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Di r ecci ó n:Di r ecci ó n: Biblioteca Central Dr. Luis F. Leloir, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires. Intendente Güiraldes 2160 - C1428EGA - Tel. (++54 +11) 4789-9293 Co nta cto :Co nta cto : digital@bl.fcen.uba.ar Tesis Doctoral Cambios en la propagación de la onda deCambios en la propagación de la onda de marea en la Plataforma Continental y el Ríomarea en la Plataforma Continental y el Río de la Plata, asociados a cambios en el nivelde la Plata, asociados a cambios en el nivel medio del mar y los ciclos de la descargamedio del mar y los ciclos de la descarga continentalcontinental Tejedor, Moira Luz Clara 2014-03-07 Este documento forma parte de la colección de tesis doctorales y de maestría de la Biblioteca Central Dr. Luis Federico Leloir, disponible en digital.bl.fcen.uba.ar. Su utilización debe ser acompañada por la cita bibliográfica con reconocimiento de la fuente. This document is part of the doctoral theses collection of the Central Library Dr. Luis Federico Leloir, available in digital.bl.fcen.uba.ar. It should be used accompanied by the corresponding citation acknowledging the source. Cita tipo APA: Tejedor, Moira Luz Clara. (2014-03-07). Cambios en la propagación de la onda de marea en la Plataforma Continental y el Río de la Plata, asociados a cambios en el nivel medio del mar y los ciclos de la descarga continental. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires. Cita tipo Chicago: Tejedor, Moira Luz Clara. "Cambios en la propagación de la onda de marea en la Plataforma Continental y el Río de la Plata, asociados a cambios en el nivel medio del mar y los ciclos de la descarga continental". Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires. 2014-03-07. http://digital.bl.fcen.uba.ar http://digital.bl.fcen.uba.ar mailto:digital@bl.fcen.uba.ar UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES Facultad de Ciencias Exactas y Naturales Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos Cambios en la propagación de la onda de marea en la Plataforma Continental y el Río de la Plata, asociados a cambios en el nivel medio del mar y los ciclos de la descarga continental Tesis presentada para optar al título de Doctor de la Universidad de Buenos Aires en el área Ciencias de la Atmósfera y los Océanos Moira Luz Clara Tejedor Directores de tesis: Dra. Claudia Gloria Simionato y Ing. Enrique D’Onofrio Consejero de Estudios: Dra. Claudia Gloria Simionato Lugar de trabajo: Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) – CONICET/UBA DCAO/FCEN, UMI IFAECI/CNRS. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, marzo de 2014 'El río se complace en llevarnos solo si nos atrevemos a soltarnos. Nuestra verdadera tarea es este viaje, esta aventura'. Richard Bach Dedico esta tesis a Cristian, por nuestros 13 años de amor, por tantos lindos momentos, por tanto apoyo y tanta ayuda. A Tiago quien, sin saberlo, vino a este mundo para hacerme la persona más feliz del mundo. A mi ñaña, Dani, compañera de aventuras. A mamá, siempre emprendedora y fuente de buena energía. A papá, persona sensacional y auténtica. A Gabi, mi hermanito regalo de la vida. A mi familia, real y política. Resumen El conocimiento de la marea es de gran importancia para todas las regiones costeras del mundo, sobre todo aquellas que poseen grandes ciudades ubicadas sobre las costas. Aunque clásicamente la marea ha sido pensada como un fenómeno estable y determinístico, una serie de estudios recientes sugieren que las mismas podrían sufrir cambios significativos a lo largo del tiempo, como consecuencia de cambios morfológicos, de la ocurrencia de ciclos en el forzante atmosférico del océano o del aumento del nivel del mar debido al cambio climático. Las consecuencias ambientales, sociales y económicas que podrían provocar cambios en las mareas son amplias y variadas, e involucran las inundaciones, la generación de energía renovable, el transporte de sedimentos, la navegación, la morfología costera y de fondo, la ubicación de los frentes de marea y los hábitats inter-mareales y la circulación termohalina, entre otros aspectos. Los cambios de escala grande podrían tener impacto global, pero aún los cambios más regionales y locales deben ser comprendidos tanto como sea posible para incorporarlos en los esquemas de predicción de la marea y los modelos de marea que se utilizan con muchos fines prácticos. Por lo tanto, el estudio de dichos cambios ya sea a través del análisis de observaciones históricas como de modelado numérico es muy relevante. En consecuencia, el objetivo general de esta Tesis es estudiar y cuantificar potenciales cambios en la propagación de la marea en las aguas costeras argentinas que puedan resultar del cambio climático y la variabilidad climática, así como comprender los mecanismos intervinientes. La primera parte tiene como objetivo particular estudiar el impacto de un potencial aumento del nivel del mar que pudiera ocurrir como consecuencia del cambio climático en la propagación de la marea en la Plataforma Continental Argentina, contribuir a la comprensión de los mecanismos de los potenciales cambios e identificar las áreas más sensibles. En la segunda parte se postula que, en el caso particular del Río de la Plata, las constantes armónicas de marea podrían también cambiar con la descarga continental, que muestra significativas variaciones temporales asociadas a los ciclos de El Niño - Oscilación del Sur. Éste podría ser un efecto adicional y potencialmente mucho más significativo que el aumento del nivel del mar por efecto invernadero, al menos en el corto plazo. El segundo objetivo particular de esta Tesis fue, por lo tanto, estudiar el potencial impacto de los ciclos naturales de variabilidad inter-anual de la descarga continental en la propagación de la marea en el Río de la Plata, comprender los procesos físicos involucrados y determinar la porción del estuario que puede ser afectada por este fenómeno. El estudio, en general, es realizado mediante el análisis de las pocas observaciones históricas disponibles y simulaciones numéricas. Changes in the propagation of the tidal wave in the Continental Shelf and the Rio de la Plata, associated with changes in sea level and continental discharge cycles Abstract The knowledge of tides is very important for coastal regions, especially those with large cities located on their coasts. Although classically the tide has been thought as a stable and deterministic phenomenon, a number of recent studies suggest that they could undergo significant changes over time as a result of morphological changes, the occurrence of cycles in the atmospheric forcing of the ocean or the sea level rise due to climate change. The environmental, social and economic consequences of changes in the tides are wide and varied, and involve flooding, renewable energy generation, sediment transport, navigation, coastal and bottom morphology, location of tidal fronts and intertidal habitats, and the thermohaline circulation, among others. The large scale changes might have global impact, but even the more regional and local ones should be understood as much as possible to incorporate them into the tidal prediction schemes and tidal models used for many practical purposes. Therefore, the study of such changes either through the analysis of historical observations or numerical models is very relevant. Accordingly, the general aim of this Thesis is to study and quantify potential changes in the propagation of the tide in the Argentine coastal waters that may result from climate change and climate variability and to understand the mechanisms involved. Thefirst part has the particular aim of studying the impact of a potential sea level rise that might occur as a consequence of climate change on the propagation of the tide in the Argentinean Continental Shelf, contributing to the understanding of the mechanisms of the potential changes, and identifying the most sensitive areas. In the second part it is postulated that, in the particular case of the Río de la Plata, tidal harmonic constants might also change with continental discharge, which shows significant temporal variations associated with El Niño - Southern Oscillation cycles. This could be an additional effect, potentially much more significant than the increase in sea level by greenhouse effect, at least in the short term. The second specific aim of this Thesis is, therefore, to study the potential impact of the natural cycles of inter-annual variability of the continental runoff in the propagation of the tide in the Río de la Plata, to understand the involved physical processes and to determine the portion of the estuary that may be affected by this phenomenon. The study, in general, is faced by analyzing the few available historical observations and by means of numerical simulations. Agradecimientos Agradezco en primer lugar a Claudia, mi directora, por su apoyo incondicional y motivación constante. Clau, sin vos sin duda no hubiera logrado llegar hasta acá, gracias! Agradezco a Enrique, mi director, quien estuvo siempre dispuesto y nos brindó su conocimiento y apoyo para llevar adelante esta Tesis. Agradezco a CONICET quien financió mi beca para realizar este doctorado durante los primeros 5 años en este camino, y a la FCEN-UBA por darme la oportunidad de continuar y terminar el doctorado como docente y doctoranda. Agradezco al CIMA por darme el lugar de trabajo, grandes compañeros de oficina y la mejor ‘vista’ a esa fuente de inspiración que me acompañó estos años. Agradezco a Diego Moreira por su amistad y compañía, por estar siempre ‘ahí’. Gracias Diegote, sos invaluable! Agradezco al DCAO-CIMA por darme la oportunidad de conocer tanta gente linda, en un ambiente de sonrisas y buena onda. A Cristian, por su amor y apoyo constante. A Tiago. A Dani. A mis padres por tanto ánimo, buenos consejos y por estar siempre presentes a pesar de la distancia. A mi familia. A Jose y Lau por tanto apoyo, buena onda y clases compartidas! A todos los que estuvieron presentes en mi tránsito por la carrera de grado. A mis compañeros becarios, a mis amigas, y a todos los que cada día me ayudan a tener muchas ganas de ir a trabajar para compartir charlas de pasillo y almuerzo. ¡Gracias! Índice Capítulo 1: Motivación, antecedentes, construcción de la hipótesis y objetivos............................................... 