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La bija de Agi Morato en la obra de Cervantes 
PRIMERA PARTE 
HISTORIA Y LEYENDA DE LA HIJA DE AGI MORATO 
EN "LOS BAÑOS DE ARGEL" 
r. Asunto principal de Los Baiíos de Argel.-z. Manifestaciones de Cer-
vantes sobre el carácter histórico del asunto de la obra.-3. Intentos de 
los cervantistas para descubrir el fundamento histórico de la misma.-
4· Método que seguimos para hallar dicho fundamertto.-s. Identificación 
de la protagonista Zahara y de su padre :Agi Morato (I;Ia:Y},¡ Murad). 
Su casa en Argel.-6. Agi Morato como musulmán no más que en apa-
riencia, ·según la comedia y según la Historia.-7. La educación cristiana 
de Zahara según Cervantes. Sus ascendientes cristianos según la His-· 
toria.-8. Muley Maluco, novio de Zahara. Costumbres y condiciones 
personales de Maluco ('Abcl al-Malik), según la comedia y según la 
Historia.--9. Realismo ele las escenas correspondientes a una boda mu-
sulmana.-ro. La legendaria versión cervantina de la boda de 'Abd 
al-Malik, y la histórica versión del casamiet1to.-rr. La salida de 'Abd al-
Malik para emprender la conquista de Marruecos desde Argel, según la 
comedia y según .Ja Historia.-rz; La leyenda de la huída a España de la 
hija de Agi Morato con un amante, cautivo cristiano, después de partir 
'Abcl ai-Malik de Argel.-13. La verdadera historia de la hija de I;Hi.yyi 
Murad y de su esposo desde que éste salió de Argel.-14. Individuos que 
sabían la verdadera historia de la hija de I;Iayyi 'Murad, a los cuales 
conoció Cervantes: Dali Mami, Juan de Balcá¡;ar y Andrea Gasparo 
Corso. Identificación del "Andrea" de La Gran Sultana Doña Catalina .. -
rs. Cervantes ante I;Iasan Basa el Veneciano, segundo ·esposo de la hija 
de I;Iayyi Murad.'----r6. Datos biográficos de Hasan Basa el Veneciano. 
246 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Opiniones de Cervantes y de Francisco Gasparo Corso sobre ,este perso-
naje,-17. Verdadero alcance de las frases cervantinas 8obre el carácter 
histórico de Los Baños de Argel: elementos que son "verdad e historia", 
y elementos que constituyen la fábula del "cuento de amor".-18, Forma-
ción de la leyenda de la hija de Agi Morato entre los cautivos, Cervantes 
y la veneración a la Virgen Maríll. en el Islam,-19, Cómo altera ~Cer-
vantes ]a cronología del fondo histórico de la leyenda. 
l. El asunto principal de la comedia de Miguel ele Cervan-
tes titulada Los Barños de Arg1e'l se reduce a un "cuento ele 
amor". Se trata, como es sabido, de una mora llamada Zahara, 
hija del rico renegado argelino Agi Morato, educada de niña por 
una esclava española, Juana de Rentería, que le había inculcado 
la religión cristiana. Zahara aparece como la prometida del que 
había de ser sultán de Marruecos, Muley Maluco. Mas he aquí 
que un día, precisament<e en vísperas de su boda con el futuro 
sultán, por una celosía ele su casa, que daba a uno de los baños 
o mazmorras de Argel, se prenda de un apuesto cautivo llamado 
don Lope, con la esperanza de que la lkve a tierra de cristianos. 
Éste, que nada sabe de su enamorada, se ve sorprendido con 
las monedas de oro envueltas en un pañizuelo sujeto al extremo 
de una caña, que la mano, desconocida para él, de la bella :zahara 
alarga por un agujero de la ~celosía, caña que vuelve a aparecer 
dos veces con cartas en las que la mora le manifiesta su amor a 
la Virgen María y sus deseos de casars,e en España. El cautivo 
• se rescata entonces con el dinero de la hermosa argelina. Y, tras 
varios incid,entes, al fin los dos amantes consiguen reunirse en el 
jardín de la 'casa de recreo de la mora, en la marina de Argel, 
para pasar en una baPCa a España. 
2. Este cuento dice Cervantes que' no se "sacó de la imagi-
nación". Dice que "le fraguó 1a verdad bien lejos de la ficció11". 
Dice que todo él "es verdad", "es historia"; añadiendo que la 
ventana o celosía por donde se comunicaban Zahara y don Lope se 
puede ver todavía "hoy" en Argel, lo mismo que se puede ver 
el "jardín" de la casa de la mora, allí en la marina, donde atracó 
secretament·e la barca que había de traer a España a los dos 
amantes y a varios ·cautivos. Cervantes, por boca de uno de los 
personajes, lo afirma así en los últimos versos de sú comedia: 
LA HIJA DE AGI J\IORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 247 
No de la imaginación 
este trato se sacó, 
que la verdad le fraguó 
bien lexos de la ficción. 
Dura en Argel este cuento 
de amor y dulce memoria, 
y es bien que v•¿;.Jad y historia 
alegre al entendimiento. • 
Y aun hoy se hallaráL en él 
la ventana y el jardín, 
y aquí da este trato fin 
que no 1e tiene el de Argel (r). 
3. A los or:rvantistas que han analizado esta comedia, o que 
han comentado la novela del Ca,utivo en -el QuijO>te, donde el 
cuento se repite, su asunto les produce si·empre la impresión de 
que está inspirado en algún suceso de aquel tiempo. Don Armando 
Cotarelo, hablando de L.os Barños de A1-g.el, dice que esta obra 
"parece inspirada en un hecho cierto no por otra parte inverosí-
mil ni tal vez inusitado" (2), y don Francisco Rodríguez Marín, 
en un comentario a la mencionada novela y no sin aludir a 
Los Bao"íos d,; Arg,el, escribe lo siguiente: "Mudho, muchísimo 
parece tener de realmente sucedida toda esta historia" (3). Los 
(r) Fol. 85 r. Citaré siempre los pasajes de la comedia por la edición 
primitiva Ocho con¡.edias :v ocho enl1·emeses.nuevos mmca, representados, 
co¡mpncstos por lYiigu.el qe Cerva.ntes Saa.vedra, r6rs, en su impres:(m 
facsímile por la Real Academia Española'. 
(2) El tea.! ro de .C ervan.tes. Estudio crítico por el Doctor Armando 
Cotare/o y Va.lledo1-, Madrid, 1915, pág. 236. 
(3) El Ingenioso Hidalgo Don Qu.ijote de la Mancha. N1>eva. edición 
crítica. con el concento ¡·ef-undido y mejorado 3' más de setecientas notas 
nuevas, dispuesta por Prancisco Rodríguez M G.1'Ín, 'Madrid, 1938, t. III, 
pág. 223. Otra edición, con notas añadidas por Francisco Rodríguez 
Marín después de 1928, se está publicando en estos días, habiendo ya 
aparecido el tomo III, donde se inserta la novela del Cautivo .. (El Inge-
nioso Hida.7go ... Nueva edición. crítica. con el comento ¡'efundido 3' 
más de mi 1 11 o t as nuevas ... , Madrid, 1947-1948.) Como la edición 
que siempre citaré será la de 1928, creo conveniente advertir que no he 
dejado a última hora de consultar ésta más moderna, por si acaso 
nuestro gran cervantista rectificaba alguna de sus notas anteriores o 
ilustraba de otra manera los muchos pasajes que en este trabajo comen-
tamos de nuevo .. Convencido de que las notas ,que añade no se refieren 
248 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
dos ilustres investigadores se •expresan así después de buscar 
antecedentes del cuento, sin resultado satisfactorio. Lo que hallan 
son simplemente algunas narraciones tardías de sucesos pareci-
dos. Armando Cotarelo recuerda un relato de Fray Jerónimo 
de Sepúlveda, sobre una señora alemana, sultana de Argel, que 
desde aquella ciudad escribió a Felipe II, en 1595, mostrando sus 
des·tos de venir a España, lo cual pudo conseguir en un barco' 
que el Monarca le envió en secreto desde Valencia. Francisco 
Rodríg:uez ·Marín recoge •en una R.ela!Ción verda,de.ra de un caJso 
e:ctra{ío sucedid·o en Argel enviado de Romea, .a,fvo de• I 587 
("Colección Salazar", de la Bibllioteca de la Academia de la 
Historia) la noticia sobre dos chipriotas, madre e hija, cauti-
vadas en 'I53I, llevadas a Constantinopla y luego a Argel, donde 
por fuerza las casaron con renegados, las cuales r·ecobraron su 
libertad cuando en 1587 escaparon a Roma, con no poco riesgo, 
en Ut)a fragata armada por •cautivos, rescatados antes con dinero 
facilitado por ellas. ' 
La preocupación por •encontrar el antecedente histórieo del 
cuento la ,sintió ya, desde luego, uno de nuestros más 'antiguos 
cervantistas: Pellicer, el primero que vió 1a relación entre 
Los Barños d,e Argel y 1a novelita incluída en el Quijote, buscó 
con afán orígenes históricos al 'Cuento, y fué también d primero 
que exhumó el pasaje aludido de Fray Jerónimo de Sepúlveda(r). 
El camino seguido por todos estos beneméritos 'cervantistas 
en busca de aquella "verdad e historia" en [a que el ¡Príncipe 
de los Ingenios dice se inspiró, sólo ha conducido, como vemos, 
a ninguno de los temas, aspectos o frases cervantinas que son objeto 
de mi estudio, no •he :creído necesario sustituir mis citas a las páginas de 
la ·edición de 1928, por otras que hicierali referencia a las de la de 
1947-1948. 
(r) De Los Baños de Argel se ha ocupado también Dámaso Alonso 
(Una fuente de "Los B:a:Fíos de Argel", "Revista de Filología Española", 
XIV, 1927, págs. 275-282, ¡y "Los Ba1~os de Argel" y la, "Có'nt.edia del 
degollado", RFE, XXIV, · 1937, págs. 213-218), pero no '[Jara poner su 
atención en el asunto principal de 1a comedia, o sea en el "cuento de 
amor" que es objeto de nuestro estudio, sino en el episodio inicial de la 
obra que deriva en una acción muy secundaria, de la que son protago-
nistas .Constanza ;y !don Fernando, inhábilmente conectada con la de 
Zahara y don Lope. 
LA HIJA DE AGl MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 249 
al hallazgo de narraciones de "s~1cesos parecidos", en los cuales 
es imposible reconocer el fundamento histórico de la comedia de 
Cervantes, fundamento que nadie, desde luego, ha pr·etendido 
descubrir en dichas narraciones. 
4. Esos versos del Príncipe de los Ingenios están, pues, 
todavía pendientes de un comentario coneiluyente: todavía dts-
conocemos el verdadero alcance que puedan tener las afirmacio-
nes que encierran. Es decir, todavía no se sabe :cuál pueda ser 
el fundar~ento histórico de Los BaJios de Argel. Hasta ahora, 
sólo se ha podido decir, r-epetimos, que "mucho parece tener de 
realmente sucedida toda esta historia", o 1que "parece inspirada 
en un hecho cierto nada inverosímil •e inusitado" desde e:l mo-
mento en que se encuentran relatos de sucesos análogos. 
