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Stagno,	Leandro
La	configuración	de	la	juventud	como
un	problema:	Delitos	y	vida	cotidiana
de	varones	jóvenes	provenientes	de	los
sectores	populares	(La	Plata,	1938-
1942)
Tesis	presentada	para	la	obtención	del	grado	de	Doctor	en
Ciencias	Sociales
Directora:	Finocchio,	Silvia.	Codirectora:	Cosse,	Isabella
Stagno,	L.	(2019).	La	configuración	de	la	juventud	como	un	problema:	Delitos	y	vida
cotidiana	de	varones	jóvenes	provenientes	de	los	sectores	populares	(La	Plata,	1938-1942).
Tesis	de	posgrado.	Facultad	Latinoamericana	de	Ciencias	Sociales	-	Sede	Académica
Argentina.	En	Memoria	Académica.	Disponible	en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1868/te.1868.pdf
Información	adicional	en	www.memoria.fahce.unlp.edu.ar
Esta	obra	está	bajo	una	Licencia	Creative	Commons	
Atribución-NoComercial-CompartirIgual	4.0	Internacional
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
 
 
 
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales - Sede Académica Argentina 
Programa de Doctorado en Ciencias Sociales 
 
 
Título de la tesis: 
La configuración de la juventud como un problema. Delitos y vida cotidiana de 
varones jóvenes provenientes de los sectores populares (La Plata, 1938-1942) 
 
Autor: 
Mg. Leandro Stagno 
 
Directora: 
Dra. Silvia Finocchio 
 
Co-directora: 
Dra. Isabella Cosse 
 
Fecha: 
23 de diciembre de 2019 
 
 
 
 
 
 II 
Resumen 
 
La tesis analiza la compleja articulación entre los marcos normativos que 
caracterizaron la vida cotidiana de los jóvenes de sectores populares y el ideal 
proyectado para sus vidas, en términos de demostrar que las disonancias 
interpuestas entre ambas situaciones contribuyeron a configurar a la juventud 
como un problema. La investigación focaliza sobre las interacciones a través de 
las cuales estos varones sellaban vínculos de amistad, procesaban resentimientos y 
forjaban sentidos asociados a la construcción de masculinidades. Del mismo 
modo, interpreta estas prácticas a la luz de los conflictos suscitados con quienes 
compartían espacios de vecindad en La Plata, ciudad que en los años treinta 
contaba con barrios de reciente modernización o en plena configuración. 
Las condiciones materiales de vida de estos jóvenes plebeyos y sus 
dinámicas cotidianas se apartaban de una moralidad que, aunque no hegemónica, 
presuponía un deber ser anudado en torno al adecentamiento de los barrios y la 
aspiración de ascenso social. Tempranamente inscriptos en empleos de escasa 
remuneración, el tránsito entre sus casas y sus lugares de trabajo les permitía 
desarrollar una sociabilidad anclada en el barrio, forjada casi exclusivamente entre 
varones. Las provocaciones, el carácter impulsivo de las interacciones y la 
competencia viril que allí desplegaban acrecentaban el recelo y la desconfianza de 
las personas adultas. Las denuncias policiales constituían uno de los recursos 
interpuestos para resolver estos conflictos, en una operación que configuraba a 
estos jóvenes como sujetos de corrección y que confería legitimidad a la policía 
para moldear las cotidianeidades locales. 
La disonancia entre el ideal proyectado para la vida de estos jóvenes y las 
dinámicas propias de su cotidiano fue objeto de estudios sobre la adolescencia y la 
delincuencia juvenil que los delimitaban como un problema. Las soluciones 
previstas para enfrentar este diagnóstico confluyeron en políticas estatales que, tal 
como el Tribunal de Menores creado en la provincia de Buenos Aires en 1938, 
hicieron foco en el gobierno de los jóvenes de sectores populares y, desde ellos, 
en la regulación de las moralidades familiares. 
 
 III 
Abstract 
 
This thesis analyzes the complex articulation between the normative 
frameworks that characterized the daily life of young people in the popular sectors 
and the ideal projected for their lives, in terms of demonstrating that the 
dissonances between both situations contributed to configure youth as a problem. 
The research focuses on the interactions through which these young men sealed 
friendship bonds, processed resentments and forged senses associated with the 
construction of masculinities. In the same way, it interprets these practices in the 
light of the conflicts raised with those who shared neighborhood spaces in La 
Plata, a city that in the ‘30s had neighborhoods of recent modernization or in full 
configuration. 
The material conditions of life of these plebeian young men and their daily 
dynamics departed from a morality that, although not hegemonic, presupposed a 
duty to be knotted around the aging of the neighborhoods and the aspiration for 
social ascent. Early enrolled in low-paying jobs, the journey between their homes 
and their workplaces allowed them to develop a sociability anchored in the 
neighborhood, forged almost exclusively among men. The provocations, the 
impulsive nature of the interactions and the virile competition that they displayed 
increased the suspicion and distrust of adults. The police complaints constituted 
one of the appeals filed to resolve these conflicts, in an operation that configured 
these young men as subjects of correction and conferred legitimacy on the police 
to shape local daily life. 
The disharmony between the projected ideal for the life of these young men 
and the dynamics of their daily lives were the subject of studies on adolescence 
and juvenile delinquency that defined them as a problem. The solutions envisaged 
to address this diagnosis converged in state policies, such as the Juvenile Court 
created in the province of Buenos Aires in 1938, that focused on the government 
of plebeian young men and, from them, on the regulation of family moralities. 
Agradecimientos 
 
