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GonzalezOlle-141-184

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«Guerras civiles de Flandes», poema épico inédito 
DESCRIPCIÓN DEL MANUSCRITO. 
En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Na-
varra se encuentra depositado temporalmente un volumen manus-
crito, f()rmado, según su numeración origipal, por 76I hojas folia-
das. Pero, por diversas circunstancias, este cómputo resulta equi-
vocado: 
- faltan las dos primeras hojas, pues la numeración empieza 
en 3 ; de ahí que el texto se inicie de modo abrupto; 
- han desaparecido también la 21, la 130, la 131 y la 188, 
hecho ratificado por las consiguientes interrupciones de sentido en 
el texto; 
- están en blanco, por descuido del escritor, pues no existe 
corte en la secuencia textual, 87V y 88r; 
- en 91r, una nota de la misma mano que el texto reza asi: 
sobran dies foxas, que se herró la quenta. Sin embargo, no se loca-
liza allí el error, sino a partir del folio 149, al que sigue el 16o, 
sin que se Ínterrumpa la continuidad del te~o; 
~ a la hoja 257 sigue otra, sin numerar, que solamente contie-
nl" una indicación personal del escritor, ajena al texto; 
- igualmente, entre 503 y 504 aparecen dos hojas con indica-
ciones similares a la anterior. 
Todas las hojas presentan un mismo formato, de 22 X 15,5 
cehtimetros, son de papel de hilo que transparenta claramente un 
l4Z BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
denso rayado de puntizones y corondeles y están cosidas torpemen-
te a una cubierta de pergamino, con muestras de anteriores cosidos, 
cuya rotura y d~saparición debió de originar las pérdidas, antes se-
ñaladas, de varias . hojas. 
La letra no presenta, a mi entender, ningún rasgo caracterís-
tico dentro de la escritura cursiva española de los siglos XVI y xvu, 
y resulta clara, cuidada y muy uniforme. Conser:a, en general, la 
r:itidez suficiente para no causar dificultades de lectura y apenas 
está afectada por las numerosas roturas· y desperfectos marginales 
del papel. 
HISTORIA. 
El manuscrito procede del Palacio de Santhomé (Pazo de la 
Pastora), en Vigo, de la familia Ozores. En el interior de la cu-
bierta figura adherida una nota manuscrita, en caracteres actuales, 
que da a conocer las peripecias del volumen. Dice así literalmente: 
"Este libro apareció en el Archivo de casa y es una Historia 
en verso y en Octavas reales, por lo cual es muy pesada, de las 
guerras de Flandes, por un testigo presencial, interesante por cier-
to, porque de esta condición no hay casi historiadores de aquéllas. 
"Cuando la disolución de los Jesuitas,¿ 1933 ?, y con motivo de 
recogerse al Palacio de Santhomé el sabio y santo Padre Mayor-
domo, vio este manuscrito, le interesó y cuando se reintegró, 
¿ 1936-1937? (después de una larga estancia en Portugal en el 
Colegio que habitaron Entre os Rios), a donde llevó el libro manus-
crito para continuar estudiando (sobre el que publicó un anticipo 
de artículo en Razón y Fe) al Seminario de Comillas, a donde fue 
destinado, se lo llevó asimismo para seguir estudiándolo. 
"En 1936 estalló el Movimiento Nacional y Comillas cayó en 
la zona roja, lo que ocasionó el saqueo del Seminario y la prisión 
del Padre Mayordomo y su asesinato. 
"Ocupado Comillas por las tropas nacionales y reintegrados los 
Jesuitas allí, se le escribio al Rector haciéndole historia de todo 
esto, a · lo que contestó que nada podía saberse del libro ?orque 
todo aquello había sido saqueado. 
"A los pocos meses esé:ribió el Rector que el manuscrito había 
aparecido en un sótano en medio de otros papeles. 
"Fue, pues, recuperado el manuscrito y posteriormente y para 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I43 
su estudio lo tuvo algunos años el catedrático investigador [ ... ], 
de la Universidad de Barcelona, devolviéndolo al Palacio de San-
thomé, ya que por sus muchas ocupaciones no podía dedicarse de 
momento a su estudio". 
BIBLIOGRAFÍA. 
El citado ensayo del P. Mayordomo apareció, en efecto, en 
Razón y Fe, volumen C, 1932, 362-7, bajo el título Un mamts-
crito n()tal!De hallqdo en e~ Pazo de los Ozores. Se trata de un ar-
tículo enfático que narra las vicisitudes y circunstancias por las 
que llegó a sus manos el manuscrito, el ambiente del Pazo, etc., 
pero que nada en absoluto aporta al conocimiento de la obra ni 
cel autor, el "simpático alférez" (J), del que llega a afirmar que 
"la tersa serenidad de su alma [es] semejante a la del cielo trans-
parente de su nativa tierra castellana". 
Posteriormente fue estudiado con más rigor por María Amé-
rica Gót11ez Dovale en una tesis doctoral, inédita, leída en la Uni-
'Versidad de Madrid en 1954, que fue dirigida por el catedrático 
Dr. D. Federico Suárez Verdeguer, a quien debo el conocimiento 
del manuscrito. Dicha tesis se ocupa fundamentalmente de cuestio-
nes históricas. 
La Iimitadá difusión de los anteriores estudios explica que la 
cbra no haya entrado todavía en el ámbito de la historiografía li-
ttraria española. No sólo es desconocida en tratados y manuales, 
sino que tampoco se __ menciona en el reciente y documentado libro 
de F . Pierce sobre la épica renacentista (La poesía épica del si-
rflo de oro. Madrid, 1961), ni se cita entre la abundantísima biblio-
grafía de obras españolas referentes a Flandes que Farinelli re-
coge en su estudio Espmia y Flandes (Divagaciones hispáwilcas. 
Barcelona, 1936, II, 39-64). No he podido consultar la obra de 
E. Gossart, Les Espagnols en Flandre. Histoire et Poésie (Bruse-
las, 19I9), pero como su contenido ha debido de pasar al citado 
estudio de Farinelli (de él1omo la referencia), imagino que tam-
poco Gossart debió de tener noticia del manuscrito: 
144 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
CARACTERES LINGÜÍSTICOS. 
La lengua del manuscrito es el castellano, que una simple lec-
tura permite adscribir sin vacilaciones a la segunda mitad del si-
glo xvr. N o ofrece rasgos específicos destacados o diferenciales en 
relación con la lengua contemporánea, salvo uno: los frecuentes 
g erundios formados sobre el tema de perfecto en verbos en que 
é!'te es fuerte. He aquí los casos que aparecen en la obra : 
- fuendo 'siendo' o 'estando': fuendo aqueste conde tan va-
liente (344r,· también, 75r, nor, 415r, 66sr, 66¡r); 
- fuendo 'yendo' : fuendo cm~tra el rey (r6sr; también r68r, 
3I3Y, 3441') ,· 
- hiciendo 'haciendo' : hiciendo en la ciudad su retirada (747v); 
- pusiendo 'poniendo' : más o men'Os pusiéndole allegados 
(r8r,· también znr, 2&>-v, 499V, 624v) ; 
- ponsiendo 'poniendo' (126v, cruce de poniendo y pusiendo) ,· 
- quisiendo 'queriendo' : los preceptos santos no quisiendo ob-e-
decer (33v). 
Otros rasgos de menos importancia específica, pero que también 
merecen consignarse aquí, son: 
- pérdida de -d final, comprobada por la medida de los versos 
correspondientes: si no .es a su pieda y mr¡sericord?Cz (r8r); dr cla-
rida inaudita a los mortales (3ssv); 
- la forma vey, única para la tercera persona de singular del 
presente de ver: de don Lope se vey aquí al presen,te / su valor 
(21 sv); .J' como en todas partes vey cercado / el camrino (226v; 
también 248r, 268v, 2700, 274T, 276r, 28zr, 385r, 425v, etc.); 
una sola vez : tú no veys que Dios pelea (385r) ; 
- quien, referido a un ·antecedente plural de cosa : ciertos di-
ques de quien es defendido (277VJ ,· . 
--: cosa, pronombre indefinido negativo : ya que de guerra cosa 
se esperaba / que pudiese dar pena ni pensarse (22gl}) ,· 
- gerundio con muy: estaba de tu nomb·re muy temblando 
(z¡av); salió el verdugo muy corriendo (179V). 
Puede afirmarse que, desd~ el punto de vista lingüístico, el texto 
del manuscrito no ofrece interés especial como para dedicarle un 
estudio particular. Unicamente merece que se le preste atención 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I45 
en el aspecto lexicográfico, pero esto por motivos realmente ex-
trínsecos al mismo texto, en cuanto que permite anticipar la data-
ción hasta ahora conocida de numerosas palabras ; la propia natu-
raleza del texto <!Xplica que éstas sean, en su mayoría, términos 
militareso extranjerismos. Pero un estudio de ese orden resulta im~ 
propio de este lugar, por lo cual prescindo ahora de él, esperando 
mejor ocasión para llevarlo a cabo. 
Si bien el estado lingüístico del manuscrito no presenta ras-
gos peculiares de importancia, como se acaba de decir, hay que 
consignar una observación de interés en cuanto a la utilización de 
la lengua por el autor. Éste acu'sa un deficiente dominio de la 
ccmstrucción sintáctica, de modo que la frase resulta c,on gran fre-
cuencia t~rpe y desaliñada, cuando no incorrecta o confusa. Ano-
rr.alías tales como anacolutos, prolepsis, hipérbatos, faisas concor-
dancias, elipsis, duplicación de un mismo elemento sintáctico por 
medio de distintas palabras, etc., se encuentran con excesiva reite-
ración en el texto. H e aquí algunos casos patentes de dichos fenó-
menos, bien entendido que su número podría multiplicarse con 
toda facilidad : .J' ciertas oraciones, que de oíllas, 1 di.fo, que a cris-
tiandad 11W'i.lÍÓ J' consuelo (I8Ir) ,' porque fas .finiestas 1 O venta-
nas, jamás nadie ha querido 1 en Bruselas, do el caso hubo pa-
sado 1 ab1·ir ventana et pueblo lastimado (1 82r); que si él, preso 
en Españ:a, él bien supiese 1 su hermano M on·tarñi, acaso era 
(I861', 'si él supiese que su hermano era preso'); lo demás '[ del te-
rritorio] es lngunas pan:tanoso 1 y p·or encima yerba es engaño-
so (187r); 1mt)1 t6íidos 1 de purpúrea colo1· a sus vestidos (zoir) ; 
lo que con él allí pudo acabarse 1 fue la caballerfn que saliese 1 y 
alguna escaramuza comenzase 1 procuren (218r); m-urieron [ .. . ) 
nrás de dos mil hom bres desta hecha 1 sin heridos de heridas muy 
111{)rtr.rJ.es (22c:¡:z9; visto el de Orange el tiempo tempestuoso (2:t&); 
~· a sus pies se figuraba 1 un cuerpo y él sobre én los pies esta-
ba (z3or); de Laguisamo, el pobre, fue cortada, 1 sacado de la 
iglesia, la cabeza 1 hidalgo, y de españoles gran nobleza (234-r); en 
1ma isla del ancho mar cercado (2 53v, rima con estado y dejado); 
tan solamente los deiasen 1 entrar dentro de su villa que pasa-
sen (255v); en el rreciente, el mar es cada· día 1 seis horas de tar-
da¡· que iba creciendo (278r) , etc. 
lO 
146 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Como más adelante se explicará, algunas de las anomalías sin-
tácticas deben de originarse por la impericia en el dominio de la 
métrica; pero también resul~ evidente que no todas están condi-: 
cionadas por los imperativos formales del verso, sino que las hamo-
t)vado la poca soltura sintáctica del autor. 
