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XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística,
Literatura y Semiótica
Homenaje a
Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán
y Jairo Aníbal Niño 
 
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Actos contra la moral, sádicos, depravados y enfermos en Cartagena: análisis del 
discurso sobre delitos sexuales en el periódico El Universal (1970-1979) 
 
 
Debir D’hejal Valdelamar Martelo 
Universidad de Cartagena 
 
Introducción 
La década de los setenta del pasado siglo XX, representó para América Latina el agitar 
discursivo de transformaciones políticas y sociales. Los jóvenes y pensadores del 
momento creían profundamente, en la posibilidad de cambiar el orden social 
establecido en cada uno de sus países. Para el caso colombiano, el fin del Frente 
Nacional significó la posibilidad de nuevos movimientos políticos; y cuando esto no fue 
posible, el surgimiento de grupos militares al margen de la política nacional e 
izquierdistas. 
Esta corriente de transformación, también, dio pie al surgimiento de los primeros 
movimientos feministas en todo el continente, iniciado en Estados Unidos y continuado 
firmemente en los países latinos. Quienes reclamaban sociedades nacionales más 
igualitarias, dicho reclamo abarcaba desde las luchas por los derechos de libertad de 
expresión, espacios públicos, salarios igualitarios, el derecho al aborto libre y el 
divorcio. Las mujeres colombinas empezaron a organizarse para 1972 desde las 
universidades y liceos, ya habían alcanzado la ciudadanía política desde hacía más 
décadas, pero las oportunidades en el mundo social y laboral masculino seguían siendo 
escasas. 
Cartagena durante esta década atravesó por distintas transformaciones: el mercado 
público fue trasladado del centro histórico a la entonces periferia, se remueve el arrabal 
de Chambacú y el crecimiento poblacional aumenta, las mujeres iniciaron movimientos 
estudiantiles feministas independientes como el liderado por la ya fallecida, Marta 
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Sierra en la Universidad de Cartagena, la primera Asociación de Mujeres Profesionales 
de Bolívar surgida en 1977; había pues, una clara expansión de los espacios destinados 
para las mujeres, y la prensa de fin de década empieza a cuestionar sobre la liberación 
femenina, en qué consistía, qué buscaba. 
 
1. Discurso, poder e ideología en El Universal 
La prensa además de ser un medio de conocimiento y expresión en todas las épocas es, 
también, un medio en el que se plasman discursos, trasmiten y forjan ideologías. El 
periódico El Universal de Cartagena para la década de los setenta, era el diario liberal de 
la ciudad; a él llegaban las discusiones internacionales y locales sobre la situación 
política del país. El registro de prensa de la época permite constatar rápidamente el 
agitar social: Las revueltas estudiantiles de inicios de decenio, los movimientos y 
encuentros feministas mundiales y, los grupos de renovación político ocupaban buena 
parte de los titulares. 
El análisis de El Universal permitió rastrear cómo las ideologías religiosas y medicas 
inyectan sus discursos en la prensa, re-trasmitiéndolos ésta a los ciudadanos y 
ciudadanas, develando en el transcurso del tratamiento de los delitos sexuales la manera 
en que éste permeó las estructuras; y actuó, además, como interlocutor entre los lectores 
y los circuitos penales encargados de judicializar a los agentes delictivos. 
Las lógicas religioso-morales se insertan en la jurisprudencia y éstas se reproducen en el 
discurso mediático. Si tenemos en cuenta que “los códigos policiales y, para este caso 
penales, han sido creados por el poder como método para aconductar y modificar los 
cuerpos de hombres y mujeres” (Fassin, 2010). 
Estas ideologías atraviesan todas las relaciones sociales. Las relaciones sexuales y la 
sexualidad que se politizan de este modo, habiendo un dominante que se impone y 
ejerce poder sobre el otro, estableciéndose una dinámica sexual. En este trabajo 
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emplearemos el término delito, como aquellos actos u omisión de ellos que se 
encontraban penados durante la época, privados o públicos, que según el código penal 
vigente atentaban contra la moral pública, personas particulares o instituciones. Delitos 
señalados en el código penal de 1936 bajo los títulos de: delitos contra la moral pública, 
contra la libertad y el honor sexual, y delitos contra la familia. 
