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LA TIERRA, LOS TERRITORIOS Y EL CRUCE DE CONFLICTOS EN URABÁ: La persistencia del lugar campesino en el Corregimiento de Macondo (1960 - 2014) Luis Miguel Sánchez Zoque Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas Departamento de Trabajo Social Bogotá, Colombia 2014 LA TIERRA, LOS TERRITORIOS Y EL CRUCE DE CONFLICTOS EN URABÁ: La persistencia del lugar campesino en el Corregimiento de Macondo (1960 - 2014) Luis Miguel Sánchez Zoque Trabajo de investigación presentada(o) como requisito parcial para optar al título de: Especialista en Acción sin Daño y Construcción de Paz. Coordinadora Especialización: Martha Nubia Bello Albarracín Línea de Investigación: Tierras y Grupos étnicos Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas Departamento de Trabajo Social Bogotá, Colombia 2014 En su juventud, él y sus hombres, con mujeres y niños y animales y toda clase de enseres domésticos, atravesaron la sierra buscando una salida al mar, y al cabo de veintiséis meses desistieron de la empresa y fundaron Macondo para no tener que emprender el camino de regreso”. Cien Años de Soledad. Gabriel García Márquez. Es casi inevitable pensar en la motivación de los fundadores para nombrar así al Macondo del Urabá La característica principal del pensar es que interrumpe toda acción, toda actividad ordinaria, cualquiera que ésta sea. Por más equivocadas que pudieran haber sido las teorías de los dos mundos, tuvieron como partida experiencias genuinas, porque es cierto que, en el momento en que empezamos a pensar, no importa sobre qué, detenemos todo lo demás y, a su vez, este todo lo demás interrumpe el proceso de pensamiento; es como si nos moviéramos en mundos distintos. Actuar y vivir en su sentido más general de inter homines esse, “ser entre mis semejantes” -el equivalente latino de estar vivo-, impide realmente pensar (Arendt, H.; 1989) Resumen Aplicación de los enfoques de Sensibilidad a los conflictos y construcción de paz al estudio del caso de restitución individual y colectiva de la tierra, en el corregimiento Macondo, municipio de Turbo en la región del Urabá Antioqueño. El estudio tiene por objetivo dar recomendaciones a cualquier actor que se proponga dar inicio o continuidad a la intervención en este caso, abordando desde una perspectiva histórica el cruce de conflictos que confluyen en el territorio y que representan dificultades para la reparación integral de las víctimas en un escenario de posconflicto y reconciliación, demostrando así que las acciones de construcción de paz pueden presentar poca sensibilidad a otros conflictos si no se actúa con base en una lectura adecuada del contexto. Palabras clave: Acción sin daño, construcción de paz, sensibilidad a los conflictos, Macondo, territorio, Comunidades negras, Tumarado. Abstract Implementation of approaches to conflict sensitivity and peacebuilding case study of individual and collective restitution of land, in the village Macondo, municipality of Turbo in the Urabá region of Antioquia. The study aims to give advice to any actor who proposes to begin or continue the intervention in this case, addressing historical perspective crossing conflicts that shaped the land and represent difficulties to a comprehensive compensation of victims in post-conflict and reconciliation stage, demonstrating that the actions of peacebuilding may have little sensitivity to other conflicts if nothing is done based on a proper reading of the context. Keywords: Do no harm, peacebuilding, conflict sensitivity, Macondo, territory, Black Comunities, Tumarado. Contenido 1. Introducción ................................................................................................... 4 2. La relación entre la intervención social y el contexto: La dinámica de los conflictos ............................................................................................................ 8 3. El contexto histórico de Macondo y su influencia sobre la coyuntura .......... 14 4. Análisis de la intersección de conflictos en Macondo (Ver anexo 3: Mapa de conflictos). ....................................................................................................... 22 6. Recomendaciones para intervenciones sensibles a los conflictos del corregimiento Macondo ................................................................................... 34 7. Anexos ......................................................................................................... 38 8. Bibliografía ................................................................................................... 46 1. Introducción En Colombia, la academia, la sociedad civil y el Estado, desde posiciones divergentes han abordado la problemática del conflicto armado asumiendo la tarea de construir con cierta fragmentación y oposición, líneas de investigación, observatorios, políticas públicas y programas de atención, abogacía, acciones de exigibilidad, que han resultado en la cualificación progresiva y precaria aún, de las medidas de respeto, garantía y restitución de los derechos humanos en el país. De corrido, históricamente las comunidades rurales han asumido casi exclusivamente por sus propios medios la apropiación de recursos para la realización de sus proyectos de vida, entre los cuales la Tierra y el Territorio sigue contando con un valor de uso importante para grupos sociales diversos, en una competencia con unas reglas de juego que favorecen desigualmente a los grupos según su disposición de capitales económicos y políticos. Más allá de Colombia, a nivel de América Latina, los países de la zona tropical del planeta, somos considerados como un bien geoestratégico a nivel global para la explotación de recursos en la magnitud que presenta actualmente la producción capitalista. En Colombia la búsqueda de la propiedad de la tierra tuvo diferentes momentos de apogeo en la reivindicación de la propiedad campesina sobre la tierra en unos casos y en otros la lucha por la socialización de ese medio de producción. Las décadas de 1930, 1970, 1980 fueron especialmente fructíferas en la conformación de movimientos como las Ligas Campesinas, los Comités Locales y Sindicatos agrícolas hasta la dirección nacional del movimiento en cabeza de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC). El presente ejercicio reflexivo emergió de la experiencia personal, en la participación como asesor social de un equipo encargado de adelantar el proceso de restitución de tierras en dos zonas microfocalizadas del Urabá Antioqueño, que presentan una serie de complejidades que requirieron de una dedicación completa por parte de la Unidad Administrativa Especial de Gestión para la Restitución de Tierras y Territorios (de ahora en adelante: UAEGRTD), que actúa en el marco de la Ley 1448 de 2011 o Ley de Víctimas y Restitución de Tierras. En este proceso con orientación jurídica se adaptan y aplican metodologías y técnicas de investigación social en calidad de "pruebas sociales" al procesode restitución de derechos bajo el enfoque de Justicia Transicional. En este proceso de “transición de un escenario de conflicto armado a uno de paz tienen encuentro diferentes procesos locales de poblamiento de la región de Urabá, alimentados por migraciones que desembocaron en nuevas relaciones entre grupos socioculturalmente diversos, similares en las prácticas por la relación con las fuentes naturales, la economía campesina, los usos diferenciales de los territorios que se fueron construyendo a pesar de las también múltiples etapas de exaltación de los conflictos, al punto de hacer aflorar las violencias. El entramado Histórico de la región constituye el abono (humus) de los acontecimientos de coyuntura actual, y la línea de tiempo del encadenamiento y escalamiento de los conflictos que allí estaban contenidos, ahora, en poco tiempo, cuando se percibe lo que teóricamente se ha descrito como conflicto latente manifiesto (COSUDE:2008) se presenta una superposición de conflictos. Los anteriores esquemas de acción y previsión de la acción se comienzan a hacer impredecibles, las prácticas reconocidas por su funcionalidad a la violencia armada parecen aflorar de repente y las cosas se ponen en suspenso permanente. De esa manera el proceso de restitución material y simbólica de los derechos se ve afectada por el afloramiento de los conflictos sociales, ambientales, políticos y económicos que se han venido amalgamando en el tiempo, para configurar el estado actual de cosas, cuyas raíces históricas no son fácilmente diferenciables. 