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2014-06-23-Tierra-conflictos-Uraba-V-1-0

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LA TIERRA, LOS TERRITORIOS Y EL 
CRUCE DE CONFLICTOS EN URABÁ: 
La persistencia del lugar campesino 
en el Corregimiento de Macondo 
(1960 - 2014)
Luis Miguel Sánchez Zoque
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas
Departamento de Trabajo Social
Bogotá, Colombia
2014
LA TIERRA, LOS TERRITORIOS Y EL 
CRUCE DE CONFLICTOS EN URABÁ: 
La persistencia del lugar campesino 
en el Corregimiento de Macondo 
(1960 - 2014)
Luis Miguel Sánchez Zoque
Trabajo de investigación presentada(o) como requisito parcial para optar al título 
de:
Especialista en Acción sin Daño y Construcción de Paz.
Coordinadora Especialización:
Martha Nubia Bello Albarracín 
Línea de Investigación:
Tierras y Grupos étnicos
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas
Departamento de Trabajo Social
Bogotá, Colombia
2014
En su juventud, él y sus hombres, con mujeres y niños y animales y toda clase de 
enseres domésticos, atravesaron la sierra buscando una salida al mar, y al cabo de 
veintiséis meses desistieron de la empresa y fundaron Macondo para no tener que 
emprender el camino de regreso”. 
Cien Años de Soledad. Gabriel García Márquez.
Es casi inevitable pensar en la motivación de los fundadores para nombrar así al 
Macondo del Urabá
La característica principal del pensar es que interrumpe toda acción, toda 
actividad ordinaria, cualquiera que ésta sea. Por más equivocadas que 
pudieran haber sido las teorías de los dos mundos, tuvieron como partida 
experiencias genuinas, porque es cierto que, en el momento en que 
empezamos a pensar, no importa sobre qué, detenemos todo lo demás y, 
a su vez, este todo lo demás interrumpe el proceso de pensamiento; es como si 
nos moviéramos en mundos distintos. Actuar y vivir en su sentido más general de 
inter homines esse, “ser entre mis semejantes” -el equivalente latino de estar 
vivo-, impide realmente pensar 
(Arendt, H.; 1989)
Resumen
Aplicación de los enfoques de Sensibilidad a los conflictos y construcción de paz 
al estudio del caso de restitución individual y colectiva de la tierra, en el 
corregimiento Macondo, municipio de Turbo en la región del Urabá Antioqueño. 
El estudio tiene por objetivo dar recomendaciones a cualquier actor que se 
proponga dar inicio o continuidad a la intervención en este caso, abordando 
desde una perspectiva histórica el cruce de conflictos que confluyen en el 
territorio y que representan dificultades para la reparación integral de las víctimas 
en un escenario de posconflicto y reconciliación, demostrando así que las 
acciones de construcción de paz pueden presentar poca sensibilidad a otros 
conflictos si no se actúa con base en una lectura adecuada del contexto. 
Palabras clave: Acción sin daño, construcción de paz, sensibilidad a los 
conflictos, Macondo, territorio, Comunidades negras, Tumarado. 
Abstract
Implementation of approaches to conflict sensitivity and peacebuilding case study 
of individual and collective restitution of land, in the village Macondo, municipality 
of Turbo in the Urabá region of Antioquia. The study aims to give advice to any 
actor who proposes to begin or continue the intervention in this case, addressing 
historical perspective crossing conflicts that shaped the land and represent 
difficulties to a comprehensive compensation of victims in post-conflict and 
reconciliation stage, demonstrating that the actions of peacebuilding may have 
little sensitivity to other conflicts if nothing is done based on a proper reading of 
the context.
Keywords: Do no harm, peacebuilding, conflict sensitivity, Macondo, 
territory, Black Comunities, Tumarado. 
Contenido
1. Introducción ................................................................................................... 4 
2. La relación entre la intervención social y el contexto: La dinámica de los 
conflictos ............................................................................................................ 8 
3. El contexto histórico de Macondo y su influencia sobre la coyuntura .......... 14 
4. Análisis de la intersección de conflictos en Macondo (Ver anexo 3: Mapa de 
conflictos). ....................................................................................................... 22 
6. Recomendaciones para intervenciones sensibles a los conflictos del 
corregimiento Macondo ................................................................................... 34 
7. Anexos ......................................................................................................... 38 
8. Bibliografía ................................................................................................... 46 
1. Introducción
En Colombia, la academia, la sociedad civil y el Estado, desde posiciones divergentes 
han abordado la problemática del conflicto armado asumiendo la tarea de construir con 
cierta fragmentación y oposición, líneas de investigación, observatorios, políticas 
públicas y programas de atención, abogacía, acciones de exigibilidad, que han resultado 
en la cualificación progresiva y precaria aún, de las medidas de respeto, garantía y 
restitución de los derechos humanos en el país. De corrido, históricamente las 
comunidades rurales han asumido casi exclusivamente por sus propios medios la 
apropiación de recursos para la realización de sus proyectos de vida, entre los cuales la 
Tierra y el Territorio sigue contando con un valor de uso importante para grupos sociales 
diversos, en una competencia con unas reglas de juego que favorecen desigualmente a 
los grupos según su disposición de capitales económicos y políticos. Más allá de 
Colombia, a nivel de América Latina, los países de la zona tropical del planeta, somos 
considerados como un bien geoestratégico a nivel global para la explotación de recursos 
en la magnitud que presenta actualmente la producción capitalista. En Colombia la 
búsqueda de la propiedad de la tierra tuvo diferentes momentos de apogeo en la 
reivindicación de la propiedad campesina sobre la tierra en unos casos y en otros la 
lucha por la socialización de ese medio de producción. Las décadas de 1930, 1970, 
1980 fueron especialmente fructíferas en la conformación de movimientos como las 
Ligas Campesinas, los Comités Locales y Sindicatos agrícolas hasta la dirección 
nacional del movimiento en cabeza de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos 
(ANUC).
El presente ejercicio reflexivo emergió de la experiencia personal, en la participación 
como asesor social de un equipo encargado de adelantar el proceso de restitución de 
tierras en dos zonas microfocalizadas del Urabá Antioqueño, que presentan una serie de 
complejidades que requirieron de una dedicación completa por parte de la Unidad 
Administrativa Especial de Gestión para la Restitución de Tierras y Territorios (de ahora 
en adelante: UAEGRTD), que actúa en el marco de la Ley 1448 de 2011 o Ley de 
Víctimas y Restitución de Tierras. En este proceso con orientación jurídica se adaptan y 
aplican metodologías y técnicas de investigación social en calidad de "pruebas sociales" 
al procesode restitución de derechos bajo el enfoque de Justicia Transicional. En este 
proceso de “transición de un escenario de conflicto armado a uno de paz tienen 
encuentro diferentes procesos locales de poblamiento de la región de Urabá, 
alimentados por migraciones que desembocaron en nuevas relaciones entre grupos 
socioculturalmente diversos, similares en las prácticas por la relación con las fuentes 
naturales, la economía campesina, los usos diferenciales de los territorios que se fueron 
construyendo a pesar de las también múltiples etapas de exaltación de los conflictos, al 
punto de hacer aflorar las violencias. El entramado Histórico de la región constituye el 
abono (humus) de los acontecimientos de coyuntura actual, y la línea de tiempo del 
encadenamiento y escalamiento de los conflictos que allí estaban contenidos, ahora, en 
poco tiempo, cuando se percibe lo que teóricamente se ha descrito como conflicto 
latente manifiesto (COSUDE:2008) se presenta una superposición de conflictos. Los 
anteriores esquemas de acción y previsión de la acción se comienzan a hacer 
impredecibles, las prácticas reconocidas por su funcionalidad a la violencia armada 
parecen aflorar de repente y las cosas se ponen en suspenso permanente. De esa 
manera el proceso de restitución material y simbólica de los derechos se ve afectada por 
el afloramiento de los conflictos sociales, ambientales, políticos y económicos que se 
han venido amalgamando en el tiempo, para configurar el estado actual de cosas, cuyas 
raíces históricas no son fácilmente diferenciables.
1.1 la subjetividad y la doble condición de un 
investigador
La posición en el espacio social desde donde se elaboró este proyecto, es la de los 
profesionales del campo humanitario y específicamente en cargos subalternos del 
sistema burocrático construido para la atención a las víctimas del conflicto, sistema que 
tiene su referente inicial en el Sistema de Atención a la Población en Situación de 
Desplazamiento, creado mediante la Ley 387 de 1997. De esta manera, este grupo de 
profesionales con vocación práctica, participan y han constituido el factor trabajo en la 
puesta en marcha de las políticas públicas, dentro y fuera del Estado, teniendo como 
fuente principal de reflexión la experiencia con las comunidades afectadas por el conflicto 
armado interno. 