Nos acercamos a las noticias, entendiendo discurso como el conjunto de pensamientos 
estructurados, que contienen un propósito argumentativo que legitimaba o no hechos 
aceptados moralmente como positivos, que hacían parte de estructuras y jerarquías 
complejas de interacción y prácticas sociales, regulando así la sociedad cartagenera de 
la época. 
2. Pecado mortal y delito sexual 
La colonización religiosa en América trajo consigo el mayor de los postulados que 
dirige hoy día el pensamiento occidental, distinción entre alma y cuerpo. Según esto, las 
personas se distinguen de los animales por poseer un alma con raciocinio que debe ser 
cultivada, y que el cuerpo ligado a lo animal y salvaje detiene al hombre en el alcance 
de esa razón pura. Por medio de manuales de buen comportamiento y moral, se 
enseñaba a los hombres cómo alejarse de los pecados y tentaciones del cuerpo 
femenino; y, a las mujeres, a ocultar sus cuerpos, permanecer alejadas de los espacios 
públicos y dedicarse al cuidado del hogar. 
Con el paso de los siglos, la teología moral “tendió a identificar el pecado casi 
exclusivamente con la sexualidad y, el cuerpo y la sexualidad femenina, como la fuente 
provocadora del pecado” (Beidegain, 1995, p. 145). Según Carrillo (2010), "La iglesia 
cataloga [s. XVII y XVIII] las prohibiciones de la época todas conducentes al pecado; la 
fornicación, el adulterio, el incesto, el estupro, los raptos, los pecados contra natura y el 
sacrilegio, por sus características, eran pecados mortales" (p.23). 
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Bajo esta influencia altamente religiosa, se codificaron los derechos penales en América 
a partir del siglo XIX. En Colombia el primero se remonta a 1980; el segundo, 
expedido en 1936 durante la presidencia de López Pumarejo y su “revolución en 
marcha” vigente hasta 1980, será el que tendremos en cuenta como luz de fondo para las 
noticias sexuales que estudiaremos. 
La intención de este código era superar la influencia religiosa del anterior, pero le fue 
evidentemente imposible, mantuvo el título de Delitos contra la moral pública y 
agregó el de Delitos en contra del honor sexual; dividió las sanciones en penas y 
medidas de seguridad. Las primeras destinadas a ser aplicables a las personas normales, 
y las segundas a los menores de edad, los enajenados o los que en el momento de 
cometer un delito padeciesen una anomalía psíquica, o se hallaren en “estado de 
enajenación crónica producida por el alcohol o cualquier otro tipo de sustancia” 
(Código penal y de procedimiento penal, 1966, p. 17). 
3. Sexualidad y moral en el discurso de El Universal 
¿Qué es el amor?... Es difícil y complejo definirlo porque se corre el riesgo de 
calumniarlo. Tiene todos los colores y matices del Arco Iris y también es señal de 
alianza. En sus alternativas oscila dentro del binomio del gozo y el dolor 
[…] El amor que está más cerca de los instintos… es el del placer sexual, al alcance de 
la anónima muchedumbre y de los excéntricos o "refinados" en trances don juanescos; 
es el del placer sexualsin continencia, insaciable hasta el hastío, involuble y tirano. Se 
inflama con el combustible de los celos ante la infidelidad real o su puesta, y conduce 
ordinaria y fatalmente, a trágicos desenlaces. Sin el freno de la moderación es y ha sido 
el peor de todas las servidumbres. En el actual ocio de la sensualidad desencadenada, 
por diferentes y conocidos estímulos, rompe los cauces de la temperancia y, se desborda 
hacia las aberraciones y la delincuencia (“La significación del amor, del sexo y de la 
mujer”, El Universal, 03-10-1976). 
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Desde mediados de la década del setenta, los artículos y columnas sobre el control de la 
sexualidad femenina, el placer y las buenas costumbres, así como los referentes a 
libertades femeninas, mujeres profesionales y acceso laboral, se hacen constantes en El 
Universal. Los articulistas insisten en una ‘relajación de las costumbres’ y, en una nueva 
sexualidad desenfrenada que ha desencadenado en toda clase de aberraciones y malos 
usos del amor, que “conduce ordinaria y fatalmente, a trágicos accidentes”, como cita la 
anterior columna, y “rompe los cauces de la temperancia y se desborda hacia las 
aberraciones y delincuencia”. Es un período en el que se está reconstruyendo la idea 
misma del sexo y su finalidad, “conflicto que permite cuestionar representaciones 
morales y culturales como el pudor (femenino) y el honor (masculino)” (Carrillo, 2010, 
p. 14). El discurso del periódico abarca y discute por cuatro años, del período analizado, 
este debate. 
