Logo Studenta

PALACIO DE OSAMBELA - M

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

PALACIO DE OSAMBELA – PERÚ (Finales del s. XVIII- terminado 1803 y 1805)
Casa Osambela: Casa ubicada en el jirón Conde de Superunda junto al Convento y Basílica de Santo Domingo. El área que ocupa fue parte del convento de Santo Domingo. Fue construida en 1808, modificada en 1906 y restaurada en 1961 y 1983. La parte central de la fachada, con su portada de dos cuerpos y el mirador octogonal que ocupa el tercer nivel, flanqueados por los balcones del segundo nivel, suponen un sorprendente remate del jirón Caylloma. Además la casa posee un patio con escalera de cajón y traspatio lateral. Este destacado edificio, actualmente alberga la sede de la Academia Peruana de la Lengua y de la oficina regional en el Perú de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
4. Elementos arquitectónicos destacados en las casas virreinales del Perú: Como hemos visto en los ejemplos anteriores, en las viviendas virreinales se repiten varios elementos arquitectónicos como son: las portadas, los zaguanes, los patios, los traspatios, los balcones, las teatinas, etc. Todos estos elementos, en muchos casos, también se han ido transformando y evolucionando con el paso de los años, y han impreso un carácter pintoresco a la ciudad que durante siglos ha sorprendido a los viajeros. Se describen a continuación, en mayor profundidad, algunos de estos elementos:
 La portada: es la parte del edificio donde se sitúa la puerta principal, suele estar ornamentada, lo que confiere al edificio una cierta monumentalidad. En el caso de las casas virreinales, solemos encontrar portadas de dos cuerpos labradas en piedra o de yesería pintadas de blanco.
El zaguán: es la parte de la vivienda que sigue a la portada y conecta la calle con el patio principal. Se trata de un espacio de transición cubierto, con bancos laterales para la espera y argollas para amarrar las cabalgaduras y que suele ir adornado de arcos y rejas. – 
El patio: el patio principal es aquel al que se ingresa desde el zaguán y en el que se encuentran las habitaciones principales de la casa como la sala, que era el centro social donde la familia recibía a sus visitas. Además de este patio, la mayor parte de las casas principales tienen un patio secundario o traspatio que se comunica con el primero a través de un callejón y en el que se encuentran otras estancias más privadas como los dormitorios, el comedor, la cocina, las despensas, las habitaciones de los sirvientes de la casa, los corrales y las caballerizas. – 
El balcón: el balcón es uno de los elementos más llamativos de la vivienda virreinal, tanto por su cantidad, como por su variedad, tamaño y calidad de factura. Antonio San Cristóbal distingue entre dos tipos de balcones: ‘Balcón abierto: plataforma saliente hacia el exterior desde un hueco abierto en el muro hasta el suelo del piso, que solo cuenta con una barandilla protectora externa’ y ‘Balcón de cajón (cerrado): plataforma saliente de un hueco abierto en el muro hasta el piso del suelo, que está recubierta en el frente y en los lados por paneles tallados de madera que se elevan hasta la altura del segundo piso y cuenta con techumbre en lo alto’, siendo mucho más numerosos los balcones cerrados. – 
La teatina: es una ventana vertical colocada sobre el techo de una habitación y recubierta con una armadura inclinada de madera que sirve para iluminar y ventilar. Este tipo de ventana aparece en las viviendas virreinales a partir del s. XVIII.
Bibliografía:
VELASCO GARCÍA, María del Rosario. “La casa virreinal limeña”. En: Arquitectura en tierra. Historia y Renovación. XIII CIATTI. Congreso de arquitectura en tierra en Cuenca y Villagarcía de Campos 2016. [online]. Valladolid: Cátedra Juan de Villanueva. Universidad de Valladolid. 2016. Pp. 81-86
Fachada
La fachada de la Casa de Osambela es de estilo neoclásico, con reminiscencias del rococó. Muestra cinco balcones, de estilo Luis XVI, ornamentados con guirnaldas y acompañados por tres balcones de antepecho. En lo alto tiene un mirador cubierto por una pequeña cúpula de silueta musulmana.
Interior
A diferencia de la mayoría de casas virreinales limeñas, las habitaciones de la casa están distribuidas en forma paralela a la calle lo cual hace que su fachada sea lo suficientemente extensa para albergar a cinco balcones de cajón y de estilo Luis XVI. De igual modo la distribución de sus patios era al revés diferenciándose del resto de las construcciones de la época virreinal, que ordenaban sus instalaciones distribuidas «en profundidad» y no en el sentido de la fachada.
https://www.cuscoperu.com/es/viajes/lima/palacios-y-casonas/casa-osambela
