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ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 
' O SEA EL DRAMA LÍRICO ESPAÑOL 
DESDE SU ORIGEN A FINES DEL SIGLO XIX 
(e ontinuación.) 
GAIPITULO VI 
R~>NACIMIENTo DE LA ZARZUELA.-C;:;usas que lo· provocaron.-El Conser-
vatorio de María Cristina.~La óVera española.--<Primera zarzu~la de 
esta época: Los em·edos de 1Mt C111'ioso.-El rapto, zarzuela de Larra y 
el maestro Genovés .-El novio y el concierto, de Bretón y Basili.-El 
contrabandista, Ópera española.-Varios ensayos de zarzuela: Jeroma 
la Casta71era.-Más tentativas de ópera e&pañola.-Espín y El asedio 
de M edina.-El Diablo Predicado·r, en ópera.~Scarlatti y la "Academia 
real de música" .-Las parodias de Azcona.-Apariéión de Oudrid y sus 
primeras zarzuelas.- La Pmdera del Canal.-Fundación del Teatro del 
Instituto.- Zarzuelas de estilo andaluz {1832 a 1848). 
La ópera italiana vino a dar fin a la moda de las operetas fran-
cesas, que habían dominado en nuestra escena en los primeros años 
del siglo X IX; pero a su vez había de ser destronada por otra co-
rri·enre artística y literaria, más conforme con nuestros gustos y 
deseos, y que de un modo más completo satisfacía el ideal que 
del espectáculo escénico abrigaba el pueblo español y halbía de 
darJ,e .nueva vida: la zarzuela moderna. 
P<ero no nació, como Minerva, cite la cabeza de Júpiter, arma-
da de punta en blanco, sino a costa y después d,e muchos ensayos 
y tentativas, hechos a grandes int·ervalos · y aisladamente; pero 
siempre avamza'llJclo, como si los autones de ellas obedeciesen a un 
ma.rvdato imperativo de una inmensa voluntad colectiva, tan confu-
sa como irr.esistiblle. Es, en verdad, no menos curiosa que instruc-
tiva esta pugna por ~establ<ecer una cosa no conocida, eLe puro ol-
vidada, empl1eando para ello los más ·diversos medios y vislum-
brando un fin que era muy otro cld que en realidad se iba a con-
seguir. 
Varias circunstancias, algunas en apari,encia adversas, contri-
buyeron y favoreóeron d rmacimi•ento de la zarzuela o drama lí-
rico nacional, ya más complicado y perf•ecto que la antigua zar-
zuela del siglo x.vnr. Fué la principal la afición, cada vez mayor, 
del pueblo a la música, y en especial a la de canto, en e1 teatro, 
19 
272 BOLETÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
luego que empezó a oír óperas bioo cantadas por las compamas 
italianas, que desde I822 viaüeron asiduamente a España. 
Pero estJe gra:n contento estaba c0111trapesado por una decep-
ción no menor. El pueblo no ent>endía apenas una palabra del ar-
gumento, luchando con la doble dificultad de s-er todo él cantado, 
y cantado Jen ua1a l>engua extraña, que muy pocos comprendían 
bien. 
N o obstéiJnte, las personas intelig'enbes en música y los pro-
fesionales españoLes, al V<er d auge qUJe tomaba el drama mú-
sico, después de las primeras óperas dre Rossini y B:ellini, em-
pezaron a suspirar por dos cosas : componer ellos también óperas 
y hasta componerlas en liengua castellaEa. 
:Esta última idea pareció un delirio y un absurdo a los más 
sabios y graves profesores del divino arte, y así como en el 
sig.lo X VI los mejores humanistas creí>an que el romance ca.ste-
.Jiano era demasiado humilde y pobre para expresar las ideas 
más altas cl.el pensamiento humano, así ellos creían que la 
música· dramática sólo podía •exprimirse en italiano. En este 
senti·do se empeñaron en cultivar el drama musical don Fer-
lt1a•11Jdo :sors, que •en I797 hizo repPesentar er. Barcelona y lnego 
en Venecia su ópera Telémaco; Gomís, que dió en París, en I8I8, 
su ópera cómica El Diablo en Sevilla ; el insigne don Ramón 
Camioer, quieti compuso su.cesivamente siete óperas italianas, 
desde I8I9, .en que estrenó en Barcelona la titulada Adela de 
Lusiñán; el zaragozwo Genovés, que en I83·I vió aplaudir su 
Enrique y Clotitde y quinoe años después su otra ópera Luisa 
de la V alliere; don Baltasar Sa1doni, tan celebmdo er, I 838 por 
su I permestra y, en I840, por su Cleonice; don Hi1arión Eslava, 
el pat>riarca de la música en su tiempo, que en 1841 y 184'3 vió re-
presentadas ro Sevilla sus dos óperas El solitario del monte Sal-
vaje y Las treguas de T ole1naida, .y otros ele menos nombre (I). 
(r ) Antes de julio de r842 se ·habían dado en Barcelona: 
Evandro in Pergamo, ópera en dos actos, del maestro don Antonio Pa-
sare!!. 
ll Ri·morso, ópera en dos actos , por el maestro don José Piqué. 
L' Esiliato di Presburgo, ópera en dos actos del maestro don Carlos 
Grassi. 
La Donna del Castello, ópera en dos actos del maestro don E duardo 
Domínguez. Antes, en 2 1 de enero de 1840, se había cantado en el Prin-
cipal la ópera bufa en dos actos , de este maestro, titulada La V edovella. 
lginia d'Ast1: (o Giielfos ~' Gibelinos), del compositor gaditano don Ven-
tura Sánchez de Madrid, estrena<:J.a con mal éxito en julio de 1842 en el 
Teatro Principal de Cádiz. 
EN SAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 273 
Todo sin conta<r, en época anterior (178r), al valenciano Vicente 
Martín, tan italiano, que hasta el apellido le cambiaron en Mar-
íini, el cual vivió y murió en el extranjero. 
Estos compositores sólo aspiraban a competir con los maes-
tros italianos, a quien¡es imitaban, por creer que habían llegado 
a la meta del arte. Pero otros a quienes no asustaba la dificultad 
del idioma, porque sabían qt11e había óperas en alemán y en 
francés, y que el castellano tenía mucho mejores condiciones 
musical•es que estos dos idiomas, proclamaron que también podían 
y debían ·escribirse óperas en nuestra propia l1engua. El pue-
blo, en gerueral, aplall'clió este pensamiento, qUJe, aparte de la 
demostración del amor patrio, tenía la ventaja ele suprimir uno 
ele los inconvenientes ele la ópera italiana, que era el ele entender 
la letra y poder seguir d curso del argumento de la obra. Así :na-
ció la idea de la ópera española, que luego se convirtió en una ob-
sesión de la mayor partJe de nUJestros músicos y aun de los simples 
aficionados. Todos clamaban por ella; todos pedían para ella 
protección a los gobi•ernos, y al cabo de pocos años se hicieron 
·diversas t·entativas para estableaerla. Lu1ego hablaremos ·de ellas. 
En tanto la música española, si bien en forma breve, seg·uía 
oyéndose en los teatros en determinadas épocas del año, como los 
<días de Navidad, ele Carnaval, al concluír las temporadas o en 
func.ion1es compuestas de varias piezas cortas, y cada v•ez can-
tada y tocada con mayor gusto y acierto. 
Porque otra de las circunstancias que favor•ecieron la apari-
ción y cnecimiento ele la zarzuela fué la creación del Conservato-
rio de María Cristina en r83o (r). 
(r) Se fundó por Real decreto de 15 de julio de r83o, y empezaron sus 
clases en r.o de enero de r83r, con r6 profesores activos y otros ho-
norarios y adictos y con muchos aJ.umnos internos y externos, de pago Y 
gratuitos. Mermado su presupuesto desde r836, arrastró el Conservatorio 
una vida lánguida hasta que en r 852 se estableció en una parte del edi-
ficio del Teatro Real y se aumentaron sus clases, si bien se suprimieron 
las plazas de alumnos internos. En cambio se crearon cuatro pensiones de 
r .so o pesetas ooda una para alumnos sobresalientes de la clase de canto. 
En rS3 r ya estudiaban con gran provecho y aplauso de sus profeso-
res, que eran Carnicer, Saldoni, Albéniz, Broca, etc., los alumnos Antonio 
Capo, Manuela Oreiro de Lema y su hermano José, Luis Cepeda, Manuel 
Du~asi, Antonia Plaño!, Dolores Carralero, i'vi icaela (después Cristina) 
V illó y su hermana Manuela, Francisco Calvete (después Calvet), Carlos 
Sentiel, Vicente Blasco, Luis V . Arche, María Carmona, Teresa Viñas, 
Pedro Sarmiento y Juan de Castro, después famosos en diversos órdenes 
del arte. (Véase Prograrna de los exámenes públicos que a los once meses 
de su erección el Real Conservatorio de Música de María Cristitta celebra, 
etcétera. Madrid, Imprenta Repullés, r83r, 4.o, 3·2 págs. 
En r832, en la clase de declamación de Joaquín Caprara y Carlos La-
274 BOLETÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
Antes los actores, salv-o muy raras excepciones, n-o sabíanmú-
sica y cuando cantaban en alguna pieza lo hacían de oído, con to-
dos !,os defectos que encierra tal género de música, y aunque 
algunos, especialmente las actrioes, solían tJen:er lir.da voz y 
excelentes condiciones para el canto, siJempr,e era éste notoria-
mente inf,erior al que ejecutaban luego que adquiríCJJn conoci-
mier:,tos artísticos. 
La influencia que el ConSiervatorio, no obstante sus defectos 
de organización y métodos ele enseñanza, ejerció en el desarro-
llo eLe la zarzuela fué tal, que a los dos años de fundado ya sumi-
:nistró c3Jlltantes para la primera obra ele ~esta clase, que por ra-
zón de tiempos aparece en el siglo XIX : tal es la titulada Los en-
redos de un curioso, estrenada en febr·ero ele 1832>. 
Cantóse este mclodmma, como se le denomina en el libreto, 
.en el :Conservatorio para festejar el segundo y feliz alumbra-
mi:ento de la reina Cristina, su fundadora. tE! asunto ele la par-
te literaria no Üe:ll>e mayor interés . Los preparativos qne un ca-
ballero ·de la Mancha hace reservadamente para, en su día, cele-
brar el anunciado y próximo parto ele la Reina excitan la curio-
sidad de dos amigos suyos que intentan .descubrir :el misterio del 
suaeso cuyas prev<enciones v,en hacer, y que erradamente las su-
ponen para f.es t·ejar un matrimooio s•ecreto de1 personaje. Es-
taba éste para casarse con una señorita del puehlo, y los impru-
d0ntes amigos d,espiertan los celos .de la clama, la cual, con su 
hermano, va a pedi.r cuentas al tornadizo galán en el instante en 
que éste recibe de Madrid d aviso de haber salido la Reina con 
feiliciclad ele su trabajo; y como ya es el momento oportuno, se 
descubr,e cl secreto y comienzan las fiestas, que son una corrida 
de novillos y una cantata en italiano, que es la pieza principal de 
la obra. Para lo primero habían llegado ya, y toman también par-
torre figuran como alumnos Isabel y Calixto Boldún, J ulián y Florencio 
Romea, Mariano Fernández y Ramón Enche. En las clases de canto apa-
recen: Margarita Antúnez y Joaquín Reguer. En años poco posteriores 
se registran los nombres de los después famosos maestros Gaztambide, 
Barbie ri, Caballero, Zubiaurre, Aceves y las cantantes Emilia !Moscoso, 
Elisa Zamacois, Trinidad Ramos, Amalia An.glés, Adelaida lLatorre y un nú-
mero mayor de actores y actrices de declamación. Y al reformarse la Es-
cuela en r8sz ya vemos como alumnos los nombres luego famosos de An-
tonia y Teresa Istúriz, Josefa Santafé, Josefa Mora, Amalia Ramírez, Antonio 
Olivares, Tirso Obregón, y en declamación Josefa Rijosa, Antonio Cáceres 
y Antonio Zamora. En adelante ya se hallan, con frecuencia, los nombres que 
dieron mayor gloria a nuestra escena. (Véase la Memoria ace1·ca de la Es-
cuela Nacional de Música y Declamación de Madrid. Madrid, Ducazcal, 1892, 
folio, 310 págs., que es una especie de historia del Conservatorio.) 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 275 
t·e ·en -el drama, dos toreros de Madrid, y para lo segundo los co-
ros y una tiple. La novia de don Manuel hizo la otra que era nece-
saria. Las dos tiples cantan muy poco y en compañía de las demás 
voces, eX'cepto en la cantata ·final, en que cada una tiene su copla. 
