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Escuela, Maestro y Estudio 
La educación y la pedagogía en 
el bicentenario de la independencia 
Perspectivas contemporáneas 
2019 
Del 7 al 11 de octubre 
Congreso Internacional de 
Investigación 
y Pedagogía 
ISSN: 2556-1951
 
 
 
Memorias del evento Congreso Internacional de 
Investigación 
y Pedagogía 
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HABILIDADES DE PENSAMIENTO EN UN CUENTO DE MARIO BENEDETTI 
 
Autores: 
Malagón López, José Alfredo 
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Eje Estudios en Infancia. 
Infancias, experiencia y pensamiento, alfredomalagonlopez@gmail.com 
Resumen: 
Todo surgió en una clase, es decir, no surgió de la nada, allí había muchas 
inquietudes y posibilidades, dudas y temores, cuestiones y enigmas, muchos deseos 
de hacer cosas. Era un intento con la intencionalidad de introducir la letra, la 
literatura, los cuentos y los poemas durante las clases, como una aventura narrativa 
que buscara seducir a los estudiantes con los textos filosóficos y en particular 
husmear las habilidades de pensamiento que se vislumbran en los personajes. Es 
allí donde aparece Mario Benedetti con un cuento escrito como en la década del 
setenta, titulado con nombre de mujer: Beatriz; aunque realmente tiene varios que 
llevan en el título a Beatriz, en este caso, el interés es por el que lleva como título: 
Beatriz, la polución. 
 
Fue un enamoramiento a primera lectura, cada línea, su cadencia en cada palabra, 
cada juego de palabras, cada agente de acción en los verbos y los circunloquios que 
conducían todas esas dudas y preguntas, que generaba y discutía esta niña y sus 
amigas sobre eso que no se comprende. “Unas veces, el pensamiento se mueve 
suave y rudimentariamente, como los vagones de un tren en sus railes; otras campa 
libremente como un pájaro, con el resultado de que vemos el primer tipo lineal y 
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explicativo, y el segundo, como inventivo y expansivo” (Lipman, 2016, p.16). Sabía 
que ese cuento tenía algo por husmear acerca de las habilidades de pensamiento. 
De tal suerte que caí en esas redes semánticas que me llevaron a escudriñar, como 
un literato analiza los textos, cada momento del andamiaje de pensamiento que se 
presentaba en esa pequeña inquisidora. Inquirir significa indagar, averiguar o 
examinar cuidadosamente una cosa. 
 
Los personajes que gravitan en este cuento son: El abuelo, quién le explica con 
buenos modos, que al reírse casi se ahoga, se pone coloradito y casi le da un 
patatús; Rosita, su gran amiga de exploración y quien tiene alguna inquietud sobre 
la sensualidad; Sandra, la prima de Rosita que está en un grado superior y en su 
escuela dan clases de educación sensual; Graciela, la mamá de Beatriz que es muy 
hogareña y que a veces le reclama cuando se pone verdaderamente insoportable; 
Asunción, la mamá de Rosita y que se llama como la capital de Paraguay; y el tío 
Rolando, que con su apreciación inicialsobre la ciudad, desata una cadena de 
cuestiones, indagaciones y algunas respuestas en Beatriz. 
 
El espacio donde se desenvuelve el cuento es una ciudad de Uruguay, que se está 
poniendo imbancable de tanta polución, que tiene muchas fábricas y automóviles 
que contaminan la atmósfera. También en las casas del abuelo, de su mamá y de la 
mamá de Rosita. 
 
El tiempo en que se ubica el cuento es en la época de la dictadura en Uruguay, 
época industrial, entre 1973 y 1985, décadas en las que se puede ubicar su escritura. 
Las acciones en el cuento parecer sucederse en aproximadamente dos semanas. 
 
