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Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad 
Nacional de La Plata, que procura la reunión, el registro, la difusión y 
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O envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 
94305, USA.
González, Malena Libertad
Director: Lenci, María Laura
Tesis presentada para la obtención del grado de 
Licenciada en Sociología
Cita sugerida 
González, M. L. (2012) Historia y memoria de los ex militantes de 
las Fuerzas Armadas Peronistas-Peronismo de Base en la ciudad 
de La Plata [en línea]. Trabajo final de grado. Universidad Nacional 
de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. 
Disponible en: 
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.711/te.711.pdf
Historia y memoria de los ex 
militantes de las Fuerzas 
Armadas 
Peronistas-Peronismo de 
Base en la ciudad de La Plata
www.memoria.fahce.unlp.edu.ar
www.memoria.fahce.unlp.edu.ar
www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA 
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN 
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA 
LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA 
TRABAJO FINAL // TESINA
Historia y memoria de los ex militantes de 
las Fuerzas Armadas Peronistas- 
Peronismo de Base en la ciudad de La 
Plata
Alumna. Malena L. Gonzalez 
Legajo 86177/0 
Correo electrónico: 
malenalgonzalez@gmail.com 
Director: Laura Lenci 
Fecha: 26/04/2012 
1 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Historia y memoria de los ex militantes de las FAP- PB en la 
ciudad de La Plata
… Todo pasa y todo queda 
pero lo nuestro es pasar 
pasar haciendo camino, 
camino sobre la mar (…) 
caminante no hay camino 
sino estelas en el mar..1. 
2 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Resumen: 
Este trabajo tiene como propósito indagar en las memorias políticas de militantes 
de la izquierda peronista de los años setenta a la luz de sus trayectorias en el presente. 
De esta manera se busca mirar aquella experiencia en vinculación con la actividad 
política actual, evitando así que las memorias se congelen en el pasado y oculten su vida 
en el presente. 
En concreto, se estudian las Fuerzas Armadas Peronistas- Peronismo de Base (FAP­
PB), organización poco estudiada hasta el momento. En paticular se recorta el trabajo a 
la memoria de los ex militantes de la agrupación, de la ciudad de La Plata, que en la 
actualidad ocupan lugares de prominencia en diversos ámbitos de la política y/o en 
movimientos sociales. 
Luego de un recorrido por la historia de la organización se apunta a analizar las formas 
en las que se relacionan estas experiencias y discusiones con las prácticas y 
concepciones políticas sostenidas en el presente. 
Palabras clave: militancia- historia- Fuerzas Armadas Peronistas-Peronismo de Base-
memoria. 
1 Letra de canción “Caminante no hay camino” de Juan Manuel Serrat, basada en el Proverbio de Antonio Machado. 
3 
 
 
 
 
 
 
 
   
 
   
   
   
   
   
   
 
 
 
   
 
   
   
   
 
 
 
 
   
   