Compuso la obra literaria d entonoes prof•esor de Literatu-
ra <Le! Conservatorio, don Félix Enciso Castrillón, autor dra-
mático de algún mérito y hombre ele muy variada lectura. Las 
piezas ·de música son de los tres profesones de la Escuela : Car-
nioer, Mbéniz y ·Salocloni, y las cantaron los alumnos más apro-
v•echados, .entt,e los cuales hay dos lt11ego famosos: doña Manue-
la Oreiro ele Lema y Francisco Calvet o calvete, como enton-
ces se llamaba {r). 
Aunque varios ·de los números musical·es no formen parte 
(1) "Los en1·edos .de un curioso, melodrama original en dos actos, can-
tado por los alumnos 'del Real Conservatorio de Música de María Cristina, 
a la augusta presencia de SS. MM . en celebridad del feliz alumbramiento 
de la Reina nuestra señora, nuestra esc elsa protectora, y del nacimiento 
d e la Serma. Sra. Infanta Doña María Luisa Fernanda. Compuesto por 
Don Félix Enciso Castrillón, Profesor de literatura castellana en el mismo 
Real Establecimiento. "-Madrid, impr. de Repullés, febrero de 1832; B.o, 
2 hojas preliminares y 125 págs. 
"PERSONAS: Don Manuel. Don Francisco Calvete, alumno externo bene-
ficiado (el después célebre bajo de ópera y zarzuela Francisco Calvet). 
Don Mamerto. D. Cayetano García, alumno esterno. 
Don Simón. D. Rafael Galán, alumno interno. 
Don Luis, hermano de. D. Angel León, alumno interno. 
Do1la Juana. D.• Manuela Oreiro Lema, alumna interna. (Luego famosa 
ti·ple de ópera y esposa de don Ventura de la Vega.) 
Pedro, c1·iado de D. i\.1 anuel. D. Ignacio Hernández, alumno es terno 
beneficiado. 
Ba·rtolo )'. D . Tomás Montara, al•umno interno. 
Cnno, to1·e•·os. D. Juan Retes, alumno beneficiado. 
Lucía, act?'iz de 1<11t teat?·o. D.• Manuela ViJló, alumna esterna beneficiada . 
Co1·o de ambos se:ros." Tiene diez números musicales. 
La música de la obertura fué compuesta por don Pedro Albéniz. 
La del 2.o número, un diálogo ent1·e don Manuel ,y don Mame1·to, con 
los dos coros es de don Francisco Piermarini , Director del Co'nservatorio. 
La 'del número 3, que es un diálogo y luego dúo de don Mamerto y don 
Simón, la compuso el maestro don Baltasar Saldoni. 
La del número 4 , que es un te1·ceto entre don Manuel, don Mamerto y 
don Simón, la ·compuso don Ramón Carnicer. 
De Carnicer es también el número 5, una canción gitana. 
El número 6 es una canción báquica de Albéniz y con ella acaba el 
primer acto. 
El segundo empieza con unas coplas (número 7) de Carnicer. 
El número 8 es una tirana de Saldoni. 
La pieza siguiente, que es de conjunto, número 9, pertenece a Carnicer. 
La pieza última es una g?'fln cantata en italiano, compuesta por don Fran-
cisco Piennarini, a cinco voces principales y coro de 1 r mujeres y I 2 hom-
bres." 
BOLETÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
integrante de la obra, no pued1e dudarse que es una verdadera 
zarzuela, esto es : un drama ca,ntado y habla:do por unos mismos 
personajes o actores. Pero era tan grande, tan completo el ol-
(Litografía.) 
vido en que había caído este nombr'e y el género que designaba, 
que a nadie se l<e ocurrió aplicárselo, optando por el más gené-
-rico y conocido ele melodrama ( I). 
(1) Muchos años después, al aludir a esta obra don Baltasar Saldoni 
en su curioso escri to titulado Cnatro palab•·as sob1·e nn folleto del M aes-
tro ... Barbieri (Madrid, 1864), pág. 31, dice: "En 1832 el Conservatorio 
de Música dió una función a Sus Majestad es para celebrar el natalicio de .. . 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 277 
Pocos meses después (16 1de junio), ,en el mismo año, s·e 
estrenó en el teatro de la :Cruz una obra ,en dos actos, titulada 
El rapto, llamada por los · autor.es y los críticos ópera española, 
.escrita la letra por el malogrado don Mariano José ele Larra, que 
tenía v1eintitrés años y empezaba entonces su carrera literaria, y 
la música por el joven y ya acreditado maestro don Tomás Ge-
novés (1) . 
Pero esta ópera no era sino una zarzuela, pues tenÍa · mu-
cha parte hablada. 
Era la s·egunda producción dramática musical de Genovés (la 
otra fué la ópera ntalia:na Enrique y Clotilde, estrenada en la 
Cruz el 17 de agosto de 1831), y al anuncia·nla 1a recomendaba el 
Diario de Madrid, porque "el argumento, el idioma, el composi-
tor y las partes que lo ejecutan todo es español". Añadía el pe-
riódico que la obra ''podría menecer algún interés e indulgencia, 
a pesar de la extrañeza que puede causarles este género fuera · de 
uso". Como las óperas estaban en uso y entonces en abuso, pa-
rece claro que se rdiere a la zarzuela, aunque los autores (o más 
bien el músico) le llamen ópera. 
La representaron Antonia Campos, Leonor Serrano y Pablo 
Ga:ldón, Francisco Salas, Rodríguez y FranJcisco Ceyanes, que ca.si 
todos eran del coro de la compañía de ópera italiana , aunque 
luego la Campos y aun la Serrano y Salas, picasen mucho másalto. 
El mismo anuncio decía: "Los versos que 1110 están destina-
dos al canto serán representados, s·egún costumbre, de la que no 
ha querido apartarse el compositor." 
T1enía (o üen:e, pues . existe la partitura en la Biblioteca mu-
nicipal) once númer.os ele mtl!sica. lVIaltratan esta obra las Castas 
Espafíolas, célebre revista ele entonces, número del 22 de ju-
nio de 1832, clióendo: "El poema ele esta composición es de lo 
la infanta D.• María Luisa Fernanda y se cantó el melodrama, zarznela la 
llamo yo, Los em·edos de un. c?wioso", etc. Pero de seguTo\ !rw se lo llama-
ría en 1832, cuando fué estrenado, porqu~ entonces nadie sabía con exacti-
tud lo qúe era zarzuela. 
(1) Los dos teatros de Madrid tenían para los dos un a compañía de ópera, 
mixta de italianos y españoles, que alternaba en uno y otro teatro con la com-
pañía de declamación de cada cual de ellos. En el año de 1832 la formaban 
los siguientes cantantes: Primeras tiples: Enriqueta Meric-Lalande y Clelia 
Pastori. Segundas: Antonia Campos, Francisca Fernández y Luisa de An-
tonio. TenoTes: Ignacio Passini, Carlos Trezzíni y Pablo Galdón, Bajos: 
Juan Tnchindi, Juan Bautista Rossi, José Rodríguez Calonge y José María 
Ruiz. Partiqm"nos y suplemel!fos: Francisco Salas y 24 coristas, que a veces 
hacían papeles secundarios. 
278 BOLETÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
más sublimemente detestabk que pued:e ponerse en esoena; no 
con;oobimos cómo el señor Genovés ha eleg~do tan mal, ejerci-
iando su ingenio y su pa6encia sobre una parola tan macarró-
nica y absurda. Las piezas de múska están colocadas sm el 
ANTO:-<IA CAMPOS 
(Litografía.) 
1nenor disoernimiento; así es que suele haHars•e un aria coloca-
da sin motivo perentorio después de otra, y reina en todo el 
conjunto un desconci.erto nocivo a los resultados musicaJ,es, al 
efecto teatral y a los int-ereses del compositor. Por otra parte, 
dicho libreto tiene traza de ser un cajón de sastre, hecho a re-
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 279 
1niendo.s, y cosido, añadido y recortado por manos di'Versas, 
..cada una a cual más inhábiL El murmullo clesaprobador del pú-
blico lo ha hecho sentir en varios pasajes mucho mejor que 
·pudiera haoerlo el artículo ele un periódico. 
"En la música hay centellas ele gen~o; viveza en algunos te-
·mas, no cles111udos muchos eLe ellos ele reminisoencias; pero que 
:hasta ahora sólo indican d isposiciones en el autor. No cr·eemos, 
sirn embargo, que esta nueva producción contribuya en nada 
.al aumento de su crédito." Sólo se puso ·en escena el día del 
' estreno y .el sigui.ente ( I ). 
La obra de Larra se ha perdido, ,menos algunos fragmentos 
·qu•e exisuen unidos a la música. Esta crítica hubo d'e saberle mal 
a Larra, y s·e vengó cruelmente siempre que tuvo que hablar de 
·Carnerero, que era el autor ele e lla (2). 
Est o no obstante, el critico aboga, con muy buenas razones; 
por el restablecimiento de la antigua zarzuela, ya olvidada del 
todo, diciendo : "Por lo demás, creemos oportuno el que ele 
111uevo se introduzca este género d·e obras españolas, qne hace 
algnnos años obtenía aprobación en nuestros teatros. Por ele 
contado, todos enüenden lo que se clioe. Esta clase de pirezas 
(1) A , fines de julio acudió Genovés a la Junta de t eatros del Ayun-
t amiento de Madrid, que era entonces el empresar io y dueño de ellos, 
diciendo que había recibido "mil reales de gratifi.cación por su ópera El 
,·ap to; que por el libreto solamen te, como estaba en un acto, antes de 
·dividirlo en dos el Sr. Azcona, entregó al Sr. Larra 46 duros; que (para 
atender a esta obra) en un mes largo le fué preciso abandonar sus lec-
·ciones" . Añade que él es " un profesor que no tiene más bienes que ellas" ; 
que " ha compuesto los once números de música d e que consta dicha ópera 
y que está próximo a emprender un largo viaje (se fué a Italia), !~)a ra 
·¡o cual pide otros 2. ooo reales , en lo que se cree recompensado". No cons-
ta si se los dieron. 
