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La bija de Agi Morato en la obra de Cervantes PRIMERA PARTE HISTORIA Y LEYENDA DE LA HIJA DE AGI MORATO EN "LOS BAÑOS DE ARGEL" r. Asunto principal de Los Baiíos de Argel.-z. Manifestaciones de Cer- vantes sobre el carácter histórico del asunto de la obra.-3. Intentos de los cervantistas para descubrir el fundamento histórico de la misma.- 4· Método que seguimos para hallar dicho fundamertto.-s. Identificación de la protagonista Zahara y de su padre :Agi Morato (I;Ia:Y},¡ Murad). Su casa en Argel.-6. Agi Morato como musulmán no más que en apa- riencia, ·según la comedia y según la Historia.-7. La educación cristiana de Zahara según Cervantes. Sus ascendientes cristianos según la His-· toria.-8. Muley Maluco, novio de Zahara. Costumbres y condiciones personales de Maluco ('Abcl al-Malik), según la comedia y según la Historia.--9. Realismo ele las escenas correspondientes a una boda mu- sulmana.-ro. La legendaria versión cervantina de la boda de 'Abd al-Malik, y la histórica versión del casamiet1to.-rr. La salida de 'Abd al- Malik para emprender la conquista de Marruecos desde Argel, según la comedia y según .Ja Historia.-rz; La leyenda de la huída a España de la hija de Agi Morato con un amante, cautivo cristiano, después de partir 'Abcl ai-Malik de Argel.-13. La verdadera historia de la hija de I;Hi.yyi Murad y de su esposo desde que éste salió de Argel.-14. Individuos que sabían la verdadera historia de la hija de I;Iayyi 'Murad, a los cuales conoció Cervantes: Dali Mami, Juan de Balcá¡;ar y Andrea Gasparo Corso. Identificación del "Andrea" de La Gran Sultana Doña Catalina .. - rs. Cervantes ante I;Iasan Basa el Veneciano, segundo ·esposo de la hija de I;Iayyi Murad.'----r6. Datos biográficos de Hasan Basa el Veneciano. 246 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Opiniones de Cervantes y de Francisco Gasparo Corso sobre ,este perso- naje,-17. Verdadero alcance de las frases cervantinas 8obre el carácter histórico de Los Baños de Argel: elementos que son "verdad e historia", y elementos que constituyen la fábula del "cuento de amor".-18, Forma- ción de la leyenda de la hija de Agi Morato entre los cautivos, Cervantes y la veneración a la Virgen Maríll. en el Islam,-19, Cómo altera ~Cer- vantes ]a cronología del fondo histórico de la leyenda. l. El asunto principal de la comedia de Miguel ele Cervan- tes titulada Los Barños de Arg1e'l se reduce a un "cuento ele amor". Se trata, como es sabido, de una mora llamada Zahara, hija del rico renegado argelino Agi Morato, educada de niña por una esclava española, Juana de Rentería, que le había inculcado la religión cristiana. Zahara aparece como la prometida del que había de ser sultán de Marruecos, Muley Maluco. Mas he aquí que un día, precisament<e en vísperas de su boda con el futuro sultán, por una celosía ele su casa, que daba a uno de los baños o mazmorras de Argel, se prenda de un apuesto cautivo llamado don Lope, con la esperanza de que la lkve a tierra de cristianos. Éste, que nada sabe de su enamorada, se ve sorprendido con las monedas de oro envueltas en un pañizuelo sujeto al extremo de una caña, que la mano, desconocida para él, de la bella :zahara alarga por un agujero de la ~celosía, caña que vuelve a aparecer dos veces con cartas en las que la mora le manifiesta su amor a la Virgen María y sus deseos de casars,e en España. El cautivo • se rescata entonces con el dinero de la hermosa argelina. Y, tras varios incid,entes, al fin los dos amantes consiguen reunirse en el jardín de la 'casa de recreo de la mora, en la marina de Argel, para pasar en una baPCa a España. 2. Este cuento dice Cervantes que' no se "sacó de la imagi- nación". Dice que "le fraguó 1a verdad bien lejos de la ficció11". Dice que todo él "es verdad", "es historia"; añadiendo que la ventana o celosía por donde se comunicaban Zahara y don Lope se puede ver todavía "hoy" en Argel, lo mismo que se puede ver el "jardín" de la casa de la mora, allí en la marina, donde atracó secretament·e la barca que había de traer a España a los dos amantes y a varios ·cautivos. Cervantes, por boca de uno de los personajes, lo afirma así en los últimos versos de sú comedia: LA HIJA DE AGI J\IORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 247 No de la imaginación este trato se sacó, que la verdad le fraguó bien lexos de la ficción. Dura en Argel este cuento de amor y dulce memoria, y es bien que v•¿;.Jad y historia alegre al entendimiento. • Y aun hoy se hallaráL en él la ventana y el jardín, y aquí da este trato fin que no 1e tiene el de Argel (r). 3. A los or:rvantistas que han analizado esta comedia, o que han comentado la novela del Ca,utivo en -el QuijO>te, donde el cuento se repite, su asunto les produce si·empre la impresión de que está inspirado en algún suceso de aquel tiempo. Don Armando Cotarelo, hablando de L.os Barños de A1-g.el, dice que esta obra "parece inspirada en un hecho cierto no por otra parte inverosí- mil ni tal vez inusitado" (2), y don Francisco Rodríguez Marín, en un comentario a la mencionada novela y no sin aludir a Los Bao"íos d,; Arg,el, escribe lo siguiente: "Mudho, muchísimo parece tener de realmente sucedida toda esta historia" (3). Los (r) Fol. 85 r. Citaré siempre los pasajes de la comedia por la edición primitiva Ocho con¡.edias :v ocho enl1·emeses.nuevos mmca, representados, co¡mpncstos por lYiigu.el qe Cerva.ntes Saa.vedra, r6rs, en su impres:(m facsímile por la Real Academia Española'. (2) El tea.! ro de .C ervan.tes. Estudio crítico por el Doctor Armando Cotare/o y Va.lledo1-, Madrid, 1915, pág. 236. (3) El Ingenioso Hidalgo Don Qu.ijote de la Mancha. N1>eva. edición crítica. con el concento ¡·ef-undido y mejorado 3' más de setecientas notas nuevas, dispuesta por Prancisco Rodríguez M G.1'Ín, 'Madrid, 1938, t. III, pág. 223. Otra edición, con notas añadidas por Francisco Rodríguez Marín después de 1928, se está publicando en estos días, habiendo ya aparecido el tomo III, donde se inserta la novela del Cautivo .. (El Inge- nioso Hida.7go ... Nueva edición. crítica. con el comento ¡'efundido 3' más de mi 1 11 o t as nuevas ... , Madrid, 1947-1948.) Como la edición que siempre citaré será la de 1928, creo conveniente advertir que no he dejado a última hora de consultar ésta más moderna, por si acaso nuestro gran cervantista rectificaba alguna de sus notas anteriores o ilustraba de otra manera los muchos pasajes que en este trabajo comen- tamos de nuevo .. Convencido de que las notas ,que añade no se refieren 248 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA dos ilustres investigadores se •expresan así después de buscar antecedentes del cuento, sin resultado satisfactorio. Lo que hallan son simplemente algunas narraciones tardías de sucesos pareci- dos. Armando Cotarelo recuerda un relato de Fray Jerónimo de Sepúlveda, sobre una señora alemana, sultana de Argel, que desde aquella ciudad escribió a Felipe II, en 1595, mostrando sus des·tos de venir a España, lo cual pudo conseguir en un barco' que el Monarca le envió en secreto desde Valencia. Francisco Rodríg:uez ·Marín recoge •en una R.ela!Ción verda,de.ra de un caJso e:ctra{ío sucedid·o en Argel enviado de Romea, .a,fvo de• I 587 ("Colección Salazar", de la Bibllioteca de la Academia de la Historia) la noticia sobre dos chipriotas, madre e hija, cauti- vadas en 'I53I, llevadas a Constantinopla y luego a Argel, donde por fuerza las casaron con renegados, las cuales r·ecobraron su libertad cuando en 1587 escaparon a Roma, con no poco riesgo, en Ut)a fragata armada por •cautivos, rescatados antes con dinero facilitado por ellas. ' La preocupación por •encontrar el antecedente histórieo del cuento la ,sintió ya, desde luego, uno de nuestros más 'antiguos cervantistas: Pellicer, el primero que vió 1a relación entre Los Barños d,e Argel y 1a novelita incluída en el Quijote, buscó con afán orígenes históricos al 'Cuento, y fué también d primero que exhumó el pasaje aludido de Fray Jerónimo de Sepúlveda(r). El camino seguido por todos estos beneméritos 'cervantistas en busca de aquella "verdad e historia" en [a que el ¡Príncipe de los Ingenios dice se inspiró, sólo ha conducido, como vemos, a ninguno de los temas, aspectos o frases cervantinas que son objeto de mi estudio, no •he :creído necesario sustituir mis citas a las páginas de la ·edición de 1928, por otras que hicierali referencia a las de la de 1947-1948. (r) De Los Baños de Argel se ha ocupado también Dámaso Alonso (Una fuente de "Los B:a:Fíos de Argel", "Revista de Filología Española", XIV, 1927, págs. 275-282, ¡y "Los Ba1~os de Argel" y la, "Có'nt.edia del degollado", RFE, XXIV, · 1937, págs. 213-218), pero no '[Jara poner su atención en el asunto principal de 1a comedia, o sea en el "cuento de amor" que es objeto de nuestro estudio, sino en el episodio inicial de la obra que deriva en una acción muy secundaria, de la que son protago- nistas .Constanza ;y !don Fernando, inhábilmente conectada con la de Zahara y don Lope. LA HIJA DE AGl MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 249 al hallazgo de narraciones de "s~1cesos parecidos", en los cuales es imposible reconocer el fundamento histórico de la comedia de Cervantes, fundamento que nadie, desde luego, ha pr·etendido descubrir en dichas narraciones. 