La modalidad· expresiva más empleada en el manuscrito es el 
verso ; mucho más reducida aparece la extensión totai de la prosa, 
que se utiliza únicamente en determinados pasajes y con peculiar 
finalidad : reproducción eXacta de documentos, cartas, edictos, tra-
tados y capitulaciones, etc., aunque a veces se versifican textos 
de esta especie. En prosa figura también el breve resumen del con-
tt:nido de los cantos que precede a cada uno de ellos y las nume-
rosas notas marginales, del propio autor, que amplían o resumen 
la materia de alguna estrofa, destacan un aspecto interesante, acla-
ran un concepto, rectifican un dato o una grafía, etc. El fragmento 
posístico más extenso e importante está constituido por la des-
cripción de la Armada invencible, recuento minucioso de hombres 
y pertrechos, con consignación precisa de nombres y de cantidades 
numéricas. 
MÉTRICA. 
La mayor parte de la obra está compuesta en octavas reales. 
Figuran también varias tiradas de tercetos encadenados y un so-
neto ; éstas son las tres únicas estrofas empleadas. 
La narración se desenvuelve siempre en octavas, mientras que 
los tercetos se destinan a epístolas, relaciones, súplicas, etc. ; el so-
neto sirve de expresión a la pregunta que dirige al autor un in-
nominado amigo sobre las condiciones de la vida militar. 
Prescindiendo, por ahora, de la estima~ión poética que el autor 
merezca, hay que indicar aquí sus deficiencias en el dominio de la 
métrica:' la materia no se distnouye bien en cada estrofa, lo que 
origina numerosos ripios como los siguientes: en el año 1 que es 
de sesewta y ocho y no nz.e engañ:o (1751') ,· en Gante a·quel gran 
tercio había alojado 1 de N ápoles, valiente y no lo niego ( 14or); 
que al fin éste es el pago que da el mundo, 1 por un chico plaéer 
.11 110 jocundo ( I8.2'V); y ·que este conde siempre ha pretendido 1 ir 
~GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I47 
contra el rey Felipe y lo ha querido (I8SrJ ,· y ver que goza / el 
cuervo y el milan:o ca""ne humana 1 com4.endo de elfo: apriesa y con 
pran gana (2IZV-), etc.; la rima suele ser pobre y su tiranía deter-
mina hipérbatos numerosos, tales como: porque si toda el arte se 
perdiera / miMar en el mrWndo, aq·uí se viera (zziv) ,· fue ocarsión 
quamición que les echasen ( 228v), etc. ; la distribución de las pau-
~as es irregular; los versos no siempre están bien medidos; la h-
permite en unos casos la sinalefa (m dos meses no se hizo cosa 
alguna, 303r) y en otros no (&estos Países Bajos, que no ha-
rían, 258v) ,· el tipo acentual de endecasílabo que aparece con más 
frecuencia es el acentuado en sexta sílaba, pero se encuentran tam-
bién otros esquemas rítmicos, tanto regulares com0 anómalos. 
La falta de perfección formal priva a los versos de fluidez y 
musicalidad, cualidades que, por otra parte, no parece que buscara 
el autor. Si a esto se añade su carencia de aliento poético, como 
luego se indicará, se explica fácilmente la impresión de prosaísmo 
que despierta la lectura de la obra en casi todo su transcurso. 
AsuNTO. 
Las guerras sostenidas por los españoles en Flandes durante 
el reinado de Felipe II, las de religión en Francia en la misma 
época y la actuación de la Armada invencible constituyen el asun-
to del manuscrito. La más antigua datación consignada (el texto 
abunda en indicaciones cronológicas pormenorizadas) es la de 5 
de abril de IS66. 
La obra presenta, pues, una andadura narrativa en su mayor 
parte; sin embargo, no faltan algunas descripciones de lugares, 
informaciones políticas e históricas, datos costumbristas y, tam-
bién, consideraciones sobre los hechos relatados. Estas manifesta-
ciones personales del autor figuran no sólo en las notas marginales 
&ntes señaladas, sino también formando parte del cuerpo principal 
del texto. Son comentarios, reflexiones, censuras, etc., tanto de 
carácter general, como alusivas a personas y situaciones determi-
nadas. De modo semejante, el autor inserta, como ya se ha ·indica-
do, la transcripción de diversos textos de carácter documental. 
148 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
CoNTENIDO Y ESTRuc:TURA-
.El texto del manuscrito está dispuesto por el autor en tres par-
tes, subdivididas en cantos, con un total de 3L Cada uno de éstos 
(salvo I y VI de la primera parte, por pérdida de las hojas co-
rrespopdientes) va precedido de un breve resumen, en prosa, de su 
conténido. 
Entre la primera y la segunda parte (202r a ZICIV) figura un 
índice detallado de toda la obra. En él se consigna el contenido 
de cada canto (que, con alguna ligera excepción irrelevante, viene 
a coincidir con el resumen inicial correspondiente), hoja en que 
empieza y número total de hojas que comprende. 
La primera parte comprende desde el folio 3r (primero de los 
conservados) hasta el ZIOV y se desarrolla en ocho cantos. 
El canto I se extiende desde 3r (el índice avisa que comenzaba 
en I) hasta Z2V. Por la pérdida de las primeras hojas hay que 
suponer que falta el resumen inicial (figura en el índice) y varias 
estrofas ; los tres primeros versos conservados responden a la dis-
posición final de una octava real. También se indicó antes que falta 
el folio ZI, y esto hace que aparezca igualmente mutilada la última 
estrofa del folio precedente y la inicial del siguiente. Forman este 
canto 91· octavas reales (no se cuentan las perdidas totalmente) y 
50 notas marginales. Contenido: descripción de los Estados de 
Flandes y naturaleza y condición de sus habitantes ;males ocasio-
Pados por la herejía; elogio_ de Felipe II. 
El canto II se extiende desde el 23r a 46v. Está formado por 
72 octavas y 61 tercetos encadenados, el resumen preliminar y z6 
notas marginales. Contenido : comienzo de la rebelión en los Es-
lados de Flandes ; reuniones de los confederados ; memorial de sú-
plicas ·a la Gobernadora, Doña Margarita ode Parma 
.El ~to III se extiende desd~ 47r a 7or. Está formado por 
93 octavas, el resumen preliminar y 24 notas marginales. Conteni-
do: intentos de Doña Margarita para apaciguar la rebelión y del 
Príncipe de Orange para introducir la herejía calvinista; distur-
bios del día de la Astinción de _1566. 
El canto IV se extiende desde 7ova w; por descuido, apare-
cen en blanco las hojas 87'V y 88r. Está formado por 64 octavas 
«GUERRAS CIVILES DE FLAl\TDES», POEMA ÉPICO INÉDiTO L:j.9 
y dos series de tercetos encadenados, en número de 38 y 30, res-
pectivamente; el resumen preliminar y 16 notas marginales. Con-
tenido: extensión de la herejía, desmanes y sacrilegios de los su-
blevados; remedios de Felipe II para dominar la situación. 
El canto V se extiende desde 94v a 12X)'V,' pero como al ma-
nuscrito, en su estado actual, le faltan las hojas 130 y 131 y, se-
gún el índice, el canto siguiente empieza en 132r, se puede deducir 
que el canto V está privado de sus dos últimas hojas; lo cual se 
ratifica por el hecho de que al final de 12XJV áparezcan dos versos, 
que deben de ser los iniciales de una octava. Está formado el can-
te V por ;r6 octavas (sin contar las perdidas) y tres tiradas de 
tercetos encadenados. en número de 25, 84 y 43, respectiva-
mente, el resumen preliminar y 19 notas marginales. Contenido: 
los sublevados rechazan el perdón real y provocan nuevos dis-
turbios. 
El canto VI se extiende desde 132r a 16~. Pero, por el error 
\a explicado, la numeración salta de la hoja 149 a la r6o. Está 
formado por 90 octavas reales y 30 notas marginales. Falta el re-
sumen preliminar, que quizá estuviera en las páginas perdidas 
anteriores a la 132r. Contenido: llegada del Duque de Alba, nom-
brado Gobernador de los Estados; prisión de los condes de Eg-
mont y Horn. 
El canto VII se extiende desde r6.:¡.v a 187v. Pero debía de 
acabar en la hoja 188, que falta, ya que en r89r comienza el canto 
siguiente. Está formado por 93 octavas reales, 'el resumen preli-
minar y 13 notas marginales. Contenido: campañas del Duque de 
Alba contra el Conde Ludovico; sentencia de muerte contra Jos 
Condes de Egmont y Horn; su ejecución. 
El canto VIII se extiende desde 189r a 201r. Está formado 
por 49 octavas reales, el resumen preliminar y 7 ·notas marginales. 
Contenido: victoria de Don Lope de Figueroa sobre el Conde Lu-
dovico. 
Tras este canto, entre las hojas 202r y 21ov figura el índice 
de la totalidad del manuscrito. 
La segunda parte comprende desde 21 Ir hasta 503r y se des-
a n-olla en 15 cantos. 
El canto I se. extiende desde 2IIr a 234V. Está formado por 
150 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Io8 octavas, el resumen preliminar y 12 notas marginales. Conte-
nido: continúa el relato de la victoria contra el Conde Ludovico; 
llegada del Principe de Orange, que sufre varias derrotas y se 
retira a Francia. 
El canto II se extiende desde 23~r a z.s¡v. Está formado por 
72 octavas, 64 tercetos encadenados, un soneto, el resumen prelimi-
nar y 17 notas marginales. Contenido: gobierno del Duque de Alba; 
el pago de la aleaba!~ suscita de nuevo la rebelión y la vuelta del 
Príncipe de Orange. 
Entre el canto II y el III, o sea entre las hojas 257 y 258, 
figura, sin numerar, otra, que sólo contiene, al dorso, la firma del 
autor y algunas indicaciones personales de que más adelante se 
dará cuenta. 
El canto III se extiende desde zs8r a 2fxy. Está formado por 
44 octavas, el resumen preliminar y 14 notas marginales, Conte- . 
nido : llegada del Duque de Medinaceli para sustituir al de Alba ; 
r.uevos triunfos de las tropas españolas. 
El canto IV se extiende desde 27or a 28rv. Está formado por 
47 octavas reales, el resumen preliminar y 9 notas marginales. 