1 1. Motivación................................................................................................................................................. 1 2. La marea .................................................................................................................................................... 2 2.1. Historia del conocimiento de la marea ............................................................................................... 2 2.2. La marea en mares someros y estuarios ............................................................................................. 4 3. Variabilidad climática y cambio climático del nivel del mar .................................................................. 17 3.1. El aumento del nivel del mar por efecto invernadero....................................................................... 17 3.2. Variaciones del nivel del mar en la escala inter-anual en la Plataforma Continental Argentina y el Río de la Plata..........................................................................................................................................21 4. Antecedentes sobre cambios en las constantes armónicas de marea, construcción de la hipótesis y objetivos ...................................................................................................................................................... 22 5. Organización de la Tesis.......................................................................................................................... 25 6. Referencias .............................................................................................................................................. 26 Capítulo 2: Impacto del potencial aumento futuro del nivel del mar en la propagación de la marea en la Plataforma Continental Argentina................................................................................................................... 35 Resumen ...................................................................................................................................................... 35 1. Introducción, motivación y objetivos ...................................................................................................... 36 2. Simulaciones numéricas .......................................................................................................................... 39 2.1. Descripción del modelo y características de las simulaciones ......................................................... 39 2.2. Energía de la marea .......................................................................................................................... 45 2.3. Discusión de las limitaciones de las simulaciones ........................................................................... 46 3. Resultados................................................................................................................................................ 47 3.1. Aporte de la componente M2 a la amplitud de la marea en la costa argentina.................................. 47 3.2. Breve comparación de las simulaciones con observaciones mareográficas ..................................... 48 3.3. Sensibilidad a la inundación de zonas bajas ante un aumento del nivel del mar.............................. 51 3.4. Cambios en la componente M2 con el aumento del nivel del mar.................................................... 54 3.5. Cambios en mareas de cuadratura y sicigias y otras componentes de marea con el aumento del nivel del mar ..................................................................................................................................................... 57 3.6. Cambios en los frentes de marea patagónicos .................................................................................. 62 4. Discusión y conclusiones ........................................................................................................................ 67 4.1. Resumen de resultados ..................................................................................................................... 67 4.2. Mecanismos físicos de los cambios.................................................................................................. 68 5. Referencias .............................................................................................................................................. 70 Capítulo 3: Variabilidad de las constantes armónicas de marea en el estuario del Río de la Plata asociada a los ciclos naturales de variabilidad interanual de la descarga continental....................................................... 78 Resumen ...................................................................................................................................................... 78 1. Introducción y motivación....................................................................................................................... 79 2. Área de estudio........................................................................................................................................81 3. Datos........................................................................................................................................................ 83 4. Métodos ................................................................................................................................................... 84 4.1. Métodos estadísticos de análisis espectral........................................................................................ 84 4.2. Filtrado de los datos mareográficos.................................................................................................. 90 5. Resultados................................................................................................................................................ 93 5.1. Estimación de la evolución de la amplitud y la fase de la componente M2 de marea a lo largo del tiempo...................................................................................................................................................... 93 5.2. Análisis con Método Multi-Taper y tendencias en la amplitud y fase de la componente M2 de marea ................................................................................................................................................................. 97 5.3. Análisis de Espectros Singulares de la amplitud y fase de la componente M2 de marea ............... 100 5.4. Análisis conjunto de la marea y el caudal ...................................................................................... 104 6. Conclusiones y discusión ...................................................................................................................... 109 7. Referencias ............................................................................................................................................ 115 Capítulo 4: Simulaciones numéricas de la sensibilidad de la propagación de la onda de marea en el Río de la Plata a variaciones en el nivel medio y el caudal de los ríos tributarios........................................................ 125 Resumen .................................................................................................................................................... 125 1. Introducción y motivación..................................................................................................................... 126 2. El modelo numérico MARS-3-D........................................................................................................... 128 2.1. Ecuaciones del modelo 3D ............................................................................................................. 128 2.2. Ecuaciones del modelo 2D ............................................................................................................. 130 2.3. Ingreso del flujo de los ríos tributarios........................................................................................... 131 2.4. Interacción con el fondo ................................................................................................................. 132 2.5. Parametrización de la turbulencia................................................................................................... 133 2.6. Esquemas numéricos ...................................................................................................................... 136 2.7. Arquitectura computacional ........................................................................................................... 137 2.8. Implementación del modelo para el Río de la Plata y la Plataforma Continental adyacente ......... 137 3. Resultados y discusión .......................................................................................................................... 