4. Esos versos del Príncipe de los Ingenios están, pues, todavía pendientes de un comentario coneiluyente: todavía dts- conocemos el verdadero alcance que puedan tener las afirmacio- nes que encierran. Es decir, todavía no se sabe :cuál pueda ser el fundar~ento histórico de Los BaJios de Argel. Hasta ahora, sólo se ha podido decir, r-epetimos, que "mucho parece tener de realmente sucedida toda esta historia", o 1que "parece inspirada en un hecho cierto nada inverosímil •e inusitado" desde e:l mo- mento en que se encuentran relatos de sucesos análogos. Nosotros, siguiendo un camino distinto al de nuestros prede- cesores en el estudio de h comedia cervantina y de ¡la novela del Cautivo, queremos av•enturarnos en una nueva exploración, con el propósito de descubrir .)o que haya de "verdad" en el cuento de Cervantes, a ·la vista, prini,ero, de la versión escenificada en Los Bar1'ios de Argel, que, por razones que luego explicaremos, estimamos como la más antigua, a pesar de que rlos principales cervantistas vengan asegurando que .la comedia es posterior a la novela ( I). Nosotros no pretenderenos ir hacia la verdad rebuscando, en las relaciones o crónicas del tiempo de Cervantes, narraciones de sucesos más o menos históricos y más o menos parecidos al que Cervantes llevó a .]as tablas. Ya hemos visto que 'por ese camino no se llega jamás a una convincente conclusión. Nosotros vamos, sencillamente, a .leer la comedia de Cervantes a la luz :de la his- toria de Argel y de Marruecos, a la luz de crónicas y documentos relativos a la historia de estos países, porque creemos qne es en (r) Así lo dice Armando Cotarelo ,(El teatro de Cervantes, pá- gina 232) : "El éxito de la primera parte del Qtdjo te iY el Kie la lindísima novela allí ingerida de El Capitán ca:zdivo determinaron al Príncipe de nuestros ingenios a repetir el asunto ... " Lo mismo asegura Francisco Rodríguez Marín ·(Ntteva. edición crítica del Quijote, t. III, pág. 223): "Cervantes volvió a escribir esta historia con escasas modificaciones en su comedia Los Baños de Argel." 250 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA ella, y no en episodios de la vida cotidiana y poco trascendente, dond:: está el fundamento de la obra. Este camino a seguir es el único recomendable desde el momento en que sabemos que los principales personajes musulman::s de la comedia pertenecen a la hisWria ele Argel y Marruecos. 5. La protagonista del cuento es, desde luego, una figura histórica. Cervantes nos da el elato necesario pará identificarla; Zahara, "Ja mora más bella y rica de Berbería", según nos indica el glorioso escritor, era la hija de "Agi Morato", al que, en efecto, conocet!lOS en la historia de Argel •como uno de los más distin- guidos y ricos ( I) personajes de aquella ciudad en el último tercio del siglo ,XVI, famoso más que nunca precisamente en los años del cautiverio de Cervantes. Su nombr'e es propiamente no más que Mur a el o Mora,/!o, nombre muy divulgado entre los turcos, desde el momento en que lo habían llevado célebres sultanes ele Constantinopla. "Agi", o sea !) a y y i, era el título honorífico que daban a todo aquel,que, como Murad, había hecho la peregrinación a La Meca. De niño se !había educado entre cristianos, como hijo que era ele 'padres esclavones o eslavos. Era, por tanto, un renegado; tan astuto e inteligente como tantos otroi rmegaclos, dueños siempre del gobierno y triqueza ele Argel. Agi :Morato ·a1abía cles'empeñaclo el ~cargo de alcaide o gobernador ele La Pata -como dice Cervantes (p. I, cap. XL)-, o sea de ai-Baf¿?a, capital ele una zona oranesa del antiguo territorio argelino (2), Fray Diego de Haedo le cita en sus (r) "Rico en estremo grado"", le llama Cervantes, "y sobre todo (con- tinúa) le ha dado - una hija tal, que de belleza el caudal - todo en ella está cifrado." Jornada I, fol. 63 r. b. (2) Rodríguez Marín (Nueva edición crítica,, t. III, pág. 219) dice, a la vista sin duda de la nota de ,Clemencín, que cita a Luis de Mármol, que "La Pata, o Lá Ba,ta era una fortaleza situada a dos leguas de O!"án". La identificación es errónea. La Pata es la antigua ciudad forti- ficada Al-Bat(~a, que está situada a la orilla derecha del río M\na, al oriente de Oráq, La distancia de Orán a la estación de ferrocarril más próxima a al-Batl;a (Relizane) es de 125 kilómetros. Slane ( Prolégo- menes historiques d'lbn Klwldo~m, "Notices et extraits des manuscrits LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 25 I obras repetidas veces, mencionándolo en primer lugar al hablar eh: los poderosos alcaides de Argel ( 1). Su casa era .una de las más conocidas y 1lujosas de la. ciudad. Haedo, cuando recuerda las suntuosas mansiones de Argel, no .se .olvida de citar como una de las mejores ésta de Agi Morato (2). El esoenario de varias escenas de üa ,comedia de Cervantes es precisamente el de una estancia de ese mismo palacio, así como también el de un baño al que daba una de las fachadas de 1esa mansión, con una ventana tras cuya celosía contemplaba Zahara a su amante. 6. Dd dueño de esta mansión, es decir,. del padre de la pro- tagonista, .nos habla Cet'vantes sin sacarlo a escena : por boca del renegado "Hazén", ,que pretende reconciliarse con la Igl<esia, y que muere luego a manos de los turcos como mártir cristiano, Cervant•es nos dice que era Agi Morato un moro de buena masa, principal y hombre de bien (3), Al llamat,lo "hombre ele bien", nuestro gran escritor deja indudablemente traslucir que .no tenía de aquel llombr•e un bajo concepto. Si un cautivo o un renegado arrepentido enjuicia en esa forma a un jerarca argelino, es porque sabe que éste no de la Bibliotheque Impériale", París, r848, t. I., pág. ;xxxrrr) asegura que no existén ya más que las ruinas de la viej~ población. (r) "Destos tales alcaides [que gobiernan las tierras y pueblos sujetos al dominio de Argel con sus distritos] y que entre todos son más ricos, vivían los siguientes en Argel. El año rs8r : primero, Agi Morato, rene- gado esclavón, suegro de Muley Maluch, Rey ele Fez, el que murió en la batalla que dió a ,Don Sebastián, ·Rey de Portugal, que también murió en ella .. ," Haedo, Topog¡·afía" t. I, págs. 57-58. 1Citaré siempre esta obra Topografía o descripción dG ,Argel y sus habitadores o costulnvbres, de Fray Diego de Haedo, así como el Epíto:me de los Reyes de Ar.r¡el, del mismo mttor, y los Diálogos ,de la w,ptividad (impresas todas junta- mente en r6r2) por la edición en tres tomos· de la "Sociedad de Bibliófi- los Españoles", Madrid, 1927-1929. (2) · "Casas hay de particulares que nada deben a muchas muy lindas ele cristianos .. , y todas con sus patios muy galanesy muy claros, como es la casa de Rabadán Bajá, renegado sardo, el e A g i Mor ato", etc. Haedo, I;opograjía, t. I, pág. I94. (3) J Mnada, I, fol. Ó3 r. a. 252 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA acostumbra a conducirse con los cristianos de una manera cruel, o porque en su conducta sospecha indiferencia rdigiosa respecto al mahometismo, o porque cree adivinar en el individuo simpa- tías o inclinaciones hacia el cristianismo. No dejemos, pues, de recoger ese juicio de Cervant>es sobre I:Iayyi Murad. Nuestro más grande prosista iha vivido -no lo olvidemos- durante cinco años la historia de Argel, y acaso en donde menos se piense de su obra se puedan descubrir episodios o permenores de valor histórico. Precisament,e aquí en ese verso, donde llama a I:Iayyi Murad "hombre de bien", empieza a surgir ante nosotros la "verdad e historia" del cuento. }:Iayyi Murad era, en ,efecto, un hombre que ante algún cristiano de su intimidad se transpa- rentaba como individuo sin convicciones religiosas musulmanas, noticia que, divulgada entre renegados arrepentidos y ·cautivos cristianos, bastaba para que le considerasen como "hombi·e de bien" ; mucho más, claro es, si con estos últimos no se mostraba duro y riguroso. Que I:Iayyi l\{urad era de esta última condición, que l:Iayyi Murad era más bien musUJlmán sólo en apariencia, lo sabemos por un caballero valenciano, de familia originaria de Córcega, bien conocido en la corüe de Felipe II por las frecuentes infor- maciones que enviaba sobre asuntos de Constantinopla, Argel y Marruecos. Nos referimos a Francisco Gasparo Corso, Pro- rurador general de la Orden del Santo Sepulcro para España, Portugal y las Indias, amigo particular de I:Iayyi Murad, del cual decía incidentalmente en un aviso enviado a la Corte desde Val,encia, en marzo de 1575, meses antes de que llegara a Argel nuestro ilustre cautivo, estas palabras referentes al mencionado padre de la hermosa argelina: "éste es Penegado de nación esclavón, y aunque de muestras y costumbres de turco, no sé s 1 e 1 e ora z ó n e o n siente que 1 o se a" (1). 7. A la hija de I:Ia)r)rí Murad, Cervantes la presenta como (r) Carta existente en el British iVfuseu.m, Additional Mss., '28.359, f. 133, publicada por Henry de Cast1·ies en Sources inédites de l'Histoire .du M a.roc, P1·emiere S érie, D'J•na,stie Saadien.ne, Archives et Bibliotheques d'Angleterre, tomo I, París-Londres, rgr8, pág. 154. Citaré siempre la colección de documentos de Castries con la abreviatura SIHM. LA HIJA DE AGI :MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 253 doncella educada en el cristianismo, por un ama llamada "Juana de Rentería" ( I). Esta cautiva, según contaba 1la misma :Zahara, le había "dado la !