1.1 la subjetividad y la doble condición de un investigador La posición en el espacio social desde donde se elaboró este proyecto, es la de los profesionales del campo humanitario y específicamente en cargos subalternos del sistema burocrático construido para la atención a las víctimas del conflicto, sistema que tiene su referente inicial en el Sistema de Atención a la Población en Situación de Desplazamiento, creado mediante la Ley 387 de 1997. De esta manera, este grupo de profesionales con vocación práctica, participan y han constituido el factor trabajo en la puesta en marcha de las políticas públicas, dentro y fuera del Estado, teniendo como fuente principal de reflexión la experiencia con las comunidades afectadas por el conflicto armado interno. Una de las preguntas que generó mayor número de decisiones y constituyó un dilema, fue la posibilidad de llevar a cabo una investigación acerca de un caso en el que el investigador participó directamente, recolectando información, representando a la institución en condición de trabajador activo de la UAEGRTD. ¿Cómo podría manejar las fuentes levantadas por mí mismo?, En una mirada más interna, si tenemos en cuenta que un aspecto importante para la adaptación de intervenciones con territorios y comunidades a sus propios contextos es la capacidad de autocrítica de la organización, y en este caso se corre el riesgo de caer en juicios de valor a favor o en contra del propio trabajo, es decir, se es juez y parte. En esa condición, la presentación del investigador no es unívoca ni clara, en una entrevista, en el encuentro para la conversación se es académico o científico y a la vez político en el sentido de la orientación práctica de su campo laboral, por tanto para las entrevistas con representantes de organizaciones o instituciones se tuvo, así no fuera deseable, una marca identitaria de representante de una institución. Para dar un giro en la búsqueda se decidió en primer lugar, interpretar como sistema la evaluación que resulta de estudiar los efectos de la intervención de los actores en el territorio y no una evaluación formal de la gestión de la UAEGRTD ni de algún otro actor individual. Al elegir este camino se toma distancia de la orientación encontrada en las fuentes consultadas para definir el Enfoque de Sensibilidad a los conflictos, que ofrecen metodologías e instrumentos para la planeación de proyectos sensibles a los conflictos y evaluar resultados de intervenciones sociales al interior de una organización o experiencia. El compromiso que resulta de mi posición como juez y parte, no fue impedimento para analizar el caso, visibilizando la subjetividad en el proceso de investigación y limitando el uso de fuentes documentales a la información disponible públicamente y restringiendo las fuentes institucionales de la UAEGRTD a un rol de referencia, especialmente en cuanto a la información del contexto. Más allá de un análisis de la implementación de una parte del macroproceso del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas del Conflicto Armado (SNARIV) como instrumento de Políticas Públicas de Derechos Humanos en Colombia, este trabajo se enfocó en comprender el proceso de construcción de territorialidad desde los grupos sociales que poblaron el corregimiento Macondo, motivado por el contacto directo con sus relatos, emociones y significaciones desprendidas por el desarraigo, por su constante, persistente y decidida intención de permanecer y recuperar la tierra, sumado a la "observación participante" del escalamiento de los viejos conflictos levemente identificados en un principio y la emergencia de otros que eran latentes, la aparición de los nuevos causados por el inicio del proceso de restitución y las expectativas que generaron. Con esta base, el ejercicio investigativo se apoyó en la Sociología y la Geografía Históricas, la geografía crítica, para acercarse al contexto de Macondo desde las nociones de "comunidades de reproducción" (Fals: 2000; T.I) el proceso de construcción social del territorio (Appadurai: 2006), e interpretadas personalmente con base en las nociones asociadas de "Política del Lugar" y "localización" (Escobar: 2000) que provienen de la corriente latinoamericana de la perspectiva decolonial sobre el desarrollo y la historia. Proponiéndonos ofrecer recomendaciones basadas en el análisis general del contexto en esta microzona de restitución en la región de Urabá, dirigido a las organizaciones, víctimas, instituciones y personas interesadas o con responsabilidad en llevar a cabo intervenciones sociales allí, el primer capítulo propone una interpretación de las nociones de conflicto y sensibilidad a los conflictos con base en la categoría territorio. En primer lugar se problematiza el concepto de conflicto y se realza su carácter múltiple y por tanto, en reconocimiento de los diferentes tipos de conflictos que se pueden encontrar, se nombra en plural “conflictos”. También se resalta el vínculo y cruce entre los conflictos y los sistemas de dominación. En segundo lugar se identifican y caracterizan los conflictos en el contexto del corregimiento Macondo. Se abordó la problemática desde la perspectiva histórica, con base en el enfoque cualitativo de la investigación social, tomando como punto de referencia para la interpretación de este contexto, la Caracterización General del conflicto elaborado por Conflict Assessment Guide (Vásquez; 2010:35), pertinente para un estudio de caso como el propuesto, que se enfoca en analizar las relaciones entre estructuras, los actores y las dinámicas que se presentan en la interacción de estos con los factores presentes como posibles catalizadores de impactos positivos o negativos sobre los conflictos. Se reconstruyó una línea de tiempo a partir de la información de acceso público sobre el caso que contiene referencias a los hechos relatados por la comunidad, con el fin de establecer Hitos en las décadas pasadas y en los últimos años, para reseñar y visualizar la posición relativa de los actores vinculados dependiendode los cambios en el contexto a nivel vereda, local, regional o nacional, la confluencia temporal y territorial de los hechos que sean relacionados con los conflictos por la tierra y el territorio en Macondo. Se consignó esta información en la plataforma de georreferenciacion de eventos que se ha puesto en marcha para hacer monitoreo de los acontecimientos pasados y recientes relacionados con hechos del conflicto armado, disponible en http://land.redhumus.org. Este trabajo recoge una aproximación a la recopilación de experiencias de reconocimiento del contexto, integrando al análisis las nociones de desvinculación moral, superposición de conflictos, que la intervención influye y es influida por el contexto, donde las implicaciones éticas del abordaje de los conflictos sociales dan lugar al cambio en la lectura bidimensional a una integral sobre el territorio, los significados a través de los cuales los actores sociales lo construyen y el carácter de las interacciones que lo producen como realidad construida, histórica y por ello cambiante, que a su vez puede ser influida en forma positiva o negativa dependiendo del manejo que las intervenciones en implementación de políticas públicas den al complejo entramado de conflictos latentes y acumulados que permanecen como parte del contexto actual. 1.2 ¿Por qué una mirada ética sobre las intervenciones sociales? El Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las víctimas por el carácter de su misión tiene como objetivo aportar a la construcción de paz, razón por la cual su trabajo es sobre el conflicto armado. Sin embargo es pertinente preguntarse si a la vez, el Estado como totalidad, en la puesta en marcha de su trabajo e interacción con otros conflictos territoriales tiene un menor grado de respuesta o sensibilidad, por lo cual, frente a este tipo de conflictos con menor impacto que el “gran” conflicto colombiano estaría en cambio trabajando entorno, en pero en ningún caso sobre esos conflictos que se expresan en el territorio. En otras palabras, se puede trabajar sobre la construcción de paz dejando de lado la sensibilidad a los conflictos (Woodrow P. & Chigas D;2009: 4,10,11). Para responder a esa pregunta sería necesario un trabajo más profundo y focalizado que el abordado en este trabajo, que analice el grado de sensibilidad a los conflictos y la interacción de las diferentes políticas públicas puestas en marcha hacia el trámite o atención del conflicto armado. Sin embargo, con el recorrido reflexivo en este ensayo, podemos plantear también como pregunta abierta, ¿El Estado colombiano en la implementación de las diferentes líneas de política pública agraria ha roto el principio de continuidad, generando inseguridad jurídica entre las comunidades rurales, especialmente en lo referido a la titulación de baldíos de la nación, generando contradicciones y daños causados por las fallas en la protección de las zonas de conservación, reservas forestales, territorios étnicos? ¿El Estado cuenta con mecanismos para responder por los impactos negativos que resulten de su intervención histórica? De esta manera, la pregunta ética sobre las intervenciones sociales revisten importancia en el sentido de “hacernos responsables de nuestra acciones y de sus consecuencias” brindar garantías de respeto a unos mínimos éticos que toda acción debe ofrecer, entre ellos, la dignidad, la libertad y la autonomía de los sujetos con quienes se trabaja. Toda previsión y/o transformación de una intervención que busque la participación y transparencia, sensibilidad cultural, flexibilidad e innovación, contextualización y procesos y procedimientos sensibles responde a la lógica del enfoque de Acción sin Daño y sensibilidad a los conflictos, constituyendo las bases para acciones encaminadas a la construcción de paz (Rodríguez; 2011:124 y ss). De otro lado, es común escuchar por parte algunos actores sociales que los planteamientos desde la perspectiva ética y los enfoques de acción sin daño y construcción de paz añaden complejidades innecesarias y que en últimas el marco de los derechos humanos es suficiente para garantizar la mitigación del daño; se hace necesario entonces justificar por qué la pregunta ética sobre el curso de implementación de una política pública o proyecto, no significa restar autonomía a las víctimas del conflicto o cualquier otra comunidad, en otras palabras ejercer una “discriminación positiva” o tratar a los sujetos como “enajenados mentales”. Su valor reside en convertir las preguntas que hace en rutas o estrategias reflexivas de acción, siendo necesario detenerse en la marcha para poder pensar. 