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Alvarado-151-176

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Sobre la castellanización de los eslavismos 
y otros asuntos que afectan a los neologismos 
en nuestra lengua 
A la, ahora mi compaiiera y en 
tiempos mi profesora, Doctora María Sánchez 
Puig, quien, con su consulta, me dio el punto 
de arranque para escribir este mtículo, como 
testimonio de admiración y re,peto. 
Como se desprende de la dedicatoria, la idea de este trabajo 
surgió de una cuestión que me planteó la Doctora María Sánchez 
Puig, Profesora Titular de Lengua y Literatura Rusa en la Facultad 
de Filología de la U.C.M., sobre cierta secta herética que floreció 
en Rusia durante los siglos XVIII y XIX y que gozó, como 
acontecimiento más notable en su historia, del apoyo de uri ce-
lebérrimo escritor y filántropo ruso, el conde Lev Nikolaevic 
Tolstoj (1828-1910), el cual ayudó a muchos de sus miembros a 
emigrar al Canadá para escapar de la persecución a que les 
sometían las autoridades zaristas. 
Los miembros de dicha secta reciben en ruso el nombre de 
gyxo6optJ,bl y aquí surge la pregunta ¿cómo verter al español 
esta denominación? 
Desde luego, es escasísima la bibliografía que sobre estos 
herejes hay en español y, en resumidas cuentas, el único título 
que tuve a mi alcance fue la ya muy anticuada, pero todavía 
relativamente aprovechable, obra del R. P. Hilario Gómez, en la 
152 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
cual se menciona a estos herejes como "duchoborzes"1 , grafía 
tomada directamente de la transcripción alemana, habida cuenta 
de que el autor, que a todas luces ignoraba el ruso, bebió, como 
revela la bibliografía, exclusivamente en fuentes tudescas. Esto 
nos lleva directamente al espinoso y controvertido problema de 
las transcripciones y transliteraciones del ruso, tema que no 
abordaremos aquí, sino que le dedicaremos un próximo trabajo. 
En cualquier caso es un hecho innegable que las lenguas 
eslavas en general, y el ruso en particular, presentan unos sistemas 
fonéticos muy distintos a los del español, por lo que cualquier 
intento ele castellanización directa ele los eslavismos se hace 
prácticamente imposible, a menos que, en la mayoría ele los casos, 
el eslavismo en cuestión sufriera tales transformaciones de 
adaptación que lo hicieran de hecho irreconocible. Ya tenemos en 
el DRAE ejemplos ele esto, v. gr. bolchevique que procede del ruso 
6oAbUte6U1(, con la m adaptada como eh según la grafía del 
francés a través del cual nos llegó, o bien zar del ruso lf,apb, con 
la africacla lf; convertida en la interdental fricativa z. Y, 
obviamente, del b ele Ab y pb, ni rastro. 
Algo parecido ocurrió en tiempos medievales con las 
palabras procedentes del árabe y el resultado ha sido que la 
mayor parte de los arabismos españoles han quedado tan 
deformados, tanto por su propia forma ele· aclimatación como 
por su evolución posterior, que cualquier arabófono que no sea 
filólogo tiene grandes dificultades en reconocer su origen y 
significado. ¿Quién puede adivinar que alfanje procede de 
~1 al-bangar o que zabazoque procede ele ¡j_,....)l ';-'>L.:, ~aJ::¡ib 
al-süq? Ejemplo paradigmático lo constituye el topónimo 
Guadalajara < ~J~I 1.5~1_, wadi-1-J::¡igara "el río (o valle) de las 
piedras", al cual en la aétualidacl los árabes no cultos relacionan 
con .1;. bara' "mierda, (con perdón). 
Así pues, la castellanización directa y a pelo de los eslavismos 
en general y de los rusismos en particular no puede ser la vía más 
apropiada para la incorporación ele eslavismos a nuestro léxico, 
por lo cual es necesario buscar otras soluciones. Hace ya algún 
1 Cf. Gómez, H.: La Iglesia Rusa, su historia y su dogmática. Madrid. CSIC. 1948, 
págs. 253-254. 
SOBHE LA CASTELLANIZACIÓN DE LOS ESLAVISMOS 153 
tiempo, en un artículo mío2 traté de la palabra crapel/J «guía 
espiritual de una comunidad religiosa". Como es palmario, la 
adaptación pura y dura "estárez" supone tales distorsiones 
fonéticas que la hace totalmente inaceptable. Por esta razón, el 
procedimiento que seguí en mi artículo para adaptar este término 
fue el encontrar su equivalente griego yÉpwv3 y castellanizado 
como geronte, pues la castellanización de los helenismos es un 
recurso de tradición multisecular en nuestra lengua y obedece a 
reglas muy claras y muy precisas4 • 
Dentro del léxico ruso, términos como gyxo6opelf¡ o 
crapelf¡ se incluyen dentro de un grupo especial de palabras 
conocidas como "eslavonismos", es decir, palabras tomadas del 
eslavo eclesiástico ("slavon" en francés), la lengua litúrgica de los 
eslavos orientales, que procede de la rusificación del antiguo 
búlgaro, introducido en Rusia como lengua ele cultura a raíz ele 
la cristianización en el año 988. Como recalca Anclré Vaillant: "Le 
Slavon Russe, c'est ele beaucoup le plus important des slavons; il 
s'est maintenu jusqu'a l'époque actuelle en s'étenclant a toutes les 
Églises orthocloxes slaves. Il a exercé sur la langue russe une 
action plus forte encore que celle clu latin sur le fran<;:ais: il n'a 
pas été seulement la langue ele l'Église russe, niais celle ele la 
littérature russe jusq'au xvrn-e siecle,5 . 