Una de las preguntas que generó mayor número de decisiones y constituyó un dilema, 
fue la posibilidad de llevar a cabo una investigación acerca de un caso en el que el 
investigador participó directamente, recolectando información, representando a la 
institución en condición de trabajador activo de la UAEGRTD. ¿Cómo podría manejar las 
fuentes levantadas por mí mismo?, En una mirada más interna, si tenemos en cuenta 
que un aspecto importante para la adaptación de intervenciones con territorios y 
comunidades a sus propios contextos es la capacidad de autocrítica de la organización, y 
en este caso se corre el riesgo de caer en juicios de valor a favor o en contra del propio 
trabajo, es decir, se es juez y parte. En esa condición, la presentación del investigador no 
es unívoca ni clara, en una entrevista, en el encuentro para la conversación se es 
académico o científico y a la vez político en el sentido de la orientación práctica de su 
campo laboral, por tanto para las entrevistas con representantes de organizaciones o 
instituciones se tuvo, así no fuera deseable, una marca identitaria de representante de 
una institución.
Para dar un giro en la búsqueda se decidió en primer lugar, interpretar como sistema la 
evaluación que resulta de estudiar los efectos de la intervención de los actores en el 
territorio y no una evaluación formal de la gestión de la UAEGRTD ni de algún otro actor 
individual. Al elegir este camino se toma distancia de la orientación encontrada en las 
fuentes consultadas para definir el Enfoque de Sensibilidad a los conflictos, que ofrecen 
metodologías e instrumentos para la planeación de proyectos sensibles a los conflictos y 
evaluar resultados de intervenciones sociales al interior de una organización o 
experiencia. El compromiso que resulta de mi posición como juez y parte, no fue 
impedimento para analizar el caso, visibilizando la subjetividad en el proceso de 
investigación y limitando el uso de fuentes documentales a la información disponible 
públicamente y restringiendo las fuentes institucionales de la UAEGRTD a un rol de 
referencia, especialmente en cuanto a la información del contexto.
Más allá de un análisis de la implementación de una parte del macroproceso del Sistema 
Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas del Conflicto Armado 
(SNARIV) como instrumento de Políticas Públicas de Derechos Humanos en Colombia, 
este trabajo se enfocó en comprender el proceso de construcción de territorialidad desde 
los grupos sociales que poblaron el corregimiento Macondo, motivado por el contacto 
directo con sus relatos, emociones y significaciones desprendidas por el desarraigo, por 
su constante, persistente y decidida intención de permanecer y recuperar la tierra, 
sumado a la "observación participante" del escalamiento de los viejos conflictos 
levemente identificados en un principio y la emergencia de otros que eran latentes, la 
aparición de los nuevos causados por el inicio del proceso de restitución y las 
expectativas que generaron. 
Con esta base, el ejercicio investigativo se apoyó en la Sociología y la Geografía 
Históricas, la geografía crítica, para acercarse al contexto de Macondo desde las 
nociones de "comunidades de reproducción" (Fals: 2000; T.I) el proceso de construcción 
social del territorio (Appadurai: 2006), e interpretadas personalmente con base en las 
nociones asociadas de "Política del Lugar" y "localización" (Escobar: 2000) que 
provienen de la corriente latinoamericana de la perspectiva decolonial sobre el desarrollo 
y la historia. 
Proponiéndonos ofrecer recomendaciones basadas en el análisis general del contexto en 
esta microzona de restitución en la región de Urabá, dirigido a las organizaciones, 
víctimas, instituciones y personas interesadas o con responsabilidad en llevar a cabo 
intervenciones sociales allí, el primer capítulo propone una interpretación de las nociones 
de conflicto y sensibilidad a los conflictos con base en la categoría territorio. En primer 
lugar se problematiza el concepto de conflicto y se realza su carácter múltiple y por tanto, 
en reconocimiento de los diferentes tipos de conflictos que se pueden encontrar, se 
nombra en plural “conflictos”. También se resalta el vínculo y cruce entre los conflictos y 
los sistemas de dominación. 
En segundo lugar se identifican y caracterizan los conflictos en el contexto del 
corregimiento Macondo. Se abordó la problemática desde la perspectiva histórica, con 
base en el enfoque cualitativo de la investigación social, tomando como punto de 
referencia para la interpretación de este contexto, la Caracterización General del conflicto 
elaborado por Conflict Assessment Guide (Vásquez; 2010:35), pertinente para un estudio 
de caso como el propuesto, que se enfoca en analizar las relaciones entre estructuras, 
los actores y las dinámicas que se presentan en la interacción de estos con los factores 
presentes como posibles catalizadores de impactos positivos o negativos sobre los 
conflictos.
Se reconstruyó una línea de tiempo a partir de la información de acceso público sobre el 
caso que contiene referencias a los hechos relatados por la comunidad, con el fin de 
establecer Hitos en las décadas pasadas y en los últimos años, para reseñar y visualizar 
la posición relativa de los actores vinculados dependiendode los cambios en el 
contexto a nivel vereda, local, regional o nacional, la confluencia temporal y territorial de 
los hechos que sean relacionados con los conflictos por la tierra y el territorio en 
Macondo. Se consignó esta información en la plataforma de georreferenciacion de 
eventos que se ha puesto en marcha para hacer monitoreo de los acontecimientos 
pasados y recientes relacionados con hechos del conflicto armado, disponible en 
http://land.redhumus.org. 
Este trabajo recoge una aproximación a la recopilación de experiencias de 
reconocimiento del contexto, integrando al análisis las nociones de desvinculación moral, 
superposición de conflictos, que la intervención influye y es influida por el contexto, 
donde las implicaciones éticas del abordaje de los conflictos sociales dan lugar al 
cambio en la lectura bidimensional a una integral sobre el territorio, los significados a 
través de los cuales los actores sociales lo construyen y el carácter de las interacciones 
que lo producen como realidad construida, histórica y por ello cambiante, que a su vez 
puede ser influida en forma positiva o negativa dependiendo del manejo que las 
intervenciones en implementación de políticas públicas den al complejo entramado de 
conflictos latentes y acumulados que permanecen como parte del contexto actual.
1.2 ¿Por qué una mirada ética sobre las intervenciones 
sociales?
El Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las víctimas por el carácter de 
su misión tiene como objetivo aportar a la construcción de paz, razón por la cual su 
trabajo es sobre el conflicto armado. Sin embargo es pertinente preguntarse si a la vez, el 
Estado como totalidad, en la puesta en marcha de su trabajo e interacción con otros 
conflictos territoriales tiene un menor grado de respuesta o sensibilidad, por lo cual, 
frente a este tipo de conflictos con menor impacto que el “gran” conflicto colombiano 
estaría en cambio trabajando entorno, en pero en ningún caso sobre esos conflictos que 
se expresan en el territorio. En otras palabras, se puede trabajar sobre la construcción de 
paz dejando de lado la sensibilidad a los conflictos (Woodrow P. & Chigas D;2009: 
4,10,11).
Para responder a esa pregunta sería necesario un trabajo más profundo y focalizado que 
el abordado en este trabajo, que analice el grado de sensibilidad a los conflictos y la 
interacción de las diferentes políticas públicas puestas en marcha hacia el trámite o 
atención del conflicto armado. Sin embargo, con el recorrido reflexivo en este ensayo, 
podemos plantear también como pregunta abierta, ¿El Estado colombiano en la 
implementación de las diferentes líneas de política pública agraria ha roto el principio de 
continuidad, generando inseguridad jurídica entre las comunidades rurales, 
especialmente en lo referido a la titulación de baldíos de la nación, generando 
contradicciones y daños causados por las fallas en la protección de las zonas de 
conservación, reservas forestales, territorios étnicos? ¿El Estado cuenta con 
mecanismos para responder por los impactos negativos que resulten de su intervención 
histórica? 
De esta manera, la pregunta ética sobre las intervenciones sociales revisten importancia 
en el sentido de “hacernos responsables de nuestra acciones y de sus consecuencias” 
brindar garantías de respeto a unos mínimos éticos que toda acción debe ofrecer, entre 
ellos, la dignidad, la libertad y la autonomía de los sujetos con quienes se trabaja. Toda 
previsión y/o transformación de una intervención que busque la participación y 
transparencia, sensibilidad cultural, flexibilidad e innovación, contextualización y procesos 
y procedimientos sensibles responde a la lógica del enfoque de Acción sin Daño y 
sensibilidad a los conflictos, constituyendo las bases para acciones encaminadas a la 
construcción de paz (Rodríguez; 2011:124 y ss). 
De otro lado, es común escuchar por parte algunos actores sociales que los 
planteamientos desde la perspectiva ética y los enfoques de acción sin daño y 
construcción de paz añaden complejidades innecesarias y que en últimas el marco de los 
derechos humanos es suficiente para garantizar la mitigación del daño; se hace 
necesario entonces justificar por qué la pregunta ética sobre el curso de implementación 
de una política pública o proyecto, no significa restar autonomía a las víctimas del 
conflicto o cualquier otra comunidad, en otras palabras ejercer una “discriminación 
positiva” o tratar a los sujetos como “enajenados mentales”. Su valor reside en convertir 
las preguntas que hace en rutas o estrategias reflexivas de acción, siendo necesario 
detenerse en la marcha para poder pensar.