2. La relación entre la intervención social y el contexto: La dinámica de los conflictos Para centrar la mirada sobre esta interacción abordaremos las dimensiones ética, epistemológica y técnica de la aplicación del Derecho Internacional Humanitario a través de la Ley de Víctimas, contextualizado en el proceso de restitución de tierras como componente de los procesos de reparación integral. Del análisis que del cruce de conflictos en el corregimiento Macondo se apropie un sistema u organización y de la comprensión del carácter histórico de los factores estructurales que determinan una situación concreta en un tiempo determinado e influyen en la interacción con ese contexto, dependerá el impacto de las acciones que dicho sistema emprenda para cumplir su misión. Así, se requiere profundizar en las implicaciones que tienen los acontecimientos como hitos significantes en un colectivo, pues un estudio únicamente del contexto actual no permitirá una aproximación informada y reflexiva, que contemple la genealogía y desarrollo de los factores y ciclos particulares de los tipos de conflictos que confluyen en la situación actual del corregimiento y las comunidades que han permanecido en él ni de quienes por causa de su desplazamiento forzado tienen la pretensión de restitución de sus derechos territoriales y de una reparación integral. (Conflict Sensitivity; 2004) De esta manera, con base en un enfoque de Sensibilidad a los Conflictos y de Acción Sin Daño, entendemos el contexto del corregimiento Macondo como el entorno geográfico, social, cultural, geopolítico y ambiental resultado de las dinámicas históricas y relacionales entre los factores estructurales y coyunturales en los niveles local, regional, nacional e internacional (Conflict Sensitivity; 2004: 9); dinámicas que se manifiestan en la situación actual de un lugar concreto o paisaje construido por actores sociales diferenciados y las interacciones y conflictos entre ellos a través del tiempo, que en su conjunto determinan las condiciones de habitabilidad, calidad de vida y nivel de satisfacción de necesidades y derechos en un territorio. Desde este punto de vista la lectura de la intersección de los conflictos presentes en el contexto del corregimiento Macondo se distancia del Análisis de Contexto realizado por la Unidad de Restitución de Tierras, cuyo propósito es “reconstruir las dinámicas políticas, sociales, económicas y culturales que propiciaron el proceso de despojo o abandono del predio o predios solicitados en la restitución“ (URT; 2013: 4), dado que se abordaron los elementos del contexto del corregimiento de Macondo, tomando los factores históricos que lo constituyen sin centrarse en las causales de tiempo, modo y lugar que dieron origen al despojo de tierras en la zona, por estar suficientemente documentado, buscando identificar en cambio los factores que determinan y constituyen las condicioneslocales para la paz en el territorio y las relaciones entre ellos, la intervención de los actores y sus posiciones relativas a nivel de relaciones de poder a través del tiempo, centrándose en el surgimiento e intersección entre los diferentes tipos de conflictos que se fueron decantando en la historia del corregimiento y sus habitantes. Se tendrán como categorías de análisis del contexto los actores, las dinámicas, causas de los conflictos y la situación humanitaria de la región, entendiendo que los conflictos hacen parte de las relaciones humanas y por tanto pueden ser identificados en sus relaciones con el territorio y los actores. Este tipo particular de lectura del contexto tiene como uno de sus fundamentos epistemológicos las consecuencias aportadas por la postura decolonialista, a partir de lo que algunos autores latinoamericanos han llamado “traducción colonial”, un concepto que resalta la permanencia en el tiempo de sistemas históricos de dominación, sobre los cuales se fundamenta el enfoque diferencial y las acciones afirmativas. (Lugones; 2010: 106) En este sentido, la perspectiva decolonial llama la atención sobre la actualización de las condiciones prácticas de esos sistemas de dominación de clase, género, etnia y cosmovisión que siguen operando en el presente con el rastro de una lógica etnocentrista y eurocentrista, que se manifiesta con mecanismos cotidianos en el ahora, en nuestro tiempo donde se activa la colonialidad. (Quijano; 2006: 226). De esta manera el concepto muestra la posibilidad real de actualizar el potencial de causar daños en una relación social, al mostrar la facilidad con que opera esta “traducción” en lo interpersonal. Estas formas en que se expresan los sistemas de dominación pasan también por lo lingüístico y otros múltiples campos, donde existen espacios de resistencia o “agenciamiento” pero a la vez, fuertes posibilidades en toda relación de atropellar esas formas a veces sutiles de resistencia, lo cual nos lleva al plano de la violencia simbólica que se puede ejercer en una relación con un grupo o personas así se tengan las mejores intenciones. Por tanto, una lectura decolonial del contexto social e histórico de la región de Urabá y el corregimiento Macondo, nos permite ubicar algunos elementos de la intervención de los actores sociales y especialmente de las instituciones del Estado, en categorías relacionales de importancia desde el enfoque de Acción Sin Daño como los mensajes éticos implícitos que muestran la distancia entre los objetivos propuestos y la práctica, la distancia entre las políticas públicas enfocadas en la garantía de derechos como la Ley de Víctimas y el modelo económico que funciona en las regiones, los posibles impactos negativos sobre el contexto de intervenciones que buscan un “cambio social dirigido” desde los términos de la modernidad sobre comunidades campesinas que históricamente han sido ubicadas como modos de producción o formaciones histórico sociales consideradas como pre-modernaso atrasadas. En consecuencia la distancia entre la Ley y su aplicación, se puede evidenciar al preguntarnos ¿Por qué la normatividad sobre reservas forestales, que no se aplicó en el pasado por parte de las autoridades con competencia como el antiguo INCORA y las Corporaciones Autónomas Regionales del Chocó y de Antioquia, ahora, cuando se busca responder de manera efectiva a la reparación de las víctimas del conflicto armado, estas y otras normativas que han surgido a través del tiempo, sí deben aplicarse en estricto sentido como impedimentos para la restitución de tierras? y a la vez, ¿Qué garantías existen de que en el contexto actual, sí se apliquen las normas sobre Reservas Forestales frente a cualquier actor como los terceros intervinientes (partes interesadas en oposición a las víctimas en el proceso judicial de restitución de tierras), en caso que los jueces agrarios decidan no restituir o compensar a las víctimas del despojo? En otras palabras, si las comunidades campesinas de las veredas del corregimiento Macondo no van a poder gozar efectivamente del derecho a la restitución de su territorio por causa del conflicto territorial, cómo se protegerá entonces esta zona declarada como Reserva Forestal y Territorio Colectivo de Comunidades Negras, cuando el estado actual del paisaje agrario cuenta con dos títulos mineros en el Cerro Cuchillo, ganaderías extensivas a sus alrededores y caseríos que persisten en la zona, a la vez con una inequitativa estructura de tenencia de la tierra que históricamente ha llevado a la población a ejercer una presión sobre las zonas de frontera agrícola, tomas o “recuperaciones” de tierras. 2.1 Relación entre conflicto y los conflictos Sin pretender hacer un estado del arte de la noción de Conflicto, se puede mencionar sobre esta noción documentada ampliamente en el campo de las ciencias sociales, algunas de las posturas más representativas entre las cuales se destacan los trabajos clásicos de Lewis Coser sobre la Teoría del Conflicto Social y su relación con el cambio social (1970), Karl Von Klausevitz (1905) centrado en el concepto de guerra y polìtica para quien “guerra es la continuación de la política por otros medios”, la visión del materialismo histórico que aborda el conflicto social como parte de la estructura de la sociedad capitalista y la lucha de clases, las reformulaciones hechas por teóricos de la Escuela de Frankfurt especialmente en los trabajos sobre la transformación de los conflictos en los procesos de urbanización y emergencia de la sociedad de masas, cuyos desarrollos destacan la perspectiva de un diálogo basado en el consenso, donde es posible eliminar las diferencias sociales en la Teoría de la Acción Comunicativa de Jurgën Habermas (1987), así como los desarrollos del estructural funcionalismo, que elabora una concepción de tipologías polares que analiza el cambio social desde el punto de vista de la relación entre los Sistemas Sociales. Se destaca el cambio de perspectiva que introdujo la sociología comprensiva y la Teoría de la Acción Social elaborada por Max Weber (1922), para quien el conflicto está relacionado con el sentido de la acción social desde una definición de la acción humana como racional en principio. El concepto de Conflicto para la lectura sobre el contexto del corregimiento