•eche" y le había enseñado el "cristianesco" hasta aprender "las cuatro oraciones". J nana le /había inspirado además una profunda devoción a la Virgen María o "Lela Mari:en" (2). Hacia 1575 -calculo yo- aquella Juana había muerto ya. Según manifestaba el renegado arrepentido Hazen, aquella mujer había sido "una gran matrona, archivo de cris- tiandad y corona de cautivas". "LÓs tornadizos -decía- llora- mos su falta porque quedamos sin su luz y aviso, pues por cobrarla el cielo quiso que la perdiesen sus amos" (3). Esto que Cervantes nos va haciendo saber sobre la educación cristiana de Zahara tiene todo d aspecto de ser /histórico. Cervantes, al ir acumulando tantos pormenores sobre la nodriza de [a niña, al dar su nomb1;e, al hablar del respeto y consuelo que proporcio- (r) Un Martín de Rentería, ("esforzado y valeroso capitán español") perseguía por el Mediterráneo en I5I4 con sus cinco naves al célebre Barbarroja. ¿Sería Juana de -Rentería. de la familia de este capitán . ocupado en empresas d~ A frica? (Véase Haedo, Topog1·ajía, t. I, pág. 225.) (2) Dice Zahara en su ·carta a Don Lope: "Mi padre, que es muy rico, tuvo por cautiva a una cristiana que me dió leche, y me enseñó todo el christianesco; sé las quatro oraciones y leer y escriuir ... Díjome la christiana que Lela Marien, a quien vosotros llamáis Santa María, me quería mucho .. ," Jornada 1, fol. 64. (3) HAZEN. Una estaua años ha, llamada ] uana ; sí, sí, Juana se llama y el sobrenombre tenía creo que de Rentería. Ella fué una gran matrona, archiuo de ,Christiandad, de los cautivos corona. No quedó en esta ciudad otra tan buena persona. Los tornadizos lloramos su falta, porque quedamos 'ciegos, sin su luz y aviso. Por cobralla el cielo, quiso que la perdiessen sus amos . Jamada I, fol. 63 r. 254 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA naba a ciertos r>megados, 311 aludir a la gran pérdida que para éstos y para los amos de la casa supuso la muerte de aquella mujer, revela indudablemente la obsesión de destacar la verdad, de forma que liadie pueda creer que es ficción lo que va po- niendo en boca de sus personajes. Para la inteligencia del asunto de la obra bastaba en otro caso con simples referencias a las enseñanzas religiosas que Zahara recibió de la cautiva Juana. Creo, pues, que seguimos viendo la verdad de la historia. Pueda ser que alguien juzgue inverosímil esto de que una mora se educase cristianamente. Mas no olvidemos el ambiente de su casa: su padre ya hemos visto, >por el i:estimonio de Gasparo Corso, que era un hombre indiferente .por el Islam, o un incré- dulo en la religión musulmana, acaso por influencia de su cris- tiana educación en la niñez. Era como tantos otros renegados, el1tre los cuales -decía Fray Jerónimo Gracián, el compañero de Santa Teresa- "muy pocos o ninguno había que no entendiera la burlería de Mahoma y d·e su secta, y que, cuando ,]es daba golpes el corazón, no suspitasen muy de ·veras" (r). Pero aun existe otro dato que Fray Diego de Haedo nos revda. Y es que la madre de la joven ¡Zahara era hija de .una cristiana: era hija de una mallorquina, capturada en mayo de 1529 dentro del islote del Peñón, enfrente de Arg•el, que los españoles habían defendido desde 1507. Junto al puñado de vali•entes qúe en 1530, al frente del capitán Martín ele Vargas, resistieron heroicamente los ataques de Jayr al-:Óin (Barba1~roja), había tres 11eroínas cristianas, una de las cuales precisamente vino a ser la suegra de I,Iayyi Murad (2). He aquí, pues, una mora histórica, (r) Pe1·egrina.ción de Anasta.n:o. "Obras del P. J erqnimo Gracián", edición del P. Silverio de Santa Teresa, Burgos, 1933, t. III, pág. 135. (2) "Halláronse vivos solamente al capitán Martín de Vargas ... J otros 53 soldados ... ;Y tres niuj eres, dos españolas, una de las cuales; hoy día cuando esto se escribe, aun es viva, que es suegra del Alcayde Rabadán, y otra tercera, mallorquina de nación, también viva, que es suegra de Agi Morato, y agüela de la mujer de J\íuley Maluc, Rey que fué de Fez y Marruecos." Haedo, Topografía, t. I, pág. 257. Haedo dice que fué conquistado el Peñón en 1529, pero Grammont, en su traducción (Histoire des Rols d'Alge1·, Alger, r88r, pág. 41, nota 2), la corrigt razonablemente por la de 1530. · LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 2 55 la hermas~ Zahara, nieta de cristianos tanto por su padre como por su madre, dentro de un palacio donde indudablemente se movían cautivas y esclavas del mismo origen, de una de las cnaies sabemos por Cervantes hasta su nombre y apellido. ¿Por qué, pues, no vamos a encontrar perfectamente verosímil la in- fluencia cristiana en la hija de I;Ia}ryi JVIurad? Conven;ente es, a propósito d~ esto que decimos,, recordar aquello que nos cuenta Fray Jerónimo Gracián (cautivo de 1593 a r 595) -aunque refiriéndose a e tras ciudades del Imp:.rio oto- mano, como Túnez y Constantinopla- acerca ele moras o rene- gadas, mujer{S de "belices y bajaes", que, en esta última capital, encargaban misas a los "papazes, rezaban como cristianas e iban en sus coches a un huerta, con título de irce a holgar, donde tenían escondido un clérigo que las decía misa" ( r). A más de una de ellas conoció bien de cerca Fray JerónimoGracián. Sobre todo, a "la señora Lázara", la suegra del bajá de 'Túnez, que en r 593, todas las semanas le enviaba un "soltaní" para que le dijera misas. Aquella mujer "ayunaba en secreto, rezaba como cristiana" y "nunca dijo -las palabrillas de ·Mahoma con que reniegan". El famoso carmelita, el "papazquivir", como le Vama- ban en Túnez, llevaba -nos dice--,-- "una vida ·consolada como la de un obispadillo". Nunca le "faltaban pitanzas por quien decir misa". Gracias a la señora Lázara, así como también a la madre del bajá, nunca le faltaban "camisas d;: buen lino" y abundante y exquisito pan blanco (2). Otra de aquellas damas e:a la madre de Ya'far Basa, el renegado y capón de nación húngaro qu:: en agosto de rs8o, cuando todavía estaba Cervantes en Argel, llegó allá con su hijo desde Constantinopla, para hacerse, el bondadoso Ya 'far, cargo del gobierno de dicha ciudad como sucesor de J::Iasan el Veneciano. Üe esta [eñora, íntima ele: .la madre del Gran Señor, se sabía por todo Argel, como cosa pública y notoria, que "hacía más profesión de cristiana que de turca o renegada" (3). Y no era esta resretab'e señora la única otomana cristiana de Argel, pues en aquella ciudad --como (r) Peregrinación de A11astasio, pág. 136. (2) Ibidem, págs. 126 y sigs. (3) Haedo, Epíto·¡ne, t. I, pág. 389. 256 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA dice Haedo-- había también otras "ricas y casadas, con hijos y mucho regalo, que muy de veras y de continuo se encomendaban a N u estro Señor Jesucristo y a su bendita Madre y daban por su nombre muchas limosnas, y hacían decir muchas misas, y enviaban aceite para las lámparas y .candelas para los altares, es¡::erando, con unos ojos muy largos, aquel día en que .la armada cr:s.tiana apareciera sobre Argel" (I). 8. · Pero volvamos a la comedia. :Zahara apareoe en la obra como novia de un futüro sultán, Muley Maluco, de quien en la jornada primera se dice "que apeteoe ser e1 marido de Za- hara" (2). También se dice que Agi Morato está conforme de que la boda se Heve a efecto, satisfecho, más por el oro que Maluco ofre.ce como dote, que porque el novio sea rey (3). Éste no aparece en •escena, pues. Cervantes se limita a dar, por boca de Hazén, la noticia del noviazgo, la de la conformidad de I;Iayyi Murad y la del anuncio de la próxima boda. Todo estQ, desde luego, es histórico. En primer lugar hemos de señalar que este Muley Maluco no es otro que 'Abd al-1Malik (nacido en 1541 y muerto •en 1578), hijo de Mul¡ammad Sayj, sultán de Marruecos de 1544 a 1557, y hermano de 'Abd Alláh al-Gálib bi-llah, sultán de 1557 a 1574, 'Abd a1-Malik, durante estos años del reinado de 'Abd Allah, había permanecido en Tremecén primero, y en Argel y Constan- tinopla después, bi-en lejos siempre del sultán, porque conocía sus intenciones, que eran las de ir haciendo desaparecer a todos sus hermanos para as·egurarse en el trono, y para evitar que, a su muerte, no le sucediese otro que su hijo Mul¡ammad (4). 'Abd al- (r) Haedo, Topografía, t. I, pág. 165. (2) Jornada !, fol. 63 r. b. (3) HAZEN : La merece no por Rey, mas por el oro que en la dote el Rey ofrece. Jornada !, fol. 63 r. b. (4) El reinado de MuJ:¡ammad, sultán de Marruecos (I574-IS76), al cual iba a destronar 'Abd ai-Malilc, lo relato con todo detenimiento en mi obra titulada Vida de. Don Felipe de Africa, Príncipe de Fez y Marruecos, que próximamente he de publicar. Este príncipe, bautizado LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 257 Malik, refugiado junto al turco, venía prestando buenos servicios al Gran Señor de Constantinopla. ~n 1563 había asistido al sitio de Orán, y en 1574 había tomado parte en la conquista de La Goleta y Túnez, junto al famoso 'Ulüy 'Ali (el Ochalí doe nues- tros historiadores). En Argel era 'Abd al-Malik personaje conocidísimo, muy visto por las gentes de aquella ciudad hasta dicieJ.11bre de 1575 en que salió de ella definitivamente, cuando Cervantes -no olvidemos este dato- llevaba ya dos meses de cautiverio. Nuestro ilustre cautivo, en d acto tercero de su comedia, traza una semblanza de este famoso miembro de la ·dinastía sa'di, del ·cual, allí mismo en Argel, pienso tuvo mucho que oír el glorioso escritor. A través de los versos en que hace esta semblanza, puesta en boca del · noble cautivo Osario, no deja por ·cierto de adivinarse alguna simpatía o admiración hacia 'Abd al-Malik por parte de Cer- vantes, cuando le describe con las siguientes ,palabras: Moro muy famoso, y en su secta y mala ley' es versado y muy curioso, Sabe la lengua turquesca, la española y la tudesca, italiana y francesa, duerme en alto, come en mesa sentado a la cristianesca. Sobre todo es gran soldado, liberal, sabio, compuesto, de mil &'racias adornado (I). Este juicio sobre 'Abd al-Malik tiene' valor documental. Aquel hombre había vivido desde los dieciséis años hasta los treinta y cuatro en relación con turcos, curiosos siempre por las modas de Europa, y con renegados y cristianos. 