Genovés era natu ral de Zaragoza, en la que nació el 29 de diciembre de 
18o6 y en cuya catedral fué niño de coro. Estuvo muchos años en Italia, 
·donde estrenó, en Bolonía, en 1835, su ópera Zelma. Luego fué a Roma y allí 
dió a conocer su si,;fonía La batalla de Lepanto. E n 1838 estrenó en Ve-
necia la ópera Bianca di Belmonte ; en r84o, en el teatro del Fondo de 
.Nápoles, la titulada Jginia d'Asti, y en 1845, en el de la Scala de Milán, 
su quinta ópera L1tisa de la Vallil!re. Compuso además las sinfonías Nu-
mancia destnt!da, El sitio de Za1·agoza y L os últimos días del sitio de 
R oma. Regresó a España y a poco de volver se casó, en 185r, con la 
·cantante E lisa Villó. Compuso otras óperas y alguna zarzuela, que ya cita-
remos, y gran número de piezas de música religiosa. En sus últimos años se 
retiró a Burgos, donde nmrió el s de abril de r86r. (Véanse Soriano Fuer-
tes: Hist. de la mús. esp., IV, 310; Saldoni: Efemérides, II, 231, y Peña y 
·Goñi: La ópe1'a espaíi,ola, págs. 158 y sigs.) 
{.2) Teatro de la Cruz, 16 de junio de 1832. "El ?'aPto, ópera españo-
la en dos actos. Letra de D . Mariano José de Larra; música de D. TomáG 
•Genovés." (Artículo de las Cartas espa?i olas.) 
20 
280 BOLETÍN DE LA ACADE:\IIA ESPAÑOLA 
pueden también servir para que en ellas se .clesenvuel van los. 
tal·entos del país, y los mismos compositor-es podrán obtener más. 
íáciles ensayos que si hubi•esen ele fundar sus tareas sobre pa-
iabras italianas, no siempr.e fáciles ele aclquirirs·e y qu.e suel•en 
presentar luego mayor.es contradicciones para producirse en una 
composición lírica hecha en el riñón de España. Los cantan-
tes ele allende no .siempre son amables, ni se acomodan fá:eil-
mente con los in~enios cl1e por acá, a pesar ele que no pueden 
quejars·e de un país en donde se les paga mejor qu•e en otro al-
guno." 
Efectivamente, los cantantes italianos siempre se mostraron 
rebeldes a estudiar las óperas de autor•es españoles, aunque estu-
viesen escritas en italiano, como lo estaban entonces todas ellas. 
E l año mismo .qu•e se inauguró el Real, en r8so, en que se tra-
tó de representar la Ildegonda, de Arrieta, y d1espués de hechos 
varios ensayos, la A lboni se negó resueltam.ente a cantarla, y 
no se cantó. 
Siet·e años hubieron de pasar antes de que se hiciese otra 
tentativa, también inco!1JSciente, para resucitar la vieja zarzuela 
•en nu:estro teatro; y, cosa bien •ext raña, fué a un italia110 a quien 
se debió este s·egunclo esfuerzo en pro ele un gén1ero que no era 
el que había practicado liasta entonces. He aquí la causa y oca-
sión ele dio. 
A principios de r839 Broetón de los Herr·eros, a quien apes-
taba ya la música italiana y la ópera, contra la cual había escri-
to años antes todo un poema en I2•5 teroetos (r), quiso llevar al 
teatro esta hostilidad componiendo un 'dramita satírico, en el 
que se ponían frente a frent•e la música popular .nacional y la. 
ex tranj.era. Y lo más raro del caso es qu.e eligió para que le es-
cribi•ese los ejemplos de ambas músicas, no a un español, sino 
a un verdadero italiano, bien que avecindado y establecido en 
España. 
En el verano de r827 vino a Madrid como primer tenor de· 
ópera, en sustitución del célebre MontPesor, un joven de veinti-
cuatro años, que ya había cantado en el t•eatro de Flerrara con 
aplauso. Llamábase Ba·silio Basili, y era hijo del cél.ebre fecun-
dí·simo compo.sitor Francisco Basili, después maestro de la cap;· 
lla ele San Pedro del Vaticano. Salió Basili por primera vez en. ei 
( 1) Cont1·a el furor f.:larmónico, o más bien cont1·a los que desP1:edan 
el teatro espa1iol. Sátim. S~t atttor Don Manuel Bretón de los Hen·eros .. 
Madrid, ro septiembre, 1828. Impr. de D. M. de Burgos, S.o, zr págs. 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 281 
teatro de la Cruz el 14 ele •septiembre, estrenando en España. la 
ópera eri tPes actos Otelo, de R·os6in:i, que cantó en compañía de 
Marietta Albini, Concepción Lledó, Leandro Va!.encia (segundo 
tenor), Vaccani, Rosi y Llord. La cantó otras tr·es .veces enel 
término ele algunos días, y ni en una ni en otras gustó, poco ni 
mucho; y convencido él mismo de que no era cantémte, r.onun-
ció a .esta can1era; pero se quedó en España, dando lecciones 
de música e idioma italiano. Y como era un excelente teórico, se 
aficionó a la música popular española, a la que dedicó ya el 
r.esto ele su vida en España, donde permaneció muchos años, y 
se casó con la famosa actriz de declamación Teodora Lama-
clrid (1). 
Al mismo ti.empo se empezó a dar a conocer como buen com-
positor en varias Fantasías instrumentales muy aplaudidas, en 
una ópera bufa italiana titulada El coche en venta, y como di-
rector de orquesta, pues lo fué sucesivamente en los teatros de 
la Cnüz, P·ríncipe y Circo. 
A este mcuestro encomendó, pues, Bretón la demostración ma-
t erial de la tJesis .de su pieza {lramática, qlve él bautizó con el 
título de El nov'io 3' el concierto. Comedia-zarzuela, t érminos an-
titéticos, cosa que Bretón, al parecer, ignoraba, por no saber tam-
poco lo que era zarzuela. 
El tema 'está presentado con toda claridad y s~enciHez por un 
novio que se disgusta de su futura, dedicada exclusivament.e a 
cantar en italiano, y se enamora de otra clama, prima .cl¡e la an-
terior, especie de 1Cenicienta de la casa, muy hacendosa y nada 
J.ega en achaques de músic.c1. y en hacer gorgoritos. E l galán la 
sorprende cantallldo una canción española con más gracia que 
todas las óperas ·de su prima, y le ofrece su mano. Un tío del 
novio es también aficionado a la música española, o más b.ien a 
la andaluza, y proporciona un certamen con la prima italianis-
:ta, en el que ·compiten música con música, que es, como 9e ha 
dicho, el objeto pri<ncipal de la pieza. 
"Este juguete -decía El Eco del Comercio del 23 de mar-
(r) Tuvieron tres hijos: uno llamado Ernesto, que siguió la carrera con-
sular y murió joven en Málaga; otra, Enriqueta Basili, que salió a escena 
como cantante, aunq.ue no mucho; estuvo para casarse con el poda Carlos Coe-
llo y murió en 2 2 de julio de r894, y otra hija cuyo nombre ignoramos. Basili 
murió en N ew York hacia r89'5. Teodora le sobr evivió un año, falleci endo en 
Madrid, el 2 2 de abril de r8g6, a los setenta y cinco años de edad . Damo3 
estos pormenores porque Basi li, que era un hombre dignísimo y un com-
positor eminente, fué de los que más contribuyeron, aunque por medios in-
directos, al progreso de la zarzuela. 
282 BOLETÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
zo- nos ha proporcionado la ocasión de oír a la Sra. D." Bár-
bara La:madrid algunos trozos de buena y difícil música, para 
la cual m uestra buena disposi'Ción, y como el argumento tiene 
novedad y la música es hoy género escaso y los que canta-
ron no lo hi6eron mal, fué aplaudida esta zarzuela, como la 
DON MANUEL BRETÓN 
DE LOS HERREROS 
(Litografía.) 
llama su autor, el señor Bre-
tón ele ios Herreros, resuci-
tando este 11ombre del tea-
tro antiguo." 
La función se hizo en el 
teatro del Príncipe, el mar-
tes 12 de marzo de 1839, a 
las siete y media ele la tar-
de y a beneficio de la prime-
ra dama Juana Pérez, con 
una sinfonía ele La Muta di 
P ortici; la comedia en tres 
actos de E ugenio Scribe, con-
vertida luego en ópera cómica 
con el título de L' ambassatrice 
y traducida al castellano por 
don V entura de la Vega, con 
el de Un alma de artista, en la 
cual Juana Pérez 'cantó algunas piezas, bailó un baile inglés N a-
talia Saavedra y se tocó una Sinfonía nueva de don Manuel 
Ducasi, compositor y primer violoncelo del teatro, que ·murió 
muy joven Juego en Madrid. 
La "comedia-zarzuela", como Bretón llamó a su obra, fué 
ejecurtada por Bárbara Lamadrid, Juana Pérez, José García Luna, 
Francisco Salas, Pedro del .Sobrado, Luis -Fa:biani, Zafra y Santa 
Coloma. Ninguno de ellos, excepto Salas, era cantante de profe-
sión, aunque cantaban bien Juana P.érez y Bárbara Lamadt"id, 
adiestrada ya por su marido, el citado Salas. 
"La música (dice otro periódico) .es tan caprichosa, tan bien 
<:onoebida y tan original, que el público, ,entusiasmado, clamó por 
el nombre del autor, hasta que .el señor Salas anunció el del com-
positor don Basilio Basili, ya ventaj osament·e conocido ... " 
U na nota puesta en el cart:el-anuncio de la función decía, ha-
blando de El novio y el con6erto: "Esta pieza cómica, como in-
dica d nombne que lleva, participa .de música y verso, a semejan-
za del vaudeville francés, bien que con la diferencia de estar moti-· 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 283 
vadas todas las piezas que se cantan, las que la mayor parte han 
sido compuestas expresamente por el maestro don Basilio Basili." 
Agradó este ensayo; la música se hizo popular, y casi 
BÁRBARA LAMi\DRID 
(Litografía.) 
toda fué impresa por el editor ele obras musicaJles Carrafa. Pero 
hoy es sumamente rara, como toda la ele esta época. 
Los núm:eros de música que tiene son: 
I. Romanza en italiano, de tiple, cantada por Bárbara Lama-
dricl. 
2. Ca111ción andaluza, de barítono, por Francisco Salas. 
BOLETÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
3· Aria de tiple italiana y canción gitana, que se r·esuelv·en en 
un hermoso dúo, por Bárbara y Salas. 
4· Canción española ele la aguadora, de tiple y muy graciosa, 
por Juana Pérez. 
S· :Dúo de tiple y barítono, ambos en cast.ellano, por Juana 
y Salas. 
6. 1'erceto final, por los tres. 
Es, por .consiguiente, muy importante esta pieza, porque ata-
caba de frente la general m01nomanía por la música italiana y 
hacía vater la nacional, a lo cual tendían las sátiras de Bretón, 
apoyadas por las ·de otros rescritores ( r). 
El éxito de 'esta pieoecilla pudiera haber abierto los ojos al 
mismo Basili; pero éste rera justamente uno de los más obceca-
·dos por la famosa idea de la ópera española. Vió que la música 
andaluza &e aplaudía con ~entusiasmo en el teatro, y supuso que 
por este camino era cosa fácil !ograr aquel ansiado objeto. Y 
en lugar .de aconsejar a Bretón qu.e ·siguiese dá111dole libretos en 
que la música y la poesía alternasen en una misma lira, como 
decía Iriart:e, se fué al mejor poeta arudaluz ·de entonces, que 
era Rodríguez Rubí, a pedirle un libt,eto para una ópera anda-
luza que Basili compondría. Y así S'e hizo. 
