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ISSN: 1870-1760N Ú M . 1 2 2 S E P T I E M B R E - O C T U B R E D E 2 0 1 5
SUELO Y SALUD
La mayor parte de la población de México (>75%) vive actualmente en zonas urbanas, donde tiene 
poco contacto directo con el suelo. Por consiguiente, cada vez menos personas son conscientes 
de que su bienestar depende de la conservación del suelo, tanto por el alimento que éste les 
provee como por los diversos servicios ambientales que aporta. Más desconocido aún es cómo la 
creciente degradación del suelo impacta en la salud pública, afectando la capacidad del suelo de 
rendir alimentos sanos, así como agua y aire limpios.
Citar como: 
 Siebe, C., S. Cram. 2015. Suelo y salud: un tema poco atendido 
 que nos incumbe a todos. CONABIO. Biodiversitas, 122:1-5 
2
En los párrafos siguientes sintetizamos diversos as-
pectos que relacionan el suelo y su manejo con la 
salud humana. Pretendemos con ello mostrar que 
conservar el suelo no sólo es del interés de quienes 
lo trabajan directamente (agricultores, ganaderos y 
forestales), sino que es un tema prioritario para el 
bienestar de todos los sectores de la sociedad. Un 
suelo sano es vital para el ser humano y un mal 
manejo de este recurso conlleva a efectos adversos 
a través de lo que comemos, bebemos, respiramos 
y tocamos.
Somos lo que comemos
Actualmente, este antiguo proverbio se usa para in-
dicar que una alimentación sobrada en calorías nos 
pone en riesgo de contraer enfermedades cardiovas-
culares, hipertensión y diabetes. Hace medio siglo la 
mayoría de las personas aún vivía en comunidades 
rurales y se alimentaba casi exclusivamente de los 
productos que producían sus tierras. El abastecimien-
tos con elementos traza (aquellos compuestos quími-
cos que son necesarios en cantidades ínfimas para 
el crecimiento, desarrollo y fisiología de un organis-
mo) dependía por lo tanto del contenido de éstos en 
el suelo y de su biodisponibilidad para los cultivos. 
Las concentraciones de los elementos presentes en 
los suelos difieren en función del material geológi-
co que da origen al suelo, y de las propiedades del 
suelo que determinan su solubilidad. Como lo ante-
rior varía enormemente entre regiones, también los 
contenidos de elementos en los cultivos cambian en 
amplios rangos. En el Cuadro 1 se muestra un listado 
con las fuentes de varios elementos traza esenciales, 
así como sus efectos en la salud. 
En general se conoce que las comunidades huma-
nas que viven en áreas con suelos pobres en nutrien-
tes sufren de desnutrición a causa de los bajos rendi-
mientos que obtienen de sus tierras. Este problema va 
en aumento por procesos de degradación de suelos 
como la erosión, pérdida de materia orgánica o con-
taminación que reduce la cantidad de macro y mi-
cronutrimentos que las raíces de las plantas pueden 
absorber, mientras que aumentan las concentraciones 
de sustancias potencialmente tóxicas. 
CHRISTINA SIEBE Y SILKE CRAM
SUELO Y SALUD:
un tema poco atendido que nos incumbe a todos
Suelos erosionados 
en la sierra Tarahumara, 
Chihuahua. 
Foto: © Fulvio Eccardi 
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En algunas regiones de África las personas acos-
tumbran ingerir suelo directamente para aliviar el 
hambre y para cubrir sus necesidades de elementos 
traza. La ingesta directa de suelo, conocida como 
geofagia, también puede aliviar intoxicaciones, ya 
que la alta capacidad de sorción del suelo fija o 
adsorbe las sustancias o bacterias tóxicas. Sin em-
bargo, también se reporta que la geofagia puede 
provocar anemia, dado que los componentes ór-
gano-minerales del suelo adsorben y fijan hierro o 
cinc, evitando su absorción en el intestino. La in-
gesta de suelo en grandes cantidades también pro-
voca enfermedades, como un crecimiento excesivo 
del hígado, cirrosis y edemas. Si el suelo además 
está contaminado con organismos patógenos, pa-
rásitos o contaminantes, su ingesta tendrá múltiples 
efectos nocivos. 
