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Tratamento da Leishmaniose Cutânea com Antimoniato de Meglumine

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TRATAMIENTO DE LA LEISHMANIASIS CUTÁNEA MEDIANTE LA 
«SATURACIÓN INTRALESIONAL» CON ANTIMONIATO DE MEGLUMINE
HERNÁN MIRANDA CUETO
Instituto de Medicina Tropical e Infectología
Facultad de Ciencias Médicas Universidad Nacional de Trujillo
El tema está delimitado en el marco de 
experiencias personales y en un ámbito regional.
Las formas clínicas de la leishmaniasis reconocidas 
hasta la fecha son cuatro: la cutánea, la 
cutáneo-mucosa, la visceral y la difusa. En las áreas 
andinas de las que proceden los pacientes estudiados, 
sólo un cuatro por mil presenta la forma 
cutáneo-mucosa y sólo el uno por mil, la forma difusa. 
La forma clínica visceral, no ha sido registrada.
La exposición se refiere fundamentalmente, a la 
forma cutánea con variedades que han sido objeto de 
estudio minucioso y se basa en un trabajo de ocho años 
destinado a la evaluación del tratamiento intralesional de 
la leishmaniasis cutánea con antimoniato de 
meglumine, Glucantime. Tales variedades son la 
ulcerosa o úlcera-costrosa que representa el 97%; el 
porcentaje restante está representado por las va-
riedades linfonodular o esporotricoide, cerrada o 
ulcerada, verrucosa, lupoide, impetiginoide y 
eczematoide. Otros autores señalan la acneiforme y la 
variedad en placas. Una variedad de singular 
importancia y que es motivo de una comunicación 
especial es la forma seudomucosa que da lugar a 
confusiones con la forma cutáneo-mucosa.
ETAPAS DEL TRATAMIENTO 
Primera:
La fase inicial es el diagnóstico de la enfermedad 
mediante elementos de orden clínico y epidemiológico, 
confirmados por el hallazgo del parásito en las lesiones.
La reacción frente a la leishmania, en caso de 
contarse con un antígeno de buena calidad, tiene valor 
excluyente cuando es negativa; la positividad no 
necesariamente indica infección activa.
El diagnóstico es básico para el tratamiento, porque 
hay cuadros clínicos que llevan a confusiones; entre 
ellos la esporothcosis, que es endémica en áreas 
serranas como la «uta» o leishmaniasis cutánea 
andina. La esporotricosis se confunde con la 
leishmaniasis ulcerosa con reacción linfonodular 
marcada. Otras entidades que dan lugar a confusiones 
son, el cáncer que se observa en pacientes mayores de 
60 años y con curso prolongado y las úlceras crónicas 
debidas a infección piógena, a veces asociadas con 
trastornos circulatorios.
Segunda:
Es fundamental el control completo de la infección 
piógena agregado con medicación local a base de 
bacitracina, neomicina, furazolidona o spectroderm; al 
comienzo es necesaria la humectación por más de una 
hora, con agua estéril y limpieza con agua oxigenada. La 
medicación oral es abase de eritromicina, dicloxaciclina, 
Cotrimoxasol o rifampicina, de acuerdo con la severidad 
de la infección. La medicación antipiógena previa facilita 
la búsqueda exitosa del parásito permitiendo su 
observación en cerca del 100 por ciento de los casos.
Es necesario mantener el tratamiento con 
antibióticos hasta terminar el tratamiento intralesional. La 
finalidad es la de limpiar la infección, al comienzo, y la de 
evitar la celulitis que puede surgir a causa de las 
inyecciones locales.
Tercera:
Una vez confirmado el diagnóstico y controlada la 
infección agregada se procede al registro fotográfico (si 
está al alcance) y a la inyección del medicamento.
La elección de la modalidad de tratamiento depende 
del número y ubicación de las lesiones. El tamaño es, 
en algunos casos, un factor de elección.
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Si la lesión es única o si dos o más lesiones son lo 
suficientemente cercanas para ser influidas por una sola 
inyección del medicamento, se elige la vía intralesional. Si 
hay dos lesiones, distantes una de otra, puede decidirse 
por la vía intralesional inyectando el medicamento en cada 
lesión, por separado. La vía intramuscular o sistémica 
está indicada en los casos de lesiones múltiples o de 
lesiones ubicadas en áreas en las que no es fácil depositar 
el volumen necesaio del glucantine, tal es el caso del 
pabellón de la oreja; el lóbulo es apropiado para 
tratamiento local. La cercanía de los ojos y la ubicación en 
la nariz obligan generalmente al tratamiento sistémico. 
Los lincamientos de la llamada «saturación 
intralesional»son los siguentes: Inyectar el 
medicamento 
por encima y por fuera de la lesión a una distancia 
suficiente para evitar que el medicamento fluya por la 
úlcera en el momento de la aplicación. En los meses 
recientes se ha adoptado la técnica de inyectar a una 
distancia de seis centímetros, por encima del borde de la 
lesión lo que reduce la posibilidad de una infección 
piógena y teóricamente permite que el medicamento 
permanezca mayor tiempo en la lesión al movilizarse por 
gravedad y pasar a través de ella; si la inyección es muy 
cercana a ía lesión, el medicamento se desplaza por 
debajo de la lesión, con menor permanencia a nivel de 
ella. La úlcera debe ser cubierta con pomada antibióíica y 
gasa; no retirar el aposito en cuatro días y volver a curar 
en la misma forma.

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