La nureva obra se pr·esentó al público del teatro del Circo el 
20 ele junio de r84r, con el título ele "El Contrabandista, ópe-
ra españoJa, en tres actos, letra de D. Tomás Roclrí.guez Rubí 
y música de D. Basilio Basili". Se había representado p1·imero, 
como por vía ele en:sayo, en .el pequeño teatro del Liceo, con mu-
chos aplausos de aquel público sabio, que en gran part·e s·e com-
ponía de prof,esores y ele aficion<Ldos compe1Jentes. 
En d t:eatro se dió para re1 beneficio de J oaquina Lombía, 
sobrina del célebre actor .del mismo apellido y pritnera tiple del 
teatro. El anuncio puesto en d Diario decía que era "la prinvera 
producción ·española de ·esta clase 'en los tiempos modernos" , 
'en lo cual tenía razón en part·e, pues dejaba a salvo La púrpura 
de la rosa y Ce los, aun del aire matan, óperas españolas de 
Calrderón ele la Barca (2). 
(r) El nov1:o y el concierto. Comedia-za1·zuela en •m acto, por D. Ma-
nuel Bretón de los Herreros. Madrid, Yenes, r839; 4.o menor, 38 pági-
nas. (Sin reparto.) 
(2) Pero olvidaba que cerca d e cincuenta años antes ya se había hecho 
otra tentativa y bien consciente, como demuestra el libreto que sigue: 
"D1·ama he1·oyco en verso castella11o intitulado Glmwa y Cariolano. Puesto 
en música por don ] oseph Lidón, Organista principal y vicemaestro de la 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 285 
Los actores fueron recogidos de la part·e española de la com-
pañí:a de ópera italiana que ·estaba tr.abajando en la :Cruz, y que 
por la necesidad de repararlo pasó, al comenzar ·el vera:no, al t•ea·-
tr·o del Circo. Entraron para esta obra la tiple Ga:briela Gama-
rra y el novd cantante M. Franco; los demás fueron : Manuel 
Ojeda, el mejor tenor, después de Unánue, que había en Es-
paña y muy perito •en canciones andaluzas; Salas, reconocido 
como d mejor barítono,que también podía cantar de bajo, y 
Antonio Aparicio, que lo era no malo. 
En la primera noche, en el teatro no tuvo éxito, y fué porque, 
habiendo clesea:clo l.a Reina asistir al estreno, a la cual detuvo has-
ta las nueve de la noche una revista ele tropas, el público, que es-
taba citado para las ocho y veía que la fu nción acabaría muy tarde, 
se impacientó en términos que llenó ele terror a algunos de los can-
tantes, que, como Franco (un aficionado), se presentaba por pri -
mera V'ez en las tablas. La función, •en efecto, acabó ·después de 
media noche; Franco, lleno ele miedo, cantó mal; los coros se 
percheron dos v.eoes, .y una en el n úmero principal de la ópera, 
que fué al final del segundo acto; pieza ·granclios:a, muy admi-
rada ·de los inteligentes y por los profesorres y aplaudida con 
entusiasmo e n d Lioeo. 
La Gamarra, que tenía voz ·extensa y de buena calidad, cantó 
con bastante aplomo su parte; Salas, en pl:eno dominio de su 
papel, hizo un gitano inmejorable, y Ojeda y la Lombía es-
tuvi·eron muy aoerta·dos. Franco, que cantaba bien, al fin y al 
cabo, fué aplaudido ·en la s·egunda noche y otras v.eces en que 
Real Capilla de Su Maj estad y representado en el Coliseo del Príncipe por 
la compañía de Ribera. Año de 1792. " Madrid, Imprenta Real; S.o, 14 hoj as 
s in numerar. En la página siguiente hay esta inter esante 
"Advertencia. Esta piececita es solamente un ensayo en nuestro idioma 
castellano de la gra;tde ópem seria italiana. Su argumento está tomado de 
1.111 pasaje de la Araucana, de D. Alonso de Ercilla ... , con el objeto de de-
mostrar que nuestra lengua es capaz de las modulaciones de la música, y 
que podemos aspirar a formar con el ti empo M! teatro l·írico, imitando a 
Jos italianos, como han procm·ado hacerlo los hanceses.. . E n su obsequio 
(del público) se esmerarán los actores en desempeñar sus papeles, sin em-
bargo de no ser profesores, ni estar acostumbrados a canta r composicioue& 
d e esta clase." 
N o hay reparto. (Cariolano.-Glaura.-Tegualda.- D . A . de Erci lla.-Sol-
dados españoles.-,N egros.) 
Toda cantada ; en ocho escenas y en variedad de metros. Se cantó antes 
d e octubre de r 792, pero en este año. La obra debió de h aber fracasado, 
como en el s iglo x vn la de Calderón. Lidón era un excelente compositor y 
quizá su música fuese buena; ,pero el género de drama seguía s iendo poco 
afecto a oídos españoles. Téngase en cuenta la fecha de este primer ensayo y 
primer fracaso de la ópera española en la época moderna, cosa importante 
J)ara la hi storia de nuestro drama lírico. 
286 BOLETÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
se puso la ópera. Pero de ella no quedó más que una canc10n: la 
del Contrabandista, que cantaba Salas cuando s•e la pedían en 
cualquiera función, cosa fre<:uente, porque era muy linda y muy 
española. Ni d libreto ni la música se imprimieron, así es que 
esta ópera res .ele la mayor rareza (I). 
Este fué el r·esultado de la primera ópera espaíiola drel si-
glo X I X . Buena poesía,. buena música, buenos cantantes: todo· 
español ; se aplaudían las piezas aisladamente, pero la ópera 
cansaba. Esto era lo que veían los que suspiraban por la ópera 
nacional, pero no adivinaban la causa. 
Un mes después, el I 5 de julio, dispuso su beneficio el te-
nor Manuel O jeda. Se clió la ópera italiana bufa en dos actos,. 
ele Mercadante, titulada JJon Quij-ote, en la que Salas hizo 
el papel de Sancho, con mucho gracejo. 
·A continuación se .estrenó la zarzuela en un acto, letra cle-
Roclríguez Rubí y música de Basili, titulada El ventorrillo de 
C?'espo. En ella intercaló Basili el antiguo polo ("Yo que soy 
contrabandista") de Manuel García, y la canción El Charrán, 
de Iradier (2), que Ojeda cantó vestido con el traje de los ven-
dedores de pescado de la playa de Má.laga. 
{1) Para los que quieran tener alguna mayor noticia de ella copiaremos lo 
que por aquellos días dijo un periódico de teatros: "La ópera de Basili Los 
C ontmbanclistas fué muy aplaudida, aunque algunos hallaron demasiado atre-
vido el pensamiento de escribir con los ·aires nacionales una ópera . entera 
y sobre un libreto cuya entraña és esencialmente sentimental. La introduc-
ción de la ópera es muy bella, y el coro que sigue al dúo está perfectamen-
te de acuerdo con la situación y de mucho trabajo para el compositor. E l 
cuarteto fin al del acto primero no carece de mérito, y el andante es nuevo, y 
llama la atención la mezcla de polo y ca•ia, que permite, sin embargo , oír las 
cuatro voces. El terceto del segundo acto tiene gran trabajo de armonía y el 
coro que concluye es de más animación y vida . La arieta del final del 
segundo acto es muy brillante. Parécenos el tercer acto el más débil de 
todos; si bien las arias de la Sra . Lombía y de Salas y ' el polo del Sr. O je-
da recibieron grandes aplausos. 
"La ejecu.ción ha sido excelente por la Sra. Lombía y los Sres. Salas , 
Ojeda y Aparicio. El Sr. Salas nos probó al fin que, además de ser uno 
de los más conocedores de su arte, es el mejor actor de la compañía lí-
rica. ¡Qué gracia, qué verdad en aquella fisononüa! ¡Qué naturalidad, qué 
donaire en la acción más insignificante! E l público recompensó con albo-
rotados aplausos las tareas del Sr. Salas y ex:igió que repitiera el aria del 
acto segundo. Asistió la Reina a esta representación." (El Entreacto.) 
{2) "El Chanán. Canción andaluza, dedicada al Sr. Marqués de Real 
Agrado, Regidor perpetuo de la siempr e fidelísima ciu.dad de la Habana, 
por su amigo Yradier." Letra de D. T. R. Rubí. ·Andrés Vida!, Barcelona 
(es 2 ." edic .) . Folio, 3 págs. y la portada. Texto musical y literarllo. 
Con 1ni gusto, madre 1nía, 
este oficio bien está : 
vendo al probe y al usía 
en el barrio y la ciudá. 
Todos oyen mis pregones: 
- ¡ Boquerones! ¿Quién quié más?, 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 287 
En la zarzuelita se aplaudió mucho una cancwn que elijo 
muy bien Joaquina Lomrbía, e imprimió después el editor Can·afa. 
Tenía otras piezas andaluzas. 
En el anuncio se titulaba "zarzuela nueva"; ya el nombre 
comenzaba a ser más conocido, aunque no la cosa, que se con-
fundía con la tonadilla. 
Gustó mucho 'esta obra ; se hizo repetidas veoes y preparó el 
paladar del público para otras composiciones musicales y poéti-
cas de esta dase. En El ventorrillo cantaban, además, Teoclora 
Lamaclri·cl, Ojecla, Salas, Barba (Vioente) y coro. 
En la N o che buena y días sucesivos solían ponerse en los 
teatros obras jocosas en sumo grado o burlescas, en las que 
cada actor hacía papel di!fererute de los de costumbre: ca111taban 
o bailaban los que no sabían hacerlo o lo hacían mal; represen-
taban los .hombr.es papeles de mu}er y viceversa, y otras cosas 
de mejor o peor gusto. 
El día .24 de diciembre ele este mismo año de 1841, en que 
taJ.es avances se dieron a la reaparición ele la zarzuela y se em-
pezó a 1t1.sar ya es.te antiguo nombre, se estrenó igualmente La 
zarzuela internnnpida o lo qne fuere sonará; pieza burles-
ca, •elli la cual se cantó,, por Juana Pét,ez y Francisco Salas, 
UJna Canción satírica, cuya l.etra escribió el después famoso mi-
nistro don Luis González Bravo (I). La misma Juana Pérez 
cantó a continuación las antiguas coplas del S erení, ahora con 
nueva música, compuesta por don Ramón Carnioer; luego Sa-
las cantó los famosos Toros del Puerto (2), letra de Gonzá-
que me najo; que me escurro, que esos tristes valentones. ¡ Boq·ue-
que me escurro; ¿quién quié más?, [•·ones !, etc. 
porque espera la Curriya Cuando viene en la marina 
en la playa a su charrán. a comprarme alguna ja, 
Soy un pobre y es mi hacienda platicamo ... y es la endina 
los cenachos y no más; la que quiere ser comprá. 
pero tengo más fachenda ¡ Ay, J esú, qué tentasiones! i BoqHe-
Y más jumo y caliá [¡·on es !, etc. 