2. La relación entre la intervención social y el 
contexto: La dinámica de los conflictos
Para centrar la mirada sobre esta interacción abordaremos las dimensiones ética, 
epistemológica y técnica de la aplicación del Derecho Internacional Humanitario a través 
de la Ley de Víctimas, contextualizado en el proceso de restitución de tierras como 
componente de los procesos de reparación integral. Del análisis que del cruce de 
conflictos en el corregimiento Macondo se apropie un sistema u organización y de la 
comprensión del carácter histórico de los factores estructurales que determinan una 
situación concreta en un tiempo determinado e influyen en la interacción con ese 
contexto, dependerá el impacto de las acciones que dicho sistema emprenda para 
cumplir su misión. Así, se requiere profundizar en las implicaciones que tienen los 
acontecimientos como hitos significantes en un colectivo, pues un estudio únicamente 
del contexto actual no permitirá una aproximación informada y reflexiva, que contemple la 
genealogía y desarrollo de los factores y ciclos particulares de los tipos de conflictos que 
confluyen en la situación actual del corregimiento y las comunidades que han 
permanecido en él ni de quienes por causa de su desplazamiento forzado tienen la 
pretensión de restitución de sus derechos territoriales y de una reparación integral. 
(Conflict Sensitivity; 2004)
De esta manera, con base en un enfoque de Sensibilidad a los Conflictos y de Acción Sin 
Daño, entendemos el contexto del corregimiento Macondo como el entorno geográfico, 
social, cultural, geopolítico y ambiental resultado de las dinámicas históricas y 
relacionales entre los factores estructurales y coyunturales en los niveles local, regional, 
nacional e internacional (Conflict Sensitivity; 2004: 9); dinámicas que se manifiestan en la 
situación actual de un lugar concreto o paisaje construido por actores sociales 
diferenciados y las interacciones y conflictos entre ellos a través del tiempo, que en su 
conjunto determinan las condiciones de habitabilidad, calidad de vida y nivel de 
satisfacción de necesidades y derechos en un territorio. 
Desde este punto de vista la lectura de la intersección de los conflictos presentes en el 
contexto del corregimiento Macondo se distancia del Análisis de Contexto realizado por la 
Unidad de Restitución de Tierras, cuyo propósito es “reconstruir las dinámicas políticas, 
sociales, económicas y culturales que propiciaron el proceso de despojo o abandono del 
predio o predios solicitados en la restitución“ (URT; 2013: 4), dado que se abordaron los 
elementos del contexto del corregimiento de Macondo, tomando los factores históricos 
que lo constituyen sin centrarse en las causales de tiempo, modo y lugar que dieron 
origen al despojo de tierras en la zona, por estar suficientemente documentado, 
buscando identificar en cambio los factores que determinan y constituyen las condicioneslocales para la paz en el territorio y las relaciones entre ellos, la intervención de los 
actores y sus posiciones relativas a nivel de relaciones de poder a través del tiempo, 
centrándose en el surgimiento e intersección entre los diferentes tipos de conflictos que 
se fueron decantando en la historia del corregimiento y sus habitantes. Se tendrán como 
categorías de análisis del contexto los actores, las dinámicas, causas de los conflictos y 
la situación humanitaria de la región, entendiendo que los conflictos hacen parte de las 
relaciones humanas y por tanto pueden ser identificados en sus relaciones con el 
territorio y los actores. 
Este tipo particular de lectura del contexto tiene como uno de sus fundamentos 
epistemológicos las consecuencias aportadas por la postura decolonialista, a partir de lo 
que algunos autores latinoamericanos han llamado “traducción colonial”, un concepto que 
resalta la permanencia en el tiempo de sistemas históricos de dominación, sobre los 
cuales se fundamenta el enfoque diferencial y las acciones afirmativas. (Lugones; 2010: 
106) En este sentido, la perspectiva decolonial llama la atención sobre la actualización de 
las condiciones prácticas de esos sistemas de dominación de clase, género, etnia y 
cosmovisión que siguen operando en el presente con el rastro de una lógica etnocentrista 
y eurocentrista, que se manifiesta con mecanismos cotidianos en el ahora, en nuestro 
tiempo donde se activa la colonialidad. (Quijano; 2006: 226). 
De esta manera el concepto muestra la posibilidad real de actualizar el potencial de 
causar daños en una relación social, al mostrar la facilidad con que opera esta 
“traducción” en lo interpersonal. Estas formas en que se expresan los sistemas de 
dominación pasan también por lo lingüístico y otros múltiples campos, donde existen 
espacios de resistencia o “agenciamiento” pero a la vez, fuertes posibilidades en toda 
relación de atropellar esas formas a veces sutiles de resistencia, lo cual nos lleva al plano 
de la violencia simbólica que se puede ejercer en una relación con un grupo o personas 
así se tengan las mejores intenciones. 
Por tanto, una lectura decolonial del contexto social e histórico de la región de Urabá y el 
corregimiento Macondo, nos permite ubicar algunos elementos de la intervención de los 
actores sociales y especialmente de las instituciones del Estado, en categorías 
relacionales de importancia desde el enfoque de Acción Sin Daño como los mensajes 
éticos implícitos que muestran la distancia entre los objetivos propuestos y la práctica, la 
distancia entre las políticas públicas enfocadas en la garantía de derechos como la Ley 
de Víctimas y el modelo económico que funciona en las regiones, los posibles impactos 
negativos sobre el contexto de intervenciones que buscan un “cambio social dirigido” 
desde los términos de la modernidad sobre comunidades campesinas que históricamente 
han sido ubicadas como modos de producción o formaciones histórico sociales 
consideradas como pre-modernaso atrasadas.
En consecuencia la distancia entre la Ley y su aplicación, se puede evidenciar al 
preguntarnos ¿Por qué la normatividad sobre reservas forestales, que no se aplicó en el 
pasado por parte de las autoridades con competencia como el antiguo INCORA y las 
Corporaciones Autónomas Regionales del Chocó y de Antioquia, ahora, cuando se busca 
responder de manera efectiva a la reparación de las víctimas del conflicto armado, estas 
y otras normativas que han surgido a través del tiempo, sí deben aplicarse en estricto 
sentido como impedimentos para la restitución de tierras? y a la vez, ¿Qué garantías 
existen de que en el contexto actual, sí se apliquen las normas sobre Reservas 
Forestales frente a cualquier actor como los terceros intervinientes (partes interesadas en 
oposición a las víctimas en el proceso judicial de restitución de tierras), en caso que los 
jueces agrarios decidan no restituir o compensar a las víctimas del despojo?
En otras palabras, si las comunidades campesinas de las veredas del corregimiento 
Macondo no van a poder gozar efectivamente del derecho a la restitución de su territorio 
por causa del conflicto territorial, cómo se protegerá entonces esta zona declarada como 
Reserva Forestal y Territorio Colectivo de Comunidades Negras, cuando el estado actual 
del paisaje agrario cuenta con dos títulos mineros en el Cerro Cuchillo, ganaderías 
extensivas a sus alrededores y caseríos que persisten en la zona, a la vez con una 
inequitativa estructura de tenencia de la tierra que históricamente ha llevado a la 
población a ejercer una presión sobre las zonas de frontera agrícola, tomas o 
“recuperaciones” de tierras.
2.1 Relación entre conflicto y los conflictos
Sin pretender hacer un estado del arte de la noción de Conflicto, se puede mencionar 
sobre esta noción documentada ampliamente en el campo de las ciencias sociales, 
algunas de las posturas más representativas entre las cuales se destacan los trabajos 
clásicos de Lewis Coser sobre la Teoría del Conflicto Social y su relación con el cambio 
social (1970), Karl Von Klausevitz (1905) centrado en el concepto de guerra y polìtica 
para quien “guerra es la continuación de la política por otros medios”, la visión del 
materialismo histórico que aborda el conflicto social como parte de la estructura de la 
sociedad capitalista y la lucha de clases, las reformulaciones hechas por teóricos de la 
Escuela de Frankfurt especialmente en los trabajos sobre la transformación de los 
conflictos en los procesos de urbanización y emergencia de la sociedad de masas, cuyos 
desarrollos destacan la perspectiva de un diálogo basado en el consenso, donde es 
posible eliminar las diferencias sociales en la Teoría de la Acción Comunicativa de Jurgën 
Habermas (1987), así como los desarrollos del estructural funcionalismo, que elabora 
una concepción de tipologías polares que analiza el cambio social desde el punto de 
vista de la relación entre los Sistemas Sociales. Se destaca el cambio de perspectiva 
que introdujo la sociología comprensiva y la Teoría de la Acción Social elaborada por Max 
Weber (1922), para quien el conflicto está relacionado con el sentido de la acción social 
desde una definición de la acción humana como racional en principio.
El concepto de Conflicto para la lectura sobre el contexto del corregimiento Macondo se 
alimenta de los desarrollos planteados por el enfoque de Acción Sin Daño (Vasquez: 
2010), el concepto de conflicto elaborado por Lewis Coser (Coser: 1970) y la noción 
estandarizada por la organización Conflict Sensitivity Group (CSG: 2012). En primer lugar 
se requiere hacer la distinción entre conflicto y violencia, entendiendo la conflictividad 
como parte de la dinámica en las relaciones sociales entre personas y grupos, 
hallándose la diferencia con la violencia en el uso o no de recursos que afecten 
derechos de otros, que incluso lleven a la aniquilación física de otros para la obtención de 
recursos o satisfacción de los intereses en juego. El concepto también está asociado a la 
relación entre conflicto y cambio social en el sentido de su dinámica de transformación de 
las estructuras sociales, entendiendo que todo proceso de cambio (donde se incluyen las 
intervenciones de organizaciones sociales y estatales en la aplicación de mandatos o 
políticas públicas) genera o activa conflictos (GTZ; 2010), (Coser; 1970); las acciones de 
introducción de cambios en proyectos de desarrollo y cooperación para el desarrollo 
también tienen vínculos con la dinamización de los conflictos. 
