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RECURSOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DEL CONFLICTO INTERNO EN CLAVE DE ACCIÓN SIN DAÑO Y CONSTRUCCIÓN DE PAZ RONALD EDWARD VILLAMIL CARVAJAL Historiador, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá Código 04868293 Trabajo Final para optar al título de Especialista en Acción sin Daño y Construcción de Paz Coordinadora del Programa Académico Martha Nubia Bello Albarracín Profesora Asociada, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA, SEDE BOGOTÁ FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS DEPARTAMENTO DE TRABAJO SOCIAL ESPECIALIZACIÓN EN ACCIÓN SIN DAÑO Y CONSTRUCCIÓN DE PAZ CIUDAD UNIVERSITARIA, BOGOTÁ D.C. DICIEMBRE DE 2012 2 ÍNDICE RESUMENES PREÁMBULO I. CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DEL CONFLICTO INTERNO Y ESTRATEGIAS PARA SU APROPIACIÓN SOCIAL 1. Contexto normativo e institucional de la construcción de memoria histórica en el marco de la justicia transicional 2. Apuestas del Grupo de Memoria Histórica 3. Estudio de caso: Alto Nordeste Antioqueño e informe público «Silenciar la Democracia. Las Masacres de Remedios y Segovia, 1982 – 1997» 4. Estrategia de socialización e impacto público de la investigación: balance y perspectivas desde los enfoques de ASD y ESC II. ALCANCE DE LA MEMORIA HISTÓRICA COMO INSTRUMENTO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 1. Incidencia de las recomendaciones de política pública del Informe sobre las masacres de Remedios y Segovia 2. Retos y Acciones estratégicas para el fortalecimiento de las experiencias de exigibilidad de derechos en el caso del Nordeste Antioqueño III. RECURSO PEDAGÓGICO MULTIMEDIA 1. Planteamiento y pertinencia de un recurso pedagógico multimedia en perspectiva del enfoque de ASD y Construcción de Paz 2. Guion para la elaboración de un recurso pedagógico multimedia sobre la recuperación y construcción de la memoria histórica para el Alto Nordeste Antioqueño COLOFÓN BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA ANEXO (PROPUESTA DE GUION MULTIMEDIA) 3 RESUMENES TITULO DEL TRABAJO DE GRADO RECURSOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DEL CONFLICTO INTERNO EN CLAVE DE ACCIÓN SIN DAÑO Y CONSTRUCCIÓN DE PAZ RESUMEN Este trabajo ofrece una reflexión acerca de la capacidad, los alcances y los límites de los procesos de construcción de memoria histórica en el marco de la justicia transicional en Colombia durante el período 2005 – 2011. Puntualmente, se analizan las estrategias de socialización y apropiación social de las investigaciones llevadas a cabo por el Grupo de Memoria Histórica (GMH) de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), con el fin de precisar desde los aportes de los 4 enfoques de Acción sin Daño y de Sensibilidad al Conflicto, el nivel de incidencia de la memoria histórica en el ciclo de formulación de política pública orientada a la satisfacción de derechos vulnerados por efecto del conflicto armado interno, la definición de criterios para los procesos de exigibilidad de derechos y el fortalecimiento de los ejes angulares de la justicia transicional: verdad, justicia, reparación y garantías para la no repetición. Para ello se toma como referente la investigación llevada a cabo por el GMH en los municipios de Remedios y Segovia en el Alto Nordeste Antioqueño, cuyo primer producto fue la publicación de un informe público en 2011. El ejercicio concluye con la formulación de un recurso pedagógico multimedia que potencie en el mediano y largo plazo la socialización, la apropiación, la multiplicación y el empoderamiento de la memoria histórica por parte de las víctimas directas, la comunidad afectada y la sociedad civil nacional, y contribuya con el fortalecimiento de los procesos de exigibilidad de derechos y formulación de políticas públicas orientadas a la reparación simbólica, las capacidades locales para la transformación del conflicto social y armado, y la construcción de paz. PALABRAS CLAVES Conflicto Armado Interno, Justicia Transicional, Memoria Histórica, Pedagogía y Apropiación Social, Acción Sin Daño y Construcción de Paz TITLE OF THE DISSERTATION OF GRADE RESOURCES FOR THE CONSTRUCTION OF HISTORICAL MEMORY THEY INTERNAL CONFLICT IN DO NO HARM KEY AND PEACE BUILDING 5 SUMMARY This work offers a reflection on the capacity, scope and limits of the construction processes of historical memory in the context of transitional justice in Colombia during the period 2005-2011. Specifically, we analyze the strategies of socialization and social appropriation of the investigations carried out by the Historical Memory Group (GMH) of the National Commission for Reparation and Reconciliation (CNRR), in order to clarify from the contributions of the approaches no Harm and conflict sensitivity, the incidence level of historical memory in the development cycle of public policy aimed at the satisfaction of rights violated as a result of the armed conflict, the definition of criteria for the process of enforcement of rights and strengthening of the rotary axes of transitional justice: truth, justice, reparation and guarantees of non-repetition. This is taken as a reference to research carried out by GMH in the municipalities of Remedios and Segovia in Upper Northeast Antioquia, whose first product was the publication of a public report in 2011. The exercise concludes with the formulation of a multimedia educational resource that enhances the medium and long term socialization, appropriation, multiplication and empowerment of historical memory by the direct victims, the affected community and national civil society, and contribute to strengthening the process of claiming rights and public policy oriented symbolic reparation, local capacity to transform the social and armed conflict, and peacebuilding. KEY WORDS Internal Armed Conflict, Transitional Justice, Historical Memory, Pedagogy and Social Ownership, Do No Harm and Peacebuilding. 6 COORDINACIÓN ESPECIALIZACIÓN Martha Nubia Bello Albarracín NOMBRE COMPLETO DEL AUTOR (AÑO DE NACIMIENTO) Ronald Edward Villamil Carvajal (1976) Contacto Autor: revillamilc@unal.edu.co 7 PREÁMBULO El presente trabajo ofrece una reflexión acerca de la capacidad, los alcances y los límites de los procesos de construcción de memoria histórica en el marco de la justicia transicional en Colombia durante el período 2005–2011. Puntualmente, se analizan las estrategias de socialización y apropiación social de las investigaciones llevadas a cabo por el Grupo de Memoria Histórica (GMH) de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), con el fin de precisar desde los aportes de los enfoques de Acción sin Daño y de Sensibilidad al Conflicto, el nivel de incidencia de la memoria histórica en el ciclo de formulación de política pública orientada a la satisfacción de derechos vulnerados por efecto del conflicto armado interno, así como la definición de criterios para los procesos de exigibilidad de derechos y el fortalecimiento de los ejes angulares de la justicia transicional: verdad, justicia, reparación y garantías para la no repetición. 8 Para ello se toma como referente la investigación llevada a cabo por el GMH en los municipios de Remedios y Segovia en el Alto Nordeste Antioqueño, cuyo primer producto fue la publicación de un informe público en 2011, examinando los límites y los alcances de las estrategias de impacto público de la investigación realizada, con el ánimo de contribuir con elementos reflexivos y propositivos que fortalezcan sus aspectos positivos, reduzcan la generación de daño y permitan una mayor interacción entre las investigaciones y las necesidades locales para la transformación del conflicto y la construcción de paz. De esta manera, y conbase en la reflexión propuesta, nuestro objetivo central consiste en construir el guion para un recurso pedagógico multimedia que potencie en el mediano y largo plazo la socialización, la apropiación, la multiplicación y el empoderamiento de la memoria histórica por parte de las víctimas directas, la comunidad afectada y la sociedad civil nacional, y contribuya con el fortalecimiento de los procesos de exigibilidad de derechos y formulación de políticas públicas orientadas a la reparación simbólica, las capacidades locales para la transformación del conflicto social y armado, y la construcción de paz. En este sentido, el presente trabajo aspira dar respuestas específicas a los siguientes interrogantes: ¿Cómo fue el proceso de socialización e impacto público llevado a cabo para el Informe sobre las masacres de Remedios y Segovia a nivel local, regional y nacional? ¿Se generó daño en la implementación de dicha estrategia?; ¿Qué incidencia institucional han logrado las recomendaciones de política pública del Informe para la reparación integral de los daños identificados con la investigación adelantada?; A partir de las características y condiciones actuales del contexto regional, y de la situación puntual de las víctimas en materia de exigibilidad y garantía de derechos, y condiciones para la no repetición de los hechos violentos, ¿qué recursos o dispositivos pedagógicos y/o metodológicos 9 permitirían un mayor nivel de apropiación, multiplicación y empoderamiento de la memoria histórica del proceso de violencia?; ¿Qué capacidades y/o posibilidades para la transformación positiva del conflicto armado y la construcción de paz se podrían promover con estos recursos o dispositivos?; Con base en la investigación