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Indice: 
I.1 Presentación ............................................................................................................ 5
I.2 Temporalidad y sentidos de la reconstrucción histórica ......................................... 7
I.3 Aspectos metodológicos.......................................................................................... 9
II. EL PASADO ...................................................................................................... 10
II. 1.1 El Período (1955-1976) ............................................................................. 11
II.1.2 Disputas al interior del movimiento peronista.......................................... 13
II.1.3 Radicalización política ............................................................................. 16
II.2 PB-FAP............................................................................................................ 20
II.2.1 Antecedentes de la organización .............................................................. 22
II.2.2 Fuerzas Armadas Peronistas, primeras experiencias................................ 28
II.2.3 Constitución de una nueva política conjunta............................................ 34
II.2.4 El Peronismo de Base ................................................................................. 36
II.2.5 Constitución de una organización política conjunta: la Alternativa 
Independiente.......................................................................................................... 38 
II.3 Cambios en el contexto.................................................................................... 41
II.3.1 Tensiones definiciones y rupturas................................................................. 43
III. DEL PRESENTE AL PASADO....................................................................... 53
III.1 Heridas y transformaciones del contexto sociopolítico argentino. .............. 54
IV. REFLEXIONANDO CON LOS PROTAGONISTAS ................................... 61
IV. 1. Adentrándonos en el estudio de campo............................................................ 61
IV .2 . Experiencias de la regional La Plata ............................................................... 62
IV. 3. Trayectoria y memoria de los entrevistados..................................................... 67
IV. 4. Cruces, continuidades y rupturas. ................................................................... 84
V. CONCLUSIÓN .................................................................................................. 89
VI. BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................. 92
4 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
I. INTRODUCCIÓN 
I.1 Presentación 
Numerosos estudios se han ocupado del período de conflictividad social y 
política atravesado por la Argentina entre los años 50 y 70, con particular énfasis en el 
fenómeno del peronismo, cuya comprensión -según se suele plantear- podría contribuir 
a iluminarlo en buena parte. Pero “el” peronismo, lejos de ser un fenómeno homogéneo 
y unívoco, se autodefine como un movimiento poli clasista, y como tal abarca 
genealogías, prácticas, definiciones ideológicas y hasta programas muy disímiles. El 
panorama es complejo incluso cuando el estudio se limita a las expresiones más nuevas 
y radicalizadas dentro de su seno. Resulta imposible limitar a una de éstas a dos 
vertientes: la lucha por la reimplantación del gobierno de Perón por medio de la 
violencia o la lucha obrera revolucionaria en la búsqueda de romper con el sistema 
capitalista para establecer otro de carácter socialista. Coincidencias,cruces, vasos 
comunicantes, acuerdos, discusiones, incluso conflictos abiertos se dieron entre las 
expresiones más jóvenes del movimiento y entre éstas y las que lo antecedían pero 
compartieron el convulsionado espacio político y social de la época. 
Como resultante del proceso histórico argentino, pero también como 
especificidad actuante en ese devenir, se ha instalado en el imaginario social, hasta 
convertirse en sentido común, la noción según la cual la política “de los 70” sería 
incomparable con la realidad actual. Como si se tratara de dos lenguajes absolutamente 
irreductibles a la traducción, resultaría imposible pensar en puntos de contacto. Sin 
embargo, creo que puede resultar especialmente productivo estudiar las concepciones y 
experiencias de viejos militantes en contrapunto con sus prácticas actuales como una 
forma de romper con el círculo de “idealización-decepción”, e inclusive 
“homogenización”, en el que suelen quedar atrapados distintos abordajes desde la 
memoria, la historia reciente o la militancia. Muchas de las discusiones y tensiones 
presentes en los militantes de aquella epoca, se traducen hoy en divsiones y diferencias 
en conflicto, que considero interesante reflotar para pensar la actualiadad en su 
complejidad. 
Introducirse en la experiencia y la historia de una organización de aquellos años, 
5 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2
analizando sus publicaciones, artículos de la época en otros medios, y a su vez realizar 
entrevistas en la actualidad a sus antiguos integrantes, permite establecer líneas de 
continuidad y puntos de ruptura entre el ayer y el hoy. 
En este trabajo me propongo específicamente relacionar la militancia de las 
Fuerzas Armadas Peronistas – Peronismo de Base (FAP-PB) con lo realizado en el 
presente por diversos actores que durante los años ´70 estuvieron encuadrados en dicha 
organización. 
Si bien en su origen FAP y PB mantuvieron cierta autonomía, luego confluyeron 
estructural e ideológicamente y el PB terminó por constituirse en lo que -en términos de 
época- se definía como su organización política de superficie2. FAP-PB fue uno de los 
sectores de la llamada Tendencia Revolucionaria del Peronismo3 que más enfatizó la 
importancia del pueblo peronista, con una fuerte impronta de clase y una neta oposición 
a la “burocracia partidaria” del justicialismo así como a la “burocracia sindical”. 
Sin embargo, se trataba de una convicción atravesada por diferentes tensiones 
respecto de la relación que se debía establecer con las estructuras existentes, ya se 
tratara de las partidarias o las del propio Estado. Asimismo, el PB- FAP intervino en 
disputas como las que involucraban a gran parte del peronismo revolucionario; entre 
ellas, fundamentalmente, la relación que debía establecerse con el líder y el lugar que se 
daría a los trabajadores en el proyecto político. Dichas disputas, así como los cambios 
del contexto político nacional, regional e internacional, fueron generando una situación 
continua de crisis y transformaciones en la identidad política de la organización y de sus 
integrantes. 
Militantes del PB en la década del setenta, son hoy dirigentes de movimientos 
sociales como el Frente Popular Darío Santillán; otros ocupan cargos importantes de 
 “…Fueron las FAP las que, luego del colapso de Taco Ralo, retomaron sus directivas de combinar la actividad 
urbana rural con el trabajo en los movimientos urbanos de masas. La creación del Peronismo de Base como 
organización política para el trabajo de masas, de superficie, fue la expresión más cabal de tal decisión”. Bozza, 
J.A, “Itinerario y vertientes de la radicalización 1959-1969”. Revista Sociohistórica (9-10). La Plata, 2001. Pág. 163. 
3 Como explica Gillespie, R., en Soldados de Perón. Los Montoneros. Grijalbo (1988), históricamente existía en el 
imaginario de movimiento peronista, principalmente en Montoneros, la existencia de una división entre dos 
Tendencias: una burocrática y otra Revolucionaria. Los revolucionarios eran los que habían luchado empleando los 
métodos guerrilleros, rebeliones militares, movilizaciones, y el arma de la huelga (…) En cambio, los burócratas 
formaban parte “objetivamente” del campo enemigo, porque se abstenían de tales métodos en favor del pactismo y 
el electoralismo. Aún cuando los Montoneros aspiraban a formar parte de una estrategia “integral” que 
comprendiera las actividades políticas, sindicales y estudiantiles, así como el elemento armado, les complacía 
claramente promover ellos mismos el aspecto guerrillero y dejar las actividades complementarias restantes a los 
otros sectores del movimiento. Pág. 170 
6 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
gestión en el gobierno. ¿Hasta qué punto su anterior experiencia influye en las formas 
de hacer política en el presente? ¿Qué queda del “basismo” del PB en referentes 
políticos, sindicales y de los movimientos sociales provenientes de él y con 
protagonismo en la actualidad? ¿Qué continuidades y qué rupturas perciben estos 
actores respecto de su experiencia pasada? ¿Cuáles son las marcas que dejó la última 
dictadura en el proceso de formación de su identidad política? 
I.2 Temporalidad y sentidos de la reconstrucción histórica 
Pensar la historia a través de las memorias conlleva una serie de aspectos en los 
que se vuelve importante indagar. El pasado es un escenario en continua tensión, que 
cobra sentido en su enlace con el presente en el acto de rememorar / olvidar y es en 
función de determinado futuro deseado que se construye la experiencia pasada. Los 
acontecimientos suceden, pero las experiencias basadas en ellos pueden cambiar: 
El recuerdo del pasado está incorporado, pero de manera dinámica, 
porque las experiencias ya incorporadas pueden modificarse (…) 
moldeadas por el horizonte de expectativas, que hace referencia a una 
temporalidad futura4. 
Y es en este punto de intersección complejo donde se producen el presente, la 
acción humana y la memoria. Presente enmarcado, a su vez, en coyunturas políticas y 
sociales, atravesadas por diferentes expectativas e intereses de actores que disputan el 
sentido del pasado. 
Sabemos que la recontrucción histórica no parte de una objetividad, no existe la 
“autonomía de la investigación”, hay memorias que en la actualidad se encuentran más 
legitimadas y relevadas que otras. En nuestro caso podemos ver que dentro de la 
militancia de los años 70 las FAP-PB han ocupado un ínfimo lugar respecto a las 
producciones académicas elaboradas sobre la temática5. Aquí se intenta entonces 
4 Jelin, Elizabeth. “Los derechos humanos y la memoria de la violencia política y la represión: la construcción de un 
campo nuevo en las ciencias sociales”. Cuaderno número 2 del Instituto de Desarrollo Económico y Social, Buenos 
