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Aproximación a iniciativas locales de 
construcción de paz en Colombia 
 
 
 
 
 
 
Laura Sofía Bernardelli Velásquez 
 
 
 
 
 
 
 
Universidad Nacional de Colombia 
Facultad de Ciencias Humanas 
Especialización en Acción sin Daño y Construcción de Paz 
Bogotá D.C., Colombia 
2014 
2 Aproximación a iniciativas locales de construcción de paz en Colombia 
 
Aproximación a iniciativas locales de 
construcción de paz en Colombia 
 
 
 
Laura Sofía Bernardelli Velásquez 
 
 
 
Trabajo de investigación presentado como requisito parcial para optar por el título 
de: 
Especialista en Acción sin Daño y Construcción de Paz 
 
 
 
Directora: 
Martha Nubia Bello Albarracín 
 
 
Línea de Investigación: 
Investigación 
 
Universidad Nacional de Colombia 
Facultad de Ciencias Humanas 
Especialización en Acción sin Daño y Construcción de Paz 
Bogotá D.C., Colombia 
2014 
 
Resumen 
El inicio de las negociaciones entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas 
Revolucionarias de Colombia (Farc)1, permitió que el tema de la paz contara con un 
interés estatal, mediático y ciudadano. Sin embargo, la coyuntura de los diálogos ha 
reducido la visión que se tiene de la paz, convirtiéndola en algo estático y que depende 
únicamente del Estado. Esta investigación, tenía un objetivo muy específico: sacar del 
anonimato algunas iniciativas locales de paz en Colombia, que han nacido y se han 
fortalecido a pesar de no contar con un apoyo gubernamental o ciudadano. Además, 
ponen de manifiesto la importancia del ámbito local y comunitario en un escenario de 
construcción de paz, donde esta se asume como responsabilidad de cada individuo y no 
solamente una política de gobierno. Por último, lograr empezar a entender la paz como 
una construcción cotidiana y no solamente como el resultado de la firma de un acuerdo, 
permitirá sentar las bases para un escenario de posconflicto exitoso y duradero. 
 
 
Palabras clave 
Construcción de paz 
Territorio 
Enfoque diferencial 
Comunitario 
 
 
 
1
 Guerrilla colombiana conformada en 1964. Con la que se ha iniciado diálogos de paz, para lograr su 
desmovilización y desarme. 
4 
 
 
 
Abstract 
The beginning of the peace talks between the Colombian government and the Armed 
Forces of Colombia People (Farc in Spanish), allowed the peace topic to gain interest 
among state organizations, media and citizens. However, the juncture of these talks has 
reduced the view that we have of peace, making it something static and a liability of the 
State. This research had a very specific aim: to extract of the anonymity some local 
initiatives of peace in Colombia, which have been born and fortified in spite of not having 
a governmental or civilian support. In addition, they reveal the importance of the local and 
community area in a scene of peacebuilding, where it is assumed as responsibility of 
every individual and not only a public policy. Finally, to start understanding peace as a 
daily construction, and not only as the result of the signature of an agreement, it will allow 
laying the foundation for a lasting and successful peace scenario. 
 
 
Keywords: 
Peacebuilding 
Territory 
Affirmative action 
Communitarian 
 
 
 
 5 
 
 
Contenido 
 
Introducción .................................................................................................................... 6 
1. Marco conceptual ................................................................................................... 10 
1.1 Aproximación histórica y analítica del concepto de Construcción de paz: ........ 11 
1.1.2 Modelos de construcción de paz .................................................................... 13 
1.1.3 Elementos que deben componer una iniciativa de construcción de paz ......... 14 
1.2 Tipos de enfoques en gestión de conflictos ...................................................... 15 
1.3 Teoría de la Paz Imperfecta .................................................................................. 17 
2. Construcción y visión de la paz desde lo institucional ....................................... 19 
2.1 Marco normativo .............................................................................................. 19 
2.2 Procesos de paz anteriores .............................................................................. 23 
2.3 Negociaciones en La Habana .......................................................................... 25 
3. Iniciativas locales de paz en Colombia ................................................................. 31 
3.1 Enumeración y breve descripción histórica las iniciativas encontradas ............ 32 
3.2 Filtro de selección ............................................................................................ 37 
3.3 Iniciativas seleccionadas .................................................................................. 38 
3.3.1 Mujeres – Ruta Pacífica de las Mujeres ......................................................... 38 
3.3.2 Campesinos - Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare ............. 39 
3.3.3 Afrodescendientes – Proceso de Comunidades Negras ................................ 40 
3.3.4 Indígenas – Consejo Regional Indígena del Cauca ....................................... 41 
3.4 Logros y obstáculos de las iniciativas ............................................................... 42 
3.5 Coincidencias y divergencias entre las reivindicaciones de las iniciativas 
seleccionadas y la agenda de negociación en La Habana .......................................... 43 
4. Conclusiones .......................................................................................................... 47 
5. Bibliografía ............................................................................................................. 49 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
 
 
Introducción 
 
En Colombia, es amplia la descripción y el estudio de la violencia, pero no de la paz y 
mucho menos se considera posible que existan “paces”, entendido esto como la 
posibilidad de asumir que la paz no es monolítica y estática, sino que puede encontrarse 
en diversos tipos de manifestaciones. Al enfocarnos en estudiar la primera, 
invisibilizamos e impedimos que varias iniciativas y experiencias de la segunda se 
conozcan y se multipliquen. La paz no es un objetivo teleológico sino un presupuesto que 
se reconoce y construye cotidianamente (Muñoz, 2003). 
 
En esta medida, el interés central de este trabajo fue realizar una investigación sobre la 
paz en Colombia, si bien no es posible abarcar un marco de tiempo muy amplio, 
considero que los aportes que se puedan realizar para una mayor comprensión de este 
silenciado tema, son importantes y pertinentes dada la coyuntura de los diálogos de paz 
entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc en La Habana. Sin embargo, no 
pretendí centrar la atención en el Estado ni en los grupos al margen de la ley, actores 
que juntos han contado con el protagonismo y la permanente atención mediática y civil. 
Esta investigación tuvo como objetivo acercarse a esa paz, a esas “paces”, que las 
personas día a día en medio de sus dificultades y proezas, construyen y fortalecen. Esas 
“paces” que logran organizar colectivos, exigir derechos y transformar sociedades desde 
una forma particular de anonimato. 
 
Un país que ha sufrido tanto por tan variados tipos de violencia, como el nuestro, merece 
comprender y multiplicar los espacios de expresiones no-violentas que se han mantenido 
y fortalecido, en una muestra de verdadera construcción de paz. Pero debe, 
principalmente, darlos a conocer. No significa ningún avance para esta construcción que 
sólo sea un tema que tome relevancia por una iniciativa gubernamental de iniciar una 
negociación con un grupo armado al margen de la ley. 
 
 7 
 
 
Desde elanuncio, por parte del presidente Juan Manuel Santos, del inicio de diálogos de 
paz con la guerrilla de las Farc, los medios de comunicación y diversos sectores 
académicos han centrado su atención en el desarrollo de estas negociaciones. Todas las 
semanas nos hemos visto saturados de diversos análisis y posturas frente a lo que se 
dice o se hace en La Habana, lugar elegido para las negociaciones. Sin embargo, tanto 
los medios de comunicación como la academia han fallado en comunicar la importancia 
de esa paz a la ciudadanía, dejando casi por sentado, que ésta se reduce a lo que se 
decida en esa mesa. Esto se ha visto reflejado en la poca, casi nula, opinión que los 
ciudadanos de a pie tienen sobre el proceso, sus implicaciones o sobre lo que significa 
buscar y construir paz. 
 
Es inevitable no comparar los actuales diálogos con experiencias anteriores como la 
mesa de negociación en El Caguán durante el gobierno de Andrés Pastrana y/o la 
exitosa desmovilización de la guerrilla del M-19 en 1990. En estas dos experiencias se 
hicieron los mismos tipos de análisis y comparaciones frente a los procesos, actores y 
desenlaces de cada uno, centrándose especialmente en lo político, lo económico y lo 
militar, pero fueron pocos los que se enfocaron en la descripción de las iniciativas locales 
y comunitarias de construcción de paz que surgieron o se desarrollaron paralelamente a 
esos procesos. El nivel microsocial siempre queda relegado frente a la notoriedad que 
otro tipo de eventos pueden tener; sin embargo, como dice Esperanza Hernández: “Las 
iniciativas de paz desde la base en Colombia evidencian realidades diferentes en un país 
marcado por expresiones persistentes de violencia” (2004). 
 
Así pues, los esquemas mediáticos y academicistas que han permeado en el imaginario 
de concebir la paz simplemente como un fin de actos bélicos, y de reducir la violencia a 
sus manifestaciones físicas, son los principales obstáculos a la hora de estudiarla desde 
la gente. Las lógicas de poder que dominan el análisis reducen las experiencias locales a 
eventos esporádicos, despojándolos de toda complejidad e importancia. Si bien es cierto 
que con el inicio de las negociaciones se han abierto espacios de diálogo y discusión 
frente a este tema, sigue existiendo una ignorancia generalizada hacia iniciativas que han 
permanecido y se han fortalecido a pesar del poco interés estatal y ciudadano. 
 
8 
 
 
En esta medida, fueron los estudios para la paz los que incentivaron las preguntas que 
dieron origen a este trabajo de investigación. La posibilidad de focalizar el análisis hacia 
la paz y no hacia el lugar común de la violencia, facilitó el diseño y posterior desarrolló 
investigativo. 
 
