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Blanc Cabrera, Milagros Enseñar a leer y la formación del lector de literatura en 1er año de la escuela primaria Tesis presentada para la obtención del grado de Especialista en Escritura y Alfabetización Directora: Campos, María del Carmen Blanc Cabrera, M. (2021). Enseñar a leer y la formación del lector de literatura en 1er año de la escuela primaria. Trabajo final integrador. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en: https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.2345/te.2345.pdf Información adicional en www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/ Trabajo Final de Integración Especialización en Escritura y Alfabetización Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Universidad Nacional de La Plata ENSEÑAR A LEER Y LA FORMACIÓN DEL LECTOR DE LITERATURA EN 1ER AÑO DE LA ESCUELA PRIMARIA Alumna/o: Milagros Blanc Directora: María del Carmen Campos Tacuarembó, octubre de 2021 1 Índice Resumen………………………………………………………………………………………………..…2 Capítulo 1……………………………………………………………………………………………….…3 1.1 Introducción……………………………………………………………………………………...3 1.2 Justificación……………………………………………………….……………………………..4 1.3 Formulación del problema…………………………………………………………………..…5 Capítulo 2: Marco teórico ……………………………………………………………………………….6 2.1 ¿Qué se entiende por leer? Concepción de lectura………………………….........…6 2.2 La enseñanza de la lectura en la escuela……………………………………………...11 2.2.1Leer por sí mismo………………………………………………………………..…15 2.2.2 Leer a través del docente…………………………………………………………17 2.3 ¿Por qué leer literatura en la escuela primaria?.....................................................20 Capítulo 3: Decisiones metodológicas………………………………………………………………..27 3.1 Contextualización…………………………………………………………………………27 3.2 Población y muestra ……………………………………………………………………..28 3.3 Instrumentos de recolección de datos………………………………………………….29 3.4 Tipo de análisis……………………………………………………………………………30 Capítulo 4: Análisis de datos………………………………………………………………………..…30 4.1 Organización de la enseñanza y frecuencia de abordaje………………………….…31 4.2 Propósitos y contenidos………………………………………………………………….41 4.3 Situaciones de enseñanza: leer por sí mismos y leer a través del docente…….…49 4.4 Intervenciones docentes………………………………………………………………….51 4.5 Concepción de lectura……………………………………………………………………54 Capítulo 5: Conclusiones………………………………………………………………………………56 Bibliografía…………………………………………………………………………………………….…59 2 Resumen En los primeros años de escolaridad, la literatura infantil tiene un papel muy importante en el aula; las docentes diseñan diversas situaciones de enseñanza a partir de ella. Algunas de esas propuestas se relacionan directamente con la enseñanza de la lectura y es en ellas que se pondrá foco en esta oportunidad. En nuestro país, se promueve la lectura mediante diversos proyectos de carácter nacional pero a pesar de ello las evaluaciones realizadas en educación pública revelan que un porcentaje importante de niños no logran los aprendizajes esperados en lectura. Este trabajo, de corte cualitativo, indaga sobre las prácticas de lectura literaria que se llevan a cabo en las clases de primer año de una escuela primaria perteneciente a un contexto social vulnerable. El relevamiento de datos se llevará a cabo a través del análisis de documentos que los docentes ponen a disposición: planificaciones, unidades didácticas, proyectos, propuestas aisladas y entrevistas semiestructuradas que se realizan de forma individual. Se plantean cinco líneas o categorías de análisis que permiten dar respuesta a los interrogantes formulados, que hacen posible conocer qué propuestas diseñan las maestras, tanto de lectura por sí mismos como a través del docente, para enseñar a leer literatura, y sus intervenciones que constituyen una condición didáctica indispensable para el avance de los niños como lectores. 3 Capítulo 1 Introducción Los contactos del niño con la literatura son momentos vividos como placenteros por los mismos, y por lo tanto deberían ser anclajes significativos para el maestro que ayuda en el proceso de adquisición de la lectura y la escritura de sus alumnos. De hecho, una de las estrategias didácticas utilizadas para aproximar al niño a los diversos contenidos del lenguaje es a través de la literatura, que desde edades tempranas es ofrecida por la familia y la escuela para que el niño le vaya dando significado y gradualmente por medio de rimas, nanas, canciones, juegos y cuentos se vaya acercando a ella. Gradualmente, el niño irá aproximándose a los textos escritos y cuestionará su significado. Allí también estará su familia y su maestro, guiando, facilitando, leyendo para él y estimulándolo a leer por sí mismo. Ser parte de una comunidad de lectores de literatura implica compartir con otros el disfrute de una obra, profundizando en las características de cada género, sus formas particulares de decir y favoreciendo la ampliación de su bagaje literario. A través de esas prácticas lectoras, el docente enseña también a leer porque partimos de que leer supone un acto de construcción de significado del texto. El abordaje de la lectura literatura en el aula con propósitos de enseñanza son situaciones frecuentes tanto en el nivel inicial como en el primer ciclo de la escuela primaria; a partir de un proyecto o secuencia vinculada a la lectura literaria, los maestros proponen situaciones de enseñanza atravesadas por diversas estrategias. En este sentido, Bello, A. y Holzwrht, M. (2008) sostienen que la lectura literaria será de interés si se promueve la necesidad de leer, una literatura que lo forme estética y vivencialmente, ofreciéndoles textos de calidad. Sin embargo, este interés y disfrute literario va de la mano con la enseñanza de la lectura. El docente tiene la función de guiar al niño, acompañarlo en la construcción de significado, ayudarlo a crecer como lector. Pero ¿Qué propuesta presenta a sus alumnos? ¿Qué obras comparte con ellos? ¿Con qué propósitos? El objetivo de este trabajo es conocer las diversas propuestas de enseñanza de lectura literaria que llevan a cabo los docentes de primer año. 4 Justificación En nuestro país, desde hace ya algunos años, se promueve la lectura mediante diversos proyectos de carácter nacional como el Programa de Lectura y Escritura en Español (ProLEE), Biblioteca Solidaria y Biblioteca País del Plan Ceibal, entre otros. Todos procuran promover la inclusión temprana de los niños en la cultura escrita a través su inmersión en el mundo de la literatura. Las diferentes evaluaciones realizadas en educación pública revelan que un porcentaje importante de niños que cursan primer año y que concurren a las escuelas de contextos más críticos no logran los aprendizajes esperados para el grado en lectura. En muchas zonas de nuestro país la escuela es, casi en exclusividad, centro de referencia cultural para los estudiantes y la comunidad. Por ello, en el grupo social de origen de muchos niños, la lectura no suele ser una práctica habitual. Es así que, proyectos como el de Biblioteca Solidaria que funciona desde 2013 colabora para disminuir la distancia entre el niño y la cultura escrita, acercando y facilitando, en carácter de obsequio o donación, una colección de obras de literatura infantil que integrará la biblioteca de las escuelas que deseen participar; provee además otros recursos didácticos para los docentes. Biblioteca Solidaria propone así que cada niño acceda a la posibilidad de construir una ampliabiblioteca mental con ricas referencias culturales a través de la lectura de diversas obras literarias. Por otro lado, se cuenta también con una valiosa herramienta digital como lo es la plataforma virtual del Plan Ceibal que incluye la Biblioteca País y a la que todos los niños pueden acceder a través de las computadoras portátiles distribuidas por el mencionado plan. Esta biblioteca cuenta con numerosos ejemplares de consulta para alumnos y docentes así como un amplio repertorio de títulos literarios nacionales y extranjeros. Los datos surgidos en el “Estudio de las condiciones y las prácticas de promoción de la lectura y la escritura”1 que analizó la implementación del proyecto Biblioteca Solidaria muestran que: ● El 78,1% de las escuelas disponían de un plan de lectura y escritura como un requisito administrativo. Solo la mitad de ellas contemplaba el 1 Biblioteca Solidaria es un proyecto de ANEP creado en 2013, que apela a los diversos actores de la comunidad educativa para trabajar solidariamente en la formación de los niños como lectores, bajo la coordinación académica de Mag. María Guidali . los datos mencionados se extraen de: “Biblioteca Solidaria - Estudio de las condiciones y las prácticas de promoción de la lectura y la escritura en la implementación del proyecto, a partir de las declaraciones de sus participantes” ANEP (2014) 5 tratamiento de la lectura y la escritura de forma sistemática en los planes lectores y una de cada cinco no disponía ni siquiera de un plan básico. ● El 80,1% de las escuelas realizaban acciones esporádicas en fomento de la lectura. Sólo un tercio de ellas llevaban adelante acciones continuadas de exploración, recomendación, orientación, debate y de encuentro entre lectores. La participación en este proyecto de fomento de la lectura es voluntaria, cada escuela decide, año a año, si se inscribe o no. La escuela en que se realiza esta indagación pertenece a un contexto social vulnerable y si bien fue parte en años anteriores actualmente no lo hace. De allí que surge el interés en indagar las prácticas de lectura literaria en primer año, para conocer el impacto que el programa dejó en la institución cuáles de las propuestas están aún vigentes en las aulas y cuales fueron