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CRÓNICA - NORA GUADALUPE HERRERA REYES

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HERRERA REYES NORA GUADALUPE 		15/09/2020
CRÓNICA – Huele a normalidad
Recuerdo todo como si fuera un sueño, estaba desvelada, moría de sueño, aún no me acostumbraba a dormir pocas horas y tener una agenda tan ocupada que apenas tuviera tiempo para comer. Recién había conseguido un trabajo con un tío mío, le ayudaba a lavar los trastes del negocio de tacos por las tardes, por la mañana la escuela y por la noche si quedaba tiempo hacia tarea a prisa. 
Todos los días mientras trabajaba prendía la radio en las noticas y no dejaban de hablar de un nuevo virus que se deslumbraba por el oriente, sinceramente me llenaba de temor pensar en que todos moriríamos, pero nunca pensé que todo avanzaría tan rápido. En cuestión de días, hablaban de China, después España y siguiente Estados Unidos, no sabía que pensar, todo avanzaba muy rápido. 
Hasta que un día, comunicaron a todos que el presidente comentó en su rueda de prensa que México “estaba preparado” para recibir al Coronavirus. No podía creer lo que había oído, en México no hemos podido controlar la natalidad, la pobreza, los impuestos, la alimentación, la nula calidad de vida, y ni hablar de nuestro sistema médico público, ya que es deplorable y deja mucho que desear. 
Nunca olvidaré la fecha; el 13 de marzo del 2020 escuche en la radio que teníamos que dejar la escuela por dos semanas para evitar contagios, era jueves y al día siguiente solo tenía una materia, me preocupaba por mis maestros mayores que no sabían ni siquiera mover sus teléfonos, no sabía cómo podría contactarnos, busque en las oficinas a algunos de ellos, sin éxito ya que me comunicaron que no iban los viernes porque sus clases estaban repartidas en los cuatro días anteriores. Transcurrieron esas dos semanas sin sentirlas, solo dos maestros se pusieron en contacto conmigo y no culpo a los demás de no haberlo hecho, simplemente no estaban preparados aún. 
Lo demás lo recuerdo con tristeza, era lo único que se respiraba detrás del cubre bocas. 
A lo largo de la historia hemos estudiado las diferentes causas de muerte de nuestros antepasados, y aprendido de ellas para no cometer los mismos errores. A diferencia del pasado, nosotros tenemos herramientas para combatir y contrarrestar el contagio, quedando en nosotros la total responsabilidad de usarlos, pero con toda la ignorancia del mundo y sumergida en una profunda melancolía, confieso que me siento peor por todas aquellas personas que no creen en que exista el virus, que por las personas (que son muchas) que han muerto a causa del mismo, porque no solo dejas de cuidarte a ti mismo al formar una huelga anti protección, también ayudarías a propagar el contagio, ya que si eres asintomático y portador del virus contagias a los demás.
Las redes sociales estaban locas, no sabían a quién culpar, todo el mundo colapso y con ellos la Economía Mundial, cada día más y más gente era despedida de sus empleos: mi familia y yo no fuimos la excepción. Nunca nos faltó comida, pero yo veía que cada día había más deudas, mayor desesperación, llamadas de los bancos que querían cobrar cuanto antes a sus clientes porque también tenían problemas económicos y no querían tener que perdonar muchas deudas porque la gente sigue muriendo en gran cantidad.
Desgraciadamente en México somos un país en el que la mayor parte de la población vive al día y fue una desgarradora noticia el que de la noche a la mañana se perdiera la principal fuente de ingreso en México: los trabajos informales. Mi madre, mi hermana, mi cuñada y yo teníamos un trabajo informal; pago al día, cero prestaciones, horarios flexibles, trabajando lo que el empleador disponga. Humanamente y provechosamente tuvimos que exigirnos el buscar un trabajo formal y honestamente debo admitir que es lo mejor que pudimos haber hecho, y así como nosotras quiero pensar que la mayoría de la población busco puertas para seguir a pesar de tormenta. 
Esta cuarentena y lo que pasa dentro de ella, no es responsabilidad de los gobernantes, lo que hacemos o dejamos de hacer es únicamente responsabilidad de uno mismo. Así como hubo mucha gente que se bloqueó y decidió parar rotundamente todo, como por dar un ejemplo el desistir de las clases en línea y optar por tomarlas en otro momento en presencial por el simple hecho de no querer aprender una nueva modalidad en el cambio. Muchos decidimos tomar las riendas de nuestra vida y cambiar junto con la nueva modalidad y evitar a toda costa detenernos, esto para mi es mucho más importante: no posponer o cancelar, si no, cambiar en conjunto. 
Así nacieron muchas empresas, que no son físicas, pero aprendieron a darse a conocer por lo único que nos une actualmente que son las redes sociales. Es adaptarte y cambiar, porque el que no se anima a nadar con la corriente tarde o temprano acaba por hundirse. 
Así mismo es como actualmente tengo dos trabajos, el primero es solo fines de semana pocas horas y el segundo que nació gracias a esta nueva modalidad y me encanta porque ayudamos a evitar nuevos contagios, al bienestar de las personas y a seguir caminando dentro de esto que parece no tener fin. 
Te aseguro que la vida aún después de la COVID-19 no será igual en ningún aspecto, saldrás a la calle y te será extraño no portar más un cubre bocas, escucharás a alguien estornudar y te hará dudar si en verdad es una simple gripa o si se trata de otro nuevo virus. Pero es parte de la vida y de la muerte, no podemos evitar morir, pero si podemos evitar hacerlo por nuestra indiferencia a cuidarnos y a cuidar a los demás.

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