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V EDITORIAL En el 2016 celebraremos el 43er natalicio del Taller de Actualización Bioquímica (el TAB) cuya memoria escrita se ha conservado en el volumen Mensaje Bioquímico, el cual cuenta ya con 40 ediciones. Desde su inicio, el TAB se ha enfocado en promover el aprendizaje y la actualización del conocimiento en la comunidad universitaria del país, involucrando a los alumnos de pre- y posgrado, a los profesores e investigadores. Para lograr este objetivo, los organizadores del TAB fomentan un ambiente propicio para la discusión del conocimiento bioquímico entre los estudiantes y los científicos invitados, haciendo las veces de director de un concierto de muchas voces e instrumentos perfectamente afinados y armoniosos. En este sentido, los expositores invitados son destacados investigadores en su área del quehacer científico, con un genuino interés por la difusión y consolidación del conocimiento. Así pues, en este 43er aniversario del TAB contamos con la colaboración del Dr. Antonio Peña, investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien nos mostrará la importancia y repercusión de hacernos preguntas claras y responderlas hasta sus últimas consecuencias. Una de las preguntas más interesantes que ha abordado el Dr. Peña en su exitosa carrera es ¿Cómo se transportan los iones monovalentes, particularmente el potasio, en la levadura? En Cárdenas Monroy C, González Andrade M, Guevara Flores A, Lara Lemus R, Matuz Mares D, Molina Jijón E, Torres Durán PV. Mensaje Bioquímico, Vol. XL, V-X, Depto de Bioquímica, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México. Cd. Universitaria, CDMX.,MÉXICO. (2016). (http://bioq9c1.fmedic.unam.mx/TAB) (ISSN-0188-137X) VI su explicación abarca el diseño de experimentos simples cuyos resultados e interpretación tienen una gran repercusión en el conocimiento del metabolismo. A partir del estudio de los estados patológicos de las células se ha fomentado la interrelación entre la bioquímica y la medicina actual. En esta edición del Mensaje Bioquímico, contamos con la participación de serios representantes de esta área del conocimiento. Por ejemplo, la Dra. Ana Cecilia Zazueta Mendizábal, del Instituto nos platicará sobre la disfunción mitocondrial como sello característico de la fisiopatología del daño cardiaco por reperfusión, así como el papel de la activación de las vías de señalización integradas en plataformas de señalización y su tráfico hacia la mitocondria. Todo encaminado en el desarrollo de moléculas cardioprotectoras. Siguiendo la ruta de la señalización intracelular, la Dra. Marina Macías Silva, de la Universidad nacional Autónoma de México, nos mostrará el papel de las vías de señalización mediadas por los receptores GPCR, RTK e integrinas, en la regulación de la reorganización del citoesqueleto, cuya repercusión se observa en la intercomunicación de las redes de los microfilamentos, los microtúbulos y los filamentos intermedios. La adecuada transducción de las señales regula procesos tales como la arquitectura y fisión celular. Una mala transducción, conlleva a procesos patológicos. Durante la transducción de las señales, la activación de múltiples enzimas es un evento trascendental. Una de las proteínas involucradas en la activación y regulación enzimática, es la calmodulina. El Dr. Abraham Madariaga-Mazón de la Universidad Nacional Autónoma de México, nos platicará sobre el papel de la calmodulina, una pequeña proteína citosolica que fija calcio y que activa diversas acciones celulares tales como la motilidad celular, la apoptosis, o la expresión de genes. La repercusión del papel de la calmodulina se observa en eventos tales como la inflamación, el ciclo celular, la respuesta inmune y la memoria a corto plazo, todos ellos involucrado en enfermedades como el SIDA, el Alzheimer y el cáncer. Dentro del universo de los procesos patológicos que han atrapado el interés científico y social, el Dr. Jaime Berumen de la Universidad Nacional Autónoma de México, nos hará partícipes de su -uterino. Aunque en condiciones fisiológicamente sanas, la CDKN3 participa en diversas fases del ciclo celular, actualmente se ha propuesto que la sobre-expresión de CDKN3 puede ser VII una estrategia del virus del papiloma humano para evadir el punto de control de la mitosis. Uno de los impactos sociales del trabajo del Dr. Berumen es el desarrollo de biomarcadores de sobrevida y blanco terapéutico basados en la CDKN3, así como su uso como un instrumento de selección de pacientes que requieran terapia adicional para erradicar al cáncer. El estrés oxidante como factor de inicio y progresión de múltiples enfermedades tales como las cardiovasculares, las neurológicas y las renales, entre otras, será abordado por el Dr. José Pedraza Chaverri de la Universidad Nacional Autónoma de México. Durante su plática, el Dr. Pedraza nos mostrará que la degradación del factor eritroide 2 (Nfr2) mediada por la proteína semejante a Kelch asociada a ECH (Keap)1 y por la proteína con repeticiones de -transducina ( - TrCP) impacta negativamente en el control del estrés oxidante. En contraste, la activación de la Nfr2 por compuestos naturales tales como el sulforafano o la curcumina, tiene un efecto benéfico en diversas patologías que involucran al estrés oxidante. Dentro de la maquinaria celular contra el estrés oxidante, el Dr. Juan Luis Rendón Gómez de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha trabajado durante la última década con la tiorredoxina glutatión reductasa (TGR) de los cisticercos de Taenia crasiceps. Durante su investigación, un hecho que llamó su atención fue la transición atípica en la actividad cinética de esta enzima donde la concentración de los sustratos y productos desempeñan un papel muy importante. En su plática, el Dr. Rendón nos mostrará que las conductas atípicas de las enzimas incluyen la histéresis, la histéresis oscilatoria atenuante, la inestabilidad del producto de la reacción y la inhibición por sustrato seguida de reactivación (seudohistéresis). Así mismo, nos platicará sobre los procedimientos in silico para simular y analizar los cursos temporales de la reacción. Hablando del estrés oxidante, la Dra. Ivonne María Olivares Corichi de la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional, estudia su efecto sobre la inactivación de la insulina en pacientes diabéticos y obesos. En este sentido, la Dra. Olivares nos comentará que además de la producción alterada de la insulina o a la mala respuesta de los tejidos insulino-dependientes, un tercer factor es la existencia de polímeros de insulina, los cuales pueden ser formados por cambios químicos y estructurales de la hormona cuando es expuesta a un ambiente oxidante, disminuyendo su papel como hipoglucemiante. En este sentido, se ha demostrado que este estado de agregación de la hormona puede estar relacionado VIII con la generación de la resistencia a la insulina. Actualmente, se están desarrollando estudios encaminados para detectar a estos polímeros en el plasma de pacientes obesos y emplearlos como marcadores de estrés oxidante en plasma y su relación con la resistencia a la insulina y la obesidad. Dentro de los grupos de alto riesgo de padecer obesidad, encontramos a los infantes. En este campo, la Dra. Sofía Morán-Ramos de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha estudiado la relación que existe entre la microbiota intestinal y la obesidad infantil. La microbiota intestinal evoluciona desde el nacimiento y a lo largo de la vida está influenciada por múltiples factores tales como la dieta, el genotipo y el uso de antibióticos. En particular, la población infantil es más susceptible a los factores ambientales y propensa a la disbiosis. La Dra. Morán- Ramos nos platicará sobre la caracterización de las diferenciasen la composición y funcionalidad de la microbiota intestinal en la población infantil mexicana para determinar su asociación con el desarrollo de alteraciones metabólicas. Aunque la microbiota intestinal es importante para el correcto funcionamiento metabólico, ésta puede estar integrada por organismo patógenos, tales como Helicobacter pylori. En México, se calcula que más del 80% de la población está infectada por esta bacteria y que aunque se empleen tratamientos con antibióticos, la recurrencia en la infección aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer gástrico. La Dra. Erika Patricia Rendón-Huerta de la Universidad Nacional Autónoma de México, nos platicará el papel del lipopolisacárido de H. pylori como modulador de la expresión de claudinas en el epitelio gástrico, su repercusión en la alteración de la estructura y función de las uniones estrechas en las células epiteliales y su papel en el desarrollo de cáncer gástrico. Los estudios genéticos han sido una constante en el TAB. En esta ocasión contamos con la participación del Dr. Carlos A. Aguilar Salinas del Instituto Nacional de Salud