Contenido: ataques del ejército español a Malinas, Nimega y otras 
plazas ; victorias de Sancho Dávila. 
El canto V se extiende desde z8zr a 302r. Está formado por 
79 octavas reales, el resumen preliminar y 57 notas marginales. 
Contenido : acciones bélicas de Don Fadrique de Toledo, especial-
mente la victoria de Harlem. 
El canto VI se extiende desde 3Q2r a 316r. Está formado por 
.'iS octavas reales, el resumen preliminar y 6 notas marginales. 
Contenido: cerco y rendición de Harlem. 
El canto VII se extiende desde 31qr a 33IV. Está formado por 
63 octavas reales, el resumen preliminar 'Y 12 notas marginales. 
Contenido: levantamiento d~ los soldados españoles por no re-
cibir sus pagas ; regreso ·a España del Duque de Alba. 
El canto VIII se extiende desde 332r a 34&. Está formado por 
63 octavas reales, el resumen preliminar y 13 nqtas marginales. 
Contenido : el fracaso de la política pacificadora obliga a Don Luis 
de Requesens, nuevo gobemadór, a recurrir a las armas. 
El canto IX se extiende desde 348r a 367v. Está formado 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO ISI 
t:or 79 octavas reales, el resumen prelirrúnar y 26 notas marginales. 
Contenido: nuevos intentos pacificadores de Requesens ; sentimien-
to por su muerte; el Conde de Mansfel, nuevo Gobernador. 
El canto X se extiende desde 368r a 387'U. Está formado por 
79 octavas reales, el resumen preliminar y· 15 notas marginales. 
Contenido: victorias y derrotas de los ejércitos españoles ante los 
sublevados. 
El canto XI se extiende desde 388r a 41 IV. Está formado 
por 95 octavas reales, el resumen preliminar y 34 notas margina-
les. Contenido: saco de Amberes por las tropas españolas ; llegada 
de Don Juan de Austria y asechanzas contra su persona; salida 
de los soldados españoles de los Estados de Flandes. 
El canto XII se extiende desde 412r a 435v. Está formado por 
95 octavas reales; el resumen preliminar y 44 notas marginales. 
Contenido : vuelven a entrar las tropas españolas en Flandes; 
nuevos intentos de paz, tras diversas operaciones bélicas. 
El canto XIII se extiende desde 436r a 455v. Está formado 
por 79 octavas reales, el resumen preliminar y 38 notas margina-
les. Contenido: prosiguen, inútilmente, los intentos de paz ; muerte 
de Don Juan de Austria. 
El canto XIV se extiende desde 456r a 479V. Está formado 
¡x>r 89 octavas reales, el resumen preliminar y 37 ncitas margi-
nales. Contenido : nombramiento del Príncipe de Parma como Go-
bernador de los Estados de Flandes; conversaciones de los rebeldes 
con la reina de Inglaterra. 
El canto XV se extiende des de 4Bor a 503r. Está formado 
por 45 octavas reales, 159 tercetos encadenados (con notables irre-
gularidades en la disposición de las rimas), el resumen preliminar 
y 9 notas marginales. Contenido : concierto de paz entre el Prín-
cipe de Parma y los electores del Imperio; las tropas españolas 
salen ¡x>r segunda vez de los Estados de Flandes. 
Entre el final de esta segunda parte y el comienzo de la ter-
cera, es decir, entre las hojas 503 y 504, hay una en blanco y otra 
que solo lleva la firma del autor y una suma de dos cantidades. 
La tercera parte comprende desde 504r hasta 76Iv y se des-
arrolla en -ocho cantos. 
El canto I se extiende desde 504r a 535v. Está formado por 53 
152 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
octavas reales, 4 tercetos sueltos, la transcripción de unos versos 
latinos y del cartel, ,en prosa castellana, que los Estados de Flan-
ces dedicaron al Duque de Alen~on, el resumen preliminar y 10 
notas marginales. Contenido : conciertó de diversas ciudades fla-
mencas con el Duque de Alen~on, hermano del Rey de Francia, 
y triunfal recibimiento en Amberes; su juramento como soberano . 
de los Estados. 
El canto II se extiende desde 536r a 563v. Está formado por 
1 12· octavas reales, el resumen preliminar y 34 notas marginales. 
Contenido: fiestas de Amberes en honordel Duque de Alenr;on; 
asesinato frustrado del Príncipe de Orange; vuelta de 1os ejércitos 
españoles y huida del Duque de Alen~on con el suyo. 
El canto III se extiende desde 5641' a 59IV. Está formado por 
110 octavas reales, el resumen preliminar y 43 notas marginales. 
Contenido: gobierno del Príncipe de Parma; muerte del Duque 
de Alenr;on y del Príncipe de Orange. 
El canto IV se extiende desde 592r a 631v. Estci formado 
por 11 octavas reales, un largo fragmento en prosa ( capitulacio-
nes de la rendición de Amberes), 23 notas marginales y el resumen 
preliminar. Contenido : rendición a los españoles de diversas ciu-
dades flamencas ; fracaso de la intervención inglesa. 
El canto V se extiende desde 632r a 68sv. Está formado por 
151 octavas reales, una extensa relación en prosa sobre la Ar-
mada invencible, el resumen preliminar y 25 notas marginales. 
Contenido: composición y actividades de dicha escuadra. 
El canto VI se extiende desde 686r a 713v. Está formado 
por 103 octavas, un fragmento en prosa que reproduce un me-
morial, el resumen preliminar y nueve notas marginales. Contenido : 
entrada de los españoles en Francia con motivo de las guerras de 
religión ; muerte de Enrique de Valois. 
El canto VII se e~iende desde 714r a 737V· Está formado 
por 89 octavas reales, reproducción de una carta de Enrique de 
Borbón, otro fragmento en prosa que relata la llegada a París 
del Príncipe de Parma, el resumen preliminar y 16 notas margi-
nales. Contenido : guerras de Francia ; conversión de Enrique de 
Barbón ; muerte del Príncipe de Parma. 
El canto VIII se extiende desde 738r a 76IV. Está formado 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO ISJ 
por 87 octavas reales, un fragmento en prosa que recoge las estipu-
laciones de paz entre Francia y España, el resumen preliminar y 
13 notas marginales. Contenido: conversión de Enrique de Bar-
bón .: retirada de los ejércitos españoles de Francia; firma de la 
raz entre este país y España; noticia de la rriuerte de Felipe II. 
FECHA Y LUGAR DE COMPOSICIÓN . 
El propio manuscrito proporciona datos concretos sobre esta 
cuestión, pues el autor se ha preocupado de consignar diversas 
fechas a lo largo de su obra; no es necesario, por ta~to, recurrir 
a pruebas indirectas o a indicios sobre los que construir una 
hipótesis. 
Ninguna indicación se encuentra en la primera parte del texto. 
La primera referencia cronológica y topográfica aparece al final 
del canto I de la segunda parte; en la hoja 234v; la misma mano 
del texto escribe : En Vm-bolla, tierra de S epú!be[dal. domingo a 
6 de diciembre de 1587, hora XI ante meridiem. 
Es ésta la datación de mayor antigüedad entre las consignadas 
a lo largo del manuscrito. He aquí todas las indicaciones de este 
orden, uniformadas en su expresión, pues el autor suele consignar 
de modo variable el lugar, fecha, día de la semana, hora, etc., y no 
siempre figuran todos estos datos : 
Seq1t11da parte 
I 
II 
\ rll 
VIII 
IX 
X 
XI 
6.xii.I587, Varbolla 
20.XÍ .1595, 
27.xli.I587, 
r3.v.rs88, 
r8.xii.r587, 
r8.iii.IS97• 
r s.vii.r 597· 
q.ix.1597, 
s.x.1597, 
17.X. 1597, 
Burgos 
Bar bolla 
Navarés 
Barbolla 
Burgos 
Burgos 
Burgos 
Burgos 
Burgos 
154 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
XII 
XIII 
XIV 
XV 
T ere era parte 
I 
II 
III 
IV 
V 
VI 
VII 
VIII 
23.xi.1597, Burgos 
12.xii.I597, Burgos 
I7.xii.I597, Burgos 
29.xii.1597, Burgos 
IS.vi.rsg8, Burgos 
19.ix.I5g8, Burgos 
II.X.I5g8, Burgos 
2I.x.Isg8, Burgos 
31.X.I5g8, Burgos 
3.xi.I5g8, Burgos 
21 .xii. I 598, 
22.xÍ.15g8, Burgos 
30.xi.I5g8, Burgos 
7.xii.I5g8, Burgos 
22.xii.15g8 
Esta última fecha va precedida de la indicación acabé esta· obra a. 
Una simple ojeada al cuadro anterior muestra que hasta el 
canto VII de la segunda parte (prescindiendo de la primera, de 
la que no hay constancia cronológica alguna) no se corresponde 
el desarrollo de la redacción de la obra con la sucesión natural del 
tiempo. Pero a partir de ese canto VII, ya hay un curso regular 
y ordenado, aunque lento, con una sola excepción (III, V). 
En coincidencia con esas dos fases se presenta la localización 
topográfica del autor : variada en la primera, estable en la segunda~ 
Bien puede supon~rse que esa estabilidad le permitió acabar la obra 
a un ritmo más rápido y en un tiempo notablemente inferior al 
de los ~tos anteriores .. 
TiTULO. 
Razonablemente debe. suponerse que la pérdida de las hojas 
iniciales ha privado al volumen de su título, pues lo más probable 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», "POEMA ÉPICO INÉDITO I55 
es que figurase en la primera, precediendo al texto, o en alguna 
hoja anterior, sin numerar. 
Sin embargo, cabe suplir esa falta, quizá con toda exactitud_, 
gracias a una indicación, de la misma mano que el texto, que 
figura al comienzo de la segunda y de la tercera parte de la 
obra: Guerras civiles de Flandes, e111 verso. La misma denomina-
ción aparece como encabezamiento del índice. Creo que no resulta 
aventurado tomarla como el verdadero título de la obra. 
AUTOR. 
Aunque la citada pérdida de las primeras hojas del manus-
crito nos ha privado probablemente de algunas menciones relati-
vas.a la persona del autor, en el interior del volumen se conservan 
indicaciones suficientemente explícitas y reiteradas para que no 
quepa la menor duda sobre la identidad del autor, incluso para co-
nocer su condición, junto con algunos datos biográficos: Pedro 
Alfonso Pimentel, español, alférez, participante en las guerras 
de Flandes, vecino de Burgos, Barbolla y Navarés en determina-
das fechas ( cf. F echa y lugar de c01n.posición). He aquí las refe-
rencias concretas a su nombre y condición: Dn. Pedro Alfonso de 
Pim-entet, alférez (46v); si no fuera español, quizá dijem (I33v); 
D . Pedro Pirn'8ntel, aliférez (234v); Segunda parte de las guerras 
civil-es de Flandes, recopiladas en verso p'or el a:lférez don Pedro 
AljOfllso Pimentel, vec·ino de la ciudad de Burgos (2IIr) (los mis-
mos datos se consignan de forma casi idéntica al comienzo de la 
tercera parte, 5041' ); Dn. Pedro Alfonso Pinzentel, alférez (en la 
hoja sin numerar que sigue a la 257); Don Pedro Alfonso Pinz,e11-
tel (503r ) . 