Macondo se alimenta de los desarrollos planteados por el enfoque de Acción Sin Daño (Vasquez: 2010), el concepto de conflicto elaborado por Lewis Coser (Coser: 1970) y la noción estandarizada por la organización Conflict Sensitivity Group (CSG: 2012). En primer lugar se requiere hacer la distinción entre conflicto y violencia, entendiendo la conflictividad como parte de la dinámica en las relaciones sociales entre personas y grupos, hallándose la diferencia con la violencia en el uso o no de recursos que afecten derechos de otros, que incluso lleven a la aniquilación física de otros para la obtención de recursos o satisfacción de los intereses en juego. El concepto también está asociado a la relación entre conflicto y cambio social en el sentido de su dinámica de transformación de las estructuras sociales, entendiendo que todo proceso de cambio (donde se incluyen las intervenciones de organizaciones sociales y estatales en la aplicación de mandatos o políticas públicas) genera o activa conflictos (GTZ; 2010), (Coser; 1970); las acciones de introducción de cambios en proyectos de desarrollo y cooperación para el desarrollo también tienen vínculos con la dinamización de los conflictos. En cuanto a la naturaleza del conflicto, se entiende aquí como el resultado de relaciones sociales y entre elementos del contexto, constituido por las interpretaciones que hacen los actores sobre ladisponibilidad de recursos simbólicos y materiales y la posición relativa de los otros y no sobre los hechos mismos, de allí se desprende la necesidad de comprenderlos desde el punto de vista intersubjetivo; en consecuencia, el conflicto resulta de actores que definen una situación con puntos de vista divergentes, que actúan sobre la base de las incompatibilidades entre sus distintas percepciones (CSG; 2012: 9). Los conflictos presentan tipologías con base en sus características, los tipos de actores que intervienen, los recursos que se encuentran en juego, por tanto, podemos encontrar conflictos de tipo social, ambiental, cultural y étnico, político-económico los cuales en muchas ocasiones se reflejan e interrelacionan entre sí en un contexto y un territorio dado. Los conflictos también tienen un ciclo vital, presentando fases y escalas, donde la relación con el espacio-tiempo, los cambios de percepción y línea de acción de los actores puede llevar a que sean latentes o abiertos. En la dinámica social los conflictos no se presentan diferenciados, por lo cual otra característica de los conflictos es su intersección y los diferentes niveles en que se expresan, específicamente con la variación de los contextos locales, regionales, nacionales e internacionales. Otra distinción que emerge de los planteamientos en el estado del arte desde el enfoque de sensibilidad a los conflictos, es precisamente pensar en plural (García et al. GTZ; 2006), reconociendo la diversidad de conflictos que se presentan en diferentes etapas y estados en un contexto dado (tiempo-espacio-relaciones), lo cual permite diferenciar entre estos diversos conflictos y El conflicto armado, el cual abordamos, reconociendo sus proporciones y afectación sobre el territorio y la población como uno de los conflictos que han emergido históricamente en este corregimiento, incorporando en este análisis la superposición o intersección entre conflictos y de ellos con el conflicto armado. De igual manera, la diferenciación de tipos de conflictos permite distinguir entre todos los factores del contexto que interactúan como conectores o divisores sociales, los generados o relacionados con el conflicto armado y los generados por factores históricos y estructurales. La definición del concepto de conflicto y de sensibilidad a los conflictos es necesaria no sólo en términos de lo académico, principalmente en el campo de la intervención, tiene consecuencias epistemológicas y éticas ya que el tipo de noción de conflicto que contempla una organización y la forma en que la relaciona con las áreas sensibles en su misión, está estrechamente relacionada con su forma de interactuar en un contexto, de esta manera se puede actuar en torno al conflicto, (Vásquez; 2010: 13) ignorándolo en las diferentes etapas de intervención, también se puede actuar en el conflicto previendo y evitando las situaciones que provocan un impacto negativo desde y hacia el contexto conflictivo; también se puede actuar sobre el conflicto, a través de una postura política que busque impactar positivamente sobre las causas estructurales de dichos conflictos (Lederach citado por Vásquez; 2010:28) El enfoque de Sensibilidad a los Conflictos (Garcia et. Al GTZ; 2006) es una perspectiva conceptual y metodológica que desde los campos de la ética y la epistemología interpela acerca del grado de reconocimiento e interacción de los actores sociales que habitan un territorio con los conflictos de diferente tipo que tienen repercusiones sociales y subyacen en el colectivo, que en el caso del análisis de las respuestas institucionales y sociales desde el enfoque de Acción Sin Daño, constituye una mirada necesaria si no, obligatoria. En otras palabras “aún a sabiendas del carácter de urgencia de las acciones humanitarias, es preciso no sacrificar el conocimiento de la realidad sobre la cual se actúa. Comprender el contexto institucional, político, comunitario, cultural, social y económico es imprescindible para descifrar, lo mejor posible, la complejidad del mismo a partir de las interacciones que allí se determinan.” (Vásquez; 2010:13). Esta perspectiva contempla la incidencia que tiene el análisis detallado de las condiciones particulares de los grupos y comunidades involucradas, sobre el diseño de los programas y proyectos de intervención, por tanto implica una comparación explícita de las dimensiones socioculturales, económicas, políticas, que hacen parte de las relaciones entre los diferentes actores presentes en un territorio, a la luz de las implicaciones de las acciones adelantadas por la organización sobre el conjunto de estos factores. 2.2 Territorio, localidad y territorialidad La imbricación entre territorio y tiempo representa para los grupos sociales no sólo una ubicación espacio-temporal sino simbólica en el mundo, por tanto hace parte de las coordenadas socioculturales que son determinadas por las relaciones entre los grupos en la estructura social, mientras que la existencia de los grupos está más determinada por las condiciones prácticas de favorabilidad u hostilidad del ambiente natural para la vida humana, lo que constituye la fuente de adaptaciones que los grupos deben generar para habitar un espacio geográfico. De esta manera, las comunidades campesinas en la zona aledaña a Macondo fueron construyendo un sentido del lugar a partir de sus duras experiencias “domando la naturaleza” de este entorno selvático al que le imprimieron décadas de trabajo. La dinámica detrás de la apropiación social de un espacio que, constituye desde el punto de vista del constructivismo social, la consolidación de un “lugar” es estudiada por el antropólogo Arjun Appadurai (2006), para quien la “localidad” o el “sentido de lugar” implica una construcción simbólica que referencia y nombra al espacio físico, que se convierte en un ingrediente fundamental en el delicado proceso de generación de “vecindades” y proximidades sociales que van más allá de las proximidades geográficas, develando redes sociales. Así, al depender de la actividad relacional humana, la permanencia del lugar en el tiempo está sujeta a las transformaciones que ocurran en las dimensiones social, política, económica y ambiental de un sistema de vecindades. En consecuencia, la existencia del “lugar” dependerá de la capacidad de un grupo social para apropiarse del espacio y con ello, de trasmitir y reproducir en el tiempo “sujetos localizados” que cuenten con las habilidades necesarias para dar paso a la reproducción de las condiciones materiales y simbólicas que garanticen la pervivencia de ese “topos” construido en el tiempo, reinventando en el sistema de intercambios la producción de nuevas actividades y objetos materiales y simbólicos que denoten la existencia de un espacio social personalizado mediante los dispositivos culturales que localizan a los individuos con base en su pertenencia o vinculación a un ciclo vital, una actividad económica, una categoría de trabajo, un rol específico. (Appadurai 1996: 179). El fenómeno del habitar, trae también una diferenciación con rasgos identitarios, como al demarcación de un “ellos” y un “nosotros”, proceso que requiere de largos periodos de tiempo que permitan el “asentamiento” y la consolidación de una comunidad a través de ese proceso de estabilización de las “vecindades”. Una comunidad puede tardar décadas en consolidarse como un lugar diferenciable de otros lugares, actividad que también implica el establecimiento de “vínculos emocionales entre la gente y “Su” Tierra; es decir, la producción de localidad en tanto “estructura de sentimiento” Appadurai (1996:181). Para avanzar hacia la demostraciónde nuestro objetivo, retomaremos aquí la definición dada por Appadurai para la noción de “localidad”: (…) es una dimensión relacional y contextual, es una cualidad fenomenológica constituida por una serie de vínculos entre los sentidos de inmediatez social, las tecnologías de interactividad y relatividad de conceptos : (…) esta cualidad fenomenológica que expresa en sí misma un cierto tipo de agencia , socialidad y reproductibilidad, resulta