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AlonsoCortes-73-118

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Datos para la biografía de Gutierre de Cetina 
I 
Las biografías qu•e hoy conocemos de Gutierre de Cetina 
descansan en gran parte sobre conjeturas. Es natural, pues, que 
estén sometidas a rectificaciones. 
Es ante todo preciso, al volver sobre este tema, inquirir los 
anteoedentes · de la familia Cetina. De ahí podremos llegar a 
determinadas conclusiones. 
En esta familia, desde tiempo anterior al poeta, el nombre 
y apellido Gu.tien1.e de C.efrina se fueron repiüendo de generación 
en generación. Lo mismo ocurrió, en cuanto a las hembras, con 
el nombre de M e1;cía y el apellido Alcacer. 
El primer Gutierre de Cetina de quien encuentro noticias, 
y probablemente el primero así llamado, fué criado de D . Bel-
trán de la <;:ueva, duque de Alburquerque. Este prócer, con fe -
cha 5 de noviembre de 1465, le hizo traspaso, para él y sus he-
nederos y sucesores, de 15.000 maravedís por juro de here-
dad (r). 
A juzgar por la fecha, parece, aunque no es seguro --ni 
importa nada para nuestro objeto-, que este Gntierre de Ce-
tina era el mismo que aparece por la misma fecha en otros do-
(I) Archivo General de Simancas, Contaduría de 111 erccdes, leg . .)1, 
fol. 75· 
7 4 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
cumentos oficiales. Pero, fuéralo o no, es lo cierto que por en-
tonces vivía en Alcalá de Henares el matrimonio Gutierre de 
Cetina y Menda ,de Alcacer. De este matrimonio fueron hijos 
Beltrán de Cetina, Constanza Díaz de Alcacer o de Cetina y 
otra hija llamada, como la madre, Menda de Alcacer. 
Esta Menda casó, también en Alcalá, con Diego Jiménez. 
Viuda en 1523, con fecha 6 de octubre del mismo año pidió el 
nombramiento legal de tutora de sus hijos, y a seguida, en nom-
bre propio y en el de éstos, entabló pleito de hidalguía ante el 
tribunal de la Real Otancillería de Valladolid. Presentaron la 
demanda, pues, "María de Alcacer, muger que fuy de diego 
ximenez mi señor, ya defunto, que Dios aya, e yo diego ximenez 
su hijo, por mí mismo, vezinos de la villa de alcalá de henares, 
e yo la dicba menda de alcacer como tutora e curadora de las 
personas y vienes de francisco ximenez e gutierre de cetina mis 
hij.os, e hijos del dicho diego ximenez". 
En 1532 continuaba el pleito, y Francisco y Gutierre se de-
cían aún menores de veinte años. Como Menda alegaba la hi-
dalguía, no en razón de sus ascendientes, sino a los de su ma-
rido Dieg_o Jim'htez, a éstos y no a aquéllos hacen referencia 
Jos datos genealógicos del pleito (1 }. 
Sabemos, sin embargo, por una breve noticia de D. Joaquín 
Hazañas, que los abuelos maternos de Menda fueron Reman-
do Díaz y D.a María Ortiz, fundadores de la casa {2). 
Encontramos aquí, pues, otro Gutierre de Cetina: el hijo de 
Diego Jiménez y Menda de Alcacer. 
Otra doe las hijas del primer Gutierre y de su mujer la pri-
mera Menda de Alcacer, fué Constanza Díaz de Alcacer o de 
Cetina. Estuvo casada, igualmente en Alcalá, con Diego Díaz 
de Toledo, del que tuvo dos hijos: Melchor Díaz de Toledo y 
Gutioerre de Cetina. He aquí el tercer Gutierre. Fué canónigo 
de Alcalá. 
También Melchor Díaz de Toledo sostuvo pleito de hidal-
(I) Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Sala de Hijos-
daigo, leg. 1424. núm. II • 
• (2) Obras de Gutierre de Cetina con t'í~troducción y notas del Doc-
tor D . .Toaquin Hazmias y la Rtia. Sevilla, 1895, pág. XLIX. 
DATOS PARA · LA BIOGRAFÍA DE GUTIERRE DE CETINA 7 5 
guía en la Olancillería valiisoletana. Y también probó su hi-
dalguía, no por la línea de los Cetinas, sino por la de los Díaz 
de Toledo {I). Melchor Díaz de Toledo estuvo casado con doña 
Juana del Castillo, de la que tuvo tres hijos: el canónigo Die-
go Dávila, D.a Laureana, monja, y el doctor Gutierre de Cetina. 
Cuarto Gutierre. Este fué el Vicario de Madrid que por los 
comienzos del siglo xvn suscribió la aprobación' de varios libros, 
entre ellos las ]1./(ruelas ejemplares de Cervantes y la segunda 
parte del Quijot.e. 
De los tres hijos arriba citados del primer Gutietre y la pri-
mera Menda, falta hablar de Beltrán. Y de él hay poco qwe 
decir aquí, pues ya D. Joaquín Hazañas y D. Francisco Rodri-
guez Marín proporcionaron· sobre él abundantes datos (2). En 
uno de los documentos publicados por Rodríguez Marín, Bel-
trán de Cetina, con fecha 31 de enero de 1545, declara ser "hijo 
de menda de alcocer, muger que fué de gutierre de cetina, ve~ 
zinos de la villa de alcalá de henares". 
Beltrán de Cetina pasó de Alcalá de Henares a Sevilla, in-
dudablemente cuando aun era muy joven. Allí vivió casado ron 
Francisca del Castillo, que perbeneda a familia de visO' y le 
llevó en dote 150.000 maravedís. Por su parte, Beltrán poseía 
al casarse una heredad de casas y viñas y tierra de pan llevar ~n 
la villa de Alanís. Vivieron en la colación de Santa María la 
Blanca y tuvieron nueve hijos : Gutierre de Cetina, Garda del 
Casti llo, Beltrán, Gregorío, Menda de Alcacer, Leonor, María, 
Ana y Andrea. Desde 1536, aproximadamente, Beltrán de Ce-
tina tuvo a su cargo la recepción del Almojarifazgo mayor de 
Sevilla. 
Ya se habrá observado que uno de los hijos, seguramente 
el mayor, se llamó Gutierre de Cetina. Y una híja, Menda de 
Alcocer. 
Un concuñado de Beltrán, llamado Gonzalo López, hijo del 
(I) Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Sala de los Hijos-
dalgo, leg. 1.354, núm. 14. 
(2) Hazañas, ob. cit. Rodríguez Marín', }il<evos datos para .'as bio-
grafias de algunos escri tores españoles de los siglos XVI y XVII (en 
BoLETÍN DE LA REAL ACADE..'l:IA EsPAÑOLA, t. VI, 1919, págs. 235-250). 
76 BOLETfN DE LA REAL ·A€ADEMIA ESPAÑOLA 
Veinticuatro de Sevilla Diego López -y casado con D." Anto-
nia del ·Castillo, hermana de Francisca del Castillo, marchó en 
1530 a Méjico, con Nuño de Guzmán, primer presidente que 
fué de la Audiencia mejicana. Buena .carrera hizo también 
Gonzalo López, pues en I 544 era ya Procurador general de la 
Nueva España. 
A la sombra de este su tí-o, sin duda alguna, varios hijos de 
Beltrán de Cetina fueron pasando a Méjico. En 1535 marcha-
ron García <;!el Castillo, Beltrán y Andrea; más tarde, Gutierre; 
y por último, Gregorio. Casi todos volvieron a España, aunque 
alguno de ellos temporalmente, para trasladarse de nuevo a 
M€jico. Hasta los padres, Beltrán·de Cetina y Francisca del 
Ga<>tillo, obtuvieron en 1542 licencia para pasar a Nueva Espa-
ña; pero, si llegaron a ir, bien pronto emprendieron el regreso, 
pues en 1544 ya reapareoe Beltrán en Sevilla. 
De .las hermanas, aparte de Andrea, que, como hemos visto, 
marchó a Méjico, Ana entr6 de monja en el monasterio de la 
Madre de Dios., de Sevilla; Menda fué favorecida con la man-
da que el doctor Pero González de Alcacer, canónigo de Sevi-
lla, hermano de su abuela, dejó para casamiento de doncellas 
de su linaje, aunque luego murió soltera (1); Leonor, después 
(1) En el Archivo de Simanca:s obra un expediente sobre el juro 
que D.• Men'CÍa ·de Cetina poseyó en Sevilla. "Doña M encía de ~etina 
- dice- hija legitima de los señores beltran de ~etina y dolía francisca 
del castillo su muger, ya difuntos, vezina desta ciudad de seuilla, en la 
collacion de santa maria la blanca,. otorgo e conozco e digo que por quan-
to yo ube e conpré de don alonso y don manuel de luna, e dorr enrique. 
hermanos, hijos de don alonso. de luxan y doña maria de luna su muger, 
e de alonso moran y gonzalo vazquez, vezino desta ciudad de seuilla, en 
sus nombres ... " (Reseñaba el juro y hacia una obligación sobre él.) 
En este expediente hay copia del testamento de D.• Menda, otorgau•l 
·en Sevilla a 28 de marzo de 1594, y en el que se dice ·~doncella, hija de 
Beltran de ~etina y de dolía francisca del Castillo". 
"Mando -decía- que mi cuerpo sea sepultado en la yg1esia del 
monasterio de nuestra selíora la madre de Dios desta ciudad, en la r.e-
poltura que allí. tierren mis padres "y donde ellos y mis hermanos y deu-
d,ps estan enterrados ... " 
"Es mi voluntad, . de remanente de todos los demas mis vienes, dere-
DATOS PARA LA BIOGRAFÍA DE GUTIERREDE CETINA 77 
de heredar los bienes de su hermana Menda, llegó al fin de sus 
días, probablemente en I s98. también soltera; María recibió 
en J 550, juntamente con M encía y Leonor, la donación heoha 
por su tía, D.• Antonia, mujer de Gonzalo li>pez, de una parte 
en la casa de familia, a la colación de Santa María la Blanca. 
D.• Francisca del Castillo otorgó testamento en 13 de fe-
brero de 1550 y debió de morir muy poco después. En cuanto a 
Beltrán de Cetina, el marido, figura todavía en una escritura 
fecha a 9 de eneró de 1553; pero consta que falleció en el 
mismo año. Ambos recibieron sepultura en el monasterio de la 
Madre de Dios. 
* * * 
Establecida en Cuenca desde los tiempos de la Reconquista, 
había una famil1a Cetina, de que nos da noticias D. Juan . Mo-
reno de Guerra (1) . Por ellas sabemos que el primero de que hay 
mención entre sus individuos es Diego de Cetina el Viejo. Hi-
jos de éste fueron Diego de Cetina y Gonzalo de Cetina. 
El primero de éstos, Diego, vecino también de Cuenca, otor-
gó testamento en 1557. En una de las cláusulas decía así: "Item, 
digo yo que por cuanto mi hijo Gutierre de Cetina salió a ser-
vir a nuestro Señor el Rey y está casado en Puerto Real con 
doña Leonor de Olmedo, djgo y mando que después de mis días 
le señalo y mando por patrón del patronato que mis señores 
padres y abuelos dejaron, para que lo goce ... " . Este patronato 
era el de la capilla de Santiago en la igksia de Gracia. 
chos y acciones, nonbro y quiero que sea mi heredera uniQersal la dicha 
doña Ieonor de zetina. mi hermana." 