Como piedra angular del marco teórico está la teoría de la paz Imperfecta, un importante 
referente que han trabajado y perfeccionado los investigadores de la Universidad de 
Granada. “(…) Podríamos agrupar bajo la denominación de paz imperfecta a todas estas 
experiencias y estancias en la que los conflictos se han regulado pacíficamente, es decir 
en las que los individuos y/o grupos humanos han optado por facilitar la satisfacción de 
las necesidades de los otros, sin que ninguna causa ajena a sus voluntades lo haya 
impedido” (Muñoz, 2003). Aunque es una definición amplia, pretende dar luces al análisis 
de ver la paz y la construcción de esta como un empoderamiento de la sociedad; no sólo 
de las iniciativas gubernamentales, que son importantes, sino de la responsabilidad y 
participación que, como ciudadanos, asumimos en esta construcción. 
 
Es por lo anterior que el objetivo principal de esta investigación, fue describir espacios de 
construcción de paz, y de “paces”, que tuvieran un origen local y no-gubernamental en 
Colombia. Aunque podemos afirmar que iniciativas de este tipo se pueden encontrar en 
diferentes momentos de la historia violenta del país, la indagación se delimitó 
temporalmente para que respondiera a la coyuntura específica de las actuales 
negociaciones en La Habana. Para lograr el cumplimiento de este objetivo, desarrollé 
cuatro puntos específicos que se enfocaron en parte del entramado conceptual e 
histórico necesario para la comprensión y análisis de lo previsto inicialmente. Buscando 
visibilizar no sólo el avance que la academia ha hecho frente a la comprensión y 
construcción de paz, sino también rescatar aquellas iniciativas que dan importancia a las 
prácticas comunitarias de esta. 
 
El desarrollo conceptual que acompañó el análisis de esta investigación, se enfocó en la 
profundización de la descripción y comprensión de las principales características de los 
enfoques de gestión de conflictos y la tipología de paces en la construcción de paz. Los 
avances conceptuales hechos por Lederach, en esta línea, fueron un aporte inicial 
importante, especialmente al ver la transformación del conflicto desde el reconocimiento 
 9 
 
 
del mismo: La transformación del conflicto es una forma de visualizar y responder al ir y 
venir de los conflictos sociales como oportunidades que nos da la vida para crear 
procesos de cambio constructivo que reduzcan la violencia e incrementen la justicia en la 
interacción directa y las estructuras sociales, y respondan a los problemas cotidianos en 
las relaciones humanas. (Reimann, 2000). 
 
Como segundo punto, se diseñó una aproximación histórica y documental sobre 
iniciativas locales y comunitarias de paz en Colombia que se desarrollaran dentro de la 
delimitación temporal establecida. En este punto se creó un filtro para definir cuáles de 
las iniciativas encontradas podrían ser tenidas en cuenta. En consecuencia, las que 
tuvieron un origen en políticas de Responsabilidad Social Empresarial o fueron 
financiadas desde su origen por instituciones religiosas de cualquier tipo, fueron 
excluidas del análisis al representar visiones que no surgen, necesariamente, de 
inquietudes locales sino de imposiciones políticas y económicas. 
 
En tercer lugar, como parte de un ejercicio comparativo y de seguimiento, se procedió a 
describir las iniciativas gubernamentales frente a la construcción de paz desde el anuncio 
de los diálogos en La Habana. Pretendiendo hacer evidente la desproporción en términos 
de acceso a espacios de difusión pública entre estas y las comunitarias. 
 
Por último, como una consecuencia del avance conceptual e histórico, surge una 
clasificación de iniciativas de paz que responden a lógicas territoriales y poblacionales 
específicas. Siendo esto un producto no esperado desde el diseño inicial de trabajo. 
 
La construcción de paz es un proceso gradual, y en ese sentido, las estrategias dirigidas 
a conseguir transformaciones creativas de los conflictos y la consolidación de cambios 
sociales constructivos deben pensarse en marcos amplios de tiempo que incluyan 
acciones inmediatas de superación de las crisis, prevención y protección, pero también 
acciones a mediano y largo plazo, que pasen por la transformación de las estructuras 
sociales, políticas y culturales que dan origen a los conflictos y al ejercicio de las 
violencias. 
 
 
10 
 
 
 
 
 
 
 
 
1. Marco conceptual 
 
Como punto de partida es importante y pertinente explicar la fundamentación teórica y 
conceptual que da sustento a este trabajo. Aunque el programa académico de la 
Especialización concentra su atención en la Acción sin daño, para la aproximación que 
se tenía como objetivo, se optó por trabajar solamente desde el enfoque de construcción 
de paz con las posibilidades que éste presenta. Una de las ventajas más importantes de 
trabajar con este enfoque, es que permite la complementariedad entre teorías y 
postulados que facilitan el análisis y enriquecen el debate. En este caso, fue necesario 
recurrir a las tipologías de gestión de conflictos y a los elementos principales que trabaja 
la Teoría de la Paz Imperfecta, para lograrun entramado conceptual que permitiera la 
articulación con el tema objeto del estudio: iniciativas locales y comunitarias de paz en 
Colombia. 
 
En esta medida, se propone empezar el desarrollo de este capítulo por una aproximación 
histórica y analítica del concepto de construcción de paz, para seguir con una descripción 
de los tipos de enfoques en gestión de conflictos y terminar con una profundización en la 
Teoría de Paz Imperfecta trabajada por los académicos de la Universidad de Granada. 
 
 
 
 
 11 
 
 
1.1 Aproximación histórica y analítica del concepto de 
Construcción de paz: 
 
El reto de la construcción de paz en contextos de conflictividad armada o de otro tipo, 
reside en aprender a trabajar en las situaciones de conflicto teniendo como punto de 
partida, los siguientes componentes: Identificar y prever situaciones latentes de conflicto; 
prevenir y enfrentar dinámicas destructivas; y promover dinámicas constructivas de 
transformación. Al menos esta es la propuesta inicial que se presenta en el Módulo 5: 
Construcción de paz, transformación de conflictos y enfoques de sensibilidad a los 
contextos conflictivos, escrito por el académico Borja Paladini Adell. Inicio con esta 
aproximación porque este documento será uno de los principales puntos de referencia en 
la descripción teórica y conceptual que conforman este primer capítulo. 
 
El concepto de construcción de paz se popularizó, académica y políticamente, a inicios 
de la década de los noventa, cuando el entonces Secretario General de las Naciones 
Unidas, Boutros Ghali, se refiere a este en la presentación del documento Agenda para la 
Construcción de Paz en 1992. Si bien fue considerado una novedad en su momento 
(finalización de la Guerra Fría), lo cierto es que la ONU ya utilizaba dos instrumentos en 
el marco del mandato para la paz en el desarrollo de sus obligaciones: Peacekeeping, o 
mantenimiento de la paz; y Peacemaking, como el establecimiento de la paz. 
Instrumentos que se concentraban en lograr un cese al fuego entre actores 
internacionales, imagen común para la época a la que hacemos referencia, que 
reproducían una concepción de paz fundamentalmente negativa, porque tenían como 
objetivo la terminación de algo violento y no la construcción de algo transformador. 
 
La primera mención y elaboración del concepto de construcción de paz, se dio a 
mediados de los años 70, cuando Johan Galtung lo define como: “Un emprendimiento 
político que tiene como objetivo crear paz sostenible enfrentando las causas 
estructurales o profundas de los conflictos violentos a partir de las capacidades locales 
para la gestión pacífica de los mismos” (Galtung, 1976). Sin embargo, como explica 
Paladini Adell, las Naciones Unidas inicialmente ven este nuevo concepto como un 
instrumento complementario a sus ya establecidos esfuerzos de mantenimiento y 
12 
 
 
establecimiento de la paz. Siendo así una serie de actividades que consolidan esfuerzos 
previos de la Organización de Naciones Unidas que evitaban el decaimiento en 
situaciones de conflicto y violencia, especialmente entre Estados. 
 
Rápidamente se hizo necesaria la ampliación del marco de aplicación del nuevo 
concepto, para poder considerar los conflictos que se desarrollaban al interior de los 
Estados, en los que las víctimas eran en su mayoría civiles. En este nuevo escenario, los 
grupos armados otorgaban al control sobre el territorio y la población, la mayor relevancia 
como estrategia de guerra. En esta medida, la aplicabilidad de los instrumentos de 
construcción de paz, desde la ONU, al interior de las naciones está ligada al desarrollo 
del concepto de Seguridad Humana. Entendida desde dos definiciones: Una reducida, en 
la que el énfasis está en las amenazas que sufren las personas por hechos de violencia 
causada por otros seres humanos (como en conflictos armados); y la segunda, más 
amplia, que considera que las amenazas que sufre la población no son sólo las que 
tienen un origen en la violencia que se ejerce directamente, sino también en otras 
situaciones que pueden afectar en mayor medida la vida de las personas, como las 
hambrunas o los desastres naturales. 
 
El mayor avance desde la adopción del concepto de Seguridad Humana, es que no sean 
solamente considerados sujetos de seguridad los Estados. De esta manera, se originó un 
enriquecimiento del concepto de paz que se había manejado hasta el momento. La paz 
es vista ahora desde una concepción mucho más positiva, en la que debe edificarse algo 
que busque la seguridad de las personas y la estabilidad democrática de los Estados. 
“Desde esta nueva mirada, la construcción de paz se puede explicar como el producto de 
la convergencia entre las agendas de la seguridad humana y las agendas del desarrollo y 
la democratización” (Paladini Adell, 2011). 
 