Pública, quien nos hablará de la genética de las dislipidemias en México, particularmente de los mestizos mexicanos. El Dr. Aguilar nos describirá los casos de las variantes de la APOA5 y MLXIPL para la hipertrigliceridemias y de la ABCA1 y CETP para la hipoalfalipoproteinemia. A partir del estudio de la hipertrigliceridemia en mexicanos se ha identificado la asociación entre la hiperlipidemia familiar combinada y USF1, TCF7L2 y HNF4A; de igual manera el estudio de los determinantes genéticos de las dislipidemias y otras enfermedades metabólicas en amerindios, representa un recurso para identificar nuevas variantes genéticas y vías metabólicas asociadas con dichos padecimientos. IX Otro aspecto importante de la genética, es la regulación de la expresión de los genes. Este campo del quehacer científico es abordado por la Dra. Tzvetanka D. Dinkova de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien nos hablará sobre el papel de los RNA pequeños en la versatilidad de la regulación de la expresión genética en plantas. Los RNA pequeños son moléculas de entre 19 a 27 nucleótidos, cuya biogénesis involucra a las proteínas Dicer-like y Argonauta. La versatilidad de las funciones de los RNA pequeños les permite a las plantas defenderse contra virus y transgenes, ejercer programas claves del desarrollo y contener diversos tipos de estrés biótico y abiótico. La Dra. Dinkova nos describirá las diferentes clases de RNA pequeños, así como su impacto en el desarrollo de las plantas y su posible papel en aplicaciones biotecnológicas. Nuestro programa bioquímico incluye una interesante disertación sobre la confluencia entre la inmunología y la evolución. Para abordar este tópico contamos con la participación del Dr. Humberto Lanz-Mendoza del Centro de Investigaciones sobre Enfermedades Infecciosas Instituto Nacional de Salud Pública, quien analiza los principales componentes de la respuesta inmunitaria en invertebrados, su distribución en la filogenia y la permanencia de algunas propiedades que se conservan en los linfocitos. Asimismo nos describirá los mecanismos alternativos para generar la gran diversidad de receptores de los linfocitos y de su capacidad de memorizar inmunológicamente su entorno. El TAB no solo se caracteriza por la actualización bioquímica, sino que también es una oportunidad para ampliar nuestra cultura y conocimiento general. En esta ocasión contamos con la Dra. Ximena Chávez Balderas del Proyecto de Templo Mayor del INAH, quien nos platicará sobre la fascinante cosmovisión que la antigua Tenochtitlan tenía sobre la muerte. A partir de las excavaciones en el Templo Mayor de Tenochtitlan, se ha descubierto la existencia de diversos rituales vinculados con la muerte, tales como los funerales o el sacrificio humano, así como magnificas imágenes que capturan la noción de la muerte como una fuente de la fertilidad. Así, aprenderemos nuevos elementos que muestran que en Mesoamérica, la muerte era considerada la semilla de la creación. X Por último, les queremos dar la bienvenida y esperamos que disfruten aprendiendo en cada una de las sesiones que se han preparado para ustedes. Bienvenidos al TAB. Dr. Óscar Flores Herrera Junio de 2016 1 LA MUERTE, SEMILLA DE CREACIÓN: COSMOVISIÓN Y RITUALES EN EL TEMPLO MAYOR DE TENOCHTITLAN DEATH, A SEED OF CREATION: COSMOVISION AND RITUALS AT THE TEMPLO MAYOR OF TENOCHTITLAN Ximena Chávez Balderas Proyecto Templo Mayor, INAH xchavezb@tulane.edu Tel. 5570865169 Resumen En la cosmovisión mesoamericana, la muerte no era un símbolo inequívoco de aniquilamiento. En cambio, era percibida como parte un ciclo que englobaba la fertilidad y la generación de vida. Gracias a las fuentes escritas, a los códices y a los hallazgos arqueológicos sabemos que los mexicas se regían bajo esta creencia, lo cual se reflejó en los rituales que llevaron a cabo en su edificio principal: el Templo Mayor de Tenochtitlan. Las excavaciones de este espacio sagrado han revelado la existencia de diferentes rituales vinculados con la muerte, entre los que se cuentan principalmente los funerales y los sacrificios. Además, se han descubierto imágenes religiosas en cuya magnífica manufactura quedó capturada la noción de que la muerte era una fuente de fertilidad. En el presente trabajo hablaremos de la cosmovisión en torno a la muerte y de los resultados del análisis de los restos óseos humanos, encontrados en contextos funerarios y sacrificiales en este edificio, también conocido como el Huey Teocalli. Cárdenas Monroy C, González Andrade M, Guevara Flores A, Lara Lemus R, Matuz Mares D, Molina Jijón E, Torres Durán PV. Mensaje Bioquímico, Vol. XL, 1-20, Depto. de Bioquímica, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México. Cd. Universitaria, CDMX., MÉXICO., (2016). (http://bioq9c1.fmedic.unam.mx/TAB) (ISSN-0188-137X) mailto:xchavezb@tulane.edu MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 2 Palabras clave: muerte, funerales, sacrificio, Templo Mayor. Abstract In mesoamerican cosmovision, death was not an unequivocal symbol of annihilation. In contrast, it was perceived as part of a cycle that included fertility and life generation. Thanks to the written sources, codices, and to the archaeological findings we know that the Mexica lived under this notion. This was reflected in the rituals that were held in its main building: the Templo Mayor of Tenochtitlan. Excavations of this sacred space have revealed the existence of different rituals connected to death, mainly corresponding to funerals and sacrifice. In addition, religious images have been discovered in which its unique manufacture captures the notion of death as source of fertility. In this paper, I will discuss the cosmovision in regards to death and the results of the analysis of human remains, found inside funerary and sacrificial contexts from this building, also known as the Huey Teocalli. Keywords: Death, funerals, sacrifice, Templo Mayor. La nueva humanidad fue creada a partir de los huesos; como si fueran semillas, de ellos germinó la vida. Así lo relata la Leyenda de los Soles [1], documento que narra el viaje que emprendió Quetzalcóatl al inframundo. Este dios y héroe arquetípico fue acompañado en su descenso por su gemelo Xólotl, deidad representada con el rostro de un perro. Una vez en el Mictlan pedirían los huesos al señor del Inframundo, no obstante, Quetzalcóatl decide huir con ellos. La ira de Mictlantecuhtli se desata y envía a unas codornices para que lo persigan. En consecuencia de este ataque, el dios resbala y se le rompen los huesos robados.Los junta de nueva cuenta, sangra su miembro sobre ellos y así los fecunda. Su ruptura en fragmentos de distintos tamaños explica la diversidad humana. Para Patrick Johansson [1996:73] [2], este mito confirma que en la cosmovisión mesoamericana “la existencia brota de la muerte” (Figura 1). Chávez Balderas X 3 Figura 1. Mictlantecuhtli y Quetzalcóatl, Códice Borgia, 1993, lámina 56. Esta fecundación de los huesos y su equiparación con las semillas, puede entenderse mejor al explorar el significado de la palabra “esperma” en náhuatl. Ésta tiene dos acepciones: xinachtli y omícetl. La primera quiere decir “semilla” y la segunda quiere decir “hueso frío” o lo “óseo que coagula” [2, 3]. De acuerdo con Nigel Barley (1995) [4], la equiparación de los huesos con las semillas deriva de la observación de la putrefacción de los frutos y de su germinación. Este paralelismo está presente en diferentes culturas, por ejemplo, una adivinanza medieval recabada por este autor nos pregunta: ¿qué tiene que morir para poder vivir? Y la respuesta es, naturalmente, la semilla [4]. De forma consecuente, los seres esqueléticos representados en los códices se vinculan con la fertilidad, pues en vez de tener un carácter mortífero, tienen una función generadora [5]. Por esto, Gordon Brotherston (1994) [6] señala que es común encontrar en los códices representaciones de seres semi-descarnados en la proximidad de mujeres embarazadas y de niños recién nacidos. Para este autor, la cueva es un elemento central que vincula el nacimiento con la muerte, pues se pueden equiparar con el útero donde se gesta la vida y con las tumbas. Recordemos que en Mesoamérica la costumbre de enterrar a los muertos en las MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 4 cuevas estaba ampliamente difundida y pudiera interpretarse como un regreso simbólico del individuo al vientre de la tierra. Bajo esta lógica nos dice Eduardo Matos Moctezuma (1986) [7], que la obsesión de los mexicas por representar figuras esqueléticas, puede entenderse como un culto a la vida, a través de la muerte. La estrecha relación de la muerte y la fertilidad puede advertirse en una escultura única encontrada en el recinto sagrado de Tenochtitlan. El 2 de octubre de 2006 el Programa de Arqueología Urbana (PAU) llevó a cabo un hallazgo arqueológico sin precedentes: el monolito de la diosa Tlaltecuhtli (Figura 2). Fue encontrada