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Obras Escogidas Títulos publicados Camilo Torres Restrepo, Textos inéditos y poco conocidos. (2016) Camilo Torres Restrepo, Bibliografía general. Preparada por Alberto Parra Higuera. (2016) Orlando Fals Borda, Campesinos de los Andes y otros escritos antológicos. (2017) León De Grei�. Obra Completa. (2018) Poesía Vol I. Tergiversaciones Libro de los signos Poesía Vol II. Variaciones acreedor de nada Fárrago Poesía Vol III. Velero paradójico Nova et vetera Poesía no fechada o inconclusa Prosa Vol I. Prosa de Gaspar Extravagancia y capricho Columna de Leo La columna de Leo Columnilla de Leo Bárbara Charanga - Bajo el signo de Leo Prosa Vol II. Bajo el signo de Leo Prosa Vol III. Escritos sobre música Correo de Estocolmo Prosa Vol IV. Algunas cartas enviadas Varia Traducciones Manuel Ancízar, Peregrinación de Alpha. (2019) Gerardo Molina, Breviario de ideas políticas (2021) Gerardo Molina, Las ideas socialistas en Colombia (2021) JOSÉ FÉLIX PATIÑO Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit, sed diam nonummy nibh euismod tincidunt ut laoreet dolore magna aliquam erat volutpat. Ut wisi enim ad minim veniam, quis nostrud exerci tation ullamcorper suscipit lobortis nisl ut aliquip ex ea commodo consequat. Duis autem vel eum iriure Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit, sed diam nonummy nibh euismod tincidunt ut laoreet dolore magna aliquam erat volutpat. Ut wisi enim ad minim veniam, quis nostrud exerci tation ullamcorper suscipit lobortis nisl ut aliquip ex ea commodo consequat. 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José Félix Patiño Reflexiones de un cirujano La medicina, la educación y la vida Colección Obras Escogidas Colección de la Rectoría de la Universidad Nacional de Colombia La Colección Obras Escogidas, dirigida por la Rectoría de la Universidad Nacional de Colombia, busca reconocer a los académicos que aportaron profundamente a nuestro país en los diversos ámbitos de la cultura, las artes, la economía, la política, la ciencia y, en general, en el conocimiento y el saber. Esta colección reúne obras completas, antologías o selecciones amplias de textos publicados, poco conocidos o inéditos de los intelectuales de la Universidad Nacional de Colombia que han marcado nuestro desarrollo histórico como nación y como sociedad. Dolly Montoya Castaño Rectora José Félix Patiño Reflexiones de un cirujano La medicina, la educación y la vida UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Rectoría Bogotá, D. C., 2021 Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual CC By-nC-sa Universidad Nacional de Colombia José Félix Patiño, Reflexiones de un cirujano. La medicina, la educación y la vida reCtora Dolly Montoya Castaño editor de la ColeCCión Gustavo Silva Carrero diseño de la ColeCCión Martha Echeverry y Laura Argüello revisión editorial Andreína Urdaneta Viloria Primera edición, 2021 Con la colaboración de la Editorial Universidad Nacional de Colombia Bogotá, D. C., Colombia José Félix Patiño, 15 de febrero de 2017. � Contenido Primera parte Pensamiento médiCo Qué es la medicina, ¿oficio o profesión? 3 Introducción a la historia de la medicina 13 Autonomía médica 21 Reconceptualización y redefinición de la salud 29 Consagración a la cirugía 37 La desprofesionalización de la medicina 41 Ecuanimidad en cirugía 61 La genómica: el nuevo horizonte de la medicina 67 ¿Atención de la salud o negocio? 73 ¿Por qué una Unidad de Bioética? 75 Suramérica desde la perspectiva de un cirujano. Los viajes de Franklin H. Martin a América del Sur 79 Segunda parte Humanismo y EduCaCión La Expedición Humana 85 La reforma estructural de la Universidad Nacional de Colombia, 1964-1966 87 La “tercera cultura” en el tercer milenio 111 El porqué de los Estudios Generales 127 De academia, museo, universitas a la universidad multifuncional y supranacional 139 El cambiante panorama de la educación superior 149 Consideraciones sobre educación y pedagogía médicas 187 Educación superior, conocimiento y formación en cirugía 207 Transhumanismo ¿Inexorable por la ciencia que va a determinar la evolución? 213 TerCera parte Vidas y Virtudes Los filósofos jónicos presocráticos 219 El legado quirúrgico de Hipócrates 229 Vida y obra de Francisco Hernández 239 El coloso germano: Richard Wagner 245 Abraham Flexner y el flexnerismo 275 María Callas: creatividad e interpretación sublime en la ópera 289 Orígenes de la ópera. Los teatros de ópera del mundo 297 Cuarta parte Aforismos Medicina 309 Educación 313 Bibliografía 317 Primera parte Pensamiento médico Qué es la medicina, ¿oficio o profesión? Alejandro Jaddad, un brillante colombiano fundador y director del Cen- tre for Global eHealth Innovation de la Universidad de Toronto, en una conferencia a una audiencia médica aquí en Bogotá, hizo la siguiente pregunta: ¿Quién sabe la etimología de la palabra medicina, de dónde viene el vocablo medicina? Y nadie levantó la mano para responder. La palabra medicina viene del vocablo latino medicina, que a su vez se deriva de mederi, que significa ‘curar’, ‘medicar’. Desde el surgimiento de la medicina científica en Grecia Clásica con Hipócrates de Cos, hace 2500 años, la medicina ha actuado al servicio de la sociedad, como una comunidad moral, por cuanto su único propó- sito altruista es el bien de las personas. Pero en los Estados Unidos y en Colombia, hace poco menos de tres decenios, surgieron modelos aberran- tes de aseguramiento comercial para reemplazar los tradicionales siste- mas nacionales de salud de carácter estatal manejados por los ministerios de salud, tal como ocurre en el resto de los países del mundo, y como ocurrió en Colombia hasta malograda Ley 100 de 1993. Es el managed care, la atención administrada o “gerenciada” de la salud, que se implantó en los Estados Unidos durante el gobierno conservador de Richard Nixon, y en Colombia con la promulgación de la Ley 100 de 1993, cuyo ponente fue Álvaro Uribe Vélez, quien desde entonces ha sido defensor a ultranza del modelo que convirtió la salud en una mercancía y la atención sanitaria en un vulgar negocio. En la atención administrada o “gerenciada” de la salud se vulnera totalmente la autonomía intelectual del médico en la toma de decisiones cuando se enfrenta a la incertidumbre del comportamiento biológico del 3 ser humano, que es su diario vivir profesional. El imperativo hipocrático, que es un marco ético, moral y deontológico para el actuar del médico, es reemplazado por el mandato burocrático de los entes intermediarios que actúan como aseguradores comerciales, cuyo objetivo principal no es la salud de la población sino el margen de utilidad para beneficio de sus accionistas. Cabe preguntar: ¿entonces la medicina dejó de ser una sacrosanta y respetada profesión para convertirse en un oficio, ya no al servicio de la sociedad sino al de lasaseguradoras comerciales? Oficio se define como la actividad laboral que requiere habilidad manual y en algunos casos esfuerzo físico, para lo cual se requiere entrenamiento pero no una mayor actividad intelectual. Solo en el oficio de escritor se requiere gran actividad intelectual pero poca habilidad manual. Pero cabe preguntar ¿es un oficio o una profesión? Profesión es la actividad que se ejerce en el marco del profesionalismo. ¿Y qué es profesionalismo? La Comisión de Salud de la Academia Nacio- nal de Medicina de Colombia definió el profesionalismo como cuatro gran- des componentes o dominios, muy de acuerdo con los planteamientos de Wynia y colaboradores1. Estos cuatro dominios son: 1. El capital intelectual, que es el conocimiento biomédico, el más amplio y el de más rápido crecimiento. 2. La autonomía en la toma de decisiones. 3. El compromiso de servicio a la sociedad. 4. La autorregulación. La medicina es profesión y es ciencia, la más joven de las ciencias según Lewis Thomas, quien fue decano de medicina en Yale y director de Sloan-Kettering Cancer Center en Nueva York2. Según León Barua Raú3, de la Universidad Peruana Cayetano Heredia de Lima, La medicina ha sido definida corrientemente como “la ciencia que tiene por objeto la conservación y el restablecimiento de la salud” (2), o “el arte de prevenir, cuidar y asistir en la curación de la enfermedad” (3), o finalmente, “la ciencia de curar y precaver las enfermedades” (4). Se puede objetar esas definiciones precisando que la medicina no ha 1 Wynia MK, Latham SR, Kao AC, Berg JW, Emanuel LL. “Professionalism in society”. The New England Journal of Medicine, 1999; 341:1612-16. 2 Thomas L. The Youngest Science: Notes of a Medicine-Watcher. New York, The Viking Press, 1983. 