Con esta nueva concepción entre la seguridad humana y la construcción de paz, en 1995 
el mismo Boutros Ghali, presenta el Suplemento a una Agenda de Paz, en el que se hace 
un llamado a fortalecer la dimensión humanitaria de la Organización de Naciones Unidas 
y la necesidad de desarrollar nuevas áreas de trabajo; interés que también fue una 
consecuencia del nefasto trabajo de la ONU en la prevención de la tragedia en Ruanda. 
Es así como en el año 2000, se publica el Informe sobre Operaciones de Paz, en el que 
 13 
 
 
se recomienda que se desarrolle una arquitectura institucional más sólida para la 
construcción de paz fortaleciendo los instrumentos para estas operaciones (Naciones 
Unidas, 2000). Por último, en el año 2005, se crea oficialmente la Comisión de 
Construcción de Paz, además de un Fondo de Naciones Unidas para la Construcción de 
Paz, institucionalizando el desarrollo conceptual y técnico del enfoque, permitiendo a la 
vez su autonomía y complementariedad dentro del Sistema de Naciones Unidas. 
 
En este nuevo entramado institucional, se define la construcción de paz como: “una serie 
de medidas orientadas a reducir el riesgo de caer o recaer gradualmente en situaciones 
de conflictividad a través del fortalecimiento de las capacidades nacionales en todos los 
niveles de la gestión de conflictos, y preparar así las bases para la paz y el desarrollo” 
(Paladini Adell, 2011). 
1.1.2 Modelos de construcción de paz 
Dentro de esta última conceptualización se definen, analíticamente, dos formas 
principales de entender el enfoque: El modelo global – internacional y el modelo local – 
solidario. A continuación se da una explicación general de cada uno: 
 
 Modelo global – internacional: Es influido por las operaciones de paz impulsadas 
por Naciones Unidas en el marco del Derecho Internacional Público. De esta 
manera, se entiende como un esfuerzo liderado por actores internacionales que 
se interesan en un Estado afectado por un conflicto interno y proceden a 
intervenir por medio de una serie de actividades enmarcadas en el ámbito político. 
Crea condiciones de seguridad y orden público, manteniéndose en el espacio 
macro de la sociedad. Sigue siendo el más parecido a la primera concepción de 
construcción de paz, en la que se asume como una simple herramienta de apoyo 
para la consolidación y la imposición de una idea de paz a través de medios 
implementados directamente desde el Sistema de Naciones Unidas. 
 
 Modelo local – solidario: Entendiendo la construcción de paz como un esfuerzo 
que atañe a las comunidades y los territorios, es la conceptualización que más se 
aproxima al objetivo de este trabajo. Los actores principales, en este modelo, son 
14 
 
 
las comunidades y los territorios afectados, y en una situación de vulnerabilidad, 
como consecuencia del conflicto armado. La importancia de elevar a status de 
actores a las comunidades locales, que son las que permanecen en el lugar del 
conflicto, y para ellas responder de una u otra manera a la guerra no es una 
opción, sino una necesidad(Anderson & Olson, 2011). 
1.1.3 Elementos que deben componer una 
iniciativa de construcción de paz 
Una apuesta integral de construcción de paz debería contar, de acuerdo con Paladini 
Adell, con las siguientes bases metodológicas y conceptuales: Responsabilidad de 
proteger y acompañar; primacía de Derechos Humanos y Derecho Internacional 
Humanitario; responsabilidad de transformar para prevenir, emprendimiento político y 
sostenible; y, por último, otorgar una especial importancia a lo local y lo regional. 
 
Aunque se puede intuir que es un planteamiento desde la posibilidad de acción de 
actores externos, que otorgarían un papel más relevante al Estado, es pertinente hacer 
una descripción breve de cada componente. 
 
a. Responsabilidad de proteger y acompañar: El origen normativo de la seguridad 
humana en la construcción de paz, significa que debe buscar proteger a las 
personas de cualquier tipo de riesgo o amenaza, especialmente los originados por 
situaciones de violencia y conflicto armado. En esta medida, se considera 
políticamente necesario acompañar a los países que se encuentren inmersos en 
situaciones de conflicto para garantizar la protección de civiles y facilitar la 
consolidación de mecanismos que ayuden a superar la situación de violencia. 
b. Primacía de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario: El 
impulso a marcos normativos donde la defensa y protección de los Derechos 
Humanos y el Derecho Internacional Humanitario sean considerados de carácter 
prioritario, son insumos esenciales para un escenario de construcción de paz. Sin 
embargo, no pueden dejarse de lado los Derechos Económicos, Sociales y 
Culturales como parte vital de estos marcos, facilitando la integralidad y enfoque 
diferencial de la propuesta. 
 
 15 
 
 
c. Responsabilidad de transformar para prevenir: En un sentido más amplio de 
responsabilidad y ligada a las acciones preventivas de la ONU, la construcción 
debe encaminarse también hacia el alcance de procesos transformadores de los 
escenarios en conflicto. 
d. Emprendimiento político sostenible: Al desarrollarse en contextos y escenarios de 
conflicto, es imposible que la propuesta no tenga un componente político que la 
oriente. “El éxito de la construcción de paz no reside en evitar o prevenir los 
conflictos, sino en lograr mecanismos sociales y políticos que permitan 
enfrentarlos y transformarlos sin violencia” (Paladini Adell, 2011) 
e. Especial importancia a lo regional y lo local: En aspectos muy específicos como 
el apoyo al desarrollo de las capacidades de los actores locales; promoviendo 
procesos de articulación, acompañando la acción humanitaria donde sea 
necesaria. 
 
Aunque es una propuesta metodológica práctica y fácil de entender, el análisis que se 
hace de este enfoque se concentra en una visión de construcción de paz desde el 
Estado. En el que el fortalecimiento local, se desarrolla en términos institucionales y no 
comunitarios. En esta medida, si bien resulta importante para sentar las bases 
conceptuales de la investigación, debe reforzarse con lo que plantea la Teoría de la Paz 
Imperfecta que será descrita más adelante. 
 
1.2 Tipos de enfoques en gestión de conflictos 
Dentro de los Estudios de Paz se recurre, con mayor frecuencia, sólo a tres tipos de 
enfoques en gestión de conflictos: Regulación, Resolución y Transformación. Es 
pertinente, entonces, describir las características principales de cada uno de estos para 
evidenciar más claramente la conexión entre el concepto de transformación de conflictos 
y el objetivo principal de este trabajo. Para ello se tomarán las definiciones trabajadas por 
Cordula Reimann en el documento “Hacia la Transformación de conflictos: evaluación de 
los enfoques recientes de gestión de conflictos”, artículo publicado en el año 2000: 
 
16 
 
 
 Regulación: Estrategias centradas en resultados que buscan obtener soluciones 
sostenibles de tipo “todos ganan”, o poner fin a la violencia directa, sin 
necesariamente abordar las causas subyacentes al conflicto. 
 
 Resolución: Hace referencia a todas las actividades centradas en abordar las 
causas profundas de la violencia directa, cultural y estructural. 
 
 Transformación: Esfuerzos centrados en resultados, procesos y estructuras, que 
pretenden superar realmente todas las formas de violencia, convirtiendo en 
sujetos activos a la población civil sin depender de la intervención de terceras 
partes como en los otros dos enfoques. 
 
De acuerdo con lo descrito anteriormente, podríamos ubicar la regulación y la resolución 
con los primeros mecanismos de construcción de paz de la Organización de Naciones 
Unidas, el mantenimiento y la facilitación de la paz respectivamente. Sin embargo, es el 
tercer enfoque el que nos interesa, porque asume la visión de una sociedad activa, 
dinámica y participativa, que puede desarrollar procesos propios que no requieran 
indispensablemente de la agencia de actores externos, sean en forma de Estado o de 
organizaciones internacionales. Además, su enfoque en el proceso de la gestión del 
conflicto y no solamente en resultados o acciones, permite un margen de acción mucho 
más preparado para las contingencias que se puedan presentar en el camino. Facilita la 
comprensión de que la construcción de paz es un proceso de largo aliento, que implica 
un fuerte compromiso. 
 
Por último, esta clasificación hace evidente que ha sido tanto el énfasis en la prevención 
y contención de la violencia, que se ha olvidado el componente más importante de la 
construcción de paz: La promoción de dinámicas constructivas de transformación social. 
John Paul Lederach, uno de los principales exponentes de este enfoque, considera como 
piedra angular el cambio social constructivo, que define de la siguiente manera: “El 
cambio social constructivo es el intento de desplazar las relaciones de aquellas definidas 
por el temor, la recriminación mutua y la violencia hacia las caracterizadas por el amor, el 
respeto mutuo y el compromiso pro-activo” (Lederach J. P., 2008). 
 17 
 
 
 
