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Stagno, Leandro La configuración de la juventud como un problema: Delitos y vida cotidiana de varones jóvenes provenientes de los sectores populares (La Plata, 1938- 1942) Tesis presentada para la obtención del grado de Doctor en Ciencias Sociales Directora: Finocchio, Silvia. Codirectora: Cosse, Isabella Stagno, L. (2019). La configuración de la juventud como un problema: Delitos y vida cotidiana de varones jóvenes provenientes de los sectores populares (La Plata, 1938-1942). Tesis de posgrado. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales - Sede Académica Argentina. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1868/te.1868.pdf Información adicional en www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/ Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales - Sede Académica Argentina Programa de Doctorado en Ciencias Sociales Título de la tesis: La configuración de la juventud como un problema. Delitos y vida cotidiana de varones jóvenes provenientes de los sectores populares (La Plata, 1938-1942) Autor: Mg. Leandro Stagno Directora: Dra. Silvia Finocchio Co-directora: Dra. Isabella Cosse Fecha: 23 de diciembre de 2019 II Resumen La tesis analiza la compleja articulación entre los marcos normativos que caracterizaron la vida cotidiana de los jóvenes de sectores populares y el ideal proyectado para sus vidas, en términos de demostrar que las disonancias interpuestas entre ambas situaciones contribuyeron a configurar a la juventud como un problema. La investigación focaliza sobre las interacciones a través de las cuales estos varones sellaban vínculos de amistad, procesaban resentimientos y forjaban sentidos asociados a la construcción de masculinidades. Del mismo modo, interpreta estas prácticas a la luz de los conflictos suscitados con quienes compartían espacios de vecindad en La Plata, ciudad que en los años treinta contaba con barrios de reciente modernización o en plena configuración. Las condiciones materiales de vida de estos jóvenes plebeyos y sus dinámicas cotidianas se apartaban de una moralidad que, aunque no hegemónica, presuponía un deber ser anudado en torno al adecentamiento de los barrios y la aspiración de ascenso social. Tempranamente inscriptos en empleos de escasa remuneración, el tránsito entre sus casas y sus lugares de trabajo les permitía desarrollar una sociabilidad anclada en el barrio, forjada casi exclusivamente entre varones. Las provocaciones, el carácter impulsivo de las interacciones y la competencia viril que allí desplegaban acrecentaban el recelo y la desconfianza de las personas adultas. Las denuncias policiales constituían uno de los recursos interpuestos para resolver estos conflictos, en una operación que configuraba a estos jóvenes como sujetos de corrección y que confería legitimidad a la policía para moldear las cotidianeidades locales. La disonancia entre el ideal proyectado para la vida de estos jóvenes y las dinámicas propias de su cotidiano fue objeto de estudios sobre la adolescencia y la delincuencia juvenil que los delimitaban como un problema. Las soluciones previstas para enfrentar este diagnóstico confluyeron en políticas estatales que, tal como el Tribunal de Menores creado en la provincia de Buenos Aires en 1938, hicieron foco en el gobierno de los jóvenes de sectores populares y, desde ellos, en la regulación de las moralidades familiares. III Abstract This thesis analyzes the complex articulation between the normative frameworks that characterized the daily life of young people in the popular sectors and the ideal projected for their lives, in terms of demonstrating that the dissonances between both situations contributed to configure youth as a problem. The research focuses on the interactions through which these young men sealed friendship bonds, processed resentments and forged senses associated with the construction of masculinities. In the same way, it interprets these practices in the light of the conflicts raised with those who shared neighborhood spaces in La Plata, a city that in the ‘30s had neighborhoods of recent modernization or in full configuration. The material conditions of life of these plebeian young men and their daily dynamics departed from a morality that, although not hegemonic, presupposed a duty to be knotted around the aging of the neighborhoods and the aspiration for social ascent. Early enrolled in low-paying jobs, the journey between their homes and their workplaces allowed them to develop a sociability anchored in the neighborhood, forged almost exclusively among men. The provocations, the impulsive nature of the interactions and the virile competition that they displayed increased the suspicion and distrust of adults. The police complaints constituted one of the appeals filed to resolve these conflicts, in an operation that configured these young men as subjects of correction and conferred legitimacy on the police to shape local daily life. The disharmony between the projected ideal for the life of these young men and the dynamics of their daily lives were the subject of studies on adolescence and juvenile delinquency that defined them as a problem. The solutions envisaged to address this diagnosis converged in state policies, such as the Juvenile Court created in the province of Buenos Aires in 1938, that focused on the government of plebeian young men and, from them, on the regulation of family moralities. Agradecimientos En el fragor de una última búsqueda bibliográfica me crucé con un artículo de Dora Barrancos dedicado a narrar su trayectoria en la investigación histórica. Publicado en el número inaugural de la revista Descentrada, Barrancos refiere allí a la pasión como una regla fundamental del conocimiento y al acompañamiento emocional como un requisito indispensable de cualquier movimiento intelectivo. Conmovido por sus argumentos, inmediatamente los asocié a la experiencia vital comprendida entre el momento de ensayar mis primeras preguntas de investigación y los tramos finales donde me encontraba. Recordé cuando descubrí que esos interrogantes movilizaban la comprensión de mi propia infancia y adolescencia, del mismo modo, evoqué las dificultades intelectuales y afectivas que atravesé para responderlos. En especial, pude comprobar la inconmensurable ayuda ofrecida por quienes estuvieron conmigo todo este tiempo. A Silvia Finocchio y a Isabella Cosse, directoras de esta tesis, les debo y agradezco la pasión por la investigación histórica. Ellas me enseñaron a leer y a escribir en la universidad pública. En sus clases, en las conversaciones de café y las reuniones con avances de capítulos, los correos electrónicos, las llamadas telefónicas y los mensajes de WhatsApp, aprendí la importancia de poner de relieve mi propia voz y de creer en mis producciones. Sus cuidados me permitieron retomar el trabajo cuando los tiempos aciagos parecían perdurar definitivamente. Hace poco más de veinte años tenía veinte años y me sumaba a cursar Historia de la Educación General, a cargo de Silvia Finocchio. Su primera clase me dio pistas sobre un modo de vivir la experiencia universitaria que hoy ofrezco a mis estudiantes desde esa misma cátedra. Ella me enseñó a estar atento a las prácticas, a desconfiar de los análisis centrados solamente en aspectos normativos, a valorar el despliegue de una sensibilidad y a que el trabajo ordena. En todos estos años compartimos experiencias del más variado tenor y en diferentes geografías. Atesoro nuestras conversaciones en V el tren que conecta las estaciones de La Plata y Constitución y aquéllas tejidas en el metrocable de Medellín. Continúoemocionándome al recordar el gesto amoroso de Guillermina y Tomás, con quienes tuve la dicha de crecer. En todos estos años de gente, la cátedra me llevó a compartir mis hallazgos y mis búsquedas con Felicitas Acosta, Federico Brugaletta, Amparo Tirado y Sol Maluendez, con quienes aprendo día a día acerca del desafío que significa enseñar historia en el primer año de una carrera universitaria. “Profe, ¿cómo vas con la tesis?” fue una pregunta atenta y alentadora que escuché infinita cantidad de veces en las aulas, en la biblioteca y en la calle, desde ella, un especial reconocimiento a los y las estudiantes de la carrera de Ciencias de la Educación que me permitieron desandar de manera conjunta la docencia y la investigación. El seminario que Isabella Cosse dictó en 2006 en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación significó mi entrada a nuevos mundos. Viví todos esos viernes como una revelación, un desafío y una apuesta. Compartí entonces la hermosa noticia de la llegada de Tomás, partícipe actual de las conversaciones sobre la historia enseñada y destacado informante sobre las casas del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Desde entonces han pasado innumerables encuentros para escribir y reescribir capítulos, otros tantos ofrecimientos de bibliografía que iluminaron el nexo entre familia, infancia y juventud y, sobre todo, una enorme generosidad en cada lectura. Su invitación a integrar el grupo de estudios Historia de las Familias y las Infancias en la Argentina Contemporánea me brindó la potencia de forjar un trabajo colectivo junto a Mariela Leo, Agostina Gentili, Claudia Freidenraij, Paula Bontempo, Karin Grammático, Carolina Perelló y Paula Romani, admiradas compañeras que me escucharon vacilar, confiaron en mis lecturas y valoraron mis avances. Por la participación en ese grupo conocí a Nara Milanich, Susana Sosenski y Silvia Maria