en el predio conocido como Mayorazgo de Nava Chávez, al pie del Templo Mayor. A partir de los trabajos llevados a cabo por el Proyecto Templo Mayor, dirigido por Leonardo López Luján, fue posible estudiar y preservar la policromía original de esta escultura, cuyo peso se calcula en 15 toneladas. Fue manufacturada en andesita de lamprobolita, proveniente de las laderas del cerro del Tenayo y habría sido transportada, primero por tierra, y después por el lago [8, 9]. Tlaltecuhtli era la deidad telúrica por excelencia y podía ser representada como una mujer, un hombre, o un ser zoomorfo [10]. El monolito en cuestión representa a un personaje femenino cuyo rostro está semidescarnado y tiene el cabello rizado. Este atributo es propio de los seres asociados al inframundo, la oscuridad y la tierra. Presenta un tocado de banderas, alusivo al sacrificio. La diosa posee garras en vez de manos y pies. De su abdomen sale un chorro de sangre que mana hacia su boca para alimentarla. Sus codos y sus rodillas portan cráneos humanos labrados, en tanto que en sus garras lleva rostros de seres telúricos. La posición de esta deidad se ha interpretado como de derrota, parto o alusiva a los anfibios [8]. Esta exquisita manifestación de la escultura mexica de la época imperial ilustra el hecho de que la tierra recibe la sangre y a cambio nos otorga los mantenimientos. Chávez Balderas X 5 Figura 2. Monolito de la diosa Tlaltecuhtli. Scan de Saburo Sugiyama, cortesía del Proyecto Templo Mayor. El hallazgo de los restos óseos humanos en el Templo Mayor de Tenochtitlan De acuerdo con la versión de Fray Bernardino de Sahagún (1997) [11], el recinto sagrado de Tenochtitlan estaba compuesto por 78 edificios. De ellos, el Templo Mayor era la estructura más alta e importante, cuyo esplendor sorprendió a los conquistadores. La mitad sur del edificio estaba dedicada al dios de la guerra, Huitzilopochtli, en tanto que la mitad norte al dios de la lluvia, Tláloc. A partir de las excavaciones arqueológicas se han encontrado esculturas, objetos rituales, huesos humanos y de animales, que subrayan el estrecho vínculo del edificio con la muerte. Sin lugar a dudas uno de los componentes más importantes de los depósitos del Templo Mayor son los restos óseos humanos, los cuales fueron inhumados en diferentes ocasiones y con propósitos diversos. Los primeros hallazgos de este tipo fueron realizados por Leopoldo Batres (1979) [12] a principio del Siglo XX. Al construir un colecto de aguas en las calles de las Escalerillas (hoy Guatemala), el Templo Mayor fue atravesado en su eje este- MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 6 oeste, dejando al descubierto numerosas ofrendas. Batres menciona el hallazgo de cráneos de niños y huesos largos, con restos de policromía. Este arqueólogo desconocía que estaba excavando el Templo Mayor; éste fue identificado en 1914 por Manuel Gamio. El siguiente hallazgo en materia de restos óseos humanos se llevó a cabo en el año de 1948 por Elma Estrada Balmori y Hugo Moedano, quienes excavaron dos ofrendas que contenían el mismo número máscaras-cráneo infantiles, las cuales fueron enterradas en la fachada sur del edificio entre 1481 y 1486 d.C. [13]. Casi dos décadas después Eduardo Contreras y Jorge Angulo recuperaron una ofrenda que se encontraba a unos metros de los depósitos antes mencionados, pero que correspondía a una época más antigua: 1469-1481 d.C. En su interior se recuperaron los restos de ocho individuos decapitados [14]. Con el hallazgo del monolito de la diosa Coyolxauhqui, los arqueólogos Ángel García Cook y Raúl Arana (1978) [15] exploraron cinco ofrendas, como parte de las tareas de la Dirección de Salvamento Arqueológico. Las ofrendas 1, 2 y 3 contenían restos óseos humanos, pero correspondientes a rituales muy diferentes. En la primera se recuperaron seis individuos decapitados, en tanto que en la segunda un esqueleto infantil. Finalmente, la ofrenda 3 es un depósito compuesto por restos óseos cremados. El Proyecto Templo Mayor fue creado en 1978 bajo la dirección de Eduardo Matos Moctezuma, dándose a la tarea de realizar la exploración de todo el edificio, las plazas y los templos aledaños. Actualmente se lleva a cabo la octava temporada de excavación, bajo la dirección de Leonardo López Luján. De forma paralela, en el año de 1991 fue creado el Programa de Arqueología Urbana encargado de llevar a cabo los salvamentos arqueológicos dentro del área que ocupaba el recinto sagrado, hoy día bajo la supervisión de Raúl Barrera. En conjunto, ambos proyectos han recuperado incontables restos óseos humanos, cuyo potencial de investigación aún está por descubrirse. Es importante señalar que los huesos recuperados en las excavaciones arqueológicas pertenecen a diferentes tipos de rituales: funerarios y no funerarios [16, 17, 18] (Figura 3). Los primeros son realizados en consecuencia del fallecimiento de un individuo y son encaminados a socializar la pérdida, a disponer de su cadáver y a “ayudar” a la parte inmaterial del individuo a llegar a la geografía funeraria correspondiente [19]. En el caso de los mexicas, los principales mundos de los muertos a los que viajaban las entidades anímicas de los difuntos (teyolía) eran el Mictlan, el Tlalocan, el Tonatiuh Ilhuícatl y el Chichihuauhcuahco. Su Chávez Balderas X 7 llegada a estos parajes dependía de la forma de muerte y nodel comportamiento que hubiesen tenido en vida. El Mictlan o inframundo correspondía a quienes fallecían por vejez o enfermedad común. Había que cruzar nueve parajes para llegar a este destino y el viaje duraba cuatro años. Dependiendo de la posición social, éstos individuos serían cremados o inhumados [20]. Al Tlalocan supuestamente irían quienes fallecían por alguna causa asociada con el agua. Éste era un lugar de fertilidad y exuberante vegetación por lo que los religiosos españoles lo compararon con el Paraíso. Los individuos que llegaban a esta geografía funeraria debían ser enterrados directamente en la tierra. El Tonatiuh Ilhuícatl era el cielo del sol, a donde se dirigían las almas de las mujeres muertas durante el parto y los guerreros caídos durante las batallas; las primeras se enterraban en un templo para este fin y los segundos, se cremaban. Finalmente, el Chichihuauhcuahco era un árbol nodriza que alimentaba a los infantes que estaban en espera de una nueva oportunidad en el mundo terrenal [3, 11]. El tipo de ceremonia fúnebre estaba en función de la forma en la que el individuo fallecía, pero también de su identidad, estatus y ocupación [20]. Los rituales no funerarios corresponden a aquellos en los que el cadáver es tratado como una ofrenda, una materia prima o un objeto. En estos casos la muerte de un individuo no motivaba la realización de la ceremonia, sino que los restos eran un componente más del ritual. En el Templo Mayor de Tenochtitlan este tipo de tratamiento no funerario suele asociarse con el sacrificio. En efecto, las victimas sacrificiales eran inmoladas en diferentes festividades del calendario ritual o en ceremonias excepcionales, tales como la inauguración del edificio, las exequias de un gobernante o la petición de lluvias [16, 21, 22]. Después del sacrificio una gran cantidad de cuerpos eran decapitados y sus cabezas utilizadas con diversos propósitos, de los que hablaremos más adelante. A continuación, describiremos los resultados obtenidos del análisis de los restos óseos humanos recuperados en el marco del Proyecto Templo Mayor. MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 8 Figura 3. Correspondencia entre el tipo de muerte, el tratamiento del cadáver y el destino de los restos. Los rituales funerarios en el Templo Mayor de Tenochtitlan Las excavaciones arqueológicas han arrojado importante información en lo que respecta a los funerales de los dignatarios mexicas. La presencia de restos óseos cremados se ha documentado en siete contextos, los cuales corresponden a cinco individuos. Además, se han registrado restos óseos cremados en los rellenos constructivos del edificio y en el interior de la Ofrenda 123, encontrada bajo una de las esquinas del monolito de la diosa Tlaltecuhtli. En otros edificios del recinto sagrado, la Casa de las Águilas y el Edificio I, se han explorado dos contextos funerarios más [20, 23], cada uno correspondiente a un individuo. Gracias a las investigaciones arqueológicas ha sido posible conocer información sobre estos rituales, la cual no fue registrada en las fuentes históricas. Después de velar los cuerpos durante cuatro días y ofrecerles dones, los individuos eran cremados en piras. Éstas eran bases hechas de ramas concertadas, que permitían una correcta oxigenación y por ende, una óptima combustión. Los cuerpos eran colocados sobre éstas, junto con ofrendas y otros bienes funerarios. Chávez Balderas X 9 El estudio de los restos óseos ha permitido conocer interesantes detalles sobre estas cremaciones. Dos individuos fueron encontrados en el