Su calidad de testigo y participante en los hechos narrados 
queda explícitamente declarada en diversos pasajes de la obra: 
En todas partes iba tepartiendo 
el duque, pues, su ejército famoso 
[. . ] . 
como supe )' lo vi (22()1') . 
156 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Y porque aquí mi lengu11 no resbala, 
que testigo de vista fui al presente (2341). 
dam'e pena lastimtera 
ver más amigos mruertos (zg6r). 
das meses justam'lmte s.on pasados 
que morimos con vanas espemnzas 
a la vista de enen:igos y cercados 
sin qt~e empleemos brazos, picas, lanzas 
y ahora nos volvemos maltmctados (305v) . 
uno es el verla, otro el referilla (477r). 
que causa adm<ira.ción hallarnos vivos (6ozv) . 
Algunas de estas menciones encierran una información biográ-
fica más precisa. De ellas se deduce que en 1567 estaba en Italia 
y que de allí pasó a Flandes con las tropas que el Duque de Alba 
llevó ; pues al referir la expedición comenta : uno fui de esta ma-
nida (133v). Mucho interés biográfico encierran los versos si-
guientes: 
Testigos son también. mds tiern-os años 
y el tiempo que a mi rey allí he servido 
los pantanos de Frisa tan extraños, 
donde me vi bien triste y ma~ herido, 
con mil necesidades y otros daños 
que sirviendo a mi rey he padecido (4r) . 
Además de estas noticias biográficas sobre Pedro Alfonso Pi-
mente!, el texto suministra una serie de indicios que permiten fun-
damentar algunas suposiciones sobre su vida y personalidad. Así, 
en primer lugar, su posible origen burgalés, no solo por su es-
tancia en la ciudad castellana al retirarse, como parece, del ser-
vicio de las armas, sino por otras varia» circunstancias que, aisla-
das, no tendrían relevancia alguna, pero cuya integración denuncia 
una especial relación de Pimentel con Burgos. Una de ellas es tl 
elogio tan vivoy la atención inusitadamente larga (21)(ft!, 300r, 
301r y v) que otorga a un burgalés, el alférez Pero Gil de Var-
gas, del que' no sólo refiere los hechos contemporáneos, sino su an-
«GUERRAS CIVILES -DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 157 
terior actuación en Lepanto ; y también ha de notarse que no sólo 
consigna su región, la Bureba, sino incluso la aldea, AguiJar. 
Claro está que todo ello puede deberse a un -simple motivo de 
admiración o amistad, pero a su vez éstas pueden responder a ra-
zones de coterraneidad. Otro indicio del mismo orden es el hecho 
ele que de un simple soldado, Ballesteros, consigne que era vecino 
c1e Burgos, cuando indicaciones similares no suelen aparecer en la 
obra, con la circunstancia menuda de que era tuerto (553r) . 
En el mismo sentido, origen burgalés de Pimentel, puede, qui-
zá, aducirse una de las características, antes explicada, de su len-
gua: la formación del gerundio sobre el tema de perfecto. De este 
fenómeno morfológico, que parecía característico del aragonés vul-
gar ( I ), he podido señalar hace poco su gran vitalidad en territorio 
burgalés (2), precisamente en la Bureba, región aludida pocas 
líneas antes. 
· En cuanto a la personalidad de Pimentel, cabe suponerle de 
familia noble, a la vista de su apellido; esta condición se confirma 
por la respuesta que da a un amigo que le pregunta por el modo 
de vida ..soldadesca : 
Habéis, pues, menester tomar un ayo 
que os diga cómo sois tan igualado 
vos con aquél que fue vuestro lacayo ( 238v ). 
Pedro Alfonso Pimentel bien pudiera ser un segundón, de los 
que iban a Flandes en busca de fortuna, de honores o de alguna 
encomienda, tipo de noble bien conocido en su época. En la co-
media Las Flores de Don luan, de Lope de Vega, Octavio dice 
a Don Juan, de parte de su hermano : 
Quisiera, y fuera mejor,. 
Don AloHso, mi set'ior, 
que os fuérades vos a Flandes, 
donde al cabo de seis aíios 
el Rey un hábito os diera (I, V). 
(r) R. M&....tNDEZ PIDAL, Poenw de YUfuf. Granada, 1952.-M. ALVAR, 
El dialecto aragonés. Madrid, 1953. Así se explica tam·bién su existencia 
en M urda, J. GARCÍA SoRIANo, Vocab1~lario del dialecto m1erciano. Ma-
drid, 1932. 
(2) F. GoNÚLEZ Ou.t, El habla de la Bureba. Madrid, I9Ó4, 37· 
158 BOLETÍN DE LA :REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
La misma idea se recoge en Pobreza, amor y fortwrro, de Diego 
y ] osé de Figueroa: 
Octavio. Señor, Don Diego, tu hermano. 
tan pobre está ... 
D. Enrique. Necio estás. 
¿No te he dicho que jamás 
n11e hables de ese villano? 
Vaya el pícaro a servir 
a Flandes, wya a ver nmmdo, 
y pues nació hijo segun·do, 
busque modo de vivir (3). 
Bien cuadran con la supuesta nobleza de Pimentel sus aficiones 
a la caza y a los toros, que parecen reflejarse en las comparacio-
nes (ej. más adelante) de este orden que él emplea en el texto 
de la obra. 
Pero más frecuentes son aún las comparaciones que aluden a 
abejas y colmenas ; si a éstas se unen las también relativamente 
frecuentes de origen agrícola y ganadero, podemos encuadrar a 
Pimentel en un medio rural. Enlazando esta suposición con las 
anteriores, podríamos concluir, como hipótesis, que Pimentel per-
tenecía a una familia noble, radicada en el lugar burgalés de sus 
posesiones; una nobleza de segundo rango, quizá una rama secun-
daria de la Casa de Benavente, a la que se adscribe el apellido 
Pimentel. 
De la personalidad moral de Pedro Alfonso Pimentel también 
da muestras su obra. A lo largo de ella se traslucen, con tono de 
espontánea sinceridad, los sentimientos del autor, de los que sólo 
crnsigno algunas breves muestras: su fe acendrada, que lamenta 
vivamente la herejía: 
Y todo aquesto. en nuestros tristes días, 
tal miseria hemos visto no pensada (3r). 
Y donde nace aqueste error extraño 
como vemos que crece cada día. 
Plegue al Señor alto que tal engaño 
castigue y le destruya .. .. ( 1&') . 
• (3) Más referencias en]. Monreal, Cuad,.os viejos. Madrid, 1878, 19-21. 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I59 
El que es siervo de Dios llore conmtigo 
y sienta en esta parle mil dolores (So/). 
Cuá.ntn lucía la fe de Jesucristo 
en el tiem.po pasado. De hora aigo 
/Ja astucia que es presente do anda listo 
en. cnturbü.lr la fe nuestro enemigo. 
¡Oh tiempo bueno y bienaventurado 
y cómo así te ve1nos tan mudado! (6ov). 
su devoción monárquica: 
Muy católico rey, pues sois lucero 
det mundo ... (3r). 
Y puesto que gu.iáis el estandarte 
iel cristianism·o en todo lo creado, 
sin dejar del oriente alguna parte 
do 7/uestro real nombre es sublimado, 
y en todo el occidente se reparte 
vuestro alto renombre y gran dictado (3v). 
N o se ha visto jamás moiseric01·dia 
tan am.plia como el Felipe ha usado 
en un pueblo tan lleno de discordia 
contra su mJsm,o Rey levantado; 
siemtpre s~¿ Majestad quiso concordia (6zz r). 
El autor se muestra como un hombre experimentado y de ahí 
el carácter reflexivo y moralizante que se percibe en múltiples 
pasajes de la obra; cito solamente uno, porque más adelante habré 
de reproducir otros, al examinar la función de este elemento den-
tro de la estructura literaria de la obra: 
Eje111.plos grandes sienz,pre nos ha dado 
el tiempo de los males que han v-enido 
por lo que ilwbediencia hubo causado, 
cnya razón y caso conoscido. 
Aunque.su•ceda mal en todo estado, 
quien no fuere obedien·te o no lo ha sido, 
no te1~ga a desventura ver castigo 
cont1·a quien de sí m-ismo es enemrigo (47v). 
100 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
N o falta tampoco el comentario personal . sobre la actuación de 
los jefes militares. Pimentel muestra siempre una gran indepen-
c!encia de juicio, de modo que sus críticas son, según los casos, 
favorables o adversas : 
Fáltales la palabra Don Fadrique (3IfV). 
A donde tantos nuestros p·adecieron 
mawrtes y retirada vergonzosa 
por makJ orden en este cerco dada, 
quedando nuestra gente muy cansada (3251'). 
Y lo jura J' su firma allí lw firrnado, 
con que puso a las gentes muy ufmtas; 
pero no lo cumplió, que se ha partido 
sin cum1plir ni hacer lo prometido (331v). 
Ahora quiero decir con cuánto tiento 
Don Luis de Requesen·s, excelen·te, 
va entrando a gobernar, con un talen,fo 
bueno, sabio, discreto y muy prudente (333r). 
A propósito de que el auditor Gonzalo de Pareja, morisco de 
G1anada, por 1vonada manda ahorcar a vanos soldados, Pimentel 
recuerda que el señor Don luan en e~ presente 1 en España a su 
tierra trae llanada (234-zJ) y, poco después, con malévola ironía, 
alude al mismo hecho, recogiendo el eco popular: del auditor Pa-
reja y sus novekis 1 que dicen que a Gra:ncda da venganza / flor 
matar espamoks (z38r). 
En cuanto a la formación cultural del autor, también el texto 
¡:ermite formular algunas suposiciones, aunque las referencias o in-
cUcios de este ctt"den no sean lo suficientemente numerosos ni es-
pcíficos como para llegar a un juicio muy concreto. Pimentel 
muestra conocer los métodos escolares d'e la época al decir: quiso 
hacer el comento con la glasa (I451'), pero es un indicio muy débil 
como para atribuirle, pcir él, formación universitaria. Conocía, por 
le menos de modo elemental, la mitología, como se verá al estu-
diar, más adelante, la utilización literaria que hace de ella. 
Las alusiones eruditas desparramadas por la obra son, en su ma-
yoría, de carácter histórico, preferentemente del mundo de la anti-
g_üedad clásica. Concretamente, hay citas de P om.peyo ( 4300), 1 ulio 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES>>, POEMA ÉPICO INÉDITO IÓI 
Césa1· (297v, 436v, sos), Marco Antonio (sosvJ, Cleopatra (SOSv), 
Nerón (<;¡Sr, I2I1', 246r), Al!ejandro Magn'O (297v), Vespasiano .3' 
e: cerco de Jerusalén (7r8r), Anibal (304r, 436v), el Senado ro-
mano (304"'), Numancia y Cartago; solamente dos de carácter bí-
blico: Noé y el paso del Mar Rojo por Moisés (28rv); algunas 
medievales: el Cid (146v), D. Pedro el Cruel (z6Ir, 490V), D. En-
rique de Trastamara (490V), Belirán Claquí-n (2r6r, 490V), Maho-
ma y H eraclio ( r 6v), Saladino y el Duq·ue de Bullón (546r),los 
Pares de Carlomagno (727r). 