(¡) "Canción satírica. Con acompaR.amiento de piano. Dedicada a D.• Jna-
ua Pé!-ez y cantada po¡· dicha Seíiora en la comedia "El Diablo cojHe-
lo". Poesía del S1·. Bravo. Música del Sr. Salas. (Folio.) Madrid, en la Re-
dacción del"Albmn Filarmónico", núm. 49, pral.; 5 págs. 
Son seis estrofas de a ocho versos cada una. Texto musical y literario . 
(z) Los to1·os del Pue1·to. Poesía del se1ior González Bmvo. M1tsica del 
se1ior Salas. Sin año. Folio, 5 págs. y la portada. T exto musical y literario. 
¡ Que vivan los .cuerpos güenos, 
que viva la gente crúa! 
Avichucho, 
atrácame ese falucho: 
¿quién se viene, quién se múa? 
Aquí tengo el cielo abierto, 
que se larga mi falúa; 
¿quién se embarca para el Puerto? 
Siguen otros 18 versos . 
288 BOLETÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
lez Bravo y música del propio Salas; un aria de la ópera El fa· 
nático por la música, y, por último, Bárbara Lamadrid hizo oír 
una aria nueva y una tirana final. 
Estas piezas se dieron en el! teatro de la Cruz, con una obra 
nueva hablada., y cuyo título .era A perro viejo no hay tus, tus; 
un baile general de Las habas verdes; otra pieza nueva, titulélida 
El h01nbre de bien, arr;eglo del francés; un "padedú" (pas-de-
deux), bailado por la señora Massini y el bailarín Penco, com-
puesto por Federico Ivlassini; y, por último, el sainete ele Ro-
dríguez Rubí Las simpatías o el cortijo del Cristo . 
. Como s·e ve, las pi·ezas inclusas en la zarzuela nada tienen 
que ver con .ella, y las cancio111es se han publicado apart·e, para 
cantar separadamente. El libro ·era obra de don Carlos Garda 
Doncel y don Luis V élilladares y Gal'riga. N o lo han impreso. 
En la obra hablaba.n los actor·es desde .el patio o platea, e inter-
venía hasta el apuntador, que sacaba la cabeza por su concha. 
Pero se oía música ·española en el teatro, que :era lo que el 
público deseaba, y con tal deseo había de continuar ' por largo 
üempo. 
Con efecto, a partir de esta f.echa ya .es raro no hallar en 
cada año una o más zarzuelas, todavía imperf•ectas o malas, 
pero bi·en ·diseña·das y comprendidas ·en sus partes •esenciales; 
esto .es : un argumento seguido y rep1~esentado por los actores , 
en parte hablado y en parte cantado por ellos, a solo, a dúo o 
con más personajes y con un coro armonizado. 
El 24 de diciembre de 1842, en el teatro Hamado del Ins-
tituto, ·del que luego hablaremos, se dió la representación de una 
zarzuela ·en dos actos titulélida La pastora de Jl!Ianzanares, com-
puesta la letra por don Basilio Sebastián Cast-ellanos y la mú-
sica por los maestros Sobejall1o, La Hoz y Soria·no Fuertes. 
Está dedicada a doña Luis;¡_ García, socia de mérito de la 
sección de música del Instituto, que sería quien hizo el papel 
principal, o sea la pastora Ma·ría. Intervienen además el Prín·-
cipe de Asturias (después Felipe IV), el Rey, su padre; el Du-
que ele Olivares; un ermitaño, paotones y soldados. 
La acción sucede .en 1a prade-ra ele San Isidro, y el asunto 
se reduce a una tentativa ele rapto, por el Príncipe, dé la pasto-
ra María, denunciado por el ermitaño al Rey y desbaratado por 
éste. La letra es muy mala, sin interés y pésimamente versi-
ficada. 
Tiene mucha música, a esti.lo italiano: arias, un rondó, dúos, 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 2-89 
cuartetos y coros. Ninguna otra ¡;;oticia tenemos de ella. Esta 
músi·ca debió de quedar inédita . 
La l1etra, en cuanto a su estructura, es una zarzuela tan per-
fecta como otra cualquiera de tiempos posteriores; porque la 
música a:barca escenas enteras cantadas, y aun dice el autor al 
final que se cantaron otras que no constan en el libreto. El coro 
y villancico con que empieza el segundo acto debían de tener 
sabor popular, porque el primero fué a•compañado de tambo-
res, zambombas, panderos y cascabeles y también se baila. Era, 
como se ha dicho, pieza de Navidad (r ). 
No muchos días después, el 9 de enero siguiente, s·e .estre-
nó en -el t-eatro del Prí-ncipe ·Utna nueva zarzuela, con letra es-
crita por don 1\!Iannel Bretón de los H err·eros y música del maes-
tro Basilio Basili, con el t ítulo de Los solitarios, imitada de Los 
inconsolables, de E. Scribe. 
Se estrenó a ben·e ficio ·de los profesor-es de orquesta, y 
fué cantada por actores que no cantabC~~n o no t~enÍé\Jn ni voz ni es-
tudios musicales, pero que eran los tres primeros actor-es ele Es-
paña: Matilde Díez, T·eoclora Lamaclricl y J ulián Romea. Esto 
bastaría para que se les creyese capaoes de cualquier cosa en 
las tablas. 
EJ asunto es el siguiente : 
MariC~~na, viuda joven y hermosa, huyendo de la sociedad se-
villana, se rd ugia •en un cortijo oercao.1o, donde se aburre más 
todavía. Antonio, joven caballero y rico, que estaba prendado 
de ella, la si.gue ocu'ltamente, y fingiendo desamor e indiferencia 
logra, por circunsta111cias .extrañas, a qLte cootribuY'e la criada 
Lucía, intenesar el corazón de la di splicente viuda, a punto de 
que más bien ella que él provoca las explicaciones y declaración 
que los conducen a nuevas bodas para la dama. ·Como eles-de el 
comienzo se prevé la solución, falta el i111terés, porque tampoco 
los la111ces, aunque poco verosímiles, sorprend'eln, y únicamente 
las gracias y raz-onamientos del cliá1ogo hacen que se lea sin di s-
gust¿ ,este corto pasillo. Lo más singular -del caso es que Bretón 
le dotó de algunos cantables, aunque no eran cantantes ni Matil-
de, ni Teodora, ni Romea, que, sin embargo, patoeoe que salieron 
(1) La pastora de Manzanares, zarzueia en dos actos, por don Basi-
lio S ebastián Castellanos. Puesta en música para representarse en el Ins-
tituto Español, por los maestros don José Sobejano (padre e hijo), don 
Florencio de la Hoz y don Mariano Soriano Fuertes. Jvl adrid, 1842. Im-
prenta, calle del Barco, núm. 26. 4.o; 44 págs. 
BOLETÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
bastante bi·en del compromiso. Es v•erdad que como no había aún 
verdadera zarzuela casi todos los demás actores de verso come-
t ían iguales excesos líricos cuando era necesario. 
Los números ele música son, pues, seis, a saber : un coro ele 
aldeanos, arrendadores y ·caseros ele Mariana, que oel<ebran con 
sus cantos el cumpleaños de la viuda; una romanza ele ésta, acom-
pañándos·e al piano; otra quie, sin este aux ilio, cantó Matilde 
Díez; un dúo italiano que a·nte el instrumento entonan los dos 
jóvenes amantes ; un teroeto ele los personajes de la pieza, y un 
coro de los aldeanos mezclado con las voces de los interlocutores 
de la zarzuela. 
La música ele Basili dicen que era buena, en especial el ter-
ceto; pero que los coros cantaron mal y con malas voces, cosa no 
extraña en un teatro destinado sólo a representación hablada ( I). 
En el I4 de febrero de este año el~ I843 se hizo en el Circo 
una función a beneficio dd cuerpo de coros del teatro, en que 
se daba ópera italiana. En ella hubo las siguientes piezas de mú-
sica en castellano, cantadas por los coristas: 
La gitanilla j1or amor, opereta antigua (de I8ro), que can .. 
taron Rosenda (Josefa Andújar), Inés (N. Carvajal), Tecla (An-
tonia Velarcle), D . Policarpo (Domínguez), Carlos (Barbi·eri (2), 
D. Simón (Eclo) y E l Corregidor (Alvarado). La música era ele 
Laserna. 
FraJgmentos de la ópe~·a de Pacini L a Esclava de Bagdad, 
cantados en español por ;Sotillo, Zambrano y coros. 
El sainete con música titulado Músicos y cfanzantes, escrito 
en el siglo XVIII por don Ramón ele la Cruz. Agradaron mucho 
estas piececitas, en alguna de las cuales tomó parte el público, co-
reando las que los actores ·entonaban con poca gracia. Por ejem-
plo : en La Esclava salía el actor Sotillo vestido de moro, como 
entonces y muchos años después anclaban por Madrid y de café 
en café otros auténticos vendiendo zapatillas morunas, y pregona-
(r) L os solitm-ios, comedia-za1·znela en 1111 acto (prosa) po·r don Man11el 
Bretón de los H erreros. Música del maestro don Basilio Basili. Madrid, 
imprenta de R·epullés, r 843, 4.o, 27 págs. 
Reparto : Mal'iana, Teodora Lamadrid; Lucía, Matilde D íez; Don An-
tonio, J ulián Romea. 
Así a esta obra como a la titulada El novio y el concierto, dió Bretón el 
calificativo redundante de "comedia-zarzuela" , T an poco claro y defini-
do era aún el concepto de la voz "zarzuela". 
{2) Se trata,efectivam ente, del ins igne maestro compositor don Fran-
cisco Asenjo Barbieri, que en su mocedad es tuvo contratado como parti-
quino en algunas compañías de ópera. 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 291 
ba su mercancía. diciendo: " ¡Babuchas! ¡Babuchas!" ... Pe1·o lo 
decía con acento tan dolorido y fúnebre como si dijera¡ Reqwiescat 
in pace!, que el público, perfectamente entonado y con la misma 
exp11esión triste, completaba la frase, diciendo: "¡ A11~én.f", sol-
tando después la carcajada general. 
Estos recuerdos de piezas antiguas sólo una o dos veces por 
año eran admitidos, pu1es el auditorio d1eseaba cosas nuevas, y 
las tuvo. 
'En 3 de abril se estrenó en el PrínJCi¡pe la za.rzuelita en un acto 
J ermna la Castaíiera, letra del actor Mariano Fernández y músi-
ca de don Mariano Soriano Fu.ertes. 
La llamaron tonadilla strs autores, porque ya no se sabía ni 
lo que era zarzuda ni tonadilla. Es una preciosa zarzu:elita en un 
acto, como otra cualqtüera de hoy. Se hizo veinte días seguidos, y 
luego se cantó millares y millar,es de veces en todos los teatros 
de España y de América. 
Matilde Díez hizo una castañera con muchísima gracia; lo 
mismo qu1e Mariano en su papel de manolo andaluz y Sobrado 
de gabacho, tocador ele organillo callejero. La esoena es a la 
puerta de una taberna, en que tiene su puesto la castañera. 
Empieza con un coro de hombPes, sencillo, pero intencionado 
y armonioso. 
Dejad las faenas: - reíd al destino; 
ahoguemos las penas - en un mar de vino. 
Jeroma entona su graciosa canción, acompañada luego del 
coro: 
Aunque vendo castañas asadas, 
aguan tanda la lluvia y el frío, 
con mi moño y mis medias caladas 
soy la reina p•ara mi quer·ío. 