adoratorio de Huitzilopochtli, el sitio más sagrado de Tenochtitlan. Uno de ellos se recuperó en dos urnas, enterradas al pie de la efigie del dios de la guerra, Huitzilopochtli (ofrendas 34 y 39). A pesar de que estos contextos corresponden a la Etapa II (1375-1427 d.C.), cuando los mexicas estaban bajo la sujeción de Azcapotzalco, a este personaje le fueron dedicados bienes suntuarios hechos de piedra verde, oro, cristal de roca, obsidiana y cobre, entre otros. Junto a sus restos se recuperaron fragmentos de huesos de venado (Odocoileus virginianus) y grulla (Grus canadienses). A partir del análisis osteológico fue posible saber que se trata de un individuo del sexo masculino que no rebasaba los 24 años de edad. Sus restos fueron cremados a una temperatura de entre 500 y 800° C y fueron expuestos en estado cadavérico. Lo anterior se determinó a través del uso de escalas colorimétricas y de la presencia de fisuras transversales, deformación y reducción ósea, siguiendo los criterios propuestos por diversos autores [24-29]. En el interior de una urna de obsidiana con la efigie de un cráneo humano, los sacerdotes depositaron 8 gr de hueso humano cremado, correspondiente al cráneo, así como algunos fragmentos de huesos de fauna. Entre tanto, dentro de una urna de travertino con la representación del dios del inframundo, Mictlantecuhtli, colocaron 96 g de restos óseos que incluían fragmentos de diferentes regiones anatómicas, de manera que todos los segmentos corporales estuvieran representados. Al llevar a cabo el análisis osteológico pudimos corroborar que algunos fragmentos contenidos en ambas urnas pegaban, por lo que correspondían a la misma cremación. Basados en los cálculos obtenidos por varios autores en muestras forenses y arqueológicas, fue posible calcular que en ambas urnas se depositó entre el 4.94 y el 10.94 % de los restos del individuo [20, 30, 31]. Considerando esta pequeña cantidad, interpretamos que las urnas sirvieron como una especie de reliquias, que permitían que la escencia del personaje cremado, fuera capturada en el interior del adoratorio. Si bien las fuentes históricas coinciden en que en este sitio sólo podían ser enterrados los gobernantes y los miembros más importantes de la elite, carecemos de elementos que permitan corroborar la identidad de este personaje [20]. En el extremo norte del adoratorio, fue enterrado un segundo individuo. Sus restos se dividieron en dos contenedores: una urna zoomorfa con la efigie de un perro y un plato monócromo (ofrendas 37 y 44). Los bienes funerarios que acompañaban a este individuo eran muy modestos: cuentas miniatura y una punta MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 10 de proyectil. No obstante, las materias primas con las que fueron manufacturados son propias de la nobleza. En efecto, cuentas de turquesa, oro y piedra verde, acompañaban los restos mortales de este personaje. Se trata de un individuo de entre 21 y 24 años de edad, cuyo sexo no pudo ser determinado debido a la fragmentación de los restos óseos. De igual forma fue expuesto a temperaturas que fluctuaban entre los 500 y los 800° C, cuando se encontraba en estado cadavérico. En ambos contenedores fueron depositados huesos correspondientes a todas las regiones anatómicas, mezclados con los restos de un perro, animal que era considerado como un guía al inframundo. Estas urnas también fungieron como una especie de reliquias, pues en su interior se colocó entre el 15.73 y el 35 % de los restos del individuo. En ambos casos, es poco factible que el resto del esqueleto haya sido desechado, por lo que suponemos que fue enterrado en otro lugar, tal vez el palacio real o el Cuauhxicalco [20]. Otro sitio de enterramiento fue la plataforma del Templo Mayor, lugar que simbólicamente se asociaba con los vencidos. En su mitad sureña, dedicada a Huitzilopochtli se encontraron tres depósitos con restos humanos. El primero de ellos, la Ofrenda 3, corresponde a una cista circular excavada en el piso, que contenía carbón que fue empleado como combustible, además de los restos de tejidos y grasa carbonizada que suelen decantarse al fondo de la pira cuando aún están en estado líquido. Éstos fueron identificados por comparación directa conmuestras obtenidas de un crematorio contemporáneo [25]. Además de los desechos del fondo de la pira, se encontraron algunos huesos humanos, restos de animales y de objetos que fueron cremados junto al individuo en una inmensa pira. El depósito se realizó cuando los materiales todavía estaban incandescentes. Antes de cerrar la cista se inhumaron otros bienes rituales sin quemar, entre los que destaca los restos de un halcón (Falco sparverius), ave asociada con los guerreros muertos. El hecho de que este depósito se componga de los residuos del fondo de la pira, nos hace pensar que no se trata de la tumba principal del individuo, pues corresponde a menos del 25% de los restos óseos esperados para un cuerpo cremado completo. Desconocemos el destino final de los demás huesos [20]. En la proximidad del monolito de la diosa Coyolxauhqui se encontraron dos oquedades en el piso de la plataforma. Dentro de cada una de ellas había una urna funeraria de cerámica anaranjada que contenía restos humanos cremados (ofrendas 10 y 14). La primera de ellas estaba decorada con el relieve del dios Mixcóatl, en tanto que la segunda del dios Tezcatlipoca, ambos ataviados como Chávez Balderas X 11 guerreros. A partir del análisis osteológico pudimos corroborar que fueron cremados en estado cadavérico, pero a menor temperatura que aquellos encontrados en el adoratorio. El individuo recuperado en la Ofrenda 10 fue expuesto entre los 500° a los 700° C, en tanto que aquel de la Ofrenda 14 alcanzó entre 300° y 500° C. Gracias a que fueron expuestos a un menor calor, fue posible conocer más sobre su perfil biológico. En ambos casos se trata de individuos del sexo masculino (Figura 4). El primero de ellos tendría más de 30 años al morir, en tanto que el segundo se encontraba entre los 21 y 24 años de edad. Éste último presentaba un proceso infeccioso en una de sus rodillas, así como pérdida antemórtem de los incisivos centrales. Esto pudo ser en consecuencia de un traumatismo o enfermedad periodontal severa, pero desconocemos su etiología, debido a su fragmentación. La preservación de los restos permitió que la antropóloga física Martha Elena Alfaro (2001) [32], llevara un estudio de las entesopatías concluyendo que ambos personajes realizaban grandes caminatas y movimientos de flexión y supinación del antebrazo que podrían relacionarse con jalar cargas pesadas. El perfil biológico del individuo, la iconografía de las urnas, así como su proximidad al monolito de la diosa vencida en combate, apoyarían la propuesta de Eduardo Matos Moctezuma (1989) [33], de que estos individuos podrían ser guerreros caídos en combate. MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 12 Figura 4. Esqueletos cremados de los individuos recuperados en las ofrendas 10 y 14. Fotografía de Germán Zúñiga, cortesía del Proyecto Templo Mayor. En el marco de la séptima temporada del Proyecto Templo Mayor, se ha llevado a cabo el hallazgo de restos humanos cremados, pero en contextos muy diferentes. Esto sugiere que los huesos expuestos al calor podían ser reutilizados en otros rituales. Por ejemplo, en las operaciones 6 y 23, se registraron fragmentos óseos cremados en los rellenos constructivos de la Plaza Oeste y del Cuauhxicalco, edificio emplazado al pie del Templo Mayor, cuyo carácter funerario es enfatizado en las fuentes históricas [34]. En la Operación 6 se recuperaron 108 fragmentos de huesos cremados. Algunos de ellos muestran las características distintivas de los restos expuestos al calor con tejidos blandos, en tanto que otros habrían sido cremados cuando ya se encontraban esqueletizados. En la Operación 23, la mayoría de los huesos presentan características de haber sido cremados poco después de la muerte, pero en este caso destaca la presencia de un fragmento de fémur con huellas de descarne. Por su parte, en la Ofrenda 123 Chávez Balderas X 13 se recuperaron fragmentos cremados dispersos que acompañaban cuchillos ataviados con símbolos de guerra y muerte. Las alteraciones térmicas que presentan, son compatibles con huesos cremados ya secos. En estos casos estamos ante diferentes posibilidades. En primer lugar, podría implicar que se reutilizaron fragmentos resultantes de la cremación de un cadáver en un funeral. Esto no sería extraño si pensamos que las urnas recuperadas en el adoratorio de Huitzilopochtli contienen sólo una pequeña parte del esqueleto. Por otro lado, la presencia de los huesos que fueron expuestos al calor cuando ya se encontraban secos podrían explicarse de dos formas. La primera es un ritual funerario en dos tiempos, donde el individuo habría sido inhumado. Tiempo después, ya en estado esquelético, sus huesos habrían sido cremados. La segunda posibilidad es que se