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LA HISTORIA EMPRESARIAL: DIÁLOGOS INTERDISCIPLINARIOS 
PARA LA FORMACIÓN EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS 
 
Cristian Gonzalo Roncancio Coy 
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia 
Facultad Seccional Chiquinquirá 
cristian941210@hotmail.com 
 
 
 
Trabajo presentado en la mesa de Trabajo: 
Formación e investigación en Administración. 
 
 
 
 
 
 
 
 
MEMORIAS 
 
 
 
 
 
 
 
 
mailto:cristian941210@hotmail.com
LA HISTORIA EMPRESARIAL: DIALOGOS INTERDISCIPLINARIOS PARA LA 
FORMACION EN ADMINISTRACION DE EMPRESAS 
 
Resumen 
El objetivo de la presente ponencia, consiste en proporcionar elementos discursivos 
alrededor de coordinaciones disciplinares (diálogos interdisciplinares) de la 
administración de empresas con campos del conocimiento como la historia 
empresarial; de este modo, se reconoce a la administración empresas como un 
área capaz de dialogar con diferentes campos del conocimiento. Una relación 
interdisciplinar con la historia empresarial se puede configurar con el fin de justificar 
un lugar de esta última en la formación de los administradores. 
Por su parte, la historia empresarial puede definirse como un campo interdisciplinar 
de investigación en el cual se utiliza y se desarrolla la teoría de la administración, a 
la vez que estudia de manera conjunta un mismo objeto: la actividad empresarial y 
el empresariado. Con ese fundamento, la contribución de la historia empresarial en 
la formación de administradores de empresas atañe como mínimo a tres puntos: el 
desarrollo de la conciencia histórico-social, el espacio para contrastar la teoría con 
la práctica y el aprovechamiento de la experiencia acumulada. Como consecuencia, 
la historia empresarial determina una alternativa y una oportunidad en auge para el 
fortalecimiento de la formación “integral” del administrador de empresas. 
Palabras Claves: Administración, interdisciplinariedad, formación, explicación 
histórica, historia empresarial. 
Abstract 
The purpose of this lecture, is to provide discursive elements around coordinations 
disciplinary (interdisciplinary dialogues) administration of companies with fields of 
knowledge as business history; thus, recognized management companies as an 
area capable of dialogue with different fields of knowledge. Interdisciplinary related 
to business history can be configured in order to justify a place in the formation of 
the administrators. 
For its part, the business history can be defined as an interdisciplinary field of 
research which uses and management theory, is developed to study in a way the 
same object: business and entrepreneurship. On this basis, the contribution of 
business history in the training of business managers concerned at least to three 
points: the development of social awareness, space to contrast the theory with the 
practice and the use of the accumulated experience. As a result, business history 
determines an alternative and an opportunity on the rise for the strengthening of the 
'holistic' formation of the business administrator. 
Keywords: Administration, historical explanation, interdisciplinary, training, 
business history. 
Introducción 
La presente ponencia se inscribe como resultado de un trabajo de reflexión 
académica: monografía de compilación titulada “La historia empresarial: elementos 
conceptuales, teoría, metodología e incidencias en la formación del administrador 
de empresas”; trabajo adelantado como opción de grado para optar por el título de 
Administrador de Empresas. El objetivo de tal documento, así como el objetivo del 
presente, consiste en entregar elementos discursivos de relevancia acerca de las 
coordinaciones disciplinares (diálogos interdisciplinares) de la administración de 
empresas con campos del conocimiento como la historia empresarial; también, 
tiene como propósito pensar la manera en que estas coordinaciones fortalecen los 
procesos de investigación y formación en las escuelas de administración. 
