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XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística,
Literatura y Semiótica
Homenaje a
Carlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán
y Jairo Aníbal Niño 
 
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Marica ¡¿en serio?!: Influencia del contexto situacional y los valores estilísticos en el 
cambio de sentido de “Marica”, “Hijueputa” y “Nojoda” 
 
Stefanny Maria Pinzón Barrios 
Universidad de Cartagena 
 
La sociolingüística, como una de las tendencias relativamente nuevas en el estudio del lenguaje, 
enfoca sus análisis desde diferentes perspectivas. En primera instancia, estudia la lengua 
teniendo en cuenta la interdisciplinariedad científica que surge al abarcar dichos estudios 
(lingüística - etnología, historia de la lengua - historia política, lengua – instituciones sociales, 
etc.); y también, relacionando los niveles en los que se pueden hacer los estudios lingüísticos 
(fonético-fonológico y semántico, morfológico y sintáctico, etc.). En segunda instancia, como 
ciencia que estudia la lengua en su contexto social, presta atención a los aspectos de la sociedad 
que moldean la lengua. 
Desde esta perspectiva, la lengua exige ser estudiada en su contexto social. Este enfoque permite 
mirar las variaciones que, debido al contexto social, sufre la lengua. Dichas variaciones se 
pueden presentar en todos los niveles de la lengua: fonético-fonológico, morfológico, sintáctico, 
semántico, léxico, incluso discursivo. 
Actualmente, Cartagena se ha consolidado en una gran comunidad de habla en donde confluyen 
diferentes tipos de sociolectos que evidencian los distintos tipos de variaciones presentes en 
cada uno de los niveles de la lengua española. El hecho de que sea una ciudad en donde 
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confluyan diversas culturas, razas y, por ende, diversas variables sociales, la convierten en un 
recipiente de riqueza lingüística. 
Las culturas presentes en Cartagena son tan numerosas cómo la cantidad de movimientos 
musicales, religiosos, intelectuales y estilísticos – entre otros-, los cuales se han arraigado a ella 
históricamente o por la globalización de información que nos invade. Aunque esta situación es 
mucho más visible en los jóvenes y niños, los adultos no pueden negar la influencia que ciertos 
estilos rítmicos han hecho sobre ellos, y que de cierta forma los diferencia de los sus 
descendientes, quienes cuentan con un gran abanico de posibilidades para crear sus 
personalidades, formas de comunicarse y de elegir iguales. Como ejemplo de esto, podemos 
anotar que los adultos prefieren nombrar (si es que se atreven) “Hacer el amor” a las relaciones 
sexo-genitales, pero los jóvenes no tienen ningún problema en llamarlo “Tirar”, “sexo” y 
“choque directo – entre otros-, expresiones evidenciables en las letras de las canciones actuales. 
En cuanto a la raza, matizada por el carácter cultural, es otro de los tópicos que mayor 
representatividad ha tenido en esta ciudad. En la actualidad, los afrodescendientes se han 
preocupado por mostrarse como un grupo mayoritario y arraizado en Cartagena, para poder 
ocupar el mismo lugar que tienen los demás cartageneros pertenecientes a otros grupos raciales. 
A pesar de que a Cartagena llegan muchas personas de diferentes razas, debemos aclarar que la 
ciudad está poblada originalmente por afrodescendientes. Obviamente, estas tres razas tienen sus 
diferencias lingüísticas, por ejemplo, la palabra “negro” significa distinto y causa diferentes 