Beatriz es una niña común y corriente que estudia en una escuela pública, en un 
país de américa del sur, que se pregunta sobre las cosas cotidianas de su vida, como 
lo haría algún filósofo desde la ontología o la metafísica; tiene como libro de consulta 
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diaria el diccionario; que tiene muñecas -la Toti y la Mónica- con las que juega y 
duerme abrazada, estruja a su mamá cuando viene corriendo a abrazarla. Es 
entusiasta, apasionada por el sentido que pueden tener las palabras y explota de 
curiosidad cuando le gustan algunas que tienen significado enorme. Por ejemplo, 
sarcasmo –una amiga de ella bautizó así a su perro- pero también palabras como 
libertad, imbancable, polución o sensual. Es orgullosa y no tiene vergüenza de tener 
ideas, de pensar; porque su papá “tuvo muchísimas ideas, tantas y tantísimas que 
lo metieron preso por ellas” (Benedetti, 2019). O sea que son unas ideas inquietas, 
hiperactivas, que se mueven, evolucionan y hasta revolucionan; ideas que llevan a 
un pensamiento crítico, cuidadoso de la razón –cuando tenemos razón-, y creativo 
en su forma de figurar las ideas; como cuando una niña se inventa una idea y se 
alumbra un bombillito en la cabeza, pero que no se ve; o como cuando un científico 
descubre algo después de muchos experimentos en su laboratorio y grita Eureka. 
En palabras de Kohan (2009). 
 
El pensar suele ser visto en el ámbito de lo que llamamos “filosofía para niños” como algo del orden 
de las habilidades o competencias. Habría en filosofía tres modos básicos de habilidades de 
pensamiento: crítico, creativo y éticas (de cuidado). La reunión de todas ellas conformaría un pensar 
filosófico. En el encuentro con niñas y niños se tratará de desarrollar y fomentar esas habilidades 
para que después puedan aplicarlas en diferentes ámbitos, en la escuela y fuera de ella. (P.64). 
 
No es extraño que en sus cuentos se encuentren alusiones a los presos políticos, a 
los exilios, a las luchas y a los encarcelamientos, dado que Benedetti, tenía una 
fuerte inclinación política, con compromiso social, reflejada en sus escritos y poemas. 
Así el cuento de Beatriz fue escrito en una época de industrialización plagada de 
dictaduras en el cono sur y donde el activismo político alternativo era castigado con 
prisión, como es el caso del padre de Beatriz que se hallaba internado en una cárcel, 
“en ese lugar no hay muchas fábricas y tampoco hay muchos automóviles” dice 
Beatriz, lo que ella ve compensatoriamente como una ventajita para que su padre 
no tenga que respirar esa porquería que se llama polución o contaminación. 
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En esta narración de Benedetti, Beatriz tiene un primer encuentro con una frase, 
que le escuchó decir a su tío Rolando, que ella no entendía pues tenía palabras 
desconocidas, pero prefirió callar para no quedar como burra. “esta ciudad se está 
poniendo imbancable de tanta polución que tiene”; de hecho, solo entendió una 
palabra: ciudad. “La duda es una inquietud vinculada a los problemas y a las cosas, 
y procede del carácter insoluble de toda interrogación. Si los problemas esenciales 
pudieran ser resueltos, el escéptico volvería a su estado normal” (Ciorán, 1996, 
p.30). Beatriz acudió al diccionario a buscar una de las palabras: imbancable; pero 
no estaba. En mi caso fui al diccionario y encontré que insoluble significa que no se 
puede resolver; y escéptico, que no cree. Beatriz acude entonces a una persona de 
su entera confianza: su abuelo, quien tiene barba que pincha; aunque se burló, le 
“explico con buenos modos que quería decir insoportable”, salvando la duda y 
recordando a su vez que su mamá, que se llama Graciela, le dice que “a veces te 
pones verdaderamente insoportable”. Ahora Beatriz podía encajar una de las 
palabras en la frase dicha por el tío Rolando, concluía, parcialmente, que la ciudad 
se estaba poniendo insoportable. En ese sentido, Kohan (2009) al referirse a la 
filosofía como experienciade pensamiento, refiere “De lo que se trata es de practicar 
y promover experiencias de pensamiento filosófico con gente de las más diversas 
edades, sensibles a la infancia como forma de la experiencia, más allá de los años 
que se tiene.” (p. 64). 
 