3 Raú LB. “Medicina teórica. Definición de la medicina y su relación con la biología”. Rev. Med. Hered., 1996; 7: 1-3. Pensamiento médico 4 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Latham%20SR%5BAuthor%5D&cauthor=true&cauthor_uid=10577119 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Kao%20AC%5BAuthor%5D&cauthor=true&cauthor_uid=10577119 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Berg%20JW%5BAuthor%5D&cauthor=true&cauthor_uid=10577119 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Emanuel%20LL%5BAuthor%5D&cauthor=true&cauthor_uid=10577119 sido siempre una ciencia, es decir, “conocimiento cierto de las cosas por sus principios y causas” (4), y que difícilmente ha sido en algún momento solo un arte, o sea, “la disposición o habilidad para hacer alguna cosa” o “el conjunto de reglas necesarias para hacer bien alguna cosa” … proponemos definir la medicina como el conjunto de concep- tos, procedimientos y recursos materiales, con los que se busca preve- nir y curar las enfermedades. Durante los 2500 años transcurridos desde Hipócrates de Cos (c. 460- 377 a.C.), el Padre de la Medicina, hasta la aparición de los antibióticos, la sulfas y la penicilina, en la primera mitad del siglo XX, la medicina no pudo curar, podía aliviar en el marco de la aplicación de las ciencias, aunque no como verdadera ciencia de por sí. El descubrimiento de la estructura molecular del ácido desoxirribonucleico en la Universidad de Cambridge, en 19534, permitió conocer las bases moleculares de la vida y le enfermedad5 y con ello nació la biología celular o biología molecular, y a partir de ella el nuevo paradigma, la biomedicina. Entonces la medi- cina por primera vez es reconocida como una ciencia. Algunos párrafos siguientes son apartes de las palabras que dirigí a los graduandos de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, en agosto de 20176. La medicina es un arte, es una ciencia y es una profesión. Como cien- cia, la medicina no ofrece certezas sino probabilidades. Sir William Osler (1849-1919) dijo “la medicina es la ciencia de la incertidumbre y el arte de la probabilidad”. Para ejercer la medicina y confrontar la incertidumbre del compor- tamiento biológico del ser humano, para ejercerla bien, se requiere una sólida base humanística y cultural y un profundo conocimiento de la fisiopatología, porque la medicina no es solo destreza clínica; es la observación de valores, de comportamiento, de responsabilidad y, espe- cialmente, es devoción, vocación y consagración. Las palabras devoción, vocación y consagración tienen un tinte reli- gioso. Por eso las empleo, porque bien sé, al final de una larga vida, que el ejercicio de la medicina, el buen ejercicio, es una verdadera religión. 4 JD Watson, FHC Crick. “Molecular structure of nucleic acids: a structure for deoxyribonu- cleic acid”. Nature, 1953;171: 737-738. 5 Patiño Restrepo JF y Román Campos G. Editores. Las bases moleculares de la vida y de la enferme- dad. Fundación OFA para el Avance de las Ciencias Biomédicas. Bogotá, 1980. 6 Patiño Restrepo JF. Palabras ceremonia de grado. Facultad de medicina Universidad de los Andes, agosto de 2017. Disponible en: https://uniandes.edu.co/.../palabras-doctor-jose-felix- restrepo-grados-medicina-2017-2 José Félix Patiño 5 https://uniandes.edu.co/noticias/campus-y-comunidad/comunidad/palabras-doctor-jose-felix-restrepo-grados-medicina-2017-2 https://uniandes.edu.co/noticias/campus-y-comunidad/comunidad/palabras-doctor-jose-felix-restrepo-grados-medicina-2017-2 Como profesión, la medicina cumple con los cuatro dominios ya men- cionados del profesionalismo: conocimiento especializado, que es su capital intelectual; autonomía en la toma de decisiones; compromiso de servicio a la sociedad, y autorregulación. Pero, principalmente, la medicina como devoción, vocación y consagración, lleva implícito el imperativo hipocrá- tico: altruismo, humanismo y humanitarismo. En 1928, Harvey Cushing pronunció su famoso discurso Consecratio Medici ante los graduandos del Jefferson Medical College en Filadelfia7. En tal ocasión expresó: Un viejo dicho sostiene que el interés no une a los hombres: el inte- rés los separa; solo hay algo que une a las gentes en forma efectiva, y ello es una devoción común. Esta, una devoción común, logra más que ninguna otra influencia sobrepasar las depravaciones y presun- ciones que, si no son controladas, constituyen el defecto principal de nuestra naturaleza. Es la devoción común por la medicina, la consagración a su práctica en el marco de la ética hipocrática, lo que nos une a los médicos para conformar esa comunidad moral que define Pellegrino: “La Medicina en el fondo es una empresa moral y aquellos que la ejercen de facto consti- tuyen una comunidad moral”. La esencia de una profesión, según Pelle- grino, “es el acto de profesar – de promesa, de compromiso y dedicación a un ideal”8. Manuel de Santiago, de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Madrid, en sus dos escritos Una aproximación al pensamiento de Edmond Pellegrino9 describe la restauración del principio de beneficen- cia en la atención de la salud. “La primera y fundamental aportación de Pellegrino al estudio de la ética en Medicina fue la reivindicación del «bien» del enfermo como eje nuclear de la ética médica. Desde la pers- pectiva de los principios de la bioética, o mejor, desde la «restauración» del principio de beneficencia a su papel estelar”, M. de Santiago se refiere al bien del enfermo y procede a establecer la diferencia entre el concepto clásico aristotélico del bien y la concepción moderna, profundizando en el concepto del bien del enfermo, que reiteradamente se utiliza en la medicina de hoy: 7 Cushing H. Consecratio Medici and other papers. Little, Brown and Co. Boston, 1928. 8 Pellegrino E. “Professionalism, profession and the virtues of the good physician”. Mount Sinai Jour- nal of Medicine. 2002;69: 378-84. 9 de Santiago M. “Una aproximación al pensamiento de Edmund D. Pellegrino (i)”. Cuadernos de Bioética, 2014: XXV: 43-58 y “Una aproximación al pensamiento de Edmund D. Pellegrino (II)” 2014;25(3):59-72. Pensamiento médico 6 https://dialnet.unirioja.es/ejemplar/366973 La opinión delpaciente es el «bien», simplemente porque él o ella lo deciden. Buscar el bien de un paciente implica desde esta visión moderna preguntarle y hacer o llevar a cabo lo que él o ella piden. Se podría decir que es un bien subjetivo … Una concepción básicamente anti-paternalista que permite a un enfermo rechazar ante el médico lo que a todas luces puede representar para él un bien —lo mejor— entendido desde la ciencia o la sabiduría de su médico. Lo anterior se aplica con especial valor en el manejo del paciente que se encuentra al final de la vida. Si la opinión del paciente es el «bien», ¡cuán importante aparece respetar su opinión cuando ahora, más que nunca en el transcurrir de su existencia, tal opinión seguramente es el resultado de su propia reflexión y la expresa con la seguridad que da precisamente ese transcurrir de la vida! El ejercicio de la medicina, que implica el contacto del médico con otro ser humano, necesariamente se fundamenta en filosofía moral, y el encuentro clínico, el del médico con el paciente y la familia, es un proceso de toma moral de decisiones, como lo afirman Walker de la Universidad de Nerwcastle (Australia) y Lovat de Oxford10. Los autores insisten en distin- guir decisiones éticas de la toma moral de decisiones, por cuanto las deci- siones éticas son esencialmente relativistas y en esencia son un monólogo subjetivo determinado por los valores personales del médico, en tanto que la toma moral de decisiones es un proceso de diálogo comunal en el cual se involucran el médico, el paciente, la familia y los allegados. Aristóteles (384-322 a.C.) decía que la salud es el fin de la medicina11. ¿Cuál es el sujeto de la medicina? El sujeto es el hombre. Y el filósofo griego Protágoras de Abdera (c. 485-411 a.C.), discípulo de Demócrito, quien fue a la vez paciente y maestro de Hipócrates, proclamó que el hombre es la medida de todas las cosas. Para los médicos sí que es válido el pronunciamiento de Protágoras, “el hombre es la medida de todas las cosas”, porque somos nosotros los que tenemos que intervenir directamente sobre la humanidad del hombre, lo cual significa la mayor responsabilidad, mayor que la de cual- quiera otra actividad humana. El hombre, para el médico, es su paciente. El Diccionario de la Real Academia Española (drae) dice que el vocablo paciente viene del latín: patiens, - entis part. act. de pati ‘padecer, sufrir’, la persona que padece 10 Walker P, Lovat T. Life and Death Decisions in the Clinical Setting. Moral Decision Making through Dialogic Consensus. Springer Nature, Singapore 2017. ISBN 978-981-10-4301-7 (eBook). P. 5. 11 Aristóteles. Ética Nicomáquea. En: Aristóteles. Obras. Traducción del griego, estudio prelimi- nar y notas por F. de P. Samaranch. Aguilar S.A. de Ediciones. Madrid, 1982. José Félix Patiño 7 física y corporalmente, y especialmente quien se halla bajo atención médica. Afortunadamente la palabra cliente ha venido en desuso en el vocabulario médico y realmente no se la debe usar para significar paciente. Cliente es un vocablo comercial común, aunque algunos argu- mentan que se podría aplicar porque según el Diccionario de la Real Aca- demia en su segunda acepción es: “Persona que está bajo la protección o tutela de otra.” ¿Qué hace bueno a un médico? Mac Kenzie, de la Facultad de Medicina de Cornell, plantea el interrogante y presenta reflexiones sobre la ética en medicina12. Son muchos los desafíos de carácter ético que presenta la medi- cina moderna, tanto en la práctica como en la investigación científica y en la docencia. Ningún dominio de la medicina se escapa, y ha surgido uno de particular significado: el conflicto de intereses. El vocablo ética viene del latín ethicus y este del griego ēthikós y significa ‘recto’, conforme a la moral, y es el conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida (drae). La medicina, desde los tiempos de Hipócrates de Cos, se ejerce en el marco ético y deontológico que planta el Juramento Hipocrático. Es lo que los médicos respetamos y veneramos como “el Imperativo Hipocrá- tico”. Mac Kenzie plantea que la ética contemporánea se observa desde dos perspectivas: el consecuecialismo que se enfoca en las consecuencias, en el desenlace final; para los no consecuencialistas su guía es la deontolo- gía; Kant y su imperativo categórico se derivan de esta escuela filosófica. Los consecuencialistas creen que el ser humano debe comportarse y tomar decisiones para lograr el bien mayor. Los utilitaristas se refieren a la uti- lidad, de modo que cada persona debe actuar según la norma moral que logre el máximo bien y felicidad para todos. Mac Kenzie plantea una tercera aproximación, más antigua, que per- mite entender mejor las responsabilidades éticas, y esta es la escuela de la ética de la virtud que considera qué clase de persona debe ser el médico y cómo debe ser su actuar, y propone que son dos las cualidades cen- trales para definir al buen médico: altruismo, que es la disposición del médico para actuar en beneficio de los demás y específicamente de su paciente, y obligación en términos de un deber fiduciario (del latín fides, fe, y fiducia, confianza). 