En la actualidad la mayoría de las personas vive en 
comunidades urbanas y se abastece de mercados 
cada vez más globales, lo que compensa posibles de-
ficiencias de elementos particulares en regiones geo-
gráficas específicas. Por ello, ahora es mucho más 
complejo documentar la relación entre el suelo y la 
salud de los consumidores de sus productos. La geofa-
gia tampoco es un comportamiento ampliamente dis-
tribuido entre la población adulta. Sin embargo, los 
niños suelen jugar en parques, jardines, patios esco-
lares o campos deportivos. Allí están en contacto di-
recto con la tierra y frecuentemente se llevan los de-
dos a la boca o chupan sus juguetes. En algunos 
países existe por lo tanto una normatividad que limita 
el uso del suelo contaminado para actividades re-
creativas en función de los contenidos de elementos 
y compuestos potencialmente tóxicos del suelo, con-
siderando como vía de exposición la ingesta directa 
del mismo.
Los sistemas de producción agrícola que usan gran-
des cantidades de agroquímicos también han contri-
buido a aumentar la exposición a contaminantes a 
través de la cadena alimenticia. Muchos de los con-
taminantes se acumulan en el suelo con el tiempo, lo 
que aumenta su absorción por los cultivos. 
Por otro lado, recientemente se ha observado 
un aumento la producción de verduras en sistemas 
hidropónicos de invernadero, es decir, cultivados 
sobre sustratos artificiales con soluciones nutriti-
vas, que no necesariamente contienen todos los 
elementos traza en las proporciones requeridas por 
el cuerpo humano. No se ha estudiado aún si una 
dieta basada en cultivos de esta naturaleza conlleva 
a mediano y largo plazo a deficiencias en algunos 
elementos traza.
Somos lo que bebemos
La calidad de agua subterránea depende en gran me-
dida de procesos que ocurren en los suelos. Sustan-
cias disueltas en el agua de lluvia o de riego que se 
infiltra a través del suelo pueden ser retenidas por diver-
sos procesos dentro del suelo. Pero esta capacidad de 
filtrar, amortiguar y transformar tiene un límite, por lo 
que en suelos contaminados o con baja capacidad de 
filtración estas sustancias pueden contaminar los man-
tos acuíferos. Si ésta es utilizada para abastecer la red 
de agua potable pone en riesgo a quien la consume. 
Un ejemplo muy bien documentado de lo anterior 
es la presencia de altas concentraciones de nitrato en 
el agua potable, proveniente de la oxidación de com-
puestos nitrogenados añadidos al suelo en cantidades 
superiores a las demandadas por los cultivos. El con-
En México 
aproximadamente 
37% del uso consuntivo 
proviene del agua 
subterránea; el 63% 
restante procede 
de cuerpos de agua 
superficiales. 
Foto: © Fulvio Eccardi
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sumo de nitrato en exceso afecta sobre todo la salud 
de bebés menores de 12 meses alimentados con leche 
en polvo disuelta en agua rica en nitrato. Esta molécula 
bloquea a la hemoglobina de la sangre imposibilitando 
el transporte de oxígeno en el cuerpo, y causa una es-
pecie de asfixia y con ello la muerte de los infantes. Este 
padecimiento es conocido como el síndrome del bebé 
azul o metahemoglobinemia, y afecta a los menores de 
6 a 12 meses, porque éstos aún no desarrollan el siste-
ma de desintoxicación que transforma a los nitratos en 
sustancias inocuas. En adultos la ingesta excesiva de ni-
tratos ocasiona la formación de nitrosaminas en el tracto 
intestinal, las cuales son carcinogénicas. 