'Abd al-Malik era v-erda- deramente un tipo de musulmán europeizado. Lo que •Cervantes, dice acerca del conocimiento de lenguas que 'Abd al-Malik poseía en El Escorial en 1593, era hijo de MuJ::¡_ammad. •Cervantes lo conoció y vino a vivir hacia 1614 frente a: la casa señorial de la calle de las Huertas esquina a la calle del Príncipe, donde hasta hacía poco tiempo había residido don Felipe. / (I) Jornada JI!, fol. 81 r." 17 258 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA es bastante exacto. Que hablaba el turco lo asegura Fray Luis Nieto en su Rerla.ción :de las gueq·r.a.s de Bíe!Y'berí(J), escrita en 1578 (1). después de estar en Marruecos, no publicada hasta 1891: "sabía la lengua turquesca -decía- mejor que ninguna, dejado su lenguaje natural, que era arabesco" (2), En cuanto al espa- ñol, el mismo autor aseguraba que lo hablaba con muoha gracia y que además la escribía; cosa natural desde el momento en que según veremos luego, nunca dejó de tener a su lado cortesanos y amigos íntimos españoles. Respecto al italiano, el mismo Fray Luis Nieto asegura que lo sabía admirablemente. Nada, en cambio, afirma el mencionado historiador' en cuanto al tudesco y al francés. No •es inverosímil, sin embargo, que conocie-ra esta última ·lengua como quiere Cervantes, desde el momento en que sabemos que 'Abd al-Malik sostuvo en Constantinopla •estrecha amistad con un barbero o curandero de Niza, llamado Guillermo Berard, al que estimaba en grado sumo por haberle dado la salud en ocasión de hallarse enfermo a consecuencia de una grave epide- mia en aquella capital ( ~). Las observaciones de Cervantes sobre las costumbres europeas de 'Abd al-Malik, como esas de que comía sentado a la mesa y que dormía en cama alta, son muy curiosas. De la ,primera no hace falta aclaración: todo el mundo sabe que en Oriente la mesa es redonda, de un palmq de altura sobre -el suelo, y que no 'Se usan sillas. En cambio, quizá no sepan muchos que lo~ turcos no dormían en camas, sino encima de pieles o colchones tendidos sobre el suelo. El Gran Señor de Constantinopla, por ejemplo -según cuenta Vicente Rocca en 1555-, dormía ·sobre tres colchones que sus camareros tendían sob¡:e el suelo en el mo- (r) El manuscrito original se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid (I-r6r). Fué publicado en la ''Colección de documentos inéditos para la Historia de España", tomo C, págs. 4II-502. Esta obra no se publicó en su tiempo por no herir el sentimiento de los portugueses después de la catástrofe de Alcazarquivir. En cambio, apareció una traducción francesa anónima (Histoire vérit:a:ble 'des dernieres guerres advfnues en Barba.rie, París, 1579), reimpresa por Castries, SIHM, Pre- miere Série, Dynastie Saadienne, Archives et Biblíotheques de Fra~~ce, t. I, págs. 437-505. · (2) Pág. 455 de la ed. española citada. (3) Véase Castries, SIHM, France, r.", I.", pág. 367, nota 1. LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 259 mento deirse a acostar (1). Nuestro gran escritor habla, pues, de 'Abd al-Malil{ con la misma ,extrañeza que hablaban algunos europeos, perplejos ante la afición que veían en él, por las costumbres propias de Occidente. Mas ninguno de ellos cuenta pormenores de su vida tan íntimos como los que apunta Cer- vantfs. Edmund Hogan, por ejemplo, embajador inglés en Ma- rrakus en 1577, alude a la afición de 'Abd al-Malik> por la música europea, tan grande que hizo llevar de Inglaterra a Marruecos a determinados músicos de aquel país. Alude también a sus gustos por deportes desconocidos en Africa, wmo el de la caza con perros de aguas y el de las luchas de toros con perros ingleses (2). Sabemos además de 'Abd al-Malik que fué el único sultán que tuvo por costumbre echar su firma •en ,caracteres lati- nos, poniendo simplemente así: ABDELMELEQ (3). Por algo el historiador árabe al-Ifraní decía d,e aquél que "era un hombre inclinado a las nov•edades" (4). Si no añadía más, era, sin duda alguna, por creer inconveniente y hasta escandaloso (iivulgar estas noticias entre los musulmanes. Menos mal que los cristianos se encargaron de señalarlas. Cervantes, por lo menos, ha dado esas dos bien sugestivas. N a da nos dice, en cambio, el Príncipe de los Ingenios acerca de las inquietudes de 'Abd al-Malik por el Cristianismo, siendo así que de él se contaban entonces. cosas verdaderamente pere- grinas. Fray Antonio de San Román aseguraba de aquel sultán que "era más cristiano que moro", y que "un ayo que tuvo esclavo de su padre le !había enseñado )a doctrina cristiana y a ayudar a misa, más por curiosidad que él tuvo de su parte que (r) Historia en la qual se tmta, de la origen, y guerras que han tenido los turcos desde su. comien¡;o hasta nuestros tiempos ... , Valencia, ISS6, foJ. CXLVI V.c (2) Véase su carta de II de junio de 1577, publicada por Castries, SIHM, Angleterre, r.•, !.0 , pág. 225, y su Relación de mayo-junio del mismo año, reimpresa por ,Castries, loe. cit., págs. 239-249. (3) La firma puede verse, en facsímil, en SIHM, Angleterre, r.", !.0 , pág. 2!0. (4) Nozhet-Elhadi, Histoire de la d:ynastie saadienne m~ Maroc ( rsn-I670) par M ohammed Esseghir E en Elhadj E en Abdaüah Eloufraati, te:rte arabe et traduction fraJ1{aise publiés par O. H oudas, París, r888-r88y, págs. 77 /r38. 260 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA por otro provecho". También decía que "bebía vino", que "comía tocino y que le agradaba visitar a los -cautivos cristianos" (r.). En fin, el l'epresentante de Inglaterra Edmund Bogan, enviado por la reina Isabel, en sus conversaciones con 'Abd al-1Malik, quedaba maravillado de los conocimientos que el moro demos- traba poseer aoerca del Antiguo y Nuevo Testamento (2). El elogio que Cervantes hace de 'Abd al-Malik en los últimos versos que copiamos, al llamarle "gran soldado", "liberal", "sabio" y "adornado de mil gracias", Develan que estaba muy bien ente- rado de la vida y condiciones de 'Abd al-Malik. Era éste, en efecto, un gran combatiente, amante del arte militar,· tan enten- dido en artillería que llegó a construir, por sí mismo, cañones, según as-egura Fray Luis Nieto. Que era "liberal" lo dice este mismo autor al aludir a su generosidad con los cristianos cauti- vos, especialmente si eran españoles. "Para sólo los cristianos -escribe Nieto- hizo en la ciudad de Marruecos un muy buen hospital do se curasen los enfermos." Que era "sabio" lo dice también Nieto, no sin aludir a su maravilloso ingenio, juicio . sutil y a la estimación de que gozaba, como uno de los mejores poetas de su tiempo. Y que estaba "adornado de mil gracias" es frase cuyo sentido se comprende cuando por la misrna obra de Ni•eto nos enteramos de rque sabía tocar diversos instrumentos y bailar con suma gracia. (3). Verdaderamente que por aquel hombre sintieron siempre los cristianos extraordinaria devoción .. Un fraile de la Orden de Predicadores, el Padre Juan Bautista, llegó nada menos que a imprimir un panegírico de 'Abd al-Malik que terminaba con una invocación al Altísimo intercediendo. por la paz y la victoria del soberano musulmán (4). (1) Jornada y muerte del rey Don. Sebastián de PortugaA Vallado- lid, IÓ03. (2) Loe. cit., pág. 227. Véase de todas maneras la nota I de Castries en esta . página, (3) Nieto, Relación, ed. cit., pág. 455. (4) Fray Juan Bautista, Chrónica de la vida y admirables hechos del .muy alto y m1~y poderoso seíior Muley Abd el-M elech, emperador de Marruecos y rey de los reyii•os de Féez, Mequinez y Sus, y de/7Jicto- riosíssimo sucesso en la restatwación de todos ellos ... s. 1., 1577, en 4."' LA HIJA DE AGI MORATO EN .LA OBRA DE CERVANTES 2Ól 9. Respecto a las noticias que Cervantes da ac·~rca de que 'Abd al-Malik "apetecía ser el marido de Zahara", y de que por ello estaba Agi Morato sumamente satisfecho; hemos de advertir que son también exactas. Hacia 1574 'Abd al-Malik, que venía manteniendo estrecha amistad con J:;Iáyyi Murad, era el prome- tido de su hija, con la cual s·e había de casar por aquellas mismas fechas. A la boda asistimos precisamente en la jornada tercera de la comedia. Cervantes révela por ci•erto no poca pre- . ocupación en el sentido de que se repr>esente la ceremonia con toda propiedad. Nadie se figure -comO es corriente imaginars·e- que Cervantes ha estado en todo momento enc-errado en una mazmorra (1). Cervantes ha vivido el Islam fuera de los Baños. Ha visto en Argel lo que es tina boda musulmana y se ha cer- ciorado de las principales formalidades del contrato matrimo- nial en el Islam. Por eso las escenas que ahora vamos a ·comentar, No he conseguido hallar este impreso en las principales bibliotecas espa- ñolas, pero de esta publicación habla Castries (que la tenía preparada para su reimpresión en SIHM, "France", I.~, I.0 , pág. 46o). Castries traduce así el párrafo a que arriba aludo: "Que Dieu Notre Seigneur le conserve <:lans la paix, qu'Il augmente ·son pouvoir et son autorité pendant de longues années, qu'Il lui accorde de perpétuelles vict0 ires et mi constant triomphe, qu'Ill'éleve au plus haut degré, pour l'honneur de Dieu, qui vit et regne dans tous les siecles des siecles! Amen." Loe. dt., pág. 46o, n. 5. (r) Algunos cautivos, especialmente los más distinguidos, no dejaba:1 -en medio de su inmensa tragedia y amargura- de ser objeto d(! ciertas atenciones por parte .de sus guardianes o patrones. Indudablemente, había quienes se podían mover por la ciudad con cierta libertad, de la cual creo ha gozado Cervantes en algunos momentos o períodos de su cauti- verio. Eso sin contar con que desde el 17 de septiembre hasta el 24 de octubre de rs&> circuló libremente por donde quiso, pues estaba )~a rescatado. Claro. que estos aspectos <:le la vida de los caut:.vos son aquellos de los que nunca hablan en sus informaciones. Pero, de todas formas, no es difícil hallar alguna confesión en este' sentido: el doctor Sua (Diálogos, t. II, pág. II9) dice que su patrón, al verle "muy melancólico" a los tres días de llegar, mandó le llevasen a "ver la tierra con un cristiano mallorquín", con el cual fué recorriendo la ciudad. Y en la calle, sentado a la puerta del baño, interrogando a un transeunte --aunque con bien poca fortuna-, le vemos en otra ocasión ;(Diálo:gos, t. III, pág. 263). No de esa libertad se gozaba, sin embargo, corrientemente (cfr. Diálogos, t. III, págs. IOI-IOJ). 