"yten declaro que lo que yo dexo despues de mis días y al presente 
tengo, nada es heredado qe mis padres sino que con lo que mi tío el 
canónigo me dexó yo lo adquirido y granxeado (sic) y antes mis padres 
me gastaron mucha parte de ellos, y todo lo que resta de mi hacienda 
es mi voluntad ,que Jo possea mi hermana doña Ieonor de cetina mien-
tras viviere." 
(Archivo General de Simancas, Contaduría de mercedes, leg . . 420, 
fol. s.) 
(1) Datos para -la biografía del poeta Gutierre de Cetim (en R.J-
wto de Historia y Genealogía Española, 15 febrero 1914, _págs. 49-ÓO). 
78 BOLETÍN DE. LA ltEAL ACADDUA ESPAÑOLA 
He aquí, pues, otro Gutierre de C-etina. A más de él, Diego 
dejó otros tres hijos: D.• Catalina-de -G-etina, D.• Isabel de Ce-
tina y D.a Beatriz de Cetina. 
Este Gutierre de .Cetina ~e quien Moreno Guerra supone 
que fué el poeta-, nació en Cuenca en 1516 y fué bautizado 
el día 30 de octubre. En el expediente que un nieto suyo incoó 
para ingreso en la orden de Santiago, los testigos dicen que Gu-
tierre salió de Cuenca siendo muy mozo y no volvió más. Uno 
de dichos testigos, D. Martín de Cetina, escribano mayor del 
Cabildo, dice : "Gutierre de Cetina ~alió a servir de soldado 
en la compañía del Eeñor don Fadrique de Toledo cuando pasó 
a la Mamora y de allí vino el susodicho y aportó en la villa 
de Puerto Real y allí casó". 
Aunque en 1557 ya Gutierre estaba casado, no residía en 
Puerto Real, y son ya de 1575, 1576 y 1583 los documentos que 
en aquella villa existen a él relativos. En la última fecha fué 
nombrado Regidor perpetuo de Puerto Real. Textó en 1004 y 
dejó tres hijos: Beltrán de Cetina, que murió en Indias; Gon-
zalo de Cetina y D. Alonso de Cetina, que ocupó cargos impor-
tantes, como los de Veinticuatro de Jerez de la Frontera, su 
alcalde mayor· y juez de Letras, Maestrescuela de la catedral 
de Cádiz y Provisor general del Obispado. 
Es evidente que, aunque estuviera establecida en Cuenca, 
esta familia descendía también de la de Alcalá de Henares. Así 
lo indican los nombres Beltrán y Gutierre, que llevaron al-
gunos de sus individuos. Pero este Gutierre en modo alguno 
pudo ser el poeta. Ni nació en Sevilla, ni allí vivió, ni sirvió en 
el ejército de Italia, ni a él. convienen, en suma, otras circuns-
tancias que del poeta constan. 
II 
Los Sres. Hazañas la Rúa y Rodríguez Marín dieron por 
sentado que el Gutierre de Cetina, poeta, fué el hijo de Beltrán 
de Cetina y Francisca del Castillo, y no otro. Así lo t-ncuentto 
yo también evidente. 
Si se encontraron contradicciones que hacían difícil la ade-
DATOS PARA LA :BIOGJt.AFÍA DE GUTIERRE "DE CETINA 79 
cuación cronológica, y ellas dieron lugar a otras opiniones, fué 
tan sólo porque en la vida del poeta se fijaron fechas erróneas. 
Los datos que rriás adelante daré, relativos a la participación 
del poeta en la guerra de Itali?-, ponen las cosas en su punto y 
anulan los argumentos apoyados en aquella base. 
No obstante algunas equivocaciones que contiene, perfecta-
mente explicables, hay ante todo que tomar . como punto de 
partida la conocida noticia biográfica que da Francisco de Fa-
checo en el Libr:o de los retra·tos. Dice, pues, que Gutierre de 
Cetina "fué natural desta Ciudad, de gente poderosa y noble", 
y ambas cosas corresponden al hijo de Beltrán de Cetina. De los 
varios Gutierre que hemos citado, él fué el único natural de 
Sevilla. El mismo -ya lo consignó Hazañas y la Rúa-, corro-
bora que era hijo de aquella · ciudad. Así, en la canción Al río 
Beti.s: 
Oye en el canto mío 
Las quejas de un pastor desventurado, 
De un hijo, que algún tiempo ha celebrado 
(A pesar c:lel grosero y bajo estilo), 
Del Indo al Tago y del Danubio al Nilo. 
Y en uno de sus sonetos, bajo el nombre poético de Van-
dalia, dice al Betis: 
Recibe, j oh caro padre !, este cansado 
Cuerpo de un hijo tuyo, deseoso ... 
De su -estancia en Sevilla y lazos que a ella le unían, da Gu-
tierre de Cetina repetidos testimonios en sus poesías. 
Después de consignar que "fué no menos val.iente Soldado 
que estremado poeta", y que "se bolvió a su Patria a la quietud 
de las Musas", añade Paaheco: "Algun tiempo despues passó 
a las Indias de la nueva España, llamado de un ermano suyo, 
que avía sido conquistador con el Marquez del Valle, de los 
mas poderosos que avia en la Ciudad de Mexico, a donde es-
tuvo algunos años ... En este tiempo de su felice quietud la in-
vidiosa muerte le aguardó en México, al que anduvo vagando 
por tantos riesgos de mar y tierra, segun él dize en una Can-
cion que haze a la Marquesa de Molfeta, a donde con grande 
artificio í copia, cuenta todas sus peregrinaciones. .. Ultima-
mente de su muerte ai diferentes opiniones, pero la mas cierta 
es (o infelicidad umana) que se acostó bueno i amaneció muer-
to, sin saber de qué ocasión, a los 40 años de su edad, el de 
1500." 
Que los hermanos de Gutierre estaban en Méjico, es cosa 
probada. Sin embargo, quien debió de llamarle, o más bien lle-
varle consigo, fué su tío Gonzalo .López, que, en efecto, era allí 
hombre "poderoso". 
En cuanto a la forma en que Pacheco hace referencia a la 
muerte de Cetina, ¿no indica que en ella había algo de particu-
lar o extraño? ¿Por qué dice que había "diferentes opiniones" 
y hace la exclamación de "¡ oh infelicidad humana !"? ¿N o pa-
rece que trata de ocultar o de velar algo? 
Conocido es el ptoceso que Rodríguez Marín publicó rela-
tivo a la muerte de Gutierre de Cetina en Los Angeles, ciudad 
de la Nue~ España. Por el mes de febrero-de 1554, Gutiernl 
salió de la ciudad de Méjico en compañía de su tío ~onzalo 
LÓpez, "que yvan a la ~ibdad de la veracruz a embarcar cierta 
plata para embiar a castilla". Ya en el caffiino, Gutierre "se 
quedó en esta ~ibdad de los angeles a curarse de 9ertas calen-
turas e mala dispusy~ion que tenía": Quedó con él un tal Fran-
cisco de Peralta. Del lance que originó la muerte de Gutierre, 
da relación detallada el citado proceso. Cierta noche, la del 1 de 
abril del citado año, Gutierre y su amigo Peralta, que ·iba ta-
ñendo una vihuela, salieron a dar una vuelta por la manzana 
de casas donde tenían su alojamiento, y en una de las cuales 
vivía también el doctor de la Torre, casado con una joven bas-
tante alegre, llamada Leonor de Osma. Dos hombres estaban 
apostados junto· a la esquina de un corral, los cuales, arroján-
dose de pronto sobre Cetina y Peral~ •. causaron al primero una 
herida en la cabeza, yotra, gravísima, "que le tomava desde la 
punta de la oreja yzquierda de lo alto della hasta la ternilla de 
la nariz por debaxo del ojo". Causa de la ag'!esión fueron los 
{;elos que un Hernando de Nava, enredado en amores con Leo-
nor Osma, tuvo de Francisco de Peralta, más o menos funda-
damente. Gutierre de Cetina murió, a. consecuencia, debe supo-
DATOS PARA LA BIOGRAFÍA DE GUTIERRE DE CETINA 81 
nerse, aunque no conste en el proceso, de las heridas sufridas. 
La muerte debió de sobrevenir poco después del suceso {1). 
En 1554, cuando estos heclhos acaecieron, Gutierre de Ceti-
na, el poeta, tenía muy pOCO más de cuarenta años. No se equi-
voca, pues, Francisco Padheco al fijar esa edad para su muer-
te. Se equivoca, sí, al decir que ésta acurrió en 156o; pero esto 
no tiene nada de particular. Según hace ver Rodríguez Marín, 
en el Libro do los retraüJs hay frecuentes errores de fechas, 
"tales como decir en la biografía de Pablo de Céspedes : "el año 
que se perdió don Sebastián, que fu.é el de 1575", constando 
que no fué ése, sino el de 1578, y en la de Baltasar del Alcá-
zar que éste nació en 1540, siendo así que luego afirma que mu-
rió en enero de · 16o6, "llegando a los setenta y seis", lo cual 
reclama para su nacimiento una fecha anterior en diez años : 
la de 1530, que es la cierta" (2). Téngase en cuenta que Pache-
co escribía muchos años después de muerto Gutierre de ·Cetina. 
Hemos visto, en suma, que el poeta Gutierre de Cetina, 
exactamente igual que el hijo de Beltrán de Cetina y de Fran-
cisca del c::astillo, nació en Sevilla, marchó a Méjico, donde te-
nía hermanos, y allí murió a la edad aproximada de cuarenta 
.años. ¿Es posible que estas tres circunstancias se den en más 
{I) · En un pedimento que obra en la causa, cursado en 1557, cierto 
Gonzalo Galeoto, culpado de haber tomado parte en el delito de Los 
Angeles, habla de "Gutierre de Cetina, difunto". No dice, ni mucho me-
nos, que Cetina hubiera muerto en aquella fecha (1557), ar.tes bien habla 
con referencia al lance cle 1554, que fué, a no dudar, el que causó la 
muerte. 
(2) Luis Baraho11a de Soto, pág. 131. 
En es.ta obra creyó Rodríguez Marín, aunque luego rectificó su opi-
nión, que Gutierre de Cetina había muerto después <:le 1571. Se basaba 
en la hipótesis de que }:etina figurase entre los amigos que BarahoJna 
tuvo en Sevilla por aquellos años de 1571, toda vez que entre ellos le incluye 
Cristóbal de Mesa al decir que su musa fué celebrada "del marqués de 
Tarifa y de Cetina". 
Este Cetina no pudo ser en modo alguno el poeta de quien tratamos, 
y de ello convencerá una simple consideración. Entre ese grupo de ami-
gos que · Barahona · tuvo en Sevilla, se hallaba Francisco Pacheco. Si 
otro -de ellos hubiera sido Cetina, ¿cómo había de decir Pacheco en el 
Libro de los retratos que había muerto en· Méjico en 156o? 
6 
BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA E~PAÑOLA 
de un Gutierre de Cetina ? Absurdo sería suponerlo así, y he-
mos de admitir sin la menor duda que se trata de la misma per-
sona. ¿Qué importa que Pacheco equivocara en seis años la fe-
cha de la muerte y desconociera la causa de ésta? 
La noticia de esta muerte debió de llegar a España, y es 
natural, dadas sus circunstanCias, envuelta en el misterio y se-
guramente relacionada con un asunto de amores. Las mismas 
palabras de Pacheco, sobre que ya he llamado la atención, de-
muestran que el suceso había sido objeto de. comentarios y se-
guía siéndolo cuando Pacheco escribía. A Pacheco -tal vez 
los mismos individuos de la familia Cetina-, le habrían dado 
por más cierta la versión que él consignaba. O acaso sabía la 
verdad y no creía necesario dedrla. 
