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RELATOS DE AVENTURAS Clase de 6ºA CEIP José María del Campo Curso 2015-2016 2 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 Índice de textos y autores LEURGIBILDO Y EL SUERO Barco Mariño, Silvio........................................................................5 RAÚL Y EL VIDEOJUEGO Bentrika García-Contreras, Elías..................................................21 LAS AVENTURAS DE GREEN ARROW Y ESPADACHÍN Berjillo Santana, Nefer..........30 LOS CREYENTES EN LOS DIOSES EGIPCIOS Berjillo Santana, Nilo...............................34 EXPEDICIÓN A LA LUNA Buzón Morilla, Gonzalo....................................................................36 EL VIAJE DE RUFO Carvajal Chacón, Mario...............................................................................40 LA CREACIÓN DE LIS Y REMO Fernández Bautista, Pablo....................................................45 UNA AVENTURA EN HAWAI Gelart Company, Alejandra........................................................54 COINCIDENCIAS Gómez del Castillo Santos, Guillermo..........................................................65 VIAJE A ALEMANIA González Vélez, Noelia.................................................................................69 EL MISTERIO DE LA BRÚJULA ANTIGUA Haro Fernández, Lidia .......................................75 LA COPA DE PLATA Justicia Angullo, Lola María.......................................................................78 DIGITALIZADOS Mena Iglesias, José Manuel................................................................................86 LOS MINEROS DE LA CUEVA Ortíz Gil, Álvaro.........................................................................94 FAMILIA START Padilla Bernal, Marta............................................................................................99 VIAJE AL PASADO Paredes Fuentes, Daniel...............................................................................103 LA PIEDRA DEL PODER Pérez Cantalapiedra, Carlos.............................................................105 EL CANTO DE LOS DRAGONES Reece Barranco, Víctor......................................................111 LEO Y EL MISTERIO DE LA PIEDRA Torres Gómez, Hugo Manuel......................................119 EL TESORO DE LA MONTAÑA Valverde Urraco, Sara...........................................................132 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 3 4 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 LEURGIBILDO Y EL SUERO Mi historia empieza en una tranquila (bueno tranquila en Sevilla, difícil) mañana de invierno. Hace frío y las estufas están ardientes en las casas de los vecinos. Un joven llamado Leurgibildo, de ojos verdes y brillantes, con un pelo negro pero reluciente, que por añadidura está podrido en dinero, luchaba afanosamente por procesar en su cerebro, lo que dijo su profesor en clase, para pasarlo a su control. Estaba en la última clase del día y se encontraba cansado. Sonó la sirena y en ese preciso momento Leurgibildo terminaba el examen. Dio un suspiro de alivio, dado que suponía desde un principio que iba a tener que permanecer allí un poco más para terminar el examen. Se dirigió a la mesa del profesor, sintiendo como si hubiera salvado su vida. Legó a la mesa y entregó el control. Salió del colegio y se apresuró con el fin de presentarse pronto en casa. El rugido de su estómago lo estaba matando por segundos. Ya en casa, en la mansión que es de un tamaño considerable (para un rico) y muy alta y siempre parece nueva, le esperaba su hermano mayor, Alechuchunka, que es un chaval de dieciocho años, siete más que Leurgibildo, siempre alegre y que afronta las situaciones con arrojo. Su piel es negra y posee unos enormes ojos marrones que deslumbran con vehemencia. CEIP José María del Campo. Curso 15-16 5 Alechuchunka le vio entrar y le preguntó: -Ay pisha ¿Que jeze pelo tan enmarañao? El muchacho se miró al espejo y respondió: -Quillo, ya me ves, que vengo corriendo dehde'l colegio y paha lo que paha. Alechuchunka le miró extrañado... -Que tengo musha hambre pishita mía -dijo el chaval como respuesta a la mueca. -En eze cazo quillo… ¿Quéh lo que máh ganah tieneh de comé...? -¡Pasta'a la carbonara! -exclamó Leurgibildo