262 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA umcas en d teatro español, tienen el valor de un magnífico do- cumental de costumbres. Ya en la jornada primera ha comenzado por ponernos en antecedentes sobre la dote ( ;; a d á q o m a h r ) que 'Abd al-Malik ha ofrecido a la hija de I:láyyi Murad, conforme al derecho musulmán, según el cual es el novio d que, al revés qw~ en Occidente, dota a la novia, pues, como dice Cervantes : en esta· nación confusa q u e d é e 1 m a r i d o , se usa, 1 a dote y no 1 a m u j e r (r). Es ésta una costumbre inspirada en el Corán(z), la cual también llamó la atención al benedictino y cautivo contemporáneo de Cervantes, Fray Diego de Haedo, que decía: en Arg·el, "ellos, al contrario que en el mundo cristiano .. son los que dotan las mu- jeres ant•es de que casen, y, en efecto. las compran" (3), Cervantes, al ponerse a reproducir la boda, no se olvida de hacer breve alusión a una de las primeras ceremonias indispen- sables, aquella que consiste en adornar, pintar y vestir a la novia. En una de las escenas la mora Halima sale dispuesta D. compo- ner a la novia, para lo cual le pide las perlas con las que ha de hacer los lazos (4\. y en otra, ,Za<hara aparece diciendo simple- mente que su padre "la ha mandado adere¡;ar para haberme de Uevar esta noche a ser su esposa" (5). -Es la ceremonia que pode-- mos ver descrita por Haedo cuando narra cómo, "llegado el día de entregar la mujer al marido, componían a la novia con muchas (r) Jornada¡ l, fol. 6;, r. (2) "Asignad libremente a vuestras mujeres sus dotes", IV, 3; "Dad el dote prometido a la mujer con la cual cohabitéis", IV, 28. Cfr. tam- bién 'LX, ro. Véase Il Mujta>$114', Somma,r.Vo del Dirüto Malee/tita ,di Hailil lbn Isf:¡.tiq, version.e del P1·of, Daruid Santillcnna, Milano, 1919, t. II, pág. 37, o también Zeys, Traíté Élé1m·entaire de D1·oit 111Usttlm•an algéricn, Alger, r88s, t. II, pág. 197, (;:.) Haedo, To.pografía, t. I, pág. 32. (4) HALIMA: Ahora bien, Ínostrad las perlas que tenéis, que quiero ver cuántos lazos podré hacer. J orna.da 1! I, fol. 79 r. (S) Jornada JI!, fol. 82 r. b. LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 263 joyas y aljófar, pintándola toda de blanco y rojo la cara, y los brazos hasta los codos de negro" (r). Para que el cortejo nupcial '( z a f fa t a 1 'a r ü s a) ~e represente con toda propiedad, Cervantes hace las acotaciones precisas. La novia, que solemnemente sabemos va desde su casa hasta la nueva morada donde el novio la espera, aparece, dice Cervpntes, "sobre unas andas que llevan a h~bros", es decir, tal como se hacía y se hace, por ejemplo, en Fez, donde la con- ducen dentro de una caja octogonal con cortinas de seda, que ocho hombres llevan sobre sus espaldas. Ella va "con un velo delante del rostro", o sea, como dice Haedo, "muy cubierta y tapada". Sale "con música" -dice Cervantes-, o sea "con dos o tres móros que van tocando un atabal o tamboril y sus gaitas", según •escribía Haedo. Cervantes quiere además que apa~ezcan "con guitarras, voces y grande regocijo, cantando cantares" que, por lo visto, sabía, pero que, d•esgraciadamente, no reproduce, porque dioe "que ya los daré" (z). Y el cortejo sale poda noche, puesto que apunta han de aparecer con "hachas encendidas", lo mismo que decía Haedo, '.'llevando todos, hombres y mujeres, como en procesión de dos hileras, velas blancas encendidas. en las manos". Siempre, naturalmente, por la noche, hora y media después de la puesta del sol, es la costumbre más frecuente (3). La ceremonia siguiente, la que inmediatamente ant•ecede a la noche de bodas ( 1 a y 1 a t a 1 d u j 1 a ) , Cervantes también la ha llevado a esc•ena. La novia ha llegado ya a la casa donde va a vivir con su esposo, y el Príncipe de los Ingenios vuelve a hacer las correspondientes acotaciones: "d·escúbrese entonces un táÍamo", donde "aparece la novia cubierta con el velo", ante la cual se baila "la danza de la morisca" (4) 'Cervantes muestra, una vez más, cuán bien conoce las costumbres islamicas. En el mundo musulmán, la novia, en efecto, una vez en su nueva morada, es conducida a la .cámara nupcial y colocada sobr•e un asiento elevado o sobre un trono (mi~~$$ a), que es el "tálamo" (r) Haedo, Topog1Yt.fía, t. I, pág. rzr. (2) Jornada III, fol. 8r r. (3) Haedo, Topogmfía, I, pág. rzr. (4) Jornada !JI, fol. 8r. 264 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA que dice Cervantes. Entrán entonces .los músicos y se vuelven a reanudar los cantos y las danzas. Pero d momento en que el novio, como dice Haedo, se acerca a la novia a fin de quitarle el velo "para verse los dos, que nunca antes en toda su vida se han visto" (1), ése ya no se repr-::senta. Y es porque Cervantes hace que la ceremonia se interrumpa a continuación del baile, para que supongamos que re! matrimonio no se ha consumado. 10. Mas he aquí que el a;;unto de la comedia comienza en esta esoena a no ajustarse a lo que sucedió en la realidad. ·La Historia dice que 'Abd al-Malik se casó con la hija de I;Iayyi Murad, y Cervantes nos quiere !hacer creer que no se casó. He aquí •cÓmo va desarrollando el asunto para llegar a esa ·falsa conclusión. Según vamos viend1J ·en la comedia, Zahara, el día de la boda, desistió ante su pad1 e de casarse con M u ley Maluco. Ella se eohó a llorar, y Agi Morato se fué sin quererla hablar (2). Ella estaba •enamorada del .cautivo, de aquel que en la mazm&rra vió descender más de una vez la caña con las cartas ,amorcsas y cristianas de 1~ hermosa argelina. El propósito de Zahara no era otro que el de burlar d casamiento con Muley Maluco y escapar a España con su amante para bautizarse y casarse cris- tianamente. Mas como toda la ciudad sabía que se casaba con el futuro sultán: «por toda la ·Ciudad se suena que me desposo esta noche" -decía Zahara-, la boda fué necesario simularla para evitar escándalo. y esa novia que iba sobre las andas en el cortejo nupcial que desfiló por las calles de Argel, esa novia que apareció después sobre el tálamo en la casa donde la tenía que esperar Muley Maluco, no era la hija de Agi Morato, era una mujer casada: era la mora "Halima" (I;Ialima), esposa de Cauralí (3). Como iba tapada totalmente, seg1Ún la rúbrica, y (1) Haedo, .Topografía,· I, pág. 122. Véase además Gaudefroy-De- mombynes, Les cérémonies dtt.mariage chez les indigenes de l'Algerie, París, I9CJI, y Villot, M oewrs, coutu111ws et institutions des vndigene•s de l'Algerie, 2." ed., Alger-Paris, 1875. (2) Jornada 111, fol. 82'r. •. (3) En la acotación (Jornada 111, fol. 81 r. ") dice Cervantes: sale "Halima con un velo delante del rostro, en lugar de Zara". LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 265 como el novio no llegó a quitarl•e el velo, nadie se dió cuenta del engaño. He aquí, pues, descubiertD el momentD en que el asunto <:apital de la obra deja de ajustarse a la verdad. A pesar de las reiteradas afirmaciones de Cervantes sobre el carácter histórico de su comedia, no hay más Pemedio que de- clarar que en ella, desde luego, existe, sí, mucha verdad, pero que no todD es verdad. Aquí la auténtica historia, la que Cervantes modifica como pDeta, no es otra que la que inmediatamente vamos a revelar: 'Abd al-Malil,;: estaba ya casado con la hija de 'I:layyi Murad en 1574. En los primeros meses de ese añD debió indu- dablemente de efectuarse la boda. Al año siguiente, en marzo de 1575, meses antes de que llegara allá cautivo nuestro más grande escritor, 'Abd al-Malik vió nacer al único hijo de su esposa, al que llamaron M uley Isma 'il. La noticia llegó a la corte de Felipe II flOr un avisD que envió d mencionado Francisco Gas- paro CorsD, quien comunicaba desde Valencia, el 23 de marzo de 1575, que acababa de nacer un hijo de 'Abd al-Malik (1). Gasparo añadía que este famoso marroquí era "muy deseado de los princi- pales de Fez, así por su nobleza ,como por el favor qne tenía en Constantinopla, mayormente teniendo a Agi Morato por sue- gro" (z). (I) "De Muley Meluch se sabe que de la Goleta avía ydo a Estan1bor o ConstantinÓpla, de donde se espera va con gruesa, armada para el poniente; pero no se sabía más particular; y que le había nacido un hijo." Carta citada anteriormente. (2) Sólo a través de personas como Francisco Gasparo y Miguel de Cervantes, conocedores de la vida argelina, se podía saber en España quién era exactamente el suegro de 'Abd al-Malik, pues los cronistas nacionales confundían muy a menudo a los personajes del mundo mu- sulmán. En la Relación del, músico toledano sobrelas entrevistas de don Sebastián con Felipe II en Guadalupe, en 1576, se habla de 'Abd al-Malik, no corno casado con una hija del alcaide de al-Bati;ta, sino del rey de Argel, trono que jamás ocupó Hayyi Murad: "Parece ser -escri- be- qúe un yerno del rey de Argel... hase favorecido del Gran Turco cuya hechura es su suegro ... ". Inspirándose en este documento, su editor A. Rodríguez Moñino repite el error en su interesantísimo estudio, que acaba de salir, titulado Viaje a Espa:ña del Rey Don Seba.stiá1~ (Bada- joz, 1948, págs, ro6 y 16). El mismo error sufre :Diego Galán (Relación del wutiveriD y trabajos de Diego Galán, natura! de Consuegra y vecino de Toledo, rs89-r6oo, t. XXXVII de la "Sociedad de Bibliófilos espa- 266 BOLETÍN DE LA RRAL ACADEMIA ESPAÑOLA 11. La historia aparece alterada, desde luego, en la comedia con muc:ha habilidad. Cervantes sabía indudablemente que 'Abd al-Malik erad esposo de la hija de l:Iáyyi Murad, y comprendía que siempre podría haber algún espectador de su obra para quien esta noticia no fuera desconocida. Por eso pone en escena el casamiento de ambos, pero inventando o recogiendo la leyenda de la boda no consumada. Y para que el cuento resulte verosímil, para que creamos que esto pudo suceder, •Cervantes, con toda artimaña, vuelve otra vez a la Historia sin abandonar la leyenda. Pues al llegar a ese momento en ·que el novio se ha de presentar para quitar a la novia el velo que oculta su rostro, Cervantes hace que se interrumpa la ceremonia, sacando a escena a un moro que viene a anunciar la suspensión de la boda por causa de que el novio tiene que salir inmediatamente de Argel a -con- quistar el reino de Marruecos -con dos mil genízaros. He aquí el pasaje más interesante de dicha escena, en la que dice el moro: La fiesta cese, y a su casa vuelva · la bella :Zara, que Muley lo ordena con prudencia admirable desta suerte. Y otro pregunta inmediatamente: ¿ Pues no pasa adelante el casamiento? El moro que habló primero se explica entonces de forma más clara: Sí pasa, pero quiere [Maluco] ·que, entre tanto que él va a cobrar su ¡·eino de Marruecos, Zara se quede en casa de su padre, entera y sin tocar, que deste modo • quedará más segura, y él espera gozarla con sosiego allá en su reino, a cuya err:pr.esa aun bien no habrá salido el sol cuandc. se parta. Que esta pries:t l.e dan dos mil genízaros que lleva en su campo,.c¡ue ya sabes que marcha (I) ñoles", Madrid, 1923, pág. 39), quien al hablar de los depósitos y con- ducción de aguas de Argel como obra de Agi Morato, le llama antiguo virrey de aquel territorio. (1) Jonwda JI!, fol. Szv. ' LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 267 Cervantes evoca aquí el momento final y solemne de un muy señalado episodio de la historia de aquellos reinos. Es el episodio que el historiador de Marruecos al-Ifrani (r669-1727) relata en su Nuzlw.t al !Jadí bi-ajbar 111Mlük al qarn al-!Jadi. Según él, 'Abd al-Malik y su madre Sal].aba al-Rahmaniyya ve~lÍan pidiendo · al sultán de Constantinopla la ayuda necesaria pará destronar a Mul].ammad, sultán de Marruecos. Mas el Gran Señor siempre rechazaba colérico las súplicas de ambos. Sin embargo, momento llegó en que Murad III cambió de actitud. 