En cambio, al poeta Juan de Valillo llegó la auténtica ver-
sión según la cual Cetina había muerto en un lance de amores. 
Y creyó, como lo creerían otros, y era natural, puesto que él 
había sido la víctima, que una aventura amorosa del propio 
Cetina, y no de ajena persona, había sido la causa del trágico 
desenlace. Así es que escribió el siguiente soneto : 
Vandalio, si la palma de amadores 
Presumiste llevar, como has llevado, 
Amando más que cuantos 'han amado, 
¿Cómo podías morir sino de amores? 
Tu dulce muerte lloran los pastores 
Que por el patrio Betis traen ganado ; 
Yo me lamento y quejQ. de mi hado, 
Pues no me han dado muerte mis dolores. 
Si no me faltó amar como tú amaste, 
Ni sufrir los tormentos que sufriste, 
Ni de celos rabiar como rabiaste; 
Si en esto fuí yo amante, cual lo fuiste, 
¿Por qué en la muerte, di, te aventajaste? 
¿ Faltóme a mí el sentir que tu sentiste? (1) .. 
III 
Nos dice Pacheco que Cetina "diose despues de sus estu-
d_io;; aJarte militar, en que fue no menos valiente Soldado que 
(r) Hazañas y la Rúa, oh. cit., t. II, pág. 264. 
DATOS PARA LA BIOGRAFÍA DE GUTIERRE DE CETINA 83 
estremado poeta, siendole tan agradable la caxa de Marte como 
la viguela de Apolo. Gastó en e¡;ta profession los años de su 
juventud en Italia". De estas andanzas militares hay también 
muchos testimonios en las poesías de Cetina. Faltaban, sin em-
bargo, datos concretos sobre el particular. 
De los que aquí voy a dar resulta que Cetina, como alguno 
de sus biógrafos había sospechado, nació antes de lo que dió a 
entender el mismo Pacheco. Si, según éste, murió "a los 40 
años de su edad, en el de 156o", claro es que habría nacido en 
1520; y esto desorientó a Hazañas y la Rúa. Pero como ello se 
contradecía con otras fechas relativas tanto a él como a otros 
individuos de su familia, hubo quien advirtió el error y dedu-
jo que la fecha del nacimiento había de ser necesariamente an-
terior (1 ). 
Hacia 1510, más bien antes que después, nació Gutierre de 
Cetina. Así se explica lo que él mismo nos dice respecto a sus 
amores con Dórida y An1~rillida. Los de la primera duraron 
nueve o diez años. En su epístola X, dirigida a Amaríllida (2), 
trata de justificarse ante ésta, a quien entonces dedicaba sus 
cuidadds amorosos, y dice : 
Verdad es que mudé la fantasía; 
El objeto mudé, mas no -la pena: 
Hora muero por ti; por ella ardía. 
Rompió el amor, señora, la cadena 
Que ató mi libertad nueve o diez años. 
Y más adelante, supone que Amaríllida le dirige estas pa-
labras : 
Si no amabas, tampoco amas agora. 
Y no quiero creer que no la amases, 
Ni que, si fueron falsos tus amores, 
Diez años de dolor disimulases. 
(I) Lucas de Torre, Algunas 11otas para la biografía de Gutierre de 
Cetina,. seguidas de varias composicío11es suyas iaéditas (en BoLETÍN PE 
LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, 1924, págs. 388-407 y 6o1-626). 
(2) Cito las poesías de Cetina conforme a la numeración que llevan 
en la edición de Hazañas. 
8z¡. BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Los amores de Cetina con Dórida corrieron en Sevilla, se-
gún demuestran varias de sus poesías. En la canción VI, Van-
dalia, o sea Cetina, se presenta "guardando su ganado 1 cerca 
el Bético río", y celebra los rubios cabellos de su amada: 
Dórida. tus cabellos 
Más rubios son que ~1 oro 
Y más claros que el sol de mediodía ... 
El soneto XL V dice así : 
Con ansia que .del alma le salía, 
La mente del morir hecha adivina, 
Contemplando Vandalio la marina 
De la ribera bética, decía : 
"Pues vano desear, loca porfía 
A la rabiosa muerte me destina, 
Mientras la triste hora se avecina 
Oye mi llanto tú, Dórida mía. 
"¡Oh, si tu crueldad contenta fuese, 
Por premio de esta fe firme y con'Stante, 
Que sobre mi · sepulcro se leyese, 
N o en letras de metal, mas de diamante: 
-Dórida ha sido causa que muriese 
El más leal y el más sufrido amante" (1). 
Admitamos que estos amores fueron puramente arcádicos. 
En tal grado había contagiado la imitación italiana · a los aman-
tes· de la poesía, que aun los adolescentes buscaban su Cintia, su 
Fílida o su Flérida a quien dirigir sus vehementes inspiracio-
nes. Supongamos, pues -y ya es suponer-, que Cetina tenía 
solamente dieciséis años cuando sintió, o creyó sentir, los pri-
meros chispazos de su amor a Dórida. Aun así, y habida cuen-
ta del tiempoque Cetina, como ya veremos, invirtió en su amor 
(1) Conjetura J. P. Wickersham Crawford, sobre indicios bien fun-
dados, que Cetina estuvo enamorado de una señora 4e la familia de don 
Luis -de Leiva, príncipe de Asc:oli; tal vez una de las seis !hijas de don 
Sancho Martinez de Leiva, GobernadOT de Fuenterrabía "3 Capitán ge-
neral de Guipúzcoa. Opina que esta señora fué Dórida, C()sa ya no tan 
prob:Íble. (Notes on the Date of his Birth and the Identity of Dórida, 
en Studies in Philology, 1931, págs. 309-13.) 
DATOS PARA LA BIOGRAFÍA DE GUTJERRE DE CETINA 85 
a Amaríllida, no será posible traer la fecha de su nacimiento 
más acá de lo que otros hedhos revelan (1). 
Gutierre de Cetimi, como era de esperar en un mozo de su 
clase y prendas, sintió la necesidad de buscar en la corte el 
campo adecuado a sus merecimientos. Desde el n~cimiento de 
Felipe II (1527), y aun antes, la corte residía de hecho en Va-
lladolid; pues si bien es cierto que el emperador Don Carlos 
andaba en constantes viajes, en Valladolid y bajo el gobierno 
de la emperatriz Isabel, se t+esenvolvía la vida oficial. En 28 de 
abril de 1533, después de larga ausencia, Don Carlos desem-
barcó en Barcelona; anduvo durante dos años de un lado para 
otro, y en mayo de 1535 partió nuevamente con dirección a. Ita-
lia. De regreso a fines de 1536, se trasladó en seguida a Valla-
dolid, donde pasó la mayor parte del año 1537 (2). 
Gutierre de Cetina, pues, abandonó las orillas del Guadal-
quivir para establecerse en las del Pisuerga. ¿.Cuándo ocurrió 
esto? Veremos en seguida que en I 538 se encontraba ya en Ita-
lia; luego su estancia en Valladolid hubo de ser algún tiempo 
anterior. Seguramente desde ese mismo año de 1537, en que el 
emperador se asentó con más estabilidad en aquella villa. 
Antes de salir de Sevilla, Cetina se despidió de Dórida en 
una epístola (II). Expresaba en ella el sentimiento que le em-
bargaba: 
Alma del alma mía; ya es llegada 
La hora que d,e mí fué tan temida 
Cuanto, absente de ti, será llorada. 
En mi felicidad, ¿quién me dijera: 
"Tiempo vendrá, Vandalio, que querrías 
Que Dórida piadosa . no naciera?" 
Vencieron tu dureza mis porfías 
Para más daño mío, pues que veo 
Crecer por tal razón las ansias mías. 
(1) A más <\e las poesías a Dórida insertas en las Obras de Celina, 
v. Rafael Lapesa, Tres sonetos inéditos de Cetin.a y 1ma atribtuión fulsJ, 
en Rervista de Filología Espaíiola., 1931, pág. 38o. 
(2) :Manuel de Foronda, Esta.ncias y Viajes de Carlos V, Madrid, 
1895, 
86 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Apenas bastará la sepultura 
A despintar la imagen: excelente 
Que en mi aima imprimió tu hermosura. 
Mitigaba el árdor verme- presente ; 
Mirándote, Sefiora; _descansaba; 
Pues ¿.qué_ será de. mí, viéndote ¡¡u$ente? 
En Valladolid, el recuerdo de Dórida acompañó al poeta. A 
él consagró diferentes poesías. Apenas iic:gad-o, supo que el 
duque de Sessa marchaba a Sevilla, y le dirigió el siguiente 
soneto (CXCI) : 
Sesenio, pues -que vas do vengo agora, 
Antes, do siempre estoy, do estar quisiera, 
Cuando a ver 1lega_rás la g_ran ribera 
del Betis, que por ti tanto se honora; 
Si aquella Brisis, que tu alma adora, 
Jamás se mueve a tus -suspiros, fiera. 
A Dórida dirás que desespera 
La mía ya de verse ·alegre un hora. 
Pero si aquel antiguo nuestro río 
Fuera el otro do suelen los mortaíes 
El peso descargar de sus cuidados, 
No por eso dejara el amor mío 
De atormentarme acá, porque mis males 
N o quiero ni podrán ser remediados. 
Vemos, pues, que Cetina tenía amistad con el duque de Sessa, 
nacida en Sevilla, según se deduce del soneto. Allí, mientras 
Cetina cantaba su- amor a Dórida, el duque -S esenio, por Sll 
nombre poético-, ofrendaba el ~uyo a Brisis. He aquí otro 
caso de precocidad en los amores arcádicos. El duque de Sessa, 
D. Luis Fernández de Córdova, nieto del Gran Capitán, había 
nacido en Cartagena el día 27 de julio de 1520. Tenía, pues, sus 
diecisiete o diecioch~ años <;uando Cetina le encargaba en su 
soneto que transmitiera a Dórida sus protestas de amor. Nada 
tiene de particular que el duque sintiera tales afanes, pues tam-
bién fué poeta, y, a lo que parece, nada vulgar. Dejó -a su muer-
te un libro de poesías, que· durante cierto tiempo conservó su 
hermana y sucesora D.a Francisca Fernández de Córdova, hasta · 
que, a ruego- de Don Juán de Austria, se le entregó a éste, y 
luego se perdió. 
DATOS PARA LA BIOGRAFÍA ·DE GUTIERRE DE CETINA 87 
Llegó el duque a Valladolid en 1536. Habiendo tomado po-
.sesión de su casa y estados, con fecha 22 de agosto del mismo 
año otorgó una escritura en aquella villa, "donde la Corte se 
.encontraba y adonde él había acudido inmediatamente a besar 
la mano a la Emperatriz-Reina, con lucidísimo acompañamiento 
de deudos y criados y menage de casa y criados (1). 
El soneto copiado comprueba. que Cetina llegó a Valladolid 
en 1537 o tal vez en los últimos meses de 1536. No pudo ser 
.antes de esa fecha porque el duque de Sessa no estaba aún en 
Valladolid, ni pudo '~er después, porque en 1538 ya se encon-
traba Cetina en Italia, después de haber perP'!anecido en Valla-
,dolid el tiempo suficiente ·para fomentar sus amore~ con Ama-
i-íllida (2). 
Algún tiempo después de llegar a Valladolid, Cetina dirigió 
.a Dórida una epístola, en que ponderaba el dolor que la ausen-
cia le hacía sufrir, no sin discu,lparse por quebrantar la promesa 
.de guardar en silencio tales inquietudes: 
Mandásteme, poco antes que partiese, 
Que cuando má~ la ausencia me apretase, 
N o dijese mi mal ni lo escribiese. 