ser el principal predicado de la localidad como una categoría o sujeto. (Appadurai; 1996). De esta manera, la noción que este trabajo busca integrar a la reflexión sobre la construcción de un territorio y la territorialidad como una versión permanente de localidad, contempla el movimiento, la historicidad de los lugares construidos, su dinámica a su vez, permeada por las relaciones existentes en un contexto local y sus vasos comunicantes con los contextos de mayor envergadura. “El proceso de apropiación de nuevos espacios esta mediado por las relaciones de poder y parafraseando a Giménez el proceso de apropiación seria entonces consubstancial al territorio. Este proceso mediado por conflictos, permite explicar de que manera el territorio es producido, regulado y protegido en interés de los grupos de poder, es decir la territorialidad es indisoluble de las relaciones de poder” (Appadurai citado por Suarez; 2012: 6). En contraste, el sentido de la "atopia" como un fenómeno que se ha extendido sobre múltiples espacios de la vida social a través de la globalización, evidencia una tendencia de negación o desaparición del “lugar” como tema o problema de estudio y preocupación desde la academia con el auge de las posturas críticas al lugar, hasta la opinión pública en las percepciones influidas por la vida cotidiana enlazada a fenómenos como las migraciones y las redes virtuales, apareciendo con mayor protagonismo nociones ligadas a la desterritorialización, la simultaneidad, la coopresencia e incluso el “no lugar”. Sin embargo otras propuestas que destacan la necesidad de acercamientos entre la antropología, la historia y la geografía, se enfocan en señalar la importancia que sigue teniendo el “topos” en las relaciones entre las diferentes dimensiones de la vida social, entre ellas las relaciones de poder económico, político y la vivencia de las alteridades, como un medio de constatación antropológica de las implicaciones que tiene en el mundo que persistan las grandes tensiones por la “experiencia del desarrollo” (Escobar; 2005: 159). Esa tensión ha implicando para quienes ejercen estas reivindicaciones, quedar relegados a un tiempo anterior a la modernidad como lo ha significado la perspectiva eurocéntrica del mundo (Quijano: 2000). El hecho es que el lugar todavía sigue siendo importante en las vidas de muchas personas, quizás la mayoría, si lo entendemos como experiencia de una locación en particular con alguna medida de anclaje (inestable, sin embargo), con un sentido de fronteras (permeables, sin embargo) y de conexión con la vida cotidiana, aun si su identidad es construida, atravesada por el poder, y nunca fija. Hay una “lugarización” que cuenta más de lo que queremos reconocer, que lo hace a uno ponderar de si la idea de “retornar al lugar” –para usar la expresión de Cassey- o la defensa del lugar como un proyecto –en el caso de Dirlik- no son tan irrelevantes después de todo. (Escobar; 2005: 158) 3. El contexto histórico de Macondo y su influencia sobre la coyuntura Macondo se encuentras ubicado en una zona limítrofe entre los departamentos de Antioquia y Chocó en la región del Urabá Antioqueño (Ver Anexo 1). Geográficamente la región del Urabá está compuesta por dos subregiones complementarias conocidas como el Urabá antioqueño y el Darién Chocoano. Está integrada por los municipios que corresponden a los departamentos de Antioquia (11), Chocó (2) y Córdoba (3). En la Historia reciente, esta región presenta en su proceso de poblamiento 3 movimientos que se destacan: El primero se presentó a principios del siglo XX por grupos de colonos cartageneros, sabaneros bolivarenses, sinuanos y chocoanos, quienes a su vez fueron precedidos por compañias extranjeras. Muchos de los caseríos fundados en este proceso persisten actualmente y la diversidad cultural y étnica que caracterizó esta etapa constituye un referente para las formas de interacción, generación y tramitación de conflictos sociales en la región. Algunos, como el corregimiento Macondo quedo reducido y su paisaje ha sido drásticamente modificado, mientras a nivel simbólico, se presentan luchas de poder en el día a día de la zona, también se hacen demostraciones de fuerza. Uno de los primeros cambios que trajo esta primera ola migratoria a la región vecina a Macondo fue el inicio de la explotación maderera en los caseríos de La Larga y la Baldosa, lugares donde existió un ferrocarril corto para el transporte de madera, más al occidente cerca de la frontera con Panamá, en Sautatá existió el primer ingenio azucarero de Colombia con un ferrocarril de 17,5 kilómetros. Esta actividad desarrollada durante más de un siglo aportó a los daños ambientales que actualmente se observan en la región. (Parques Naturales; 2005: 8). La siguiente ola migratoria se presenta en los años 60, influida por la construcción de la carretera Medellín-Turbo y la constitución de las plantaciones industriales de banano, cuyos propietarios fueron empresarios de Medellín y Bogotá apalancados financieramente por compañias extranjeras, entre las cuales se destaca la multinacional Frutera de Sevilla (ORTIZ, CUBIDES;1998, 71). Este proceso de poblamiento desencadenó una rápida y desordenada urbanización que se amplió durante la tercera ola migratoria de los años 80, en el contexto de proletarización. 3.1 Modelo económico, proletarización y cambios recientes en la tenencia y uso del suelo La lucha por la tierra llevó a un movimiento de la ocupación de los colonos desde las zonas mediterráneas, concentradas por los inversionistas bananeros, hacia el piedemonte de la serranía de Abibe cercano al departamento de Córdoba. De esta manera los despojos de tierras de origen baldío al campesinado se presentaron desde los años 60, proceso que en las décadas de los 70 y 80 motivaron el movimiento de “recuperación de tierras” tanto en el sur como en el centro del Urabá Antioqueño. La zona sur con un mayor uso del suelo para la ganadería, donde está ubicado el corregimiento de Macondo se caracterizó por ser una zona de expansión de la frontera agrícola por parte de colonos la cual comenzó a ser disputada posteriormente con los terratenientes locales, inversionistas y narcotraficantes que hicieron presencia atraídos por las grandes zonas inundables que colindan con el Cacarica chocoano y el proyecto de la autopista de las Américas. La concentración ganadera, al igual que la bananera, es el resultado de procesos que se iniciaron a comienzos de los años 60. De las 50 mayores incas bananeras de Turbo, 31 provienen de baldíos titulados sólo en el primero quinquenio de los 60, pese a que la municipalidad data de 1847; en la actual jurisdicción de Apartadó, la titulación de baldíos que darían lugar a 26 de las 35 mayores fincas, es de la misma época, cuando, además, apenas si existía Apartadó como caserío. (CUBIDES,ORTIZ:1998, 70ss) Desde la primera mitad de la década del 60, las FARC se hicieron presentes en la región, expandiéndose desde un foco fundacional en el “sector rural de Chigorodó, en veredas de Apartadó y del norte de Turbo.”, presencia que se fortaleció a partir de 1974 con la consolidación del V frente de esa organización. La presencia del EPL (resurgimiento enUrabá por disidencia de las FARC encabezada por alias Bernardo Gutiérrez) durante la década de los años 80 constituyó una frontera ubicada en el límite bananero de Turbo, el corregimiento de Currulao.(CUBIDES,ORTIZ:1998, 77), no obstante, las FARC extendieron su dominio hacia los municipios del Darién Chocoano y al sur de de la subregión, enlazando con los dominios de los frentes 18 en Córdoba, y los frentes 34 (creado en 1986) y 35 en Chocó. En esta dinámica territorial de los actores armados, el corregimiento de Belén de Bajirá pertenenciente a municipio de Mutatá figura como su centro de atención entre la década del 80 y 90. Voces de la academia dicen que en Colombia, a mayor violencia mayor será la concentración de tierras, de ahí que Antioquia y Valle sean los municipios con mayor desigualdad en el acceso a la tierra y el territorio en Colombia, presentando altos índices de violencia especialmente desde los años 70 hasta el presente: “y señala que el Valle y Antioquia tienen los mayores niveles de concentración, con un índice de Gini de 0.8429 y 0.8583 respectivamente” (Cepeda et al; 2013). Los cuatro municipios bananeros de Urabá, a saber, Apartadó, Turbo, Carepa y Chigorodó, hacen parte de los municipios de mayor violencia por asesinatos, en primer rango tanto en el período 1987-1989 como en el de 1990- 1992, en la clasificación de Echandía-Escobedo-Queruz, Apartadó y Chigorodó, junto con Tarazá y Segovia en Antioquia, Muzo en Boyacá y Valle del Guamuez en Putumayo, constituyen los municipios con más elevada tasa de homicidios en todo el país. (CUBIDES,ORTIZ:1998, 70ss) Fue en la región del Urabá Antioqueño donde se recrudeció el fenómeno de la violencia sociopolítica desde mediados de la década de 1980 llegando a los más altos índices durante la década de 1990, cuando la desmovilización del grupo insurgente Ejército Popular de Liberación generó persecución por parte de las FARC a los reincorporados, mientras el paramilitarismo se estaba consolidando de la mano del narcotráfico desde el bajo cauca antioqueño y el departamento de córdoba. En complemento, todo el Urabá y el Darién chocoano históricamente han sido objeto de megaproyectos de nivel internacional por su posición geoestratégica, despertando interés tanto por empresas multinacionales como por organizaciones basadas en el aprovechamiento de economías ilegales como el contrabando, la trata de personas, el narcotráfico y tráfico de armas. Entre los proyectos de este tipo se hallan el proyecto Autopista de las Américas (Ley 121 de 1959), Canal seco o ferrocarril que conectaría colombia con centroamérica a través de Panamá (“Revive propuesta de...”, 2011, 14 Feb), canal interoceánico Atrato – Truandó, puente terrestre interoceánico, Iinterconexión eléctrica Colombia-Panamá, central hidroélectrica Tilupo y puerto de Urabá en Turbo (Parques Naturales; 2005). 