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Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951 
ASOCIACIÓN ENTRE EL ÍNDICE D2:D4 Y EL RENDIMIENTO DEPORTIVO 
 
 
María Olinda Bernal Calderón522 
Gonzalo Mahecha Cuervo523 
 Elkin Rodrigo Lozada Celis524 
 
 
RESUMEN 
 
En los últimos 11 años se ha desarrollado, principalmente en Europa y Estados 
Unidos, una línea de investigación, que busca establecer la asociación entre la exposición 
prenatal a testosterona, medida de forma indirecta, por medio de la razón de la longitud 
del segundo (índice) y cuarto (anular) dedo de la mano derecha, con múltiples 
condiciones físicas y psicológicas, en donde se ha encontrado asociación entre estas dos 
variables, en Colombia esta línea ha sido poco desarrollada y cuenta con pocos estudios. 
Este estudio hace parte de un macro proyecto del grupo de investigación en salud pública 
de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia y su objetivo es identificar, 
mediante la revisión de la bibliografía, las asociaciones que hasta el momento se han 
podido establecer entre dichas variables y son reconocidas como validas por la 
comunidad científica. 
Abastract 
In the last 11 years has developed, mainly in Europe and the United States, a line 
of research that seeks to establish the association between prenatal exposure to 
testosterone, measured indirectly, by reason of the length of the second (index) and fourth 
(ring) finger of the right hand, with multiple physical and psychological conditions, where 
association found between these two variables, in Colombia this line has been poorly 
developed and has few studies. This study is part of a group project macro public health 
research of Pedagogical and Technological University of Colombia and aims to identify, 
through a review of the literature, partnerships so far have been established between 
these variables and are recognized as valid by the scientific community 
 
522 Lic. Educación Física recreación y deporte, Esp. Pedagogía de las ciencias del deporte, Msc. Pedagogía de la cultura 
física, docente educación física recreación y deportes UPTC Investigadora grupo de investigación en salud pública GISP-
UPTC. E mail: mariaolinda.bernal@gmail.com. 
523 Lic. Ciencias de la educación con Esp. En educación física UPN, Esp. Ciencias del deporte énfasis en recreación UPTC, 
docente educación física recreación y deportes UPTC Investigador grupo de investigación en salud pública GISP-UPTC. E 
mail: mariaolinda.bernal@gmail.com. 
524 Ps. UPTC, Esp. (e) Psicología jurídica y forense USTA, seccional Tunja, joven investigador grupo de investigación en 
salud pública GISP-UPTC. E mail: erlozada_c@hotmail.com. 
 
Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951 
INTRODUCCIÓN 
Los límites de la actuación humana en el deporte siguen siendo objeto de debate, 
cuando observamos a deportistas talentosos realizar movimientos de complejidad motriz 
con facilidad sorprendente, nos preguntamos de qué manera estas personas pueden 
llegar a este nivel de ejecución y resultados, ¿Es el resultado de un entrenamiento 
óptimo? De la dieta adecuada? ¿Cuánto de su rendimiento se debe a características 
biológicas, morfológicas, físicas, psicológicas, determinadas por la genética? ¿Cómo ha 
influido el acceso a instalaciones e implementos con tecnología avanzada, tener 
entrenadores excelentes, equipo interdisciplinar,… las condiciones socioculturales, el 
ambiente y demás circunstancias?, (Lorenzo y Calleja 2010), factores importantes para 
la investigación sobre el rendimiento deportivo y su relación con el índice 2d:4d En las 
últimas décadas, los investigadores han estado claramente divididos en dos posiciones 
extremas, pero en la práctica son complementarias, porque la capacidad atlética es 
considerada como un rasgo genético complejo que implica la interacción de los genes con 
el medio ambiente. Bing yu, Ronald j. Trent 2010. Por una parte, quienes propugnan que 
dicho nivel de excelencia viene fundamentalmente condicionado por la herencia genética 
de la persona; y por otra, quienes argumentan que dicho rendimiento es 
fundamentalmente debido a la influencia del entorno del deportista. 
El primer grupo es partidario del determinismo genético, según el cual, la 
personalidad del individuo, sus fortalezas y debilidades, e incluso, su potencial de 
rendimiento, es decir, sus posibilidades funcionales, viene condicionado por los factores 
biológicos. De esta manera, los parámetros genéticos determinan aspectos como: las 
características de la personalidad asociadas con la capacidad competitiva de la persona 
o el control emocional; las características antropométricas; las habilidades motoras como 
la velocidad, la potencia, la agilidad y la flexibilidad; las respuestas al ejercicio; la salud y 
la ausencia de trastornos crónicos que imposibiliten la práctica deportiva, (Lorenzo y 
Calleja 2010). Pero debemos tener en cuenta que las influencias genéticas son más 
fuertes en los componentes estructurales del cuerpo, como el tamaño del cuerpo, la 
proporción, la longitud de los huesos y la masa ósea, mientras que la funcionalidad se ve 
más influenciada por factores medioambientales como el entrenamiento, la dieta, etc., y 
el efecto genético es moderado. (Skinner, J.S. 2006). Por lo tanto, el fenotipo de un 
individuo viene determinado no sólo por su genotipo, sino también por las condiciones 
ambientales en las que se ha desarrollado (Campos, N., &cols. 2004). 
Quienes integran el segundo grupo, consideran a la persona como una hoja en 
blanco en la que cualquier cosa que ocurra después de su nacimiento es consecuencia de 
su experiencia y aprendizaje. Bajo esta perspectiva, se han identificado varios factores 
que contribuyen al desarrollo de los deportistas expertos como pueden ser a) el hecho de 
haber realizado durante muchos años un entrenamiento correctamente planificado y 
estructurado (Ericsson, Krampe & Tesch-Römer, 1993) o de haberlo realizado en unas 
condiciones adecuadas; b) la posibilidad de contar con los entrenadores adecuados/as a 
cada momento del desarrollo del/la deportista (Côté et al., 199 5; Bloom, 1985); c) el 
apoyo ofrecido por el entorno familiar (Côté, 1999 ; Bloom, 1985); d) la capacidad de 
disfrutar y divertirse realizando la actividad deportiva (Bloom, 1985; Csikszentmihalyi, 
Rathunde & Whalen, 1993); e) la edad (Krampe & Ericsson, 1996); f)habilidades y 
 