desechadas. Por las características propias del contexto social es muy probable que los niños no tengan acceso a obras literarias fuera del ámbito escolar, por lo que resulta interesante conocer qué obras literarias ofrecen a los niños, cómo las seleccionan y si continúan vigentes las colecciones aportadas por el Proyecto. Como se ha planteado, no quedan dudas de que en los primeros años de escolaridad, la literatura infantil tiene un papel muy importante en el aula; las docentes leen obras literarias con sus niños y diseñan diversas situaciones de enseñanza a partir de ellos. Algunas de esas propuestas se relacionan directamente con la enseñanza de la lectura y es en ellas que se pondrá foco en esta oportunidad. El propósito de este trabajo es conocer cómo los docentes de primer año abordan la enseñanza de la lectura literaria en sus aulas. Formulación del problema La enseñanza de la lectura en la escuela implica necesariamente un vínculo con la literatura. A través de ella, los niños no sólo aprenden a leer sino que amplían su mirada del mundo, expresan sus ideas, sus sentimientos y enriquecen su bagaje cultural. Como se señaló anteriormente, la literatura y la enseñanza de la lectura van de la mano, no es que una sea condición necesaria de la otra, pero se complementan de forma excelente. La lectura literaria en el aula permite el intercambio posterior de ideas entre los lectores, profundiza la comprensión del texto y también permite crear una comunidad que pueda “hablar el mismo libro”; propicia instancias que hacen posible 6 hablar con otros acerca de los libros leídos, recomendarlos, discutirlos, etc. y como dice Teresa Colomer (2005) crea hábitos lectores perdurables. La construcción del camino lector es personal, pero también es colectivo, a veces no se tiene conciencia de todos los textos que llevamos dentro y las diversas e infinitas combinaciones que poseen. Tenemos enormes textotecas internas que se movilizan y afloran, este capital cultural es el piso para que la literatura pueda “hacer pie” como expresa L Devetach (2008). Los textos compartidos nos dan noción de pertenencia, estar en una trama común, nos permiten hablar de lo mismo, reconocernos en una experiencia o en una expresión compartida, como miembros de una comunidad lectora, en cambio los textos internos se vinculan directamente a lo afectivo. La literatura nos obliga a reflexionar y realizar un juego interno entre lo colectivo y lo privado que ese texto despierta en nosotros. La construcción del camino lector no es una sumatoria lineal de textos que se van acumulando en la memoria, no se construye tampoco durante el acto de leer, sino que se va construyendo en los recursivos regresos que nuestra mente hace sobre la lectura, permitiendo que se evoquen recuerdos, emociones, dejando aflorar sensaciones físicas y anímicas. El intercambio colectivo que se realiza luego de la lectura es fundamental ya que la interpretación personal del texto se ve ampliada y enriquecida con el aporte de los otros lectores. En el ámbito escolar este espacio debe ser planificado por la docente de manera que se fomente la profundización en el sentido de la obra mediante el diálogo con otros. De esta manera, este trabajo indaga sobre las prácticas de lectura literaria que se llevan a cabo en las clases de primer año de una escuela primaria perteneciente a un contexto social vulnerable. En este sentido, nos planteamos los siguientes interrogantes: ● ¿Qué propuestas de lectura literaria se llevan a cabo en la escuela? ● ¿Predomina la lectura a través del docente o también se proponen situaciones de lectura por sí mismos? ● ¿En qué contexto? ¿Son actividades aisladas o enmarcadas en un proyecto, unidad didáctica o secuencia? ● ¿Cuáles son los propósitos que persiguen los docentes en esas situaciones? ● ¿Qué contenidos se enseñan mediante dichas propuestas? ● ¿Cómo interviene la docente en tales situaciones? ● ¿Qué hacen antes y después de la lectura de los textos literarios? ¿Qué sentidos le otorgan a estos momentos? 7 ● ¿Se promueven situaciones mediante las cuales los niños tengan la oportunidad de leer interactuando con escrituras presentes en el aula? ● ¿Qué valor le otorgan los docentes a la literatura en la formación de lectores? ● ¿Qué textos literarios comparten con sus alumnos? ¿Cómo los seleccionan? Capítulo 2 Marco teórico ¿Qué se entiende por leer? Concepción de lectura Una de las funciones principales de la escuela, sino la más importante tal vez, es enseñar a leer y a escribir. Pero este proceso de enseñanza y aprendizaje de la lengua escrita es muy complejo, adquirir los conocimientos necesarios para ser un lector o un escritor competente, significa interiorizar y desentrañar aspectos culturales, textuales y funcionales. Tanto para producir (escribir) como para comprender (leer) un texto, es necesario contar con una amplia “biblioteca mental”, no sólo como modelos o ejemplos, sino para construir una red de conocimientos a los que pueda recurrir a la hora de enfrentarse a un texto, para contextualizarlo y relacionarlo con informaciones previas que ya posea. En ese proceso de transacción, es tan importante lo que aporta el texto como lo que aporta el lector para darle sentido. Kennet Goodman (1994) lo explica muy claramente cuando dice que la comprensión de un texto depende de la capacidad del escritor para transmitir su idea o conocimiento y la capacidad del lector para desentrañarlo, reconstruirlo y construir su significado. “…loque los lectores o los oyentes comprenden depende tanto de lo que ellos mismos aportan a la transacción como de lo que el autor aportó a su texto. El significado está en el lector y en el escritor, no en el texto. El escritor construye un texto con un significado posible que será utilizado luego por los lectores para construir sus propios significados. La efectividad de la lectura consiste en extraer el sentido de lo impreso, no en identificar correctamente las palabras. […] Esto no significa que las características del texto no sean importantes o que escritor y lector sean independientes de ella. La comprensión se verá influenciada por el grado de capacidad que tenga el escritor para construir el texto y el lector para reconstruirlo y construir el significado. Pero este no pasa del escritor al lector.” (pp.12 y 26) 8 La concepción de lectura de este autor, refiere a un proceso de coordinación de informaciones visuales y no visuales y de la puesta en práctica de una serie de estrategias lectoras involucradas en esa transacción: predicción, anticipación, autocorrección e inferencias. “Para poder ser utilizada, [la información visual] debe ser interpretada, y dicha interpretación depende de los esquemas interpretativos disponibles” (Ferreiro, 2004, p.85). La función de la lengua es comunicar, por ello es necesario saber “¿qué quiero decir?”, “¿a quién se lo voy a decir?”, “¿cómo lo voy a decir para que me comprendan?”, “¿qué información posee ese lector potencial y cual debo proporcionarle?”. Es una constante toma de decisiones. Leer un texto es anticipar el significado e ir identificando los indicadores que verifican o rechazan dichas anticipaciones. Ana María Kaufman (1997) sostiene que leer es atribuirle significado a un texto. En esa construcción de significado, entran en juego los conocimientos del lector respecto al sistema de escritura, al lenguaje escrito y al contexto. Así, el lector pone en juego toda su competencia lingüística y cognitiva en el proceso activo de transacción con el texto. Predice cómo podrá seguir el texto, autocorrige cuando algo no tiene sentido o es contradictorio volviendo a releer con la finalidad de ir verificando si hubo algún error, infiere lo que no está explícitamente escrito, leyendo entre líneas lo que el autor no escribió en forma explícita. El alumno interactúa permanentemente con el medio, conoce el mundo que lo rodea gracias a su actividad en él. De esta forma, va reorganizando la información que tenía en base a la nueva información que recibe, producto de su interacción con el mundo y las relaciones que él mismo va construyendo. Es por esto, que la continuidad respecto a la enseñanza de la lectura, se hace necesario durante toda la escolaridad. Al leer activamos un proceso de coordinación de informaciones visuales (información gráfica) y no visuales (conocimientos que posee cada lector sobre el tema leído, el léxico, la estructura gramatical de la lengua, cómo leer en cada circunstancia). Cuando la lectura es compartida con otros, esta información no visual se construye con el aporte de todos los participantes, por ello es importante ofrecer textos para leer y compartir la lectura y los sentidos atribuidos al texto con el grupo de alumnos. Mediante la coordinación de información visual y no visual, se va construyendo el significado de lo expresado lingüísticamente. Si entendemos que leer es comprender el mensaje escrito, entonces, quien escucha también lee. En este caso, si bien el niño no se encarga de la “decodificación”, su rol es muy activo, pues debe imaginar situaciones, personajes, relacionar una sucesión de hechos, recurrir a la memoria, concentrarse, anticipar y de alguna manera construir un significado que sea coherente con sus vivencias y su 9 contexto, con sus conocimientos. Para acceder al mundo de la escritura, el niño requiere de un lector experto, para incorporar vocabulario, expresiones, maneras diferentes de transmitir las cosas, propias del lenguaje escrito. La adquisición de la lectura y la escritura son procesos íntimamente ligados entre sí, donde el niño pone en juego cuestiones relacionadas al sistema de escritura (signos, morfemas) y al lenguaje escrito, se trata de poner en juego diversas