reacciones en un afrodescendiente, en un mestizo o en un blanco. 
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 Con respecto a la importancia de las variables sociales, es relevante reconocer el papel que 
desempeñan los estratos sociales, la edad y el género en los estudios lingüísticos que se pueden 
realizar en Cartagena. Esas variables, sin desestimar las demás, caracterizan y dividen los 
diferentes grupos sociales que podemos hallar en esta ciudad, por mencionar un ejemplo, 
podemos destacar los sentidos y connotaciones diversas que la palabra “flow” puede tener: para 
una mujer joven de estrato alto, esta palabra solo es utilizadas por personas champetudas; para un 
adulto de estrato medio puede que lo identifique como un término empleado por los jóvenes 
actuales que andan en el “perreo”, y para una mujer joven de estrato bajo, puede que sea la moda 
más reciente a seguir. 
De ésta manera, podemos entender cómo Cartagena es un centro de diversidad lingüística, en 
donde las variaciones presentes dividen, diferencian y caracteriza los diferentes sociolectos y 
personas que los utilizan. 
Si bien es evidente esta riqueza lingüística, no debemos creer que los diferentes grupos 
sociolectales no se entienden lingüísticamente, por el contrario, existen términos que al ser 
utilizados pueden ser entendidos por todos. Uno de los niveles lingüísticos que más cambios 
presenta, pero que son entendidos por muchos cartageneros, es el semántico. Tal fenómeno se 
puede constatar en las conversaciones diarias de los hablantes cartageneros. Ellos hacen uso de 
términos como “marica”, “hijo de puta” y “mal parido”, entre otros (que, en algunos casos, 
tienen un significado de base con una carga negativa), para nombrar a alguien con quien tienen 
un vínculo estrecho. No utilizan dichas palabras como un adjetivo (debido a su significado 
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original), sino como un apelativo. Estas palabras, socialmente consideradas como vulgares, se 
emplean como elemento fático o como una palabra que nombra a alguien en las interacciones de 
los hablantes jóvenes cartageneros. 
Para poder entender los sentidos precisos con los que se utilizan las palabras soeces, los 
hablantes, inconscientemente, deben reconocer cuál es el contexto situacional en las cuales se 
pueden emitir. En El lenguaje como semiótica social. La interpretación social del lenguaje y el 
significado1, siguiendo a Malinowski, Halliday afirma que el contexto situacional es “Una 
representación abstracta del entorno en términos de ciertas categorías generales que tienen 
importancia para el texto” (1978, p. 143). De esta forma, el autor afirma que no todo elemento 
que esté presente en el contexto en el que se de un acto de habla puede considerarse como 
constituyente del contexto situacional, solo deben tomarse los aspectos relevantes para el análisis 
y comprensión del enunciado emitido. Así lo deja ver cuando afirma que: 
 El contexto de situación no se refiere a todas las porciones del entorno material que 
podría aparecer si tuviéramos una grabación sonora y visual de un suceso oral, con 
todas las imágenes y los sonidos que rodean las expresiones; se refiere a aquellas 
características que son pertinentes al discurso que se está produciendo (1978, p. 
42). 
Es decir, como contexto situacional debemos entender todo aquello que sea realmente importante 
para la comprensión y emisión de los enunciados en el mismo momento en que ocurre la 
comunicación. 
 