En el fragor de una última búsqueda bibliográfica me crucé con un 
artículo de Dora Barrancos dedicado a narrar su trayectoria en la 
investigación histórica. Publicado en el número inaugural de la revista 
Descentrada, Barrancos refiere allí a la pasión como una regla fundamental 
del conocimiento y al acompañamiento emocional como un requisito 
indispensable de cualquier movimiento intelectivo. Conmovido por sus 
argumentos, inmediatamente los asocié a la experiencia vital comprendida 
entre el momento de ensayar mis primeras preguntas de investigación y los 
tramos finales donde me encontraba. Recordé cuando descubrí que esos 
interrogantes movilizaban la comprensión de mi propia infancia y 
adolescencia, del mismo modo, evoqué las dificultades intelectuales y 
afectivas que atravesé para responderlos. En especial, pude comprobar la 
inconmensurable ayuda ofrecida por quienes estuvieron conmigo todo este 
tiempo. 
A Silvia Finocchio y a Isabella Cosse, directoras de esta tesis, les debo 
y agradezco la pasión por la investigación histórica. Ellas me enseñaron a 
leer y a escribir en la universidad pública. En sus clases, en las 
conversaciones de café y las reuniones con avances de capítulos, los correos 
electrónicos, las llamadas telefónicas y los mensajes de WhatsApp, aprendí 
la importancia de poner de relieve mi propia voz y de creer en mis 
producciones. Sus cuidados me permitieron retomar el trabajo cuando los 
tiempos aciagos parecían perdurar definitivamente. 
Hace poco más de veinte años tenía veinte años y me sumaba a cursar 
Historia de la Educación General, a cargo de Silvia Finocchio. Su primera 
clase me dio pistas sobre un modo de vivir la experiencia universitaria que 
hoy ofrezco a mis estudiantes desde esa misma cátedra. Ella me enseñó a 
estar atento a las prácticas, a desconfiar de los análisis centrados solamente 
en aspectos normativos, a valorar el despliegue de una sensibilidad y a que 
el trabajo ordena. En todos estos años compartimos experiencias del más 
variado tenor y en diferentes geografías. Atesoro nuestras conversaciones en 
 V 
el tren que conecta las estaciones de La Plata y Constitución y aquéllas 
tejidas en el metrocable de Medellín. Continúoemocionándome al recordar 
el gesto amoroso de Guillermina y Tomás, con quienes tuve la dicha de 
crecer. En todos estos años de gente, la cátedra me llevó a compartir mis 
hallazgos y mis búsquedas con Felicitas Acosta, Federico Brugaletta, 
Amparo Tirado y Sol Maluendez, con quienes aprendo día a día acerca del 
desafío que significa enseñar historia en el primer año de una carrera 
universitaria. “Profe, ¿cómo vas con la tesis?” fue una pregunta atenta y 
alentadora que escuché infinita cantidad de veces en las aulas, en la 
biblioteca y en la calle, desde ella, un especial reconocimiento a los y las 
estudiantes de la carrera de Ciencias de la Educación que me permitieron 
desandar de manera conjunta la docencia y la investigación. 
El seminario que Isabella Cosse dictó en 2006 en la Facultad de 
Humanidades y Ciencias de la Educación significó mi entrada a nuevos 
mundos. Viví todos esos viernes como una revelación, un desafío y una 
apuesta. Compartí entonces la hermosa noticia de la llegada de Tomás, 
partícipe actual de las conversaciones sobre la historia enseñada y destacado 
informante sobre las casas del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. 
Desde entonces han pasado innumerables encuentros para escribir y 
reescribir capítulos, otros tantos ofrecimientos de bibliografía que 
iluminaron el nexo entre familia, infancia y juventud y, sobre todo, una 
enorme generosidad en cada lectura. Su invitación a integrar el grupo de 
estudios Historia de las Familias y las Infancias en la Argentina 
Contemporánea me brindó la potencia de forjar un trabajo colectivo junto a 
Mariela Leo, Agostina Gentili, Claudia Freidenraij, Paula Bontempo, Karin 
Grammático, Carolina Perelló y Paula Romani, admiradas compañeras que 
me escucharon vacilar, confiaron en mis lecturas y valoraron mis avances. 
Por la participación en ese grupo conocí a Nara Milanich, Susana Sosenski y 
Silvia Maria Fávero Arend, cuyas investigaciones me ofrecieron pistas 
claves para delinear las argumentaciones que nutren esta tesis y para llevar 
mi mirada al contexto latinoamericano. 
 VI 
A Isabella Cosse, Lucía Lionetti, Valeria Llobet, Carla Villalta y 
María Carolina Zapiola les agradezco la gesta de las Jornadas de Estudios 
sobre la Infancia, espacio que desde 2008 me ha brindado la posibilidad de 
poner a rodar mis preguntas de investigación. Cada vez que allí nos 
cruzamos, Sandra Carli me acercó palabras de aliento referidas a la 
posibilidad de avanzar en esta tesis y de tender puentes entre la historia de la 
infancia y la historia de la educación. 
A lo largo de estos años me he beneficiado con la lectura de 
investigadoras e investigadores a quienes admiro mucho y de quienes he 
aprendido otro tanto: Lila Caimari, Lucía Lionetti, Valeria Manzano, 
Germán Soprano, Carla Villalta, Valeria Pita, Rebekah Pite, Diego Galeano, 
Andrés Bisso, Enrique Garguin y Ricardo González Leandri. Agradezco a 
Valeria Pita, Florencia D’Uva y Gabriela Mitidieri el espacio ofrecido en la 
cátedra Problemas de Historiografía - Historia Social y Género para 
presentar avances del tercer capítulo. En el mismo sentido, Ricardo 
González Leandri y Laura Caruso me brindaron la posibilidad de discutir el 
sexto capítulo en la reunión mensual organizada por el Núcleo de Historia 
Social y Cultural del Mundo del Trabajo. De las conversaciones con Ayelén 
Fiebelkorn, Leandro Sessa y Gastón Guzmán obtuve denodadas referencias 
para avanzar en la comprensión de la historia de la ciudad de La Plata, uno 
de los ejes del segundo capítulo. 
En la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la 
Universidad Nacional La Plata, donde me gradué y me formé en el oficio de 
la docencia y la investigación, encontré las mejores condiciones para 
escribir esta tesis. Sin lugar a dudas, ello fue posible por el trabajo cotidiano 
de muchos y muchas, entre quienes necesito destacar a Ana Barletta, Aníbal 
Viguera, Ana Julia Ramírez, Mauricio Chama, Hernán Sorgentini, Marcela 
Fushimi, Laura Lenci, Laura Rovelli, Alicia Villa, Martín Legarralde y Juan 
Luque. La Biblioteca de la Facultad fue un lugar excepcional para escribir 
largos tramos de esta tesis; en su sala de lectura silenciosa compartí el 
trabajo diario con una infinidad de lectores y lectoras, de estas jornadas, 
recuerdo con mucho gusto las conversaciones que me llevaron a forjar una 
 VII 
amistad con Lucas Conte. Y con similar tono evocativo, agradezco la 
confianza y el reconocimiento de Sofía Picco, compañera de mis tiempos 
estudiantiles y mis actuales tareas docentes. 
A poco de asumir la dirección del programa de Doctorado en Ciencias 
Sociales de FLACSO, Pedro Nuñez allanó el camino para una pronta 
entrega de la tesis, precisamente, en los momentos más álgidos de esta 
aventura intelectual. 
A Adolfo Boccia le agradezco su visión esperanzadora de futuro. Estas 
páginas se han escrito en el vacilar de las reflexiones compartidas, alejadas 
de la condescendencia y anudadas entre lo dicho y lo no dicho. Con Víctor 
Jara me advirtió que, aunque fuese difícil en la sombra encontrar claridad, 
caminando podría avanzar hacia la libertad y forjar nuevos caminos. Adolfo 
me acompañó en la hora del ayer parada en su nostalgia, con una escucha 
atenta y la guitarra negra de Alfredo Zitarrosa. 
Verónica Stedile Luna y Agustín Arzac han sostenido con una 
convicción admirable el trabajo colectivo que devino en magnánimas 
editoriales independientes y, además, en una librería chiquita donde me 
brindaron sugerencias de lectura y me enseñaron el sinuoso y a la vez 
placentero camino que transitan las palabras hasta llegar a circular en 
formato de libro. De esas tardes en Malisia y de la Feria de Editoriales 
Independientes me traje narraciones exquisitas y mundos memorables que 
están entre las palabras que componen esta tesis y, además, en el descanso 
que la hizo posible. 
Compañera de un imaginario banco escolar, Paula Bontempo me sumó 
a hermosas conversaciones tejidas entre la gesta cotidiana de la 
investigación histórica, la proyección de espacios académicos contrapuestos 
a intereses mezquinos y la importancia de dedicarse a los afectos. 
Me emociona comprobar lo difícil que resulta nombrar a mis amigos y 
amigas en unas pocas páginas, a quienes confirmo que pronto se terminarán 
los “no puedo” para dar paso a los “nos vemos en un rato”. Tres colectivos 
me permiten mencionar a varios y varias y aludir a distintas etapas de mi 
vida: Barrio, Campanelli, Paracaidistas. 
 VIII 
A José María Guerrero le agradezco cada sobremesa con música y 
anécdotas de lo cotidiano, los pies en el pasto, los recitales de Gabo Ferro y 
el abrigo de su casa ofrecido para escribir los últimos tramos de esta tesis. 
Con Dolores Ayerdi, Melina Ribot y Nicolás Cairo compartimos 
música en vivo, series, cine y conversaciones fuera del tiempo, componentes 
claves para retomar la tarea desde un lugar de disfrute. 
Guillermo Almada, amigo invencible de todas las épocas, por cada 
llamada telefónica, por cada consejo y cada vaso en mano. 
Durante los dos últimos veranos, Bárbara Desántolo, Mariana Pereyra 
León y Facundo Mena me esperaron a la vera de una pileta mientras 
trabajaba “en modo vacaciones”, a esas escenas volví una y otra vez cuando 
el cansancio se interponía a la escritura. 
Amigo y gran compañero de cátedra, Federico Brugaletta me 
demostró que era posible habitar un patio más grande en Ensenada y me 
invitó a descubrir la pasión por Montevideo. Agradezco sus cálidos 
comentarios y su denodada marginalia en mis avances de escritura. 
Amiga, colega y oráculo, Patricia Mercuri creyó en mis lecturas y 
escrituras mucho más de lo que yo mismo he podido hasta ahora. Por las 
películas de Pedro Almodóvar compartidas en una sala cinematográfica y 
por nuestras conversaciones en torno a una mesa y cerca de una cocina. 
Finalizo estos agradecimientos con quienes integran mifamilia, 
comunidad de afecto y sostén. Mi abuela Emilia Quaroni, en el recuerdo de 
sus cuidados cuando era niño y de nuestra última conversación, aquella que 
prescindió de las palabras. Norma Erhartt, Omar Hubert, Melina Hubert y 
Gabriel Gómez, por todos y cada uno de nuestros encuentros. Liliana Pallini 
y Francisco Stagno, por sus anécdotas de prolijos cuadernos y reuniones 
escolares, por la invención cotidiana de nuestro vínculo y por su 
acompañamiento amoroso y atento. Con Rocío Hubert y Cristian Stagno 
comprobé que el asado es una forma de amor verdadero y que la hermandad 
es una fuente inagotable de recuerdos, sugerencias, compañía y escucha. 
Artífices del nombre Tío Lean y de la felicidad asociada, a Emilia y Simón 
dedico esta tesis y toda mi vida entera. 
 IX 
Índice del texto principal 
 
Introducción 1 
 
Capítulo I 
Infancia, juventud y vida cotidiana en la trama de la investigación 
histórica 20 
1. Un campo de estudios en plena expansión 22 
2. Niños, niñas y jóvenes en las fuentes judiciales 40 
3. La vida cotidiana desde el prisma de la historia social 53 
 
Capítulo II 
La Plata en los años treinta y cuarenta. Vida cotidiana en una ciudad de 
reciente despuntar 63 
1. Tribulaciones de una “ciudad ideal” 65 
2. Lugares y prácticas de sociabilidad 77 
3. Conflictos y denuncias policiales en torno a las sociabilidades juveniles88 
 
Capítulo III 
Una cultura juvenil callejera. Varones platenses, masculinidad y 
homosociabilidad 98 
1. Encontrarse en la calle 99 
2. Masculinidad en las interacciones callejeras 108 
3. Una convivencia tensa y desafiante 116 
 
Capítulo IV 
El estudio de la adolescencia y la delincuencia juvenil 121 
1. Pensar la adolescencia 123 
2. Jóvenes como objetos de ideas punitivas y prácticas judiciales 136 
3. La delincuencia juvenil desde los ámbitos jurídicos y educativos 146 
 
 
 X 
Capítulo V 
Los Tribunales de Menores en la Argentina. Antecedentes regionales e 
iniciativas nacionales 161 
1. Consensos regionales sobre la protección a la infancia 163 
2. Políticas de infancia en la provincia de Buenos Aires 173 
3. Proyectos y debates para la constitución de Tribunales de Menores en la 
Argentina 182 
4. El Tribunal de Menores del Departamento Judicial de la Capital 190 
 
Capítulo VI 
Jóvenes y familias platenses en la intervención del Tribunal de Menores 
del Departamento Judicial de la Capital 201 
1. La evaluación moral de las familias 202 
2. Madres y padres ante la internación de sus hijos 213 
3. “No estamos en presencia de un hecho vulgar” 225 
 
Conclusiones 233 
 
Fuentes primarias 240 
 
Bibliografía 258 
 
Anexo 296 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 XI 
Índice de ilustraciones 
 
Plano fundacional de la ciudad de La Plata 66 
 
Viñetas de la “ciudad tranquila” 76 
 
Calle 7 a la altura de 48. Foto de Horacio Cóppola 78 
 
Con extraordinaria animación se llevó a cabo el primer corso oficial 81 
 
Tuvo lugar el primer corso oficial en esta ciudad 81 
 
Con amplia adhesión popular se realizó anoche el primer corso 81 
 
Volvió el fútbol con su emoción de todos los domingos 109 
 
Demostración de los peligros que en la calle acechan al niño 154 
 
Labor de la Comisión Nacional de Ayuda Escolar (Ley 12.558) 176 
 
Entrega de crucifijos y banderas a los escolares de los 110 distritos de la 
provincia 179 
 
Transcurrido un año de existencia, el juez informa sobre la aplicación del 
Tribunal de Menores en la provincia 202 
 
De cuatro balazos fue muerto por su hijo el propietario de una granja, en la 
sección 7a. 227 
 
 
 
 
 1 
Introducción 
 
 
Al acercarse, Antonio vio a Converti rodeado de un grupo de 
muchachos, los que ellos llamaban protectoramente “los pibes”, que 
estaban entre los catorce y los diecisiete años. Los conocía a casi todos. 
Mientras él y sus compañeros se iban desplazando hacia el café, la 
siguiente generación de la esquina tomaba su lugar en el más barato y 
accesible de los clubes. Siempre fue la esquina el patio común de todas las 
casas del barrio. Hacia la esquina gritaba su madre para llamarlo y hacia 
la esquina seguían gritando las madres de los que componen la nueva 
generación. 
Bernardo Verbitsky (1953) La esquina, Buenos Aires, Sudamericana. 
 