trate de los restos de víctimas sacrificiales que después de ser utilizados en otros rituales o exhibidos, habrían sido cremados. En cualquier caso, los huesos seguían cargados de una fuerza especial, la cual los hacia ideales para ser depositados en otros espacios y quizá transferir así las cualidades del individuo a la arquitectura o a los depósitos rituales. Los rituales sacrificiales y los tratamientos póstumos en el Templo Mayor de Tenochtitlan La práctica del sacrificio humano, si bien suele identificarse con los mexicas, está presente en diversas regiones de Mesoamérica desde siglos atrás [35-39]. La inmolación de una víctima tenía la función de transformarla: ésta pasaba del dominio común al religioso y garantizaba la comunicación con el ámbito sagrado [40]. En el Templo Mayor de Tenochtitlan y en el área que se encuentra inmediatamente al pie del edificio se han recuperado 109 individuos decapitados, así como los esqueletos de 44 niños. Así mismo, se han recuperado miles de fragmentos óseos en los rellenos constructivos, la mayoría de los cuales corresponden a desechos de manufactura [16, 22]. En el caso de los infantes, 42 de ellos fueron dedicados al dios Tláloc, posiblemente como una petición de lluvia [21, 22], en tanto que dos de ellos habrían sido inmolados en honor a Huitzilopochtli [41]. Por su parte, la decapitación fue el tratamiento póstumo más recurrente en el recinto sagrado. A juzgar por las fuentes históricas, la mayoría de las víctimas habrían sido sacrificadas mediante extracción del corazón y sus cabezas les fueron cercenadas con diferentes fines. Algunas fueron inhumadas inmediatamente para consagrar el edificio, en tanto que otras experimentaron una larga cadena de uso y MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 14 reutilización, tal y como lo muestra la evidencia arqueológica (Figura 5). Por ejemplo, después de la decapitación algunas cabezas fueron desolladas y descarnadas con el fin de conseguir su aspecto esquelético. A una gran mayoría se les realizaron perforaciones laterales para ser exhibidas en el tzompantli. Después de un tiempo de estar en esta empalizada, eran retiradas para ser modificados. Algunos cráneos fueron pintados y se les colocó aplicaciones de concha que simulaban los ojos, así como cuchillos de pedernal en las cavidades nasal y oral. A otros les fue suprimida la parte posterior del cráneo mediante percusión o corte por desgaste, con el fin de crear las llamadas máscaras-cráneo (Figura 6). A pesar de su nombre, éstas no eran máscaras verdaderas y es posible que se hayan utilizado como pectorales o hayan sido exhibidas, como lo sugieren sus orificios de suspensión. Éstas también fueron pintadas y decoradas con aplicaciones y cuchillos. El destino final de estos objetos rituales fue fungir como efigies de deidades en las ofrendas del Templo Mayor [16]. Figura 5. Secuencia de preparación, uso y reutilización de cráneos humanos. Chávez Balderas X 15 Figura 6. Máscara cráneo decorada con un cuchillo de pedernal y aplicaciones de conchay pirita. Fotografía de Jesús López, cortesía del Proyecto Templo Mayor. El estudio del perfil biológico de las víctimas decapitadas ha sido revelador. Si bien originalmente se pensaba que se trataba de guerreros cautivos, la colección arqueológica se compone por hombres, mujeres y niños. Además, destaca la ausencia de traumatismos antemórtem y de huellas de violencia perimortem, que pudieran estar conectados con la guerra. Estudios recientes en materia de DNA y de isótopos radiogénicos de estroncio, realizados por Diana Bustos (2012) [42] y Alan Barrera (2014) [43], revelan que las víctimas no eran oriundas de Tenochtitlan. Los estudios genéticos sugieren una homogeneidad entre las poblaciones, pues éstas se caracterizaron por su gran movilidad y su establecimiento en ciudades cosmopolitas [42]. Por su parte los estudios isotópicos del esmalte dental confirmaron que los seis individuos analizados son de un origen extranjero. Al comparar estas firmas con aquellas obtenidas en los huesos, se pudo confirmar que estos personajes pasaron, al menos, sus últimos seis años de vida en Tenochtitlan [43]. Esto vendría a reforzar la premisa de que no se trata de individuos capturados en la guerra para su sacrificio. MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 16 ¿Quiénes fueron las víctimas sacrificiales inmoladas en el Huey Teocalli? Posiblemente tenían un origen diverso y se trataba principalmente de “esclavos” y de algunos cautivos de guerra, las dos categorías principales. No obstante, gracias la investigación de Michel Graulich (2005) [35], sabemos que los individuos podían obtenerse a partir del tributo, la venta, la guerra o bien podían ser criminales condenados. De acuerdo con el investigador, los niños podían haber sido vendidos por sus padres. Finalmente, también podían sacrificarse personas con defectos físicos, vírgenes, voluntarios, personas que se consideraban marcadas por alguna fuerza sobrenatural, y rara vez, ciudadanos libres y nobles. Futuros resultados en materia de genética e isotopía permitirán obtener más piezas de este rompecabezas. Sin embargo, al hablar de sacrificio humano, debemos considerar que el Templo Mayor no fue concebido como el sitio para inhumar a todas las víctimas sacrificiales. En cambio, la información que nos permitirá comprender mejor esta práctica se encuentra hacia el poniente del recinto sagrado. Los hallazgos más recientes de Proyecto Templo Mayor y del Programa de Arqueología Urbana confirman lo anterior. En especial, estos últimos representan un corpus que deberá ser analizado en el futuro, el cual incluye el depósito de ofrendas, así como de huesos en el relleno constructivo, los cuales fueron inhumados en la Plaza Oeste, el Juego de Pelota, el Templo de Ehécatl, el Cuauhxicalco y, por supuesto, el Huey Tzompantli, estructuras exploradas recientemente. Conclusiones La visión de la muerte entre los mexicas puede ser evaluada a partir del análisis de las fuentes históricas, la iconografía y los contextos arqueológicos que contienen restos humanos. En el caso de los funerales los restos regresaban a su lugar de creación al ser depositados en la tierra o en el templo que simbolizaba la cueva. Además, los huesos dotaban a los espacios de una cualidad especial, pues en su calidad de ancestros seguían presentes en las construcciones. En el caso particular de la cremación, ésta tenía la función de remitir el alma del difunto y sus bienes funerarios, hacia el inframundo, sitio de donde se obtuvo la materia prima para la creación de la vida: los huesos. Por su parte, los sacrificios humanos deben ser entendidos en su justa dimensión. Tal y como lo menciona Graulich (2005) [35], con ellos se buscaba reactualizar los mitos, alimentar a las divinidades, obtener beneficios, llegar a una conciliación, expiar, consagrar y transmitir mensajes. Esto implica que la víctima tiene una diversidad de significados pues a la vez representa a las deidades, el héroe, la comida, la semilla y el maíz [35]. Chávez Balderas X 17 En suma, la muerte es semilla de creación; de los huesos surge la vida y de la inmolación ritual se propicia la fertilidad. Estamos convencidos que el análisis de los hallazgos más recientes, permitirá un mayor entendimiento de los rituales de la muerte en el Templo Mayor de Tenochtitlan. Referencias 1. 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XL (2016) 20 Semblanza de la M. en Antrop. Ximena Chávez Balderas Ximena Chávez Balderas es biarqueóloga del Proyecto Templo Mayor. Está especializada en arqueología funeraria, prácticas sacrificiales, tratamientos post- sacrificiales y arqueozoología. Es licenciada en arqueología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia y es maestra en antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es maestra en antropología física por la Tulane University y actualmente es candidata a doctor, por esta misma universidad, con sede en Nueva Orleans. Fue jefa del Departamento de Curaduría del Museo del Templo Mayor entre 2001 y 2007. Ha recibido tres premios INAH por sus tesis de licenciatura, tesis de maestría y por una exposición que curó en el año de 2006. Ha presentado más de 80 conferencias y ponencias, además de haber publicado alrededor de 40 artículos y un libro especializado en rituales funerarios. Actualmente tiene en prensa dos libros: uno como autora y otro como editora. El primero trata sobre el sacrificio humano y el segundo sobre el análisis de restos momificados. Chávez Balderas ha trabajado en numerosas exhibiciones nacionales e internacionales y ha excavado en Teotihuacan (Estado de México), Loma Guadalupe (Michoacán), las Huacas de Moche (Perú), y el Templo Mayor de Tenochtitlan (Ciudad de México). 