12 Mac Kenzie CR. “What would a good doctor do? Reflections on the ethics of medicine”. Hosp Special Surg J. 2009; 5(2):196–199. Pensamiento médico 8 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2744764/ https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2744764/ Los conceptos de autonomía y justicia han surgido más recientemente13. El respeto por la autonomía del paciente en tomar decisiones sobre su tratamiento ha reemplazado al paternalismo médico, en el sentido de que era el médico quien tomaba la decisión y se la transmitía autorita- riamente al paciente, lo cual dio nacimiento al consentimiento informado. En el ejercicio de la medicina moderna ha surgido un nuevo dilema ético que es central: la justicia en el uso de los recursos financieros en esta época de crecientes costos de la atención médica. “Los costos de la atención de la salud y el cómo proveer atención eficiente y equitativa a todos los pacientes habrá de influir en forma creciente sobre nuestro concepto de justicia profesional” Recientemente me expresé en un editorial sobre los últimos desarro- llos en el devenir de la medicina: Hace 60 años Julian Huxley (1887–1975), el gran biólogo evolu- cionista británico, propulsor de la eugenesia entendida como la disciplina que busca el perfeccionamiento de la especie humana mediante la aplicación de las leyes de la herencia, escribió: “Hasta ahora la vida humana ha sido, en general, como Hobbes la describió, «desagradable, brutal y corta»; la gran mayoría de los seres humanos (si aún no han muerto jóvenes) han sido afectados con la miseria... podemos sostener justificadamente la creencia de que exis- ten estas tierras de posibilidad, y que las actuales limitaciones y frus- traciones miserables de nuestra existencia podrían ser en gran medida sobrellevadas... La especie humana puede, si así lo desea, trascender — no esporádicamente, un individuo de una manera aquí, otro individuo de otra forma allá, sino en su totalidad, como humanidad. Se requiere un término para significar ello. Tal vez transhumanismo puede servir: el ser humano sigue siendo ser humano, pero trasciende, dándose cuenta de las nuevas posibilidades de y para su naturaleza humana… Una vez que haya un número suficiente de personas que de verdad sean cons- cientes de que la especie humana está al borde de una nueva forma de existencia, tan diferente de la nuestra como lo es el Hombre de Pekín.14 Entonces, por fin tendrá conciencia de su destino”15. En 1953, en el Laboratorio Cavendish de la Universidad de Cam- bridge, James D. Watson, Francis H.C. Crick y Maurice H.F. Wilkins, con fundamento en las imágenes de difracción con rayos X de Rosa- lind Franklin, descubrieron la estructura molecular del ácido des- oxirribonucleico (adn)16, descubrimientoque muchos reconocieron, hasta entonces, como el más importante en la historia de la biología. Con ello nacieron la biología celular o biología molecular, y el paradigma de la biomedicina. Por primera vez se pudieron conocer las bases 13 Jonsen AR. A Short History of Medical Ethics. Oxford University Press, New York, 2000. 14 Antecesor del Homo sapiens, vivió hace 500.000-250.000 años 15 Julian Huxley. New Bottles for New Wine, London: Chatto & Windus, 1957, pp. 13-17. 16 JD Watson & FHC Crick. “Molecular structure of nucleic acids: a structure for deoxyribonu- cleic acid”. Nature 1953:171:737-738. José Félix Patiño 9 moleculares de la vida y la enfermedad y la medicina, que hasta enton- ces era un arte o a lo sumo ciencia aplicada, con el progreso científico se convirtió en una verdadera ciencia, “la más joven de las ciencias”. El siguiente paso trascendental fue la descodificación del genoma humano, el código de la vida, anunciado por el presidente de los Esta- dos Unidos, Bill Clinton, el 26 de julio de 2000: “Hoy estamos des- cifrando el lenguaje con el que Dios creó la vida”. En ese momento escribí: “La descodificación del genoma humano abre una perspectiva casi infinita para la medicina, la farmacología y todas las ciencias de la vida”17. Con el progreso logrado desde entonces nació un nuevo paradigma: la medicina genómica, que es definida así por el National Human Genome Research Institute de los Estados Unidos: Una “disciplina médica emer- gente que involucra la información genómica sobre un individuo como parte de su atención clínica (Ej. para la toma de decisiones diagnósticas o terapéuticas) y los resultados o desenlaces en la atención de la salud y las implicaciones sobre políticas en tal uso clínico”. Con las pruebas de genómica, ahora disponibles a precios muy razonables, aparece la medicina personalizada, que introduce un cam- bio radical en el ejercicio de la profesión, que la hace más lógica, más económica y más eficaz. Han surgido nuevos términos en esta época de gran avance cien- tífico, entre ellos el de la ciencia traslacional y la medicina traslacional, que es definida por la Sociedad Europea de Medicina Traslacional: “Una rama interdisciplinaria del campo biomédico fundamentada en tres pilares: la banca del laboratorio de investigación, la cama del paciente y la comunidad.”18 En posesión de la secuencia del genoma, «el código de la vida», se vislumbra como una realidad cercana el planteamiento de trans- humanismo por Julian Huxley, con seres humanos de larga existen- cia, la disminución de la morbilidad de la edad avanzada y el manejo o la erradicación de las enfermedades más graves, especialmente el cáncer. Algunos creen, como Raymond Kurzweil, que con la mani- pulación del genoma y el avance de la tecnología, se puede predecir la inmortalidad del ser humano19. Según Luc Ferry, “el transhumanismo nace como un amplio proyecto de mejora de la humanidad en todos sus aspectos, físico, intelectual, emocional y moral, gracias al progreso de las ciencias y en particular de las biotecnologías. Uno de sus rasgos más marcado (y equivocado) radica en que pretende transitar de un paradigma médico tradicional, el terapéutico, que tiene como finalidad central 17 Patiño Restrepo JF. “Genoma humano, bioética y clonación”. Innovación y Ciencia. 2001; vol IX(3y4):14-25 18 Cohrs, Randall J.; Martin, Tyler; Ghahramani, Parviz; Bidaut, Luc; Higgins, Paul J.; Shahzad, Aamir. “Translational Medicine definition by the European Society for Translational Medici- ne”. New Horizons in Translational Medicine. 2014;2 (3): 86–88. 19 As Humans and Computers Merge … Immortality? PBS News Hour July 10, 2012”. Disponible en YouTube. Pensamiento médico 10 http://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S2307502314000782 http://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S2307502314000782 https://web.archive.org/web/20140122011827/http:/www.pbs.org/newshour/bb/business/july-dec12/immortal_07-10.html curar patologías, a un modelo ‘superior’, el de la mejora y el ‘per- feccionamiento’ del ser humano”20. Este parecer ser el futuro de la humanidad. El transhumanismo es inexorable. En conclusión, la medicina, con el esplendoroso panorama que pre- sentan la biología molecular y la genómica, no es solo destreza clínica, es observación de valores, responsabilidad y humanidad, como dije a los graduandos en agosto de 201721. Para que la medicina se mantenga como ciencia y como profesión en Colombia, es imprescindible abandonar el fracasado modelo de la aten- ción “gerenciada” de la salud que implantó la Ley 100 de 19993, y avanzar hacia un modelo que atienda la salud como un derecho humano funda- mental, como lo establece la Ley 1751 estatutaria de la salud, sancionada por el presidente Juan Manuel Santos el 16 de febrero de 2015, y ejer- cerla con fundamento en el humanismo, la cultura general y, ante todo, los cuatro grandes componentes del profesionalismo, principalmente la autonomía en la toma de decisiones y su formidable capacidad de auto- rregulación. Carente de ello, la medicina habrá de ser un simple oficio. 20 Ferry L. La revolución transhumanista. Cómo la tecnología y la uberización del mundo van a transfor- mar nuestras vidas. Alianza Editorial. Madrid, 2017. 21 Patiño Restrepo JF. Discurso en los grados de medicina 2017-2. Disponible en: https://unian- des.edu.co/.../palabras-doctor-jose-felix-patiño-restrepo-grados-medicina-2017-2 y en You Tube. José Félix Patiño 11 https://uniandes.edu.co/noticias/campus-y-comunidad/comunidad/palabras-doctor-jose-felix-restrepo-grados-medicina-2017-2 https://uniandes.edu.co/noticias/campus-y-comunidad/comunidad/palabras-doctor-jose-felix-restrepo-grados-medicina-2017-2 Introducción a la historia de la medicina En palabras de Santiago Díaz Piedrahita, presidente de la Academia Colombiana de Historia, “la Historia es el fundamento del conocimiento”. La Real Academia Española define Historia como la “narración y expo- sición verdadera de los acontecimientos pasados y cosas memorables. En sentido absoluto se toma por la relación de los sucesos públicos y políti- cos de los pueblos; pero también se da este nombre a la de sucesos hechos o manifestaciones de la actividad humana de cualquier otra clase”. También la Historia ha sido definida como el estudio de los aconte- cimientos del pasado relativos al hombre y a las sociedades humanas y, por extensión, al propio desarrollo de estos acontecimientos. Y como el relato de sucesos del pasado, especialmente cuando se trata de una narración ordenada cronológicamente y verificada con los métodos de la crítica histórica. Según Pedro Laín Entralgo, “la historia es el curso temporal y tra- dente —sujeto a tradición— de las acciones del género humano; curso en el cual los hombres van creando u olvidando posibilidades —intelectua- les, técnicas, políticas, económicas, artísticas, etc.