adelantada sobre la recuperación y construcción de la memoria histórica para el Alto Nordeste Antioqueño, ¿a partir de qué información concretar la elaboración de un recurso multimedia? ¿Qué metodología garantiza la concertación y participación de las víctimas en el proceso e elaboración, diseño y concreción del recurso pedagógico? ¿Cuál sería la propuesta de guion y a qué criterios políticos e investigativos respondería? De esta forma, a partir de la investigación adelantada sobre la recuperación de la memoria histórica del proceso de violencia política ocurrido en los municipios de Remedios y Segovia durante el lapso 1982–1997 por parte del GMH, y con base en la resolución de las anteriores preguntas, el presente trabajo posibilitará encuentros, permitirá diálogos y facilitará intercambio de conceptos y herramientas entre los procesos de construcción de memoria histórica y los enfoques de Sensibilidad al Conflicto (ESC), Acción sin Daño (ASD) y Construcción de Paz. Consideramos que es pertinente fortalecer las articulaciones e interacciones entre la construcción de memoria histórica con el reconocimiento de capacidades para la transformación positiva del conflicto y la construcción de paz en contextos diversos; con la dimensión psicosocial del daño en la medida en que la memoria es un instrumento que posibilita el diagnóstico, la identificación y la valoración del daño individual y colectivo causado por la violencia; con la construcción de democracia y de ciudadanía; con la exigibilidad y la satisfacción oportuna de los derechos de las víctimas a la justicia, la verdad, la reparación y la no repetición. 10 El trabajo está compuesto por cuatro secciones. En la primera, titulada Construcción de la memoria histórica del conflicto interno y estrategias para su apropiación social, se presenta el contexto normativo e institucional de la construcción de memoria histórica en el marco de la justicia transicional en Colombia y las apuestas ético–políticas del Grupo de Memoria Histórica, se enmarca el estudio de caso particular como es la investigación sobre la recuperación de memoria histórica en el Alto Nordeste Antioqueño y se analiza la estrategia de socialización e impacto público adelantada por el GMH desde los enfoques de ASD y ESC, tratando de identificar la posible generación de daño dentro de dicha estrategia. En la segunda sección denominada Alcance de la memoria histórica como instrumento de justicia transicional, se identifican los factores de incidencia de las recomendaciones de política pública del Informe sobre las masacres de Remedios y Segovia, así como los retos y acciones estratégicas para el fortalecimiento de las experiencias de exigibilidad de derechos en el caso del Nordeste Antioqueño. Se trata de reconocer el impacto que dichas recomendaciones propiciaron para la incidencia dentro del ciclo de política pública del período 2005–2011 orientado a la reparación integral de los daños individuales y colectivos identificados en el proceso de recuperación de memoria histórica de la región. De la misma manera, plantear los criterios que potencien los procesos de exigibilidad de derechos y las capacidades locales para la construcción de memoria histórica como aportes a la no generación de daño, a la transformación del conflicto social y armado, y a la construcción de paz. En la sección tercera titulada Recurso pedagógico multimedia, se plantea la pertinencia de un recurso pedagógico multimedia en perspectiva del enfoque de ASD y Construcción de Paz para el contexto específico del Alto Nordeste Antioqueño, y se presenta sus características, estructura y proceso de construcción 11 y consolidación colectiva. Por último, la cuarta sección, a manera de anexo, presenta el correspondiente guion. En el presente trabajo intervienen activamente las víctimas directas e indirectas que aportaron su testimonio para la investigación, los pares regionales que acompañaron y retroalimentaron la elaboración del Informe público, las personas pertenecientes al GMH que aportaron con su trabajo en el proceso de investigación e impacto público del Informe escrito y personas colaboradoras de otros espacios e instituciones cuyo aporte ha sido fundamental para el desarrollo de la investigación. 12 I. CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DEL CONFLICTO INTERNO Y ESTRATEGIAS PARA SU APROPIACIÓN SOCIAL 1. Contexto normativo e institucional de la construcción de memoria histórica en el marco de la justicia transicional Los procesos institucionales en temas de construcción de memoria histórica del conflicto armado interno en Colombia tienen su epicentro con la formulación de la Ley 975 de 2005 o de Justicia y Paz1. Partimos de la base que las políticas públicas implementadas con dicho instrumento se orientaron principalmente a la desmovilización de grupos armados ilegales y la reincorporación a la vida civil de sus integrantes, dejando el tema de la reparación integral de las víctimas de la violencia política circunscrita casi exclusivamente a la dimensión económica de la 1 Congreso de la República. (2005) Ley 975 del 25 de julio de 2005, por la cual se dictan disposiciones para la reincorporación de miembros de grupos armados organizados al margen de la ley, que contribuyan de manera efectiva a la consecución de la paz nacional y se dictan otras disposiciones para acuerdos humanitarios. Bogotá: Diario Oficial. 13 misma mediante mecanismos de tipo administrativo. Si bien la Ley de Justicia y Paz incorporó los principios motores de la justicia transicional, su posterior implementación sacrificó una real y efectiva actuación de la dimensión simbólica de la reparación, como también la satisfacción plena de los derechos vulnerados y las garantías para la no repetición de los hechos violentos. Paradójicamente, en el contexto particular de los procesos y escenarios judiciales paulatinamente emergió el ascenso y fortalecimiento de la recuperación de memoria como insumo para la construcciónde la verdad judicial. No obstante, la incorporación de la memoria histórica como elemento articulador de los postulados básicos de la justicia transicional: verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición obedeció más a procesos de movilización y demanda social que a una formulación explícita de política pública derivada de la propia Ley de Justicia y Paz. La incidencia de sectores de la sociedad civil ―en particular la academia, organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos, medios de comunicación y agencias de cooperación internacional― dentro del debate público acerca de los límites de la Ley de Justicia y Paz en materia de reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno, paulatinamente dinamizaron y posicionaron el papel de la memoria como eje articulador de los procesos de construcción y esclarecimiento de verdad histórica del conflicto armado interno. Es así como dentro de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) —organismo de carácter mixto e interinstitucional encargado de regular, implementar y ejecutar muchos de los mandatos de la Ley de Justicia y Paz— se creó el Grupo de Memoria Histórica (GMH) como una de sus áreas funcionales encargada de la presentación de «un informe público sobre las razones para el surgimiento y evolución de los grupos armados ilegales» [Art. 51, Parág. 52.2], único 14 artículo de la Ley de Justicia y Paz orientado hacia el esclarecimiento de la verdad histórica del conflicto como medida de reparación simbólica y de satisfacción de derechos vulnerados. El desarrollo de la labor del GMH estuvo inscrito dentro de los marcos normativos de la Ley 975 de 2005, de la jurisprudencia de la Corte Constitucional y de los estándares jurídicos internacionales en torno a los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición. A partir de estos mínimos normativos, el GMH se constituyó como un equipo de investigación con autonomía académica y operativa, rigor científico y veracidad que implementó una metodología interdisciplinaria e independiente para adelantar procesos de recuperación de la memoria histórica del conflicto armado interno con opción preferencial por las voces silenciadas y/o suprimidas de la escena pública; con énfasis en la perspectiva regional de las víctimas y los actores del conflicto teniendo en cuenta la temporalidad de los hechos e incluyendo enfoques diferenciales de género, etnicidad y etáreo en el análisis; realizando una priorización sobre las violaciones de Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario, de tal forma que la reconstrucción de la memoria de los hechos y la consecuente identificación, diagnóstico y valoración de los daños e impactos contribuyera de forma constructiva a la recuperación del tejido social en las zonas más afectadas por el conflicto armado en el país. De igual manera, el GMH incluyó recomendaciones o propuestas de política pública que propiciarían el ejercicio efectivo de los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, principios inscritos dentro de la Ley de Justicia y Paz de 20052. 2 Cf. Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, CNRR. (2008) Plan de Acción 2007-2008. Bogotá: CNRR, pp. 135-180; Grupo de Memoria Histórica, GMH. (Agosto de 2008) Programa de investigación: Narrativas y voces del conflicto. Bogotá: GMH. 15 A partir de esta ruta el GMH adelantó procesos de recuperación de la memoria histórica del conflicto armado interno apoyados metodológicamente en los casos emblemáticos y transversales. Los primeros son eventos y procesos en los cuales se condensan elementos particulares del conflicto armado, que se distinguen no sólo por la naturaleza de los hechos, sino por su capacidad explicativa y su fuerza ilustrativa. Lo que se busca con el caso emblemático es producir una memoria histórica basada en eventos y territorios concretos que permitan conectar las vivencias de los sujetos y las comunidades con los procesos políticos y sociales más amplios, incorporando así mismo la relación entre las perspectivas local, regional y nacional3. Por su parte, los casos transversales documentan procesos de larga duración y en contextos amplios sobre temas como enfoque diferencial y tratamiento de lógicas de victimización particulares4; análisis conceptual, historiográfico y jurídico5. La experiencia acumulada también permitió la sistematización de propuestas metodológicas, pedagógicas y de difusión amplia de 3 Grupo de Memoria Histórica. (2008) Trujillo: Una tragedia que no cesa. Bogotá: Editorial Planeta; (2009) La masacre de El Salado: Esa guerra no era nuestra. Bogotá: Ediciones Semana; (2010) La Rochela. Memorias de un Crimen contra la Justicia. Bogotá: Ediciones Semana; (2010) Bojayá: la guerra sin límites. Bogotá: Ediciones Semana; (2010) La masacre de Bahía Portete: mujeres wayuu en la mira. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) La masacre de El Tigre. Reconstrucción de la memoria histórica en el Valle del Guamuéz – Putumayo. Bogotá: GMH; (2011) Desplazamiento forzado en la comuna 13: la huella invisible de la guerra. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) San Carlos: Memorias del éxodo en la guerra. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) Silenciar la Democracia: Las masacres de Remedios y Segovia, 1982-1997. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) El orden desarmado. La resistencia de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC). Bogotá: Ediciones Semana; (2012) El Placer: mujeres, coca y guerra en el Bajo Putumayo. Bogotá: Ediciones Semana; (2012) «Nuestra vida ha sido nuestra lucha». Resistencia y memoria en el Cauca Indígena. Bogotá: Ediciones Semana. 4 Grupo de Memoria Histórica. (2010) La tierra en disputa. Memorias del despojo y resistencias campesinas en la Costa Caribe, 1960–2010. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) Mujeres y Guerra: víctimas y resistentes en el Caribe colombiano. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) Mujeres que hacen historia. Tierras, cuerpo y política en el Caribe colombiano. Bogotá: Ediciones Semana. 5 Grupo de Memoria Histórica. (2012) Justicia y Paz: ¿verdad judicial o verdad histórica? Bogotá: Ediciones Semana; (2012) Justicia y Paz: los silencios y los olvidos de la verdad. Bogotá: Ediciones Semana; (2012) Justicia y Paz: tierras y territorios en las versiones de los paramilitares. Bogotá: Ediciones Semana; (2012) Encuesta Nacional: ¿qué piensan los colombianos después de siete años de justicia y paz? Bogotá: Ediciones Semana. 16 la recuperación de memoria histórica en medio del conflicto armado interno y con opción preferencial por la voz de las víctimas y las comunidades afectadas6. El GMH desarrolló su labor entre los años 2007 a 2011, momento en el cual sus competencias son retomadas por el Centro de Memoria Histórica (CMH) en su nueva condición de establecimiento público creado por el artículo 146 de la Ley 1448 de 20117 —más conocida como Ley de Víctimas y Restitución de Tierras— y reglamentado en el Decreto Ley 4803 de 20118. Las últimas publicaciones de casos emblemáticos y transversales del GMH se socializaron en octubre 2012, mientras que para 2013 se tiene proyectado la publicación y socialización del Informe General, con lo cual termina definitivamente su vigencia legal de acuerdo con lo establecido en el Decreto Ley 4158 de 20119. 2. Apuestas del Grupo de Memoria Histórica Dado el contexto de conflicto armado interno que padece el país desde hace más de medio siglo, los procesos de reconstrucción de la memoria histórica se constituyen en oportunidades para la expresión de las víctimas, de sus demandas económicas, legales y culturales en la esfera pública, pero también en instancia de enunciación6 Grupo de Memoria Histórica. (2009) Recordar y narrar el conflicto. Herramientas para reconstruir memoria histórica. Bogotá: GMH; (2009) Memorias en tiempo de guerra. Repertorio de iniciativas. Bogotá: Punto Aparte Editores; (2009) El despojo de tierras y territorios. Aproximación conceptual. Bogotá: Editorial Kimpres; (2011) La memoria histórica desde la perspectiva de género. Conceptos y herramientas. Bogotá: GMH; (2010) Plataforma Multimedia La tierra ya no es pa’l que la trabaja. Bogotá: GMH; (2010) Plataforma Multimedia La Rochela. Memorias de un Crimen contra la Justicia. Bogotá: GMH; (2011) Una historia de paz para contar, recontar y no olvidar. Cartilla sobre la historia de la ATCC. Bogotá: GMH. 7 Congreso de la República. (2011) Ley 1448 del 10 de junio de 2011, por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones. Bogotá: Diario Oficial. 8 Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4803 del 20 de diciembre de 2011, por el cual se establece la estructura del Centro de Memoria Histórica. Bogotá: Diario Oficial. 9 Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4158 del 3 de noviembre de 2011, por el cual se determina la adscripción del Centro de Memoria Histórica y se fijan otras disposiciones. Bogotá: Diario Oficial. 17 de los discursos y motivaciones de los perpetradores, de balance de las conflictivas relaciones de estos con la población civil y, desde luego, en oportunidad de identificación de responsabilidades y deberes del Estado frente al conflicto. Ante esta realidad, la demanda social de verdad y memoria en Colombia es ante todo una demanda de democracia cuyos alcances es necesario potenciar bajo los enfoques y herramientas de la Acción sin Daño para su adecuada transformación en propuestas de políticas públicas que propendan por la reparación integral de las víctimas y la superación positiva del conflicto armado interno. Ante este panorama, la labor del GMH se fundamentó en la reconstrucción de la memoria y la verdad históricas de lo sucedido en el conflicto armado interno siguiendo criterios de independencia académica, rigor científico y veracidad. Este ejercicio se sustentó en la convicción de que es posible establecer un vínculo indisoluble entre la construcción de la memoria y la construcción democrática. Se trata de un proceso que parte del reconocimiento de unos mínimos ético–políticos, entre los que sobresalen: a) el carácter político de la memoria; b) el papel fundamental de la memoria histórica en los procesos de democratización en situaciones de conflicto; c) la memoria histórica como un escenario para el diálogo, la negociación y el reconocimiento de las diferencias con miras a un proyecto democrático incluyente; d) la memoria en sí misma como una forma de justicia; e) la memoria histórica como una forma de reparación simbólica que complementa pero no sustituye las obligaciones de reparación y garantía de derechos del Estado y la sociedad; f) la memoria como un mecanismo de empoderamiento de las víctimas y la sociedad; y, g) el derecho a la memoria y el reconocimiento de la verdad como derechos inalienables de las víctimas y de la sociedad10. 10 Cf. Grupo de Memoria Histórica, GMH. (Agosto de 2008) Programa de investigación: Narrativas y voces del conflicto. Bogotá: GMH. 18 El esfuerzo sistemático del GMH para la construcción de la memoria histórica propendió por ofrecer una explicación acerca de la naturaleza del fenómeno violento en términos de sus causas profundas, de las complejas interacciones económicas, sociales y políticas (nacionales e internacionales) que han afectado la emergencia de la violencia, su dinámica y las variaciones en su intensidad. De igual forma, en ofrecer una aproximación a los daños e impactos humanos y demográficos de la violencia asociada al conflicto, así como sobre la estructura social y económica del país. Desde este punto de vista, la construcción de la verdad y la memoria históricas se perfilan en últimas como un eslabón central, o mediador, en la transición de la violencia a la paz y la democracia. A partir del trabajo adelantado por el GMH se hace necesario reforzar el papel estructurante de la memoria en la lucha por los derechos humanos, la justicia y la construcción de la democracia. Y ese papel se expresa por lo menos en tres aspectos diferenciables: a) en la reapropiación crítica del pasado con sentido de futuro; b) en la resignificación del tiempo del conflicto que se puede concretar en conmemoraciones, rituales y recursos pedagógicos, c) en la resignificación de los lugares asociados a los patrones de victimización, a saber, lugares de memoria, monumentos públicos, iconografía o archivos, con el fin de darle dimensión y visibilidad pública a la memoria del conflicto. En suma, la construcción de memoria histórica lucha contra las políticas y estrategias del silencio y del olvido, al tiempo que fortalece la construcción de democracia y ciudadanía. Por tal razón, las investigaciones del GMH también ofrecieron —además de la reconstrucción de los hechos, el análisis de los contextos donde se inscriben tales hechos, los diagnósticos y valoración de los daños e impactos, el análisis de las iniciativas y prácticas de memoria— el estudio pormenorizado de la actuación de la justicia y las instituciones del Estado sobre los 19 hechos victimizantes, así como un conjunto de recomendaciones y propuestas de políticas públicas para su implementación en el mediano y largo plazo. 