El amor lleno de tantos colores y matices desencadena toda clase de acciones: desde las 
más positivas como el amor divino a dios, que en la pareja se transforma en fidelidad 
conyugal; y el amor materno hasta en sus más bajas degradaciones provocadas por celos 
o por el amor no correspondido que excusa al delito sexual. 
La sexualidad y el sexo estuvieron limitados al espacio privado e íntimo, así que los 
actos sexuales cometidos en la vía pública, como las playas, las murallas, los teatros y 
parques, fueron fuertemente castigados por el discurso de la prensa como “atentados 
contra las buenas costumbres”, “inmundicias”, “inmoralidades”, y “espectáculos fuera 
de la decencia y las buenas costumbres”. Como en los siguientes ejemplos: 
(1) Ya son insoportables los espectáculos que se presentan en dicho parque; en las horas 
de la noche; las parejas de enamorados (“Se pide vigilancia para Parque “El 
Libertador”, El Universal, 11- 12- 1970) 
(2) Practicando nudismo en las playas en el día de Marbella fueron sorprendidos varios 
sujetos […] pensaron que se trataba de unos locos (Capturados 4 sujetos del interior en 
playas de Marbella, El Universal, 08- 09- 1973) 
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A la redacción de El Universal acudían constantemente ‘damas respetables’ o vecinos 
del barrio a denunciar públicamente los actos públicos contra la moral, pidiendo a las 
autoridades policiales aumentaran su presencia en tales espacios. Por citar algunas: 
(1) Son numerosos los padres de familia que se han acercado a nuestras oficinas de 
redacción, para denunciar los espectáculos inmorales que todos los días protagonizan las 
mujeres residenciadas en los establecimientos ubicados en la zona de la Tesca 
(“Espectáculos bochornosos cometen mujeres en Tesca”, El Universal, 01-07- 1970) 
(2) No se puede permitir, recalcó un informante, 
 que inescrupulosos tomen sectores tenidos como netamente honorables y de alguna 
consideración (“Pandillas de muchachos se apoderan de sector escolar en el barrio 
Ternera”, El Universal, 24- 04- 1971) 
 
4. Delitos sexuales en El Universal 
El periódico El Universal registra mayormente casos de violación, seguidos por la 
corrupción de menores, los actos contra la moral pública, los raptos y el estupro, 
cometidos en espacios públicos. Esto último se puede deber a que la redacción judicial 
del periódico basaba sus noticias en fuentes policiales y, es posible, que las mayores 
denuncias fuesen de esta índole, porque la imagen del agresor desconocido e incógnito 
contribuía a la construcción mítica y deshumanizada del agresor. 
Esta investigación pudo comprobar que el agresor sexual constituyó una extensión del 
sistema patriarcal cartagenero, que cuya finalidad era castigar, amenazar o reprender a 
las mujeres que insertándose en la vida pública trastocaban el orden social. El 
tratamiento de los casos sobre delitos sexuales, durante la década de los setenta, 
presenta por lo menos tres momentos en los que se desarrolla una cultura del temor, que 
concuerda precisamente con la expansión laboral femenina en la ciudad. Estos períodos 
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van de 1970 a 1974, de 1975 a 1976 y de 1977 a 1979, los cuales corresponden, 
respectivamente, a presentación y construcción del agresor, espectacularización y 
aumento de casos y, peligrosidad del criminal y auge del temor ciudadano. 
En el primer período, presentación y construcción del agresor y caracterización del 
delito, las noticias son de dos tipos: primero, los casos denunciados ante un juez penal y 
que están siendo judicializados o seguidos, empleando un discurso sistemático y 
jurídico, noticias cortas en las que muy pocas veces es posible rastrear el discurso 
social. Y la segunda manera, son crónicas de corta extensión que cuentan brevemente 
cómo acontecieron los hechos, el lugar, las impresiones de familia de la víctima 
principalmente y las horas de ejecución más comunes. 