Nosotros, siguiendo un camino distinto al de nuestros prede-
cesores en el estudio de h comedia cervantina y de ¡la novela del 
Cautivo, queremos av•enturarnos en una nueva exploración, con 
el propósito de descubrir .)o que haya de "verdad" en el cuento 
de Cervantes, a ·la vista, prini,ero, de la versión escenificada en 
Los Bar1'ios de Argel, que, por razones que luego explicaremos, 
estimamos como la más antigua, a pesar de que rlos principales 
cervantistas vengan asegurando que .la comedia es posterior a la 
novela ( I). 
Nosotros no pretenderenos ir hacia la verdad rebuscando, en 
las relaciones o crónicas del tiempo de Cervantes, narraciones de 
sucesos más o menos históricos y más o menos parecidos al que 
Cervantes llevó a .]as tablas. Ya hemos visto que 'por ese camino 
no se llega jamás a una convincente conclusión. Nosotros vamos, 
sencillamente, a .leer la comedia de Cervantes a la luz :de la his-
toria de Argel y de Marruecos, a la luz de crónicas y documentos 
relativos a la historia de estos países, porque creemos qne es en 
(r) Así lo dice Armando Cotarelo ,(El teatro de Cervantes, pá-
gina 232) : "El éxito de la primera parte del Qtdjo te iY el Kie la lindísima 
novela allí ingerida de El Capitán ca:zdivo determinaron al Príncipe de 
nuestros ingenios a repetir el asunto ... " Lo mismo asegura Francisco 
Rodríguez Marín ·(Ntteva. edición crítica del Quijote, t. III, pág. 223): 
"Cervantes volvió a escribir esta historia con escasas modificaciones en 
su comedia Los Baños de Argel." 
250 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
ella, y no en episodios de la vida cotidiana y poco trascendente, 
dond:: está el fundamento de la obra. Este camino a seguir es el 
único recomendable desde el momento en que sabemos que los 
principales personajes musulman::s de la comedia pertenecen a 
la hisWria ele Argel y Marruecos. 
5. La protagonista del cuento es, desde luego, una figura 
histórica. Cervantes nos da el elato necesario pará identificarla; 
Zahara, "Ja mora más bella y rica de Berbería", según nos indica 
el glorioso escritor, era la hija de "Agi Morato", al que, en efecto, 
conocet!lOS en la historia de Argel •como uno de los más distin-
guidos y ricos ( I) personajes de aquella ciudad en el último 
tercio del siglo ,XVI, famoso más que nunca precisamente en los 
años del cautiverio de Cervantes. Su nombr'e es propiamente no 
más que Mur a el o Mora,/!o, nombre muy divulgado entre 
los turcos, desde el momento en que lo habían llevado célebres 
sultanes ele Constantinopla. "Agi", o sea !) a y y i, era el título 
honorífico que daban a todo aquel,que, como Murad, había hecho 
la peregrinación a La Meca. De niño se !había educado entre 
cristianos, como hijo que era ele 'padres esclavones o eslavos. 
Era, por tanto, un renegado; tan astuto e inteligente como 
tantos otroi rmegaclos, dueños siempre del gobierno y triqueza 
ele Argel. Agi :Morato ·a1abía cles'empeñaclo el ~cargo de alcaide 
o gobernador ele La Pata -como dice Cervantes (p. I, cap. XL)-, 
o sea de ai-Baf¿?a, capital ele una zona oranesa del antiguo 
territorio argelino (2), Fray Diego de Haedo le cita en sus 
(r) "Rico en estremo grado"", le llama Cervantes, "y sobre todo (con-
tinúa) le ha dado - una hija tal, que de belleza el caudal - todo en 
ella está cifrado." Jornada I, fol. 63 r. b. 
(2) Rodríguez Marín (Nueva edición crítica,, t. III, pág. 219) dice, 
a la vista sin duda de la nota de ,Clemencín, que cita a Luis de Mármol, 
que "La Pata, o Lá Ba,ta era una fortaleza situada a dos leguas de 
O!"án". La identificación es errónea. La Pata es la antigua ciudad forti-
ficada Al-Bat(~a, que está situada a la orilla derecha del río M\na, al 
oriente de Oráq, La distancia de Orán a la estación de ferrocarril más 
próxima a al-Batl;a (Relizane) es de 125 kilómetros. Slane ( Prolégo-
menes historiques d'lbn Klwldo~m, "Notices et extraits des manuscrits 
LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 25 I 
obras repetidas veces, mencionándolo en primer lugar al hablar 
eh: los poderosos alcaides de Argel ( 1). Su casa era .una de las 
más conocidas y 1lujosas de la. ciudad. Haedo, cuando recuerda 
las suntuosas mansiones de Argel, no .se .olvida de citar como 
una de las mejores ésta de Agi Morato (2). El esoenario de 
varias escenas de üa ,comedia de Cervantes es precisamente el de 
una estancia de ese mismo palacio, así como también el de un 
baño al que daba una de las fachadas de 1esa mansión, con una 
ventana tras cuya celosía contemplaba Zahara a su amante. 
6. Dd dueño de esta mansión, es decir,. del padre de la pro-
tagonista, .nos habla Cet'vantes sin sacarlo a escena : por boca del 
renegado "Hazén", ,que pretende reconciliarse con la Igl<esia, y 
que muere luego a manos de los turcos como mártir cristiano, 
Cervant•es nos dice que era Agi Morato 
un moro de buena masa, 
principal y hombre de bien (3), 
Al llamat,lo "hombre ele bien", nuestro gran escritor deja 
indudablemente traslucir que .no tenía de aquel llombr•e un bajo 
concepto. Si un cautivo o un renegado arrepentido enjuicia en 
esa forma a un jerarca argelino, es porque sabe que éste no 
de la Bibliotheque Impériale", París, r848, t. I., pág. ;xxxrrr) asegura 
que no existén ya más que las ruinas de la viej~ población. 
(r) "Destos tales alcaides [que gobiernan las tierras y pueblos sujetos 
al dominio de Argel con sus distritos] y que entre todos son más ricos, 
vivían los siguientes en Argel. El año rs8r : primero, Agi Morato, rene-
gado esclavón, suegro de Muley Maluch, Rey ele Fez, el que murió en 
la batalla que dió a ,Don Sebastián, ·Rey de Portugal, que también 
murió en ella .. ," Haedo, Topog¡·afía" t. I, págs. 57-58. 1Citaré siempre esta 
obra Topografía o descripción dG ,Argel y sus habitadores o costulnvbres, 
de Fray Diego de Haedo, así como el Epíto:me de los Reyes de Ar.r¡el, 
del mismo mttor, y los Diálogos ,de la w,ptividad (impresas todas junta-
mente en r6r2) por la edición en tres tomos· de la "Sociedad de Bibliófi-
los Españoles", Madrid, 1927-1929. 
(2) · "Casas hay de particulares que nada deben a muchas muy lindas 
ele cristianos .. , y todas con sus patios muy galanesy muy claros, como 
es la casa de Rabadán Bajá, renegado sardo, el e A g i Mor ato", etc. 
Haedo, I;opograjía, t. I, pág. I94. 
(3) J Mnada, I, fol. Ó3 r. a. 
252 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
acostumbra a conducirse con los cristianos de una manera cruel, 
o porque en su conducta sospecha indiferencia rdigiosa respecto 
al mahometismo, o porque cree adivinar en el individuo simpa-
tías o inclinaciones hacia el cristianismo. No dejemos, pues, de 
recoger ese juicio de Cervant>es sobre I:Iayyi Murad. Nuestro 
más grande prosista iha vivido -no lo olvidemos- durante cinco 
años la historia de Argel, y acaso en donde menos se piense de 
su obra se puedan descubrir episodios o permenores de valor 
histórico. Precisament,e aquí en ese verso, donde llama a I:Iayyi 
Murad "hombre de bien", empieza a surgir ante nosotros la 
"verdad e historia" del cuento. }:Iayyi Murad era, en ,efecto, 
un hombre que ante algún cristiano de su intimidad se transpa-
rentaba como individuo sin convicciones religiosas musulmanas, 
noticia que, divulgada entre renegados arrepentidos y ·cautivos 
cristianos, bastaba para que le considerasen como "hombi·e de 
bien" ; mucho más, claro es, si con estos últimos no se mostraba 
duro y riguroso. 
Que I:Iayyi l\{urad era de esta última condición, que l:Iayyi 
Murad era más bien musUJlmán sólo en apariencia, lo sabemos 
por un caballero valenciano, de familia originaria de Córcega, 
bien conocido en la corüe de Felipe II por las frecuentes infor-
maciones que enviaba sobre asuntos de Constantinopla, Argel 
y Marruecos. Nos referimos a Francisco Gasparo Corso, Pro-
rurador general de la Orden del Santo Sepulcro para España, 
Portugal y las Indias, amigo particular de I:Iayyi Murad, del 
cual decía incidentalmente en un aviso enviado a la Corte desde 
Val,encia, en marzo de 1575, meses antes de que llegara a Argel 
nuestro ilustre cautivo, estas palabras referentes al mencionado 
padre de la hermosa argelina: "éste es Penegado de nación 
esclavón, y aunque de muestras y costumbres de turco, no sé 
s 1 e 1 e ora z ó n e o n siente que 1 o se a" (1). 
7. A la hija de I:Ia)r)rí Murad, Cervantes la presenta como 
(r) Carta existente en el British iVfuseu.m, Additional Mss., '28.359, 
f. 133, publicada por Henry de Cast1·ies en Sources inédites de l'Histoire 
.du M a.roc, P1·emiere S érie, D'J•na,stie Saadien.ne, Archives et Bibliotheques 
d'Angleterre, tomo I, París-Londres, rgr8, pág. 154. Citaré siempre la 
colección de documentos de Castries con la abreviatura SIHM. 
LA HIJA DE AGI :MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 253 
doncella educada en el cristianismo, por un ama llamada "Juana 
de Rentería" ( I). Esta cautiva, según contaba 1la misma :Zahara, 
le había "dado la !•eche" y le había enseñado el "cristianesco" 
hasta aprender "las cuatro oraciones". J nana le /había inspirado 
además una profunda devoción a la Virgen María o "Lela 
Mari:en" (2). Hacia 1575 -calculo yo- aquella Juana había 
muerto ya. Según manifestaba el renegado arrepentido Hazen, 
aquella mujer había sido "una gran matrona, archivo de cris-
tiandad y corona de cautivas". "LÓs tornadizos -decía- llora-
mos su falta porque quedamos sin su luz y aviso, pues por 
cobrarla el cielo quiso que la perdiesen sus amos" (3). Esto que 
Cervantes nos va haciendo saber sobre la educación cristiana de 
Zahara tiene todo d aspecto de ser /histórico. Cervantes, al ir 
acumulando tantos pormenores sobre la nodriza de [a niña, al 
dar su nomb1;e, al hablar del respeto y consuelo que proporcio-
(r) Un Martín de Rentería, ("esforzado y valeroso capitán español") 
perseguía por el Mediterráneo en I5I4 con sus cinco naves al célebre 
Barbarroja. ¿Sería Juana de -Rentería. de la familia de este capitán 
. ocupado en empresas d~ A frica? (Véase Haedo, Topog1·ajía, t. I, pág. 225.) 
(2) Dice Zahara en su ·carta a Don Lope: "Mi padre, que es muy 
rico, tuvo por cautiva a una cristiana que me dió leche, y me enseñó 
todo el christianesco; sé las quatro oraciones y leer y escriuir ... Díjome 
la christiana que Lela Marien, a quien vosotros llamáis Santa María, 
me quería mucho .. ," Jornada 1, fol. 64. 