La otra palabra, “que es bastante más difícil”: polución, si la encontró en el 
diccionario, pero le generó dos nuevos interrogantes. “Dice, Polución: efusión de 
semen y dice: semilla, simiente, líquido que sirve para la reproducción”. Beatriz 
deduce que esa frase del tío quería decir que “esta ciudad se está poniendo 
insoportable de tanto derramamiento de semen”, pero tampoco le hallaba el sentido 
a la esta sentencia, presentándosele un “grave problema”, razón por la que acudió 
a su amiga Rosita; y ella al escuchar a Beatriz le dice que tiene “la impresión de que 
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semen es una palabra sensual”, pero además le promete a que va consultar con su 
prima Sandra “porque ella es mayor y en su escuela dan clase de educación sensual”. 
 
Días después, el jueves para ser exactos, Rositaa va a visitar a Beatriz, pero la 
intuitiva Beatriz la conoce tan bien que cuando “tiene un misterio se le arruga la 
nariz”; entonces esperaron que la mamá de Beatriz se fuera a la cocina y Rosita le 
dijo que ya había averiguado que “semen es una cosa que tienen los hombres 
grandes, no los niños”. Al irse Rosita, Beatriz vuelve a conectar sus pensamientos y 
sentenció “que el tío Rolando quizá había querido decir que la ciudad estaba 
insoportable de tantos espermatozoides (con zeta) que tenía”. Quiso entonces, 
contar nuevamente con la ayuda del abuelo, quien al escucharla “le vino una risa 
tan grande que casi se ahoga y tuve que traerle un vaso de agua”, que sólo al 
calmarse, y entre tos y tos, le dijo que el tío Rolando se refería a la contaminación 
atmosférica; esto hizo sentir todavía más bruta a Beatriz; sin embargo, el abuelo le 
explicó que la atmósfera era el aire, y como en esta ciudad hay muchas fábricas y 
automóviles todo ese humo ensucia el aire o sea la atmósfera y eso es la maldita 
polución y no el semen que dice el diccionario. 
 
Después de esa claridad que le brindó el abuelo corrió a buscar a Rosita, pero como 
su mamá estaba en la casa, esperaron a que se fuera a regar las plantas y con un 
halo de misterio pidió que le dijera de su parte, a su prima Sandra, que ella era más 
burra que ellas dos, porque ya había averiguado todo y concluyó que “nosotras no 
venimos del semen sino de la atmósfera”. 
 
Toda la capacidad investigativa de Beatriz había surtido sus frutos, hizo sus 
averiguaciones, consultó el diccionario, ato cabos e hizo inferencias que le hacían 
sentir menos burra que la amigas. Echó mano de sus habilidades de pensamiento 
que le permitieron construir y aclarar el significado y el sentido de la frase que 
inicialmente había dicho su tío Rolando. Al respecto Kohan refiere lo siguiente 
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El pensar suele ser visto en el ámbito de lo que llamamos “filosofía para niños” como algo del orden 
de las habilidades o competencias. Habría en filosofía tres modos básicos de habilidades de 
pensamiento: crítico, creativo y éticas (de cuidado). La reunión de todas ellas conformaría un pensar 
filosófico. En el encuentro con niñas y niños se tratará de desarrollar y fomentar esas habilidades 
para que después puedan aplicarlas en diferentes ámbitos, en la escuela y fuera de ella. (2009, P.64). 
 
Ahora, bajo la lupa de la evaluación de habilidades de pensamiento, en Beatriz se 
deja ver su grandilocuente interrogatorio, que a su corta edad -8 años 
aproximadamente- hace buen uso de las habilidades propias de un pensamiento 
complejo o multidimensional, pues toca varias dimensiones como la crítica 
(incluyendo aspectos de lo social y ambiental); la dimensión cuidadosa, en la manera 
como conduce su proceso investigativo sobre esas palabras que no entiende, 
acudiendo de manera metódica y sistemática a fuentes que son de plena confianza 
para ella como su abuelo, sus amigas, pero también el diccionario, llegando parcial 
y sucesivamente a nuevas conclusiones; y la dimensión creativa, en sus formas de 
indagación construye y reconstruye sentido y significado en sus frases y se arma de 
diversas estrategias para continuar su sendero de indagación. 
 