— para hacer su vida, y por tanto incrementando o empobreciendo su capacidad para vivir como tales hombres (Zubiri).” La Historia natural es el estudio descriptivo de los seres vivos y de su medio, es decir de la naturaleza y del mundo físico. El historiador recopila y ordena el registro de las actividades huma- nas y trata de lograr una comprensión más profunda de ellas. La historia de la medicina es la historia del pensamiento racional y de la ciencia natural. Y la historia de la ciencia natural no es solo el recuento 13 de las conquistas del talento humano, sino el análisis de los instrumen- tos, materiales e intelectuales, creados por la inteligencia del hombre y, principalmente, la historia de la experiencia del hombre sobre la tierra y, realmente, sobre el universo físico. Por ello, el estudio de la ciencia natural es un capítulo principal de la cultura, tanto por ser una disci- plina bien definida en al ámbito profesional, como por el interés que representa para el público general. Sir Arthur Eddington ha denominado epistemología científica al terrenolimítrofe entre la física y la filosofía, pues se llama epistemología a la rama de la filosofía que estudia la naturaleza del conocimiento, y una parte importante del conocimiento ha sido adquirido mediante los métodos de la ciencia física. “Esa parte del conocimiento ha tomado la forma de una descripción detallada de un mundo —el así llamado universo físico.” El universo físico lo definía Eddington como el objeto de un dado conjunto de conocimientos, como un campo determinado del conocimiento físico. “El conocimiento físico tiene la forma de descripción de un mundo y definimos como universo físico el mundo así descrito”. En medicina, la epistemología científica también se refiere al con- junto de conocimientos que describen la naturaleza de la vida humana y su relación con el universo físico. En la ciencia, la creación del conocimiento, a diferencia de la crea- ción de la belleza por las artes, es fundamentalmente una actividad pro- gresiva de acumulación de experiencias de generación en generación. Pero, como lo afirma Mosterín, el aumento del conocimiento no es sim- plemente la acumulación de verdades que conocemos. “La noción de verdad es relativa a la de enunciado, y esta a la de concepto. Qué ver- dades haya depende de qué conceptos empleemos. Y muchas veces el progreso de la ciencia consiste no en un aumento del número de verda- des expresadas con un sistema conceptual dado, sino en el cambio del sistema conceptual, en su ampliación o extensión o en su sustitución por otro”. El progreso de la humanidad obedece a dos factores principales: la herencia biológica y el legado cultural. La herencia biológica no ha cam- biado a través del tiempo, pero el legado cultural, que en gran parte es un sistema conceptual, se modifica en forma constante. En medicina el sistema conceptual determina en forma preponde- rante el avance del conocimiento, el cual obedece a la observación e interpretación de hechos experimentalmente comprobables. La medicina está íntimamente relacionada con las ciencias físicas y naturales. Los filósofos naturalistas presocráticos tuvieron a la naturaleza, Pensamiento médico 14 physis, como el objeto principal de sus estudios y fueron ellos quienes ana- lizaron en forma racional el proceso de la vida. Fueron los inventores de la ciencia natural. Con ellos murieron los mitos como explicación de los fenó- menos físicos y naturales, y con ellos nació la teoría científica de la influen- cia de la naturaleza y del ambiente sobre el hombre, para poder entender así la enfermedad en términos de causa y efecto. El nacimiento del pensamiento científico El legado intelectual y cultural —o sea, el sistema conceptual— de Gre- cia, entendida como el mundo helénico, que incluía las costas jónicas y las islas del mar Egeo al occidente de Asia Menor, es el fundamento de la civilización occidental. En el pensamiento de los filósofos naturalistas jónicos, los presocráticos, reside el origen del mundo moderno. El movi- miento intelectual jónico culminó con el ascenso de la “Escuela de Ate- nas”, representada por la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles, tal vez la época de mayor gloria intelectual que ha vivido la humanidad. Entre los filósofos presocráticos figuran como principales Tales de Mileto (c. 625-545), Anaximandro de Mileto (c. 610-546), Pitágoras de Samos (c. 582-500), Heráclito de Éfeso (c. 540-480), Empédocles de Agrigento (c. 500- 430), Anaxágoras de Clazomenes (c. 500-428), Leucipo de Mileto (fl. c. 440), Demócrito de Abdera (c. 460-360). Hipócrates de Cos (c. 460-377) estableció la medicina como un arte y una técnica, más que como una ciencia teórica como la planteaban los pitagóricos. Su obra monumental, el Corpus Hippocraticum, es el mayor tratado médico de la antigüedad. Al igual que en los libros de la Biblia, parece que los diferentes escritos hipocráticos pueden haber sido escri- tos por diversos escribas y en tiempos diferentes. La contribución de Hipócrates es haber separado la medicina de las creencias de acciones divinas o místicas, y colocarla frente a la fuerza no de los dioses, sino de la Naturaleza. Nuland (1988) cita al historiador suizo Edwin Ackerk- necht, quien afirma que fue «La Declaración de Independencia de la Medicina». Aristóteles (384-322) es figura cimera de Atenas. Alumno de Platón, y como este discípulo de Sócrates, es el gran filósofo naturalista; realizó la taxonomía del reino natural, la cual implica la comprensión de la grada- ción evolutiva (Buican, 1996). Alejandro Magno (356-323), rey de Macedonia, cuyo tutor intelectual fue Aristóteles, conquistó el mundo antiguo. Con la conquista de Egipto y la fundación de Alejandría, transfirió allá la civilización griega y abrió la magnífica era del pensamiento helenístico en esta nueva capital de la José Félix Patiño 15 cultura, cuando ya decaía la gloria intelectual de Atenas. El Museo de Alejandría (“el lugar dedicado a las musas”) fue fundado hacia media- dos del siglo iii a.C. Su primer director fue Demetrio Falereo, o Deme- trio de Falero, quien llegó del exilio impuesto por Atenas. Educado en el Liceo aristotélico, en la Escuela Peripatética, había gobernado como tirano la ciudad durante 10 años por encargo del rey de Macedonia; trajo varios miembros de la Escuela Peripatética, aquellos principalmente interesados en la ciencia, y con ello comenzó el gran flujo de talento y de estudiosos hacia Alejandría, lo que hoy llamaríamos un “drenaje de cerebros”, tal vez la mayor migración intelectual de la antigüedad. El Museo de Alejandría, que podría ser considerado como la primera universidad del mundo, tuvo cuatro grandes departamentos: matemáti- cas; poesía y literatura; astronomía, y medicina. De la Escuela de Medi- cina de Alejandría, que administraba también a la antigua Escuela de Medicina de la isla de Cos, surgió el trabajo de dos hombres cuyas con- tribuciones a la anatomía y a la fisiología significan pilares de la medi- cina científica: Herófilo de Calcedonia y Erasístrato de Quíos, el gran fisiólogo que estuvo cerca del descubrimiento de la circulación. Estructurado como institutos de investigación y a la manera de las escuelas de Atenas, el Museo era servido por la gran Biblioteca de Alejan- dría, la cual, se piensa, llegó a tener unos 500.00, tal vez hasta 800.000, volúmenes en forma de rollos de papiro. Los Ptolomeos, reyes de Alejandría, convirtieron la ciudad en la sede de la cultura de la época. Tres fueron los siglos del helenismo, desde la muerte de Alejandro en 323 a.C., hasta la muerte de Cleopatra vii y el establecimiento de Alejandría como provincia del Imperio Romano por Augusto en 31 a.C. Y con ello se inicia la cultura greco-romana y todo el acervo cultural helenístico, heredado de Atenas, pasa a concentrarse en Roma. La cultura greco-romana “Hacia el siglo I a.C. los romanos habían conquistado a Grecia y la cultura griega había conquistado a los romanos”. En efecto, Roma recibe y asi- mila el conocimiento griego, pero no llega a generar verdadera ciencia. Los romanos, versados en oratoria, en literatura, en historia, en leyes y en administración pública, hábiles en agricultura y expertos en tecnolo- gías bélicas, con directo acceso a la ciencia griega, no lograron producir científico alguno: utilizaron el conocimiento acumulado por los griegos pero no pudieron enriquecerlo. Fueron, principalmente, grandes enci- clopedistas: Catón el Censor (Praecepta ad filium), Marco Terencio Varrón Pensamiento médico 16 (Disciplinarum libri IX), Aulio Cornelio Celso (De re medica), Tito Lucrecio Caro (De rerum natura) y el gran Cayo Plinio Segundo, o “Plinio el Viejo” (Historia naturalis). El resultado fue la suspensión del avance de la ciencia, de la biolo- gía y de la medicina. Los eruditos se dedicaron, más que a investigar, a recolectar y preservar el conocimiento griego y alejandrino, para disemi- narlo entre los ciudadanos de Roma. Así nació el enciclopedismo, y entre los enciclopedistasromanos Cayo Plinio Segundo (23-79 d.C.) es el más importante. Su monumental Historia Natural, en 37 libros, representa el relato completo del conocimiento de la época, la primera gran enciclope- dia de la humanidad. Galeno, médico griego, quien floreció en el siglo ii de la era cristiana, es la figura más importante de la medicina en Roma. Nacido en Pérgamo c. 131, murió en Roma c. 201. Estudioso de Hipócrates, realizó estudios anatómicos y su obra, basada en la hipotética existencia de los “humo- res”, gobernó el pensamiento médico hasta el Renacimiento. La civilización europea es una construcción fundamentada en el legado de los griegos y los romanos. La estupenda herencia cultural del mundo clásico, el de Atenas y el de Alejandría, se escapó de ser des- truida durante la oscuridad post-romana de la Edad Media, el periodo entre la decadencia del Imperio Romano y el Renacimiento, entre los años 500 y 1200 d.C., la época de la formación de las naciones de la Europa moderna. Tal herencia, un inmenso legado cultural, fue preser- vado a través de los textos latinos manuscritos en los grandes monas- terios de Europa, que mantuvieron vivos los conocimientos y la cultura greco-romana. Entre ellos se destacan como principales los textos de Hipócrates, Aristóteles y la Historia Natural de Plinio “El Viejo”, junto con los escritos de Galeno. Roma representa el puente sobre el cual lo más selecto del pensa- miento y los modelos culturales de la antigüedad fueron conservados para llegar primero a la sociedad medieval y de allí, a través del Rena- cimiento, al mundo moderno. Se ha dicho que el papel intelectual de Roma fue el de servir como el gran intermediario. Cabe preguntar, con Foligno, ¿cuál habría sido el destino del pensamiento occidental si los romanos no hubieran existido y no se hubieran convertido en amos de la humanidad? (Patiño, 1990). A través de los tiempos y de la historia del hombre surgen Hipócra- tes y Aristóteles, las personas, y la Historia natural, el escrito, como las influencias intelectuales mayores para la construcción de la civilización occidental. José Félix Patiño 17 Por qué estudiar historia de la medicina Pedro Laín Entralgo plantea el interrogante: ¿por qué estudiar historia de la medicina? Y responde: Adecuadamente aprendida, la historia de la medicina, en efecto ofrece al médico: 1. Un camino hacia la integridad de su saber. Por rico que intelectual- mente sea, el puro presente de una disciplina no agota todo lo que en relación con el tema de esa ha llegado a saberse, y la vía para alcanzar ese «todo» no es otro que la historia. 2. Uno de los requisitos para la posesión, en lo concerniente a sus saberes propios, de bien fundada dignidad moral. 3. Una poderosa ayuda para el logro de la claridad intelectual que el ejercicio de cualquier técnica tan esencialmente pide. 4. Una sutil y radical instancia para el ejercicio de la libertad de la mente. 5. La formación histórica puede conceder, en fin, cierta opción a la originalidad. Por no pocas razones: a) porque toda investigación científica seria supone una instalación intelectual solvente en la situación a que ha llegado el tema a que esa investigación se refiera, y dicha meta no puede ser bien alcanzada sin conocer con algún detalle la historia entera del tema en cuestión; b) por- que el conocimiento riguroso del pasado —que debe enseñar- nos no solo «lo que en ese pasado fue», también «lo que en él pudo ser y no fue»— puede hacernos ver en un nivel histórico de antaño posibilidades intelectuales o técnicas no convenien- temente utilizadas entonces, como la psicoterapia verbal, valga este ejemplo, durante los años subsiguientes a la redacción de los «Diálogos de Platón»; c) porque la adecuada presentación de una hazaña antigua —piénsese en la actitud mental del renacen- tista Vesalio ante el antiguo Galeno, léanse las Reglas y consejos para la investigación científica, de Cajal— puede suscitar en el alma del lector ambicioso el propósito de emularla o superarla por sí mismo; d) porque determinados hallazgos y saberes del pasado pueden haber sido olvidados por la ciencia ulterior a ellos: la auscultación inmediata del tórax, desconocida por todos los médicos hasta comienzos del siglo XiX, tras haber sido clara- mente descrita en uno de los tratados del Corpus Hippocraticum; la circulación menor, explícitamente mencionada en el siglo Xiii por el médico árabe Ibn-an-Nafis y total y universalmente des- conocida luego, hasta la publicación del texto famoso de Miguel Servet en pleno siglo Xvi; la considerable cantidad de hechos, ideas y técnicas, minúsculos, sin duda, pero no absolutamente desdeñables, que hoy duermen sueño de biblioteca en las revis- tas científicas europeas y americanas de los siglos XiX y XX. E. Otero Ruiz, en una conferencia magistral pronunciada en 2005, dijo algo enteramente aplicable a la historia de la medicina: “Porque la impor- tancia de la historia, según los filósofos, es su vigencia en el presente. Pensamiento médico 18 Las cosas que sucedieron ayer no pueden ser otra cosa que las raíces del actual acontecer.” La historia de la ciencia y la historia de la medicina La ciencia, como esfuerzo interdisciplinario y transdisciplinario, es, fun- damentalmente, un proceso transnacional. La historia de la medicina es el estudio de los sistemas conceptuales sobre la vida humana y su relación con el entorno, visto a través de los sistemas de pensamiento que han reinado en el devenir del tiempo. Por ello, el análisis del pensamiento a través de la historia implica tanto eva- luación como interpretación de las verdades que han sido tenidas como tales en las diferentes épocas. La historia de la medicina, que es gran parte la historia de la ciencia, es un hilo conductor en la historia universal de la civilización. José Félix Patiño 19 Autonomía médica En la Comisión de Salud de la Academia Nacional de Medicina de Colom- bia se definió el profesionalismo médico. Ante todo, ¿qué es profesión? El vocablo viene del latín del latín pro- fessio, -ōnis, y significa formación en educación superior con fundamento en humanismo y cultura general. Según Wynia y colaboradores22 “El profesionalismo es una fuerza estructuralmente estabilizadora y moralmente protectora de la socie- dad... Las profesiones protegen no solo a las personas vulnerables sino también a los valores sociales vulnerables...” De acuerdo con estos autores, la Comisión de Salud definió el profe- sionalismo en término de cuatro grandes dominios: 1. Conocimiento especializado (biomedicina). 2. Autonomía intelectual en la toma de decisiones. 3. Compromiso de servicio a la comunidad con altruismo y huma- nitarismo. 4. Autorregulación. La autonomía intelectual del médico en la toma de decisiones es la piedra angular del profesionalismo, junto con la autorregulación. Son la esencia del profesionalismo. Ballou23 se refiere como el concepto de autonomía en la literatura biomédica de la época (1998) aparecía ambiguo, no se encontraba una 22 Wynia MK, Latham SR, Kao AC, Berg JW, Emanuel LL. “Medical professionalism in society”. The New England Journal of Medicine, 1999;341(21):1612-6. 23 Ballou K. “A concept analysis of autonomy”. Journal of Professional Nursing 1998;14(2):102-110. 21 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Wynia%20MK%5BAuthor%5D&cauthor=true&cauthor_uid=10577119 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Latham%20SR%5BAuthor%5D&cauthor=true&cauthor_uid=10577119 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Kao%20AC%5BAuthor%5D&cauthor=true&cauthor_uid=10577119 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Berg%20JW%5BAuthor%5D&cauthor=true&cauthor_uid=10577119 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Emanuel%20LL%5BAuthor%5D&cauthor=true&cauthor_uid=10577119 clara definición y con frecuencia se confundía con autoridad, responsa- bilidad, poder, profesionalismo e independencia. “Este muy abstracto concepto emerge como un término sensatoempíricamente definible pertinente a una cualidad humana en un estado de existencia.” Ante todo, ¿qué se entiende por autonomía? Según el Diccionario de la Real Academia Española, en su segunda acepción, “es la condición de quien, para ciertas cosas, no depende de nadie”. No es una definición aplicable en su totalidad a la autonomía profesional, a la autonomía médica. Según Pinto-Bustamante24, La palabra autonomía, si bien puede tener múltiples significados desde la filosofía moral, proviene, etimológicamente, de las raíces griegas auto (propio, uno mismo), nomos (ley, norma). Esta capacidad de autodeterminación connota la facultad que tiene la persona para gobernarse por sí misma conforme a su propio sistema de principios y valores, para establecer los límites legítimos a la intromisión de otros en la esfera privada, y proteger la libertad individual que per- mita al sujeto elegir sus mejores intereses. El atributo de la autono- mía, no obstante, no significa arbitrariedad, sino mejor, la capacidad que tiene el agente moral (aquel que actúa en su propia represen- tación) de darse a sí mismo una ley, conforme a la cual puede ser alabado o reprochado por sus acciones. Implica pues la expresión de la libertad, la expresión práctica de la identidad individual, y al tiempo, implica autorregulación, reflexión y responsabilidad. La autonomía médica se refiere primordialmente a la toma de decisio- nes frente al comportamiento impredecible del ser biológico. Es la esen- cia del acto médico, “en el cual se concreta la relación médico-paciente es una forma especial de relación entre personas”, según F. Guzmán25. Mucho se ha escrito sobre la importancia del profesionalismo y la auto- nomía médica; he tomado algunos de los pronunciamientos más pertinentes. Hace unos años me expresé así en un artículo que ha sido amplia- mente citado: La comercialización de la atención de la salud que implantó en Colombia la Ley 100 de diciembre 23 de 1993 modifica en forma drás- tica la concepción misma de la moral social, al reemplazar el impe- rativo hipocrático que busca siempre el beneficio del paciente por un esquema económico que somete el acto médico a los objetivos de lucro de la industria y al poder del mercado. En tal esquema el poder de decisión se sustrae del ámbito intelectual y científico de la profesión médica y pasa a manos de la burocracia administrativa de 24 Pinto-Bustamante BJ. “La autonomía médica: desafíos y oportunidades en el contexto de la reforma la salud en Colombia”. Revista Médica Sanitas. 