 
Buenos Aires, 1938. Antonio evocaba sus once años, cuando 
escuchaba embelezado las discusiones que mantenían los “muchachos más 
grandes” del barrio. La proximidad de la pelea que enfrentaría a Jack 
Dempsey y Luis Ángel Firpo desvelaba a estos varones, atentos a las 
destrezas pugilísticas de ambos contendientes y al posible resultado del 
match. El 14 de septiembre de 1923 sus especulaciones contrastaron con las 
noticias llegadas desde Nueva York, lugar pactado para disputar el título 
mundial de los pesos pesados. Esa noche, mientras las calles porteñas se 
tiñeron de box, Antonio tuvo que rendir cuentas a su madre por haber vuelto 
tarde. A los veintiséis años, la épica de su primera trasnochada volvía a su 
conciente mientras escuchaba a su amigo Converti departir frente a un grupo 
de “pibes” que no superaban los diecisiete años. Las crónicas sobre sus 
prácticas sexuales, nutridas de acaloradas descripciones sobre el modo en 
que una mujer se desvestía en la habitación de un burdel, alborotaban a los 
espectadores. Según sus alardes, así se había “iniciado como macho” y así 
debían replicarlo quienes componían “la nueva generación” de la esquina. 
 2 
La tertulia esquinera que aglutinaba a estos varones incluía tópicos 
vinculados con la adolescencia y la transición hacia la adultez. En ese patio 
común se discutía si la masturbación era un “vicio solitario” de dañosas 
consecuencias, se moldeaba la iniciación sexual y se aconsejaba cómo 
enfrentar una consulta médica para tratar enfermedades venéreas. El 
inminente casamiento de uno de los integrantes del grupo agitaba los 
temores ante su posible separación de la cofradía y motivaba bromas y 
peleas. Las prácticas tildadas como “afeminadas” eran objeto de escrutinio y 
motivo de rechazo colectivo, pero también, una oportunidad para demostrar 
la adhesión a comportamientos que las contradecían. Allí se ponían en 
común las exigencias familiares de encontrar un trabajo para contribuir al 
sostén económico del hogar y la difícil situación de quienes permanecían 
desocupados. Lugar de “alucinación colectiva”, la esquina se presentaba 
para estos varones jóvenes “más hospitalaria que el hogar”. 
Las experiencias juveniles citadas integran la trama de La esquina, 
novela de Bernardo Verbitzky situada en la Buenos Aires de finales de los 
años treinta y abocada a desentrañar las sociabilidades de un grupo de 
varones que diariamente se encontraban en la calle. Los escenarios barriales 
descriptos, el contexto temporal de la enunciación y el cotidiano de sus 
personajes permiten establecer diálogos entre esta ficción literaria y la 
investigación que aquí presento, dedicada a comprender la compleja 
articulación entre los marcos normativos que caracterizaron la vida 
cotidiana de los jóvenes de sectores populares urbanos y el ideal proyectado 
para sus vidas, en el período comprendido entre finales de los años treinta y 
comienzos de los cuarenta. 
Ivan Jablonka ha propuesto tender un puente entre literatura y ciencias 
sociales. Su apuesta supone trascender las discusiones sobre verosimilitud y 
representación desde las cuales se ha pautado este vínculo, tanto como evitar 
una relación mimética entre ficción y realidad. Según Jablonka, las ficciones 
literariasno son calcos de lo real, sino herramientas que ayudan a construir 
un saber sobre el mundo. Esta perspectiva ubica a la ficción en el proceso de 
producción de conocimiento, en tanto reconoce su utilidad en el momento 
 3 
de formular preguntas de investigación, delinear hipótesis, movilizar 
conceptos y transmitir saberes1. Consustanciado con esta propuesta, 
encontré en las ficciones literarias y cinematográficas elementos claves para 
caracterizar la cultura juvenil configurada en torno a las prácticas de 
sociabilidad de los jóvenes de sectores populares, para comprender el 
proceso de transformación urbana donde sus interacciones tenían lugar y 
para iluminar sus condiciones materiales de vida. 
El mundo de los varones que pasaban largas jornadas en las calles de 
Buenos Aires ocupó tempranamente a Roberto Arlt, tal como puede leerse 
en El juguete rabioso, la novela que publicó en 1926. Las prolongadas 
conversaciones entre Silvio y Enrique confluyeron, según el narrador de la 
trama, en “una singular predisposición para ejecutar barrabasadas”. Ellos se 
habían conocido en un almacén del barrio cuando tenían catorce años. 
Enrique sabía manejar y vender armas y se adjudicaba habilidades para 
engañar a comerciantes locales, Silvio aspiraba a ser “bandido de alta 
escuela”. Con otros “muchachos de la vecindad” organizaban expediciones 
para robar fruta y en un “potrero de la calle Avellaneda” probaban la calidad 
de las armas que confeccionaban haciendo blanco en un tanque de agua. Las 
proezas eran interrumpidas cuando el alarido “¡rajemos!, ¡la cana!” advertía 
sobre la inminente llegada de los agentes policiales. De los cafés robaban 
tazas, platos, cuchillos, gabanes, bastones o bolas de billar; a las casas 
deshabitadas entraban para llevarse cables de luz, lámparas y canillas. Lucio 
fue el tercero en unirse al clan, él vivía con unas tías ancianas que “muy 
poco se ocupaban de él”2. 
La concreción del proyecto de Silvio comenzó a partir de acciones 
individuales, aunque casi de inmediato buscó la legitimación del grupo de 
pares con quienes formó una sociedad secreta que, a propuesta de Lucio, fue 
llamada “Club de los Caballeros de la Media Noche”. Las condiciones 
materiales de vida de Silvio conllevaron a la disolución de la mentada 
sociedad. Además de mudarse de barrio a raíz de la suba en el precio de los 
 
1 Jablonka, Ivan (2016) La historia es una literatura contemporánea. Manifiesto por las 
ciencias sociales, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. 
2 Arlt, Roberto (2009) El juguete rabioso, Buenos Aires, Losada (primera edición: 1926). 
 4 
alquileres, su madre lo obligó a buscar trabajo. Sin tiempo libre para el 
despliegue de prácticas gregarias y alejado de su proyecto vital, se empleó 
en diferentes ámbitos y en todos no sintió más que humillación3. 
Estrenadas a fines de los años cuarenta y principios de los cincuenta, 
las películas Pelota de trapo y La barra de la esquina recurrieron al uso de 
elipsis y flashbacks para narrar la infancia y la juventud de sus personajes, a 
partir de una evocación del pasado que contribuía a delimitar figuras 
arquetípicas de los varones de sectores populares4. Sus tramas coincidían en 
ubicarlos en familias a cargo de madres viudas que trabajaban en sus casas 
como lavanderas o planchadoras, o en aquellas donde la viudez del padre 
redundaba en la ausencia de un control adulto sobre sus actividades. En 
ambos casos, debían contribuir al sostén económico del grupo familiar y, 
por consiguiente, transitaban sólo los primeros años de la escuela. 
Tempranamente inscriptos en empleos de escasa remuneración, el tránsito 
entre sus casas y sus lugares de trabajo les permitía desarrollar una 
sociabilidad anclada en el barrio, forjada casi exclusivamente entre varones. 
En las ficciones analizadas, el baldío y la esquina eran los espacios 
que privilegiaban los jóvenes para encontrarse. De manera autónoma, 
aunque sin eludir el peso de la regulación adulta, allí gestaban amistades, 
procesaban recelos e imaginaban proyectos que podían incluir el despliegue 
de actividades delictivas. Sus interacciones callejeras remitían a la 
configuración de una masculinidad entramada en torno a las conversaciones 
sobre boxeo y fútbol y a la transmisión de experiencias asociadas a la 
iniciación sexual. Los gritos suscitados durante los partidos de fútbol o el 
bullicio de sus emprendimiento gregarios alarmaban a sus vecinos y 
vecinas, quienes intentaban alejarlos con baldazos de agua o a través de 
denuncias policiales. Las madres de sus novias los consideraban “vaguitos 
de la esquina” y desaprobaban los matrimonios, dado que sus 
masculinidades contradecían el ideal de varón proveedor. “Patota”, el 
 