Decías que era mal que se mostrase 
Manifiesto mi ardor entre las gentes, 
y que por él tu fama no manchase. 
N o podía sufrir ya semejante suplicio, y no había razón 
para acusarle, pues no hacía públicas sus quejas, y sólo a ella 
se las comunicaba: 
Dórida, si el dolor rabioso, esquivo, 
Que en mis entrañas tu beldad enciende, 
De ufano me hace ir soberbio, altivo, 
¿Por qué i:Jo dije yo, pues nadie entiende, 
Más que-Dórida, aquella suma alteza 
Tan honrosa, de do mi mal desciende ? 
(i) Francisco Fernández de Béten<:ourt, Historia genealógica :v he-
-ráldica de la Ú anarquía Española ... ; t: VII, pág. 84. 
(2) Años más tarde, ya en Italia Gutierre de Cetina, celebraría en un 
soneto (XXXI) el valor de su amigo el Duque, que 4espués de la em-
J?resa de Argel se disponía a desplegarle en territorio italiano. 
88 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Pero lo cierto es que por aquellos mismos días dirigía a su 
amigo y colega D. Jerónimo de Urrea otra epístqla (V), en que 
deploraba estar lejos de Dórida y evocaba la triste despedida : 
Las lágrimas que allí se derramaron 
Me hicieron en parte asegurarme 
Y a Dórida las mías consolaron. 
Mas los amores de esta clase solían ser muy fugaces, y con 
la mayor facilidad aqueilos poetas, después de agotar los alar-
des de rendimiento y fidelidad a una bella, la sustituían por 
otra, a la cual dedicaban frases y conceptos no menos apasio-
nados. Y esto ..ocurrió ahora. En la ribera del Pisuerga - él 
mismo lo dice--, cautivó a Cetina otro amor, el de Am.aríllida. 
Puede creerse que esta Amaríllida fué D.a Marina Siguriosa, a 
quien nominatim dedicó un soneto, aparte de otros muchos en 
que no la nombra (I) . 
Amaríllida, qe tenía noticia del amor del poeta a D&ida, no 
se mostró muy propicia a corresponderle sin reservas . En una de 
sus epístolas (X), Cetina trata de .justificarse y de cohonestar 
aquel su primer amor, puro y respetado, con este que ahora 
siente, más apremiante e irresistible: 
Dórida está en mi alma así presente 
Como estuvo jamás, mas de tal arte, 
A nuevo poseedor cede y consiente. 
No está olvidada, no, salvo que en parte, 
Vive en mi alma Dórida en sospecha 
Que al fin ha de quedar sola contigo, 
Porque para los dos es casa estrecha . 
. . . . . . . . . . .. . . 
Demás de tu beldad, campo tan largo 
Para hartar d~ dulces pensamientos· 
Mi alma, otras mil cosas te encargo. 
Los regalos, los buenos tratamientos, 
Tu dulce conversary tus blan·duras, 
Han sido la ocasión de mis tormentos. 
(1) V. Eugenio Mele y Narciso Alonso Cortés, Sobre los amores r!e 
Gut~erre de Cetina y su famoso madrigal, Valladolid, 1930. 
DATOS PARA LA BIOGRAFÍA DE GUTIERRE DE CETINA 89 
Tus burlas y tus juegos, tus dulzuras, 
Los favores con ·arte descuidados, 
Han sido la ocasión de mis locuras. 
Unas veces, lleno de temores, expresa a Amaríllida sus celos 
(soneto XXXV); otms, viéndola enferma, ofrece sacrificios al 
dios Amor a cambio de su restablecimiento (soneto LXXXVIII): 
s-ólo te pido, en premio del servicio, 
La salud de Amaríllida, no vea 
El mundo así perder su mayor gloria. 
Muohos tormentos, ciertamente - dentro de un convencional 
sentimentalismo-, debió de causar a · Cetina este amor, pues las 
esperanzas, los halagos y los desvíos agitaban su alma variable-
mente. Y llegó un momtento en que el poeta tuvo que marchar a 
Italia. Entonces compuso este soneto : 
Al rebaño mayor de sus cuidados 
Que a la orilla del Pó paciendo se iba, 
Dijo Vandalio con ia m.ente esquiva, 
Los ojos de sus lágrimas bañados: 
- Paced, mis ovejuelas, pues los hados 
La envidia ajena y la aspereza altiva, 
De la ribera del Pisuerga os priva 
Y de sus verdes y floridos prados. 
Si en las hierbas halláis amargo el gusto, 
Si el agua es menos clara que solía, 
Si os muestra el cielo invierno en primavera, 
No es fuera de razón, antes muy justo, 
Pues tan lejos estáis del alma mía, 
Que sea todo al revés lo que antes fuera. 
Y en otro soneto (XLVI), simula su despedida "en brazos 
de Amklríilida llorando". 
Este amor de Cetina a Amaríllida duró tres años, según él 
mismo nos hace saber. Entre las muchas poesías que tradu jo 
del italiano (1), figura la canción Quando !'sol parte, e l'ombra 
(1) Alfred Miles Withers, The Sourccs of the Poetry of G~ttierrr 
de Cetina, Philadelphia, 1!)23.-Rafael Lapesa, La poesía de Gutierre r/e 
CetiJJa (en Homnwge a E•rncst Martincnche, París, 1939). 
90 BOLETÍN DE l.A REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
il mondo cuopre, de Ariosto. En ella, Cetina ha cambiado los 
nombres de los interlocutores, Selvago, Fausto, Nisa y Ginebra, 
por los de Vandalio, Elpín, Dórida y Amaríllida. La traduc-
ción es literal, con el mismo número de versos y estrofas que 
el original, y sólo introduce C;etina algunos ligeros cambios, con 
objeto de adaptar las alusiones a su propio -caso. Y así vem'Os 
que cuando en la canción de Ariosto dice Selvago a Ginebra, con 
referencia al comienzo de sus amores, "oggi ha la quarta estate", 
en la traducción Vandalio dice a Amaríllida: " ... hoy tres vera-
nos 1 se cumplen que en las bodas de Eritrea ... ". Esto se repite 
a continuación, pues mientras Ginebra dice a Selvago "tosto 
n'andra '1 'quarto anno", Arnaríllida cambia estas palabras por 
las de "Ya para el tercer año· 1 que comenzó mi engaño, 1 si 
engaño hay en tu amor ... ". Está claro ·que Vandálio, esto es, 
Cetina, se refiere al comienzo de su relación con Amaríllida, 
que fija en poco más de tres años. 
Pero esos tres años no corrieron totalmente en Valladolid. 
Marchó Cetina a Italia, y allí fué donde se cumplió ese término 
de los tres años, durante los cuales se mantuvo fiel al amor de 
Amaríllida. La imagen de otras bellas vino luego a debilitarle, 
aunque no para siempre. Andando los años, el poeta volvería a 
cifrar sus ilusiones en Amaríllida. 
Hagamos ahora un ligero cálculo. Partamos del supuesto de 
que Cetina renía dieciséis años cuando se enamoró de Dórida. 
Estos amores duraron, cuando menos, nueve años ; dos aproxi-
madamente le llevaron en Valladolid los de Amaríllida. Es un 
total de veintisiete años, edad que por lo menos había de tener 
Cetina cuando partió de Valladolid para Italia. Y como esto 
ocurrió en 1538, resulta qUJe Cetina nació hacia 1510. Esta fe-
cha será tanto más anterior, cuanto más se haya adelantado la 
edad hipotética de sus amores · con Dórida. 
IV 
Gutierre de Cetina estaba en Sicilia a fines de 1538. Sobre 
el destino o graduación que tenía, nada dicen los documentos 
en que así consta, y a que ahora me releriré. Lo indudable es 
DATOS PARA LA BIOGRAFÍA DE GUTIERRE DE CETINA 9 l 
que servía a las órdenes de D. Fernando Gonzaga -desde 1535 
virrey de Sicilia-'-, y que durante varios años había de perma-
necer a su lado. P'Or las poesías de Cetina sabíamos ya la esti-
mación en que D. Fernando y su familia le tuvieron (1). 
En 8 de febrero de 1538 se publicó en Roma, delante del 
Papa, la liga contra el Turco, formada a instancia de los vene-
cianos, y en que, a más de éstos, entraban el Pontífice y el em-
perador Don Carlos. Fué nombrado capitán general de la flota 
Andrea Doria, y dd ejército de tierra, D. Fernando Gonzaga. 
Se aprestó Solimán a la defensa, y de Constantinopla salió rá-
piramente Barbarroja con su armada. 
Los comienzos de la empresa fueron poco felices, pues en la 
batalla del golfo de Arta la flota de Doria sufrió un grave des-
calabro. Para buscar desquite, españoles y venecianos pusieron 
sitio a la plaza de Castilnovo. Una carta del contadorJuan Ga-
llego, dirigida a Francisco de los Cobos, comendador mayor de 
León, contie'ne variados pormenores de este suceso. "Castilnovo 
- decía- está asentado en una montañuela pequeña todo pen-
diente desde lo alto hazia la mar <;ercado de una muralla pro-
longada por <;irculos hasta el agua, de manera que desde la mar 
se ven todas las casas y la gente de las calles; es lugar estrécho 
y luengo, fortísimo así de los muros como de natural, ecebto que 
no tiene foso; en lo más alto de todo tiene un castillo y junto 
a la mar otro, es el lugar de dozientas casas poco más o menos. 
A los XXV [de octubre], al hazer del día todas las galeras jun-
tas echaron nuestra gente en tierra de un golpe, que fue la mas 
hermosa cosa del mundo ver XII o XIII mil honbres puestos 
en un instante en tierra". La lucha fué empeñadísima, "y los 
de dentro mataron y hirieron algunos de los nuestros, entre los 
quales el capitan antonio doria, que habiendo ydo con el virrey 
a reconoscer la muralla, al salir de una casilla a donde estava, 
le dieron co un arcabuz en la pierna en baxo de la pantorrilla, y 
la pelota dió primero en tierra y se quebró, y la media le saca-
ron de la pierna". Al día siguiente, z6, batieron el castillo alto 
con siete cañones, y después de arriesgadas operaciones, que 
(1) V. E. Mele y N. Alonso Cortés, loe: cit. 
92 BOLETfN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOL\ 
Juan Gallego refiere, le tomaron. "El saco de castilnouo, avnque 
pequeño lugar, fué grande y de muohas ropas de seda y paños 
y cosas de plata y dineros ; hasta agora no se -saue que ninguno 
aya tomado de cien ducados de oro arriba, pero todo lo que ovo, 
poco o mucho, vino a mans de los soldados por la desborden que 
al principio hizieron los capitanes por el interese particular" (1). 
Tomada Castilnovo, quedó en su defensa una guarnición de 
3.000 espajioles, al mando del maestre de campo Francisco Sar-
miento. Quiso Barbarroja acudir en socorro de la plaza; pero 
una tormenta le sorprendió en la isla de Saseno y destruyó par-
te ·de sus naves. 
En diciembre del mismo año se promovió entre los soldados 
de Sicilia un motín de los muchos que, por desgracia, ensom-
brecían aquellos territorios, pero de los más graves. A 5 de aquel 
mes ~igo la relación qúe el día 19, desde Mesina, envió Fran-
cisco Duarte al Emperador (2)--, llegó el Virrey D. Fernando 
Gonzaga con las gáleras del Príncipe Doria y otras seis del ca-
pitán Antonio Doria, que habían salido de Brindisi. El día 6 
arribaron las restantes naves de la armada con la infantería, y 
"entraron en este faro", no obstante que el Virrey y Duarte cre-
yeron que irían derechas a Lípari, como se les había ordenado. 