1 Halliday M. A. K.(2001) El lenguaje como semiótica social. La interpretación social del lenguaje y del significado. 
Fondo de cultura económica. México 
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De otra parte, Constanza Moya Pardo, citando a Malinowsky, afirma que “[…] el contexto 
situacional se refiere a aquellas características que son pertinentes al discurso que se está 
produciendo”(p. 150). De esta forma, la autora explica que no todo aquello que se encuentre 
presente en el momento en que se realiza un acto de habla puede ser considerado necesario para 
que el mensaje sea entendido, solo hay ciertos elementos imprescindibles para comprender un 
discurso. 
Teniendo en cuenta el concepto de contexto situacional, Miryam Consuelo Céspedes, en su obra 
Del sonido al sentido… y el verbo se hizo carne, anota que: 
Se considera que el contexto situacional es un fenómeno que rodea al sujeto 
enunciador pero no constituye precisamente un simple escenario, pues el sujeto 
no es autónomo, por manipular y ser manipulado por la situación, la cual al estar 
manipulada por este desde la perspectiva de su situación, recibe 
egocéntricamente el plano de coordenadas (p. 190). 
Ahí nos muestra que la relación entre el contexto situacional y el sujeto es bidireccional: no solo 
el sujeto maniobra el contexto situacional sino que también éste último puede manejar al sujeto. 
Si ciertamente el sujeto es quien elige el contexto situacional adecuado para su intervención, no 
podemos negar que luego de hacer su elección queda atado al contexto que haya elegido, y es allí 
donde el contexto situacional especifica el camino que debe tomar. 
Halliday propone tres elementos esenciales en la estructura de toda situación: el campo, el tenor 
y el modo. Por campo el autor entiende que “[…] se refiere al marco institucional en que se 
produce un trozo de lenguaje e incluye no solo el tema de que se trata sino también la actividad 
del hablante o del participante en determinado marco […]” (1978, p. 48); de ésta forma el autor 
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argumenta que el campo debe ser considerado no solo como el asunto del cual se habla en una 
interacción comunicativa, sino también la actividad que se realiza en el momento en que se da 
dicha interacción. 
 Halliday aclara que esa actividad que se pone en marcha, y que marca y caracteriza al campo, 
es lo que él mismo denomina como la acción social, la cual define como “la que “está en 
marcha” y tiene un significado reconocible en el sistema social; típicamente, un complejo de 
actos en alguna configuración ordena, en que el texto desempeña algún papel y que incluye el 
“asunto”, como aspecto especial […]”(1978, p.187); es decir, la acción social es la situación 
social en la cual se desarrollan ciertos acontecimientos que ya están establecidos socialmente, 
como por ejemplo, en un cumpleaños la acción social sería la celebración, y para poder actuar en 
ella los participantes deben acatar ciertas normas sociales que deben darse en esta acción social 
para que se cumpla a cabalidad. En pocas palabras podemos asegurar que Halliday concibe al 
campo como la acción social en que se da la interacción y el asunto que es tratado por los 
participantes. 
Con respecto al tenor, Halliday asegura que con éste término “ […] se refiere a la relación entre 
participantes…no solo a la variación de la formalidad…sino también a cuestiones como la 
permanencia o cosas por el estilo de la relación y el grado de carga emotiva que hay en ella […]” 
(1978, p. 48), según esto, el tenor sería el tipo de relación que tienen los participantes en el 
momento en que ocurre el evento comunicativo, y el efecto emotivo que ésta relación tiene el la 
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interacción comunicativa. Existen dos tipos de papeles que pueden surgir en un evento 
comunicativo teniendo en cuenta la relación que tienen los participantes, y son: 
Los papeles sociales de primer orden se definen sin referencia al lenguaje, aunque 
pueden ser realizados […] mediante el lenguaje como forma de comportamiento de 
proyección del papel; todos los papeles sociales, en el sentido habitual del término, 
son de ese orden. Los papeles sociales de segundo orden son los que quedan 
definidos por el sistema lingüístico: se trata de aquellos que surgen a la existencia 
sólo en le lenguaje y mediante el lenguaje, los papeles discursivos del interrogador, 
informante, respondedor, cuestionador, impugnador, y así sucesivamente. (1978, p. 
188). 
Es así como el autor argumenta que el tenor desarrollado en una interacción depende de los 
papeles sociales y lingüísticos que cumplan los participantes en el momento en que se da el 
evento comunicativo: los papeles sociales corresponden al lugar social que en ese momento 
ocupa cada uno de los participantes, por ejemplo: si son padre e hijo, amigos o compañeros 
(pares), profesor y alumno, etc; los papeles lingüísticos responden a la actuación lingüística que 
toma cada participante al intervenir en el evento comunicativo, por ejemplo: un informante con 
un cuestionador, dos informantes, etc. 
Por su parte, el modo, siguiendo a Halliday, “[…] se refiere al canal de comunicación adoptado: 
no solo a la elección entre médium hablado y médium escrito, sino a elecciones mucho más 
detalladas […]” (1978, p. 48). Es decir, con el término modo debemos entender no solo el canal 
que se utiliza para hacer la emisión en un evento comunicativo, sino también la forma como 
hacemos uso lingüístico de ese medio, por ejemplo, si decidimos utilizar un género lingüístico en 
vez de otro, si utilizamos un mecanismo cohesivo en vez de otro, etc. El autor arguye que el 
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modo retoma una de las características de la situación, y que llama organización simbólica, 
puesto que da a conocer “ […] la posición particular que se asigna al texto dentro de la situación: 
su función respecto de la acción social y la estructura de los papeles, incluso el conducto o el 
médium, y el modo retórico” (1978, p. 187), mostrando así la importancia del modo, puesto que 
nos da una muestra física del tenor y del campo. 
Siguiendo lo anterior, analizaremos cada palabra teniendo en cuenta las definiciones de campo, 
tenor y modo expuestas pro Halliday. Para entender de manera más eficaz los cambios que se 
producen en cada palabra, realizaremos un cuadro comparativo en el que demostraremos cuales 
son los aspectos que intervienen en el cambio de sentido de las palabras “Marica”, “Nojoda” e 
“Hijueputa”. 
MARICA. 
Sentido. Hombre afeminado y de poco ánimo y 
esfuerzo. Hombre homosexual.2 
CAMPO 
Acción social. 
Discusiones, peleas, Chismes 
TENOR. 
Relación entre los participantes. 
Los hablantes en el momento en que se 
utiliza esta palabra con ésta definición no 
tienen una relación amigable. Entre ellos 
debe haber discordia y rabia 
MODO. 
 