3. Estudio de caso: Alto Nordeste Antioqueño e informe público «Silenciar la Democracia. Las Masacres de Remedios y Segovia, 1982 – 1997» El GMH definió el proceso de violencia política desatado en el Alto Nordeste Antioqueño (municipios de Remedios y Segovia11) durante el período 1982–1997, como uno de los casos emblemáticos que caracterizan al conflicto armado interno colombiano, razón por la cual desarrolló un proyecto de investigación en concertación con las víctimas, las comunidades afectadas y pares regionales12 cuyo propósito general fue la recuperación de la memoria histórica de la región. Como primer producto de dicha investigación, el GMH publicó y socializó en noviembre de 2011 el Informe escrito: Silenciar la Democracia. Las masacres de Remedios y Segovia, 1982-199713. A través de este Informe fue posible reconstruir un proceso regional emblemático de la violencia contra las disidencias políticas y sus consecuentes afectaciones a la democracia. En efecto, en Segovia y Remedios durante el periodo 1982–1997, fue recurrente la violencia contra la población civil especialmente dirigida a la oposición política, la organización comunitaria y la movilización social, expresada por la recurrencia a las masacres de grandes dimensiones e impactos14. 11 Esta denominación administrativa tiene origen en la distancia entre los municipios y Medellín, la capital departamental. 12 Pares regionales son aquellas personas que desde su condición de guardianes de la memoria de la región participaron activamente en la investigación. 13 Silenciar la Democracia…, Op. Cit. 14 Durante el período 1982–1997 en Remedios y Segovia ocurrieron 14 eventos de este tipo que dejaron 147 víctimas fatales. De este conjunto, cuatro masacres son hitos de la violencia contra las disidencias políticas debido a sus objetivos, la identidad de las víctimas y la de los territorios atacados: 1) veredas Cañaveral y Continúa en la siguiente página 20 Esta violencia fue articulada por miembros activos de la Fuerza Pública que operaban en la región (Ejército y Policía), en asociación con civiles y grupos paramilitares. Como resultado, se restringió el ejerciciopleno de la ciudadanía, los procesos democráticos y el disenso en medio de la guerra. A partir del proceso de investigación15 y con base en los enfoques de Acción sin Daño16 y Sensibilidad al Conflicto17, la metodología de divisores y conectores para la paz sobre este caso arroja los siguientes indicadores. En primer lugar la violencia política desatada en el Alto Nordeste durante el período 1982–1997 tuvo como desenlace el exterminio de las Juntas Cívicas, el Comité de Derechos Humanos y los movimientos políticos alternativos como el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario (MOIR), el Partido Comunista (PC) y la Unión Patriótica (UP), así como la desnaturalización de los sindicatos y la proscripción de la movilización social. La cronicidad del conflicto armado y de su consecuente victimización o revictimización provocó en las comunidades la agudización de las afectaciones psicosociales, manifestadas en actitudes colectivas de dolor, desesperanza, Manila, Remedios, 4 a 12 de agosto de 1983; 2) Segovia y La Cruzada, 11 de noviembre de 1988; 3) La Paz y El Tigrito, Segovia, 22 de abril de 1996, y 4) Remedios, 2 de agosto de 1997. 15 La investigación se desarrolló entre los años 2008 y 2010 en Bogotá, Medellín, Remedios y Segovia. 16 Cf. Bello, M. N. (2011) El contexto colombiano: el conflicto armado, las crisis humanitarias y la Acción sin Daño. En Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el contexto colombiano. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), pp. 19–41; (2010) Introducción, contexto y perspectivas sobre Acción sin Daño y Construcción de Paz. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 1. 17 Cf. Vásquez, O. (2011) Sensibilidad al conflicto y Acción sin Daño: retos de su aplicación en nuestro contexto. En Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el contexto colombiano. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), pp. 93–118; (2010) Sensibilidad al conflicto: principios, estrategias metodológicas y herramientas. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 13. 21 abandono y padecimiento sin ningún tipo de tratamiento especializado. De la misma manera, el paulatino empobrecimiento sistemático de la población, la desarticulación de núcleos familiares, el abandono de niños y adultos mayores, y el particular impacto sobre las mujeres viudas en un contexto hostil a la emergencia de la mujer como sujeto social, productivo y político, propio de la predominante cultura minera de corte machista de los enclaves minero–energéticos. Las iniciativas y prácticas de la memoria de los hechos violentos agenciadas y promovidas por las víctimas también fueron objeto de silenciamiento y proscripción, imponiéndose la memoria hegemónica de los victimarios. En consecuencia, actualmente la población en general —y las víctimas en particular— carecen del mínimo espacio de representación, asociación o acompañamiento. Los lazos sociales y comunitarios, así como los espacios de debate público se encuentran totalmente deslegitimados por la acción de la violencia política. Este agudo proceso de violencia política en la región fue acompañado por actuaciones parciales y limitadas de la justicia que no han permitido la satisfacción oportuna del derecho de las víctimas a la justicia, la verdad, la reparación y la no repetición. La actuación de la justicia está a medio camino. En el campo penal, para las masacres de 1988 y 1996 se profirieron sentencias condenatorias, mientras que la impunidad es un factor compartido en las masacres de 1983 y 1997. Cuando la justicia penal ordinaria falló contra los victimarios (1988 y 1996), los procesos penales se demoraron en proferir sus primeras sentencias: en el caso de 1988 las víctimas tuvieron que esperar casi 16 años, y en el caso de 1996 pasaron 11 años para que una parte de sus derechos les fuera satisfecha en algún grado. De otro lado, las actuaciones del campo disciplinario respecto a las faltas de los miembros de la Fuerza Pública en la masacre de 1988 no se ajustaron a la gravedad de los hechos, mientras que no hubo ningún fallo en relación con los hechos de 1983, 1996 22 y 1997. Así mismo, la justicia penal militar no profirió fallo alguno por la actuación de miembros de la Fuerza Pública (acción u omisión) en las cuatro masacres. En conjunto, existen carencias en la investigación y en las decisiones judiciales que afectan el adecuado reconocimiento y restablecimiento de los derechos violados. Se requieren, entonces, de medidas adicionales de justicia y reparación en función de los daños causados. De otra parte, el Alto Nordeste actualmente es una de las regiones más aisladas de la política institucional regional y nacional, a pesar de su condición histórica de enclave, de frontera abierta y de epicentro de la apertura democrática de la década de 1980 en toda la nación. Sus condiciones estructurales en materia de vías de comunicación, agroindustria, servicios públicos, salud, educación y vivienda son precarias y deficientes. Representa una de las zonas más contaminadas del mundo por efecto de la contaminación ambiental, producto del vertimiento de insumos químicos (cianuro y mercurio) y desechos de la explotación minera sobre las fuentes de agua. Problemas como la corrupción, la cooptación de las instituciones públicas locales por parte de los actores armados ilegales y el impacto desestabilizador del conflicto armado en las políticas públicas locales han obstaculizado seriamente el proceso de modernización política y socioeconómica en la zona. El caso del Alto Nordeste es ilustrativo, además, del carácter estructural del proceso de violencia que padecen varias regiones del país. Se trata de la emergencia de múltiples conflictos políticos, económicos y socioculturales de larga duración aún no posicionados dentro de la agenda pública para su adecuada transformación. Lo particular en este caso, consistió en la delegación de la política a la guerra. Es decir, el tratamiento de los conflictos de larga duración por parte del Estado regional y central fue delegado en los actores armados tanto institucionales como 23 ilegales para su tratamiento y resolución, con lo cual los conflictos y demandas sociales fueron asumidos como problemas de orden público18, más no como oportunidad para la construcción de la democracia y la ciudadanía dentro de la institucionalidad civil19. Sobre la base del reconocimiento del carácter estructural, sistemático y de larga duración del proceso de violencia política en la región, resulta concluyente afirmar que sus daños e impactos son más profundos y complejos. Estos han ocasionado rupturas y transformaciones en los proyectos individuales y colectivos de la población, incluyendo la alteración de una trayectoria de cambio político que se venía forjando a partir de las oportunidades creadas por las aperturas políticas, las reformas democráticas del Estado y el auge de la movilización social y política de la izquierda en los años 1980. En efecto, la violencia del período 1982–1997 se caracterizó por el daño causado por la estigmatización y el exterminio de la disidencia social y política. Éste se expresó en la negación del ejercicio pleno de la ciudadanía, la restricción del proceso democrático y la construcción precaria de una institucionalidad civil del Estado regional. A esto se sumó el daño social relacionado con el colapso de lasrelaciones comunitarias como consecuencia del miedo y la desconfianza generalizada. La reunión de los daños políticos y sociales volvió precaria la supervivencia de las víctimas, lo que se puso de manifiesto en la desestabilización psicosocial, el empobrecimiento y la ruptura de sus proyectos de vida. 18 Cf. Zapata, M. L. (2009) Acción sin daño y reflexiones sobre prácticas de paz. Una aproximación a la experiencia colombiana. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, pp. 7–10. 19 Cf. Galtung, J. (2008) “Visiones de la paz para el siglo XXI”. Paz por medios pacíficos, Paz y conflicto, desarrollo y civilización. España: Colección Red Gernika, pp. 22–26. 24 Estos daños e impactos de la violencia política sobre las comunidades del Nordeste se han prolongado y profundizado debido a la continuidad de la violencia en la región, la cual se reeditó después de 1997 con el incremento de la violencia guerrillera en 1998, y posteriormente con el establecimiento del Bloque Metro de las AUC en el año 2000 y el Bloque central Bolívar en 2003, como cambios propios de la expansión de la segunda generación paramilitar en el país. Desde 2008 se presenta la violencia ejercida por las bandas emergentes como “Los Urabeños” y “Águilas Negras”, bandas de narcotraficantes como “Los Paisas” y “Los Rastrojos”, y bandas de delincuentes comunes en abierta disputa por el control territorial y el dominio de las economía formal e informal de la explotación aurífera20. En consecuencia, la violencia en esta región minera de Antioquia sigue siendo hoy una realidad vigente que demanda la atención y respuesta inmediata del Estado en materia de seguridad, reconstrucción social, reparación integral y justicia21. 4. Estrategia de socialización e impacto público de la investigación: balance y perspectivas desde los enfoques de ASD y ESC Recuperar y construir memoria histórica en medio del conflicto armado es una labor difícil, por los potenciales riesgos que implica tanto para los testimoniantes como para los equipos de investigación que acompañan estos procesos. En efecto, el ejercicio de recuperar memoria histórica puede producir daños, implícitos o explícitos, como la re-victimización (exponer a las personas a nuevas situaciones de riesgo psicológico o físico ante las amenazas de posibles implicados 20 Noticias RCN. (22 de octubre de 2012) La Guerra Del Oro. http://www.youtube.com/watch?v=ypahnPg4EaE&feature=youtu.be 21 Defensoría del Pueblo. Sistema de Alertas Tempranas – SAT (abril de 2012). Informe de Riesgo N° 002- 12A.I., municipios de Remedios, Segovia y Zaragoza en Antioquia. 25 como responsables materiales o intelectuales de los hechos), la estigmatización (señalamiento y descalificación de las personas por su condición de víctimas o por sus esfuerzos en ser escuchadas o atendidas adecuadamente), o el aislamiento social (desconocer o silenciar la voz de las personas o condicionar su fortalecimiento individual o colectivo para los procesos de incidencia en la agenda pública). De igual manera, un manejo no adecuado del acopio testimonial o de la realización de un taller de memoria puede generar el recrudecimiento de conflictos familiares, comunitarios o colectivos; revivir el rol de las víctimas en su eterna repetición del dolor sin lograr trascenderlo y transformarlo positiva y constructivamente; generar procesos de tergiversación o alteración de los hechos y, con ello, potenciar diferencias, posibilitar exclusiones y marginalizaciones22. Entonces, ¿cómo no producir daño desde este ejercicio?, ¿cómo prevenir posibles daños?, ¿cómo atenuar los efectos de posibles daños causados? El caso del Alto Nordeste contempla un escenario en el cual no hay presencia de organizaciones de víctimas como tampoco de organizaciones sociales que las acompañen debido a la cronicidad del conflicto en la región desde hace tres décadas. Lo anterior significó superar varios desafíos metodológicos en la medida en que el interlocutor no fue una comunidad o una organización social y/o política, sino personas aisladas y fragmentadas entre sí y con actitudes de desconfianza ante sus pares y hacia los desconocidos. Esto incrementó los riesgos de seguridad y acrecentó el impacto emocional tanto para el equipo de investigación como para las personas que colaboraron en la investigación, lo cual sumado a las características adversas del contexto local condicionó la realización de talleres colectivos y el abordaje de temas que representaban riesgos para los actores armados emplazados 22 Cf. Grupo de Memoria Histórica. (2009) Recordar y narrar el conflicto. Herramientas para reconstruir memoria histórica. Bogotá: GMH. 26 en el territorio. Ante este escenario, la recuperación y construcción de memoria histórica estuvo condicionada por procesos de generación de confianzas mutuas supremamente difíciles de conseguir, lo cual confiere especialmente a la recuperación del testimonio un valor muy significativo dentro del conjunto de casos emblemáticos desarrollados por el GMH. Pero no solamente estas condiciones impactaron el proceso de investigación, haciéndolo aún más complejo y adverso, sino que también determinó las acciones encaminadas a potenciar el tema de la socialización y apropiación social de la investigación, las cuales de por sí poseen unos alcances limitados en el marco de la vigencia de la Justicia Transicional en Colombia. Al respecto, el GMH implementó una estrategia de impacto público para cada una de las investigaciones realizadas, concretada en eventos para la visibilización amplia de los resultados de las investigaciones a nivel local, regional y nacional. Dicha estrategia, más conocida como la Semana por la Memoria23, fue posible gracias al decidido esfuerzo económico y técnico de la cooperación internacional, y se constituyó en un esfuerzo significativo para la presentación pública de los procesos de recuperación de memoria histórica adelantados, dado un escenario institucional y un contexto político y social adverso para la promoción y visibilización de la memoria como instrumento de política pública con sentido de transformación social y reparación integral24. 23 El primer evento de este tipo tuvo lugar en septiembre de 2008, paralelo a la Semana por la Paz, con motivo de la presentación pública del informe Trujillo: Una tragedia que no cesa. Desde entonces se institucionalizó como el principal mecanismo de difusión y socialización amplia del trabajo investigativo del GMH hasta su última versión en 2011. 24 Cf. Acevedo Arango, O. (2012) Geografías de la memoria. Posiciones de las víctimas en Colombia en el período de justicia transicional (2005-2010). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana. 27 La agenda de la Semana por la Memoria contempló actividades como los actos de presentación pública de los informes y demás productos resultado de las investigaciones realizadas tanto en Bogotá como en la respectiva región con la participación de las víctimas, representantes de la institucionalidad nacional y regional y de la comunidad internacional; ruedas de prensa y posicionamiento estratégico de los informes en los medios de comunicación con cobertura nacional y regional; conversatorios y eventos académicos con la participación de las víctimas y expertos nacionales e internacionales; presentación de exposiciones fotográficas; presentación de obras teatrales; exposición de iniciativas de memoria y muestras audiovisuales. No obstante lo anterior, desde el análisis de políticas públicas y del enfoque de ASD, cabe cuestionar si una estrategia de difusión ampliade los procesos de recuperación de memoria garantiza o permite su real y adecuada socialización, apropiación, multiplicación y empoderamiento especialmente por parte de las víctimas y las comunidades afectadas, garantizando con ello la continuidad temporal en la recuperación de la memoria desde lo local para contrarrestar olvidos y desatenciones que lleven a la no satisfacción oportuna y plena de los derechos vulnerados, a la no reparación integral individual y colectiva de los daños causados, y a no permitir las garantías para la no repetición de los procesos de victimización padecidos. Se trata de desafíos que el actual marco institucional derivado de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras está llamado a potenciar dentro de los esfuerzos encaminados hacia la formulación de política pública con alcance de reparación integral. Esto es especialmente pertinente en momentos donde la valoración social sobre la memoria histórica no debe centrarse únicamente con el reconocimiento del sufrimiento de las víctimas, sino que también es un asunto que comprende la 28 significación que como sociedad damos al origen y sentidos del conflicto armado, al cómo entendemos nuestro presente y a partir de qué presupuestos queremos construir nuestro futuro25. En este sentido, el ejercicio de recuperar memoria histórica debe satisfacer plenamente los principios de la justicia transicional, pero al mismo tiempo debe contribuir a la transformación de las lógicas que alimentan el conflicto armado y generar posibilidades para la no repetición y la construcción de paz especialmente desde lo local. Para el caso de la investigación del Alto Nordeste su estrategia de impacto público fue materializada en dos grandes momentos. En primer lugar, durante el proceso de investigación26 se realizaron tres eventos enmarcados dentro de la II Semana por la Memoria en Antioquia27: un taller para gestoras y gestores de memoria con la participación de varias organizaciones sociales y defensoras de DD.HH. de Medellín y Antioquia; un foro académico con la participación de víctimas, expertos académicos y organizaciones sociales y defensoras de DD.HH. que acompañaron en algún momento los procesos de exigibilidad de derechos de las comunidades del Nordeste, y un acto de conmemoración pública a propósito de los 21 años de la masacre del 11 de noviembre de 1988. Para las víctimas del Alto Nordeste, la II Semana por la Memoria ofreció la oportunidad de reunirse y participar tanto del espacio académico y de reflexión del Foro, como de los actos conmemorativos del 11 de noviembre, fortaleciendo de esta manera la idea de un acompañamiento a mediano plazo por parte del GMH, que fuera más allá del acopio testimonial y la colaboración para el trabajo de campo. También fue significativa la participación de representantes de organizaciones de 25 Cf. Antequera Guzmán, J. D. (2011) La memoria histórica como relato emblemático. Consideraciones en medio de la emergencia de políticas de memoria en Colombia. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana. 26 La investigación se desarrolló entre los años 2008 y 2010 en Bogotá, Medellín, Remedios y Segovia. 27 Evento realizado del 7 al 11 de noviembre de 2009 en la ciudad de Medellín. 29 víctimas del Nordeste (Amalfi, Vegachí, Zaragoza) en el Taller de gestoras y gestores de memoria. Para el GMH la realización del evento en su conjunto posibilitó estrategias de articulación para fortalecer los espacios públicos de formación, reflexión y sensibilización en torno a los retos y posibilidades de la memoria histórica de las víctimas o afectados del conflicto armado interno, en el empeño por alcanzar verdad, justicia y reparación integral. En un escenario heterogéneo y fructífero en términos políticos y organizativos como Medellín, se logró establecer y consolidar respaldos que a futuro vigorizaron y fortalecieron canales de comunicación e intercambio de información importantes para el posterior desarrollo de los demás casos emblemáticos que sobre Antioquia fueron adelantados por GMH28. No obstante, a pesar de que se trató de actividades que innovaron la agenda de la Semana por la Memoria —en la medida en que se superó el esquema base de la socialización para incidir en el campo de la apropiación social de la memoria— institucionalmente no tuvieron continuidad para las experiencias de los demás casos emblemáticos presentados en 2010 y 2011. El segundo momento consistió en la presentación pública del informe escrito dentro de la IV Semana por la Memoria29, mediante la realización de cuatro actividades: una rueda de prensa en Bogotá donde se expusieron los contenidos y apuestas generales del informe; acto de inauguración general de la IV Semana por la Memoria en Bogotá; lanzamiento y presentación nacional del Informe en Medellín, y entrega oficial del Informe a las víctimas y comunidad afectada en Remedios y Segovia. 28 Se trata de las investigaciones realizadas sobre los casos de Comuna 13, San Carlos y La Chinita. 29 Evento realizado del 15 de noviembre al 6 de diciembre de 2011 con actividades en Bogotá, Medellín, Cartagena, San Carlos (Antioquia), Remedios y Segovia (Antioquia) y La India (Santander). 30 En estos eventos la participación de las víctimas de la región tuvo un carácter marginal en la medida en que solamente estuvieron presentes algunas de ellas en el acto de apertura de Bogotá, y solamente una en el acto de lanzamiento de Medellín. En este último evento hubo presencia de víctimas en condición de desplazamiento forzado que actualmente viven en dicha ciudad, pero en su conjunto, no hubo una participación activa en otro tipo de actividades ni a nivel de medios. Dificultades de tipo logístico, técnico y humano —pero sobre todo de ausencia en la decisión institucional por posicionar públicamente el caso—, se conjugaron en este tipo de resultado. Además, los eventos no generaron una apropiación social adecuada de los resultados de la investigación, provocando que el proceso de investigación adelantado esté en mora de ser multiplicado y empoderado especialmente por parte de las víctimas y demás comunidad afectada30. En rigor, se trató de eventos que persiguieron la presentación y difusión amplia del resultado de la investigación, pero que descuidaron significativamente el posicionamiento estratégico de las tesis y apuestas del Informe tanto en los medios de comunicación como en la agenda pública31, así como las realidades y problemáticas actuales de la región como son la presencia activa del conflicto armado y las violaciones permanentes a los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, el abandono institucional de parte de los gobiernos regional y nacional, las carencias asociadas a un acceso limitado y parcial a la justicia por parte de las víctimas, las urgentes necesidades en materia de atención 30 Cf. Entrevista ASD, N° 2, Mujer adulta. 31 Cf. Entrevista ASD, N° 1, Hombre adulto. 31 psicosocial a las víctimas y reparación material y simbólica de la comunidad victimizada, y los efectos devastadores del daño social y político para la democracia32. Lo anterior se evidencia en la medida en que el Informe sobre el Alto Nordeste no tuvo una incidencia significativa en los medios, a pesar de que este es uno de los objetivos centrales de la Semana por la Memoria. La rueda de prensa en Bogotá contó con una muy escaza presencia de medios de cobertura nacional, y los mensajes del Informe y la región no tuvieron eco. Por otro lado, a nivel nacional, la prensa escrita sólo registró una alusión general33, mientras que la regional dedicó un único artículo34. Por su parte,la radio y la televisión a nivel nacional y regional no registraron siquiera una nota informativa. Con ello se sacrificó el mínimo posicionamiento de las apuestas del Informe en los espacios de construcción del debate público a mediano y largo plazo. En gran medida, lo anterior fue motivado por la poca capacidad de posicionar un Informe público cuyas tesis, apuestas y mensajes cuestionan fuertemente la responsabilidad del Estado —en cabeza de la Fuerza Pública y las élites regionales— en un proceso crónico y sistemático de victimización, especialmente en un contexto y una coyuntura política y social adversa a este tipo de debates. De la misma manera, se trataba de develar las lógicas de un conflicto armado regional con proyección nacional, en las cuales emergen responsabilidades de sectores tradicionalmente significativos en la esfera del poder político y económico nacional. Pero también en estos resultados jugó un papel determinante la escaza incidencia dentro del ciclo de política pública tanto del GMH como de la 32 Cf. Entrevista ASD, N° 3, Hombre y mujer, adultos y desplazados. 33 (5 de noviembre de 2011) Cinco en memoria. Revista Semana, Bogotá. 34 (25 de noviembre de 2011) Segovia, una violencia sin duelo. El Mundo, Medellín. 32 CNRR, especialmente como actores propositivos dentro del escenario político e institucional del momento, dado también el precario balance de la Ley de Justicia y Paz como política pública eficaz contra la impunidad y las garantías de no repetición. 33 II. ALCANCE DE LA MEMORIA HISTÓRICA COMO INSTRUMENTO DE JUSTICIA TRANSICIONAL 1. Incidencia de las recomendaciones de política pública del Informe sobre las masacres de Remedios y Segovia En la medida en que el análisis de política pública y el enfoque de ASD busca posicionar como prioritaria la protección y respeto de la dignidad, la autonomía y la libertad de los individuos y sus comunidades, para de esta manera mantener vigentes la defensa y promoción de los derechos humanos y el Estado social de derecho de forma integral, tanto para las intervenciones humanitarias en situaciones de conflicto como para las iniciativas dirigidas al desarrollo y a la construcción de paz35, consideramos pertinente en este acápite plantear algunas 35 Cf. Urrego, J. H. (2011) Contribuciones al análisis y la incidencia en políticas públicas desde el enfoque de Acción sin Daño. En Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el contexto colombiano. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), pp. 63–90; (2010) Análisis e incidencias en políticas públicas en el contexto colombiano y Continúa en la siguiente página 34 reflexiones orientadas a cómo posibilitar desde la construcción de memoria histórica mayores niveles de incidencia para la reparación integral, la transformación del conflicto y la construcción de paz desde lo local, a través de la experiencia concreta del proceso de investigación y la estrategia de impacto público llevados a cabo en el Alto Nordeste Antioqueño por parte del GMH. En efecto, el informe Silenciar la Democracia planteó una serie de recomendaciones orientadas a garantizar los derechos de las victimas a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición y, en este sentido, se propusieron una serie de acciones dirigidas a las entidades competentes de orden local, departamental, nacional e incluso internacional36. RECOMENDACIONES DE POLÍTICA PÚBLICA, INFORME SILENCIAR LA DEMOCRACIA JUSTICIA TRANSICIONAL ENTIDADES ESTATALES E INTERNACIONALES VERDAD 4 NACIONAL 18 JUSTICIA 6 DEPARTAMENTAL – MUNICIPAL 2 REPARACIÓN 7 NACIONAL – DEPARTAMENTAL – MUNICIPAL 3 NO REPETICIÓN 7 INTERNACIONAL 1 24 24 Fue claro en dichas recomendaciones la necesidad de diferenciar y, al mismo tiempo, complementar aquellas medidas orientadas a la reparación integral de las víctimas de la violencia política, de las políticas sociales regulares del Estado en materia de garantía de derechos ciudadanos. De igual manera se enfatizó en la necesidad de contemplar una serie de acciones de carácter regional y nacional que recogieran la situación del Alto Nordeste como emblemática de los enclaves el enfoque de Acción sin Daño. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 11. 36 Silenciar la Democracia…, Op. Cit., pp. 329–336. 35 minero–energéticos del país, considerando que la problemática de Remedios y Segovia así como la sostenibilidad del modelo de desarrollo minero exportador, se insertan en un contexto que va más allá de la región para develar lógicas estructurales que han venido alimentando el conflicto armado interno y la cronicidad de la victimización en contextos más amplios. No obstante, el acompañamiento y compromiso de la institucionalidad estatal dentro de los procesos de socialización e incidencia de los informes producidos por el GMH dentro del ciclo de formulación de política pública37 paulatinamente se vio disminuido, primero por su gradual ausencia de los actos públicos de lanzamiento, y segundo por el nulo eco al conjunto de recomendaciones de política pública que todos los informes publicados hasta el año 2011 incorporaron como instrumentos para la incidencia de los procesos de recuperación de memoria histórica en el ciclo de política orientada a la superación del conflicto armado, la reparación integral de las víctimas y las garantías para la no repetición de los hechos violentos. Al respecto, la única decisión institucional, sin que necesariamente se haya implementado en acciones concretas, fue la elevación a nivel de directiva de las recomendaciones planteadas por el primer informe Trujillo: Una tragedia que no cesa, por parte de la Procuraduría General de la Nación en 200838. 1.1 Condiciones y criterios para la incidencia 37 Cf. Roth, A.–N. (2007) Conceptos, teorías y herramientas para el análisis de las políticas públicas. En Políticas públicas. Formulación, implementación y evaluación. Bogotá: Ediciones Aurora, quinta reimpresión, pp. 17– 55. 38 Procuraduría General de la Nación. (2008) Directiva N° 019 del 11 de septiembre de 2008, por la cual se dictan instrucciones para garantizar los derechos de las víctimas de los hechos violentos sucedidos en el municipio de Trujillo, Valle del Cauca. Bogotá. 36 Mediante el ejercicio de recordar y de recuperar memoria histórica, se retornó a una región y un periodo de nuestra historia reciente que se pretenden en el olvido. Se trata de reconocer un proceso de violencia en una región que ha sido olvidada o relegada por la institucionalidad civil, la academia, el periodismo —tanto en el departamento de Antioquia como en el país— desconociendo su fortaleza productiva alrededor del oro, su álgido conflicto social y su importancia política como uno de los centros de mayor dinamismo de la movilización y protesta social entre 1985 y 1995 en toda la Nación. Por tales motivos, el Estado, la sociedad nacional, el departamento y la sociedad antioqueña, tienen una deuda con el Nordeste Antioqueño que crece día a día. Recordar este proceso de violencia significa reconocer que existe una deuda del Estado, que empieza con la participación activa de miembros de la Fuerza Pública en los actos de violencia, en su falla en la protección de la vida e integridad personal de los ciudadanos y en el incumplimiento de las garantías para la libreelección, la conformación y el ejercicio de sus preferencias políticas. Igualmente, en las carencias asociadas a un acceso limitado y parcial a la justicia por parte de las víctimas. Así mismo, existe una deuda que surge del compromiso con un modelo de desarrollo que privilegia el aislamiento del enclave minero de empresa extranjera, por sobre la plena articulación territorial de la región al mercado departamental y nacional. Este modelo de explotación aurífera monopólica de multinacional —tanto pasado como presente— genera al mismo tiempo ingentes riquezas y una pobre redistribución de éstas que se manifiesta en carencias crónicas de bienes públicos, y que renueva la vigencia de esas búsquedas alternativas que quedaron suspendidas en medio del terror y el exterminio. 37 Pero también existe una deuda de la sociedad civil colombiana con el Nordeste y sus víctimas. Por ejemplo, uno de los elementos más tristes e indignantes es que no se documentan sucesos desconocidos o escondidos a la opinión pública. Aquí no hay nada nuevo. Todos estos ejercicios de terror fueron siempre registrados por la prensa nacional y regional. Sin embargo, la valoración que en su momento se hizo sobre estos hechos nos deja dos elementos para la reflexión: ¿cuál fue la importancia que se le brindó en los medios de comunicación? y ¿cuál fue la respuesta de la sociedad ante el conocimiento de estos hechos? Si siempre se supo qué había pasado, preguntas pertinentes para la actualidad resurgen al recordar el proceso del Nordeste. Como sociedad, ¿cómo valoramos nuestros muertos?, ¿qué queremos escuchar?, ¿qué queremos ver?, ¿qué hacemos como sociedad frente a esa información? Esta interpelación a la sociedad colombiana, las víctimas del Nordeste la condensan en sus palabras con la siguiente frase: «hace más daño la indiferencia de los buenos que las acciones de los malos»39. A través de estas deudas se reconoce del carácter político de la memoria histórica y su aporte invaluable en la definición, implementación y ejecución de políticas públicas con sentido de construcción de ciudadanía, reparación integral y satisfacción de derechos vulnerados por la violencia política. Esto es especialmente válido en la medida en que la memoria es un campo de lucha en el que se dirime qué versión del pasado debe prevalecer en función del futuro que se quiere construir, aceptando que la memoria se construye desde relaciones asimétricas, es decir, no todas las memorias acceden en igualdad de condiciones a la escena política. Por ejemplo, indígenas y campesinos no están en posiciones equivalentes a las élites, y las víctimas no tienen los mismos recursos para decir su verdad que los 39 Diario de campo, MH. 38 victimarios. De ahí el papel fundamental de la memoria histórica en los procesos de democratización en situaciones de conflicto. 1.2 Fortalecimiento de procesos organizativos Las recomendaciones del informe Silenciar la Democracia insisten en la necesidad de potenciar las capacidades locales de paz con miras al restablecimiento de las garantías para el ejercicio pleno de la democracia y la ciudadanía, la recomposición social y económica de la región, y la ejecución de procesos de reparación integral a las víctimas y comunidad afectada, lo cual se constituye en los principales retos que la experiencia del Alto Nordeste plantea a una política pública y las experiencias de exigibilidad de derechos orientadas hacia la transformación del conflicto social y armado desde lo local. Las condiciones para una paz sostenible, positiva y duradera en la región serán posibles cuando el Estado atienda los conflictos y violencias del presente, comenzando por el desmantelamiento de los actores criminales que han emergido de la desmovilización del Bloque Central Bolívar, y los otros grupos armados ilegales que han arribado a la competencia por el territorio, como garantía para la no repetición de los hechos violentos y contribuir así al establecimiento de condiciones para la realización de una reparación y una satisfacción viables y efectivas, sobre la base del reconocimiento de los derechos civiles y políticos de las víctimas y comunidad afectada de la región y su capacidad de incidencia válida y legítima en la definición y construcción de Estado y sociedad. De esta manera, la memoria histórica fortalece su rol en tanto mecanismo de empoderamiento de las víctimas. En el ejercicio de memoria las víctimas individualizadas, locales y regionales, pasan a víctimas organizadas, víctimas– 39 ciudadanos, creadoras de memorias ciudadanas, sujetos históricos con capacidad de incidencia en lo político. En Colombia la violencia paraliza y destruye, pero también ha obligado a la movilización y generación de nuevos liderazgos. En este sentido, la memoria histórica se constituye como un escenario para el diálogo, la negociación y el reconocimiento de las diferencias con miras a un proyecto democrático incluyente. 