21 EL MECANISMO DEL TRANSPORTE DE K+ EN LA LEVADURA THE MECHANISM OF POTASSIUM TRANSPORT IN THE YEAST Antonio Peña Díaz. Departamento de Genética Molecular. Instituto de Fisiología Celular, UNAM. apd@ifc.unam.mx Resumen Esta es una revisión de una serie de trabajos realizados hace muchos años, en un principio sobre el mecanismo de la estimulación del metabolismo energético de la levadura por la presencia del ion potasio. Una primera serie de experimentos nos llevó a entender y postular un mecanismo claro por el cual este catión produce la estimulación del metabolismo energético. Sin embargo, también describo cómo a partir de los primeros experimentos, llegamos a establecer una correlación de los resultados obtenidos, con el transporte de los cationes monovalentes, principalmente el potasio, derivado de su requerimiento energético, así como otros experimentos que permitieron confirmar el mecanismo propuesto. Aunque los trabajos se realizaron hace muchos años, creo que puede servir como un ejemplo interesante, en especial para los jóvenes, de cómo la exploración de un fenómeno aparentemente simple resultó en una contribución importante al conocimiento. Palabras clave: transporte de potasio, levadura, mecanismo. Summary This is a review of the work performed many years ago, initially around the stimulating effect of potassium ion on yeast fermentation and respiration. A first Cárdenas Monroy C, González Andrade M, Guevara Flores A, Lara Lemus R, Matuz Mares D, Molina Jijón E, Torres Durán PV. Mensaje Bioquímico, Vol. XL, 21-38, Depto. de Bioquímica, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México. Cd. Universitaria, CDMX.,MÉXICO.(2016). (http://bioq9c1.fmedic.unam.mx/TAB) (ISSN-0188-137X) mailto:apd@ifc.unam.mx MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 22 series of experiments led us to understand and postulate a clear mechanism of how is it that this cation produces the stimulation of energy metabolism. However, I also describe how the initial experiments led us to establish a correlation of the results obtained with the transport of monovalent cations, and the energy required for its operation, as well as another series in which we could provide additional proof of the scheme proposed. We present additional information about how our experiments led other authors to perform experiments that resulted in the confirmation of the mechanisms proposed. Although the work was performed many years ago, it is my belief that it may provide an interesting example about the exploration of a theme that finally resulted in a very important contribution to knowledge. Keywords: Potassium transport, yeast, mechanism. Los pasos iniciales Hace muchos años iniciamos la búsqueda de un sistema biológico que respondiera diferente al Na+ y al K+. Aunque se relatan hechos de hace mucho tiempo, creo que la evolución de los experimentos que realizamos podrían servir de ejemplo, en especial para los jóvenes que asisten a este Taller. A principios de los sesentas, Armando Gómez Puyou y yo empezamos dos proyectos con nuestros maestros, José Laguna y Jesús Guzmán; iniciamos también nuestra carrera docente impartiendo el curso completo de Bioquímica y participando en los seminarios del Departamento. Pero entre el ya creciente número de estudiantes decidimos organizar otros seminarios para profundizar en nuestros conocimientos; revisamos primero un compendio sobre enzimología [1] que nos dio sencillas pero buenas bases sobre el tema. Luego optamos por revisar otro libro, resultado de un simposio organizado por Hans Krebs [2], en el que participaron muchos de los más destacados investigadores de la época: Krebs, Chance, Potter, Lynen, Lipmann, Racker, Lehninger, Slater, Estabrook, Holzer, y otros. De ese libro, cada capítulo nos dio una visión moderna, no sólo de lo último en regulación metabólica, sino también sobre los equipos modernosy las técnicas para seguir el comportamiento de los intermediarios del metabolismo, abriendo posibilidades de realizar nuestros propios estudios en los temas que empezábamos a atacar. De esos seminarios logramos conocer las técnicas necesarias para extraer de las células y analizar casi cualquier metabolito. Nuestro trabajo se inició gracias a una inquietud nacida de una casualidad. Yo medía la actividad de la glutamato deshidrogenasa mediante un método Peña Díaz A 23 indirecto, el cual consistía en seguir el consumo de oxígeno en homogeneizados de hígado de rata, utilizando glutamato como sustrato. Como amortiguador utilizaba fosfato de potasio, que un día se terminó en el Departamento de Bioquímica de la Facultad, de modo que decidí utilizar en su lugar fosfato de sodio. Gran sorpresa, la respiración era mayor con el amortiguador de fosfato de sodio, pero sólo con fosfatos; no así con cloruro o citrato en el medio. Publicamos los resultados de este hallazgo, pero esta circunstancia generó en el grupo, en particular en Armando Gómez Puyou y yo, la inquietud por encontrar un sistema que nos diera respuestas sobre las diferencias entre el potasio, el principal catión intracelular y preferido por prácticamente todas las células del planeta y el sodio, su vecino en la tabla periódica. Armando decidió estudiar el efecto de un esteroide sintético, nuevo entonces, la triamcinolona, en mitocondrias de hígado de rata, y lo más importante es señalar que a partir de sus trabajos en este tema, y luego muchos más, nació el estudio de la bioenergética en México. Los estudios con levadura Yo por mi parte realicé una estancia en el Albert Einstein College of Medicine, en Nueva York, con el Dr. Abraham White, Jefe del Departamento de Bioquímica. Me encargó un proyecto que no me gustó en absoluto, no obstante que logré tres publicaciones. Pero inspirado por la idea que ya había surgido entre nosotros, me dediqué por las noches a buscar en la biblioteca algún sistema en el cual estudiar las diferencias entre el sodio y el potasio. Había distintas opciones; sin embargo, la mayoría utilizaban células en cultivo, sistema prácticamente imposible en México, por el equipamiento, condiciones y costos. Pero encontré un trabajo del grupo de Aser Rothstein [3] en el que, aunque con un título extraño, reportaron una estimulación de la fermentación por el potasio en la levadura de pan; de hecho, realizaron los experimentos utilizando levadura comercial. Me entusiasmó el sistema; además lo consideré factible en México, y al regresar, a principios de 1965, planteé la idea a nuestro maestro y Jefe del Departamento, el Dr. José Laguna, quien no sólo aceptó la idea, sino me apoyó con un rincón para incubar las levaduras, con un sistema no muy preciso para mantener la temperatura, y un agitador orbital que mandamos hacer con un herrero. Empezamos por verificar los resultados de Rothstein, encontrando primero que era necesario ayunar; es decir, incubar las células en agua durante unas 12 o 24 horas para ver los resultados siguientes, en µmoles/g de peso húmedo en incubaciones de 10 minutos: MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 24 Etanol Glucosa producido consumida NaCl 158 100 KCl 252 161 Ninguno 158 89 Puede verse que la presencia del potasio produce un aumento del 60 y 80 por ciento, respectivamente, en la producción de alcohol y el consumo de glucosa. Esto era sin embargo sólo el principio; quedaba la pregunta sobre el mecanismo de la estimulación. Empezamos por medir los cambios de los intermediarios de la glucólisis, extrayéndolos con ácido perclórico, en células incubadas en ausencia o presencia de potasio, sin encontrar resultados coherentes. Pronto caímos en cuenta de que, como habían descrito otros autores, y se verá en seguida, la glucólisis tiene mecanismos muy rápidos de ajuste, de modo que era necesario cambiar de estrategia. Utilizamos el método de extracción en la levadura descrito por Maitra y Estabrook [4], y realizamos los experimentos extrayendo los metabolitos a tiempos cortos luego de la adición del KCl (potasio). Los resultados fueron los que se muestran a continuación (Figura 1). Figura 1. Cambios de concentración observados en intermediarios glucolíticos después de la adición de K+. Peña Díaz A 25 Como puede verse en la Figura, encontramos que de los intermediarios de la glucólisis, algunos disminuían a los pocos segundos de agregado el KCl, y son los siguientes: glucosa-6-fosfato, fructosa-1,6-bisfosfato y dihidroxiacetona fosfato; debe aclararse que, por su baja concentración, no pudimos medir el glceraldehído- 3-fosfato. El siguiente grupo de datos interesante fue que al agregar KCl aumentaba de inmediato el 3-fosfoglicerato (tampoco fue posible medir, por su baja concentración, el 1,3-bisfosfoglicerato), pero observamos también un aumento transitorio del fosfoenolpiruvato. Esta información, entonces, nos llevó a localizar el efecto de la adición del potasio entre la gliceraldehído-3-fosfato deshidrogenasa y la fosfoglicerato cinasa, como lo indican las flechas gruesas de la Figura 2 siguiente: Figura 2. Efecto sobre las enzimas gliceraldehído 3 fosfato deshidrogenasa y la fosfoglicerato cinasa ante la adición de KCl, donde lo indican las flechas gruesas. Otro metabolito