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atributos de tipo psicológico (Gould et al., 1999; Gould et al., 2002); o el hecho de no 
haber padecido ningún tipo de lesión que le haya impedido rendir en los momentos 
decisivos o que le haya obligado a retirarse; o incluso, en otras ocasiones, el hecho de 
haber tenido la oportunidad para demostrar esa capacidad de rendir o de haber sido 
observado por algún entrenador o entrenadora competente. Simonton (1999; en Abbott & 
Collins, 2004) señala que “es muy probable que los factores ambientales, incluida la 
práctica deliberada, provoquen más variación en el rendimiento que las capacidades 
innatas de la persona talentosa en cualquier dominio”. (Lorenzo y Calleja 2010). 
Independientemente de en qué posición nos situemos, lo que sí parece cierto es 
que ambos aspectos condicionan el futuro del deportista. ¿En qué medida? Aún no lo 
sabemos exactamente. Conocemos la existencia de algunas características que vienen 
condicionadas genéticamente. Igualmente los aspectos contextuales juegan un papel 
importante para justificar esas diferencias de rendimiento. 
De acuerdo con estas consideraciones podemos deducir que el entrenamiento 
puede ser insuficiente para alcanzar la excelencia deportiva. Asumiendo que algunas 
personas, por la información genética privilegiada, han sido más agraciadasen aspectos 
como los atributos físicos o la capacidad de adaptarse al entrenamiento, sus posibilidades 
de alcanzar niveles elevados de rendimiento en un deporte concreto son obviamente 
mayores que la de aquellas con peores capacidades. 
Dado que ninguna de las posiciones, tanto el extremo genético como el extremo 
ambiental puede considerarse concluyente y suficiente, en la actualidad, se suele adoptar 
una posición intermedia entre ambos extremos, de tal forma, que la verdadera cuestión no 
es tanto si la naturaleza o el entorno del deportista son los causantes de su éxito, si no 
que lo importante es tratar de determinar qué clase de interacción se produce entre 
ambos aspectos y cómo esta relación condiciona su desarrollo. (Mönks & Mason, 2000; 
en Holt & Dunn, 2004, p. 200). “El preguntarse si las diferencias en el rendimiento de un 
individuo son debidas a la herencia genética o al entorno es como preguntarse si el área 
de un rectángulo viene determinada por su altura o por la anchura” (Kimble, 199 3, p. 13-
14). 
Hasta ahora hemos analizado los posibles determinantes del éxito en el deporte de 
acuerdo con las dos posiciones anteriores, como son la herencia genética y las 
condiciones ambientales. Para tratar de determinar qué clase de interacción se produce 
entre ambos aspectos y como esta relación tiene influencia en los métodos para la 
identificación de talentos en el deporte, uno de los primeros pasos a seguir es la medición 
y evaluación del deportista para lo cual se debe tener en cuenta diversos factores 
genéticos, estructurales, fisiológicos, psicológicos, biomecánicos, ambientales, el estado 
nutricional y de salud, la calidad del entrenamiento, (MacDougall, 2005). En la actualidad 
los métodos de identificación de talentos han alcanzado un elevado nivel de sofisticación, 
la última prueba para determinar el potencial físico, es relativamente sencilla, medir la 
longitud de los dedos índice y anular de la mano derecha. Investigadores de liverpool 
University en Inglaterra, sugieren que aquellos que tienen dedos índices más largos, han 
estado expuestos a más testosterona en el útero y por lo tanto tienen una mayor 
tenacidad mental entre otras condiciones. Más aún, investigaciones adicionales han 
 
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demostrado que esta relación, que se conoce técnicamente como 2D:4D, se correlaciona 
con su habilidad de producir andrógenos, aprender lenguajes y adquirir nuevas 
habilidades deportivas (s,n., 2011). 
Con respecto a algunos deportes como: baloncesto, sumo, natación, atletismo, 
gimnasia, escalada, y el descubrimiento del talento deportivo, hay un estudio donde se 
relaciona el éxito y la habilidad deportiva en aquellos individuos que poseen un índice más 
bajo entre la razón de la longitud del dedo índice y el anular 2D:4D. (Drobnic. y Figueroa 
J. 2007). 
El índice 2D:4D es conocido por ser un marcador genético de la exposición 
prenatal a la 
testosterona. Se ha informado de que la testosterona fetal y adulta puede ser crítica para 
el desarrollo de rasgos físicos y mentales tales como sistema cardiovascular, el tiempo de 
reacción, la agresividad y la masculinidad. Atributos regulados por la testosterona se 
asocian con el éxito en los hombres, la competencia física, que puede ser representado 
por la capacidad en los deportes (Drobnic. y Figueroa J. 2007). 
Muchos investigadores han encontrado que el dimorfismo sexual, es una 
correlación negativa del rendimiento deportivo. Este estudio tiene como objetivo 
investigarlas asociaciones de 2D: 4D con las medidas del poder como otro posible rasgo 
que asocia la testosterona con la capacidad de lucha de sumo como un poder para la 
competitividad física masculina. Las asociaciones negativas significativas entre 2D: 4D y 
la destreza Atlética destreza de los luchadores de sumo proporcionar una prueba más de 
la posible relación entre los altos niveles de testosterona y la fuerza muscular. 
 El D2:D4 es una diferencia biológica mas entre hombres y mujeres que se 
manifiesta en habilidades y preferencias y, en muchos casos, en la manera de enfrentarse 
a problemas y tomar decisiones. Y sin lugar a dudas, puede tener consecuencias sobre el 
comportamiento de las personas en su vida adulta. Y si estas diferencias son prenatales 
entonces son independientes de la educación, de las instituciones, etc. Esto no quiere 
decir que la educación no importe sino que la biología es otro aspecto a tener en cuenta. 
Cuando hablemos de aspectos institucionales, de la familia, etc… sería importante que 
tuviésemos en cuenta que la biología también está allí. Está allí presente antes de 
empezar con la educación. 
Existen investigaciones realizadas por medio de la dactiloscopia con enfoque 
genético deportivo específicamente una de sus ramas llamada dermatoglífia, el cual es un 
método eficiente para determinar la predisposición genética en relación con las 
capacidades físicas y algunas características genotípicas por medio de impresiones 
digitales (ID). (Martínez, L. E. & cols, 2012). Así puede decirse que las ID son marcas 
genéticas que funcionan como indicadores de las cualidades físicas básicas, (Fernández, 
2005). 
 