147 4. Conclusiones..........................................................................................................................................154 5. Referencias ............................................................................................................................................ 156 Capítulo 5: Síntesis de conclusiones y aporte original sobre el conocimiento de la onda de marea en la Plataforma Continental Argentina y el Río de la Plata.................................................................................. 162 1. Resumen de resultados y conclusiones.................................................................................................. 162 2. Impacto de los resultados y recomendaciones....................................................................................... 165 3. Referencias ............................................................................................................................................ 167 1 Capítulo 1: Motivación, antecedentes, construcción de la hipótesis y objetivos 1. Motivación La marea, al tener su origen en el movimiento de los astros, es pensada habitualmente como un fenómeno determinístico, muy estable y predecible a lo largo del tiempo. Tanto es así, que la amplitud y la fase de las componentes de marea en un sitio determinado suelen ser llamadas ‘constantes’ armónicas de marea (Pugh, 1987). La predicción de la marea con fines prácticos se realiza de manera empírica, determinando dichas constantes a partir de observaciones del nivel del mar colectadas en estaciones mareográficas. A las mismas se les realiza un análisis armónico y se utilizan las amplitudes y fases (o épocas) calculadas para las diversas componentes (de frecuencias conocidas) para pronosticar el nivel del mar futuro como una sumatoria de esas ondas (Foreman, 1977). En muchos sitios se dispone de muy pocas observaciones (a veces sólo unos meses o años) y la predicción se realiza con las constantes armónicas determinadas a partir de ellas, suponiendo que las constantes no sufrirán cambios significativos a lo largo del tiempo. Sin embargo, una serie de estudios realizados recientemente en varias partes del mundo sugieren que las constantes armónicas podrían no ser tales. La marea en su propagación, al ser una onda externa de gravedad larga (por ejemplo, Gill, 1982), es muy sensible a la profundidad y, por lo tanto, sus propiedades podrían variar en el tiempo como consecuencia de cambios en la profundidad de la masa de agua. Estos podrían ser, por ejemplo, debidos a cambios morfológicos, a la ocurrencia de ciclos en el forzante atmosférico o asociados al aumento del nivel del mar debidos al cambio climático (por ejemplo, Flather y Williams, 2000; Flick et al., 2003; Da Silva y Duck, 2006; Ray, 2006; Bernier y Thompson, 2007; Jia et al., 2007; Araújo et al., 2008; Swanson y Wilson, 2008; Ray, 2009; Jay, 2009; Haigh et al., 2010; Howard, et al., 2010; Woodworth, 2010a; Müller, 2011; Roos et al., 2011; Greenberg et al., 2012; Pickering et al., 2012; Ward et al., 2012; Pelling y Green, 2013; Pelling et al.,2013). Las consecuencias ambientales, sociales y económicas de los cambios en las mareas son amplias y variadas en lo que respecta al medioambiente costero, incluyendo la generación de energía renovable, el transporte de sedimentos, la navegación, la morfología costera y de fondo y la ubicación de los frentes de marea y los hábitats inter-mareales (Woodworth, 2010a). Un aumento en la amplitud de la marea, aún pequeño, sumado al aumento del nivel medio del mar podría tener un impacto significativo en las áreas inundadas en situaciones de crecidas (por ejemplo, Haigh et al., 2011a), especialmente si ocurren interacciones no lineales entre la onda de tormenta y la marea, 2 como se observan en algunas regiones las costas argentinas (D’Onofrio et al., 1999). Además de sus efectos directos sobre las actividades marítimas y costeras, las mareas tienen un impacto menos conocido sobre el clima de la Tierra. La circulación termohalina del océano,que interviene en la redistribución de calor a escala global del Ecuador a los polos y mantiene el clima de la Tierra en su condición actual, se sostiene como consecuencia de la mezcla turbulenta, que lleva el calor de las capas altas a las bajas del océano en una escala del orden de los 1000 años (Broecker, 1991). Simulaciones numéricas muestran que en el largo término la intensidad de la circulación termohalina depende del coeficiente de mezcla turbulenta vertical (Bryan, 1987) y que la energía que se requiere para esta mezcla turbulenta proviene en gran medida de la Luna a través de las corrientes de marea (Wunsch, 2000), que generan ondas internas cuando entran en contacto con la batimetría del fondo, incluso si éste es muy profundo. Se cree que este mecanismo contribuye a más de la mitad de la mezcla vertical de las masas de agua (Wunsch, 2000). Así, los cambios de la marea en gran escala podrían resultar de gran importancia geofísica, pero aún los más regionales y locales deben ser comprendidos tanto como sea posible para incorporarlos en los esquemas de predicción de la marea y los modelos de marea que se utilizan con muchos fines prácticos (Woodworth, 2010a). Por estas razones, el estudio de los cambios en las propiedades de las mareas es un tema no sólo académicamente interesante, sino también relevante. ¿Es posible que el aumento del nivel del mar por efecto invernadero afecte las mareas en la Plataforma Continental Argentina y el Río de la Plata? ¿En qué medida? ¿Cómo podrían afectar esos cambios las propiedades, tales como la disipación de energía por fricción de fondo y los frentes de marea? ¿Existen otros mecanismos posibles que puedan estar introduciendo cambios en esta región? Dar respuesta a estas preguntas ha sido la motivación y la razón de ser de esta Tesis, cuyo objetivo general fue estudiar y cuantificar potenciales cambios en la propagación de la marea en las aguas costeras argentinas que puedan resultar de la variabilidad climática y el cambio climático, así como comprender los mecanismos intervinientes. En este Capítulo inicial se discutirán brevemente los antecedentes, se describirá la construcción de la hipótesis de trabajo y se presentarán los objetivos particulares. 2. La marea 2.1. Historia del conocimiento de la marea El ascenso y descenso del nivel del mar en el proceso conocido como ‘mareas’ es un fenómeno que ha sido observado desde siempre y mencionado desde la antigüedad en los registros 3 históricos. La pregunta de por qué el nivel del mar asciende y desciende periódicamente siempre estuvo presente en el pensamiento de navegantes y de científicos. La marea es un movimiento periódico que está directamente relacionado con fuerzas geofísicas periódicas (Pugh, 2004). El forzante dominante es la variación del campo gravitacional sobre la superficie terrestre provocado por los movimientos regulares del sistema Tierra-Luna-Sol. Los movimientos debidos a estas fuerzas astronómicas son denominados ‘mareas gravitatorias, marea oceánica o mareas astronómica’ (por ejemplo, Marchuk y Kagan, 1989). La conexión entre la Luna y las mareas se conoce desde la antigüedad. Parece ser que Piteas (siglo IV a. c.) fue el primero en señalar la relación entre la amplitud de la marea y las fases de la Luna, así como su periodicidad. Plinio el Viejo (23-79) en su Naturalis Historia describe correctamente el fenómeno y piensa que la marea está relacionada con la Luna y el Sol. En particular, los navegantes tenían sobradas razones de índole práctica para desarrollar este conocimiento para la navegación costera. Sin embargo, las explicaciones científicas en términos físicos de la conexión entre las mareas y los movimientos de la Luna y el Sol evolucionaron mucho después. Johannes Kepler (1596-1650), mientras desarrollaba sus teorías para describir la órbita de los planetas alrededor del Sol, sugirió que el empuje gravitacional de la Luna en los océanos era el responsable de las mareas. Isaac Newton (1642-1727) retomó esta idea más adelante. Casi accidentalmente, con las ideas de su libro Principia (publicado en 1687) sobre las leyes fundamentales del movimiento y el concepto de la atracción gravitatoria universal entre cuerpos masivos, Newton mostró por qué hay dos ciclos de marea por día y por qué las posiciones relativas de la Luna y el Sol son importantes. Su contemporáneo Edmond Halley (1656-1742) realizó mediciones sistemáticas y construyó un mapa de las corrientes de marea del Canal Inglés. Halley había alentado a Newton y pagado por la publicación de Principia, y preparó una reseña de las mareas basado en la obra de Newton. La teoría fundamental de Newton ha sido ampliada y mejorada por muchos otros científicos, pero sigue siendo la base de todos los desarrollos posteriores. Daniel Bernoulli (1700- 1782) publicó sus ideas sobre una ‘marea de equilibrio’. El Marqués de Laplace (1749-1827) desarrolló la teoría de la respuesta dinámica del océano a las fuerzas de marea en una Tierra que rota, y las expresó en términos matemáticos. Thomas Young (1773-1829), mientras desarrollaba su teoría sobre las características de las ondas de luz, mostró cómo la propagación de las ondas de marea podía representarse gráficamente como una serie de líneas de igual fase de la marea, o ‘cotidales’. El primer instrumento de medición de marea operacional y automático para medir el nivel del mar se instaló en Inglaterra en el estuario del río Támesis en 1831. La disponibilidad de estas 4 mediciones, a su vez, estimuló el análisis de las observaciones y condujo a la publicación periódica de predicciones de mareas anuales (tablas de marea) para ayudar a los marinos en la planificación de una navegación más segura. William Thomson, conocido por su título de Lord Kelvin, (1824-1907) mostró en detalle cómo las mareas pueden ser representadas