La construcción de esta mansión resulta insólita en nuestra arquitectura criolla, empezando por los cuatro niveles de elevación, lo que estaba prohibido por precausión antisísmica, que solo permitía dos niveles.  Quizás la influencia del “poderoso caballero don dinero” debió ser determinante en la “vista gorda” municipal, pues en Lima virreinal sólo esta mansión tiene tal elevación.
Igualmente, resulta asombrosa la extensión de la fachada, pues lo usual era fachada con desarrollo menor que la profundidad, con su zaguán y sucesivos patios hasta la huerta y el galpón de los esclavos al fondo.
En esta mansión no hay profundidades. Ella se extiende paralelamente a la calle y tan solo tiene dos patios, sin huertas ni dependencias serviles del fondo, éstas debieron estar en el tercer nivel, en la altura al que se llega por una escalera estrecha, insignificante como acceso, lo que indica su carácter inferior.
Y además, como un esguince tan característico del numen limeño, escasamente proclive al racionalismo rigoroso y siempre propenso a la impronta temperamental,  está esa libre, espontánea, danzarina reminiscencia del rococó imbricado en lo neoclásico y hasta los lejanos ecos de lo morisco y mediterráneo, con las interpolaciones innovadoras del Estilo Napoleón Tercero, en los adornos de la fachada: pilastrillas, cornisas, macetones con remates vegetales en estuco que contrastan con lo dieciochesco de los balcones de cajón de clara evocación del rococó.
Y finalmente, los juegos del remate de ese frontispicio tan cargado de eclecticismo, luego lo alternante de balcones cerrados y balconcillos de antepecho, dos modalidades halconeras antagónicas y de tiempos diferentes. Aquellos “balcones de cajón”, “calles en el aire” como las nominó el cronista frailuno Lizárraga, son de ancestro morisco y nos vienen de Alepo de Siria y las Islas Canarias. Y los balconcillos de antepecho descubiertos y con ferronería barandal que son de procedencia francesa.
La decoración de esos elegantes balcones de cajón es profusa, con paneles alternas adornados con guirnaldas, medallones y soguillas, con sus ventanucos que antaño debieron ser de maderámenes en diagonales a la manera de las ataujías moriscas, para poder atisbar desde adentro sin servisto desde afuera.
En la planta baja lucía un secuente número de ventanas enrejadas, de las que ahora sólo quedan cinco -eran nueve-, éstas las convirtieron en portones de acceso a las estancias para almacenes de alquiler. Esto se hizo cuando la familia Osambela tuvo que abandonar la mansión dividiéndola en dos pisos independientes, más tiendas de alquiler.
Toda aquella decoración externa del portal con sus pilastras de piedra rematadas en cantería y las jambas revocadas de estuco que elevan su decoración hacia la altura enmarcando el frontispicio más interesante de toda la arquitectura civil virreinal, con un estilo decorativo que se eleva hasta alcanzar el tercer nivel donde insólitamente aparece un remate de maderamen con el elegante balcón de antepecho que, como los balconcillos del segundo nivel, luce barandas de bronce. Y finalmente coronando está sinfonía estilística está, en el cuarto nivel, el Mirador en ochavo tras el barandal de madera que antaño remataban en perillones de vidrio. Coronado por el capulín bulbáceo, de reminiscencia morisca.
Estos miradores fueron en la Lima virreinal bastante corrientes, había treintay seis, ahora quedan dos: uno en Osambela y otro en el distrito del Rímac (en el Callao hay otros cuatro), eran testimonio del intenso tráfico marítimopor los cuales los armadores, desde sus mansiones en una ciudad de edificaciones no más altas que dos pisos y la mayoría de uno, solían atisbar desde sus miradores con un catalejo, el arribo al cercano puerto del Callao de sus naves, reconocibles por los gallardetes del armador flameando en lo alto de los mástiles.
Del portal se entra a un zaguán y por éste al patio principal, pasando bajo el arco carpanel trasponiendo la reja cancel de torneada madera, que ha sido restituido, pues la original despareció en las sucesivas depredaciones que sufrió la mansión.
Por su sobria elegancia neoclásica, este es un patio notable. Desde el empedrado suelo y elevando la mirada, se percibe el bello juego de ritmos ascendentes de los barandales de madera que enmarcan las galerías altas de los niveles segundo y tercero, en rectángulo abierto al cielo y rematados por el mirador en el cuarto nivel.
Actualmente, la  Mansión de Osambela Oquendo es sede de las siguientes instituciones:  Academia Peruana de la Lengua,  Academia Peruana de Derecho, Academia Nacional de Historia, Academia Nacional de Medicina, Academia Nacional de Ciencias, Academia Peruana de Ingeniería y la Organización de Estados Iberoamericanos.
https://estudioraulcaneloabogados.wordpress.com/2013/10/07/la-mansion-de-osambela-oquendo/

Continuar navegando