 
 
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INDICE D2:D4 
Hasta 1988 se pensaba que los esteroides sexuales afectaban al esqueleto sólo 
de forma indirecta, regulando la secreción de hormonas calciotrópicas. Sin embargo, el 
hallazgo de receptores esteroideos en las distintas células óseas, gracias al desarrollo de 
técnicas de investigación más sensibles, puso de manifiesto la existencia de una acción 
directa de estas hormonas sobre el hueso. Los Andrógenos (A) estimulan el crecimiento 
radial, mientras que los Estrógenos (E) disminuyen la aposición de hueso perióstico. REα 
(receptor estrogénico alfa) puede ser responsable, al menos en parte, del dimorfismo 
sexual esquelético (García, Guadalix, Requejo, Jódar, & hawkins, 2005). 
El dimorfismo sexual también hace referencia a diferencias en el tamaño del 
núcleo cerebral o circuito bajo estudio. Estas diferencias en tamaño sin embargo, se 
pueden deber a diferencias en el volumen o área que el núcleo ocupe, así como a 
diferencias en el número de células (o densidad) del núcleo. Estas diferencias 
neuroanatómicas se asocian a sexo (macho o hembra), preferencia sexual (homosexual o 
heterosexual), o transexualismo (identidad de género correspondiente al sexo opuesto) 
(Jorge-Rivera, 1998). Lo cual permite ver la gran diferenciación entre hombres y mujeres 
desde el estado embrionario, en la formación y desarrollo de los mismos. 
Recientemente se ha demostrado la existencia de receptores androgénicos (RA) 
en casi todas las células óseas y en el cartílago de crecimiento, lo que abre la posibilidad 
de que los A puedan actuar sobre el hueso no sólo a través de su aromatización a E y su 
interacción con receptores estrogénicos (RE), sino de forma directa utilizando su propio 
receptor. La activación de RA estimula el crecimiento del hueso trabecular y el 
crecimiento radial del hueso cortical. Por otra parte, REα favorece el crecimiento tanto 
cortical como trabecular, mientras que Reβ (receptor estrogénico beta) ejerce un papel 
inhibidor en mujeres, no desempeñando aparentemente ninguna función en varones, lo 
que podría explicar en parte el dimorfismo sexual del esqueleto adulto (García et al., 
2005). 
 El dimorfismo sexual, es definido como la diferencia de formas, coloración y 
tamaños entre machos y hembras de una misma especie. En el ser humano las hormonas 
sexuales marcarán el desarrollo de nuestra vida futura (testosterona en el hombre y 
estrógenos en la mujer). Estas hormonas son sintetizadas a partir de colesterol siguiendo 
una vía común. Los andrógenos, testosterona y androstenediona son precursores de la 
síntesis de los estrógenos en los testículos, ovarios, suprarrenales y placenta.La 
diferenciación sexual fetal se inicia a finales de la 6° semana y concluye para la semana 
14 aproximadamente con crecimiento posterior de los genitales. La testosterona, principal 
hormona masculina, es sintetizada en las células intersticiales (células de Leydig) del 
testículo, el feto puede producir grandes niveles de testosterona aproximadamente a partir 
de la semana 8 de desarrollo. El gen hox de los vertebrados es esencial para el desarrollo 
de las extremidades y genitales (Reyes, Loza, Lizarraga, Torres, & Ruiz, s.f). 
 La testosterona es un andrógeno, es decir, una honnona esteroidea que causa las 
características distintivas de la persona masculina (Ortiz Cervera, 1994). 
 