como la suma de términos matemáticos periódicos y diseñó una máquina que aplica esta idea para la predicción de la marea. En el Museo Naval de Tigre se conserva, de hecho, una máquina de este tipo, que fuera utilizada por el Servicio de Hidrografía Naval para pronosticar la marea en el Río de la Plata y costa Atlántica Argentina (Troisi, 2013). Kelvin también desarrolló las ecuaciones matemáticas para la propagación de ondas de marea en una Tierra rotante, conocidas como ‘Ondas de Kelvin’. Mientras tanto, se comenzaron a investigar otros factores que influencian los cambios en el nivel del mar. James Clark Ross (1800-1862) confirmó la relación entre altas presiones atmosféricas y bajos niveles del mar, efecto conocido como de ‘barómetro invertido’, a partir de mediciones del nivel del mar en el hielo del Ártico durante el invierno de 1848-49. Poco antes, Ross había ayudado a establecer un punto de referencia para el mareógrafo en Tasmania para estudios científicos del nivel del mar durante su viaje de exploración en los océanos del sur. El establecimiento de estos niveles fundamentales fijos, o ‘datum’, se hizo bajo la supervisión del geofísico alemán Alexander Von Humboldt (1769-1859). A lo largo del siglo XX una serie de avances científicos y técnicos nos han llevado a la situación actual de estar capacitados para describir y modelar las mareas del océano y de la plataforma con gran detalle, utilizando altímetros satelitales y la capacidad de procesamiento de las computadoras modernas. Hoy en día una de las principales prioridades es comprender y anticipar confiablemente los cambios del nivel medio del mar, particularmente aquellos que pueden deberse al cambio climático global y sus consecuencias sobre la propagación de la marea. 2.2. La marea en mares someros y estuarios Como explica Tomczak (1998), aunque las fuerzas generadoras de mareas actúan en todas partes y no hay partícula de agua que pueda evadir su influencia, la marea tiene muchas más consecuenciasdirectas en la circulación de los mares someros y estuarios que en la circulación oceánica media a gran escala. La razón para esto es que las mareas en el océano profundo constituyen un movimiento periódico de baja amplitud y no contribuyen al equilibrio de fuerzas en el estado estacionario. En términos matemáticos, el sistema es lineal, de modo que el movimiento 5 de las mareas y el movimiento medio del agua asociado a la circulación en estado estacionario pueden ser estudiados de forma independiente. La situación, sin embargo, es diferente cuando se trata de la relación de fuerzas en los mares someros, incluso si tenemos en cuenta sólo el estado de equilibrio estacionario. En muchos mares someros el movimiento de las mareas, aunque sigue siendo periódico, deja de ser débil, y puede provocar un movimiento medio del agua conocido como ‘flujo residual’. Más importante aún, las corrientes de marea causan una mezcla lo suficientemente fuerte como para determinar la estratificación de algunas regiones someras, produciendo ‘frentes de marea’. En las regiones donde la batimetría muestra gradientes marcados, como en las plataformas continentales, la mezcla vertical entre las capas superficial y profunda del océano se incrementa como consecuencia de la generación de ‘ondas internas’ asociadas a las mareas. Una descripción de la dinámica del agua somera, por lo tanto, debe incluir el efecto de las mareas. La dinámica de los estuarios depende totalmente de las mareas. El hecho de que en los estuarios incluso la circulación media no pueda entenderse sin tener en cuenta un fenómeno como la marea, hace que el estudio de la dinámica de estos sistemas costeros sea intrínsecamente más difícil que el estudio de la dinámica del océano profundo (Tomczak, 1998). Matemáticamente, los estuarios representan sistemas no lineales. El equilibrio de fuerzas en los mismos debe incluir una representación de los efectos de la marea para una correcta evaluación de la circulación. En lo que resta de esta Sección se ofrece una breve reseña descriptiva de las fuerzas generadoras de la marea, haciendo hincapié en aquellos aspectos que son de importancia para las plataformas continentales y los estuarios, que son el foco de esta Tesis. Se comienza con una revisión de las características generales de la marea en el océano profundo y se procede luego a discutir las modificaciones producidas por la propagación en aguas someras. 2.2.1. Las fuerzas generadoras de marea Las mareas son el resultado de la atracción gravitatoria entre los cuerpos estelares. Para discutir las fuerzas generadoras de mareas, por lo tanto, se debe comenzar por considerar las fuerzas que actúan sobre la Tierra a medida que ésta viaja a través del espacio. La ley de Newton de la gravitación establece que la fuerza de atracción gravitatoria entre dos cuerpos estelares es proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa. Dado que las distancias de la Tierra a casi todos los otros objetos de gran tamaño en el espacio son enormes, los únicos cuerpos estelares de importancia a los efectos de la marea son la Luna y el Sol. El efecto de ambos puede ser estudiado por separado, y la mayoría de las propiedades 6 de las mareas se pueden explicar bajo el supuesto de que la Tierra, la Luna y el Sol son esferas perfectas de composición homogénea. Estas suposiciones permiten aplicar la primera ley de Kepler, que describe el movimiento de los cuerpos estelares uno alrededor del otro. Esta ley establece que la Tierra y la Luna o el Sol y la Tierra, siguen trayectorias elípticas alrededor de uno de los dos focos de una elipse. Dado que la masa del Sol es unas 332000 veces mayor que la masa de la Tierra, el punto focal del sistema Tierra-Sol está situado en el interior del Sol. Del mismo modo, el punto focal del sistema Tierra-Luna se encuentra dentro de la Tierra, ya que la masa de la Luna es de sólo el 1,2% de la masa de la Tierra. El movimiento de la Tierra en su trayectoria elíptica se ilustra en la Figura 1.1. Para entender lo que generan las mareas es conveniente olvidar por un momento que la Tierra gira sobre su eje realizando una revolución por día y considerar su movimiento con respecto al Sol o a la Luna sin la rotación diaria. La Tierra gira alrededor del punto focal sin cambiar su orientación en el espacio. Este tipo de movimiento se conoce como revolución sin rotación. La Figura 1.1 muestra el equilibrio de fuerzas en esta condición. La fuerza de la gravedad varía con la distancia entre la Tierra y el otro cuerpo que atrae (ya sea la Luna o el Sol), y es mayor en los puntos en la superficie de la Tierra más cercanos al mismo y más pequeña en los puntos que se encuentran en el lado opuesto. La fuerza centrífuga, por el contrario, está determinada por la velocidad angular de rotación de la Tierra que, bajo revolución sin rotación, es la misma para todos los puntos, tanto en el interior como en la superficie de la Tierra. Las dos fuerzas se equilibran entre sí exactamente en el interior de la Tierra de manera integral. En la superficie de la Tierra, sin embargo, el balance no es exacto, y la fuerza resultante varía en intensidad y dirección de uno a otro punto. Está dirigida hacia el exterior, es decir, actúa en dirección opuesta a la gravedad en el punto que se encuentra directamente bajo el Sol o la Luna y en el punto diametralmente opuesto. Esto produce una variación minúscula de la gravedad efectiva, que no es suficiente para ser perceptible sin instrumentos extremadamente sensibles y, ciertamente, no es suficiente para producir mareas oceánicas de la magnitud que se observa en la naturaleza. Más importante aún, en el resto de la superficie terrestre descomponiendo la fuerza resultante en una componente normal a la superficie terrestre y otra tangencial, la primera es prácticamente despreciable ya que la aceleración de la gravedad terrestre es del orden de 9 millones de veces más grande. Luego la componente horizontal (indicada por las flechas de color verde en la Figura 1.1, panel superior), es la responsable de las mareas en el océano y por lo tanto se la conoce como la ‘fuerza generadora de marea’. La fuerza generadora de marea es periódica alrededor de la Tierra y produce una serie de convergencias y divergencias (panel inferior de la Figura 1.1). Si ahora se considera además la rotación diaria de la Tierra alrededor de su eje, resulta que la secuencia de divergencias y convergencias de las fuerzas generadoras de mareas rota alrededor de la Tierra una vez cada día. 7 Como resultado el agua se mueve, y se acumula en una región mientras se drena en otra. Estas protuberancias y depresiones viajan a través del océano, produciendo dos ascensos y dos descensos del nivel del mar por día. En otras palabras, las mareas oceánicas son ondas de longitud de onda muy larga impulsadas por las corrientes que se producen por la fuerza generadora de marea que actúa horizontalmente. El ascenso y el descenso del nivel del mar que generalmente asociamos con la palabra ‘marea’ es el resultado del movimiento horizontal del agua y no es la respuesta primaria a la fuerza generadora de marea. 