1.3 Teoría de la Paz Imperfecta 
La paz es un campo de estudio en sí mismo, en el que convergen imaginarios culturales, 
sociales, económicos y políticos que generan una amplia posibilidad de análisis y 
comprensión de fenómenos humanos. Aunque es casi automático relacionar la paz con 
la ausencia de guerra, es menester que ésta sea vista en su propia autonomía como 
manifestación y como concepto. Como dice Muñoz, “parece que la aparición del 
concepto de paz ha estado ligada al de guerra, pues ambos aparecen casi 
coetáneamente, la guerra porque no había nacido, la paz porque no era necesaria como 
idea” (Muñoz, 2003). 
Casi siempre los análisis se basan en la definición dual que presenta Galtung del 
concepto de paz, que comprende dos manifestaciones: En primer lugar está la paz 
negativa, que ya hemos mencionado como la ausencia de guerra; y en segundo, está la 
paz positiva, que reproduce una visión ideal y utópica de la sociedad en la que no hay 
violencia ni conflictos de ningún tipo. Considerar que el concepto de paz aparece ligado 
al concepto de guerra, significa que se asume una visión negativa de la primera y de la 
sociedad en su conjunto. Pero, considerar que los esfuerzos de construcción de paz 
deben, entonces, tener como objetivo alcanzar una paz desde su definición positiva, 
tendría como consecuencia la imposición de visiones inalcanzables de sociedad y 
convivencia, lo que paradójicamente podría generar otros tipos de violencia. 
Concentrarse solamente en esta definición dual del concepto de paz, representa la 
primera talanquera en el objetivo de esta investigación. 
Es así como los Estudios de Paz, nos presentan dos momentos importantes que articulan 
lo que hemos desarrollado anteriormente, con un nuevo panorama de análisis. En primer 
lugar, se presenta un giro epistemológicoen el que el peso analítico e investigativo recae 
en la comprensión de la “irenología”, lo que significa que se presenta un tránsito en lo 
que tradicionalmente se ha estudiado desde la violencia, para empezar a estudiarlo 
ahora desde la paz. 
18 
 
 
En segundo lugar, está lo trabajado y perfeccionado por los investigadores de la 
Universidad de Granada, que han desarrollado el concepto de Paz Imperfecta, entendido 
preliminarmente como: “…todas estas experiencias y estancias en las que los conflictos 
se han regulado pacíficamente, es decir en las que los individuos y/o grupos humanos 
han optado por facilitar la satisfacción de las necesidades de los otros, sin que ninguna 
causa ajena a sus voluntades lo haya impedido” (Muñoz, 2003) De esta definición 
podemos resaltar dos afirmaciones diferentes a lo que se ha trabajado tradicionalmente 
en este campo de estudio: Se asume que la paz se da entre individuos y grupos 
humanos, no solamente entre Estados; y, el énfasis está en la voluntad de las personas y 
no necesariamente en el agenciamiento de instituciones externas. 
 
La decisión de acompañar la paz del adjetivo “imperfecta”, surge como una posibilidad de 
encontrar sentido a los distintos significados de la primera en diversos contextos sociales 
y culturales. Francisco Muñoz resalta que “la paz” puede ser concebida como un invento 
de los humanos, que se puede trasladar para comprender la naturaleza y el cosmos al 
asumirla como símbolo, y en esta medida es construida y destruida constantemente 
dependiendo del contexto cultural, social, político y económico en el que se desarrolla. 
De esta manera, no es posible concebir la paz como un concepto monolítico e 
inamovible, sino que debe asumirse dinámica, cambiante y en respuesta a las 
particularidades del contexto en el que se desenvuelve. 
A la paz como concepto se le suma la paz como vivencia, dotándola de un origen 
creativo, diverso y más cercano a la cotidianidad de los seres humanos, especialmente 
de aquellos que viven en situaciones de vulnerabilidad y violencia, que no pueden dar 
espera a que un ente externo solucione sus dificultades. El concepto de paz, como se 
mencionó antes, ha estado ligado al concepto de guerra, violencia y conflicto, 
entendiendo este último de manera negativa. Lederach ya había avanzado en asumir el 
conflicto no sólo como parte fundamental de todas las relaciones sociales, sino que 
además lo dotó de un carácter positivo y transformador. En este sentido, el conflicto 
como posibilidad resalta y se articula con la paz inacabada y sin utopías. La paz 
imperfecta permite un aterrizaje epistemológico de los estudios de paz en la cotidianidad 
de los seres humanos. Como lo sintetiza Muñoz, la paz imperfecta permite “que se 
produzca un avance significativo en el tratamiento y las soluciones a los problemas 
 19 
 
 
vivenciales y reales, y por ende intelectuales, de los seres humanos” (Muñoz, 2003). La 
paz imperfecta no es ausencia del conflicto, en tanto este es el dinamizador de prácticas 
transformadoras. 
Para terminar, y manteniendo la referencia a lo trabajado por Francisco Muñoz en la 
Universidad de Granada, desde la visión de análisis que permite la paz imperfecta, se 
podría hablar de tres manifestaciones generales de acciones pacíficas, que articulan esta 
teoría con los modelos de construcción de paz descritos anteriormente: La causalidad, 
que se evidencia cuando una acción pacífica produce otra directamente; la retroactividad, 
cuando una acción pacífica continuada a lo largo del tiempo interactúa después de haber 
realizado un recorrido circular; y, recursiva, cuando la acción pacífica es productora de 
aquello que la produce. En esta medida, la paz imperfecta es la herramienta teórica más 
pertinente para reconocer los diferentes tipos de paces que se evidencian en espacios 
locales, permitiendo además, interrelacionarlas. 
 
2. Construcción y visión de la paz 
desde lo institucional 
2.1 Marco normativo 
El capítulo anterior tenía por objetivo sentar las bases teóricas y conceptuales que 
fundamentan esta investigación, pero la teoría sin la praxis no llega lejos. En esta 
medida, los siguientes dos capítulos buscan describir desde la práctica las características 
descritas sobre modelos de gestión de conflictos y de construcción de paz descritas en el 
primer capítulo. 
 
Es imposible avanzar sin hacer una aproximación a la percepción sobre la concepción de 
paz que hay dentro del Estado Colombiano. Si bien es cierto que esto no puede reducirse 
a lo legislativo, la publicación de normativa que regula este tema es una manera muy útil 
para evidenciar qué visiones de la paz terminan cristalizadas en el imaginario 
institucional. 
20 
 
 
Como primer punto, es inevitable comenzar hablando de la Constitución de 1991, no sólo 
como referente normativo base, sino como un referente de significado para los sentires y 
opiniones de un momento histórico particular en Colombia. Esta constitución representa 
un hito en la construcción de paz nacional, en varios niveles: Primero, porque surge de 
un proceso de negociación con grupos armados al margen de la ley; segundo, porque 
considera que su máximo objetivo es facilitar la inclusión y participación, política y 
democrática de diversos sectores sociales, ya que asume como premisa que es la 
exclusión el origen de la violencia; y, tercero, porque su construcción fue legitimada 
ampliamente por la sociedad civil en ánimos de participación. 
 
Además de esto, la constitución del 91 sentó las bases normativas para la construcción 
de paz desde un intento por consolidar un marco institucional claro. En la Carta, la paz es 
elevada a derecho, pero también se considera un deber, como consta en el artículo 22: 
La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento. Esto tiene dos ámbitos de 
interpretación: el primero se refiere a que el ordenamiento jurídico debe garantizar la 
tranquilidad de las personas en su esfera personal; el segundo, el aspecto colectivo, 
requiere del concurso de factores ideológicos, sociales, económicos y políticos. El 
Observatorio de Construcción de Paz de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, ha 
avanzado en la explicación de los significados del nuevo status de la paz desde la 
constitución de 1991, como explican a continuación: “Ser considerado de tercera 
generación, le otorga al derecho a la paz tres efectos cruciales: primero, no siendo un 
derecho fundamental, podrá ser regulado por cualquier tipo de ley; segundo, no tendrá 
aplicación inmediata, ya que debe contar con desarrollo legal y diversos factores que 
permitan su progresiva realización dentro del Estado de Derecho; y, tercero, derivado de 
lo anterior, no puede ser protegido directamente por vía de tutela, ya que cualquier 
exigencia que se haga sobre el mismo no debe medirse por su protección o 
desprotección, sino por los esfuerzos que realice el Estado para darle cumplimiento” 
(Andrade & Barrera, 2013). 
 
Desde este pequeño análisis jurídico del desarrollo que el concepto de paz ha tenido 
dentro del Estado, podemos encontrar manifestaciones de esta normativa en 
instituciones y medidas gubernamentales, como evidencia de que las leyes son vitales 
para materializar la paz en varias de sus dimensiones. En esta medida, también 
 21 
 
 
podemos ver cómo las normas, al trazar un marco de acción específico, cristalizan 
escenarios de discusiones y debates en torno a temas particulares. 
 
El alcance de lo explicado anteriormente, está atravesado por el contexto de conflicto 
armado interno de largo aliento que se vive en Colombia, en esta medida el Estado ha 
desarrollado cuatro grandes estrategias para tratar de poner fin a la conflagración, y 
hacer debido cumplimiento de lo establecido desde la Constitución Política. Estas son2: 
 
 Regulación: Aprobación de una serie de tratados internacionales y convenios de 
cooperaciónen materia de Derecho Internacional Humanitario. Normas que 
pretenden mitigar efectos, regular el conflicto y proteger a las víctimas del mismo. 
Siendo los más relevantes los Convenios de Ginebra y sus protocolos adicionales 
y la ratificación del Estatuto de Roma, que hacen parte del ordenamiento jurídico 
nacional. 
 
 Coerción: A través de la normativa, se ha procurado definir las conductas que 
configuran los delitos asociados con la violencia (varios tipos de violencia). De 
esta manera se han ampliado las potestades del Estado en materia de 
narcotráfico, secuestro, extorsión y la trata de personas. 
 
 Negociación: Leyes diseñadas para crear y elaborar una política de paz del 
Estado. Tienen como objetivo brindar una serie de disposiciones que faciliten el 
diálogo y la suscripción de acuerdos con grupos armados ilegales de carácter 
político. 
 