estrategias que permitan construir significado, pero además saber cuáles y cuándo utilizarlas. Más adelante se retomará este punto de acuerdo a los aportes realizados por Isabel Solé (1993) y Ana María Kaufman (1997). Leer, no es descifrar, ni decodificar, es construir sentido, buscar pistas, indicios, es construir un significado en el que cada lector se ve implicado, porque lo construye a partir de lo que para él tiene sentido. Como plantea Montes G. (2006, p.1) “Lectura a lectura, el lector va construyendo su lugar en el mundo”, nuestro trabajo de constructores de sentido se vuelve constante e invisible. Construimos significado desde que nacemos, aprendiendo a darle sentido a un rostro, un gesto, un sonido, un aroma, anticipamos eventos a partir de esas señales que leemos, en definitiva leemos el mundo que nos rodea y esa lectura no se asocia directamente a la lengua escrita, el lenguaje es solo una parte de ese proceso de lectura y construcción. Cuando “tomamos la palabra”, como adquisición del habla, comenzamos un camino de construcción de nuestros primeros textos, porque la lectura y la escritura, como dice esta autora, comienzan en la oralidad, a través de las lecturas y escrituras sucesivas, que encierran una interpretación y un punto de vista particular, una historia y un tiempo. Nos sumergimos en él casi sin darnos cuenta y lo vamos explorando poco a poco, nos vamos apropiando de él, mucho antes de la escuela, mucho antes de conocer las letras, utilizando la imagen como recurso del lenguaje. Pero al llegar a la escuela se enfrentará a un lenguaje cifrado en letras, que deberá conjugar con todos los saberes que ya trae acerca del lenguaje y los textos. La lectura puede ser vista como un arma de liberación, que abre las puertas al conocimiento y le permite a las personas conocer otros mundos, otras formas de pensar y la posibilidad de adquirir herramientas para expresarse, para manifestarse y hacerse entender, o por el contrario como una herramienta de sometimiento doblegándolos, adiestrándolos en una especie de identidad colectiva. Los más vulnerables son siempre aquellos que no pueden hacerse entender, que no pueden comprender y reflexionar acerca de su situación, de las causas que lo llevaron allí y que por tanto no podrán tomar decisiones que los ayuden a dar otro rumbo a su vida. 10 Para P. Freire (1984) saber leer y escribir es relativamente fácil, lo complejo es tener la capacidad de desarrollar un constante proceso cognoscitivo para asumir un papel creativo y pensante ante la realidad que le toca vivirá cada uno. El auténtico acto de leer es un proceso dialectico que sintetiza la relación existente entre conocimiento-transformación del mundo y conocimiento-transformación de nosotros mismos. Leer es pronunciar el mundo, es el acto que permite al hombre y a la mujer tomar distancia de su práctica (codificarla) para conocerla críticamente, volviendo a ella para transformarla y transformarse a sí mismos. (Freire.P, 1984. p.17) La lectura del mundo, para este autor, precede a la lectura de la palabra, lenguaje y realidad mantienen un vínculo dinámico, la comprensión que se pueda alcanzar del texto leído depende de la percepción que cada individuo tenga del contexto. La lectura que cada persona hace del mundo va cambiando conforme van cambiando sus experiencias, sus vivires y sus pesares y con ella va cambiando también la interpretación que va haciendo de los textos leídos. La importancia del acto de leer no pasa por la acumulación memorística de conocimiento o de información sino por la capacidad de expandir la capacidadde crear y comprender el mundo. La escuela, tradicionalmente ha tenido y tiene por función principal la de alfabetizar. ¿Pero a qué nos referimos con el concepto de alfabetización? Cuando hablamos de alfabetización hacemos referencia a un proceso que tiene dos dimensiones, Vera Masagao (2003) habla de que la alfabetización tiene una dimensión individual y una social. La individual refiere a los conocimientos y competencias de cada persona, al conocimiento de las letras, la decodificación, la comprensión, las inferencias que pueda realizar, la información que ya posee para contextualizar o dar sentido al mensaje y la capacidad de poder interrelacionar todo eso. La dimensión social hace referencia a las prácticas que resultan de la interacción con otros, las demandas de los contextos, el valor que se le atribuye a la lectura y la escritura como capital cultural de quien la posee y domina, las personas sienten que poseen un poder especial al dominar la escritura, empoderamiento que les da el dominio de la lengua escrita y les modifica sus vidas. Para muchos autores una no es posible sin la otra, pues es una práctica social, que ocurre en contextos específicos pero que depende de conocimientos y habilidades individuales, la persona alfabetizada es aquella que es capaz de utilizar ese conocimiento acerca de la lengua para relacionarse y participar en el mundo social. En este sentido la antropóloga Michèle Petit (1998) manifiesta la importancia de la biblioteca en los barrios vulnerables, como una herramienta que ayuda a cambiar o modificar la representación de sí mismos, la representación de la relación con el 11 mundo y en la relación con los otros. La lectura fue muy importante en sus vidas para cambiar su relación con los demás, para poder reflexionar desde otro lugar y relacionarse de otra forma con su entorno más cercano. A través de la lectura fueron capaces de crear otra representación de sí mismos. Poder escribir sobre sus propias vidas los ayuda de alguna marera a conocerse y a reconocerse, es una forma de poder dimensionar lo que les ha sucedido y como lo han superado, los ayuda a valorarse más a sí mismos. La pobreza priva a las personas de intimidad y del acceso a los bienes culturales, como expresa la autora exponiéndolas a las miradas de todos. Acceder a esos bienes culturales otorga poder, libertad y dignidad a las personas, no solo por el capital cultural en sí mismo que puedan adquirir sino por las redes y los intercambios que se tejen en torno a esos bienes. La pobreza y la vulnerabilidad o marginación social, sumada a la falta de conocimiento de la cultura escrita, son una condicionante que limita a la hora de adquirir el capital cultural., pues no se halla aislada de los factores económicos, políticos y culturales. La enseñanza de la lectura en la escuela Delia Lerner (2001) plantea la importancia de la lectura y la escritura como una poderosa herramienta para organizar el pensamiento, transmitir ideas, comprender el mundo e interactuar en él. Es necesario que los alumnos se apropien de las prácticas sociales que le dan verdadero sentido de la lectura, en una escuela que muchas veces pierde de vista el objeto de enseñanza. Pero esto no es una tarea fácil, porque los problemas a los que se enfrenta la escuela como institución van mucho más allá de la enseñanza de la lengua. Leer es dar la oportunidad de pensar en lo que queda por decir, tomando las expresiones de Larrosa J (2003), la lectura da juego cuando permite enseñar y aprender de y en ella. La lectura en voz alta en el aula, la que genera el comentario público del texto, la lección como la denomina el autor, es una forma de “abrir” un texto a una lectura común. Abrir el libro es convocar, es disponerse a entrar en ese mundo que ha sido abierto, tener la disposición para meterse en ese texto que recibe con hospitalidad. Los lectores acogen el libro a medida que avanzan, esperan y atienden, es sin dudas una entrega mutua, donde se juegan el enseñar y el aprender. “Por eso una lectura da juego, cuando permite que el enseñar y el aprender se jueguen en ella” (p. 641). Hay alguien que lee, que ofrece el texto como un regalo, pero como todo regalo, no siempre es aceptado, no siempre es bienvenido, no se sabe si será 12 acogido, si recibirá respuesta. Por eso el docente al ofrecer el texto, no solo ofrece la lectura y su voz, sino que también entrega parte de sí, de su elección y está expectante de la reacción de quien lo recibe. El profesor, el que da la lección, es también el que se entrega en la lección (…) Y su leer es un leer escuchando. El profesor lee oyendo hacia el texto como lo común, lo comunicado y lo compartido. Y lee también oyendo hacia sí mismo y hacia a los otros. (Larrosa, J. 2003:643) Tomando las palabras de este autor lo que realmente importa no es lo que el texto dice, sino lo que nos da a decir, lo que nos hace pensar, no se trata de apropiarse de los dichos de otro, sino de lo que ese otro nos hace pensar a partir de esos dichos, la esencia del texto no está en las respuestas que pueda ofrecer a nuestras preguntas, sino en la pregunta que esconde y que despierta en nosotros el deseo de responderla. Para Larrosa (2003), leer es pensar en lo que queda por decir, cuando la lectura es pública, pertenece al nosotros, a la comunidad, se vuelve común a todos, pasa a formar parte de lo colectivo, donde más allá de lo dicho por el texto, cada uno es capaz de pensar a partir de él, lo que cada uno es capaz de preguntarse. Entonces enseñar a leer es producir ese dejar escribir, la posibilidad de nuevas palabras de palabras no pre-escritas (…) la lectura deviene así en el escribir, una tarea abierta, en la que los textos leídos son despedazados, recortados, citados, in-citados y excitados, traídos y llevados, entremezclados con otras letras , con otras palabras. Los textos son entretejidos en otros textos. (Larrosa, J. 2003:651) Sumergirse en la lengua escrita es adentrarse en ese universo de significaciones que fueron construyendo las sociedades a lo largo del tiempo en un “inmenso tapiz” colectivo y perdurable, es comenzar a formar parte de esa