2.2.2. La marea de equilibrio, teoría dinámica de las mareas Es natural pensar que en una Tierra sin continentes la onda de marea seguiría exactamente la distribución de la fuerza generadora de marea, de modo que las flechas del panel inferior de la Figura 1.1 podrían interpretarse directamente como una representación de las corrientes de marea. El agua se acumularía bajo el Sol o la Luna y en el punto opuesto de la superficie de la Tierra, mientras que las corrientes de marea serían mayores a lo largo de una línea ubicada a medio camino entre estos puntos. Todo el patrón estaría ligado a la posición del Sol o de la Luna y seguiría su caminoaparente alrededor de la Tierra. Esta idea teórica se conoce como ‘marea de equilibrio’. Fue propuesta por primera vez por Bernoulli en 1740, quien la utilizó para explicar muchas características de la marea, como la periodicidad y las desigualdades entre pleamares y bajamares sucesivas. Esta teoría también permitió explicar la ocurrencia de las mareas más altas o de sicigias cerca de la Luna llena y nueva (cuando el Sol y la Luna actúan en la misma dirección) y más bajas o de cuadratura cerca de los cuartos creciente y menguante (cuando el Sol y la Luna actúan en dirección ortogonal). La teoría de la marea de equilibrio fue un gran paso en la comprensión de las mareas, que se basa en una comprensión correcta de la fuerza generadora de marea. Sin embargo, es evidente que las mareas no pueden reaccionar a la fuerza generadora de marea en la forma que supone la teoría de la marea de equilibrio. Para que la onda de marea dé una vuelta alrededor de la Tierra en un día se requiere el movimiento de enormes cantidades de agua con una velocidad que es físicamente imposible. Sin embargo la teoría de la marea de equilibrio permite reconocer las velocidades angulares de las principales ondas componentes de la marea y deducir las ecuaciones de análisis armónico y predicción de marea (Schureman, 1988). 8 Figura 1.1. Bosquejo del equilibrio de las fuerzas responsables de las mareas (panel superior, figura A) y del campo de fuerza resultante que crea las mareas oceánicas (panel inferior). El diagrama de fuerzas (panel superior, figura B) es una ampliación de la situación de la Tierra cuando está en una posición relativa al astro indicado por la línea roja. Téngase en cuenta que la orientación de la Tierra en el espacio sigue siendo la misma, por lo que todos los puntos de la Tierra realizan un movimiento circular sobre circunferencias de igual radio. Por ejemplo, el centro de la Tierra se mueve a lo largo de la circunferencia de color de negro, mientras que el punto marcado como A, ubicado en la superficie de la Tierra, se mueve a lo largo de la circunferencia de color gris. Ambas tienen el mismo radio. Esto produce la misma fuerza centrífuga igual en todos los puntos. La fuerza de atracción del astro, por el contrario, varía con la distancia al astro. Adaptado de Tomczac (1998) y Dietrich et al. (1980). En 1775 Laplace desarrolló la ‘teoría dinámica de las mareas’. Laplace aceptó la idea de las mareas como las ondas largas planteada por Bernoulli, pero señaló que cada volumen finito de fluido tiene sus propias frecuencias de onda ‘preferidas’ o de resonancia. Si alguna fuerza excita un movimiento periódico, la reacción del fluido será mucho más intensa si el forzante actúa en una de 9 estas frecuencias de resonancia que si se produce en otras frecuencias. Por ejemplo, imaginemos que sostenemos un recipiente lleno de agua y lo movemos suavemente hacia atrás y adelante. A frecuencias distintas de una frecuencia de resonancia, el agua en el recipiente sólo seguirá el movimiento del mismo. Si el movimiento del recipiente se produce a una frecuencia de resonancia, en cambio, el nivel de agua sufrirá una fuerte oscilación, lo que puede causar que el agua se derrame. No es difícil identificar las frecuencias de resonancia del recipiente variando lentamente la frecuencia de forzado. La Figura 1.2 muestra cómo la respuesta al forzante varía a medida que éste se acerca a la resonancia. La amplitud de la respuesta crece rápidamente cuando la frecuencia se aproxima a la de resonancia, mientras que la fase indica un cambio de respuesta de directa a inversa. Las frecuencias de resonancia dependen de las dimensiones del recipiente; a más grande (más amplio o profundo), más largos resultan los períodos de resonancia. Es posible determinar las frecuencias de resonancia de un cuerpo de agua de un tamaño determinado conociendo sus dimensiones o, alternativamente, determinar el tamaño que un cuerpo de agua debe tener para resonar en las frecuencias características de la marea. Laplace calculó la profundidad que el océano debería tener para estar en resonancia con los periodos de la marea lunar y solar, suponiendo una Tierra sin continentes. Encontró que el océano está en resonancia con la marea lunar semidiurna para una profundidad de 1965 m, y de nuevo en 7937 m; la resonancia con la marea solar semidiurna se produce a 2248 m y a 8894 m. En otras profundidades el océano no estaría en resonancia, sino que mostraría una respuesta inversa para todas las profundidades comprendidas entre las dos profundidades de resonancia, mientras que un océano más profundo o menos profundo mostraría una respuesta directa. Así, un océano de 2000 m de profundidad tendría una marea semidiurna solar directa y una marea lunar semidiurna inversa. Refinamientos posteriores a la teoría dinámica repitieron los mismos cálculos de Laplace para cuencas oceánicas limitadas por costas de varias formas. Esto modifica las frecuencias de resonancia de las cuencas, pero el principio sigue siendo el mismo. El grado de aproximación de la frecuencia de la fuerza generadora de marea a una de las frecuencias de resonancia de una cuenca determina la amplitud de la onda de marea que se genera. También determina la fase, es decir, la ocurrencia de niveles de agua bajos y altos en relación con el paso de la Luna y el Sol. La teoría dinámica de Laplace fue la primera teoría capaz de explicar por qué las amplitudes de las mareas y las fases varían ampliamente en los océanos del mundo. 10 Figura 1.2. La respuesta de un oscilador lineal como función de la frecuencia (por ejemplo un péndulo). A frecuencias inferiores a la frecuencia de resonancia (períodos de tiempo largos) la respuesta es directa (la fase está cerca de 0°), es decir, el oscilador se mueve en la dirección del forzamiento. A frecuencias superiores a la frecuencia de resonancia (periodos cortos) la respuesta es inversa, es decir, el oscilador se mueve en contra de la dirección de forzamiento (la fase se aproxima a 180°). En resonancia, la respuesta es 90° fuera de fase, es decir, el oscilador está en reposo cuando el forzamiento es máximo y sufre un movimiento máximo cuando el forzamiento es cero. De Tomczak (1998): http://www.es.flinders.edu.au/~mattom/science+society/lectures/illustrations/lecture33/resonance.html. Para ondas que propagan (tal como las olas de viento) todos los puntos de la superficie del mar sufren una elevación y hundimiento periódicos y experimentan movimiento horizontal. Las mareas en las cuencas oceánicas según como las describimos, serían ondas estacionarias. No todas las partículas que se mueven en una onda estacionaria experimentan el mismo tipo de movimiento. Algunas partículas -en el recipiente del experimento, las partículas próximas a las paredes- experimentan únicamente un levantamiento y hundimiento periódico. A medio camino entre los extremos del recipiente las partículas experimentan únicamente movimiento horizontal. Estas últimas partículas se encuentran en una línea conocida como línea nodal o nodo (panel izquierdo de la Figura 1.3a). No muchas cuencas oceánicas contienen nodos de marea. La razón es que en una Tierra en rotación la fuerza de Coriolis desvía el movimiento de las partículas hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur. Las ondas se convierten así en ondas de Kelvin (Gill, 1982). Como resultado, la onda estacionaria plana observada en el tanque que no gira se transforma en un sistema en el que la onda se mueve a lo largo de las paredes del recipiente alrededor de un punto central (panel derecho de la Figura 1.3b). Esto produce la propagación de las ondas en sentido horario en el hemisferio sur y en sentido antihorario en el hemisferio norte. El punto central alrededor del cual se propaga la onda se denomina ‘punto anfidrómico’.Es el equivalente en el sistema rotante a los nodos en el sistema no rotante, compartiendo con ellos la propiedad de que allí no ocurre movimiento vertical. Debido a la complejidad de las cuencas 11 oceánicas existen muchos puntos anfidrómicos en el océano real (Figura 1.4). La velocidad de fase y de grupo de las ondas de Kelvin están dadas por ( ) 21gDc = y la escala horizontal por ( ) f gD f c R 2 1 == , donde f es el parámetro de Coriolis ( ϕsenf Ω= 2 , con φ la latitud y Ω la velocidad angular de rotación de la Tierra), g la aceleración de la gravedad y D la profundidad. Esta escala es denominada ‘radio de deformación de Rossby barotrópico’, y expresa el decaimiento de la amplitud de la onda desde la costa y hacia el océano por efecto de la rotación terrestre (por ejemplo, Gill, 1982). Figura 1.3. Oscilación de una cuenca cerrada para los casos de (a) sin rotación y (b) con rotación de la Tierra (hemisferio norte). En una Tierra no rotante la onda es estacionaria con un nodo, es decir, una línea que no experimenta ningún movimiento vertical, en el centro de la cuenca. En el nodo el agua se mueve hacia atrás y adelante horizontalmente y en ambos extremos se mueve verticalmente. Esto se indica por las flechas. Las mareas co-oscilantes en bahías que son demasiado pequeñas como para que la rotación de la Tierra entre en juego, pueden ser de este tipo. En una Tierra en rotación el nodo se reduce a un punto, llamado punto anfidrómico. La onda rota alrededor del punto anfidrómico, por lo general en sentido horario en el hemisferio sur y en sentido antihorario en el hemisferio norte. Hay un único punto sin movimiento vertical: el punto anfidrómico. De Tomczac (1998). Para calcular y pronosticar la marea se utiliza en general el análisis armónico de observaciones de la altura del mar (Foreman, 1977). Este análisis se basa en la suposición de que las variaciones de la marea pueden ser representadas por un número finito N de términos armónicos de la forma ( )nnn gtH −ωcos , donde, para cada componente nH es la amplitud, nω es la velocidad angular derivada del período nT calculado como nnT ωπ2= , ng es la diferencia de fase relativa a algún instante definido, y t es el tiempo respecto de dicho instante. El instante cero para ng generalmente se toma como la diferencia entre una pleamar de la marea de equilibrio y el Meridiano de Greenwich. (Pugh, 2004). Para un único armónico, la diferencia entre un nivel alto de agua y el siguiente nivel bajo, o sea, el rango de marea, que es dos veces el valor de la amplitud (nH2 ). 