esperanzado aunque recibió una cara poco optimista. -No mi arma lo ziento. Eholo ¡pasta a la carbonara, con ejtra de bacon! Se me había olvidado mencionar que parecen casi de Valladolid. Ahora que no hay nada que contar os voy a detallar un poco su historia. Los dos chavales eran huérfanos. Sus padres, que eran unos exploradores de mucho prestigio aquí, en Sevilla, murieron en una investigación situada en Australia. Buscaban el último ingrediente de un suero potenciador de capacidades físicas que había estado desarrollando la familia (del padre) durante generaciones. Ahora que ya sabes algo de ellos, empezaré a describirte ese día... el día de la llamada telefónica. Alechuchunka estaba de excursión con su clase. Iban a itálica, una antigua ciudad romana situada en Santiponce. Leurgibildo estaba solo en casa, bueno, con el mayordomo alemán, llamaron al teléfono, eran sus padres (le solían llamar todos los días que estaban de expedición). Leurgibildo cogió el teléfono y hablaba con su padre sobre que el perro, Estrushka, que era un perro lobo bastante grande y de ojos azules, se volvía con ellos (Alechchunka y Leurgibildo) a España, pero en ese momento, en el instante que el padre le dijo a Leurgibildo que Estrushka cogía el avión para Sevilla, se escuchó a unos hombres entrar, un disparo y un grito de una voz agudísima pidiendo ayuda... era su madre. En ese instante, a Leurgibildo se le paró el corazón, quería pensar que era una broma pero de repente su padre gritó también. Se escuchó otro disparo y el sonido del teléfono chocándose con el suelo. Fue la última vez que Leurgibildo supo de sus padres y también el día más amargo de su vida, un día que todavía no ha logrado superar. 6 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 Cuando Alechucuhunka volvió, su tristeza no tenía fin. La verdad es que fue un día bastante desafortunado para los hermanos. El padre era un hombre alto y robusto, de ojos verdes, como los de Leurgibildo, pelo negro, con un fuerte carácter y muy valeroso. Su madre era una mujer muy bondadosa, amable y con muchas ganas de ayudar a los demás, de estatura pequeña, de piel negra, pelo castaño y largo, con una sonrisa blanca como un gran copo de nieve. A los dos les gustaba explorar, buscar cosas que no se habían descubierto... ese tipo de actividades, eran como las de Indiana Jones, pero en la vida real. Eran muy curiosos en los dos sentidos, con su imaginación, eran unos padres bastante buenos. Volviendo a la historia, al día siguiente, que por cierto era sábado, Leurgibildo estaba cansadísimo. Lógico, el día anterior, por la noche, había estado viendo casi todas las películas de Indiana Jones, que por cierto había visto muchas veces. Aún así se quiso levantar pronto, pues ese mismo día se iba a ir a casa de un muy buen amigo suyo: José Perico. Se levantó tan cuajado por el cansancio, que andando como un hombre ebrio, cuando fue a bajar las escaleras, se la metió, es decir, que se cayó y se dio un golpazo con todos y cada uno de los escalones, sin excepción. El trompazo que se metió fue para crear una nueva distinción en las olimpiadas, que se llamara 'Golpetazo' y la ganaba. Del grito se enteraron hasta los neozelandeses (de Nueva Zelanda, la otra punta del mundo). Pero una vez en el suelo todo se paró, ya no existía el dolor, en ese instante ya no había nada más en el mundo que lo que acababa de ver... ¡una palanca debajo del último escalón! Entonces, le dio igual lo que pudiera pasar, se dirigió a la palanca y cuando estaba a punto de tirar, cuando la estaba rozando con los dedos, la cogió, reunió fuerzas para tirar más fuerte,se dispuso a tirar y… Su hermano, Estrushka y el mayordomo alemán, que por cierto se llama Bainstrargen (un hombre espigado, con un gran bigotazo) se presentaron en la sala corriendo hacía él. El mayordomo alemán, con un disimulo que lo llevan directamente a Hollywood y le dan ochenta Oscars, se acercó a él, y le apartó con mucho ímpetu la mano de la palanca. Parece claro que el mayordomo alemán no tenía buenas intenciones. -¿Quillo s'tás bien mi arma? -preguntó Alechuchunka. -!Claro pishita mía! Si no'staría llorando hijo, no veh el trompazo que me CEIP José María del Campo. Curso 15-16 7 dao ¡Atiende un poquito más a la vida mi arma qu'ere mah despistao que la via mihma! -exclamó