¡ Regordonas! ... que se acaban: 
sin dinero no se dan . .. 
que a rumbosa n.o me ganan 
los usías de gabán. 
Salen Mamolo y su amigo Antonio razonando sobre los amo-
res y cclos de la castañera, qu-e al galán le parece algo fría y 
quiePe enardece-rla, fingi,endo inclinars·e- a la Curra. En tanto 
le canta a la falsa novia una canción andaluza, acompañado 
a la guitarra por su amigo, y conseguido su objdo se acerca a 
J.eroma, que le recibe muy mal y se aleja. Apal'ece el Francés 
cantando y tocando el organillo; se declara muerto de amor "per 
los ocos de la castanierra" y se lisonjea con ser su marido. E lla 
A LOS DIEZ Y OCHO AÑOS DE EDAD 
(Litografia.) 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 293 
le toma, como el otro a la Curra, por arma ele celos. Sigue un dúo 
chistoso entre ambos, que al sobrevenir Manolo se convi,erte en 
terceto, muy movido. La presencia del am1igo de Manolo resuel-
1 
:MARI ANO FERN;\:-<D'EZ 
(Fotografía.) 
ve en paces el .enredo, y el coro las confirma. Sólo el pobre ga-
bacho queda burlado y lamenta por música sus calabazas, y aca-
ba cantando todos. 
Como se ve, es una zarzt.:ela con su argumento completo, aun-
294 BOLETÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
que corta. Tiene once números de música, acomodada a los ca-
racteres ele los personajes y que forma parte del asunto, a 
.cuyo desarrollo contribuye. La música es buena, especialmente la 
canción primera de Jeroma y las .dos del gabacho 0r). 
Con esta obrita puede decirs:e qllle la zarzuela estaba renacida 
.como hecho. Faltaba desenvolver y ampliar el tema, introducir 
personajes de otras clases de la sociedad; dotarlos ele nuevas pa· 
siones y af.ectos y escribir números musicales más extensos y 
.hiten armonizados. 
Sin embargo, aún se pasaron seis años en ensayos como el 
present·e, y de ellos .debemos tratar, aunque brevemente. 
Una de las más curiosas eLe estas funciones misceláneas que 
.solían dar los teatros de declamación que había e ntonces en Ma-
drid fué la que se celebró en el ·de la Cruz el 7 de novi.embre de 
•este mismo año de 1843. 
Después del acto primero ·de una comedia de Olona, el tenor 
Ojecla cantó el Polo de la Cárcel ele la ópera Los Contrabandis-
tas, del maestro Basili, y Salas también, con decomción y traj e, 
:como el anterior, la escena y canción del V entero de la misma 
ópera. Hízos·e luego el acto segundo de la comedia, que era la 
titulada ¡Si acabarán los enredos! (2), y a continuación Ojeda 
cantó la cwnción del Torero, con música ele Basili, y luego Salas 
1a misma canción, pero con música ele Iradj,er. Ambas eran buenas 
y agradaron mucho. La letra de dlas 'era de Rodríguez Rubí. 
Acto seguido, los dos cantantes Pepresentaron la escena có-
·mica y musical titulada La pendencia, l1etra de don Juan de San-
doval. E l asunto se reduoe a que dos borrachos andaluces que se 
·encuentran y alardean de bravos, sÍ<n s·erlo, se desafían . P ero 
como cada uno ti·ene miedo del otro, después de muchos rocl•eos 
de palabras acaban por darse la mano de amigos y proclamarse 
·los dos hombres más valientes dd mundo. Este tema da ocasión 
a. una hermosa y característica música ele don Basilio Basili, que 
cantaron los interesados muy bi·en y con grwnde aplauso, en es-
pecial un fandango, cuyas coplas pedía el público que se repitie-
sen varia.nclo la letra en cada vez. 
Qui·nce días más tarde, el 23, en el mismo teatro, después 
de la comedia de Villergas Ir por 1ana, y de una canción bufa 
(r) Ceroma la castaiiera. TonadiTia -anda1uza. Letra de Mariano Fernán-
·dez, música de don M . Soriano Fuertes. Madrid, Boix, 1844, 8.o, 18 pági-
·:nas. Tiene el reparto puesto arriba. Se ha reimpreso otras muchas veces. 
{2) Era la primera ·olJra dramática d el después fecnndísimo don Luis 
·de Olona y ·Gaeta. 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 295 
de D'onizdti, por Salas, cantó Ojeda " la graciosa canción anda-
luza titulada Las bocas de la Isla"; el citado Salas repitió la 
aplaudida canción ele Los toros del Puerto y Ojecla la canción 
nueva del m;vestro Iraclier titulada Las Caleseras. Ambos can-
tante.s, con el coro, entonaron luego la Serenata española y aca-
baron .ejecutando el aplaudido paso La pendencia. 
Al día siguiente sustituyeron Las bocas de la 1 sla por la 
canción andaluza El charrán de Málaga, y en los otros, la Can-
ción del soldado y la titulada El valentón del Perche!, ambas 
del ma,estro Basili, divinamente cantadas por Salas. En todas 
se repetía la escena de La pendencia. 
Por tan diversos medios, directos e indirectos, se iba intro-
duciendo en el teatro la música española y acostumbrando al 
pueblo a oír otros aires y notas d'istintas ele las italianas. 
El 24 de diciembre se estrenó, con mucho éxito, en dicho 
teatro, la zarzuelita El m.esón en Nochebuena, con música ele 
don Sebastián Iraclier. Tenía un coro; un te-rceto, cantado por 
Juan Pérez, Vicente Caltañazor y Francisco Lumbreras; la 
canción La naranjera, que cantó la Pérez, y la titulada El ma-
tón, por Caltañazor. 
Est·e fué ~1 estreno como ·cantMlt.e que hizo el después famo-
sísimo tenor cómico Viaente Caltañazor y Aznar, y fué como 
u:na revelación para él mismo, que ignoraba fuese tan sobre-
saliente cantante. 
La preocupación de la ópera española se encarnó, por decirlo 
así, en estos días, en un músico ele graneles energías y e111tusias-
mo, pero sin inspiración ni capacidad suficientes para la em-
presa que se proponía acometer. Era don Joaquín Espín y Gui-
llén, hombre, aunque no muy asequible, amable y ele buen trato 
para los que ya conocían su bondad, modestia y espíritu recto 
y noble; regular director de orquestas, pero compositor de es-
caso numen y óen.cia. Su locura po-r el esta,blecimiento ele la 
ópera nacional le condujo, aparte ele otros muchos trasbajos, 
escritos y hablados, a fundar un periódico, que fué el primero 
ele música que hubo en España, titu~aclo La Iber·ia Musical, am-
pliado luego con el título ele La. Iberia Musical y Literar'ia (r), 
(1) La Iberia Musical y Literaria. Semanario de los literatos, de los ar-
tistas, de las Sociedades y de los teatros . Di1'igido pm· mw sociedad de li-
teratos y profesores en miÍ.sica (Madrid), 1842, 4.o mayor ; 4 hojas a dos 
column as cada número. Salía los domingos. Daba cada quince días una pieza 
musical y seis retratos al año, Setiraba en la imprenta del Pa110'I'ama Espa-
21 
296 BOLETÍN DE LA ACf,DEMIA ESPAÑOLA 
en que fué su principal colaborador don Mariano Soriano Fuer-
tes, pero ayudados de otros es·critores. 'Como su aparición fué 
prematura, ·contiene poco de música dramática española, aunque 
casi todos sus artículos son curiosos. 
Queriendo, pues, predicar con el ejemplo, compuso Espín una 
ópera ele asunto español, letra española y música que a él le 
. p a r e e i ó muy perfecta. 
w-=== --,======:::;:m;¡ Después de grandes pere-
grinaciones, trabajos y sú-
plicas para que se la pusie-
sen en escena, pudo al fin 
conseguirlo, aunque sólo 
en parte muy menguada. 
A beneficio de su au-
tor se estrenó el 9 de j u-
lío ·de 184·5, en el teatro 
del Circo, y cantado en 
castellano p o r la tiple 
Ober-Rosi, el tenor Tam-
berlick y el bajo Vicente 
Barba, el cuadro del pri-
mer acto de la ópera espa-
ñola, iletra ele don Grego-
no Romero Larrañaga, 
mus1ca de don Joaquín 
DON JOAQUÍ N ESPÍN Y GUILLÉN Espín y Guillén, titulada 
(Fotografía.) Padilla, o el asedio de J.l!! e-
dina. Fué aplaudido; pero 
nadie volvió a acordarse de él ni deseó ver toda· la obra. · 
Espín estaba tan u fano con su ópera, especialmente oon la 
obertura o Introducción de la misma, que en cuanto hallaba 
.un amigo ·dócil lo llevaba al pia111o y se la hacía oír, sin perdo-
111ar nota; manía que en cierta ocasión hizo exclamar al poeta 
ViUergas ante varios amigos : 
Del principio de la ópera hasta el fin 
retumba fiero el eco del cañón. 
Huye, muchacho, que te coge Espín, 
y te quiere soplar la Introdttcción. (r) 
1iol, del cual era director don Juan Manini. Precio, 30 reales trimestre. Esta 
revista, en su primera forma, salió ocho meses antes; pero sólo se publicaron 
algunos números. 
(r) Espín estaba casado con una hermana de la célebre cantante es-
pañola Isabel Colbran, mujer dt Rossíni, hijas de un v iolinista de la Real 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 297 
Saldoni, otro de los eternos suspirantes por d triunfo de la 
ópera nacional y que ya a;ntes que nadie, en el siglo XIX, había 
compuesto, en 1824, una ver.cladera operita en un acto, con letra 
española de don José AJ!egret, en cuya casa se cantó, en 1826, 
con el título de El triunfo del Amor, con orquesta y coros, 
no escarmentado con el poco éxito de sus anteriores óperas 
Ipermestra {sic) y Cleonice, había conseguido, bi,en que a su 
costa, pocos días antes que don J. Espín, que se cantase en el 
Liceo su 111neva ópera Boabdil, cuya letra había ·escrito don Mi-
guel González Aurioles. La Gaceta de Madrid del 4 de julio 
de 1845 dió una reseña de est·e estreno, diciendo, entre otros 
elogios: 
"Sin un interés torcido, sin una insigne mala fe, no es po-
sible decir ya hoy día que nuestra lengua no es a propósito para 
el oa111to. En la plegaria del Boabdil, ejecuJt:ada por la señorita 
Moscoso, se destruyó este ase~·to, pues el efecto fué cientamen-
te superior con las palabras cast·ellanas que con las que no lo 
eran. Todas las piézas del nuevo spartito del señor Saldoni me-
recieron ser estrepitosamente aplaudidas; pero, en nuestro con -
cepto, Jas mejores son el dúo de tiple y bajo, que cantaron la 
señorita Moscoso y el señor Rijosa; el aria de tiple, que dijo 
oon su superioridad ordinaria la señora Lema de Vega, y la ci-
tada pLegaria. Todos los ejecutantes mer.ecieron asimismo ala -
banzas, y no pocas el compositm, que ha consagrélldo su talento 
y sus vigili3Js a un objeto tan noble y tan glorioso" (r). 
Capilla, en tiempo de Carlos IV, llamado don Juan Colbran, y fué padre 
de la cantante de ópera Julia Espín, según dicen, musa inspiradora de 
Bécquer, aunque nunca habló ·con ella, pues Julia anduvo casi siempre 
fu era de España, hasta que se casó con el ministro, antes de serlo, Qui-
roga Ballesteros y se retiró del teatro . 