Aires, 2003. Pág. 15 
5 La producción acerca de FAP PB relevada al momento de realizar esta tesis incluye: Las Fuerzas Armadas 
Peronistas y el Peronismo de Base, Cecilia Luvecce, CEAL, Bs. As., 1993; “Itinerario y vertientes de la 
radicalización 1959-1969”. Revista Sociohistórica (9-10), Bozza, J.A La Plata, 2001; De Taco Ralo a la alternativa 
independiente, Eduardo Luis Duhalde y Eduardo M. Pérez, editorial De la Campana, Buenos Aires, 2003; “Izquierda 
peronista, clase obrera y violencia armada: Una experiencia alternativa”, Marcelo Raimundo, en Sociohistórica. 
Cuadernos del CISH, Nº 15-16, 2004; y El peronismo contra Perón. Dos meses de coyuntura política en la revista 
7 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
realizar un aporte que permita complejizar y profundizar aquel escenario político 
presentado muchas veces uniformemente. Por otro lado, la presente investigación 
pretendeir más allá de la reconstrucción histórica y funcionamiento del pasado de una 
organización, para aportar en el análisis de las memorias de diferentes ex-militantes y 
referentes de ésta. El aporte de estas memorias enriquecen la historia, dado que no se 
trata una mera inscripción de la experiencia, ya que confluyen los procesos y 
reflexiones posteriores a ellas, con el presente desde el cual se piensa como dimensión 
fundamental. 
Por supuesto no se trata aquí del estudio de la memoria en general, sino de una 
específica: la memoria política. Para delimitarla retomo la definición elaborada por 
Pilar Calveiro: 
Se trata de encontrar los puentes de sentido (…) para descifrar el pasado 
desde miradas renovadas por una experiencia más amplia pero también 
para decodificar el presente desde la distinción, que permite afirmarlo 
como otro a la vez que reconoce su conexión6. 
Es a partir de estos puentes que podemos comprender y explicar el pasado a 
través de una crítica razonada de aquella experiencia, lo cual es para la autora una 
responsabilidad política. En tal sentido es que adquiere importancia la categoría 
memoria política, para pensar la experiencia más allá del dolor, a través de una toma de 
posición desde la que se relata en el presente. Y aquí se vuelve interesante el estudio de 
la política en clave de la trayectoria, ya que esa operatoria permite establecer un tipo de 
vinculación especial con el pasado. La trayectoria política estudia la experiencia que los 
actores atraviesan a lo largo de su vida en la pertenencia a diferentes organizaciones o 
inclusive en sus distintas adhesiones y pensamiento políticos, permitiendo establecer un 
sentido a las continuidades y cambios del camino recorrido, ya sea desde los actores 
mismos o desde un análisis externo. Este abordaje muchas veces permite comprender la 
raiz de algunas ideas politicas así como la ruptura con otras, y hasta la misma 
resignación en cuanto a las posibilidades transformadoras de la actividad política que se 
puede encontrar en algunos ex -militantes del pasado reciente. 
De Frente con las bases peronistas, Rubén Accinelli, Universidad Tres de Febrero, 2010. 
6 Calveiro, Pilar. Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los años 70. Editorial Norma, Buenos
Aires, 2005. Pág. 6.
8 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
I.3 Aspectos metodológicos 
En el presente trabajo se intenta llevar a cabo, luego de un recorrido 
historiográfico sobre la conformación y características de la organización -más a la 
izquierda del movimiento-, un análisis de las memorias políticas de los ex militantes de 
La Plata entrevistados entre noviembre y diciembre del año 2011. Se trata de cinco 
entrevistas en profundidad, contactadas por “bola de nieve”, es decir que fueron 
seleccionados siguiendo un patrón de diferenciación de trayectorias, que permitieran 
una muestra y análisis diversificado. De esta manera, se busca ver cómo incide en la 
constitución de la historia y memoria de los militantes aquella pertenencia a diferentes 
vertientes en disputa al interior de la organización, la historia posterior atravesada en la 
Argentina, y los diferentes caminos elegidos en continuidad, revisión o ruptura con 
aquel pasado. 
Es importante aclarar que por pedido explícito de los mismos entrevistados no se darán 
a conocer sus nombres reales. 
9 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
II. EL PASADO 
Conviene insistir en que resulta improductivo hablar de “el peronismo” como si 
se tratara de una categoría monolítica, sin diferencias a su interior en un sentido 
sincrónico ni cambios drásticos en un sentido diacrónico. Resulta indispensable para 
cualquier análisis de la historia argentina reciente percibir los distintos significados en 
tensión abarcados por dicho significante -incluidas las luchas por la apropiación de éste- 
y las muy diversas, a veces opuestas y hasta inconciliables, demandas y expectativas 
que encierra. Para comprender y abarcar la complejidad de estos procesos, retomamos a 
Daniel James7 quien señala que la conciencia peronista: 
…era mucho más compleja que lo que podía indicar su simple 
caracterización como una suerte de falsa conciencia reformista (…) el 
peronismo no significó sólo salarios más altos: su significado histórico 
para los trabajadores fue encarnado también por una visión política que 
ampliaba el significado del concepto de ciudadanía, así como las 
relaciones entre los trabajadores y el Estado, e incluía un componente 
social herético, que se hacía eco de las exigencias de los trabajadores de 
mayor status social y dignidad, dentro y fuera del sitio de trabajo, y que 
finalmente negaba las pretensiones sociales y culturales de la elite8. 
James remarca que será su capacidad de expresar los reclamos originales de la 
clase trabajadora lo que mantendrá viva esta identidad peronista durante toda la 
resistencia. Identidad que persiste y se reafirma sin estar exenta, simultáneamente, de 
las múltiples tensiones que darán lugar a cantidad de disputas, contradicciones y 
divisiones al interior del peronismo. Se destaca en este sentido una dualidad permanente 
que atravesará al movimiento al punto de convertirse en una de sus características 
fundamentales: la tensión entre resistencia e integración. O sea, entre el potencial de 
una cultura de oposición en los trabajadores, y entre los elementos que promovían la 
conciliación, negociación con las diferentes instancias representativas, identidad e 
identificación a quienes se consideraron parte de dicha tradición. 
Consecuentemente, abordaré el período 55-76 en sus tensiones, disputas, cismas 
y procesos de cambio al mismo interior del movimiento peronista, reflexionando su 
incidencia en la constitución de un peronismo de izquierda que comienza a conformarse 
7 James, Daniel. Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976. Editorial
Sudamericana, Buenos Aires, 1990. 
8 Ibíd. Pág. 346 y 347. 
10 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
dando espacio a la constitución de un sector más radicalizado donde luego se ubicarían 
las FAP- PB 
II. 1.1 El Período (1955-1976) 
En septiembre de 1955 un golpe de Estado derrocó al peronismo del poder, 
dejando hasta cierto punto acéfalo al movimiento ante exiliarse su líder. El golpe del 55´ 
constituyó una ofensiva de las clases dominantes, que intentaron recuperar el terreno 
perdido y hacer retroceder al sindicalismo, considerado como uno de sus principales 
enemigos 
En los últimos años del gobierno peronista, las organizaciones obreras -columna 
vertebral del movimiento, si bien en líneas generales preexistían a éste- se habían 
convertido en un actor de fuerza importante. A las patronales se les volvía cada vez más 
difícil llevar adelante negociaciones, significando muchas veces una escalada de 
conflicto ajena a la conciliación de clases que Perón pregonaba como una de las 
características de la doctrina justicialista9. Como indica Brunetto10, la alianza de clases 
facilitada en momentos de auge económico, se había visto dificultada por los cambios 
ocurridos a nivel internacional, a medida que los países centrales se iban recuperando 
tras la Segunda Guerra Mundial, y la forma en que repercutieron en la Argentina. Se 
planteaba entonces una disyuntiva: o se profundizaba una política antiimperialista o se 
hacía pagar la crisis a los trabajadores11. 
Así lo que las clases dominantes no pudieron resolver por las buenas, en un 
gobierno democrático, intentaría ser resuelto por la autodenominada Revolución 
Libertadora con la intervención de las armas. Lejos de la denominación del nuevo 
gobierno de facto, que pretendía guarecerse en el prestigio de esa palabra vinculada con 
la aún reciente liberación de Europa del yugo nazi fascista (con el cual se pretendía 
identificar sin matices al peronismo),se inauguró en 1955 una etapa sangrienta, de 
persecuciones, censuras y proscripción. En consecuencia, se generó una reconfiguración 
de la militancia y concepción política del peronismo, que ahora debía organizarse frente 
9 Tal aspecto se puede ver en los discursos del congreso de la productividad, en la negativa a ceder en el 
cumplimiento de muchos derechos ganados. Así como en el rechazo sistemático de convenios colectivos desde aquí 
al momento del golpe. 
10 Luis Brunetto. En 14250 o paro nacional: las bases obreras, Direcciones Sindicales y el peronismo en la crisis del 
Rodrigazo, junio y julio de 1975. Estación Finlandia, Buenos Aires, 2007 
11 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
a un enemigo no solamente más fuerte, sino dispuesto a no acatar las reglas del juego 
democrático. 
Y de este modo sucedió también bajo gobiernos surgidos de elecciones minadas 
en su legitimidad por la proscripción del peronismo y el recurso cíclico a la violencia 
estatal, que tuvo sus más profundas expresiones en la implementación del plan represivo 
“antiterrorista” CONINTES12 primero, y en la censura política, la represión y las 
medidas económicas de la autodenominada Revolución Argentina, presidida por el 
general Onganía, después. 
Esta situación funcionó como un catalizador en las bases. En tal sentido cabe 
retomar la imagen elaborada por Lenci, para pensar lo que sucedió: el despertar de una 
ebullición contenida que va aumentando la presión. En sus palabras: “a medida que las 
opciones institucionales de la política se cierran, la activación existente se acumula y 
termina explotando”13. 
Se abrió así un proceso de crisis hegemónica que perduró durante toda la etapa, 
