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repositorio.uptc@uptc.edu.corepositorio.uptc@uptc.edu.co Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951 EL ENTORNO SONORO COMO MEDIO DE RECONOCIMIENTO DE NARRATIVAS E IDENTIDADES EN EL AULA Luis Alfonso Rodríguez Maestro en artes musicales U. Distrital, Maestrando en lingüística UPTC luisalfonsorodriguez@gmail.com RESUMEN Esta ponencia parte de la necesidad de desarrollar y validar herramientas pedagógicas que permitan aproximaciones al entorno socioafectivo del estudiante. Es un esfuerzo en la búsqueda de posibilidades, que desde la captura, la audición y el análisis del entorno sonoro, permitan el encuentro de narrativas e identidadesen el aula. Este trabajo presenta reflexiones y experiencias sobre los resultados preliminares de un ejercicio de investigación sonora y pedagógica. Muestra como la escucha reducida del entorno sonoro, el redescubrimiento de los objetos sonoros cotidianos, la reflexión y el análisis auditivo, constituyen herramientas fundamentales para la construcción de procesos de abstracción, de percepción estética y de reconocimiento narrativo e identitario. Finalmente, es una invitación a escuchar lo que los sonidos nos quieren decir, a ponernos, no en los zapatos, sino en los oídos del otro y de este modo reconstruir sus realidades. ABSTRAC This talk starts from the need of developing and validating pedagogical tools leading to a better understanding of students' social and affective environments. Thus, this project is an effort on searching the possibilities that ease the finding of narratives and identities in the classroom, through the gathering, audition and analysis of the soundscape. This work introduces reflections and experiences regarding preliminary results of a research on sound and pedagogy. It shows how listening to the soundscape, the rediscovery of everyday sonorous objects, reflection and hearing analysis, constitute essential tools in bringing up abstraction processes, aesthetic perception, and narrative and identitary recognition. Finally, this is an appeal to listen to what sounds are trying to tell us; it is not about putting oneself in another's shoes, but in this person's ears, thus, reconstructing his reality. mailto:luisalfonsorodriguez@gmail.com Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951 INTRODUCCIÓN Algunos autores se han ocupado de la dimensión comunicativa del sonido, especialmente del sonido en tanto música y de su relación con procesos de construcción identitaria y narrativa. Simon Frith (Towards an aesthetic of popular music, 1987) por ejemplo, plantea el debate, no en lo que la música popular revela sobre los individuos, sino en cómo ésta los construye. Aborda, también, el modo como nos sentimos atraídos hacia alianzas afectivas y emocionales con los intérpretes y con las interpretaciones de otros. Argumenta, ante todo, que se trata de una experiencia de ubicación, de un proceso de toma de posición. Este trabajo, sin embargo, intenta trazar un paralelo teórico entre la vivencia de lo musical propiamente dicho y la experiencia del entorno sonoro. Si bien esta última puede contener a la primera, asumimos aquí ese entorno como el escenario en el que los sonidos del mundo, musicales o no414, tienen su emergencia y reconocimiento. En definitiva: son tratados como lo que son, objetos sonoros en sí mismos. En un contraste parcial con lo planteado por Frith (1987), este texto asume la experiencia sonora con el entorno desde lo que ella revela sobre de los individuos y desde la manera como estos interactúan en él. En este caso se observa cómo las alianzas emocionales y afectivas son construidas desde el sonido concreto en virtud de lo que este representa en sí mismo y en cierta medida al margen de convenciones culturales heredadas. Recientemente las ideas de identidad social y cultural son asociadas a conceptos como “articulación” e “interpelación”. En estos se argumenta que los individuos son construidos como sujetos a través de procesos interpelativos (Vila, 2002). Estas interpelaciones aluden a la capacidad de lo musical para “llamar” o “reclutar” al sujeto y transformarlo. En este sentido y coincidiendo con Frith (1987), Vila sugiere que la música es particularmente poderosa en su capacidad interpeladora, es decir, en su capacidad para producir sentido y en el placer de proveernos identidad.