Fávero Arend, cuyas investigaciones me ofrecieron pistas claves para delinear las argumentaciones que nutren esta tesis y para llevar mi mirada al contexto latinoamericano. VI A Isabella Cosse, Lucía Lionetti, Valeria Llobet, Carla Villalta y María Carolina Zapiola les agradezco la gesta de las Jornadas de Estudios sobre la Infancia, espacio que desde 2008 me ha brindado la posibilidad de poner a rodar mis preguntas de investigación. Cada vez que allí nos cruzamos, Sandra Carli me acercó palabras de aliento referidas a la posibilidad de avanzar en esta tesis y de tender puentes entre la historia de la infancia y la historia de la educación. A lo largo de estos años me he beneficiado con la lectura de investigadoras e investigadores a quienes admiro mucho y de quienes he aprendido otro tanto: Lila Caimari, Lucía Lionetti, Valeria Manzano, Germán Soprano, Carla Villalta, Valeria Pita, Rebekah Pite, Diego Galeano, Andrés Bisso, Enrique Garguin y Ricardo González Leandri. Agradezco a Valeria Pita, Florencia D’Uva y Gabriela Mitidieri el espacio ofrecido en la cátedra Problemas de Historiografía - Historia Social y Género para presentar avances del tercer capítulo. En el mismo sentido, Ricardo González Leandri y Laura Caruso me brindaron la posibilidad de discutir el sexto capítulo en la reunión mensual organizada por el Núcleo de Historia Social y Cultural del Mundo del Trabajo. De las conversaciones con Ayelén Fiebelkorn, Leandro Sessa y Gastón Guzmán obtuve denodadas referencias para avanzar en la comprensión de la historia de la ciudad de La Plata, uno de los ejes del segundo capítulo. En la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional La Plata, donde me gradué y me formé en el oficio de la docencia y la investigación, encontré las mejores condiciones para escribir esta tesis. Sin lugar a dudas, ello fue posible por el trabajo cotidiano de muchos y muchas, entre quienes necesito destacar a Ana Barletta, Aníbal Viguera, Ana Julia Ramírez, Mauricio Chama, Hernán Sorgentini, Marcela Fushimi, Laura Lenci, Laura Rovelli, Alicia Villa, Martín Legarralde y Juan Luque. La Biblioteca de la Facultad fue un lugar excepcional para escribir largos tramos de esta tesis; en su sala de lectura silenciosa compartí el trabajo diario con una infinidad de lectores y lectoras, de estas jornadas, recuerdo con mucho gusto las conversaciones que me llevaron a forjar una VII amistad con Lucas Conte. Y con similar tono evocativo, agradezco la confianza y el reconocimiento de Sofía Picco, compañera de mis tiempos estudiantiles y mis actuales tareas docentes. A poco de asumir la dirección del programa de Doctorado en Ciencias Sociales de FLACSO, Pedro Nuñez allanó el camino para una pronta entrega de la tesis, precisamente, en los momentos más álgidos de esta aventura intelectual. A Adolfo Boccia le agradezco su visión esperanzadora de futuro. Estas páginas se han escrito en el vacilar de las reflexiones compartidas, alejadas de la condescendencia y anudadas entre lo dicho y lo no dicho. Con Víctor Jara me advirtió que, aunque fuese difícil en la sombra encontrar claridad, caminando podría avanzar hacia la libertad y forjar nuevos caminos. Adolfo me acompañó en la hora del ayer parada en su nostalgia, con una escucha atenta y la guitarra negra de Alfredo Zitarrosa. Verónica Stedile Luna y Agustín Arzac han sostenido con una convicción admirable el trabajo colectivo que devino en magnánimas editoriales independientes y, además, en una librería chiquita donde me brindaron sugerencias de lectura y me enseñaron el sinuoso y a la vez placentero camino que transitan las palabras hasta llegar a circular en formato de libro. De esas tardes en Malisia y de la Feria de Editoriales Independientes me traje narraciones exquisitas y mundos memorables que están entre las palabras que componen esta tesis y, además, en el descanso que la hizo posible. Compañera de un imaginario banco escolar, Paula Bontempo me sumó a hermosas conversaciones tejidas entre la gesta cotidiana de la investigación histórica, la proyección de espacios académicos contrapuestos a intereses mezquinos y la importancia de dedicarse a los afectos. Me emociona comprobar lo difícil que resulta nombrar a mis amigos y amigas en unas pocas páginas, a quienes confirmo que pronto se terminarán los “no puedo” para dar paso a los “nos vemos en un rato”. Tres colectivos me permiten mencionar a varios y varias y aludir a distintas etapas de mi vida: Barrio, Campanelli, Paracaidistas. VIII A José María Guerrero le agradezco cada sobremesa con música y anécdotas de lo cotidiano, los pies en el pasto, los recitales de Gabo Ferro y el abrigo de su casa ofrecido para escribir los últimos tramos de esta tesis. Con Dolores Ayerdi, Melina Ribot y Nicolás Cairo compartimos música en vivo, series, cine y conversaciones fuera del tiempo, componentes claves para retomar la tarea desde un lugar de disfrute. Guillermo Almada, amigo invencible de todas las épocas, por cada llamada telefónica, por cada consejo y cada vaso en mano. Durante los dos últimos veranos, Bárbara Desántolo, Mariana Pereyra León y Facundo Mena me esperaron a la vera de una pileta mientras trabajaba “en modo vacaciones”, a esas escenas volví una y otra vez cuando el cansancio se interponía a la escritura. Amigo y gran compañero de cátedra, Federico Brugaletta me demostró que era posible habitar un patio más grande en Ensenada y me invitó a descubrir la pasión por Montevideo. Agradezco sus cálidos comentarios y su denodada marginalia en mis avances de escritura. Amiga, colega y oráculo, Patricia Mercuri creyó en mis lecturas y escrituras mucho más de lo que yo mismo he podido hasta ahora. Por las películas de Pedro Almodóvar compartidas en una sala cinematográfica y por nuestras conversaciones en torno a una mesa y cerca de una cocina. Finalizo estos agradecimientos con quienes integran mifamilia, comunidad de afecto y sostén. Mi abuela Emilia Quaroni, en el recuerdo de sus cuidados cuando era niño y de nuestra última conversación, aquella que prescindió de las palabras. Norma Erhartt, Omar Hubert, Melina Hubert y Gabriel Gómez, por todos y cada uno de nuestros encuentros. Liliana Pallini y Francisco Stagno, por sus anécdotas de prolijos cuadernos y reuniones escolares, por la invención cotidiana de nuestro vínculo y por su acompañamiento amoroso y atento. Con Rocío Hubert y Cristian Stagno comprobé que el asado es una forma de amor verdadero y que la hermandad es una fuente inagotable de recuerdos, sugerencias, compañía y escucha. Artífices del nombre Tío Lean y de la felicidad asociada, a Emilia y Simón dedico esta tesis y toda mi vida entera. IX Índice del texto principal Introducción 1 Capítulo I Infancia, juventud y vida cotidiana en la trama de la investigación histórica 20 1. Un campo de estudios en plena expansión 22 2. Niños, niñas y jóvenes en las fuentes judiciales 40 3. La vida cotidiana desde el prisma de la historia social 53 Capítulo II La Plata en los años treinta y cuarenta. Vida cotidiana en una ciudad de reciente despuntar 63 1. Tribulaciones de una “ciudad ideal” 65 2. Lugares y prácticas de sociabilidad 77 3. Conflictos y denuncias policiales en torno a las sociabilidades juveniles88 Capítulo III Una cultura juvenil callejera. Varones platenses, masculinidad y homosociabilidad 98 1. Encontrarse en la calle 99 2. Masculinidad en las interacciones callejeras 108 3. Una convivencia tensa y desafiante 116 Capítulo IV El estudio de la adolescencia y la delincuencia juvenil 121 1. Pensar la adolescencia 123 2. Jóvenes como objetos de ideas punitivas y prácticas judiciales 136 3. La delincuencia juvenil desde los ámbitos jurídicos y educativos 146 X Capítulo V Los Tribunales de Menores en la Argentina. Antecedentes regionales e iniciativas nacionales 161 1. Consensos regionales sobre la protección a la infancia 163 2. Políticas de infancia en la provincia de Buenos Aires 173 3. Proyectos y debates para la constitución de Tribunales de Menores en la Argentina 182 4. El Tribunal de Menores del Departamento Judicial de la Capital 190 Capítulo VI Jóvenes y familias platenses en la intervención del Tribunal de Menores del Departamento Judicial de la Capital 201 1. La evaluación moral de las familias 202 2. Madres y padres ante la internación de sus hijos 213 3. “No estamos en presencia de un hecho vulgar” 225 Conclusiones 233 Fuentes primarias 240 Bibliografía 258 Anexo 296 XI Índice de ilustraciones Plano fundacional de la ciudad de La Plata 66 Viñetas de la “ciudad tranquila” 76 Calle 7 a la altura de 48. Foto de Horacio Cóppola 78 Con extraordinaria animación se llevó a cabo el primer corso oficial 81 Tuvo lugar el primer corso oficial en esta ciudad 81 Con amplia adhesión popular se realizó anoche el primer corso 81 Volvió el fútbol con su emoción de todos los domingos 109 Demostración de los peligros que en la calle acechan al niño 154 Labor de la Comisión Nacional de Ayuda Escolar (Ley 12.558) 176 Entrega de crucifijos y banderas a los escolares de los 110 distritos de la provincia 179 Transcurrido un año de existencia, el juez informa sobre la aplicación del Tribunal de Menores en la provincia 202 De cuatro balazos fue muerto por su hijo el propietario de una granja, en la sección 7a. 227 1 Introducción Al acercarse, Antonio vio a Converti rodeado de un grupo de muchachos, los que ellos llamaban protectoramente “los pibes”, que estaban entre los catorce y los diecisiete años. Los conocía a casi todos. Mientras él y sus compañeros se iban desplazando hacia el café, la siguiente generación de la esquina