En cuanto a la naturaleza del conflicto, se entiende aquí como el resultado de relaciones 
sociales y entre elementos del contexto, constituido por las interpretaciones que hacen 
los actores sobre ladisponibilidad de recursos simbólicos y materiales y la posición 
relativa de los otros y no sobre los hechos mismos, de allí se desprende la necesidad de 
comprenderlos desde el punto de vista intersubjetivo; en consecuencia, el conflicto 
resulta de actores que definen una situación con puntos de vista divergentes, que actúan 
sobre la base de las incompatibilidades entre sus distintas percepciones (CSG; 2012: 9). 
Los conflictos presentan tipologías con base en sus características, los tipos de actores 
que intervienen, los recursos que se encuentran en juego, por tanto, podemos encontrar 
conflictos de tipo social, ambiental, cultural y étnico, político-económico los cuales en 
muchas ocasiones se reflejan e interrelacionan entre sí en un contexto y un territorio 
dado. Los conflictos también tienen un ciclo vital, presentando fases y escalas, donde la 
relación con el espacio-tiempo, los cambios de percepción y línea de acción de los 
actores puede llevar a que sean latentes o abiertos. En la dinámica social los conflictos 
no se presentan diferenciados, por lo cual otra característica de los conflictos es su 
intersección y los diferentes niveles en que se expresan, específicamente con la 
variación de los contextos locales, regionales, nacionales e internacionales. 
Otra distinción que emerge de los planteamientos en el estado del arte desde el enfoque 
de sensibilidad a los conflictos, es precisamente pensar en plural (García et al. GTZ; 
2006), reconociendo la diversidad de conflictos que se presentan en diferentes etapas y 
estados en un contexto dado (tiempo-espacio-relaciones), lo cual permite diferenciar 
entre estos diversos conflictos y El conflicto armado, el cual abordamos, reconociendo 
sus proporciones y afectación sobre el territorio y la población como uno de los conflictos 
que han emergido históricamente en este corregimiento, incorporando en este análisis la 
superposición o intersección entre conflictos y de ellos con el conflicto armado. De igual 
manera, la diferenciación de tipos de conflictos permite distinguir entre todos los factores 
del contexto que interactúan como conectores o divisores sociales, los generados o 
relacionados con el conflicto armado y los generados por factores históricos y 
estructurales. 
La definición del concepto de conflicto y de sensibilidad a los conflictos es necesaria no 
sólo en términos de lo académico, principalmente en el campo de la intervención, tiene 
consecuencias epistemológicas y éticas ya que el tipo de noción de conflicto que 
contempla una organización y la forma en que la relaciona con las áreas sensibles en su 
misión, está estrechamente relacionada con su forma de interactuar en un contexto, de 
esta manera se puede actuar en torno al conflicto, (Vásquez; 2010: 13) ignorándolo en 
las diferentes etapas de intervención, también se puede actuar en el conflicto previendo y 
evitando las situaciones que provocan un impacto negativo desde y hacia el contexto 
conflictivo; también se puede actuar sobre el conflicto, a través de una postura política 
que busque impactar positivamente sobre las causas estructurales de dichos conflictos 
(Lederach citado por Vásquez; 2010:28)
El enfoque de Sensibilidad a los Conflictos (Garcia et. Al GTZ; 2006) es una perspectiva 
conceptual y metodológica que desde los campos de la ética y la epistemología interpela 
acerca del grado de reconocimiento e interacción de los actores sociales que habitan un 
territorio con los conflictos de diferente tipo que tienen repercusiones sociales y subyacen 
en el colectivo, que en el caso del análisis de las respuestas institucionales y sociales 
desde el enfoque de Acción Sin Daño, constituye una mirada necesaria si no, obligatoria. 
En otras palabras “aún a sabiendas del carácter de urgencia de las acciones 
humanitarias, es preciso no sacrificar el conocimiento de la realidad sobre la cual se 
actúa. Comprender el contexto institucional, político, comunitario, cultural, social y 
económico es imprescindible para descifrar, lo mejor posible, la complejidad del mismo a 
partir de las interacciones que allí se determinan.” (Vásquez; 2010:13).
Esta perspectiva contempla la incidencia que tiene el análisis detallado de las 
condiciones particulares de los grupos y comunidades involucradas, sobre el diseño de 
los programas y proyectos de intervención, por tanto implica una comparación explícita 
de las dimensiones socioculturales, económicas, políticas, que hacen parte de las 
relaciones entre los diferentes actores presentes en un territorio, a la luz de las 
implicaciones de las acciones adelantadas por la organización sobre el conjunto de estos 
factores.
2.2 Territorio, localidad y territorialidad
La imbricación entre territorio y tiempo representa para los grupos sociales no sólo una 
ubicación espacio-temporal sino simbólica en el mundo, por tanto hace parte de las 
coordenadas socioculturales que son determinadas por las relaciones entre los grupos en 
la estructura social, mientras que la existencia de los grupos está más determinada por 
las condiciones prácticas de favorabilidad u hostilidad del ambiente natural para la vida 
humana, lo que constituye la fuente de adaptaciones que los grupos deben generar para 
habitar un espacio geográfico. De esta manera, las comunidades campesinas en la zona 
aledaña a Macondo fueron construyendo un sentido del lugar a partir de sus duras 
experiencias “domando la naturaleza” de este entorno selvático al que le imprimieron 
décadas de trabajo. La dinámica detrás de la apropiación social de un espacio que, 
constituye desde el punto de vista del constructivismo social, la consolidación de un 
“lugar” es estudiada por el antropólogo Arjun Appadurai (2006), para quien la “localidad” 
o el “sentido de lugar” implica una construcción simbólica que referencia y nombra al 
espacio físico, que se convierte en un ingrediente fundamental en el delicado proceso de 
generación de “vecindades” y proximidades sociales que van más allá de las 
proximidades geográficas, develando redes sociales. Así, al depender de la actividad 
relacional humana, la permanencia del lugar en el tiempo está sujeta a las 
transformaciones que ocurran en las dimensiones social, política, económica y ambiental 
de un sistema de vecindades. En consecuencia, la existencia del “lugar” dependerá de la 
capacidad de un grupo social para apropiarse del espacio y con ello, de trasmitir y 
reproducir en el tiempo “sujetos localizados” que cuenten con las habilidades necesarias 
para dar paso a la reproducción de las condiciones materiales y simbólicas que 
garanticen la pervivencia de ese “topos” construido en el tiempo, reinventando en el 
sistema de intercambios la producción de nuevas actividades y objetos materiales y 
simbólicos que denoten la existencia de un espacio social personalizado mediante los 
dispositivos culturales que localizan a los individuos con base en su pertenencia o 
vinculación a un ciclo vital, una actividad económica, una categoría de trabajo, un rol 
específico. (Appadurai 1996: 179). El fenómeno del habitar, trae también una 
diferenciación con rasgos identitarios, como al demarcación de un “ellos” y un “nosotros”, 
proceso que requiere de largos periodos de tiempo que permitan el “asentamiento” y la 
consolidación de una comunidad a través de ese proceso de estabilización de las 
“vecindades”. Una comunidad puede tardar décadas en consolidarse como un lugar 
diferenciable de otros lugares, actividad que también implica el establecimiento de 
“vínculos emocionales entre la gente y “Su” Tierra; es decir, la producción de localidad en 
tanto “estructura de sentimiento” Appadurai (1996:181).
Para avanzar hacia la demostraciónde nuestro objetivo, retomaremos aquí la definición 
dada por Appadurai para la noción de “localidad”: 
(…) es una dimensión relacional y contextual, es una cualidad 
fenomenológica constituida por una serie de vínculos entre los sentidos de 
inmediatez social, las tecnologías de interactividad y relatividad de 
conceptos : (…) esta cualidad fenomenológica que expresa en sí misma un 
cierto tipo de agencia , socialidad y reproductibilidad, resulta ser el 
principal predicado de la localidad como una categoría o sujeto. 
(Appadurai; 1996). 
De esta manera, la noción que este trabajo busca integrar a la reflexión sobre la 
construcción de un territorio y la territorialidad como una versión permanente de 
localidad, contempla el movimiento, la historicidad de los lugares construidos, su 
dinámica a su vez, permeada por las relaciones existentes en un contexto local y sus 
vasos comunicantes con los contextos de mayor envergadura.
“El proceso de apropiación de nuevos espacios esta mediado por las relaciones 
de poder y parafraseando a Giménez el proceso de apropiación seria entonces 
consubstancial al territorio. Este proceso mediado por conflictos, permite explicar 
de que manera el territorio es producido, regulado y protegido en interés de los 
grupos de poder, es decir la territorialidad es indisoluble de las relaciones de 
poder” (Appadurai citado por Suarez; 2012: 6).