 Justicia transicional: Conjunto de medidas jurídicas y políticas, dirigidas a orientar 
los procesos del cambio político. Especialmente la ley 975 de 2005, o ley de 
Justicia y Paz; la ley 1440 de 2011, ley de Víctimas y Restitución de Tierras; y, 
por último, el acto legislativo 01 de 2012, Marco Legal para la Paz. 
 
 
2
 Descripción tomada del artículo: Legislación y construcción de paz en Colombia: ¿Proclamas de papel? 
Óscar Andrade y Lina Barrera. En Democracia, desarrollo y construcción de paz. Serie documentos para la 
paz. Número 4. Universidad Jorge Tadeo Lozano. 2013 
22 
 
 
 
Aunque estas estrategias en principio parecería que sólo reaccionan frente al conflicto 
armado interno, también aplican para violencias que pueden tener otros orígenes como la 
intrafamiliar, la escolar y la de género. 
 
Ahora bien, la normativa cuenta con todos los elementos necesarios para poder actuar 
certeramente contra, por un lado, la violencia y por el otro, crear y facilitar espacios de 
paz. Sin embargo, en la práctica, la efectividad de este entramado normativo ha sido 
bastante limitada. Un ejemplo claro es la ley 434 de 1998 con la que se crea el Consejo y 
el Comité Nacional de Paz, así como los Consejos Regionales de Paz, con el objetivo de 
facilitar la colaboración entre entidades estatales y la sociedad civil para buscar 
alternativas para superar el conflicto armado interno. Órganos estatales que no han 
tenido un papel protagónico en el inicio de las negociaciones con las Farc en La Habana, 
para dar un ejemplo. 
 
Por otro lado, es importante resaltar la evolución que ha tenido la normativa en justicia 
transicional. La ley 975 hace una mención precaria del reconocimiento de las víctimas de 
grupos paramilitares y su derecho a la reparación, las acciones del Estado se focalizaron 
en los victimarios. La ley 1448 de 2011, tiene por objeto establecer un conjunto de 
medidas judiciales, administrativas, sociales y económicas, individuales y colectivas, en 
beneficio de las personas que hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1º 
de enero de 1985 como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional 
Humanitario o de violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de 
Derechos Humanos, ocurridas en el marco del conflicto armado interno3. Con esta ley se 
da un salto grande en términos de reconocimiento a las víctimas y a los diversos tipos de 
violencias que se han ejercido en el marco del conflicto armado. 
 
Andrade y Barrera, de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, describen esta paradoja 
normativa-institucional de la siguiente manera: “Lo que se observa en Colombia es una 
rutilante contradicción entre un sofisticado marco jurídico y una realidad de violencia 
 
 
3
 Definición de la categoría de víctima hecha dentro de la ley descrita. 
 23 
 
 
endémica. A lo largo de su historia, el país ha hecho gala de ese “fetiche jurídico” que 
hace creer que el surgimiento de una norma automáticamente transforma la realidad” 
(Andrade & Barrera, 2013). Los autores hacen un llamado a la coordinación institucional, 
que incluye la profesionalización y capacitación de la burocracia y el establecimiento de 
fuentes de financiación. Si bien las limitaciones financieras cobran mayor importancia 
cuando la paz se asume como una responsabilidad única del Estado, no puede 
aceptarse como excusa que se recurra a la sostenibilidad fiscal para evitar el 
cumplimiento de los compromisos y deberes adquiridos por ley. 
 
Una de las mayores conclusiones que podemos extraer de este recuento legislativo, es la 
decisión del Estado de privilegiar la visión negativa de la construcción de paz, siendo 
algo bastante común en marcos normativos. Decisión que responde a una razón muy 
particular, es mucho menos ambiciosa porque se enfoca en mitigar problemáticas 
sociales concretas en marcos temporales delimitados específicamente. Una visión más 
amplia y positiva de la construcción de paz, exige compromisos de largo aliento y una 
movilización de recursos económicos y humanos mucho más extenuante. 
2.2 Procesos de paz anteriores 
En la historia de los procesos de paz en Colombia se pueden encontrar diversas etapas y 
resultados. “La evolución, combinación e interacción a lo largo de los años entre las 
políticas de los gobiernos y la respuesta de los insurgentes han producido “modelos 
históricos” distintos para la resolución de conflictos” (García-Peña, 2012) Daniel García – 
Peña encuentra dos modelos predominantes de resolución de Conflictos en Colombia. El 
primero, basado en el modelo de negociación desarrollado entre el gobierno de Belisario 
Betancur y la guerrilla de las Farc. El segundo, como resultado de las negociaciones 
entre la guerrilla del M-19 y el gobierno de Virgilio Barco. Si bien son modelos opuestos, 
han predominado en la historia nacional. 
 Primer modelo: Se caracterizó por una “agenda amplia” de negociación, esto 
quiere decir que se enfocó en reformas estructurales sociales y políticas. En 
primer lugar, porque se aceptó que la desigualdad y la exclusión política eran las 
“causas objetivas” del conflicto y por ende debían ser atendidas con prioridad. 
24 
 
 
Además, se le dio un reconocimiento explícito de beligerancia a las Farc, como 
interlocutores legítimos de las negociaciones. 
 
Una de las principales causas del fracaso de este modelo, fue la no incorporación al 
proceso de otros actores importantes en el marco del conflicto armado, como la Iglesia 
católica, las Fuerzas Armadas y la sociedad civil. Sin embargo, estableció un precedente 
al diseñar los tres pilares que guiarían futuras negociaciones con la guerrilla: Diálogos, 
reformas políticas y rehabilitación social y económica. 
 
 Segundo modelo: El objetivo de la negociación fue otorgar garantías políticas que 
le permitieran a los insurgentes desarmarse y crear movimientos legales 
democráticos para participar en elecciones. A comparación del modelo anterior, 
esta se podría considerar como una “agenda limitada”, en la que las reformas 
estructurales se asumieron como una responsabilidad del gobierno, 
independientemente de las negociaciones. 
La crisis de institucionalidad que se generó en el gobierno de Samper, estancó cualquier 
avance en este punto. Pero, el gobierno de Andrés Pastrana, mezcló elementos de los 
dos modelos, lo que significó un regreso de la diplomacia presidencial directa, en 
palabras de García-Peña. Como consecuencia, en 1999, el gobierno y la guerrilla de las 
Farc firmaron la Agenda Común para el Cambio por la Paz, inspirada en el modelo de 
Betancur, pero agregando elementos propios como la creación de las Audiencias 
Públicas y el Comité Temático que permitieron la participación de la sociedad civil. El 20 
de febrero del 2002, las Farc secuestró al senador Jorge Eduardo Gechem, acto que 
llevó a que el presidente Pastrana pusiera fin a los diálogos en El Caguán. Sin embargo, 
los diálogos noprodujeron ningún avance en términos estructurales. 
Para el año 2002, año electoral, era claro el descontento generado por el fracaso de los 
diálogos entre la administración Pastrana y las Farc, ambiente que abonó el terreno para 
que resultara elegido Álvaro Uribe y su política de Seguridad Democrática. Aunque en la 
administración Uribe sí hubo acercamientos con grupos armados al margen de la ley, 
nunca se consolidaron suficientes puntos en común que pudieran dar origen a un nuevo 
proceso de negociación. Sin embargo, y con relación a la maleabilidad del concepto de 
paz, el gobierno logró modificar, a través de una reforma legal, uno de los requisitos para 
 25 
 
 
poder considerar entablar diálogos de paz: el carácter de estatus político. De esta 
manera pudo sentarse con los grupos paramilitares y firmaron el Acuerdo de Santa Fe de 
Ralito en el 2003. 
El Acuerdo de Ralito llevó a la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia, 
grupo paramilitar responsable de algunas de las más atroces acciones contra la 
población civil. La ley de Justicia y Paz, fue el mecanismo de justicia transicional creado 
para acompañar este proceso. Pero, como ya se ha mencionado antes, el enfoque del 
gobierno se centró solamente en la desmovilización de los paramilitares, sin generar 
medidas de reparación integral para las víctimas de estos, sin mencionar la no 
aceptación de algún grado de responsabilidad en la creación y desarrollo del 
paramilitarismo. Tampoco se implantaron los mecanismos óptimos de reinserción a la 
vida civil. Además, como en procesos anteriores, no hubo ningún espacio de 
participación para los diversos sectores que conforman la sociedad civil. 
Aunque esta crítica va más allá de la necesidad de que la sociedad civil tenga un puesto 
en la mesa de negociación, es un llamado a considerar la importancia que tiene, para 
garantizar el posible éxito de un proceso de paz, que la ciudadanía se apropie de los 
temas que se están negociando. Parte del fracaso de procesos anteriores está en la baja 
legitimidad de estos en el imaginario de la población. García-Peña al referirse a los 
diálogos de la administración Pastrana, dice que la naturaleza bilateral en el modelo era 
inadecuada para los niveles de complejidad de la crisis nacional. Es por esto necesario 
considerar la importancia de la participación civil en estos procesos, porque refleja las 
contradicciones que han caracterizado a esta nación en guerra. 
2.3 Negociaciones en La Habana 
Siguiendo la clasificación propuesta por García-Peña, se podría afirmar que la actual 
negociación entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc, corresponde al 
modelo Betancur, en tanto que incluye en el plan de ruta, políticas que afectan problemas 
estructurales del conflicto y de la sociedad. Aunque, como se ha establecido en varios 
comunicados, no es una negociación de la ideología de la guerrilla, sino de las causas 
objetivas que los llevaron a organizarse. Más adelante se discutirá la agenda a 
profundidad, pero por el momento es pertinente hacer un breve recuento o línea del 
26 
 
 
tiempo con los eventos más importantes en el desarrollo de estas negociaciones, para 
así evidenciar los momentos más importantes hasta ahora, identificando así, las 
carencias y faltas que se han tenido al transmitir la importancia de estos diálogos a la 
ciudadanía. 
 