en la que el sector dominante en la economía se volvió incapaz de estructurar un orden 
político que lo legitimara y asegurase su reproducción14. En otros términos, la clase 
gobernante, con influencia en el plano simbólico desde el poder estatal, no puede 
consolidar una “hegemonía orgánica”, lo cual implicaría poder reproducir en todos los 
“órdenes de la sociedad, el indiscutido predominio que ejerce en el campo de la 
economía”15, siguiendo a Pucciarelli surge una “Hegemonía compartida” con un bloque 
heterogéneo de clases subalternas peronista que alcanzan la dirección política de la 
sociedad, pero no el poder político. 
Se desarrolla una crisis de dominación que termina por desintegrar el tejido 
social y las pautas de relaciones de autoridad16, y desde 1966 se sucederá una 
sustitución de gobiernos, donde cada uno busca una ruptura con el anterior intentando 
11 Ibíd. Pág. 61. 
12 Se llama CONINTES -Conmoción Interna del Estado- al plan instaurado en marzo de 1960 que habilitó a las 
Fuerzas Armadas para reprimir movimientos de protesta y activistas poniéndolos bajo jurisdicción de tribunales 
militares 
13 Lenci, Laura “Radicalización, violencia e inestabilidad en la Argentina 1966-1973”. En Por las urnas al gobierno, 
por las armas al poder. Dossier Nº10. Publicado en Revista Puentes, Comisión Provincial por la Memoria. Pág. 2. 
14 Portantiero, Juan Carlos. “Economía y política en la crisis argentina: 1958-1973”, en Revista Mexicana de 
Sociología, nº 2, México, 1977. Pág 533. 
15 Pucciarelli, A. Los dilemas irresueltos en la historia reciente de la sociedad argentina. En Pucciarelli, La primacía 
de la política. Lanusse, Perón y la Nueva Izquierda en tiempos del GAN. Buenos Aires, Eudeba. 1999 
16 O´Donnell, Guillermo. El estado burocrático autoritario, 1966-1973, Editorial de Belgrano, Bs. As., 1982.Pág. 52 y 
12 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
instalar proyectos que afectaron negativamente la posibilidad de una salida 
democrática17. Esta particular configuración del escenario político, caracterizada por la 
inestabilidad, se extendió hasta 1973, donde -luego de la ilusión de un gobierno 
democrático-popular- se sucedió la profundización de una crisis de autoridad, sumada a 
una gran crisis económica y lucha contra la subversión que terminarían por dar 
legitimidad a los militares para “hacerse cargo de la sociedad enferma e imponerle su 
disciplina militar”18. 
El establecimiento de reglas para marginar al peronismo del juego político había 
resultado inútil y hasta contraproducente, la identidad peronista no sólo sobrevivió al 
exilio del líder y a la proscripción electoral, sino que incluso se reforzó y radicalizó 
desde la llamada Resistencia. La idea del retorno de Perón hizo de aglutinante al interior 
del movimiento y la resistencia popular impulsó una cultura de oposición a las nuevas 
políticas estatales, que se trataban de imponer ignorando la tendencia popular 
mayoritaria19. La Resistencia significó mucho más que la lucha por el retorno del líder, 
y más también que el resguardo contra las políticas de racionalización y condiciones de 
trabajo desfavorables. Simbolizaba para los trabajadores la oposición a perder el lugar y 
el respeto que habían alcanzado con el avance de sus derechos políticos y económicos. 
Dos procesos simultáneos y relacionados constituyeron las características 
principales del peronismo durante los años de la Resistencia: por un lado, el 
movimiento obrero se convierte en factor de poder y actor político central por sobre la 
débil estructura partidaria; por otro, se asiste a una radicalización y/o “izquierdización” 
del movimiento. 
II.1.2 Disputas al interior del movimiento peronista 
Con la Revolución Libertadora se abrió un proceso caracterizado por el profundo 
ataque de la burguesía a nivel relaciones de trabajo, que a través de la llamada 
53
17 Cavarozzi en Autoritarismo y democracia (1955 –1996). La transición del Estado al mercado en la Argentina, 
Editorial Eudeba, Buenos Aires, 2002. Pág. 37.
18 De Riz, La política en suspenso, 1966/1976. Paidós, Buenos Aires, 2000, Pág. 188. 
19 Al respecto puede verse: Gordillo, Mónica. "Protesta, rebelión y movilización: de la resistencia a la lucha armada, 
1955-1973". En: James, Daniel, ed., Nueva Historia Argentina. Tomo IX: Violencia, proscripción y autoritarismo 
(1955-1976). Sudamericana, Buenos Aires, 2003. 
13 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
racionalización -despidos masivos y sobrecarga de los horarios laborales- buscaría 
aumentar la productividad; y de la mano del Estado, revertir la redistribución de 
ingresos. Esa ofensiva fue acompañada por un profundo esfuerzo por desperonizar a los 
trabajadores, a través de la normalización sindical y el llamado a elecciones para 
renovar la representación gremial. Sin embargo, estas políticas fueron enfrentadas a 
través de comisiones internas y la recuperación de numerosos sindicatos en las 
elecciones efectuadas durante 1956 y 195720. No obstante, entre 1955 y 1959 algunas 
organizaciones políticas adquirieron un carácter más conciliador, con notoria 
propensión a negociar21. Se perfiló así un sector que será denominado “blando”. Lo 
componían sindicatos con una actitud pasiva y legalista, y otros -los alineados con el 
dirigente metalúrgico Augusto Vandor-, que apelaban sistemáticamente a acciones 
directas con el sólo objetivo de “presionar para negociar”. Este sector, pese a alejarse 
muchas veces de la legalidad del sistema, propendía como los “blandos” a la integración 
dentro de él. Por el contrario, los “duros” – entre los que luego se destacarán figuras 
importantes de PB-FAP como Di Pascuale y Ongaro- sostenían una concepción política 
de oposición abarcativa y frontal a dicho sistema. Y criticaban una serie de vicios -más 
o menos comunes a “blandos” y a “vandoristas”- a los que debían oponerse una serie de 
virtudes, “estructurasde sentimientos” características del peronismo resistente: 
intransigencia, los valores y lealtad22. Perón intentaría reforzar esta lealtad 
constantemente, pero el hecho de que estuviera en el exilio alentó una fuerte disputa en 
el interior del movimiento por ocupar el lugar de su legítimo portavoz y llevó al 
movimiento obrero a lograr mayor autonomía en sus relaciones. 
La capacidad de acción y auto-organización de la clase obrera y su protagonismo 
dentro del movimiento, con amplios sectores ubicados en posiciones cada vez más 
combativas, comenzaron a modificar la percepción que muchos trabajadores tenían del 
peronismo y/o de su líder. Aumentaron las críticas a la burocracia y dirección del 
movimiento, ya no debidas a la simple inacción o ambigüedad de la dirigencia, sino por 
las conductas maccarthistas de quienes componían el Consejo Coordinador y Supervisor 
20 Raimundo, Marcelo. “Acerca de los orígenes del peronismo revolucionario”, en Camarero, Hernán y Pozzi, Pablo,
De la revolución Argentina al Menemismo. Historia social y política argentina, Imago Mundi, Buenos Aires, 2000. 
Pág 2.
21 Cavarozzi, Marcelo, “Sindicatos y política en Argentina”, Estudios CEDES, Buenos Aires, 1984.Pág 160. 
22 James, Daniel. Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976. Editorial
14 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
del Peronismo, que en 1958 hizo explícita su posición al promover denuncias y 
persecuciones contra activistas combativos del propio movimiento, propiciando el 
sacrificio de figuras como Cooke23. Se trató de una manifestación sintomática de lo que 
estaba viviendo el movimiento, una reacción que vino desplazar el péndulo, firmemente 
arraigado en la izquierda durante los primeros tres años posteriores al golpe, hacia el 
centro y la derecha24. A la radicalización vivida durante los primeros años de la 
resistencia, convocada por Perón mediante su discurso y al apoyo de acciones 
insurreccionales desde el exilio, se opuso el silencio del líder frente al desplazamiento y 
la desautorización de John William Cooke y los sectores peronistas que habían 
encabezado los momentos más álgidos de la Resistencia, acusados ahora de hacer 
alianzas con el comunismo25. 
Aunque Perón llamaba a la unidad del movimiento, claramente se fueron 
distinguiendo y profundizando las diferencias políticas. Mientras la izquierda peronista 
ensayaba diferentes tácticas de acción clandestina para debilitar a los sucesivos 
gobiernos garantizando la vuelta del líder y la instauración de una patria justa, libre y 
soberana, el vandorismo fue tomando más poder y autonomía. 
La situación volvió a cambiar a partir de 1963, cuando motivado por la sorpresa 
de los resultados para el peronismo en las elecciones26, el vandorismo comenzó a hacer 
más expresa su estrategia de peronismo sin Perón. Advertido de esta situación, el líder 
impartió desde el exilio la orden de reorganizar el movimiento para frenar el avance de 
Sudamericana, Buenos Aires, 1990. Pág. 273 
23 Bozza, J. A. Op. Cit. Pág.139
24 Galasso 
, N. Perón. Formación Ascenso y caída. 1893-1955. Tomo 1. Ediciones Colihue, Buenos Aires, 2005. Pág. 875. 
25 Frente a la importante huelga y ocupación que se estaba viviendo en el frigorífico Lisandro de la Torre, por el 
impedimento de su privatización, el Consejo Coordinador y Supervisor del Peronismo emitió un comunicado en el 
que sostenía lo sucedido en el Frigorifico Lisandro de la Torre responde a una alianza de un sector del peronismo 
con el comunismo, y concluía declarando J. W Cooke carece de autoridad dentro del movimiento. En respuesta, 
Cooke envió una carta a Perón en febrero de 1958, diciendo: “es un verdadero atentado contra los que estamos 
luchando contra la oligarquía: me refiero al último comunicado del Consejo Coordinador y Supervisor y al párrafo 
que se refiere a mí (…) el grupo Frigerio intenta presentar el paro general de los días 17 a 21 como una maniobra 
de ‘un sector del peronismo aliado al comunismo (…) hay algunos que piensan que usted ha desautorizado, de esta 
manera, la huelga general que tuvo tanto éxito y por la cual hay tantos compañeros presos (...) apelo a usted para 
que no se repitan episodios semejantes…” Esa carta no tuvo respuesta, por lo que Cooke viajó a un encuentro en el 
que no se supo lo hablado, ni se retiró a nadie de los cargos, pero en declaraciones posteriores que pueden entenderse 
como una respuesta del líder a la situación, se omitió este tema y se apeló a la unión del movimiento. Galasso Óp. 
Cit. Pág. 874, 875 