Leurgibildo. -¡Vale, vale! Bueno, vamoh'a la plasha de Zan Gonsalo allí queamos con el José Perico¿ok? -¡Sí, sí, sí, sííííííí! ¡Claro mi arma, ezo ni ze pregunta! Mientras se dirigían a la Plaza de San Gonzalo, con el coche, que por cierto era una 'jartá' de bonito, Leurgibildo notó que otro coche negro, un Volkswagen que de tantas pegatinas de colores que tenía parecía que tenía que pasar la ITV todos los martes, pues ese coche tan extravagante les seguía. El coche los adelantaba algunas veces, otras se quedaba atrás y en una de esas Leurgibildo consiguió ver la matrícula. Era alemán. Mientras estaban tomándose una cervecita en el bar de la plaza de San Gonzalo, ese que tiene un cartelito que pone: “Entrada libre, salida a palos”, nuestro protagonista vio en la tele que habían descubierto que quien había matado a Antonio Manuel Mario Magdaleno y Marta Antonia Del Castillo del Rosario, es decir, sus padres, resulta que fueron un grupo de nazis rebelados que seguían con las ideas de Hitler y que tenían cómo objetivo conseguir el suero y dominar el mundo... pero les faltaban la receta. En la casa de José Perico, nuestro ya mencionado muchas veces protagonista, mientras hacía una pistola de cartulina, que se suponía, solo se suponía, que disparaba balitas, miraba de vez en cuando por la ventana y veía que un hombre muy alto, de mediana edad y con la cara más blanca que el papel, estaba siempre delante de la ventana, en un banco... leyendo algo. Ese día no se durmió hasta las 1:00 o por ahí. Temía que el algún hombre nazi entrara por la ventana y le raptara; si embargo para tranquilizarse estuvo leyendo “Oscar en el laboratorio”, un libro de Carmen Kurtz (por cierto muy bueno) y después bajó, se tomó una infusión y le faltó tiempo para dormirse. Leurgibildo tenía bastantes sospechas. ¿Porque le pasaba a él?, si solo era un niño podrido en dinero, despreocupado de la vida, que se limpia los mocos con billetes de quinientos. Al día siguiente por la noche, ya en su casa sumergido en una espesa niebla que entraba por la ventana, Leurgibildo, habiéndose asegurado de que todos dormían bajó las escaleras con su tirachinas cargado. Al llegar al último escalón se agachó, estiró la mano y tiró de la palanca. Esperaba que le apuntaran un montón de armas, como en los dibujitos animados, pero no 8 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 pasaba nada. Pasaba el tiempo, de hecho hasta le entró hambre y todo, y de repente... ¡Plom! Esta vez si que se calló, pero en vertical. Descendió por un tubo, que era tan largo que incluso se relajó. Al llegar abajo se encontró para su asombro con una bandera de Alemania colgada en la pared. Tampoco se asombró tanto, porque estaba como para no darse cuenta de que eran los alemanes. Paso un pasillo entero lleno de luces y hecho de metal que tenía varias puertas a lo largo del mismo. A lo lejos se percató de que un guardia vestido de azul y negro, con varias protecciones, además de un casco también azul con visera y una pistola tan grande como la de los clones de Star Wars estaba cuidando el pasillo. Leurgibildo no lo pensó dos veces y se dirigió a una puerta que tenía cerca. Esperó a que el guardia se despistase y entonces empezó a correr cuidándose de no hacer ruido para que no lo pillaran ahí sin escapatoria alguna. Tuvo que repetir la estrategia con los demás guardias del pasillo. Después de un largo rato caminando y esquivando guardias llegó a una puerta que también era de metal y que tendría medio metro de anchura, además tenía un escáner. Se encontró con un problema de narices y se puso a buscar en las habitaciones a las que daban las puertas del pasillo. Tuvo que repetir la estrategia de los guardias, otra vez. Buscando y buscando encontró un barrote de hierro, con el que se dirigió otra vez a la puerta y con el que le dio al último guardia en la cabeza. Pasó la mano de este y se abrió la puerta. Al abrirse la puerta Leurgibildo vio un minipasillo de un par de metros, que por cierto olía de maravilla. Al final, unos guardias a cada lado del final del pasillo le daban la espalada. ¡Vaya error el de los guardias el de darle la espalda a Leurgibildo!, porque este, con la vara, les dio un golpazo en la cabeza que los dejó KO, a los dos a la vez. Los cogió y los escondió en una