Son escasas las alusiones literarias: Homero (I33v), Héc-
tor (3Ior), Séneca (3I01") y, de modo genérico, cita los libros de 
caballerías (212r); probablemente hay una reminiscencia literaria 
en los versos: la vista les dio espanto de tal suerte 1 que parecía 
vet· cortes de la muerte (39Ir). 
También se mencionan en la obra algunos sucesos y personas 
de época contemporánea: antagonismo de Carlos V y Francisco I, 
con referencia específica a Pavía (492r), otra alusión al monarca 
español (239Y); saco de Roma por el Condestable de Borbón (26Ir J; 
Hernán Cortés y Pizarra (24or); Lepanto (29Br); pérdida del Rey 
D. Sebastián (t¡86v). 
A fenómenos de orden natural sólo se alude en una ocasión : 
en las Indias, la fu.n'a acelerada 1 de l'a')'OS )' relámpagos y true-
tt(IS 1 que los in,dios de m.iedo viven llenos (91). 
Los datos . expuestos hasta aquí no autorizan a suponer a Pi-
mente! en posesión de una extensa o profunda erudición. Ahora 
bien, como no utiliza nunca sus conocimientos para alardear de 
ellos y, por otra parte, se muestra siempre consecuente con su 
propósito de brevedad, puede atribuírsele una formación cultural su-
perior a la que refleja en su obra. Pimentel debe ser, pues, con-
siderado como un autor culto. Aunque esta afii:mación resulte, 
inevitablemente, vaga, creo que es suficiente como supuesto para 
el estudio de la proyección de la personalidad del autor en la rea-
lización de su obra. 
DETERMINACIÓN DEL GÉNERO LITERARIO. 
¿Qué clase de obra es Guerras ci'ltiles de Flandes? ¿A qué 
género literario debe adscribirse ? 
11 
IÓ2 BOLETÍN DE LA RR~ ACADEMIA ESPAÑOLA 
Si hubiera que responder de forma inmedíata y definitoria a 
esta pregunta, sin duda alguna que habría de considerarse poema 
épico: su contenido, hechos bélicos ; su modalidad expresiva, la 
octava real, son datos suficientemente caracterizadores, en principio, 
para sentar tal afirmación. 
•Pero, pese a estos rasgos, la simple lectura de la obra hace 
dudar de tal calificación; y un examen detenido obliga a matizarla 
~- a establecer distingos. AnticiParé que, en mi opinión, el propó-
sito del autor fue la de componer un poema épico ; pero que por 
desconocer las normas y características de este género o no saber 
acomodar a ellas su marcada intención historicista, la obra se pre-
senta ante nosotros configurada con una tonalidad de ese orden, es 
decir, como una historia o crónica, en forma versificada. 
Para garantizar estas afirmaciones examinaré a continuación 
su estructura temática y su modalidad estilística. 
TóPICOS TEMÁTICOS. 
La épica, según las normas tradicionales de este género poé-
tico, exige la lejanía y separación del poeta respecto de los acon-
tecimientos que expone. Sólo cuando éstos se presentan remotos, 
resulta posible al autor el libre vuelo de la fantasía y la creación 
así del necesario clima poético. Historía, y no poesía, considera-
ban los preceptistas latinos a hi Farsalia, ya que la separación de 
un solo siglo constreñía a Lucano a ceñirse fielmente a los acon-
tecimientos que narraba. 
Pues bien, Pimentel no sólo resulta contemporáneo de los he-
rhos que refiere, sino testigo y aun activo participante en ellos. 
Se produce, pues, por su propia circunstancia temporal, un in-
evitable condicionamiento de la obra a la verosimilitud histórica, 
lo cual redunda en detrimento de la libre creación. Al llegar a este 
punto hay ya que preguntarse, antes que nada, por la intención del 
autor al componer su. obra. Ciertamente, una vez más hemos de 
};;mentar la pérdida de las hojas iniciales que, con gran probabi-
lidad, contendrían, dada la minuciosidad de Pimentel en sus anota-
ciones marginales, alguna declaración expHcita sobre la finalidad que 
buscaba; la cual sería de· gran interés para responder a la cuestión 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I63 
planteada. Pero no es del todo irreparable la falta, pues Pirnen-
tel, en diversos pasajes, deja constancia directa e indirecta de la 
finalidad que persigue : narrar fielmente, atento siempre a la ver-
dad, unos sucesos vividos por él : 
Vuelvo a la historia por contar el hecho, 
cómo fue el suceder mal a monton-es, 
hasta decirlo cierto y satisfecho 
deje a todo varón con n1is renglones 
contando la razón cierto y derecho, 
sin salir. de verdad, ni dar razones 
falsas, ni con m<entira decir cosa, 
sino llaneza propia y prm•echosa (z3v) . 
Lo que deste n-egocio ha resultado 
se dirá en este can•to que se espera, 
porque es arduo y es largo y aun pesado 
y va al pie de la letra verdadera ( 45r). 
Y lo que en español allí fue puesto 
es aq-u·í al pie de la letra aquí sacado. 
N o qniero ser en verso yo molesto, 
en prosa va que así fu'! trasladado, 
letra por letra va de su su pesto (5zor). 
Declaraciones corno las transcritas se reiteran a lo largo de toda 
la obra. Y así corno otros poetas épicos contempqráneos (Sern-
pere, Zapata) protestan también de la veracidad histórica de sus 
obras, pero en el transcurso de sus narraciones insertan personajes 
y episodios de su creación, Pimentel, por el contrario, se mantiene 
siempre consecuente con su propósito. 
De ese afán del autor por atenerse a la realidad, constituyen 
buena prueba los centenares de notas marginales que acompañan 
al texto. Pero aún se encuentran manifestaciones de esa actitud 
más importantes para nuestro propósito indagador, en cuanto que 
útañen directamente a la estructura y configuración de la obra. 
En el propio cuerpo de ella se incluyen, con frecuencia, a veces 
tn transcripción literal, a veces versificados, numerosos documen-
tos de diversa condición : memoriales, ca~tas, edictos, capitulaciones, 
etcétera. También se explana Pirnentel, en diversas ocasiones, en 
164 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
consignar verdaderos informes, en prosa o verso, sobre la composi-
ción de las unidades militares, sus mandos, sus efectivos bélicos, etc. 
Ahora bien, la presencia de estos elementos no puede conside-
rarse como inclusión de un cuerpo extraño dentro de la obra, como 
mengua de su unidad formal por atentar contra su estructura; 
en ningún momento lo siente así el lector. Unicamente podrá de-
cirse de estos fragmentos o pasajes que constituyen el material más 
netamente historiográfico de la obra, ya que toda ella se des-
envuelve bajo la misma tonalidad . 
. Es decir, que en todo momento Pimentel aparece como el in-
formador veraz que se ha propuesto ser y sus octavas se enca-
minan directamente a la narración de sucesos reales, sin que en 
ninguna ocasión se produzca el menor atisbo de abrir una vía 
hacia lo imaginativo. Pimentel, tras describir el escenario de los 
hechos y la condición de sus moradores, va exponiendo medidas 
de gobierno, revueltas, sublevaciones, combates, treguas, paces ... , 
todo ello con un orden y una puntualidad absolutos, con mención 
rigurosa de año, mes y día en múltiples pasajes. A veces, incluso, 
les hechos referidos se ordenan en estricta disposición de diario, 
es decir, precedidos de la indicación cronológica correspondiente; 
así aparecen, por ejemplo, en el pormenorizado relato de 1;~ nave-
gación de la Armada invencible, cuyos movimientos y peripecias se 
siguen puntualmente. 
En resumen, pues, toda la obra, debido -a la proximtdad del 
autor a los acontecimientos y a su afán de veracidad, se presenta 
profunda y constantemente apegada a la realidad, con la consecuen-
te ausencia de lo maravilloso. La observación de estas característi-
cas ya resulta suficiente para poner en . duda su carácter de poema 
épico, pero vamos a profundizar más en el examen de su compo-
sición estructural. 
En Guerras civiles de Flandes faltan de modo casi absoluto los 
motivos y tópicos concretos característicos de la poesía épica. Por 
supuesto, en cuanto que lo fantástico está radicalmente ausente de 
ella, no 'ofrece cabida para presagios, vaticinios, sueños, visiones 
mapamundi, ·etc., recursos reiterados no ;ya en La Araucana, pese 
a su esencial fidelidadhistórica, sino aun en las obras de Sempere 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 165 
y Zapata, cuyo carácter poético no es aceptado por todos los crí-
ticos. 
Tampoco puede señalarse la presencia de un héroe, más o me-
nos mitificado, que centre la obra en torno suyo, sino que no hay 
héroes, no existe ninguna figura aureolada por la fama de sus 
hechos. Quienes pudieran serlo, no pierden nunca su estricta iden-
tidad personal, su condición profesional, valga decirlo así. Son 
gobernadores o generales que aciertan unas veces en su gestión y 
yerran otras; y que, en todo caso, no escapan al comentario inme-
diato y realista del autor, que los juzga por su proyección concreta 
sobre determinados acontecimientos. 
Faltan las descripciones entusiastas y ardorosas de Jos combates, 
la exaltación del valor de Jos combatientes, la proclamación de la 
victoria, el rendimiento de los vencidos, la exequias de Jos guerre-
ros muertos. Pimentel informa, sí, de los acontecimientos de esta 
e&pecie, pero sin transfigurar nunc~ su realidad ; a Jo sumo, ma-
r ifiesta su alegría o su pesadumbre, según el signo bajo el que se 
hayan desarrollado. Pero incluso renuncia explícitamente a referir 
los acontecimientos bélicos detallando sus pormenores exaltativos 
y enardecedores: 
Pudiera aquí enriquecer tni pluma 
diciendo las cabezas de soldados, 
mas yo tengo por bien que vaya en suma 
porque hechos tan aventajados 
ningwn;o por m.uy m1{cho que presuma 
podrá decir los hechos señalados 
que nuestros españoles aquí hicieron 
pues tan pocos a tantos sometieron. 
Y o tengo por can·sancio en la batalla 
decir golpes de esgrima fieros dados 
cuál cómo rompe arnés, cuál cota o malla, 
y cómo otros los brazos van cortados, 
otros cómo subiendo a la muralla 
caen abajo muy despedazados. 
Deste particttlar :¡•o no p1·ocuro 
decir, porque lo m·eve es 1nás seguro (I63v). 
166 BOLETfN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Significar agora estas heridas, 
y el otro de la pólvora abrasado 
y otros muchos que quedan con las vidas, 
cuál medio m.uerto, cuál mruy maltractado, 
y las venas de san{!l·e ya rompidas 
que tiñen la color al verde prado, 
no me parece justo declararlo, 
sino tan solamente señalarlo (212v). 