3 Saítta, Sylvia (1999) “Traiciones desviadas, ensoñaciones imposibles: los usos del folletín 
en Roberto Arlt”, Iberoamericana, vol. 23, n° 74, pp. 63-82. 
4 Torres Ríos, Leopoldo, Pelota de trapo, Buenos Aires, Sociedad Independiente Filmadora 
Argentina, 1948. Saraceni, Julio, La barra de la esquina, Buenos Aires, Estudios San 
Miguel, 1950. 
 5 
término usado frecuentemente para nominar al grupo que formaban, 
desbordó los guiones cinematográficos y las tramas literarias. 
El lábil tránsito por el sistema educativo que caracterizaba sus 
cotidianeidades es una de las variables que permite explicar esta sostenida 
presencia en las esquinas de los barrios y su disponibilidad de tiempo libre 
para concretar los encuentros callejeros. El Censo Escolar de la Nación de 
1943 informaba que el 61% de los varones que tenían entre 14 y 21 años no 
había concluido la escuela primaria. Interrogados sobre las causas que los 
habían conducido a abandonar sus trayectorias escolares, el 29% respondió 
que necesitaba trabajar y el 5% reconoció a la pobreza de su familia como la 
principal razón. Estos porcentajes confluían en una reducida participación 
en el nivel subsiguiente: solo el 6% de los varones de esa franja de edad 
estaba inscripto en la escuela secundaria. La pronta inclusión en el mundo 
del trabajo es otra variable factible de considerar a la hora de comprender 
las dinámicas cotidianas de este sector de la población juvenil. El citado 
Censo Escolar consignaba que el 57% de los varones de 14 a 21 años se 
ocupaba en actividades agrícolas y ganaderas, en industrias, en comercios y 
en otras que consignaba como “varias”. Si bien estaban supeditados a una 
regulación laboral, sus prácticas los acercaban a la cotidianeidad de los 
adultos y les permitían transitar por los espacios callejeros, sobre todo, a 
quienes se empleaban en comercios y los que fluctuaban entre diferentes 
actividades laborales5. 
La historia social ha revisitado esta figura de lo juvenil, a través de 
estudios enfocados en las alarmas gestadas en torno a sus prácticas de 
sociabilidad y en las iniciativas tendientes a controlar o encauzar sus 
cotidianeidades6. Parto desde estos antecedentes con un doble propósito: por 
 
5 Consejo Nacional de Educación (1943) IV Censo Escolar de la Nación. Resumen General 
de toda la República, parciales de la Capital Federal y Provincia de Buenos Aires, Buenos 
Aires, Talleres Gráficos del Consejo Nacional de Educación. Consejo Nacional de 
Educación (1946) Censo Escolar de la Nación. La distribución por zonas de la población 
argentina y su relación con los hechos culturales, económicos y sociales, Buenos Aires, 
Talleres Gráficos del Consejo Nacional de Educación, 2da edición. 
6 Ben, Pablo (2009) Male sexuality, the popular classes and the state: Buenos Aires, 1880-
1955, Ph.D. dissertation, University of Chicago. Ben, Pablo; Acha, Omar (2006) 
“Amorales, patoteros, chongos y pitucos. La homosexualidad masculina en el primer 
peronismo (Buenos Aires, 1943-1955)”, Trabajosy Comunicaciones, n° 30-31, pp. 217-
 6 
un lado, ampliar el conocimiento sobre las interacciones sociales a través de 
las cuales varones nominados como “pibes”, “muchachos”, “muchachotes” 
o “patoteros” sellaban vínculos de amistad, procesaban resentimientos de 
reciente o larga data y forjaban sentidos asociados a la construcción de 
masculinidades; por otro lado, comprender estas prácticas juveniles a la luz 
de los conflictos suscitados por el uso y apropiación de los espacios 
barriales, del ideal presupuesto para transitar la adolescencia y de su 
enunciación como un problema social. Atento al trabajo seminal de Edward 
P. Thompson, en lugar de documentar espasmos involuntarios o prácticas 
individuales, mi argumentación procura comprender la configuración de un 
modelo de comportamiento derivado de sus encuentros callejeros, en torno 
al cual gestaron consensos sobre la legitimidad de ciertas prácticas y 
costumbres7. Del mismo modo, he retomado las interpretaciones formuladas 
por recientes estudios históricos sobre las dinámicas de modernización 
sociocultural protagonizadas por los y las jóvenes, en particular, aquellas 
que han señalado la importancia de develar las relaciones de clase, género y 
generación que moldearon y cuestionaron sus experiencias cotidianas8. 
El primer supuesto que orienta mi investigación consiste en interpretar 
la vida cotidiana de los jóvenes plebeyos desde el prisma de sus prácticas de 
sociabilidad y de los conflictos suscitados con quienes compartían espacios 
de vecindad. Esta definición me condujo a enfocar la escala del análisis en 
 
261. Bisso, Andrés (2009) “Aprender a divertirse. Pedagogía y control de la sociabilidad 
lúdica en la prensa bonaerense (1932-1943) en Sociabilidad, política y movilización. 
Cuatro recorridos bonaerenses, 1932-1943, Buenos Aires, Buenos Libros, CeDInCi 
Editores. Roldán, Diego (2009) “Imágenes, juegos, rituales y espacios. Las interacciones 
socioculturales entre elites y sectores populares durante la entreguerra. La incultura en 
Rosario (Argentina)”, História, vol. 28, n° 2, pp. 683-714. Roldán, Diego (2012) 
“(In)cultura y (sin)sentido”, en La invención de las masas. Ciudad, corporalidades y 
culturas. Rosario, 1910-1945, La Plata, Universidad Nacional de La Plata. Facultad de 
Humanidades y Ciencias de la Educación. 
7 Thompson, Edward (1997) “La economía ‘moral’ de la multitud en la Inglaterra del siglo 
XVIII”, en Costumbres en común, Barcelona, Crítica. 
8 Cosse, Isabella (2010) Pareja, sexualidad y familia en los años sesenta. Una revolución 
discreta en Buenos Aires, Buenos Aires, Siglo XXI. Fowler, David (2008) Youth Culture in 
Modern Britain, с. 1920-1970, London, Palgrave – Macmillan. Manzano, Valeria (2017) La 
era de la juventud en Argentina. Cultura, política y sexualidad desde Perón hasta Videla, 
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. Zolov, Eric (2004) “La onda chicana: 
Mexico’s Forgotten Rock Counterculture,” in Pacini Hernandez, Deborah; Fernandez 
L’Hoeste, Héctor; Zolov, Eric (ed.) Rockin’ Las Américas: The Global Politics of Rock in 
Latin/o America, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press. 
 7 
La Plata, una ciudad que en los años treinta contaba con potreros y baldíos, 
aún los signos de urbanización característicos de su zona céntrica. 
Trayectorias laborales inestables y una escolarización de baja intensidad 
operaban como condiciones de posibilidad de una cultura juvenil callejera 
que desafiaba parámetros de respetabilidad demandados para habitar en los 
barrios platenses de reciente modernización o en plena configuración. Las 
dinámicas juveniles plebeyas se apartaban de una moralidad que, aunque no 
hegemónica, presuponía un ideal anudado en torno al adecentamiento de los 
barrios y a la aspiración de ascenso social. Las provocaciones, el carácter 
impulsivo de las interacciones y la competencia viril, aristas centrales de sus 
sociabilidades, acrecentaban el recelo y la desconfianza de las personas 
adultas con quienes compartían la cotidianeidad barrial. Las denuncias 
policiales constituían uno de los recursos interpuestos para resolver estos 
conflictos, en una operación que configuraba a los jóvenes de los sectores 
populares como sujetos de corrección y que confería legitimidad a la policía 
para moldear de manera capilar las cotidianeidades locales. 
El segundo supuesto de mi investigación implica pensar la disonancia 
entre el ideal proyectado para la vida de estos jóvenes y las dinámicas 
propias de su cotidiano como el fundamento principal de una serie de 
estudios y de políticas estatales que los delimitaban como un problema que 
demandaba precisas intervenciones. Las pesquisas sobre adolescencia y 
delincuencia juvenil desarrolladas en los ámbitos judiciales y educativos de 
los años treinta retomaban anteriores diagnósticos sobre los peligros 
anudados en torno a la referida disonancia, aunque se distanciaban de las 
explicaciones biológicas y evolucionistas sobre el desarrollo y conferían un 
lugar destacado a su dimensión social. Por su parte, las políticas de infancia 
desplegadas en el contexto de esa década y el comienzo de la siguiente 
representaban una novedad, en tanto procuraban intervenir sobre las 
condiciones materiales y morales que se asociaban al fortalecimiento del 
binomio madre-hijo, mediante una pronunciada centralización de las 
acciones estatales de tutela y protección. Estas definiciones incluían los 
debates suscitados a nivel regional y nacional en torno a la denominada 
 8 
“infancia abandonada y delincuente”, centrados en la necesidad de 
modificar las intervenciones estatales previstas para este sector de la 
población infantil y juvenil a fin de garantizar su protección. 
La creación de Tribunales de Menores en la provincia de Buenos 
Aires, concretada a partir de la ley 4.664 de 1937, fue una de las 
intervenciones estatales que procuraron enfrentar y regular los 
comportamientos juveniles identificados como problemáticos. La definición 
de un fuero específico para menores se inscribía en un nuevo ideario 
punitivo que proclamaba la sustitución de prácticas represivas por medidas 
relacionadas con la educación y que erigía a la familia como una estrategia 
de solución y como la causa principal del problema diagnosticado9. Estas 
ideas fundamentaban un proceso judicial donde el énfasis de las actuaciones 
estaba puesto en recopilar informaciones que permitiesen conocer y evaluar 
las conductas de los menores y de sus familias, tal como se expresaba en los 
informes elaborados por el médico del Tribunal y la visitadora designada 
por la Dirección General de Protección a la Infancia, tanto como en las 
preguntas formuladas por el asesor y el juez en momentos de las audiencias. 
Accedí a las denuncias formuladas en las comisarías de La Plata en 
contra de estos jóvenes desde los expedientes del Tribunal de Menores del 
Departamento Judicial de la Capital, el primero en configurarse en el 
territorio bonaerense. Tipificados como delitos, los hechos que iniciaban 
estos procesos judiciales referían, generalmente, a situaciones derivadas de 
sus experiencias callejeras y sus sociabilidades gregarias. El registro de las 
denuncias y las audiencias, la declaración de testigos y los informes 
médicos y ambientales me permitieron reconstruir el modo en que los 
agentes policiales y judiciales evaluaban los comportamientos y 
moralidades de los jóvenes y sus familiares, además, me ofrecieron una 
entrada privilegiada para reconstruir la vida cotidiana de un sector de la 
población juvenil desde la óptica de sus prácticas de ocio y sociabilidad, sus 
actividades laborales y sus formas de habitar los barrios de La Plata. 
 
