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repositorio.uptc@uptc.edu.corepositorio.uptc@uptc.edu.co 105 P ág in a1 0 5 Hacer sujetos: saberes y normas estóicas y utilitaristas. Una aproximación, desde Castoriadis, a la felicidad como Institución. Sandra Elizabeth Cervantes Quintanar Licenciada en Sociología sandra.cervantes106@gmail.com Facultad de Estudios Superiores Acatlán. UNAM Sobre su nombre, casi todo el mundo está de acuerdo, pues tanto el vulgo como los cultos dicen que es la felicidad, y piensan que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz. Aristóteles Resumen El siguiente escrito tiene por objetivo analizar algunas normas y saberes que se plantean en torno a la felicidad desde el estoicisimo y el utilitarismo para dar cuenta de cómo se crea a la felicidad como institución y al mismo tiempo se forman sujetos. Abordaremos el estoicismo de Séneca (2014) y el utilitarismo planteado por John Stuart Mill (2014). Hablamos de la felicidad como institución, tomando a esta segunda según el planteamiento de Cornelius Castoriadis (1983). La institución se retoma en tanto que implica y es una norma. A lo largo del escrito se procura pensar a las normas y los saberes, estoicos y utilitaristas, como principios educativos que incluso en la actualidad están presentes en la fomarción de sujetos. Palabras clave: Normas, saberes, prácticas, felicidad, sujetos, estoicismo, utilitarismo, institución. El objetivo del presente escrito es analizar algunas normas y saberes en torno a la felicidad del estoicismo (Séneca) y utilitarismo (John Stuart Mill) para reconocerlas como elementos que hacen sujetos y que a su vez conforman la felicidad como institución (Castoriadis). La metodología empleada será lo que Castoriadis llama “elucidación”, esto es el “trabajo por el cual los hombres intentan pensar lo que hacen y saber lo que piensan.” (Castoriadis, 1983: 11). Es decir, lo que se pretende es pensar lo que se hace respecto a las normas y saberes estoicos y utilitaristas y saber lo que se piensa de dichas normas y saberes en torno a la felicidad. Como primer acercamiento podemos decir que la institución es aquello que logra mantener unida a una sociedad, le da orden y sentido. Siguiendo a Castoriadis la institución consta de “normas, valores, lenguaje, herramientas, procedimientos y métodos de hacer frente a las cosas y de hacer cosas y, desde luego, al individuo mismo” (Castoriadis, 1983: 67). Debemos aclarar que para fines de este escrito, lo que nos interesa y en lo que nos centraremos por ahora, es que toda institución es una norma y ésta es entendida como aquello que determina mailto:sandra.cervantes106@gmail.com 106 P ág in a1 0 6 o regula las acciones de los individuos dictando qué es lo normal y qué lo anormal; la normalización de los sujetos es su homogenización pero a la vez marca la diferencia con lo exterior o lo otro, esto otro es lo anormal. Es preciso señalar que hablar de norma y su incumplimiento implica una sanción o castigo que puede ser implícita e ir desde la exclusión o auto-exclusión del individuo en la sociedad. Es importante resaltar que toda institución hace sujetos, hace cosas y permite hacer frente a las cosas, destaquemos que ese hacer cosas y hacer frente a las cosas tiene que ver con prácticas. Por otra parte, cabe mencionar que la institución para Castoriadis es lo que humaniza al hombre o, nosotros agregamos, lo que hace al sujeto. Cada institución es creada por el sujeto y, por supuesto, es creadora de sujetos; las instituciones únicamente pueden existir si individuos, fabricados por esta misma, la hacen existir. A esto Castoriadis le llama círculo de la creación y se trata de una creación y recreación de instituciones y, a su vez, de sujetos. Dicho de otro modo, las instituciones, que consta de normas, valores, lenguaje, herramientas, procedimientos y métodos, se crean y recrean a lo largo del tiempo y también crean y recrean a los sujetos. Aun cuando se hable de las mismas instituciones, éstas cambian a lo largo de la historia y de sociedad en sociedad. Veamos el ejemplo de la felicidad como institución: mucho se ha hablado, y se sigue hablando acerca de la felicidad, diversos filósofos y teóricos, a lo largo de la historia, han escrito sobre ella, asimismo se le ha tratado desde políticas públicas hasta en campañas publicitarias; se mide; se busca; se anhela o incluso se niega o se impone. El tema de la felicidad nunca ha dejado de estar presente en la sociedad, sin embargo, aunque puedan encontrarse similitudes en cuanto a lo