El trabajo se fundamenta en una sistematización con fines didácticos para presentar 
los elementos disciplinares de la historia empresarial y para justificar su relación 
interdisciplinaria con la administración de empresas. Para ello, el trabajo se ha 
venido desarrollando a partir de una metodología cualitativa tipo investigación 
documental. Básicamente se parte del concepto de monografía como “intensa 
reflexión teórica y metodológica…” (Fernández, 2010, p. 7) para actuar en cuatro 
momentos clave: búsqueda y exploración documental con lecturas preliminares 
(Fernández, 2010, p. 25); reproducción de una estructura temática caracterizada 
por la coherencia (Rincón, 2012) y, por ende, conformación del esquema temático 
(ICONTEC, 2002, p. 4-5); análisis y síntesis de contenidos: la conformación del 
discurso; y la construcción del informe definitivo de disertación. 
Se trabajaron documentos cuyos contenidos pudieran aportar a la solución de los 
interrogantes de investigación. La mayoría de estos documentos son artículos de 
revistas indexadas o libros; se seleccionaron documentos de fácil acceso dados los 
propósitos y nivel de profundidad de un trabajo a nivel pregrado. Con este material 
se hicieron fichas resúmenes y reseñas, un ejercicio de análisis e interpretación 
sobre los contenidos de los textos seleccionados. Posteriormente, partiendo del 
esquema temático del proyecto, se incorpora los análisis a los contenidos en 
síntesis alrededor de ideas tipo en cada numeral. Finalmente, gracias al esquema 
temático y las ideas tipo es que se logra reproducir un discurso coherente con 
profundidad de análisis, riqueza argumentativa y tratamiento exhaustivo. 
El trabajo se ha venido realizando con un fundamento teórico articulado alrededor 
del discurso del campo de conocimiento administrativo: su condición disciplinar y 
sus ejes epistemológicos, gnoseológicos y hasta teleológicos. Se parte de allí para 
revisar cuestiones de institucionalidad en la historia empresarial (Romero, 2004; 
Dávila, en: Calderón y Castaño, 2005; Roberts, 2004): la noción de coordinación 
interdisciplinar (Bondarenko, 2009), el papel explicativo de la teoría en la 
investigación histórica (Cassis y Minoglou, 2005; Roberts, 2004; Sánchez, 2005; 
Barbero y Jacob, 2008; Bondarenko, 2009), la categoría de empresariado 
(Dávila,1992; Romero, 2003; Dávila, en: Calderón y Castaño, 2005; Zuluaga, 2010; 
Ordoñez, 2012) y la de actividad empresarial (Cochran,1974; Betancourt, 2003). 
Asimismo, se acude a teorías del empresario (López y Valdaliso, 1997), de la 
empresa como los costos de transacción o la economía institucional (Amatori y 
Jones, 2003; Romero, 2004; Kalmanovitz, 2010; Castillo, 2013), de las 
organizacionales clásicas taylorista y fayolista, sistemas, relaciones humanas, 
conceptos de competitividad o productividad. También ha sido necesario, para los 
propósitos del trabajo, pasar revista a la historia comparativa de Chandler y a la 
historia aprensiva de organizaciones (Betancourt, 2003). Además, se atiende al 
estudio de casos como metodología de investigación cualitativa y como estrategia 
pedagógica; asunto que ha sido tratado como un concepto transversal en la relación 
administración-historia empresarial (Neiman y Quaranta, 2006). Otros referentes 
teóricos de importancia han sido la categoría científica de historia, metodología 
cualitativa de historia de vida (Mallimaci y Giménez, 2006; Chárriez, 2012), los 
conceptos de acontecimiento, de historia interpretativa y de historia cuantitativa 
(Benedict, 1991). 
La idea de hacer una revisión y un análisis documental tan diverso ha sido la de 
proporcionar una visión integral del tema tratado. Por ende, como resultado de la 
reflexión, en esta ponencia se presentan por lo menos tres ejes de importancia: el 
carácter disciplinar de la historia empresarial y las relaciones o diálogoscon la 
administración de empresas; la actividad empresarial y el empresariado desde la 
visión conjunta de la administración y la historia empresarial; y por último, algunos 
argumentos que permiten reforzar la contribución de la historia empresarial a la 
formación del administrador de empresas. 