importante era el par NAD/NADH, el segundo de los cuales se puede seguir por fluorescencia excitando a una longitud de onda de 340 y recibiendo a 460 nm (Figura 3). MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 26 Figura 3. Formación del NADH en células de Saccharomyces cerevisiae en presencia de oxígeno y en anaerobiosis (trazo inferior) tras la adición de KCl. Los cambios del NADH son por demás interesantes. En las células de levadura, en particular Saccharomyces cerevisiae, al agregar glucosa a las células, casi de inmediato, al llenarse los metabolitos previos a la gliceraldehído-3- fosfato deshidrogenasa, hay un aumento rápido del NADH, pero al continuar el llenado de la vía, se produce una importante disminución, porque el NADH que se generó es utilizado por la alcohol deshidrogenasa para producir etanol a partir del acetaldehído. Pero importante también es que hay una competencia por el NADH entre la glucólisis y la mitocondria; lo más interesante es que cuando la segunda deja de funcionar, porque se agota el oxígeno, y ya sólo funciona la glucólisis, los niveles de NADH son mayores en presencia del potasio. Pero también en el trazo inferior de la Figura puede verse que ya en anaerobiosis, la adición del KCl produjo un aumento inmediato de la fluorescencia, reafirmando la idea de que el efecto del potasio tenía lugar en la vecindad de la gliceraldehído-3-fosfato deshidrogenasa, o la 3-fosfoglicerato cinasa. Aunque los datos no eran de ninguna manera concluyentes, en especial porque los cambios de los niveles de ADP y ATP no encajaban en ningún esquema, logramos publicar los resultados en 1967 [5]. Peña Díaz A 27 El problema persiste; no sabemos el mecanismo de la estimulación, pero encontramos la manera de seguir. Los resultados de los cambios del ADP y del ATP no tenían ningún sentido. Nos llevó meses aprender una lección: no tomar las recetas de otros autores al pie de la letra. Caímos en cuenta que, por alguna razón, la concentración de ácido perclórico que utilizábamos para extraer el ATP y ADP eran insuficientes. Fue necesario aumentar la concentración para lograr la adecuada extracción del ATP y ADP para observar una disminución inmediata, pequeña y transitoria, pero constante, de los niveles del ATP, y un aumento de las mismas características en el ADP (Figura 4). Figura 4. Concentración de ATP y ADP observada tras la adición de K+ a la levadura. Ya con estos resultados, decidimos medir los mismos cambiosutilizando etanol como sustrato, menos eficaz en la levadura como fuente de energía que la glucosa, y también el butanol, que es aprovechado aún con menor eficacia que el etanol. En estos experimentos, los resultados fueron mucho más evidentes, como se muestra en la Figura 5 siguiente: observamos una importante disminución del ATP, con un aumento correspondiente del ADP, que se producen de manera inmediata luego de la adición del KCl. MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 28 Figura 5. Cambio en la concentración de ATP y ADP tras la adición de K+, utilizando como sustrato etanol (A) y butanol (B). Con estos experimentos, ya el asunto era mucho más simple; la pregunta siguiente fue: si baja el ATP y sube el ADP, qué pasa con el fosfato. Medimos los cambios de los niveles del fosfato con los tres sustratos, con el resultado que se muestra en seguida (Figura 6); A es con etanol, B es con butanol y C es con glucosa. Peña Díaz A 29 Figura 6. Cambios en la concentración de Pi tras la adición de K+ utilizando como sustrato etanol (A), butanol (B) y glucosa (C). Ahora sí, logramos encontrar que la adición del potasio produce el aumento de una actividad de ATPasa: ATP ADP + Pi Los datos permitían desechar la propuesta de Rothstein y Demis [3], quienes suponían que el mecanismo implicaba la estimulación de alguna enzima de la glucólisis por el K+ que entraba a las células. Aunque el potasio, en efecto, entra a las células, era difícil explicar lo inmediato de los cambios observados, pues, aunque el catión, en efecto, entra a las células, sería difícil que en unos segundos alcanzara la concentración necesaria para estimular alguna enzima. Además, en esta fase del trabajo encontramos también que el K+ produce una estimulación de la respiración. Este dato discrepaba de lo reportado por Rothstein y Demis [3], quienes no encontraron efectos sobre la respiración. Así, el aumento del ADP al agregar K+, los cambios de los intermediarios de la glucólisis y la estimulación de la respiración por el K+, nos permitieron ofrecer una explicación, aunque incompleta, de cómo se da la estimulación de la fermentación por la presencia del catión. Era claro que tanto la respiración como la fermentación se aceleraban al agregar K+ por el aumento del ADP que se producía. Con estas conclusiones publicamos nuestros datos [6] (Figura 7). Figura 7. Efecto del K+ en el consumo de oxígeno a pH bajo (izquierda) y pH alto (derecha). Línea continua indica glucosa como sustrato y la línea punteada indica etanol como sustrato. MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 30 ¿Y qué pasa con el pH? Ya Rothstein y Demis [3] habían encontrado que sólo aumentar el pH del medio también aceleraba la fermentación de la levadura, y también que los efectos del K+ dependían del pH del medio; es decir, el catión sólo estimulaba cuando el pH del medio era bajo; no a pH alto. Tales datos nos llamaron la atención, de modo que decidimos realizar otra serie de experimentos semejantes, en especial porque en el experimento de la Figura anterior encontramos que a pH de 4.0 (A), también la respiración se estimulaba, tanto con glucosa (línea continua), como con etanol (línea punteada), pero, con ambos sustratos, al elevar el pH (B) también se estimulaba la respiración, y en esa condición ya no tenía efecto el K+. Fue así que hicimos experimentos en los cuales observamos los cambios de los intermediarios de la glucólisis y del NADH, semejantes a aquellos en los que en lugar de agregar K+, se agregaba tris para elevar el pH del medio. Nos llamó fuertemente la atención que los cambios eran muy semejantes a los observados al agregar K+ a pH bajo (Figura 8). Peña Díaz A 31 Figura 8. Cambios en intermediarios glucolíticos tras la adición de tris para generar un aumento en el pH del medio. En resumen, disminuían de manera rápida e inmediata los niveles de los intermediarios anteriores a la gliceraldehído-3-fosfato deshidrogenasa, y de los que nos fue posible medir, aumentaban el 3-fosfoglicerato, el fosfoenolpiruvato, el piruvato y el acetaldehído. Pero también eran semejantes los cambios del NADH al cambiar de pH 4.0 a 7.5. Sus niveles eran mayores a pH 7.5 que a 4.0. Figura 9. Cambio en los niveles de NADH dependiendo el pH del medio. Tales datos nos llevaron entonces a medir los cambios de los niveles de ATP y ADP. A continuación, se muestran los resultados obtenidos con etanol como sustrato (Figura 10): MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 32 Figura 10. Cambio en los niveles de ATP y ADP observados tras un aumento en el pH del medio. Encontramos que, como con la adición del K+, el aumento del pH daba lugar a una notable, rápida y transitoria disminución de los niveles de ATP y cambios opuestos en el ADP (línea continua), pero que si el experimento se hacía en un medio con un pH alto (7.5), en primer lugar, los niveles de ATP eran más bajos y los de ADP más altos, y la adición de K+ ya no tenía casi efecto. Algo semejante se encontró con los niveles de fosfato inorgánico. En resumen, encontramos varios efectos que se podían integrar como sigue; el aumento del pH produce: 1. La estimulación inmediata de una ATPasa 2. La disminución del ATP y el aumento consecuente de los niveles de ADP 3. Este aumento a su vez daba lugar a la aceleración de la fosfoglicerato cinasa y la piruvato cinasa, y por tanto, de la glucólisis. 