habitación que había por allí. Entonces se percató de que había una pequeña mesa y un hombre de pelo blanco y espigado, con una bata blanca que le llegaba a los talones, estaba haciendo experimentos o cosas así. Por la curiosidad Leurgibildo se puso la armadura de uno de los guardias, se preparó un buen acento alemán y se acercó al hombre. -Señorr, quer estasr haciendor, mer picar muchor lar curiosidadr –leer sin las erres del final, es puro acento alemán del bueno. -Eshtoy hajiendo un zuero qu'empesaron los pares de los mendas d'ahí arriba. El zuero mejora las capacidaeh físicas de las personas -dijo el hombre CEIP José María del Campo. Curso 15-16 9 con acento sevillano. Leurgibildo y el hombre, que por cierto se llamaba Yomemeo Mepartoymemondo, hicieron buenas migas y estuvieron hablando largo rato. Resultaba que Yomemeo era un gran científico, que se escondía de los premios y procuraba que nadie supiera que existía, porque sus experimentos eran demasiado peligrosos. Decía que la sociedad no estaba preparada. El no quería desarrollar el suero pero habían amenazado a su familia si no lo hacía. Tenía dos hijos que todavía eran niños y una mujer. En un momento concreto de la conversación, en el cual Yomemeo sospechó de Leurgibildo por su pequeña estatura, le preguntó, sin embargo Leurgibildo no respondió la pregunta sino que le dijo: -Soy uno de los niños que viven arriba. ¿Quieres ayudarme a encontrar y desmantelar los planes de los nazis? Yomemeo en vez de sorprenderse, como Leurgibildo pensaba que haría, le dijo: -Primero, no joy tonto, me he dao cuenta de lo c'acías y segundo, ¡claro mi arma eho ni ze pregunta! -Pero, donde habríamos de bus... -dijo Leurgibildo con el rostro menos alegre que de constumbre, y antes de terminar la frase saltó Yomemeo gritando animado. -¡¡¡AUSTRALIA!!! -Vale,vale cabraloca... Entonces Leurgibildo agarró la otra armadura de los guardias, los cuales estaban durmiendo a pleno pulmón, y se la ofreció a Yomemeo. Este se la puso. Para distraer un “poquiño”, cogieron a uno de los guardias inconscientes, lo pusieron de pie sujetándolo con la vara de Leurgibildo y le pusieron la bata del profesor. Así podría parecer que el profesor seguía allí. Abrieron la puerta que daba al pasillo y salieron más bien temerosos, de lo que les pudiera pasar con los guardias. Una cosa que les sorprendió fue que ninguno de los guardias se dio cuenta de su presencia, que no se extrañaron de ver una pareja de guardias tan extravagante. Al llegar al tubo por el que Leurgibildo había bajado anteriormente, el mismo se vio en un problemita... problema... más bien un problemón. Sin embargo a Yomemeo se le veía tranquilo y con seguridad, como si le hubieran dado cuatro tilas juntas. Se puso al lado del tubo que colgaba del techo, con hueco incluso para que 10 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 pasara unelefante, miró a Leurgibildo y dijo: -Adelante, es tu casa, ¿no? Leurgibildo con cara de: “¡pero que me'stas disiendo mi arma!” y, para no cuestionarlo o pasar por tonto, se acercó adonde el científico apuntaba, que era justo donde estaba situada la colchoneta en la cual había caído antes. Notó un airecillo que le venía desde abajo, olía a calcetines sucios y de repente: ¡Fiu! “p'arriba”, otra vez por el tubo. El caminito del tubo de antes. Al llegar arriba Leurgibildo gritó. -¡Libre! En el mismo momento que lo gritó, vio la inmensa, blanca, pero bien cuidada calva del profesor Yomemeo. Vamos le faltó tiempo al niño de apartar la cabeza, pero literalmente, notó y escuchó el silbido del viento mientras la cabezota del profesor Mepartoymemondo pasaba justo delante de su pequeña nariz. Una vez que se quitaron las armaduras de los guardias, como si fuera lo más normal del mundo, Leurgibildo fue al cuarto de su hermano. Con cara de buena persona, olió ese odioso perfume a rosas que solía utilizar Alechuchunka, agarró el pomo, hizo un suave giro de muñeca y empujó la puerta. Lo que vio fue para sacarlo en una, dos, tres o más películas: su hermano vestido en paños menores, con calzoncillos de Mickey Mouse, unas converse de estas que te llegan casi a las rodilla (eso es una exageración) con unos cascos que eran de estos que parecen que los venden para gente con cabeza de dos metros cúbicos, es decir unos cascos