26 La orden precisa del Consejo Coordinador y Supervisor, había sido el voto en blanco, y éste alcanzó solamente el 
17,2%. 
15 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Vandor. Así retomó centralidad la línea dura del movimiento27. Bajo el paraguas de la 
legitimidad otorgada con este guiño de Perón, comenzó a manifestarse en el espacio 
político lo que estas organizaciones ya venían planificando de modo más encubierto: la 
búsqueda de una expresión orgánica propia con orientación revolucionaria. El apoyo de 
Perón pronto mostró sus límites: cuando en las elecciones sindicales la línea Villalón 
demostró su debilidad, el vaivén pendular que ejercía para conducir Perón volvió a 
desplazarse a la derecha. Pero la radicalización del movimiento ya se había iniciado y 
no le sería fácil al líder mantener el control. A partir de entonces se instaló una tensión 
que atravesaba a todo el movimiento y cuyas propuestas de solución -desde la 
izquierda- pasaban por independizarse de la “burocracia” del partido, o sumar fuerza e 
influencia para que el líder y el movimiento volvieran a desplazarse hacia la izquierda. 
II.1.3 Radicalización política 
Desde los inicios de la Resistencia, el grueso del movimiento peronista había 
tenido que apelar a emplear los métodos a los que la llevaba su situación de ilegalidad 
total. Las expectativas puestas en que el gobierno Frondizista levantara la proscripción 
pronto se diluyeron. Finalmente, la represión, la censura y las medidas económicas 
adoptadas por gobiernos como el de Onganía terminaron por convencer sobre la 
imposibilidad de dar la lucha a través de la vía institucional. Así, a la legitimidad oficial 
inaugurada por la Revolución Libertadora –que excluía al peronismo y a grandes rasgos 
perduró hasta 1973-, se enfrentaba la legitimidad peronista28, empujada a constituirse en 
una legitimidad alternativa. La identidad peronista que primaba en los trabajadores, no 
sólo no había muerto, sino que se reforzaba en la defensa de sus derechos políticos y 
económicos, constituyendo al movimiento peronista en el mayor representante de la 
clase. Por lo cual Gil plantea: “Si el enfrentamiento de estas dos legitimidades justifica 
el desplazamiento del peronismo como una legitimidad alternativa, su composición de 
clase entre 1955 y 1960 explica su transformación en una legitimidad alternativa de 
27 Raimundo, Marcelo. “Acerca de los orígenes del peronismo revolucionario”, en Camarero, Hernán y Pozzi, Pablo, 
De la revolución Argentina al Menemismo. Historia social y política argentina, Imago Mundi, Buenos Aires, 
2000.Pág. 4
28 Gil, G. La izquierda peronista (1955-1974). CEAL, Buenos Aires, 1989. 
16 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
izquierda"29. 
Esta nueva izquierda peronista se fue reorientando ideológicamente, y sin 
abandonar su adhesión política al peronismo -e incorporando vertientes que venían de 
otra procedencia- reconfiguró sus bases políticas bajo nuevas consignas. La centralidad 
que los trabajadores habían adquirido comenzó a exaltarse otorgándoles cada vez más 
importancia como sujetos, al tiempo que la lucha contra el imperialismoy las políticas 
económicas desfavorables se tornaron cada vez más una crítica contra toda la estructura 
político-económica. En el mismo sentido encontramos una distancia y oposición ante a 
la burocracia sindical y del partido, que creció paralelamente al despertar del basismo 
como forma de organización destacada de algunos sectores en proceso de radicalización 
dentro del peronismo. 
Desde los inicios de la resistencia había primado, como concepción hegemónica, 
impulsada por el general Perón, la idea de una insurrección que terminara con un 
levantamiento dirigido por el sector de militares leales a él30. Sin embargo, el fracaso del 
levantamiento militar a cargo del general Valle, en 1956, fue el comienzo del fin de 
tales planes. A partir de entonces, las tácticas desplegadas comenzaron a ser otras. La 
vuelta a un gobierno elegido en las urnas -si bien con la proscripción total del 
peronismo-, con una actitud conciliadora de gran parte del sindicalismo que se decía 
peronista, la derrota y la represión desatadas para acabar con la toma del frigorífico 
estatal Lisandro de la Torre, la aplicación del Plan CONINTES y el desplazamiento de 
Cooke de la dirigencia del movimiento, hicieron de estos años un duro revés para los 
protagonistas de la Resistencia. Debieron pensar en otras formas de lucha, que ya sin el 
horizonte de una huelga insurreccional que derivara en un levantamiento armado de 
fuerzas militares que terminase con la vuelta de Perón. Fueron entonces orientándose 
para un proceso de más largo plazo, con una organización no sólo mayor sino con 
nuevas características. Como explicaba un militante de la Resistencia, se necesitaban 
“armas y una organización de milicias y de cuadros y de dirección que no iban a salir de 
la acción de las masas por un milagro de la espontaneidad”31. Se comenzó a apelar a 
otras formas de construcción de fuerzas del pueblo que permitiera superar la 
29 Gil, G. Ibid. Pág. 12 y 13. 
30 Correspondencia Perón-Cooke TomoI. 1985. pág. 44 
31 Citado por Gil G. Op. Cit. Pág. 38. Tomado de Debray R. en El Castrismo. La larga marcha de América Latina.
17 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“dependencia” de los militares, como explicaba un integrante de la guerrilla uturunca: 
“ya no podíamos seguir pidiéndoles a los militares que nos organizaran la 
revolución”32. Uturuncos impulsó esta perspectiva al constituir, en 1959, cuando aún no 
había triunfado la revolución cubana, la primera guerrilla rural peronista. 
Aquellas experiencias de “derrota”, lejos de frenar la radicalización de parte del 
movimiento, contribuyeron a ahondarla si bien en concurrencia con otros factores. 
Debe destacarse el nexo que Cooke comenzó a forjar con la revolución cubana a 
partir del refugio brindado en dicho país ante la persecución vivida en Argentina. Desde 
allí comenzó a articular con el peronismo concepciones del marxismo cubano, y a 
difundirlas al interior de la izquierda peronista, de la que seguía siendo un referente 
fundamental33. 
También el Plan CONINTES había tenido sus consecuencias imprevistas. En 
primer lugar, la prisión permitía que peronistas de todo el país se conocieran entre sí, de 
manera que pudiesen evaluar su potencial y analizar sus carencias. Al mismo tiempo, 
terminó de resquebrajarse la confianza y la relación con sectores militares, alentando la 
necesidad de formas de luchas populares propias. Y por último, a través de algunos 
libros que lograban hacer entrar a la cárcel, allí se empezaba a tomar contacto con la 
ideología revolucionaria, si bien por el momento era tanta la amplitud que esa 
bibliografía carcelaria comprendía títulos desde Mao Tse Tung y Trotsky a Primo de 
Rivera y Menahem Beguin. Pero de todas maneras debe registrarse como novedad 
metodológica -dentro del peronismo, ya que anarquistas, socialistas y comunistas lo 
tenían como costumbre desde hacía décadas- el inicio de lecturas comentadas como 
forma de continuar la militancia dentro de ese espacio que tenía como finalidad 
precisamente apartarlos de ella y aislarlos34. 
Otro punto a destacar es que el contexto internacional de luchas de liberación 
nacional y revoluciones35 influyó en los diferentes análisis y concepciones políticas de la 
época. Incidiendo no sólo en la forma de pensar la política desde adentro, sino también, 
Montevideo. Editorial Sandino, Montevideo, 1967. Pág. 10. 
32 Crónica de un resistente, citado por Gil. G. Op. Cit. Pág. 38. 
33 Bozza, Óp. Cit. Pág. 138
34 Raimundo, Marcelo, “La política armada en el peronismo: 1955-1966”, Sociohistórica, Cuadernos del CISH Nº 3­
4, La Plata, 1998 Pág.14 
35 Los movimientos de liberación nacional y revolucionaria recorrían Cuba, Vietnam, Laos, China, Angola, Bolivia, 
Perú, República Dominicana, Venezuela y Colombia. 
18 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
a través de la identificación que se hacía desde afuera entre esta izquierda peronista y 
los movimientos de izquierda a nivel internacional. 
Por último, es interesante destacar cómo la conformación de este Peronismo 
Revolucionario36 tuvo su origen dentro y fuera del peronismo. Así como fue resultado 
de la evolución de agrupaciones y figuras que, provenientes del peronismo, 
incorporaron algunas concepciones del marxismo y resignificaron el proyecto del 
movimiento, se nutrió también de diversas corrientes marxistas que reinterpretaron la 
naturaleza y posibilidades del peronismo proscrito. Como bien explica Altamirano37, 
desde 1946 la izquierda socialista y comunista había sido la más resuelta opositora a lo 
que veía como “la empresa de este caudillo”, hostil a las significaciones de la cultura de 
izquierda, con rasgos fascistas, que desde el interior de un régimen militar nacionalista 
venía a disputar la orientación de los sindicatos obreros. Así, en un principio apelaron al 
reclamo de una política democrática que no tenían para ellos Perón. Sin en embargo, 
sobre todo los sectores más jóvenes de cada uno de los partidos de la izquierda 
tradicional, pronto comenzaron a comprender el profundo enraizamiento de la identidad 
peronista en la clase trabajadora, muy lejos de ser un fenómeno bonapartista y pasajero, 
llevaba en sí contenidos clasistas que se expresaban en el clivaje 
peronismo/antiperonismo. Fue entonces iniciándose el revisionismo de la historia y la 
significación del movimiento peronista por parte de la izquierda tradicional. Una de las 
síntesis a las que se arribó fue: la emancipación de los trabajadores ha de ser obra de 
los trabajadores mismos. El peronismo sólo puede trascender en la historia de las 
luchas sociales argentinas si se trasmuta en socialismo nacional38… 
¿Había entonces que aguardar su crisis o militar en pos de la trasmutación del 
peronismo? Como explica Altamirano, los diez años posteriores al golpe de 1955 se 
debatieron en torno a esas alternativas. Asimismo desde las posibilidades y expectativas 
que se verían respecto a la creación de una Patria Socialista alcanzada desde el 
peronismo, fue de donde surgieron las discusiones, las inserciones, los rechazos y las 
rupturas que atravesaron a todo el Peronismo Revolucionario. 
36 Siguiendo a Bozza, Op. Cit. Pág. 135 se denomina de esta manera al conjunto de organizaciones grupos y líderes 
que, desarrollan sus prácticas en el interior o en los márgenes del Movimiento Peronista, y comparten un campo 