Duarte, el maestre de campo Sancho de Alarcón y otros jefes 
opinaron que no se les debía dejar "surgir'1 allí, en previsión 
de algún desorden, "pues ya en tanto hauian comen<;ado a des-
vergon~arse y .a quererse salir en tierra". Aquella noche estu-
vieron muy quietos; pero "quando fue de día se desenbarca-ron hasta -CX soldados o pocos más de las compañías de don 
hernando y don francisco de toledo, questauan juntas en la 
carraca de Bresara, y se salieron con sus armas en tierra y co-
men<;aron a tirar arcabuces y a llamar a los otros soldados 
questauan desenbarcados, exhortandolos a que hiziesen lo mis-
mo, y a esta hoz muchos de las otras naues des<;indieron en tierra 
y todos se comen<;aron a alborotar ; el señor visorey fue auisado 
desto y luego cavalgó y salió al canpo para ·hablar con los que 
se hauian desenbarcado y a estoruar aquel mal motivo con pala-
(I) Archivo General de Simancas, Estado, Nápoles, leg. 1.029, fol. 82. 
(z) Idem íd., leg. I.llJ, fol. 72. 
DATOS !?ARA U BIOGRAFÍA DE GUTIERRE DE CETINA 93 
bras blandas y con áspel!as si menester fuese ... El señor Viso rey 
quiso hablar con los soldados que se desenbarcaron, y no le qui-
sieron o ir... y casi a media noche, con la mayor agua y tempes-
tades que se han visto, los soldados de la mayor parte de las com-
pañías estauan enbarcados peleando en las naues, y a arcabu-
zazos tomaron los barcos por fuer<;a y se s~lieron en tierra me-
dio anegados, y hauiendo perdido dos barcas y ·otras que fue-
ron al traves, y de manera que quando amaneS<;ió se hallaron 
en tierra mas de 2.500 infantes juntos con sus armas, y sola-
mente quedaron VII o VIII conpañías de los maestros ·de cam-
po y de otros capitanes honrrados ... Esta gente amotinada y los 
que primero se desenbarcaron, se fueron a un casal esperando 
a que todo el resto desta gente se desenbarcase y amotinase con 
ellos, y allí han hecho sus hordenan<;as y _ regimiento, mudando 
cada día electos nuevos y algunos días los mudan dos veces ... 
y no ha sido posible acabar con ellos que quieran oyr ni hablar 
al señor virrey ni a ninguno de los maestros de canpo ni a don 
garda de toledo ni a ninguno de nosotros." 
Los amotinados cometieron las mayores atrocidades. · Duar-
te dice "ques cosa des~nto" y da detalles espeluznantes. 
Al cabo, mediante tratos pacíficos, los amotinados se rin-
dieron, previa promesa de perdón general (que luego no se cum-
plió) y la exigencia de otras condiciones en que la autoridad le-
gítima no salió muy bien parada. "Con este castigo --escribe 
Sandoval, refiriéndose al que luego se les impuso--, quedaron 
amedrentados los soldados y don Remando Gonzaga con opi-
nión de poco amigo de los Españ_oles; y no le levantaron tes-
timonio, según los que le conocieron decían" (1). 
Es indudable que a través de todos estos acontecimientos, Gu-
tierre de Cetina andaba muy cerca del virrey D. Fernando Gon-
zaga. La prueba está en que cuando Gonzaga quiso dar al Em-
perador cuenta de lo ocurrido, y ponerle de manifiesto la si-
tuación y necesidades de aquellos Estados, lo hizo por medio 
de importantes despachos, con fecha 21 de diciembre de 1538, 
y dió a Cetina el encargo de que, en unión de Martín Alonso 
(1) Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V, lib. XXIV, 
par. VI. 
94 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
de los Ríos, los llevase a España y a Toledo, donde el Empera-
dor se encontraba. Hablábale de asuntos -tan capitales como la 
empresa · contra el Turco, la necesidad urgente de recursos para 
atender a las tropas de Sidlia, el castigo de los amotinados en 
aquella isla, las medi_das que debían adoptarse (y que, desgra-
ciadamente, no se llevaron a la práctica), para evitar graves pe-
ligros en Castilnovo, la mejor manera de disponer los mandos 
de efército, y, en suma, cuanto en aquel momento requería pron-
tas y acertadas resoluciones. 
Emprendieron el viaje, para cumplir éste cometido, Cetina 
y Alonso de los Ríos ; pero al llegar a Génova cayó Cetina en-
fermo y se vió obligado a quedar en aquella ciudad, mientras su 
compañero seguía solo el viaje a España (1). 
Antes de que el Emperador diera su contestación, estaba en 
peligro de disolución la liga contra el Turco: Su Santidad de-
claró no tener medios para armar galeras, y la Señoría de V e-
necia creyó preferible concertar una tregua. A todo ello se re-
firió el Emperador en carta al Virrey fedha a 17 de marzo 
de 1539. Al ·final de esta carta, se dice lo siguiente : "Gutierre 
de Cetina que traya vuestros despachos quedó ·enfermo en Ge-
noua, y scriuimos que excuse su venida pues respóndiéndoos a 
lo ·que traya por esta, no es necessaria". 
No obstante esto, Cetiua, una vez restablecido, se puso en 
camino para España, y debió de llegar a Toledo en los media-
dos de mayo .. A:. -24 de este mes . Don Carlos remitió al virre) 
G<>nzaga una extensa carta, de gran interés en relación con el 
estado de la liga, tratos de treguas con el Turco, preparativos 
de una nueva campaña contra éste, etc. En esta carta, a modo 
de postdata, se decía lo siguiente : 
"Gutierre de Cetina, a quien embiastes con martín alonso 
de los ríos y se quedó en Genoua por su indispusicion, aunque a 
todo lo que él traya en comission se os respondió quando despa-
chamos ·a Andalot, es venido aquí despues a sollicitar la proui-
(1) Así consta, como veremos, en las cartas 4e contestación al Virrey. 
Dada la importancia histórica que tienen, tanto el extracto de !os 
despachos del Virrey al Emperador como las contestacionee de éste, doy 
la copia ett un apéndice. 
DATOS PAll LA BIOGllFÍA DE GUT.IERRE DE CETINA 95 
sion de dinero y se buelue agora con lo que se prouee, e a lo que 
toca a alonso de a,Jarcon, que está preso en mesina, en que el 
dicho Cetina nos ha hablado de vuestra parte, platicándolo con 
el príncipe si· le pares<;iere y satisfiziere, lo podreis mandar 
soltar." 
Y luego: 
"Carta por sy al dicho Visorey. 
"Gutierre de cetina vino acá estos días passados a sollicitar 
la prouision del dinero y otras cosas para las quales le despa-
chastes, y hauiendose hecho lo que se ha podido, como enten-
dereis por las cartas que se os scriuen, se buelue con la resolu-
cion que se ha tomado; acá no se le han dado ningunos dineros 
para las ·postas de la venida ni de la vuelta, proueereis que allá 
sea satisffecho de lo que huuiere gastado demas de lo que se le 
dió quando partió ,y tenedlo por encomendado." 
Con la misma fecha 24 de mayo, el Emperador esctibía a 
Francisco Duarte. Decíale lo mismo que al Virrey, y esto a la 
ttrminación: "Gutierre de cetina se buelue con la resolucion de 
la prouision que se haze del dinero, y a lo demas de la comission 
que tntxo del visorrey de sicilia, se le respondió como se os 
escribió" ( 1 ). 
Volvió Cetina a Italia, pues; y debemos suponer, a la vista 
de los párrafos copiados, que en el viaje no se permitiría gran-
des dispendios, como no fueran de su propia bolsa. 
Pocos días haría que Cetina había llevado a D. Fernando 
Gonzaga las providencias del Emperador, cuando sobrevino la 
sangrienta pérdida de Castilnovo. Aquella plaza que tantos es-
fuerzos había costado, sirvió ahora de sepultura a los heroicos 
españoles que la defendían, en. una de las mayores catástrofes 
que aquella lucha presenció. Según la declaración que dos de 
los soldados defensores, Juan de Alcaraz y Juan de Tapia, pres· 
taron en 4 de septiembre del mismo año (2), el 15 de julio lle~ó 
Barbarroja on su armada, que consistía en 220 vetas, 130 gale-
ras, dos mahonas cargadas de municiones y artillería, y el resto 
galeotas, fusms y bergantines. Iban, al parecer, 20.000 hom-
(I) Archivo General de Simancas, Estado, leg. I.II3, fol. 3. 
(2) ldem íd., Nápoles, leg. 1.030, fol. 133. 
BOLETÍN l>E LA REAL ACADEMIA .ESPAÑOLA 
bres de guerra, de ellos s.ooo genízaros, . a más de un crecido 
número de morlacos y marsilojos. Nueve días, del 15 al 23, em-
pleó Barbarroja en levantar los bastiones y trincheras y en 
plantar la artillería, .con 6o piezas en total, "entre las quales 
hauia una culebrina y conco baseliscos y el resto de cañones 
dobles". 
El sito y los asaltos se prolongaron por muchos días. Al 
rendirse la plaza, el 7 de agosto, -poquísimos españoles queda-
Dan con vida, '' y Juan Viscaino -<lice uno de los testigos ci-
tados- , murió allí peleando como valientehombre, y francisco 
sarmiento andaua a cauallo y bien herido y queríanle subir con 
una cuerda por el castillo de abaxo y no quiso, sino puso las 
piernas al cauallo y metióse peleando en la mayor furia de los 
genízaros; no se halla muerto ni viuo ni saben lo que se hizo . .. 
Barbarroja Heuó a su galera a Masquesa y a Luys de haro y a 
seron y a machín de gunguía y al obispo, y -aquel mesmo día bar:-
uar roxa, sabiendo quien era por el daño que le hauia ~echo en 
la prouesa, porque le mató vn sobrino, le .cortó la cabe<;a, y al 
obispo y otro cappellan tanbien les cortaron las ca~ porque 
no dexauan de predicar la fe de ·cristo y consolar a tantos cris-
tianos esclavos, que podrán estar esclavos hasta 400, entre chi-
cos y grandes" ( 1 ) . 
(1) La toma de Castilnovo por los turcos fué un hecho lastimosí-
simo. Ya el último día 9e junio de 1539 escribía D. Lope de Soria: "Es-
tando para firmar esta tenga vm.. letra de Ragu5a que contiene que ally las 
tenían de Constantinopoli de iiij"' del presente, de persona que a dos del 
mesmo vió partir de ally a barbarossa, el qua} diz que con eL velas que 
será la armada turquesca, vendría sobre castelnovo. Ytem que el berglarbey 
de la gracia con siete sant jaques se hallaua en sophia a donde esperaua 
otros tantos y que todos hauian de venir sobre la dicha pla~a (Sirnancas, 
GUI!ffa antigua, leg. 15, fol. 48). A 5 d,e agosto, el Virrey, D. Fernando 
Gonzaga, escril:fta ya sobre el "estado d,e Castilnovo e imposibilidad de 
socorrerle". (Idem, Estado, leg. I.IIJ, fol. 31). También por medio del 
marqués de Aguilar, embajador en Roma, -Gon-zaga había comunicado al 
-Emperador que Jos enemigos de la fe tenían puesto sitio a Castilnovo .por 
-mar y por tierra~ y el Emperador trató de conseguir, _aunque en vano;· 
que-se hicier.an cargo de la. -plaza los venecianos. (Idem, Estado, leg. 13
1 
fol. 8). D. Francisco de .Tovar escribía ea septiembre al Emperador y le 
DATOS PARA LA BIOGRAFfA DE GUTIERRE DE CETINA 97 
Gutierre de Cetina escribió en memoria de estos héroes su 
soneto A los huesos de los espamoles muertos en Castelnovo. 
