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TT-324-Jure-Cesar-2010-267

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TRANSFORMACIÓN DE CONFLICTOS SOCIO AMBIENTALES 
COMO PROPUESTA DE CONSTRUCCIÓN DE PAZ 
El caso del proceso de diálogo en 
la cuenca baja del río La Miel 
 
 
 
 
CÉSAR ANTONIO JURE CID 
CÓDIGO 868193 
 
 
 
Trabajo de grado presentado para optar al título de 
Especialista en Acción Sin Daño y Construcción de Paz 
 
 
COORDINACIÓN ESPECIALIZACIÓN: 
MARTHA NUBIA BELLO ALBARACÍN 
GLORIA ESPERANZA VELA MANTILLA 
 
 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA 
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS 
DEPARTAMENTO DE TRABAJO SOCIAL 
Bogotá, 2010 
 2 
Índice de Contenidos 
 
Introducción ................................................................................................................ 3 
Sección 1: Antecedentes............................................................................................ 5 
1.1. Antecedentes del conflicto .................................................................................. 5 
Localización del Conflicto .................................................................................................. 5 
Problemática socio ambiental ........................................................................................... 5 
1.2. Antecedentes del proceso .................................................................................. 6 
¿Cómo nace la iniciativa? ................................................................................................. 6 
Espíritu y alcances del proceso ........................................................................................ 7 
Sección 2: Alcances teórico-conceptuales ............................................................... 8 
2.1. Conflictos socio ambientales: Sabatini ............................................................... 8 
2.2. Construcción de Paz: J. P. Lederach ................................................................ 10 
2.3. Diálogo Social: Bohm David ............................................................................. 11 
Sección 3: Análisis de categorías ........................................................................... 11 
3.1. Inclusividad del proceso ................................................................................... 11 
3.2. Interdepencia del proceso ................................................................................ 13 
3.3. Sostenibilidad del proceso ................................................................................ 14 
3.4. Proponemos un proceso estratégico ................................................................ 16 
Sección 4: Conclusiones.......................................................................................... 17 
4.1. Reflexiones y desafíos del proceso de diálogo ................................................. 17 
4.2. Retos desde un enfoque multidimensional para evaluar los cambios ............... 22 
Bibliografía ................................................................................................................ 23 
ANEXOS .................................................................................................................... 25 
ANEXO 1: Localización del Conflicto ....................................................................... 25 
ANEXO 2: Instrumento de Recopilación de Información ......................................... 26 
 
 3 
Transformación de conflictos socio ambientales como propuesta de 
construcción de paz: El caso del proceso de diálogo en 
la cuenca baja del río La Miel 
 El futuro nuestro, es el futuro de los demás 
J.P Lederach 
Introducción 
Los conflictos medioambientales han crecido exponencialmente en la última 
década, debido principalmente al modelo económico capitalista que necesita 
cada día más energía para consumir. Los países latinoamericanos, ricos en 
recursos naturales son los encargados de proveer con materias primas e 
hidrocarburos, principalmente a las naciones más ricas del planeta. De esta 
manera, hemos condicionado nuestro crecimiento económico al mismo modelo, 
por lo que nos vemos forzados a talar nuestros bosques, a inundar valles para 
la creación de centrales hidroeléctricas, a perforar comunidades para extraer 
petróleo, entre otros muchos desastres ambientales con consecuencias 
sociales. 
No es fácil encontrar procesos de negociación y de transformación de conflictos 
socio ambientales que hayan obtenido resultados beneficiosos para las 
comunidades afectadas, en términos tanto cuantitativos como cualitativos. En 
general, se posicionan las partes involucradas en un conflicto desde la 
dicotomía de las oposiciones que representan; los que se encuentran a favor 
del proyecto y los que se encuentran en contra. Estas posiciones binarias 
dificultan y en la mayoría de los casos imposibilitan el diálogo entre las partes. 
El presente estudio de caso, buscó conocer cuáles fueron los aspectos que 
contribuyeron a la “construcción de paz” en la propuesta de transformación del 
conflicto socio ambiental, provocado en las comunidades ubicadas en la 
cuenca baja del río La Miel en Colombia, por la empresa ISAGEN. Mediante el 
análisis de la propuesta metodológica para la transformación del conflicto y el 
reconocimiento de las contribuciones y vacíos metodológicos del proceso. 
Entendiendo que para la construcción de paz como plantea Lederach (2003), 
se necesitan generar procesos de cambio social constructivo desde la 
creatividad, teniendo la voluntad de arriesgarse y la capacidad de crear 
espacios relacionales entre las partes en conflicto. 
Debemos encaminar los análisis hacia el entendimiento de los conflictos como 
procesos, en donde la creación de dichos espacios relacionales – con la 
creación de redes, como espacios donde convergen diferentes intereses 
sociales, políticos y económicos- y las conexiones generadas entre las 
comunidades, la empresa y los garantes jueguen un papel primordial en la 
creación de estrategias metodológicas contextualizadas. 
 
 4 
Para lograr transformaciones hacia una paz integral y sostenible, se debe 
entender el conflicto como una oportunidad desde una visión transformadora y 
como motor de cambio y de respuestas a las necesidades humanas. 
Sabatini (1996), plantea que los conflictos socio ambientales se pueden 
constituir en una oportunidad para reivindicar y potenciar la participación de los 
individuos en los ámbitos territoriales. Pueden abrir nuevos espacios de diálogo 
social entre la comunidad, la empresa y el gobierno local, para tratar los temas 
de conflicto y de desarrollo del territorio. 
Para afrontar los conflictos hace falta generar procesos de diálogo, tendientes a 
acercar las visiones que se quieren para un determinado territorio y el tipo de 
desarrollo que se pretende para este. Así los conflictos estimulan la 
participación porque crean un espacio político significativo y muchas veces 
inexistente a nivel local, teniendo el potencial de crear escenarios futuros y 
asentar capacidades. 
Los actores involucrados en el proceso fueron las comunidades afectadas, 
empresas privadas, organismos estatales, y organizaciones de la sociedad 
civil. Con ellos se desarrolló el proceso de diálogo en la cuenca baja del río La 
Miel en Colombia, por medio de talleres participativos y creativos. 
 
La investigación buscó, identificar y analizar los aportes de la apuesta 
metodológica de transformación del conflicto socio ambiental, teniendo siempre 
como objetivo la construcción de paz. Con el fin de crear capacidades y 
espacios relaciones perdurables en el tiempo que puedan prevenir escenarios 
futuros de conflicto, teniendo presente una agenda ética que respete la libertad, 
la autonomía y la libertad de las personas. 
 
El documento se encuentra dividido en cuatro secciones. La primera sección, 
se divide en dos subsecciones; primero, se presentan los antecedentes del 
conflicto, su localización, la problemática socio ambiental y los antecedentes 
del proceso. En segundo lugar,se plantean los antecedentes del proceso, 
conociendo cómo surgió la iniciativa, el espíritu y alcances del proceso. La 
segunda sección, presenta el lente teórico por medio del cual se realizó el 
análisis. El proyecto se desarrolló en torno a tres marcos teóricos, primero, los 
conflictos socio ambientales como oportunidad de gestión territorial, del 
sociólogo chileno Francisco Sabatini, segundo, la construcción de paz y la 
transformación de conflictos, aportado por J.P Lederach y tercero, el diálogo 
social de Bohm David. La tercera sección, corresponde al análisis de las 
categorías de investigación, las cuales son la inclusividad, interdependencia, 
sostenibilidad y estrategias del proceso de diálogo. Y la cuarta sección 
presenta los resultados de la investigación, por medio de las reflexiones y 
desafíos del proceso. 
Finalmente, se propone en un futuro cercano la realización de una evaluación 
del proceso, no sólo en términos cuantitativos sino cualitativos para conocer los 
cambios generados en torno a cuatro dimensiones de la experiencia humana. 
 