XXXXXXXXXXXL (otra exageración) y bailando la canción de Let i go (eso no es una exageración). Leurgibildo dio un paso adelante riéndose entre dientes y Alechuchunka se percató de su presencia. La cara que le puso fue 'pá' llevarlo directamente al club de la comedia este de la tele. Una cara de como si le hubieran grabado los de la Andalucía Directo mientras que estuviera duchándose tranquilo en su casa y cantando “Figaro, figaro, fi-ga- rooooooooo”, para grabarlo. Leurgibildo le comentó todo lo ocurrido aquella noche, también lo del día anterior y empezaron a discutir sobre que Leurgibildo era muy chico para ir, que Alechuchunka era un aguafiestas etc. Yomemeo subió a ver como iba la cosa y cuando les vio si que “Yo-me-meo” el hermano vestido como dije antes y la canción de Let i go sonando. Y por otro lado Leurgibildo, rojo como un tomate, parecía que iba a explotar de la CEIP José María del Campo. Curso 15-16 11 rabia. El final de la pelea fue rápido. El “peque” le arreó una patada en la espinilla a Alechuchunka, lo empujó a la cama, se tiró encima suya de rodillas y le empezó a dar “guantás”, mientras le gritaba en la cara. -¡¡¡¡¡Yo voy a ir, tu vas a ir y no-me-re-pli-eeeeeeeeeeeeeeeeeeeees!!!!! -puso otra vez su carita de niño bonito y superobediente-. ¿Vale? Se levantó, pasó al lado de Yomemeo y le dijo tranquilo. -Haz las maletas que nos vamos. Yomemeo susurró. -Pobre chaval. -¿¿¿¿Que???? -dijo Leurgibildo amenazador mientras se daba la vuelta. -Na...na... nadda. Leurgibildo bajó las escaleras, esta vez más cuidadoso, se dirigió al salón, cogió el teléfono superchulo de última generación y marcó, 954 behind 34 the dorrr 54mi arma12, a la casa de José Perico. A este lo convenció sin tener que utilizar las mismas maneras que usó con su queridísimo hermano Alechuchunka, menos mal. Reservó un vuelo con Iberia Airlines -independiente hasta el punto olímpico. Obviamente antes de salir se tomaron un buen plato de huevos con espinacas, para decir “Popeye el marino soooooy”, y también se llevaron el número 58 de Superhumor de Mortadelo y Filemón, dónde podemos apreciar el maravilloso arte del icono, el grande, el viejito, el que lleva divirtiéndonos desde Octubre de 1947, “The master” de la ilustración española, que tiene el bello nombre de Francisco Ibañez. En este número del grupo de la T.I.A. Encontramos historietas llamadas: En la luna, Por Isis llegó la crisis, Nuestro antepasado el mico y La gripe “U”. Fueron al aeropuerto de Sevilla. Llegaban quince minutos tarde. La mujer que tenía que decirles dónde se encontraba el avión le daba a una tecla cada tres minutos y al Leurgibildo le entró esa rabia que Alechuchunka ya había saboreado. Pobre señora, las pasó “kanutas” con el apacible Leurgibildo dándole “guantás” por aquí y por allí. Le faltó tiempo a la señorita del ordenador para buscar el vuelo. Les dijo que el avión estaba apunto de despegar. Cuando se enteraron de que el vuelo estaba a punto de salir, Leurgibildo se colocó parecido a los toros cuando van a atacar, le faltaron los cuernos. Las espinacas hicieron su efecto, con razón, se había comido cinco 12 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 platos de huevos con espinacas y se puso como Popeye. Empezó a correr por el pasillo. La puerta estaba a punto de cerrarse y se lanzó dando un salto en plancha para entrar en el avión, pero se le había quedado el pie en la puerta y no lograba sacarlo. Empezó a sudar, la gente intentaba ayudarle. Vio que el piloto estaba arrancando el avión, sus amigos estaban lejos todavía. Se sentía agobiado, tenía el corazón en la garganta, quería parar al piloto, gritó para avisarle pero nada. Eshtrushka, que también estaba allí, intentaba ayudar tirando de su manga. Leurgibildo le pidió a una mujer con cara de buena persona que parara al piloto. El avión se movía poco a poco y Leurgibildo tiraba desesperadamente. No entraba, iba a llorar, era el momento más agobiante de su vida, se rendía, iba a dejar su pie sangrando ahí. Paró de forcejear, se tranquilizó para esperar la muerte lenta y desagradable por desangramiento. Entonces el avión se paró, en la cabina del piloto se podía distinguir a la mujer de antes hablando con el piloto, la puerta que le aguantaba el pie se abrió. Leurgibildo se sobresaltó, vio a sus amigos acercándose