(3) HAZEN. Una estaua 
años ha, llamada ] uana ; 
sí, sí, Juana se llama 
y el sobrenombre tenía 
creo que de Rentería. 
Ella fué una gran matrona, 
archiuo de ,Christiandad, 
de los cautivos corona. 
No quedó en esta ciudad 
otra tan buena persona. 
Los tornadizos lloramos 
su falta, porque quedamos 
'ciegos, sin su luz y aviso. 
Por cobralla el cielo, quiso 
que la perdiessen sus amos . 
Jamada I, fol. 63 r. 
254 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
naba a ciertos r>megados, 311 aludir a la gran pérdida que para 
éstos y para los amos de la casa supuso la muerte de aquella 
mujer, revela indudablemente la obsesión de destacar la verdad, 
de forma que liadie pueda creer que es ficción lo que va po-
niendo en boca de sus personajes. Para la inteligencia del asunto 
de la obra bastaba en otro caso con simples referencias a las 
enseñanzas religiosas que Zahara recibió de la cautiva Juana. 
Creo, pues, que seguimos viendo la verdad de la historia. 
Pueda ser que alguien juzgue inverosímil esto de que una mora 
se educase cristianamente. Mas no olvidemos el ambiente de su 
casa: su padre ya hemos visto, >por el i:estimonio de Gasparo 
Corso, que era un hombre indiferente .por el Islam, o un incré-
dulo en la religión musulmana, acaso por influencia de su cris-
tiana educación en la niñez. Era como tantos otros renegados, el1tre 
los cuales -decía Fray Jerónimo Gracián, el compañero de Santa 
Teresa- "muy pocos o ninguno había que no entendiera la 
burlería de Mahoma y d·e su secta, y que, cuando ,]es daba golpes 
el corazón, no suspitasen muy de ·veras" (r). 
Pero aun existe otro dato que Fray Diego de Haedo nos 
revda. Y es que la madre de la joven ¡Zahara era hija de .una 
cristiana: era hija de una mallorquina, capturada en mayo de 1529 
dentro del islote del Peñón, enfrente de Arg•el, que los españoles 
habían defendido desde 1507. Junto al puñado de vali•entes qúe 
en 1530, al frente del capitán Martín ele Vargas, resistieron 
heroicamente los ataques de Jayr al-:Óin (Barba1~roja), había tres 
11eroínas cristianas, una de las cuales precisamente vino a ser la 
suegra de I,Iayyi Murad (2). He aquí, pues, una mora histórica, 
(r) Pe1·egrina.ción de Anasta.n:o. "Obras del P. J erqnimo Gracián", 
edición del P. Silverio de Santa Teresa, Burgos, 1933, t. III, pág. 135. 
(2) "Halláronse vivos solamente al capitán Martín de Vargas ... J 
otros 53 soldados ... ;Y tres niuj eres, dos españolas, una de las cuales; 
hoy día cuando esto se escribe, aun es viva, que es suegra del Alcayde 
Rabadán, y otra tercera, mallorquina de nación, también viva, que es 
suegra de Agi Morato, y agüela de la mujer de J\íuley Maluc, Rey que 
fué de Fez y Marruecos." Haedo, Topografía, t. I, pág. 257. Haedo dice 
que fué conquistado el Peñón en 1529, pero Grammont, en su traducción 
(Histoire des Rols d'Alge1·, Alger, r88r, pág. 41, nota 2), la corrigt 
razonablemente por la de 1530. · 
LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 2 55 
la hermas~ Zahara, nieta de cristianos tanto por su padre como 
por su madre, dentro de un palacio donde indudablemente se 
movían cautivas y esclavas del mismo origen, de una de las 
cnaies sabemos por Cervantes hasta su nombre y apellido. ¿Por 
qué, pues, no vamos a encontrar perfectamente verosímil la in-
fluencia cristiana en la hija de I;Ia}ryi JVIurad? 
Conven;ente es, a propósito d~ esto que decimos,, recordar 
aquello que nos cuenta Fray Jerónimo Gracián (cautivo de 1593 
a r 595) -aunque refiriéndose a e tras ciudades del Imp:.rio oto-
mano, como Túnez y Constantinopla- acerca ele moras o rene-
gadas, mujer{S de "belices y bajaes", que, en esta última capital, 
encargaban misas a los "papazes, rezaban como cristianas e iban 
en sus coches a un huerta, con título de irce a holgar, donde 
tenían escondido un clérigo que las decía misa" ( r). A más de 
una de ellas conoció bien de cerca Fray JerónimoGracián. 
Sobre todo, a "la señora Lázara", la suegra del bajá de 'Túnez, 
que en r 593, todas las semanas le enviaba un "soltaní" para que 
le dijera misas. Aquella mujer "ayunaba en secreto, rezaba como 
cristiana" y "nunca dijo -las palabrillas de ·Mahoma con que 
reniegan". El famoso carmelita, el "papazquivir", como le Vama-
ban en Túnez, llevaba -nos dice--,-- "una vida ·consolada como 
la de un obispadillo". Nunca le "faltaban pitanzas por quien 
decir misa". Gracias a la señora Lázara, así como también a la 
madre del bajá, nunca le faltaban "camisas d;: buen lino" y 
abundante y exquisito pan blanco (2). Otra de aquellas damas 
e:a la madre de Ya'far Basa, el renegado y capón de nación 
húngaro qu:: en agosto de rs8o, cuando todavía estaba Cervantes 
en Argel, llegó allá con su hijo desde Constantinopla, para 
hacerse, el bondadoso Ya 'far, cargo del gobierno de dicha ciudad 
como sucesor de J::Iasan el Veneciano. Üe esta [eñora, íntima ele: 
.la madre del Gran Señor, se sabía por todo Argel, como cosa 
pública y notoria, que "hacía más profesión de cristiana que 
de turca o renegada" (3). Y no era esta resretab'e señora la 
única otomana cristiana de Argel, pues en aquella ciudad --como 
(r) Peregrinación de A11astasio, pág. 136. 
(2) Ibidem, págs. 126 y sigs. 
(3) Haedo, Epíto·¡ne, t. I, pág. 389. 
256 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
dice Haedo-- había también otras "ricas y casadas, con hijos y 
mucho regalo, que muy de veras y de continuo se encomendaban 
a N u estro Señor Jesucristo y a su bendita Madre y daban por 
su nombre muchas limosnas, y hacían decir muchas misas, y 
enviaban aceite para las lámparas y .candelas para los altares, 
es¡::erando, con unos ojos muy largos, aquel día en que .la armada 
cr:s.tiana apareciera sobre Argel" (I). 
8. · Pero volvamos a la comedia. :Zahara apareoe en la obra 
como novia de un futüro sultán, Muley Maluco, de quien en 
la jornada primera se dice "que apeteoe ser e1 marido de Za-
hara" (2). También se dice que Agi Morato está conforme de 
que la boda se Heve a efecto, satisfecho, más por el oro que 
Maluco ofre.ce como dote, que porque el novio sea rey (3). Éste 
no aparece en •escena, pues. Cervantes se limita a dar, por boca 
de Hazén, la noticia del noviazgo, la de la conformidad de 
I;Iayyi Murad y la del anuncio de la próxima boda. Todo estQ, 
desde luego, es histórico. 
En primer lugar hemos de señalar que este Muley Maluco 
no es otro que 'Abd al-1Malik (nacido en 1541 y muerto •en 1578), 
hijo de Mul¡ammad Sayj, sultán de Marruecos de 1544 a 1557, 
y hermano de 'Abd Alláh al-Gálib bi-llah, sultán de 1557 a 1574, 
'Abd a1-Malik, durante estos años del reinado de 'Abd Allah, 
había permanecido en Tremecén primero, y en Argel y Constan-
tinopla después, bi-en lejos siempre del sultán, porque conocía sus 
intenciones, que eran las de ir haciendo desaparecer a todos sus 
hermanos para as·egurarse en el trono, y para evitar que, a su 
muerte, no le sucediese otro que su hijo Mul¡ammad (4). 'Abd al-
(r) Haedo, Topografía, t. I, pág. 165. 
(2) Jornada !, fol. 63 r. b. 
(3) HAZEN : La merece 
no por Rey, mas por el oro 
que en la dote el Rey ofrece. 
Jornada !, fol. 63 r. b. 
(4) El reinado de MuJ:¡ammad, sultán de Marruecos (I574-IS76), al 
cual iba a destronar 'Abd ai-Malilc, lo relato con todo detenimiento en 
mi obra titulada Vida de. Don Felipe de Africa, Príncipe de Fez y 
Marruecos, que próximamente he de publicar. Este príncipe, bautizado 
LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 257 
Malik, refugiado junto al turco, venía prestando buenos servicios 
al Gran Señor de Constantinopla. ~n 1563 había asistido al sitio 
de Orán, y en 1574 había tomado parte en la conquista de La 
Goleta y Túnez, junto al famoso 'Ulüy 'Ali (el Ochalí doe nues-
tros historiadores). 
En Argel era 'Abd al-Malik personaje conocidísimo, muy visto 
por las gentes de aquella ciudad hasta dicieJ.11bre de 1575 en que 
salió de ella definitivamente, cuando Cervantes -no olvidemos 
este dato- llevaba ya dos meses de cautiverio. Nuestro ilustre 
cautivo, en d acto tercero de su comedia, traza una semblanza 
de este famoso miembro de la ·dinastía sa'di, del ·cual, allí mismo 
en Argel, pienso tuvo mucho que oír el glorioso escritor. A través 
de los versos en que hace esta semblanza, puesta en boca del · 
noble cautivo Osario, no deja por ·cierto de adivinarse alguna 
simpatía o admiración hacia 'Abd al-Malik por parte de Cer-
vantes, cuando le describe con las siguientes ,palabras: 
Moro muy famoso, 
y en su secta y mala ley' 
es versado y muy curioso, 
Sabe la lengua turquesca, 
la española y la tudesca, 
italiana y francesa, 
duerme en alto, come en mesa 
sentado a la cristianesca. 
Sobre todo es gran soldado, 
liberal, sabio, compuesto, 
de mil &'racias adornado (I). 
Este juicio sobre 'Abd al-Malik tiene' valor documental. Aquel 
hombre había vivido desde los dieciséis años hasta los treinta y 
cuatro en relación con turcos, curiosos siempre por las modas de 
Europa, y con renegados y cristianos. 'Abd al-Malik era v-erda-
deramente un tipo de musulmán europeizado. Lo que •Cervantes, 
dice acerca del conocimiento de lenguas que 'Abd al-Malik poseía 
en El Escorial en 1593, era hijo de MuJ::¡_ammad. •Cervantes lo conoció y 
vino a vivir hacia 1614 frente a: la casa señorial de la calle de las Huertas 
esquina a la calle del Príncipe, donde hasta hacía poco tiempo había 
residido don Felipe. 
/ (I) Jornada JI!, fol. 81 r." 