 5 
Sección 1: Antecedentes 
 
1.1. Antecedentes del conflicto 
Durante el año 2008, las comunidades ubicadas en la cuenca baja del río La 
Miel en Colombia, expresan mediante acciones colectivas su malestar por los 
impactos ambientales, socioeconómicos, productivos y culturales generados 
por la central hidroeléctrica La Miel. Sus reclamos tienen que ver con las 
necesidades múltiples e insatisfechas de las comunidades, una marcada 
ausencia del Estado y la presencia de diversos grupos violentos que 
profundizaban la situación. 
Los actores principales del conflicto eran, las comunidades de las veredas de 
La Habana, Atarraya, los corregimientos de San Miguel y Buena Vista, la 
empresa ISAGEN, las alcaldías de La Dorada y Sonsón, el Programa de 
Desarrollo y Paz del Magdalena Centro, Corporación Autónoma Regional de 
Caldas CORPOCALDAS, Corporación Autónoma de Río Negro y Nare 
CORNARE y las organizaciones de Ganaderos de la zona. 
Localización del Conflicto 
En las riberas del río La Miel, se encuentran centros poblados pertenecientes a 
los municipios de Norcasia, Victoria, Manzanares, Marquetalia, Pensilvania, 
Samaná, Sonsón y Dorada (ver anexo 1). La extensión total de La Miel es de 
113.556 Has. La cuenca baja, que es el área de interés para el proceso de 
diálogo, cuenta con 40.000 Km. de largo y 2 Km. de ancho. El río nace en la 
cuchilla de la Picota a 3000 mts, sobre el nivel del mar y tiene una forma 
sinuosa que se transforma en meándrica en la planicie aluvial de San Miguel y 
Buenavista (Comisión Colombiana del Espacio, 2008). 
Problemática socio ambiental 
Comunidades como La Habana se encuentran en la base de la central 
hidroeléctrica La Miel I. El agua del río La Miel que llega a La Habana y a toda 
la cuenca baja del río La Miel, es agua turbinada de acuerdo a los 
requerimientos energéticos del país y de la central. 
En la vereda de La Habana, un pequeño grupo de personas fue capacitado por 
la empresa ISAGEN para realizar actividades de “rescate de peces”. Este 
grupo evacua a los peces de las orillas en donde exista peligro de que queden 
atrapados cuando el nivel del agua desciende. 
Algunos de los problemas que presentan las comunidades, tiene relación con el 
alto nivel de las aguas del río La Miel, donde las embarcaciones circulan de 
manera veloz y ágil. Los motores ya no chocan con las piedras, y el fondo del 
río no se observa con la claridad de antes debido a la contaminación de sus 
aguas por la instalación y los efectos de la central hidroeléctrica. 
 6 
Las comunidades de la cuenca baja del río La Miel, se encuentra integrada por 
gente que conoce del olvido y de promesas vanas, como aquella de la 
purificación del agua (Agencia de Cooperación Técnica Alemana, GTZ, 2008). 
En diversos talleres comunitarios realizados durante el año 2008, los 
pobladores de las comunidades plantearon que sus problemas con la empresa 
ISAGEN, se referían al drenaje del río La Miel lo que ocasionó la contaminación 
del río, y por otro lado, reclamaban por el mejoramiento de su calidad de vida. 
Los mayores problemas manifestados por las comunidades, son los impactos 
ocasionados por la actividad de la central hidroeléctrica La Miel sobre; la pesca 
artesanal -su principal actividad laboral-, el riesgo que representa la 
contaminación sobre la actividad turística, la migración producto de la 
transformación productiva y cultural de la zona, la conectividad, la convivencia 
social, el acceso y la calidad educacional , y los problemas de salud debido a la 
posibilidad real de malformaciones por la contaminación en el río La Miel. 
 
1.2. Antecedentes del proceso 
¿Cómo nace la iniciativa? 
El proceso de diálogo para la construcción participativa del plan de acción 
inmediato de La Miel, responde a la necesidad de abordar una serie de 
impactos ocasionados por diversas actividades en las riveras del río La Miel, 
principalmente aquellos “no previstos” en torno al funcionamiento de la central 
hidroeléctrica de la Miel I. Esta situación convoca la participación activa de 
múltiples actores locales que tienen competencias, responsabilidades, 
intereses y sueños en torno a este espacio territorial. 
La alarmante situación ambiental y socio cultural de la zona ameritaba acciones 
inmediatas. Las comunidades estaban sensibilizadas y dispuestas a cooperar. 
Era un momento clave que podía significar una transformación importante en la 
vida de la población del sector, en su forma de concebir el desarrollo, la gestión 
comunitaria, la organización y el trabajo mancomunado con las instituciones del 
estado, públicas y privadas que estaban presentes y que ciertamente estaban 
llamadas a hacer parte de esta transformación en beneficio de todos, en un 
horizonte amplio, bajo la premisa de dar sustentabilidad y buen vivir a las 
comunidades afectadas. 
En este contexto y cómo respuesta a la problemática de las comunidades, fue 
concebido el Plan de Acción Inmediata (PAI) como un instrumento de gestión 
territorial de carácter estratégico. En él se reunirían las principales demandas 
territoriales que emergerían de los diálogos que se realizaban en las veredas, y 
los encuentros para el futuro con representantes elegidos. 
Con el fin de mejorar la situación de las comunidades de la cuenca baja del río 
La Miel (La Habana; San Miguel; Los Limones; Atarraya y Buenavista), y con 
apoyo de la GTZ, por medio de la empresa Pactos Consultores se llevó a cabo 
-entre los meses de Julio y Octubre del año 2009-, el proceso de diálogo y 
construcción participativa para la formulación de un plan de acción para el 
 7 
territorio. El espíritu de este proceso, se basó en la construcción colectiva a 
través de la comprensión mutua y de la participación activa de la mayoría de 
los actores involucrados en la situación del río La Miel. En el marco de este 
proceso se organizaron diferentes talleres con el objetivo de reunir, sistematizar 
y analizar las impresiones de las comunidades, y agrupaciones que estaban 
relacionadas con el conflicto socio ambiental. 
Se conformaron grupos movilizadores de diálogo y como parte del proceso 
comunitario, se realizaron talleres participativos en todas las veredas con el 
objetivo de recolectar ideas, preocupaciones e intereses sobre qué hacía falta 
crear y qué era lo más prioritario para mejorar la situación de ese momento con 
respecto al río La Miel y sus pobladores. 
 
Espíritu y alcances del proceso 
El plan de acción fue realizado con base a las ideas, preocupaciones e 
intereses de las comunidades, subrayando con ello que este plan o plataforma 
de proyectos era para el desarrollo y gestión del territorio. 
El proceso de diálogo en el río La Miel, se concibió desde dos dimensiones, por 
un lado, como un espacio para generar “encuentros de construcción de futuro” 
(largo alcance); y por otro, como un proceso orientado a construir una 
“plataforma de proyectos comunes”que se concretó en un plan de acción 
inmediata (corto alcance). 
En términos estratégicos, con el proceso se buscó: 
• Activar la participación de las organizaciones en la búsqueda y 
construcción de su propio desarrollo; e 
• Incrementar la calidad y densidad de las relaciones entre actores e 
instituciones, en la perspectiva de construir redes de colaboración que 
movilicen la dinámica local a favor de los más afectados por la actual 
situación del río. 
Un aspecto fundamental de la arquitectura del proceso radicó en el hecho de 
que en él participó una gran diversidad de actores. Por ello la secuencia de 
pasos del proceso de diálogo se entendió principalmente como un proceso de 
negociación que condujo a la adopción de acuerdos voluntarios, y al 
establecimiento de límites a las diferencias entre los individuos y sus 
comunidades. 
Lo anterior nos lleva a comprender que el proceso actuó como un sistema en el 
que interactúan dimensiones políticas, sociales e institucionales, elementos 
claves para poder articular y adecuar las acciones del conjunto de los actores 
involucrados. 
Actualmente, la comunidad, la empresa y el Programa de Desarrollo y Paz del 
Magdalena Centro se encuentran gestionando recursos tanto humanos como 
 8 
técnicos y financieros para poner en marcha 5 de los 24 proyectos construidos 
en el proceso. 
 