Estimo que estas declaraciones, tan inequívocas, encierran un 
enorme valor para juzgar la actitud del autor. Por sí solas, 
dn más elementos de juicio, serían suficientes para la clasificación 
de la obra, pues denuncian explícitamente la falta de voluntad 
épica en el autor o, al menos (y creo que esto es lo más probable, 
como luego trataré de comprobar), su carencia de comprensión y 
sentido del género. Pero sigamos en el análisis emprendido. 
El recuento de las huestes combatientes encierra siempre en la 
obra de Pimentel, como ya se ha indicado, una finalidad informa-
tiva, sin que la descripción adquiera nunca relieve ni colorido. De 
modo que lo que en la poesía épica suele constituir un brillante 
desfile para impresionar la fantasía del lector, en la obra presente 
no pasa de ser ·un informe de efectivos militares, desprovisto de 
todo interés literario. Seria improcedente reproducir aquí, por su 
extensión, alguno de tales pasajes; pero baste señalar que versos 
como: 
Victoria 
al fin cantan los nuestros muy teñidos 
de purpúrea calor a sus vestidos (201r). 
en los que siquiera de un modo tímido parece iniciar Pimentel 
una transfiguración de la realidad que no llega a desarrollarse, 
son únicos en toda la obra. 
Después de las anteriores observaciones, obvio resulta casi ad-
vertir que tampoco se producen esas idealizaciones del paisaje que 
la poesía épica dispone para los momentos de paz y para los jue-
gos y torneos durante el descanso de la lucha. Nada de eso 
aparece en Guerras civiles de Flandes, que tampoco acogen otro 
de los motivos tópicos, el del amor. Una ligera alusión al que 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 167 
parece iniciarse entre la Reina de lnglatera y el Duque de Alen-
<;on queda sofocada de modo intencionado : 
no nos paremos, pues, en las grandezas 
que hace el n-i§w ciego en tal efecto (sosv.i . 
Pero si Pimentel no deja ningún escape a la fantasía, sino que 
ciñe su relato .a los <iucesos ·reales, no por eso está ausente de la 
· obra la presencia del narrador, sino que asoma con frecuencia a 
ella por vías diversas, como ya ha habido ocasión de decir: co-
mentario y crítica de las conductas personales ; manifestación de 
sus sentimientos, alegres o tristes según el signo de los sucesos, 
etcétera. Las alusiones a su propia persona y actuación (antes 
quedaron consignadas) son, por lo general, meramente deñotadoras 
de su presencia en el escenario de los acontecimientos. 
De estas irrupciones del narrador en la obra han de destacarse 
dos especies reiteradas, en cuanto que influyen en la estructura de 
ella y constituyen dos tópicos que, si bien de alcance secundario, 
son propios de los poemas épicos. Me refiero a la presencia de re-
flexiones y consideraciones morales de carácter general al comienzo 
óe cada canto, lo cual sucede en casi todos los de Guerras civiles 
ac Flandes; he aquí algunas muestras·: 
El cjue desea mal o lo pretende, 
que tarde o luego tiene de b1tscarle 
por cualquier suerte o modo, hasta que entiende 
el sitio a drmde está, y en el hallarle 
se huelga, y es sutil en do se enciende, 
pues es dificultoso el apagarle; 
y si el fuego en el alma está encendido, 
mu:v mal re111.edio tiene tal herido (z3r) .' 
¡Oh, cuántos males en el 11l<tl1'!do ha hecho 
la inabediencia, pues que fue el primero 
daí1o por do perdim.as el derecho 
de: la inocencÚl! ¡Oh caso lastimero 
y dign<J de llorar un tal prrrtJecho, 
p-ues éste fue el camino carretero 
por donde el enemigo proprio ·nuestro 
sembró el 1tlal de tos males, el maestro! (47r) . 
168 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Muy poco le aprovecha el buen consejo 
a aquel que está en el mal mruy obstinado 
y con S!t ceguedad caduco y viejo 
y que jamás pretende ser curado, 
burla de la sah4d y claro espejo, 
ama la oscuridad por don preciado, 
huye de la verdad éomo enemigo 
y quiere a la mentira por abrigo (94v). 
¡Oh, qué reveses hay en esta vida! 
N o se p-u-ede llamar cosa segura, 
pues en el mej01' gusto, más caída 
se halla : tanto puede la ventura. 
¡Oh ~nda, más que muerte dolorida! 
¿Quién fíe en ti, ¡mes una coyuntura 
basta a quitar la fama de cien años, 
causando un chico daíio cien nz.il daños? ( r64v). 
Quim ha de gobernar, mire primero 
el cargo que r!X'Íbe y ha tomado, 
que si1~ pensar se hace un ventisquero 
qt~e pone al que gobierna en grc;n Cl(.idado, 
y para lo volver en el sendero 
de razón cuando r;:;ucho ha 'trabajado, 
vey la dificultad de tanto da~io . 
y es H:-ejor que remedio el desengaño (z8zr). 
El otro tópico característico es la manifestación de cansancio 
al final de cada canto y la referencia al siguiente como recurso 
de transición. A esta o análogas indicaciones recurre Pimentel en 
los pasajes oportunos, como se ve en los reproducidos a conti-
nuación: 
Lo que deste negocio ha resultado 
se dirá en este canto que se espera, 
porque es arduo y es largo y aun pesado 
y va al pie de la letra verdadera. 
Y es bien que un poco hayamos descansado 
para poder tornar a la ·carrera. 
El lector en el . canto que aquí vien·e 
podrá saber el fin que el caso tiene (46r). 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 16<) 
diré lo que voy viendo 
en el canto que viene y ÚJ contando, 
que ya me cansa: el ruido y el estruendo (129r) . 
e eso en aqueste canto, porque viene 
otro que difere111tes cosas tien•e .(164r) . 
Termino aquí el análisis de la configuración temática de Gue-
rras civiles de Flandes realizado con vistas a determinar su natu-
raleza genérica. El balance de sus elementos de esa especie resulta 
claramente negativo en cuanto a su consideración de obra épica. 
Examinaré a continuación, con el mismo propósito, su configura-
ción estilística. 
EsTILo. 
Muy en consonancia con la intención declarada del autor ycon 
el contenido de la obra está la utilización del lenguaje, que en 
Pingún momento alcanza la elevación expresiva que la poesía épica 
requiere. El análisis estilístico mostrará la verdad de esta afir-
mación. 
Pimentel busca únicamente la comunicación directa de los he-
chos, sin preocuparse de embellecer su expresión. La obra está 
realmente desprovista de aliento poético y esta falta no parece que 
se deba a un fracaso de realización, sino que ni siquiera se percibe 
que en ella se haya buscado ninguna finalidad o intención de orden 
estético. 
Si en cuanto al contenido aparece la preocupación por la vera-
cidad como el rasgo más acusado desde el punto de vista del autor, 
en cuanto a la forma expresiva ~esalta la llaneza como su caracte-
rística más constante. Y del mismo modo que esta llaneza estilística 
se opone a la solemnidad expositiva de la poesía épica, la volun-
tad de brevedad, otta caracterí~tica explíCÍtamente reconocida por 
el autor: 
El ir desmenuzando cada cosa 
Slt calidad, Slt corte, sus efectos 
fuera muy ·necesario grande glosa, 
l.a cual yo n-o procuro en wis conceptos. 
170 BOLETÍN DE LA REAL ACNDEMIA ESPAÑOLA 
De paso iré con pluma presurosa, 
diciendo en suma aqu-i algunos sujetos, 
señalando !As partes y no el todo, 
con mucha brevedad por cualquier 1nodo (sv). 
Deste particular yo no procuro 
decir, porque lo l:Jreve es más seguro (163v). 
Ames quiero 
la brevedad en estos consonantes 
que seguir muy prolijo mi sendero (4oov) . 
se aviene mal con la tendencia al énfasis y a la perífrasis am-
pulosa que la poesía épica suele prodigar como procedimiento de 
realce expresivo. 
La aludid¡t llaneza 5e manifiesta en la ausencia, entre otros re-
cursos retóricos, de los rasgos estilísticos propios de la poesía épica 
y aun de la -poesía en general. 
Ciertamente que son muy numerosos los casos de hipérbaton, 
pero no pueden explicarse por motivación artificiosa al servicio 
de la expresividad o con citalquiera otra intencionalidad estilística, 
sino por torpeza de expresión o por deficiente dominio del verso. 
como antes se mostró. 
No se encuentran apenas metáforas ni imágenes en obra tan 
extensa como la presente, y las utilizadas suelen ser tradicionales 
y mostrencas, carentes, por tanto, de todo vigor poético. Señalaré 
en este aspecto, como única peculiaridad, la reiteración de una de 
función · engrandecedora, hiperbólica: 
La sangre que en arroyos se volvta (263r). 
Y un gran río de sangre que regaba 
la tierra, que a los vivos espantaba (344v) . 
La furiosa Be lona que· teñía 
ocho arroyos de sangre en ocho partes (396r) . 
Fue tan abundosa 
&z san'{J7'e de los tristes que hwian 
que como arroyos de agua así corrían (392'U) . 
Qu.e la sangre en arroyos ya crescía (479V) . 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 171 
Con mayor frecuencia utiliza el autor comparaciones, que suelen 
aplicarse a situaciones bélicas. Pero como casi siempre apuntan 
a objetos o actividades de la vida cotidiana, su función en modo 
alguno contribuye a alcanzar un tono épico, antes bien, despiertan 
resonancias del orden a que pertenecen. 
Una clasificación temática de las fuentes de comparación per-
mite conocer unos centros de interés bien determinados, que, de 
algún modo, podemos considerar, según ya he anticipado al tratar 
del autor, como delatorios de aspectos de su personalidad. De las 
32 comparaciones utilizadas, nada menos que cuatro aluden a abe-
j&s y colmenas, más una a abejones: 
Cual sueten las abejas :va pasado 
el veram;, e invierno ya venido 
comer ntdel y panales, y a mi(Ís pena 
se van, sin n1ás volveT a la colnt,ena ( I 3v). 
tanto llena 
cual suele estar de abejas la colmena (I 2Sr). 
Fue com-o suele hacer el colmenero 
a la enjambre de abejas descarriada 
que con el hum-o mete al vaso entero (386v) . 
Cual susurro dr- abejas enojadas 
que salen de su cuezo mal sufridas (692) . 
N o se vi.a de abejones mayor ruido 
que en·tonces nuestro cam.po ci-ento a ciento (17I r). 
También son cuatro las comparaciones que hacen referencia a 
toros y toreros : 
N o es más reñida lid ni peligrosa 
la de los bravos toros enojados (7~). 
Cual va del coso 
el toro de Jarama an:ena:::cndo (542v). 
Las ondas bramasen 
u:tt)' más que el toro agarrochado 
cuando cuatro lebreles le han echado (653v) . 
172 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Entraban· y salían -tan ligeros 
cUlll entran a torear los loTeros ( 664r). 