17 
258 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
es bastante exacto. Que hablaba el turco lo asegura Fray Luis 
Nieto en su Rerla.ción :de las gueq·r.a.s de Bíe!Y'berí(J), escrita en 
1578 (1). después de estar en Marruecos, no publicada hasta 1891: 
"sabía la lengua turquesca -decía- mejor que ninguna, dejado 
su lenguaje natural, que era arabesco" (2), En cuanto al espa-
ñol, el mismo autor aseguraba que lo hablaba con muoha gracia 
y que además la escribía; cosa natural desde el momento en que 
según veremos luego, nunca dejó de tener a su lado cortesanos 
y amigos íntimos españoles. Respecto al italiano, el mismo Fray 
Luis Nieto asegura que lo sabía admirablemente. Nada, en cambio, 
afirma el mencionado historiador' en cuanto al tudesco y al 
francés. No •es inverosímil, sin embargo, que conocie-ra esta última 
·lengua como quiere Cervantes, desde el momento en que sabemos 
que 'Abd al-Malik sostuvo en Constantinopla •estrecha amistad 
con un barbero o curandero de Niza, llamado Guillermo Berard, 
al que estimaba en grado sumo por haberle dado la salud en 
ocasión de hallarse enfermo a consecuencia de una grave epide-
mia en aquella capital ( ~). 
Las observaciones de Cervantes sobre las costumbres europeas 
de 'Abd al-Malik, como esas de que comía sentado a la mesa y 
que dormía en cama alta, son muy curiosas. De la ,primera no 
hace falta aclaración: todo el mundo sabe que en Oriente la 
mesa es redonda, de un palmq de altura sobre -el suelo, y que no 
'Se usan sillas. En cambio, quizá no sepan muchos que lo~ turcos 
no dormían en camas, sino encima de pieles o colchones tendidos 
sobre el suelo. El Gran Señor de Constantinopla, por ejemplo 
-según cuenta Vicente Rocca en 1555-, dormía ·sobre tres 
colchones que sus camareros tendían sob¡:e el suelo en el mo-
(r) El manuscrito original se conserva en la Biblioteca Nacional de 
Madrid (I-r6r). Fué publicado en la ''Colección de documentos inéditos 
para la Historia de España", tomo C, págs. 4II-502. Esta obra no se 
publicó en su tiempo por no herir el sentimiento de los portugueses 
después de la catástrofe de Alcazarquivir. En cambio, apareció una 
traducción francesa anónima (Histoire vérit:a:ble 'des dernieres guerres 
advfnues en Barba.rie, París, 1579), reimpresa por Castries, SIHM, Pre-
miere Série, Dynastie Saadienne, Archives et Biblíotheques de Fra~~ce, 
t. I, págs. 437-505. · 
(2) Pág. 455 de la ed. española citada. 
(3) Véase Castries, SIHM, France, r.", I.", pág. 367, nota 1. 
LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 259 
mento deirse a acostar (1). Nuestro gran escritor habla, 
pues, de 'Abd al-Malil{ con la misma ,extrañeza que hablaban 
algunos europeos, perplejos ante la afición que veían en él, por 
las costumbres propias de Occidente. Mas ninguno de ellos cuenta 
pormenores de su vida tan íntimos como los que apunta Cer-
vantfs. Edmund Hogan, por ejemplo, embajador inglés en Ma-
rrakus en 1577, alude a la afición de 'Abd al-Malik> por la 
música europea, tan grande que hizo llevar de Inglaterra a 
Marruecos a determinados músicos de aquel país. Alude también 
a sus gustos por deportes desconocidos en Africa, wmo el de 
la caza con perros de aguas y el de las luchas de toros con perros 
ingleses (2). Sabemos además de 'Abd al-Malik que fué el único 
sultán que tuvo por costumbre echar su firma •en ,caracteres lati-
nos, poniendo simplemente así: ABDELMELEQ (3). Por algo 
el historiador árabe al-Ifraní decía d,e aquél que "era un hombre 
inclinado a las nov•edades" (4). Si no añadía más, era, sin duda 
alguna, por creer inconveniente y hasta escandaloso (iivulgar estas 
noticias entre los musulmanes. Menos mal que los cristianos se 
encargaron de señalarlas. Cervantes, por lo menos, ha dado esas 
dos bien sugestivas. 
N a da nos dice, en cambio, el Príncipe de los Ingenios acerca 
de las inquietudes de 'Abd al-Malik por el Cristianismo, siendo 
así que de él se contaban entonces. cosas verdaderamente pere-
grinas. Fray Antonio de San Román aseguraba de aquel sultán 
que "era más cristiano que moro", y que "un ayo que tuvo 
esclavo de su padre le !había enseñado )a doctrina cristiana y a 
ayudar a misa, más por curiosidad que él tuvo de su parte que 
(r) Historia en la qual se tmta, de la origen, y guerras que han tenido 
los turcos desde su. comien¡;o hasta nuestros tiempos ... , Valencia, ISS6, 
foJ. CXLVI V.c 
(2) Véase su carta de II de junio de 1577, publicada por Castries, 
SIHM, Angleterre, r.•, !.0 , pág. 225, y su Relación de mayo-junio del 
mismo año, reimpresa por ,Castries, loe. cit., págs. 239-249. 
(3) La firma puede verse, en facsímil, en SIHM, Angleterre, r.", !.0 , 
pág. 2!0. 
(4) Nozhet-Elhadi, Histoire de la d:ynastie saadienne m~ Maroc 
( rsn-I670) par M ohammed Esseghir E en Elhadj E en Abdaüah Eloufraati, 
te:rte arabe et traduction fraJ1{aise publiés par O. H oudas, París, r888-r88y, 
págs. 77 /r38. 
260 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
por otro provecho". También decía que "bebía vino", que "comía 
tocino y que le agradaba visitar a los -cautivos cristianos" (r.). 
En fin, el l'epresentante de Inglaterra Edmund Bogan, enviado 
por la reina Isabel, en sus conversaciones con 'Abd al-1Malik, 
quedaba maravillado de los conocimientos que el moro demos-
traba poseer aoerca del Antiguo y Nuevo Testamento (2). 
El elogio que Cervantes hace de 'Abd al-Malik en los últimos 
versos que copiamos, al llamarle "gran soldado", "liberal", "sabio" 
y "adornado de mil gracias", Develan que estaba muy bien ente-
rado de la vida y condiciones de 'Abd al-Malik. Era éste, en 
efecto, un gran combatiente, amante del arte militar,· tan enten-
dido en artillería que llegó a construir, por sí mismo, cañones, 
según as-egura Fray Luis Nieto. Que era "liberal" lo dice este 
mismo autor al aludir a su generosidad con los cristianos cauti-
vos, especialmente si eran españoles. "Para sólo los cristianos 
-escribe Nieto- hizo en la ciudad de Marruecos un muy buen 
hospital do se curasen los enfermos." Que era "sabio" lo dice 
también Nieto, no sin aludir a su maravilloso ingenio, juicio . 
sutil y a la estimación de que gozaba, como uno de los mejores 
poetas de su tiempo. Y que estaba "adornado de mil gracias" es 
frase cuyo sentido se comprende cuando por la misrna obra de 
Ni•eto nos enteramos de rque sabía tocar diversos instrumentos y 
bailar con suma gracia. (3). 
Verdaderamente que por aquel hombre sintieron siempre los 
cristianos extraordinaria devoción .. Un fraile de la Orden de 
Predicadores, el Padre Juan Bautista, llegó nada menos que a 
imprimir un panegírico de 'Abd al-Malik que terminaba con una 
invocación al Altísimo intercediendo. por la paz y la victoria 
del soberano musulmán (4). 
(1) Jornada y muerte del rey Don. Sebastián de PortugaA Vallado-
lid, IÓ03. 
(2) Loe. cit., pág. 227. Véase de todas maneras la nota I de Castries 
en esta . página, 
(3) Nieto, Relación, ed. cit., pág. 455. 
(4) Fray Juan Bautista, Chrónica de la vida y admirables hechos 
del .muy alto y m1~y poderoso seíior Muley Abd el-M elech, emperador 
de Marruecos y rey de los reyii•os de Féez, Mequinez y Sus, y de/7Jicto-
riosíssimo sucesso en la restatwación de todos ellos ... s. 1., 1577, en 4."' 
LA HIJA DE AGI MORATO EN .LA OBRA DE CERVANTES 2Ól 
9. Respecto a las noticias que Cervantes da ac·~rca de que 
'Abd al-Malik "apetecía ser el marido de Zahara", y de que por 
ello estaba Agi Morato sumamente satisfecho; hemos de advertir 
que son también exactas. Hacia 1574 'Abd al-Malik, que venía 
manteniendo estrecha amistad con J:;Iáyyi Murad, era el prome-
tido de su hija, con la cual s·e había de casar por aquellas 
mismas fechas. A la boda asistimos precisamente en la jornada 
tercera de la comedia. Cervantes révela por ci•erto no poca pre- . 
ocupación en el sentido de que se repr>esente la ceremonia con 
toda propiedad. Nadie se figure -comO es corriente imaginars·e-
que Cervantes ha estado en todo momento enc-errado en una 
mazmorra (1). Cervantes ha vivido el Islam fuera de los Baños. 
Ha visto en Argel lo que es tina boda musulmana y se ha cer-
ciorado de las principales formalidades del contrato matrimo-
nial en el Islam. Por eso las escenas que ahora vamos a ·comentar, 
No he conseguido hallar este impreso en las principales bibliotecas espa-
ñolas, pero de esta publicación habla Castries (que la tenía preparada 
para su reimpresión en SIHM, "France", I.~, I.0 , pág. 46o). Castries 
traduce así el párrafo a que arriba aludo: "Que Dieu Notre Seigneur 
le conserve <:lans la paix, qu'Il augmente ·son pouvoir et son autorité 
pendant de longues années, qu'Il lui accorde de perpétuelles vict0 ires et 
mi constant triomphe, qu'Ill'éleve au plus haut degré, pour l'honneur de 
Dieu, qui vit et regne dans tous les siecles des siecles! Amen." Loe. dt., 
pág. 46o, n. 5. 
(r) Algunos cautivos, especialmente los más distinguidos, no dejaba:1 
-en medio de su inmensa tragedia y amargura- de ser objeto d(! ciertas 
atenciones por parte .de sus guardianes o patrones. Indudablemente, había 
quienes se podían mover por la ciudad con cierta libertad, de la cual 
creo ha gozado Cervantes en algunos momentos o períodos de su cauti-
verio. Eso sin contar con que desde el 17 de septiembre hasta el 24 de 
octubre de rs&> circuló libremente por donde quiso, pues estaba )~a 
rescatado. Claro. que estos aspectos <:le la vida de los caut:.vos son aquellos 
de los que nunca hablan en sus informaciones. Pero, de todas formas, 
no es difícil hallar alguna confesión en este' sentido: el doctor Sua 
(Diálogos, t. II, pág. II9) dice que su patrón, al verle "muy melancólico" 
a los tres días de llegar, mandó le llevasen a "ver la tierra con un 
cristiano mallorquín", con el cual fué recorriendo la ciudad. Y en la 
calle, sentado a la puerta del baño, interrogando a un transeunte --aunque 
con bien poca fortuna-, le vemos en otra ocasión ;(Diálo:gos, t. III, 
pág. 263). No de esa libertad se gozaba, sin embargo, corrientemente 
(cfr. Diálogos, t. III, págs. IOI-IOJ). 
262 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
umcas en d teatro español, tienen el valor de un magnífico do-
cumental de costumbres. 
Ya en la jornada primera ha comenzado por ponernos en 
antecedentes sobre la dote ( ;; a d á q o m a h r ) que 'Abd 
al-Malik ha ofrecido a la hija de I:láyyi Murad, conforme al 
derecho musulmán, según el cual es el novio d que, al revés 
qw~ en Occidente, dota a la novia, pues, como dice Cervantes : 
en esta· nación confusa 
q u e d é e 1 m a r i d o , se usa, 
1 a dote y no 1 a m u j e r (r). 