1. La Historia Empresarial y sus Nexos con la Administración de Empresas 
En contexto, el discurso y la práctica de la administración de empresas se están 
consolidando alrededor de la corrección de fallas, superación de retos e 
incorporación de alternativas de trabajo. Asimismo, como parte de la 
institucionalización de la administración, hoy se hace necesario hablar de diálogos 
interdisciplinares o de pautas de acción comunes para enfrentar la 
transdisciplinariedad de los objetos de estudio. 
Uno de los tantos diálogos por rescatar se encuentra entre la historia empresarial y 
la administración de empresas. Ellas dos, como disciplinas del conocimiento social, 
con sus objetos de estudio, con sus métodos y con sus aplicaciones son, en 
realidad, dos áreas con elevado potencial de interacción: basta con observar la 
naturaleza interdisciplinaria y la explicación en la historia empresarial para 
comprobarlo. 
 
1.1 Historia empresarial: campo interdisciplinario 
Al lado de las posturas intradisciplinares –aquellas que hacen una separación-
delimitación de la realidad para constituir objetos–, están las coordinaciones 
disciplinares: aquellas que se apoyan en la idea de que “la ciencia social no debe 
ser una ciencia de campos o de espacios disciplinares, sino una ciencia de 
problemas, tan multidimensionales y multifacéticos, y en consecuencia tan 
‘unidisciplinares’ y ‘globalizantes’, como lo debe ser esa misma única ciencia de lo 
histórico y de lo social” (Zuluaga, 2010, p. 14). 
Así, las coordinaciones disciplinares se reconocen como los diálogos y la acción 
conjunta de las ciencias sociales alrededor de una unidad de la realidad. Se hacen 
especialmente necesarias cuando los objetos de estudio son transdiciplinares 
(Bondarenko, 2009, p. 470); allí, la interdisciplinariedad, trasmisión de saberes y de 
métodos, debe ser prioridad. 
Con base en lo anterior, el tema empresarial tiene una naturaleza transdiciplinaria 
y, por ende, supera las capacidades de la historia empresarial o de la disciplina 
administrativa individualmente consideradas. Eso significa que la historia 
empresarial no puede acercarse adecuadamente al estudio del objeto sin recurrir a 
otros campos. Así ha sido desde la cátedra Grass en Harvard, donde los “proyectos 
[…] se situaban teóricamente en los límites de varias disciplinas” (Wilkins, 1988, 
Citado por Roberts, 2004, p. 151)… y así sigue siendo, dada la ontología del objeto. 
De esta manera, la historia empresarial se entiende como un campo 
interdisciplinario de investigación y no solamente como una subdisciplina de la 
historia económica (Cipolla, 1991, citado por Roberts, 2004; Valencia, 1997, p. 147; 
López y Valdaliso, 1997, Citado por Romero, 2003, p. 806-807; Dávila, en: Calderón 
y Castaño, 2005, p. 66). Además, se dice que la interdisciplinariedad de la historia 
empresarial es de tipo productivo (Bondarenko, 2009, p. 470). Así las cosas, se 
transfieren teorías de la economía y la administración al dominio de la historia. 
De otra parte, la administración, dirá Drucker, es ante todo interdisciplinar porque 
se nutre de varias ciencias como la matemáticas, el derecho, la sociología o la 
‘historia’; ciencias que ayudan cada cual en proveer conocimientos para el complejo 
trabajo de administrar (1998, p. 219). Por consiguiente, no cabe dudas de la 
estrecha relación de la historia empresarial y la administración ambos como 
campos interdisciplinares y con metodologías y objetos comunes; por ejemplo, 
comparten la vocación por la metodología cualitativa y didáctica del estudio de 
casos. En la investigación de la historia empresarial predominan los estudios 
específicos de empresas (Supple, 1977 y Hannah, 1983, citados por Dávila, en: 
Calderón y Castaño, 2005, p. 60); en la administración, “el conocimiento 
administrativo se ha construido predominantemente a partir de ese método que 
podríamos identificar como método cualitativo de casos” (Memorias Ascolfa, 
Zapata: 1999, citado por Bermúdez y Gutiérrez, en: Calderón y Castaño, 2005, p. 