Sección 2: Alcances teórico-conceptuales 
Con el fin de reflexionar y analizar los datos recogidos en los talleres, la actual 
investigación se desarrolló en torno a tres marcos teóricos: i) los conflictos 
socio ambientales como oportunidad de gestión territorial, del sociólogo chileno 
Francisco Sabatini, ii) la construcción de paz y la transformación de conflictos, 
aportado por J.P Lederach y iii) el diálogo social de Bohm David. 
 
2.1. Conflictos socio ambientales: Sabatini 
Desde los aportes teóricos de Francisco Sabatini, podemos decir que los 
conflictos socio ambientales y las nuevas demandas ciudadanas pueden 
constituir una oportunidad para reivindicar y potenciar la participación 
ciudadana en el ámbito local. La participación ciudadana local, en la solución 
de conflictos, que surge desde la demanda por el respeto y ejercicio de sus 
derechos socio- ambientales pueden “resolver problemas de legitimidad social 
y ayudar a llenar la brecha que inevitablemente existe entre conocimiento 
científico – técnico y las decisiones a través de las cuales se realizan los 
proyectos de desarrollo” (1995: 23). 
La teoría de los conflictos ambientales se plantea desde dos posiciones 
epistemológicas; la clásica y desde las visiones críticas de la realidad. Las que 
se ubican en el pensamiento clásico se refieren al conflicto como algo innato a 
la interacción social, necesaria para su evolución porque vienen generados por 
la incompatibilidad entre los seres humanos. Mientras que las visiones más 
críticas de la realidad, definen el conflicto como resultado de la estructura 
económica y de poder de la sociedad capitalista, que se resolverá con la 
transformación del modo de relación, la participación de los actores en la 
sociedad, y fundamentalmente en la equidad y oportunidad para las decisiones 
en el desarrollo. 
Esta última corriente de pensamiento considera que los conflictos ambientales 
pueden ser fuente creadora de nuevas opciones, sin que esto signifique la 
exaltación del egoísmo, ni exclusivamente la supervivencia del más fuerte. 
Esta perspectiva teórica propone que el modelo dominante actual de 
apropiación, construcción, control y utilización de la naturaleza debe ser 
desafiado para evitar que el futuro de esta sociedad humana siga enfatizando 
en sus peores aspectos, no sólo la destrucción del entorno natural, sino 
también, la desigualdad social, la guerra, el empobrecimiento biológico y 
humano, entre otros (Aldunate, 2001). 
Los conflictos ambientales, referidos a los problemas de afectación sobre los 
recursos naturales, son más bien de orden socio-ambiental porque se 
presentan relaciones de choque y confrontación por las dificultades en la 
interacción social, la falta de diálogo, la escasa participación de la población 
 9 
local en las decisiones públicas. Es decir, el conflicto es de orden más social y 
político que exclusivamente técnico. 
Algunos autores introducen una diferencia entre supuestos “conflictos 
ambientales” que exponen sólo a actores exógenos (como los activistas de 
organizaciones ambientalistas), al Estado y a las empresas, y “conflictos socio-
ambientales” que además de aquellos actores, implicarían a las sociedades y 
comunidades directamente afectadas por la instalación de un mega proyecto. 
Los actores exógenos forman parte de la sociedad civil y su implicación en un 
conflicto tiene sentido siempre y cuando éste irrumpa en el campo del poder. 
Francisco Sabatini, utiliza la categoría de conflicto ambiental para referirse a los 
que se presentan en torno a la distribución de las denominadas 
“externalidades” o “efectos externos” derivados de los usos del suelo, es decir, 
de nuevas actividades que se desarrollan en un lugar. Y se refiere a conflictos 
socio-ambientales como aquellas disputas causadas por el acceso y control de 
los recursos del medio ambiente, especialmente de la tierra, el agua, los 
minerales y otros. 
Sin embargo, los conflictos socio-ambientales actuales son mucho más que 
meras disputas por la propiedad de un recurso. 
Muchas veces los conflictos son más por el control de las economías 
territoriales y los espacios vitales de la gente que por la conservación de 
los recursos naturales bajo explotación […] antes que conservar los 
recursos ambientales específicos lo que está en juego es el control del 
territorio local que incluye la conservación del medio ambiente (Sabatini, 
1996). 
En ellos se encuentran enfrentadas cosmovisiones ambientales y de vida. Por 
un lado, el medio ambiente es visto como un recurso económico o sistema de 
recursos naturales; y por otro lado, el medio ambiente se hace equivaler a 
“espacios o escenarios de vida”. El problema radica en que el encuentro entre 
estas dos perspectivas se da bajo un contexto o lógica de dominación. 
Los conflictos socio ambientales se caracterizan generalmente porque son 
interdisciplinarios porque más que meras disputas por impactos 
ambientales, son conflictos de carácter político, en los que su constitución 
y resolución depende básicamente de la relación de fuerzas entre las 
partes o actores involucrados, y no sólo de los factores técnicos o 
científicos presentes en una situación determinada o requerida para 
solucionar un problema ambiental (Sabatini, 1996: 15). 
El grado de complejidad de este tipo de conflictos está determinado por la 
combinación de violencia potencial o real, y la escasa capacidad de diálogo y 
de compromiso, por la heterogeneidad de los actores. 
Sabatini (1996), plantea la necesidad de ejercer una gestión ambiental 
descentralizada, política y participativa, a favor de los gobiernos regionales y 
locales, y de los ciudadanos y sus organizaciones, pues esto resulta 
indispensable para afrontar de manera planificada futuros conflictos que se 
susciten en un territorio. 
 10
[…] el relativo empate de fuerzas que subyace a un conflicto ambiental y la 
participación ciudadana que ayudan a equilibrar más esos intereses 
contrapuestos; son claves para crear un espacio de participación local que 
permita al planificador urbano resolver participativamente los conflictos 
ambientales, además, de trabajar por una mejor ciudad (…) por tanto la 
participación ciudadana resulta clave para conquistar el espacio local a 
favor de una Gestión Ambiental descentralizada política y 
participativamente para los territorios (Ibíd.: 39). 
Los problemas ambientales son considerados no como hechos aislados, 
tomando en cuenta sólo la gravedad de sus efectos, sino que se inscriben en 
un sistema mayor, no cerrado, que abarcan múltiples y complejas interacciones 
entre el ambiente natural, el ambienteconstruido y ambiente social. En 
palabras del sociólogo mexicano Enrique Leff (2000) los problemas 
ambientales son problemas sociales, ya que estos involucran diversos ámbitos 
sociales como son; el político, el económico y el cultural. 
 