ideológico y cultural que los encuadra en Izquierda Peronista. Tal caracterización y clasificación surge de la 
identificación de ellos mismos, desde el interior del movimiento, desde afuera y desde el mismo Perón. 
37 Altamirano, Carlos. Peronismo y cultura de izquierda. Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 1992. 
19II.2 PB-FAP 
Antes de adentrarnos en un estudio más detallado de la conformación de la 
organización y las tensiones subyacentes en su interior, observaremos algunas 
caracteristicas generales introductorias. 
Como primera característica general podríamos decir que las Fuerzas Armadas 
Peronistas y el Peronismo de Base conformaron uno de los sectores más radicales de la 
Tendencia Revolucionaria del Peronismo. La diferencia con el resto de las agrupaciones 
radicalizadas – FAR, Montoneros y Descamisados- se va a ir acentuando a medida que 
tales agrupaciones ponen por delante la importancia de la vuelta de Perón por sobre la 
centralidad de la clase trabajadora en el proyecto político39. 
Fue en el seno de las FAP-PB donde se constituyó la llamada alternativa 
independiente. Ambas agrupaciones cuentan con un orígen autónomo y disímil entre sí, 
pero se fueron uniendo a medida que confluían en dicha estrategia. La alternativa 
independiente se caracterizaba por destacar la importancia del pueblo peronista y su 
componente clasista, con una clara oposición a la estructura partidaria del justicialismo 
y a la burocracia sindical. 
Hay un punto interesante a destacar aquí, y es cierta incomodidad que se 
presenta en los investigadores al acercarse al estudio de este sector, dada la 
imposibilidad de describirlo como una organización homogénea, como un todo 
monolítico fácilmente clasificable, debido a sus tensiones, su ideología, pero sobre todo 
por su forma40. Y la misma observación será repetida por varios analistas de la 
agrupación, quienes observan que nunca fueron un modelo clásico de organización 
política cerrada y que inclusive analizándolas por separado, tanto el PB como las FAP 
pueden ser descriptas como una “federación de experiencias” a los largo del país41. 
38 Citado en Altamirano Op. Cit. Tomado de Spilimbergo. Pág. 207. 
39 Si bien no se puede decir que tales organizaciones renunciaran a la Patria Socialista, anteponen claramente su 
lealtad a Perón, lo cual para las FAP- PB debía ser secundario dado que el sujeto que adquiere centralidad es la clase 
obrera, y el proyecto que la eleve podría entrar en contradicción con el proyecto del líder en su regreso 
40 Según Luvecce Op. Cit., págs. 11 y 12. Esta dificultad de reconstruir su contenido en un todo coherente, ha sido 
el motivo por el que las FAP- PB fueron silenciadas y negadas por la historiografía. 
41 Así va a ser descrita por Pérez Pág. 34-en “Una aproximación a la historia de las Fuerzas Armadas Peronistas”. 
De Taco Ralo a la alternativa independiente. Historia documental de las Fuerzas Armadas Peronistas y del 
Peronismo de Base. Editorial De la Campana, Buenos Aires, 2003- y por Duhalde Op. Cit. Pág 20, el cual recordaba 
que inclusive en el caso del PB solían decir, junto a Ortega Peña, que más que una organización era un “estado de 
ánimo” que encontraba su unión en el hacer espontáneo. Luvecce Op. Cit. Pág. 93.Describió al Peronismo de Base 
como una federación de grupos con autonomía relativa; Raimundo –en “Izquierda peronista, clase obrera y violencia 
20 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En el mismo sentido, encontramos también una falta de claridad o linealidad a la 
hora de analizar la relación entre ambas organizaciones, que si bien formaron parte de 
la misma perspectiva política, mantuvieron cierta autonomía en sus orígenes, llegando a 
variar mucho su grado de unidad entre regiones. No encontramos una superioridad y 
dirección política de una organización sobre la otra, y si bien se unieron en la 
construcción y lucha por la alternativa independiente, la constitución de tal pensamiento 
político tuvo su fundamento en las experiencias que ambos sectores arrastraban. Había 
trabajo conjunto que surgía en cada región desde las FAP o desde el PB indistintamente. 
En cierto sentido, el proyecto de construir la FAP desde el PB era 
considerado tan valioso y necesario como el proceso inverso de Buenos 
Aires, esto es alimentar el PB desde las FAP 42 
Se acuerda de esta manera con la visión de Raimundo43, que –en contraste con la 
posición de Luvecce44- considera que el PB y las FAP fueron claramente parte de un 
mismo proyecto común, en el que la construcción política y las actividades se 
entrecruzaron constantemente buscando, cada vez más, potenciarse unas a otras. Hay 
quienes ubican en el PB la “pata política” y en las FAP la militar, pero lo cierto es que 
en ambas se constituyó la orientación política que guió el proyecto. Claramente no 
puede desconocerse la diferencia de la práctica cotidiana en la militancia en estos dos 
planos, inevitablemente en el Peronismo de Base estuvo más presente el trabajo con 
bases y las problemáticas concretas de trabajadores y en el caso de las FAP cobraron 
más importancia el análisis de las tácticas armadas más eficaces y el funcionamiento 
clandestino. Pero la imbricación de ambas organizaciones se fue desarrollando en la 
evolución política ideológica que las hizo confluir y construir juntas. 
armada: Una experiencia alternativa”, Sociohistórica. Cuadernos del CISH, Nº 15-16. 2004- como una estructura 
parecida a una red; y Accinelli Op. Cit. señala que no se trataba de organizaciones que contaran con prácticas 
verticalistas establecidas. Similar descripción encontramos en el análisis de las FAP por Gasparini en Manuscrito de 
un desaparecido en la Esma. El libro de Jorge Caffatti. Del asalto al Policlínico Bancario por Tacuara a las FAP y 
el secuestro del jefe de la FIAT en París. Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, 2006. Aquí el autor describe que 
lejos de ser una organización uniforme y centralizada se presenta como una federación de organizaciones. 
42 Duhalde, Eduardo Op. Cit. Pág. 89. 
43 Raimundo “Izquierda peronista, clase obrera y violencia armada: Una experiencia alternativa”, Sociohistórica. 
Cuadernos del CISH, Nº 15-16. 2004 Pág. 2 
44 Para Luvecce Op. Cit., a las FAP y el PB no se los puede analizar como un todo coherente, dado que se trata de 
dos proyectos distintos, en donde FAP se alejan cada vez más del sector social al que decían representar por causa de 
su militarismo. Proceso de “inversión simple” que la autora toma de Michel Wieworca. Raimundo va a discutir esta 
posición argumentando que la conclusión de esta autora se desprende de la generalización un estudio de casos en 
lugares en los que las FAP no tenía mucho peso y donde se excluyen el año 1973 que es el momento en que la unión 
de dichas organizaciones se consolida. Pág. 77 
21 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
II.2.1 Antecedentes de la organización 
Podemos afirmar, junto con Duhalde45, que existe una tendencia en los estudios 
de experiencias políticas de los años ´60 y ´70 a presentar una política uniforme que 
minimiza o excluye el análisis el debate ideológico y organizativo en el seno del 
peronismo a partir del golpe de 1955. Consideramos importante rastrear esos 
antecedentes porque fueron considerados por la misma organización como parte 
fundamental de su propia historia o, al menos, como parte de una genealogía en la que 
la organización quería inscribirse. Esto es explícito en uno de los primeros comunicados 
firmados por las Fuerzas Armadas Peronistas, el 17 de octubre de 196946: 
La lucha por la justicia la libertad y la Soberanía no es de hoy; comenzó 
hace 14 años, cuando el pueblo fue arrancado del poder por las minorías 
oligárquicas. Los militantes de la heroica Resistencia Peronista, los 
guerrilleros Uturuncos de Tucumán, los compañeros de Ejército 
Guerrillero del Pueblo en Salta y nuestros compañeros del destacamento 
17 de octubre apresados en Taco Ralo, con su fe en el triunfo final fueron 
marcando el proceso de aprendizaje de nuevas formas de lucha47. 
Debe destacarseque la gran mayoría de los integrantes de las FAP habían tenido en la 
Resistencia su primera militancia política48. Y este no es un dato menor, en lo que hace a 
las características de la organización, dado que hacía prevalecer en los militantes una 
importante acumulación de experiencia y formación política49. Así, de acuerdo con la 
relevancia que adquiere la Resistencia para la organización, Eduardo Duhalde remite el 
origen de esta corriente política a 1955, dado que de aquí devendría su ideología 
política: 
“Legítimamente su punto de partida se encuentra en el año 1955 y esta 
afirmación no implica un ejercicio abusivo historicista que dé 
45 Duhalde. Op. Cit. Pág. 13. 
46 El contexto del comunicado es el Cordobazo, e inclusive se tomará esta lucha como parte de los gérmenes de 
construcción del Ejército del Pueblo en respuesta a la “violencia gorila”. 
47 Carta repartida a los medios junto al parte de guerra de la primera operación urbana, realizada en la localidad de 
Tortuguitas, asaltando a dos puestos policiales. “17 de octubre de 1945- 17 de octubre de 1969. Comunicado de las 
Fuerzas Armadas Peronistas al Pueblo”.17/10/ 69. Duhalde, Eduardo L. y Pérez, Eduardo M.. Apéndice Documental 
en De Taco Ralo a la alternativa independiente. Historia documental de las Fuerzas Armadas Peronistas y del 
Peronismo de Base. Editorial De la Campana, Buenos Aires, 2003. Pág. 120. 
48 Isla, Alejandro. Delincuencia y militancia en los setenta. En: En los márgenes de la Ley. Inseguridad y violencia 
en el cono sur, Isla, Alejandro compilador, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2007. 
49 Entre los jóvenes que tomaron parte de las primeras experiencias organizativas se encontraban figuras como 
Rearte, Rulli, Caride, y El Kadri que tuvieron más adelante un papel ideológico y político importante en la 
conformación de las FAP. 
22 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
continuidad a todas experiencias de lucha por el mero hecho de existir 
(…) Se trata de encontrar los fundamentos de una concepción que fue 
teniendo un desarrollo evolutivo, que en el caso de las FAP no se 
cristaliza ni detiene con su fundación sino que reconoce en las distintas 
etapas cumplidas por esta organización, nuevos estadios de definición 
practica de esa alternativa política, que coloca en el centro de su 
existencia la lucha de clases en el seno del peronismo50. 