a él. Todo era perfecto, excepto que estaba perdiendo el conocimiento, desangrándose y no vio más, sus ojos se cerraron, lentamente dejaba de escuchar y no... veía... nada. Empezó a escuchar la voz de su hermano, olía el inconfundible perfume de rosas de Alechuchunka. De ver todo negro pasó a amarillo, un poco después vio siluetas de caras humanas, más color, lineas curvas y de repente veía todo. Se sentía mareado, se dio cuenta de que no estaba echado en el frío y duro suelo del avión. Estaba tumbado en lo que parecía una gran cama blandita con un colchón nuevo, y se percató de que no era el avión, era el hospital. Saltó y preocupado gritó. -¿Dónde está el avión?, ¿y nuestro avión?, ¿qué hacemos aquí?, ¡no llegamos, vamos al avión! ¡¡¡¡¡¡CORREEEEEEEED!!!!!! ¡No llegamos, venga! De estar tan nervioso cambió a un estado muy sereno, nadie se movía. -¿Que pasa, vamos... no? Jose Perico se le acercó y le dijo: -No te procupes mi arma, retrazaron el avión, cuando'stes bien saldremos. Leurgibildo extrañado preguntó. -¿Cuándo esté bien?¿Me pasa algo? José Perico le señaló las piernas con la mirada. CEIP José María del Campo. Curso 15-16 13 -Si no me pasa nada. -¡Esa pierna no, la otra! -Ah, vale. -Lo que hay que ver -murmuró José Perico. Leurgibildo tenía una escayola que parecía directamente el Big Ben. Se sentía cansado, cerró los ojos y durmió profundamente muchas, muchas horas. Después de unos larguísimos días de espera para el pequeño de Leurgibildo, puso un pie fuera de la cama, solo que fue en una silla de ruedas. El médico le había dicho que tenía que ir en silla de ruedas hasta que se mejorara y que el tiempo estimado para ese hecho era unos tres meses. Yomemeo, sin embargo, dijo que no podían permanecer esos tres meses en Sevilla. Resulta que había más gente que Yomemeo trabajando en el suero y que según los últimos informes que había recibido, los nazis estaban muy cerca de conseguir la fórmula del suero y no había tiempo que perder. Así que con todo eso y la silla de ruedas, el grupito formado por: Leurgibildo, en silla de ruedas; Yomemeo,el científico; Alechuchunka, el hermano hipi; José Perico, el informado; y Eshtrushka, el perro (aunque también el más listo) fueron al avión, esta vez sin altercados y partieron rumbo a Sidney. Hubo un momento en el viaje en el que tuvieron que parar en Al Fashn (Egipto). Decidieron ir a un bar y tomar algo. El viaje se les hacía eterno. En el bar se tomaron unas tapas pues la comida del avión era horrorosa. Comieron como elefantes y se dieron cuenta de que un extravagante grupo de señores les miraban con ojo avizor. Leurgibildo, con la silla de ruedas, se sentía mucho más agobiado que los demás pues si tuvieran que huir el se quedaría atrás. Se levantaron y pagaron la cuenta. Se fueron a las grandes calles donde había mucha gente e intentaron despistar a los perseguidores, que obviamente eran alemanes, entra la muchedumbre de las calles. Sin embargo como ninguno sabía geografía de Al Fashn tomaron una mala decisión y se metieron en un callejón sin salida. Estaban bloqueados no sabían que hacer. Se dieron la vuelta y vieron a sus perseguidores que eran grandes como elefantes y fuertes como tigres. Usando unos dardos tranquilizantes los durmieron, los cogieron y los secuestraron. Se llevaron en un avión, desde el cual Leurgibildo al despertarse pudo ver la universidad de ciencias de Bremen (Alemania). Se habían metido en la boca del lobo. 14 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 Se dio cuenta de que Eshtrushka no estaba atado ni llevaba bozal, seguramente no lo habrían visto. El caso es que estaba allí y por suerte era un perro muy, muy listo. Leurgibildo le dijo que se escondiera y que le siguiera cuando estuvieran fuera del avión. Cuando los bajaron del avión no veían nada porque la luz del sol les daba plena en los ojos. Después de tanta oscuridad sus ojos no podían con el cambio. Los empujaban por detrás y sus manos estaban atadas por fuertes cuerdas. Cuando empezaron a ver siluetas, grandes y fuertes de los guardias, les pusieron vendas en los ojos; sin embargo, a Leurgibildo le dejaron un ojo sin cubrir -vaya despiste ¿eh?