3.2 La latente ruptura del vínculo social El fenómeno de violencia sociopolítica instalado en la región de Urabá a través de los periodos de dominio y lucha armada, ha dejado sus repercusiones en la cultura política y el ejercicio de los derechos en la vida cotidiana, de esta manera para Suárez (2007) en su análisis del fenómeno del exterminio político y la interpretación cultural de las masacres en Urabá, identifica la existencia de hilos muy delgados que sostienen el orden social y la transformación pacífica de los conflictos, cuya fragilidad consiste en que la polarización y estigmatización de la población civil por su posición problemática frente los actores armados, determina en gran medida el vínculo social, elemento identificado por el autor como determinante en la irrupción o no de la violencia como medio para la resolución de los conflictos. Esta característica implica un papel determinante que cumple el conocimiento o desconocimiento de las prácticas, símbolos, actitudes que generan conexión o división entre los actores sociales por parte de cualquier organización o institución que trabaje en ese contexto. El supuesto básico para descifrar los contextos detonantes y agravantes de las masacres en medio de la guerra, se apoya en la idea de que la enemistad absoluta y la relativa no son características estáticas sino dinámicas dentro de la guerra. Por lo tanto, la hipótesis de investigación sugiere que el contexto detonante de las masacres tanto en las guerras ideológicas como en las identitarias es el tránsito de una enemistad relativa a una absoluta. Cuando hay un tránsito de este tipo, el fracaso de la enemistad relativa anterior se proyecta en un agravamiento del sentimiento de hostilidad y odio extremo al enemigo en la enemistad absoluta posterior que justifica su aniquilación con el argumento de que La Paz (enemistad relativa) se convirtió en un recurso estratégico del enemigo para la continuación de la guerra (enemistad absoluta) y no para su terminación. (Suárez; 2007: 29) 3.3 Ubicación geoestratégica y poblamiento inicial La zona centro del Urabá Antioqueño, conocida como “eje bananero”, conformado por los municipios de Mutatá, Chigorodó, Apartadó, Carepa y Turbo, también fue poblada por familias de colonos o compradores de mejoras que en su mayoría ocuparon las tierras entre los años 1960 y 1990, formalizando sus ocupaciones a través de la aplicación de la Ley Agraria con las titulaciones efectuadas por el INCORA (Instituto Colombiano de Reforma Agraria) , institución que funcionó hasta el año 2003 cuando fue creado el INCODER)1. De forma similar a lo ocurrido en toda la región de Urabá, la colonización del corregimiento de Macondo fue protagonizada por campesinos sin tierra, provenientes del valle del Sinú en el departamento de Córdoba y la zona limítrofe entre ese departamento y el norte de Antioquia (conocidos comúnmente en la región como “Chilapos”), otros eran originarios del Chocó, Sucre y Bolívar, en su gran mayoría guiados en su proceso de colonización por la la estructura de la familia extensa como patrón de poblamiento del territorio (GAC-UAEGRTD; 2013). Hacia el occidente en el departamento del Chocó, la zona tiene contacto con las cuencas de los ríos Largaboba y Tumadadocito, ríos que comunican con la cuenca de la Larga en el Darién Chocoano, zona poblada por comunidades negras quienes habitaban los sistemas hídricos en inmediaciones de Riosucio. Macondo es un corregimiento del municipio de Turbo Antioquia, zona circundante al Cerro Cuchillo en límites con el departamento del Chocó y sobre el particular existe un conflicto limítrofe político administrativo entre los Departamentos de Antioquia y Chocó, diferendo territorial que continúa y a través de los años influyó en alguna medida en las dificultades de jurisdicción para que uno u otro departamento se responsabilizara de la presencia institucional en la zona. 2 El caserío de Macondo es fundado aproximadamente 14 años después de la llegada de los primeros colonos a la zona, se levantó sobre las ruinas de un campamento maderero abandonado, obra en la que participaron las familias que habían comenzado a organizarse como Juntas de Acción Comunal con el fin de facilitar el reconocimiento 1 “El Incoder es una entidad que nació en 2003, luego de que el Gobierno Nacional ordenara, por medio del Decreto 1300 de 2003, la supresión del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora), del Instituto Nacional de Adecuación de Tierras (INAT), del Fondo de Cofinanciación para la Inversión Rural (DRI) y del Instituto Nacional de Pesca y Acuicultura (INPA).” Ministerio de Agricultura y desarrollo rural. http://www.incoder.gov.co/Mision/Mision.aspx Consultado en Mayo de 2014. 2Consejo de Estado Sentencia nº 27001-23-31-000-2001-00458 - del 22 de Noviembre de 2007- Marco Antonio Belilla. “En el Informe Preliminar del IGAC se dice que “el corregimiento de Belén de Bajirá fue creado por la Honorable Asamblea Departamental de Antioquia mediante la Ordenanza núm. 47 de 30 de noviembre de 1975…” y siempre ha venido siendo asistido por el Municipio de Mutatá y el Gobierno Departamental de Antioquia en relación con educación, salud, servicios de acueducto y alcantarillado, mantenimiento de vías terciarias. Según se advierte a folio 294, el Departamento Administrativo de Planeación del Chocó dio su visto bueno favorable para la creación como Municipio de Bajirá, entre otras razones, porque “El Chocó rescata un Territorio que hasta el momento su vida jurídica y administrativa depende de Antioquia”…”. Lo anteriormente reseñado pone de manifiesto que con la creación del Municipio de Belén de Bajirá , a través del acto acusado, se pretendió poner fin a una controversia limítrofe entre los Departamentos de Antioquia y Chocó, lo cual constituye violación del artículo 150, numeral 4, de la Carta Política, dado que es al Congreso de la República a quien le corresponde definir la división del territorio. Tan cierto es que en este caso lo que está de por medio es un conflicto limítrofe, que el mismo ya está siendo objeto de trámite ante la instancia que constitucionalmente corresponde. Consecuente con lo anterior debe la Sala revocar la sentencia apelada para disponer, en su lugar, la nulidad del acto administrativo acusado. http://consejo-estado.vlex.com.co/vid/-52518182 http://consejo-estado.vlex.com.co/vid/-52518182 http://www.incoder.gov.co/Mision/Mision.aspx político por parte del municipio y de esta manera acceder a recursos públicos y acceso a servicios para el corregimiento. De esta manera se produjo la fundación de Macondo (1974) por parte de las familias Murillo, Manga, Calle entre otros, generando un antecedente para la fundación, a principios de la década de 1980, de otros núcleos urbanos que conforman la zona de la carretera Panamericana, Barranquillita, Blanquicet, Nuevo Oriente y Puerto Rico (POT-Turbo; 2012). Cada vereda se encargó de la construcción y mantenimiento de caminos y el primer puente sobre el río León que fue usado para sacar la madera para su transporte por camino carreteable. Cada vereda inicio la adecuación de escuelas, llegando a funcionar escuelas en las veredas Guacamayas, Bella Rosa, Eugenia Media, Cuchillo Blanco. Algunas pocas escuelas sobrevivieron en el tiempo por causa del recrudecimiento de los hechos de violencia. En el caso de la primera escuela, en la vereda Guacamayas, fue reconstruida en ladrillo y tejas de zinc, reinaugurándose el 16 de Marzo de 1991 con intervención en mano de obra de los habitantes de las veredas circundantes, quienes también participaron en el traslado de dichos materiales a pie o en bestias desde Belén de Bajirá; se contaba con maestros aportados por el municipio de Turbo. En la actualidad, la edificación después de años de abandono es usada como vivienda por una de las familias que actúan como administradores para los propietarios actuales de los predios donde se encuentra. 