Cuando los estudiosos hablan de habilidades de pensamiento, les agregan un 
complemento, calificativo o atributo, que en algunos casos busca mayor precisión o 
especificidad de lo que refiere, así encontramos habilidades de pensamiento lógico, 
habilidades de pensamiento científico, habilidades de pensamiento crítico. Las 
habilidades en el pensamiento lógico implican atender a las reglas de la lógica en 
tanto que verdad y falsedad, como rectoras del pensamiento y que se materializan 
en las proposiciones, los argumentos, los razonamientos y los silogismos. Las 
habilidades en el pensamiento científico son incisivas en la rigurosidad del empleo 
del método científico que remiten a la comprobación, a la verificación, a la validación, 
a la medición en procura de una verdadera objetividad. Las habilidades en el 
pensamiento crítico refieren a la autocorrección del mismo, a su sensibilidad con el 
contexto, a la formulación de criterios y a la capacidad de juicio. (Lipman, 2016, p. 
47). 
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Para tener una ruta de navegación en este recorrido, se toma la definición que 
proponen De Puig y Sátiro (2011): 
La expresión <habilidades de pensamiento> reúne un gran conjunto de destrezas, procedimientos y 
pautas de comportamiento cognitivo desde las más específicas hasta las más generales. Desde la 
percepción de semejanzas y diferencias hasta el perfeccionamiento del razonamiento lógico; desde 
la capacidad de descomponer el todo en partes hasta la de saber obtener pensamientos causales; 
desde la capacidad de explicar el origen de una situación hasta pronosticar cómo puede llegar a tener 
lugar un proceso; desde la facilidad para justificar conductas con razones de peso hasta la facilidad 
para generar ideas y desarrollar conceptos; desde el proceso de descubrimiento de alternativas hasta 
poder inventarlas; desde la capacidad de resolver problemas hasta la capacidad de evaluarlos. (p. 
26). 
 
Ahora pasamos a las habilidades de pensamiento que se resaltan en Beatriz. En 
cuanto a las habilidades de percepción, que son las que “Recogen impresiones y 
sensaciones de la realidad que, conectadas con nuestras capacidades interiores, 
generan percepciones del mundo. Algunas habilidades de percepción son: observar, 
escuchar atentamente, oler, saborear, tocar, percibir movimientos y conectar 
sensaciones”. (Sátiro y De Puig, 2011, p. 29). Sus habilidades de percepción se 
reflejan desde el tacto al estar en contacto con el abuelo y poder diferenciar que su 
barba le pincha; desde lo que escucha casi a diario cuando su mamá le repite, hasta 
tres veces, que por qué se pone tan insoportable; desde la observación cuando sabe 
que su amiga Rosita cuando se pone muy misteriosa, se le arruga la nariz; cuando 
al abuelo le vino en gracia que hubiera dicho que la ciudad estaba insoportable de 
tantos espermatozoides y le vino una risa tan grande que casi se ahoga y se puso 
bien colorado, pudo detectar la falta de aire y el color que tomó su abuelo. 
 
En las habilidades de investigación que son las que “informan sobre el mundo”. Se 
encuentran: “formular hipótesis, reconocer evidencias, observar, formular 
cuestiones, describir, narrar, buscar y descubrir alternativas, verificar, predecir, 
hacer estimaciones y medir, seleccionar posibilidades, hacer consideraciones 
pertinentes,y generar nuevas ideas y soluciones” (Sátiro y De Puig, 2011, p. 29). 
Se destacan en las búsquedas de Beatriz la formulación de hipótesis, así no sean 
totalmente comprobadas. Como por ejemplo las siguientes: “al venirle una risa tan 
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grande al abuelo puede ahogarse”; “un vaso de agua le calma el ahogo producido 
por la risa tan grande”; “por el ahogo puede ponerse bien coloradito”; “una risa tan 
grande, puede llevarlo a un ahogo, puede ponerse coloradito y puede darle un 
patatús”; “un patatús cuando ella este solita, es una situación espantosa que puede 
darle miedo”; “cuando se calma el ahogo y el estar coloradito, se puede volver a 
hablar, así sea entre tos y tos”; “en ésta ciudad como hay muchas fábricas y 
automóviles todo ese humo ensucia el aire”; “la polución es cuando todo ese humo 
ensucia el aire”; “si respiramos, respiramos toda esa porquería”; “si no respiramos 
igualito nos morimos”; “allá donde está preso el papa, como no hay fábricas y 
automóviles, él tiene una ventajita para poder respirar”; “los familiares de presos 
políticos son pobres y no tiene automóviles, por tanto no contaminarían tanto y 
podrían respirar mejor”. 
 