9 Stagno, Leandro (2008) La minoridad en la provincia de BuenosAires, 1930-1943. Ideas 
punitivas y prácticas judiciales, Tesis de Maestría, Facultad Latinoamericana de Ciencias 
Sociales, Buenos Aires. 
 9 
Tal como lo han indicado magistralmente Carlo Ginzburg y Natalie 
Zemon Davis, la interpretación histórica basada en fuentes judiciales supone 
sortear las limitaciones que imponen estos documentos. En particular, sus 
investigaciones repararon en las disonancias entre lo oral y lo escrito 
interpuestas en la trascripción de las declaraciones formuladas en los 
estrados judiciales, la desigualdad simbólica que pautaba el encuentro entre 
quienes declaraban y quienes tomaban nota de sus dichos, tanto como en las 
lagunas documentales que dejaron los registros de los procesos judiciales y 
la posterior conformación de los archivos. Sus apuestas consistieron en 
formular preguntas adecuadas, priorizar la lectura exhaustiva de acotados 
documentos en lugar de acopiar gran cantidad de datos repetitivos, llevar a 
la superficie las acciones dichas en un segundo plano, apelar a las analogías 
y al uso del condicional cuando los datos disponibles no eran suficientes y 
procurar en otras fuentes las evidencias que en éstas no encontraban10. A 
poco de difundirse en los ámbitos académicos argentinos estos trabajos, 
Carlos Mayo, Silvia Mallo y Osvaldo Barreneche sostenían que la lectura de 
fuentes judiciales podría sobredimensionar los aspectos conflictivos de los 
vínculos sociales y ocluir del análisis la gesta de solidaridades o consensos. 
Del mismo modo, se preguntaban cuán generalizables podrían ser los 
comportamientos de las personas juzgadas y cuán verdaderas eran sus 
declaraciones en vistas a posibles estrategias absolutorias. Según precisaban, 
estas constataciones indicaban la necesidad de leer fuentes complementarias 
y formular interrogantes centrados en destacar el carácter verosímil de las 
conductas documentadas y las pautas generalizadas y generalizables propias 
de los casos particulares11. 
Pasadas tres décadas de la publicación de estas pioneras referencias, 
quienes decidimos priorizar la potencialidad de las fuentes judiciales por 
 
10 Ginzburg, Carlo (1981) El queso y los gusanos. El cosmos, según un molinero del siglo 
XVI, Barcelona, Muchnik (primera edición: 1976). Ginzburg, Carlo (1993) El juez y el 
historiador. Consideraciones al margen del caso Sofri, Madrid, Anaya & Mario Muchnik. 
Zemon Davis, Natalie (2013) El regreso de Martin Guerre, Madrid, Akal (primera edición: 
1983). 
11 Mayo, Carlos; Mallo, Silvia; Barreneche, Osvaldo (1989) “Plebe urbana y justicia 
colonial: las fuentes judiciales. Notas para su manejo metodológico”, en Estudios / 
Investigaciones, nº 1, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad 
Nacional de La Plata, pp. 47-80. 
 10 
sobre sus limitaciones contamos con precisas reflexiones teórico-
metodológicas para desandar el desafío ateniente a su interpretación 
histórica12. Esta caja de herramientas fue indispensable para analizar los 
expedientes del Tribunal de Menores del Departamento Judicial de la 
Capital, en particular, en términos de relevar las voces inscriptas en estos 
documentos y de comprender el conflicto que daba inicio a las actuaciones 
judiciales. Los informes y las declaraciones que se anexaban a cada 
expediente me permitieron acceder a la voz de un sector de la población que 
no ha dejado por vía propia un registro escrito de sus vidas, tanto como 
recuperar las narrativas de los y las agentes estatales que se encargaban de 
registrarlas. Trabajar con estas voces me exigió “aprender a desenredar los 
abigarrados hitos que constituían el entramado de esos diálogos”13. Por otra 
parte, aun cuando esta fuente se mostró particularmente útil para analizar el 
modo en que los y las platenses recurrían a las agencias estatales para 
dirimir conflictos gestados en torno a avecindarse, el hecho que 
fundamentaba la denuncia policial y luego la intervención del Tribunal de 
Menores constituye sólo un atisbo de la cotidianeidad barrial. El conflicto 
judicial podría ser la expresión de relaciones sociales atravesadas por 
ingentes enfrentamientos que no llegaban a dirimirse en los estrados 
 
12 Brangier, Víctor; Barriera, Darío (2015) “Lenguajes comunes en ‘justicias de jueces’. 
Tratamientos historiográficos y fondos judiciales en Chile y Argentina”, Revista de 
Humanidades, nº 32, pp. 227-258. Barriera, Darío (2005) “El proceso judicial como puente 
entre objetos, historiografías y métodos”, Revista de Historia del Derecho, n° 33, pp. 518-
524. Corva, María Angélica (2014) “Introducción”, en Constituir el gobierno, afianzar la 
justicia. El Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires (1853-1881), Rosario, 
Prohistoria – Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho. Ginzburg, Carlo (2010) 
“El inquisidor como antropólogo”, en El hilo y las huelas. Lo verdadero, lo falso, lo 
ficticio, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. Piccato, Pablo (2001) “Introduction”, 
in City of Suspects: Crime in Mexico City, 1900–1931, Durham, Duke University Press. 
Piccato, Pablo (2013) “Foreword”, in Carey, David, I Ask for Justice. Maya Women, 
Dictators, and Crime in Guatemala, 1898–1944, Austin, University of Texas Press. Mayo, 
Carlos; Mallo, Silvia, Barreneche, Osvaldo; Fradkin, Raúl (1999) “En torno al valor de la 
fuente judicial”, en AA.VV., La Fuente Judicial en la construcción de la memoria, 
Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires - Universidad Nacional de Mar del Plata. 
Palacio, Juan Manuel (2006) “Hurgando en las bambalinas de ‘la paz del trigo’. Algunos 
problemas teórico-metodológicos que plantea la historia judicial”, Quinto Sol, nº 9-10, pp. 
99-123. Zeberio, Blanca (2010) “Las fuentes judiciales y la Historia Social. Perspectivas y 
metodologías. Una reflexión a partir del proceso a Mateo Banks”, Anuario de la Escuela de 
Historia, n° 22, pp. 7-20. 
13 Ginzburg, Carlo (2010) “El inquisidor como antropólogo”… Op. Cit., p. 404. 
 11 
judiciales, del mismo modo, estos pleitos no eran incompatibles con el 
despliegue de solidaridades barriales y convivencias menos contenciosas14. 
La confección de una muestra de expedientes que me permitiese 
desandar mis supuestos de investigación fue posible gracias a la 
sistematización realizada por el Departamento Histórico Judicial de la 
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. Cuando 
comencé el trabajo de archivo, sus integrantes me ofrecieron una base de 
datos con las referencias para ubicar 3291 expedientes que correspondían a 
los años comprendidos entre 1938 y 1942, es decir, desde el inicio de las 
actuaciones del Tribunal hasta el año más cercano al recorte temporal 
previsto por mi investigación. Entre ellos, seleccioné los que traían los 
procesos afrontados por jóvenes de entre 13 y 18 años, decisión tomada en 
relación con otras fuentes primarias y secundarias para establecer los límites 
de la juventud en el período estudiado. De estos 900, 172 correspondían a 
La Plata y 134 a carátulas de delitos cometidos por varones en dicha ciudad. 
Decidí poner el punto de corte en 100 expedientes, referidos a los procesos 
judiciales que afrontaron 122 jóvenes. 
Recurrí a ficciones literarias, crónicas periodísticas y a historias de 
vida de hombres y mujeres que habían transcurrido su infancia y 
adolescencia en La Plata durante el período objeto de análisis con un triple 
propósito: en primer lugar, reconstruir la trama urbana donde se 
escenificaban los hechos juzgados por el Tribunal de Menores y demostrar 
que durante los años treinta y cuarenta la ciudad manifestaba signos de una 
reciente vitalidad; en segundo lugar, indagar sobre las prácticas de 
sociabilidad escenificadas en cines, clubes y festejos de carnaval, aquéllas 
atenientes al cortejo y la iniciación sexual y las específicamente referidas a 
la formaciónde grupos de varones en las esquinas barriales; en tercer lugar, 
describir el modo en que los y las platenses evaluaban las experiencias 
cotidianas de los varones plebeyos con quienes compartían espacios 
barriales y lugares de ocio y sociabilidad. 
 