2.2. Construcción de Paz: J. P. Lederach 
El proceso de diálogo en la cuenca baja del río La Miel, fue una estrategia 
metodológica, que buscaba principalmente construir espacios relacionales para 
la transformación del conflicto socio ambiental. Frente a esto se hizo necesario 
revisar algunas definiciones teóricas-conceptuales alrededor de la construcción 
de paz y la transformación de conflictos. Si bien no existe una única definición 
del término de “construcción de paz”, para los propósitos de estudio de caso 
emplearemos el concepto acuñado por J.P. Lederach. 
El autor señala, que “la paz constituye los esfuerzos, actividades y estructuras 
para reducir y acabar con la violencia y construir relaciones saludables entre 
individuos, comunidades y naciones” (2003). Asimismo, “la construcción de paz 
debe tener la capacidad de experimentar, proveer y dar luz a la red o de 
relaciones” (12003: 64). 
En este mismo sentido Lederach (2009, citado por Zapata), identifica cuatro 
principios fundamentales en la “construcción de paz”. Este proceso debe ser; 
globalizante, interdependiente; sostenible y estratégico. 
La transformación de conflictos es una forma de visualizar y responder al ir y 
venir de los conflictos sociales, como oportunidades para crear procesos de 
cambio constructivos, que reduzcan la violencia e incrementen la justicia en la 
interacción directa con las estructuras sociales, y respondan a los problemas 
cotidianos en las relaciones humanas (Zapata, 2009). Para ello se asume que 
el conflicto es un fenómeno normal cuyo carácter dinámico es un elemento 
fundamental para la evolución social. El conflicto es una oportunidad de 
crecimiento y un motor de cambio que da respuestas a las necesidades 
humanas. Los conflictos no son elementos aislados de la sociedad, sino que 
hacen parte de un contexto social que tiene el potencial de generar cambios 
constructivos. 
 11
Para la transformación del conflicto es esencial determinar cómo transformar su 
ciclo destructivo en uno constructivo. En este sentido, se enfatiza una visión 
donde las relaciones y las conexiones generadas jueguen un papel 
fundamental, ya que el conflicto se desarrolla dentro de una red de relaciones y 
estas son las que les dan forma. 
Quienes construyen paz deben procurar establecer vínculos entre 
personas con mentalidades diferentes del contexto. Se tiene que eliminar 
la noción de que el cambio puede darse al margen de las personas que no 
tienen un pensamiento común y nos están situadas en un espacio social, 
político o económico similar (Lederach; 2005:132). 
 
2.3. Diálogo Social: Bohm David 
El proceso de diálogo en el río La miel, fue un ejercicio multifacético que 
trascendió las nociones típicas de charla o intercambio de comunicación. Se 
utilizó el enfoque del diálogo generativo, el que involucra la forma en que 
nuestras estructuras neurofisiológicas organizan la experiencia. Pone en 
cuestión nuestras creencias más profundas sobre la cultura, la verdad y la 
identidad (David, 1996). En resumen, el diálogo es la construcción de caminos 
mediante el encuentro de significados comunes dentro un grupo, una 
comunidad u organización social. 
 
Sección 3: Análisis de categorías 
A la luz de los principios señalados por Lederach para la “construcción de paz” 
(Lederach citado por Zapata, 2009), se analizó el proceso de diálogo en la 
cuenca baja del río La Miel a través de cuatro categorías analíticas: 
inclusividad, interdependencia, sostenibilidad y estratégico. 
 
3.1. Inclusividad del proceso 
A través de la presente categoría, se intentó reconocer el enfoque del proceso 
de diálogo realizado en la cuenca baja del río La Miel. Desde la construcción de 
paz se plantea que “para lograr cambios hacia una paz duradera es importante 
abordar el conflicto en los diferentes niveles de la sociedad e involucrar a todos 
los actores sociales, desde las comunidades de base hasta los líderes que 
toman las decisiones” (Zapata, 2009: 18). 
El proceso de diálogo de la cuenca baja del río La Miel estuvo caracterizado 
por un alto grado de participación e inclusividad de sus actores. El diseño 
metodológico del proceso favoreció en gran medida que los diferentes 
intereses y posiciones que se tenían del conflicto pudieran encontrarse 
generando así una red de conversaciones basada en el respeto y la confianza 
con el otro. Según las palabras de un participante del proceso de diálogo, “el 
espíritu del PAI La Miel, siempre fue un espíritu de integración, de concertación 
 12
y de buscar en conjunto las mejores soluciones a los diferentes problemas 
planteados” (Líder comunitario, marzo 2010). 
El proceso de diálogo se desarrolló desde un enfoque dialógico, con la finalidad 
de crear un ambiente de confianza en los cuales los participantes pudieran 
sentirse incluidos, empoderados y seguros para ser transparentes en su 
conversación. Esta estrategia permitió ampliar la comprensión frente al otro y 
para la construcción de una visión de largo plazo sobre los problemas que se 
les presentaban. 
 
Una de las principales características de un proceso de transformación de 
conflictos debe ser el de generar espacios en donde converjan los diferentes 
pensamientos que se tienen alrededor de un conflicto. Es importante reflexionar 
que para avanzar en un camino constructivo se necesita construir desde la 
diferencia y la heterogeneidad de sus actores, “los constructores de paz tienen 
que eliminar la equivocada noción de que el cambio puede darse al margen de 
personas que no tienen un pensamiento común y no están situadas en un 
espacio social, político o económico similar” (Lederach, 2005: 132). 
El proceso de diálogo en La Miel, presentó como estrategia la creación de un 
espacio multiactor para la coordinación de procesos, acciones y actividades en 
torno a la construcción de futuros alrededor del conflicto socio ambiental 
desencadenado. 
El grado de inclusividad y participación de la experiencia fue un criterio que 
prevaleció a lo largo de todo el proceso. En términos generales, la participación 
se concibe como una capacidad real y efectiva de las personas y los grupos de 
tomar decisiones sobre asuntos que los afectan directa o indirectamente. Esto 
aplicado a temáticas de los temas ambientales implica poder y/o facultad para 
incidir en decisiones tanto de gestión, planificación e instalación de proyectos 
en el territorio en el cuál habita; por tanto, el sentido de participación apunta a 
realizar acciones que apunten a mejorar los estilos y calidad de vida de las 
personas. 
 
La participación real y activa contribuye a la estructura de la personalidad y a 
fortalecer la autoestima, a través de ésta se tiene la capacidad de ejercer en 
forma responsable y eficaz el poder, así como también, se pueden modificar las 
estructuras, el proceso y las diversas instituciones para adecuarlas de mejor 
forma a los intereses del grupo, la participación implícitamente se basa en el 
concepto de poder. La participación debe ser vista como un proceso de 
formación de opiniones dirigidas hacia los organismos intermedios para 
resolver problemas en común, por medio de la toma de decisiones. Y como 
consecuencia, “la participación puede ayudar a fortalecer el sentido de 
ciudadanía, especialmente entre grupos en que tradicionalmente han primado 
formas de integración política que los dificultan, como el paternalismo e el 
clientelismo político” (Sabatini; 1995: 15). 
Los conflictos socio ambientales estimulan la participación porque crean un 
espacio político significativo a nivel territorial. El caso del conflicto en la cuenca 
 13
baja del río La Miel, abrió debates y conversaciones alrededor del desarrollo 
del territorio. Por tal motivo, la utilización demetodologías participativas 
propició cruces de perspectivas, los que favorecieron la búsqueda de puntos de 
encuentro para la construcción de escenarios futuros. La estrategia 
desarrollada en La Miel fue una experiencia participativa, un proceso en donde 
predominó el entendimiento y la construcción de acciones conjuntas. La 
metodología desarrollada fue un proceso participativo enfocado en la toma de 
decisiones, y la visualización de los aprendizajes colectivos. Tal como lo 
planteó un participante del proceso, al que le pareció “que la metodología 
empleada en el proceso fue abierta enfocada en la participación, en donde la 
utilización de herramientas pedagógicas facilitaron la visualización de nuestras 
decisiones” (Empresa ISAGEN, marzo 2009). 
El proceso desarrollado en La Miel respondió a la necesidad de estimular; 
propiciar y facilitar la participación desde el respeto en la búsqueda de 
soluciones por ellos mismos. En el mismo sentido, se concertó 
participativamente la metodología empleada promoviendo espacios de 
confianza y transparencia. 
 