que se dice y se hace en torno a ella, siempre son diferentes conceptos, nociones y prácticas. Esto tiene que ver con el contexto -lo histórico-social para Castoriadis- bajo el cuál la concibe cada uno de los pensadores o cada una de las sociedades; podríamos decir que la felicidad tiene que ver con las normas y los saberes de cada sociedad y por supuesto esto se vincula de manera directa con las prácticas. Ahora bien, para pensar respecto a lo que hacen y saben los estoicos y los utilitaristas en torno a la felicidad, es necesario que primero aclaremos qué es lo que define a estas dos posturas. Por un lado tenemos a los estoicos, nos enfocaremos en uno de los principales representantes de tal pensamiento: Séneca. Los principios bajo los cuales se rige un estoico son: oposición al placer, a las riquezas y a todo exceso; mantener entereza ante las adversidades; cultivar la virtud y riqueza del interior; moderar los deseos; ser consciente de lo espiritual y del alma; confiar en los dioses; cultivar la humanidad y solidaridad entre los hombres; procurar el bien común y por supuesto, la preparación ante la muerte. Por otro lado, una sociedad utilitarista, según John Stuart Mill, tiene que ver con un hedonismo universalista que a diferencia del hedonismo de Epicuro pone en el mismo plano los intereses personales y los de la comunidad. Ambos hedonismos -o el hedonismo de Epicuro y el utilitarismo de Mill- plantean que la felicidad se alcanza por medio del placer y evitando el dolor, sin embargo la diferencia radica en que para Epicuro el máximo placer se 107 P ág in a1 0 7 logra cuando existe serenidad en el alma y esto es alejándose del ámbito político. Esto anterior para Mill es un error puesto que cuando hay tanta serenidad en el alma para que no sea perturbada, no hay una intervención en lo público y es así como surge el aburrimiento, lo que puede impedir la felicidad. Por ello propone que si bien la tranquilidad es importante para ser feliz también es necesaria la emoción y ésta es lo que vincula al individuo con su comunidad. El hedonismo universalista (utilitarismo de Mill) busca el placer y felicidad del mayor número de personas de la comunidad, no sólo de un individuo, y si la felicidad de uno solo se interpone entre la de la mayoría entonces eso sería ‘lo incorrecto’. Será lo correcto si se pierde la felicidad de un individuo por lograr la de diez o veinte individuos. En el caso de la felicidad o, mejor dicho, de qué es lo que hace a un individuo feliz, no toda práctica es aceptada; no toda practica está “normalizada” y aquellos que no lleven a cabo las prácticas que se instituyen como la felicidad pueden ser vistos como lo externo, como lo ajeno. Respecto a las normas en torno a la felicidad, haciendo una lectura de los estoicos, podemos decir que se plantean del siguiente modo: “un hombre […]: se mantiene en su posición y cuanto le sucede lo acomoda a su estilo de vida, pues es más poderoso que sus circunstancias de vida. […] Todas las adversidades las toma como entrenamiento.” (Séneca, 2014: 91) Digamos que el “estilo de vida” es lo “normal” es lo que hace al hombre -sujeto- estoico y para ellos es una norma que dicho “estilo de vida” sea más fuerte que las circunstancias o adversidades que puedan ocurrirles; las circunstancias siempre deben acomodarse al estilo de vida y que si hay adversidades se toman comoaprendizaje. ¿Qué sucede si un sujeto que se rige bajo estas normas no logra adaptar un suceso a su estilo de vida o no toma una adversidad como entrenamiento? ¿aún así podría decirse feliz? O, siendo un tanto extremos, un sujeto que practica el estoicismo como un modo de vida pero que no toda adversidad la soporta con la entereza de un estoico, aparentemente no aprende de ella, ¿puede llamarse estoico? Por otro lado, la norma en una sociedad utilitarista es regirse “conforme al Principio de la Mayor Felicidad [donde] el fin último, […] es una existencia libre, […] de dolor y tan rica como sea posible en goces, tanto por lo que respecta a la cantidad como a la calidad.” (Mill, 2014: 80). Es decir que la norma bajo la cual los utilitaristas guían sus vidas consiste llevar a cabo cualquier tipo de acción siempre y cuando esté llena de goces y sea posible evitar el dolor. Las prácticas de un utilitarista, cabe resaltar, se deben orientar a producir mayor felicidad al mayor número de personas. No dejemos de lado que la norma homogeniza, en este caso, a los sujetos utilitaristas. No se puede concebir a un sujeto utilitarista siendo feliz a base de dolor, simplemente