El eslavo eclesiástico desde sus comienzos, con la obra 
misionera de los santos hermanos Cirilo y Metodio, hasta su 
definitiva codificación y normalización en Rusia durante el siglo 
XVII por las reformas del patriarca Nicón (1605-1681), pasando 
por su esplendoroso desarrollo en Bulgaria durante el siglo XIV 
2 Cf. Alvarado, Salustio: «San Nilo de Sora y San José de Volokolamsk: un 
conflicto monástico en la Rusia de finales del Siglo XV.» Eníyswc; oúpavóc; El cielo 
en la tierra. Estudios sobre el monasterio bizantino. Nueva Roma 3. Madrid. CSIC. 
1997, págs. 255-270. 
J Cf. Roty Martine: Dictionnaire russe-franc,:ais des termes en usage dans 1 'Église 
Russe. París. Institut d'Études S laves. 1992, pág. 127. 
4 Cf. Cantera, Jesús: Clave de helenismos en español y francés. Madrid. UCM. 
1979. Eseverri Hualde, Crisóstomo: Diccionario etimológico de helenismos españoles. 
Burgos. 1945. Mendizábal, Rufo: Lengua griega. Madrid. Razón y Fe. 1963. Parte 
segunda, págs. 121-428. 
s Cf. Vaillant, André: Manuel du vieux slave: JI Textes et glossaire. París. 1964, 
pág. 75. 
154 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
con la llamada "Escuela de Veliko Tarnovo" y su reintroducción 
en Rusia (la "segunda influencia meridional") merced al 
metropolita Cipriano de Moscú (1330-1406) y sus seguidores, se 
desarrolló sobre todo como lengua para la traducción y 
adaptación de los textos sagrados (bíblicos, patrísticos, 
hagiográficos, litúrgicos, etc.) bizantinos, por lo que todo 
término eslavón regularmente encuentra correspondencia con el 
término griego del que procede (y con el que, en no pocos 
casos, forma doblete, v. gr. 6acuocAooue-MUfPOA02U», 
eguuogep:J~caoue-Mouapxun-, AJ06oMyg pue-ifjuAocoifjun-, 
etc.), de lo que se deduce que para traducir un eslavonismo, lo 
que hay que hacer es encontrar su equivalente griego y traducir 
o castellanizar éste. 
Hay que hacer notar que los eslavonismos constituyen una 
parte muy significativa de los cultismos de la lengua rusa. El 
erudito Mixaíl Vasifevic Lomonósov (1711-1775) en su tratado del 
año 1757 0 nOAb31b KHU2'b lj,epiWOHbiX'b O'b poCCUUCKOJif'b 
R3bucw Acerca del provecho de los libros eclesiásticos en la 
lengua rusa formuló la "teoría de los tres estilos", declarando el 
estilo "alto, propio para odas, poemas heroicos y tratados de 
materias sublimes; el estilo "medio", propio para obras 
dramáticas, sátiras, églogas, elegías y "cartas en verso a los 
amigos"; el estilo "bajo, idóneo para las comedias, epigranl:tls, 
canciones, cartas cotidianas y toda clase de escritos que tratan de 
asuntos vulgares. En cuanto a nivel léxico, los eslavonismos eran 
los más apropiados para el estilo "elevado,6 . 
Volviendo a nuestros gyxo6oplf,bt, éstos no eran sino una 
nueva versión, influida por el Racionalismo y la Ilustración, de la 
antigua herejía de Macedonio, condenada por el Primer Concilio 
de Constantinopla en el año 381. Es así que a losseguidores de 
Macedonio, que negaban la divinidad de la Tercera Persona de la 
Santísima Trinidad, se les llamaba JtVE'Uf!UTOf!ÚXOL, es decir, "los 
que luchan contra el Espíritu Santo". 
6 Ca. KyJwmoo, B. H.: HcropUJt pyce1wü J~ureparypbt X-XX omut. 
Moctéoa. Pycct(UÜ Jt3bttc 1989, cr. 84. Sánchez Puig, María: Diccionario de 
Autores Rusos, ss. XI-XIX Madrid, Ediciones del Orto. 1996, pág. 136. Matthews, W. 
K.: Russian Historical Grammm: Londres, Athlone Press, 1975, pág. 279. 
SOBRE LA CASTELLANIZACIÓN DE LOS ESLAVISMOS 155 
De todo esto se llega a la conclusión de que gyxo6opet¡, es 
un eslavonismo que procede de A~XOBÓpEU,'h y éste, a su vez, es 
traducción del griego JtVEU¡J,a'to¡J,áxo~::; (nvEiJ¡J,a AgX'h y 
~J,ÚXO!J,aL = ~:>optt'l'H). Por tanto hay que verter en español 
gyxo6opet¡, como (p)neumatómaco. 
Aplicando esta receta, se puede dar una traducción concisa y 
elegante de este género de vocablos de la lengua rusa, que, de 
otro modo, tendrían que ser expresados por medio de perífrasis 
y otros recursos, lo cual desvirtúa, mancilla y deslustra su 
cadencia y espíritu, rebajando quizá la calidad literaria del texto 
traducido. 
A continuación, en las siguientes páginas se ofrece una lista 
ele eslavonismos del ruso con su correspondiente helenismo en 
español. Algunos son de empleo más o menos común, pero en 
buena parte ele los casos se trata de palabras poco usuales, que 
no suelen figurar en los diccionarios corrientes. 
