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Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951
VIOLENCIA ESCOLAR, ALTERNATIVAS DE INTERVENCIÓN DESDE EL 
CONSTRUCTIVISMO 
 
 
Ninfa Lilia Ruda Rodríguez 
Estudiante de cuarto semestre del Programa de Maestría en Educación 
Docente Universidad de Boyacá 
Facultad Ciencias de la Salud, Área de Morfología 
ninfa.ruda@uptc.edu.co 
 
 
RESUMEN 
 
Presenta un discurso reflexivo sobre la violencia en los contextos educativos, como un 
fenómeno recurrente y progresivo que instala nuevas formas de comportamiento dentro 
del tejido de relaciones en las que interactúa el sujeto como ser social. De igual manera, 
plantea alternativas de intervención a partir del constructivismo, como teoría influyente en 
las esferas de la educación, considerando que la violencia es un acto inherente del 
comportamiento humano y es en lo humano del sujeto, donde se gestan e interiorizan 
alternativas de solución. Comienza describiendo las características y manifestaciones 
del acoso escolar como forma de violencia, en los diferentes niveles de educativos, y los 
rasgos personales particulares de quien ejerce esta forma de violencia; continúa 
planteando las dimensiones de lo humano del ser; finaliza articulando conceptualizaciones 
de tres de los más notables discursos constructivistas, sobre las cuales se pueden 
fundamentar estrategias de intervención. 
Palabras clave: violencia escolar, constructivismo, Estructuras cognitivas, autopoiésis, 
ser humano. 
 
SUMMARY 
 
This research paper presents a reflexive discourse about violence in educational contexts, 
a recurrent and progressive installs new forms of conducts within the tissue of 
relationships in which the individual interacts as a social being. Likewise intervention 
alternatives raises from constructivism, as influential theory in the areas of education, 
considering that violence is an inherent act of human behavior and the human is the 
subject, which are conceived and internalize alternative solutions. It begins by describing 
the characteristics and manifestations of bullying in the different educational levels, and 
particular personal traits of the person exercising this form of violence, continues to pose 
mailto:ninfa.ruda@uptc.edu.co
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Memorias Congreso Investigación y Pedagogía. Tunja, Número 02 – Octubre/ 2013 ISSN 2256-1951
the human dimensions of being, ends articulating conceptualizations of three of the most 
notable speeches constructivists, on which you can base an entire intervention strategy. 
Key words: bullying, constructivism, cognitive structures, autopoiésis, human being. 
 