Se evidencia como, en sus cavilaciones, Beatriz plantea una condición: si se da una 
risa tan grande, y si se cumple esa condición; puede llevar a una consecuencia: 
puede ahogarse. Pero además encadena más criterios: si se ahoga puede ponerse 
bien coloradito, y si se cumplen esas dos condiciones ahogarse y ponerse coloradito, 
entonces: puede darle un patatús- o sea un desmayo-. Aunado a esto, plantea una 
doble condición o criterio: si le da el patatús y ella está solita, entonces: esa 
situación, que sería espantosa, puede darle miedo. Vemos pues, como ella encadena 
una, dos o tres condiciones que, si se presentan, pueden llevar a una consecuencia. 
Beatriz hace gala de su capacidad de observación, de reconocer evidencias, de hacer 
estimaciones y consideraciones pertinentes, a la vez que plantea alternativas como 
darle un vaso de agua al abuelo, cuando le da el ahogo que puede ser provocado 
por una risa tan grande. 
 
En cuanto a las habilidades de conceptualización, que las usamos cuando 
interiorizamos los conocimientos y les ponemos nombres. Entre ellas están “formular 
hipótesis, reconocer evidencias, observar, formular cuestiones, describir, narrar, 
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buscar y descubrir alternativas, verificar, predecir, hacer estimaciones y medir, 
seleccionar posibilidades, hacer consideraciones pertinentes, y generar nuevas ideas 
y soluciones” (Sátiro y De Puig, 2011, p. 29). Una de las habilidades es ejemplificar, 
la que utiliza Beatriz para referir la situación en la que mamá le dice hasta tres veces 
que se pone insoportable. Rosita también ejemplifica al colocar a su padre y el de 
Beatriz –el que está preso- como ejemplos de lo que significa para ella estar viejo, 
es decir mayor que los niños. Rosita también utiliza la distinción al establecer 
diferencias con su prima Sandra, dado que ella es mayor y que a las niñas mayores 
les dan clases de educación sensual en la escuela. Sandra a su vez sabe que “todos 
los niños los niños y niñas venimos del semen porque este líquido tiene unos bichitos 
que se llaman espermatozoides”, logra así hacer una analogía de los bichitos que 
están el agua con los espermatozoides que están en el semen; pero en este mismo 
ejercicio investigativo logra diferenciar también que espermatozoide se escribe con 
zeta. 
En cuanto a las habilidades de razonamiento, Beatriz también se muestra muy 
avezada –que quiere decir ducho, experimentado en algo-. Estas son las habilidades 
“que son necesarias para ordenar y ampliar el conocimiento a partir de sus 
implicaciones”. Sátiro y De Puig (2011), dicen que algunas son: “justificar hipótesis, 
hacer inferencias […], aplicar reglas, generalizar, universalizar, buscar y dar razones, 
argumentar, reconocer consistencias y contradicciones, reconocer consideraciones 
pertinentes, establecer relaciones entre causas y efectos, entre partes y todo, entre 
fines y medios, identificar y usar criterios, reconocer supuestos” (p. 29). Al respecto 
Beatriz en su búsqueda de sentido hace continuamente inferencias, inducciones, 
deducciones, analogías, aplica reglas, generaliza, busca y da razones, argumenta, 
reconoce consistencias y contradicciones, establece relaciones de causa efecto, 
relaciones entre fines y medios e identifica y usa criterios. 
 