Ruso Eslavo Eclesiástico Griego Español ¡.....> Vl 
0\ 
6azpm-wpogH'btií EArpA\HOpÓAHbiH nop<Pu poyÉVYJ'tOt; porfirogéneto 
6aCHOCA06Ue EACHOCAÓE.i"E !J,U8oA.oy(a mitología 
6eAOKp06Ue E'"ÉAOKpóE"iE AW)(aL!J,LCL leucemia 
6eccpe6peHHUK EE.3CpÉEpEHHI1K'b. avápyupos; anárgiro 0:: 
6AaZ060CnUTaHHOCTb EAAPOBOCmi'T' AHHOC'T'b rvnmb(a eupedia Q 
6AaZ036Y"--Ue EAAP0.3&'/?•(iE cv<Pwv(a eufonía ~' z 
6AazoAenue EAAPM -tini"E Eim::pÉJtELU euprepia tJ 
rr, 
6Aazoyrpo6ue EAArO'Is''T'pÓE"iE rvonA.ayzvía eusplacnia ~ 
6AazoyxaHue EAArO'Is'XÁH"iE rvwbLa evodia ~ rr, 
60ZOHOCH'btU/ -HOCelf, EOPOHÓCHb.IH/ -HOCEU,'b. 8ró<Popos; teóforo ¡:: 
6ozono311a11ue soron0.3HÁHi"E 8wyvwms; teognosis >-(l 
>-
60ZOCA06 sorocAÓB'b. 8coA.óyos; teólogo tJ rr, 
6ozoxogH'btu EOPOXÓAHb.IH 8w~áOLOLOt; teobadisto 3': > 
6ozoxpaHU.M'btu EOPOXPAHIÜ,\b.IH 8w<PúA.aK'tot; teofilacto tTJ [/; 
60ZOR6AeHUe soroJ.&AEtt"ie 8w<!>aVELU teofanía ~ z, 
6eAUKD.MY'IleHUK E Ei\11 K M\ '1?'1 EH 11 K'b. [!tyUAO[!Úpcut; megalomártir o ~ 
603ZAac BÓ.3PAAC'h EK<!>WVEOLt; ecfonesis 
Bceopy:;¡cue KCEOp'l?~i"E navo:rtALa panoplia 
Bceco~eHue BCECO~~ÉH.iE ÓAÓKaumos; holocausto 
BTopo3aKDHue B'T'Op0.3AKÓH.iE bwcrpovÓ[!LOV deuteronomio 
zpagoHa'llaA'bHUK PflAA0HA'IÁAb.HI1K'h noA.(apzos; poliarco 
Ruso Eslavo Eclesiástico Griego Español 
zpoJl-t06ep:»relf; rop,\\OBÉp)KEU,'h KEpavvoBó"-oc; ceraunóbolo 
{J60e6epue ABOEB.-fipi"e OLmm(a dipistia 'fo o 
goAzorepne6ue AMrOTepniíHi"e [WKpüÜ'U[!lU macrotimia 0:: "' {JOJIWCTpoii AO,\\OCTpót1 oixoavaywyrí ti; ecoanagoge ¡;;: 
eguuo6opetf; €Af1HOBÓpEU,'h [!OVO[!Ú)(Oc; monómaco n 
eguuogep:JKa6ue €AHHO,i\Ep)KÁB"iE !J.Ovapxt:a monarquía >-'fo ..., 
:»reuonogo6H'btii )KEHOnOAÓBHbiH yvvmKÓ!J.op<j>oc; ginecomorfo m r ¡;;: 
36e3{JOCA06 SBi>.3AOCI\ÓB'h aocpóA,oyoc; astrólogo z 
3AaTopyHH'blU .31\ATOpqHHbiH XPVOÓ[!UAAOc; crisómalo 
Ñ 
>-o 
3Aaroycr'btii .31\ATOqCTbiH )(p'UOÓ<YtO[!Oc; crisóstomo Ü' 
KOn"ieHÓCE'h bopv<j>ópoc; doríforo 
z 
KOn'beHOCelf; 0 
Kp060nUUlf;a KpOBOnÍHU,A Ul[!U'tOJCÓ'tytc; hematópota 
m 
5 
AeTOnUCelf; l\i>HOnt1CEU,'h xpovoypá<j>oc; cronógrafo "' ti; 
AJKey"lUTeA'b 1\)KE'/s''IHTEI\b lfJE'UOOOu)áOKaAoc; pseudodidáscalo 'fo r 
A10603Hauue MOB0.3HÁH"iE <j>LAO[!aEl(a filomatía ~ 
"' A1060Jnygpue 1\IOBO•\\qAjli"E <j>LAOOo<j>(a filosofía 3::: o 
1\IOAO'iiA 'h avElpcorco<j>áyoc; antropófago 
'fo 
A10{JOe{J 
.MOA'bpH'blU ,\\MOB.-fipHbll1 OAL yóJÍ:Lmoc; oligopisto 
.MLVWA10{JCT60 ,\\MMKlACTBO OAL yóavElporc(a oligoantropía 
MaA.oyMue •\\AI\Oq,\\i"E OALyo<j>pEv(a oligofrenia 
Me:JKgype"lue .\\e~'ls'pií'li"e [!EOOJCO'tU[!lU mesopotamia >--' V1 -.._¡ 
....... 