“…La música se constituye en un artefacto estético a través del cual nos descubrimos a nosotros mismos en el proceso de construir nuestras relaciones con los otros” (Frith, Music and Identity, 1996). Nos preguntamos ahora si el sonido natural y concreto también tiene esta capacidad de interpelar al sujeto y de producir sentido e identidad. Hasta ahora esta posibilidad ha sido atribuida al fenómeno musical, especialmente en el contexto de las músicas populares. Aún no se abordan aspectos como la representación que lo sonoro tiene en sí mismo en tanto elemento individualizado y concreto. Al respecto, Pelinsky (1997) sugiere que “…los sonidos musicales pueden poseer un fuerte poder de interpelación por el simple esplendor de su materialidad y por el juego de sus correspondencias estructurales.” Entonces, ¿se agota la capacidad comunicativa del sonido en lo que “nuestra cultura ha sancionado convencionalmente como música”? o ¿Puede el sonido de decir algo más en sí mismo? 414Al respecto se puede revisar lo anotado por Pelinsky, R. (2007) quien sugiere que la oposición entre sonidos musicales y los no musicales (sonidos naturales) es principalmente de carácter cultural sin negar que hay importantes argumentos en contra. Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951 REFERENTES TEÓRICOS De acuerdo con (Pierce), la percepción de un sonido sugiere la existencia de una imagen o representación cognitiva de él, esta representación puede ser por convención, por relación de semejanza o por relación de causa-efecto, de manera que el sonido se convierte en un signo simbólico, icónico o indéxico, respectivamente, dependiendo de la manera como se de esta vinculación. Podemos afirmar que el sonido mismo por su naturaleza, es un signo indéxico (índice o indicio de algo) hasta tanto no se establezca algún tipo de asociación o convención. En otras palabras, cuando se percibe un sonido y no se tiene ninguna referencia simbólica de él, o no se establece una relación causal o visual con el fenómeno u objeto que lo produce, este mantiene su carácter indéxico toda vez que se sabe que algo lo produjo. Hay un indicio de algo aunque la fuente sonora nos sea desconocida. Este es el modo más inmediato de escucha, el de la escucha simbólica, es el que se caracteriza como el ejercicio de escuchar de manera pasiva y distraída y en el cual se perciben los sonidos como índices, signos o simbolos de otra cosa (Pelinsky, El oído alerta: modos de escuchar el entorno sonoro, 2007). El objeto sonoro y la problemática de describir los sonidos “La costumbre adquirida de identificar tan fácilmente las fuentes y los sonidos diversos que ellas emiten, enmascara nuestro aprendizaje”(Schaeffer, 1988). En el pensamiento de Pierre Schaeffer el objeto sonoro es concebido como la “materialización” del sonido, lo que el oido en realidad percibe, no se trata de la fuente sino del sonido concreto. Esta concepción de lo sonoro en términos de sus propia existencia se vió altamente reforzada con la aparición de medios de grabación y reproducción. El fonografo, por ejemplo, permitió la reproducción mecanica del sonido, facilitó una separación física entre el sonido y su fuente, en términos de Schaeffer una “desconexión del complejo audiovisual” (Schaeffer, Tratado de los objetos musicales, 1988). En estas condiciones, pensar el sonidopuro y su materialidad, fue relativamente más fácil. Uno de los principales obstáculos que enfrentamos en el ejercicio de la escucha analítica y estética del sonido es la instintiva referencia que hacemos de él en términos de la fuente que lo produjo (la escucha simbólica a que alude Pelinsky). Esta, a su vez, no es gratuita pues desde nuestros orígenes ha sido dominante y determinante en nuestra forma de percibir el mundo.415 Por estas razones al intentar traspasar las barreras de una escucha natural, distraída y convencional debemos vencer en primer término los muros mentales que nos supone el medio de su producción. Por lo cual, siguiendo a Schaeffer, la interpretación de lo sonoro-natural exige que descartemos la referencia natural a las fuentes sonoras, de manera que se pueda profundizar en el fenómeno de la identificación y cualificación de los objetos percibidos.416 415Al respecto se puede revisar lo escrito por (Schaeffer, 1988) bajo el título “El prolegómeno instrumental” de la obra citada 416 Opus cit. p.187 Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951 Las experiencias de los estudiantes dan cuenta de cómo en el ejercicio de la grabación, se trabaja la materialidad del sonido, es decir su dimensión física, instrumental y productiva. En contraste, los momentos de audición