Distintas manifestaciones cinegéticas dan motivo a otras tantas 
comparaciones: 
Hizo necesidad ser más ligeros 
a nuestros españoles que hace el viento 
a los neblís subir por los oteros 
que las wubes dem.uestran ciento a ciento 
cuando la garza. vola y los 111i01>teros 
la p;erden de vista en un nl·em"ento (zs6v). 
Sem;ejante 
a dos ligeros galgos que corrían 
wna pobreta liebre mal andante (4191). 
Camina muy más recio que el sabueso 
va tras el jabalí por do es la senda (554r). 
Las restantes comparaciones empleadas resultan más difíciles de 
clasificar con rigor, pero podría formarse un grupo con las que de 
diversos modos se relacionan con la agricultura o la ganadería ; 
hay dos alusivas a la enfermedad y otras dos al fuego. De su ca-
rácter tópico y poco expresivo, como de su acercamiento a la 
realidad prosaica, puede juzgarse por algunos ejemplos: 
hace cual un doliente echado en cama (448v) 
no hace }o langosta en la campafw 
tanto dwio en el trigo ni su saña (97v) 
no los estiman cual los caracoles (290V) 
que relun:.b-ran sus armas como soles (31or) 
Con finalidad comparativa se utiliza también un refrán : 
cual suele suceder del can insano 
que dais le pan y tmtérdeos pan y mano. 
Como recurso al servicio del énfasis expresivo, puede conside-
rarse la utilización, hasta cierto modo frecuente, de nombres de di-
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I73 
vinidades mitológicas, pero siempre en uso metonímico, es decir, 
empleados en sustitución de la realidad que simbolizan. Así, Apo-
io (224J', 461r) y F ebo (388r, 461r) por el sol; Diana (563r) por 
la luna; Marte (241', 73v, 127r, 13~) y Belona (361v, 387v) por 
la guerra; Atropas (2..f'l'.i por la muerte; Baca (I4V, 73v) por el 
vino; N eptu1~o (I33v) por el mar; Cupido (sosr) por el a111·or. 
He aquí algunos de los pasajes correspondientes a las anteriores 
citas, las cuales comprenden la totalidad de los casos: 
Febo ya salía 
con• su .cabello de oro mat¡zado (388r). 
Hasta que Apoto con su luz mostraba (2241) 
N o escribo yo todo cuanto M arte 
hizo en esta ocasión (1341'). 
Mucho más p-uede Baca en esta parte 
que el riguroso. fiero )1 m'G7JO M arte (73'Z'). 
Este uso, tan poco relevante por su tradicionalidad, sólo se ani-
ma en un par de ocasiones al adoptar un tono deprecativo : 
Tú, Belona, dirás que lo mirabas 
a despecho y pesar de la Fortuna (381v) 
Dejáraslos, Fortuna, en tal sosiego, 
no los b-usques más pena., )lO te ruego (sorv) 
Finalmente, hay referencias a Narciso (I29ZJ, 537'V) y a H ér-
cules (48or), como términos de comparación. 
Tampoco la adjetivación desempeña función e~tética aprecia-
ble, hasta tal punto que en obra tan extensa como Guerras civiles 
de Flandes no se encuentran más epítetos que los siguientes: verde 
prado (212'V), claros rayos (272r), claro sol (272r) dar o 
río (:z&>r), clara mañana (z84v), fresco vü:nto (2if:m), cruda gue-
rra (3~) , bellas flores (472V), graciosa y fresca primavera (625r). 
Termina aquí la constatación objetiva de 1~ ausencia de recursos 
formales en Guerras civif.es de Flandes. ~ntra esta apreciación se 
alza, en primer lugar y dentro del mismo orden de valores, un 
174 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
:·asgo estilístico de gran trascendencia : la obra~ está escrita en verso. 
Este hecho -precíndase, por ahora, de valorar el resultado obte-
nido-- obliga necesariamente a suponer que el autor buscaba dotar 
a su obra de una solemnidad expresiva superior a la que podría 
obtener en prosa. A un hombre de su formación no le pasaría in-
advertido el mayorprestigio del verso como modalidad expresiva; 
esta consideración, más o menos reflexiva, le inclinaría hacia él, 
pensando, sin duda, que era la forma más idónea para recordar los 
triunfos españoles en Flandes, de los que tan orgulloso se siente. 
De lo consciente de este proceder resulta también indicio patente 
1'1 hecho de que no sólo utilice el verso, sino la estrofa típica de 
la poesía épica. Aquí también hay que indicar que, en cuanto a la 
estructura formal, Guerras civiles de Flandes aparece dividida en 
cantos, según es igualmente característico de los poemas épicos. 
Pero el propio Pimentel reconoce en dos pasajes diversos la in-
cdecuación del verso para tratar de determinados asuntos : 
Y lo que en español allí fue puesto 
es al pie de la letra aquí sacado. 
N o quiero ser en verso yo molesto, 
en prosa va que así fue trasladado, 
letra por letra va de su supuesto (52or) . 
Y si en verso la. orden se contase, 
seria largo volumen y enfadoso 
en que el lector de veras se cansase. 
Por otra parte, no sería gustoso, 
ni hay mejor como aquí se declarase, 
que es en prosa. Por tanto, deseoso 
de hacer breve compendio, decir quiero 
de la armada su orden por entero (633~) . 
Lo malo es que esto mismo podría decirse de muchos pasajes 
de la obra -y en general de toda ella- que van en verso, dada 
la finalidad originaria con que el autor la compone y su supremo 
ideal de ser verídico a toda costa. 
Es decir, qtie si P.imentel se propuso, como efectivamente pa-
rece, escribir una obra épica, el resultado no está concorde con la 
intención perseguida, ahogada antes de nacer por el afán histori-
dsta. Esto puede asegurarse aun con olvido de la notoria falta de 
~GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 175 
maestría que el autor acusa al versificar, como antes se mostró 
con detenimiento. Mejor o peor, Pimentel adapta su materia na-
rrativa a las debidas formalidades métricas. pt"ro no alcanza la 
poesía. No la alcanza, sencillamente, porque, corno acabo de decir 
con otras palabras, no se lo propone o, al menos, no se lo propone 
como finalidad primaria. El empaque formal del verso no basta para 
convertir en poesía un contenido condicionado por una pretensión 
radicalmente historicista. 
VALORACIÓN LITERARIA. 
Para abordar esta cuestión conviene partir, como supuesto bá-
sico, de la conclusión alcanzada en la precedente investigación ana-
lítica: Gu.erras civi/.es de Flandes, antes debe ser tenido como his-
toria o crónica rimada que como poesía épica, pese su apariencia 
formal, pese a la posible intención del autor. Este, en mi opinión, 
ganado probablemente por el prestigio del género épico para los 
asuntos de carácter bélico, se propuso realizar un poema de dicho 
género, pero no resulta posible afirmar que lo consiguió. 
N o supo percibir más que las características estrictamente for-
males -algunas, ni siquiera todas-- del poema épico o, en caso 
áe que llegase a comprender qué era una obra de esta especie, 
fracasó al intentar realizarla. Si Pimentel tenía dotes poéticas, 
éstas quedaron desplazadas ante el propósito arraigado de mante-
ner la narración dentro de la verdad histórica, sin apartarse un 
punto de ella. 
Al enfrentarnos ahora con la obra en su realización ·concreta, 
bueno será no olvidar que los anteriores análisis estaban motivados 
por una finalidad delimitadora -precisar su género literario- y 
ere modo alguno valorativa. El proceso seguido para poder deter-
minar con objetividad su naturaleza era de signo marcadamente ne-
gativo, de modo que dicha inquisición ha podido producir una fals.-'1 
imagen de la obra en cuanto a su valor y caracteres específicos. 
Por eso me parece oportuno, antes de pasar a examinarlos, recor-
dar aquí que una cosa es la clasificación genérica de una obra y 
otra su valoración literaria. 
En primer lugar, la conclusión de qtie se trata de un texto his-
176 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
toricista no debe llevar a creer que constituye .un mero relato des-
pcr-ovisto de toda traza literaria o de todo acierto formal. Ni tam-
poco, por el contrario, que su reconocida llaneza expositiva suponga 
necesariamente claridad o corrección o fluidez de lenguaje. 
De modo que, no por carecer de elementos retóricos al servicio 
de la expresividad, la andadura de la obra deja de ser lenta, en 
ocasiones torpe y casi siempre desaliñada. Pero también es cierto 
que esa misma pobreza de recursos intencionales permite alcanzar 
a Pimentel, en algunos momentos, un notable vigor narrativo. Así, 
ron base en ¡;u simplicidad estilística, se logra infundir gran viveza 
a determinados pasajes, como el siguiente, de claro sabor épico: 
A Don Alonso de Vargas no ha. querido 
y tksta suerte habló y ha respondido: 
"¿A dó podremos más mejor mostrarnos 
que en aquesta ocasión que es la prim.era? 
¡Qué dirán los que vean ya tornarnl()s 
sin destruir aquesta gente fiera? 
¡Ea ya! Procuremos de animamos 
y no se vayan, pues, de esta .manera 
riyendo, que las puertas han ·quemado 
de Ruremonda: y nadie les ha hablado." 
Todos los españoles, deseosos 
de pelear, apoyan las razanes 
de Don Alonso .Y dicen muy furiosos 
a Don Sancho: "¡El perder las ocasiones 
es de -ruines, cobardes l' m'f!drosos !" 
Don Sancho dijo: "¡Ea, pues, nrás leones!" 
Y luego, sin parar, en el memento, 
tras los contrarios van en seguímdent.o (16ov-161r J. 
En otros sabe transmitir .Ja emoción de tma situación dramática, 
tal la escena de la prisión del Conde de Egmont: 
El Conde de Egmont, de comedido, 
'Vista del Duque dada la licencia, 
en el memento y hora fue salido. 
Hace comedimiento y reverencia, 
«GUERRAS CIVILES DE :FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 177 
con lo cual se ha del Duque despedido. 
Y al salir de la sala, resistencia 
se le pulSo: esto fue porque ha topado 
al Prior; y otros dos van a su lado. 
Y Un<l plática tra·cta suficiente 
el gran Prior, al de Egmont llevando 
a la muy larga sala conveniente 
para aquesta ocasión. Y a ella llegando, 
le wifo . que a prisión en el presente 
le diese, porque el Rey lo fue mandando. 
El conde de E(J1'nont que esto hubo oído. 
quédase sin color y sin sen.fido. 
Y mucho más lo fue cuando dema.nda 
el Prior Don Fernando le entregase 
la espada, todo a un punto y a una banda. 
Y co-mo el de Egmont ahí replicase : · 
"Aunque el Rey Don Felipe aquesto manda, 
también es justo aquí que se m.irase 
cómo soy del Tusón, )' deste estado 
a nadie sino al Rey está obligado". 
