer con caballos de 
trabajo. 
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Los animales de renta son aquellos que se tienen para producir con ellos y obtener 
lucro a partir de ellos, son las “máquinas” de producir de las empresas pecuarias. 
Ejemplos de animales de renta son las madres de un criadero de cerdos, las vacas de 
un tambo, el rodeo de un establecimiento de cría, la majada, etcétera, incluidos los 
respectivos machos. Cuando los animales de producción tienen una vida útil menor a 
un ejercicio contable, es decir que la producción tiene un ciclo productivo corto, de 
menos de un año, y son ellos mismos productos en proceso, que se transformarán en 
el producto a comercializar, en vez de ser “la máquina de producir”, se los considera 
parte del capital de explotación circulante. Por ejemplo los novillitos de invernada, 
particularmente en un planteo de invernada rápida, los pollos parrilleros y las crías en 
planteos de producción de carne bovina, porcina u ovina. 
Los animales de trabajo se amortizan, salvo que sean de cría propia, pues tienen una 
vida útil limitada y es necesario reponerlos, lo cual se asume que se hará 
comprándoselo a un tercero. 
El caso de los animales de renta es algo más complicado ya que es necesario 
amortizarlos sólo en el caso de ser comprados a un tercero, por reposición externa. Si 
los animales de renta se repusieran internamente, con animales marca líquida, nacidos 
y criados en el propio establecimiento, no sería necesario amortizarlos, aunque el 
costo de oportunidad que representa la venta de los animales criados y no vendidos 
por retenerlos para reposición del rodeo es un costo para mantener el potencial 
productivo del rodeo, y por ende su valor, y perpetuar la vida útil, de otra manera 
limitada de los animales de renta. En general se acepta que los machos se reponen por 
reposición externa, por lo que corresponde amortizarlos, mientras que las hembras de 
reposición suelen ser de cría propia, por lo cual no hace falta amortizarlas. 
Todo el Capital de Explotación Fijo, tanto el vivo como el Inanimado, requieren de 
gastos de mantenimiento para conservary expresar su capacidad productiva. Todos 
los componentes del Capital de Explotación Fijo Inanimado, por ser máquinas, equipos, 
mobiliario, herramientas y vehículos, tienen una vida útil limitada y deben amortizarse 
pues se los deberá reponer y para ello habrá que comprárselos a un tercero, no 
pudiendo tener reposición interna. Estos equipos sufren desgaste a causa del uso y con 
ello pierden capacidad productiva, disminuyen su valor y consumen su vida útil. La 
empresa, para seguir en marcha, tiene que remplazarlos, para lo cual debe recuperar 
el valor original a nuevo invertido en estas máquinas. 
El Capital de Explotación se completa con el llamado Capital Circulante. Este rubro del 
capital agrario equivale a lo que en otro tipo de empresas es llamado capital de giro o 
capital de trabajo y está integrado por aquella porción del capital de explotación que 
no tiene un destino permanente, por lo cual está inmovilizado por muy cortos 
períodos, y va cambiando su destino a lo largo del tiempo. El Capital de Explotación 
Circulante es el capital con el cual la empresa agropecuaria hace frente a todos los 
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gastos de todo tipo en los que incurre para producir y comercializar los bienes que 
produce, incluidos los gastos de mantenimiento de las mejoras ordinarias y 
extraordinarias, los gastos de mantenimiento de los animales de renta y de trabajo que 
forman el Capital de Explotación Fijo Vivo y, también, los gastos de mantenimiento de 
los componentes del Capital de Explotación Fijo Inanimado. El Capital de Explotación 
Circulante es el que se emplea para la compra de insumos, remuneración del personal 
y sus cargas sociales, pago de impuestos y tasas municipales, provinciales y nacionales 
directos e indirectos, para el pago de los servicios públicos y los arrendamientos, para 
los gastos de comercialización, comunicación, asesoramientos, fletes y gastos de 
administración, combustibles y energía, servicios contratados a terceros y laboreos 
agrícolas de implantación-protección y cosecha. 
El Capital de Explotación Circulante no genera gastos de mantenimiento ya que no se 
corresponde con ningún bien en particular que haya que mantener y, al contrario, es él 
con quien se pagan todos los gastos. Consecuencia de estos es que el Capital de 
Explotación Circulante esté especialmente expuesto a la inflación. 
Todos los componentes del Capital Agrario generan intereses como costo de 
oportunidad por su uso. En el caso particular del Capital de Explotación Circulante los 
intereses deben considerarse por su plazo medio de inmovilización o vida media de los 
bienes y servicios con él comprados. Para esto hay que calcular el plazo de rotación del 
Capital Circulante. Ante ausencia de un dato más preciso se puede estimar en 6 meses. 
La tasa de interés que se utiliza para calcular los intereses como costo de oportunidad 
del uso del capital propio difiere para cada componente del capital agrario, 
dependiendo del diferente grado de riesgo al que está expuesto cada uno de ellos. El 
capital fúndico completo, con la tierra libre de mejoras y las mejoras, tanto ordinarias 
como extraordinarias, constituye una inversión “bastante segura”, expuesta a un 
relativo bajo riesgo, ya que es difícil que se pierda. Por ello, para el cálculo del interés 
que devengaría, a él se le aplica una tasa relativamente más baja. El capital de 
explotación fijo inanimado está expuesto a un riesgo algo mayor, por lo que a él se le 
aplica una tasa de interés más alta. La naturaleza biológica de los animales de renta y 
de trabajo que forman el capital de explotación fijo vivo hace que este rubro del 
capital agrario esté expuesto a un riesgo considerable y de ello deriva que a este 
componente del capital agrario se le aplique una tasa de interés aún más elevada y 
bastante alta. El rubro del capital agrario expuesto a mayor riesgo es, sin duda y por 
mucho, el capital circulante. Es allí donde pueden producirse grandes pérdidas con 
relativa facilidad. Por ello se aplica, para el cálculo del interés que corresponde 
considerar como costo de oportunidad de uso del capital propio, al capital de 
explotación circulante la mayor tasa de interés de todas las que se emplean para este 
cálculo. Aquí hemos expuesto un abanico de tasas relativas cuyo valor absoluto 
depende las tasas vigentes habitualmente en cada momento y en cada país en general. 
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