14 Palacio, Juan Manuel (2006) “Hurgando en las bambalinas de ‘la paz del trigo’”… Op. 
Cit. 
 12 
El Censo Escolar de la Nación de 1943 fue clave comprender estas 
dinámicas barriales a la luz de los cambios sociodemográficos operados en 
el período de entreguerras, en tanto no sólo relevó los aspectos educativos 
de la población comprendida entre los 0 y los 21 años de edad y las 
actividades laborales a partir de los 6 años, sino también consideró 
preguntas referidas al nivel educativo y la ocupación de sus padres y sus 
madres y a las condiciones materiales de la vivienda familiar, según zonas 
rurales y urbanas de las distintas jurisdicción del país. Estos datos fueron 
centrales, además, para acercar la distancia comprendida entre los Censos 
Nacionales de 1914 y de 1947. 
Finalmente, para analizar las ideas sobre adolescencia y delincuencia 
juvenil y la definición de políticas dispuestas a intervenir sobre los 
problemas sociales asociados a la juventud, recopilé informes de gestión de 
las burocracias estatales, tanto como estudios y ensayos difundidos a través 
de libros, tesis doctorales, comunicaciones a congresos y artículos de 
revistas. Lejos de pretender reconstruir tradiciones intelectuales o sistemas 
de pensamiento, desde estas fuentes procuré encontrar zonas de contacto 
entre las intervenciones estatales que hacían centro en un sector de la 
población juvenil y las ideas sobre adolescencia y delincuencia producidas 
en los ámbitos judiciales y educativos. 
No me resultó sencillo transformar estos documentos en fuentes de mi 
investigación. El pasaje del archivo público al archivo personal, intríngulis 
de la búsqueda y selección de datos para la interpretación histórica, estuvo 
signado por extensas jornadas de trascripción y digitalización de 
documentos, otras tantas de lectura y relectura y muchas más de naufragio. 
Después de redondear un archivo para fundamentar mis supuestos, nuevas 
dificultades se hicieron presentes cuando comencé a traducirlo en la 
escritura15. Pude salir de este escollo con la guía del marco conceptual 
seleccionado por quienes han analizado las prácticas de justicia y las 
políticas de protección a la infancia desde una perspectiva antropológica, 
tanto como por las miradas que habilitó la renovación historiográfica 
 
15 Caimari, Lila (2017) La vida en el archivo. Goces, tedios y desvíos en el oficio de la 
historia, Buenos Aires, Siglo XXI. 
 13 
delineada por Edward P. Thompson y la traducción de su propuesta 
programática en la historia social y cultural de la justicia y el delito. 
Las investigaciones ligadas al primero de los campos aludidos 
iluminaron las tecnologías, los saberes y las prácticas que han construido 
modalidades de intervención respecto de niños, niñas y adolescentes pobres. 
En lugar de enfocar sobre aspectos normativos, principios jurídicos o corpus 
teóricos, priorizaron las prácticas de agentes y agencias que configuraron a 
un sector de la población infantil y juvenil y a sus familias como un dominio 
de intervención estatal. Sus hallazgos permitieron conocer aristas claves del 
gobierno de la infancia y la familia, entre ellas, tres me ofrecieron 
denodados indicios para avanzar sobre la configuración y análisis de mi 
archivo: la persistencia de esquemas interpretativos aun cuando se hubiesen 
propiciado cambios normativos; el despliegue de prácticas consuetudinarias 
y rutinas guiadas por nociones morales que prescribían un deber ser en torno 
a las dinámicas familiares, la crianza, la educación y las formas de vivir los 
primeros años de vida; la enunciación de determinados comportamientos 
infantiles y juveniles como un problema social y las asociadas acciones de 
agentes y agencias que se disputaban la legitimidad para ocuparse de esa 
problematización16. 
Los escritos de Michel Foucault sobre la gubernamentalidad han sido 
retomados en el marco de estos aportes a manera de faros interpretativos, tal 
 
16 Bittencourt Ribeiro, Fernanda (2010) “Práticas de justiça e gramática espacial: olhando 
para o espaço em instituições de proteção à infância”, em Ferreira, Jaqueline; Schuch, 
Patrice (org.) Direitos Humanos e Ajuda Humanitária: perspectivas sobre família, gênero e 
saúde, Rio de Janeiro, Fiocruz. Fonseca, Claudia (2011) “As novas tecnologias legais na 
produção da vida familiar. Antropologia, direito e subjetividades”, Civitas, vol. 11, n° 1, 
pp. 8-23. Graziano, Florencia (2018) “Qué, cómo y cuánto se escribe en los documentos de 
la burocracia judicial para ‘menores’, en la ciudad de Buenos Aires”, Etnográfica, vol. 22, 
n° 3, pp. 531-553. Muzzopappa, Eva; Villalta, Carla (2011) “Los documentos como campo. 
Reflexiones teórico-metodológicas sobre un enfoque etnográfico de archivos y documentos 
estatales”, Revista Colombiana de Antropología, vol. 47, n° 1, pp. 13-42. Magistris, 
Gabriela (2016) El gobierno de la infancia en la era de los derechos Prácticas locales de 
“protección y restitución de derechos de Niños, Niñas y Adolescentes” en dos municipios 
del conurbano bonaerense, Tesis de Doctorado, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad 
de Buenos Aires. Schuch, Patrice (2009) Práticas de Justiça: antropologia dos modos de 
governo da infância e juventude no contexto pós-ECA, Porto Alegre, Editora da UFRGS. 
Villalta, Carla (2013) “Un campo de investigación. Las técnicas de gestión y los 
dispositivos jurídico-burocráticos destinados a la infancia pobre en la Argentina”, Civitas, 
vol. 13, n° 2, pp. 245-268. Villalta, Carla; Llobet, Valeria (2015) “Resignificando la 
protección de derechos de niños y niñas en Argentina”, Revista Latinoamericana de 
Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, vol. 13, n° 1, pp. 167-180. 
 14 
como lo han indicado dos recientes revisiones de literatura17. En respuesta a 
las críticas formuladas a sus precisiones sobre el poder disciplinario, 
Foucault centró sus indagaciones en temáticas asociadas al gobierno, 
entendido como un dominio de relaciones estratégicas entre grupos o 
individuos que recurre a puntuales procedimientos, saberes y técnicas a fin 
de conducir conductas individuales y colectivas. El gobierno no supone la 
distribución espacial, la vigilancia y la visibilidad del individuo, sino el 
despliegue de una serie de acciones vinculadas con el conocimiento de las 
poblaciones objeto de regulación, bajo la forma de estimaciones estadísticas, 
sistemas de identificación y clasificación, desarrollo de instituciones 
estatales específicas, apropiación de saberes de las ciencias sociales en el 
marco de programas estatales, entre otras18. El concepto de tecnologías de 
gobierno recuperado por los estudios antropológicos reseñados devino de la 
recreación de estos desarrollos formulada en el marco de los 
governmentality studies, literatura interesada en comprender las 
intervenciones estatales delineadas para actuar sobre acotadas arenas de lo 
social. Según Nikolas Rose y Peter Miller, tales tecnologías remiten a un 
ensamble de conocimientos prácticos, modos de percepción, tipos de 
autoridad y técnicas de gestión, cuya finalidad última consiste en formar y 
conducir conductas según determinadas aspiraciones y moralidades. Estos 
presupuestos advierten sobre la importancia de considerar los diagnósticos e 
informes redactados por médicos, juristas y distintos agentes estatales que 
hacen centro en las conductas morales de quienes se constituyen como 
objetos de determinadas políticas gubernamentales, del mismo modo, 
sugieren estudiar el proceso a través del cual estas prácticasde gestión de 
 
17 Llobet, Valeria (2015) “La infancia y su gobierno: una aproximación desde las 
trayectorias investigativas de Argentina”, Política & Trabalho. Revista de Ciências Sociais, 
nº 43, pp. 37-48. Schuch, Patrice; Bittencourt Ribeiro, Fernanda; Fonseca, Claudia (2014) 
“Apresentação. Infâncias e crianças: saberes, tecnologias e práticas”, Civitas, vol. 13, n° 2, 
pp. 205-220. 
18 Foucault, Michel (1991) “La gubernamentalidad”, en Castel, Robert (otros) Espacios de 
poder, Madrid, La Piqueta. Foucault, Michel (1994) “Subjectivité et vérité”, en Dits et 
écrits, 1954-1988, tome IV, Paris, Gallimard. Foucault, Michel (2000) Defender la 
sociedad. Curso en el Collège de France (1975-1976), Buenos Aires, Fondo de Cultura 
Económica. 
 15 
las poblaciones derivan en la delimitación de problemas sociales que 
demandan intervenciones estatales concretas19. 
La segunda cantera donde procuré los materiales necesarios para 
construir las bases de esta investigación fue la propuesta programática 
gestada por Edward P. Thompson en su análisis histórico sobre el proceso 
de formación de la clase obrera inglesa y sus precisiones sobre las 
economías morales. Sistematizar las estructuras morales que organizaban el 
cotidiano de la “gente común” supuso el despliegue de una sensibilidad 
capaz de tornar inteligible el contexto de enunciación de las relaciones 
sociales e incluir en el análisis su dimensión conflictiva, tanto como 
documentar los sentidos construidos localmente por sujetos anónimos en 
torno a prácticas narradas con aparente sinsentido. En conexión con estos 
postulados, Thompson refirió a la necesidad de trascender ciertas 
generalizaciones sobre la cultura popular que la describían como un sistema 
de significados de carácter consensual y homogéneo; por el contrario, 
propuso pensarla en un fondo de contradicciones sociales y culturales y de 
conflictos y tráficos entre lo escrito y lo oral, lo superior y lo subordinado20. 
Lila Caimari reconoce una zona de intersección entre esta herencia 
thompsoniana y la historia sociocultural de la justicia y el delito, formada 
por estudios que han considerado el uso de la ley por parte de los sectores 
sociales subalternos, la recepción y apropiación de conceptos legales en la 
cultura popular y la construcción negociada y “multi-agenciada” del orden 
social21. Sus propias investigaciones han dado testimonio de tal intersección, 
en tanto caracterizó al delito como una ventana para asomarse a la sociedad 
del pasado donde se había gestado y para conocer las culturas masivas y 
populares, los usos de la ciudad y la construcción cotidiana del orden. 
Caimari también invitó a transitar un sentido común profano sobre el castigo 
 