En contraste, el sentido de la "atopia" como un fenómeno que se ha extendido sobre 
múltiples espacios de la vida social a través de la globalización, evidencia una tendencia 
de negación o desaparición del “lugar” como tema o problema de estudio y preocupación 
desde la academia con el auge de las posturas críticas al lugar, hasta la opinión pública 
en las percepciones influidas por la vida cotidiana enlazada a fenómenos como las 
migraciones y las redes virtuales, apareciendo con mayor protagonismo nociones ligadas 
a la desterritorialización, la simultaneidad, la coopresencia e incluso el “no lugar”. Sin 
embargo otras propuestas que destacan la necesidad de acercamientos entre la 
antropología, la historia y la geografía, se enfocan en señalar la importancia que sigue 
teniendo el “topos” en las relaciones entre las diferentes dimensiones de la vida social, 
entre ellas las relaciones de poder económico, político y la vivencia de las alteridades, 
como un medio de constatación antropológica de las implicaciones que tiene en el mundo 
que persistan las grandes tensiones por la “experiencia del desarrollo” (Escobar; 2005: 
159). Esa tensión ha implicando para quienes ejercen estas reivindicaciones, quedar 
relegados a un tiempo anterior a la modernidad como lo ha significado la perspectiva 
eurocéntrica del mundo (Quijano: 2000). 
El hecho es que el lugar todavía sigue siendo importante en las vidas de muchas 
personas, quizás la mayoría, si lo entendemos como experiencia de una locación 
en particular con alguna medida de anclaje (inestable, sin embargo), con un 
sentido de fronteras (permeables, sin embargo) y de conexión con la vida 
cotidiana, aun si su identidad es construida, atravesada por el poder, y nunca 
fija. Hay una “lugarización” que cuenta más de lo que queremos reconocer, que lo 
hace a uno ponderar de si la idea de “retornar al lugar” –para usar la 
expresión de Cassey- o la defensa del lugar como un proyecto –en el caso de 
Dirlik- no son tan irrelevantes después de todo. (Escobar; 2005: 158)
3. El contexto histórico de Macondo y su 
influencia sobre la coyuntura
Macondo se encuentras ubicado en una zona limítrofe entre los departamentos de 
Antioquia y Chocó en la región del Urabá Antioqueño (Ver Anexo 1). Geográficamente la 
región del Urabá está compuesta por dos subregiones complementarias conocidas como 
el Urabá antioqueño y el Darién Chocoano. Está integrada por los municipios que 
corresponden a los departamentos de Antioquia (11), Chocó (2) y Córdoba (3). En la 
Historia reciente, esta región presenta en su proceso de poblamiento 3 movimientos que 
se destacan: El primero se presentó a principios del siglo XX por grupos de colonos 
cartageneros, sabaneros bolivarenses, sinuanos y chocoanos, quienes a su vez fueron 
precedidos por compañias extranjeras. Muchos de los caseríos fundados en este proceso 
persisten actualmente y la diversidad cultural y étnica que caracterizó esta etapa 
constituye un referente para las formas de interacción, generación y tramitación de 
conflictos sociales en la región. Algunos, como el corregimiento Macondo quedo reducido 
y su paisaje ha sido drásticamente modificado, mientras a nivel simbólico, se presentan 
luchas de poder en el día a día de la zona, también se hacen demostraciones de fuerza. 
Uno de los primeros cambios que trajo esta primera ola migratoria a la región vecina a 
Macondo fue el inicio de la explotación maderera en los caseríos de La Larga y la 
Baldosa, lugares donde existió un ferrocarril corto para el transporte de madera, más al 
occidente cerca de la frontera con Panamá, en Sautatá existió el primer ingenio 
azucarero de Colombia con un ferrocarril de 17,5 kilómetros. Esta actividad desarrollada 
durante más de un siglo aportó a los daños ambientales que actualmente se observan en 
la región. (Parques Naturales; 2005: 8).
La siguiente ola migratoria se presenta en los años 60, influida por la construcción de la 
carretera Medellín-Turbo y la constitución de las plantaciones industriales de banano, 
cuyos propietarios fueron empresarios de Medellín y Bogotá apalancados 
financieramente por compañias extranjeras, entre las cuales se destaca la multinacional 
Frutera de Sevilla (ORTIZ, CUBIDES;1998, 71). Este proceso de poblamiento 
desencadenó una rápida y desordenada urbanización que se amplió durante la tercera 
ola migratoria de los años 80, en el contexto de proletarización. 
3.1 Modelo económico, proletarización y cambios 
recientes en la tenencia y uso del suelo
La lucha por la tierra llevó a un movimiento de la ocupación de los colonos desde las 
zonas mediterráneas, concentradas por los inversionistas bananeros, hacia el 
piedemonte de la serranía de Abibe cercano al departamento de Córdoba. De esta 
manera los despojos de tierras de origen baldío al campesinado se presentaron desde 
los años 60, proceso que en las décadas de los 70 y 80 motivaron el movimiento de 
“recuperación de tierras” tanto en el sur como en el centro del Urabá Antioqueño. La zona 
sur con un mayor uso del suelo para la ganadería, donde está ubicado el corregimiento 
de Macondo se caracterizó por ser una zona de expansión de la frontera agrícola por 
parte de colonos la cual comenzó a ser disputada posteriormente con los terratenientes 
locales, inversionistas y narcotraficantes que hicieron presencia atraídos por las grandes 
zonas inundables que colindan con el Cacarica chocoano y el proyecto de la autopista de 
las Américas. 
La concentración ganadera, al igual que la bananera, es el resultado de 
procesos que se iniciaron a comienzos de los años 60. De las 50 mayores incas 
bananeras de Turbo, 31 provienen de baldíos titulados sólo en el primero 
quinquenio de los 60, pese a que la municipalidad data de 1847; en la actual 
jurisdicción de Apartadó, la titulación de baldíos que darían lugar a 26 de las 35 
mayores fincas, es de la misma época, cuando, además, apenas si existía 
Apartadó como caserío. (CUBIDES,ORTIZ:1998, 70ss)
Desde la primera mitad de la década del 60, las FARC se hicieron presentes en la región, 
expandiéndose desde un foco fundacional en el “sector rural de Chigorodó, en veredas 
de Apartadó y del norte de Turbo.”, presencia que se fortaleció a partir de 1974 con la 
consolidación del V frente de esa organización. La presencia del EPL (resurgimiento enUrabá por disidencia de las FARC encabezada por alias Bernardo Gutiérrez) durante la 
década de los años 80 constituyó una frontera ubicada en el límite bananero de Turbo, el 
corregimiento de Currulao.(CUBIDES,ORTIZ:1998, 77), no obstante, las FARC 
extendieron su dominio hacia los municipios del Darién Chocoano y al sur de de la 
subregión, enlazando con los dominios de los frentes 18 en Córdoba, y los frentes 34 
(creado en 1986) y 35 en Chocó. En esta dinámica territorial de los actores armados, el 
corregimiento de Belén de Bajirá pertenenciente a municipio de Mutatá figura como su 
centro de atención entre la década del 80 y 90.
Voces de la academia dicen que en Colombia, a mayor violencia mayor será la 
concentración de tierras, de ahí que Antioquia y Valle sean los municipios con mayor 
desigualdad en el acceso a la tierra y el territorio en Colombia, presentando altos índices 
de violencia especialmente desde los años 70 hasta el presente: “y señala que el Valle y 
Antioquia tienen los mayores niveles de concentración, con un índice de Gini de 0.8429 
y 0.8583 respectivamente” (Cepeda et al; 2013).
Los cuatro municipios bananeros de Urabá, a saber, Apartadó, Turbo, Carepa 
y Chigorodó, hacen parte de los municipios de mayor violencia por 
asesinatos, en primer rango tanto en el período 1987-1989 como en el de 1990-
1992, en la clasificación de Echandía-Escobedo-Queruz, Apartadó y 
Chigorodó, junto con Tarazá y Segovia en Antioquia, Muzo en Boyacá y Valle del 
Guamuez en Putumayo, constituyen los municipios con más elevada tasa 
de homicidios en todo el país. (CUBIDES,ORTIZ:1998, 70ss)
Fue en la región del Urabá Antioqueño donde se recrudeció el fenómeno de la violencia 
sociopolítica desde mediados de la década de 1980 llegando a los más altos índices 
durante la década de 1990, cuando la desmovilización del grupo insurgente Ejército 
Popular de Liberación generó persecución por parte de las FARC a los reincorporados, 
mientras el paramilitarismo se estaba consolidando de la mano del narcotráfico desde el 
bajo cauca antioqueño y el departamento de córdoba. 
En complemento, todo el Urabá y el Darién chocoano históricamente han sido objeto de 
megaproyectos de nivel internacional por su posición geoestratégica, despertando interés 
tanto por empresas multinacionales como por organizaciones basadas en el 
aprovechamiento de economías ilegales como el contrabando, la trata de personas, el 
narcotráfico y tráfico de armas. Entre los proyectos de este tipo se hallan el proyecto 
Autopista de las Américas (Ley 121 de 1959), Canal seco o ferrocarril que conectaría 
colombia con centroamérica a través de Panamá (“Revive propuesta de...”, 2011, 14 
Feb), canal interoceánico Atrato – Truandó, puente terrestre interoceánico, 
Iinterconexión eléctrica Colombia-Panamá, central hidroélectrica Tilupo y puerto de Urabá 
en Turbo (Parques Naturales; 2005).