721). 
1.2 Explicación histórica y teorías de/para la historia empresarial 
La explicación histórica es la manera de hacer efectiva la interdisciplinariedad 
productiva de la historia empresarial. Para comprender el concepto, se debe 
empezar por retomar el objeto de la historia. Esta ciencia social se dedicada al 
estudio de los hechos en el pasado (Sánchez, 2005, p. 55), el pasado de la 
humanidad (Carr, 1985; Tuñón De Lara, 1985), la obra de los hombres en el tiempo 
(Bloch, 2001, Citado por Zuluaga, 2010), el res gestae o proceso histórico objetivo 
(Sánchez, 2005, p. 59) y la presencia del cambio en los estados 
sociorganizacionales (Betancourt, 2003, p. 205), entre otros. Es una ciencia de los 
hechos que no se queda en la mera descripción- enunciación de acciones, 
personajes o datos (historicismo); es una disciplina científica en todo el sentido de 
la palabra y, como tal, avanza hacia un “discurso científico y explicativo, producto 
de la actuación investigativa rigurosa” (Betancourt, 2003, p. 208). 
De allí viene el tema de la explicación. Para lograr un discurso en los términos 
propuestos por Betancourt no se debe pensar exclusivamente en una ciencia 
histórica capaz de construir “conceptos, leyes y teorías de amplio valor explicativo 
y predictivo” (Sánchez, 2005, p. 62), sino que, sobre todo, responda interrogantes 
teóricamente orientados. Por ende, se debe considerar en explicar los hechos 
empresariales reconstruidos en el curso del tiempo; en consecuencia, se ha de 
recurrir, en función de una necesidad lógica, a las teorías del objeto de historicidad 
(Roberts, 2004, p. 161) o, lo que es lo mismo, a las teorías del tema empresarial. 
Así pues, ese momento en el cual el investigador incorpora teorías para la 
explicación y/o interpretación de las eventualidades podría llamarse “teoría para” la 
historia empresarial. En sentido contrario, cuando la historia desarrolla las teorías, 
podría llamarse “historia para” la conformación de teoría. En el momento de “teoría 
para”, la administración de empresas suministra teorías para la explicación histórica 
empresarial (Roberts, 2004, p. 163; Zuluaga, 2010); en el momento de “historia 
para”, la historia empresarial sirve de derrotero en la corroboración, el cambio, el 
complemento o la creación de constructos teóricos para la administración 
(Valdaliso, 1993). 
En síntesis, como parte de una necesidad de índole científico en la historia 
empresarial, esta debe recurrir a las teorías para hacer explicación histórica. Allí, 
se encuentra con disciplinas principales como la economía y la administración de 
empresas y de disciplinas accesorias como la psicología, la sociología o la política. 
2. Una Visión Conjunta de la Actividad Empresarial y el Empresariado 
2.1 Objetos comunes para acciones comunes 
Los puntos relacionados con el carácter interdisciplinario y la explicación histórica 
dan luces acerca de los fuertes nexos entre la historia empresarial y la 
administración de empresas. No obstante, quizás el punto álgido de la relación se 
alcanza cuando se admite una proximidad, que raya en lo equiparable, entre los 
objetos de estudio. Hay que recordar grosso modo cuáles son los objetos de estudio 
de los campos tratados. Aproximadamente, y para abreviar, la historia empresarial 
estudia la actividad empresarial y el empresariado; mientras que la administración 
de empresas, estudia la organización empresarial y la gestión de las 
organizaciones. 