2014;17(1):40-45. 25 Guzmán F. “El acto médico. Implicaciones éticas y legales”. Acta Médica Colombiana, 1994;19:139-49. Pensamiento médico 22 la corporación, convirtiendo al médico en un operario en la infraes- tructura corporativa creada con ánimo de lucro. Es un paso ominoso hacia la desprofesionalización de la medicina26. La Asociación Médica Mundial se ha pronunciado en los siguientes términos como lo ha descrito H. Redondo27: La Asociación Médica Mundial (amm) habiendo examinado la importancia de la autonomía y la autorregulación profesionales tie- nen para el cuerpo médico del mundo, y reconociendo los proble- mas y las dificultades que actualmente se presentan en la autonomía y autorregulación profesionales adopta los siguientes principios: 1. El elemento principal de la autonomía profesional es la garan- tía de que el médico puede emitir con toda libertad su opinión profesional con respecto a la atención y tratamiento de sus pacientes. 2. La amm reafirma la importancia de la autonomía profesional como componente esencial de la atención médica de alta calidad y, por consiguiente, como un beneficio que se debe al paciente y que debe ser preservado. Por lo tanto, la amm se compromete a mantener y garantizar ese principio esencial de ética médica, que es la autonomía profesional en la atención de los pacientes. 3. Paralelamente al derecho a la autonomía profesional, la pro- fesión médica tiene una responsabilidad permanente de auto- rregulación y no obstante la existencia de otros reglamentos aplicables a los médicos, la profesión médica debe tomar a su cargo la tarea de regular la conducta y actividades profesionales del médico. El cirujano J. Calderón publicó en 2015 un excelente artículo sobre la autonomía médica y la ley estatutaria de salud.28 Cabe citarlo in extenso: La sociedad colombiana en los últimos 23 años ha hecho tránsito desde la prestación de un servicio de salud, financiado por el Estado y complementado con aseguramiento para la población trabajadora y sus beneficiarios, hacia un modelo de aseguramiento universal con subsidio a la demanda, y con un plan de beneficios único con exclu- siones explícitas, reconociendo de manera plena la autonomía con autorregulación de los profesionales de la salud, y dentro del marco de la validación constitucional de la salud como un «derecho funda- mental autónomo e irrenunciable en lo individual y en lo colectivo». Este viraje social no ha estado libre de logros y fracasos. Los princi- pales logros han sido el crecimiento en la equidad en la prestación de 26 Patiño Restrepo JF. “La desprofesionalización de la medicina”. Acta Médica Colombiana, 2001; 26:43-49. 27 Redondo H. “Autonomía médica”. Gaceta Jurisprudencial. Sept. 2019:98-105. 28 Calderón J. “Autonomía médica y ley estatutaria de salud”. Acta Médica Colombiana, 2015;40(1):51-53. José Félix Patiño 23 los servicios, y la mayor conciencia del ciudadano del derecho que le asiste. El principal fracaso ha consistido en la mercantilización del sistema que conlleva mecanismos de transacción tramposos, y que condujeron a la pérdida de la autonomía profesional y por ende a múltiples afectaciones a la prestación de los servicios de salud a los enfermos y a los sanos, generando eso sí, grandes rentabilidades para aseguradores, prestadores y funcionarios, con el corolario de un inmenso desperdicio de enormes, pero aún insuficientes recur- sos del sistema. La Ley Estatutaria de Salud, recientemente sancio- nada por el presidente Santos, es a la vez un punto final y un punto de partida. Ningún agente ni usuario del sistema permanecerá con las mismas condiciones que tenía previas a la expedición de la ley que entró a regir a partir del pasado febrero 16, y que deroga a partir de esa fecha, todas las leyes y disposiciones que le sean contrarias, incluyendo las contenidas en la Ley 100 de 1993, en la 1122 y en la 1438. Por ser ley estatutaria, es una prolongación de la Constitución, con el objetivo de garantizar el derecho fundamental a la salud, regularlo y establecer sus mecanismos de protección, responsabili- zando al Estado del respeto, la protección y la garantía del derecho, teniendo en cuenta varios elementos y principios, entre ellos el de la progresividad, la libre elección, la adopción e interpretación más favorable de la norma y por supuesto la sostenibilidad. En cuanto a esta última, La Corte Constitucional sentenció que: «…la sostenibi- lidad fiscal encuentra arraigo constitucional…no tiene el estatus de principio, sino de criterio orientador e instrumento al servicio de los objetivos del Estado social de derecho… y ninguna autoridad, puede prevalerse de tal herramienta para restringir el alcance o negar la protección efectiva de los derechos fundamentales». Dicho lo ante- rior, supera el alcance de este artículo hacer un análisis minucioso de la sentencia de la Corte Constitucional que la declaró exequible, y por lo tanto me concentraré en hacer los comentarios pertinentes al artículo 17 del capítulo iii de la ley estatutaria 1751 de 2015, por considerarlo la piedra angular del cambio del sistema y mediante el cual: «Se garantiza la autonomía de los profesionales de la salud para adoptar decisiones sobre el diagnóstico y tratamiento de los pacientes que tienen a su cargo». Para la Corte Constitucional, el ejercicio médico se encuentra «estructurado a partir de dos princi- pios fundamentales:capacidad técnica del médico y consentimiento idóneo del paciente». Además, «la autonomía es una expresión indispensable de la libertad… de tal modo, que al pretender correla- cionar los deberes y derechos de los médicos frente a pacientes, la autonomía y su regulación, son criterios forzosos para delimitar recíprocamente los ámbitos de actuación de unos y otros…el con- siderar a la persona autónoma tiene sus consecuencias inevitables e inexorables, y la primera y más importante de todas consiste en que los asuntos que solo a la persona atañen, solo por ella deben ser decididos. Decidir por ella es arrebatarle brutalmente su ética, redu- cirla a la condición de objeto, cosificarla, convertirla en medio para los fines que por fuera de ella se eligen». La ley sancionada convierte en un mandato para la nación, la autonomía médica dentro de un marco de autorregulación. Pensamiento médico 24 El 16 de febrero de 2015 el Presidente Juan Manuel Santos sancionó la Ley 1751 estatutaria de salud y en esa ocasión se pronunció en forma muy clara: Yo diría que estamos partiendo la historia de la salud en dos. Es un día muy importante para los colombianos porque con la Ley Estatu- taria que sancionamos se acaban varias cosas. Se acaba el “paseo de la muerte”, se acaban las excusas para interrumpir tratamientos de los pacientes, se acaban los abusos de los precios de los medica- mentos. Y en adelante serán los médicos, no las eps (Entidad Promo- tora de Salud) los que decidirán sobre el tratamiento que recibirán los pacientes. Hoy es 16 de febrero y este día quedará en la historia como el día que consagramos la salud como un derecho fundamen- tal. Es la primera vez desde la Constitución del 91 que se reglamenta un derecho fundamental. Porque antes de esta Ley, la salud estaba concebida como un servicio obligatorio con limitaciones. Increíble que hasta ahora estemos hablando de la salud como derecho funda- mental, pero así es. Y me siento muy feliz y muy orgulloso de que lo hayamos logrado en este Gobierno. Yo, como lo dijo el doctor Fernando Sánchez, expresidente Academia Nacional de Medicina, presenté esta ley con mensaje de urgencia ante el Congreso. Una Ley que fue promovida, tengo que darle todo el reconocimiento a la Gran Junta Médica Nacional, no he presentado sino dos leyes, no he ido al Congreso sino en dos ocasiones. La primera fue por la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, era el inicio, la base de lo que todos queremos alcanzar en este país, que es la paz, y esta Ley por su importancia, por su trascendencia, por lo que significa para la salud de los colombianos. ¿Qué significa en la práctica que la salud sea un derecho fundamental no un servicio?, pues que los colombianos somos ahora pacientes y no unos simples clientes... Esta Ley protege los recursos públicos para la salud de todos y no de unos pocos. ¿Cómo se protegen esos recursos? Desde ya se exclu- yen explícitamente algunos servicios y tecnologías que no deben ser cubiertos con recursos públicos. Por ejemplo, los servicios cosmé- ticos o tecnología que no tienen ninguna evidencia técnica o cientí- fica. Segundo, no más barreras de acceso a urgencias. En urgencias sí o sí todos deben ser atendidos. Los hospitales no podrán alegar problemas de afiliación, falta de contratos con las eps o dificultades al tramitar las autorizaciones. O sea que ahí es donde le decimos adiós al terrible “paseo de la muerte”… La preclara expresión del Presidente Santos desafortunadamente no tuvo eco en el Ministerio de Salud y Protección Social, por la época a cargo de un distinguido ingeniero-economista que, por el contrario, se empeñó en perpetuar y profundizar la Ley 100 de 1993 y la continuada masiva desviación de los recursos parafiscales, que son recursos públi- cos, hacia la intermediación financiera. Es curioso registrar que la andi y otros del sector privado calificaran al ministro como uno de los mejores en el gabinete. El resultado ha sido catastrófico: Saludcoop, Cafesalud, José Félix Patiño 25 Medimas, la quiebra de los hospitales públicos y la creciente cartera de todos los hospitales que ya ha llegado a límites que parecen impagables, la obstrucción de la