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 Los genes Hox juegan un papel central durante el desarrollo embrionario, 
determinando la identidad de los somitas y regulando la organogénesis. Durante los 
últimos años los genes Hox han sido encontrados en contextos genéticos diferentes, tanto 
en el desarrollo embrionario como en el adulto (Hernández, Marrero, & Rodríguez, 2006). 
 La familia del gen hox se organiza en 4 racimos: ahox a dhox , se requiere para el 
crecimiento y patrón de los dedos y la diferenciación del brote genital. Por lo tanto las 
perturbaciones en la formación de los testículos pueden ser relacionados directamente 
con los patrones de la formación de los dedos; la testosterona puede estimular el 
crecimiento del cuarto dedo así como los estrógenos el segundo; las perturbaciones en la 
función testicular pueden reflejarse en la producción de testosterona del feto, y por lo 
tanto, en los patrones de crecimiento de los dedos (Reyes et al., s.f). 
 Se ha sugerido que la diferencia sexual en D2:D4 surge temprano en el desarrollo 
y aquella razón digital es una correlación de testosterona y estrógeno prenatal (J. T. 
Manning, Stewart, Bundred, & Trivers, 2004). La función de los estrógenos tiene lugar 
gracias a los dos receptores estrogénicos, α y β, presentes en los condrocitos de la fisis. 
Los estrógenos inhiben el crecimiento longitudinal, disminuyendo la proliferación de los 
condrocitos y reduciendo la altura del cartílago de crecimiento y, secundariamente, 
estimulando la invasión vascular. Los estrógenos llevan la proliferación de los condrocitos 
al límite, disminuyendo el índice de crecimiento, la proliferación y el número de 
condrocitos. Los estrógenos no son estimuladores de la osificación del cartílago de 
crecimiento. Por el contrario, disminuyen la función de los condrocitos cuando se produce 
la osificación secundaria (Shapiro & Forriol, 2005). 
 A partir de estas razones, se han realizado diversos estudios que permiten 
justificar la relación directa establecida entre el desarrollo de los dedos y la exposición a 
las diferentes hormonas; es necesario para la presente investigación enfocarse en las 
hormonas sexuales, el desarrollo de los dedos, (recuento teórico tomado al iniciar texto) y 
el rendimiento deportivo para lo cual se tienen en cuenta una serie de estudios con dichas 
temáticas. 
 Algunos estudios longitudinales usando rayos X para medir el D2:D4 muestran que 
el índice se establece a los 2 años de edad, aunque estudios más recientes informan de 
que estas diferencias sexuales en el índice digital D2:D4 están presentes en fetos de 9 a 
40 semanas de gestación. Un patrón de crecimiento lento continúa hasta la edad de 9 
años, cuando la medida del índice se estabiliza; más tarde, en la pubertad, se vuelve 
permanente. El índice digital puede relacionarse con medidas o rasgos conductuales que 
tienen influencia hormonal (Albores-Gallo, Fernández-Guasti, Hernández-Guzmán, & List-
Hilton, 2009). 
 Aunque es evidente la relación entre crecimiento esquelético y hormonas, se 
desconocen sus mecanismos. Los estrógenos pueden suprimir la actividad del cartílago 
de crecimiento por un efecto indirecto, por la ausencia de receptores fisarios para 
derivados moleculares esteroideos o por un efecto directo que aumenta la calcificación de 
la matriz, un requisito para el cierre fisario. Como efecto adicional se ha considerado un 
aumento de la rigidez del periostio que disminuye el crecimiento longitudinal (Shapiro & 
 