De esta manera, el proceso de diálogo en la cuenca baja del río La Miel 
concibió la participación como una posibilidad real donde los actores fueron 
parte activa del proceso, las decisiones y la gestión de la experiencia completa. 
Para Amartya Sen (2007): 
 
La pertinencia de la participación es más que algo instrumental […] 
debemos combinar la noción básica de la sostenibilidad […] 
complementándola con una visión más amplia de los seres humanos, una 
óptica que los vea como agentes cuyas libertades son importantes, y no 
solamente como pacientes (p. 60). 
 
3.2. Interdepencia del proceso 
Esta categoría indica que todas las personas y las actividades de la sociedad 
están interconectadas. Los procesos de construcción de paz deben tener la 
habilidad de fortalecer las relaciones entre individuos y conectar diferentes 
actividades para sostener en el tiempo el cambio deseado. 
El proceso de diálogo desarrollado en La Miel, se centró principalmente en el 
fortalecimiento de las relaciones entre las comunidades y la empresa. A partir 
del enfoque dialógico del proceso, se logró crear espacios relacionales entre la 
comunidad y la empresa en donde se identificaron intereses, se construyeron 
soluciones y sobre todo se generó confianza y respeto. Para uno de los 
protagonistas de la experiencia, “el proceso estimuló la relación sana con la 
empresa, creo que el diálogo permanente con ellos nos ayudó a tener más 
confianza con ISAGEN” (líder comunitario; marzo 2010). 
Las soluciones colectivas visibles de este proceso fue la construcción de 
proyectos comunitarios. Como bien sabemos estos proyectos presentan fechas 
de inicio y término. Por tal motivo, es que la experiencia en La Miel enfatizó en 
la construcción de redes relacionales, pues aunque existen alternativas de 
 14
salida como es el caso de los proyectos, estos pueden volverse efímeros y 
poco sostenibles. A diferencia de ello, el fortalecimiento de redes y espacios de 
relaciones permitirá tener la capacidad de mantener a la comunidad y la 
Empresa interconectadas creativamente. Estos espacios relacionales, son 
similares a la idea de plataforma desarrollada por J.P Lederach, el que define 
que: 
La construcción de la paz puede aprender que tejer redes es el arte de 
crear plataformas para generar respuestas creativas, más que la 
producción de la solución en sí misma. Una plataforma representa la 
capacidad continua de generar procesos, ideas y soluciones (2003: 133). 
A diferencia de ello, muchas experiencias se han centrado fundamentalmente 
en la construcción de soluciones ligeras, en donde se ha privilegiado el 
cumplimiento de los objetivos por sobre la creación de espacios sostenibles. 
Comprender las conexiones y nudos relaciones en un conflicto socio ambiental 
es uno de los grandes aprendizajes de esta experiencia, pues desde aquí es de 
donde se crean creativamente soluciones basadas en la construcción del 
significado común de sus actores. El desafío de los constructores de paz es 
dantesco, ya que para generar cambios reales es necesario construir espacios 
que requieran adaptabilidad y flexibilidad. Por ello es que resulta esencial no 
sólo crear aquellos espacios sino que desarrollar capacidades en los actores 
locales para comprender, crear y sostenerlos. 
La creación de estos espacios podría ayudar a mantener una alerta temprana 
sobre los conflictos socio ambientales. Sumado, al desarrollo de capacidades 
alrededor de los espacios relacionales se pueden abrir espacios de diálogo 
más profundos sobre lo que queremos de nuestro territorio, donde la 
construcción de estos significados comunes a través de los espacios 
relacionales podría eventualmente, construir escenarios orientados a la 
construcción de proyectos de vida dignos y participativos. 
Otro de los aspectos que facilitó la conexión entre la comunidad y la empresa 
fue el papel de liderazgo y gestión que ejerció el Programa de Desarrollo y Paz 
del Magdalena Centro. El compromiso y apertura del equipo; favoreció el 
diálogo abierto entre los líderes comunitarios y la empresa, la presencia del 
PDPMC articuló ingeniosamente un trabajo de red estratégico. Su labor 
consistió en conectar relaciones y actividades alrededor del conflicto. “El papel 
del programa fue un trabajo de hormiga en donde poco a poco fuimos 
silenciosamente creando espacios y redes de conexión” (Equipo PDPMC, abril 
2010). 
 