autonomía médica, tal vez lo más grave, porque está llevando a la desprofesionalización de la medicina. Roberto Esguerra, un conocedor profundo de los sistemas de salud, se ha expresado de la siguiente manera, y también lo cito in extenso: La autonomía es parte esencial de todas las profesiones, enten- dida como la libertad que tiene el profesional para aplicar el cono- cimiento especializado de su profesión empleando su criterio y su conocimiento para tomar las decisiones. No hemos visto mayores debates sobre la autonomía profesional de abogados, economistas o de otros profesionales, pero con mucha frecuencia la autonomía profesional de los médicos ha sido motivo de intensos debates. La razón es que el Estado ha creído que limitar la autonomía del médico es un buen camino para controlar los costos del sistema de salud, lo que constituye una tremenda equivocación. Esta ruta se inició hace unos años, cuando el Gobierno, mal asesorado, entre otros desde el Centro de Gestión Hospitalaria, equiparó la autonomía con la auto- rregulación profesional, que es otro aspecto distinto, también esen- cial de las profesiones e indispensable para preservarlas como tales. Tamaña equivocación afectó negativamente la imagen de ese centro, que más tarde decidió cambiar su nombre. El debate desde entonces no ha parado y en las discusiones de las últimas leyes de salud ha estado siempre presente. La Ley 1438 del 19 de enero de 2011, aunque corrige el error anterior al separar autorregulación y autonomía, se equivocó al definir esta última como “la garantía que el profesional de la salud (sic) pueda emitir con toda libertad su opinión profesio- nal con respecto a la atención y tratamiento de sus pacientes con calidad, aplicando las normas, principios y valores que regulan el ejercicio de su profesión”. La autonomía no se puede limitar a emitir opiniones, pues su esencia se refiere a tomar decisiones. No sobra recalcar la importancia de la autorregulación que deben ejercer las organizaciones médicas, la cual, según la Asociación Médica Mun- dial, debe asegurar la calidad de la atención prestada a los pacientes, la competencia del médico que la presta y su conducta profesional. La autorregulación es una obligación colectiva, mientras la autono- mía recae en los individuos; la autonomía por definición no admite limitaciones ni interferencias, mientras la autorregulación es el mecanismo que establece reglas y límites. La una y la otra son ele- mentos fundamentales que la sociedad confiere a las profesiones, buscando el equilibrio que garantiza el beneficio de los individuos. La autonomía es un privilegio, la autorregulación es una obligación. Se hubieran podido evitar muchos debates y controversias y ojalá no se hubiera tenido que llegar hasta definir la autonomía de una pro- fesión en las leyes, sin embargo, al haber quedado bien definida en una ley superior ojalá se aleje para siempre la obsesiva fijación de creer que el buen ejercicio de la medicina es responsable de los altos costos de la salud. Nada más alejado de la realidad. Los verdaderos responsables hay que buscarlos en otros lados. En la Ley Estatuta- ria de Salud, actualmente en revisión en la Corte Constitucional, Pensamiento médico 26 finalmente se corrige esta cadena de errores al definir la autonomía: «Se garantiza la autonomía de los profesionales de la salud para adoptar decisiones sobre el diagnóstico y tratamiento de los pacien- tes que tienen a su cargo. Esta autonomía será ejercida en el marco de esquemas de autorregulación, la ética, la racionalidad y la eviden- cia científica». La autonomía profesional de los médicos es indispen- sable para garantizar la calidad del acto médico y para fortalecer la relación del médico con el paciente.El médico que haya sido formado bajo sólidos principios éticos buscará siempre y ante todo el bienes- tar de su paciente, por lo tanto su autonomía beneficia en últimas a los enfermos29. C.A. Prieto30, vicepresidente de la Federación Médica Colombiana y presidente del Colegio Médico del Valle, ha escrito: Para la Corte Constitucional, el ejercicio médico se encuentra «estructurado a partir de dos principios fundamentales: capacidad técnica del médico y consentimiento idóneo del paciente». Además, «…la autonomía es una expresión indispensable de la libertad… de tal modo, que al pretender correlacionar los deberes y derechos de los médicos frente a pacientes, la autonomía y su regulación, son cri- terios forzosos para delimitar recíprocamente los ámbitos de actua- ción de unos y otros…el considerar a la persona autónoma tiene sus consecuencias inevitables e inexorables, y la primera y más impor- tante de todas consiste en que los asuntos que solo a la persona ata- ñen, solo por ella deben ser decididos. Decidir por ella es arrebatarle brutalmente su ética, reducirla a la condición de objeto, cosificarla, convertirla en medio para los fines que por fuera de ella se eligen…». En un reciente foro, el ministro de salud, Juan Pablo Uribe, se expresó así: No se puede pensar en calidad en la atención a los pacientes de los servicios de salud sin autonomía médica; donde esta no esté pre- sente, es difícil que exista calidad asistencial… El gobierno médico debe estar dedicado a defender y proteger la autonomía médica, para que las decisiones que se tomen sean correctas para el contrato social, para que los médicos estén a la vanguardia del conocimiento, para que se autorregulen, para que haya pares que puedan discutir sobre evidencias científicas y sobre conocimientos y prácticas médi- cas o manejos clínicos, y demás aspectos en un sistema que hace todo el esfuerzo posible por cumplirles un derecho fundamental a 47 millones de colombianos con un plan de beneficios, que es todo aquello que el ciudadano necesita… Queremos cerrar esa profunda disparidad que mantiene el país: si queremos resolverles a los ciu- dadanos las dificultades que tienen con los servicios de salud, como 29 Esguerra R. “La autonomía profesional del médico”. El Espectador. Domingo 26 de enero de 2013. 30 Prieto CA. “El Plan Nacional de Desarrollo (PND) y la Ley Estatutaria de Salud (LES)”. Revista Colombiana Salud Libre. 2018:13(2):5-8. José Félix Patiño 27 citas que no se dan a tiempo, medicamentos incompletos y trato digno, tenemos que hacer uso correcto de la autonomía médica. El ministro explicó que la autonomía médica es fundamental en los desempeños de los sistemas de salud, no solo en términos de la soste- nibilidad financiera, sino por la capacidad que otorga para atender bien y con respeto al paciente, a la familia y a la comunidad, dándoles lo que necesitan31. Para terminar transcribo lo pertinente de la Ley 1751 de 2015 esta- tutaria de la salud que eleva el derecho a la salud a la categoría de un derecho fundamental autónomo y que abre el camino para el cambio del actual sistema de salud de aseguramiento comercial hacia un verdadero sistema nacional de salud regulado y manejado por el Estado. En esta ley estatutaria se define bien la autonomía profesional: Artículo 17. Autonomía profesional. Se garantiza la autonomía de los profesionales de la salud para adoptar decisiones sobre el diagnós- tico y tratamiento de los pacientes que tienen a su cargo. Esta auto- nomía será ejercida en el marco de esquemas de autorregulación, la ética, la racionalidad la evidencia científica. Se prohíbe todo constreñimiento, presión o restricción del ejer- cicio profesional que atente contra la autonomía de los profesiona- les de la salud, así como cualquier abuso en el ejercicio profesional que atente contra la seguridad del paciente. La vulneración de esta disposición será sancionada por los tribu- nales u organismos profesionales competentes y por los organismos de inspección, vigilancia y control en el ámbito de sus competencias. 31 Jaimes C. “Autonomía médica y calidad en atención van de la mano: ministro de salud”. Consultorsalud, junio 11 de 2019. Pensamiento médico 28 Reconceptualización y redefinición de la salud Como lo ha expresado James V. Maloney, como médicos tenemos que ver con dos dimensiones de la condición humana: la duración de la vida y la calidad de la misma. Los seres humanos tienen una expectativa de vida dependiente de los patrones de mortalidad prevalentes en la respectiva región. Así, la pirámide de población varía substancialmente entre la de una sociedad subdesarrollada, donde las enfermedades de la pobreza son causa de mortalidad infantil y de mortalidad prematura en la población adulta productiva, hasta la de las sociedades industrializadas, donde la pirá- mide se convierte más bien en un rectángulo, por cuanto las causas de muerte prematura son escasas: solo se registran las “muertes inevita- bles”, principalmente representadas por los accidentes, el homicidio y el suicidio. En ambos casos, tanto en la sociedad subdesarrollada como en la industrializada, la duración natural de la vida está genéticamente deter- minada y las personas que alcanzan los 70 años empiezan a morir por cáncer, diabetes y enfermedades degenerativas y todos, prácticamente todos, habremos de morir al sobrepasar los 90 años. Esto quiere decir que en las curvas de sobrevida se ha logrado un cambio fundamental en las sociedades desarrolladas en lo que va corrido del siglo, como se ve en las Figuras 3 y 4 por J.F. Fries, tomadas de su artículo publicado en el New England Journal of Medicine en 1980. Pasada la edad de 70 años, las personas “tienen” que morir por causa del cáncer, la arteroesclerosis y la diabetes, principalmente. 