1.3 Documentación, sistematización, investigación y comunicación Con el caso del Alto Nordeste resulta imperativo el concurso de propuestas de intervención, acompañamiento, desarrollo o ayuda humanitaria que involucren directamente a las personas y comunidades de la región, y que contribuyan con la reproducción de la memoria histórica a largo plazo, con miras a sensibilizar y propiciar acciones para la construcción colectiva de conocimiento y la transformación positiva del conflicto social y armado, el fortalecimiento de la identidad y el reconocimiento de los hechos y de la verdad, especialmente importante en regiones que como el Alto Nordeste se pretenden en el olvido por parte del Estado regional y nacional, la sociedad civil y la academia. En este sentido, incentivar la cultura del recuerdo, en contraposición a los dispositivos del olvido imperantes, se constituye en un recurso valioso para poner de presente las relaciones entre los problemas y las posibilidades de transformación hacia una paz positiva, desarrollando potencialidades y construyendo cultura de paz desde un ejercicio pedagógico basado en una construcción de memoria social de lo individual a lo colectivo. Para ello, los procesos de concertación adelantados con las víctimas, las comunidades afectadas y los pares regionales de la investigación proponen la 40 implementación de talleres para la formación de gestoras y gestores de memoria; acompañamiento permanente para los procesos de recuperación de la memoria a mediano y largo plazo; la incorporación de una cátedra permanente de memoria y derechos humanos dentro del pensum de las instituciones educativas formales de la región; la articulación con redes de apoyo que posibiliten la reconstrucción de las prácticas e iniciativas de memoria agenciadas a lo largo del tiempo y que fueron objeto de exterminio, así como la capacitación, financiación y difusión de las nuevas iniciativas locales de memoria; la concreción de recursos pedagógicos como cuadernos de memoria y plataformas multimedia, los cuales posibilitarían la continuidad temporal en la recuperación y preservación de la memoria histórica de la región a largo plazo. De la misma manera, y teniendo en cuenta el nuevo escenario político e institucional que posibilita la Ley de Víctimas, resulta necesario articular una estrategia de comunicaciones que no solamente incluya el posicionamiento de los procesos de recuperación de memoria adelantados en los medios de comunicación, sino que diversifique e incluya otros mecanismos y espacios vitales para su efectiva incorporación dentro de la agenda pública y para su adecuada divulgación, apropiación y empoderamiento político, social e institucional. Una mayor articulación e interacción con las universidades y centros de pensamiento; con lacooperación y comunidad internacional; con las redes de bibliotecas públicas y privadas; con las organizaciones sociales y de víctimas; con redes y comunidades de política; con las instituciones culturales y aquellas encargadas de velar por la reparación integral de las víctimas, se constituye en un primer paso en esta dirección. Se trata de procesos y acciones para garantizar el derecho a la memoria y el reconocimiento de la verdad como derechos inalienables de las víctimas y de la 41 sociedad. Estos derechos suponen, como contrapartida, un deber de memoria para el Estado; esto es, el deber del Estado de preservar la memoria colectiva, obedeciendo al principio de que la historia de la violencia de un pueblo es parte de su patrimonio, y por tanto, debe ser preservado y protegido del olvido. 2. Retos y Acciones estratégicas para el fortalecimiento de las experiencias de exigibilidad de derechos en el caso del Nordeste Antioqueño Una estrategia de exigibilidad integral de derechos para este caso40, implica necesariamente que el Estado asuma como imperativo el compromiso de adoptar y cumplir las recomendaciones de política pública planteadas en el respectivo Informe, las cuales cuentan con mecanismos aún más eficaces para su implementación dado el nuevo marco político e institucional perfilado con la nueva Ley de Víctimas y Restitución de Tierras. Con ello, tanto el Estado como la sociedad colombiana abonan esfuerzos para garantizar uno de los pilares de la construcción de memoria histórica como es su papel fundamental en los procesos de democratización en situaciones de conflicto. Como ya se ha advertido, memoria y democracia están íntimamente ligadas; se recupera memoria y se construye verdad para que les sirva a las víctimas y a la sociedad, para la transformación del pasado que se quiere superar en virtud del futuro que se desea construir. Una ruta inicial se expone a continuación, donde se indican los retos a transformar en materia de exigibilidad política, social y jurídica. 40 Cf. Montealegre, D. M. Los Derechos Humanos y la democracia como referentes para la Acción sin Daño. En Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el contexto colombiano. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), pp. 43–60; (2010) Derechos humanos, democracia y Acción sin Daño. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 12. 42 2.1 Retos en materia de exigibilidad política «El contexto de esa época era un contexto organizativo de todo. Para el 86, 87, 88... Un contexto organizativo pues: allá ya estaba la Junta Cívica. Empezaron todas las expresiones sociales de campesinos: acciones comunales, juntas barriales, comités de campaña... Bueno... Pero, a la par, los partidos tradicionales también fueron respetados en el juego político. Nunca, en ese contexto, se le prohibió al Partido Liberal, al Partido Conservador, hacer proselitismo. Nada. Era todo un debate político, la gente organizada… Esa fue una época interesante que nunca volverá» 41 Entre 1982 y 1997 Remedios y Segovia vivieron un periodo de intensa agitación política. Por un lado, los conflictos sociales propios de la condición histórica de enclave incrementados por el auge de los precios internacionales del oro de principios de los años 1980, así como el acelerado crecimiento demográfico — causantes de carencias de bienes y servicios públicos y de vivienda— derivaron en un movimiento social liderado por el sindicalismo histórico de la región y las organizaciones cívicas, cuya protesta pública empezó a sentirse fuertemente desde 1985. Paralelamente, en este periodo se conformó la Unión Patriótica (UP), que en la región recogió el trabajo previo de larga tradición del Partido Comunista (PC). En este movimiento político convergieron personas con algún grado de simpatía y/o militancia con el PC, A Luchar, el Partido Liberal, el Partido Conservador y líderes sociales que nunca habían tenido una adscripción político–partidista. Desde la apertura electoral en 1986, fruto de la descentralización político administrativa del Estado, tanto la UP como el movimiento social regional se transformaron en actores determinantes del proceso electoral y la protesta social, convirtiéndose a la postre en blanco particular del escalamiento de la violencia del conflicto armado. 41 Testimonio MH, N° 08, Hombre adulto y desplazado. 43 En este sentido, para el periodo 1982–1997 el GMH pudo documentar 347 víctimas civiles fatales del conflicto armado, 103 de los cuales eran gestores de la movilización social y política. Entre estos, 49 eran líderes comunitarios, 24 sindicalistas, 8 autoridades políticas (alcaldes y concejales) y 5 defensores de derechos humanos. Gran parte de las víctimas concurrieron en la movilización social a través de las Juntas Cívicas, el Comité de Derechos Humanos y los sindicatos, mas no necesariamente a través de una adscripción político–partidista. Se trata de formas de organización y de exigibilidad de derechos políticos y sociales objeto de silenciamiento, desnaturalización y proscripción de la región. De la misma manera, 51 de las 103 víctimas eran militantes: 33 de la Unión Patriótica (UP), 8 del Partido Comunista (PC), 5 del Partido Liberal, 4 del Movimiento Obrero Independiente Revolucionario (MOIR) y 1 del Partido Conservador. Estas cifras son parciales respecto a la violencia política porque personas que no eran portadoras de una identidad política fueron atacadas en territorios que eran representados como bastiones sociales y políticos de la izquierda, situación que se repitió en las masacres de 1983, 1988 y 1996. Mientras que en otros casos, especialmente durante la escalada de violencia del año 1997, se presentaron ataques intencionales a personas en razón de sus vínculos familiares con quienes eran portadores de una identidad política de izquierda. En consecuencia, la organización popular en sus diversas manifestaciones, de carácter político como el Partido Comunista, el MOIR, la Unión Patriótica, A Luchar; o de carácter social como las Juntas Cívicas, los sindicatos de la Frontino Gold Mines, del municipio, del magisterio, los comités de Derechos Humanos, así 44 como las organizaciones comunitarias en barrios y veredas42, constituyeron el blanco privilegiado de la violencia política que se expresó en grandes masacres, pero también en asesinatos selectivos y desapariciones forzadas, la cual estuvo dirigida a aconductar políticamente a la sociedad regional, buscando castigar sus preferencias electorales, sus proyectos organizativos, políticos y sociales, e impedir el ejercicio del gobierno local por parte de fuerzas políticas alternativas. Por ello, el daño político resultante es causado por la violación crónica de los derechos humanos fundamentales a la vida e integridad personal. Se trata de la pérdida de la pluralidad política y la limitación del ejercicio de la democracia a través de la violencia, que se manifestó en la desintegración de procesos organizativos comunitarios y partidistas, la imposibilidad del ejercicio de los derechos políticos democráticos para elegir o ser elegido a través del mecanismo electoral, y la imposibilidad del ejercicio del derecho a la libre expresión con la proscripción de las manifestaciones públicas de protesta social. Los sobrevivientes lo condensan de la siguiente forma: «cambiamos nuestros proyectos de vida para conservar nuestras vidas»43. En consecuencia, los retos de la reparación integral y la satisfacción plena de los derechos
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