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Mitos y leyendas argentinas

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Mitos y leyendas más asombrosos de 
Argentina. 
 
1. Leyenda del Gauchito Gil 
Existe una imagen religiosa muy popular en Argentina, que cada año 
es venerada por miles de devotos: Gauchito Gil. Sobre la figura de 
Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez, alias Gauchito Gil, han 
tenido lugar diferentes narraciones. Aunque poco se sabe de su 
historia, se conoce que nació en Mercedes en torno al 1840, y que 
fue ejecutado en el mismo punto en enero de 1878. 
Esta es una versión de la leyenda, en la cual se trata de dar una 
explicación a quién era y, también, al motivo del culto hacia este 
santo popular en el país. 
Cuenta la leyenda que, Antonio Mamerto Gil Nuñez, era un gaucho 
con un inmejorable dominio del falcón. Su mirada imponía a sus 
adversarios. 
Era un peón rural que participó en la Guerra de la Triple Alianza, y 
sufrió las consecuencias de la lucha entre hermanos. Luego batalló 
contra los federales, cuando fue alistado como integrante de las 
milicias. 
Un buen día, el dios guaraní Ñandeyara se manifestó en sus sueños y 
le advirtió: 
—No quieras derramar sangre de tus semejantes. 
Desde ese momento, el Gauchito abandonó el ejército. Su deserción 
lo condujo hacia su sentencia de muerte. También, fue perseguido por 
conquistar a una mujer que había sido cotejada por un comisario local 
previamente. 
Gauchito Gil fue capturado y colgado a un árbol de espino. Se cuenta 
que, antes de su ejecución, Gauchito Gil le dijo a su ejecutor: 
—Reza en mi nombre por la vida de tu hijo. 
Cuando el verdugo regresó a su casa, descubrió que su hijo estaba muy 
enfermo. Entonces, hizo caso a las palabras de Gil, y rezó en su 
nombre. De repente, su retoño se curó. 
 
Después de este suceso milagroso, el homicida de Gil rindió culto a su 
cuerpo. Entonces, se construyó un santuario que es visitado por 
muchos de sus devotos. 
 
2-Difunta Correa 
En Vallecito, una localidad de la provincia de San Juan, existe un 
lugar de culto llamado Santuario de la Difunta Correa, un sitio de 
devoción, donde acuden cada año las personas para venerarlo. 
Aunque se desconoce la existencia de Dalinda Antonia Correa, aun 
hoy, se cuenta una historia legendaria sobre quién fue y cuál fue el 
origen de su santuario. 
Cuenta la leyenda que, en la provincia de San Juan (Argentina), al 
inicio del siglo XIX, vivía una muchacha llamada Deolinda. La joven 
estaba casada con Clemente Bustos, a quién reclutaron a la fuerza 
para participar en las guerras civiles desatadas. 
Entonces, Deolinda se quedó con su hijo lactante. Una madrugada, la 
mujer decidió huir hacia La Rioja junto a su pequeño para buscar a su 
esposo. 
La muchacha anduvo por valles y quebradas, atravesó arenales con 
escasas provisiones de agua y comida. Tras la larga caminata, 
Deolinda quedó sin suministros que tomar y acercó a su hijo al pecho 
para amamantarlo. La joven se tendió en el suelo de un valle, donde 
falleció. 
Al día siguiente, encontraron su cuerpo junto al bebé que, gracias a la 
leche materna, seguía con vida. En aquel lugar, conocido como 
Vallecito, enterraron su cuerpo que a día de hoy es un Santuario. 
 
 3-Leyenda de las cataratas del Iguazú 
En la provincia de Misiones se encuentra en maravilloso paraje de 
las Cataratas del Iguazú. Sobre su origen se han formado historias 
como esta, donde la trágica relación de amor entre dos jóvenes da 
lugar a un hermoso salto de agua. 
Dice la narración que hace mucho tiempo, los guaraníes habitaban en 
las orillas del río Iguazú. Allí también moraba el dios Boi, quien se 
encargaba de proteger a la tribu. 
Un buen día, la deidad conoció a Naipí, la hija del señor de la aldea. 
Pronto, se obsesionó con la joven y pidió su mano al padre de esta. El 
cacique aceptó sin consultarlo con Naipí. 
La muchacha estaba enamorada de Tarobá, un joven de relativo a otra 
tribu del sur. Así, el día de la boda, planearon escapar juntos. 
En la ceremonia, mientras los invitados estaban distraídos, la 
muchacha consiguió escapar en busca de su amado, quien la esperaba 
en una canoa. En cambio, Boi la persiguió y, furioso, alzó la tierra 
haciendo que una parte del río se elevara sobre la otra. Así formó una 
gran catarata que separó a Naipí y a Tarobá. No conforme con esto, 
Boi convirtió al muchacho en un árbol y a la joven en una piedra, 
situada en el centro del río. 
Después, el dios se guardó en una cueva para vigilarlos eternamente 
e impedir su unión. 
Cuentan que, desde entonces, en días de lluvia y sol intenso, sale el 
arcoíris que une por un instante el árbol y la piedra. De esa forma, los 
jóvenes se unen. 
 