Igualmente existen numerosas evidencias del la-
vado de herbicidas, fungicidas e insecticidas de los 
suelos hacia los mantos acuíferos. Su ingesta igual-
mente se ha asociado con la prevalencia de diversos 
tipos de cáncer, desórdenes hepáticos, convulsiones, 
efectos neurotóxicos, entre otros.
En México aproximadamente 37% por ciento del 
uso consuntivo proviene del agua subterránea; el 63% 
restante procede de cuerpos de agua superficiales. La 
calidad de éstos se ha visto sensiblemente afectada 
en las últimas décadas, no sólo por las descargas de 
aguas residuales, sino también por partículas sus-
pendidas resultantesde la erosión hídrica que afecta 
cada año mayores porciones de terreno. Esto no sólo 
resta capacidad productiva y merma los ingresos del 
agricultor, sino también deteriora la calidad del agua 
superficial y afecta la salud de quien la consume. 
Somos lo que respiramos
No únicamente la erosión hídrica afecta los suelos 
del país. El Informe de la Situación del Medio Am-
biente en México publicado por la Secretaría de Me-
dio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) repor-
ta que 11.8% de la superficie del país está afectado 
por erosión hídrica y 9.5% por eólica. Las partículas 
suspendidas en este caso perjudican la calidad del 
aire. Sobre todo las partículas finas, de diámetros me-
nores a 10 micras, pueden ingresar a los pulmones, 
y aquellas menores a 2.5 micras incluso pasan al to-
rrente sanguíneo a través de los alveolos. En el valle 
de México las partículas suspendidas en el aire son 
los contaminantes que determinan durante la época 
de secas el índice de calidad del aire (IMECA). Existen 
múltiples evidencias de que la exposición prolonga-
da de partículas de diámetro menor a 10 micras afec-
ta la salud de sobre todo adultos mayores y niños, 
y provoca enfermedades respiratorias como el asma. 
En sitios contaminados con metales pesados por 
actividades mineras o industriales también se han 
documentado efectos nocivos en la salud de los ha-
bitantes de áreas circundantes por partículas suspen-
didas. Algunos ejemplos de México son la afectación 
por cromo, que provoca la destrucción del tabique 
nasal y perjudicó a los habitantes de áreas aledañas 
a predios contaminados por la empresa Cromatos de 
México, cerrada en 1978, o la disminución de las 
capacidades cognitivas de niños y adultos en zonas 
inmediatas a la extracción y procesamiento de man-
ganeso en el estado de Hidalgo.
Somos lo que tocamos
También la exposición cutánea con suelos contamina-
dos afecta la salud humana. El padecimiento probable-
mente mejor documentado al respecto es la infección 
con la bacteria Clostridium tetani, causante del tétanos. 
Por otro lado, el suelo es el soporte de las áreas verdes 
de zonas urbanas que mejoran la calidad de vida del 
ser humano, porque reconfortan, dan sombra y oxíge-
no, refrescan y reducen islas de calor y permiten un 
sinnúmero de actividades de ocio y deporte. Así, por 
ejemplo, se sabe que personas con estrés y pacientes 
en hospitales se recuperan mucho mejor cuando hay 
áreas verdes a su alrededor. También el contacto con 
el suelo sano o el olor a tierra mojada son sensaciones 
que contribuyen al bienestar. 
Canal Requena en el Valle 
del Mezquital, donde se 
utilizan aguas residuales 
para riego agrícola desde 
hace más de un siglo. 
Foto: © Christina Siebe
5
ELEMENTO FUENTE FUNCIÓN
Boro Manzanas, peras, uvas, nueces, zanahorias, 
vegetales de hoja verde, cereales integrales, pasas.
Previene la osteoporosis, ayuda a construir y mantener saludables 
huesos y músculos, favorece la absorción de calcio.
Cinc Levadura, yemas de huevo, frutos secos, aves de corral, 
cereales, frijoles.
Constituyente de la insulina y de muchas vitaminas, se requiere para la 
síntesis de proteínas y la formación de colágeno. Promueve un sistema 
inmunitario saludable. Previene desórdenes de crecimiento, anorexia y 
lesiones de la piel.