tela y comenzar así a tejer su propio tapiz de experiencias. Por eso la escuela es la “gran oportunidad”, la puerta de entrada a ese mundo de la lengua escrita. Todas las estrategias que posee y ha desarrollado como constructor de sentido deberán de ponerse en juego en este nuevo desafío y su actitud de lector irá cambiando sin dejar de ser lo que era, irá creciendo. Posee colecciones de palabras, de imágenes y de experiencias a las que puede recurrir y que acumula desde su nacimiento. En este sentido Devetach (2008) realiza un enfoque de género muy particular, aludiendo al papel de las mujeres en este proceso de adquisición de la palabra, como madres y maestras encargadas de la educación de los niños como consecuencia de estructuras sociales y de roles de género. La autora manifiesta que las maestras, como mujeres históricamente han sido narradoras, transmisoras de tradiciones, de costumbres y encargadas de la 13 alfabetización y de la lectura, pero de ese tipo de lectura socialmente aceptada para mujeres respetables, lecturas religiosas o instructivas. Las otras, las lecturas pecaminosas, que activaban emociones y llevaban a reflexiones más profundas, que despertaban sensaciones dañinas para la salud y la pereza, no eran permitidas. Aún hoy en día es difícil desprenderse de estas concepciones, las y los docentes reconocen no tener en sus vidas la suficiente privacidad para leer y escribir, por placer, para expresar lo no dicho, leer con total autonomía lo que se les plazca y hacerse un tiempo para ello, pues en el fondo se sigue viendo a la lectura como un pasatiempo, una distracción para los momentos de ocio. Así las cosas urgentes le van quitandolugar a las cosas importantes, el docente se va perdiendo, se va aislando y va perdiendo los espacios privados que lo hacen crecer y que son tan necesarios para el crecimiento personal y profesional. Pues entonces bajo estas circunstancias cabe preguntarse ¿Cómo abordan los docentes la enseñanza de la literatura en el aula? ¿Cómo contribuyen a la construcción de ese camino lector? De acuerdo a lo que plantea Kaufman (1997, p.51) las propuestas didácticas en el aula deben de estimular la adquisición y desarrollo de estas estrategias y ello depende de la concepción de lectura que cada docente posea más allá de los conocimientos teóricos que tenga sobre la adquisición de la lengua escrita. Leer , como se ha mencionado, es un proceso de construcción de significado donde el lector juega un rol muy activo y despliega una serie de estrategias (Goodman, 1982) muestreo (el lector no lee letra a letra sino que realiza una mirada global fijándose en algunas letras ), anticipación ( completa la información de las letras en la que su vista no se fijó) , predicción ( anticipa o predice las palabras que preceden), autocorrección (relee o vuelve atrás y corrige lo que no tiene sentido o no encaja en el texto) e inferencia (leer lo que no está escrito, lo no dicho). Leer pasa a ser una cuestión de actitud frente al texto, no se trata de decodificar o poner voz a lo que está escrito, sino que es ponerse en el rol de “lector”, poner en marcha todo un mecanismo interno de construcción de sentido, procesar y construir algo propio. Estas son las cuestiones que la escuela no puede perder de vista a la hora de la enseñanza de la lectura. Para que las propuestas sean consistentes con esta concepción de lectura es fundamental que atiendan a la coordinación de varios datos o elementos que permitan al niño ubicarse en contexto, tema del que se está hablando, longitud del texto o palabra, imagen del portador, letras iniciales o finales, los textos de referencia en los que el niño puede apoyarse para comparar las escrituras. De acuerdo a los investigaciones psicogenéticas realizadas por Emilia Ferreiro, se sabe que de acuerdo a la edad y etapa del proceso de adquisición de la lengua escrita en que se encuentren se enfrentan a diferentes conflictos cognitivos y para la resolución de los 14 mismos elaboran diferentes hipótesis y desarrollan diversas estrategias de lectura previas a la lectura convencional, diferentes “maneras de leer” como le denomina Kaufman (1997, p.55) o lecturas no convencionales. ¿Pero realmente es posible que un niño lea por sí mismo cuando no sabe hacerlo de forma convencional? La autora sostiene que las condiciones didácticas son determinantes para que esto suceda. Leer es una macro habilidad de compleja adquisición, requiere del ejercicio y la práctica sistematizada, intencionalmente planeada por el docente, atendiendo a un contexto y a los conocimientos previos del alumno, poniendo a disposición del niño esos conocimientos que necesitará para llegar a comprender, que busque activar en el estudiante procesos, habilidades y estrategias, aunque no siempre el alumno lo haga por sí mismo. Al respecto, Delia Lerner, Ana María Kaufman y Mirta Castedo, (2015) señalan dos situaciones didácticas fundamentales que tienen lugar en la escuela. La primera refiere al hecho de leer con el maestro como mediador entre los textos y el niño que necesita de la voz del docente para realizar la tarea. La otra situación didáctica refiere al acto de leer por sí solos, o sea cada alumno y el texto a cuestionar y comprender Las situaciones de lectura que se propongan también dependerán del propósito que se persiga, comunicar algo a otros, buscar información precisa o general, para seguir instrucciones de un procedimiento, por ejemplo un juego o una receta, leer por placer o leer para escribir. En este sentido Kaufman (1997) hace referencia a que no se lee del mismo modo todos los textos, sino que el propósito que persigue el lector determina la forma en que este se sitúa frente al texto y qué estrategias pone en juego. En los primeros años de escolaridad los docentes realizan diversas propuestas en fomento de esa lectura no convencional para dar significación a los textos, a las que la autora citada precedentemente clasifica en tres tipos, dándole posibilidad al niño de: ● “anticipar lo que dice a partir de un contexto gráfico” ● “establecer correspondencia entre aspectos gráficos y orales a partir de un texto que se conoce” ● “presenciar actos de lectura.” (p.63) Los dos primeros grupos de propuestas refieren a actividades de lectura de los niños por sí mismos, mientras que el último grupo abarca las propuestas que son de lectura a través del maestro. Aunque, es válido aclarar, que estos propósitos de lectura y estas situaciones didácticas en el aula no se ven de forma pura. A continuación se desarrollan y ejemplifican ambas situaciones didácticas (leer por sí mismos y leer a través del docente) teniendo en cuenta la clasificación de las propuestas didácticas que realiza la autora, mencionada en el párrafo anterior. 15 Leer por sí mismo Resulta difícil imaginar cómo lee un niño que no sabe hacerlo de forma convencional. En ciertas condiciones didácticas, los niños que aún no leen convencionalmente usan las mismas estrategias básicas que los lectores experimentados: anticipan significados posibles en función de la coordinación inteligente de datos del texto con datos del contexto. Lógicamente, las escrituras que los niños exploren deberán estar siempre incluidas en contextos materiales o verbales que favorezcan la elaboración de hipótesis acerca de los posibles significados del texto. (Kaufman, Lerner p. 17) Las situaciones didácticas a las que se refieren las autoras son aquellas en las que el texto resulta más o menos previsible, que favorecen el aprendizaje de la lectura y permiten anticipar a partir del contexto y de los conocimientos que los niños tengan. El contexto lingüístico, hace referencia al portador o puede ser una imagen que acompaña el texto y ayuda al niño a predecir lo que está escrito. Pero también es necesario que cuente con otros elementos o conocimientos previos respecto al tema, al género, al autor, al portador y así poder anticipar de qué se trata. Otro conocimiento o elemento que el niño necesita para poder anticipar es tener la experiencia de haber realizado con sus compañeros y maestra otras lecturas donde haya tenido que anticipar. No todos los textos permiten que los niños anticipen, algunos como las historietas o publicidades tienen un soporte gráfico muy potente que ayuda al niño a resolver el problema, lo mismo sucede con los textos que ya conoce por memorización como una canción, carece de imágenes pero ya conoce el contenido, solo debe encontrar “donde dice” lo que él ya sabe “que dice”. Este tipo de situaciones didácticas donde los niños conocen el contenido y la forma del texto, permiten intervenciones del docente indagando “donde dice”, “que dice aquí…””cómo te diste cuenta que dice…” Para que el niño tenga chances de resolver el problema didáctico que se le plantea, la situación propuesta debe permitirle construir nuevo conocimiento a partir del que ya posee, esto quiere decir que no puede ser de extrema complejidad o con demasiadas incógnitas porque no llegaría a resolverlo, no podría producir nuevo conocimiento y se frustraría en el intento. El nivel de dificultad debe de ser próximo a su nivel de adquisición conceptual, con uno o dos problemas a resolver y los suficientes elementos de apoyatura para que pueda avanzar. A partir de los aportes realizados por Emilia Ferreiro (1991) se sabe que los niños pueden anticipar lo que dice a partir de una imagen, en un principio no atenderán variables de cantidad o variedad de grafías, pero poco a poco se irán fijando en la cantidad deletras que tiene el texto y si puede tratarse de una sola palabra o de 16 varias, comenzando lentamente a prescindir de la imagen, buscaran indicios cuantitativos comparando con otras escrituras conocidas por ellos. Su