en el aula le permiten que pueda trabajar su oído, representado en una dimensión interior, cognitiva y subjetiva que Schaeffer ilustra magistralmente con el ejemplo del niño que juega con la hierba.417 El niño toma el material en sus manos y produce toda suerte de sonidos motivado, principalmente, por su curiosidad y el interés de su factura. La experiencia es marcada por el juego, la comparación, el juicio. Quien lo observe oirá objetos sonoros, no encontrará un discurso musical propiamente dicho, pero sí un fenómeno sonoro y su instinto humano y natural categorizará la experiencia a partir de juicios de valor (Schaeffer, 1988). METODOLOGÍA: Este trabajo es el resultado de ejercicios de “observación” de lo sonoro en los que se ha guiado a los estudiantes en procesos de sensibilización sonora con su entorno. En esta muestra se trabajó con estudiantes de séptimo grado de educación básica con edades comprendidas entre los 11 y 14 años de edad. El trabajo fue desarrollado como parte de las actividades curriculares del área de educación artística y contó con una participación aproximada de 60 estudiantes, quienes practicaron escuchas, grabaron sonidos, ambientes, escribieron experiencias, escucharon los objetos grabados, debatieron e intercambiaron vivencias. Un primer momento de sensibilización sonora es la escucha del entorno sonoro desde el aula de clase. Esta experiencia propone seguir los pasos necesarios de una escucha natural, intuitiva y simbólica,que necesariamente adquiere los matices ecológicos citados por Clarke (2005)418, hacia una escucha reducida, mucho más reflexiva, de percepción consciente, enfocada en el sonido mismo y sus cualidades. Este momento requiereque el grupo de estudiantes, en el aula y durante un momento de escucha reflexiva y consciente (2 minutos aproximadamente), permanezcan atentos a los sonidos que perciben. Estos deben ser registrados con posterioridad, nombrando las fuentes que los emitieron, las características del sonido en sí mismo, el lugar de producción y la duración aproximada de cada uno. En este tipo de ejercicios el individuo debe ser motivado hacia la descripción detallada del sonido particular y del efecto sonoro resultante (ambiente sonoro), de manera que alcance un nivel primario de introspección en el que debe separarse de la fuente sonora y empezar a encontrar palabras que describan la experiencia. La siguiente propuesta de aproximación a la escucha del sonido concreto es la audición en clase de Ionisatión de Edgar Varesse (1929-1931)419. El ejercicio auditivo 417 Opus cit. p.187 418 Clarke explica que el sentido dado a los sonidos del entorno parte de la identificación que hacemos de la fuente que los emite y de su localización, esta interacción con el entorno es la que determina su carácter ecológico. 419 Esta obra representativa de la música concreta y quizá la primera compuesta solamente para instrumentos de percusión en el contexto de la música occidental, constituye un referente obligado para la escucha tímbrica dada la singularidad de los objetos sonoros empleados. Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951 es más enriquecedor y sugerente cuando la obra es presentada de manera anónima.Inclusive no como obra musical en sí, antes bien como una serie de sonidos a los que se debe estar atentocon la intención de describirlos nombrarlos e inventarlos, si es necesario. Una vez más el sujeto es enfrentado a sonidos quizá desconocidos en la medida en que no le es posible evocar una representación visual de la mayoría de ellos. Este caso exige de él la toma de iniciativas para nombrarlos y describirlos. En muchos casos el conocimiento previo de alguno de estos sonidos, llega a ser contraproducente toda vez que limita considerablemente la capacidad de abstracción e imaginación que el proceso requiere. En un tercer momento los estudiantes deben registrar 10 sonidos de su entorno familiar. Usando para ello los medios técnicos disponibles a su alcance (celulares, computadores, grabadoras digitales, mp3). Además de ciertas habilidades técnicas e informáticas necesarias para la captura y el envío digital de la información, el estudiante debe preguntarse por lo que quiere grabar. No hay ejemplo previo, tampoco el nombre de un objeto en particular. Él debe decidir qué considera como sonido y que no. Esta situación le exige una reflexión sobre aspectos conceptuales, perceptuales y estéticos, con los que debe lidiar y que favorecen la autonomía sin condicionar del ejercicio. El cuarto momento