29 Estas tres entidades causan también severa morbilidad, que se traduce en incapacidad física y mental. Lograr la cura de una de ellas, por ejemplo del cáncer, solo resultaría en que más personas morirían por las otras dos causas, el fenómeno que se conoce como de los riesgos competitivos. Y aun si se lograra la curación de las tres grandes enfermedades de la edad avan- zada, también todos morirían, al sobrepasar los 90 años, de “muerte natu- ral”, por cuanto la duración de la vida está genéticamente determinada. Como se ve en la Figura 4, también de Fries, las muertes naturales se producirían entre los 75 y los 90+ años. Pasados los 90+ años, ya muy pocos mueren, por cuanto quedan muy pocos para morir. En un artículo por Olshansky y colaboradores, aparecido en Scientific American en abril de 1993, se ve cómo la medicina, al haber eliminado las muertes prematuras, se alcanzó la longevidad para vastos sectores de la población. Pero con ello se ha sobrecargado a las gentes con morbilidad, el producto de las enfermedades crónicas y degenerativas, e incapaci- dad física y mental, el producto de la pérdida de función orgánica. Fries ha señalado que la longevidad significa un prolongado período de “senescencia”, de disminución del vigor físico y de la capacidad intelectual, antes de la muerte obligatoria. Lograr la conservación del vigor físico y la capacidad intelectual en las edades avanzadas significaría una compresión del período de “senescencia”, o sea una compresión de la morbilidad. Parece evidente que ahora la preocupación y el propósito de la medi- cina, cuando ya ha logrado resolver las causas de muerte prematura durante la edad adulta, ya no deben ser tanto el control de la mortalidad, como la reducción de la morbilidad. En efecto, la muerte no debe ser considerada como un problema social, puesto que no la podemos derrotar, así como el clima no es un problema social puesto que no lo podemos modificar. Pero la enferme- dad y la longevidad sí son problemas sociales porque poseemos la capa- cidad de influenciarlos y modificarlos (Falk, 1999). Pero nosotros como médicos, siempre preocupados por controlar lamortalidad, poco hemos hecho por reducir la morbilidad, o sea por pre- servar la calidad de la vida el vigor físico y mental en la edad avanzada. En la década de 1980 se estimaba que en el año 2000 se habría dupli- cado el número de personas mayores de 65 años; el 50% de las consultas médicas sería en mayores de 65 años, y el número de los mayores de 84 años se incrementaría a razón de 50% por decenio. Esto, por supuesto, ya es una realidad en el año 2005. Los países en vía de desarrollo, en la medida que superen los están- dares de vida e impongan adecuados programas de inmunización y de Pensamiento médico 30 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 E D A D POBLACIÓN (MILLONES) 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 E D A D POBLACIÓN Hombres Mujeres Distribución "normal" de muertes Muertes inevitables Figuras 1 y 2. Las estructuras de población en un país en vía de desarrollo, como India (Fig. 1), y en uno desarrollado, como Suecia (Fig.2). En la Figura 1 el alto número de mortalidad infantil y continuada mortalidad configuran una estructura piramidal. Las muertes prematuras, o sea las que ocurren antes del promedio de expectativa de vida, se producen por todas las causas. La Figura 2 corresponde a una “estructura idealizada”; las muertes residuales prematuras corresponden a cirrosis, accidentes, homicidio y suicidio; la edad teórica máxima son 82 años. Las muertes en las edades de los 80 y 90 corresponden a las causas “normales” de muerte en tales edades. La estructura de la población colombiana es una mezcla de las dos: en algunas regiones se asemeja bastante a la de la India. En los sectores económicamente más privilegiados que residen en los centros urbanos, se asemeja a la de Suecia. Tomado de J.V. Maloney. “The limits of medicine”. Annals of Surger, 194:247, 1981. José Félix Patiño 31 100 75 50 25 0 S U P E R V I V E N C I A EDAD 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 TRAUMA IDEAL 1980 1900 Figura 3. La gráfica de la supervivencia adquiere un tipo rectangular en la medida que las causas de muerte que afectaban a las poblaciones en 1900 son eliminadas, y más gente sobrevive más tiempo. En 1980 la curva de supervivencia es bien distinta a la de 1900, pero todavía difiere de la “curva ideal”. Tomado de J. F. Fries. “Aging, natural death, and the compression of morbidity”. The New England Journal of Medicine, 303:130, 1980. 25 50 75 85 100 Nº M u e r t e s Edad a la muerte Figura 4. Mortalidad por edad en ausencia de muertes prematuras. La mayor parte de la gente sobrevive hasta los 75 años; aquí el número de muertes asciende en forma drástica, y luego disminuye, también en forma drástica, simplemente porque ahora quedan menos personas para morir. Según J.F. Fries. “Aging, natural death, and the compression of morbidity”. The New England Journal of Medicine, 303:130, 1980 Pensamiento médico 32 mejoramiento del ambiente, lograrán controlar las llamadas “enferme- dades de la pobreza”, o sea las enfermedades infecciosas y la desnu- trición principalmente. Esto habrá de resultar en un incremento en la expectativa de vida, un fenómeno que ya es aparente en nuestro propio medio. Pero entonces los grupos de población con mayor longevidad sufrirán las enfermedades crónicas degenerativas de la edad avanzada, lo cual significa morbilidad. Según la celebrada frase de John F. Kennedy, “habiendo dado años a la vida, ahora nos corresponde dar vida a los años”. LOW DISABILITY 1990 MODERATE DISABILITY HIGH DISABILITY 1900 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120 D EA TH S O F U .S . F EM A LE S 4,000 3,500 3,000 2,500 2,000 1,500 1,000 500 0 AGE (YEARS) DISTRIBUTION OF DEATHS Figura 5. Los patrones de mortalidad e incapacidad exhiben un cambio de tipo epidemiológico en la población en la medida que esta envejece. Por razón de hábitos de vida más saludables y de la intervención médica, la gente vive más tiempo con enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer. Pero a pesar de una más prolongada supervivencia, las personas tienen prolongados sufrimiento e incapacidad por causa de las enfermedades debilitantes y degenerativas que se asocian con la edad avanzada. Tomado de S.J. Olshansky y colaboradores. “The aging of the human species”. Scientific American, 268:18, 1993 Reconceptualización de la salud En 1946, la Organización Mundial de la Salud (oms) estableció la siguiente definición de la salud: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de la enfermedad”. José Félix Patiño 33 Pero 60 años después, ante las expectativas y actitudes de la sociedad, tal definición queda corta. En efecto, las personas hoy conciben la salud más en términos de calidad de vida, de bienestar, de dignidad humana y de un real estado de felicidad. Por otra parte, la persona también exige el respeto al control de su propia vida. Todo lo anterior lleva a la necesidad de una reconceptualización de la salud. Alvin R. Tarlov, de la Universidad de Tufts, se ha referido al tema y plantea la redefinición de la salud, actualizando la definición original de la oms, que es de carácter cualitativo, para concebir la salud como “una capacidad individual o colectiva relativa a la habilidad para funcio- nar totalmente en el entorno social y físico”. O sea, una definición más cuantitativa del estado de salud en términos de función orgánica, que es el factor determinante de tal capacidad. Jean-Francois Malherbe, teólogo y filósofo de la Universidad de Lovaina, en su excelente obra Hacia una ética de la medicina, desarrolla una argumen- tación similar, pero en términos de la autonomía como un derecho inaliena- ble, y cita a Georges Canguilhem para considerar la dimensión orgánica de la existencia humana: se pregunta cómo se define el concepto salud y enfer- medad, y plantea la salud concebida como la posibilidad de que dispone el individuo para adaptarse a su medio y para adaptar el medio a sí mismo, o sea de la capacidad de ejercer su propia normatividad; la enfermedad con- siste en la reacción del individuo ante la disminución de sus capacidades de normatividad, y “un individuo es normal en la medida que ejerce su capacidad para mantener la simbiosis con su ambiente”. Basados en las tradicionales definiciones, desde hace siglos las tasas de mortalidad han sido utilizadas como indicadores principales de la salud de las comunidades. En desarrollo de una más reciente preocupa- ción por medir los grados de incapacidad, ahora, como lo anotan S. Katz y colaboradores, debemos preocuparnos a fondo de la expectativa de vida activa, del estado de bienestar funcional, que se traduce en autonomía. La medición de la expectativa de vida activa, que no es sino la cuanti- ficación del estado funcional, provee información sobre las dimensiones de la salud y de la morbilidad, bastante más útiles que la simple deter- minación de las tasas de mortalidad. Conclusión Frente a las dos dimensiones de la condición humana, los médicos hemos logrado extender la duración de la vida, pero poco hemos hecho por mejo- rar su calidad. El resultado es un aumento en la incapacidad física y mental, o sea en la morbilidad, en la edad avanzada. Ahora debemos preocuparnos Pensamiento médico 34 por la compresión de tal morbilidad, mejorando la atención a los factores que inciden sobre el deterioro orgánico y mental, a fin de que las personas de edad avanzada lleguen al límite de su vida en condiciones de autonomía que les permitan una adecuada simbiosis con su entorno. Se ha planteado una reconceptualización de la salud, una verdadera redefinición en términos de la cuantificación del estado funcional orgánico, para reemplazar la vieja definición descriptiva de la oms. Este es el desafío que se plantea a la profesión médica y a los servi- cios de salud. La Federación Panamericana de Asociaciones de Facultades (Escuelas) de Medicina, fepafem, ha estado
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