Cromo Brócoli, pavo, jugo de uva, levadura, arroz integral, 
queso.
Es un cofactor para la formación de insulina en nuestro cuerpo, ayuda 
a mantener niveles normales de azúcar en la sangre y previene la 
diabetes.
Cobre Semillas de girasol, almendras, aguacate, 
champiñones, lentejas, ostras, langosta.
Es una protección antioxidante en los glóbulos rojos.
Hierro Cereales, carne magra, hígado, nueces, semillas, 
aguacate, mariscos, pollo, espinacas, frijoles, huevos, 
frutos secos, vegetales de hoja verde.
Forma parte de la hemoglobina y la mioglobina, oxigena los glóbulos 
rojos, esencial en muchos procesos enzimáticos, importante para el 
crecimiento. Previene la anemia.
Flúor Agua fluorada, espinacas, col, lechugas, brotes de 
soya, café, pescado, marisco.
Fortalece los huesos, reduce la incidencia de caries en niños y adultos.
Yodo Sal yodada, mariscos, algas, soya, espinacas. Ayuda a metabolizar el exceso de grasa, importante para el desarrollo 
físico y mental. Produce las hormonas tiroideas y previene el bocio.
Manganeso Aguacate, nueces, semillas, algas, salvado de avena, 
trigo.
Se requiere para el metabolismo de proteínas y grasas, mantiene el 
sistema inmunitario saludable, regula el azúcar en la sangre.
Molibdeno Legumbres, granos, nueces, carne de res, hígado, 
vegetales de hoja verde.
Se requiere para el metabolismo del nitrógeno, ayuda en la conversión 
de purinas a ácido úrico, promueve la función celular normal. Su 
deficiencia se asocia con enfermedades de la boca y las encías.
Níquel Avena, chícharos, frijoles, nueces, cacao. Ayuda en la absorción de hierro y en el metabolismo de la adrenalina y la 
glucosa, mejora la resistencia ósea.
Selenio Nueces de Brasil, levadura, atún, pollo, brócoli, granos 
enteros.
Es un componente de la enzima glutatión-peroxidasa e inhibe la 
oxidación de lípidos. Previene enfermedades cardiovasculares.
Vanadio Eneldo, pescado, aceitunas, carne, rábano, ejotes, 
aceites vegetales, granos enteros.
Favorece el metabolismo celular, la formación de huesos y dientes, 
inhibe la síntesis de colesterol, mejora la tolerancia a la glucosa, el 
crecimiento y la reproducción.
* Instituto de Geología, Universidad Nacional Autónoma de México. 
siebe@unam.mx
Consideraciones finales
La calidad del suelo no sólo es un tema que concier-
ne a aquellos sectores de la población cuyos ingresos 
dependen directamente de su uso y aprovechamien-
to. Expusimos aquí múltiples ejemplos de la relación 
existente entre la salud humana y el suelo. Un apro-
vechamiento adecuado del suelo, por lo tanto, es 
del interés de todos. Lamentablemente en México 
existen muy pocos instrumentos de política pública 
que promuevan la conservación del suelo. Además 
de pocos, estos instrumentos se aplican de forma 
desvinculada entre las diferentes instancias de go-
bierno, y sólo en regiones localizadas. Es imperativo 
mejorar y ampliar las acciones que promuevan un 
uso adecuado de este vital recurso. Deberíamos to-
dos estar dispuestos a cooperar no sólo a través de 
instrumentos de pago por servicios ambientales, sino 
también por el interés de preservar la salud. 
Bibliografía
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Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Com-
pendio de Estadísticas Ambientales 2012, en semarnat.
gob.mx/dgeia/informe_12/03_suelos/cap3_2.html.
Cuadro 1. Fuentes y 
funciones de elementos 
traza esenciales para el 
cuerpo humano. 
(En letras negritas se 
muestran las fuentes que 
provienen directamente 
del suelo y en cursivas 
las que indirectamente se 
alimentan de productosque provee el suelo).

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