Como toda disciplina del conocimiento científico, la historia empresarial estudia un 
objeto delimitadocomo campo de realidad (Ortega, 2002, p. 167, 168). El campo 
de la realidad que le corresponde a la disciplina está delimitado por dos criterios: lo 
histórico y lo empresarial. Lo histórico, tal como se enunció en el apartado anterior, 
puede ser el pasado de los hombres, los hombres en el tiempo o un proceso 
histórico objetivo res gestae. Para consolidar, hay que aceptar una realidad de 
estudio (res gestae) identificada como el estudio en el tiempo de los hombres y las 
sociedades, porque solo ellos pueden llegar a ser objeto de la historia (Sánchez, 
2005, p. 58). Aróstegui entiende la realidad histórica como el movimiento de los 
estados sociales, la presencia de cambio y duración en los estados sociales (1995, 
p. 203). En otras palabras, los hombres y las sociedades pueden entenderse como 
estados sociorganizacionales (la reproducción del orden vigente) que llegan a 
cambiar (o romperse) ante la presencia de los acontecimientos y las verdades 
(Badiou, 1994; Cerletti, 2008, p. 21). 
Cuando se sintetiza las propuestas de autores como Mathias (1993), Dávila (1992) 
y Barbero, entre otros, lo empresarial denota la actividad empresarial y a los actores 
de dicha actividad, se les nombra como el empresariado. La actividad empresarial 
se define como “la actividad deliberada (o incluso una secuencia integrada de 
decisiones) de un individuo o grupo de individuos asociados, emprendida para 
iniciar, mantener o ampliar un negocio orientado al beneficio para la producción o 
distribución de bienes y servicios económicos” (Cochran, 1974). El empresariado, 
a su vez, se define como “el conjunto de actores, incluyendo empresas y 
empresarios, como los grupos, gremios, familias, elites, la clase dominante, que de 
una y otra manera intervienen o se hacen participes de las actividades 
empresariales en un sociedad particular” (Dávila, en: Calderón y Castaño, 2005. p. 
58, 64 y 65; Romero, 2003, p. 805). 
Por lo mismo, en cierta medida pueden considerarse equiparables los objetos de 
investigación de la historia empresarial con la administración de empresas. Si bien 
es válido que los enfoques, las cuestiones y las líneas tratadas pueden ser 
diferentes; no obstante, se vuelven equiparables cuando desde los particulares 
campos de acción se escudriña la actividad empresarial; y cuando, al trabajar con 
la empresa, comparten la misma unidad de análisis. 
Para justificar la apreciación anterior, basta con echar mano de lo que algunos 
llaman el objeto de la administración. Básicamente, la administración recae 
“empíricamente en una determinada práctica social” (Bermúdez y Gutiérrez, en: 
Calderón y Castaño, 2005, p. 718): aquella practica referida a “la organización de 
las cosas y el buen gobierno de la gente” (Memorias ASCOLFA, 1999). Por lo tanto, 
busca generar conocimientos sistemáticos acerca de la gestión en la empresa y de 
la organización empresarial como el lugar donde ocurren dichos actos. 
Así las cosas, la historia empresarial estudia la actividad empresarial, y esta no 
ocurre en otro lugar que en la organización empresarial y bajo el influjo de la gestión 
empresarial (objeto de estudio de la administración). Del mismo modo, la unidad 
básica de análisis de la historia empresarial y de la administración son una y la 
misma; la empresa como organización, la empresa como objeto de historicidad, la 
empresa como realidad transdisciplinar. 
En fin, ambos campos estudian una misma realidad, pero de diferentes formas, 
rutas y finalidades de estudio. Empero, como se describe en el siguiente numeral, 
es posible pensar en una visión conjunta de los objetos; aunque esto se haga aún 
en el plano propositivo. 
2.2. Actividad empresarial y empresa desde el carácter interdisciplinar de la 
relación historia empresarial-administración 
De acuerdo con lo expuesto hasta aquí, desde el pensamiento interdisciplinar le 
apuesta por trabajar articuladamente la historia empresarial y la administración en 
temáticas transdisciplinares como la actividad empresarial y la empresa. Dos 
elementos novedosos que hacen potencial tal interacción. 