-. Pudo ver a Eshtrushka escondido detrás de una gran caja de madera. Los guardias descubrieron que Leurgibildo tenía un ojo destapado, lo agarraron fuertemente y le pusieron bien el pañuelo que cubría sus ojos. Recorrieron un largo camino a ciegas y sin saber bien a dónde se dirigían. En un momento del camino les arrancaron las vendas y los empujaron a una celda. Al entrar olía como si un oso polar se hubiera tirado un pedo y él mismo tuviera la barriga suelta. Una vez en la celda, entre algunas discusiones y rabietas de nuestro, espero, querido protagonista, idearon un plan bastante difícil de llevar a cabo. Aunque podía salir bien. El plan era el siguiente: Alechuchunka fingiría que le dolía la garganta, el guardia se percataría de ello y le traería un vaso de agua. Alechuchunka cogería el vaso y se lo tiraría a la cara. En ese instante de confusión Yomemeo, que aunque fuera bastante mayor era el más fuerte, le agarraría de la armadura y lo chocaría contra la pared de la celda. Eshtrushka, que se encontraría fuera, escondido en un rincón, le cogería las llaves, las lanzaría por la ranura de la puerta y ellos las cogerían y abrirían la puerta. Eso era la fase uno. Fase dos: Alechuchunka se disfrazaría de guardia y haría como si llevara a José Perico y Leurgibildo, prisioneros, a la sala de los helicópteros, que más bien no era una sala, por que estaba al aire libre... pero vamos a llamarla así. Mientras, Yomemeo, también vestido de guardia, iría a la sala de mandos para abrirles la puerta de la medio sala de los helicópteros. Entonces se dirigiría a donde los demás y se escaparía en algún helicóptero que pilotaría Yomemeo Mepartoymemondo, pues se había sacado la licencia. Llegó el momento de ponerlo a prueba. Leurgibildo y José perico estaban muy nerviosos, y se notaba. La verdad es que los demás también CEIP José María del Campo. Curso 15-16 15 estaban alterados pero no se lo hacían notar. La fase uno corrió de maravilla, todo fue perfecto... Hasta llegar a la fase dos, que... se desvió un poquito de la línea del plan. Los chavales, es decir Alechuchunka (vestido de guardia), José Perico y Leurgibildo (prisioneros), llegaron a la sala de los helicópteros. Sin embargo Yomemeo no le fue tan bien, consiguió abrir la puerta, pero... Ya en la sala, el trío, se metió en uno de los helicópteros. Esperando y esperando, vieron por fin a Yomemeo, que no llevaba casco. A la vez se acercó un hombre, bajito, con gafas, poco pelo y con cara de pocos amigos. Se plantó delante del helicóptero y preguntó: -¿L atrizacio dl vuo?¿l plot?¿Dsino y objo dl vuo? José Perico y Leurgibildo se miraron con cara de... ¿qué le pasa al hombre este en la boca?, sin embargo, Alechuchunka pareció entenderlo perfectamente. Y le dijo lo que significaba a los dos niños. -Ha discho que ande'stá l'autorización der güelo, ande'stá er piloto y cuá eh er deshtino y er o'jetivo der güelo. Después de decirle eso a los niños, dirigió la mirada al hombre y dijo: - L atrizacio dl vuo a tie l plot, l plot st vnid po i, vams a llevr a os prison a otr prsin ms segra (traducción: La autorización del vuelo la tiene el piloto, el piloto está viniendo por ahí, vamos a llevar a los prisioneros a otra prisión más segura). En ese mismo momento llegaba Yomemeo y el hombre le pidió la autorización. Yomemeo pensó un momento y... saltó precipitadamente al helicóptero, sin embargo el hombre lo agarró fuertemente del chaleco de guardia y lo tiró al suelo. Se quedó doliéndose mientras venían los guardias. En cuánto estos llegaron, Alechuchunka saltó del helicóptero lanzando un puñetazo en la cara de uno de los soldados y dejándolo sin conocimiento. Mientras, con la ayuda de Leurgibildo y de José Perico, Yomemeo se subió al helicóptero dejándolo preparado para despegar en cuanto llegara Alechuchunka. En esos precisos minutos el joven de piel negra luchaba valientemente contra los alemanes. En un momento de la pelea Alechuchunka vio que no podía más y recogió del suelo un bláster de uno de los guardias a los que había vencido. Empujó con el arma a todos los guardias que lo rodeaban y corrió a una cornisa cubriéndose el lado derecho. Desde allí empezó a disparar a los guardias. Consiguió derrotar a unos cuantos, pero uno de ellos 16 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 le acertó en el hombro izquierdo, el que tenía desprotegido. Mientras, Leurgibildo, rojo de rabia, bajó del avión, cogió una pistola y