3.3. Sostenibilidad del proceso 
Desde la construcción de paz, los conflictos trascienden espacios 
generacionales. La idea de sostenibilidad implica fortalecer las actividades 
propias del contexto local con una visión a largo plazo. Partiendo de la premisa 
que el cambio implica el movimiento de un estado no deseado a un estado o 
 15
“situación ideal”. Los procesos de transformación deben necesariamente 
considerar la situación deseada, la meta deseada y el proceso metodológico a 
seguir (Lederach, 2007). 
Una de las preguntas centrales en la construcción de paz se refiere al cómo 
transitar de las actuales pautas de crisis y conflicto hacia relaciones deseadas y 
más constructivas en el futuro, para ello Lederach (Ibíd.) desarrolló un marco 
temporal compuesto por cuatro dimensiones: la intervención en tiempos de 
crisis, la preparación y capacitación, y el cambio deseado y el futuro deseado. 
La primera dimensión, aborda los impactos directos del conflicto en donde las 
acciones deben estar centradas a corto plazo. La segunda dimensión, se 
refiere al desarrollo de capacidades de alerta temprana y prevención de 
conflictos. La tercera dimensión, contempla acciones y procesos orientados a 
alcanzar el futuro o situación deseada. Y la cuarta dimensión, dibuja las 
perspectivas a largo plazo que contempla una visión de futuro. 
Bajo este marco, el proceso de diálogo en la cuenca baja del río La Miel, 
estuvo caracterizada por la construcción de escenarios de corto y largo 
alcance. Desde el diseño hasta la aplicación, el proceso fue guiado hacia la 
generación de acciones tendientes a la creación del territorio que sus 
habitantes imaginaban. Para lograr este propósito en los diferentes talleres 
comunitarios se crearon espacios para que las comunidades dibujen, imaginen 
y digan lo que sueñan para el futuro de sus territorios. Esta característica 
otorgó al proceso una visión de paz a largo plazo. 
En esta parte, es importante señalar que el proceso de diálogo entendió el 
papel de las comunidades como gestoras de su propio desarrollo, 
diferenciándose de esta manera de la tradicional forma como son concebidas; 
como solicitantes de demandas sin agencias y agendas propias. De esta 
manera, se enviaron mensajes implícitos referentes a la no instrumentalización 
de las comunidades. 
El abordaje metodológico del proceso, se centró paralelamente en tres grandes 
dimensiones: los temas urgentes que había que resolver alrededor del 
conflicto, los temas importantes que se deben resolverfrente a la calidad de 
vida, y los temas a largo plazo que debían hacerse para sostener los cambios 
deseados. 
Para sostener los cambios deseados en el territorio del río La Miel, 
ineludiblemente se recurrió al encuentro de perspectivas e intereses desde el 
pasado con proyección al futuro. Tal como lo aclara el testimonio de uno de los 
participantes del proceso; “el espacio que nos brindaron ayudó a aprender de 
nuestras experiencias para imaginarnos el futuro que queremos de nuestra 
comunidad” (líder comunitario, abril 2010). Parafraseando a Lederach (2008), 
en los procesos de cambio se necesita imaginar las relaciones necesariamente 
desde el pasado como algo vivo y como parte inseparable del futuro 
generacional de las personas y las comunidades. Todo proceso de cambio es 
una vivencia entre la memoria y la potencialidad de crear futuros colectivos. 
 16
Durante el proceso se fueron construyendo aquellos proyectos de corto y largo 
plazo. Los proyectos de largo plazo hoy buscan consolidar aquellos espacios 
relacionales o plataformas para sostener los cambios deseados. Uno de los 
cinco proyectos aprobados es el caso del proyecto “Escuela de participación 
ciudadana del río La Miel” en donde se busca crear una Escuela de 
participación comunitaria para fortalecer la participación comunitaria, 
desarrollar capacidades y competencias locales, y rescatar los conocimientos 
de la comunidad desde un enfoque de diálogo de saberes. Con el objeto de 
generar capacidades que permitan transformar conflictos, gestionar su propio 
desarrollo, promover la organización a nivel comunitario y crear futuros 
colectivos (GTZ, 2010). Por ello es que el reto de los procesos de este tipo 
debe generar actividades de corto alcance que respondan a la construcción de 
horizontes. 
3.4. Proponemos un proceso estratégico 
Con la finalidad de diseñar e implementar acciones concretas con una visión de 
cambio deseado. El proceso de diálogo, desarrolló estrategias para responder 
a las necesidades inmediatas sin desviarse de una visión de futuro. 
Para tal objetivo, se diseñó desde su metodología una estrategia de 
acercamiento entre actores. Ello consistió en identificar y describir los actores 
claves que deberían participar en el proceso. 
Algunas preguntas fundamentales en esta etapa del proceso fueron: ¿quiénes 
deberían ser parte del grupo promotor?; ¿cuál es el peso político de cada 
actor? y ¿sobre quienes tienen influencia? El mapeo debería dar como 
resultado una “larga lista” de nombres que serían los actores claves del 
proceso. Para la preparación y ajustes de un diseño metodológico más 
adecuado, el equipo metodológico del proceso realizó un análisis de contexto 
identificando quiénes deberían participar del proceso, cuáles eran los sectores 
influyentes que habría que considerar aunque no se integren al proceso, 
cuándo se debería realizar el proceso, y cuánto tiempo debería tardar. 
Sobre esta base se conformó el “grupo promotor”. Este estuvo integrado por 
líderes de las distintas comunidades, representantes técnicos y políticos de la 
Empresa ISAGEN, y miembros del Programa de Desarrollo y Paz del 
Magdalena Centro. Este grupo reflejó la pluralidad y diversidad del conflicto, 
gozó de credibilidad, dirigió y acompañó todo el proceso, apoyó en las diversas 
etapas del proceso y en la solución de conflictos que surgieron durante el 
mismo. En resumen; el “grupo promotor” era el “vigilante del espíritu inclusivo 
del diálogo” (Empresa ISAGEN, 2010). 
El diseño y aplicación de esta estrategia, respondió principalmente a dos 
aspectos aportados por Lederach (2003) para generar un cambio social 
constructivo; la comprensión de la geografía social y la capacidad de generar 
conectores relacionales entre los diversos actores del conflicto. La necesidad 
de conocer aquellos puntos de anclajes estratégicos entre los diversos actores 
del conflicto, facilitó la llegada de información y toma de decisión en los 
diversos espacios desarrollados. Al respecto, uno de los participantes del 
proceso comentó; “a mi criterio lo más significativo del proceso metodológico 
 17
fue el grupo promotor como motor estratégico de toma de decisiones y 
fortalecimiento de las relaciones entre la comunidad, la empresa y la alcaldía” 
(Equipo PDPMC, abril 2010). Esta estrategia generó un dibujo completo acerca 
de las relaciones y vínculos entre los actores, lo cual eventualmente sostendría 
las actividades y acciones acordadas para el futuro. 
En el mismo orden de ideas, se trataba de generar conectores, vínculos y 
espacios que tuvieran la capacidad de generar procesos de cambio (Lederach, 
2008: 126). Los procesos de transformación de conflictos, deben pensar 
estratégicamente en cómo construir aquellos enlaces transversales que 
conecten la percepción, significados e interés de los actores. 
Todo proceso de diálogo y transformación de conflictos socio ambientales, 
genera expectativas en torno a la toma de decisión. Para Sabatini, 
Cuando hay expectativas de poder influir, las comunidades se movilizan y 
el conflicto se vuelve explícito pero cuando las expectativas se diluyen; 
generalmente por decisiones impuestas externamente desde el Estado o 
las empresas involucradas prevalece la pasividad (1996: 37). 
De acuerdo a esto, se necesita decisivamente crear nuevos espacios de 
relaciones para generar decisiones pertinentes y oportunas. 
 