"A él mismo bien podré darle mi espada, 
a otro no, el Tusón no lo con.siente, 
ni su Orden tan alta celebrada; 
J' dar mti espada no mte es conveniente. 
e 01l ella m.uchas veces libertada 
fue de aquestos Estados la más gente." 
y aunque más dice el e ande y más porfía 
la espada da al Prior y la rendía (14Iv-I42r). 
Merece ser reproducido en su totalidad el pasaje referente a la 
ejecución de los Condes de Egmont y Horn, no sólo por constituir 
una excelente muestra de la personalidad literaria. del autor, sino 
por su valor objetivo. Pimente1 acierta a reflejar la tensión sico-
lógica del momento en este fragmento que aúna la sencillez na-
rrativa y la observación realista de las circunstancias ambientales 
con el sentido dramático del acontecimiento: 
Y lo que de la noche le ha quedado, 
io pasó ron llorar su desventura. 
N o quiere· de nadie ser consolado, 
llora con lágrimas todas de amargura. 
178 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Lo m.esmo al Conde de Hornos le ha pasado, 
que se llama muy falto de ventura. 
Hartas lástimas dice allí cada wno. 
que lo dejo por no ser im.portuwo. 
Otro día que ya hubo M#l'anecido. 
El Conde de Agamón, 'lfiendo llegaba 
él tiempo do su vida ha concluido, 
un sacerdote pide y demanda 
para se confesar. Y le han traído 
al Obispo qt~e de Ypre se llamaba, 
hombre de santa vida y gran letrado, 
con el cual su con·ciencia ha descargado. 
Y m.i.entras, pues, que el Conde se crmfiesa, 
el DU<fl"'e ,apercibir manda su gente. 
Armanse a punto, sin fa}ta?"les pieza, 
y en escuadrón les puso presta·mente.Y un cadahalso alto se endereza, 
todo de frisa negra convenienrte, 
en medio de la plaza, a do se habría 
de ejl!'cutar el juicio que se ha•cía. 
Y a las puntas de aquel cadalso estaban 
dos maderos adonde estar habían 
las cabezas, que inhiestos se mostraban 
y que de todas partes bien se vían. 
Y mientras estas cosas se pasaban 
y se aderezan, como convenían, 
los soldados de España con escuadrones 
se ponen por la plaza y sus cantones. 
Toman lo.s calles, bocas y · entraderos, 
conforme de la guerra es propia usanza. 
Lloraban los flamencos lastim,eros 
por el amor ·que tienen y alianza 
a estos dos desgraciados caballeros, 
a quien el tiem.po ven con tal mtUdanza. 
Y cierto que llorarlos bien podían, 
porque lodos de veras !.os querfan. 
La hora de las once fue llegada, 
que es lo. que costum.bra. estos Estados 
ejecutar lo. justicia sentenciada 
en todos los que hallan ser culpados. 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 179 
Pues estando la cosa aparejada 
y a p·unto, conw he dicho, los soldados. 
y el pueblo de Bruselas con gran llan,to, 
unos y o_tros· con gran temor y espanto, 
el conde de Egm,ont salió al r;¡![Jmento, 
con nt!Uchos caballeros compañado 
y de su confesor, que en justo intento 
siempre le puso y tuvo harto animado. 
Y el conde, por su paso y por su tiento, 
al cadalso subió. Y hale rodeado 
dos veces, muy sereno y grave estando, 
31 el escuadrón y gentes fue mira-ndo. 
Y puesto de rodillas, inclinado, 
tomando u1~ crucifijo que delante 
de sí tenia, le ha reverenciado. 
Y le torna a poner, do estaba de ante, 
y una breve oración. allí ha rezado, 
con un devoto rostro y lnten sem,blante, 
que a devoción, por cierto. hacer 1MVía 
a cualquiera persona que le vía. 
Y después que esto hizo, se levanta 
y un sombrero con plumas que traía, 
se lo quitó con una gracia tanta 
cuanta de gentileza la tenía. 
Porque era de buen cuerpo y tal que espanta 
su. valor y ver que fenecía · 
v morir con un ánimo excelente, 
~ausaba admiración a cualquier gen-te. 
Hecho esto, u11 manteo guarnecido 
y una ropa talar,. de colorado, 
que todo de damasco ha parecido 
con oro, guarniciones por el lado, 
todo se lo quitó que trae vestido 
y en el suelo lo echó de aquel estrado; 
y una cofia de lienzo se ponía 
ante los ojos, que es con que dormía. 
Y las manos en cruz sobre su pecho , 
dijo: "En tus manos, Dómine, comendo 
mi esptrilu". y apenas esto ha hecho, 
cuando salió el verdugo muy corriendo, 
18o BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
y de un tan solo go/f>e le ha deshecho 
la cabeza del cuerpo, con estruendo 
de un gran chorro de sanqre que salia, 
que de lejos su golpe bien se oía . 
Estaba en el cada~so allí escon.dido 
el verdugo, que fror la reverencia 
destos príncipes nunca hubo salido 
hasta la ejecución de la senten•cia. 
De un solo golpe el cuerpo ha di1ndido 
de la cabeza : esto es pretwinencia, 
que en Flandes no degüellan cual se hace 
en España, n.1 allí se contrahace. 
Por detrás el verdugo está tan diestro 
en herir, que de un golpe es obligado 
a ser en este caso tan maestTo . 
que no sea moen.ester asegundado, 
y si lo hace a diestro o a siniestro, 
él tiene de morir allí apedreado, 
o a lo menos entréganle en las man,os 
de mozos y m.uchachos dello ufan·os. 
Pues muerto el de Egmont como lo cuento, 
su cuerpo con un luto le cubrieron, 
y luego el Conde de Hornos al memento 
sa!tió a vista de todos, y le vieron 
con un nttuy buen sembkmte )1 gran aliento, 
según que sus insiwias muestras die1·on. 
De terciopelo negro es el vestido 
que el Conde de Hornos saca y ha traído. 
y como allí vio el vztlto, ha preguntado 
si fuese el de Egmont, por la . ventwra, 
que jamás su prisión ha imaginado, 
ni de verse tuvieron coyu.ntura 
del día que en prisión los han en·trado. 
Solo p·or la sentencia conjetura 
que le notificaron que sería 
el Conde de Agamón lo que allí vía. 
Dijéronle que si, q'!4e el mesnro era; 
y como lo oyó, tanto se espan.ta 
que dijo con 'l/OZ alta y lastiniera 
y con wn gran suspiro que levanta;. 
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 181 
''Ejemplo es éste para que doqu;era 
cada 1mo aprenda y sepa viJ·tud tanta 
de cómo ha de servir a sus mayores. 
Notad esto, pues, todo bien, señores. 
"Ejemplo en nuestras m·uertes id tomando 
y os ruego mwcho qu·e esto sea dechado 
y nos perdonéis, si acaso, errando, 
fuimos de haberos escandalizado, 
qu.e al fin somos 1nortales, caducando 
vam•os en esta vida de cuidado. 
Y os ruego que con vuestras oraciones 
n•os ayudéis, pues veis las ocasion•es". 
Y esto acabado, hincóse de rodillas 
sobre un otro cojín de terciopelo, 
y ciertas oraciones, que, de oíllas, 
dijo que a cristiandad movió y consuelo, 
porque corrían agua sus mejillas 
y a todos sus soldados causa duelo, 
y con sus oracitmes le ayudarcm 
todos los que presentes se hallaron'. 
Quitóse, ya acabado, aquel nwnteo 
de terciopelo negro que traía, 
con un sembl.ante hwmrilde y 1m m>eneo 
que parece a la mruerte recibía 
con grandeza, placer y por trofeo. 
Con la gorra que trae, pues, se cubria 
los ojos y "en tus manos encomiendo 
--dijo-, Señor, 1ni espíritu", muriendo. 
e omenzólo a decir )' no ha acabado, 
porque el último acento le faltaba, 
cuando salió el verdugo, apresurado, 
y la últim(J; letra prommciaba 
la cabeza, del cue1-po )'a apartado, 
que un solo golpe aquesto desviaba. 
Y sa~ió de aq1tel cuello una gran fuente 
de sangre verbereando, 1111tj' ·caliente. 
Lloran los esp-añoles, lastimados 
de ver tan bien morir a estos pacientes 
y con tanta humildad así postrados 
a la 1wuerte y cuchillo obedientes. 
182 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Plegue al alto Seiior sean perdonados. 
no mrire a los pecados de las gentes, 
si no es a su pie da [sic] y 111isericordia, 
y al mwndo envía quietud, amor, concordia. 
Y a hecha la justicia, fueron puestas 
las cabezas do estaba fJrO'ZJ'eído, 
cada U11'(l en su madero, donde inhiestas 
tres horas ttstwvieron, do se han vido 
por nuestras gentes, porque las fin·iestas 
o ventanas, jamás nadie ha querido 
en Bruselas, do el caso hubo pasado, 
abrir ventana el pueblo lastimado (177r-182r) . 
Se aludió antes a la existencia de diversos pasajes en los que 
el autor manifiesta sus sentimientos emocionales ; entre ellos, al-
gunos poseen un marcado carácter elegíaco : 
El que es siervo de Dios llore con-rnigo 
y sienta en esta parte mil dolores (59r) . 
Pues bien, igualmente alcanza en ellos Pimentel un noble tono 
de autenticidad y emoción por medio de la expresión directa; 
carente de artificios retóricos, de su dolor, como se percibe en el 
siguiente fragmento, que descubre otro aspecto de su personalidad 
literaria: 
Cayó luego, al memento, traspasado 
de la bala cruel y rigurosa, 
Don Fernando, el excelso y gran soldado, 
en bondad y en su sangre generosa, 
de discreción y aviso muy doctado. 
Salió del cuerpo un alma venturosa, 
que murió por su ley y defendiendo 
lo que su · Re)' procura fwoced1endo. 
¡Ay, Dios! ¡Y cuán de vems ha sentido 
Don Pedro de Velasco al caro hermano! 
Sí, que fue caro amigo y muy querido 
de todos, caro amigo y soberano. 
¡Oh, C'14án caro! Y .con lágrimas lo digo, 
que bastaba su 1 ostro en nuestro llano 
a enriquecer la tierra Si no hubiera 
el sol que con su rostro luz no diera. 
«GUERRAS CIVILES DE FL!t-NDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 183 
Pasóse esta arma, y otra, de repente 
[. . . ] 
y en aquesta pendencia rigurosa 
Don Pedro de Ve/asco fue en el brazo 
herido de m~ cruel arcabuzazo. 
Fue en el brazo ducho del espada, 
casi en m•edio el lugar donde fue herido 
Don Fernando, su hermano. Muy notada 
de nuestro campo la desgrac-ia ha sido, 
p-orque era la más noble y señalada 
aquesta com:pañía que han tenido 
dos hermmvos, tan nobles caballeros, 
y era toda la flor de arcabuceros. 
Don Fernando, el mayor destos hermawos, 
era alférez de aquesta com.pañía; 
Don Pedro, el capitán; ambos, lozanos, 
la flor de gen•tileza, si la había. 
En fin, eran la luz de cortesanos 
y la grandeza y ser de bizarría. 
¡Oh Harlemr, y

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