atención se puede centrar en aspectos vinculados al sistema de escritura, del lenguaje escrito o de ambos. Un ejemplo de anticipación centrándose en el lenguaje escrito puede ser que frente a un libro de cocina (recetario) puedan reconocer que se trata de una receta, donde está la lista de ingredientes, donde dice cómo se prepara, o identificar a que comida corresponde a partir de una imagen que acompañe el texto. Si se tratara por ejemplo de una torta de naranjas y lo pueden anticipar a partir de la imagen pero además pueden señalar donde dice “TORTA” porque tienen datos de letras que conocen como para realizar la lectura o porque infieren que si es una torta en el título debe de decir torta, se estaría trabajando con aspectos del sistema de escritura y con aspectos del lenguaje escrito. Sus anticipaciones parten de las imágenes, del conocimiento que poseen del formato y diagrama de ese tipo de textos y del conocimiento de las letras que puedan tener. Muchas veces a pesar de tener una imagen potente, como en las historietas y mucho conocimiento previo sobre el género, se hace necesario la intervención del lector competente, el maestro o el compañero que está en una etapa más avanzada, que aporte algún elemento lingüístico para poder anticipar. Cuando la propuesta tiene como propósito establecer correspondencia entre marcas gráficas y orales a partir de un texto que se conoce, puede ser conocido y memorizado como por ejemplo una poesía o una canción, o puede ser un texto conocido por el niño, con el que esté familiarizado, el alumno sabe lo que dice en el texto pero al no leer convencionalmente no sabe “dónde” dice, con qué letra comienza, si son palabras similares trabajar con ellos en la incorporación de otra variable para llegar a leer lo que dice, por ejemplo si dos palabras comienzan con la misma letra llevarlos a observar la cantidad de letras o la letra con que termina. El docente puede abordar aspectos del lenguaje escrito tanto como del sistema de escritura pidiendo que busquen alguna palabra puntual, apoyándolos con el recitado oral del texto, por ejemplo si es una rima, trabajar aspectos de la escritura como el verso, buscar palabras que terminen igual, buscar la sonoridad de la rima, conversar acerca de lo que quiere decir alguna expresión en particular, buscar otras formas de decir lo mismo, si es una adivinanza se podría trabajar con las pistas que da acerca del objeto usando comparaciones. A medida que los niños se van afianzando en el ejercicio de lectura y puedan resolverlas progresivamente irán prescindiendo de datos contextuales. 17 Leer a través del docente El tercer grupo de propuestas que Kaufman (1997) aborda son las lecturas del maestro, las lecturas placenteras que estimulan la imaginación del niño, pero que equivocadamente muchas veces , como señala la autora, parece que solo tienen la función de entretener o dar a conocer historias de seres imaginarios, lejos de eso un docente que lee a sus alumnos da la oportunidad de entrar en el mundo de la literatura, les permite conocer otras palabras , otras expresiones y formas de decir, los introduce en el conocimiento de la estructura del género narrativo o de cualquier texto que decida leer, interpretar para sus alumnos. La autora hace referencia a lo que propone Emilia Ferreiro respecto a considerar “interpretación” al acto de leer poniendo en palabras lo que está escrito y a quien lee como el “interprete”, pero si el “interprete” lee en voz alta para otro, pasaría a ser el “interpretante “mientras que el intérprete seria quien escucha y da significado propio a esas palabras. ¿Cómo se pasa de la escritura-conjunto-de-marcas a la escritura- objeto-simbólico? A través de un interpretante que nos introduce en un mundo mágico (…) El interpretante-lector es un ilusionista que saca, de ese sombrero mágico que es su boca, los más insospechados objetos-palabras, en un despliegue de sorpresas que parece infinito. (Ferreiro en Kaufman 1997, p.68) Cuando el maestro lee a sus alumnos ofrece su voz para “hacer leer” a otros pero quien escucha también está leyendo porque como se dijo, leer es comprender. Teresa Colomer plantea que esta situación didáctica puede ser en apariencia muy pasiva o exigir poco de quien escucha, pero por el contrario, para comprender, el niño debe imaginar toda una situación, un escenario, saber distinguir las voces del relato, no perderse en el monólogo, ordenar la sucesión temporal, los hechos, las emociones. Todo este proceso es muy exigente desde el punto de vista del desarrollo del pensamiento, puesto que atañe a aspectos como la memoria, la anticipación, la formulación de alternativas o la concentración en la construcción de la realidad a través del lenguaje. (Colomer en Kaufamn y Lerner, p.11) La literatura es arte, un texto literario, tiene que ser bello, debe sacudir y conmover, generando el deseo de leer más, es por ello que los textos ofrecidos a los niños tienen que ser de calidad, seleccionados cuidadosamente, pero además en la escuela, la lectura de literatura es formativa no sólo porque permite construir saberes y deconstruir estructuras cristalizadas, sino porque exige del lector un reconocimiento de lo que puede saberse y de lo que no. Para que esto suceda, se requiere de un docente que la planifique intencionadamente y de forma regular, secuenciada, procurando abrir 18 espacios posteriores de intercambio que permitan al niño opinar, argumentar y discutir sobre sus lecturas. Podría decirse que la lectura literaria a través del docente tiene tres grandes momentos: un momento previo, el momento de lectura y un espacio de intercambio posterior. El momento previo a la lectura resulta tan importante como el intercambio posterior, en este espacio anterior, de preparación, el docente presenta el libro y lo contextualiza, aunque sea una obra conocida por ellos, recordemos que un buen libro es aquel que admite varias lecturas, aporta datos relevantes del autor, de la colección, porqué lo eligió o decidió leerlo en esta oportunidad, incluso puede compartir con los niños si le gusta, le divierte o qué sensación le causa. Los datos que se aporten del autor pueden resultar de interés para el niño, ayudar a comprender lo que escribe y lo que dibuja. Hay autores como Anthony Browne y Keiko Kasza , que ellos mismos realizan los dibujos de sus cuentos, o por ejemplo el caso de la ilustradora uruguaya Verónica Leites que tiene un estilo muy característico pero dibuja cuentos propios y de otros autores. Todos estos datos contribuyen a organizar la biblioteca mental de cada niño, a relacionar obras y autores. La riqueza de esta instancia favorece las anticipaciones, el entusiasmo y disposición de escucha del auditorio. No hay necesidad de que sea un momento intenso ni mucho menos agotador, debe aportar datos, ubicar en contexto al niño y generar entusiasmo y disposición. Si por el contrario esta instancia se extiende mucho puede agotar a los niños antes de comenzar la lectura. Al momento de leer, es importante que el docente sepa si se encuentra ante un libro ilustrado o un libro álbum. El primero consiste en imágenes que acompañan la historia, pero que sin ellas el intérprete puede construir sentido igual, en cambio el libro álbum es una historia donde el sentido se construye a través del relato y la imagen, en este tipo de libros la imagen es imprescindible y el maestro tiene que ir mostrándolas a medida que avanza en el relato, de lo contrario quedaran vacíos. Otro aspecto importante es tener en cuenta que se leerá como está escrito, sin cambiar palabras o expresiones parafacilitar la comprensión, esto favorecerá la incorporación de nuevo vocabulario, nuevas expresiones, tal vez en el momento no comprendan el nuevo término, pero en el intercambio posterior se puede retomar, explicar y releer ese pasaje. El momento de intercambio posterior a la lectura, permite profundizar individual y cooperativamente en la construcción de sentido. Según como se planifique, puede ser muy productivo, el docente decide de qué modo intervenir, qué preguntas puede realizar a partir de lo que expresan los niños para ayudarlos a construir nuevos significados, contrastándolo con opiniones de otros compañeros, enseñándoles a leer 19 de una forma que busque los vacíos semánticos, las grietas del texto, las contradicciones que los llevan a formar esa opinión. Se trata de estimular el comentario acerca de lo leído, a discutir interpretaciones que puedan ser variadas o confusas, a buscar relaciones con otros textos, con otras obras o con experiencias vividas, a manifestar sensaciones que despierta o cosas que trajo a la memoria, recuerdos, emociones, a conversar sobre las palabras nuevas o las expresiones que no entendieron a qué se refería y poder volver a la lectura retomando el texto a partir de lo conversado. A explorar las nuevas “formas de decir”, esas expresiones que le ponen belleza a la narración de lo cotidiano, a esas expresiones cargadas de aromas, colores o sonidos que pueden trasladarnos a otros lugares y a otros tiempos. Este momento, al igual que el inicial, no tiene que ser necesariamente extenso, tampoco abordara todas estas cuestiones mencionadas en una sola instancia, la jerarquización dependerá de la intencionalidad del docente y de la espontaneidad de los niños, que pueden con sus intereses llevar el debate por otros caminos. Cuando el docente propone el debate, aunque su planificación haya sido muy pensada, sabe que hay un margen de incertidumbre, pues seguramente los niños pondrán énfasis en cosas que él no advirtió y es justamente ese ejercicio el que fomenta la formación de lectores activos, críticos y reflexivos, capaces de hallar las fisuras del texto que los estimulan a cuestionar, a indagar y construir nuevos saberes. La lectura a través del docente permite que los niños compartan diferentes aspectos de la cultura escrita e intercambien opiniones sobre las obras leídas; prácticas sociales propias de una verdadera comunidad de lectores. De acuerdo a lo expresado en ambas situaciones didácticas, los niños comienzan a leer a su manera, de formas no convencionales, pero es necesario saber que esas formas de leer son legales y necesarias para llegar a apropiarse de la lengua escrita. Los maestros deben ayudar a los pequeños a percibirse como lectores y escritores antes de que ellos sepan escribir y leer por si solos. (Smith, F.1994. pp 42) Es fundamental que los niños sepan que saben leer y pueden leer a su manera, aunque esta manera no sea la convencional, que la maestra está allí para ayudarlos en el proceso de aprendizaje. El rol del docente en la enseñanza de la lectura es estimularlos y desarrollar en ellos la capacidad de considerarse lectores, las prácticas que se lleven adelante en el aula son las que posibilitan el desarrollo de las estrategias lectoras que le permiten al niño acceder a la reconstrucción del significado. 