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Forriol, 2005). Es evidente que la proporción de 2D y 4D está correlacionada con la 
testosterona del adulto y el feto. Así mismo existen estudios que muestra que utilizando 
la proporción 2D-4D se puede predecir autismo, homosexualidad, enfermedades 
cardíacas, entre otras (Reyes et al., s.f). 
Las hormonas son sustancias químicas secretadas por las glándulas endocrinas, 
las cuales son capaces de estimular o inhibir procesos fisiológicos como: crecimiento, 
metabolismo, digestión, reproducción, etc. (Reyes et al., s.f). 
A continuación se presenta un recuento de la acción hormonal en el hombre, lo 
cual permite identificar las relaciones existentes entre la conducta y la fisiología: 
La testosterona induce al desarrollo del sexo genital interno (epidídimo, conductos 
deferentes y vesícula seminal) y, junto con la enzima 5α–reducatasa, también del externo 
(próstata, bolsas escrotales y pene). La presencia de este andrógeno modifica algunas 
otras características, por ejemplo, se ha observado que en las mujeres los dedos índices 
y anular son casi de la misma longitud; en cambio, en hombres el índice es más corto en 
comparación con el anular de la misma mano. La relación entre estos dedos se ha 
tomado como un indicador que refleja la exposición prenatal de los hombres a la 
testosterona, el individuo será “más masculino” si el cociente entre ambas longitudes es 
menor (Martinez, 2008). 
La diferenciación sexual está determinada por la presencia o ausencia del 
cromosoma Y, y por los niveles de testosterona. La secreción de la testosterona se realiza 
a partir de la novena semana de gestación, que hace parte del llamado período crítico del 
desarrollo cerebral, entre las semanas 9 y18. Como efecto de la presencia y estimulación 
de esta hormona el cerebro desarrolla características “masculinas” y ante su ausencia, el 
cerebro se desarrolla como “femenino” (Téllez, 2003). 
La longitud desproporcionada de dedos humanos ha generado mucho interés 
entre investigadores. Las longitudes del segundo dígito (2D) y del cuarto dígito (4D) han 
recibido la atención más grande, debido a las diferencias conocidas del sexo. El grado 
distal de 4D con respecto al dedo medio es relativamente mayor que el de 2D en la 
mayoría de los varones, mientras que sigue habiendo el patrón sin especificar en las 
hembras. Las diferencias en ambos sexos han sido probadas generalmente expresando 
el patrón como 2D al cociente 4D (2D: 4D). Según esta formulación, los varones tiene 
más bajo el índice 2D: 4D comparado con las hembras en la mayoría de las poblaciones 
(Benderlioglu & Nelson., 2004). 
 Un ejemplo de estos estudios, es el realizado en personas que practicaban fútbol, 
atletismo, artes marciales, rugby, tenis o squash, ski, natación y hockey; la testosterona 
que se produce en la etapa fetal repercutirán en el adulto y es importante en las 
habilidades asociadas con la competencia física. 
Manning & Taylor en el 2001 refieren que hay suficiente evidencia cientifica de que 
la relación entre la longitud de los dígitos segundo y cuarto (2D: 4D) es un correlato de la 
concentración de testosterona prenatal y en adultos debido a que: 
 
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(a) es menor en los hombres que en las mujeres (Baker, 1888; Manning, Scutt, Wilson, y 
Lewis-Jones, 1998; Phelps, 1952); (b) la relación no parece cambiar en la pubertad y es 
probable que se fije prenatalmente, tal vez por final del primer trimestre (Garn, Burdi, 
Babler, y Stinson, 1975; Manning et al, 1998); (c) la proporción de la medida 
cintutra:cadera (un correlato positivode la testosterona) de las madres se asocia 
negativamente con la proporción 2D: 4D de sus niños (Manning, Trivers, Singh, y 
Thornhill, 1999), y (d) 2D: 4D ha reportado estar asociado negativamente con la 
testosterona en los hombres (Manning et al., 1998). 
 
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