Vl 
Ruso Eslavo Eclesiástico Griego Español 
00 
.Me:)Kgy..,actJe ,11\E~O'IÁCi'E !J.WCÚpLOV mesorio 
.MH020Aerue ,11\NOf'OI\ -RT"ie JtOAUXPOVWf!Ót; policronismo 
.MOAU'T60CA06 •1AOI\H'T'BOCI\ÓE'b EUXOAÓYLOV eucologio IJj 
1-tafkgpe1-11-tUK HAHÉA¡lENHHK'b €myovácwv epigonacio º "' HapyKa61-lUlf:a HA¡l~KÁEHHIJ,A ÉJtLf!CtVLKLa epimanicia ;::¡, z 
1-1epy KO'TBO p~-t'btií HE¡l~KO'T'EÓ¡lEH'b axcLpo:n:oCrp:or; aquiropoyeto tJ m 
1-1ocopo2 NOCO¡lÓf''b pLVÓKcpWt; rinoceronte ~ 
o6o:)Ke1-1ue OHO~ÉH"iE 8ÉW0Lt; teosis ;<l 
"' 02Aame1-t1-l'btií Of'i\AWÉHHbiH KCt't'YJXOU f!EVOt; catecúmeno ;¡,. ,.., 
OC.M02AaCUe OC.1AOf' AÁCi"e ÓK'tWYJXOt; octoeco 
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(") 
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ornycr wn~C'T''b a:n:óA.umc; apólisis tJ "' 
naKu6'btrue nAKHHbi'T'iE Jtc:tAL yycVEOta palingenesia 
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nepao36a1-t1-l'btií nE¡lE03EÁHNbiH :n:pw'tÓKAc'tOt; protócleto "' CJo 
nep6o.My"-te1-tuK nE¡li'J.O,\\~'IEHHK'b JtpW'tOf!Úp't'Ut; protomártir ;;' z, 
no6ego~-tocelf: nos.-f>AOHÓCEIJ,'b VLK'Y]<j>Ópot; nicéforo o ,.., > 
nOAYI-lOUf,l-lUlf:a nOi\~HÓqJHHIJ,A f!cOOV'UK'tLKÓV mesoníctico 
nonpa3g1-1ecr6o nonpÁ3AHEC'T'EO !J.c8Éop'tov metéorto 
npa6onuca~-tue npAEOnHCÁH"iE óp8oypa<j>(a ortografía 
npaaoc.Aa6Ue npAEOCi\ÁB."iE óp8oool;(a ortodoxia 
npenogo61-to.My"-te1-luK npEnOAOBHO,\\~'IEHHK'b OOLOf!Úp't'Ut; hosiomártir 
Ruso Eslavo Eclesiástico Griego Español 
nporueoRgue npOTHEOÁA"iE av-r(oo-roc:; antídoto 
nTuZff,ezagareAb nTHU,EPAAÁTEI\1:. ÓpVL8Ó¡tUVTLc:; ornitomante './> o 
pam-toMRpHbtií pAEHO,\\.-fípttbiH LOO¡tfTPYJTOc:; isométreto ce "" pA.3HOP AÁc"iE OLacpovía diafonía tr, pa3HOZAacue 5: 
pogocAoeue POAOCAÓE"iE yEVWAoy(a genealogía n 
p~KOnOI\O)KÉH"iE xnpo-rov(a quirotonía >-PJ' KOnOAO:;KeHUe (/o >-] 
caJ»>ZAa6HblU CA,\\OPI\dE.HbiH av-roKÉcpaA.oc:; autocéfalo ~ ~ 
caMOgep:;Kaeue CA,\\OAE¡l)KÁ&i"e av-roKpa-ría autocracia z 
Ñ 
C6RTUTeAb CEA\ THTEI\b LEpápxYJc:; jerarca >-n 
C6RUJ,eHHO.MY'-leHUK CRA\i.pEHHO.\\'i?'IEHHK'h iEpo¡táp-rvc:; hiero mártir 5, z 
C6RUJ,eHHOUHOK CEA\i.pEHHOHHOK'h LEpo¡tóvaxoc:; hieromonje v 
tr, 
CAa60CA06Ue CAAE.OCAÓE"ie oo~oA.oyía doxología 5 
cAagKOneceHHbtU CAAAKOn'iíCHEHHJ:.iH ¡tEAC¡)OLKÓc:; melódico 'lJ 
tr, 
CTOAnHUK CTÓAnHHK'h OT1JALTY]c:; estilita (/0 
~ 
croAnoreopeHue CTMnOTE.OpÉH"iE nvpyovpyía pirgurgia s:; 
cbtpoeg Cb!pO.-fíA'h -rvpocpáyoc:; tirófago ::::: o 
c.o 
TeAoxpaHUTeAb T'"ÉAOXPAHHTEI\1:. ow ¡ta-rocpú A.a~ somatofílaco 
rpuceRroe TpiiCRA\ TÓE TpLoáyLOV trisagio 
'-taCOCA06 'IACOCAÓE'h wpoAÓyLOv horologio 
'-IY!JOT60pelff, 'I~AOTEÓpEU,'h 8av¡ta-rovpyóc:; taumaturgo 
....... 
VI 
\0 
160 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Esta lista, con ser algo larga, no es sino una pequeña muestra, 
casi a vuelapluma, de los eslavonismos no sólo existentes, sino 
posibles en la lengua rusa, pues desde el siglo IX vienen 
funcionando a pleno rendimiento para el enriquecimiento del 
léxico. Así, por ejemplo, en el siglo XIX sirvieron para la 
asimilación del vocabulario filosófico alemán, con la generación 
de términos como Mipooo33p1buie < Weltanschauung, 
o6pa3oaauie < Bildung, o<teaugu'btií < augenscheinlich, 
npegnoAa2aT'b < voraussetzen, caM.OonpegtvAeuie < 
Selbstbestimmung, tJ,tbAocruocT'b < Ganzheit, etc.7 
La productividad ele los eslavonismos es algo que no decae, 
al igual que la de los helenismos, y son un recurso vivo, amén 
de prestigioso, al alcance ele cualquiera para crear toda clase de 
términos a partir ele los recursos propios ele la lengua. Así, por 
ejemplo, ahora que el turismo ruso está en plena expansión en 
España, para sustituir el poco feliz préstamo ropeagop, se podría 
crear sin problemas, según el griego Taupo¡.,táxo<;, el 
neoeslavonismo E>biKO~>Óp€U,'h > 6'bttw6opetJ,, y ele éste derivar, 
según Taupo¡.,tax(a, E>biKOHOpÉH.iE > 6'bnw6opeuue. Igualmente 
un anglicismo como overbooking se proclría adaptar en forma ele 
eslavonismo ""AOKHH:>KEH'iE > uagoKHU:Nceuue. Con esto hemos 
puesto el dedo en la llaga, pues tal podría ser la solución para 
hacer frente a la avalanchade anglicismos que nos arrolla. La 
discusión sobre este asunto, los neologismos procedentes del 
inglés, constituirá la segunda parte del presente estudio. 
Resulta una perogrullada afirmar que el inglés es la lengua 
hegemónica en el mundo. Día tras día las agencias informativas 
de los Estados Unidos y ele otros países angloparlantes nos 
inundan con riadas ele noticias redactadas en lengua inglesa que 
han de ser traducidas, en muchos casos sobre la marcha y, como 
dirían ilustres académicos, "a moco suena", por periodistas en los 
que, a menudo, la formación lingüística y filológica deja mucho 
que desear. 