3.2 La latente ruptura del vínculo social
El fenómeno de violencia sociopolítica instalado en la región de Urabá a través de los 
periodos de dominio y lucha armada, ha dejado sus repercusiones en la cultura política y 
el ejercicio de los derechos en la vida cotidiana, de esta manera para Suárez (2007) en 
su análisis del fenómeno del exterminio político y la interpretación cultural de las 
masacres en Urabá, identifica la existencia de hilos muy delgados que sostienen el orden 
social y la transformación pacífica de los conflictos, cuya fragilidad consiste en que la 
polarización y estigmatización de la población civil por su posición problemática frente los 
actores armados, determina en gran medida el vínculo social, elemento identificado por el 
autor como determinante en la irrupción o no de la violencia como medio para la 
resolución de los conflictos. Esta característica implica un papel determinante que cumple 
el conocimiento o desconocimiento de las prácticas, símbolos, actitudes que generan 
conexión o división entre los actores sociales por parte de cualquier organización o 
institución que trabaje en ese contexto.
El supuesto básico para descifrar los contextos detonantes y agravantes de las 
masacres en medio de la guerra, se apoya en la idea de que la enemistad 
absoluta y la relativa no son características estáticas sino dinámicas dentro de la 
guerra. Por lo tanto, la hipótesis de investigación sugiere que el contexto 
detonante de las masacres tanto en las guerras ideológicas como en las 
identitarias es el tránsito de una enemistad relativa a una absoluta. Cuando hay 
un tránsito de este tipo, el fracaso de la enemistad relativa anterior se proyecta en 
un agravamiento del sentimiento de hostilidad y odio extremo al enemigo en la 
enemistad absoluta posterior que justifica su aniquilación con el argumento de 
que La Paz (enemistad relativa) se convirtió en un recurso estratégico del 
enemigo para la continuación de la guerra (enemistad absoluta) y no para su 
terminación. (Suárez; 2007: 29)
3.3 Ubicación geoestratégica y poblamiento inicial
La zona centro del Urabá Antioqueño, conocida como “eje bananero”, conformado por los 
municipios de Mutatá, Chigorodó, Apartadó, Carepa y Turbo, también fue poblada por 
familias de colonos o compradores de mejoras que en su mayoría ocuparon las tierras 
entre los años 1960 y 1990, formalizando sus ocupaciones a través de la aplicación de la 
Ley Agraria con las titulaciones efectuadas por el INCORA (Instituto Colombiano de 
Reforma Agraria) , institución que funcionó hasta el año 2003 cuando fue creado el 
INCODER)1. 
De forma similar a lo ocurrido en toda la región de Urabá, la colonización del 
corregimiento de Macondo fue protagonizada por campesinos sin tierra, provenientes del 
valle del Sinú en el departamento de Córdoba y la zona limítrofe entre ese departamento 
y el norte de Antioquia (conocidos comúnmente en la región como “Chilapos”), otros eran 
originarios del Chocó, Sucre y Bolívar, en su gran mayoría guiados en su proceso de 
colonización por la la estructura de la familia extensa como patrón de poblamiento del 
territorio (GAC-UAEGRTD; 2013). Hacia el occidente en el departamento del Chocó, la 
zona tiene contacto con las cuencas de los ríos Largaboba y Tumadadocito, ríos que 
comunican con la cuenca de la Larga en el Darién Chocoano, zona poblada por 
comunidades negras quienes habitaban los sistemas hídricos en inmediaciones de 
Riosucio. 
Macondo es un corregimiento del municipio de Turbo Antioquia, zona circundante al 
Cerro Cuchillo en límites con el departamento del Chocó y sobre el particular existe un 
conflicto limítrofe político administrativo entre los Departamentos de Antioquia y Chocó, 
diferendo territorial que continúa y a través de los años influyó en alguna medida en las 
dificultades de jurisdicción para que uno u otro departamento se responsabilizara de la 
presencia institucional en la zona. 2 
El caserío de Macondo es fundado aproximadamente 14 años después de la llegada de 
los primeros colonos a la zona, se levantó sobre las ruinas de un campamento maderero 
abandonado, obra en la que participaron las familias que habían comenzado a 
organizarse como Juntas de Acción Comunal con el fin de facilitar el reconocimiento 
1 “El Incoder es una entidad que nació en 2003, luego de que el Gobierno Nacional ordenara, por medio 
del Decreto 1300 de 2003, la supresión del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora), del 
Instituto Nacional de Adecuación de Tierras (INAT), del Fondo de Cofinanciación para la Inversión Rural 
(DRI) y del Instituto Nacional de Pesca y Acuicultura (INPA).” Ministerio de Agricultura y desarrollo rural. 
http://www.incoder.gov.co/Mision/Mision.aspx Consultado en Mayo de 2014.
2Consejo de Estado Sentencia nº 27001-23-31-000-2001-00458 - del 22 de Noviembre de 
2007- Marco Antonio Belilla. “En el Informe Preliminar del IGAC se dice que “el corregimiento de Belén de 
Bajirá fue creado por la Honorable Asamblea Departamental de Antioquia mediante la Ordenanza núm. 47 de 
30 de noviembre de 1975…” y siempre ha venido siendo asistido por el Municipio de Mutatá y el Gobierno 
Departamental de Antioquia en relación con educación, salud, servicios de acueducto y alcantarillado, 
mantenimiento de vías terciarias. Según se advierte a folio 294, el Departamento Administrativo de 
Planeación del Chocó dio su visto bueno favorable para la creación como Municipio de Bajirá, entre otras 
razones, porque “El Chocó rescata un Territorio que hasta el momento su vida jurídica y administrativa 
depende de Antioquia”…”. Lo anteriormente reseñado pone de manifiesto que con la creación del Municipio 
de Belén de Bajirá , a través del acto acusado, se pretendió poner fin a una controversia limítrofe entre los 
Departamentos de Antioquia y Chocó, lo cual constituye violación del artículo 150, numeral 4, de la Carta 
Política, dado que es al Congreso de la República a quien le corresponde definir la división del territorio. Tan 
cierto es que en este caso lo que está de por medio es un conflicto limítrofe, que el mismo ya está siendo 
objeto de trámite ante la instancia que constitucionalmente corresponde. Consecuente con lo anterior debe la 
Sala revocar la sentencia apelada para disponer, en su lugar, la nulidad del acto administrativo acusado.
http://consejo-estado.vlex.com.co/vid/-52518182
http://consejo-estado.vlex.com.co/vid/-52518182
http://www.incoder.gov.co/Mision/Mision.aspx
político por parte del municipio y de esta manera acceder a recursos públicos y acceso a 
servicios para el corregimiento. De esta manera se produjo la fundación de Macondo 
(1974) por parte de las familias Murillo, Manga, Calle entre otros, generando un 
antecedente para la fundación, a principios de la década de 1980, de otros núcleos 
urbanos que conforman la zona de la carretera Panamericana, Barranquillita, Blanquicet, 
Nuevo Oriente y Puerto Rico (POT-Turbo; 2012). Cada vereda se encargó de la 
construcción y mantenimiento de caminos y el primer puente sobre el río León que fue 
usado para sacar la madera para su transporte por camino carreteable. Cada vereda 
inicio la adecuación de escuelas, llegando a funcionar escuelas en las veredas 
Guacamayas, Bella Rosa, Eugenia Media, Cuchillo Blanco. Algunas pocas escuelas 
sobrevivieron en el tiempo por causa del recrudecimiento de los hechos de violencia. En 
el caso de la primera escuela, en la vereda Guacamayas, fue reconstruida en ladrillo y 
tejas de zinc, reinaugurándose el 16 de Marzo de 1991 con intervención en mano de obra 
de los habitantes de las veredas circundantes, quienes también participaron en el 
traslado de dichos materiales a pie o en bestias desde Belén de Bajirá; se contaba con 
maestros aportados por el municipio de Turbo. En la actualidad, la edificación después de 
años de abandono es usada como vivienda por una de las familias que actúan como 
administradores para los propietarios actuales de los predios donde se encuentra.
3.4 Uso y explotación del suelo
Durante la década de 1970, con la región en consolidación como zona de colonización 
abierta se inicia el proyecto de construcción de la Troncal de las Américas (ideado desde 
finales del siglo XIX), conocida también como vía panamericana, la cual se trazó para 
comunicar el subcontinente suramericano con centro y norteamérica. El proyecto en su 
segundo tramo llegaría a contar con 43 kilómetros trazados entre el sector de El Tigre 
sobre la autopista Medellín-Turbo hasta el sector de Lomas Aisladas en los límites con el 
departamento del chocó hacia el noroccidente del corregimiento Macondo. Para el mismo 
periodo se expide el Código de Recursos Naturales que incluye al área del corregimiento 
en la zona de reserva regional de la Ronda del Río León.
A nivel de la comunidad, cada familia comenzó la explotación con unas 5 hectáreas de 
extensión en promedio, las cuales fueron ampliándose con el paso del tiempo. Las 
extensiones de tierra reclamadas por las víctimas varían entre 0,16 Has y 250 Has, de 
las cuales sólo el 15% representan predios mayores a 100 Hectáreas (POT Turbo; 2006). 