tomaba su lugar en el más barato y accesible de los clubes. Siempre fue la esquina el patio común de todas las casas del barrio. Hacia la esquina gritaba su madre para llamarlo y hacia la esquina seguían gritando las madres de los que componen la nueva generación. Bernardo Verbitsky (1953) La esquina, Buenos Aires, Sudamericana. Buenos Aires, 1938. Antonio evocaba sus once años, cuando escuchaba embelezado las discusiones que mantenían los “muchachos más grandes” del barrio. La proximidad de la pelea que enfrentaría a Jack Dempsey y Luis Ángel Firpo desvelaba a estos varones, atentos a las destrezas pugilísticas de ambos contendientes y al posible resultado del match. El 14 de septiembre de 1923 sus especulaciones contrastaron con las noticias llegadas desde Nueva York, lugar pactado para disputar el título mundial de los pesos pesados. Esa noche, mientras las calles porteñas se tiñeron de box, Antonio tuvo que rendir cuentas a su madre por haber vuelto tarde. A los veintiséis años, la épica de su primera trasnochada volvía a su conciente mientras escuchaba a su amigo Converti departir frente a un grupo de “pibes” que no superaban los diecisiete años. Las crónicas sobre sus prácticas sexuales, nutridas de acaloradas descripciones sobre el modo en que una mujer se desvestía en la habitación de un burdel, alborotaban a los espectadores. Según sus alardes, así se había “iniciado como macho” y así debían replicarlo quienes componían “la nueva generación” de la esquina. 2 La tertulia esquinera que aglutinaba a estos varones incluía tópicos vinculados con la adolescencia y la transición hacia la adultez. En ese patio común se discutía si la masturbación era un “vicio solitario” de dañosas consecuencias, se moldeaba la iniciación sexual y se aconsejaba cómo enfrentar una consulta médica para tratar enfermedades venéreas. El inminente casamiento de uno de los integrantes del grupo agitaba los temores ante su posible separación de la cofradía y motivaba bromas y peleas. Las prácticas tildadas como “afeminadas” eran objeto de escrutinio y motivo de rechazo colectivo, pero también, una oportunidad para demostrar la adhesión a comportamientos que las contradecían. Allí se ponían en común las exigencias familiares de encontrar un trabajo para contribuir al sostén económico del hogar y la difícil situación de quienes permanecían desocupados. Lugar de “alucinación colectiva”, la esquina se presentaba para estos varones jóvenes “más hospitalaria que el hogar”. Las experiencias juveniles citadas integran la trama de La esquina, novela de Bernardo Verbitzky situada en la Buenos Aires de finales de los años treinta y abocada a desentrañar las sociabilidades de un grupo de varones que diariamente se encontraban en la calle. Los escenarios barriales descriptos, el contexto temporal de la enunciación y el cotidiano de sus personajes permiten establecer diálogos entre esta ficción literaria y la investigación que aquí presento, dedicada a comprender la compleja articulación entre los marcos normativos que caracterizaron la vida cotidiana de los jóvenes de sectores populares urbanos y el ideal proyectado para sus vidas, en el período comprendido entre finales de los años treinta y comienzos de los cuarenta. Ivan Jablonka ha propuesto tender un puente entre literatura y ciencias sociales. Su apuesta supone trascender las discusiones sobre verosimilitud y representación desde las cuales se ha pautado este vínculo, tanto como evitar una relación mimética entre ficción y realidad. Según Jablonka, las ficciones literariasno son calcos de lo real, sino herramientas que ayudan a construir un saber sobre el mundo. Esta perspectiva ubica a la ficción en el proceso de producción de conocimiento, en tanto reconoce su utilidad en el momento 3 de formular preguntas de investigación, delinear hipótesis, movilizar conceptos y transmitir saberes1. Consustanciado con esta propuesta, encontré en las ficciones literarias y cinematográficas elementos claves para caracterizar la cultura juvenil configurada en torno a las prácticas de sociabilidad de los jóvenes de sectores populares, para comprender el proceso de transformación urbana donde sus interacciones tenían lugar y para iluminar sus condiciones materiales de vida. El mundo de los varones que pasaban largas jornadas en las calles de Buenos Aires ocupó tempranamente a Roberto Arlt, tal como puede leerse en El juguete rabioso, la novela que publicó en 1926. Las prolongadas conversaciones entre Silvio y Enrique confluyeron, según el narrador de la trama, en “una singular predisposición para ejecutar barrabasadas”. Ellos se habían conocido en un almacén del barrio cuando tenían catorce años. Enrique sabía manejar y vender armas y se adjudicaba habilidades para engañar a comerciantes locales, Silvio aspiraba a ser “bandido de alta escuela”. Con otros “muchachos de la vecindad” organizaban expediciones para robar fruta y en un “potrero de la calle Avellaneda” probaban la calidad de las armas que confeccionaban haciendo blanco en un tanque de agua. Las proezas eran interrumpidas cuando el alarido “¡rajemos!, ¡la cana!” advertía sobre la inminente llegada de los agentes policiales. De los cafés robaban tazas, platos, cuchillos, gabanes, bastones o bolas de billar; a las casas deshabitadas entraban para llevarse cables de luz, lámparas y canillas. Lucio fue el tercero en unirse al clan, él vivía con unas tías ancianas que “muy poco se ocupaban de él”2. La concreción del proyecto de Silvio comenzó a partir de acciones individuales, aunque casi de inmediato buscó la legitimación del grupo de pares con quienes formó una sociedad secreta que, a propuesta de Lucio, fue llamada “Club de los Caballeros de la Media Noche”. Las condiciones materiales de vida de Silvio conllevaron a la disolución de la mentada sociedad. Además de mudarse de barrio a raíz de la suba en el precio de los 1 Jablonka, Ivan (2016) La historia es una literatura contemporánea. Manifiesto por las ciencias sociales, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. 2 Arlt, Roberto (2009) El juguete rabioso, Buenos Aires, Losada (primera edición: 1926). 4 alquileres, su madre lo obligó a buscar trabajo. Sin tiempo libre para el despliegue de prácticas gregarias y alejado de su proyecto vital, se empleó en diferentes ámbitos y en todos no sintió más que humillación3. Estrenadas a fines de los años cuarenta y principios de los cincuenta, las películas Pelota de trapo y La barra de la esquina recurrieron al uso de elipsis y flashbacks para narrar la infancia y la juventud de sus personajes, a partir de una evocación del pasado que contribuía a delimitar figuras arquetípicas de los varones de sectores populares4. Sus tramas coincidían en ubicarlos en familias a cargo de madres viudas que trabajaban en sus casas como lavanderas o planchadoras, o en aquellas donde la viudez del padre redundaba en la ausencia de un control adulto sobre sus actividades. En ambos casos, debían contribuir al sostén económico del grupo familiar y, por consiguiente, transitaban sólo los primeros años de la escuela. Tempranamente inscriptos en empleos de escasa remuneración, el tránsito entre sus casas y sus lugares de trabajo les permitía desarrollar una sociabilidad anclada en el barrio, forjada casi exclusivamente entre varones. En las ficciones analizadas, el baldío y la esquina eran los espacios que privilegiaban los jóvenes para encontrarse. De manera autónoma, aunque sin eludir el peso de la regulación adulta, allí gestaban amistades, procesaban recelos e imaginaban proyectos que podían incluir el despliegue de actividades delictivas. Sus interacciones callejeras remitían a la configuración de una masculinidad entramada en torno a las conversaciones sobre boxeo y fútbol y a la transmisión de experiencias asociadas a la iniciación sexual. Los gritos suscitados durante los partidos de fútbol o el bullicio de sus emprendimiento gregarios alarmaban a sus vecinos y vecinas, quienes intentaban alejarlos con baldazos de agua o a través de denuncias policiales. Las madres de sus novias los consideraban “vaguitos de la esquina” y desaprobaban los matrimonios, dado que sus masculinidades contradecían el ideal de varón proveedor. “Patota”, el 3 Saítta, Sylvia (1999) “Traiciones desviadas, ensoñaciones imposibles: los usos del folletín en Roberto Arlt”, Iberoamericana, vol. 23, n° 74, pp. 63-82. 4 Torres Ríos, Leopoldo, Pelota de trapo, Buenos Aires, Sociedad Independiente Filmadora Argentina, 1948. Saraceni, Julio, La barra de la esquina, Buenos Aires, Estudios San Miguel, 1950. 