no podría llamársele utilitarista, quizá tendría otro nombre. Es claro que las prácticas, las normas y los saberes son las que fabrican a los sujetos. Hasta aquí, y pensando en las normas en torno a la felicidad desde ambas posturas (estoicismo y utilitarismo), podemos notar una distinción entre ambos pensamientos, esto es importante puesto que es a partir de las normas y los saberes es que los sujetos, y las sociedades, pueden diferenciarse unas de otras. Es preciso que recordemos y tengamos presente que, si bien, la norma suele homogenizar, también marca la diferencia con lo que le 108 P ág in a1 0 8 es externo o ajeno. La felicidad como institución, hace sujetos que aprenden del infortunio (estoicos) o sujetos libres de dolor (utilitaristas). Agreguemos que tanto la norma estoica “todas las adversidades [se toman] como entrenamiento” y la norma utilitarista “menor dolor, mayor goce” son principios educativos que hacen al sujeto. ¿Estarán presentes estas normas hoy en día en la formación de sujetos? Siguiendo con las normas utilitaristas y estoicas que queremos destacar en este escrito, agregamos una más de cada pensamiento que nos parecen fundamentales. Una característica imprescindible del estoico es la manera en la que se relaciona con las pasiones o, mejor dicho el dominio que tiene sobre éstas: la norma estoica hace sujetos moderados, el sujeto estoico más que suprimir las pasiones es aquel que sabe moderarlas. Séneca dice: “el varón prudente es también moderado; el que es moderado es constante, el que es constante es imperturbable, el que es imperturbable carece de tristeza, quien carece de tristeza es feliz; luego el varón prudente es feliz y la prudencia basta para la felicidad.” (Séneca: 2014, 381) Para un sujeto estoico es normal el ser prudente y moderarse ante las pasiones, pues es así que puede ser feliz y es una norma en tanto que ser moderado distingue a un sujeto estoico de cualquier otro. La felicidad para los estoicos se instituye -se normaliza- mediante la prudencia y la moderación. Nuevamente resaltemos que si un sujeto no es prudente ni moderado ante las pasiones ni ante cualquier cosa, no se considera como estoico. No es normal que un estoico prefiera dar rienda suelta a las pasiones o que no guíe sus prácticas bajo este pensamiento. Pasando con la norma utilitarista, destaquemos que el utilitarismo hace sujetos héroes o mártires (siguiendo a Mill). Esto en el sentido de que en el utilitarismo se hacen sujetos que voluntariamente prefieren sacrificar su felicidad por la de los demás. Recordemos que su máxima es “mayor felicidad al mayor número de personas”. Mill nos dice que “la moral utilitarista reconoce en los seres humanos la capacidad de sacrificar su propio mayor bien por el bien de los demás. Sólo se niega a admitir que el sacrificio sea en sí mismo un bien.” (Mill: 2014, 79) Para el sujeto utilitarista es normal, y se distingue de aquel que no es utilitarista, por la capacidad de sacrificio de su felicidad o bienestar pero únicamente si ese sacrificio significa la felicidad de sus prójimos. Para el utilitarista se debe anteponer el bien de la mayoría sobre el uno mismo. Destaquemos que se habla de una moral y la norma forma parte de ello; lo que está bien y lo que está mal, lo bueno y lo malo, va de la mano de la norma. En suma, podemos decir que la felicidad como institución implica normas y hace sujetos que aprenden del infortunio y son prudentes (estoicos) o sujetos libres de dolor y héroes o mártires (utilitaristas). Pasemos ahora a hablar de los saberes. En cuanto a los saberes de estoicos y utilitaristas podemos decir lo siguiente. Según los estoicos “feliz, […] es el dotado de recto juicio; feliz es el que se contenta con lo presente, sea lo que sea, y el que aprecia sus bienes; feliz es aquel a quien la razón recomienda toda su actitud ante los bienes.” (Séneca, 2014: 231, 232). Para los sujetos que se rigen bajo el estoicismo, la felicidad es el vivir el presente, el aquí y ahora; es dejarse guíar por la razón más que por los placeres y tener capacidad de juicio así como 109 P ág in a1 0 9 valorar lo que se tiene. Agreguemos a esto que el sujeto estoico es aquel que no teme al dolor ni a la muerte. Séneca plantea que el miedo, ya sea al dolor o a la muerte, son impedimentos para la felicidad por lo que podemos decir que parte de los saberes estoicos gira en torno a la relación que se establece del sujeto con la muerte. Todo sujeto estoico aprende a morir pues la muerte es parte de la naturaleza. Este punto es importante tanto