12 Figura 1.4. Componente de marea M2. Los colores indican la amplitud, mientras que las líneas blancas son cotidales a intervalos de 1 hora. Las flechas negras alrededor de los puntos anfidrómicos indican la dirección de propagación de la onda de marea M2. Cada una indica un período sincronizado de 6 horas. Los resultados provienen del análisis de observaciones altimétricas de TOPEX/Poseidon. R. Ray, y NASA - Goddard Space Flight Center NASA - Jet Propulsion Laboratory Scientific Visualization Studio. Las componentes lunar principal y solar principal semidiurnas, que tienen períodos iguales a medio día lunar y solar, respectivamente, se expresan como M2 y S2. El nivel de marea es afectado por varios otros factores que se vinculan con las posiciones y movimientos de los astros, entre los que se encuentran las declinaciones solares y lunares, el ciclo nodal de 18,6 años y el ciclo de 8,85 años del perigeo lunar, entre otros (Pugh, 2004; Haigh et al., 2011b). La declinación máxima de la Luna oscila entre 18,5 y 28,5° sobre un ciclo nodal de 18,6 años. El Sol a su vez se mueve por arriba y por debajo de la línea del Ecuador con una declinación de 23,5°. El perigeo lunar es el momento en el que la Luna se encuentra más cercana a la Tierra, y es el momento en el cual la fuerza de marea de la Luna resulta más intensa. 2.2.3. Las mareas en mares someros El breve resumen de la dinámica de las mareas en aguas profundas presentado en la sección previa si bien es simple e incompleto, es suficiente para comprender la acción de las mareas en las plataformas y en los estuarios. La primera y fundamental observación con respecto a las mareas en aguas someras es que la fuerza generadora de marea es de escala global. Por lo tanto, sólo los cuerpos más grandes de agua, tales como los grandes océanos, pueden experimentar las mareas forzadas en la forma directa descrita por Laplace. Los cuerpos de agua más pequeños, como los 13 mares marginales o estuarios, que son los que interesan a los efectos de esta Tesis, no pueden producir una respuesta directa al forzante astronómico de marea. El movimiento asociado a las mareas en estas regiones es forzado por las corrientes de marea del océano profundo, que entran y salen de la región somera periódicamente en la conexión con el océano. Las mareas generadas de esta manera se conocen como ‘mareas co-oscilantes’ (Figura 1.5). Los mares marginales tienen sus propias frecuencias de resonancia, determinadas nuevamente por sus dimensiones. Como consecuencia de ello, las amplitudes y fases de las mareas co-oscilantes dependen de la proximidad de una de las frecuencias de resonancia de la cuenca en cuestión a una de las frecuencias de marea y de la amplitud de las corrientes de marea en el océano profundo en la línea que lo conecta con el mar marginal. Esto explica, por ejemplo, por qué los mares mediterráneos prácticamente no tienen marea. Su conexión con el mar abierto es tan restringida que las mareas oceánicas no pueden producir co-oscilación. Debido a que la marea co-oscilante es un fenómeno que generalmente produce la mayor amplitud de marea cerca de la costa del mar marginal o en el extremo interior de una bahía (Figura 1.5), esto puede dar lugar a amplitudes extremas si la co-oscilación se produce en una frecuencia de resonancia. La mayor amplitud de la marea en el mundo se produce en la Bahía de Fundy en la costa atlántica de Canadá. Esta bahía tiene 151 km de largo y 31 km de ancho y con la marea de sicigia experimenta un rango de marea de 21 m (ver por ejemplo, http://www.bayfundy.net/hightides/hightides.html). La plataforma noroeste de Australia y la plataforma Patagónica son otras regiones con gran amplitud de marea que se ha asociado con resonancia (por ejemplo, Arbic y Garret, 2009; Arbic, et al., 2010). Una gran amplitud de la marea está, por supuesto, siempre asociada a fuertes corrientes de marea y, en consecuencia, las corrientes de marea en las plataformas son siempre mayores que las corrientes de marea en el océano abierto. En algunos lugares, las corrientes de marea pueden llegar a ser inusualmente fuertes, incluso bajo un rango de marea moderada o pequeña. Esto ocurre, por ejemplo, cuando constricciones impiden el libre flujo de la marea y obligan al agua a pasar a través de aberturas estrechas en la entrada de golfos. Los mares someros que están cerca de la resonancia con uno de los períodos de la marea son de gran importancia para la industria pesquera mundial. El flujo de las fuertes corrientes de marea sobre el fondo del océano somero produce turbulencia de intensidad suficiente para mantener la columna de agua bien mezclada durante casi todo el año, produciendo frentes de marea (por ejemplo, Mann y Lazier, 1996; Acha et al., 2004). Los nutrientes que normalmente se acumulan en los sedimentos y dejan de estar disponibles para mantener la vida marina, en los frentes de marea se mantienen constantemente en suspensión. Estos mares costeros se encuentran, por lo tanto, entre las regiones pesqueras más productivas del océano mundial, rivalizando con las grandes regiones de 14 surgencia costera y el fértil Océano Austral (por ejemplo, Le Fèvre, 1986; Largier, 1993; Mann y Lazier, 1996: Acha et al., 2004). Figura1.5. Movimiento del agua en la marea co-oscilante en tres instantes diferentes, durante la bajante, la media y la creciente de la marea en la costa. El océano fuerza una corriente de marea en la conexión con el mar o la bahía marginal, donde la amplitud de la marea no excede de los valores típicos bajos para condiciones de mar abierto. En el mar marginal la amplitud de la marea aumenta con la distancia desde el mar abierto, por conservación de masa. Adaptado de Tomczak (1998). Las mareas en aguas someras son generalmente una mezcla de ondas que propagan y ondas estacionarias. Una diferencia fundamental entre estos dos tipos de ondas es la relación de fase entre la elevación de la superficie libre y la corriente de marea. Como puede verse en el ejemplo del 15 recipiente con agua, las corrientes y el nivel del agua están a 90° (o un cuarto de período) fuera de fase. Las corrientes son más fuertes cuando la superficie del agua está en cero y se anulan cuando el nivel de agua está en sus puntos más alto y más bajo (pleamar y bajamar). En las ondas que propagan, por otra parte, las corrientes son más fuertes durante la marea alta y baja, es decir, están en fase con la elevación. Para cada sitio de la costa, entonces, el momento de máxima corriente de marea en relación con la marea alta depende del tipo de marea en la región. Cambios repentinos en la profundidad del agua pueden dar lugar a un cambio de la marea que produzca el paso de una onda estacionaria a una onda que se propaga. Esto ocurre porque la velocidad de propagación de las ondas de aguas someras depende de la profundidad del agua. Si una onda de este tipo se encuentra con un cambio repentino de la profundidad, su velocidad de propagación es menor en la región menos profunda que en la región más profunda. Así, la velocidad de propagación en cada lado del sitio donde se produce el cambio de profundidad súbita es diferente, y la onda no puede continuar su propagación sin sufrir cambios a través de la topografía cambiante. Esto conduce a la reflexión parcial de la onda. Si una onda se aproxima a una región donde se produce una fuerte disminución de la profundidad, parte de la energía continúa como una onda que se propaga en el agua somera, mientras que otra parte de la energía se refleja de nuevo hacia el agua más profunda y se combina con la onda de entrada para formar una onda parcialmente estacionaria. Las corrientes de marea y la elevación están, entonces, en fase en la parte somera pero fuera de fase en la parte profunda, en un grado que queda determinado por el coeficiente de reflexión de la onda. Esto explica la amplia gama de relaciones de fase observadas entre las corrientes de marea y la marea alta o baja en aguas de las plataformas del océano mundial. 