Pero este mismo título indica que el soneto de Cetina (como los 
de Tansillo sobre el mismo asunto), no fué escrito a raíz del 
suceso, sino más tarde, cuando los restos de los héroes de Cas-
tilnovo, que no habían recibido sepultura, yacían amontonados 
sobre el suelo que los vió morir. 
A principios de 1540, D. Fernando Gonzaga se ausentó de 
Sicilia. A mediados de abril estaba en Génova, y a su regreso, 
después de detenerse cuatro días en Nápoles, llegó a Mesina el 
día 27. Allí permaneció de asiento durante unos meses (r). 
Cuando el Emperador resolvió, en 1541, llevar a efecto la 
empresa contra Argel, encargó a D. Fernando Gonzaga que dis-
pusiera tropa.s españolas de Sicilia y las llevara bajo su mando. 
Con fecha 12 de agosto escribía Gonzaga desde Mesina al _Em-
perador y le daba gracias por la designación ; y cuatro días des-
pués ya le hablaba de los preparativos que estaba haciendo. Armó 
6.000 hombres y 400 caballos ligeros, que embarcó en 150 na-
ves, con los que se unió en Mallorca al resto del ejército expe-
dicionario. 
La empresa, como es sabido, fracasó. Una vez terminada, 
D. Fernando .Gonzaga y Andrea Th>ria, que en ella hahia tam-
bién tomado parte, recorrieron las costa.s de Africa y tomaron 
varias plazas próximas a Túnez, entre ellas Monastir y Susa:. 
Uegado a Sicilia, Gonzaga escribió al Emperador desde Tra-
pani, y luego otra larga carta, fecha en PaJermo a 31 de diciem-
decía que "la pérdida de castil nobo ha hecho tanta ynpresion en el rrey 
de tunez, que ya comie~an a mostrar su mala voluntad y obras". (Idem, 
G14erra antigua, leg. 55, fol. 16.) 
Entre otros muchos documentos que hay en Simancas relativo; a 
Castilnovo, se halla un Memorial de los esclavos que estár~ en poder del 
Gran Turco en constantinopo.'i y de barbarroja y de arraezes. y en otras 
partes de turqia, que se perdiertm en casti.'novo. (Nápoles, leg. 1.036, 
fol. 4;) 
(I) Archivo General de Simanca~, Estado, Sicilia, leg. · I.II4, fo-
lios I a 5, 24, 61, etc. Diferentes cartas y despachos de D. Fernando Gon-
zaga sobre asuntos varios. 
7 
BOLETfN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
bre, en que le daba cuenta de su actuación con -motivo de los 
acontecimientos desenvueltos (1). 
En esta travesía por la costa. tunecina, la flota de Fernando 
Gonzaga pasó por Cartago. Tal vez esto sugirió a Gutierre de 
Cetina la idea de traducir el soneto Al monte donde fué Carta-
go, de Giovanni Guidi_ccioni. 
En la nueva guerra contra Francisco I y sus aliados, a que 
asistió personalmente el Emperador, D . FemandoG{mzaga llevó 
el peso principal. Se distinguió notablemente en la famosa toma 
de Dura (24 de agosto de 1543); intervino en el sitio de Lan-
drecies (octubre del mismo año), y no faltó quien le culpara del 
mal éxito, por error en las órdenes; hallábase en Espira cuando 
el Emperador le ordenó que marchase contra Luxemburgo, pla-
za que se ·le rindió en 6 de junio de 1544; dirigió el asedio de 
Saint Dizier (agosto 1544), que igualmente capituló; en Chalan-
sur-Mame asistió a las pláticas que precedieron a la paz de 
Crespy, y con e1 · cardenal Gra.nvela representó al Emperador 
'en la firma de esta paz (18 de septiembre de 1544). 
Que Gutierre de Cetina asistió a toda esta campaña, lo prue-
ba su epístola a D. Diego Hurtado de Mend.oza (X IV). La. 
amistad entre Cetina y el autor de la Guerra de Gra.no.da era 
muy anterior (2). Cetina habla a D. Diego de "aquella servitud" 
que a él le unió, y se refiere a la última vez que se habían visto 
en Trento, cosa que hubo de ocurrir entre el 8 y el 17 de enero 
de I 543 (3). Dkele Cetina: 
Esto causó, señor, que no os he escrito 
Como os prometí, cnando de Trento 
Partisteis tan mohíno y tan aflito. 
Háblale en la epístola de la empresa guerrera llevada a feliz 
término por el EmPerador, y empieza por hacer, como en él era 
naturaL el elogio de D. Fernando Gonzaga: 
(1) ldem íd., leg. I.IIS, fols. 34 y 35· 
(2) V. Angel González Palencia y Eugenio Mete, Vida y obras de 
Do.H Dfego Hu,.laao de .Mendoza,.Madrid, 1941. 
• (3) Fué entonces cuando D. Diego estuvo en Trento, con una misión 
del Emperador. 
DATOS PARA ~ LA BIOGRAFÍA DE GUTIERRE DE CETINA 99 
Será el sujeto, pues, aquella honrosa 
Enipresa que en' este afio ha el César hecho, 
T.anto como difícil, gloriosa. 
Ver un tirano en dos horas deshecho, 
Tan fuerte y atrevido, que hada 
A los mayores que él tremer el pecho. 
Allí era de notar el nuevo Marte, 
Fernando, capitán de aquesta guerra, 
El ánimo, el valor, ingenio y arte. 
Refiérese luego al sitio y toma de Dura: 
Allí se vió, en el sitio de una tierra 
Dura de nombre, asaz dura y extraña, 
Si en ánimo español virtud se encierra . 
.Con razón memorar puedes, ¡ oh España !, 
Entre las obras tantas .memorables, 
Esta, que· no será menos hazaña. 
Dice luego cómo el ejército victorioso pasó de Güeldres a 
Henao y puso sitio a Landrecies. Habla Cetina, naturalmente, 
en primera persona, como quien ha intervenido en los hechos : 
Y bien nos lo mostró el tercero día 
Que nuestro campo cerca dél:. pusimos, 
Cuál era su intención y a qué venía ; 
Fuésenos una noche, y no le vimos 
Apenas ir, y al fin de la jornada, 
El veló bien, nosotros nos dormimos. 
Alude, pues, a la escapada que el rey de Francia, ante los 
propios ojos del Emperador y de los suyos, hizo en la noche del 
6 ó 7 de noviembre, en que diestramente salió de Landrecies' con 
dirección a Guisa ; y alude a las varías versiones sobre el prin-
cipal causante --el traidor Bosio, el capitán Salazar o el pro-
pio D. Fernando Gonzaga- de que el monarca francés pudiera 
jugar semejante burla : 
El Rey se fué; digo que se ha huído 
Sin daño y con vergüenza, y ha quedado 
Quien lo d ejó hui r muy más corrido. 
La culpa cúya fué no he procurado 
Ni procuro saber, mas cierto veo 
A .César en tal caso disculpado. 
I 00 BOLETÍN DE LA .REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Dedúcese que Cetina escribió esta epístolacuando, una vez 
terminada la {;ampaña, seguía a la Corte. Acompañaba a Don 
Carlós el conde de Feria, D. Pedro Fernández de Córdova y 
de Figueroa, a quien Cetina aJ.ude, y que tanto se había dis-
tinguido en la jornada de Argel, toma de Dura y sucesos varios 
de Flandes. 
Durante sus marchas por Alemania escribió igualmente su 
canción XI, Sobre las ondas del furioso Re'no, y el soneto CXL, 
donde evoca el recuerdo de Arrnaríllida. También, después de 
terminada la campaña, dedicó un soneto (CXL1) a su antiguo 
amigo D . Jerónimo de Urrea, que, como él, había tomado par-
te en la empresa de Argel y en la toma de Dura (1) . 
Con D. Fernando Gonzaga regresó Cetina a Italia, más con-
cretamente, a Lombardía. En Milán se enwntraba la mujer de 
D. Fernando, D.a Isabel de Capua, princesa de Molfeta. Pró-
xima ya su llegada a Milán, Cetina escribió, desde Vigevano, 
a 24 de abril de 1545, una chancera epístola a la prin(:esa de 
Molfeta. Cetina, desp'lllés de felicitar a la princesa por el re-
ciente nacimiento de una hija, anuncia que muy .pronto llegará 
D. Fernando a Milán, y él en su compañía: 
Podría ser llegar allá de rroche, 
Cansados, muy lodosos y hambrientos, 
Y sé que hallaremos puesta en orden 
La cena, y que será vuestra excelencia 
La que lo tendrá todo proveído ... 
La llaneza con que en esta epístola habla Cetina así de don 
Fernando y su familia como de otras personas notables de su 
corte, demuestran la íntima y larga convivencia que con ellos 
tenía. 
Y aquí surge la cuestión relativa al amor que Gutierre de 
Cetina sintió hacia la condesa LaiUra Gonzaga, sobrina de Hércu-
les Gonzaga, cardenal de Mantua (2). 
(1) Por cierto que en la edición de Hazañas este soneto tiene una 
grave errata (Ni en Buda el duro asalto y dttro hado, _en vez Ni e11 Dura). 
Otras erratas he advertido en dicha edición, que ahora no es ocasión de 
rectificar. 
(z) V. E. Mele y A. Cortés, loe. cit. 
DATOS PARA LA BIOGRAJ,"ÍA DE GUTIERRE DE CETINA l 01 
En otra epístola de Cetina a la princesa de Molfeta (VI) es 
donde se hallan las principales referencias a este punto. En ella 
hace alusiones el poeta a un olnw y un lauro que había cul-
tivado: 
Erame así el tiempo más ligero, 
Mientras el tiempo el lauro me ocupaba 
Y un olmo que plantado había primero. 
El cual, si no crecía y se alzaba 
Más alto, era que el lauro nuevo puesto 
El humor de mis ojos le enjugaba. 
Las repetidas e intencionadas menciones. del lauro y el olmo 
han hecho creer, con innegable fundamento, que el poeta aludía 
en el primero a una Laura y en el segundo .a otra dama cuyo 
apellido fuese Olmo, Olmedo o cosa parecida. La primera es 
evidentemente Laura Gonzaga, a quien dedicó un soneto (CXXI) 
y nombró en otros lugares. De la segunda, nada se sabe (1). 
El amor de Gutierre de Cetina a la dama simbolizada en el 
olmo, fué inmediatamente anterior al que sintió por Laura Gen-
zaga, y no, como se ha supuesto, cosa de sus años mozos, cuan-
do estaba preso en los de Dórida y Amaríllida. En su citada 
epístola a la princesa de Molfeta lo dice así repetidamente, en 
versos que no hay necesidad de copiar aquí. Hubo de ser, pues, 
una dama de la corte de Milán o de la del Virrey D . Fernando 
Gonzaga. 