Estos factores propician que las diferentes lenguas del mundo 
se vean invadidas por oleadas de anglicismos, no sólo en el 
léxico, sino también en la sintaxis, con abundancia de 
construcciones bárbaras, que violentan el buen uso ele la lengua. 
7 Cf. Matthews, W. K.: Op. cit., pág. 261. 
SOBRE LA CASTELLANIZACIÓN DE LOS ESLAVISMOS 161 
Para corregir estos malos usos se editan en todo el mundo 
numerosos manuales, desde los llamados "libros de estilo", 
publicados por los más importantes diarios, hasta obras eruditas, 
tanto de consulta como de ensayo, así como sobresalientes 
monografías sobre los anglicismos en español y en otras lenguas. 
En primer lugar, me parece necesario hacer una reflexión 
sobre el hecho de la actual proliferación de estos manuales de 
estilo, así como de toda esta temática, que podría englobarse 
dentro del epígrafe "De lingua enmenclancla", pues, a mi modesto 
juicio, esto no deja ele ser un hecho bastante preocupante, por 
mucho que las más diversas fuentes y opiniones se ufanen del 
halagüeño futuro que, al parecer, se augura al español en todo el 
mundo. 
Y afirmo que es preocupante esta sobreabundancia ele libros 
de estilo, porque se da la circunstancia histórica ele que en la 
época del Bajo Imperio hubo también entre los gramáticos una 
preocupación semejante por la corrupción del latín de aquel 
entonces e igualmente se escribieron manuales de estilo 
(recuérdese el conocido Appendix Prohi). Como es de todos 
sabido, el latín no tardó mucho en desaparecer como lengua viva 
para dar paso a los diferentes romances. 
En la actualidad, dada la facilidad de comunicaciones entre 
las diversas comunidades hispanohablantes a uno y otro lado del 
"charco", parece difícil la fragmentación del español, pero, por 
otro lado, es muy posible que de forma más o menos uniforme 
experimente una rápida evolución propiciada precisamente por 
la presión que sobre él ejerce el inglés. 
Hoy en día cualquier lector hispano culto puede entender sin 
excesivas dificultades el español medieval: el Cantar ele Mío Cid, 
Gonzalo ele Berceo, el Arcipreste ele Hita, Don Juan Manuel, etc., 
y tanto más la lengua del Siglo ele Oro: Cervantes, Lope, 
Quevedo, Calderón. 
¿Quién sabe si dentro ele un siglo (permítaseme hacer un 
poco ele lingüística -ficción) la lengua española habrá 
evolucionado tanto que sea preciso leer a los clásicos con 
una traducción a la lengua del momento? Si el ruso o el 
búlgaro medievales resultan totalmente incomprensibles a los 
rusos y búlgaros de nuestro tiempo, ele tal modo que las 
obras antiguas tienen que publicarse en "traducción" a la 
162 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
lengua actual ¿será posible que algún día el Quijote llegue a 
aparecer en una "traducción" al "spanglish" del siglo XXI o 
del siglo XXII? 
He dicho lo del "spanglish" con evidente exageración. Sin 
embargo, si nos atenemos a la historia, maestra de la vida, no 
faltan los casos en que una lengua ha influido tan profundamente 
sobre otra, que en el plazo de unas poquísimas generaciones la 
ha hecho cambiar totalmente. Esto es lo que ocurrió con el farsí 
o persa moderno, lengua indoeuropea profundamente influida 
por el árabe, lengua semítica. Hasta el siglo VII los persas 
mazdeistas tuvieron una lengua, conocida como pahlevi o persa 
medio, de la que se conservan abundantes testimonios literarios. 
Con la conquista árabe y la islamización, la lengua persa, 
empezando por algo tan llamativo como la propia grafía, cambió 
radicalmente tanto en el aspecto fonético como en el 
morfológico y en el sintáctico, pero más que nada en lo que se 
refiere al léxico, hasta el punto que cualquier término del árabe 
clásico puede ser incorporado al farsí con todos los honores. Y 
todas estas circunstancias no fueron óbice, sino todo lo contrario, 
para que el farsí produjera una de las literaturas más prodigiosas 
ele todo el Oriente. 
Sin ir tan lejos, la propia lengua inglesa es el resultado 
histórico ele los sucesivos aportes, sobre un sustrato celta, de dos 
lenguas germánicas, el anglosajón y el antiguo danés, y de dos 
lenguas neolatinas, el normando y el francés medieval. 
Por esto mismo, es perfectamente posible que una angliparla, 
que ahora nos causa horror, en el transcurso de unas 
generaciones pueda convertirse en vehículo de los más granados 
frutos del ingenio humano. 
Bajando de las nubes de la lucubración al más o menos firme 
terreno de la realidad, me centro ahora en el tema que nos ocupa, 
que es el ele cómo asimilar y castellanizar de modo satisfactorio 
algunos anglicismos de los muchos que nos invaden, por medio de 
una fórmula que, amén de barata, es, por sus características y 
abundando en lo que hemos visto hasta ahora, fácilmente exportable 
a las lenguas eslavas. Dentro de éstas, me limitaré al eslovaco y al 
ruso, puesto que son los idiomas con los que estoy más en contacto, 
pero, dada la afinidad que hay entre todas las ramas de este grupo, 
lo que se postula para estas dos lenguas, puede aplicarse con el 
SOBRE LA CASTELLANIZACIÓN DE LOS ESLAVISMOS 163 
mínimo de ajustes necesarios al resto de ellas. 