INTRODUCCIÓN 

El documento aborda el tema de la violencia en el contexto de las instituciones 
educativas, como fenómeno generalizado y sistemático, que puede tener su raíz en la 
simplicidad de los atributos personales del ser y que converge en una negación a la 
empatía y al respeto por las diferencias individuales, generando conductas negativas e 
incluso agresivas entre estudiantes, cuya recurrencia deteriora la convivencia escolar. 
Estas formas de conducta son conocidas de manera generalizada como acoso escolar, 
bullying o matoneo y habitualmente se circunscriben a la etapa escolar, sin embargo, es 
muy frecuente en los ambientes universitarios adoptando la forma de ciberbullying. 
Plantea alternativas de intervención de la violencia escolar, estableciendo una conexión 
directa entre la probable raíz de la problemática, situada en la conducta humana y el 
constructivismo, como teoría de la psicología educativa, en particular desde tres 
corrientes: el constructivismo cognitivo desde los supuestos de Jean Piaget y su escuela, 
el constructivismo socio-cognitivo, planteado por Liev S. Vygotsky y su escuela y el 
constructivismo radical desde la concepción de Humberto Maturana y su escuela; estas 
corrientes de pensamiento podrían ser influyentes, a la hora de plantear alternativas de 
intervención para la violencia escolar, en tanto plantean entre otros aspectos, el modelo 
del ser humano. 
Piaget plantea un modelo de ser humano, guiado por el imperativo categórico, es decir, 
aquel que deduce principios morales a partir de principios trascendentales; por su parte 
Vigotsky plantea un ser humano guiado por la noción de progreso, esto implica principios 
morales racionales pero históricamente situados; Maturana centra su teoría en un ser 
humano guiado por la conservación vital, es decir, por principios morales trascendentales 
(Rosas, Sebastián 2004). 
 Características y agregados de la violencia escolar 
La violencia es un evento, recurrente arraigado a la cotidianidad de la sociedad, incluso, 
instalado en la subconsciencia del sujeto, hasta el punto de llegar a ser considerado un 
fenómeno normal en la existencia; es definida como el uso deliberado de la fuerza física 
o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo contra uno mismo, otra persona o un 
grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, 
muertes, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. (Organización 
Mundial de la Salud 1996). 
Desde otra conceptualización, puede defnire como una forma de comportamiento 
humano, influenciada por el tejido de relaciones en las que se desenvuelve el sujeto en 
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su ambientes sociocultural y familiar o en su ambiente interno , es decir, como sistema 
viviente, independiente del medio que le rodea (Maturana, 1996). 
Puntualmente, La violencia escolar, adopta una forma conocida como acoso escolar, 
definido como una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un alumno o 
alumna contra otro, al que escoge como víctima de repetidos ataques. Esta acción, 
negativa es intencionada, sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente puede 
escapar por sus propios medios. La continuidad de estas relaciones provoca en las 
víctimas efectos claramente negativos: ansiedad, descenso de la autoestima, y cuadros 
depresivos, que dificultan su integración en el medio escolar y el desarrollo normal de los 
aprendizajes (Olweus 1983). 
En el contexto de las instituciones educativas, en todos los niveles, el acoso escolar ha 
venido tomando forma, convirtiéndose en una problemática que afecta sustancialmente la 
convivencia; conocido también como matoneo escolar o bullying y normalmente 
tipificado como un fenómeno recurrente en la etapa escolar, asociado a acciones de 
hecho, sistemáticas y repetitivas, como maltrato físico o verbal, chantaje robo y hasta 
extorsión, ejercidos directamente por un estudiante o grupo de estudiantes-victimarios, 
sobre otro u otros - víctimas. Este modo de violencia, no se percibe así en los escenarios 
de las instituciones de educación media y superior, probablemente porque allí tiene una 
connotación más sutil, obedeciendo a la mediación de las múltiples posibilidades que 
ofrecen las tecnologías de la información y las comunicaciones y las nuevas formas de 
lenguaje, en una sociedad sensibilizada para aceptar actos violentos, sumando a esto el 
ingreso a dichos niveles de educación a más temprana edad. 
En los contextos de la educación media y superior, el acoso escolar adopta la forma de 
ciberbullying, caracterizado por que las acciones de hecho son reemplazadas por 
señalamientos, burlas, descalificación a través de las redes sociales y cuyas 
consecuencias son iguales o aún más devastadoras que el maltrato verbal o físico, al 
atentar contra la integridad y equilibrio psicológico y psicosomático de las víctimas. 
Acoso Escolar interacción victimario- víctima 
El acoso escolar puede diferenciarse de otras formas de violencia escolar, por dos 
características: La primera es la existencia intrínseca de una relación de poder (dominio-
sumisión) que tieneuno o varios agresores sobre otro que es el agredido o acosado. La 
segunda es que, en el acoso, las situaciones de agresión se presentan en forma reiterada 
(Cepeda, Pacheco, García y Piraquive 2008). El acoso escolar se encuentra asociado a 
factores individuales y su ocurrencia está dada por la presencia de un acosador- 
victimario y un acosado- víctima, en ambos casos, la condición guarda relación directa 
con el componente biogenético asociado también al ambiente que ha rodeado el 
desarrollo de la personalidad. 
Los acosadores, manejan altos niveles de inseguridad, que desfiguran su realidad, 
haciéndoles ver que nunca podrán tener los potenciales, virtudes y/o pertenencias de 
otros a quienes convierten en sus víctimas. Suelen tener ciertos complejos e 
inseguridades, baja autoestima posiblemente fundada en carencias afectivas y en muchos 
casos por haber sufrido malos tratos en el hogar o por haber convivido con personas 
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llenas de resentimiento social o intolerancia a las diferencias de otros; estas vivencias los 
conducen a establecer relaciones sociales fundamentadas en el empleo de la fuerza y a 
desarrollar gran habilidad para crear relaciones de dominación-sumisión, mediante el 
uso de la violencia física o psicológica. (Barri, 2006). 
La actuación del agresor suele darse rodeado de otros, a quienes considera más débiles 
que él y sobre los cuales ejerce autoridad, incitándolos a abordar al estudiante o 
estudiantes objeto de su acoso para proferir sobre ellos burlas o agresiones de manera 
sistemática y repetitiva; en otras circunstancias actúa solo escudado en la facilidad y 
libertad de las redes sociales, en cuyo caso la violencia psicológica ejercida por estos 
medios resulta a veces más devastadora que la misma agresión física 
Generalmente, para el establecimiento de la relación de poder dominio – sumisión, el 
acosador escoge su víctima fundado en la percepción que tiene de ésta, significa que 
será blanco de su violencia aquel a quien considera tiene los potenciales, fortalezas de las 
cuales cree carecer o aquel en quien ve facilidad de aceptación en un notable círculo de 
amistades y en muchos casos, posición y comodidad económica; situaciones que 
incrementan su deseo de buscar los medios, para aislar a aquellos ante quienes se 
siente inferior y a quienes estigmatiza como sus competidores. 
Otro factor asociado al acoso escolar, es el clima organizacional de la institución 
educativa, constituido por la percepción colectiva de las políticas, objetivos y metas que 
orientan su desarrollo; en una sociedad como la actual, sensibilizada ante los actos 
violentos, donde se da cuenta de la agresión, como una forma natural de comportamiento 
y que se cierra a la posibilidad de intervención, surge la necesidad de propiciar climas 
organizacionales, mediados por una fortaleza de las capacidades de relación, interacción 
y empatía, en otras palabras, por la consolidación de un ambiente educativo que enfatice 
sobre los aspectos volitivo y afectivo de los humano, donde tenga cabida una biología del 
amor, y donde el amor es el dominio de las acciones que constituyen al otro, como un 
legítimo otro en la convivencia (Maturana, 1992). 
Intervención de la violencia escolar a partir de la construcción de lo humano 
Ante un fenómeno que ha rebasado los muros de las instituciones educativas y las 
fronteras de la escuela, convirtiéndose en toda una problemática social, no serán 
suficientes leyes, normas, reformas, normas, manuales de convivencia, normas, 
conferencias, si se desconoce que la causa raíz habita está en la esencia humana; 
entonces surge la idea de intervenir la violencia escolar desde otra mirada cimentada en 
la reflexión de las teoría educativas, entendiéndose la educación como: 
 