5 término usado frecuentemente para nominar al grupo que formaban, desbordó los guiones cinematográficos y las tramas literarias. El lábil tránsito por el sistema educativo que caracterizaba sus cotidianeidades es una de las variables que permite explicar esta sostenida presencia en las esquinas de los barrios y su disponibilidad de tiempo libre para concretar los encuentros callejeros. El Censo Escolar de la Nación de 1943 informaba que el 61% de los varones que tenían entre 14 y 21 años no había concluido la escuela primaria. Interrogados sobre las causas que los habían conducido a abandonar sus trayectorias escolares, el 29% respondió que necesitaba trabajar y el 5% reconoció a la pobreza de su familia como la principal razón. Estos porcentajes confluían en una reducida participación en el nivel subsiguiente: solo el 6% de los varones de esa franja de edad estaba inscripto en la escuela secundaria. La pronta inclusión en el mundo del trabajo es otra variable factible de considerar a la hora de comprender las dinámicas cotidianas de este sector de la población juvenil. El citado Censo Escolar consignaba que el 57% de los varones de 14 a 21 años se ocupaba en actividades agrícolas y ganaderas, en industrias, en comercios y en otras que consignaba como “varias”. Si bien estaban supeditados a una regulación laboral, sus prácticas los acercaban a la cotidianeidad de los adultos y les permitían transitar por los espacios callejeros, sobre todo, a quienes se empleaban en comercios y los que fluctuaban entre diferentes actividades laborales5. La historia social ha revisitado esta figura de lo juvenil, a través de estudios enfocados en las alarmas gestadas en torno a sus prácticas de sociabilidad y en las iniciativas tendientes a controlar o encauzar sus cotidianeidades6. Parto desde estos antecedentes con un doble propósito: por 5 Consejo Nacional de Educación (1943) IV Censo Escolar de la Nación. Resumen General de toda la República, parciales de la Capital Federal y Provincia de Buenos Aires, Buenos Aires, Talleres Gráficos del Consejo Nacional de Educación. Consejo Nacional de Educación (1946) Censo Escolar de la Nación. La distribución por zonas de la población argentina y su relación con los hechos culturales, económicos y sociales, Buenos Aires, Talleres Gráficos del Consejo Nacional de Educación, 2da edición. 6 Ben, Pablo (2009) Male sexuality, the popular classes and the state: Buenos Aires, 1880- 1955, Ph.D. dissertation, University of Chicago. Ben, Pablo; Acha, Omar (2006) “Amorales, patoteros, chongos y pitucos. La homosexualidad masculina en el primer peronismo (Buenos Aires, 1943-1955)”, Trabajosy Comunicaciones, n° 30-31, pp. 217- 6 un lado, ampliar el conocimiento sobre las interacciones sociales a través de las cuales varones nominados como “pibes”, “muchachos”, “muchachotes” o “patoteros” sellaban vínculos de amistad, procesaban resentimientos de reciente o larga data y forjaban sentidos asociados a la construcción de masculinidades; por otro lado, comprender estas prácticas juveniles a la luz de los conflictos suscitados por el uso y apropiación de los espacios barriales, del ideal presupuesto para transitar la adolescencia y de su enunciación como un problema social. Atento al trabajo seminal de Edward P. Thompson, en lugar de documentar espasmos involuntarios o prácticas individuales, mi argumentación procura comprender la configuración de un modelo de comportamiento derivado de sus encuentros callejeros, en torno al cual gestaron consensos sobre la legitimidad de ciertas prácticas y costumbres7. Del mismo modo, he retomado las interpretaciones formuladas por recientes estudios históricos sobre las dinámicas de modernización sociocultural protagonizadas por los y las jóvenes, en particular, aquellas que han señalado la importancia de develar las relaciones de clase, género y generación que moldearon y cuestionaron sus experiencias cotidianas8. El primer supuesto que orienta mi investigación consiste en interpretar la vida cotidiana de los jóvenes plebeyos desde el prisma de sus prácticas de sociabilidad y de los conflictos suscitados con quienes compartían espacios de vecindad. Esta definición me condujo a enfocar la escala del análisis en 261. Bisso, Andrés (2009) “Aprender a divertirse. Pedagogía y control de la sociabilidad lúdica en la prensa bonaerense (1932-1943) en Sociabilidad, política y movilización. Cuatro recorridos bonaerenses, 1932-1943, Buenos Aires, Buenos Libros, CeDInCi Editores. Roldán, Diego (2009) “Imágenes, juegos, rituales y espacios. Las interacciones socioculturales entre elites y sectores populares durante la entreguerra. La incultura en Rosario (Argentina)”, História, vol. 28, n° 2, pp. 683-714. Roldán, Diego (2012) “(In)cultura y (sin)sentido”, en La invención de las masas. Ciudad, corporalidades y culturas. Rosario, 1910-1945, La Plata, Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. 7 Thompson, Edward (1997) “La economía ‘moral’ de la multitud en la Inglaterra del siglo XVIII”, en Costumbres en común, Barcelona, Crítica. 8 Cosse, Isabella (2010) Pareja, sexualidad y familia en los años sesenta. Una revolución discreta en Buenos Aires, Buenos Aires, Siglo XXI. Fowler, David (2008) Youth Culture in Modern Britain, с. 1920-1970, London, Palgrave – Macmillan. Manzano, Valeria (2017) La era de la juventud en Argentina. Cultura, política y sexualidad desde Perón hasta Videla, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. Zolov, Eric (2004) “La onda chicana: Mexico’s Forgotten Rock Counterculture,” in Pacini Hernandez, Deborah; Fernandez L’Hoeste, Héctor; Zolov, Eric (ed.) Rockin’ Las Américas: The Global Politics of Rock in Latin/o America, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press. 7 La Plata, una ciudad que en los años treinta contaba con potreros y baldíos, aún los signos de urbanización característicos de su zona céntrica. Trayectorias laborales inestables y una escolarización de baja intensidad operaban como condiciones de posibilidad de una cultura juvenil callejera que desafiaba parámetros de respetabilidad demandados para habitar en los barrios platenses de reciente modernización o en plena configuración. Las dinámicas juveniles plebeyas se apartaban de una moralidad que, aunque no hegemónica, presuponía un ideal anudado en torno al adecentamiento de los barrios y a la aspiración de ascenso social. Las provocaciones, el carácter impulsivo de las interacciones y la competencia viril, aristas centrales de sus sociabilidades, acrecentaban el recelo y la desconfianza de las personas adultas con quienes compartían la cotidianeidad barrial. Las denuncias policiales constituían uno de los recursos interpuestos para resolver estos conflictos, en una operación que configuraba a los jóvenes de los sectores populares como sujetos de corrección y que confería legitimidad a la policía para moldear de manera capilar las cotidianeidades locales. El segundo supuesto de mi investigación implica pensar la disonancia entre el ideal proyectado para la vida de estos jóvenes y las dinámicas propias de su cotidiano como el fundamento principal de una serie de estudios y de políticas estatales que los delimitaban como un problema que demandaba precisas intervenciones. Las pesquisas sobre adolescencia y delincuencia juvenil desarrolladas en los ámbitos judiciales y educativos de los años treinta retomaban anteriores diagnósticos sobre los peligros anudados en torno a la referida disonancia, aunque se distanciaban de las explicaciones biológicas y evolucionistas sobre el desarrollo y conferían un lugar destacado a su dimensión social. Por su parte, las políticas de infancia desplegadas en el contexto de esa década y el comienzo de la siguiente representaban una novedad, en tanto procuraban intervenir sobre las condiciones materiales y morales que se asociaban al fortalecimiento del binomio madre-hijo, mediante una pronunciada centralización de las acciones estatales de tutela y protección. Estas definiciones incluían los debates suscitados a nivel regional y nacional en torno a la denominada 8 “infancia abandonada y delincuente”, centrados en la necesidad de modificar las intervenciones estatales previstas para este sector de la población infantil y juvenil a fin de garantizar su protección. La creación de Tribunales de Menores en la provincia de Buenos Aires, concretada a partir de la ley 4.664 de 1937, fue una de las intervenciones estatales que procuraron enfrentar y regular los comportamientos juveniles identificados como problemáticos. La definición de un fuero específico para menores se inscribía en un nuevo ideario punitivo que proclamaba la sustitución de prácticas represivas por medidas relacionadas con la educación y que erigía a la familia como una estrategia de solución y como la causa principal del problema diagnosticado9. Estas ideas fundamentaban un proceso judicial donde el énfasis de las actuaciones estaba puesto en recopilar informaciones que permitiesen conocer y evaluar las conductas de los menores y de sus familias, tal como se expresaba en los informes elaborados por el médico del Tribunal y la visitadora designada por la Dirección General de Protección a la Infancia, tanto como en las preguntas formuladas por el asesor y el juez en momentos de las audiencias. Accedí a las denuncias formuladas en las comisarías de La Plata en contra de estos jóvenes desde los expedientes del Tribunal de Menores del Departamento Judicial de la Capital, el primero en configurarse en el territorio bonaerense. Tipificados como delitos, los hechos que iniciaban estos procesos judiciales referían, generalmente, a situaciones derivadas de sus experiencias callejeras y sus sociabilidades gregarias. El registro de las denuncias y las audiencias, la declaración de testigos y los informes médicos y ambientales me permitieron reconstruir el modo en que los agentes policiales y judiciales evaluaban los comportamientos y moralidades de los jóvenes y sus familiares, además, me ofrecieron una entrada privilegiada para reconstruir la vida cotidiana de un sector de la población juvenil desde la óptica de sus prácticas de ocio y sociabilidad, sus actividades laborales y sus formas de habitar los barrios de La Plata. 9 Stagno, Leandro (2008) La minoridad en la provincia de BuenosAires, 1930-1943. Ideas punitivas y prácticas judiciales, Tesis de Maestría, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Buenos Aires. 