En primer lugar, existe la posibilidad de complementar los estudios transversales 
de la administración con estudios longitudinales, capaces de rescatar los elementos 
dinámicos del fenómeno empresarial. Dice Zuluaga que la “Historia aporta el 
componente dinámico” (2010), permite comprender los elementos de cambio, la 
transformación, augura “una perspectiva dinámica que supere las falencias de los 
análisis estáticos”. 
En segundo lugar, “la historia permite captar ese proceso fundamental de 
introducción de la administración (o la mano visible, en términos chandlerianos) en 
la organización, ver cómo la administración da dinámica a la organización” 
(Betancourt, 2003, p. 206). El concepto de mano visible de Chandler, como antítesis 
del lassiere faire de Smith, aterriza la importancia de la administración en la historia 
empresarial porque convierte a la gestión empresarial en el otro motor del cambio 
(además de los mercados) en los hechos de empresa. La administración es la 
institución rectora (Drucker, 1998), el cerebro de decisiones que genera las 
realidades empresariales y, como tal, causa activa de las actuaciones. 
De otro lado, la relación interdisciplinaria acerca la administración, como mínimo, 
a: contrarrestar aquella orientación excesivamente practica de las investigaciones 
(Calderón y Castaño, 2005, p. 7); minar la actitud acrítica ante las teorías 
estudiadas en las escuelas (Calderón y Amaya, 2005, p. 49); complementar con un 
enfoque diferente el stock de conocimiento de las facultades, rescatando algunos 
temas caídos en el olvido. 
Si bien es cierto que la administración es disciplina aplicada, sus linderos y la 
manera como se ha institucionalizado exige trabajar con esmero en investigaciones 
dirigidas a “responder por la construcción de un corpus doctrinal sólido y libre de la 
condición de la sospechosa seudodisciplina adaptada a la thecné” (López, 2005, p. 
46). La historia empresarial no se puede ubicar como investigación aplicada; su 
labor, lejos de allí, está en investigar desde el punto de vista histórico aquellos 
acontecimientos propios de la actividad empresarial. Lo anterior implica desfallecer 
en el intento de buscar recetarios para gerentes (Sáenz, 1998), porque según 
Archila, “las historias ejemplares son solo eso: ejemplos y nada más” (2009). 
Asimismo, la historia empresarial se ha de reconocer como una alternativa de 
investigación de la administración muy pertinente a la hora de enfrentar fantasmas 
como el “one best way” (Durango, 2005, p.655-670), porque es bien sabido que “las 
realidades locales no siempre se ajustan a los modos de racionalidad que operan 
en el centro” (Ibarra, 1991, Citado por Durango, en: Calderón y Castaño, 2005. p. 
662). La historia empresarial aplica en la especificidad de las realidades estudiadas; 
en especial, en la “generación de conocimiento autónomo y crítico sobre las 
especificidades de la realidad empresarial latinoamericana” (Dávila, en: Calderón y 
Castaño, 2005, p. 40). 
Aquí la posición es de crítica y no solo se trata de enfrentar la incorporación 
automática de teorías exógenas. Una postura crítica de la administración exige 
pensar y volver a pensar muchos de los contenidos enseñados; exige repensar la 
validez de seudo-conocimiento como la modas (López, 2005. p. 45), tanto como 
reevaluar la validez de la ideologías (Calderón y Castaño, 2005, p. 7). En 
consecuencia, no hay que olvidar el soporte de los hechos como mecanismo de 
corroboración, principio de falsabilidad popperiano, tema en el que la historia es 
sumamente fuerte; criticar, refutar o verificar en disciplinas como la administración 
es relativamente más fácil por medio de la evidencia proporcionada por la historia. 