Muchos y muy variados son los anglicismos léxicos en la 
lengua española, algunos muy antiguos como, al parecer, los 
nombres de los puntos cardinales norte, sur, este y oeste. En fecha 
muchísimo más reciente se fueron incorporando otros como 
parqué, tiqué, champú, muaré (éste, de remoto origen árabe), 
ponche, budín, bisté, yate, vagón, los cuales, como señala Lázaro 
CarreterB "pudieron hispanizarse fácilmente . . . porque se 
escuchaban más que se veían." Es decir que la transmisión oral 
prevaleció sobre la escrita. Y prosiguiendo con la cita: "En 
cambio, cuando la Academia hizo el tímido intento· de 
castellanizar güisqui, se produjo un alboroto regocijado; los 
hablantes tenía "in mente" la imagen picuda del original 
británico.". La lengua eslovaca, que, entre otras cosas, goza de un 
sistema fonológico incomparablemente más rico que el del 
español (ya lo dijo Navarro Tomás, que el español tenía un 
sistema fonológico "pobre, pero honrado"), parece tener menos 
problemas en la adaptación de anglicismos, con la salvedad ele 
que, si en las palabras ele origen eslavo prima por completo el 
llamado "principio etimológico de la ortografía", en los 
anglicismos prima, por el contrario, el "principio fonético", 
habiéndose en su mayoría adaptado totalmente a la fonética, la 
grafía y la morfología eslovacas, p. ej. dzús < juice, gauc < coach, 
víkend < weekend, dzínsy < jeans, gól < goal, ofsajd < qfl side, 
biznisman < businessman, klub < club, kemping < camping, dzem 
< jam, etc. Con cuanta más razón ha tenido que ocurrir lo mismo 
en ruso, pues los anglicismos se han tenido que conformar a un 
distinto sistema gráfico, el alfabeto cirílico, v. gr. g~tca:J < jazz, 
~mncbt < chips, cAaiig < slide, xyAuzaH < hooligan, BOAeii6oA 
< volleyball, BuHgcepifjuHz< windsw:fing, etc. 
En español, sin embargo, cada vez son más los anglicismos 
que parecen inasimilables tanto en el plano ortográfico como en 
el fonético. A unos cuantos de éstos dirige Lázaro Carreter sus 
"dardos" en su exitoso libro, el cual, en el año de su publicación 
se convirtió en todo un (¡vaya por Dios!) best-seller, es decir, en 
8 Cf. Lázaro Carreter, Fernando: El dardo en la palabra. Madrid. Círcnlo de 
Lectores. 1997, pág. 581. 
164 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIAESPAÑOLA 
una aristoprasis, como se verá más adelante. 
Entre estos, empezaremos por ese benéfico invento conocido 
como airbag, al cual, habida cuenta de los hábitos articulatorios 
del español corriente, "muchos" (como nos comenta a Lázaro 
Carreter) "pronuncian algo así como ahí va, inducidos quizá por 
lo instantáneo y prodigioso de su engorde,9 . 
Haciendo un inciso, habría que recordar aquí también el caso 
de cierto refresco de gaseosa, de nombre Seven up, al cual la 
gente llama, quizá también inducida por la insipidez del 
producto, "sabe a ná". 
Volviendo al prodigioso airbag, Lázaro Carreter, apunta 
algunas iniciativas para su castellanización, como pueden ser 
cojín o peto de seguridad. Puestos a dar soluciones a la cuestión, 
yo también, con todos los respetos, quiero expresar mi parecer. 
La palabra inglesa airbag es un compuesto nominal 
determinativo, del tipo al que el gramático indio Panini en el 
siglo V antes de Cristo dio la denominación sánscrita de tatpurii~a. 
Pues bien, traduzcámoslo por un correspondiente compuesto 
nominal. La composición nominal es un recurso vivo y 
productivo en las lenguas germánicas y en las eslavas. En latín 
su productividad era muchísimo más restringida, y más aún en 
las lenguas neolatinas. Por esto mismo, busquemos una lengua 
que sea parte de nuestra cultura y en la que la composición 
nominal sea igualmente un procedimiento operativo. Esta lengua 
no puede ser otra que el griego, por las siguientes razones: 
1 ª) El enorme prestigio de la lengua griega, cimiento de 
nuestra civilización occidental, y la importancia que ha tenido en 
el enriquecimiento de la lengua española culta. Es una vergüenza 
que la crisis de las Humanidades haya propiciado el ascenso de 
una lengua bárbara y a nuestros oídos cacofónica, propia, según 
diría la prensa de hace un siglo, de "piratas y mercachif1es" 10 , 
como es el inglés, en perjuicio de lenguas santas como el latín, 
el griego y el hebreo. 
2ª) La tradición multisecular de los helenismos en español, 
así como la casi absoluta facilidad y regularidad de su 
9 Cf. Lázaro Carreter, Fernando: Op. cit., pág. 669. 
10 Así, entre otros, Don Santiago Ramón y Caja! lo recoge en sus memorias. 
SOBRE LA CASTELLANIZACIÓN DE LOS ESLAVISMOS 165 
castellanización, que obedece a reglas muy precisas, frente a la 
fonética imposible y la ortografía arbitraria de la lengua inglesa. 
Ateniéndonos a lo dicho, nos encontramos que air 
corresponde al griego aríp o, en este caso concreto, mejor aún a 
:rrw:u¡.ta, porque se produce un insuflamiento, y que bag 
corresponde al griego aoKÓ<; o, dado su tamaño concreto en el 
invento, mejor aún a su diminutivo aoKLOLOV. Pues bien, ya 
tenemos formado el compuesto nominal :rrvcu¡.taToaoKLOLOV que, 
del modo más sencillo y natural, se castellaniza como 
neumatoascidio. Así, como alternativa al "ahí va", tenemos la 
solución clásica, prestigiosa y culta (quizá demasiado). 