9 Tal como lo han indicado magistralmente Carlo Ginzburg y Natalie Zemon Davis, la interpretación histórica basada en fuentes judiciales supone sortear las limitaciones que imponen estos documentos. En particular, sus investigaciones repararon en las disonancias entre lo oral y lo escrito interpuestas en la trascripción de las declaraciones formuladas en los estrados judiciales, la desigualdad simbólica que pautaba el encuentro entre quienes declaraban y quienes tomaban nota de sus dichos, tanto como en las lagunas documentales que dejaron los registros de los procesos judiciales y la posterior conformación de los archivos. Sus apuestas consistieron en formular preguntas adecuadas, priorizar la lectura exhaustiva de acotados documentos en lugar de acopiar gran cantidad de datos repetitivos, llevar a la superficie las acciones dichas en un segundo plano, apelar a las analogías y al uso del condicional cuando los datos disponibles no eran suficientes y procurar en otras fuentes las evidencias que en éstas no encontraban10. A poco de difundirse en los ámbitos académicos argentinos estos trabajos, Carlos Mayo, Silvia Mallo y Osvaldo Barreneche sostenían que la lectura de fuentes judiciales podría sobredimensionar los aspectos conflictivos de los vínculos sociales y ocluir del análisis la gesta de solidaridades o consensos. Del mismo modo, se preguntaban cuán generalizables podrían ser los comportamientos de las personas juzgadas y cuán verdaderas eran sus declaraciones en vistas a posibles estrategias absolutorias. Según precisaban, estas constataciones indicaban la necesidad de leer fuentes complementarias y formular interrogantes centrados en destacar el carácter verosímil de las conductas documentadas y las pautas generalizadas y generalizables propias de los casos particulares11. Pasadas tres décadas de la publicación de estas pioneras referencias, quienes decidimos priorizar la potencialidad de las fuentes judiciales por 10 Ginzburg, Carlo (1981) El queso y los gusanos. El cosmos, según un molinero del siglo XVI, Barcelona, Muchnik (primera edición: 1976). Ginzburg, Carlo (1993) El juez y el historiador. Consideraciones al margen del caso Sofri, Madrid, Anaya & Mario Muchnik. Zemon Davis, Natalie (2013) El regreso de Martin Guerre, Madrid, Akal (primera edición: 1983). 11 Mayo, Carlos; Mallo, Silvia; Barreneche, Osvaldo (1989) “Plebe urbana y justicia colonial: las fuentes judiciales. Notas para su manejo metodológico”, en Estudios / Investigaciones, nº 1, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata, pp. 47-80. 10 sobre sus limitaciones contamos con precisas reflexiones teórico- metodológicas para desandar el desafío ateniente a su interpretación histórica12. Esta caja de herramientas fue indispensable para analizar los expedientes del Tribunal de Menores del Departamento Judicial de la Capital, en particular, en términos de relevar las voces inscriptas en estos documentos y de comprender el conflicto que daba inicio a las actuaciones judiciales. Los informes y las declaraciones que se anexaban a cada expediente me permitieron acceder a la voz de un sector de la población que no ha dejado por vía propia un registro escrito de sus vidas, tanto como recuperar las narrativas de los y las agentes estatales que se encargaban de registrarlas. Trabajar con estas voces me exigió “aprender a desenredar los abigarrados hitos que constituían el entramado de esos diálogos”13. Por otra parte, aun cuando esta fuente se mostró particularmente útil para analizar el modo en que los y las platenses recurrían a las agencias estatales para dirimir conflictos gestados en torno a avecindarse, el hecho que fundamentaba la denuncia policial y luego la intervención del Tribunal de Menores constituye sólo un atisbo de la cotidianeidad barrial. El conflicto judicial podría ser la expresión de relaciones sociales atravesadas por ingentes enfrentamientos que no llegaban a dirimirse en los estrados 12 Brangier, Víctor; Barriera, Darío (2015) “Lenguajes comunes en ‘justicias de jueces’. Tratamientos historiográficos y fondos judiciales en Chile y Argentina”, Revista de Humanidades, nº 32, pp. 227-258. Barriera, Darío (2005) “El proceso judicial como puente entre objetos, historiografías y métodos”, Revista de Historia del Derecho, n° 33, pp. 518- 524. Corva, María Angélica (2014) “Introducción”, en Constituir el gobierno, afianzar la justicia. El Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires (1853-1881), Rosario, Prohistoria – Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho. Ginzburg, Carlo (2010) “El inquisidor como antropólogo”, en El hilo y las huelas. Lo verdadero, lo falso, lo ficticio, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. Piccato, Pablo (2001) “Introduction”, in City of Suspects: Crime in Mexico City, 1900–1931, Durham, Duke University Press. Piccato, Pablo (2013) “Foreword”, in Carey, David, I Ask for Justice. Maya Women, Dictators, and Crime in Guatemala, 1898–1944, Austin, University of Texas Press. Mayo, Carlos; Mallo, Silvia, Barreneche, Osvaldo; Fradkin, Raúl (1999) “En torno al valor de la fuente judicial”, en AA.VV., La Fuente Judicial en la construcción de la memoria, Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires - Universidad Nacional de Mar del Plata. Palacio, Juan Manuel (2006) “Hurgando en las bambalinas de ‘la paz del trigo’. Algunos problemas teórico-metodológicos que plantea la historia judicial”, Quinto Sol, nº 9-10, pp. 99-123. Zeberio, Blanca (2010) “Las fuentes judiciales y la Historia Social. Perspectivas y metodologías. Una reflexión a partir del proceso a Mateo Banks”, Anuario de la Escuela de Historia, n° 22, pp. 7-20. 13 Ginzburg, Carlo (2010) “El inquisidor como antropólogo”… Op. Cit., p. 404. 11 judiciales, del mismo modo, estos pleitos no eran incompatibles con el despliegue de solidaridades barriales y convivencias menos contenciosas14. La confección de una muestra de expedientes que me permitiese desandar mis supuestos de investigación fue posible gracias a la sistematización realizada por el Departamento Histórico Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. Cuando comencé el trabajo de archivo, sus integrantes me ofrecieron una base de datos con las referencias para ubicar 3291 expedientes que correspondían a los años comprendidos entre 1938 y 1942, es decir, desde el inicio de las actuaciones del Tribunal hasta el año más cercano al recorte temporal previsto por mi investigación. Entre ellos, seleccioné los que traían los procesos afrontados por jóvenes de entre 13 y 18 años, decisión tomada en relación con otras fuentes primarias y secundarias para establecer los límites de la juventud en el período estudiado. De estos 900, 172 correspondían a La Plata y 134 a carátulas de delitos cometidos por varones en dicha ciudad. Decidí poner el punto de corte en 100 expedientes, referidos a los procesos judiciales que afrontaron 122 jóvenes. Recurrí a ficciones literarias, crónicas periodísticas y a historias de vida de hombres y mujeres que habían transcurrido su infancia y adolescencia en La Plata durante el período objeto de análisis con un triple propósito: en primer lugar, reconstruir la trama urbana donde se escenificaban los hechos juzgados por el Tribunal de Menores y demostrar que durante los años treinta y cuarenta la ciudad manifestaba signos de una reciente vitalidad; en segundo lugar, indagar sobre las prácticas de sociabilidad escenificadas en cines, clubes y festejos de carnaval, aquéllas atenientes al cortejo y la iniciación sexual y las específicamente referidas a la formaciónde grupos de varones en las esquinas barriales; en tercer lugar, describir el modo en que los y las platenses evaluaban las experiencias cotidianas de los varones plebeyos con quienes compartían espacios barriales y lugares de ocio y sociabilidad. 14 Palacio, Juan Manuel (2006) “Hurgando en las bambalinas de ‘la paz del trigo’”… Op. Cit. 12 El Censo Escolar de la Nación de 1943 fue clave comprender estas dinámicas barriales a la luz de los cambios sociodemográficos operados en el período de entreguerras, en tanto no sólo relevó los aspectos educativos de la población comprendida entre los 0 y los 21 años de edad y las actividades laborales a partir de los 6 años, sino también consideró preguntas referidas al nivel educativo y la ocupación de sus padres y sus madres y a las condiciones materiales de la vivienda familiar, según zonas rurales y urbanas de las distintas jurisdicción del país. Estos datos fueron centrales, además, para acercar la distancia comprendida entre los Censos Nacionales de 1914 y de 1947. Finalmente, para analizar las ideas sobre adolescencia y delincuencia juvenil y la definición de políticas dispuestas a intervenir sobre los problemas sociales asociados a la juventud, recopilé informes de gestión de las burocracias estatales, tanto como estudios y ensayos difundidos a través de libros, tesis doctorales, comunicaciones a congresos y artículos de revistas. Lejos de pretender reconstruir tradiciones intelectuales o sistemas de pensamiento, desde estas fuentes procuré encontrar zonas de contacto entre las intervenciones estatales que hacían centro en un sector de la población juvenil y las ideas sobre adolescencia y delincuencia producidas en los ámbitos judiciales y educativos. No me resultó sencillo transformar estos documentos en fuentes de mi investigación. El pasaje del archivo público al archivo personal, intríngulis de la búsqueda y selección de datos para la interpretación histórica, estuvo signado por extensas jornadas de trascripción y digitalización de documentos, otras tantas de lectura y relectura y muchas más de naufragio. Después de redondear un archivo