'Abd al-Malik, al asistir a la conquista de Túnez, se apresuró a enviar a su madre la noticia de la victoria en una carta cuyo portador .fué el primero en llegar a Constantinopla. Sal].aba al-Rahmaniyya acudió a co- municársela al sultán, pidiéndole, como premio del anuncio de este feliz suceso, diese las órdenes oportunas a los argelinos para que ayudasen a su ihijo en la empresa contra Marruecos. El sultán accedió, y 'Abd al-Malik y su madre llegaron a Argel con la arden de Murad, partiendo eH seguida el pretendiente con los turcos hacia la frontera de Marruecos ( r ) .. La feoha de su salida ele Argel la conocemos gracias a Fray Diego de Haedo, que dice salió 'Abd al-Malik en diciembre de 1575 (2), o sea cuando Cer- vantes llevaba allá más de dos meses. Dui·ante ese tiempo, ei Príncipe de los Ingenios vivió •en medio de su tragedia, claro es, pero no sin oír los e.::os de toda una ciudad que se preparaba para la ,guerra. Consideremos, por tanto, este pasaje, ~~.:rito, C·JmG tantos otros de su cLra, bajo el recuerdo rle días vividm por él. Antes de s·eguir adelante, una advertencia es preciso hacer : según la verdadera historia, entre la hoclcl de 'Abd al-::\'Ialik y su salida de Argel transcurre más de un año, mientras que -en la comedia la simulada e interrumpida boda del fuiuro sultán se trae al momento verdadero de su salida par<J. .1\Jarruecos, de forma que aparezca como sucedido todo en un mismo día. Es natural: Cervantes, como partidario de la observancia de las famosas unidades, procuraba, por lo menos aquí, sujetarse a los cánones de la dramática, que frente a Lope de Vega de- fendía. (r) Edición y traducción c;taJa de Hondas, págs. 62/r09. (2) Haedo, Epítome, I, pág 368.' ' 1 268 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 12. A continuación del pasaje que acabamos de comentar viene ya el desenlace de la obra. La acción acaece enton.::es en la oscuridad de la noche y en oel jardín de Agi Morato junto a la marina de Argel. Los cautivos van llegando con todo sigílo, y uno de· ellos, Vivanco, hiere un pedernal hasta que, a sus chispas, responden desde el mar con otras luces. Se escucha en seguida "el son manso de los santos remos", y todos se acercan a la orilla para subir a la barca que ha traído don Lope. En ella se acomoda Zahara, que desde aquel momento quiere ya llamarse María; y la obra termina aquí con los conocidos versos sobre el carácter histórico del cuento. Pero todo esto •es ya pura leyenda. La hija de I:{ayyi Murad, casada con 'Abd al-Malil<:, no huyó de Argel para venir a España con su amante. Según hemos ido viendo, Cervantes ha llevado a escena la historia de la hermosa argelina, a ratos co.n toda fidelidad histórica, y a ratos modificand~ la realidad; mas, al llegar al desenlace, Cervantes trastorna totalmente la verdad. La hija de I;Iayyi Murad, una v•ez que su esposo partió para la guerra, se quedó es Argel, doncfe siguió viviendo, durante los cinco años del ca.utiverio de Cervantes, en situación oscura y desgraciada. Tan oscura, que bien podía Cervantes dar rienda suelta a su fantasía y decir que todo ~ra verdad, en la seguridad de que raro sería el •espectador de su comedia que conociese la auténtica continuación de la historia de la hija de I;Iayyi Murad. 13. Pocos datos hemos podido alcanzar acerca de la vida de esta muohacha a partir d·e 1575. Son, sin embargo, suficientes para comprender su infortunio, y ver que fué víctima de la polí- tica que, en pro de su patria, emprendió el sultán lde más grata memoria para los españoles. Esos datos esporádicos tendremos que recogerlos aquí intercalándolos, como es debido, dentro de la vida de su esposo, en sus tres últimos años, la cual reconsti- tuiremos ·entresacando noticias diversas de varios e interesan- tísimos documentos existentes en el British Muse1um, publicados en la ingente colección de Henry de Castries, titulada Sou?·ce'S i.nédites de l'histoire de Maroc. Nadie crea que por extenderme en la narración de sucesos de la vida de 'Abd al-Malik me alejo demasiado del tema oervantino"de mi estudio. Aparte de que, a LA HIJA DE AGI MORATO TC:N LA OBRA DE CERVANTES 269 través de esos sucesos, compTenderemos la verdadera historia de la protagonista de la comedia, alrededor del esposo de la her- mosa argelina vamos también a descubrir algunos personajes cuya vida se relaciona con la de nuestro más celebrado escritor. Partamos, pues, del último dato auténtico recogido por Cer- vantes. Partamos del momento en que 'Abd al-Malik salió de Argel con dos mil genízaros en una madrugada de diciembre de 1575, dejando allí a la hija de J:Iáyyi Murad, con la esperanza de "gozarla con sosiego" -como .dice Cervantes- una vez que cobraseel reino de Marruecos. 'Abd al-Malik, ya según la His- toria, penetró, pues, en aquel r-eino, y, con la ayuda de Rama<fan Básá, el beylerbey de Argel, y de los genízaros turcos, venció cerca de Fez a su sobrino Mu}:lammad. Inmediatamente se pose- sionó de dicha ciudad, y el r6 de junio de 1576 entró victorioso en Marrakus, donde fué proclamado sultán. Difícil era de todas maneras su situación. Le preocupaban los turcos y le pre- ocupaban los cristianos. Comprendía que el apoyo prestado por los primeros no podía ser desinteresado. Conocía bien las ambi- ciones del Gran Señor de Constantinopla, y temía por lo menos una intromisión de parte de éste en los asuntos de Marruecos, so pretexto de ser d Jalifa, es decir, el jefe de la comunidad musulmana, el defensor o protector de los creyentes, título, casi olvidado, que el Gran Señor se daba con la ambiciosa pretensión de dirigir las tareas políticas y administrativas de todos los países del Islam, orgulloso de ser el dueñ:o de los grandes terri- torios del centro del·mundo musulmán y de las ciudades santas. Por otra parte, 'Abd al-Malik no dejaba de conocer los proyectos del rey Don Sebastián; dispuesto a apoderarse de 'Marruecos. Sabía además que el rey de Portugal estaba en •contacto con Mu}:lammad, el sultán depuesto, que por entonces se retiraba hacia la costa, con la esperanza de emprender luego la recon- quista de su Imperio, mediante la ayuda de los lusitanos (r). En estas circunstancias, 'Abd al-Malik, con un criterio muy distinto al de sus retraídos predecesores, empezó a establecer (r) De todos estos episodios de las guerras civiles de Marruecos entre· 'Abd ai-Malik y Mu~1ammad, trato por extenso en rni próxima publicación sobre Don Felipe de Africa, Príncipe de Mwrruecos. 270 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA relaciones diplomáticas con Inglaterra, Francia y, sobre todo, con España. Y a en sus años de residencia en Argel había man- tenido contacto con Felipe II por mediación del virrey de Valencia, el gobernador de Orán, de Francisco de :Zúñiga y, sobre todo, de Francisco Gasparo Corso, de quien ya hemos hablado, y de un hermano de éste, llamado 'Andrea. A ambos hermanos había prometido repetidas veces -según escribía Fran- cisco a Felipe II en octubre de '1577- 1que "si Dios le hacía merced de posarlo en su Estado de Fez y Marruecos, que quería procurar de confederarse con Vuestra Majestad, y de compañía, hacer campo y armada por mar y tien:a para ir sobre Argel y sacar los turcos de aquel reino, y en haberlos sacado, el Muley Meluco quedar señor entre tierra, y Vuestra Majestad quedar señor de todos los puertos y fuerzas a la marina" (IJ. 'Abd al-Malik, al poco tiempo de posesionarse de Marruecos, . envió a su agente, el capitán Cabreta, para dar a nuestro Monarca toda clase de seguridad·es en el sentido de que no toleraría la in- fluencia política de los turcos en el gobierno de Marruecos, pues estaba dispuesto a firmar una alianza con España frente al otomano, con lo cua:l e$peraba que nuestro Monarca movería a Don Sebastián a que desistiese de emprender la guerra, la cual trataba éste de justificar como necesaria contra el peligro del esta- blecimiento de los turcos en rMarruecos. Como Cabreta no volvía, 'Abd al-Malik, en abril de 1577, envió a nuestro Monarca al Padre Diego Marín, heheficiado de Setenil y Bédar, •persona muy estimada por el sultán, con una carta afectuosa acompañada de un proyecto de alianza entre ·España y Marruecos (2). En el memorial que traía Marín, el sultán proponía ultimar •un, docu- mento "confinna.do por los morabitos que están en la Meca y por el Papa en Roma", comprometiéndose 'Abd al-Malik, entre otras cosas, a devolver las presas y ahorcar a los corsarios turcos que después de hacer daño en nuestras costas fuesen a guarecerse (1) Carta de Francisco Gasparo .Córso a Felipe II, que se conserva en el British Museum, Additional Mss. 28359, f. 348,. publicada por Castries, SIH1U, Angleterre, I.