 
a. Cronología de los diálogos de paz en La Habana4: 
El 4 de septiembre del año 2012, el presidente de la República Juan Manuel Santos, 
anunció que se iniciaría un proceso de negociación con la guerrilla de las Farc. Se 
informa además que es un proceso que lleva seis meses de negociaciones 
exploratorias y que se ha elaborado una hoja de ruta con cinco temas a tratar: El 
problema de la tierra, la dejación de armas, la participación política de los 
insurgentes, la solución de la problemática del narcotráfico y la reparación a las 
víctimas del conflicto. 
El 18 de octubre dan inicio formalmente a los diálogos en Oslo, Noruega. Se anuncia 
además la composición de los representantes de la mesa de diálogo. Por el 
Gobierno: Humberto de la Calle, ex vicepresidente: Sergio Jaramillo, alto consejero 
para la paz; Luis Carlos Villegas, presidente de la Asociación Nacional de 
Empresarios de Colombia; los generales retirados Jorge Enrique Mora Rangel y 
Óscar Naranjo. Por las Farc: Iván Márquez, Rodrigo Granda, Jesús Emilio Carvajalino 
y Luis Alberto Albán. 
El 16 de noviembre dan inicio las conversaciones en la capital cubana. Se ha 
determinado que el problema de la tierra será el primero a discutir. El 26 de 
noviembre se abre un espacio para que la sociedad civil también participe; se 
celebrará en Bogotá de Política de Desarrollo Agrario Integral, en diciembre del 
mismo año. El 29 de noviembre termina la primera ronda de negociaciones. 
 
 
4
 La cronología se construyó a partir de notas de prensa e infografías realizadas en medios de comunicación 
sobre el tema. Una de las fuentes principales, fue el especial multimedia de Telesur sobre las negociaciones 
hasta el 12 de mayo: http://exwebserv.telesurtv.net/secciones/afondo/especiales/Cronologia_paz_colombia/ 
 27 
 
 
El 5 de diciembre se reanudan las conversaciones y el gobierno anuncia que se 
habilitará una página web para recibir propuestas de la ciudadanía: 
www.mesadeconversaciones.gov.co . 
El 20 de febrero de 2013 se inauguran en Bogotá, las Asambleas Constituyentes por 
la Paz en Colombia con Justicia Social; evento que tiene por objetivo la discusión de 
la realidad colombiana con el fin de plantear alternativas de salidas al conflicto. 
El 9 de abril se lleva a cabo una marcha en apoyo a los diálogos de paz, que cuenta 
con una participación ciudadana multitudinaria a nivel nacional. El 29 de abril, las 
Farc presentan cuatro propuestas para reformar el Estado colombiano que incluyen el 
fin de las políticas neoliberales y una asamblea constituyente. Entre el 28 y 30 de 
abril se lleva a cabo, en la ciudad de Bogotá, un Foro sobre Participación Política en 
el que asistieron cerca de 1400 representantes de diversos sectores sociales. 
El 6 de mayo se instala en Bogotá la segunda fase de las Mesas Regionales por la 
Paz para conocer las opiniones de las víctimas del conflicto y llevarlas a la mesa de 
negociación. Se informa que del primer ciclo se recibieron propuestas de 1333 
organizaciones. 
El 12 de mayo, más de dos mil mujeres se reunieron en la ciudad de Florencia, 
Caquetá, para el Primer Encuentro Nacional e Internacional de Mujeres por la 
Dignidad y la Paz. Acto que buscó reiterar la necesidad de un aporte femenino para 
construir una paz integral con justicia social. 
El 26 de mayo se firma el primer acuerdo agrario entre las Farc y el gobierno. Tras 
seis meses de negociación las partes llegaron a un acuerdo en la problemática de 
tierras que incluye las zonas de reserva campesina. 
El 21 de agosto, las Farc hacen un pronunciamiento en el que reconocen su 
responsabilidad en la extensión del conflicto armado. 
El 9 de septiembre, las comisiones negociadoras, le solicitan a la ONU y a la 
Universidad Nacional la organización de un foro sobre drogas ilícitas, que 
corresponde al cuarto punto de la agenda. El Foro Nacional Solución al Problema de 
las Drogas Ilícitas, se lleva a cabo en la ciudad de Bogotá. Una sesión 
http://www.mesadeconversaciones.gov.co/
28 
 
 
complementaria se desarrolla en la ciudad de San José del Guaviare, el primero de 
octubre. El tres de octubre el grupo insurgente se manifiesta a favor de un perdón 
colectivo por parte de las víctimas. 
El 12 de octubre, la guerrilla informa el lanzamiento de una página web dedicada a 
las mujeres para debatir las propuestas del grupo guerrillero: www.mujerfariana.co 
El 6 de noviembre las partes anuncian que han logrado un acuerdo sobre el segundo 
punto de laagenda; la participación política del grupo insurgente. El 26 de noviembre 
el gobierno anuncia el nombramiento de dos nuevos miembros al equipo negociador: 
Nigeria Rentería y María Paulina Riveros. 
El 28 del mismo mes se reanudan los diálogos para empezar a debatir el cuarto 
punto de la agenda: la búsqueda de soluciones al problema del cultivo de drogas 
ilícitas y el narcotráfico. 
El 20 de diciembre, Iván Márquez presenta un plan para una Asamblea Constituyente 
que oriente el posconflicto y tenga la función de validar los acuerdos que surjan de 
los diálogos. 
El 19 de enero de 2014 las Farc presenta cinco propuestas de políticas antidrogas, 
que incluyen un programa de sustitución de cultivos ilícitos, reconocimiento de 
territorios de comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes, y el 
mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores de estos cultivos. 
El 4 de abril el gobierno nacional crea una Red de Alcaldes y Gobernadores por la 
Paz, para fortalecer el canal de comunicación con los mandatarios locales y 
regionales. 
El 16 de mayo las Farc y el gobierno anuncian que han llegado a un acuerdo sobre el 
tercer punto de la agenda. Los insurgentes se comprometen a romper cualquier 
relación con el narcotráfico. 
Lo anterior nos permite inferir varias cosas no sólo alrededor del desarrollo de los 
diálogos en la mesa de negociación, sino de las dinámicas que se han manifestado en 
ámbitos gubernamentales y locales paralelamente en respuesta al proceso. 
http://www.mujerfariana.co/
 29 
 
 
En primer lugar, si bien se han abierto espacios de participación y debate, la difusión de 
las discusiones que se dan en la mesa de negociación es prácticamente nula. Aunque 
anuncian la creación páginas web que tienen como objetivo no sólo que las personas 
puedan enviar propuestas a la mesa, sino que también puedan enterarse de lo que 
discute más allá de cuál es el acuerdo final, hay una profunda desactualización en estos. 
Tanto la página de Mesa de Conversaciones como la de las Asambleas Constituyentes 
regionales no han sido actualizadas a medida que ha avanzado el proceso en La 
Habana. En la primera sólo se publican los comunicados oficiales que también se dan a 
conocer en los medios de comunicación, y no lo hacen desde febrero del año pasado; y 
la segunda, que por su descripción e información inicial se podría asumir que tiene como 
objetivo hacer un seguimiento a las discusiones acerca de los diálogos en cada región, 
sólo cuenta con breves reseñas de cuando se instalaron algunas de las mesas de 
trabajo. Entonces, aunque se han creado espacios para que diversos sectores de la 
sociedad civil puedan discutir en torno a temas específicos de la agenda de la mesa de 
negociación, no hay una debida difusión y democratización de la información que se está 
trabajando. Esto sin mencionar, que de los foros, charlas, seminarios y demás eventos 
realizados es prácticamente imposible conseguir archivos oficiales con reseñas o 
relatorías de lo discutido. 
En segundo lugar, y directamente relacionado con la mesa de diálogo, está la casi nula 
participación de mujeres, campesinos, comunidades indígenas y afrodescendientes en 
un espacio alto de decisión. No es un tema de darles un puesto en la mesa de 
negociación, pero sí debería considerarse la posibilidad de que haya un representante de 
estos sectores en conjunto, como lo hay de las Fuerzas Armadas. Luego de un año de 
conversaciones el gobierno nacional incorporó a dos mujeres al equipo negociador, como 
consecuencia de las presiones que se habían hecho al respecto. En el lado insurgente se 
puede mantener la crítica, aunque han utilizado la imagen de Tanja Nijmeijer para 
mostrar una guerrilla incluyente, esto también ha ido acompañado de denuncias por parte 
de organizaciones de mujeres sobre el verdadero trato que se les da a las guerrilleras 
dentro de la organización. 
En tercer lugar, está la profunda centralización en el manejo de la información y la 
creación de iniciativas gubernamentales. De todos los espacios creados para la discusión 
30 
 
 
de puntos específicos de la agenda, sólo dos se desarrollaron fuera de Bogotá. Uno de 
las causas más clara de la desigualdad y la exclusión en Colombia, que además ha 
llevado a la profundización de la violencia, es el centralismo exacerbado de las ramas del 
poder. Se esperaría que las herramientas ideadas por el gobierno para generar un 
sentido de identidad y pertenencia hacia los diálogos de paz tuvieran en cuenta las 
particularidades de cada región para dar a conocer los avances y fomentar la 
participación ciudadana. 
Por último, el desconocimiento de los procesos de agencia locales y regionales que no 
están ligados a instituciones del Estado, es absoluto. En ningún momento se evidencia la 
preocupación o la inquietud por lo que está pasando en las regiones más allá de su 
participación con propuestas para la mesa de negociación. Los eventos creados para 
discutir y socializar temas de la agenda, son excluyentes hacía sectores de la sociedad 
que no necesariamente hacen parte de organizaciones sociales, sumando el hecho del 
centralismo que hemos mencionado, es prácticamente imposible tener una lectura o 
aproximación del desarrollo de propuestas e iniciativas regionales en esta coyuntura 
particular. 
En esta medida se hace necesario un esfuerzo de recopilación y análisis que permita 
hacer visibles las dinámicas locales y regionales entorno a la paz, y a la construcción de 
esta. El siguiente capítulo pretende abordar este vacío documental, desde la recopilación 
y descripción de iniciativas de construcción de paz que han tenido un origen civil y que 
día a día trabajan por una sociedad más justa y participativa, aún sin contar con los 
recursos y el apoyo del gobierno colombiano. Como lo afirma el Cinep: En La Habana no 
termina la construcción de paz y democracia y mayor será el aporte si hay coincidencias 
sobre los procedimientos a seguir para que la sociedad entera complete la tarea de hacer 
realidad en Colombia la democracia representativa y la de participación” (2013). 
 