para fundamentar mis supuestos, nuevas dificultades se hicieron presentes cuando comencé a traducirlo en la escritura15. Pude salir de este escollo con la guía del marco conceptual seleccionado por quienes han analizado las prácticas de justicia y las políticas de protección a la infancia desde una perspectiva antropológica, tanto como por las miradas que habilitó la renovación historiográfica 15 Caimari, Lila (2017) La vida en el archivo. Goces, tedios y desvíos en el oficio de la historia, Buenos Aires, Siglo XXI. 13 delineada por Edward P. Thompson y la traducción de su propuesta programática en la historia social y cultural de la justicia y el delito. Las investigaciones ligadas al primero de los campos aludidos iluminaron las tecnologías, los saberes y las prácticas que han construido modalidades de intervención respecto de niños, niñas y adolescentes pobres. En lugar de enfocar sobre aspectos normativos, principios jurídicos o corpus teóricos, priorizaron las prácticas de agentes y agencias que configuraron a un sector de la población infantil y juvenil y a sus familias como un dominio de intervención estatal. Sus hallazgos permitieron conocer aristas claves del gobierno de la infancia y la familia, entre ellas, tres me ofrecieron denodados indicios para avanzar sobre la configuración y análisis de mi archivo: la persistencia de esquemas interpretativos aun cuando se hubiesen propiciado cambios normativos; el despliegue de prácticas consuetudinarias y rutinas guiadas por nociones morales que prescribían un deber ser en torno a las dinámicas familiares, la crianza, la educación y las formas de vivir los primeros años de vida; la enunciación de determinados comportamientos infantiles y juveniles como un problema social y las asociadas acciones de agentes y agencias que se disputaban la legitimidad para ocuparse de esa problematización16. Los escritos de Michel Foucault sobre la gubernamentalidad han sido retomados en el marco de estos aportes a manera de faros interpretativos, tal 16 Bittencourt Ribeiro, Fernanda (2010) “Práticas de justiça e gramática espacial: olhando para o espaço em instituições de proteção à infância”, em Ferreira, Jaqueline; Schuch, Patrice (org.) Direitos Humanos e Ajuda Humanitária: perspectivas sobre família, gênero e saúde, Rio de Janeiro, Fiocruz. Fonseca, Claudia (2011) “As novas tecnologias legais na produção da vida familiar. Antropologia, direito e subjetividades”, Civitas, vol. 11, n° 1, pp. 8-23. Graziano, Florencia (2018) “Qué, cómo y cuánto se escribe en los documentos de la burocracia judicial para ‘menores’, en la ciudad de Buenos Aires”, Etnográfica, vol. 22, n° 3, pp. 531-553. Muzzopappa, Eva; Villalta, Carla (2011) “Los documentos como campo. Reflexiones teórico-metodológicas sobre un enfoque etnográfico de archivos y documentos estatales”, Revista Colombiana de Antropología, vol. 47, n° 1, pp. 13-42. Magistris, Gabriela (2016) El gobierno de la infancia en la era de los derechos Prácticas locales de “protección y restitución de derechos de Niños, Niñas y Adolescentes” en dos municipios del conurbano bonaerense, Tesis de Doctorado, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Schuch, Patrice (2009) Práticas de Justiça: antropologia dos modos de governo da infância e juventude no contexto pós-ECA, Porto Alegre, Editora da UFRGS. Villalta, Carla (2013) “Un campo de investigación. Las técnicas de gestión y los dispositivos jurídico-burocráticos destinados a la infancia pobre en la Argentina”, Civitas, vol. 13, n° 2, pp. 245-268. Villalta, Carla; Llobet, Valeria (2015) “Resignificando la protección de derechos de niños y niñas en Argentina”, Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, vol. 13, n° 1, pp. 167-180. 14 como lo han indicado dos recientes revisiones de literatura17. En respuesta a las críticas formuladas a sus precisiones sobre el poder disciplinario, Foucault centró sus indagaciones en temáticas asociadas al gobierno, entendido como un dominio de relaciones estratégicas entre grupos o individuos que recurre a puntuales procedimientos, saberes y técnicas a fin de conducir conductas individuales y colectivas. El gobierno no supone la distribución espacial, la vigilancia y la visibilidad del individuo, sino el despliegue de una serie de acciones vinculadas con el conocimiento de las poblaciones objeto de regulación, bajo la forma de estimaciones estadísticas, sistemas de identificación y clasificación, desarrollo de instituciones estatales específicas, apropiación de saberes de las ciencias sociales en el marco de programas estatales, entre otras18. El concepto de tecnologías de gobierno recuperado por los estudios antropológicos reseñados devino de la recreación de estos desarrollos formulada en el marco de los governmentality studies, literatura interesada en comprender las intervenciones estatales delineadas para actuar sobre acotadas arenas de lo social. Según Nikolas Rose y Peter Miller, tales tecnologías remiten a un ensamble de conocimientos prácticos, modos de percepción, tipos de autoridad y técnicas de gestión, cuya finalidad última consiste en formar y conducir conductas según determinadas aspiraciones y moralidades. Estos presupuestos advierten sobre la importancia de considerar los diagnósticos e informes redactados por médicos, juristas y distintos agentes estatales que hacen centro en las conductas morales de quienes se constituyen como objetos de determinadas políticas gubernamentales, del mismo modo, sugieren estudiar el proceso a través del cual estas prácticasde gestión de 17 Llobet, Valeria (2015) “La infancia y su gobierno: una aproximación desde las trayectorias investigativas de Argentina”, Política & Trabalho. Revista de Ciências Sociais, nº 43, pp. 37-48. Schuch, Patrice; Bittencourt Ribeiro, Fernanda; Fonseca, Claudia (2014) “Apresentação. Infâncias e crianças: saberes, tecnologias e práticas”, Civitas, vol. 13, n° 2, pp. 205-220. 18 Foucault, Michel (1991) “La gubernamentalidad”, en Castel, Robert (otros) Espacios de poder, Madrid, La Piqueta. Foucault, Michel (1994) “Subjectivité et vérité”, en Dits et écrits, 1954-1988, tome IV, Paris, Gallimard. Foucault, Michel (2000) Defender la sociedad. Curso en el Collège de France (1975-1976), Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. 15 las poblaciones derivan en la delimitación de problemas sociales que demandan intervenciones estatales concretas19. La segunda cantera donde procuré los materiales necesarios para construir las bases de esta investigación fue la propuesta programática gestada por Edward P. Thompson en su análisis histórico sobre el proceso de formación de la clase obrera inglesa y sus precisiones sobre las economías morales. Sistematizar las estructuras morales que organizaban el cotidiano de la “gente común” supuso el despliegue de una sensibilidad capaz de tornar inteligible el contexto de enunciación de las relaciones sociales e incluir en el análisis su dimensión conflictiva, tanto como documentar los sentidos construidos localmente por sujetos anónimos en torno a prácticas narradas con aparente sinsentido. En conexión con estos postulados, Thompson refirió a la necesidad de trascender ciertas generalizaciones sobre la cultura popular que la describían como un sistema de significados de carácter consensual y homogéneo; por el contrario, propuso pensarla en un fondo de contradicciones sociales y culturales y de conflictos y tráficos entre lo escrito y lo oral, lo superior y lo subordinado20. Lila Caimari reconoce una zona de intersección entre esta herencia thompsoniana y la historia sociocultural de la justicia y el delito, formada por estudios que han considerado el uso de la ley por parte de los sectores sociales subalternos, la recepción y apropiación de conceptos legales en la cultura popular y la construcción negociada y “multi-agenciada” del orden social21. Sus propias investigaciones han dado testimonio de tal intersección, en tanto caracterizó al delito como una ventana para asomarse a la sociedad del pasado donde se había gestado y para conocer las culturas masivas y populares, los usos de la ciudad y la construcción cotidiana del orden. Caimari también invitó a transitar un sentido común profano sobre el castigo 19 Miller, Peter; Rose, Nikolas (1990) “Governing Economic Life”, in Economy and Society, vol. 19, nº 1, pp. 1-31. Rose, Nikolas (1999) Powers of freedom. Reframing political thought, Cambridge Cambridge University Press. 20 Thompson, Edward (1989) La formación de la clase obrera en Inglaterra, Barcelona, Crítica. Thompson, Edward (1997) “La economía ‘moral’ de la multitud en la Inglaterra del siglo XVIII”… Op. Cit. 21 Caimari, Lila (2011) “Sobre la ley y las economías morales del bosque. A propósito de la publicación de E. P. Thompson, Los orígenes de la ley negra. Un episodio de la historia criminal inglesa”, PolHis, n° 8, pp. 265-275. 