~, 1.0 , pág. 259. (2) La carta original, en el British Museum (Additional Mss. 28359, f. 322), fué publicada por ,Castries, SIHM, Angleten·e, ·r.A, I.0, pág. 2o6. LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 27 I en puertos, ríos o playas de Marruecos, y a no dar socorro aunque se lo pidiese el Gran Señor, siempre que se atacase al Rey de España. Felipe II tenía que comprometerse,_ a su vez, a dar soco- rro al sultán si éste lo hubiere menester (1). El proyecto de tratado que Francisco de !barra redactó con Felipe II en contestación al de 'Abd al-Malik no salió por en- tonces de la cancillería del Monarca, ante los deseos manifestados por el rey de Portugal (2). El sultán esperaba con impaciencia una contestación, cuando he aquí que llegó a Marruecos Andrea Gasparo-Corso, d hermano de Francisco, ya conocido de nuestros lectores. Andrea era un comerciante dedícado a traficar sobre todo en países musulmanes, al que Cervantes conocía, según demos- traremos luego. Su domicilio radicaba en Valencia y seguramente era el mismo de su hermano (3), Pero poco debía de parar en la ca- pitallevantina: Andrea casi siempre estaba de viaje, y con mucha frecuencia en Constantinopla y en Argel, donde había· mantenido estrechísima amistad con 'Abd al-Malik, y donde fomentaba cor- diales relaciones con los personajes gubernamentales musulmanes, lo cual le ponía en condiciones de actuar unas veces como agente secreto y otras como verdadero mediador diplomático de Fe- lipe II. Íi:ste era, pues, el individuo que en octubre de 1577 (1) Memoria de lo que se ha de tracta,r en Es.paíía con S1t Magtd. el rey Don Fílipe. El original, en el British Museum (Additional Mss. 28359, f, 324), fué publicado por Castries, SIHM, Angleterre, I.n, 1.", pág. 207. Cabrera (Historia de Felipe JI, rey de Espa·iía,. Madrid, 1876-1877, t. II, pág. 348) demuestra haber tenido en sus manos este documento. En él alude además 'Abd al-Malik a cartas que ha enviado a Felipe II "por parte de Andr~a". (2) Algunos. a;puntamúentos pa,ra, la w.pítu7a.cion que pare<sce se podr·ía hazer con el rey de Fez y para Ja, in.struccion que hmvrá de lleva;r el capitan Cabreta. (British Museum, Additional Mss. 28359, fol. 319.) Pu- blicada por Castries, SIHM, I.a, r.", pág. 215. ( 1) Lo deduzco de una carta de don Juan de Silva a Felipe II, de 31 de diciembre de 1578 (publicada en la "Colección de documentos inéditos para la Historia de España", tomo XL, págs, 94-98), según la cual los valencianos habían secuestrado bienes de Andrea Gásparo, en la creencia de que éste había acompañado· a 'Abd al-Malik en la jornada trágica de Alcazarquivir. 272 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA llegaba a ,Marruecos. Andrea desembarcaba en .Larache proce- . dente de Valencia, con un extraordinario cargamente para su gran amigo 'Abd al-Malik: el sultán no podía pasar sin ciertos géneros textiles y artículos alimenticios europeos que Andrea le suministraba desde años anteriores. A su llegada a aquel puerto recibía inmediatamente una carta de 'Abd al-Malik llamándole "Muy amado nuestro Andrea Cor~o", en la que le daba la bien- venida, no sin. lamentarse de que hubiera tardado tanto en ir hacia él. El sultán le anunciaba el envío de tiendas y caballos para el viaje por tierra a Marrakus, le ofrecía su propio palacio y le recomendaba no se detuviera en el camino. La carta iba dictada por el sult~n, y escrita por un secretario de 'Abd al-Malik; llamado Fray Luis de Sandoval, franciscano de Sevilla (r). También le escribía en castellano el "Cayto Rozuano", o sea el caíd Ri<;lwan, renegado portugués, personaje famoso en la :his- toria de Marruecos, :hombre de la íntima confianza del sultán. Le hablaba de lo contento que estaba "el Rey mi señor" por su llegada. Le volvía a anunciar el envío de tiendas, mulas y esco- peteros, y le manifestaba la ansiedad con que el sultán esperaba "las ropas y eso que Vm. traye de refresco, como son anchoyas y quesos", que por lo visto le gustabanmucho. "No_lhay más -terminaba Ri<;I·wan- sino que Dios trayga a Vm. con salud, como todos lo deseamos" (2). 'Abd al-Malik no esperaba a Andrea con tanta ansiedad tan sólo por el deseo de recibir les fardos de mercancías que parece se le enviaban como 'presente. 'Abd al-Malik lo que más viva- mente anhelaba era informarse por su amigo de los planes de Felipe II respecto a Marruecos, y ver de establecer relaciones definitivas con la Corte por mediación del propio Andrea, con el que ya se :había entendido antes para toda clase de negocia- ciones con España. Mas en esta ocasión Andrea no había ido a Marruecos con autorización para actuar como agente diplomá- tico : Vespasiano Gonzaga, virrey de Valencia, habíale advertido (I) Una copia en el British Museum, Additional Mss. 28359, fol. 345, publicada por Castries, SIHM, Angleterre, i.", 1."', pág, 25I.· (2) Una copia en el British Museum, Additional Mss. 28359, fol. 345, publicada por Castries, SIHM, Angleterre, 1.", I.", pág. 253, LA HIJA DE AGI :MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 27 3 que no se entrometiese en los asuntos de Felipe li y que se limi- tase a prestar servicios puramente informativos, enviándole a él avisos de todas las particularidades. Bastante n:olesto de la acti- tud del virrey, Andrea, no Dbstante, cumplió a maravilla su cometido, no sin quejarse a su amigo Mateo Vázquez; conel que quería entenderse directamente, como lo hizo, enviándole com- pletísimas informaciones de la situación y pensamientos de 'Abd al-Malik. Por una interesantísima carta de Andrea al secretario de Felipe II, sabemos que el sultán estaba acosado por las intrigas del nuevo beylerbey de Argel, I:Iasan Basa el Veneciano, que le escribía en italiano cartas que el propio Andrea le leía para que las comprendiera mejor, invitándole, entre otras cosas, a que admitiese en sus puertos de Larache y Salé a los corsarios de Argel y de Levante (más de sesenta), que le podrían ayudar a apoderarse de Tánger y Ceuta, desde donde le !harían rico con el botín que cogieran en España, empresa que decía habría de agradar a 'Uluy 'Ali, que amaba a los corsarios como si fueran hijos suyos. 'Abd al-Malik se confiaba totalmente de Andrea .. El sultán mandaba salir de su cámara a todos los criados, y en el más riguroso secreto entablaban los dos el diálogo. 'Abd al-Malik escuchaba atentamente los consejos de Andrea en el sentido de que no admitiese a los corsar-ios, de que repatriase a los turcos de su ejército, odiad.os por los marroquíes, y d·e que no despa- chase a Salim al-Ya'far, gran amigo por cierto de Andrea, em- bajador del Gran Señor, de 'Ulüy 'AH y de I:Iasan, que espera- ban regresase con un pacto favorable para los otomanos. Pero por entonces tendrían que contentarse no más que COl'l una simple carta del sultán, dictada nada menos que por,Andrea, prome- tiéndoles atender más adelante al mencionado embajador. La ac- titud del sultán no podía ser, pues, más favorable a Felipe II, con el cual quería terier a todo trance una entrevista en el lugar de 13 costa española que Su Majestad quisiere señalarle, seg1ún co- municaba Andrea a Mateo Vázquez (r). (r) El original (en el British Museum, Additional Mss. 28359, fo- lios 363-367) aparece escrito en italiano y lleva la fecha de 28 de nóviem- 18 274 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Mas, antes que los turcos se dieran cuenta de los propósitos de 'Abd al-Malik, lo que convenía era traer a la corte de Ma- rruecos a su mujer, la hija de Agi Morato, y a su hijo, el pequeño Isma'il, que habían quedado allá en Argel con la madre del propio 'Abd al-Maiik. De la conveniencia de un inmediato traslado, de- bieron. entonces hablar Andrea y el sultán (r). Pues es el caso que en el mismo día en que el espía dictaba la carta, a que acaba- mos de aludir, salieron de la corte marroquí las órdn1es oportunas para que desde Tetuán zarpara al instante una galera de vein- titrés bancos mandada por Dali Mami (el patrón de Cervantes), entonces a sueldo de 'Abd al-Malik, a fin de que recogiera en Argel a la esposa y al hijo del sultán (z). El viaje fué hecho, pero en balde: indudablemente los jerarcas argelinos no ·estaban dispuestos a permitir el traslado de la nuev;:t sultana con su hijo, porque pensaban que mientras éstos permaneciesen en territorio dependiente de Constantinopla, 'Abd al-Malik sentiría viva in- quietud por la suerte de su familia y procuraría, en consecuen- cia, no adoptar medidas de gobierno desfavorables a los turcos. Por eso seguramente la hija de J:Iayyi Murad y el pequeño Isma'il no ''fueron llevados a Marruecos. Desde luego descono- c-emos bajo qué pretextos negarían la salida de la infortunada esposa y de su hijo. N o sabemos qué excusas serían las que diesen a Dali M ami. N os figuramo~, eso sí, que procurarían que bre de 1577. Fué p~blicado por Castries, SIHM, Angleterre, I.a. L 0 , pá- ginas 265-274. ·(I) Por la, carta citada de Francisco Gasparo a Felipe II (SIHM, Angletene, J.", L 0 , pág. 258) se ve que Jos dos hermanos, Francisco y Andrea, habían quedado de acuerdo en Valencia antes de salir de allí este último, "que en eser llegado a Marruecos, procurase [Andrea] con todo effeto que el Muley Meluco enbiase llevar a su muger y hijo que tiene en Argel". (2) "E cosi, a mandato questo medisimo giorno a Deli Mami, che sta a cuo solido con una galera de 23 banchi, che vada a Tutuvano, anni su galera e che vada Aligieri a prende a su moglie e figlio, che la porti quanto primo. A chi fine selo fa.ce, no !'o posuto sapere ancora:" La carta es deliciosa J!Ori:¡ue Andrea reproduce sus diálogos con 'Abd al-Malik: "Questo Rei stando io con lui in sua camara, mando fora tu ti 1i sui criati, e poi mi dise: Andria, io voria che tu mi facesi piacere de andar a la corte del rei de Spagnia ... " Ibídem, pág. 272. LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 2/5 no se trasluciesen los propósitos que abrigaban respecto a la des- graciada familia. Quién sabe si no se justificarían inventando noticias de índole