4. El aumento de los niveles del ADP también explicaba la aceleración de la respiración. ¿Y qué con el transporte? Por esas fechas, Mitchell [8] había ya propuesto su teoría quimiosmótica para explicar los mecanismos de transformación de la energía en la mitocondria, en la cual proponía, por una parte, que algunos componentes de la cadena respiratoria funcionan como “bombas” de protones, que gracias a los cambios de energía de Peña Díaz A 33 los sistemas redox se genera una diferencia en la concentración de protones a ambos lados de la membrana interna de este organelo, así como una diferencia del potencial eléctrico transmembranal. Además, propuso que la ATPasa de la mitocondria, para la cual se había estudiado sólo su actividad hidrolítica, era una “bomba” reversible de protones, que podía, mediante la hidrólisis del ATP, expulsar H+ hacia el espacio intermembranal de la mitocondria. Sin embargo, normalmente funciona al revés; es decir, aprovecha tanto el gradiente de protones formado por la cadena respiratoria, como la diferencia del potencial eléctrico que se genera al expulsar cargas positivas del interior al exterior. Con la energía de lo que se llamó el gradiente de potencial electroquímico, la ATPasa utilizaba ahora el regreso de los protones, para con esa energía sintetizar el ATP a partir de ADP y fosfato. Por otra parte, Skou [9] había aislado de diferentes tejidos animales una enzima capaz de hidrolizar al ATP, que requería de Na+, K+ y de Mg2+, y la propuso como la encargada de concentrar en las células al K+ y expulsar al Na+. Luego Whittam [10] logró demostrar que la actividad hidrolítica del ATP de los eritrocitos se aceleraba cuando en el interior había sodio y en el exterior potasio, y no al revés. De esta forma quedó claro que además de la ATPasa reversible de la mitocondria, capaz de mover protones, había otra enzima en la membrana plasmática de los animales, capaz de mover iones. Ya desde 1946, el grupo de Conway [11] describió la enorme capacidad de la levadura (S. cerevisiae) para acidificar el medio. Posteriormente, propuso la existencia de un transportador que, utilizando la energía redox de las células, tendría a su cargo la acumulación del potasio, simultáneamentecon la expulsión de protones [12]. En esta última publicación, como se desprende del título, llegó inclusive a proponer el mismo mecanismo para la producción de ácido en el estómago. De los resultados que teníamos, lo primero que nos llamó la atención fue que, si como había propuesto Conway, el transporte del potasio requiere de una energía que proviene del potencial redox de las células, se esperaría que la adición del K+ produjera una disminución, y no un aumento de los niveles del NADH, como habíamos observado. Los antecedentes de la ATPasa de la membrana plasmática, responsable directa del transporte del K+ y Na+ en las células animales, también nos llevaron a pensar en la posibilidad de una enzima semejante en la membrana plasmática de MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 34 la levadura, sólo que encargada de bombear protones al exterior. Tal enzima podría explicar la enorme capacidad de la levadura para acidificar el medio. Debo señalar que en esta interpretación influyó enormemente nuestro querido amigo Sergio Estrada Orihuela, quien, habiendo hecho una estancia en los Estados Unidos, tuvo la oportunidad de conocer personalmente a Peter Mitchell, y se volvió adepto convencido de su teoría, entonces para la mitocondria, de la existencia de una bomba de protones que podía generar una diferencia del potencial eléctrico en la membrana. Esa diferencia del potencial eléctrico podía servir para impulsar movimientos de moléculas cargadas o iones, a través de transportadores específicos para cada una de ellas. De tales consideraciones propusimos [7] el esquema siguiente (Figura 11): Figura 11. Propuesta de transporte de potasio. La propuesta implica lo siguiente: 1. Una ATPasa que utiliza la energía del ATP para bombear protones hacia fuera y acidificar el medio. El bombeo genera una diferencia de pH, con una mayor concentración de protones en el exterior que en el interior (ΔpH). 2. Dado que bombea protones con carga positiva, el proceso da al mismo tiempo una diferencia en el potencial eléctrico. 3. Hay un transportador del K+, diferente de la ATPasa, que aprovechando la diferencia del potencial transporta el catión hacia el interior, permitiendo a la célula acumularlo a concentraciones mayores que fuera de la célula. 4. Dado que esta ATPasa bombea protones hacia fuera, si el pH externo es bajo, se inhibe; si es alto, se estimula. Por tanto, se acelera por el solo Peña Díaz A 35 aumento del pH (la disminución de la [H+] en el exterior), haya o no K+. Se inhibe cuando el pH disminuye, es decir, cuando el pH externo es bajo. 5. La ATPasa se regula también por la diferencia del potencial eléctrico entre el exterior y el interior; por ello, cuando se agrega K+, que entra por su transportador, se abate la diferencia del potencial eléctrico, dando lugar a una mayor actividad, mayor producción de ADP, y, por lo tanto, la estimulación del metabolismo, fermentación y respiración. Un dato interesante fue que también en este trabajo [7] logramos demostrar que el pH interno de las células aumentaba al incubarlas, ya fuera a pH alto (7.5), al cual el K+ ya no tiene efecto, y a pH bajo sólo en presencia de K+, confirmando lo propuesto sobre el mecanismo. Algún tiempo después, en mi tesis doctoral [14], con una serie de experimentos para reforzar nuestra propuesta, encontramos que, tal como se esperaba, diversos desacoplantes (protonóforos capaces de regresar los H+ expulsados), eran capaces de inhibir el transporte del potasio. También encontramos que algunos aniones, principalmente el bicarbonato, aumentaban la capacidad de las células para acumular K+. Y todavía algún tiempo después, en 1979, encontramos toda una serie de moléculas catiónicas, principalmente colorantes, que eran capaces de inhibir el transporte del potasio, sin afectar el bombeo de protones por la levadura [15], corroborando de nuevo que el sistema del transporte de K+ en la levadura es diferente del encargado del bombeo de protones. Importancia del descubrimiento. Quizá lo más importante fue que a partir de nuestros datos, propusimos por primera vez un mecanismo para el transporte del K+ en la levadura. No fue sino al año siguiente cuando, mediante experimentos distintos, el grupo de Carolyn Slayman propuso un mecanismo semejante en Neurospora crassa. Encontramos que el mecanismo era similar en Kluyveromyces lactis. Varios otros investigadores hicieron lo mismo en otras especies de levadura, como Schizosachharomyces pombe. Llegó luego la biología molecular. Ramón Serrano, ya en 1986 [16], en el laboratorio de Gerald Fink, logró clonar y secuenciar el gen de la H+-ATPasa de la levadura; es interesante señalar que se parece mucho al de la Na+-K+-ATPasa de las células animales, encargada del transporte del sodio y el potasio. Luego, en 1985, Ramos y Rodríguez Navarro, encontraron una mutante del transportador del potasio [17], y también que no hay uno, sino dos transportadores para el catión [18]. No duchos en el arte de la biología molecular, decidieron regalar su mutante al laboratorio de Fink en MIT, quien encargó la tarea de aislar el gen del MENSAJE BIOQUÍMICO, VOL. XL (2016) 36 transportador del potasio a uno de sus estudiantes, Richard Gaber. Éste logró aislar y clonar uno de los genes, al que llamó TRK1 [19]. Ya independiente de Fink, en su propio laboratorio, encargó a su vez a uno de sus estudiantes la clonación, identificación y secuenciación del segundo gen, al que llamaron TRK2 [20]. Por si fuera poca cosa, con el tiempo se encuentra que no sólo en las levaduras, sino en los hongos que se han estudiado, el mecanismo del transporte es el mismo. ¡Y lo mismo ocurre en las plantas! Agradecimientos En especial a mis técnicos académicos, Martha Calahorra, Norma Silvia Sánchez y Jorge Ramírez, quienes han participado en muchos de los proyectos. Gracias también al Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, por haberme proporcionado parte del financiamiento para nuestro trabajo. Gracias finalmente al CONACyT, México, que nos ha apoyado en diversos proyectos. Referencias 1. Nielands, J.B. y Stumpf, P.K. (1958) Outline of Enzyme Chemistry. Wiley, New York. 2. Wolstenholme, G. E. W. y O’Conor, C. M. Editors, CIBA Foundation Symposium. J. & A, Churchill Ltd. 3. Rothstein, A y Demis, C. (1953) The relationship of the cell surface to metabolism. The stimulation of fermentation by extracellular potassium. Arch. Biochem. Biophys. 44:18-29. 4. Maitra, P. K. y Estabrook, R. W. (1967) Studies on baker's yeast metabolism. II. The role of adenine nucleotides and inorganic phosphate in the control of respiration during alcohol oxidation. Arch.Biochem.Biophys. 121:129-139. 5. Peña, A., Cinco, G., García, A., Gómez Puyou, A. y Tuena M. (1967) Effect of externally added sodium and potassium ions on the glycolytic sequence of Saccharomyces cerevisiae. Biochim. Biophys. Acta. 148, 673-682. 6. Peña, A., Cinco, G., Gómez Puyou, A, Tuena, M (1969). Studies on the mechanism of the stimulation of glycolysis and respiration by potassium ions in Saccharomyces cerevisiae. Biochim. Biophys. Acta. 180, 1-8. 7. Peña, A, Cinco, G., Gómez-Puyou A, y Tuena de Gómez, M. (1972) Effects of the pH of the incubation medium on glycolysis and respiration in Saccharomyces cerevisiae. Arch. Biochem. Biophys. 153, 413-425. 8. Mitchell, P. (1968) Chemiosmotic coupling and energy transduction. Bodmin, Cornwal: Glynn Research Ltd. 1968. Peña Díaz A 37 9. Skou, J. C. (1962) Preparation from mammalian brain and kindey of the enzyme system involved in the active transport of Na+ and K+. Biochim. Biophys. Acta 158:314-325. 10. Whittam, R. (1962) The asymmetrical stimulation of a membrane adenosine triphosphatase in relation to active cation transport. Biochem J. 84: 110– 118. 11. Conway, E.J. y O'Malley,
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