de este proceso es la exposición sonora de los objetos grabados, este es el momento de compartir reflexiones, registrar impresiones y reflexionar sobre lo observado. Es acompañada de entrevistas a los participantes en las que se registran las narrativas, historias y anécdotas que hay detrás de cada captura. RESULTADOS Y CONCLUSIONES: El desarrollo de la experiencia sitúa al estudiante en un escenario que demanda procesos de abstracción y reflexión. La selección de nombre para los sonidos “extraños” o “indescifrables” constituye una oportunidad para el desarrollo de la creatividad y la imaginación. Estas circunstancias de audición estimulan la escucha desanclada del sonido en sí, la percepción de su propia realidad (Schaeffer, 1988). Los principios de la teoría de la escucha ecológica (Clarke, 2005) son evidentes en los procesos de audición en el aula. El individuo relaciona en primera instancia su audición en términos de la identificación de la fuente y su localización. Este ejercicio se constituye como el estadio primario en el proceso de reconocimiento e identidad. La escucha es, en términos de (Pelinsky, 2007), enteramente natural e “ingenuamente realista”. El ejercicio pedagógico parte desde este principio, y a la observación de lo sonoro aun no se le reconoce vínculo como elemento que trasciende a la consciencia420. Las actividades de audición del entorno realizadas desde el aula tienen la enorme ventaja de situar al estudiante en una posición en la que le es imposible la observación de las fuentes productoras de sonido. Esto fuerza una concepción del sonido-objeto, especialmente en los casos en los que lo escuchado es desconocido o confuso. El 420Tal como lo propone Pelinsky citando a KOLAKOWSKI, Leszek en: ThePresence of Myth. Chicago-Londres, The University of Chicago Press,[1966]1989, p. 13. Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951 recurso utilizado para alcanzar reflexión es la necesidad de describirlos, de proponer la forma en que se produjeron, de realizar comparaciones con otros objetos sonoros conocidos. Los procesos de reflexión a partir de la escucha reducida fortalecen desarrollos creativos. Los estudiantes se ven abocados a ampliar las representaciones que tienen de los sonidos y conceptualizar ideas a través de procesos descriptivos y de “nombrar” lo hasta ahora desconocido. Se generan indicios del fortalecimiento de empatías, hay situaciones muy graciosas por sonidos inesperados, similares. El reconocimiento de objetos sonoros compartidos mejora la percepción de familiaridad entre pares. La creatividad se estimula y desarrolla en la búsqueda y captura del instante sonoro, es el caso del estudiante que tuvo que madrugar para “atrapar” el canto de los pájaros. Las “aproximaciones a la vez insólitas y adecuadas” que augura Schaeffer son evidentes en muchos de los curiosos nombres asignados a los sonidos: En el sonido “Hello”, por ejemplo. “Este sonido es producido al prender cualquier computador” (J. Rodríguez, 704). “Pesadilla gatuna” (nombra lo que sucede cuando el perro ve al gato del abuelo) “Raspadientes” (sonido al acomodar los platos de la loza) “Remolino naranja” (nombra el resultado sonoro de batir los huevos en un plato de vidrio) “Titi salvador o desafortunado” (nombra el sonido de un despertador) “Cascadas”, “es un sonido fuerte, agudo, es un sonido constante de larga duración, además es un sonido que se obtiene simplemente bajando la cisterna” (Mairon Rojas, 704) “Troclear”, es el nombre para un sonido desconocido que el estudiante describe como “fuerte, raro sonido, extraña fuente”. La necesidad de describir los sonidos resulta en asombrosas analogías que nos instalan en los imaginarios infantiles y hasta nos ubica en evocaciones de nuestra propia infancia, por ejemplo: El sonido de una buseta, “parecido a una gaseosa batida” (Jeferson Rodríguez 704) Se presentan clasificaciones no muy convencionales pero no menos acertadas: El sonido “Helados Viena”, “…este es un sonido informante porque cuando se escucha todos salen a comprar” (Juan Rodríguez, 704) El sonido “llamado para misa”, “…me parece que es un sonido avisivo, si es importante y significativo ya que gracias a ese sonido la gente sabe los horarios de misa” (Santiago Cantillo, 7) En otros casos las comparaciones dejan entrever las relaciones o cercanías que el estudiante tiene con cierto grupo de procesos, actividades o productos, que de algún Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951 modo hacen parte de su entorno vivencial