Oral. La expresión está adornada por un 
tono burlesco, peyorativo y amenazante. 
 
2 Diccionario de la Lengua española. Tomo II. Vigésima segunda edición. 
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El anterior cuadro muestra la situación que se presenta al utilizar la palabra “Marica” con su 
sentido de base. Los siguientes mostrarán lo que ha ocurrido para que el sentido de base sea 
desplazado por otros sentidos contextuales mayormente utilizados por los hablantes. 
Sentido. Tonto. Quien en un 
momento dado 
muestra poca 
inteligencia. En vez 
de decir “Tu si eres 
tonto”, se dice “Tu 
si eres marica”. 
Forma como se 
puede referir a 
alguien. Remplaza a 
la palabra “amigo”. 
En vez de decir 
“Que hubo amigo, 
como andas”, se dice 
“Que hubo marica, 
como andas”. 
Utilizado para 
reforzarel carácter 
negativo de una 
acción o una idea, o 
para mostrar 
asombro. 
Demostrable en 
expresiones como 
“Marica, ¿en 
serio?”, 
“No….marica”. 
CAMPO. 
Acción social. 
Conversaciones 
diarias, en donde se 
evalúa la re-acción 
de una persona 
frente a una 
situación. 
Al comienzo de un 
saludo. 
Conversaciones 
diarias, en donde se 
discute algún 
suceso. 
TENOR 
Relación entre los 
participantes 
Los interlocutores 
tienen una relación 
amigable, sin 
necesidad de ser 
Los interlocutores 
son amigos, no solo 
conocidos o 
compañeros 
No es necesario que 
los interlocutores 
sean amigos o 
conocidos, pero si es 
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amigos. imprescindible que 
tengan los mismos 
conocimientos 
contextuales que les 
permitan entender la 
utilización de la 
palabra. 
MODO. Oral. Tono burlesco 
y cómico. 
Oral. El tono 
muestra normalidad 
y confianza. 
Oral. El tono 
muestra confianza y 
preocupación. 
 
 NOJODA. 
Sentido No-Joda, la segunda palabra viene del verbo 
Joder, que significa “Molestar, fastidiar”3. 
Es decir, la expresión significa no molestar. 
CAMPO. 
Acción social 
Discusiones, o conversaciones diarias en 
donde el interlocutor muestra su 
incomodidad con alguna acción realizada 
por el otro interlocutor que interviene en el 
acto de habla. 
TENOR. 
Relación entre los participantes 
Solo es necesario que sean interlocutores 
que comparten un acto de habla en un 
momento dado. 
 
MODO. Oral. El tono utilizado muestra 
 
3Diccionario de la Lengua española. Tomo II. Vigésima segunda edición. 
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incomodidad y rabia. 
 
 En éste cuadro analizamos el concepto de base de la palabra “Nojoda”, a continuación 
plantearemos en otro cuadro cuales son los cambios que la palabra ha sufrido debido a su cambio 
de sentido. 
Sentido Palabra utilizada para demostrar asombro, 
rabia y dolor. 
CAMPO. 
Acción social. 
Deportes y accidentes domésticos. 
TENOR. 
Relaciones entre los participantes 
No es necesario que haya más de un 
interlocutor, puesto que con la palabra se 
expresa un estado de ánimo que se tiene en 
un momento dado. 
MODO. Oral. El tono puede mostrar dolor o 
asombro. 
 
HIJUEPUTA. 
Sentido “Mala persona”.4 Hijo de una prostituta. 
CAMPO. 
Acción social 
Peleas, discusiones, enfrentamientos 
violentos. 
TENOR. 
Relaciones entre los participantes. 
La relación entre los interlocutores es de 
enemistad. 
 
4 Diccionario de la Lengua española. Tomo II. Vigésima segunda edición. 
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MODO. Oral. El tono demuestra rabia. 
 
 Luego de haber explicado lo anterior, miraremos como el cambio de sentido de la palabra 
“Hijueputa” se ve afectado y afecta su contexto situacional en el que se utiliza. 
Sentido Demuestra asombro, rabia y dolor. 
CAMPO. 
Acción social. 
Deportes y accidentes domésticos. 
TENOR. 
Relaciones entre los participantes 
El empleo de ésta palabra con éste sentido 
no necesita de un interlocutor directo. 
“Hijueputa” es usada para emitir un estado 
de ánimo instantáneo. 
MODO. Oral. El tono demuestra asombro y/o dolor. 
 