Por ejemplo, Beatriz reemplaza una palabra de la frase y en su lugar coloca el 
significado producto de su investigación en el diccionario o en sus amigas y llega 
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alguna conclusión: en la frase “esta ciudad se está poniendo imbancable de tanta 
polución que tiene”, cambia imbancable por insoportable quedando “esta ciudad se 
está poniendo insoportable de tanta polución que tiene”. De la misma manera va a 
reemplazar la palabra polución por los significados efusión y semen encontrados en 
el diccionario, llegando a la siguiente forma, que intenta explicar lo que quiso decir 
el tío Rolando: “esta ciudad se está poniendo insoportable de tanto derramamiento 
de semen”. Para llegar a esta deducción Beatriz ha seguido la ruta de los eslabones 
de una cadena significante que sería: polución-efusión-semen-espermatozoide, que 
le llevaría a interpretar otra vez, que lo que quiso decir el tío Rolando era que: esta 
ciudad se está poniendo imbancable porque tenía muchos espermatozoides. Pese a 
la gracia que pudo provocarle al abuelo, Beatriz había logrado encadenar una serie 
de significados en una red semántica que reunía las indagaciones hechas en el 
diccionario, pero también las realizadas con sus fuentes primarias de confianza: el 
abuelo y las amigas. 
 
También su amiga Rosita muestra habilidades en sus pensamientos al reflexionar 
sobre esa palabra: semen. Ella se adelanta al tener la impresión de “que semen es 
una palabra sensual”, así no sepa que decir más. Pero averigua y le dice a Beatriz 
que “semen es una cosa que tienen los hombres, no los niños”, dejando ver que 
semen solo pueden tener los niños, pero cuando se vuelven hombres; y continua 
“solo tienen los hombres pero cuando son viejos como mi padre o tu papi… las niñas 
no tenemos semen ni siquiera cuando seamos abuelas”; muestra que el semen es 
una propiedad de una clase de género: los hombres, pero cuando sean viejos, y 
excluye de esa categoría a los niños o sea los hombres cuando son pequeños; 
también excluye a las mujeres representadas en las niñas, haciendo un ejercicio de 
generalización. 
 
Sandra –que es la prima de Rosita- a su vez sabe que “todos los niños los niños y 
niñas venimos del semen porque este líquido tiene unos bichitos que se llaman 
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espermatozoides”, logra en primera instancia, darle una ubicación al origen de niños 
y niñas; y en segunda instancia, logra hacer una analogía de los bichitos que están 
el agua, con los espermatozoides que están en el semen; a su vez, en este mismo 
ejercicio investigativo, puede reconocer que espermatozoide se escribe con zeta. 
 
De otra parte, vuelve Beatriz a mostrar cuidadosamente sus raciocinios con su 
componente de pensamiento autorreflexivo: “pero como si no respiramos, igualito 
nos morimos”; al experimentar que igual tenemos que respirar y por tanto, respira 
aire contaminado por la polución, en esta afirmación pone como imprescindible que 
la respiración es requisito para la vida de los seres humanos; además que, por estar 
respirando,no podemos eludir es maldita polución, que es ocasionada, como le 
explicó el abuelo, por todo el humo que producen las fábricas y los automóviles, y 
que por estar en esa ciudad siguen respirando ese humo. Agrega, posteriormente 
en esta línea, otra deducción: que los familiares de los presos políticos son pobres y 
por tanto no tienen automóviles; y como no tienen automóviles pues donde esten 
no contaminan el aire, o sea, la atmósfera. 
 
En cuanto a las habilidades de traducción y formulación, que son necesarias para 
explicitar, aplicar o formular el resultado del conocimiento. (Sátiro y De Puig (2011, 
p. 29). Se toma las habilidades de transformar, relacionar y considerar diferentes 
perspectivas teniendo en cuenta el contexto, que se plantean cuando Beatriz va 
paulatinamente resignificando cada vez sus postulados sobre lo que no entendía de 
lo que dijo el tío Rolando. Así lo que su tío dijo inicialmente “esta ciudad se está 
poniendo imbancable de tanta polución que tiene”, Beatriz relaciona los significados 
obtenidos en su consulta en el diccionario y la transforma, dando un primer giro, en 
“esta ciudad se está poniendo insoportable de tanto derramamiento de semen”. En 
un segundo giro, después de consultar a Rosita y Rosita a su prima Sandra, Beatriz 
plantea que “la ciudad estaba insoportable de tantos espermatozoides (con zeta) 
que tenía”. Para finalizar, con un giro misterioso, de más de media vuelta y donde 
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le dice a su amiga Rosita y le manda decir a su prima Sandra que ellas son más 
burras porque ya lo averigua todo y concluye “nosotras no venimos del semen sino 
de la atmósfera”. 
 