 
 
 
 31 
 
 
 
 
 
 
 
3. Iniciativas locales de paz en 
Colombia 
 
“La paz es nacional como propuesta, es regional como solución” 
Mario Calderón 
 
Luego del desarrollo conceptual e histórico anterior, se da inicio a la última parte de este 
trabajo. El objetivo principal de esta investigación es hacer una aproximación, desde la 
academia, de las iniciativas locales de construcción de paz en Colombia. Iniciativas que 
aúnan esfuerzos que no atraen a los medios de comunicación, porque carecen de la 
espectacularidad y amarillismo que se logra con la guerra. Iniciativas que deben darse a 
conocer, especialmente en un escenario como en el que nos encontramos ahora, en el 
que la posibilidad de iniciar un proceso de paz y posconflicto nos llama a comprender de 
una manera más compleja las contradicciones y obstáculos que pueden seguir avivando 
la llama de la violencia. Son paces, como diría Francisco Muñoz, que no se muestran 
palpablemente, están sigilosamente guardadas en infinidad de pequeños 
acontecimientos que muchas veces, por criterios erróneos, ni siquiera son dignos de ser 
mostrados (Muñoz, 2003). 
A pesar del poco interés mediático oficial y gubernamental, en Colombia, este tipo de 
iniciativas han tomado fuerza y han aumentado desde la década del noventa. Sin 
embargo, por la misma falta de divulgación y difusión de cada una, en muchas ocasiones 
no ha sido posible una articulación entre estas que facilite la construcción de redes de 
apoyo, información y la creación de espacios de socialización y agencia desde lo local 
hacia lo nacional. 
32 
 
 
Sin embargo, es importante aclarar desde este momento que no todas las iniciativas 
civiles de construcción de paz clasificaron para ser tenidas en cuenta en esta 
investigación, punto quese explicará con mayor detalle más adelante. 
En esta medida, la estructura que este capítulo plantea es la siguiente: En un primer 
momento se hace una mención y breve descripción de las iniciativas que se conocieron a 
través de una rigurosa revisión documental; en segundo lugar se explica el filtro de 
selección creado para identificar unas iniciativas insignia dentro de la gran variedad 
encontrada; en tercer lugar, se propone un análisis corto sobre los logros y retos que 
estas iniciativas han encontrado a lo largo de su existencia; y, por último, una 
comparación entre la agenda de la mesa de negociación de La Habana, y las exigencias 
y reivindicaciones de las iniciativas seleccionadas. 
3.1 Enumeración y breve descripción histórica las 
iniciativas encontradas 
En Colombia, a pesar del conflicto profundo que se vive, las iniciativas de paz son 
innumerables. Inicialmente se había planteado una delimitación temporal para identificar 
iniciativas ligadas al inicio de los diálogos de paz con la guerrilla de las Farc (2011 – 
2013); sin embargo, y a medida que avanzaba la investigación, se hizo necesario ampliar 
el espectro y tomar en cuenta iniciativas que no necesariamente habían nacido con los 
diálogos de paz en La Habana. A continuación se nombran y describen algunas de ellas, 
con orígenes variados, pero con el objetivo común de querer construir una realidad 
diferente desde sus lugares de acción5. 
 Chocaguan - Comité de cacoteros de Remolino del Caguán y Suncillas: Nace 
en 1989 como una iniciativa de seguridad alimentaria y desarrollo regional. 
Trabajan bajo el eslogan “Sí al cacao no a la coca”. Actualmente siguen 
produciendo chocolate y lo comercializan en zonas aledañas a Remolino. 
 
 
5
 El listado que se presenta a continuación se logró con la ayuda de dos fuentes principales: La 
categorización que en 2006 hizo la Ecola de Cultura de Pau y el mapa de iniciativas locales de paz que la 
organización Paz desde la Base tiene disponible en su página web: 
http://www.pazdesdelabase.org/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=10 
 33 
 
 
 Asojuntas - Asociación de Juntas de Acción Comunal de Cartagena del 
Chairá: Inicia en 1988 con la capacitación de 40 líderes comunales con la 
finalidad de constituir un organismo de segundo grado en el orden comunal 
nacional. Su principal objetivo es la defensa de sus comunidades para fortalecer 
sus estructuras organizativas, brindando apoyo y capacitación a todos los líderes 
y lideresas. 
 Amugasam – Asociación de Mujeres Campesinas Sembradoras de vida y 
paz de Samaniego: Están ubicadas en el departamento de Nariño, se 
organizaron en el año 2005 con el objetivo de lograr la visibilización, respeto y 
defensa de los derechos de las mujeres, en la búsqueda continua de 
oportunidades y una vida digna. Han consolidado redes de saberes que 
incorporan las cosmovisiones de las comunidades, exigiendo la defensa de su 
territorio. 
 Unipa – Unidad Indígena del Pueblo Awa: Trabajan por la unidad, el territorio, la 
cultura y la autonomía del pueblo Awa, en el departamento del Cauca. 
 Acapa – Asociación de Consejos Comunitarios del Pacífico Caucano y la 
Ensenada de Tumaco: Tiene una cobertura en 36 veredas de los municipios de 
Pizarro, Tumaco y Mosquera, donde habitan ancestralmente 11.500 
afrodescendientes. Surgen en 1998 como asociación campesina, luego se 
constituyen en Consejo Comunitario con el objetivo de lograr la titulación 
colectiva. En el año 2000 se les reconocen 94.338 hectáreas de tierra. 
 Consejo Comunitario del Río Sanquianga: Se constituyó en 1995, con el 
objetivo de lograr la titulación colectiva de varias hectáreas de tierra, distribuidas 
en cuatro sectores que dividen la cuenca del río Sanquianga. 
 Cococauca – Coordinación de Consejos Comunitarios y Organizaciones de 
Base del Pueblo Negro del Pacífico de Colombia: Tiene como objetivo adoptar 
medidas de estabilidad organizativa para reafirmar identidad en los territorios 
ancestrales étnicos, como una forma de resistir a las presiones de la violencia, 
como el despojo y el desplazamiento forzado. 
 Cima – Comité de Integración del Macizo Colombiano: Entidad de apoyo 
técnico, incidencia, gestión y ejecución de proyectos ante las formas de 
administración pública en la región. Se diseña como una estrategia de trabajo 
34 
 
 
para la estructuración de áreas y programas para la implementación de 
propuestas de desarrollo propio. 
 Cric – Consejo Regional Indígena del Cauca: Organización que agrupa a más 
del 90% de las comunidades indígenas de este departamento. Lidera 
negociaciones con el Estado, ya que se le reconoce como Autoridad Tradicional 
de los pueblos indígenas del Cauca. Surge en 1971, con el objetivo de exigir la 
aplicabilidad de lo estipulado en la ley 89 de 1890. 
 ACIT – Asociación de Campesinos de Inza-Tierradentro: Conformada en 
1997, es una organización rural sin ánimo de lucro, que integra a 3 mil afiliados 
activos del municipio de Inza. Tiene como objetivo generar desarrollo económico 
y social endógeno y autogestionado en la región y mejorar las condiciones de vida 
rurales para los pobladores de la zona. 
 ACIN – Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca: Se creó en 
1994, está ubicada en el municipio de Santander de Quilichao, agrupa 14 
resguardos y 16 cabildos indígenas. Es reconocida por defender su plan de vida, 
entendido como un sueño colectivo y el camino para lograrlo, siguiendo una 
cosmovisión propia. Además, busca consolidar la construcción de un proceso 
ancestral en plena libertad a través de la participación de la comunidad. 
 Consejo Comunitario del Bajo Naya: Promueve la defensa del territorio 
ancestral mediante la reivindicación étnica y cultural. Impulsa el fomento de 
proyectos etnoeducativos, tecnológicos y científicos que propendan por el 
desarrollo sostenible y sustentable de los habitantes de la cuenca del río Naya. 
 Consejo Comunitario del río Cajambre: Es una organización de carácter 
comunitario, autónoma y autóctona, de participación popular e independiente que 
impulsa la unión de las comunidades negras asentadas en la cuenca del río 
Cajambre. 
 Asociación de Organizaciones de Mujeres de Buenaventura: Tiene como 
objetivo el bienestar colectivo y el mejoramiento de la calidad de vida de las 
mujeres miembros. Sus principales actividades son: capacitaciones, asesoría 
organizativa, rescate de identidad con perspectiva de género y trabajo en red. 
Son 25 organizaciones, 12 urbanas y 13 rurales, siendo aproximadamente 925 
mujeres. 
 35 
 