Sección 4: Conclusiones 
 
4.1. Reflexiones y desafíos del proceso de diálogo 
La metodología empleada en el proceso de diálogo en la cuenca baja del río La 
Miel, resultó ser una de las grandes fortalezas de la experiencia. Su carácter 
participativo, contextual y de fácil aplicabilidad facilitó la reflexión y la toma de 
decisión conjunta. La necesidad de superar la prevalencia de los conocimientos 
externos sobre los locales, requirió una nueva manera de pensar, de actuar y 
de conversar de manera estratégica, creativa y flexible. 
Si bien, la metodología utilizada en los momentos de reflexión fue un acierto 
que influyó en el éxito del proceso, ello no hubiese podido concretarse sin la 
preocupación, interés, disposición, motivación y activa participación que 
demostraron las comunidades, la empresa ISAGEN y el Programa de 
Desarrollo y Paz del Magdalena Centro. 
Las experiencias de diálogo demuestran que los procesos de transformación 
social prosperan cuando van acompañado de reflexión sistemática, pertinente, 
participativa e incluyente. En la medida en que se profundizan los análisis de la 
realidad social y se proporcionan acciones para el abordaje de la 
transformación, se avanza en procesos de organización y participación 
comunitaria, incrementando con ello los niveles del compromiso social. 
Por otro lado, acerca de los factores que limitaron el proceso se pueden 
identificar; la desconfianza generalizada debido al contexto político e histórico 
 18
de la región, la cultura de la impunidad presente en el territorio y la falta de una 
permanente lectura del contexto. 
La transformación de conflictos adquiere su pleno sentido y significado cuando 
se desarrollan procesos pertinentes a la construcción cultural, la recuperación 
de valores, creencias, imaginarios, representaciones, símbolos y creencias. 
Este proceso ayuda en la reconstrucción del tejido social, el que sirve de base 
para el rescate de la cultura y la identidad, para la creación de nuevas formas 
de expresión y la generación de los medios para adaptarse al ambiente y 
sobrevivir en él. En definitiva, hay que crear instrumentos para comprender el 
mundo que rodea a una comunidad, permitiendo con ello nuevas 
interpretaciones y acciones promotoras de un bienestar común en un contexto 
localizado social e históricamente. 
La comunidad ocupa el papel central como sujeto de cambio, tal vez circulando 
en el proceso de forma inconsciente. Lo interesante es que en este camino 
descubre su capacidad, liderazgo y oportunidades. La comunidad se ha dado la 
oportunidad de confiar enun proceso social participando de él en forma activa, 
rompiendo temores y prejuicios poco a poco, lo cual tiene un gran valor para 
las posibilidades de establecer soluciones duraderas y sostenibles en el largo 
plazo. 
La experiencia del proceso de diálogo, muestra la capacidad de resiliencia de 
las comunidades aledañas al río La Miel -que a pesar de su historia cargada de 
violencia y conflicto- constata el valor de los pobladores al atreverse a retomar 
iniciativas comunitarias, reflexionando y reconstruyéndose como sujetos a 
través de la palabra que ha construido diálogo. 
Por otro lado, la experiencia muestra como los conflictos socio ambientales 
pueden generar caminos para mejorar y/o crear nuevos mecanismos de 
participación, para profundizar y para enriquecer los procesos democráticos 
que se viven al interior de los territorios. Cuando consideramos la participación 
como un derecho inherente al ser humano, estamos hablando de que ésta 
debe ser capaz de involucrar los distintos intereses que exhiben los actores 
mediante el diálogo social y la toma de decisión mancomunada, y no como un 
simple instrumento de consulta ciudadana. La participación social en la 
solución de conflictos, puede “resolver problemas de legitimidad social y ayudar 
a llenar la brecha que inevitablemente existe entre conocimiento científico – 
técnico” (Sabatini, 1995: 23). 
El proceso de diálogo desarrollado en La Miel, ha fortalecido las relaciones 
entre los protagonistas del conflicto. Pero quedan reales y fundadas 
incertidumbres acerca de los ineludibles impactos ambientales que ha 
generado la instalación de la central hidroeléctrica en la zona. A pesar, que 
desde el proceso de diálogo se han construido estrategias que abordan los 
daños ambientales quedan dudas que estas alternativas puedan cambiar el 
deterioro ambiental. Desde una perspectiva epistemológica, los procesos de 
transformación de conflictos socio ambientales presentan una controversia en 
la construcción de su concepto ya que desde lo social pueden abrirse espacios 
de diálogo, pero no siempre pueden generar soluciones técnicas de los 
 19
problemas ambientales. Por eso, la importancia de la voluntad política tanto del 
Estado como de las empresas para abordar estos conflictos, “lo cual tiene 
sentido en la medida que las opiniones de todos los actores involucrados 
influyan efectivamente en las decisiones” (Sabatini, 1996: 13). 
De lo anterior se desprende que, se deben fortalecer los mecanismos de 
participación a través de instancias más directas y transparentes para la 
participación de las comunidades o ciudadanos. En lo que respecta a la 
planificación urbana, argumenta Sabatini (Ibíd.), que se requiere de cambios 
importantes de enfoque para abordar esta estrategia, ya que la capacidad de 
prevenir los conflictos ambientales locales se sustenta en la planificación 
urbana. Esta debe concentrarse en la solución de las disputas en el mismo 
lugar en que se originan, en el mismo sentido, se deben buscar nuevas formas 
de participación social en la elaboración de los planos de ordenamiento 
territorial, superando el mecanismo vigente y considerando de manera más 
temprana y más abierta la participación, con el fin de integrar a la comunidad a 
un diálogo que hable sobre el territorio que las futuras generaciones quieren 
vivir. 
La participación como eje conductor metodológico de los procesos de 
transformación de conflictos socio ambientales, crea acciones compartidas 
entre el mundo social y el mundo institucional para la gestión compartida de las 
soluciones. Los procesos de transformación social son complejos, lentos, no 
instrumentales ni excluyentes, pero se gestan, desarrollan y trascienden como 
procesos de organización y participación comunitaria. 
A pesar que la ausencia del Estado en estos procesos se reconoce como una 
realidad operante en el territorio, organizaciones como el Programa de 
desarrollo y Paz del Magdalena asume acciones tendientes a suplir las 
necesidades de los pobladores. El PDPMC ha asumido el rol de acompañante 
en los procesos comunitarios de la región. Ha sido un formador en la medida 
en que genera en los pobladores conciencia sobre sus derechos y obligaciones 
apostando a la construcción de un Estado social y de derecho, en donde la 
convergencia de los derechos humanos, especialmente los colectivos, son 
esenciales para el logro de sus propósitos, y ante lo cual los ciudadanos deben 
participar activamente en el diseño de sus propios proyectos de vida. 
El proceso impulsado, es una experiencia de aprendizaje en donde se 
construyó conocimiento colectivo a partir de los saberes y experiencias de sus 
protagonistas. Esto último, obliga a contar ineludiblemente con un sistema de 
seguimiento y evaluación que alcance a medir el desarrollo e impactos del 
proceso. Es necesaria que esta voluntad sea acordada entre los diversos 
actores participantes del proceso. 
Es conveniente que las diferencias de apreciaciones u opiniones entre los 
actores tenga un espacio de explicitación, de manera que los resultados que 
arroje la evaluación puedan ser posteriormente utilizados para la mejora de la 
ejecución del proceso y el ajuste temprano de las soluciones planteadas. 
 20
Los acuerdos logrados producto del proceso no pueden “dejarse enfriar”, las 
soluciones acordadas demandan desarrollar capacidades alrededor del 
diálogo, la negociación y la creación de espacios relacionales. Se deben 
abordar los temas de cultura de paz, derechos humanos y transformación de 
conflictos como un proceso creativo que conduzca al crecimiento de la 
comunidad y la empresa en un presente cercano. Este desafío debe suscitar la 
convivencia social pacifica mediante la reconstrucción de la cultura y valores. El 
desarrollo de capacidades debe contribuir a la transformación y participación 
activa de los sujetos. 
En general y en particular el proceso debe indagar –mediante la investigación- 
los cambios personales, culturales, relacionales y estructurales que ha dejado 
la experiencia desde una orientación que permita construir conocimiento sobre 
las acciones transformadoras de conflictos. 
La transformación de conflictos socio ambientales es un camino y horizonte a la 
vez, un camino teórico y metodológico, un camino que propone reconstruir el 
tejido social mediante el cambio social desde una mirada constructiva y 
generativa, un camino que persigue avanzar hacia un horizonte donde las 
acciones individuales y colectivas tengan la capacidad de transformar- sin 
violencia -los conflictos en oportunidades de cambio y esperanzas para los 
territorios. 
La transformación de conflictos presenta dos niveles de análisis y aplicabilidad, 
conceptual y metodológico. Desde la mirada conceptual, la transformación de 
conflictos nos entrega una esperanza que se centra en reconocer que los 
conflictos son una oportunidad, un motor de cambio para construir sociedades. 
El enfoque transformativo del conflicto, nos ayuda a replantear nuestras 
acciones, estrategias y desafíos en torno a los conflictos socio ambientales, 
pues el reconocer que los conflictos se constituyen como un fenómeno natural 
de las relaciones sociales nos ayuda a visualizar el conflicto de forma positiva, 
y con ello cambiar nuestros niveles de respuestas de manera que potencien y 
optimicen las acciones para el cambio constructivo. 
Por otro lado, resulta relevante la mirada de la transformación de conflictos 
socio ambientales desde la concepción de paz. No debe ser tratada la paz 
como un estado último y estático sino como una cualidad en constante cambio 
y evolución de las relaciones sociales. La visión transformativa analiza y 
propone simultánea, dinámica, y flexiblemente un tratamiento de las 
problemáticas de manera sistémica y compleja, entendiendo esto último como 
un análisis que considera las diversas manifestaciones de un conflicto en una 
red e interacción de relaciones contextuales y coyunturales. 
Si bien los procesos de soluciónnegociada de los conflictos han contribuido de 
buena forma a avanzar en los procesos de paz, éstos sólo han presentado 
resultados de corto plazo y escaso alcance. A diferencia de ello, la 
transformación de conflictos socio ambientales apuesta por la creación de 
condiciones sociales, estructurales y culturales a través del diálogo generativo. 
 21
Muchas de las veces el caminar de los constructores de paz es agobiado por 
estrategias, proyectos y procesos de corto plazo, resultando ello perjudicial 
para nuestros propósitos. El enfoque transformativo de los conflictos nos 
plantea que este tipo de procesos necesitan construirse desde diferentes lentes 
de análisis, y flexibles herramientas metodológicas. Cuando pensamos en los 
conflictos, estamos pensando en relaciones sociales en diferentes niveles. Para 
Lederach (2008) reconocer los patrones de violencia en las redes relaciones y 
de contexto, posibilita encontrar los espacios de relación que generan los 
cambios sociales. Por ello es que, los procesos de paz deben contar con 
proyecciones estratégicas, deben ser capaces de construir futuros compartidos 
entre personas, comunidades y organizaciones diferentes. 
Los constructores de paz debe tener la capacidad de fortalecer aquellos 
espacios en donde se genere el diálogo social, pero un diálogo que no sea 
entendido como un espacio en donde los diferentes actores intercambien 
información y lleguen a acuerdos, sino un diálogo que enfatice en la capacidad 
de construir alternativas que surjan de la heterogeneidad. Un diálogo generador 
y promotor de capacidades, que promueva la convivencia desde la diferencia y 
la inclusión, impulsando la justicia social y la presencia de estructuras políticas, 
sociales y económicas que permitan la distribución equitativa del poder, las 
riquezas, y el acceso a los recursos -paz positiva-. 
Desde un plano metodológico, el enfoque de transformación de conflictos nos 
muestra que los conflictos se manifiestan y desarrollan dentro de contextos y 
relaciones complejas, obliga a los constructores de paz a concebir los procesos 
metodológicos desde diversas miradas y entradas. De acuerdo a la experiencia 
del diálogo en La Miel podemos dar cuenta que la formación de los 
constructores de paz debe poder generar capacidades metodológicas que sean 
flexibles y adaptables al manejo de los procesos de paz. 
El análisis profundo de los conflictos, nos ayuda a comprenderlos para generar 
pertinentes estrategias de acompañamiento e intervención. Si bien esto último, 
entrega luces metodológicas, se constituye hoy por hoy como uno de los 
grandes desafíos a nivel metodológicos, sumado al escaso tiempo que las 
cooperaciones, instituciones y organizaciones destinan a este tipo de procesos. 
La transformación de conflictos socio ambientales es un proceso construido 
tanto desde arriba como desde abajo. Es una estrategia colaborativa entre los 
diferentes actores. Desde arriba se debe generar procesos de voluntad política 
para llegar a acuerdos inclusivos. Desde el nivel comunitario se deben generar 
procesos de paz endógenos, que impulsen la capacidad de los más afectados 
para articularse en redes organizacionales y comunitarias, capacidades que 
impulsen estrategias sostenibles para la paz. Esto último, es quizás uno de los 
grandes escollos de los procesos comunitarios debido a la escasa injerencia 
que éstos tienen en la toma de decisión frente a los conflictos. Por ello, se debe 
avanzar en procesos democráticos participativos y deliberantes, en donde las 
organizaciones y/o comunidades afectadas por el conflicto no sean 
 22
consideradas sólo como un actor más, sino al contrario, como actores claves 
con poder real en la toma de decisiones. 
Los procesos de transformación de conflicto permiten crear aprendizaje 
colectivo para prevenir los conflictos, e impulsan espacios relacionales entre 
actores y contextos diferentes para la construcción de un futuro compartido. El 
enfoque de transformación de conflictos socio ambientales es un camino y un 
horizonte, un tránsito sostenido por tres códigos éticos: la dignidad -como 
proceso de no instrumentalización de las personas-, la autonomía -como 
gestores de su propio desarrollo- y la libertad -como proceso de toma de 
decisión libre y soberana de las personas-. 
 