2.2.4. La marea en estuarios El efecto dominante sobre las mareas en los estuarios está dado por el cambio de la profundidad del agua, el cambio en el ancho del estuario a medida que la marea se propaga por el mismo y la fricción contra el fondo (Tomczak, 1998). Los efectos producidos por los cambios bruscos de profundidad, como se explicó antes en el contexto de los mares de las plataformas continentales, se producen en los estuarios también, de modo que la relación de fase entre las corrientes de marea y la pleamar o bajamar puede variar mucho a lo largo de los estuarios. Más importante aún, la pérdida de profundidad y estrechamiento del estuario hacia su cabecera retarda el progreso de la onda de marea (tanto de la fase como de la energía), lo que en general aumenta su amplitud en un proceso que se conoce como ‘asomeramiento’ (Pugh, 2004). Por conservación de la masa, si la onda viaja más despacio, la amplitud de la onda debe aumentar. En algunos estuarios, 16 como el Río de la Plata, la disipación de energía por fricción de fondo puede compensar el efecto de asomeramiento inhibiendo el aumento de la amplitud, o incluso reduciéndola (por ejemplo, Simionato et al., 2004). Figura 1.6. Una onda de marea con una creciente más rápida que la bajante se puede representar por una combinación de dos ondas armónicas. La curva roja es la marea observada. La curva verde es la marea de la misma frecuencia tal como ocurre en aguas profundas, es decir, como una onda armónica estrictamente simétrica. La línea azul es la diferencia entre la marea en aguas profundas (verde) y la marea en aguas poco profundas (rojo) y está dada por un armónico cuyo período es la mitad del de la onda de marea. Este armónico más alto se conoce como marea de aguas someras o bajo fondo. De Tomczac (1998). Como resultado del avance a lo largo del estuario y los efectos no lineales que ocurren en el mismo, la onda puede distorsionarse y mostrar una creciente más corta que la bajante (Figura 1.6). Matemáticamente, este cambio en la forma de onda puede ser descrita por el desarrollo de armónicos más altos, con períodos de marea que no tienen su origen en un período del forzante de marea directo, sino que son fracciones (1/2, 1/3, etc.) del mismo. Como se acaba de describir, estos armónicos más altos ocurren como resultado del asomeramiento del estuario y no existen en el océano profundo. Por lo tanto se conocen como ‘mareas de aguas someras’ (‘componentes de bajo fondo’ o ‘sobremareas’; Pugh, 1987). Estas componentes son muy frecuentes y abundantes en los estuarios, aunque también se observan en regiones de plataforma muy someras, en particular las bordeadas por grandes zonas inter-mareales. En todas las situaciones en que se observan las mareas de aguas someras, es útil recordar que las mismas son simplemente una forma conveniente de describir la forma de la onda de marea a través de una combinación de ondas armónicas. Físicamente, la onda de marea tiene el mismo período básico pero aparece deformada, con una creciente más corta que la bajante. Cuando este proceso se lleva a extremos (como consecuencia de las características topográficas), la marea puede tomar la forma de un muro de agua que se desplaza 17 hasta el estuario, provocando un aumento casi instantáneo del nivel de agua. Este fenómeno se conoce como un ‘bore’ (Tomczak, 1998). 3. Variabilidad climática y cambio climático del nivel del mar El nivel del mar manifiesta cambios en muchas escalas temporales y éstos pueden ser tanto ‘locales’ como ‘eustáticos’. Los últimos, en oposición al cambio local, resultan en una alteración de los niveles globales del mar, como los cambios en el volumen de agua de los océanos o cambios en el volumen de una cuenca oceánica. En escala inter-anual, algunos de los factores más significativos que determinan la variabilidad del nivel del mar son los asociados a variaciones en el forzante atmosférico y la descarga continental (Pugh, 2004). Estos factores producen, en general, cambios locales. En escalas de tiempo más largas, varios factores afectan el volumen o la masa oceánica, que conduce a cambios en general eustáticos en el nivel del mar. Las dos influencias principales son la temperatura (debido a que el volumen del agua depende de la misma), y la masa de agua que se encuentra ‘atrapada’ en la tierra y como agua dulce en los ríos, los lagos, los glaciares, la masa de hielo polar y la banquisa (Pugh, 2004). En las últimas décadas estos últimos factores han cambiado significativamente dando lugar a lo que se conoce como aumento del nivel del mar por efecto invernadero (IPCC, 2013). En una escala geológica los cambios en la forma de las cuencas oceánicas y de la distribución mar/tierra también afectan el nivel del mar, pero estos cambios están fuera del interés directo de este trabajo. 3.1. El aumento del nivel del mar por efecto invernadero El aumento del nivel del mar (ANM) se encuentra entre los aspectos más importantes vinculados con el cambio climático; es un problema complejo y aún no comprendido por completo.Si bien el rápido ANM ha sido considerado un tema científico relevante desde hace varios años (por ejemplo, Cronin, 1983; Shennan y Woodworth, 1992; Gehrels et al., 2004), se ha convertido en un problema de índole social desde la presentación del Cuarto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC Fourth Assessment Report (AR4), Bindoff et al., 2007). Esto fue en gran medida debido a dos factores: (i) la visión generalizada de que la tasa de ANM a escala mundial se ha acelerado durante el siglo pasado debido al forzante antropogénico, 18 y (ii) que las nuevas proyecciones para el siglo XXI sugieren que las tasas de ANM pueden llegar a ser entre 3 a 5 veces más rápidas, aumentando la preocupación acerca de los potenciales impactos sobre las zonas costeras. Se han publicado en los últimos años numerosos trabajos focalizados en el estudio del nivel del mar, como por ejemplo los de Milne et al. (2009), Alley et al. (2010), Gehrels (2010), Cazenave y Llovel (2010), Willis et al. (2010), Pfeffer (2011), Church et al. (2011), Gehrels et al. (2011), Nicholls et al. (2011), Tamisiea y Mitrovica (2011), Siddall y Milne (2012) y Spada y Galassi (2012), entre otros. Estos estudios reflejan la diversidad de disciplinas que intervienen en la investigación sobre el nivel del mar, incluyendo la glaciología, la geodesia, la geomorfología costera, la oceanografía y la geología. El AMM surge de muchos factores que contribuyen a cambios en el océano, la hidrósfera terrestre, la criósfera y la Tierra sólida, convirtiéndose en un resultado integral del cambio climático (Milne et al. 2009, Church et al. 2010). La comunidad científica está ahora en condiciones de comprender y, en primer orden, estimar el ANM global ocurrido durante la segunda mitad del siglo XX mediante la cuantificación individual de las contribuciones de cada uno de los componentes del sistema climático (Cazenave et al., 2009; Cazenave y Llovel, 2010; Church et al., 2011). En particular, el aumento del contenido de calor del océano durante las últimas décadas, los cambios en el contenido de agua dulce del océano (por ejemplo, Durack y Wijffels, 2010), y su efecto conjunto en el ANM global pueden ser ahora cuantificados (por ejemplo, Bindoff et al., 2007, Domingues et al., 2008). Las contribuciones de los glaciares y la cobertura de hielo al AMM también se pueden estimar mediante nuevas observaciones satelitales (por ejemplo, Steffen et al., 2010; Rignot et al., 2011). Como resultado de la evidencia observacional disponible de satélites y observaciones in situ, ha surgido un consenso de que el nivel medio del mar global durante las últimas dos décadas se ha incrementado a un ritmo que es más rápido que el promedio del siglo XX (por ejemplo, Merrifield et al., 2009). El último informe del IPCC (IPCC, 2013) muestra que los estudios disponibles actualmente indican con un alto grado de confianza que la tasa de ANM desde mediados del siglo XIX ha sido más alta que la tasa media durante los dos milenios previos (por ejemplo, Church et al., 2008). Durante el periodo 1901-2010 el nivel medio del mar aumentó 0,19 ± 0,02 m (Figura 1.7). Tanto los proxy datos como las observaciones directas del nivel del mar muestran una transición entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX de tasas de ascenso relativamente bajas durante los dos milenios previos a tasas más altas, y parece ser que la tasa de aumento ha seguido subiendo desde comienzos del siglo XX. La tasa media de ANM fue de 1,7 ± 0,2 mm año-1 entre 1901 y 2010, de 2,0 ± 0,3 mm año-1 entre 1971y 2010 y de 3,2 ± 0,2 mm año-1 entre 1993 y 2010 (por ejemplo, Church y White, 2006; Bindoff et al., 2007). Las observaciones de mareógrafos y de 19 altimetría satelital son consistentes respecto de la mayor tasa durante el último período (Bojanowski, 2011; Nerem, 2010). Figura 1.7. Cambio en el nivel del mar promedio anual en 23 sitios de medición de marea geológicamente estables donde se dispone de registros de largo plazo, seleccionados por Douglas (1997). La línea negra gruesa muestra un promedio móvil de tres años de los registros instrumentales. Estos datos indican un aumento del nivel del mar del orden de los 18,5 cm entre 1900-2000. Debido a la limitada cobertura geográfica de estos registros, no es claro si las aparentes fluctuaciones decádicas representan variaciones reales en el nivel del mar o simplemente variaciones entre regiones que no están resueltas. La línea roja muestra la media anual derivada de datos satelitales de altimetría (http://sealevel.colorado.edu/) de TOPEX / Poseidon. El AR4 del IPCC muestra que el ANM observado desde comienzos de la década del ’70 se puede explicar en un 75% como consecuencia de la pérdida de masa de los glaciares y expansión térmica del océano como consecuencia del calentamiento (por ejemplo, Bindoff et al., 2007; Church et al., 2011). En el período 1993-2010 el ANM global es consistente con la suma de las contribuciones de la expansión térmica debida al calentamiento (1,1 ± 0,3 mm año-1), cambios en los glaciares (0,76 ± 0,37 mm año-1), la capa de hielo de Groenlandia (0,33 ± 0,08 mm año-1), la capa de hielo Antártica (0,27 ± 0,11 mm año-1) y el almacenamiento de agua en la tierra (0,38 ± 0,12 mm año-1). La suma de todas estas contribuciones es de 2,8 ± 0,5 mm año-1 (Church et al., 2011). El ANM no es un proceso simple y uniforme, sino que muestra fuertes modulaciones en diversas las escalas espaciales y temporales (Cazenave y Llovel, 2010; Stammer et al., 2012). Esto hace que las tendencias locales puedan desviarse considerablemente de los promedios mundiales, hasta el punto de que ambas difieren de signo en algunos lugares. Incluso, a nivel global el nivel 20 medio del mar no aumenta monótonamente sino que presenta variabilidad en escalas de inter-anual a decádicas (Figura 1.7), superpuesta a las tendencias de largo plazo (Church y White, 2011). Más importante