Para finalizar, la filosofía para niños, como programa educativo, no solo ofrece una 
metodología para la enseñanza de la filosofía a niños y adolescentes, ubicándolos 
en un lugar de saber y conocer, proponiéndose como componente transversal a los 
currículos y a través de sus novelas filosóficas, sino que promueve la formación del 
pensamiento superior y complejo, la formación ética de sí mismo a través de los 
otros y con los otros, mejora la construcción de los razonamientos, promueve el 
desarrollo de la creatividad; a 
aprender y darle mayor significado a la experiencia y a la formación consciente de 
modelos más democráticos y participativos. Para esto, Lipman (1998), su inventor, 
se vale de las habilidades de pensamiento “para la mejora del juicio, ya que el juicio 
es lo que une el razonamiento y la acción” a través del ejercicio de las comunidades 
de indagación y posibilitado con sus textos o novelas filosóficas, donde “cada página 
está salpicada de abundantes ideas filosóficas, de manera que es raro que un chico 
lea una página sin tropezar con algún problema, alguna polémica o alguna 
perplejidad” (p. 24). 
 
El cuento del escritor uruguayo Mario Benedetti titulado Beatriz, la polución, tiene 
como eje central las diferentes inquietudes de Beatriz y sus amigas sobre los 
significados de las palabras y sus diferentes acepciones, que llevan a juegos 
semánticos divertidos y lógicos que permiten evidenciar la puesta en juego de 
algunas habilidades de pensamiento. Se dilucidan las habilidades de pensamiento 
que ellas utilizan y cómo las utilizan, revisando los caminos de cada pregunta, sus 
procesos de elaboración y sus distintos momentos al intentar dar buenas razones, 
construir el andamiaje para sus ideas parciales y llegar a conclusiones previas, 
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pasando por momentos de aclaraciones, vacilaciones, nuevos cuestionamientos y 
nuevas respuestas. 
 
La utilización de los cuentos, en este caso, permiten otras formas de acercamiento 
a la filosofía para niños, a los procesos mentales de la infancia, a los usos lógicos 
que hacen del lenguaje; en últimas a la manera particular de dar buenas razones, 
de comunicar y entender el pensamiento diverso y divergente, de la aplicación 
cotidiana de la filosofía en su propia vida para resolver problemas que se presentan 
en su devenir. 
 
Como colofón, es importante resaltar que el ejercicio docente lleva a estar 
experimentando, indagando, poniendo a prueba, reflexionando, postulando nuevas 
formas de figurar el saber y el conocimiento en los diferentes niveles desde el 
preescolar hasta nivel de la educación superior. Es en la docencia donde se renuevan 
las formas de crecer en el conocimiento, donde se experimenta el saber y la acción 
pedagógica. Por tanto, la filosofía de la educación, la filosofía para niños y las 
habilidades del pensamiento, en este caso, son los derroteros que marcan la 
gestación de esta propuesta pedagógica. 
Referentes Bibliográficos 
Benedetti, M (2019). Cuentos de Mario Benedetti. Biblioteca digital. Recuperado de: 
https://ciudadseva.com/autor/mario-benedetti/cuentos/ 
Ciorán, E. (1996). En las cimas de la desesperación. Barcelona: Tusquets editores. 
3 edición. 
De Puig, I y Sátiro, A (2011). Jugar a pensar con niños y niñas de 4 a 5 años. 
Barcelona: Octaedro 
Kohan, W. (2009). Infancia y Filosofía. México: progreso. 
Lipman, M (1998). La filosofía en el aula. Madrid: Ediciones de la torre. 
Lipman, M (2016). El lugar del pensamiento en la educación. Barcelona: Octaedro. 
ISSN: 2556-1951

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