y los usa como elementos para apoyar su experiencia. “El son del columpio”, “…se parece al polistireno (polietileno)” (Jeferson Rodríguez 704) “El sonido de un ventilador dañado”, “…se parece a gente bailando joropo” “El morcillero”, “…se produjo por obra de un amigo que todos los días vende rellena” La importancia del sonido en términos de lo que este representa, el sonido como índice de algo. “Columpio oxidado”, “…si es importante porque los niños se pueden caer y golpear a los que lo mecen” (Jeferson Rodríguez, 704) Narrativas, imaginarios, identidades El sonido de la alarma de la casa en el que un estudiante deja reflejar sus temores y ansiedades de la vida en la ciudad: “…paso una lagartija y se disparó, pensando que era un ladrón nos asustamos… esta suena como la alarma de un carro…pero hace bastante ruido para que uno se alarme y nos ayuden.” Así se registro el sonido que produce un líquido derramado: “”este era un líquido que mi mamá compró para que no se produzcan tantos mosquitos…gracias a este líquido no nos han dado infecciones, porque una mosca va a todo lado y luego te pica, el líquido no ha eliminado las moscas pero ya no hay tantas” De otro modo el sonido de una puerta cuenta otra historia: “…se escuchan los golpes a las 5:40 a.m. durante 10 segundos, 7 veces seguidas, suena como a unos bongoes, suena muy duro porque nos tenemos que levantar a recibir las empanadas para un vecino” El sonido de una mosca: “…suena en las tardes como el zumbido de una abeja. Siempre en las tardes cuando alguien duerme zumba 40 segundos, así uno se distrae con esa que te zumba en el oído mientras otras te pican y beben tu sangre sin que uno se dé cuenta” El sonido de la bocina: “…este sonido duró 7 segundos pues una volqueta casi se estrella contra un carro. Este sonido fue muy fuerte, todos los vecinos salieron a ver pensando que era una corneta, la volqueta no se estrelló porque el carro frenó a tiempo y los 2 conductores se pelearon” (Natalia Vanegas, 704) El morcillero: Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951 “…este sonido se produjo por obra de un amigo que todos los días vende rellena” Vea pues la mazamorra: “…este es el sonido hecho por un paisa que vende mazamorra todos los viernes” (Juan Rodriguez, 704) Cambio ex: “…es un sonido muy feo que me hace doler los oídos y ya estoy acostumbrada a escucharlo porque a mi mamá le gusta cambiar de orden las cosas” Desobediente: “…es un sonido fuerte, es como si te estuvieran gritando… no me gusta que me regañen, siento pena y es como si me insultaran, se utiliza mucho en la casa.” (Paula Velandía, 704) Lluvia: “…este sonido suena parecido al suikinkutsu pero más rápido” Goteo en la cisterna: “…este sonido tiene dos clases de tonos: uno suena como la marra (marrana) que es un instrumento andino y el otro suena como el suikinkutsu un instrumento koto.” (Giselle Lugo, 707) Los casos mencionados ponen en evidencia, más que sucesos anecdóticos y experiencias alrededor de lo sonoro, las razones por las cuales el sonido nos aproxima a la realidad y a la experiencia del otro. Es probable que cuando nuestra comprensión de lo sonoro traspase las barreras de lo puramente perceptual y lo simbólico nuestra conciencia del entorno acústico nos permita alcanzar lo que el sonido en realidad nos quiere decir. BIBLIOGRAFÍA Clarke, E. (2005). Ways of Listening. An Ecological Approach to the Perception of Musical Meaning. Oxford: Oxford University Press. Frith, S. (1996). Music and Identity. In S. Hall, & P. du Gay (Eds.), Questions of Cultural Identity. Londres: Sage Publications. Frith, S. (1987). Towards an aesthetic of popular music. In R. L. McClary, The politics of composition, performance and reception (pp. 133-172). Cambridge: Cambridge University Press. Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951 Pelinsky, R. (2007). El oído alerta: modos de escuchar el entorno sonoro. Retrieved 07 04, 2013, from Centro Virtual Cervantes: http://cvc.cervantes.es/artes/paisajes_sonoros/p_sonoros01/pelinski/pelinski_01.htm Pelinsky, R. (1997). Invitación a la etnomusicología. Buenos Aires: Mimeo. Pierce. Schaeffer, P. (1988). Tratado de los objetos musicales. (A. C. Diego, Trans.) Madrid: Alianza Editorial. Vila, P. (2002). Música e identidad: la capacidad interpeladora y narrativa de los sonidos (Vol. Tomo: Músicas en transición). Bogotá: Ministerio de Cultura. http://cvc.cervantes.es/artes/paisajes_sonoros/p_sonoros01/pelinski/pelinski_01.htm
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