Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
95 TRATAMIENTO DE LA LEISHMANIASIS CUTÁNEA MEDIANTE LA «SATURACIÓN INTRALESIONAL» CON ANTIMONIATO DE MEGLUMINE HERNÁN MIRANDA CUETO Instituto de Medicina Tropical e Infectología Facultad de Ciencias Médicas Universidad Nacional de Trujillo El tema está delimitado en el marco de experiencias personales y en un ámbito regional. Las formas clínicas de la leishmaniasis reconocidas hasta la fecha son cuatro: la cutánea, la cutáneo-mucosa, la visceral y la difusa. En las áreas andinas de las que proceden los pacientes estudiados, sólo un cuatro por mil presenta la forma cutáneo-mucosa y sólo el uno por mil, la forma difusa. La forma clínica visceral, no ha sido registrada. La exposición se refiere fundamentalmente, a la forma cutánea con variedades que han sido objeto de estudio minucioso y se basa en un trabajo de ocho años destinado a la evaluación del tratamiento intralesional de la leishmaniasis cutánea con antimoniato de meglumine, Glucantime. Tales variedades son la ulcerosa o úlcera-costrosa que representa el 97%; el porcentaje restante está representado por las va- riedades linfonodular o esporotricoide, cerrada o ulcerada, verrucosa, lupoide, impetiginoide y eczematoide. Otros autores señalan la acneiforme y la variedad en placas. Una variedad de singular importancia y que es motivo de una comunicación especial es la forma seudomucosa que da lugar a confusiones con la forma cutáneo-mucosa. ETAPAS DEL TRATAMIENTO Primera: La fase inicial es el diagnóstico de la enfermedad mediante elementos de orden clínico y epidemiológico, confirmados por el hallazgo del parásito en las lesiones. La reacción frente a la leishmania, en caso de contarse con un antígeno de buena calidad, tiene valor excluyente cuando es negativa; la positividad no necesariamente indica infección activa. El diagnóstico es básico para el tratamiento, porque hay cuadros clínicos que llevan a confusiones; entre ellos la esporothcosis, que es endémica en áreas serranas como la «uta» o leishmaniasis cutánea andina. La esporotricosis se confunde con la leishmaniasis ulcerosa con reacción linfonodular marcada. Otras entidades que dan lugar a confusiones son, el cáncer que se observa en pacientes mayores de 60 años y con curso prolongado y las úlceras crónicas debidas a infección piógena, a veces asociadas con trastornos circulatorios. Segunda: Es fundamental el control completo de la infección piógena agregado con medicación local a base de bacitracina, neomicina, furazolidona o spectroderm; al comienzo es necesaria la humectación por más de una hora, con agua estéril y limpieza con agua oxigenada. La medicación oral es abase de eritromicina, dicloxaciclina, Cotrimoxasol o rifampicina, de acuerdo con la severidad de la infección. La medicación antipiógena previa facilita la búsqueda exitosa del parásito permitiendo su observación en cerca del 100 por ciento de los casos. Es necesario mantener el tratamiento con antibióticos hasta terminar el tratamiento intralesional. La finalidad es la de limpiar la infección, al comienzo, y la de evitar la celulitis que puede surgir a causa de las inyecciones locales. Tercera: Una vez confirmado el diagnóstico y controlada la infección agregada se procede al registro fotográfico (si está al alcance) y a la inyección del medicamento. La elección de la modalidad de tratamiento depende del número y ubicación de las lesiones. El tamaño es, en algunos casos, un factor de elección. 96 Si la lesión es única o si dos o más lesiones son lo suficientemente cercanas para ser influidas por una sola inyección del medicamento, se elige la vía intralesional. Si hay dos lesiones, distantes una de otra, puede decidirse por la vía intralesional inyectando el medicamento en cada lesión, por separado. La vía intramuscular o sistémica está indicada en los casos de lesiones múltiples o de lesiones ubicadas en áreas en las que no es fácil depositar el volumen necesaio del glucantine, tal es el caso del pabellón de la oreja; el lóbulo es apropiado para tratamiento local. La cercanía de los ojos y la ubicación en la nariz obligan generalmente al tratamiento sistémico. Los lincamientos de la llamada «saturación intralesional»son los siguentes: Inyectar el medicamento por encima y por fuera de la lesión a una distancia suficiente para evitar que el medicamento fluya por la úlcera en el momento de la aplicación. En los meses recientes se ha adoptado la técnica de inyectar a una distancia de seis centímetros, por encima del borde de la lesión lo que reduce la posibilidad de una infección piógena y teóricamente permite que el medicamento permanezca mayor tiempo en la lesión al movilizarse por gravedad y pasar a través de ella; si la inyección es muy cercana a ía lesión, el medicamento se desplaza por debajo de la lesión, con menor permanencia a nivel de ella. La úlcera debe ser cubierta con pomada antibióíica y gasa; no retirar el aposito en cuatro días y volver a curar en la misma forma.
Compartir