propicia al comentario novelesco del rumor público. El caso es, repetimos, que ni en aqudla ocasión ni en otra alguna la hija de I;Iayyi Murad pudo ir al encuentro de su esposo. Pocos meses, por cierto, quedaban de vida al sultán. Al año siguiente, el4 de agosto de 1578, 'Abd al-Malik moría, momentos antes de obtenerse la más rot_unda victoria de los anales de Ma- rruecos. Moría en la batalla de los tres reyes o de Alcazarquivir, harto conocida. En la batalla en que trágicamente perdieron la vida Don Sebastián y el antiguo sultán Mulfammad, aliados ambos contra 'Abd al-Malik. Horas antes de iniciarse el combate se vistió de brocado. Se puso una pequeña toca en la ca~eza con su plumaje. Se ciñó la espada que le había venido de Turquía y un puñal todo de piedras .muy ricas de turquesas y rubíes. Se llenó las manos de anillos de piedras preciosas, como en día de Pascua, y montó a caballo, contra la voluntad de su médico. Venía ya gravement-e enfermo. Desde días anteriores "no hacía más que beber agua, víctima de tal sed que no bastaran cuantos ríos habían en el mundo para se la quitar". Nada más comenzar la batalla vió desbaratars-e momentáneamente su ejército, y fué tanto su enojo que "se levantó sobre los estribos, puso mano a la espada, y tomóle un temblor que cerró los dientes y perdió el sentido y la vida juntamente" (r). Felipe II, en los mes-es ante- riores, conoció bien los pensamientos de 'Abd al-Malik a través sobre todo de nuestro espía Andrea. Sabía que aquel sultán era tan amigo de España como ene"migo de Portugal, y estaba sufi- cientemente informado para no creer en lo que Don Sebastián 1~ aseguraba sobre el peligro de un inminent-e establecimiento de los turcos en Marruecos. Por eso hizo todo cuanto pudo por disuadir a su sobrino de sus locos propósitos, conforme a los (1) Carta escrita en castellano, de un médico judío a su hermano (ró de agosto de 1578), publicada, según copia existente en elPublic Record Office, por Castries (SIHM, Angleterre, !.8 , 1.0 , págs. 312-321). Procede del médico que asistió a 'Abd al-Malik en la agonía, que cada historiador, antiguo o moderno, relata de manera distinta y cont~adictoria. 276 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA deseos de 'Abd al-Malik, lo cual supo agradecerle después su hermano AJ::tmad. He aquí, pues, cómo quedaba viuda la hija de I;Iayyi Murad. Por aquellos días, allá en Argel, lloraban la muerte del sultán su madre, SaJ::taba al-Rahmaniyya, y su esposa, la hermosa arge- lina. Junto a ellas estaba el pequeño Muley Isma'll, de tres años y medio, futuro candidato ál trono de Marruecos, niño al que, se decía, 1e dejaba su ~padre el reino de Fez (r). Los turcos supieron guardar bien a Ismii 'il para amenazar, cuañdo convi- niera, con la defensa de sus derechos dinásticos, al sucesor de 'Abd· al-Malik, su hermano AJ::tmad al-Man~ür, propósitos de los que tampoco dejó de tener noticia nuestro prudente mo- narca (2). 14. Esta auténtica historia de la hija de I;Iayyi Murad, Cer- vantes no la podía desconocer. A la sazón, vivía como prisio.nero de Dali Mami, o sea del corsario que estaba en aquellos mo- mentos al servicio de 'Abd al-Malik y que iba y venía ·en su galera de Tetuán a Argel. Es más, uno de los hombres de la tripulación de la galera de Dali Mami, que en ella iba, en 1577, a recoger a la hija de I;Iayyí Murad, era precisamente un com- pañero de Cervantes en d cautiverio, llamado Juan de Balcázar, natural de M~laga, el cual "siempre se trató y comunicó" con nuestro gran escritor, acudiendo como testigo cuando .¡;n octubre (r) Véase SIHM, Angleterre, r.", L 0 , pág. 46. De Isma'il habla tam- bién Fray Luis Nieto (loD. cit,), dicie'ndo que "al presente ,[o sea a fines de 1578] está en Argel con su madre". También habla 'Conestaggio (Historia de la unión de•! 1·ein.o de Portugal a la Corona de .Crutilla, trad. de Luys de Babia, Barcelona, r6rb, fol. 37'r.) : "Y no obstante que el Moluco había dejado un hijo, le saludaron a Hamet como rey." (2) Si en 1589 AJ:¡mad se abstenía de ayudar al Prior de 'Crato y a Drake en su expedición a Portugal, era, al parecer, por temor a que Muley Ismii.'il .fuese apoyado por los turcos y por Felipe II en sus derechos al trono de Marruecos. Véase Castries, SIHM, Angleterre, La, I.'0 , pág. 527, nota 2. En IÓ04, a la muerte de AJ:¡mad, Isma'il se presentó en Marruecos, como pretendiente, acompañado del virrey de Argel. Ibí~em, pág. I54. LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 277 de 1580 se aprió la información del cautiverio del héroe de Lepanto (1). Cervantes. ha conocido además a ese gran amigo de 'Abd al-Malik, el espía Andrea Gasparo Corso, que tan interesado es- taba en el traslado a Marruecos de la hija de }:Iayyí Murad. Y digo que lo ha conocido desde el momento en que me encueritro en la Grarn Sultana, doña. Caüdina. con un personaje al que Cervantes llama "Andrea", el cual, a mi entender, no repre- senta a otro individuo que al propio Andrea Gasparo Corso. Éste aparece en escena "en !hábito de griego" sorprendiendo en Constantinopla al gracioso cautivo Madrigal en los momentos en que acaba de jugar una trastada a ciertos judíos, momentos en que entablan los dos el diálogo siguiente: ANDREA. ¡ Español ! ¿ Conoceisme? MADRIGAL. } uraría que en mi vida os he visto. ANDREA. ¡Soy Andrea, la espía! MADRIGAL. ¿Vos, Andrea? ANDREA, Sí, sin duda. MADRIGAL. ¿El que llevó a Castillo y Palomares, mis camaradas? ANDREA. ¡Y el que llevó a Meléndez, a Arguijo y Santisteban, todos juntos, y en Nápoles los dejó a sus anchuras de la agradable libertad gozando ! MADRIGAL. ¿Cómo me conocistes? ANDREA. La memoria tenéis dada a adobar a lo que entiendo, o reducida a voluntad no buena : ¿no os .acordáis. que os vi y hablé la noche que recogía los cinco, y vos quisistes quedaros por no más que vuestro gusto, poniendo por excusa que os tenía amor rendida el alma, y que una alárabe con nuevo cautiverio y nuevas leyes os la tenía encadenada y presa? (I) Información de Miguel de Cervantes, publicada por Torres Lan- zas en "Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos", IX, 1905, pág. 373. 278 BQLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA MADRIGAL. Verdad, y aun todavía tengo el yugo al cuello, todavía estoy cautivo, todavía la fuerza poderosa de amor tiene sujeto a mi albedrío (r) . . Según vemos a través de este diálogo, Andrea aparece en él como lo que era en realidad, es d·ecir, como "espía". Aparece además como persona siempre dispuesta a favorecer a los cris- tianos en territorio musulmán, aprovechando, como es de suponer, su influencia con los gobernantes de Constantinopla, actitud que conocemos como muy propia de él, bien patente, por ejemplo, cuando salvó la vida del viajero francés Vinoent le Blanc, quien, por introducirse en cie:ta ocasión en el recinto de la tumba de un morabito junto a Mequínez, hubiera muerto apaleado si no ,mediara la intercesión de nuestro Andrea con 'Abd al-Malik (:z). (r) Ocho comedias ... , fol. II7 r. (2) Véase Henry de Castries, Agents e t vo:yageurs fram;a-is au. M a,roc (rs3o-r66o), SIJ-IM, France, L~, III, pág. XI. .Como 1l:wmbre bueno y ge- neroso se mostró también Andrea después de la tragedia de Alcazar- quivir. Por su mediación quedó en libertad inmediatamente el prisionero don Juan de Silva, embajador de Felipe II junto al rey Don Sebastián. "Hombre honrado -decía este caballero, aludiendo a Andrea, en cartas al Monarca-, pues no miró más que al nombre del embajador del rey de España para desembolsar cuatro mil ducados y gastar conmigo cuanto yo quieto y he habido menester, que son muchos." Andrea fué también el que entregó el cuerpo de Don Sebástián en Ceuta, Don Juan de Silva no terminaba nunca de alabarlo y recomendarlo al Monarca: "Pienso que maltratan a Andrea en Valencia injustamente: es hombre de quien se pueden recebir servicios de importancia en las cosas de Berbería~ .. Es muy buen hombre; cierto que tiene hecho servicios de importancia y especial haber sacado el cuerpo del rey de balde ... " (Cartas de don Juan de Silva en "Colección de documentos inéditos", t. XL, 87-IIS.) Conve- niente sería se hiciese algún estudio sobre este curiosísimo personaje, mucho más sabiendo ya que era amigo de Cervantes. Noticias de Andrea, hermano del citado Francisco y de Mariano Gasparo, residente en Mar" sella, pueden hallarse en diversos documentos publicados por Castries en SI1-IM. Véase también el incompleto Discurso de la ~arma en que M~tle:y M elucl~ tra;tó dweysas ve.ces en secreto con Andrea Ga:spa:ro Coreo, que pensaba ordenar la. defensa de sus ·reinos en caso qne turc•os fuesen con ejército co•ntra. él. "Colección de documentos inéditos", t . .CVI, pági- nas 473-475. LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 2/9 Cervantes lo sitúa además en Constantinopla, donde sabemos estuvo e hizo amistad con gobernantes de aquella capital. Es po- sible, sin embargo, que alguien ponga reparos a la identificación, que aquí hago, del Andrea de la comedia, en la creencia de que ha de ser griego un personaje que aparece "en hábito de griego", según la acotación de Cervantes (r). Mas, quien así lo piense, lea, antes que nada, descripciones antiguas de Constantinopla, y verá cómo los cristianos, cualquiera que fuese -su nacionalidad, vestían entonces el traje de los griegos para poder circular libre y desem- barazadamente por las calles de aquella capital. "Los :nismos griegos y armenios -contaba Vicente Roca en 1556-- ayudan a los cristianos para salvarse, con vestirlos de su traje, y como si fuessen dellos los traen a las naves venecianas" (2). N o cabe duda de que el Andrea de la comedia no es. otro que el gran amigo del sultán de Marruecos. La noticia que en este diálogo da Cervantes acerca de que Andrea consiguió sacar a esos cinco cautivos que estaban en Constantinopla, llevándoselos a N ápoles, donde los dejó gozando de su libertad,
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