4- Uritorco y Calabalumba 
En la provincia de Córdoba existe un cerro llamado Uritorco. Al lado 
de este, transcurre el río Calabalumba, dando lugar a un hermoso 
paraje. 
Este mito argentino trata de dar una explicación a cómo se formaron 
ambos. En él se esconde una historia de amor imposible que se funde 
con la naturaleza. 
Cuenta la narración que, hace muchos años, en un lugar 
situado en lo que hoy se conoce como la provincia de 
Córdoba, vivió un joven indio que se enamoró de una joven a 
primera vista. La muchacha le correspondía, pero prefirió 
huir, ya que su padre era un hechicero que no aceptaría su 
relación. 
El muchacho la buscó sin descanso hasta que, por fin, 
consiguió citarse con ella para escapar juntos. Sin embargo, 
el padre de la joven se convirtió en una figura demoníaca que 
los perseguía sin cesar. 
 
Finalmente, los jóvenes enamorados no lograron esquivar la 
maldición. Ambos se transformaron: él en el cerro Uritorco; 
ella en el río Calabalumba, 
De esta forma, su amor perduró por siempre, dando lugar a 
un hermoso paisaje natural. 
 
 5-Leyenda del volcán Lanín 
Al sur de Argentina, en la provincia de Neuquén, se alza el 
imponente Volcán Lanín. Durante años, ha sido considerado 
un lugar sagrado para los mapuches. Por eso, en torno a él 
han surgido mitos como este, donde un dios es el encargado 
de protegerlo. Esta narración pretende dar explicación a por 
qué ha permanecido apagado durante años. 
Dice la narración que, hace mucho tiempo, la cumbre del 
volcán Lanín estaba protegida por un pillán, un espíritu 
encargado de defender la naturaleza de los desastres 
provocados por el ser humano. 
Un buen día, algunos integrantes de la tribu Huaiquimil 
fueron a cazar por la zona. El pillán los estaba observando y, 
al ver que cazaban animales, enfureció tanto que el volcán 
entró en erupción. 
Los habitantes de lugar, atemorizados, acudieron al 
hechicero de la tribu, quien averiguó cuál sería la solución 
para tranquilizar al pillán: ofrecer la vida de la hija menor del 
cacique de la tribu. La joven se llamaba Huilefún, era una 
muchacha muy querida por todos. 
El joven Quechuán, el más valiente de la tribu, debía llevarla 
hasta la cima. La muchacha, resignada, aceptó dar su vida 
para salvar a su pueblo. 
Quechuán acercó a la joven al lugar cargándola sobre sus 
hombros. Pronto, un cóndor agarró a la Huilefún con sus 
garras y la elevó hasta lanzarla al interior del cráter. 
Finalmente, una nevada copiosa apagó el volcán. 
Cuentan que, desde ese momento, Lanín permanece callado, 
ocultando a la bella muchacha en su interior. 
 
Leyenda del Ceibo (6) 
El ceibo está considerada la flor nacional argentina. Existe 
un hermoso mito que da explicación al origen de este árbol 
autóctono de Sudamérica. Anahí es la protagonista de esta 
narración, una muchacha que fue quemada y que dio lugar 
a este árbol tan conocido. 
Dice la leyenda que, la joven Anahí, la menor de sus 
hermanos, formaba parte de la tribu de los guayaquí. Vivía a 
las orillas del río Paraná. 
Anahí era una muchacha poco agraciada, pero tenía una voz 
preciosa con la que alegraba a su gente cantando. Hasta los 
pájaros cesaban su canto para escucharla y el río calmaba sus 
bravas aguas. 
A la llegada de la primavera, una tribu peligrosa llegó al lugar 
para combatir con los pobladores. En la disputa, Anahí vio 
morir a sus hermanos y a su padre.Entonces, la muchacha 
peleó con valentía. Cuentan que los enemigos no podían 
apresarla con facilidad y decidieron utilizar tiras de cuero 
para amarrarla. 
Anahí pasó días y días llorando. Hasta que, una noche sin 
luna, la muchacha aprovechó que un guardián dormía para 
escapar. Atravesó la selva, pero, pronto, el vigilante despertó 
y la encontró. 
La joven y el centinela lucharon hasta que Anahí le clavó un 
puñal. La muchacha no logró escapar de otros guardias, que 
la ataron a un árbol y la sentenciaron a morir. Prendieron 
una hoguera alrededor del árbol, y Anahí comenzó a cantar. 
Su dulce melodía hacía que el fuego la protegiera. 
Al amanecer, se encontraron con un nuevo árbol con flores 
de color rojo y con ramas de espinas. Así es como surgió el 
Ceibo.

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