como saber como parte de la institución de la felicidad puesto que, siendo el miedo un impedimento para la felicidad, aprender a morir es liberarse de todo miedo. “Es incierto el lugar en que te aguarda la muerte, por ello aguárdala tú a ella en todo lugar. […] Es una gran cosa aprender a morir. […] Medita sobre la muerte [ella] nos exhorta a que meditemos sobre la libertad.” (Séneca, 2014: 357, 358) Hoy en día parece que los saberes y las normas bajo los cuales nuestras prácticas se guían, están alejados de este acercamiento o esta relación que un estoico establece con la muerte. El modo en el que se nos enseña a lidiar con la muerte y con el dolor son principales para el estilo de vida que prevalece en la actualidad. Respecto a los saberes, agreguemos que para los utilitaristas la felicidad se concibe de la siguiente manera: “La felicidad es el fin de la vida, [son] momentos de tal goce, en una existencia constituida por pocos y transitorios dolores, por muchos y variados placeres, […] teniendo como fundamento de toda felicidad no esperar más de la vida más de lo que la vida pueda dar.” (Mill, 2014: 72). Es decir, que la felicidad o el hombre feliz, visto desde el utilitarismo, se hace a partir de pasar más momentos placenteros que dolorosos, gozar de la vida misma pero no espera más de lo que ésta pueda dar. Se hacen sujetos utilitaristas a partir de lo que se sabe y se práctica como felicidad. ¿Qué tan ligada está la felicidad a nuestras prácticas hoy en día? En un sentido utilitarista (vida libre de dolor, rica en placeres) lo que hacemos hoy o lo que se hace como parte de nuestro modo de vida, parece tener como objetivo el ser feliz y sino como objetivo sí por lo menos como anhelo o esperanza. ¿Por qué aceptaríamos una vida llena de pastillas, tratamientos médicos sino es para evitar el dolor y procurar los placeres, éstos quiza en extremo? La felicidad y la búsqueda o espera de ésta normaliza prácticas. Retomaremos estos planteamientos más adelante. A modo de resumen podemos decir que la “razón” estoica y el enfrentamiento con la muerte es una forma de veridicción, es un saber hacer feliz al sujeto. Para los utilitaristas el “fundamento de todafelicidad [es,] no esperar más de la vida más de lo que la vida pueda dar.” (Mill, 2014: 72). Podemos decir que no esperar más de lo que se puede es un saber que hace a los sujetos utilitaristas. Notemos que la razón como saber estoico y el no esperar más de lo que se puede como un saber utilitarista son fundamentos educativos. El sujeto estoico es educado (además de por medio de las adversidades) con y para la razón; sus conductas siempre están guiadas y sujetas a la razón. Por su parte, el sujeto utilitarista es aquel que enseña que al no esperar nada más que lo que la vida puede dar para ser feliz, sin dejar de lado que para ser feliz también es necesario interesarse y relacionarse con la comunidad pues la felicidad de todos es tan importante como la del individuo. Teniendo definidas las corrientes y sus principales normas y saberes con relación a la 110 P ág in a1 1 0 felicidad, nos interesa cuestionarnos ¿en qué practicas el estoicismo y el utilitarismo son visibles hoy en día? La sociedad actual es una sociedad normalizadora, esto siguiendo a Edgardo Castro (2012), y con ello entendemos que se busca la adecuación de individuos a determinados modos de vida. Las normas y los saberes en torno a la felicidad constituyen al sujeto y retomando los planteamientos respecto a los saberes utilitaristas y estoicos y su presencia en la actualidad, recordemos uno de los elementos que distingue ambos pensamientos y sus fundamentos educativos: el dolor y su relación con él. Por un lado tenemos a los estoicos quienes plantean que el dolor debe ser afrontado, se debe vivir y, como toda adversidad, aprender de él y adaptarlo al estilo de vida. Nos parece que este principio educativo, si bien, no aplica en la actualidad del mismo modo, sí está presente y se relaciona en cierta medida con la felicidad. Pensemos en una característica clave de nuestros días: la medicalización. Pero ¿qué tiene que ver ésta con la felicidad y con el dolor? Nos parece que el sujeto en una sociedad occidentalizada se adapta al dolor pues es inherente e incluso necesario para seguir produciendo determinados modos de vida, a su vez la felicidad estoica que plantea la asimilación del dolor puede ser el vínculo con la medicalización. Es decir, la manera en la que los sujetos adaptamos el dolor a nuestro estilo de vida actual, basado en la salud en general y la