3. Enseñanza de la Historia Empresarial en las Facultades de Administración 
de Empresas:Un Por Qué de su Inclusión 
Para culminar estas anotaciones acerca de los diálogos interdisciplinares de la 
administración con la historia empresarial, se considera resolutorio manifestar el 
interés por hacer de esta última un área de formación indispensable del 
administrador de empresas. Al respecto, la pregunta clave reza: ¿qué aporta la 
historia empresarial a la formación del administrador de empresas? La respuesta 
se puede sintetizar en aspectos como: la conciencia histórico-social en el 
estudiante, la contrastación teoría-realidad y el aprovechamiento de la experiencia 
acumulada. 
En primer lugar, el estudio de una catedra de historia empresarial forma la 
conciencia histórico-social del estudiante de administración de empresas. El campo 
de conocimiento, dicen Duque y Royuela, colabora con la ardua tarea de “cultivar 
la independencia intelectual de los estudiantes o asumir un papel de crítica y de 
conciencia social” (Calderón y Castaño, 2005, p. 19). Esto se hace evidente porque 
la historia debe contextualizar las teorías en casos particulares con un tiempo y un 
espacio puntuales. Esos casos, ese tiempo y ese espacio pueden ser cualesquiera, 
aunque lo más pertinente debe ser la apropiación de la realidad histórica –casos, 
tiempos y espacios– del entorno al que el estudiante pertenece; además, el ejercicio 
de contextualizar mediante el conocimiento histórico debe prorrogar al discente en 
el ejercicio de la duda, la crítica constructiva y el discurso propositivo. 
Al respecto, uno de los autores considerados escribe: “El conocimiento de la historia 
empresarial de la región, unido al dominio de las bases epistemológicas de la 
Administración de Empresas, constituye en todo programa de pregrado y de 
postgrado la base conceptual sobre la cual se debe construir la formación del 
profesional en la disciplina” (Bedoya, 2013). 
En segundo lugar, la historia empresarial facilita el artejo de la teoría con la realidad 
y la práctica. En especial si se parte de que la dicotomía entre teoría y práctica sea, 
como lo plantea un autor británico, una mitología (Griseri, 2002, Citado por Dávila, 
en: Calderón y Castaño, 2005, p. 62), la enseñanza de la historia empresarial es 
una solución a la escasez de recursos didácticos para validar empíricamente las 
teorías impartidas en el aula. 
Las teorías, siempre altivas a la contingencia, constituyen una representación de 
carácter ideal, simbólica, conjetural y en cierta medida abstracta (Bondarenko, 
2009, p. 463). Son muchos los estudiantes de pregrado con expectativas 
mundanas, cuyos deseos de aprender saberes aplicados, distan del conocimiento 
teórico impartido; para ellos, así como para una fracción del estamento docente, las 
teorías son vistas como saberes abstractos, inmaterializables y poco atractivos; es 
decir, no les ven el caso al juzgar a la realidad y la practica como cuento aparte. La 
pedagogía de la administración requiere de espacios para articular la teoría con las 
realidades empresariales. Allí se puede plantar el atrevimiento de justificar la 
historia empresarial en al menos dos momentos: i) porque esta disciplina utiliza las 
teorías como marcos interpretativos y explicativos de la realidad histórica y, por lo 
tanto, la singularidad de los hechos se mezcla con la abstracción de la teoría; ii) 
porque además de aterrizar las ideas del corpus teórico, la aprensión de la historia 
exige maniobrar con conceptos de diferente naturaleza y procedencia, es decir, el 
estudiante debe tener conocimiento previo de temáticas relacionadas con el 
derecho, la política, la psicología, las ciencias económicas, y demás, que en un 
momento dado aparecían dispersas y ahora adquieren conexión mediante el 
vínculo del suceso histórico. 