3.4 Uso y explotación del suelo Durante la década de 1970, con la región en consolidación como zona de colonización abierta se inicia el proyecto de construcción de la Troncal de las Américas (ideado desde finales del siglo XIX), conocida también como vía panamericana, la cual se trazó para comunicar el subcontinente suramericano con centro y norteamérica. El proyecto en su segundo tramo llegaría a contar con 43 kilómetros trazados entre el sector de El Tigre sobre la autopista Medellín-Turbo hasta el sector de Lomas Aisladas en los límites con el departamento del chocó hacia el noroccidente del corregimiento Macondo. Para el mismo periodo se expide el Código de Recursos Naturales que incluye al área del corregimiento en la zona de reserva regional de la Ronda del Río León. A nivel de la comunidad, cada familia comenzó la explotación con unas 5 hectáreas de extensión en promedio, las cuales fueron ampliándose con el paso del tiempo. Las extensiones de tierra reclamadas por las víctimas varían entre 0,16 Has y 250 Has, de las cuales sólo el 15% representan predios mayores a 100 Hectáreas (POT Turbo; 2006). El entorno natural del corregimiento era una típica zona de colonización, por sus características geofísicas de amplias zonas de humedales, bosques, quebradas y ríos, que opuso feroz resistencia a los grupos de familias, condiciones frente a las cuales hombres y mujeres debieron enfrentar la escasez de alimentos de pancoger supliéndolos con la cacería. También debieron sortear enfermedades tropicales como el dengue, paludismo, picaduras y heridas provocadas por picaduras de insectos, serpientes y animales salvajes al menos hasta la década de 1980. Con el paulatino proceso de “civilizar la tierra”, se fue transformando el paisaje de selva por el de minifundios en plena explotación, contando en general con una zona de habitación y huerta casera, otra de explotación agropecuaria y una de reserva de bosques maderables los cuales fueron conservados por algunas familias incluso hasta la década del 90. Reproduciendo prácticas propias de la economía campesina y lo acostumbrado en sus lugares de origen, con el proceso de estabilización y crecimiento económico de las veredas, los campesinos pudieron acceder a créditos y convenios de trabajo para dedicar sus tierras a la ganadería vacuna, porcina y ovina (de carneros), siembra de arroz, maíz, plátano, ñame, cebolla larga, ají, entre otros y el aserrío. Sacaban las cargas por dos medios principales: los ríos Tumaradocito, Quebradas Cuchillo, Cuchillo Negro, La Eugenia y El Tigre a través de chalupas y posteriormente a través de lanchas de motor. En la zona circundante, desde finales de la década de 1970 hubo presencia de inversionistas que anticipándose al proyecto de la troncal de las Américas comenzaron a adquirir grandes extensiones de tierra sobre el área colindante con el trazado de la vía, grupo social que estableció un segmento de hacendados ricos que compartían actividades comerciales con los campesinos como la ganadería, a través de la vinculación con el Fondo Ganadero de Antioquia. En este contexto también se da la presencia de grupos de narcotraficantes relacionados con la casa Castaño desde los años 80, con especial presencia de estos hacia la zona de Lomas Aisladas donde se ubicaban laboratorios y centros de acopio de narcóticos. El área fue escogida por Pablo Escobar, Cuco Vanoy, casa Castaño entre otros para para la compra de propiedades, y fue usado como lugar de refugio. (Observatorio DDHH; 2010) Adicionalmente a la construcción de vías, el proceso organizativo se centró en la conformación de las Juntas de Acción Comunal con la elección periódica de líderes, practicando la “mano prestada” conocida como “ganar tiempo” en la primera etapa de colonización, mientras las familias conseguían recursos para pagar trabajadores por jornal. Algunos de ellos mencionan la abundancia de alimentos en sus parcelas, razón por la cual era común que un vecino le permitiera a otro cosechar una parte de sus cultivos sin un límite de tiempo definido para el retorno del préstamo en especie otorgado, hecho que redundaba en altos niveles de seguridad alimentaria en el área rural y en los caseríos. En este periodo, el INCORA entra en la zona con brigadas de medición y titulación de predios de origen baldío, proceso que se dio entre los años 1984 y 1995 (UAEGRTD; 2013). Aproximadamente en el año 1990, con apoyo de Corpourabá, una ONG Holandesa facilitó donaciones además de la financiación del cable para el transporte de productos agrícolas o “garrucha”la cual fue levantada por la misma comunidad y contaba con una extensión de 11 Km extendidos entre la vereda Guacamayas y el casco urbano de Belén de Bajirá, del cual se beneficiaban campesinos de todo Macondo y corregimientos vecinos. Este proyecto incluyó la conformación de un Grupo Ecológico Juvenil, que inició labores de reforestación y adquirió por compra, a través de la titularidad de 6 representantes de la comunidad, un terreno de 10 hectáreas en las cuales se iniciaron cultivos comunales y un proyecto piscícola. Esta infraestructura funcionó hasta el año 1996 cuando se dieron los primeros desplazamientos forzados masivos. Para la ganadería vacuna, fue un común denominador el trabajo con cabezas aportadas bajo la modalidad de “aumento” por parte del Fondo Ganadero de Antioquia, consistente en el adelanto del ganado a los campesinos para su posterior devolución con rendimientos una vez se hubiera comercializado. 3.5 Hechos victimizantes y de despojo La presencia de grupos armados es advertida por algunos solicitantes desde el año 1967 sin embargo, no fue permanente en aquél entonces y no generó daños visibles, dinámica que se siguió presentando aproximadamente durante toda la década del 70. Hacia los años 80, las FARC hacen presencia y en la misma época entra el Ejército en la zona, se crea el batallón ubicado en el cerro cuchillo y comienzan a presentarse combates aislados (GAC-UAEGRTD;2013). El ELN, la Corriente de Renovación Socialista incursionaron en algunos momentos, sin embargo no hubo asentamiento permanente de grupos guerrilleros por la zona. El asesinato de dos hermanos posiblemente a manos de la guerrilla de las FARC en 1987, quienes pertenecían a una de las primeras familias colonizadoras y fundadoras del caserío de Macondo, causó gran conmoción en la comunidad, ya que no eran comunes estos hechos. Otro fundador fue asesinado por la misma guerrilla a principios de los años 90, hechos victimizantes que sumados a otros perpetrados por ese actor armado generaron gran impacto sobre la comunidad. 3.5.1 Paramilitarismo La región del Urabá Chocoano – Antioqueño y Córdoba, se constituyó en el área de influencia del Bloque Bananero de las AUC comandado en asocio con la “Casa Castaño” por Freddy Rendón Herrera alias “El Alemán, Raúl Emilo Hasbún Mendoza alias “Pedro Bonito”, Ever Veloza alias “HH”, Jesús Ignacio Roldán Pérez alias “Monoleche” y Elkin Castañeda Naranjo alias “Hermógenes Maza”. En respuesta al plan de la Casa Castaño (Semana; 2005, Junio 5) por consolidar territorialmente la zona de influencia del megaproyecto de la Troncal de las Américas o carretera panamericana, se crea en el año de 1996 el Bloque Alex Hurtado del Bloque Bananero de las AUC comandado por Raúl Hasbún alias “Pedro Bonito”, quien lideró a Dalson López Simancas alias “Lázaro” o “Mono Pecoso” para que dirigiera las acciones de un comando conocido como “Los 40”, grupo que hizo presencia por primera vez en el mes de Abril de ese año en los Corregimientos de Macondo, Belén de Bajirá y Blanquicet, operando con acciones violentas en las veredas Guacamayas, El 40, Bajirá, Riosucio, Brisas, Bejuquillo, Porroso, Mutatá, Caucheras, Blanquicet, Barranquillita, El Tigre, Filo Cuchillo, Lomas aisladas y veredas circunvecinas (“La tierra fue un botín de guerra...”; 2011, Enero 27). Este proceso dejó como efecto el despoblamiento de la zona por parte de campesinos y parceleros. Uno de los casos más documentados en relación con las violaciones a los derechos por parte de este grupo, es el de la Cooperativa de Trabajadores Agropecuarios de Blanquicet (Cootragroblan) (IPC;2010). Durante los años 1996 y 1997 se hicieron comunes los patrullajes por la zona, el control de la movilidad en el territorio a través de peajes o puntos de control. El Miedo comenzó a imponerse: Se evidenció una situación de violencia generalizada, donde se hicieron cotidianas las amenazas a vecinos en un principio y luego las amenazas directas a las familias, riesgo de reclutamiento de los niños, niñas adolescentes. Las víctimas fatales no se hicieron esperar, contando en este periodo el asesinato de otro número importante de víctimas. También se registraron secuestros, desapariciones y víctimas que fueron enterradas a la orilla de los caminos, se dejaron expuestas o sepultadas en las bases de torturas que instalaron en diferentes zonas del corregimiento y sobre la vía panamericana. Según ha documentado la Fiscalía 17 Delegada ante el Tribunal Unidad Nacional de Fiscalías para la Justicia y la Paz, corroborado con las declaraciones hechas por las víctimas en ese mismo proceso, los hechos de violencia estuvieron precedidos por ofrecimientos de compra de las tierras en un promedio de 200.000 pesos por hectárea, negociaciones que fueron llevadas a cabo por intermediarios de diverso origen, cuyas compras se formalizaron en medio de los asesinatos, torturas y desapariciones. Una vez, las familias salen desplazadas de la zona, inician las denuncias por desplazamiento y despojo, teniendo como consecuencia ataques armados contra los reclamantes (al menos 22 líderes han sido asesisinados después del año 2007). Dos de ellos, eran Manuel Mausa y Juan Agustín Jimenez Vertel víctimas de despojo en la zona. Éste último había ganado un proceso judicial mediante el cual la víctima había demandado directamente a su despojador. (“Asesinado reclamante de tierras...”, 2010, Nov 27) El espacio geográfico presenta huellas y marcas del poblamiento previo al desplazamiento que a pesar de la intervención posterior, con movimiento de linderos, englobe de terrenos, derrumbe de casas originalmente construidas, construcción y/o adaptación de administraciones o “mayorías” de haciendas, permite comprobar, la intervención y apropiación de las comunidades sobre el territorio. En la actualidad el paisaje agrario fue transformado radicalmente encontrándose grandes concentraciones de tierra integradas por los predios que en el pasado pertenecieron a las familias campesinas, siendo la explotación ganadera y maderera las actividades predominantes en la zona, donde también se puede observar la presencia de búfalos y cultivos de maderas de alta valoración económica como la Teca. Aproximadamente desde 2007 algunos solicitantes han retornado por su cuenta a los predios que les pertenecieron, sufriendo hostigamientos y desalojos por parte de la inspección de policía del municipio de Turbo, llegando incluso a la quema de las viviendas construidas con materiales temporales sin seguimiento de los protocolos establecidos por la Corte Constitucional para este tipo de diligencias a población víctima. En el mes de Mayo de 2014 la Defensoría del Pueblo emitió un Informe de Riesgo sobre el municipio de Turbo (Antioquia), donde se relaciona al corregimiento de Macondo y sus vecindades entre las zonas con incremento en la presencia y hostigamientos de actores armados vinculados al conflicto. 