En cuanto a las lenguas eslavas, la oportuna solución pasa 
por remontarse a su correspondiente lengua santa, el antiguo 
eslavo, o, para ser más prácticos, a su versión rusificada actual, 
el eslavo eclesiástico. Como ya se ha referido más arriba, desde 
la mismísima época de San Cirilo y San Metodio se empezaron a 
convertir, con la mayor facilidad del mundo, los compuestos 
nominales griegos en compuestos nominales eslavos, pues, como 
ya he apuntado, la composición nominal es algo connatural a las 
lenguas eslavas, tanto históricas como actuales. Una vez pasado 
el compuesto nominal del griego al eslavo eclesiástico, el 
neologismo se puede transplantar a las lenguas eslavas 
contemporáneas, con solo respetar las leyes analógicas 
pertinentes. En el caso de las lenguas eslavas occidentales el 
mecanismo es algo más complicado, pues la tradición eslavo-
eclesiástica occidental acabó en el año 1097, cuando los monjes 
benedictinos ("maledictinos" habría que llamarlos) ocuparon el 
monasterio de Sázava, en Bohemia, y destruyeron su riquísima 
biblioteca de manuscritos glagolíticos, proscribiendo la liturgia 
vernácula e imponiendo la liturgia cluniaciense, llamada luego 
romana, en latín. Como cuenta el anónimo cronista medieval: 
«Libri linguae eorum deleti omnino et disperditi fuerunt"" . Con 
esta medida, consecuencia directa del Cisma, durante la Edad 
Media y aun mucho después, el latín y el alemán se impusieron 
como lenguas de cultura para los eslavos occidentales en 
11 Cf. Meriggi, Bruno, Le letterature ceca eslovaca. Nuova edizione aggiornata, 
Florencia, Sansoni-Accademia, 1968, pág. 16. 
166 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
detrimento de la influencia griega, lo que se dejó sentir sobre 
todo en el léxico culto. Pero, con todo, los eslavonismos, habida 
cuenta además de que a partir del siglo XVIII, con las ideas 
paneslavistas, la influencia rusa cobró mucha importancia en la 
zona, pueden servir de pauta para la creación de vocablos a 
partir del léxico propio de las lenguas eslavas occidentales. 
Tras estas necesarias puntualizaciones y volviendo de nuevo al 
nvEu¡.,t.cxtoa<JKLOLOV, su transposición al eslavo eclesiástico sería 
R0.3A'I5xo.w'hwóK'h, término que, a su vez, se puede adaptar al ruso 
como eo3gyxOJ'lfeUtOJ(, al eslovaco como vzduchomiesok , etc. El 
principal inconveniente es que, frente a la extremada concisión del 
las dos sílabas de airhag, tanto neumatoascidio como 
vzduchomiesok resultan palabras demasiado largas. El sucinto 
monosilabismo o bisilabismo del inglés es la gran baza con la que 
cuenta esta lengua para triunfar en el mundo de la comunicación y 
esto es una realidad palmaria que no admite réplica. Sin embargo 
este señalado inconveniente puede, quizá, convertirse a la larga en 
una ventaja, si nos atenemos a lo escrito por Amando de Miguel: 
"Los angloparlantes gozan ele un idioma que favorece las voces 
monosilábicas, cortantes. De ahí que en ellos destaque 
especialmente la minoría culta que procura introducir el mayor 
número ele palabras largas, casi siempre pegadas a las raíces griegas 
o latinas que las hacen aún más exóticas. Sesquipedalismo se 
denomina mordazmente esta figura." 1' Como más vale caer en 
gracia que ser gracioso, quién sabe si los neohelenismos y 
neoeslavonismos acabarán por convertirse en marchamo de 
distinción y se impongan como reacción frente al empobrecimiento 
y la degradación del lenguaje. Sólo el tiempo nos dirá si nuestro 
sesquipeclálico neumatoascidio le podrá ganar la partida al rahez 
"ahí va". 
Dos tecnicismos que últimamente nos traen a muy mal traer 
son los dichosos hardware y software, para los que nadie parece 
encontrar remedio. Pues bien, si tenemos en cuenta que ware 
corresponde más o menos al griego OKEuo¡;; o OKEUYÍ, que hard 
12 Cf. Miguel, Amando de: La perversion del lenguaje. Madrid. Espasa Calpe. 
1994, pág. 119. 
SOBHE LA CASTELLANIZACIÓN DE LOS ESLAVISMOS 167 
corrresponde a oKA.Epóc; y que soft a [!aA.aKÓc;, no hay 
impedimento para formar oKA.EpooKE1J1Í y [laA.aKOOKE1J1Í y 
castellanizados como (la) esclerosceve y (la) malacosceve. Si ya 
tenemos en español parasceve, estos neologismos tan necesarios 
como esclerosceve y malacosceve no han de sorprender a una 
persona suficientemente culta. Por su parte, OKE1J1Í se traduce en 
eslavo eclesiástico por W.Af)Hi\0 (cf. Act. XXVII, 19: KaL Tll -¡;p(nJ 
a'lJ"tÓXELPEc; "tYJV OK1JYJV "tOU JtAOL01J Eppl'tjJaV./ í1 &'l. 'T'péf''lti AÉNb 
CEOI"Í."H p'tlh\,"H ffiAf)Hi\0 KOpÁEMtltiOE H3EEpPÓXO·"'b.), con lo cual 
ya podemos traducir oKA.EpooKwrí y [!aA.aKooKWlÍ por 
'T'EEPAOihAPHAO y ·"lhr'KOA\APHI\0 respectivamente, términos que se 
introducirían en ruso como T6epgo.ngpu.Jto y ~"lf.Rc1W.ngpu.Jto, 
pues ya se ha explicado que cualquier palabra del eslavo 
eclesiástico puede como cultismo entrar en ruso por la puerta 
grande. En cuanto al eslovaco, el término correspondiente a 
oKE1Jrí/W.Af)l11\0 es náradie Ca na tretí den vlastnymi rukami 
vyhádzali aj lodné náradie), a partir del cual se forman sin 
problemas lvrdonáradie y makkonáradie. 
Lainvención de neohelenismos es la mina inagotable para 
remplazar la terminología que nos viene del inglés. Un compuesto 
nominal como cash~jlow, que, como señala Lázaro Carreter' 3 
"invierte el orden castellano de los vocablos componentes", 
convirtámoslo, manteniendo su prístino orden de palabras, en 
apyLpüppÚmc;, que asumirá el español CO!l10 argiro1TÍSÍS, y el 
eslavo eclesiástico convertirá en cpmpo'T'E'lÉN'Ie para darlo al ruso 
como c(e)pe6pore'leuue. A partir de este modelo, el eslovaco 
puede crear el correspondiente término peiíazoteceníe. 