Otros elementos que influyen en gran medida en el cambio de sentido de estas palabras soeces, 
son los valores estilísticos. Pierre Guiraud, en su texto La Semántica, afirma que toda palabra 
está ligada al contexto en el cual se utiliza; gracias a él, la palabra puede crear asociaciones 
extranocionales que le permiten establecer un sentido en un determinado momento. A estas 
asociaciones, es a lo que se reconoce como valores estilísticos. Según él, existen dos tipos de 
valores estilísticos: los valores expresivos y los valores sociales. Sobre estos términos, Guiraud 
afirma que: 
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 Por una parte, hay palabras y giros que expresan las emociones, deseos, 
intenciones, los juicios del que esta hablando […]. Por otra parte, esta palabra 
evoca cierto medio, pues no todo el mundo la emplearía; algunos la usarían 
únicamente en una situación determinada. Así, la palabra está asociada al grupo y al 
contexto social a los que de ordinario pertenece. Hay pues valores expresivos y 
valores sociales o sociocontextuales (1997, p. 40). 
El cambio de sentido de las palabras soeces esta determinado, en gran medida por estas 
asociaciones que Pierre Guiraud presenta. En primera instancia, podemos afirmar que, en las 
palabras soeces influyen los valores expresivos al momento de hacer un cambio de sentido. Esto 
es lo que pasa con la función emotiva. Las emociones actúan en el emisor en el momento de 
emitir la palabra, cambiando así su sentido de base para darle un nuevo sentido contextualizado. 
 Las emociones que guiaban la utilización de la palabra “Marica” con su sentido 
insultante, eran de odio, rabia y resentimiento. Ya con los segundos sentidos expuestos, 
las emociones representan confianza, y amistad, por parte de los interlocutores. 
 En cuanto a la palabra “Nojoda”, el primer sentido muestra emociones de intolerancia y 
rabia. El segundo, por el contrario, connota confianza, asombro y/o dolor. 
 El primer sentido de la palabra “Hijueputa”, nos demuestra rabia e indignación. El 
segundo, muestra confianza, asombro y/o dolor. 
En segunda instancia, siguiendo con la palabra “marica”, los valores sociocontextuales que 
direccionan su sentido han cambiado notoriamente. Pierre Guiraud propone que los valores 
sociocontextuales son aquellos que surgen cuando: 
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[…] las palabras evocan la imagen de aquellas personas que comúnmente las 
emplean, y de las situaciones a las cuales son aplicadas.[…] Hay valores sociales que 
derivan del grupo económico, profesional, regional, etc. Otros participan de la 
naturaleza de la comunicación, de las intenciones y de la situación de los sujetos 
hablantes, del tono, del estilo […] (1997, pp. 40-41). 
En pocas palabras, estos valores están estrechamente relacionados con el contexto como tal, y no 
tanto con las emociones del locutor. 
Como pudimos ver en los cuadros ya explicados con anticipación, el contexto de situación en el 
que se desenvuelven los nuevos sentidos de las palabras soeces “Marica”, “Hijueputa” y 
“Nojoda” ha cambiado notoriamente, lo cuál muestra el estado de los valores sociales que 
intervienen en la edificación de sus sentidos. 
 En el caso de la palabra “Marica” el primer sentido necesita de interlocutores 
enemistados y de un contexto conflictivo. Los segundos sentidos ya necesita de 
interlocutores con un grado de confianza alto, conocidos o amigos, y el contexto es 
amistoso y normal, en algunos casos. 
 Para utilizar la palabra “Nojoda” con el primer sentido los interlocutores deben tener una 
relación tensa, en el mismo momento de la emisión de dicha palabra, el contexto debía 
estar enmarcado en el conflicto y la desesperación. En el segundo sentido, no es 
necesario que haya una relación directa entre quien emite la expresión y a quien va 
dirigida, es más, en algunos casos no hay un interlocutor directo, el contexto en el cual se 
emite debe ser de exaltación,dinamismo y alegría. 
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 Con la palabra “Hijueputa” la situación es similar, con el primer sentido la relación entre 
los participantes es de enemistad, y el contexto es de violencia. En el segundo sentido, 
tampoco es necesario que haya un interlocutor, y el contexto es de alegría, complicidad y 
hasta normalidad. 
El cambio de sentido de las palabras soeces “Marica”, “Hijueputa” y “Nojoda” se debe en gran 
medida al cambio que han sufrido sus contextos situacionales y los valores estilísticos que 
influyen en ellos. Ciertamente las palabras soeces se tienen denigrada actualmente, razón por la 
cual se estereotipan a las personas que las utilizan, sería bueno retomar cuál es el papel que 
cumplen las palabras, mirar que ellas no deberían ser categorizadas como malas o buenas, pues 
somos nosotros en nuestras conversaciones al darle uso cuando le damos una carga u otra, un 
sentido u otro. Las palabras solo emiten una necesidad de comunicación, son simples medios. 
 
 
Bibliografía 
 
 
Guiraud, P. (1997). La semántica. Bogotá: Fondo de cultura. 
Céspedes, M.(1995). Del sonido al sentido… y el verbo se hizo carne…. Bogotá: Oficina de 
publicaciones de la Universidad distrital Francisco José de Caldas.

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