Vemos también aquí expresada la bandera revolucionaria que levanta la 
organización desde sus orígenes, al interior del peronismo. Y en este sentido se retoma 
aquí la línea ideológica propulsada por John William Cooke, quien sostenía que si el 
peronismo ha quedado formado por la clase obrera, para seguir expresándola debe ser 
tan revolucionario como ella. Así, influenciado por un contexto que pregonaba por la 
liberación nacional y la revolución social, Cooke promovió la construcción de un 
peronismo de izquierda que superara las trabas provenientes de afuera y de adentro, 
afirmando: 
La esencia del drama de nuestro movimiento es que mientras su único 
destino y su única chance de sobrevivencia está en reconocerse como 
fuerza de extrema izquierda, sufre las influencias de la propaganda 
reaccionaria que se desata desde afuera y desde adentro de su propio 
51.seno
Asimismo, observamos la influencia de antecedentes políticos -que hacen tanto a 
la experiencia y formación de muchos militantes, como a la historia que rescata y de la 
cual se sirve la organización para constituir sus ideas y estrategias políticas-, en la 
primera guerrilla rural impulsada y dirigida por el mismo Cooke. 
Entre septiembre de 1959 y enero de 1960, se desarrolló la guerrilla rural 
peronista Uturuncos, conformada en Tucumán y Santiago del Estero, antecedente del 
posterior intento rural de las FAP en Taco Ralo. 
Desde 1956, los llamados Comandos Peronistas de la Resistencia se habían 
desarrollado de manera descentralizada por todo el país. La militancia de los mismos se 
centraba en levantar consignas a favor del retorno de Perón y en contra de la dictadura, 
a través de pintadas u operativos con explosivos caseros, los caños. El más importante 
fue el gestado por John William Cooke en 1955, denominado Comando Nacional 
50 Duhalde. OP. Cit. Pág. 20. 
51 Carta escrita por Cooke desde la Habana a Hernández Arregui. 28/9/61. En Duhalde, Eduardo L. y Pérez, Eduardo 
M. Op. Cit. Pág. 28. 
23 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Peronista, ubicado en Buenos Aires. Éste ejerció su influencia sobre muchos militantes 
de diversas provincias. 
En Santiago del Estero, vecinos y militantes peronistas de La Banda 
comenzaron a juntarse ante la angustia por el reciente golpe militar y con la vaga 
sensación de que debían hacer algo. Entre ellos se destacaba Serravalle, un docente de 
31 años, quien realizó la conexión con el grupo de Tucumán denominado Comando 17 
de Octubre. El comando tucumano estaba conformado por un grupo de militantes 
peronistas que no solamente habían desarrollado una activa militancia barrial, sino que 
establecieron rápidamente un nexo con el Comando Nacional Peronista de Capital. 
Desde Buenos Aires les enviaban información por medio de impresos que llegaban a 
Tucumán trasladados por compañeros ferroviarios que trabajaban en el tren expreso que 
unía ambas capitales. En tales articulaciones podemos observar el origen de la guerrilla 
denominada Uturuncos. 
Por otro lado, la idea de instalar un foco guerrillero puede considerarse, como 
indica Salas52, consecuencia de las dificultades que había mostrado la vía insurreccional 
propuesta en un principio por Cooke. Habiendo sido el año 59 uno de los de mayor 
actividad, iniciado con la gran toma del frigorífico Lisandro de la Torre en enero, su 
derrota trajo consigo el final de las expectativas del plan insurreccional. La posibilidad 
de llevar adelante una gran huelga general se veía obstaculizada no sólo por la represión 
a la que el gobierno había mostrado en la práctica que estaba dispuesto a recurrir, sino 
también por el dudoso apoyo de importantes dirigentes sindicales. Comenzó entonces a 
pensarse en otros métodos y formas de organización posibles para encarar la resistencia: 
“Ya habían pasado tres años… todo había fracasado, la huelga general 
revolucionaria no llegaba nunca porque todos los dirigentes estaban 
vendidos y la idea de los cuarteles terminó con la muerte de Valle, 
quedaba eso… un movimiento armado que traiga a Perón”53. 
Al mismo tiempo, la lucha que estaba llevando adelante el sindicato azucarero 
fue uno de los detonantes para la instalación de los focos guerrilleros en aquella región. 
En octubre se instaló en la selva la primera fracción de combatientes que, luego 
de prepararse durante dos meses, dio un golpe sorpresa en Frías, Santiago del Estero, el 
52 Salas, Ernesto. Uturuncos: El origen de la guerrilla peronista, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2003. 
53 Entrevista a José Luis Rojas en Salas, Ibid. Pág. 51 
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25 de diciembre. De esta manera se desarrollaba la guerrilla, conformada por militantes 
tucumanos y santiagueños, a la que luego se sumaron contingentes de Buenos Aires. Si 
bien la mayoría de sus integrantes eran de comandos de origen regional, cabe destacar 
que fue de Cooke de quien recibieron el impulso y el sentido de la importancia como 
nuevo proyecto político nacional de la resistencia. Inclusive, años después de la 
disolución de este primer grupo, en 1963, desde Cuba y junto con el Che, Cooke intentó 
reavivar el plan con la instalación de dos frentes guerrilleros, rearmando la red de 
Uturuncos. Pero las dificultades del terreno, y sobre todo las nuevas circunstancias de la 
vida política argentina pusieron en crisis el proyecto. El radicalismo había aceptado 
participaren las elecciones pese a la proscripción del peronismo. El contexto había 
cambiado, y no era lo mismo levantarse contra un gobierno militar que contra uno 
radical elegido. Así finalizaba este primer intento por implementar una guerrilla rural 
argentina, que tuvo su expresión posterior en Taco Ralo. Sin embargo, antes de 
adentrarnos en tal experiencia, recorreremos algunas experiencias contemporáneas que 
también hacen a los antecedentes de las FAP. 
Se vuelve indispensable por ejemplo, al internarnos en la búsqueda de las raíces 
de aquellas experiencias que hacen a la formación de la organización, detenernos en el 
pensamiento político desarrollado por el Movimiento Revolucionario Peronista, en el 
cual diversos autores54 encuentran un importante antecedente ideológico. 
En 1963, dada la amenaza proveniente del vandorismo, Perón mandó a 
reorganizar al movimiento poniendo a Villalón como delegado personal a cargo. Se 
comenzó entonces a convocar a algunos de estos militantes más representativos del 
movimiento55 con el fin de organizar un Movimiento Revolucionario Peronista que 
rescatara la línea insurreccional del movimiento y reorganizara dentro de sus 
lineamientos a la Juventud Peronista. El plan indicado consistía en la realización de 
movilizaciones insurreccionales, huelgas y comandos de frontera para filtrar 
comunicaciones, así como la provisión de armas largas a la juventud y la construcción 
de fuerzas armadas del movimiento, todo lo cual confluiría para lograr finalmente el 
54 Eduardo Pérez, Op. Cit. Pág. 137; Gordillo, Mónica. "Sindicalismo y radicalización en los setenta: las experiencias 
clasistas". En: Argentina, 1976. Estudios en torno al golpe de Estado. El Colegio de México, México, 2007. 
55 Se reúne con Spina, El Kadri, Rulli y Rearte. Estos tres últimos, junto a Vallese, fueron iniciadores de la lucha 
armada urbana, participando de una de las primeras acciones armadas de la resistencia -el ataque a una guardia de 
la Aeronáutica- en 1960. 
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retorno de Perón a fines de 1964. Uno de los grupos conformados con miras a la 
realización de este plan surgió al interior de la Juventud Peronista con el nombre de 
Juventud Revolucionaria Peronista. Esta fracción había logrado establecer una buena 
relación con Perón pero no se plegaba a la ortodoxia, e impulsó, con el aval de Villalón 
y Perón, la constitución del Movimiento Revolucionario Peronista en agosto de 196456 
El impulso y aval de Perón para la conformación de este sector a la izquierda del 
movimiento respondió, para James, a sus necesidades tácticas57. Raimundo58 se opone a 
tal explicación, aduciendo que el hecho de que el impulso original provenga de las 
mencionadas necesidades, no implica que la creación de esta fracción de ideología 
revolucionaria pueda desprenderse simplemente de una intencionalidad de Perón. En 
este sentido observa cómo las concepciones sostenidas por este sector ya venían 
desarrollándose -a través del semanario Compañero59 , por ejemplo- y cómo iban a 
trascender este momento de reorganización también. 
Este contexto favorable y conveniente para la izquierda del movimiento pronto 
experimentó un importante viraje. Parte del Movimiento Juventud Peronista, que ya 
venía distanciándose de Villalón, buscó fuerza recostándose en el vandorismo, 
animados sus integrantes por la idea de que así obtendrían el apoyo del líder y más 
poder en el movimiento para implantar su línea política. Pero no todos pensaban así, 
sobre todo quienes habían tenido activa participación en las huelgas de la Resistencia y 
habían sufrido represalias60. 
Enfocándonos ahora en el vínculo que puede establecerse con la organización 
que aquí se estudia, tomamos el programa que el Movimiento Revolucionario Peronista 
publicó en 1964. En él se distinguen claramente algunas de las ideas que estructuraron 
la concepción de las FAP-BP como son su oposición a elementos burgueses y 
56 Pérez, Op. Cit. Pág. 46. 
57 James, Op. Cit. Pág. 274. 
58 Raimundo, Marcelo. “Acerca de los orígenes del peronismo revolucionario” en Camarero, Hernán y Pozzi, Pablo, 
De la revolución Argentina al Menemismo. Historia social y política argentina, Imago Mundi. Buenos Aires, 2000.
Pág. 9.
59 El autor cita a este semanario, dirigido por Mario Valotta, y afirma que aunque de origen marxista Compañero se 
convierte en expresión de la vertiente combativa del peronismo. Su aparición se extiende de 1963 a 1965 con una 
tirada que superaba los 30.000 ejemplares y se distribuía en todo el país. Aquí el autor cita frases que expresan una 
posición tales como “estamos en guerra revolucionaria y la guerra no es contra un hombre sino contra todo un 
sistema de explotación capitalista contra la clase trabajadora” (Compañero, 28/6/63) o Para que pueda expresarse 
el carácter revolucionario del peronismo, éste deberá desprenderse de los elementos burgueses y reformistas que lo 
frenan y superarse (Compañero, 11/8/64) Citado por Raimundo, Ibíd. Pág. 12. 
60 Pérez, Op. Cit. Pág.45. 