Y siguiendo con el libro de Lázaro Carreter, si hemos hablado 
un poco más arriba del best-sellerH , librémonos de tan 
impronunciable acumulación de consonantes mediante la puesta 
en circulación de una exquisita y eufónica aristoprasis < 
apLO"tüJtpéimc; que, por SU parte, daría en eslavo eclesiástico 
tldHAb''lwenpOAÁNi"e, de donde el ruso uauJry-ttmenpogauue y, 
por su parte, eslovaco najpredaj. 
Aunque la sustitución de los anglicismos por los 
neohelenismos es operativa sobre todo en lenguaje científico y 
13 Cf. Lázaro Carreter, Fernando: Op. cit., pág. 581. 
14 Cf. Lázaro Carreter, Fernando: Op. cit., pág. 582. 
168 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
técnico, donde la nomenclatura grecolatina está plenamente 
aceptada, tal recurso también se podría extender, y no se me 
tome a mal este inocente divertimento, a otros terrenos más 
frívolos y mundanos. 
Particularmente horroroso es el anglicismo, recogido este vez 
por Emilio Lorenzo, jonrón < homerur!)ó , jugada suprema de 
cierto deporte que hace furor en los Estados Unidos de América. 
Si home significa "hogar, casa, domicilio" y run "carrera", resulta 
mucho mejor ecodromema < OLKobpÓftYJ[HX, que puede 
eslavizarse como AM\OEiir'~>, que daría en ruso go.M06ez y en 
eslovaco domobeh. La única pega es que ecodromema en boca 
de un locutor deportivo sería algo parecido a lo que dice la Biblia 
i':rt) ~"R9 ::l.;;tJ qp (Prov. XI, 22). 
En cualquier barrio ele mala nota de cualquier ciudad del 
mundo las luces de neón proclaman impúdicamente dos de los 
vocablos ingleses quizá más difundidos: night-cluh y striptease. 
Night-cluh ( "nijetecluh" en boca del vulgo errante, municipal y 
espeso), podría ser castellanizado, sobre todo teniendo en cuenta 
la variante peyorativa "puticluh ", como nictopornio < 
VUK"tonopvdov, que viene a ser lo mismo, pero de una manera 
mucho más académica y distinguida. A su vez, VUK"tonopvdov 
puede verterse en eslavo eclesiástico como HOL{JEEA'Is'NÍL{JE, 
rusificándose como HO'le6.J91guu¡,e, al que correspondería en 
eslovaco el aún mucho más despectivo nochrloh. 
Desde "tristrís" en adelante, las variantes plebeyas hispánicas 
de striptease son inabarcables, dada la incompatibilidad de su 
fonética con los hábitos articulatorios del españolito de a pie. Tan 
nefanda, en todos los sentidos, palabreja bien podría helenizarse 
como apodiogefirismo < cXJtOCíuoyE<j>UpLOftÓ~ (to tease en inglés 
significa "molestar, fastidiar con bromas, tomar el pelo", 
exactamente lo mismito que yc<j>up(l;:,w). En cuanto a eslavización 
de cXJtOCíuoyE<j>UpLOftÓ~, la cosa se pone un poco más complicada, 
pero una solución podría ser CO&AEKop'ls'rÁHi'E en eslavo eclesiástico, 
que pasaría al ruso como coBAelropyzaHue aun teniendo en 
cuenta los desplazamientos semánticos del verbo pyzart~(c.n). Por 
lo que se refiere al eslovaco, stríptíz podría tener como doblete 
culto vyzlíekozartovaníe. 
15 Cf. Lorenzo, Emilio: Anglicismos hispánicos. Madrid. Gredos. 1996, pág. 259-260. 
SOBRE LA CASTELLANIZACIÓN DE LOS ESLAVISMOS 169 
Como es obvio, apodiogefirismo, C06Ae1wpyzauue o 
vyzliekozartovanie son, amén de palabras kilométricas frente al 
sucinto bisilabismo del inglés, soluciones excesivamente 
culteranas para que nadie las pueda tomar en serio. Pero quien 
encuentre una solución mejor para sriptease que nos tire la 
primera piedra. 
Muchos más son los anglicismos de los que podríamos 
ocuparnos, pero con lo visto ya es suficiente para señalar el 
camino a seguir. Hay que tener en cuenta que los anglicismos en 
nuestra lengua son claramente "no connotativos", algo 
incomprensible, extraño y fascinante, a modo de "divinas 
palabras" cuyo misterio subyuga a los papanatas. Pero este mismo 
papel lo pueden desempeñar, no igualmente sino mucho mejor, 
los helenismos. Tenemos que asumir la labor, que podríamos 
calificar de hercúlea por no llamarla quijotesca, de revitalizar en 
humanismo, de rehelenizar nuestra lengua y de convencer a 
todos esos, cuyo número el bueno de San Jerónimo calculó tan a 
la baja, ele que la cultura clásica viste más y tiene mucha más 
substancia que la hamburguesa y la coca-cola, amén de ser uno 
de los mejores antídotos para los nacionalismos de campanario y 
otros males de semejante laya que aquejan a las sociedades 
modernas. Se empezó por postergar el latín y el griego en los 
planes de bachillerato y ahora nos llevamos las manos a la 
cabeza. Esos polvos trajeron estos lodos y ó iixwv CÚTa Ü.KouÉTw. 
Ya que no podemos expulsar a los británicos ni de Gibraltar ni 
de las Malvinas, sirvan por lo menos los neohelenismos (o en su 
caso los neoeslavonismos) para librar a nuestra hermosa lengua (y 
a otras de nuestro entorno europeo) de la angliparla, de modo que 
sigan siendo lo que son, y no se conviertan en un pidgin. 
SALUS'J'IO ALVARADO 
170 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
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