19 Miller, Peter; Rose, Nikolas (1990) “Governing Economic Life”, in Economy and 
Society, vol. 19, nº 1, pp. 1-31. Rose, Nikolas (1999) Powers of freedom. Reframing 
political thought, Cambridge Cambridge University Press. 
20 Thompson, Edward (1989) La formación de la clase obrera en Inglaterra, Barcelona, 
Crítica. Thompson, Edward (1997) “La economía ‘moral’ de la multitud en la Inglaterra del 
siglo XVIII”… Op. Cit. 
21 Caimari, Lila (2011) “Sobre la ley y las economías morales del bosque. A propósito de la 
publicación de E. P. Thompson, Los orígenes de la ley negra. Un episodio de la historia 
criminal inglesa”, PolHis, n° 8, pp. 265-275. 
 16 
y a documentar el punto de vista de los penados, aun los consabidos filtros 
de la pluma burocrática judicial que transcribía sus voces y la asimetría 
característica que pautaba estos encuentros22. 
Desplegué la argumentación que fundamenta esta tesis en diálogo con 
los antecedentes citados y desde el prisma de sus ideas, conceptos y 
orientaciones metodológicas. A fin de hacerla asequible a los lectores y las 
lectoras, la organicé en seis capítulos. Dedico el primero a reseñar las 
investigaciones que me han antecedido, aportes indispensables para 
delimitar las aristas centrales y las periféricas de mi investigación. Presento 
las iniciativas seminales del campo de los estudios históricos sobre la 
infancia y la juventud en la Argentina y las producciones que permiten 
afirmar su actual expansión. Remito luego a las investigaciones que, 
inscriptas en dicho campo, han recurrido a las fuentes judiciales para 
comprender la construcción social de la infancia y la juventud, así como la 
diversidad de experiencias vitales de quienes eran comprendidos y 
comprendidas en estas nociones. Finalmente, sintetizo los aportes recientes 
que han permitido leer la vida cotidiana desde las preguntas y los enfoques 
de la historia social. 
En el segundo capítulo analizo los cambios sociodemográficos 
operados en la ciudad de La Plata entre finales de los años veinte y 
mediados de los treinta, cuando la trama urbana se encontraba en plena 
configuración y el proyecto fundacional decimonónico experimentaba 
signos de una nueva revitalización. Pongo el acento en las disputas públicas 
por el uso y la apropiación de los espacios barriales, gestadas en un contexto 
de notoria fluidez social donde ganaban centralidad las iniciativas tendientes 
a la diferenciación social y el resguardo de la respetabilidad. Al respecto, 
focalizo en las ansiedades morales crecidas en torno a las sociabilidades de 
 
22 Caimari, Lila (2001) “Remembering Freedom: Life as Seen From the Prison Cell 
(Buenos Aires Province, 1930-1950)”, in Salvatore, Ricardo; Aguirre, Carlos; Gilbert, 
Joseph, (eds.) Crime and Punishment in Latin America. Law and Society since Colonial 
Times, Durham, Duke University Press. Caimari, Lila (2007) “‘Sucesos de 
cinematográficos aspectos’. Secuestro y espectáculo en el Buenos Aires de los años 
treinta”, en Caimari, Lila (comp.) La ley de los profanos. Delito, justicia y cultura en 
Buenos Aires (1870-1940), Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. Caimari, Lila 
(2012) Mientras la ciudad duerme. Pistoleros, policías y periodistas en Buenos Aires, 
1920-1945, Buenos Aires, Siglo XXI. 
 17 
los varones jóvenes objetos de indagación, factibles de interpretar a partir de 
la lectura de los fundamentos esgrimidos para radicar denuncias en su contra 
en las comisarías locales. 
Los procesos judiciales avenidos tras la elevación de las actuaciones 
policiales al Tribunal de Menores del Departamento Judicial Capital me 
permitieron reconstruir las prácticas de sociabilidad de los varones platenses 
acusados de cometer delitos en La Plata, eje del tercer capítulo. Mi 
argumentación está dirigida a demostrar que estas prácticas delineaban una 
cultura juvenil callejera a través de la cual ellos demostraban su adhesión a 
una masculinidad que valoraba la impulsividad, la demostración de fuerzas 
y la dureza en tanto signos de virilidad. Este ethos callejero contradecía el 
ideal demandado para habitar en los barrios platenses, confluía en una tensa 
convivencia y fundamentaba los diagnósticos y las alarmas de quienes allí 
encontraban el origen de problemas sociales más amplios. 
En el cuarto capítulo me ocupo de las formas de pensar la adolescencia 
y la delincuencia juvenil en los ámbitos judiciales y educativos de los años 
treinta y cuarenta. Reseño los escritos de Aníbal Ponce, Juan José Arévalo y 
Juan Mantovani en tanto renovadas maneras de interpretar los cambios 
suscitados en el tránsito hacia la adultez que conferían un lugar destacado a 
la dimensión social del desarrollo y, por tanto, ponían en un segundo plano 
los aspectos biológicos enfatizados por la psicología de la adolescencia de 
Granville Stanley Hall y las pioneras investigaciones locales de Víctor 
Mercante. Por otro lado, remito a los estudios sobre la delincuencia juvenil 
que, con mayor o menor grado de experticia, remitían a los denominados 
“antecedentes ambientales del delito”y coincidían en delimitar a la 
delincuencia infantil y juvenil como un problema social. 
Analizo en el quinto capítulo los diagnósticos expertos que 
fundamentaron la creación de Tribunales de Menores en América Latina a 
comienzos del siglo XX y las políticas públicas en las cuales se articulaban 
estas instituciones. Con foco en la Argentina, documento la difusión local de 
las Cortes Juveniles de Estados Unidos y los debates gestados en la Primera 
Conferencia sobre Infancia Abandonada y Delincuente en torno a la 
 18 
constitución de los Tribunales de Menores. Mi interés por reseñar las 
conclusiones de esta conferencia se funda en el hecho de reconocer su 
traducción en las políticas de infancia delineadas en la provincia de Buenos 
Aires a fines de la década de 1930, incluida la sanción de la ley 4.664 de 
1937 que al año siguiente condujo a la creación del primer Tribunal de 
Menores del país. 
En el sexto capítulo vuelvo sobre las actuaciones del Tribunal de 
Menores del Departamento Judicial de la Capital con el propósito de 
analizar las evaluaciones morales de las que eran objeto los jóvenes 
acusados de cometer delitos y sus familiares, engranaje principal de la 
intervención prevista por esta institución en sus primeros años de 
funcionamiento. Tal como lo demuestro, la información relevada en los 
informes ambientales ateniente a las dinámicas familiares era utilizada por 
el juez para fundamentar una sentencia absolutoria o dictaminar la 
internación de los jóvenes, operación que reparaba sobre la supuesta 
capacidad de los padres para responsabilizarse por el contralor de sus hijos y 
para garantizar su escolarización, su inclusión en un trabajo y su exclusión 
de las sociabilidades callejeras. 
Me valgo de estos argumentos para comprobar que en los años treinta 
y cuarenta la configuración de la juventud como un problema estuvo 
moldeada por desigualdades de clase, género y edad. Las condiciones 
materiales de vida de las familias de sectores populares urbanos exigían la 
pronta inclusión de sus integrantes más jóvenes en el mercado de trabajo, 
situación que confluía en la interrupción de sus trayectorias escolares y en la 
procura de diversos y fluctuantes empleos que, en general, situaba a los 
varones jóvenes en las calles. La normatividad construida al calor de sus 
encuentros callejeros desafiaba y contradecía las formas previstas por las 
personas adultas para usar los espacios públicos y, sobre todo, para 
avecindarse. En el caso de La Plata, esta conflictividad traía, además, 
componentes de un incipiente proceso de urbanización; en lugar de nidos de 
democracia, los barrios platenses de reciente configuración eran escenarios 
donde ganaban fuerza los procesos de adecentamiento y respetabilidad que 
 19 
procuraban delinear la diferenciación social entre sus integrantes. Los 
desafíos de los jóvenes plebeyos reponían componentes de una 
masculinidad que los compelía a actuar de manera impulsiva, a dirimir 
fuerzas y a disputar poder en los espacios callejeros; estos sentidos 
localmente configurados respecto a lo que se esperaba de un varón confluían 
en una convivencia tensa y azuzaban las miradas desconfiadas que ya 
pesaban sobre ellos en los espacios barriales. En la mayoría de los casos, las 
denuncias policiales interpuestas para enfrentar esta conflictividad 
tipificaban como delitos hechos que obedecían a las sociabilidades juveniles 
gregarias. Las soluciones previstas para enfrentar los problemas sociales 
diagnosticados en torno a los desafíos juveniles confluyeron en 
intervenciones estatales que, tal como el novísimo Tribunal de Menores, 
hicieron foco en el gobierno de los jóvenes de sectores populares y, desde 
ellos, en la regulación de las moralidades familiares. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 20 
Capítulo I 
 
Infancia, juventud y vida cotidiana en la trama de la 
investigación histórica 
 
 
Philippe Ariès inauguró en 1960 los estudios históricos referidos al 
proceso de construcción social y cultural de la infancia, a partir de un 
análisis iconográfico de representaciones infantiles datadas entre el contexto 
medieval y la primera modernidad. Ariès sostuvo que la infancia carecía de 
un estatuto propio y de un lugar central en las sociedades de los siglos X y 
XI, en vistas a que el arte medieval reproducía a niños y niñas como 
personas adultas a tamaño reducido y no les asignaba expresiones o rasgos 
particulares. Su línea argumental ubicaba entre los siglos XVII y XVIII el 
“descubrimiento de la infancia”, fundado en una nueva sensibilidad que 
otorgaba a niños y niñas características propias y demarcaba la obligación 
adulta de preservar sus vidas. En este escenario, Ariès interpretaba la 
profusión de obras protagonizadas por figuras infantiles como signo del 
interés que demostraban las sociedades modernas hacia la infancia, un 
cambio que asociaba a la extendida costumbre de conservar un recuerdo de 
esta etapa vital, asociada desde entonces a la dependencia, la inocencia y la 
fragilidad23. 
La gravitación de esta hipótesis debe comprenderse a la luz de las 
críticas y discusiones sucedidas en el correr de los años setenta, enfocadas 
sobre variables y documentaciones ausentes en la indagación de Ariès. Estos 
aportes sostenían que las demostraciones de indiferencia e interés hacia los 
niños y las niñas no eran excluyentes y que, aun delineado como tal, el 
sentimiento moderno de la infancia no era patrimonio simultáneo de 
 
23 Ariès, Philippe (1987) El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen, Madrid, Taurus 
(primera edición: 1960). 
 21 
diferentes sectores sociales24. Inscripta en este contexto de producción 
académica, la investigación de Natalie Zemon Davis sobre las diversiones 
populares del siglo XVI francés refutaba la ausencia de un estadio 
intermedio entre infancia y adultez señalada por Philippe Ariès. El eje de la 
discusión estaba centrado en el charivari, forma de inversión carnavalesca 
dispuesta a ridiculizar a quienes trasgredían las normas estipuladas para la 
vida en comunidad de la que participaban activamente brigadas de varones 
jóvenes. Zemon Davis interpretaba estas prácticas como un rito de pasaje 
hacia la vida adulta, en tanto señalaban a estos muchachos cuáles serían sus 
responsabilidades futuras y les conferían márgenes de libertad para actuar 
por fuera de las regulaciones familiares; asimismo, en estas sociabilidades 
podían transitar su iniciación sexual y una paulatina autonomización del 
núcleo familiar en momentos previos a la concreción del matrimonio25. 
Estos trabajos seminales sentaron las bases de una agenda que otorgó 
centralidad a la infancia y a la juventud como objetos de investigación 
histórica y que llevó a consideración los márgenes móviles entre la 
dependencia infantil y la autonomía adulta, referidos a modificaciones en 
los enunciados jurídicos relativos a la mayoría de edad, la extensión de los 
años de permanencia en el sistema educativo, la demora en la inclusión al 
mundo del trabajo, la postergación del matrimonio o el paso por el servicio 
militar obligatorio26. En los dos primeros apartados de este capítulo me 
detendré sobre los trabajos sucedidos en la Argentina, a fin de comprender 
la configuración y expansión local de la historia de la infancia y la historia 
de la juventud y los vínculos establecidos con homólogas experiencias 
latinoamericanas. 
 