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reformistas, el papel central que ocupa la clase trabajadora y la incansable desconfianza 
hacia la burocracia: 
…es de justicia condenar a la burocracia y repudiar a los tránsfugas que 
la representan como traidores al Movimiento Peronista (…) a su líder 
Perón y a la revolución que encabeza (…) que es la clase trabajadora la 
clase esencial del peronismo (…) que para que el movimiento pueda 
cumplir el papel de conducción que el proceso histórico y su condición de 
aglutinador de la clase trabajadora argentina le imponen, debe 
defenderse de los elementos burgueses y reformistas que lo frenan y 
superarse (…) forjar el ejército del pueblo que canalice la capacidad 
revolucionaria popular en la lucha contra el ejército de ocupación, 
permitiendo, junto con las milicias obreras, iniciar la lucha armada 
contra los sectores privilegiados nacionales e imperialistas, como forma 
de acción política 61. 
La idea de lucha armada que aquí vemos reflejada se venía propugnando dio 
lugar a la constitución de unas Fuerzas Armadas Peronistas62. Un modelo urbano de 
lucha armada organizada por destacamentos, con presencia en casi todo el país63. La 
formación político-militar de este proyecto conllevó una experiencia militante y un 
aporte de importancia dado el enriquecimiento generado por el intercambio a través de 
viajes facilitados de delegaciones argentinas a países como Vietnam y la Republica 
Popular China. Asimismo, junto con la dinámica de viajes de formación, se dio lugar a 
la conexión con militantes de otras agrupaciones como el Movimiento Nacionalista 
Revolucionario Tacuara (MNRT)64, con quienes formaron el Movimiento de Liberación 
Nacional- tupamaros65 y con el mismo Cooke -con quien organizaron una academia de 
61 Comunicado de programa y presentación del Movimiento Revolucionario Peronista redactado por Rearte. 
05/08/64. En Baschetti Documentos (1970-1973). De la guerrilla peronista al gobierno popular. Editorial De la 
campana, Buenos Aires, 1995. Págs.320 y 322. 
62 Valga aclarar, considerando el parecido de la sigla, que la misma no guardan relación con la organización que se 
iba a desarrollar posteriormente y se estudia en el presente trabajo.
63 La creación de estas FAP formaba parte de la estrategia insurreccional que Villalón había pronunciado junto con 
la formación de un Movimiento Revolucionario Peronista. Pero la relación entre el MRP y las FAP siempre fue tensa 
dado que éstas últimas –según expresa el integrante de la organización Jorge Rulli en una entrevista realizada por 
Raimundo- no contaron con el apoyo esperado del MRP: “el MRP, este nunca se propuso ser el respaldo de las FAP, 
incluso mucha gente del MRP ignoraba que existían las FAP (...) Nosotros creíamosque teníamos un aparato 
político de respaldo y al poco andar nos dimos cuenta que ese aparato no solamente nos ignoraba sino que además 
trabajaba para que no se crearan las condiciones propicias para el lanzamiento que nosotros esperábamos”. Citado 
por Raimundo, en “La política armada en el peronismo: 1955-1966”, Sociohistórica, Cuadernos del CISH Nº 3-4. 
1998. Pág.16. 
64 El Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT) fue un sector que se desprendió del Movimiento 
Nacionalista Tacuara. Se trataba de una fracción que, sin abandonar su nacionalismo, rompió con la iglesia y el 
antisemitismo para migrar hacia posiciones cada vez más cercanas al marxismo y el peronismo de izquierda. De aquí 
surgieron algunos de los cuadros de las Fuerzas Armadas Peronistas y el Peronismo de Base. 
65 Movimiento de orientación marxista que surgió en Uruguay a mediados de los 60 y formó un frente de militantes 
en Argentina, denominado Frente Argentino. 
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formación para trasmitir lo aprendido en los viajes. 
Así se asiste desde el seno del peronismo, a la construcción de una ideología 
política que atraviesa a diferentes organizaciones sosteniendo una concepción 
revolucionaria, que propugna por una política independiente de la burocracia del 
peronismo y que desembocó años después en la propuesta de una alternativa 
independiente de la clase obrera peronista. 
II.2.2 Fuerzas Armadas Peronistas, primeras experiencias 
Resulta más dificultoso determinar el surgimiento de agrupaciones identificadas 
como Peronismo de Base, dada su característica descentralizada. En cuanto a las 
Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) puede fecharse su aparición en la escena política 
pública en el momento en que la organización se da a conocer bajo este nombre en 
1968, con la constitución de la guerrilla rural denominada Taco Ralo. Si bien se trataba 
de la consolidación de un grupo que venía conformándose tiempo antes y, como afirma 
Envar el Kadri66, ya realizaba operaciones, aunque no firmadas como FAP. 
Para 1967 se constata una baja en la actividad del Peronismo Revolucionario 
dado el fracaso de la operación retorno de Perón en diciembre de 1964, el agotamiento 
en la lucha antiburocrática del activismo -ante un Vandor cada vez más consolidado-, y 
las derrotas en las luchas gremiales del puerto y ferroviarios. Pero lejos de conllevar 
esto una parálisis, se llegó a una conclusión compartida: era la hora de pasar a la acción 
y era la hora también de pensar en nuevas formas de lucha67. 
A lo largo de los años 1966 y 1967 se sucedieron reuniones entre militantes de 
distintas organizaciones, alimentados también por su vínculo e influencia con el 
contexto cubano, en muchos casos facilitados por Cooke68. Estos intercambios tuvieron 
el objetivo común de sacar al peronismo del estancamiento69 en que lo veían. Es por 
66 Anzorena, Oscar Tiempos de violencia y utopía 1966-1976. Contrapunto. Buenos Aires. 1989. Pág 134-135. 
67 Según explica Raimundo -en “La política armada en el peronismo: 1955-1966”, Sociohistórica, Cuadernos del 
CISH Nº 3-4. 1998 “la política armada dentro del peronismo se desmilitariza en cuanto a su composición social (deja 
de estar en manos de militares) y pasa a ser encarada por otros sectores sociales del peronismo. Compuestos por 
trabajadores sobre todo jóvenes –aunque no responden a la clásicamente denominada clase obrera- predominando la 
presencia de clase media baja y de pequeña burguesía”. Pág. 17. 
68 El cual no pretendía hacer una organización política en sí sino a fomentar la organización de cuadros que luego se 
inserten en diferentes frentes de lucha. Tuvo su mayor expresión en la acción Revolucionaria Peronista, conformada 
por él en su regreso de Cuba para la formación de cuadros.
69 Como recuerda Raimundo -en “Izquierda peronista, clase obrera y violencia armada: Una experiencia alternativa”, 
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estos momentos cuando puede situarse la confluencia entre militantes de diversas 
formaciones y experiencias que dio lugar a las FAP. Por un lado, provenientes del 
Movimiento, de la Juventud Peronista, del Movimiento Revolucionario Peronista y la 
Acción Revolucionaria Peronista; por otro contó también con inserciones de origen 
externo al peronismo, como el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara y el 
grupo del Vasco Bengoechea, de origen marxista y con influencia cubana70. 
Tanta diversidad provocó divergencias nada fáciles de sintetizar en un proyecto 
común. Algunos militantes, por ejemplo, se opusieron a la posibilidad misma de 
impulsar una guerrilla rural argumentando que en Argentina la guerrilla debía ser 
urbana. Pero la necesidad de activar un plan se impuso sobre las tensiones. 
“Nosotros no decimos que la guerrilla sea la única solución, simplemente 
creemos que es la única posibilidad, la única forma de lucha, protesta o 
expresión que les queda a los militarmente débiles”71. 
Así, basándose en sus posibilidades, establecieron una guerrilla rural para despertar la 
conciencia del pueblo, generar grietas al poder militar y preparar las condiciones para el 
objetivo final: 
“Como forma de señalarle al pueblo el auténtico camino hacia su propia 
liberación, porque como dijera nuestro conductor, al pueblo sólo lo 
salvará el pueblo (…) liberar una guerra total por el retorno de Perón al 
poder y el establecimiento definitivo de una nueva argentina justa, libre y 
soberana”72. 
Decidieron en consecuencia subir al monte y constituir una guerrilla rural 
conocida como Taco Ralo, nombre de la localidad donde se instalaron, ubicada al sur de 
la provincia de Tucumán, en un lugar considerado estratégico dado que se encuentra en 
la intersección de una ruta nacional y una provincial. Sin embargo -e inversamente a lo 
que el foco propone- a menos de 15 días de instalada la guerrilla, la policía logró 
localizarlos mediante denuncias realizadas por vecinos de la zona. El 19 de septiembre, 
Sociohistórica. Cuadernos del CISH, Nº 15-16. 2004 Pág. 4.- Cabe aclarar que el período abierto luego del golpe de 
1966 había sido vivido por muchos sectores de la militancia como un momento de quietismo y estancamiento en la 
lucha. 
70 Luego de su entrenamiento en Cuba, Bengochea comenzó a organizar una guerrilla rural en Tucumán, abortada 
con la muerte accidental de él y otros militantes a causa de un explosivo. De este agrupamiento provino una de las 
impulsoras de la guerrilla: Amanda Peralta. 
71 Reportaje de cárcel a cárcel. Dardo Cabo desde la cárcel de Ushuaia entrevista por carta a los guerrilleros de Taco 
Ralo alojados en la cárcel de La Plata. En Roberto Baschetti, Op. Cit. Pág. 554. 
72 Documento elaborado por los detenidos de Taco Ralo donde se detallan las circunstancias de la caída. Este 
documento es dado a conocer un mes después de la caída. Destacamento guerrillero 17 de octubre de las FAP. 
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el mismo día en que murió John William Cooke, fue desmantelado el campamento 
guerrillero de Taco Ralo. De todas maneras, el frustrado proyecto político logró en los 
meses siguientes innumerables adhesiones y proclamas en solidaridad con los 
compañeros detenidos, de agrupaciones políticas del movimiento, e instaló un 
importante debate al interior del peronismo. 
Ante el resultado de esta iniciativa, surgió en primer lugar la pregunta -o mejor 
dicho reforzó una pregunta preexistente al impulso de esta guerrilla- por la efectividad y 
necesidad de impulsar en Argentina una guerrilla rural. Si bien la autocrítica posterior 
de los militantes

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