20 ¿Por qué leer literatura en la escuela primaria? Actualmente la escuela realiza un trabajo de abordaje y enseñanza de la lectura de diferentes tipologías textuales y no solo de textos literarios, pero según Colomer (1991) el uso de los textos literarios en la escuela no va acompañado de una secuencia de actividades relacionadas a la educación literaria, sino que por lo general se vinculan a dar “pie” o inicio a actividades vinculadas a la lengua desde lo léxico, semántico o gramatical y si bien se plantean actividades de comprensión, éstas refieren a preguntas vinculadas a lo literal y no a lo interpretativo, señalando también que por lo general se combina la lectura individual de obras completas con la lectura de fragmentos o textos breves determinados así como la lectura colectiva de alguna obra sujeta a un análisis posterior. Esta última práctica de lectura, la colectiva, presenta un enorme potencial para el aprendizaje interactivo de las estrategias de lectura, pero terminan en general siendo abordadas en fragmentos que no contemplan la globalidad de la obra. Algo parecido sucede a la hora de proponer actividades de escritura de textos literarios en la escuela, se proponen actividades de estímulo para la creación pero no se realiza acompañado de un trabajo de enseñanza de conocimiento básicos que el alumno debe poseer para concretar la producción, pareciera que la escritura de textos literarios y la creación fueran consideradas “dones innatos” como expresa la autora citada. La educación literaria implica un abordaje que desarrolle habilidades y competencias necesarias para la comprensión y comunicación literaria y la formación del lector. En este sentido la lectura es entendida como una actividad compleja compuesta de un comportamiento lector que construye sentido y un comportamiento lingüístico vinculado a las características de la lengua escrita. “La escuela debería asegurar que todos los alumnos perciban la lectura literaria como una actividad que les compete personalmente, que puede formar parte de su mundo…”(p. 27) Es tarea del docente entonces promover actividades de incitación a la lectura y actividades de formación de hábitos lectores, para ello se requiere de muchas propuestas de lectura por placer. De igual forma, trabajar en la construcción de sentido del texto no se da de forma espontánea, requiere mínimamente de un recorrido lector, de un camino , de una serie de conocimientos previamente adquiridos por el lector a los que pueda recurrir para contextualizar la obra en ese esquema conceptual que ya posee y seguramente es diferente en cada alumno. Requiere también de sistematización en la adquisición de mecanismos como anticipar, inferir y comprobar, incluso comparar y debatir con sus pares acerca de la interpretación realizada. 21 Compartir obras literarias con otras personas hace que formemos parte de una comunidad de lectores que tienen experiencias y referentes en común, leer cuentos compartidos con otros, según T Colomer (2005, p.194) es una de las formas más eficaces de crear “hábitos lectores perdurables”. La lectura individual, silenciosa, privada, aísla al lector del entorno, lo envuelve en un mundo personal, mientras que la lectura colectiva cohesiona, imprime un sello de pertenencia a un círculo o colectividad que conoce y reconoce, personajes, fragmentos o referencias de una misma obra. En las escuelas, la lectura literaria, muchas veces, tenía como fin la reacción individual del niño, propuestas vinculadas a la imaginación, producción de textos o emociones personales, actualmente lo que se busca es que el niño construya significado a partir de la confrontación con sus compañeros, confrontación tomada como conversación donde cada uno puede plantear su punto de vista, para la autora, explorar textos en conjunto amplía las posibilidades de abordar la lectura literaria. Acceder a la lectura literaria implica formación interpretativa que se debe de aprender en la escuela y disfrute subjetivo, individual, que permita al alumno decidir porque le gusta una obra, que cosas despierta en él, pero no basta con el disfrute personal pues el intercambio sería muy pobre. En este sentido plantea que no alcanza con “leer en profundidad” unos pocos textos sino que además hay que construir una red de muchas lecturas que se interrelacionan. De esta manera se va formando el juicio y el gusto por determinadas lecturas o autores, mediante las opiniones, socializando lo leído. Las discusiones literarias o tertuliasfavorecen la comprensión, permiten negociar entre la interpretación propia y la ajena. No cualquier libro da lugar a este juego de construcción, la habilidad del docente está en saber elegir aquellos que presentan cierto grado de resistencia al lector, los que requieren de una construcción de significado, un buen libro es el que nos desafía a utilizar estrategias, releer, contrastar. Las actividades propuestas en las aulas por lo general realizan una especie de progreso de lo comprensivo a lo interpretativo, entender lo explícito y ser capaz de interpretar lo que se pretende plasmar en el texto desde la información implícita que cada lector pueda aportar en ese proceso de construcción, ya sea desde sus conocimientos previos o desde la relación con la imagen que acompaña ese texto, para posteriormente poder emitir un juicio de valor, una opinión sobre la obra literaria. Los libros, los textos y los cuentos en particular no sólo tejen redes y entramados entre sí, sino que además lo hacen tejiendo vínculos entre personas, entre el niño y la familia, entre generaciones, lazos culturales y afectivos. Esta función socializadora de la lectura, como plantea Colomer (2005) se da en un plano horizontal, entre pares, pero también en un plano vertical (intergeneracional) como es el caso de las obras clásicas, aunque no sean leídas en clase, el niño debe saber de su existencia, 22 conocerlas, saber que puede disponer de ellas si lo desea e incorporarlas al entramado de textos internos que posee. No existen lectores sin camino y existen pocas personas que no tengan un camino empezado aunque no lo sepan. Es importante reconocer la existencia de los textos internos (…) El camino lector personal no es un camino de acumulaciones ni es un camino recto. Consta de entramados de textos que vamos guardando. (Laura Devetach 2008, pp. 17 y 18). Para L Devetach (2008) cada persona construye un entramado de textos que vamos guardando, unos textos se entrelazan con otros, los llaman, no sólo textos académicos, sino lo que oyó, canto o dibujó, los textos que escribió o percibió de alguna forma, permanentemente leemos el mundo a través de la escucha, del juego, de fragmentos de algún texto oral o escrito que nos haya impactado. Y a la vez, quien escribe comenta con su obra lo que le toca vivir, aunque a veces no nombre directamente nada reconocible como propio, pero escribe desde el resultado de una exploración, de una búsqueda de respuestas, la misma que tal vez un lector tiene respecto a un texto. Como dice Eduardo Galeano en “El libro de los abrazos”, cuando nos apropiamos del texto, este crece dentro de nosotros tanto, que nos costaría reconocerlo: La función del lector Cuando Lucía Peláez era muy niña, leyó una novela a escondidas. La leyó a pedacitos, noche tras noche, ocultándola bajo la almohada. Ella la había robado de la biblioteca de cedro donde el tío guardaba los libros preferidos. Mucho caminó Lucía, después, mientras pasaban los años. En busca de fantasmas caminó por los farallones sobre el río Antioquia y en busca de gente caminó por las calles de las ciudades violentas. Mucho caminó Lucía, y a lo largo de su vida iba siempre acompañada por los ecos de los ecos de aquellas lejanas voces que ella había escuchado, con sus ojos, en la infancia. Lucía no ha vuelto a leer ese libro. Ya no lo reconocería. Tanto le ha crecido adentro que ahora es otro, ahora es suyo. (Eduardo Galeano 1989. p 13) Las bases de ese camino lector personal están en los vínculos sociales que cada persona va tejiendo desde sus orígenes, urdimbre y trama de relaciones que nos van moldeando a través de la palabra, que requiere de espacios internos y de disponibilidades abiertas…Para Devetach (2008), cuando recurrimos a la lectura, lo hacemos en busca de lo desconocido, de respuestas, por curiosidad o tal vez en busca de rememorar emociones ya experimentadas que van quedando ligadas a esa trama. En ese original tejido artesanal que cada uno de nosotros va construyendo, la escuela, oficia o debería oficiar