El camino por el cual se adquiere la condición de ser humano. Educar es crear las 
condiciones para que alguien llegue a ser persona, realizando sus posibilidades de 
aprender una lengua y de vivir en una sociedad. La educación es el proceso que 
permite a los seres humanos habitar en un mundo de signos y de acuerdos 
sociales, el proceso que permite a los educandos instalarse en el tiempo, tomar 
conciencia de un pasado e imaginar un futuro, poseer una historia y proyectar su 
vida. A través de la educación nos reconocemos como herederos de una cultura y 
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aprendemos a valorar y a conocer la naturaleza, la vida colectiva y las creaciones 
humanas (el arte, la ciencia, las pautas morales, el universo de los símbolos que 
nos hacen miembros de una totalidad social y nos permiten reconocernos como 
individuos, el universo de los símbolos que nos hacen hijos de un tiempo, de una 
humanidad y de un país). La educación es esencial en el desarrollo de la 
sensibilidad y la inteligencia y nos prepara para el ejercicio de una actividad 
productiva, para el trabajo. En la educación se pone en juego el destino individual 
de las personas y el destino de las sociedades. La educación de calidad fortalece 
los lazos sociales y desarrolla las potencialidades de cada uno; construye las 
bases para un futuro colectivo y para el proyecto de realización personal de 
quienes heredan la riqueza material y simbólica acumulada en la historia. 
(Hernández, 2005, p. 5) 
 