REALES 
(1) Saldoni, según sus palabras, había pagado al autor del li-
breto en español............. . .......... ... .... . .. ..... ...... .. ...... .. .. .............. J.ooo 
Al señor don Domingo Aracri, por traducirlo en italiano....... .. .. . . . . 3.000 
Por las copias de la música...... . ................... z.s oo 
Por los gastos extraordinarios del ensayo en el Liceo...... . 700 
Por las . lecciones que dejó de dar desde 1.o de octubre de 1844 has-
ta 1 .o de mayo último, que es el tiempo que le ha ocupado la 
composición de la ópera y que le hubieran producido..... .... 7.400 
16.6oo 
Por lo visto, la "plegaria" de la Moscoso fué lo único que se cantó en 
cas tellano, pues si no, no hubiera pagado Saldoni J.ooo reales al traductor 
italiano del libreto español. 
BOLrTÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA 
En cambio, segu'Ía en auge la canción respañola, lisa y llana~ 
o ligeramente aclet~zada a <estilo antiguo. 
'El z.r ele diciembre ele dicho año se cantó en el teatro ele 
Variedades la tonadilla La tahona por Ana Pamias, Cal:taña-
zor, Lumbreras y Manuel Catalina (r) . 
El.24 del mismo mes, en la 'Cruz y a beneficio del cuerpo. 
de coros de la ópera italia;na, s·e hizo la zarzuela J eroma la· 
castaíiera, wntada por Josefa Chimeno, Manuel Can·ión, Al-
verá y Figueras : y se repitió La serenata, miscelánea de aires 
nacionales, qu<: cantaron la Chimeno, Agustina Chelva y Salas,. 
Carrión, ·Domínguez y coros. 
La músicéi. nacional, como se ve, no dejaba de oírse en los. 
teatros en la forma todavía incipiente y fragmentaria y casi 
limitada a la andaluza. Faltaba tomar otros asuntos que exi-
giesen distinta clase de música, ya de carácter general o bien in · 
fluida por la popular de otras comarcas españolas. 
Sin embargo, ni .el mal resultado obtenido por el Asedio· 
de M edina, ni aun el suyo propio en Los Contrabandistas, pu,. 
dieron convencer al otro de los tenaces ·defensores de la ópera• 
española, es decir, a don Basilio Basili, para que desistiese de· 
un pensamiento irrealizable. Creía Basili que con cantar ópe-
ras ·en castellano, aunque la música fuese la que su inspiración le 
sugiriese, estaba vencida la principal difi<cultad para la admi-
sión de este género artístico, y que el pueblo to-do entendería el 
argumento y seguiría su desarrollo con el mismo interés que en: 
un drama o una comedia, aumentado con los sones y armonías 
de una buena músi·ca. 
Obtuvo, pues, éie'".éfon Ventura de la Vega, ya célebre autor· 
dramático, que le hicies·e un compendio en forma de libreto, 
en tres actos, de la comedia española del siglo XV II, atribuí-da 
a Luis de Belmont•e y Bermúdez, titulada El Diablo predicador, 
al cual se apresuró a poner músiw no suj eta a estilo ni país de· 
terminado, aunque sí adocuacla a la obra, y el 4 de marzo de 
1846 se ptvdo ya representar en el teatro de l~r Cruz; que era 
el destinado con más frecuencia a esta clase de funciones (2). 
(1) E l año antes, en la Cruz, el 24 de dici:embre, se· había cantado· otra· 
" tonadilla-zarzuela", como la llaman, titulada La vuelta del soldado , por 
P lácida Tablares, Agustín Azcona y Vicente Caltañazor. Y desde varios 
años an.tes se venía dando como intermedio otra t onadilla con letra y diá-
logo t itulada Do1i.a T01·ibia y Don Celedonio·. 
(2) El Diablo predicador, drama lírico en tres actos , imitación de la co. 
media a ntigua española del mismo t ítulo, por don Ventura ele la Vega ,. 
música de don Basi lio BasiÜ. Madrid, F ·. de· P .. Mellado; r846, 4.0 · 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 299 
En el anuncio pnestp en el D·iario se decía : "Como lo in-
<ii.ca el título del libreto, es una imitación de la celebrada come-
dia del teatro antiguo español; en español está escrito por un 
-conocido litenilo y español-es son los artistas qüe han de ejecutar 
la obra; si bien la música, como adecuada a un argumento que 
se supone en Italia, en d siglo xvn, no está compuesta sobre te-
mas ele aires nacionales, sino que más bien pertenece, por su 
corte y sus acciclente5, a la escuela italiana. La empresa ofrece 
.al ilustrado juicio del público ·de Madrid esbe nuevo ensayo, en 
que se intenta combinar las melodías del arte líricocon los ver-
sos en idioma respañol." 
El reparto era d siguiente: Octavia, Josefa ·Chimeno; La~wa, 
Agustina ·Che! va; Luzbel, Joaquín 'L. Becerra; Ludovico, Vicen-
te ·Barba; Rugero, Manuel Carrión; Fr. Antoltn, Francisco 
Salas; El Guardián, Lucas V elasco, y Coros. 
Fué muy aplauclicla, y produjo mucho ,efecto, por cuanto 
quedó demostrado que el idioma •español era tan suficiente como 
otro cualquiera para adaptarse a la música usual en las óperas. 
Pero también s.e vió que ~el público español 1110 resistía cuatro 
horas seguidas de música y menos los largos y cansados re-
citados ·del drama lírico italia110; necesitaba alternativas de ac-
ción rápida, apasionada, expresada 1110 en lánguidas melopeas 
sino en una poesía o prosa vivas y artísticas que preparasren el 
ánimo del oyente para las .explosiones sentimentales debidamente 
int·erpret<IJdas por la música (I). 
(r) Por el mismo tiempo y algo antes se compusieron otras óperas que 
hallo citadas en periódicos y libros. 
r843. La Esmeralda, ópera española del con~positor don José Valero, 
director r del Liceo de Valencia, donde se estrenó. 
r843. Veleda o la sace1·dotisa de los Galos, poesía de don Nicolás Pe-
ñalver y López ; música ele don José Antonio Martos. Estrenada en Granada. 
r 844 ( ?) El Trovador, drama lí,rico español ; música del maestro don 
Francisco Porcell. Se estrenó en Pamplona. 
1844 ( ?) El sac1·istá.n de Toledo, Ópera española en tres actos; letra ele 
don Antonio García Gutiérrez; música ele Carnicer, Basili y Ducasi, que 
no se representó. (Soriano Fuertes: Histo1'ia de la música, IV, 373.) 
Además, algo antes se habían publicado trabajos críticos como los dos 
siguientes : 
GALLEGO (Pedro Luis), Publicó en Madrid varios artículos Sob1·e la c¡·ea· 
ción de la ópera espmiola . El autor falleció el 9 de agosto de 1840. 
Ríus (José) . Opera espa'l/o la ... Disctwso en que se manifiesta la nece-
sidad y conveniencia de la óPera nacional ... po¡· el presbítet·o d011 José R ítts, in-
dividuo de los establecimientos de enseí'ianza de las Esc11elas Pías. Bar-
celona, 1840, 4.o, 254 págs. 
Este Disc1wso va unido a la traducción castellana de la Ópera Belisario, 
letra ele Cammarano, música de Donizetti, hecha por el mismo Ríus. A la 
300 BOLETÍN DE LA ACADE;\IIA ESPAÑOLA 
Y como si en este año de 46 quisiesen los partidarios de la ópe-
ra ·española lograr a viva fuerza el triunfo de su ideal, r.eunie-
ron sus energías en -favor del proyecto conoebido por un obscu-
TO personaje, en quien por entonces se conoentraron las aspira--
ciones de todos ellos. 
Anclaba por Madrid un cierto músico, desconocido hasta en-
tonoes por sus obras, pero cercano pariente de un empleado su-
perior en la Mayordomía ele Palacio. Llamábase el tal músico 
don Dionisia Scarlatti y Alclama y era o s·e decía descendiente 
de la célebre familia de los músicos napolitanos de dicho ape-
llido. 
Por los años de r842 tenía compuesta una ópera titulada La 
donna di Ravcnna, en tr-es actos; y no hallando teatro conocido 
que la quisiese repr-esentar, discurrió que se la cantasen en una 
sociedad musical y literaria titudada El Olimpo, que celebraba sus 
juntas en la calle ele San Pedro, número 2. Nada sabemos acer-
ca de esta sociedad, ni quiénes eran sus miembros, sino que 
en el r6 de junio s·e anunció en d Diario la representación ele 
la ópera, advirtiendo que los "socios" podían recoger sus bo-
letines en la calle de Borclaclor·es, 111úmero 9, cuarto 2. 0 , que se-
rí.a donde vivía Scarlatti. N o se hizo aquel día la r·epresenta-
ción, quizá por falta de público y se repitió el anuncio para el 
día sigui.ente, 'en que se habrá efectuado. El 2;r del mismo mes 
se anuncia la segunda t~epresenlt:ación y se dice que era obra ele 
Scarlatti. Como no se vuelve :1 anunciar, es de suponer que el 
resultado sería deplorable para el autor o autores. 
Debió de pasarse luego Scarlatti al partido ele los amigos 
ele la ópera española, porque cuatro años después concibió el 
atr-evido proyecto, y comenzó a realizarlo, de crear una "Aca-
demia Real de Música", que se ocuparía en cultivar la ópera 
'española con exdusión -de toda otra y con elementos naciona-
les (r). Abrió la conveniente suscripción para allegar •fondos y 
traducción acompaña también el t exto italiano y los sig•t1e un extenso y 
muy curioso Inicio sobre el dmma lírico "Belisario" . En el Prólogo dice ei 
traductor : "El objeto de esta traducción y juicio de la ópera El Belis:a.-io, 
como el discurso que les sigue, ha sido cooperar a la formación de la ópera 
nacional." En cuanto al Discurso, es · un resumen histórico de las óperas es-
critas hasta entonces por españoles y juicio que le merecen. Hemos utilizado 
varias noticias de este libro, poco conocido. 
(r) Una revista daba cuenta de su formación así: "La Academia Real 
española de Música y Declamación, de que es protectora la Reina y vicepro· 
tector el inf·ante don Francisco de Pal!la, se instaló en el palacio de San 
Juan, del Retiro. Era presidente el Marqués de .11alpica, Duque de Arión; 
vicepresidentes, don Juan Villaronte, senador del Reino, contador general 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 301 
obtuvo dinero de muchos personaj,es de la corte, empezando por 
la Reina, que le dió diez mil duros. Se escribió a todos los can-
tantes españoles que andaban por el ·extranjero; y así a éstos 
como a los que estaban 'en 'España S'e les contrató con grandes 
sueldos y se les hicieron adelantos de importancia. 
Se adornó el teatro de la 1Cruz, destinado a ser el templo 
de la no nacida deidad, con gran lujo y ostentación ~ en todas las 
listas y anuncios se ponían 1as armas reales. Se empezó a en-
sayar una ópera ·del mismo Scarlatti, titulada Giielfas y Cibeli-
nas, y después ele haber abierto el teatro el domingo ele Pascua, 
12 ele abril de 1846, con una conreclia, tronó estrepitosamente 
la Academia R·eal y no se ,clió ninguna otra función, ni se pagó 
a nacli.e, ni se devolvió el dinero recibido (1). 