Mas debe creerse que este amor de Cetina a Laura Gonza-
ga, e igualmente el que declaró a la dama del olmo, fué un amor 
puramente platónico, análogo al que otros muchos poetas po-
nían en una determinada señora de sus pensamientos, por en-
cumbrada que fuese, sin que pretendieran que ella correspon-
diera a sus anhelos, como no ' fuera en la misma forma, ni mu-
cho menos pensaran que aquello pudiera terminar en matrimo-
nio. Laura, que tenía unos catorce años cuando Cetina la co-
noció~ casó algunos después con Juan Francisco Trivulzio. Ni 
por la niñez de Laura, ni por su elevada categoría social, podía 
dar Cetina a aquellos alardes amorosos más alcance que el in-
(I) Francisco A. de Icaza, Sucesos Yeales que parecen imagimdos 
de Gutierre de Cetina, Juan de la Cueva j' Mateo Alemán, Madrid, 1919. 
102 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
dicado. Parecen contradecir esta creencia algunos versos de Ce-
tina, como aquellos que dicen : 
No sólo la guirnalda que esperaba 
De sus hojas tejerme prometía, 
Mas de premio mayor me aseguraba. 
Así me sustentaba; así vivía 
De grandes esperanzas, de las cuales 
Salieron ciertas más que yo pedía. 
Pero si se medita un poco, se llega al convencimiento de que 
todas las frases tiernas dirigidas a Laura se parecen mucho a las 
quejas del padre que se duele de que la hija querida haya en-
contrado otro amEJr distinto y SU!perior al suyo. Lo mismo ocu-
rre respecto a la o,culta dama del olmo simbólico. 
Conoció Cetina a ésta .antes de ir a la guerra. Poco después, 
la hermosa Laura, "árbol ternezuelo", vino a reclamar las aten-
ciones del poeta, no obstante el riesgo que en ello veía : 
"Mira por dónde vas -decía el recelo- : 
No pongas tanto amor en nueva planta, 
Pues no sabes, al fin, qué hará el cielo. 
"Mira que tanta fe, mira que tanta 
Solicitud, hará que se levante 
Tan alta como el olmo se levanta.'' 
Fué entonces cuando el poeta tuvo que ausentarse para ir a 
la guerra, y cuando sintió los mayores desvelos e inquietudes: 
El tiempo, que la ausencia me alargaba, 
Entre la guerra envuelto y sus furores, 
Amor sabe cuál fué, cuál lo pasaba. 
Diré bien un error, que en mis errores 
Quizá ha sido el mayor que pudo ausencia 
Transformar mi cuidado en mal de amores. 
Llegué casi a no ver la diferencia 
Entre el olmo y el lauro, estando ausente : 
Hasta aquí llegó el mal desta dolencia. 
A su regreso, el poeta halló que ta11to el olmo como el lauro 
tenían ya otro dueño : 
DATOS -PARA -LA- BIOGRA-FÍA DE GUTIERRE DE CETINA 1 O 3 
Cual la madre que siente, por engaño, 
De los brazos quitar hijo querido, 
Queda después que ve claro el engaño, 
Tal quedé yo, señora, y más c_<:>rrido 
Por 'lo que ya del ol~o sospechaba, 
Que por haber el lauro ansí perdido. 
También habla Gutierre de Cetina de estos amores a su ami-
go el Príncipe de Ascoli, D. Luis de Leiva, que ~e ellos estaba 
al corriente. D. Luis :_Larvinio, por su nombre poético-, esta-
ba en Milán como Capitán general rle la gente de Armas; pero 
su amistad con Cetina era anterior. Un soneto que éste le diri-
ge (VI), parece escrito en la mocedad de ambos, a diferencia de 
otro (LXI), compuesto cuando ya el príncipe había adquirido 
fama de militar valeroso. Otro le dedicó Cetina (O...XIV), se-
gún revela el contenido, a raíz de su llegada a Milán con el cita-
do cargo. En otros dos (CXXII y CLXXXII), se refiet:e ya a 
los amores que le habían hecho pasar del olmo al lauro, y trata 
de justificar su conducta (1). 
Poco después, y desde Milán igualmente, dirigió Cetina al 
Príncipe de Ascoli, cuando éste se había ya ausentado, una epÍ5-
tola (XII). Dícele que está entretenido en cosas de la corte y ya 
110 piensa en amorosas delicaturas; pero ya no cita al olmo. stno 
sólo al lauro, y un tanto desdeñosamente: 
Ya no pretendo más ser laureado; 
Antes por solo el nombre tomaría 
De andarme sin bonete y trasquilado. 
(I) Como más ariba queda indicado, Wickersham Crawford ha con-
jeturado, no sin fundamento, que Cetina en uno 'di' sus sonetos 
(LXXXIX), da a entender que estaba enamorado de una dama de la 
familia Leiva; pero lo probable es que aquella dama no fuera Dórida, 
como Wickersham Crawford supuso, sino alguna de las que conoció 
por estos días en Milán, que fué cuando estuvo en relación frecuente 
con el príncipe de Ascoli. Me inclinaría yo a creer que esta dama fuera 
la misma simbolizada en el olmo; pero no hallo que exista ninguna rela-
ción especial entre este árbol y la familia Leiva. Y aun a>Í, casi llevan 
a creerlo las explicaciones que en uno de lps sonetos (CXXII) da Ce-
tina a l príncipe, como si se tratara de cosa que de cerca le tocaba, y dis-
culpándose de haber puesto st: pensamiento en quien tan elevada estaba. 
104 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Pasáis, señor, por la desgracia mía,Cómo vino entre burlas a mudarse 
El nombre de que tanto yo huía. 
Vaya fuera Satán; no ha de tratarse 
Cosa sin lauro aquí, como taberna ; 
Que en todo ha de meterse y demostrarse. 
En 7 de agosto de 1545 el Emperador Don Carlos escribía 
una carta al Virrey D. Fernando GQnzaga en que le decía que · 
"nos parece bien vuestra yda a Sicilia por agora y podreys yr 
enhorabuena . . . y darnos eys auiso quando llegaredes de cómo 
hallareys el reino" (1). El 4 de septiembre D. Fernando entra-
con las galeras en la ciudad de Palermo, según el marqués de 
Terranova comunicaba al Emperador en 6 de noviembre (2). 
Sin embargo, dejó muy pronto el Virreinato, pues Don Carlos, 
en atención a sus servicios, le dió el Gobierno de Milán; y el 
marqués de Licodia, que le sustituía en Sicilia, solicitó con fe-
cha I 5 de mayo de I 546 que se confirmara "el lugar de pre-
sidente que le dejó don Fernando" (3). 
Por entonces debió de regresar Cetina a España, ya que ni 
en sus poesías, ni en documento alguno, consta su estancia en 
Italia con fecha posterior. El poeta volvió a Sevilla, donde aun 
vivían sus p::~dres. 
Por Francisco Pacheco sabemos que entonces "estuvo re-
tirado gran tiempo en un Aldea fuera de Sevilla, adcuáe hizo 
gran parte de las obras que oi parecen suyas a diferentes pro-
pósitos, i entre ellas aquella famosíssima Comedia en Prosa de 
la bondad Divina, en cuya representación se gastó una gran 
suma". La aldea fué probablemente Alanís, donde su padre te-
nía casas y tierras. En cuanto a las obras, es muy verosímil que 
allí escribiera parte de sus poesías, pero nada se sabe de la co-
media La bondad divÍ1w. 
Fué entonces también, como dice Pacheco, cuando "se co-
municava con su íntimo amigo Balt.asar del Alca<;ar, i se escre-
(I) Archivo General de Simancas, Estado, Sicilia, leg. I.IIÓ, fol. 192. 
(z) Idem íd., fol. 14Ó. 
(3) Idem íd., leg. 1.117, fol. 55. 
DATOS PARA LA BIOGRAFÍA DE GUTIERRE DE CETINA Jo_; 
vían varias canciones ·i Epístolas familiares el uno al otro, lla-
mándole él en sus versos Damon, i él correspondiéndole con ei 
nombre de Vandalio, como parece por algunos sonetos entre las 
obras de Baltasar del Alca~ar". Este, que le dirigió una epístola 
sobre la -vida de aldea, todavía se decía por entonces Baltasar 
de León (1). Cetina, cuando le contestó en otra epístola (XVI), 
estaba en Sevilla. Con Jorge de Montemayor y el poeta Juan de 
Iranzo también se relacionó Cetina por estos días. 
En la paz de su pueblo natal, Cetina volvió a acordarse de 
Amaríllida. Lo sabemos por un soneto que dirigió a Jorge de 
Mantemayor (CX.CIII) y por su canción Betis, río famoso, ama-
do padre (IV)., En el soneto, escrito con motivo de marchar 
Montemayor de Sevilla a Valladolid, manifiesta Cetina la en-
vidia que por ello le tenía. Por la canción nos enteramos del 
penoso desengaño que Amaríllida hizo sufrir al poeta. Contento 
de su suerte estaba ya, "por no andar peregrino", cuando reci-
bió un aviso en que Amaríllida le decía, desde las orillas del 
Pisuergc., que, deseosa de estar a su lado, se trasladaba a las del 
Guadalquivir. Uegó, en efecto, Amaríllida a Sevilla. Halagó 
con dulces palabras los oídos de su antiguo amador y le juró 
que ya tenía 
De Pisuerga tan libres los cuidados 
Que no dejaba atrás rastro ninguno. 
Mas bien pronto aquellas protestas de amor se trocaron m-
esperadamente en crueles desvíos: 
(1) F. Rodríguez Madn, Poesías de Baitasar de A lcázar, Madrid, 
1910, pág. XXIII. 
Opino que Baltasar del Alcázar nació antes de 1530. En una escritura 
que cita Rodríguez Marín (loe. cit., pág. XXII), se dice "m.ayor de veynte 
e menor de veynte e cinco años.''. Si tenía veintitrés, habría ·nacido en 
152Ó. Y era además entonces práctica invariable, aunque hoy nos parezca 
rara, que toda clase de personas se quitaran años en estas declaraciones, 
sin duda porque las responsabilidades eran de. este modo menores. 
Asi se explicaría que Baltasar del Alcázar hubiera tomado parte con 
don Alvaro de Bazán en la batalla de Muros (1 543). 
1 OÓ BOLETÍN DE LA REAL -ACADEMIA E~AÑOLA 
Agora ni me trata ni entretiene, 
N i mi vivir le agrada, 
Antes huye de mí como de fiera; 
Y si donde yp estoy acaso viene, 
Se muestra tan: trocada, 
Que no parece ser la que antes era. 
Llegó el momento en que Gutierre de Cetina, llevado ~e su 
genio inquieto, y quizá estinlulado por la buena fortuna que sus 
deudos alcanzaban en la Nueva España, resolvió unirse a ellos. 
Consta que Gonzalo López, el tío del poeta, que era a la sazón 
procurador general de Méjico, y temporalmente se hallaba en 
Sevilla, obtuvo en 21 de septiembre de 1546 real cédula para 
pasar a nueva España con dos sobrinos suyos (1). Y es proba-
bilísimo, si no seguro, que uno de estos sobrinos fuera Gutierre. 
Se ha dicho que Gutierre de Cetina volvió accidentalmente 
a España después de 1548 (2) . No es imposible; pero tampoco 
probable. Mientras sus hermanos reaparecen en los documentos 
de Sevilla con fecha posterior, de él no se vuelve a decir nada, 
salvo que antes de aquel año había enviado a su padre, desde 
Tierra Firme, "quatro pie¡;as desclavas" (3). 
Era en una solitaria calle de Los Angeles, lejos de su Se-
villa natal, donde esperaba alevosa muerte al poeta soldado que 
tantas veces la había desafiado en las audaces filas de los ejér-
citos imperiales. 
(I) Hazañas, ob. cit., pág. XXXVII. 