Es ésta una costumbre inspirada en el Corán(z), la cual también 
llamó la atención al benedictino y cautivo contemporáneo de 
Cervantes, Fray Diego de Haedo, que decía: en Arg·el, "ellos, al 
contrario que en el mundo cristiano .. son los que dotan las mu-
jeres ant•es de que casen, y, en efecto. las compran" (3), 
Cervantes, al ponerse a reproducir la boda, no se olvida de 
hacer breve alusión a una de las primeras ceremonias indispen-
sables, aquella que consiste en adornar, pintar y vestir a la novia. 
En una de las escenas la mora Halima sale dispuesta D. compo-
ner a la novia, para lo cual le pide las perlas con las que ha de 
hacer los lazos (4\. y en otra, ,Za<hara aparece diciendo simple-
mente que su padre "la ha mandado adere¡;ar para haberme de 
Uevar esta noche a ser su esposa" (5). -Es la ceremonia que pode--
mos ver descrita por Haedo cuando narra cómo, "llegado el día 
de entregar la mujer al marido, componían a la novia con muchas 
(r) Jornada¡ l, fol. 6;, r. 
(2) "Asignad libremente a vuestras mujeres sus dotes", IV, 3; "Dad 
el dote prometido a la mujer con la cual cohabitéis", IV, 28. Cfr. tam-
bién 'LX, ro. Véase Il Mujta>$114', Somma,r.Vo del Dirüto Malee/tita ,di 
Hailil lbn Isf:¡.tiq, version.e del P1·of, Daruid Santillcnna, Milano, 1919, t. II, 
pág. 37, o también Zeys, Traíté Élé1m·entaire de D1·oit 111Usttlm•an algéricn, 
Alger, r88s, t. II, pág. 197, 
(;:.) Haedo, To.pografía, t. I, pág. 32. 
(4) HALIMA: Ahora bien, Ínostrad las perlas 
que tenéis, que quiero ver 
cuántos lazos podré hacer. 
J orna.da 1! I, fol. 79 r. 
(S) Jornada JI!, fol. 82 r. b. 
LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 263 
joyas y aljófar, pintándola toda de blanco y rojo la cara, y los 
brazos hasta los codos de negro" (r). 
Para que el cortejo nupcial '( z a f fa t a 1 'a r ü s a) ~e 
represente con toda propiedad, Cervantes hace las acotaciones 
precisas. La novia, que solemnemente sabemos va desde su casa 
hasta la nueva morada donde el novio la espera, aparece, dice 
Cervpntes, "sobre unas andas que llevan a h~bros", es decir, 
tal como se hacía y se hace, por ejemplo, en Fez, donde la con-
ducen dentro de una caja octogonal con cortinas de seda, que 
ocho hombres llevan sobre sus espaldas. Ella va "con un velo 
delante del rostro", o sea, como dice Haedo, "muy cubierta y 
tapada". Sale "con música" -dice Cervantes-, o sea "con dos o 
tres móros que van tocando un atabal o tamboril y sus gaitas", 
según •escribía Haedo. Cervantes quiere además que apa~ezcan 
"con guitarras, voces y grande regocijo, cantando cantares" que, 
por lo visto, sabía, pero que, d•esgraciadamente, no reproduce, 
porque dioe "que ya los daré" (z). Y el cortejo sale poda noche, 
puesto que apunta han de aparecer con "hachas encendidas", lo 
mismo que decía Haedo, '.'llevando todos, hombres y mujeres, 
como en procesión de dos hileras, velas blancas encendidas. en las 
manos". Siempre, naturalmente, por la noche, hora y media 
después de la puesta del sol, es la costumbre más frecuente (3). 
La ceremonia siguiente, la que inmediatamente ant•ecede a 
la noche de bodas ( 1 a y 1 a t a 1 d u j 1 a ) , Cervantes también 
la ha llevado a esc•ena. La novia ha llegado ya a la casa donde 
va a vivir con su esposo, y el Príncipe de los Ingenios vuelve a 
hacer las correspondientes acotaciones: "d·escúbrese entonces un 
táÍamo", donde "aparece la novia cubierta con el velo", ante la 
cual se baila "la danza de la morisca" (4) 'Cervantes muestra, 
una vez más, cuán bien conoce las costumbres islamicas. En el 
mundo musulmán, la novia, en efecto, una vez en su nueva 
morada, es conducida a la .cámara nupcial y colocada sobr•e un 
asiento elevado o sobre un trono (mi~~$$ a), que es el "tálamo" 
(r) Haedo, Topog1Yt.fía, t. I, pág. rzr. 
(2) Jornada III, fol. 8r r. 
(3) Haedo, Topogmfía, I, pág. rzr. 
(4) Jornada !JI, fol. 8r. 
264 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
que dice Cervantes. Entrán entonces .los músicos y se vuelven 
a reanudar los cantos y las danzas. 
Pero d momento en que el novio, como dice Haedo, se acerca 
a la novia a fin de quitarle el velo "para verse los dos, que nunca 
antes en toda su vida se han visto" (1), ése ya no se repr-::senta. 
Y es porque Cervantes hace que la ceremonia se interrumpa a 
continuación del baile, para que supongamos que re! matrimonio 
no se ha consumado. 
10. Mas he aquí que el a;;unto de la comedia comienza en 
esta esoena a no ajustarse a lo que sucedió en la realidad. ·La 
Historia dice que 'Abd al-Malik se casó con la hija de I;Iayyi 
Murad, y Cervantes nos quiere !hacer creer que no se casó. 
He aquí •cÓmo va desarrollando el asunto para llegar a esa ·falsa 
conclusión. Según vamos viend1J ·en la comedia, Zahara, el día 
de la boda, desistió ante su pad1 e de casarse con M u ley Maluco. 
Ella se eohó a llorar, y Agi Morato se fué sin quererla hablar (2). 
Ella estaba •enamorada del .cautivo, de aquel que en la mazm&rra 
vió descender más de una vez la caña con las cartas ,amorcsas 
y cristianas de 1~ hermosa argelina. El propósito de Zahara no 
era otro que el de burlar d casamiento con Muley Maluco y 
escapar a España con su amante para bautizarse y casarse cris-
tianamente. Mas como toda la ciudad sabía que se casaba con 
el futuro sultán: «por toda la ·Ciudad se suena que me desposo 
esta noche" -decía Zahara-, la boda fué necesario simularla 
para evitar escándalo. y esa novia que iba sobre las andas en 
el cortejo nupcial que desfiló por las calles de Argel, esa novia 
que apareció después sobre el tálamo en la casa donde la tenía 
que esperar Muley Maluco, no era la hija de Agi Morato, era 
una mujer casada: era la mora "Halima" (I;Ialima), esposa de 
Cauralí (3). Como iba tapada totalmente, seg1Ún la rúbrica, y 
(1) Haedo, .Topografía,· I, pág. 122. Véase además Gaudefroy-De-
mombynes, Les cérémonies dtt.mariage chez les indigenes de l'Algerie, 
París, I9CJI, y Villot, M oewrs, coutu111ws et institutions des vndigene•s de 
l'Algerie, 2." ed., Alger-Paris, 1875. 
(2) Jornada 111, fol. 82'r. •. 
(3) En la acotación (Jornada 111, fol. 81 r. ") dice Cervantes: sale 
"Halima con un velo delante del rostro, en lugar de Zara". 
LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 265 
como el novio no llegó a quitarl•e el velo, nadie se dió cuenta 
del engaño. He aquí, pues, descubiertD el momentD en que el 
asunto <:apital de la obra deja de ajustarse a la verdad. 
A pesar de las reiteradas afirmaciones de Cervantes sobre el 
carácter histórico de su comedia, no hay más Pemedio que de-
clarar que en ella, desde luego, existe, sí, mucha verdad, pero 
que no todD es verdad. Aquí la auténtica historia, la que Cervantes 
modifica como pDeta, no es otra que la que inmediatamente vamos 
a revelar: 'Abd al-Malil,;: estaba ya casado con la hija de 'I:layyi 
Murad en 1574. En los primeros meses de ese añD debió indu-
dablemente de efectuarse la boda. Al año siguiente, en marzo 
de 1575, meses antes de que llegara allá cautivo nuestro más 
grande escritor, 'Abd al-Malik vió nacer al único hijo de su 
esposa, al que llamaron M uley Isma 'il. La noticia llegó a la corte 
de Felipe II flOr un avisD que envió d mencionado Francisco Gas-
paro CorsD, quien comunicaba desde Valencia, el 23 de marzo de 
1575, que acababa de nacer un hijo de 'Abd al-Malik (1). Gasparo 
añadía que este famoso marroquí era "muy deseado de los princi-
pales de Fez, así por su nobleza ,como por el favor qne tenía en 
Constantinopla, mayormente teniendo a Agi Morato por sue-
gro" (z). 
(I) "De Muley Meluch se sabe que de la Goleta avía ydo a Estan1bor o 
ConstantinÓpla, de donde se espera va con gruesa, armada para el poniente; 
pero no se sabía más particular; y que le había nacido un hijo." Carta 
citada anteriormente. 
(2) Sólo a través de personas como Francisco Gasparo y Miguel 
de Cervantes, conocedores de la vida argelina, se podía saber en España 
quién era exactamente el suegro de 'Abd al-Malik, pues los cronistas 
nacionales confundían muy a menudo a los personajes del mundo mu-
sulmán. En la Relación del, músico toledano sobrelas entrevistas de 
don Sebastián con Felipe II en Guadalupe, en 1576, se habla de 'Abd 
al-Malik, no corno casado con una hija del alcaide de al-Bati;ta, sino del 
rey de Argel, trono que jamás ocupó Hayyi Murad: "Parece ser -escri-
be- qúe un yerno del rey de Argel... hase favorecido del Gran Turco 
cuya hechura es su suegro ... ". Inspirándose en este documento, su editor 
A. Rodríguez Moñino repite el error en su interesantísimo estudio, que 
acaba de salir, titulado Viaje a Espa:ña del Rey Don Seba.stiá1~ (Bada-
joz, 1948, págs, ro6 y 16). El mismo error sufre :Diego Galán (Relación 
del wutiveriD y trabajos de Diego Galán, natura! de Consuegra y vecino 
de Toledo, rs89-r6oo, t. XXXVII de la "Sociedad de Bibliófilos espa-
266 BOLETÍN DE LA RRAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
11. La historia aparece alterada, desde luego, en la comedia 
con muc:ha habilidad. Cervantes sabía indudablemente que 'Abd 
al-Malik erad esposo de la hija de l:Iáyyi Murad, y comprendía 
que siempre podría haber algún espectador de su obra para quien 
esta noticia no fuera desconocida. Por eso pone en escena el 
casamiento de ambos, pero inventando o recogiendo la leyenda 
de la boda no consumada. Y para que el cuento resulte verosímil, 
para que creamos que esto pudo suceder, •Cervantes, con toda 
artimaña, vuelve otra vez a la Historia sin abandonar la leyenda. 
Pues al llegar a ese momento en ·que el novio se ha de presentar 
para quitar a la novia el velo que oculta su rostro, Cervantes 
hace que se interrumpa la ceremonia, sacando a escena a un 
moro que viene a anunciar la suspensión de la boda por causa 
de que el novio tiene que salir inmediatamente de Argel a -con-
quistar el reino de Marruecos -con dos mil genízaros. He aquí 
el pasaje más interesante de dicha escena, en la que dice el moro: 
La fiesta cese, y a su casa vuelva · 
la bella :Zara, que Muley lo ordena 
con prudencia admirable desta suerte. 