16 y a documentar el punto de vista de los penados, aun los consabidos filtros de la pluma burocrática judicial que transcribía sus voces y la asimetría característica que pautaba estos encuentros22. Desplegué la argumentación que fundamenta esta tesis en diálogo con los antecedentes citados y desde el prisma de sus ideas, conceptos y orientaciones metodológicas. A fin de hacerla asequible a los lectores y las lectoras, la organicé en seis capítulos. Dedico el primero a reseñar las investigaciones que me han antecedido, aportes indispensables para delimitar las aristas centrales y las periféricas de mi investigación. Presento las iniciativas seminales del campo de los estudios históricos sobre la infancia y la juventud en la Argentina y las producciones que permiten afirmar su actual expansión. Remito luego a las investigaciones que, inscriptas en dicho campo, han recurrido a las fuentes judiciales para comprender la construcción social de la infancia y la juventud, así como la diversidad de experiencias vitales de quienes eran comprendidos y comprendidas en estas nociones. Finalmente, sintetizo los aportes recientes que han permitido leer la vida cotidiana desde las preguntas y los enfoques de la historia social. En el segundo capítulo analizo los cambios sociodemográficos operados en la ciudad de La Plata entre finales de los años veinte y mediados de los treinta, cuando la trama urbana se encontraba en plena configuración y el proyecto fundacional decimonónico experimentaba signos de una nueva revitalización. Pongo el acento en las disputas públicas por el uso y la apropiación de los espacios barriales, gestadas en un contexto de notoria fluidez social donde ganaban centralidad las iniciativas tendientes a la diferenciación social y el resguardo de la respetabilidad. Al respecto, focalizo en las ansiedades morales crecidas en torno a las sociabilidades de 22 Caimari, Lila (2001) “Remembering Freedom: Life as Seen From the Prison Cell (Buenos Aires Province, 1930-1950)”, in Salvatore, Ricardo; Aguirre, Carlos; Gilbert, Joseph, (eds.) Crime and Punishment in Latin America. Law and Society since Colonial Times, Durham, Duke University Press. Caimari, Lila (2007) “‘Sucesos de cinematográficos aspectos’. Secuestro y espectáculo en el Buenos Aires de los años treinta”, en Caimari, Lila (comp.) La ley de los profanos. Delito, justicia y cultura en Buenos Aires (1870-1940), Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. Caimari, Lila (2012) Mientras la ciudad duerme. Pistoleros, policías y periodistas en Buenos Aires, 1920-1945, Buenos Aires, Siglo XXI. 17 los varones jóvenes objetos de indagación, factibles de interpretar a partir de la lectura de los fundamentos esgrimidos para radicar denuncias en su contra en las comisarías locales. Los procesos judiciales avenidos tras la elevación de las actuaciones policiales al Tribunal de Menores del Departamento Judicial Capital me permitieron reconstruir las prácticas de sociabilidad de los varones platenses acusados de cometer delitos en La Plata, eje del tercer capítulo. Mi argumentación está dirigida a demostrar que estas prácticas delineaban una cultura juvenil callejera a través de la cual ellos demostraban su adhesión a una masculinidad que valoraba la impulsividad, la demostración de fuerzas y la dureza en tanto signos de virilidad. Este ethos callejero contradecía el ideal demandado para habitar en los barrios platenses, confluía en una tensa convivencia y fundamentaba los diagnósticos y las alarmas de quienes allí encontraban el origen de problemas sociales más amplios. En el cuarto capítulo me ocupo de las formas de pensar la adolescencia y la delincuencia juvenil en los ámbitos judiciales y educativos de los años treinta y cuarenta. Reseño los escritos de Aníbal Ponce, Juan José Arévalo y Juan Mantovani en tanto renovadas maneras de interpretar los cambios suscitados en el tránsito hacia la adultez que conferían un lugar destacado a la dimensión social del desarrollo y, por tanto, ponían en un segundo plano los aspectos biológicos enfatizados por la psicología de la adolescencia de Granville Stanley Hall y las pioneras investigaciones locales de Víctor Mercante. Por otro lado, remito a los estudios sobre la delincuencia juvenil que, con mayor o menor grado de experticia, remitían a los denominados “antecedentes ambientales del delito”y coincidían en delimitar a la delincuencia infantil y juvenil como un problema social. Analizo en el quinto capítulo los diagnósticos expertos que fundamentaron la creación de Tribunales de Menores en América Latina a comienzos del siglo XX y las políticas públicas en las cuales se articulaban estas instituciones. Con foco en la Argentina, documento la difusión local de las Cortes Juveniles de Estados Unidos y los debates gestados en la Primera Conferencia sobre Infancia Abandonada y Delincuente en torno a la 18 constitución de los Tribunales de Menores. Mi interés por reseñar las conclusiones de esta conferencia se funda en el hecho de reconocer su traducción en las políticas de infancia delineadas en la provincia de Buenos Aires a fines de la década de 1930, incluida la sanción de la ley 4.664 de 1937 que al año siguiente condujo a la creación del primer Tribunal de Menores del país. En el sexto capítulo vuelvo sobre las actuaciones del Tribunal de Menores del Departamento Judicial de la Capital con el propósito de analizar las evaluaciones morales de las que eran objeto los jóvenes acusados de cometer delitos y sus familiares, engranaje principal de la intervención prevista por esta institución en sus primeros años de funcionamiento. Tal como lo demuestro, la información relevada en los informes ambientales ateniente a las dinámicas familiares era utilizada por el juez para fundamentar una sentencia absolutoria o dictaminar la internación de los jóvenes, operación que reparaba sobre la supuesta capacidad de los padres para responsabilizarse por el contralor de sus hijos y para garantizar su escolarización, su inclusión en un trabajo y su exclusión de las sociabilidades callejeras. Me valgo de estos argumentos para comprobar que en los años treinta y cuarenta la configuración de la juventud como un problema estuvo moldeada por desigualdades de clase, género y edad. Las condiciones materiales de vida de las familias de sectores populares urbanos exigían la pronta inclusión de sus integrantes más jóvenes en el mercado de trabajo, situación que confluía en la interrupción de sus trayectorias escolares y en la procura de diversos y fluctuantes empleos que, en general, situaba a los varones jóvenes en las calles. La normatividad construida al calor de sus encuentros callejeros desafiaba y contradecía las formas previstas por las personas adultas para usar los espacios públicos y, sobre todo, para avecindarse. En el caso de La Plata, esta conflictividad traía, además, componentes de un incipiente proceso de urbanización; en lugar de nidos de democracia, los barrios platenses de reciente configuración eran escenarios donde ganaban fuerza los procesos de adecentamiento y respetabilidad que 19 procuraban delinear la diferenciación social entre sus integrantes. Los desafíos de los jóvenes plebeyos reponían componentes de una masculinidad que los compelía a actuar de manera impulsiva, a dirimir fuerzas y a disputar poder en los espacios callejeros; estos sentidos localmente configurados respecto a lo que se esperaba de un varón confluían en una convivencia tensa y azuzaban las miradas desconfiadas que ya pesaban sobre ellos en los espacios barriales. En la mayoría de los casos, las denuncias policiales interpuestas para enfrentar esta conflictividad tipificaban como delitos hechos que obedecían a las sociabilidades juveniles gregarias. Las soluciones previstas para enfrentar los problemas sociales diagnosticados en torno a los desafíos juveniles confluyeron en intervenciones estatales que, tal como el novísimo Tribunal de Menores, hicieron foco en el gobierno de los jóvenes de sectores populares y, desde ellos, en la regulación de las moralidades familiares. 20 Capítulo I Infancia, juventud y vida cotidiana en la trama de la investigación histórica Philippe Ariès inauguró en 1960 los estudios históricos referidos al proceso de construcción social y cultural de la infancia, a partir de un análisis iconográfico de representaciones infantiles datadas entre el contexto medieval y la primera modernidad. Ariès sostuvo que la infancia carecía de un estatuto propio y de un lugar central en las sociedades de los siglos X y XI, en vistas a que el arte medieval reproducía a niños y niñas como personas adultas a tamaño reducido y no les asignaba expresiones o rasgos particulares. Su línea argumental ubicaba entre los siglos XVII y XVIII el “descubrimiento de la infancia”, fundado en una nueva sensibilidad que otorgaba a niños y niñas características propias y demarcaba la obligación adulta de preservar sus vidas. En este escenario, Ariès interpretaba la profusión de obras protagonizadas por figuras infantiles como signo del interés que demostraban las sociedades modernas hacia la infancia, un cambio que asociaba a la extendida costumbre de conservar un recuerdo de esta etapa vital, asociada desde entonces a la dependencia, la inocencia y la fragilidad23. La gravitación de esta hipótesis debe comprenderse a la luz de las críticas y discusiones sucedidas en el correr de los años setenta, enfocadas sobre variables y documentaciones ausentes en la indagación de Ariès. Estos aportes sostenían que las demostraciones de indiferencia e interés hacia los niños y las niñas no eran excluyentes y que, aun delineado como tal, el sentimiento moderno de la infancia no era patrimonio simultáneo de 23 Ariès, Philippe (1987) El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen, Madrid, Taurus (primera edición: 1960). 