(2) Rodríguez Marín, Poesías de Baltasar del Alcázar, pág. xxn. 
(3) Por diferentes raz~:mes creo que la Paradoja en alabanza de los 
cuenws, que sirve de apoyo para sostener la vuelta de Cetina a España, 
no · es suya, como tampoco lo es, sino traducción de Pandolfo Colleruccio, 
el Diá'ogo entre la cabeza y la gorra, ni lo son varias de las poesías in-
sertas en la edición de Hazañas. Por lo cual, respecto a éstas, no deben 
basarse conjeturas sino en aquellas de que conste positivamente que -son 
de Cetina. 
DATOS PARA LA BIOGRAFÍA DE GUTIERRE DE CETINA 1 O¡ 
APENDICE 
I 
EXTRACTO DE LOS DESPACHOS DEL VIRREY DE SICILIA. 
Lo que el viso Rey de sicilia dize es esto : 
Que su magestad mande luego prouuer de dineros para la 
paga del mes de mar{_;o de la ynfantería española que reside en 
Si¡;ilia y para el tiempo que mas allí estuviere, porque sin ser pa-
gados cada mes es ymposible poderse sustentar ni sufrillos la 
gente de la isla, y que él no sabrá ni podrá dar remedio en ello 
si alguna otra desborden sucediere como se tiene por cierto que 
será no pagándolos. 
Que se prouea de dineros para dar pagas a la gente que que-
dó en Castilnovo, porque padecen gral).des nescesidades y aun 
con las pagas no se pueden sustentar. 
Que su magestad saque la gente de guerra de la isla, porque 
los vezinos puedan . labrar sus tierras y pagar las rentas y ser-
uicios que deuen. 
Que su magestad mande hazer gran castigo en los auctores 
y personas mas culpadas en este motin, demas de lo que se ha 
hecho, porque comen{_;andose agora la guerra de nueuo y hauien-
dose su magestad de seruir dellos, si no se hiziese gran demos-
tracion se amotinaran y desuergon¡;aran cada dia. 
Que su magestad tome acuerdo en lo de castel nouo, porque 
si lo ha de tener es necesario gastar-en la fortifica.¡;ion dél por lo 
menos cinquenta mill ducados, y si no podrá su magestad hazer 
algun trueque dél con los venecianos, y es menester hazer lo 
uno o lo otro para que su magestad se pueda seruir de tres mili 
y quinientos hombres que allí tiene, los mejores y mas práticos 
d~ su exército. 
Que si parece a su magestad será bien, no hauiendose de ha-
zer empresa este año, y aunque no se haga, quel visorrey se salga 
de la ysla con la gente de guerra y se vaya a corfú y esté allí 
con ella para lo que se ofreciere, así por aliuio de aquel Reyno 
108 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
como por estar mas cerca de los enemigos y mas promptos para 
socorrer los venecianos. 
Que para la buena gouernacion de su exército conviene que 
su magestad mande que no aya mas de dos maestres de campo 
y que estos no tengan tercio señalado,sino como los altaldes de 
corte que cada uno sea juez de todo por escusar muchas des-
hordenes, y que estos, pareciendo a su magestad, sean don san-
cho de alarcon y francisco de prada, mandándole que vaya allá 
a seruir pues al presente pare<;e que no ay tanta nescesidad dél 
en lombardía, y que a Juan de vargas, pues por estar gotoso y 
enfermo no puede seruir, que su magestad le haga alguna mer-
ced con que se pueda yr a su casa sin que parezca que lo des-
piden. 
Que hauiendose de hazer empresa, su magestad mande al co-
mendador urries que está en napoles, que vaya en ella. 
Que su magestad mande lo que se ha de hazer del capitan 
alarcon, que está preso en me<;ina. 
Que su magestad mande lo que se a de· hazer del capitan don 
pedro de .la guerra, que está preso en me<;ina. 
Que su magestad mande, si se houiere de hazer jornada, que! 
capitan antonio de oria vaya en ella, porque por las calidades 
de su persona ymporta mucho a su seruicio. 
El príncipe doria dize que su magestad mande prouuer como 
se pague a las naues lo que se les queda deuiendo de fene<;imien-
to de quenta, porque de otra manera tiene por cierto que nin-
guna naue genouesa ni ragusea yrá a seruir en otra jornada. 
Lo de las dos galeras de marsella, prior de capua, que le acu-
saron que las embiaua al turco. 
En la carpeta: los cabos que dió gutierre de cetina de parte 
del visorrey de sicilia. 
II 
DEL EMPERADOR AL VIRREY DE SICILIA. 
Al Visorey de Sicilia, de Toledo, a xvij de Mar¡;o M.Dxxxjx . 
. Los dias passados líauemos receuido vuestras letras de xiiij 0 
xv xvij de diziembre las de xxj de enero que truxo Martín 
DATOS PARA LA BIOGRAFÍA DE GUTlERRE DE CETINA 109 
alonso de los ríos, y entendido por él la relacion de las cosas de 
allá y el estado· en que estauan, y quanto a la empresa contra el 
Turco, hauiendo entendido las respuestas de Su Santidad y de 
la Señoría de Vene<;ia a lo que scriuimos con el comendador gi-
ran segund fuistes auisado, y visto que aunque tengan para cum-
plir lo que son obligados y les toca y conviene a la execucion y 
beneficio de la empresa la buena voluntad que deuen, Su San-
tidad claramente dixo al príncipe doria quando passó por lloma, 
y despues al marques de Aguilar nuestro embaxador, y tambien 
al de Venecianos, que no tiene ningund medio para armar las 
galeras y naos que le tocan por su parte, y dará los dineros que 
serán menester para ello para que se armen en Venecia y por el 
prín~ipe Doria, y que segund por la última carta nos ha scripto 
nuestro embaxador en Venecia, aquel dominio ha declarado re-
solutamente no poder armar mas galeras de las que les tocan, y 
tambien que el príncipe, aunque aya respondido que procurará de 
armar las que pudiere para Su Santidad, no tiene medio para 
ello, y attento asimismo lo que la dicha Señoría de Vene~ia ex-
presamente ha declarado por las dichas respuestas y su embaxa-
dor aquí de su parte, que no tienen medio de poder ni pueden 
armar si no son proueydos de vituallas desse Reyno y el de N á-
poles, y la carestía y falta que en ellos se ha hallado, hauiendolos 
recono~ido, de manera que con difficultad se podrán hauer las 
vistuallas que para la parte que nos toca se han de adere~ar, 
considerado discutido y examinado este punto de las vituallas y 
quan adelante está ya el tiempo y la impossibilidad que segund 
está dicho Su Santidad ha declarado de no poder armar las ga-
leras y naos que por su parte le tocan, y la que se offres~e y co-
nos~e que terná la dicha Señoría de Venecia en la prouision de 
I~s vituallas, porque aunque nos querríamos y mandáramos que 
dessos nuestros Reynos sean ayudados con lo que se pudiere 
hazer, se vee y está claro que no haurá lugar proueyéndose lo 
que por nuestra parte será menester, y no se puede tener seguri-
dad de la recolta uenidera, de la qual aun quando fuesse abun-
dante S!! puede considerar quan adelante .en el verano se podría 
seruir en armada de mar y la dilación que en ello hauría, por 
himerse de coger, trillar y moler. y hazer vizcocho y lleuarse al 
I lO BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑO,LA 
armada con la voluntad y desseo que hauemos tenido y tenemos 
a esta empresa, y que se prouea en todo caso al bien de la chris-
tiandad y beneficio comun de la Liga y satisffaction de V ene-
<;ianos, teniendo hechas para ello las prouisiones de naos, ureas, 
artillería y municiones y vituallas en flandres en estos Reynos 
que os tenemos scriptas, las quales se continuan y continuaran 
ron toda diligencia, hallándose las cosas en estos términos y de-
liberado diligentemente y con maduro consejo, hauemos resuel-
to embíar a Mus.or Andalot, nuestro primer cauallerizo, al prín-
cipe Doria remitiéndole que como persona de tan grand pruden-
cia y expiriencia y a que por el cargo que tiene de Capitan ge-
neral de la Liga esto le toca, attento lo que está dicho y lo que 
mas verá convenir, auise, trate y resuelva con S'? Santidad y con 
la dicha Señoría de Vene<;ia lo que segund el tiempo y estado 
de las cosas se puede y deue hazer para comun beneficio de la 
Liga y de la christiandad, y aquello que assí resoluiere con su 
Beatitud y con la Señoría de Vene<;ia execute y haga que se pro-
uea por nuestra parte sin otra consulta nuestra, remitiéndole 
que si le paresciere haga passar a Venecia al dicho Andalot, el 
que siendo menester segund lo que conforme a lo suso dicho se 
resoluiere va despachado para passar a Alemaña y hazer levan-
tar los alemanes que por nuestra parte serán necessarios, para lo 
qua! se han hecho y embian luego con persona expresa cambios 
de toda la suma de dinero que será menester para que quando 
el dicho Andalot llegare, los pueda tomar y seruirse dellos, y 
scriua a vos y al dicho nuestro Visorey de napoles todo lo que 
será menester que se prouea en esse Reyno y en el de napoles, en 
lo qua! os rogamos mucho que conforme a lo que el dicho prín-
cipe os scriuiere entendais con el cuidado y diligencia que de uos 
confiamos, de manera que se aderes<;e y prouea assí de vituallas 
como de otras prouisiones y cosas todo lo que el dicho príncip~ 
os scriuiere, sin que en . ello aya fa lta alguna, porque ya ueis 
quanto esto conuiene a nuestro seruicio y auctoridad y al bene-
fi<;io de la Olristiandad y dessos nuestros Reynos. 
Por las cartas de francisco duarte hauemos entendido par-
ticularmente todo lo que ha passado con los amotinados y lo 
demas que con él platicastes assí en lo que toca al castigo que en 
ellos se deueria hazer como en la reformacion de los officiales de 
DATOS PARA LA BIOGRAFÍA DE GUTIERRE DE_ CETINA I 11 
la ynfantería y sobre la empresa y otras cosas, y quanto a los 
dichos amotinados, pues ya ha muchos días que estarán reduzi-
do$ y vos estareis con el cuidado que conuiene para que no su-
ceda otro inconueniente, no queda que dezir sino encomendaros 
que demas de hauer priuado los capitanes y alferezes que el 
dicho francísco duarte nos scriuió, hagais castigo reguroso assí 
condenando a galeras como a muerte, y executándolo seuera-
mente segund la graued~d de los delictos, de manera que sea 
exemplar para adelante, porque la dissimulacion no sea ocasion 
de otros males, como por lo passado se ha uisto, y avisarnos eys 
de lo que se huuiere hecho, porque holgaremos de saberlo. 
Quanto a la empresa contra el Turco no ay que añadir en Jo 
que ..arriba está dicho mas de agrad~eros el cuidado de auisarnos 
lo que 9s QCUrre. 
Lo que se ha de hazer dessa gente ha de resultar de la reso-
lu9on que se tomare en lo de la empresa. 
Para las vituallas que . se han .de hazer en esse Reyno y para 
entretener la dicha infantería y la que está en castilnouo~ y 
prouuerla, es necessario que- en ese Reyno y en Napoles se pro-
uea lo que es menester, y assí os rogamos mucho os esforzeis a. 
azer en esto mas de lo possible, buscando para ello todos los 
medios y expedientes de que os podais ayudar entre tanto que 
hacemos lo que de acá podiéramos mandar prouuer para ello. 
lj: La plática que teneis con el Rey de Tunez embiamos a co-
municar al príncipe

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