(1) […] Cometió actos de depravación en una menor de edad. Los datos recogidos 
revelaron que el depravado en un punto de la ciudad, llamó a una niña, hija de la señora 
Teresa Peinado para que le sacara una espina que tenía en la mano; pero, cuando la 
menor se dedicaba a dicha actividad, Guzmán procedió a introducirle el dedo en sus 
órganos sexuales (“Detenido corruptor de menores” El Universal, 13- 04- 1972). 
(2) Cuando la menor se encontraba en la tienda, W. A. Pá. Lo llamó y le dijo que lo 
acompañara a hacer una diligencia a pocas cuadras, le dio un apretón por una de las 
muñecas del menor y lo condujo a la parte de atrás del restaurante “El Tabarrín” 
(“Depravado sexual intentó violar a un menor de seis años”, El Universal, 02- 12- 
1972). 
(3) Sanciones ejemplares para los llamados trucuteadores, o sea las personas que sufren 
determinadas aberraciones y, cuyo principal y único divertimento es el de estar tocando 
a las damas que generalmente van sin compañía a las salas de cine (Vigilancia y 
sanciones por irrespeto en cine”, El Universal, 02- 02- 1973). 
(4) Cuando transitaba por una de las calles del citado barrio, un sujeto a quien ella había 
visto varios días por los lados de su residencia, le solicitó que se dirigiera a la casa en 
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donde se encontraba sentado (“Cuatro sádicos violaron a una jovencita en Ceballos” El 
Universal, 01- 05- 1973). 
Según el tipo de delito la alusión al agente delictivo variaba, aunque muy mínimamente; 
el apelativo más común fue el de enfermo sexual, a lo que atenderemos más tarde. Los 
casos de violación y corrupción de menores fueron los más registrados durante toda la 
década; se alude al agente delictivo como sádico, enfermo sexual y/o depravado sexual 
porque no existía el concepto de violador como tal. Los lugares de ejecución solíanser 
parajes solitarios, zonas enmontadas o a la salida del colegio en horas de la noche 
regularmente. 
Cuando los delitos eran cometidos de día, espacios públicos y a la vista de todos. La 
nota periodística los mostraba como un escándalo y descaro del agresor. 
El segundo período, aumento de casos y peligrosidad del agresor. Va desde mediados 
del 74 hasta el fines del 76, durante el que hay una espectacularización de los actos 
delictivos. Aparecen por primera vez fotografías de las víctimas que fueron asesinadas 
por sádicos y, en sólo dos casos, los nombres de las víctimas aun vivas. Las noticias 
ocupaban por primera vez páginas enteras o medias y se hace seguimiento del caso. 
Hacemos hincapié en este aspecto, pues los articulistas solían reservar el nombre de las 
víctimas “por razones obvias”, que eran más bien el mantenimiento del honor familiar y 
la identidad de la agredida. 
En este segundo momento empieza a forjarse la cultura del temor a los sádicos y 
depravados. Las violaciones simultáneas por varios desconocidos en las paradas de los 
buses o en callejones aumentan. Como dicta a continuación: 
(1) Una ola de enfermos mentales se ha desatado en la ciudad por parte de enfermos 
mentales, que no respetan la dignidad humana, ni aún tratándose de una menor (...) 
aprovechando la soledad que reina los días de fiestas en el centro, sobre todo por los 
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lados de la Gobernación, frente al parque Bolívar trató de violar a una menor de 11 años 
(“Trato de violar menor en el parque Bolívar y de día”, El Universal, 10- 12- 1975). 
Y, el último período, peligrosidad del criminal y auge del temor ciudadano; las 
columnas piden a los padres cuidar bien de sus hijos. Es aquí donde el objetivo 
coercitivo del sistema patriarcal rindió frutos, pues los columnistas recomendaban a los 
padres cuidar de sus hijos ante la “ola de depravados sueltos”. Las familias se acercaban 
a la redacción de El Universal para pedir vigilancia en los barrios y, la acción policial 
que diera captura a los delincuentes. Se desarrolla además el concepto de ‘criminal 
peligroso’ porque su accionar determinaba el grado de peligrosidad, según el número y 
edad de las víctimas. 
(1) Un peligroso sujeto que era solicitado por el Juzgado 1º Penal del Circuito de esta 
ciudad, fue capturado por unidades de la policía en inmediaciones del corregimiento de 
Malagana (“Violador de menor captura la policía”, El Universal, 18- 04- 1979). 