Queda de manifiesto que la educación es el medio a través del cual se adquiere el 
atributo humano del ser y que ésta es el vehículo para que cada persona en su ambiente 
interno, esto es, en su yo psicológico, aprenda a conocer el valor de la vida colectiva con 
todas las manifestaciones propias del contexto en el que tiene lugar su desarrollo, como 
piedra angular para la construcción de lo humano desde la ontogénesis, filogénesis, 
epigénesis y biogénesis, dimensiones propias de este proceso. Entonces, bajo estos 
significados, llama la atención involucrar en los procesos educativos, pedagogías y 
didácticas que orienten la construcción del ser como alternativa de intervención para 
transformar positivamente una problemática que tiene sus raíces en el mismo ser. 
 
El construir, visto desde la psicología educativa, podría definirse como un proceso de 
reorientación del trabajo escolar, que sensibiliza al estudiante para la construcción de 
nuevos significados en su ambiente interno, a partir de la interacción con las experiencias 
y vivencias del su entorno, como en equipo, involucrando en la construcción de social. 
 
Desde esta perspectiva, por qué no aventurarnos a pensar la educación al mejor estilo de 
Paulo Freire, uno de los grandes pensadores latinoamericanos de la pedagogía, que con 
su pensamiento y acción demostró que la medida del mundo es tan exacta y tan amplia, 
que admite la genialidad de hacer posibles pedagogías incluyentes, que forjan esperanza 
y transforman las mentes hasta la humanización. Por qué como actores de la educación 
no buscamos en los grandes pensamientos pedagógicos fórmulas más sutiles y eficaces 
para mitigar la dimensión alcanzada por la violencia escolar, que hoy por hoy confluye 
como una de las formas de agresión más recurrentes y que a fuerza de costumbre, se 
ha constituido en un tema de la cotidianidad, demostrando claramente que somos una 
sociedad sensibilizada para tolerar actos violentos. 
 