Y otro pregunta inmediatamente: 
¿ Pues no pasa adelante el casamiento? 
El moro que habló primero se explica entonces de forma más 
clara: 
Sí pasa, pero quiere [Maluco] ·que, entre tanto 
que él va a cobrar su ¡·eino de Marruecos, 
Zara se quede en casa de su padre, 
entera y sin tocar, que deste modo • 
quedará más segura, y él espera 
gozarla con sosiego allá en su reino, 
a cuya err:pr.esa aun bien no habrá salido 
el sol cuandc. se parta. Que esta pries:t 
l.e dan dos mil genízaros que lleva 
en su campo,.c¡ue ya sabes que marcha (I) 
ñoles", Madrid, 1923, pág. 39), quien al hablar de los depósitos y con-
ducción de aguas de Argel como obra de Agi Morato, le llama antiguo 
virrey de aquel territorio. 
(1) Jonwda JI!, fol. Szv. 
' 
LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 267 
Cervantes evoca aquí el momento final y solemne de un muy 
señalado episodio de la historia de aquellos reinos. Es el episodio 
que el historiador de Marruecos al-Ifrani (r669-1727) relata 
en su Nuzlw.t al !Jadí bi-ajbar 111Mlük al qarn al-!Jadi. Según él, 
'Abd al-Malik y su madre Sal].aba al-Rahmaniyya ve~lÍan pidiendo 
· al sultán de Constantinopla la ayuda necesaria pará destronar a 
Mul].ammad, sultán de Marruecos. Mas el Gran Señor siempre 
rechazaba colérico las súplicas de ambos. Sin embargo, momento 
llegó en que Murad III cambió de actitud. 'Abd al-Malik, al 
asistir a la conquista de Túnez, se apresuró a enviar a su madre 
la noticia de la victoria en una carta cuyo portador .fué el primero 
en llegar a Constantinopla. Sal].aba al-Rahmaniyya acudió a co-
municársela al sultán, pidiéndole, como premio del anuncio de 
este feliz suceso, diese las órdenes oportunas a los argelinos para 
que ayudasen a su ihijo en la empresa contra Marruecos. El 
sultán accedió, y 'Abd al-Malik y su madre llegaron a Argel con 
la arden de Murad, partiendo eH seguida el pretendiente con los 
turcos hacia la frontera de Marruecos ( r ) .. La feoha de su salida 
ele Argel la conocemos gracias a Fray Diego de Haedo, que dice 
salió 'Abd al-Malik en diciembre de 1575 (2), o sea cuando Cer-
vantes llevaba allá más de dos meses. Dui·ante ese tiempo, ei 
Príncipe de los Ingenios vivió •en medio de su tragedia, claro es, 
pero no sin oír los e.::os de toda una ciudad que se preparaba para 
la ,guerra. Consideremos, por tanto, este pasaje, ~~.:rito, C·JmG 
tantos otros de su cLra, bajo el recuerdo rle días vividm por él. 
Antes de s·eguir adelante, una advertencia es preciso hacer : 
según la verdadera historia, entre la hoclcl de 'Abd al-::\'Ialik y 
su salida de Argel transcurre más de un año, mientras que -en 
la comedia la simulada e interrumpida boda del fuiuro sultán 
se trae al momento verdadero de su salida par<J. .1\Jarruecos, de 
forma que aparezca como sucedido todo en un mismo día. 
Es natural: Cervantes, como partidario de la observancia de las 
famosas unidades, procuraba, por lo menos aquí, sujetarse a 
los cánones de la dramática, que frente a Lope de Vega de-
fendía. 
(r) Edición y traducción c;taJa de Hondas, págs. 62/r09. 
(2) Haedo, Epítome, I, pág 368.' ' 
1 
268 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
12. A continuación del pasaje que acabamos de comentar 
viene ya el desenlace de la obra. La acción acaece enton.::es en 
la oscuridad de la noche y en oel jardín de Agi Morato junto 
a la marina de Argel. Los cautivos van llegando con todo sigílo, 
y uno de· ellos, Vivanco, hiere un pedernal hasta que, a sus 
chispas, responden desde el mar con otras luces. Se escucha 
en seguida "el son manso de los santos remos", y todos se 
acercan a la orilla para subir a la barca que ha traído don Lope. 
En ella se acomoda Zahara, que desde aquel momento quiere 
ya llamarse María; y la obra termina aquí con los conocidos 
versos sobre el carácter histórico del cuento. 
Pero todo esto •es ya pura leyenda. La hija de I:{ayyi Murad, 
casada con 'Abd al-Malil<:, no huyó de Argel para venir a España 
con su amante. Según hemos ido viendo, Cervantes ha llevado 
a escena la historia de la hermosa argelina, a ratos co.n toda 
fidelidad histórica, y a ratos modificand~ la realidad; mas, al 
llegar al desenlace, Cervantes trastorna totalmente la verdad. 
La hija de I;Iayyi Murad, una v•ez que su esposo partió para la 
guerra, se quedó es Argel, doncfe siguió viviendo, durante los 
cinco años del ca.utiverio de Cervantes, en situación oscura y 
desgraciada. Tan oscura, que bien podía Cervantes dar rienda 
suelta a su fantasía y decir que todo ~ra verdad, en la seguridad 
de que raro sería el •espectador de su comedia que conociese la 
auténtica continuación de la historia de la hija de I;Iayyi Murad. 
13. Pocos datos hemos podido alcanzar acerca de la vida 
de esta muohacha a partir d·e 1575. Son, sin embargo, suficientes 
para comprender su infortunio, y ver que fué víctima de la polí-
tica que, en pro de su patria, emprendió el sultán lde más grata 
memoria para los españoles. Esos datos esporádicos tendremos 
que recogerlos aquí intercalándolos, como es debido, dentro de 
la vida de su esposo, en sus tres últimos años, la cual reconsti-
tuiremos ·entresacando noticias diversas de varios e interesan-
tísimos documentos existentes en el British Muse1um, publicados 
en la ingente colección de Henry de Castries, titulada Sou?·ce'S 
i.nédites de l'histoire de Maroc. Nadie crea que por extenderme 
en la narración de sucesos de la vida de 'Abd al-Malik me alejo 
demasiado del tema oervantino"de mi estudio. Aparte de que, a 
LA HIJA DE AGI MORATO TC:N LA OBRA DE CERVANTES 269 
través de esos sucesos, compTenderemos la verdadera historia de 
la protagonista de la comedia, alrededor del esposo de la her-
mosa argelina vamos también a descubrir algunos personajes 
cuya vida se relaciona con la de nuestro más celebrado escritor. 
Partamos, pues, del último dato auténtico recogido por Cer-
vantes. Partamos del momento en que 'Abd al-Malik salió de 
Argel con dos mil genízaros en una madrugada de diciembre de 
1575, dejando allí a la hija de J:Iáyyi Murad, con la esperanza de 
"gozarla con sosiego" -como .dice Cervantes- una vez que 
cobraseel reino de Marruecos. 'Abd al-Malik, ya según la His-
toria, penetró, pues, en aquel r-eino, y, con la ayuda de Rama<fan 
Básá, el beylerbey de Argel, y de los genízaros turcos, venció 
cerca de Fez a su sobrino Mu}:lammad. Inmediatamente se pose-
sionó de dicha ciudad, y el r6 de junio de 1576 entró victorioso 
en Marrakus, donde fué proclamado sultán. Difícil era de 
todas maneras su situación. Le preocupaban los turcos y le pre-
ocupaban los cristianos. Comprendía que el apoyo prestado por 
los primeros no podía ser desinteresado. Conocía bien las ambi-
ciones del Gran Señor de Constantinopla, y temía por lo menos 
una intromisión de parte de éste en los asuntos de Marruecos, 
so pretexto de ser d Jalifa, es decir, el jefe de la comunidad 
musulmana, el defensor o protector de los creyentes, título, casi 
olvidado, que el Gran Señor se daba con la ambiciosa pretensión 
de dirigir las tareas políticas y administrativas de todos los 
países del Islam, orgulloso de ser el dueñ:o de los grandes terri-
torios del centro del·mundo musulmán y de las ciudades santas. 
Por otra parte, 'Abd al-Malik no dejaba de conocer los proyectos 
del rey Don Sebastián; dispuesto a apoderarse de 'Marruecos. 
Sabía además que el rey de Portugal estaba en •contacto con 
Mu}:lammad, el sultán depuesto, que por entonces se retiraba 
hacia la costa, con la esperanza de emprender luego la recon-
quista de su Imperio, mediante la ayuda de los lusitanos (r). 
En estas circunstancias, 'Abd al-Malik, con un criterio muy 
distinto al de sus retraídos predecesores, empezó a establecer 
(r) De todos estos episodios de las guerras civiles de Marruecos 
entre· 'Abd ai-Malik y Mu~1ammad, trato por extenso en rni próxima 
publicación sobre Don Felipe de Africa, Príncipe de Mwrruecos. 
270 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
relaciones diplomáticas con Inglaterra, Francia y, sobre todo, 
con España. Y a en sus años de residencia en Argel había man-
tenido contacto con Felipe II por mediación del virrey de 
Valencia, el gobernador de Orán, de Francisco de :Zúñiga y, 
sobre todo, de Francisco Gasparo Corso, de quien ya hemos 
hablado, y de un hermano de éste, llamado 'Andrea. A ambos 
hermanos había prometido repetidas veces -según escribía Fran-
cisco a Felipe II en octubre de '1577- 1que "si Dios le hacía 
merced de posarlo en su Estado de Fez y Marruecos, que quería 
procurar de confederarse con Vuestra Majestad, y de compañía, 
hacer campo y armada por mar y tien:a para ir sobre Argel y 
sacar los turcos de aquel reino, y en haberlos sacado, el Muley 
Meluco quedar señor entre tierra, y Vuestra Majestad quedar 
señor de todos los puertos y fuerzas a la marina" (IJ. 
'Abd al-Malik, al poco tiempo de posesionarse de Marruecos, . 
envió a su agente, el capitán Cabreta, para dar a nuestro Monarca 
toda clase de seguridad·es en el sentido de que no toleraría la in-
fluencia política de los turcos en el gobierno de Marruecos, pues 
estaba dispuesto a firmar una alianza con España frente al 
otomano, con lo cua:l e$peraba que nuestro Monarca movería a 
Don Sebastián a que desistiese de emprender la guerra, la cual 
trataba éste de justificar como necesaria contra el peligro del esta-
blecimiento de los turcos en rMarruecos. Como Cabreta no volvía, 
'Abd al-Malik, en abril de 1577, envió a nuestro Monarca al 
Padre Diego Marín, heheficiado de Setenil y Bédar, •persona muy 
estimada por el sultán, con una carta afectuosa acompañada de 
un proyecto de alianza entre ·España y Marruecos (2). En el 
memorial que traía Marín, el sultán proponía ultimar •un, docu-
mento "confinna.do por los morabitos que están en la Meca y 
por el Papa en Roma", comprometiéndose 'Abd al-Malik, entre 
otras cosas, a devolver las presas y ahorcar a los corsarios turcos 
que después de hacer daño en nuestras costas fuesen a guarecerse 
(1) Carta de Francisco Gasparo .Córso a Felipe II, que se conserva 
en el British Museum, Additional Mss. 28359, f. 348,. publicada por 
Castries, SIH1U, Angleterre, I.~, 1.0 , pág. 259. 