El entorno natural del corregimiento era una típica zona de colonización, por sus 
características geofísicas de amplias zonas de humedales, bosques, quebradas y ríos, 
que opuso feroz resistencia a los grupos de familias, condiciones frente a las cuales 
hombres y mujeres debieron enfrentar la escasez de alimentos de pancoger supliéndolos 
con la cacería. También debieron sortear enfermedades tropicales como el dengue, 
paludismo, picaduras y heridas provocadas por picaduras de insectos, serpientes y 
animales salvajes al menos hasta la década de 1980. Con el paulatino proceso de 
“civilizar la tierra”, se fue transformando el paisaje de selva por el de minifundios en plena 
explotación, contando en general con una zona de habitación y huerta casera, otra de 
explotación agropecuaria y una de reserva de bosques maderables los cuales fueron 
conservados por algunas familias incluso hasta la década del 90. 
Reproduciendo prácticas propias de la economía campesina y lo acostumbrado en sus 
lugares de origen, con el proceso de estabilización y crecimiento económico de las 
veredas, los campesinos pudieron acceder a créditos y convenios de trabajo para dedicar 
sus tierras a la ganadería vacuna, porcina y ovina (de carneros), siembra de arroz, maíz, 
plátano, ñame, cebolla larga, ají, entre otros y el aserrío. Sacaban las cargas por dos 
medios principales: los ríos Tumaradocito, Quebradas Cuchillo, Cuchillo Negro, La 
Eugenia y El Tigre a través de chalupas y posteriormente a través de lanchas de motor.
En la zona circundante, desde finales de la década de 1970 hubo presencia de 
inversionistas que anticipándose al proyecto de la troncal de las Américas comenzaron a 
adquirir grandes extensiones de tierra sobre el área colindante con el trazado de la vía, 
grupo social que estableció un segmento de hacendados ricos que compartían 
actividades comerciales con los campesinos como la ganadería, a través de la 
vinculación con el Fondo Ganadero de Antioquia. En este contexto también se da la 
presencia de grupos de narcotraficantes relacionados con la casa Castaño desde los 
años 80, con especial presencia de estos hacia la zona de Lomas Aisladas donde se 
ubicaban laboratorios y centros de acopio de narcóticos. El área fue escogida por Pablo 
Escobar, Cuco Vanoy, casa Castaño entre otros para para la compra de propiedades, y 
fue usado como lugar de refugio. (Observatorio DDHH; 2010)
Adicionalmente a la construcción de vías, el proceso organizativo se centró en la 
conformación de las Juntas de Acción Comunal con la elección periódica de líderes, 
practicando la “mano prestada” conocida como “ganar tiempo” en la primera etapa de 
colonización, mientras las familias conseguían recursos para pagar trabajadores por 
jornal. Algunos de ellos mencionan la abundancia de alimentos en sus parcelas, razón 
por la cual era común que un vecino le permitiera a otro cosechar una parte de sus 
cultivos sin un límite de tiempo definido para el retorno del préstamo en especie 
otorgado, hecho que redundaba en altos niveles de seguridad alimentaria en el área rural 
y en los caseríos. En este periodo, el INCORA entra en la zona con brigadas de medición 
y titulación de predios de origen baldío, proceso que se dio entre los años 1984 y 1995 
(UAEGRTD; 2013).
 
Aproximadamente en el año 1990, con apoyo de Corpourabá, una ONG Holandesa 
facilitó donaciones además de la financiación del cable para el transporte de productos 
agrícolas o “garrucha”la cual fue levantada por la misma comunidad y contaba con una 
extensión de 11 Km extendidos entre la vereda Guacamayas y el casco urbano de Belén 
de Bajirá, del cual se beneficiaban campesinos de todo Macondo y corregimientos 
vecinos. Este proyecto incluyó la conformación de un Grupo Ecológico Juvenil, que inició 
labores de reforestación y adquirió por compra, a través de la titularidad de 6 
representantes de la comunidad, un terreno de 10 hectáreas en las cuales se iniciaron 
cultivos comunales y un proyecto piscícola. Esta infraestructura funcionó hasta el año 
1996 cuando se dieron los primeros desplazamientos forzados masivos.
Para la ganadería vacuna, fue un común denominador el trabajo con cabezas aportadas 
bajo la modalidad de “aumento” por parte del Fondo Ganadero de Antioquia, consistente 
en el adelanto del ganado a los campesinos para su posterior devolución con 
rendimientos una vez se hubiera comercializado. 
3.5 Hechos victimizantes y de despojo
La presencia de grupos armados es advertida por algunos solicitantes desde el año 
1967 sin embargo, no fue permanente en aquél entonces y no generó daños visibles, 
dinámica que se siguió presentando aproximadamente durante toda la década del 70. 
Hacia los años 80, las FARC hacen presencia y en la misma época entra el Ejército en la 
zona, se crea el batallón ubicado en el cerro cuchillo y comienzan a presentarse 
combates aislados (GAC-UAEGRTD;2013). El ELN, la Corriente de Renovación 
Socialista incursionaron en algunos momentos, sin embargo no hubo asentamiento 
permanente de grupos guerrilleros por la zona. 
El asesinato de dos hermanos posiblemente a manos de la guerrilla de las FARC en 
1987, quienes pertenecían a una de las primeras familias colonizadoras y fundadoras del 
caserío de Macondo, causó gran conmoción en la comunidad, ya que no eran comunes 
estos hechos. Otro fundador fue asesinado por la misma guerrilla a principios de los años 
90, hechos victimizantes que sumados a otros perpetrados por ese actor armado 
generaron gran impacto sobre la comunidad.
3.5.1 Paramilitarismo
La región del Urabá Chocoano – Antioqueño y Córdoba, se constituyó en el área de 
influencia del Bloque Bananero de las AUC comandado en asocio con la “Casa Castaño” 
por Freddy Rendón Herrera alias “El Alemán, Raúl Emilo Hasbún Mendoza alias “Pedro 
Bonito”, Ever Veloza alias “HH”, Jesús Ignacio Roldán Pérez alias “Monoleche” y Elkin 
Castañeda Naranjo alias “Hermógenes Maza”. 
En respuesta al plan de la Casa Castaño (Semana; 2005, Junio 5) por consolidar 
territorialmente la zona de influencia del megaproyecto de la Troncal de las Américas o 
carretera panamericana, se crea en el año de 1996 el Bloque Alex Hurtado del Bloque 
Bananero de las AUC comandado por Raúl Hasbún alias “Pedro Bonito”, quien lideró a 
Dalson López Simancas alias “Lázaro” o “Mono Pecoso” para que dirigiera las acciones 
de un comando conocido como “Los 40”, grupo que hizo presencia por primera vez en el 
mes de Abril de ese año en los Corregimientos de Macondo, Belén de Bajirá y 
Blanquicet, operando con acciones violentas en las veredas Guacamayas, El 40, Bajirá, 
Riosucio, Brisas, Bejuquillo, Porroso, Mutatá, Caucheras, Blanquicet, Barranquillita, El 
Tigre, Filo Cuchillo, Lomas aisladas y veredas circunvecinas (“La tierra fue un botín de 
guerra...”; 2011, Enero 27). Este proceso dejó como efecto el despoblamiento de la 
zona por parte de campesinos y parceleros. Uno de los casos más documentados en 
relación con las violaciones a los derechos por parte de este grupo, es el de la 
Cooperativa de Trabajadores Agropecuarios de Blanquicet (Cootragroblan) (IPC;2010).
Durante los años 1996 y 1997 se hicieron comunes los patrullajes por la zona, el control 
de la movilidad en el territorio a través de peajes o puntos de control. El Miedo comenzó 
a imponerse: Se evidenció una situación de violencia generalizada, donde se hicieron 
cotidianas las amenazas a vecinos en un principio y luego las amenazas directas a las 
familias, riesgo de reclutamiento de los niños, niñas adolescentes.
Las víctimas fatales no se hicieron esperar, contando en este periodo el asesinato de otro 
número importante de víctimas. También se registraron secuestros, desapariciones y 
víctimas que fueron enterradas a la orilla de los caminos, se dejaron expuestas o 
sepultadas en las bases de torturas que instalaron en diferentes zonas del corregimiento 
y sobre la vía panamericana.
Según ha documentado la Fiscalía 17 Delegada ante el Tribunal Unidad Nacional de 
Fiscalías para la Justicia y la Paz, corroborado con las declaraciones hechas por las 
víctimas en ese mismo proceso, los hechos de violencia estuvieron precedidos por 
ofrecimientos de compra de las tierras en un promedio de 200.000 pesos por hectárea, 
negociaciones que fueron llevadas a cabo por intermediarios de diverso origen, cuyas 
compras se formalizaron en medio de los asesinatos, torturas y desapariciones. 
Una vez, las familias salen desplazadas de la zona, inician las denuncias por 
desplazamiento y despojo, teniendo como consecuencia ataques armados contra los 
reclamantes (al menos 22 líderes han sido asesisinados después del año 2007). Dos de 
ellos, eran Manuel Mausa y Juan Agustín Jimenez Vertel víctimas de despojo en la zona. 