24 Para una reseña de estos aportes, véase: Stagno, Leandro (2011) “El descubrimiento de la 
infancia, un proceso que aún continúa”, en Finocchio, Silvia; Romero, Nancy (comp.) 
Saberes y prácticas escolares, Rosario, Homo Sapiens- FLACSO. 
25 Zemon Davis, Natalie (1971) “The Reasons of Misrule: Youth Groups and Charivaris in 
Sixteenth-Century France”, Past and Present, n° 50, pp. 41-75.26 Barrán, José Pedro (1990) “El joven vigilado”, en Historia de la sensibilidad en 
Uruguay, Tomo II, El disciplinamiento (1860-1920), Montevideo, Ediciones de la Banda 
Oriental. Fass, Paula (1977) The Damned and the Beautiful: American Youth in the 1920’s, 
New York, Oxford University Press. Levi, Giovanni; Schmitt, Jean-Claude (1996) 
“Introducción”, en Levi, Giovanni; Schmitt, Jean-Claude (dir.) Historia de los jóvenes, I. 
De la antigüedad a la edad moderna, Madrid, Taurus. 
 22 
Dispuesto a reseñar las investigaciones que me permitieron delimitar 
las aristas centrales y las periféricas de mi investigación, completo este 
primer capítulo con un estado del arte referido a las recientes iniciativas 
forjadas en el marco de la historia social para narrar e interpretar la vida 
cotidiana en los escenarios pretéritos. A contracorriente de los estudios que 
solo reponían el carácter armonioso de las rutinas diarias y ocluían las 
dinámicas económicas y políticas de la interpretación, estas producciones 
han develado las relaciones de clase, etnia, género y generación que 
moldearon y cuestionaron la experiencia vivida por las personas en sus 
interacciones, en una apuesta que supuso pensar la vida cotidiana en tanto 
arena de tensiones, conflictos y negociación27. Entre estos antecedentes, 
prestaré especial atención a los estudios de historia social del trabajo en 
perspectiva de género, en tanto han propuesto pensar las experiencias 
laborales como una dimensión central del proceso de constitución de 
identidades y han reparado sobre el modo en que las jerarquías sociales 
configuradas en los mundos del trabajo repercutieron sobre los distintos 
ámbitos donde hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas transitaban sus 
cotidianeidades28. 
 
1. Un campo de estudios en plena expansión 
 
A comienzos de la década de 1990, las instituciones y las leyes 
delineadas para intervenir sobre la población infantil y juvenil considerada 
como “vulnerada” o “vulnerable” comenzaron a ser objeto de denuncias y 
cuestionamientos en diferentes países de América Latina. Los asociados 
debates giraban en torno a la necesidad de avanzar sobre reformas 
 
27 Cosse, Isabella; Felitti, Karina; Manzano, Valeria (2010) “Presentación”, en Cosse, 
Isabella; Felitti, Karina; Manzano, Valeria (comp.) Los ’60 de otra manera. Vida cotidiana, 
género y sexualidades en la Argentina, Buenos Aires, Prometeo. 
28 Andújar, Andrea; Caruso, Laura; Gutiérrez, Florencia; Palermo, Silvana; Pita, Valeria; 
Schettini, Cristiana (2016) Vivir con lo justo: estudios de historia social del trabajo en 
perspectiva de género. Argentina, siglos XIX y XX, Rosario, Prohistoria. Gutiérrez, 
Florencia; Pita, Valeria (2019) “Entramados de historia social del trabajo en perspectiva de 
género: recorridos y desafíos historiográficos. Argentina, siglo XIX y XX”, Anuario del 
Instituto de Historia Argentina, vol. 19, n° 1. Pita, Valeria (2018) “Presentación. Historia 
social del trabajo de mujeres en perspectiva de género. América Latina, siglos XIX y XX”, 
Trashumante. Revista Americana de Historia Social, n° 12, pp. 5-6. 
 23 
normativas que considerasen los postulados de la Convención Internacional 
de los Derechos del Niño, promulgada en 1989 por la Asamblea General de 
las Naciones Unidas. La pretendida ampliación de derechos de niños, niñas 
y adolescentes se enfrentaba en estas latitudes a las desigualdades y las 
exclusiones resultantes de la implementación de políticas de raigambre 
neoliberal. En la Argentina, esta retórica de derechos se inscribía, además, 
en un contexto signado por la reciente transición democrática y por la 
denodada participación pública de organismos y grupos vinculados con la 
defensa de los Derechos Humanos, entre ellos, quienes denunciaban la 
apropiación de niños y niñas durante la dictadura cívico-militar29. Fue 
entonces cuando comenzó a configurarse un campo de estudios históricos 
sobre la infancia, cuyas producciones dialogaban con los temas propuestos 
por las políticas públicas locales y los organismos internacionales, aunque 
también definieron una agenda propia30. La historia social y la historia de la 
educación aportaron tempranamente a este campo, a partir de argumentos 
centrados en comprender la construcción social de la infancia y la 
diversidad de experiencias vitales de quienes eran comprendidos y 
comprendidas en esta noción. 
Las primeras investigaciones sobre la infancia enmarcadas en la 
historia social centraron la atención en el mundo del trabajo. Juan Suriano, 
Estela Pagani y María Victoria Alcaraz documentaron la participación de 
niños y niñas en industrias, talleres y comercios de la ciudad de Buenos 
Aires, tanto como su inscripción en actividades laborales escenificadas en 
las calles. Sus análisis centraron la atención en las regulaciones previstas por 
 
29 Llobet, Valeria (2010) ¿Fábrica de niños? Las instituciones en la era de los derechos de 
la infancia, Buenos Aires, Noveduc. Llobet, Valeria (2011) “Las políticas para la infancia y 
el enfoque de derechos en América Latina. Algunas reflexiones sobre su abordaje teórico”, 
Fractal. Revista de Psicología, vol. 23, n° 3, pp. 447-460. Villalta, Carla (2013) “Un campo 
de investigación. Las técnicas de gestión y los dispositivos jurídico-burocráticos destinados 
a la infancia pobre en la Argentina”, Civitas, vol. 13, n° 2, pp. 245-268. Villalta, Carla; 
Llobet, Valeria (2015) “Resignificando la protección de derechos de niños y niñas en 
Argentina”, Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, vol. 13, n° 1, 
pp. 167-180. 
30 Carli, Sandra (2011) “El campo de estudios sobre la infancia en las fronteras de las 
disciplinas. Notas para su caracterización e hipótesis sobre sus desafíos”, en Cosse, 
Isabella; Llobet, Valeria; Villalta, Carla; Zapiola, María Carolina (ed.) Infancias: políticas y 
saberes en Argentina y Brasil. Siglos XIX y XX, Buenos Aires, Teseo. 
 24 
la ley 5.291 de 1907 -impulsada por el diputado socialista Alfredo Palacios 
y fundamentada en las iniciativas de Gabriela Laperrière- y las 
modificaciones operadas a partir de la ley 11.317 de 1924. Del mismo 
modo, consideraron las intervenciones estatales avenidas a instancias del 
Departamento Nacional de Trabajo y las denuncias formuladas desde el 
anarquismo y el socialismo respecto a las condiciones en las que se 
desarrollaban las experiencias laborales protagonizadas por niños y niñas31. 
Juan Suriano reflexionaba entonces sobre las dificultades suscitadas a 
la hora de interpretar históricamente el trabajo infantil, habida cuenta del 
carácter informal de la mayoría de las actividades que quedaban fuera del 
registro gubernamental y del modo en que los censos nacionales y 
municipales registraron el trabajo formal. Contemporáneamente, Mirta 
Lobato analizó los registros de personal de las fábricas y organizó talleres de 
historia oral para subsanar las lagunas de los datos censales y, además, para 
comprender aspectos claves del trabajo desarrollado por mujeres, niñas y 
niños. A partir de estas fuentes demostró que las deficientes condiciones 
materiales de vida llevaban a las familias de sectores populares de Berisso a 
incluir a sus hijos e hijas en los frigoríficos Swift y Armour, hecho que 
frecuentemente demandaba adulterar la documentación probatoria de la 
edad para sortear el límite impuesto por las citadas leyes de trabajo32. 
La investigación de Eduardo Ciafardo sobre la infancia porteña del 
Novecientos remitió al trabajo como una de las aristas de la vida cotidiana 
de los niños y las niñas pobres. Su indagación componía un fresco que 
sumaba las actividades de ocio y sociabilidad desplegadas en las calles de la 
ciudad y en los patios de los conventillos, tanto como las alarmas adultas 
suscitadas entre quienes allí veían un foco de desorden. Ciafardo

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