de “abridora de caminos”. Leer de forma autónoma, 23 con ayuda o en compañía, para construir un camino lector. No todas las instancias son propicias para la lectura, es función de la escuela generar esa ocasión, ese momento preciso, donde se dan las condiciones y la disponibilidad necesarias para ser escuchado, estimulado y sorprendido. El papel de la escuela, en palabras de Graciela Montes (2006) es el de estimular, acompañar y generar espacios para que se den experiencias exitosas y aflore en los niños el deseo de descubrir el mundo de la lectura. La función de la escuela es aún más profunda, la lectura no es algo que se da a quienes no la poseen, no es una obligación , ni algo que se dé como un bien material o como un conocimiento, el maestro no traspasa sus conocimientos, sus lecturas y sus interpretaciones a sus alumnos, es más complejo, la escuela debe procurar despertar la necesidad y el gusto en el niño para sentir el deseo de sumergirse en la lectura, es habilitarlo, empoderarlo y garantizarle los medios para que haga su lectura. La lectura se produce, no se consume, se crea en cada uno, no hay dos lecturas iguales, el lector no es una mente vacía, sino que lo que lee se incorpora a lo que ya posee, reestructura y acomoda sus conocimientos, sus conceptualizaciones y experiencias y produce un significado original en función de su textoteca interna, que muchas veces no se es consciente de su existencia. Es un proceso tan íntimo y privado, tan ajeno a lo que el docente pueda especular, que no está sujeto a evaluación ni supervisión y aunque es un proceso social, el lector es el gran protagonista. La escuela puede dar lugar a mucha maneras de leer, de forma individual, en silencio, en la biblioteca o en comunidad. Crear un círculo o comunidad de lectores es la gran oportunidad de entretejer experiencias e inyectar confianza al lector respetando su interpretación o ayudándolo a darle forma a su construcción de sentido mediante el comentario de las experiencias compartidas. Si bien la interpretación es personal, el repertorio de textos internos también es personal, el niño requiere de ayuda para armar el tejido, para relacionar un texto con otro, para hilvanar historias, autores, relacionar expresiones y armar una red de fuerte entramado entre sus recuerdos e interpretaciones de textos acumulados. El docente es el mediador, el animador que sabe cuándo colaborar, cuando alentar y cuando retirarse para dar lugar a que aflore la autonomía, la curiosidad y la originalidad en la interpretación. En resumen el maestro es quien ayuda al niño a trazar caminos y sendas que le permitan ir de un texto a otro, de una “forma de decir” a otra, facilitando el recorrido por las galerías de sus experiencias. Los lectores, no solo los niños, sino todos, nos vamos acostumbrando a una forma de lectura que nos resulta cómoda, a jugar siempre un mismo juego, a leer tal vez un mismo género o tipo de texto que nos resulte cómodo, fácil, que no se resista. Ahí es donde la intervención del docente debe cobrar sentido, sacudir la pereza, generar la incomodidad con su propuesta, no para desanimar al lector, sino para desafiarlo, 24 poniendo a consideración de la comunidad un texto que les exija algún cambio de estrategia. Escribir es una forma de leer, hablar es una forma de leer, porque mientras se lee se reescribe un texto interno que tenga sentido personal y porque a la hora de ponerse a escribir se releen los textos que vamos acumulando y tejiendo, hebra por hebra en nuestro tapiz interior. Cuando decimos que “un niño no entiende lo que lee”, como plantea Montes G (2006) ignoramos en cierta forma, que para entender hay que hacerse cargo, apropiarse, ser parte de esa construcción. Es aquí donde el docente debe actuar como nexo para ligar de algunaforma lo escrito en ese papel con las historias acumuladas del niño, alentando desde el respeto por sus interpretaciones. En esta fascinante y ardua tarea que tiene la escuela como institución, o el docente, de estimular al niño en la lectura, la literatura es una herramienta fascinante. La literatura es tierra fértil, rica en expresiones y formas de decir, es arte, permite múltiples entradas y viene de la mano de la tradición oral de nuestros ancestros, de nuestras familias, de los juegos, las canciones y los refranes. La historia, la filosofía, las religiones y la cultura en general se filtran por el tapiz a través de la literatura. El desafío es elegir la obra, el texto que el maestro va a poner en consideración de sus alumnos, más aun cundo esa oportunidad sea una de las pocas que los niños tengan. La riqueza literaria no solo está en la variedad de obras, sino en el potencial de las mismas, porque un buen libro admite varias lecturas. Existen libros donde el lector debe construir su propio significado, es un mismo episodio, muy sencillo, pero contado según las versiones personales de cada uno de sus personajes. En esa construcción de significado, la interpretación puede ser negociada, es tan válida la interpretación del niño como la construida por el autor, se trata de buscar el equilibrio donde se respeten ambos derechos, buscando elementos textuales que ayuden, verifiquen o refuten esas interpretaciones. Para ello es necesario volver sobre lo leído, buscando pistas, confrontando opiniones diversas entre sí y con el texto. Las preguntas o intervenciones del docente deben ser lo suficientemente abiertas como para permitir la diversidad de respuestas. Si se plantean preguntas cerradas, que admiten una única respuesta no se enriquece el debate. Cuando el niño ya conoce la obra y sabe cómo termina, puede permitirse profundizar en su interpretación, intenciones de los personajes, sensaciones o emociones que experimentaron en algún pasaje. Explotar los recursos sonoros, visuales, olfativos o de movimiento que el texto nos lleva a imaginar. El “nuevo modelo de educación literaria” como lo concibe Munita (2017) plantea el abordaje de la literatura como un juego dialéctico de “apropiación y distanciación”, donde se persiguen dos grandes objetivos: “favorecer el avance en la competencia interpretativa 25 y promover la construcción de hábitos lectores así como una relación placentera y de implicación personal frente a los textos”. Esta forma de enseñanza de la lectura requiere de mediaciones movilizadoras y desestructurantes, que no solo refieran a buscar características propias del género que se está leyendo, o simplemente si les gusto o no, sino que los hagan pensar acerca de los modos de leer. Por ejemplo enseñar a manipular libros, reconocer sus partes y saber cómo utilizarlas, que buscar en cada una de ellas, enseñarles a diferenciar entre las intenciones de los personajes y sus acciones, y como cada una de ellas se pone de manifiesto en la historia, retomar esas manifestaciones o “dichos” de los personajes que se contraponen a sus acciones o a la expresión gestual si se contara con una imagen. Advertir que existen diferentes formas de escribir y de contar las historias, algunas obras pueden ser muy explicitas, detalladas y dejan poco espacio al lector resolviendo todas las situaciones, en cambio otras obras le exigen mayor participación, lo obligan a tomar decisiones para llenar esos huecos o vacíos de información que la historia le exige compensar para construir el sentido de lo leído. Las ambigüedades, el suspenso o la ausencia de datos pueden resultar muy atractivos y atrapantes para algunos lectores mientras que a otros les genera incomodidad, prefieren la mayor precisión y detalle en la narración de los hechos para no tener dudas, para saber con precisión lo que paso en la historia. La escuela tiene la función de ayudar a este último grupo de lectores, los que requieren datos precisos, a tomar el gusto por la lectura activa, a descubrir las fisuras del texto y a sospechar cuando todo parece estar resuelto. De igual forma sucede con las diferentes maneras o estrategias de leer los finales de las narraciones. Hay finales cerrados, clásicos, donde se resuelven los conflictos y se aclaran las dudas y se develan los secretos, en cambio otros, los de final abierto, dejan al lector un sabor a dudas, a no entender, a volver sobre lo leído, imaginar, sacar conjeturas y construir interpretaciones muy personales. La función del docente, ante este tipo de textos, es la de ayudar al niño a pensar y sistematizar lo leído generando un espacio de intercambio donde todas las opiniones estén autorizadas y encontrar el atractivo de esa forma de lectura más trabajosa. Hay relatos que se centran en la sucesión y descripción de los hechos y otros que se basan en las emociones y sensaciones que despiertan al ser leídos, en la forma de construir el relato y la experiencia personal de cada niño ante esa lectura. En este tipo de intercambios es muy enriquecedor para el niño poder expresarlo, volver al texto y señalar esos pasajes puntuales de la narración que le generan esas sensaciones, identificar “donde dice” y “como dice”. Interrogar estos modos de leer y construir significado es brindarle al lector la posibilidad de incursionar en nuevos territorios de 26 lectura, es ayudarlo a comprender que en los textos existe un espacio para lo no dicho, un margen de duda sujeto a la interpretación personal. Abordar la lectura literaria en el aula desde este lugar, es asumir que los textos son abiertos e incompletos y que la construcción de significado dependerá de los saberes, experiencias y estructuras de conocimiento que cada uno posea. En un principio esta forma de leer literatura en el aula puede resultar compleja, incluso muchas veces se la ve como una pérdida de tiempo, pero es un ejercicio que se agiliza con la práctica, los niños expresan y