Algunos artistas que, fiando en la palabra de Scarlatti, ha-
bían venido de Italia, como las hermanas ViJló, y se hallaron 
burlados, reuniéronse en el teatro ele Buenavista, de la calle 
ele la Luna y r·epresentaron algunas óperas italianas traducidas 
al español, como la N arma, ele Bellini . 
Con el mismo pensamiento, en 1.0 ele septiembre de dicho 
año se estrenó en el t.eatro del Instituto una compañía de can-
tantes •españoles, a cuya cabeza estaban la Soriano (María) y 
Joaquín Montañés, su marido, que hizo algunas óperas tradu-
de la Real Casa, y don Tomás Cortina, consulto r general de la misma; voca-
les, el infante don Francisco de Asís, primer vocal de honor; don Francisco 
Scarlatti y de Robles, contador general de la Real Casa y otros empleados 
palatinos. Secretario, don Juan García de Torres ... " 
(r) Es cosa harto curiosa que a pesar de este fracaso, a fines del año 
siguietlte ( r 847 ), según Saldoni (Cuatro Palabras sobre el folleto de... BM-
bieri. Madrid, r864, pág. zo), "se organizó una sociedad denominada Espa·iía 
musical, con el objeto de establecer . .. la ópera española. Pertenecían a esta 
sociedad los señores Eslava, presidente; Velaz de Medrana, secretario, y 
vocales, Arrieta, Barbieri, Basili, Martín, Salas, Gaztambide y Saldoni. 
Las juntas se celebraban primero en la calle de Santa Isabel, número 5, casa 
del señor Basili, y después en la del León, casa del señor Salas, y en todas 
se reconoció por todos sus individuos la posibilidad de la fundación de la 
ópera española; a cuyo fin se formó una numerosa lista de los cantantes 
que había aptos en aquella fecha para cantar la ópera nacional, que no lle-
gó a plantearse". Esta sociedad debió de ser una de las varias tentativas 
hechas por Basili en pro de su idea, ya temáti•ca, de crear una ópera es-
pañola; idea que, aunque más seria que la de Scarlatti, tuvo el mismo re-
sultado. 
La presencia de los jóvenes Arrieta, Barbieri, Gaztambide y Martín 
en la sociedad se explica por el ansia que tenían de producir música , que nosabían aún qué forma darle, pues el concepto de zarzuela, esto es, drama 
cantado y hablado en una misma obra, no existía aún, al menos como obra 
de importancia que pudiese competir con la ópera. Hasta tres año3 después 
no se vió claro lo que era e iba a ser la zarzuela. 
302 BOLETÍN DE LA ACADDIIA ESPAÑOLA 
ciclas al español. Parte del público gustó de oír la música italiana 
cantada con palabras castellanas, que ~a había empezado en 
1842 (24 de diciembre), ,en que se cantó Il Campanello, d,e Doni-
zetti, por Bárbara Lamaclrid, su marido Francisco Salas y Vi-
cente Barba, y en la cual se introdujo, a.clemás de la jácara an-
daluza El Gitano, la balada, del mismo Donizetti, El Trovador 
en caricatura, canta,das ambas por Salas, y el suceso vino a pa-
rar en que se :escribiesen piezas burlescas sólo para cantar, tam-
bién en parodia, trozos de las más famosas óperas ele los gran-
des compositores italianos. 
Fué d inventor dre esta nueva clase de zarzuela don Agus-
tín Azcona, hombre competente en cosas de teatro, pues ha~ 
bía ·recorrido toda la escala del arte, así como en música y en 
sus escritos pirutor exacto de las costumbres popul,ares (1). Dió 
su prime•ra obra de este género en el teatro de la Cruz, donde 
había casi siempre una sección de céVntantes ·españolres para com-
p[,emento de la ópera italiana, d 24 de diciembre de 1846, ti-
tulándola en el anuncio "La !venganza de t.A lifonso, zarzuela pa-
rodia, :en un acto", espeóe de sainete, como los de don Ramón 
de la 'Cruz, en que imitaba en sentido burlesco las tragedias afran-
'cesaclas de su t iempo. Esta de Azcona, como dice Hartzenbusch, 
es una "parodia discretísima eLe Lucrecia Borgia, escrita en muy 
buenos versos, como era de esperar del señor Azcona, a cuya 
pluma tenemos particular afición" (2). 
Alifonso es un tabernero del Barquillo, cuya muj er, la Rita, 
había sido un tiempo amante ,de Paco, majo que gozaba gran 
partido •en rel barrio y últimamente había ofendido con sus 'pa-
labras a la ·Rita. Ali fonso S'e apodera ele Paco y le re.ncierra en la 
cueva ele su taberna, -de donde [,e sacan para envenenarle, hacien-
do Alifonso que su muj er le haga beber un jarro ele vino en que 
había puesto polvos de matar ratones. Y aunque ella parece que-
rer salvarle mandándole tragar un contraveneno que le entrega, 
lo cierto es que Paco nmere víctima del tóxico (3). A esta pie-
(1) Azcona nació en Madrid, a princirpios del .siglo XIX. Fué actor del 
género cómico en su juventud y encargado de poner las óperas en los tea-
tros. Después escribió varias piezas dramáticas, como las que se citan arriba 
y la excelente zarzuela Moreto . Fué oficial de la Biblioteca Nacional ; direc-
tor en 1841· de la r ev ista El Panomma; administrador del teatro Real, en 
cuyo empleo falleció del cólera en noviembre de 1855· Escribió otras obras 
en prosa y una Histo1·ia de Madrid, que dejó muy a los comienzos, aunque 
llevaba camino de ser ·buena. 
(2) El Espai'íol, de 1.0 de enero de 1847. 
(3) La venganza de Alifonso. Zarzuela en un acto, por don Agustín 
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cecilla acomodó Azcona tres números o fragmentos de la Lu-
crecia, de Donizetti, con gran precisión en la letra (I). Fué aplau-
didísima esta obra, primero por la novedad, y sobre todo por la 
perfección con qu•e cantó su part·e de Paco (que es la mayor de la 
obra) Vicent·e Caltañazor, que llegó a ser el alma, la encarnación 
viva de la parte cómica de la zarzuela en la época de su apo-
geo (2). 
Era 111atural de Madrid, donde nació d ro de noviembre de 
r&r4, hijo ele un modesto empleado, que le 1dejó huérfano en la 
más tierna in!Íancia. Cursaba ya vario.s años en los Estudios de 
San Isidro cuando, llevado de su afición al teatro, abandonó su 
carr·era literaria por seguir la carátula. Salió primero en un tea-
tro casero de la calle d·e Santa Isabel. Anduvo uno o dos años 
desconocido por otras escenas, hasta qure en r83171 hizo papel en 
Zaragoza, con tanto acierto y talento, que desde rentonces se le 
tuvo por uno de los buenos actor·es del género ·cómico. En r840 
v~no contratado al teatro de la Cruz, y desde entonces ya no sa-
lió más que los v.eranos de Madrid. 
En r847 hizo una breve expedición a París con la compañía 
de Juan Lombía, y al volver dice un crítico del ti·empo que "al 
presentarse la primera ve.z, el 30 de agosto, en El caudillo de Za-
111ora, fué recibido con una 6alva de aplausos, en prueba de los 
gratos recuerdos que de él conserva el público ele Madrid, que 
oyó el domingo con la satisfacció11 de si•empre las gracias y chis-
tes dd lego fray :Saturnino". 
Don Eugenio de Ochoa, que no siempre pecaba de benévolo 
en sus juicios de los actores, decía ele ICaltañazor, por estos 
días: "Lo mismo es presentarse en escena que empezm· la risa 
y los aplausos en rtodas las localidades ... EI Sr. Caltañazor tie-
ne, erutre otms muchas buenísimas cualidades, la de no clis-
tra·erse ni descuidarse nunca: siempr.e ·está en todo, pone gran 
cuidado en los más pequeños pormenores y se conoce con evi-
Azcona. Madrid, •Imprenta Nacional, 1847, 4.o, 26 págs. E l reparto fué el 
siguiente: Rita, Josefa N oriega; El tío Alifonso, José Aznar; Paco, Vi-
cente Caltañazor; El Martagón, Ramón Aguirre; Chinelas, Juan Antonio 
Carceller; Manolo, María Pérez (de muchacho); Sat1wia, María Espejo; 
Majos y majas del Barquillo. 
(I) Son: el coro Non f1w moto, del acto segundo de la ópera; gran parte 
del acto tercero de la misma, cantada por Rita, Alifonso y Paco; la canción 
de Paco que empieza: Pa1·a esta1· s·iempre aleg1·e, que corresponde a la de Or-
sino en el último acto de la ópera. 
(2) De Caltañazor se publicó una biografía y retrato en el periódico 
La Zarzuela, pág. 435. 
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1 
!! 
., 
·1. 
(Litografía.) 
ENSAYO HISTÓRICO SOBRE LA ZARZUELA 305 
dencia que para él el ejercicio ele su arte es una ocupación privi-
Iegiada, que absüt,be todas sus facultades (I)." Y esto antes de 
darse a conoc-er como insigne tenor cómico. Era, además, hombre 
de loables costumbres y caballeroso prooeder. Como en las pági-
nas que siguen hemos de hablar de él con f.reouen.cia, suspendere · 
mos estos pormenores biográficos para completarlos cuando se 
despida del arte, al que dedicó toda su vida y tal•ento. 
La segunda zarzuela~parodia ele Azcona, titulada El Sacristán 
de San Lorenzo, se dió en el teatro ele la Cruz el 13 ele febrero 
del año siguiente de I847. La acción pasa en la plaza de Lavapiés. 
Farruco, aguador asturiano, quiePe casar a su hermana Lucía, 
castañera de oficio, con un majo llamado Manolo; pero ella pre-
fiere a Grigorio, sacristán de la parroquia de San Lorenzo. Los 
celos de [os rivales y la fuerza que Farruco empl-ea para vencer 
la voluntad ·de su hermana, apoyado cada cual por los aguado-
res y por los ami.gos deJ Sacristán, constituyen el fondo del asun · 
to. Sin lógica ninguna, que es una ele las gracias de la obra, ca-
mina en su desarrollo; pero los enemigos no llegan a las manos. 
Ed Sacr.istáo:l, que había roto en pedazos el contrato que Farru-
co había hecho signar a su hermwna, no se aprovecha ele la ven-
taja, y menos cuando sabe que la misma ·Lucía ha dado varias 
puñaladas en el vi.entr·e a .:Manolo. Verdad es que también le di-
cen luego que eiia se ha suicidado, y él entonces se clava la nava-
ja. Como las situaciones semejantes a las de la ópera Lucía, cuya 
parodia es, son mayores que en La venganza de Alifonso, con su 
original, se canta más en El Sacristán., en que entran casi todos 
los mej or.es trozos ele Donizetti. Pero ·el éxito, tan ruidoso como 
insistente, ele este disparate s·e debió a V icente Caltañazor, que 
con su gracia incomparaJble, su hermosa voz y la manera exactí-
sima ele copiar al célebre •tenor Moriani, que por aquellos días 
había cantado la ópera en el Circo, hizo acudir a oírle a todo el 
pueblo de Madrid. Y lo más extraordinario ·es que 'Caltañazor 
nunca supo una nota ele música; "y, sin embargo -dice Barbie-
r i-, pocos cantantes ele la gran escue1a italiana he oído

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