21 diferentes sectores sociales24. Inscripta en este contexto de producción académica, la investigación de Natalie Zemon Davis sobre las diversiones populares del siglo XVI francés refutaba la ausencia de un estadio intermedio entre infancia y adultez señalada por Philippe Ariès. El eje de la discusión estaba centrado en el charivari, forma de inversión carnavalesca dispuesta a ridiculizar a quienes trasgredían las normas estipuladas para la vida en comunidad de la que participaban activamente brigadas de varones jóvenes. Zemon Davis interpretaba estas prácticas como un rito de pasaje hacia la vida adulta, en tanto señalaban a estos muchachos cuáles serían sus responsabilidades futuras y les conferían márgenes de libertad para actuar por fuera de las regulaciones familiares; asimismo, en estas sociabilidades podían transitar su iniciación sexual y una paulatina autonomización del núcleo familiar en momentos previos a la concreción del matrimonio25. Estos trabajos seminales sentaron las bases de una agenda que otorgó centralidad a la infancia y a la juventud como objetos de investigación histórica y que llevó a consideración los márgenes móviles entre la dependencia infantil y la autonomía adulta, referidos a modificaciones en los enunciados jurídicos relativos a la mayoría de edad, la extensión de los años de permanencia en el sistema educativo, la demora en la inclusión al mundo del trabajo, la postergación del matrimonio o el paso por el servicio militar obligatorio26. En los dos primeros apartados de este capítulo me detendré sobre los trabajos sucedidos en la Argentina, a fin de comprender la configuración y expansión local de la historia de la infancia y la historia de la juventud y los vínculos establecidos con homólogas experiencias latinoamericanas. 24 Para una reseña de estos aportes, véase: Stagno, Leandro (2011) “El descubrimiento de la infancia, un proceso que aún continúa”, en Finocchio, Silvia; Romero, Nancy (comp.) Saberes y prácticas escolares, Rosario, Homo Sapiens- FLACSO. 25 Zemon Davis, Natalie (1971) “The Reasons of Misrule: Youth Groups and Charivaris in Sixteenth-Century France”, Past and Present, n° 50, pp. 41-75.26 Barrán, José Pedro (1990) “El joven vigilado”, en Historia de la sensibilidad en Uruguay, Tomo II, El disciplinamiento (1860-1920), Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental. Fass, Paula (1977) The Damned and the Beautiful: American Youth in the 1920’s, New York, Oxford University Press. Levi, Giovanni; Schmitt, Jean-Claude (1996) “Introducción”, en Levi, Giovanni; Schmitt, Jean-Claude (dir.) Historia de los jóvenes, I. De la antigüedad a la edad moderna, Madrid, Taurus. 22 Dispuesto a reseñar las investigaciones que me permitieron delimitar las aristas centrales y las periféricas de mi investigación, completo este primer capítulo con un estado del arte referido a las recientes iniciativas forjadas en el marco de la historia social para narrar e interpretar la vida cotidiana en los escenarios pretéritos. A contracorriente de los estudios que solo reponían el carácter armonioso de las rutinas diarias y ocluían las dinámicas económicas y políticas de la interpretación, estas producciones han develado las relaciones de clase, etnia, género y generación que moldearon y cuestionaron la experiencia vivida por las personas en sus interacciones, en una apuesta que supuso pensar la vida cotidiana en tanto arena de tensiones, conflictos y negociación27. Entre estos antecedentes, prestaré especial atención a los estudios de historia social del trabajo en perspectiva de género, en tanto han propuesto pensar las experiencias laborales como una dimensión central del proceso de constitución de identidades y han reparado sobre el modo en que las jerarquías sociales configuradas en los mundos del trabajo repercutieron sobre los distintos ámbitos donde hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas transitaban sus cotidianeidades28. 1. Un campo de estudios en plena expansión A comienzos de la década de 1990, las instituciones y las leyes delineadas para intervenir sobre la población infantil y juvenil considerada como “vulnerada” o “vulnerable” comenzaron a ser objeto de denuncias y cuestionamientos en diferentes países de América Latina. Los asociados debates giraban en torno a la necesidad de avanzar sobre reformas 27 Cosse, Isabella; Felitti, Karina; Manzano, Valeria (2010) “Presentación”, en Cosse, Isabella; Felitti, Karina; Manzano, Valeria (comp.) Los ’60 de otra manera. Vida cotidiana, género y sexualidades en la Argentina, Buenos Aires, Prometeo. 28 Andújar, Andrea; Caruso, Laura; Gutiérrez, Florencia; Palermo, Silvana; Pita, Valeria; Schettini, Cristiana (2016) Vivir con lo justo: estudios de historia social del trabajo en perspectiva de género. Argentina, siglos XIX y XX, Rosario, Prohistoria. Gutiérrez, Florencia; Pita, Valeria (2019) “Entramados de historia social del trabajo en perspectiva de género: recorridos y desafíos historiográficos. Argentina, siglo XIX y XX”, Anuario del Instituto de Historia Argentina, vol. 19, n° 1. Pita, Valeria (2018) “Presentación. Historia social del trabajo de mujeres en perspectiva de género. América Latina, siglos XIX y XX”, Trashumante. Revista Americana de Historia Social, n° 12, pp. 5-6. 23 normativas que considerasen los postulados de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, promulgada en 1989 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La pretendida ampliación de derechos de niños, niñas y adolescentes se enfrentaba en estas latitudes a las desigualdades y las exclusiones resultantes de la implementación de políticas de raigambre neoliberal. En la Argentina, esta retórica de derechos se inscribía, además, en un contexto signado por la reciente transición democrática y por la denodada participación pública de organismos y grupos vinculados con la defensa de los Derechos Humanos, entre ellos, quienes denunciaban la apropiación de niños y niñas durante la dictadura cívico-militar29. Fue entonces cuando comenzó a configurarse un campo de estudios históricos sobre la infancia, cuyas producciones dialogaban con los temas propuestos por las políticas públicas locales y los organismos internacionales, aunque también definieron una agenda propia30. La historia social y la historia de la educación aportaron tempranamente a este campo, a partir de argumentos centrados en comprender la construcción social de la infancia y la diversidad de experiencias vitales de quienes eran comprendidos y comprendidas en esta noción. Las primeras investigaciones sobre la infancia enmarcadas en la historia social centraron la atención en el mundo del trabajo. Juan Suriano, Estela Pagani y María Victoria Alcaraz documentaron la participación de niños y niñas en industrias, talleres y comercios de la ciudad de Buenos Aires, tanto como su inscripción en actividades laborales escenificadas en las calles. Sus análisis centraron la atención en las regulaciones previstas por 29 Llobet, Valeria (2010) ¿Fábrica de niños? Las instituciones en la era de los derechos de la infancia, Buenos Aires, Noveduc. Llobet, Valeria (2011) “Las políticas para la infancia y el enfoque de derechos en América Latina. Algunas reflexiones sobre su abordaje teórico”, Fractal. Revista de Psicología, vol. 23, n° 3, pp. 447-460. Villalta, Carla (2013) “Un campo de investigación. Las técnicas de gestión y los dispositivos jurídico-burocráticos destinados a la infancia pobre en la Argentina”, Civitas, vol. 13, n° 2, pp. 245-268. Villalta, Carla; Llobet, Valeria (2015) “Resignificando la protección de derechos de niños y niñas en Argentina”, Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, vol. 13, n° 1, pp. 167-180. 30 Carli, Sandra (2011) “El campo de estudios sobre la infancia en las fronteras de las disciplinas. Notas para su caracterización e hipótesis sobre sus desafíos”, en Cosse, Isabella; Llobet, Valeria; Villalta, Carla; Zapiola, María Carolina (ed.) Infancias: políticas y saberes en Argentina y Brasil. Siglos XIX y XX, Buenos Aires, Teseo. 24 la ley 5.291 de 1907 -impulsada por el diputado socialista Alfredo Palacios y fundamentada en las iniciativas de Gabriela Laperrière- y las modificaciones operadas a partir de la ley 11.317 de 1924. Del mismo modo, consideraron las intervenciones estatales avenidas a instancias del Departamento Nacional de Trabajo y las denuncias formuladas desde el anarquismo y el socialismo respecto a las condiciones en las que se desarrollaban las experiencias laborales protagonizadas por niños y niñas31. Juan Suriano reflexionaba entonces sobre las dificultades suscitadas a la hora de interpretar históricamente el trabajo infantil, habida cuenta del carácter informal de la mayoría de las actividades que quedaban fuera del registro gubernamental y del modo en que los censos nacionales y municipales registraron el trabajo formal. Contemporáneamente, Mirta Lobato analizó los registros de personal de las fábricas y organizó talleres de historia oral para subsanar las lagunas de los datos censales y, además, para comprender aspectos claves del trabajo desarrollado por mujeres, niñas y niños. A partir de estas fuentes demostró que las deficientes condiciones materiales de vida llevaban a las familias de sectores populares de Berisso a incluir a sus hijos e hijas en los frigoríficos Swift y Armour, hecho que frecuentemente demandaba adulterar la documentación probatoria de la edad para sortear el límite impuesto por las citadas leyes de trabajo32. La investigación de Eduardo Ciafardo sobre la infancia porteña del Novecientos remitió al trabajo como una de las aristas de la vida cotidiana de los niños y las niñas pobres. Su indagación componía un fresco que sumaba las actividades de ocio y sociabilidad desplegadas en las calles de la ciudad y en los patios de los conventillos, tanto como las alarmas adultas suscitadas entre quienes allí veían un foco de desorden. Ciafardo
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