cuestionan con confianza, pueden caracterizar a un personaje que se reitera en varias historias, las hadas buenas y lindas, las brujas malvadas y feas o los lobos malos, feroces y que siempre hacen el papel de villanos. Como se dijo anteriormente, la lectura por parte del maestro permite ese intercambio posterior de ideas entre los oyentes, profundiza la comprensión del texto y también permite crear una comunidad de lectores que pueden “hablar el mismo libro”. Propiciar instancias donde se pueda hablar con otros acerca de los libros leídos, recomendarlos, discutirlos, crea hábitos lectores perdurables, como expresa Colomer T. (2005). El espacio de intercambio que generan los maestros luego de la lectura literaria, es una actividad que otorga mayor sentido al acto de leer el texto, ya que permite profundizar en la interpretación de lo leído, permite vincular la historia con otras leídas o escuchadas anteriormente, discutir sobre diferentes interpretaciones, volver al texto y releer para aclarar alguna duda o identificar cómo dice, cómo se hace referencia a algo, conocer qué palabras, frases o construcciones fueron utilizadas en diferentes pasajes, enriqueciendo así la lectura del texto, y generando desde edades tempranas el hábito de ser parte de una comunidad de lectores. Muchas de las propuestas de literatura en el aula plantean como propósito específico “estimular el placer por la lectura” o “estimular la imaginación”, pero ¿Qué entienden los docentes en esa expresión? ¿Qué propuestas hacen para despertar ese placer por la lectura? ¿Cómo lo hacen? Despertar el gusto por la lectura no es una tarea sencilla, ni que se logre de un día para el otro, o capaz sí, no olvidemos que la literatura es arte. Como expresa Montes G (1999), la literatura y el arte en general nos ayudan a entender la vida, pero no porque diga las cosas de la vida de otra manera más amigable, sino porque la ficciónpropone reglas que hay que arriesgarse a aceptar y tiende a erosionar, a destapar cosas, a fisurar y mostrar las grietas por donde colarse a los caracoles internos de los vínculos y las ideas de las personas. No todo es realidad, ni todo es ficción, la magia está en la frontera, en explorar ese territorio permeable, del que la imaginación humana puede entrar y salir tantas veces desee. Pero esa grieta, esa fisura que nos permite pasar al territorio mágico de la frontera, a veces, solo a veces, aparece en la comunicación entre dos personas y lo mágico se 27 da, como un milagro, algo de lo que dice el uno puede pasar a ser parte genuina de la preocupación del otro. Y cuento a cuento se va construyendo el territorio imaginario, suspendido en la nada, como dice Montes, hecho de nada pero que nos permite ganar libertad, en audacia, en rebeldía, un mundo con sus propias reglas del que se puede entrar y salir tantas veces como se desee. Pues entonces ¿Realmente los docentes con nuestras propuestas de aula logramos generar esa grieta, esa fisura para que los niños comiencen a explorar el territorio de la frontera, ese mágico mundo de la ficción que posee sus propias reglas y del que los niños podrán entrar y salir para dirimir sus conflictos? Es muy común, casi “normal” podría decirse, encontrar propuestas de lectura literaria en los proyectos o unidades didácticas llevadas adelante en nivel inicial o primer ciclo. Incluso en material bibliográfico didáctico que se halla disponible a la venta en librerías, los cuentos son usados como herramienta o recurso para enseñar contenidos específicos, dar inicio a un proyecto, con múltiples y variadas propuestas y propósitos. Tal como sostiene Delia Lerner, los proyectos didácticos vinculados con la lectura literaria, tienen propósitos personales: para compartir con otros lectores, para adentrarse en el mundo de un autor, para identificarse con un personaje, para vivir aventuras que van más allá de lo cotidiano y real o desentrañar lo que el texto dice y nos da a decir a partir de él, o para aprender a leer. Enseñar literatura en la escuela, implica por parte del docente, planificar, pensar en los aspectos relevantes del texto que desea discutir, conocer la obra y tener seguridad acerca de las intervenciones a realizar. Es fundamental tener claro qué competencia se va a trabajar, para seleccionar el texto a presentar, en función de sus características. Pero ¿en qué momento y cómo se aborda la enseñanza de la literatura en el aula? ¿A qué tipo de propuestas didácticas se refieren los docentes cuando planifican actividades de lectura literaria con sus alumnos? ¿Qué propuestas de enseñanza de lectura se relacionan con esa obra literaria? Capítulo 3 Resoluciones metodológicas Contextualización Se propone una investigación de corte cualitativo que no tiene por finalidad establecer generalidades, pues para ello se debería tomar un universo muy amplio. El 28 trabajo de campo consiste en el estudio de caso de tres docentes de primer año de una escuela de contexto desfavorable, categorizada como Atención Prioritaria en Entornos con Dificultades Estructurales Relativas (A. Pr. En. DER). Los casos analizados no serán tomados como representativos de las prácticas del universo de maestros de primer año, sino que aportaran información para comprender las decisiones didácticas tomadas por los docentes y enriquecer las prácticas del colectivo. La escuela cuenta con 630 alumnos y 30 docentes, por ello es la más numerosa del Departamento contando con 3 o 4 clases de un mismo grado. Está localizada en un barrio cuyo contexto socioeconómico y cultural es crítico de una ciudad que limita con Brasil a través de una Avenida. Esta característica geográfica determina una microcultura de frontera, donde el idioma es el “portuñol”, una mezcla de español y portugués cargado de expresiones, tradiciones culturales y costumbres de ambos países y de ambos idiomas. Las familias que conforman la comunidad educativa son en general numerosas, con padres de entre 20 y 30 años, con un alto porcentaje de movilidad y cambios de la estructura interna de la conformación familiar, cuyo nivel educativo no supera la educación primaria. Varios alumnos están bajo el cuidado de abuelos. En general, salvando algunas excepciones, se dedican a trabajos informales, de bajos ingresos y en situación de vulnerabilidad por el consumo problemático de sustancias. Por su categorización y matrícula cuenta además con 4 maestros comunitarios. Esta figura docente realiza apoyo pedagógico en el aula y en los hogares. Población y muestra La selección de la escuela obedece al interés de la autora de este trabajo final por conocer cuáles son las prácticas de enseñanza de la lectura literaria de los maestros de primer año. Cabe aclarar que la misma si bien no es personal docente de la institución lleva adelante prácticas de forma indirecta desde hace ya un año y medio. Para ello, fue necesario contar con maestros de grado, que estuvieran dispuestos a que se analicen sus prácticas de enseñanza que puedan ser, posteriormente, objeto de reflexión y análisis colectivo. Las tres docentes seleccionadas son maestras jóvenes, con aproximadamente diez años de experiencia que presentan los siguientes perfiles: Maestra 1: es docente efectiva desde hace un año, con experiencia en multigrado rural, no vive en la ciudad, viaja a diario lo que hace que su conocimiento del entorno, del contexto y de las familias sea acotado. 29 Maestra 2: es docente efectiva en la institución desde hace ocho años, todos ellos desempeñándose como maestra de primer grado y maestra comunitaria. El perfil del cargo de maestro comunitario implica trabajar en los hogares de los niños que se hallan en situaciones más vulnerables desde lo pedagógico o socio familiar. Posee un amplio conocimiento de la institución, la historia familiar de los alumnos y el contexto. Maestra 3: en los últimos años se ha desempeñado como suplente en diferentes grupos de la escuela y posee experiencia en primer año. Conoce el contexto socio familiar y la institución. Instrumentos de recolección de datos El relevamiento de datos se llevará a cabo a través del análisis de documentos y entrevistas semiestructuradas. En primera instancia se realizará el análisis de los documentos que los docentes ponen a disposición para la investigación en cuanto a las situaciones de enseñanza de lectura literaria: planificaciones, unidades didácticas, proyectos o propuestas aisladas. Posteriormente se llevará a cabo una entrevista a cada maestra, a modo de conversación “clínica”, en el sentido de que si bien el entrevistador planifica ciertas preguntas guía no deja de lado el fluir de un diálogo abierto con el entrevistado. Dichas preguntas-eje contribuirán en la comprensión de las propuestas de enseñanza y las decisiones adoptadas por las maestras durante su desarrollo con el fin de profundizar en los interrogantes planteados en el problema de indagación. Los instrumentos utilizados son seleccionados porque proporcionan datos útiles y necesarios para un posterior análisis: Análisis de documentos: la planificación docente. ¿Qué propuestas de lectura literaria planifican las docentes? ¿Qué se lee? ¿Son actividades aisladas o enmarcadas en un proyecto, unidad didáctica o secuencia? ¿Cuáles son los propósitos que persiguen los docentes en esas situaciones? ¿Qué contenidos se enseñan mediante dichas propuestas? ¿Qué intervenciones y/o dinámicas se prevén para el desarrollo de las situaciones? ¿Predomina la lectura a través del docente o también se proponen situaciones de lectura por sí mismo? Entrevistas 30 El diseño de las situaciones de enseñanza. Las condiciones didácticas de dichas situaciones. Las intervenciones docentes tanto
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