4. Análisis de la intersección de conflictos en Macondo (Ver anexo 3: Mapa de conflictos). La definición de intervenciones sensibles a los conflictos guarda diferencias con la de procesos de construcción de paz, en el sentido de los fines e impactos que se propone un enfoque y otro. La construcción de paz implica objetivos e impactos deseados dirigidos a los factores estructurales que causan los conflictos buscando una paz sustentable, en un sentido diferente la sensibilidad a los conflictos no está enfocada en influir directamente sobre las causas estructurales de los conflictos pero requiere interpretar y actuar en consecuencia con el contexto para potenciar los factores que cohesionanmientras se disminuyen los que aumentan las tensiones y la emergencia de las violencias; en ese sentido, la construcción de paz es un enfoque que va más allá que la sensibilidad a los conflictos, aunque este último puede y debe ser incorporado a cualquier intervención social incluso las encaminadas a la construcción de paz. Así, puede ocurrir que en su discurso y misión un actor declare uno de estos enfoques pero en sus prácticas esté aplicando otro o cambiando el sentido original o instrumentalizando los objetivos fijados en principio. (Woodrow & Chigas; 2009:5). El discurso de la política para la atención y reparación a las víctimas puede estar enfocada en la construcción de paz desde sus principios y objetivos, pues su teoría de cambio está orientada a impactar algunas de las causas estructurales y consecuencias de la reproducción del conflicto armado en Colombia por generaciones, como es la informalidad en la tenencia de la tierra entre las comunidades campesinas más pobres, la especulación y concentración de tierras así como la impunidad como expresión de las inequidades en el acceso a la justicia para los sectores históricamente vulnerados en sus derechos. Hecha la necesaria aclaración sobre el énfasis de esta política pública sobre las consecuencias del conflicto armado, de forma simultánea, existe la posibilidad que el Estado en su conjunto no aplique la suficiente comprensión de los contextos y territorios en que se implementa, o al menos que no actúe en coherencia con el grado de reconocimiento que se tiene de ese contexto. En el campo humanitario se han construido diferentes metodologías de análisis de los conflictos y sus estrechas relaciones con los proyectos de intervención y su implementación en el ciclo de las políticas públicas hace parte de un debate actual sobre el tránsito de enfoques desde las entidades de cooperación internacional y sus copartes locales, así como en organizaciones de la sociedad e iniciativas regionales de paz. Existe al menos una treintena de metodologías construidas a partir de la experiencia en el campo en lugares diversos del planeta, siendo las más comunes las de aplicación del enfoque en el ciclo de proyectos con especial énfasis en la evaluación de un proyecto o una organización, respondiendo con cada variación a las condiciones particulares de cada contexto y nivel de intervención. Entre las herramientas existentes la práctica común en el campo es adecuar eclécticamente a las necesidades locales los elementos comunes entre metodologías con objetivos similares, aunque esta práctica ha dificultado la construcción de perspectivas metodológicas más robustas, la naturaleza flexible del enfoque orienta la definición de herramientas a través de la contextualización de las nociones generales (Woodrow & Chigas; 2009). Dado que nos propusimos hacer un análisis de los conflictos y sus intersecciones, se seleccionaron como fuentes para adaptación, las metodologías orientadas al análisis en un nivel local y regional, dejando sólo como referencia las orientadas al análisis de macro contextos nacionales, los cuales en la mayoría de los casos se enfocan en el trabajo de directivos y diplomáticos o de proyectos con una escala nacional. Entre las metodologías de referencia encontramos, PCIA: Análisis de impacto sobre La Paz y el conflicto propuesto por Kenneth Bush, PCA: Evaluación de La Paz y los conflictos de Thania Pfaffenholz . PBN: Identificación de necesidades de paz. (Citado por García; 2006: 46) y (Vasquez; 2010:19). Como fuentes principales para nuestro propio análisis de los conflictos presentes en el contexto del corregimiento Macondo se tomaron: Caracterización General del conflicto elaborado por Conflict Assessment Guide citado por Vásquez; 2010:35), pertinente para un estudio de caso como el propuesto, que se enfoca en analizar las relaciones entre estructuras (factores históricos de relaciones entre las dimensiones de la realidad social), los actores (las diferentes posiciones, intereses, relaciones de poder) y las dinámicas que se presentan en la interacción de estos con los factores presentes como posibles catalizadores de impactos positivos o negativos sobre los conflictos. En segundo lugar se estudiaron las metodologías “Working with conflict: skills and strategies for action - Responding to conflict – PB ”, FAST methodology - Swiss Peace - DEV / FP (Conflict Sensitivitiy; 2004: Cap2. P. 34) y la matriz de análisis de conflictos sociales planteada por Clara Inés Atehortúa y Luz Dary Ruiz (2003; 34). Se tuvo como referencia también algunas preguntas orientadoras propuestas por las metodologías de Análisis de paz y conflictos, requerimientos para la consolidación de La Paz y Análisis de necesidades para la construcción de paz. Con la perspectiva histórica como herramienta de aproximación, se reconstruyeron los hechos ocurridos en Macondo haciendo énfasis en los hitos que dan cuenta de eventos significativos para la comunidad (UAEGRTD-Dir Social; 2013), los procesos organizativos, hechos victimizantes y acciones del Estado y otros actores en relación con los conflictos que se han identificado (Ver Anexo 2: Línea de Tiempo del caso Macondo). Los conflictos que confluyen en el territorio de Macondo, a primera vista pueden parecer indiferenciados, incluso, derivados de los efectos del conflicto armado, sin embargo al caracterizarlos, podemos observar que se encuentran en niveles distintos de manifestación, que su yuxtaposición no permite observar las etapas de ciclo en que cada uno se encuentra y entrecruza, especialmente cuando los comparamos con los factores estructurales con que se retro alimentan y la jerarquía que presentan entre ellos. El análisis se centró como se ha dicho, en los conflictos, pasando por la caracterización del contexto, objetivo para el cual se requirió tomar el conjunto de hechos documentados en la línea de tiempo y relacionarlos entre sí. Los conflictos presentados aquí son los identificados por su manifestación en la etapa actual del proceso de restitución, dejando fuera otro tipo de conflictos que pueden confluir en la zona de influencia del corregimiento de Macondo, incluso los que aún teniendo relación con las categorías identificadas, hayan sido perdidos de vista desde nuestra experiencia y profundización sobre el caso. Para la aproximación al análisis del cruce de conflictos, se seleccionaron de la línea de tiempo hechos significativos que constituyen Hitos en el devenir histórico y que confluyen en el proceso de restitución y que influyen de forma determinante sobre las condiciones para una reparación efectiva de las víctimas en el territorio de Macondo, con lo cual buscamos antes comprender cada conflicto en su dinámica propia, fijando la mirada en las tendencias históricas que marcan una estructura, los actores involucrados y sus posiciones, cómo se ha manifestado este conflicto en la coyuntura del proceso de restitución y qué proyecciones podemos encontrar. Del análisis del mapa de conflictos (Ver anexo 3) se resalta que se encuentran abiertos o manifiestos los relacionados con la tenencia de la tierra y con lo ambiental, permitiéndonos relacionar un proceso que ha venido de tiempo atrás como la extracción de recursos maderables, llevando a través de la tala indiscriminada al daño ambiental. Este proceso de deterioro se profundizó con la concentración de tierras luego del despojo, sin embargo no tiene una explicación directa o exclusiva con la entrada del proceso de restitución, pues el fenómeno ha respondido a una dinámica territorial relacionada con las formas de explotación de recursos usadas tanto por comunidades campesinas como por grandes terratenientes en la zona. En la etapa actual las víctimas
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