4.2. Retos desde un enfoque multidimensional para evaluar los cambios 
Podemos afirmar que en el proceso de diálogo en la cuenca baja del río La 
Miel, se han generado impactos a un nivel visible en la realidad, por medio, de 
la creación de proyectos comunitarios que evidencian alternativas que se 
encuentran en el plano de lo cuantificable y observable. Sin embargo, para 
dilucidar los cambios profundos que ha dejado el proceso es necesario -pasado 
un tiempo- que se analicen los impactos del proceso desde una perspectiva 
más amplia, profunda, descriptiva y cualitativa. 
 
Desde la teoría del cambio de Lederach, se plantea que los conflictos sociales 
son fenómenos dinámicos que impactan en cuatro dimensiones: una personal; 
relacional; cultural y estructural. La investigación sobre los cambios generados 
por el proceso deberán a largo plazo atender a estas cuatro dimensiones de la 
experiencia humana. 
 
La dimensión personal, comprende los aspectos emocionales y espirituales de 
las personas frente a los cambios logrados. Por ello es que los posteriores 
estudios deberían enfocarse en las actitudes y comportamientos visibles que se 
aprecian en los líderes comunitarios y técnicos de la empresa ISAGEN. 
 
La dimensión relacional, versa acerca de la relación que las personas 
sostienen en torno a los cambios o impactos logrados por el proceso. Esta 
dimensión permite ver la interacción entre las personas y los diferentes grupos. 
Por tal motivo, la observación en esta dimensión debería centrar su mirada en 
las relaciones existentes entre la comunidad y la empresa ISAGEN, y los 
patrones de comunicación, interacción, cooperación y toma de decisión entre 
ellos para manejar futuros conflictos. 
 
El tercer nivel, denominado estructural abarca las instituciones, organizaciones 
políticas y las estructuras existentes que determinan el comportamiento de los 
grupos sociales. El estudio en este campo, debería analizar los espacios de 
participación y toma de decisiones para abordar los conflictos, reconocer los 
grados de injerencia en las disposiciones que se ponen en práctica en estos 
espacios, reflexionar alrededor de los patrones históricos que promueven la 
 23
exclusión y violencia, y analizar si políticas públicas alrededor de los temas 
ambientales han tomado en cuenta las demandas de las comunidades. 
 
Por último, la dimensión cultural se refiere al proceso por el cual las personas o 
los grupos le dan significados a los cambios y construyen su realidad. Debido a 
que los procesos culturales y simbólicos son generacionales para este estudio 
se requeriría un marco temporal más amplio, para que pueda arrojar los 
posibles patrones culturales que se podrían haber generado desde el proceso. 
En esta dimensión, se deberían abordar desde las formas de dialogar, negociar 
y alcanzar consensos, hasta la comprensión de significados y percepciones en 
torno a los conflictos. 
A diferencia de los niveles estructural y cultural que buscan los cambios a largo 
plazo, los niveles personal y relacional presentan un enfoque comunitario a 
corto plazo. Analizar los tipos de cambio que ha alcanzado el proceso de 
diálogo en La Miel contribuye a tener claridad principalmente sobre dos cosas: 
las actividades e indicadores para medir los cambios logrados, y los procesos 
de planificación que permitan orientar pertinentemente las actividades en el 
futuro en torno a la transformación del conflicto. 
 
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Colombia: Universidad Nacional de Colombia 
 
Sabatini, Francisco (1994). Espiral Histórica de Conflictos Ambientales: El Caso 
de Chile. Ambiente y Desarrollo. Santiago de Chile: Ed. CIPMA. 
 
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de Estudios Urbanos- Ed. Sur. 
 
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 24
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las Regiones Urbanas”. Ponencia presentada en el VII Congreso 
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2009-2010. Colombia: Universidad Nacional de Colombia 
 
Zapata, María Lucía (2009). “Construcción de paz y transformación de 
conflictos”. En Módulo 4. Especialización Acción Sin Daño 2009-2010. 
Colombia: Universidad Nacional de Colombia. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 25
 
ANEXOS 
 
 
 
ANEXO 1: Localización del Conflicto 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 26
 
 
ANEXO 2: Instrumento de Recopilación de Información 
 
Categorías de 
análisis 
Que pretende encontrar 
(Objetivos Específicos) 
Preguntas 
Globalizante Reconocer el grado de 
inclusividad de actores en 
el proceso. 
 
¿Por qué optar por metodologías 
participativas y no por otras? 
¿Cuál es fue el presupuesto ético que nos 
motivó a usar lo participativo? 
¿Qué actores se involucraron en el proceso? 
¿Qué valores promovió el proceso? 
Interdependiente Conocer las relaciones 
que hoy sostiene la 
comunidad con la empresa 
ISAGEN para sostener el 
cambio deseado. 
¿Cómo se trabajó con la red relaciones 
involucrados en el conflicto? 
Sostenible Conocer cuáles son las 
actividades que hoy 
desarrolla la comunidad y 
la Empresa ISAGEN para 
sostener los acuerdos 
logrados. 
¿Qué actividades desarrollan actualmente 
los actores para sostener la solución del 
conflicto? 
Estratégico Identificar las acciones 
concretas que dejó el 
proceso para implementar 
la visión del cambio 
deseado 
¿Cuáles son las acciones concretas que dejó 
el proceso para implementar la visión del 
cambio deseado?

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