aún, los patrones geográficos de variación del nivel del mar están lejos de ser uniformes, según lo revelado recientemente por altímetros satelitales (por ejemplo, Cazenave y Llovel, 2010). Al considerar los problemas de impacto costero, los más relevantes son sobre todo las variaciones del nivel del mar regionales y locales (con respecto a la línea de costa) y no sólo la media global (Milne et al., 2009). En el caso particular de las costas argentinas y la Plataforma Continental hay pocas estimaciones del ANM, debido a la escasez de observaciones de largo período. Lanfredi et al. (1998) y D'Onofrio et al. (2008) realizaron estimaciones unificando los únicos registros mareográficos de largo período disponibles para la región sur de Sudamérica (desde comienzos del siglo XX), el adquirido en la estación de la Dirección de Construcciones portuarias y Vías Navegables y el de la estación Palermo, ubicada en el muelle de pescadores de la Ciudad de Buenos Aires. Los resultados mostraron a lo largo de ese siglo una tendencia positiva de largo período en el nivel medio del Río de la Plata de +1,6 ± 0,1 mm año-1 (Lanfredi et al., 1998) y +1,7 ± 0,1 mm año-1 (D'Onofrio et al., 2008). Para el puerto de Mar del Plata, Fiore et al. (2009) reportan una tendencia de aumento del nivel medio del mar de 1,67 ± 0,1mm año-1 para el período 1956–2005. Woodworth et al. (2010b) compararon mediciones del nivel medio del mar realizadas en Port Louis en las islas Malvinas en 1981-1982, 1984 y 2009, y datos de la estación mareográfica permanente más cercana, Puerto Argentino, desde 1992 con mediciones hechas en Port Louis en 1842 por James Clark Ross. La tasa de ANM estimada entre 1842 y comienzos de los ‘80s fue de 0,92 ± 0,35 mm año-1. Los datos de Port Louis de 2009 son de particular importancia debido a la disponibilidad de información simultánea con los datos de Puerto Argentino. La tasa del niveldel mar observada desde 1992, resultó de 2,51 ± 0,58 mm año-1. Esta tasa es comparable con el valor de 2,60 ± 0,42 mm año-1 obtenida de los datos altimetría satelital sobre el mismo período. La reciente aceleración de la tasa de ANM en esas regiones es consistente con lo encontrado en otras localidades del hemisferio sur (por ejemplo, Hunter et al., 2003; Pugh et al., 2002). Aún no se sabe si esta aceleración se vincula con alguna clase de fluctuación decádica o es el comienzo de un cambio climático acelerado (Rahmstorf et al., 2007). Evidentemente, se espera que el nivel medio del mar siga aumentando en las próximas décadas, aunque hay importantes discrepancias en los valores estimados. Las proyecciones expuestas en el informe del IPCC (IPCC, 2013) para el aumento del nivel del mar hacia 2095 respecto de 1990 basadas en modelos son de 0,18 a 0,59 m. Estas predicciones se basan en diversos escenarios de emisión y en la modelización de la dinámica glacial. Algunos científicos sugieren que las proyecciones pueden haberse subestimado. Por ejemplo, Rahmstorf y Vermeers (2009) indican 21 que el rompimiento del hielo, un proceso en el que grandes cantidades de hielo de los glaciares y capas de hielo caen en el océano acelerando el derretimiento, y que es un gran contribuyente al ANM, no está incluido en las estimaciones. La realidad es que los efectos de este tipo de procesos físicos aún no se pueden modelar y predecir con exactitud suficiente. Otras investigaciones incrementan la incertidumbre de las estimaciones futuras al sugerir que durante las últimas deglaciaciones naturales ocurrieron tasas de ANM tan altas como 16 mm año-1 (Rohling et al., 2008) y que, para el próximo siglo, no se pueden descartar valores de hasta 15 o 20 mm año-1 (Rahmstorf, 2007; Pfeffer et al., 2008; Convey et al., 2009). 3.2. Variaciones del nivel del mar en la escala inter-anual en la Plataforma Continental Argentina y el Río de la Plata No existen en la literatura especializada antecedentes de trabajos que hayan abordado el estudio de la variabilidad en escala inter-anual del nivel del mar en la totalidad de la Plataforma Continental Argentina. Sin embargo, dos trabajos recientes, de Meccia et al. (2009) y Saraceno et al. (2013) estudiaron la variabilidad en esa escala en la Plataforma Norte y el Río de la Plata mediante simulaciones numéricas y observaciones satelitales de altimetría, respectivamente. Estos autores muestran que la variabilidad inter-anual explica aproximadamente el 10% de la varianza total. La variabilidad observada es forzada fundamentalmente por la descarga continental, y en mucho menor medida por el viento, y parece estar asociada con los ciclos del El Niño – Oscilación del Sur (ENOS). Los resultados de los autores mencionados muestran que el primer modo de variabilidad del nivel en esta escala de tiempo está asociado con una anomalía media cuya amplitud varía de alrededor de ± 0,25 m en el Río de la Plata superior (una altura importante en esas regiones tan someras) al orden de ± 0,03 m en la zona de impacto de la pluma sobre la plataforma. La transición de uno a otro de los valores mencionados ocurre de manera más o menos lineal desde el estuario exterior y hasta la línea imaginaria que conecta las ciudades de La Plata con Colonia (Uruguay), y se incrementa muy rápidamente aguas arriba de esa línea (Meccia et al., 2009). En esta última área, muy somera, el cambio porcentual en el nivel medio asociado a los ciclos del ENOS es por lo tanto muy grande. 22 4. Antecedentes sobre cambios en las constantes armónicas de marea, construcción de la hipótesis y objetivos La teoría indica que los cambios en el nivel del mar pueden modificar la propagación y disipación de energía de la marea y, presumiblemente, las propiedades resonantes de las cuencas (por ejemplo, Pelling y Green, 2013; Pelling et al., 2013; Pickering et al., 2012; Ward et al., 2012). Esto se reflejaría en cambios en las constantes armónicas de marea que, paradójicamente, dejarían de ser ‘constantes’. Estos cambios se han observado, en efecto, en diversas escalas. En algunos sitios del planeta se han observado cambios en escala anual en las constantes armónicas de marea que se han vinculado con cambios en el nivel del mar asociados a los ciclos estacionales del hielo marino. Zukov (1945) postuló este proceso, en particular, para las regiones con cobertura de hielo del Océano Ártico. Aunque las pocas observaciones disponibles no permiten determinar si se trata de un fenómeno típico o no (Kagan y Sofina, 2010) se han hecho observaciones de estos ciclos de variabilidad en la costa del Mar Blanco, la plataforma continental de Siberia y el Ártico Canadiense (Zubov, 1945; Henry y Foreman, 1977; Murty y Polavarapu, 1978; Godin, 1980, 1986; Godin y Barber, 1980; Murty, 1985; Prinsenberg, 1988). Zubov (1945) observó, además, que las amplitudes de la elevación de la superficie del mar por la marea en los estuarios de los ríos Pyia, Kamenka y Severnaya Dvina (ubicados en Rusia) pueden ser varias veces mayores en verano que en invierno y las fases de marea pueden disminuir por varias decenas de grados de invierno a verano. Modificaciones en el régimen de marea se han observado además en otras áreas costeras del planeta en las cuales la profundidad ha cambiado como consecuencia de un cambio morfológico tanto de origen natural (por ejemplo, Araújo et al., 2008) como antropogénico asociado, por ejemplo, al dragado y construcciones costeras (por ejemplo, Da Silva y Duck, 2006; Jia et al., 2007; Swanson y Wilson, 2008). El ANM a escala global asociado con el cambio climático por efecto invernadero tiene el potencial de producir cambios de gran escala en las características de la propagación de la onda de marea, tanto en el océano profundo como, especialmente, en los mares costeros y estuarios, donde los cambios relativos en la profundidad serían más significativos. El efecto del ANM sobre las mareas se ha observado en varias escalas temporales. Desde el Último Máximo Glacial, hace unos 18000 - 22000 años, el nivel del mar ha aumentado en alrededor de 125 m, con alteraciones significativas a la batimetría global por ajuste glacio-isostático (Peltier, 2004). Estudios realizados con modelos globales de marea muestran que este ANM afectó profundamente la amplitud de las mareas en el océano abierto, como consecuencia de la modificación de la geometría de las cuencas oceánicas (Egbert et al., 2004; Green, 2010). Estos cambios rápidos en la amplitud de la marea 23 fueron confirmados por evidencias paleo-oceanográficas en las plataformas continentales del Océano Atlántico, tales como la Bahía de Fundy (Shaw et al., 2010). Otros estudios con modelos numéricos que también han considerado el cambio en el nivel del mar desde el Último Máximo Glacial hasta el presente, han encontrado en las simulaciones cambios significativos en las características de las mareas (por ejemplo, Austin, 1991; Shennan et al., 2000; Uehara et al., 2006) y en los regímenes de transporte de sedimentos (Gerritsen y Berentsen, 1998). En escalas de tiempo más cortas, durante los siglos XX y comienzos del XXI, se han reportado cambios en las mareas a partir de observaciones de muchos océanos costeros (por ejemplo, Woodworth, 2010a). Las observaciones incluyen el Golfo de Maine (Ray, 2006), el Océano Atlántico Norte (Müller, 2011; Ray, 2009), el Océano Pacífico Oriental (Jay, 2009), las costas de América del Norte (Flick et al., 2003) y las costas alrededor de la plataforma europea (Woodworth et al., 1991). Se han postulado varias hipótesis como causas de los cambios observados, y el ANM es una de ellas (por ejemplo, de Ronde, 1986; Flather y Williams, 2000; Haigh, et al., 2010; Howard, et al., 2010; Woodworth, 2010a; Roos et al., 2011; Greenberg et al., 2012; Pickering et al., 2012;
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