(2) Los habitantes del corregimiento de Malagana, al ser detenido el sádico Alfonso 
García Santana, manifestaron a este periódico que la tranquilidad volvió a reinar en esta 
población y esperan que las autoridades competentes castiguen en forma ejemplar a los 
enfermos sexuales, (“Violador de menor captura la policía”, El Universal, 18- 04- 
1979). 
5. Tipología del agresor sexual 
El Universal contribuyó a crear los estereotipos del agresor sexual que solían acentuar la 
imagen anormal del agente; la gran mayoría asociadas a la enfermedad y que ayudaron a 
la reproducción de las representaciones de los delitos sexuales y los agresores (como 
animal peligroso, criminal patológico), lo que los inducía a delinquir y, las razones de 
sexo, clase, estatus y honor que justificaban los delitos que perpetraban. 
Estos estereotipos eran una “explosión de las categorías mentales que la gente emplea 
para clasificar sus experiencias… que presuponen unos valores, destinados a preservar 
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la unidad grupal (a quien el medio [la prensa para nuestro caso] representa) y contribuye 
a identificar y aislar a la alteridad” (Fernández, 2003: 17). A continuación presentamos 
los más frecuentes creados por el discurso mediático. 
5.1. El agresor anormal y desconocido 
El discurso creó un agresor sexual anormal e irracional, motivos por los cuales cometía 
los actos delictivos. El categorizarlo así servía como estrategia patriarcal de disociación, 
de un nosotros masculino incapaz de cometer actos aberrantes e ilícitos. Y que fueran 
desconocidos brinda un margen más amplio de especulación y de búsqueda fácil de 
términos causales, y se intensifica cuando las víctimas son jóvenes y varias, 
favoreciendo la interpretación patológica. (Fernández, 2003). Como en los ejemplos 
siguientes: 
(1) José Vitola, presume de brujo en esta ciudad y mediante esto logró penetrar en la 
casa donde habita la niña […]; el sádico aprovechó que la niña había quedado sola en la 
casa, momentos en que se bañaba penetró al baño y la hizo víctima de todo clase de 
atropellos (“La policía de Sincelejo en persecución de un sádico”, El Universal, 01- 12- 
1971). 
(2) Cuentan varias personas que Robinson Enrique Acosta goza de fama de poseer 
perfumes, polvos y rezos de brujería para apoderarse de las mujeres, y que el domingo 
la citada señorita iba a ser una nueva víctima de sus hechicerías (“Detenido sujeto con 
desviación sexual”, El Universal, 25- 09- 1973). 
5.2. El criminal patológico 
El criminal peligroso, en general, se presenta como una persona que sufre algún tipo de 
trastorno o anomalía psíquica. Hay varias estrategias semánticas que coadyuvan a la 
consecución de una idea de peligrosidad asentada en la anormalidad. La peligrosidad 
tiene que ver con la ausencia total de los propios actos, y una absoluta inconciencia que 
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convierte al criminal en ajeno a cualquier expresión de dolor y daño ajeno (Fernandez, 
2003, p. 74).Una noticia de la sección judicial decía: 
(1) El supuesto enfermo sexual ha dado muestras de ser víctima de enajenación mental, 
pues hay ocasiones en que no recuerda lo ocurrido en pasados días (“Tenebroso pasado 
y falsa identidad le descubren al asesino de la niña Consuelo”. El Universal, 10- 05- 
1974). 
5.3. El agresor conocido por la víctima 
Aunque la prensa se ocupó principalmente de los casos en los que el agresor es 
desconocido de la víctima, y en los que “su papel de agresor es desvirtuado por otros 
papeles periféricos o secundarios” (Fernández, 2003, p. 88): 
El sindicado tenía relaciones amorosas desde hacía algunos meses con la perjudicada, 
pero un día decidió llevársela (“Puesto en libertad acusado de corrupción”, El 
Universal, 06- 02- 71). 
Como en el caso anterior, la cercanía de agresor y víctima disminuye la gravedad de la 
agresión. 
 
Conclusión 
El discurso que produce representaciones subjetivas y que está íntimamente ligado a su 
contexto, se convierte en un acto en sí que influencia, transforma y/o crea mentalidades, 
por medio de las ideologías que se reproducen en el código penal de 1936 y por medio 
de las noticias de El Universal. Hablamos de una reproducción de discursos y 
exposición de discursos y, la continuación de una de las formas de expresión del 
patriarcado en la ciudad. 
 
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