(2) La carta original, en el British Museum (Additional Mss. 28359, 
f. 322), fué publicada por ,Castries, SIHM, Angleten·e, ·r.A, I.0, pág. 2o6. 
LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 27 I 
en puertos, ríos o playas de Marruecos, y a no dar socorro aunque 
se lo pidiese el Gran Señor, siempre que se atacase al Rey de 
España. Felipe II tenía que comprometerse,_ a su vez, a dar soco-
rro al sultán si éste lo hubiere menester (1). 
El proyecto de tratado que Francisco de !barra redactó con 
Felipe II en contestación al de 'Abd al-Malik no salió por en-
tonces de la cancillería del Monarca, ante los deseos manifestados 
por el rey de Portugal (2). El sultán esperaba con impaciencia 
una contestación, cuando he aquí que llegó a Marruecos Andrea 
Gasparo-Corso, d hermano de Francisco, ya conocido de nuestros 
lectores. Andrea era un comerciante dedícado a traficar sobre todo 
en países musulmanes, al que Cervantes conocía, según demos-
traremos luego. Su domicilio radicaba en Valencia y seguramente 
era el mismo de su hermano (3), Pero poco debía de parar en la ca-
pitallevantina: Andrea casi siempre estaba de viaje, y con mucha 
frecuencia en Constantinopla y en Argel, donde había· mantenido 
estrechísima amistad con 'Abd al-Malik, y donde fomentaba cor-
diales relaciones con los personajes gubernamentales musulmanes, 
lo cual le ponía en condiciones de actuar unas veces como agente 
secreto y otras como verdadero mediador diplomático de Fe-
lipe II. 
Íi:ste era, pues, el individuo que en octubre de 1577 
(1) Memoria de lo que se ha de tracta,r en Es.paíía con S1t Magtd. el 
rey Don Fílipe. El original, en el British Museum (Additional Mss. 28359, 
f, 324), fué publicado por Castries, SIHM, Angleterre, I.n, 1.", pág. 207. 
Cabrera (Historia de Felipe JI, rey de Espa·iía,. Madrid, 1876-1877, t. II, 
pág. 348) demuestra haber tenido en sus manos este documento. En él 
alude además 'Abd al-Malik a cartas que ha enviado a Felipe II "por 
parte de Andr~a". 
(2) Algunos. a;puntamúentos pa,ra, la w.pítu7a.cion que pare<sce se podr·ía 
hazer con el rey de Fez y para Ja, in.struccion que hmvrá de lleva;r el 
capitan Cabreta. (British Museum, Additional Mss. 28359, fol. 319.) Pu-
blicada por Castries, SIHM, I.a, r.", pág. 215. 
( 1) Lo deduzco de una carta de don Juan de Silva a Felipe II, de 31 
de diciembre de 1578 (publicada en la "Colección de documentos inéditos 
para la Historia de España", tomo XL, págs, 94-98), según la cual los 
valencianos habían secuestrado bienes de Andrea Gásparo, en la creencia 
de que éste había acompañado· a 'Abd al-Malik en la jornada trágica de 
Alcazarquivir. 
272 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
llegaba a ,Marruecos. Andrea desembarcaba en .Larache proce-
. dente de Valencia, con un extraordinario cargamente para su 
gran amigo 'Abd al-Malik: el sultán no podía pasar sin ciertos 
géneros textiles y artículos alimenticios europeos que Andrea le 
suministraba desde años anteriores. A su llegada a aquel puerto 
recibía inmediatamente una carta de 'Abd al-Malik llamándole 
"Muy amado nuestro Andrea Cor~o", en la que le daba la bien-
venida, no sin. lamentarse de que hubiera tardado tanto en ir 
hacia él. El sultán le anunciaba el envío de tiendas y caballos para 
el viaje por tierra a Marrakus, le ofrecía su propio palacio y le 
recomendaba no se detuviera en el camino. La carta iba dictada 
por el sult~n, y escrita por un secretario de 'Abd al-Malik; 
llamado Fray Luis de Sandoval, franciscano de Sevilla (r). 
También le escribía en castellano el "Cayto Rozuano", o sea el 
caíd Ri<;lwan, renegado portugués, personaje famoso en la :his-
toria de Marruecos, :hombre de la íntima confianza del sultán. 
Le hablaba de lo contento que estaba "el Rey mi señor" por su 
llegada. Le volvía a anunciar el envío de tiendas, mulas y esco-
peteros, y le manifestaba la ansiedad con que el sultán esperaba 
"las ropas y eso que Vm. traye de refresco, como son anchoyas 
y quesos", que por lo visto le gustabanmucho. "No_lhay más 
-terminaba Ri<;I·wan- sino que Dios trayga a Vm. con salud, 
como todos lo deseamos" (2). 
'Abd al-Malik no esperaba a Andrea con tanta ansiedad tan 
sólo por el deseo de recibir les fardos de mercancías que parece 
se le enviaban como 'presente. 'Abd al-Malik lo que más viva-
mente anhelaba era informarse por su amigo de los planes de 
Felipe II respecto a Marruecos, y ver de establecer relaciones 
definitivas con la Corte por mediación del propio Andrea, con 
el que ya se :había entendido antes para toda clase de negocia-
ciones con España. Mas en esta ocasión Andrea no había ido 
a Marruecos con autorización para actuar como agente diplomá-
tico : Vespasiano Gonzaga, virrey de Valencia, habíale advertido 
(I) Una copia en el British Museum, Additional Mss. 28359, fol. 345, 
publicada por Castries, SIHM, Angleterre, i.", 1."', pág, 25I.· 
(2) Una copia en el British Museum, Additional Mss. 28359, fol. 345, 
publicada por Castries, SIHM, Angleterre, 1.", I.", pág. 253, 
LA HIJA DE AGI :MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 27 3 
que no se entrometiese en los asuntos de Felipe li y que se limi-
tase a prestar servicios puramente informativos, enviándole a él 
avisos de todas las particularidades. Bastante n:olesto de la acti-
tud del virrey, Andrea, no Dbstante, cumplió a maravilla su 
cometido, no sin quejarse a su amigo Mateo Vázquez; conel que 
quería entenderse directamente, como lo hizo, enviándole com-
pletísimas informaciones de la situación y pensamientos de 'Abd 
al-Malik. Por una interesantísima carta de Andrea al secretario 
de Felipe II, sabemos que el sultán estaba acosado por las intrigas 
del nuevo beylerbey de Argel, I:Iasan Basa el Veneciano, que le 
escribía en italiano cartas que el propio Andrea le leía para que 
las comprendiera mejor, invitándole, entre otras cosas, a que 
admitiese en sus puertos de Larache y Salé a los corsarios de 
Argel y de Levante (más de sesenta), que le podrían ayudar a 
apoderarse de Tánger y Ceuta, desde donde le !harían rico con 
el botín que cogieran en España, empresa que decía habría de 
agradar a 'Uluy 'Ali, que amaba a los corsarios como si fueran 
hijos suyos. 
'Abd al-Malik se confiaba totalmente de Andrea .. El sultán 
mandaba salir de su cámara a todos los criados, y en el más 
riguroso secreto entablaban los dos el diálogo. 'Abd al-Malik 
escuchaba atentamente los consejos de Andrea en el sentido de 
que no admitiese a los corsar-ios, de que repatriase a los turcos 
de su ejército, odiad.os por los marroquíes, y d·e que no despa-
chase a Salim al-Ya'far, gran amigo por cierto de Andrea, em-
bajador del Gran Señor, de 'Ulüy 'AH y de I:Iasan, que espera-
ban regresase con un pacto favorable para los otomanos. Pero 
por entonces tendrían que contentarse no más que COl'l una simple 
carta del sultán, dictada nada menos que por,Andrea, prome-
tiéndoles atender más adelante al mencionado embajador. La ac-
titud del sultán no podía ser, pues, más favorable a Felipe II, con 
el cual quería terier a todo trance una entrevista en el lugar de 
13 costa española que Su Majestad quisiere señalarle, seg1ún co-
municaba Andrea a Mateo Vázquez (r). 
(r) El original (en el British Museum, Additional Mss. 28359, fo-
lios 363-367) aparece escrito en italiano y lleva la fecha de 28 de nóviem-
18 
274 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
Mas, antes que los turcos se dieran cuenta de los propósitos 
de 'Abd al-Malik, lo que convenía era traer a la corte de Ma-
rruecos a su mujer, la hija de Agi Morato, y a su hijo, el pequeño 
Isma'il, que habían quedado allá en Argel con la madre del propio 
'Abd al-Maiik. De la conveniencia de un inmediato traslado, de-
bieron. entonces hablar Andrea y el sultán (r). Pues es el caso 
que en el mismo día en que el espía dictaba la carta, a que acaba-
mos de aludir, salieron de la corte marroquí las órdn1es oportunas 
para que desde Tetuán zarpara al instante una galera de vein-
titrés bancos mandada por Dali Mami (el patrón de Cervantes), 
entonces a sueldo de 'Abd al-Malik, a fin de que recogiera en 
Argel a la esposa y al hijo del sultán (z). El viaje fué hecho, 
pero en balde: indudablemente los jerarcas argelinos no ·estaban 
dispuestos a permitir el traslado de la nuev;:t sultana con su hijo, 
porque pensaban que mientras éstos permaneciesen en territorio 
dependiente de Constantinopla, 'Abd al-Malik sentiría viva in-
quietud por la suerte de su familia y procuraría, en consecuen-
cia, no adoptar medidas de gobierno desfavorables a los turcos. 
Por eso seguramente la hija de J:Iayyi Murad y el pequeño 
Isma'il no ''fueron llevados a Marruecos. Desde luego descono-
c-emos bajo qué pretextos negarían la salida de la infortunada 
esposa y de su hijo. N o sabemos qué excusas serían las que 
diesen a Dali M ami. N os figuramo~, eso sí, que procurarían que 
bre de 1577. Fué p~blicado por Castries, SIHM, Angleterre, I.a. L 0 , pá-
ginas 265-274. 
·(I) Por la, carta citada de Francisco Gasparo a Felipe II (SIHM, 
Angletene, J.", L 0 , pág. 258) se ve que Jos dos hermanos, Francisco y 
Andrea, habían quedado de acuerdo en Valencia antes de salir de allí 
este último, "que en eser llegado a Marruecos, procurase [Andrea] con 
todo effeto que el Muley Meluco enbiase llevar a su muger y hijo que 
tiene en Argel". 
(2) "E cosi, a mandato questo medisimo giorno a Deli Mami, che 
sta a cuo solido con una galera de 23 banchi, che vada a Tutuvano, 
anni su galera e che vada Aligieri a prende a su moglie e figlio, che 
la porti quanto primo. A chi fine selo fa.ce, no !'o posuto sapere ancora:" 
La carta es deliciosa J!Ori:¡ue Andrea reproduce sus diálogos con 'Abd 
al-Malik: "Questo Rei stando io con lui in sua camara, mando fora 
tu ti 1i sui criati, e poi mi dise: Andria, io voria che tu mi facesi piacere 
de andar a la corte del rei de Spagnia ... " Ibídem, pág. 272. 
LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 2/5 
no se trasluciesen los propósitos que abrigaban respecto a la des-
graciada familia. Quién sabe si no se justificarían inventando 
noticias de índole propicia al comentario novelesco del rumor 
público. El caso es, repetimos, que ni en aqudla ocasión ni en 
otra alguna la hija de I;Iayyi Murad pudo ir al encuentro de 
su esposo. 