En tercer lugar, la historia empresarial nutre de experiencias reales el bagaje del 
educando en administración. Afirman Cuervo y Díez que el trabajo de Stiglitz “al 
analizar la historia económica de la empresa, ofrece un análisis de las estrategias 
que otras empresas utilizaron en el pasado, los entornos en que se han 
desarrollado y las consecuencias que se derivaron para su supervivencia, por lo 
que se torna de una gran utilidad para la dirección de empresas” (2003, p. 193). Al 
igual que Cuervo y Díez, Dávila manifiesta que la “historia empresarial, de 
empresarios, de sectores económicos particulares y otros similares, contienen 
importantes lecciones sobre estrategias y prácticas empresariales que reflejan las 
condiciones del entorno político, económico y social” (1991, p. 92). 
Muy distinto a lo practicado, las lecciones o enseñanzas de las actuaciones 
pasadas están atadas inextricablemente al entorno del momento en que 
acontecieron, y no se pueden aplicar a una situación presente sin acudir el criterio 
del contexto. Allí median las especiales condiciones intra y extra-empresariales del 
momento histórico; como dice Sánchez, las regularidades detectadas “son siempre 
relativas a la sociedad o al acontecimiento considerado” (2005, p. 62). Aun así, de 
una u otra manera, todos creemos que la historia puede y debe suministrar sabio 
consejo a los tiempos presentes. 
Conclusiones 
La administración de empresas y la historia empresarial son áreas de naturaleza 
interdisciplinaria y con relaciones estrechas. Basta parafrasear que ambas 
disciplinas comparten un objeto de investigación; de ahí en adelante se puede 
pensar en variadas formas de articulación: la historia mediante la explicación 
histórica incorpora teorías de la ciencia administrativa, a la vez, la historia es útil 
para escudriñar en la teoría de la administración. Igualmente, ni la historia 
empresarial ni la administración pueden con total certidumbre conocer plenamente 
un objeto de naturaleza transdisciplinar, más bien, se requiere del trabajo 
compartido de las áreas con el fin de entender, desde sus específicos campos de 
acción, los complejos fenómenos de la actividad empresarial. 
Como consecuencia del carácter interdisciplinario de la administración de 
empresas, se puede enseñar materias de múltiple naturaleza. El conocimiento 
histórico hace parte de las materias que deben enseñarse; por lo tanto, en las 
anteriores anotaciones ha sido pertinente aludir a los fundamentos del dialogo 
interdisciplinar expuesto. Por eso mismo, incorporar teorías de la administración a 
la investigación histórica, explicar a partir de esas teorías y compartir un objeto 
común son las bases para abogar a favor de la formación en historia empresarial 
del administrador de empresas. 
En el tema de la formación, la cuestión es axiomática: los estudiantes deben 
conocer la historia empresarial de la región si existe; de no existir, construirla 
teniendo en cuenta relaciones interdisciplinares como la tratada. En últimas, no 
indagar en la realidad empresarial local, o no conocerla, convierte a la formación 
en un castillo sobre el aire, esto claro está, por no hacer la contextualización del 
saber teórico en las realidades locales. Es necesario entonces, respaldar la 
inclusión del conocimiento histórico apoyándose en una filosofía de formación 
integral. En aquella, la historia empresarial podría entenderse como parte del área 
general, una electiva o, incluso, una materia de tipo disciplinar. 
Por lo demás, el propósito de esta ponencia fue reflexionar, como tantas otras 
veces, acerca de la legitimidad y la utilidad de las coordinaciones disciplinares en 
la administración. En esta ocasión, los análisis se han concentrado en presentar 
desde el dialogo interdisciplinar contribuciones de la investigación y el conocimiento 
histórico a la formación en administración, enfocando aspectos como el desarrollo 
de la conciencia histórico-social, la contrastación de la teoría con la realidad y la 
utilidad de la experiencia acumulada. No obstante, los debates en el área no 
pueden quedar en el letargo, se hace indispensable seguirfundamentando el 
quehacer disciplinar de la administración de empresas con nuevos y mejorados 
ejercicios de reflexión. 
 
Referencias 
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