Construyendo sobre utopías, podemos pensar un modelo educativo colombiano que 
oriente la implementación y desarrollo de programas educativos, proyectos educativos, 
pactos de aula y otras herramientas que orientan y sistematizan la dinámica escolar, que 
rescaten al sujeto (maestro y alumno), como “constructor activo de sus estructuras de 
conocimiento” (Rosas 2001), en lo ontogénico (Piaget); en lo histórico cultural (Vigotski); 
en su evolución como especie (Maturana). 
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Jean Piaget, biólogo, filósofo y psicólogo, cultivó esta última profesión para desarrollar 
una teoría de orientación biológica, sobre la naturaleza y origen del conocimiento, bajo 
este interés se autodefine como un epistemólogo genético (Rosas, Sebastián 2001). Su 
discurso, el constructivismo cognitivo, plantea que , el sujeto construye estructuras 
cognitivas científicas, principios generales de la organización del universo en un nivel de 
complejidad, tomando como referentes estructuras y esquemas preexistentes, el fin 
educativo de esta construcción es ofrecer a los sujetos de educación, estímulos y 
oportunidades para alcanzar el máximo desarrollo del conocimiento, en términos de las 
operaciones formales, es decir, de la asimilación de cualquier objeto cognitivo, todo este 
proceso ocurre a partir de una interacción predominante con el medio físico en el cual se 
desarrolla. Aborda el plano epistemológico, como aquel en el cual tiene lugar la definición 
del ser humano abstracto y donde radican las estructuras de los comportamientos. 
Liev S. Vigotski, refleja en su discurso, la preocupación de un psicólogo de comienzos de 
siglo, que deja explícita la forma de concebir la relación entre los seres humanos y el 
mundo, propia de la cultura tradicional rusa (Rosas Sebastián 2001); formado en leyes, 
filosofía, historia, psicología y literatura; su discurso plantea la construcción de un sujeto 
idiosincrático como especie, un sujeto con un lenguaje interno reconstruido a partir de un 
proceso externo, cuyo resultado es el desarrollo de unas capacidades sensoriales 
superiores, un despertar de la conciencia ,es decir, la construcción de un sistema de 
herramientas conceptuales que transforman al sujeto cognitivo en un mediador activo 
entre un mundo interno y un mundo externo; el fin educativo de este discurso es “saber 
llevar” al sujeto de educación a su máximo desarrollo psicológico con las herramientas y 
significados que la escuela provee y que al ser interiorizadas se convierten en mediadores 
de dicho desarrollo, en este caso, el rol del educador es el de un actor siempre atento al 
desarrollo de sus educandos, que orienta procesos de operaciones externas 
(interpsíquicas) que serán reconstruidas en el plano interno (intrapsíquicas). 
Por su parte, Humberto Maturana, chileno de nacionalidad y doctor en biología, concibe al 
ser humano como una máquina homeostática en constante organización, es decir, una 
máquina autopoiética, como un sistema de procesos de producción originados en las 
continuas interacciones y transformaciones; el discurso de Maturana, el constructivismo 
radical, plantea al sujeto que construye, como un sistema viviente que se produce a sí 
mismo, de manera constante, esto es, un organismo autopoiético, donde su construcción 
es su propia estructura manifestada a través del lenguaje, el fin educativo de este 
discurso, es que el sujeto de educación, aprenda el sentido de su humanidad, 
potencializando su capacidad de aceptar al otro, como legítimo otro y su capacidad de 
actuar responsablemente mediante la integración de la acción y la emoción. En este 
proceso, el papel del educador es ocuparse de que su alumno recorra el camino de 
interacciones, que le conducirá a constituirse como un ser humano. 
Los seres humanos de la época actual, viven en conflicto, al haber perdido la noción de 
las cosas trascendentales que daban sentido a la vida humana, bajo la forma de 
inspiraciones religiosas, quedando en su lugar la ciencia y la tecnología, que pos si solas 
no dan el sentido espiritual que se requiere para vivir, se percibe una sensación 
manifiesta de frustración y enojo entre niños y jóvenes que buscan su identidad en un 
mundo que los adultos hemos llevado por la senda de la destrucción; ante este panorama, 
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lo más sensato es que el conocimiento vaya acompañado de la reflexión, y que esta 
reflexión, despierte la conciencia sobre la responsabilidad del actuar (Maturana, Varela 
p. 31). 
 
CONCLUSIÓN 

En un mundo de profundas y constantes transformaciones, en el cual se encuentra 
inmersa una sociedad que adoptó los actos violentos como parte de su cotidianidad, la 
violencia escolar toma posición, afectando la sana convivencia en los ambientes 
educativos, estos fenómenos abren el debate para repensar la educación y transformar la 
escuela en un espacio de autoconstrucción, que además diversifique las formas de 
construir y apropiar el conocimiento; un espacio donde maestros y alumnos construyan 
colectivamente proyectos de sana convivencia humana. 
Es necesario que la intervención de la violencia escolar toque las puertas de la planeación 
curricular y en cierta medida, tome posición como eje articulador, sustentado en discursos 
pedagógicos, que apunten a la formación del ser en un sentido altamente humano, de tal 
forma que tanto maestros, alumnos y padres de familia tomen parte activa y se involucren 
en este proceso, a fin de que se establezcan canales de cooperación entre diferentes 
contextos, con unos propósitos comunes: la construcción colectiva de lo humano, la 
legitimación del otro, con emociones y sentimientos, la sana convivencia y el fomento de 
una cultura de cero tolerancia a la relación de poder dominio- sumisión. 
 
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