Pocos meses, por cierto, quedaban de vida al sultán. Al año 
siguiente, el4 de agosto de 1578, 'Abd al-Malik moría, momentos 
antes de obtenerse la más rot_unda victoria de los anales de Ma-
rruecos. Moría en la batalla de los tres reyes o de Alcazarquivir, 
harto conocida. En la batalla en que trágicamente perdieron la 
vida Don Sebastián y el antiguo sultán Mulfammad, aliados 
ambos contra 'Abd al-Malik. Horas antes de iniciarse el combate 
se vistió de brocado. Se puso una pequeña toca en la ca~eza con 
su plumaje. Se ciñó la espada que le había venido de Turquía y 
un puñal todo de piedras .muy ricas de turquesas y rubíes. Se 
llenó las manos de anillos de piedras preciosas, como en día de 
Pascua, y montó a caballo, contra la voluntad de su médico. 
Venía ya gravement-e enfermo. Desde días anteriores "no hacía 
más que beber agua, víctima de tal sed que no bastaran cuantos 
ríos habían en el mundo para se la quitar". Nada más comenzar 
la batalla vió desbaratars-e momentáneamente su ejército, y fué 
tanto su enojo que "se levantó sobre los estribos, puso mano a la 
espada, y tomóle un temblor que cerró los dientes y perdió el 
sentido y la vida juntamente" (r). Felipe II, en los mes-es ante-
riores, conoció bien los pensamientos de 'Abd al-Malik a través 
sobre todo de nuestro espía Andrea. Sabía que aquel sultán era 
tan amigo de España como ene"migo de Portugal, y estaba sufi-
cientemente informado para no creer en lo que Don Sebastián 
1~ aseguraba sobre el peligro de un inminent-e establecimiento de 
los turcos en Marruecos. Por eso hizo todo cuanto pudo por 
disuadir a su sobrino de sus locos propósitos, conforme a los 
(1) Carta escrita en castellano, de un médico judío a su hermano 
(ró de agosto de 1578), publicada, según copia existente en elPublic 
Record Office, por Castries (SIHM, Angleterre, !.8 , 1.0 , págs. 312-321). 
Procede del médico que asistió a 'Abd al-Malik en la agonía, que cada 
historiador, antiguo o moderno, relata de manera distinta y cont~adictoria. 
276 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
deseos de 'Abd al-Malik, lo cual supo agradecerle después su 
hermano AJ::tmad. 
He aquí, pues, cómo quedaba viuda la hija de I;Iayyi Murad. 
Por aquellos días, allá en Argel, lloraban la muerte del sultán 
su madre, SaJ::taba al-Rahmaniyya, y su esposa, la hermosa arge-
lina. Junto a ellas estaba el pequeño Muley Isma'll, de tres años 
y medio, futuro candidato ál trono de Marruecos, niño al que, 
se decía, 1e dejaba su ~padre el reino de Fez (r). Los turcos 
supieron guardar bien a Ismii 'il para amenazar, cuañdo convi-
niera, con la defensa de sus derechos dinásticos, al sucesor de 
'Abd· al-Malik, su hermano AJ::tmad al-Man~ür, propósitos de 
los que tampoco dejó de tener noticia nuestro prudente mo-
narca (2). 
14. Esta auténtica historia de la hija de I;Iayyi Murad, Cer-
vantes no la podía desconocer. A la sazón, vivía como prisio.nero 
de Dali Mami, o sea del corsario que estaba en aquellos mo-
mentos al servicio de 'Abd al-Malik y que iba y venía ·en su 
galera de Tetuán a Argel. Es más, uno de los hombres de la 
tripulación de la galera de Dali Mami, que en ella iba, en 1577, 
a recoger a la hija de I;Iayyí Murad, era precisamente un com-
pañero de Cervantes en d cautiverio, llamado Juan de Balcázar, 
natural de M~laga, el cual "siempre se trató y comunicó" con 
nuestro gran escritor, acudiendo como testigo cuando .¡;n octubre 
(r) Véase SIHM, Angleterre, r.", L 0 , pág. 46. De Isma'il habla tam-
bién Fray Luis Nieto (loD. cit,), dicie'ndo que "al presente ,[o sea a fines 
de 1578] está en Argel con su madre". También habla 'Conestaggio 
(Historia de la unión de•! 1·ein.o de Portugal a la Corona de .Crutilla, 
trad. de Luys de Babia, Barcelona, r6rb, fol. 37'r.) : "Y no obstante que 
el Moluco había dejado un hijo, le saludaron a Hamet como rey." 
(2) Si en 1589 AJ:¡mad se abstenía de ayudar al Prior de 'Crato y a 
Drake en su expedición a Portugal, era, al parecer, por temor a que 
Muley Ismii.'il .fuese apoyado por los turcos y por Felipe II en sus 
derechos al trono de Marruecos. Véase Castries, SIHM, Angleterre, 
La, I.'0 , pág. 527, nota 2. En IÓ04, a la muerte de AJ:¡mad, Isma'il se 
presentó en Marruecos, como pretendiente, acompañado del virrey de 
Argel. Ibí~em, pág. I54. 
LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 277 
de 1580 se aprió la información del cautiverio del héroe de 
Lepanto (1). 
Cervantes. ha conocido además a ese gran amigo de 'Abd 
al-Malik, el espía Andrea Gasparo Corso, que tan interesado es-
taba en el traslado a Marruecos de la hija de }:Iayyí Murad. Y 
digo que lo ha conocido desde el momento en que me encueritro 
en la Grarn Sultana, doña. Caüdina. con un personaje al que 
Cervantes llama "Andrea", el cual, a mi entender, no repre-
senta a otro individuo que al propio Andrea Gasparo Corso. 
Éste aparece en escena "en !hábito de griego" sorprendiendo 
en Constantinopla al gracioso cautivo Madrigal en los momentos 
en que acaba de jugar una trastada a ciertos judíos, momentos 
en que entablan los dos el diálogo siguiente: 
ANDREA. ¡ Español ! ¿ Conoceisme? 
MADRIGAL. } uraría 
que en mi vida os he visto. 
ANDREA. ¡Soy Andrea, 
la espía! 
MADRIGAL. ¿Vos, Andrea? 
ANDREA, Sí, sin duda. 
MADRIGAL. ¿El que llevó a Castillo y Palomares, 
mis camaradas? 
ANDREA. ¡Y el que llevó a Meléndez, 
a Arguijo y Santisteban, todos juntos, 
y en Nápoles los dejó a sus anchuras 
de la agradable libertad gozando ! 
MADRIGAL. ¿Cómo me conocistes? 
ANDREA. La memoria 
tenéis dada a adobar a lo que entiendo, 
o reducida a voluntad no buena : 
¿no os .acordáis. que os vi y hablé la noche 
que recogía los cinco, y vos quisistes 
quedaros por no más que vuestro gusto, 
poniendo por excusa que os tenía 
amor rendida el alma, y que una alárabe 
con nuevo cautiverio y nuevas leyes 
os la tenía encadenada y presa? 
(I) Información de Miguel de Cervantes, publicada por Torres Lan-
zas en "Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos", IX, 1905, pág. 373. 
278 BQLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA 
MADRIGAL. Verdad, y aun todavía tengo el yugo 
al cuello, todavía estoy cautivo, 
todavía la fuerza poderosa 
de amor tiene sujeto a mi albedrío (r) . 
. Según vemos a través de este diálogo, Andrea aparece en 
él como lo que era en realidad, es d·ecir, como "espía". Aparece 
además como persona siempre dispuesta a favorecer a los cris-
tianos en territorio musulmán, aprovechando, como es de suponer, 
su influencia con los gobernantes de Constantinopla, actitud que 
conocemos como muy propia de él, bien patente, por ejemplo, 
cuando salvó la vida del viajero francés Vinoent le Blanc, quien, 
por introducirse en cie:ta ocasión en el recinto de la tumba de 
un morabito junto a Mequínez, hubiera muerto apaleado si no 
,mediara la intercesión de nuestro Andrea con 'Abd al-Malik (:z). 
(r) Ocho comedias ... , fol. II7 r. 
(2) Véase Henry de Castries, Agents e t vo:yageurs fram;a-is au. M a,roc 
(rs3o-r66o), SIJ-IM, France, L~, III, pág. XI. .Como 1l:wmbre bueno y ge-
neroso se mostró también Andrea después de la tragedia de Alcazar-
quivir. Por su mediación quedó en libertad inmediatamente el prisionero 
don Juan de Silva, embajador de Felipe II junto al rey Don Sebastián. 
"Hombre honrado -decía este caballero, aludiendo a Andrea, en cartas 
al Monarca-, pues no miró más que al nombre del embajador del rey 
de España para desembolsar cuatro mil ducados y gastar conmigo cuanto 
yo quieto y he habido menester, que son muchos." Andrea fué también el 
que entregó el cuerpo de Don Sebástián en Ceuta, Don Juan de Silva no 
terminaba nunca de alabarlo y recomendarlo al Monarca: "Pienso que 
maltratan a Andrea en Valencia injustamente: es hombre de quien se 
pueden recebir servicios de importancia en las cosas de Berbería~ .. Es 
muy buen hombre; cierto que tiene hecho servicios de importancia y 
especial haber sacado el cuerpo del rey de balde ... " (Cartas de don Juan 
de Silva en "Colección de documentos inéditos", t. XL, 87-IIS.) Conve-
niente sería se hiciese algún estudio sobre este curiosísimo personaje, 
mucho más sabiendo ya que era amigo de Cervantes. Noticias de Andrea, 
hermano del citado Francisco y de Mariano Gasparo, residente en Mar" 
sella, pueden hallarse en diversos documentos publicados por Castries en 
SI1-IM. Véase también el incompleto Discurso de la ~arma en que 
M~tle:y M elucl~ tra;tó dweysas ve.ces en secreto con Andrea Ga:spa:ro Coreo, 
que pensaba ordenar la. defensa de sus ·reinos en caso qne turc•os fuesen 
con ejército co•ntra. él. "Colección de documentos inéditos", t . .CVI, pági-
nas 473-475. 
LA HIJA DE AGI MORATO EN LA OBRA DE CERVANTES 2/9 
Cervantes lo sitúa además en Constantinopla, donde sabemos 
estuvo e hizo amistad con gobernantes de aquella capital. Es po-
sible, sin embargo, que alguien ponga reparos a la identificación, 
que aquí hago, del Andrea de la comedia, en la creencia de que 
ha de ser griego un personaje que aparece "en hábito de griego", 
según la acotación de Cervantes (r). Mas, quien así lo piense, lea, 
antes que nada, descripciones antiguas de Constantinopla, y verá 
cómo los cristianos, cualquiera que fuese -su nacionalidad, vestían 
entonces el traje de los griegos para poder circular libre y desem-
barazadamente por las calles de aquella capital. "Los :nismos 
griegos y armenios -contaba Vicente Roca en 1556-- ayudan a 
los cristianos para salvarse, con vestirlos de su traje, y como si 
fuessen dellos los traen a las naves venecianas" (2). 
N o cabe duda de que el Andrea de la comedia no es. otro 
que el gran amigo del sultán de Marruecos. La noticia que en 
este diálogo da Cervantes acerca de que Andrea consiguió sacar 
a esos cinco cautivos que estaban en Constantinopla, llevándoselos 
a N ápoles, donde los dejó gozando de su libertad,

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