Éste último había ganado un proceso judicial mediante el cual la víctima había 
demandado directamente a su despojador. (“Asesinado reclamante de tierras...”, 2010, 
Nov 27)
El espacio geográfico presenta huellas y marcas del poblamiento previo al 
desplazamiento que a pesar de la intervención posterior, con movimiento de linderos, 
englobe de terrenos, derrumbe de casas originalmente construidas, construcción y/o 
adaptación de administraciones o “mayorías” de haciendas, permite comprobar, la 
intervención y apropiación de las comunidades sobre el territorio. En la actualidad el 
paisaje agrario fue transformado radicalmente encontrándose grandes concentraciones 
de tierra integradas por los predios que en el pasado pertenecieron a las familias 
campesinas, siendo la explotación ganadera y maderera las actividades predominantes 
en la zona, donde también se puede observar la presencia de búfalos y cultivos de 
maderas de alta valoración económica como la Teca.
Aproximadamente desde 2007 algunos solicitantes han retornado por su cuenta a los 
predios que les pertenecieron, sufriendo hostigamientos y desalojos por parte de la 
inspección de policía del municipio de Turbo, llegando incluso a la quema de las 
viviendas construidas con materiales temporales sin seguimiento de los protocolos 
establecidos por la Corte Constitucional para este tipo de diligencias a población víctima. 
En el mes de Mayo de 2014 la Defensoría del Pueblo emitió un Informe de Riesgo sobre 
el municipio de Turbo (Antioquia), donde se relaciona al corregimiento de Macondo y sus 
vecindades entre las zonas con incremento en la presencia y hostigamientos de actores 
armados vinculados al conflicto.
4. Análisis de la intersección de conflictos en 
Macondo (Ver anexo 3: Mapa de conflictos).
La definición de intervenciones sensibles a los conflictos guarda diferencias con la de 
procesos de construcción de paz, en el sentido de los fines e impactos que se propone 
un enfoque y otro. La construcción de paz implica objetivos e impactos deseados 
dirigidos a los factores estructurales que causan los conflictos buscando una paz 
sustentable, en un sentido diferente la sensibilidad a los conflictos no está enfocada en 
influir directamente sobre las causas estructurales de los conflictos pero requiere 
interpretar y actuar en consecuencia con el contexto para potenciar los factores que 
cohesionanmientras se disminuyen los que aumentan las tensiones y la emergencia de 
las violencias; en ese sentido, la construcción de paz es un enfoque que va más allá que 
la sensibilidad a los conflictos, aunque este último puede y debe ser incorporado a 
cualquier intervención social incluso las encaminadas a la construcción de paz. Así, 
puede ocurrir que en su discurso y misión un actor declare uno de estos enfoques pero 
en sus prácticas esté aplicando otro o cambiando el sentido original o instrumentalizando 
los objetivos fijados en principio. (Woodrow & Chigas; 2009:5).
El discurso de la política para la atención y reparación a las víctimas puede estar 
enfocada en la construcción de paz desde sus principios y objetivos, pues su teoría de 
cambio está orientada a impactar algunas de las causas estructurales y consecuencias 
de la reproducción del conflicto armado en Colombia por generaciones, como es la 
informalidad en la tenencia de la tierra entre las comunidades campesinas más pobres, la 
especulación y concentración de tierras así como la impunidad como expresión de las 
inequidades en el acceso a la justicia para los sectores históricamente vulnerados en sus 
derechos. Hecha la necesaria aclaración sobre el énfasis de esta política pública sobre 
las consecuencias del conflicto armado, de forma simultánea, existe la posibilidad que el 
Estado en su conjunto no aplique la suficiente comprensión de los contextos y territorios 
en que se implementa, o al menos que no actúe en coherencia con el grado de 
reconocimiento que se tiene de ese contexto. 
En el campo humanitario se han construido diferentes metodologías de análisis de los 
conflictos y sus estrechas relaciones con los proyectos de intervención y su 
implementación en el ciclo de las políticas públicas hace parte de un debate actual sobre 
el tránsito de enfoques desde las entidades de cooperación internacional y sus copartes 
locales, así como en organizaciones de la sociedad e iniciativas regionales de paz. 
Existe al menos una treintena de metodologías construidas a partir de la experiencia en 
el campo en lugares diversos del planeta, siendo las más comunes las de aplicación del 
enfoque en el ciclo de proyectos con especial énfasis en la evaluación de un proyecto o 
una organización, respondiendo con cada variación a las condiciones particulares de 
cada contexto y nivel de intervención. Entre las herramientas existentes la práctica 
común en el campo es adecuar eclécticamente a las necesidades locales los elementos 
comunes entre metodologías con objetivos similares, aunque esta práctica ha dificultado 
la construcción de perspectivas metodológicas más robustas, la naturaleza flexible del 
enfoque orienta la definición de herramientas a través de la contextualización de las 
nociones generales (Woodrow & Chigas; 2009).
 
Dado que nos propusimos hacer un análisis de los conflictos y sus intersecciones, se 
seleccionaron como fuentes para adaptación, las metodologías orientadas al análisis en 
un nivel local y regional, dejando sólo como referencia las orientadas al análisis de 
macro contextos nacionales, los cuales en la mayoría de los casos se enfocan en el 
trabajo de directivos y diplomáticos o de proyectos con una escala nacional. Entre las 
metodologías de referencia encontramos, PCIA: Análisis de impacto sobre La Paz y el 
conflicto propuesto por Kenneth Bush, PCA: Evaluación de La Paz y los conflictos de 
Thania Pfaffenholz . PBN: Identificación de necesidades de paz. (Citado por García; 
2006: 46) y (Vasquez; 2010:19).
Como fuentes principales para nuestro propio análisis de los conflictos presentes en el 
contexto del corregimiento Macondo se tomaron: Caracterización General del conflicto 
elaborado por Conflict Assessment Guide citado por Vásquez; 2010:35), pertinente para 
un estudio de caso como el propuesto, que se enfoca en analizar las relaciones entre 
estructuras (factores históricos de relaciones entre las dimensiones de la realidad social), 
los actores (las diferentes posiciones, intereses, relaciones de poder) y las dinámicas que 
se presentan en la interacción de estos con los factores presentes como posibles 
catalizadores de impactos positivos o negativos sobre los conflictos. En segundo lugar se 
estudiaron las metodologías “Working with conflict: skills and strategies for action - 
Responding to conflict – PB ”, FAST methodology - Swiss Peace - DEV / FP (Conflict 
Sensitivitiy; 2004: Cap2. P. 34) y la matriz de análisis de conflictos sociales planteada por 
Clara Inés Atehortúa y Luz Dary Ruiz (2003; 34). Se tuvo como referencia también 
algunas preguntas orientadoras propuestas por las metodologías de Análisis de paz y 
conflictos, requerimientos para la consolidación de La Paz y Análisis de necesidades para 
la construcción de paz.
Con la perspectiva histórica como herramienta de aproximación, se reconstruyeron los 
hechos ocurridos en Macondo haciendo énfasis en los hitos que dan cuenta de eventos 
significativos para la comunidad (UAEGRTD-Dir Social; 2013), los procesos 
organizativos, hechos victimizantes y acciones del Estado y otros actores en relación con 
los conflictos que se han identificado (Ver Anexo 2: Línea de Tiempo del caso Macondo). 
Los conflictos que confluyen en el territorio de Macondo, a primera vista pueden parecer 
indiferenciados, incluso, derivados de los efectos del conflicto armado, sin embargo al 
caracterizarlos, podemos observar que se encuentran en niveles distintos de 
manifestación, que su yuxtaposición no permite observar las etapas de ciclo en que cada 
uno se encuentra y entrecruza, especialmente cuando los comparamos con los factores 
estructurales con que se retro alimentan y la jerarquía que presentan entre ellos. El 
análisis se centró como se ha dicho, en los conflictos, pasando por la caracterización del 
contexto, objetivo para el cual se requirió tomar el conjunto de hechos documentados en 
la línea de tiempo y relacionarlos entre sí. 
Los conflictos presentados aquí son los identificados por su manifestación en la etapa 
actual del proceso de restitución, dejando fuera otro tipo de conflictos que pueden confluir 
en la zona de influencia del corregimiento de Macondo, incluso los que aún teniendo 
relación con las categorías identificadas, hayan sido perdidos de vista desde nuestra 
experiencia y profundización sobre el caso. Para la aproximación al análisis del cruce de 
conflictos, se seleccionaron de la línea de tiempo hechos significativos que constituyen 
Hitos en el devenir histórico y que confluyen en el proceso de restitución y que influyen 
de forma determinante sobre las condiciones para una reparación efectiva de las víctimas 
en el territorio de Macondo, con lo cual buscamos antes comprender cada conflicto en su 
dinámica propia, fijando la mirada en las tendencias históricas que marcan una 
estructura, los actores involucrados y sus posiciones, cómo se ha manifestado este 
conflicto en la coyuntura del proceso de restitución y qué proyecciones podemos 
encontrar. Del análisis del mapa de conflictos (Ver anexo 3) se resalta que se 
encuentran abiertos o manifiestos los relacionados con la tenencia de la tierra y con lo 
ambiental, permitiéndonos relacionar un proceso que ha venido de tiempo atrás como la 
extracción de recursos maderables, llevando a través de la tala indiscriminada al daño 
ambiental. Este proceso de deterioro se profundizó con la concentración de tierras luego 
del despojo, sin embargo no tiene una explicación directa o exclusiva con la entrada del 
proceso de restitución, pues el fenómeno ha respondido a una dinámica territorial 
relacionada con las formas de explotación de recursos usadas tanto por comunidades 
campesinas como por grandes terratenientes en la zona. En la etapa actual las víctimas

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