 
 Cocomopoca – Consejo Comunitario Mayor de la OPOCA: Es una 
organización étnico-territorial, estructura de gobierno, con autonomía para la 
administración interna territorial de las comunidades afrodescendientes de los 
municipios de Bagadó, Lloró, Atrato y Cértegui en Chocó. Fue creada en 1994, 
siguiendo los ejes de defensa del territorio y los recursos naturales y defensa de 
los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Su objetivo principal es lograr la 
titulación colectiva del territorio. 
 FISCH: Foro Interétnico Solidaridad Chocó: Está constituido por 57 
organizaciones etnicoterritoriales del Chocó y tiene como objetivo fundamental 
defender la dignidad de los pueblos, negros, indígenas y mestizos fomentando el 
arraigo y la defensa del territorio. 
 Cavida – Comunidades de autodeterminación, vida, dignidad del Cacarica: 
Está conformada por 1200 campesinos y campesinas, en su mayoría 
afrodescendientes, que retornan a su territorio luego de haber sido desplazados 
por la “Operación Génesis” llevada a cabo por la Brigada XVII del Ejército, con 
apoyo de los paramilitares. Lograron la titulación colectiva de 103.024 hectáreas. 
 Comunidad de Paz de San José de Apartadó: Nace en 1997 con el anhelo de 
ser respetados y poderse mantener en el territorio, peroes violentada de diversas 
maneras por el ejército y los paramilitares. Se trasladan al municipio de San José, 
declarándose en desobediencia civil frente a los grupos armados, legales e 
ilegales. Está conformada por 1300 personas campesinas. 
 Asprocig – Asociación de productores para el desarrollo comunitario de la 
Ciénaga grande del Bajo Sinú: Es una organización comunitaria, de base, sin 
ánimo de lucro conformada por grupos campesinos, pescadores e indígenas. 
Tiene como objetivo el mejoramiento de la calidad de vida de sus miembros. Se 
encuentra en 9 municipios, pero tiene como sede Santa Cruz de Lorica, en 
Córdoba. 
 ATCC - Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare: Surge en 1987 
como una forma de consolidar un plan de vida comunitario sin ningún tipo de 
control por parte de los actores armados. 
 Asproas – Asociación de productores alternativos de Simití: Surge en 1997, 
con el objetivo de elaborar propuestas alternativas que les permitan permanecer 
de manera digna en su territorio. 
36 
 
 
 Proceso Soberano Comunitario por la Vida, la Justicia y la Paz de 
Micoahumado: Está conformado desde el 2002, tienen como objetivo buscar el 
derecho a la vida, la justicia y la paz con autonomía, declarando su rechazo a los 
grupos armados. 
 ASOCAB – Asociación de campesinos en Buenos Aires: Conformada en 
1998, con 129 familias del municipio de Buenos Aires, Bolívar. Tienen como 
objetivo la producción, comercialización y procesamiento de productos 
agropecuarios. 
 ACIA – Asociación Campesina Integral del Atrato: Se creó en 1982 y es un 
proceso organizativo que agrupa aproximadamente a 50.000 personas 
afrodescendientes y a 120 consejos comunitarios locales del Medio Atrato en el 
Departamento del Chocó. Busca el reconocimiento de los derechos y el bienestar 
de las comunidades negras de la cuenca mediana del río Atrato. 
 Organización Femenina Popular: Surgió en la década de los 60. Agrupa 
aproximadamente a cinco mil mujeres de distintos orígenes. Está ubicada en la 
región del Magdalena Medio, haciendo presencia en 8 municipios. Trabajan por la 
defensa de la vida, el reconocimiento y desarrollo de los derechos integrales de la 
mujer. 
 AMCT – Asamblea Municipal Constituyente del municipio de Tarso: Surge en 
el año 2001 como un espacio permanente de organización social, como máximo 
órgano de decisión y expresión popular de los habitantes del municipio. 
 Ruta Pacífica de las Mujeres Colombianas: Creada en 1996 está conformada 
por 350 organizaciones de mujeres de ocho departamentos. Es una propuesta 
política feminista que trabaja por la tramitación negociada del conflicto armado y 
por la visibilización de los efectos de la guerra en las mujeres. 
 PCN – Proceso de Comunidades Negras de Colombia: Se organizaron con el 
único propósito de trabajar coordinada y conjuntamente para el reconocimiento de 
los derechos de los afrocolombianos. Su origen se remonta a la Constitución de 
1991, gracias a la afirmación que en ésta se hace de Colombia como una nación 
pluriétnica y multicultural. 
Titulación colectiva del territorio, defensa por los derechos de las mujeres, 
administraciones públicas que incluyen la cosmogonía de grupos indígenas, asambleas 
 37 
 
 
constituyentes municipales. Estos y más son los temas y objetivos que llevaron a varios 
individuos a buscar una manera de organización y acción que les permitiera luchar por 
sus intereses. Sin embargo, y debido a las características de este trabajo, no se puede 
profundizar en todas las iniciativas nombradas. A continuación se explica el filtro definido 
para orientar la selección de iniciativas que lograran, desde sus rutas de trabajo, ilustrar 
más acertadamente el panorama general de la construcción de paz desde lo local en 
Colombia. 
3.2 Filtro de selección 
Ya en el 2006 la Ecola Cultura de Pau (ECP) hacía un intento de visibilizar la gran 
cantidad de iniciativas civiles de paz en Colombia, investigación que generó una 
propuesta de agrupación de acuerdo a su origen temporal dentro de la historia 
colombiana. Sin embargo, y a pesar de que significa un gran esfuerzo académico, la 
discriminación temporal de iniciativas impide encontrar algunos puntos en común que 
comparten entre ellas a la hora de generar espacios de resistencia. Además, esta 
discriminación también omite el efecto diferencial que la violencia ha tenido en Colombia. 
Organizar iniciativas de paz civiles por fecha de origen impide encontrar y hacer visibles 
puntos en común dentro de las reivindicaciones que exige cada una. En este documento 
la ECP dividía a las iniciativas en tres grupos: Tradicionales, que tenían reivindicaciones 
ligadas a deudas históricas agravadas por el actual conflicto; origen reciente, que aunque 
recogen muchas de las luchas de la primera categoría, suman nuevas preocupaciones 
como la defensa del medio ambiente o la desmilitarización; y, como tercera categoría, las 
iniciativas surgidas en torno a coyunturas específicas como los acuerdos de paz. 
La última categoría carece de iniciativas que se mantuvieran en el tiempo y en el territorio 
debido a su origen coyuntural. Se caracterizan más por ser expresiones ligadas a 
manifestaciones ciudadanas de acompañamiento a propuestas gubernamentales de paz, 
como las marchas o movilizaciones. 
Las condiciones que orientaron la selección general de iniciativas fueron las siguientes: 
 Permanencia en el tiempo – No son iniciativas efímeras. 
38 
 
 
 Reconocimiento dentro de la comunidad en la que surgen – Legitimidad que evita 
imposiciones externas. 
 Son iniciativas civiles - No surgen por iniciativa estatal, de organizaciones no 
gubernamentales o de las iglesias. 
 No surgen como parte de programas de responsabilidad social empresarial 
 Están a favor de una salida negociada al conflicto 
Como segundo punto del filtro, se reagruparon las iniciativas encontradas de acuerdo al 
grupo poblacional en el que surgieron. De esta manera, se seleccionaron cuatro del total, 
las que han significado una especie de hito dentro de las organizaciones sociales y la 
construcción de paz desde la base en Colombia. Por las mujeres, la Ruta Pacífica de las 
Mujeres; por los campesinos, la Asociación de Campesinos del Carare; por las 
comunidades afrodescendientes, el Proceso de Comunidades Negras; y, por último, por 
las comunidades indígenas, el Consejo Regional Indígena del Cauca. 
3.3 Iniciativas seleccionadas 
En este punto del capítulo se pretende hacer una descripción más profunda de cada 
iniciativa, que permita identificar los logros y obstáculos de cada una6. 
3.3.1 Mujeres – Ruta Pacífica de las Mujeres7 
Surge en 1996 como respuesta a la grave situación de violencia en la que se encuentran 
las mujeres en zonas de conflicto. Se definen como un movimiento feminista que trabaja 
por la tramitación negociada del conflicto armado, por la visibilización de los efectos de la 
guerra en la vida de las mujeres y por la exigibilidad de los derechos a la verdad, la 
justicia, la reparación y la reconstrucción histórica de la memoria colectiva para la no 
repetición. 
Hacen parte del movimiento ciudadano por la paz, que desde la sociedad civil se ha 
declarado en contra de la guerra. Tienen presencia en nueve regiones del país: 
 
 
6
 Las descripciones de cada iniciativa se hacen tomando como base la información que cada una presenta 
en su página web. 
7
 www.rutapacifica.org.co/ 
 39 
 
 
Antioquia, Bogotá, Bolívar, Cauca, Chocó, Putumayo, Risaralda, Santander y Valle del 
Cauca. Está conformada por mujeres de diversos sectores sociales. 
Su modelo de acción se define como participativo, feminista y de carácter nacional, que 
busca incidir en las instituciones del Estado y permitir la relación y la transcendencia del 
movimiento de mujeres en los ámbitos locales, nacionales e internacionales. Para

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