medicalización en particular, es mitigándolo por medio de medicamentos o psicólogos. Asimismo, la relación que establece el sujeto utilitarista con el dolor nos remite al estilo de vida actual. Los sujetos utilitaristas tienen como fundamento educativo que la felicidad es la existencia libre de dolor y qué es lo que se busca con la prevaleciente medicalización sino la eliminación del dolor, al menos pareciera ser uno de sus objetivos o promesas. Más allá de la medicalización, pensemos en cómo nos relacionamos con el dolor: se procura evitarlo o disminuirlo, ya sea dolor físico o del alma pero no sólo el dolor sino toda situación incómoda o que provoque crisis al sujeto. Nos parece menester añadir que los sujetos utilitaristas también se hacen a partir de su vinculación con la comunidad. Por lo que podemos agregar que parte fundamental del saber utilitarista es el interés por el bien público. Para Mill “el egoísmo [es] causa de una vida insatisfactoria. […] Es posible que todo ser humano debidamente educado sienta, en grados diversos, auténticos afectos privados y un interés sincero por el bien público.” (Mill, 2014: 74, 75) La percepción que se tiene del egoísmo en la formación de sujetos actualmente y cómo a partir de ella se fabrican mártires o héroes es algo de lo que queremos tratar. Recordemos que el utilitarismo forma sujetos con la concepción de que lo justo es velar y priorizar a la comunidad antes que actuar por y para uno mismo, el egoísmo es inaceptable, mal visto o “anormal”. Esto porque, recordemos, la felicidad colectiva (y la vida de la población) tiene un peso mayor. Mucho se dice que el egoísmo es lo que hoy prevalece, sin embargo, al menos en México, se tiene una percepción negativa de éste, mal entendida o no pero prevalece una percepción negativa. No ahondaremos en el tema, simplemente provocamos a reflexionar y cuestionarnos sobre ello. ¿Qué se piensa y qué se dice de un sujeto egoísta? Se nos educa 111 P ág in a1 1 1 para preocuparnos por los otros, por la comunidad; eso es lo normal. Basta hacer memoria en por qué decidimos estudiar lo que estudiamos. Muchas respuestas, sino es que la mayoría, se vinculan con el ayudar a los demás, cambiar el mundo, mejorar la vida de nuestra comunidad (por utópico o soñador que suene). Pues bien, ahora retomemos los conceptos de héroe y mártir de Mill: el sujeto como héroe prioriza el bienestar de los demás, llámese felicidad, bienestar económico o la vida misma. El sujeto mártir incluso sacrifica su ser por el resto pues siempre es mejor perder, o dejar morir, a un sujeto para hacer vivir a una población. Dentro de la educación se cultivan valores morales como la nobleza y la condescendencia que van impregnando al individuo de algo mayor a un deseo, sino una necesidad por verse a sí mismo como el salvador de los otros, de los muchos. Vayamos más allá de este planteamiento, el sujeto como héroe y como mártir también se ve reflejado en el profesor como ambos (mártir o héroe); en el científico y, por supuesto, en el médico como los héroes. ¿Cuántas veces no se sacrifica la felicidad o el bienestar de uno mismo por mejorar la vida de los otros? Como conclusión mencionemos que lo que normaliza a los sujetos estoicos es que su “estilo de vida” sea más fuerte que cualquier adversidad así como la prudencia y la moderación ante las pasiones; lo que normaliza al sujeto utilitarista es una vida carente de dolor y rica en goces de la mano del sacrificio de su bien por el de los demás; el saber que hace al sujeto estoico es la razón y el no temer a la muerte ni al dolor. El saber que hace al sujeto utilitarista es no esperar más de la vida de lo que la vida puede dar y el interés que tiene en lo público. Estas normas y saberes son principios educativos que hacen al sujeto que instituye la felicidad. La felicidad hace actuar al sujeto de determinados modos pero ese actuar siempre irá relacionado a los saberes y a las normas bajo las cuales hayan sido formados los individuos. Sin duda el estilo de vida actual nos hace orientarnos hacía prácticas estoicas cuando se trata de un actuar para sí mismo y prácticas utilitaristas en lo que respecta a la vida pública. Referencias: Castoriadis, Cornelius (1983). La institución imaginaria de la sociedad I. Tusquests, Barcelona. Mill, John Stuart (2014). El utilitarismo. Alianza editorial, Madrid. Séneca (2014), Diálogos. Gredos, Barcelona. Castro, Edgardo (2012). Diccionario Foucault. Temas, conceptos y autores. Siglo XXI, Argentina.
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