disparó por la espalda al guardia que había herido a su hermano. Quería matarlos a todos, pero sabía que no debía matar. Estaba furioso, pero a la vez agobiado por lo que le pudiera pasar a su hermano. Viendo que los demás esbirros iban a capturar a Alechuchunka, agarró otro bláster y salió corriendo hacia su hermano, disparando sin ton ni son a todos los guardias que encontraba. Llegó junto a su hermano y se arrancó un trozo de la camisa que utilizó como venda para la herida de Alechuchunka. Corrieron los dos hacia el helicóptero, pero dispararon a Alechuchunka en la pierna, concretamente en el gemelo. Leurgibildo se dio cuenta de lo ocurrido, entonces lo subió a su espalda y siguió corriendo. Seguidamente le dieron también a Leurgibildo en la pierna, más bien la bala le rozó. Sin embargo se cayó al suelo, con su hermano sobre él. Leurgibildo consiguió sacarse de encima a su inconsciente hermano. Yomemeo se llevó a Leurgibildo corriendo al helicóptero. Lo dejó allí, pero cuando se dio la vuelta los guardias estaban a cinco metros de ellos y no podía volver a por el chaval. Se sentó en el asiento de piloto y marcharon rumbo a Sidney. Ya en Sidney, preguntaron a muchas personas si sabían donde se encontraba el campamento, sin embargo nadie dijo nada de utilidad. La verdades que los únicos que trabajaban eran José Perico y Yomemeo, porque Leurgibildo se sentía deprimido por lo de su hermano. Primero sus padres y después Alechuchunka... no le quedaba nadie. José Perico al darse cuenta de su depresión, decidió acercarse a él y animarlo un poco. -Quillo, tu no te pongaj triste. To'sto no debe sé un problema pá ti. Turmano stá bien te l'aseguro mi arma. Mira cuando'cabe'esto te juro que no vamo loh doh a Sánlucar de Barramea y noh pegamo un lote de pescaito frito'ner Carlo. Que tu ya sabe como'stár pescaito frito allí. Y después un helao en er Toni ¿ale? Leurgibildo ya con mejor cara le respondió: -Ale, que noh ponemos pujo. Grasia quillo, eres tó un ange... Per'un ange con ropa. Al final, después de estar buscando horas y horas a alguien que les CEIP José María del Campo. Curso 15-16 17 pudiera ayudar, encontraron a un hombre, de mediana edad, poco pelo, talla media y por raro que pueda parecer, era un turista. Al grupo le extrañó un poco, pero, como les dio la información pues pasaron del tema. Sin embargo, a Leurgibildo, había una cosa que no le cuadraba. La cara del hombre le sonaba de haberlo visto antes, estuvo dándole vueltas todo el día y la noche. Debían ir a una selva en el centro de Australia, la selva Morrocotuda. Esa noche, la decidieron pasar en un hotel de por allí. Al día siguiente partirían, rumbo a la selva Morrocotuda. Cunado se despertaron fueron al banco, obviamente después de desayunar algo, y cambiaron buena parte de sus euros por dólares australianos (la moneda de Australia). Necesitaban el dinero para pagar el hotel y alquilar un coche. Aunque en coche (según google maps) se tardaría veinticinco horas, no querían llamar la atención. Después de largas horas de coche llegaron a la selva Morrocotuda. Cogieron un mapa y empezaron a buscar. Eshtrushka seguía con ellos. Tardaron eternos días en encontrar el campamento... pero lo encontraron. El campamento era más bien una casucha hecha con palos de la selva. Tenía una gran tabla que se extendía por la pared haciendo de mesa, no había puerta... era solamente un gran espacio que hacía las veces de entrada a la casa de medio circulo. Tenía dos habitaciones, aparte de la que ya he descrito, una el dormitorio y otra el baño (con váter y todo). Entraron todos pero a Leurgibildo había algo que le olía a chamusquina. Descubrió que no era chamusquina a lo que olía, ¡olía a rosas! Allí estaba Alechuchunka, vivía todavía, no se lo podía creer, pero, entonces pensó y su cara se nubló, cogió aire y gritó. -¡¡¡¡¡Eh una trampaaaaaaa!!!!! -el niño no perdía su acento sevillano ni cuando estaba en peligro. Entonces vio a unos veinte hombres que les apuntaban, con Alechuchunka prisionero. En ese momento Eshtrushka, sin pensarlo dos veces, se abalanzó sobre el hombre que los comandaba y le arreó un bocado, ahí, sí, en ese sitio. Entonces se dijo para sus adentros: -“¿Que hago para sacarlos de aquí? Ehmm,¡YA!” Metió la mano en su bolsillo y sacó una bomba, la enseñó y gritó: -¡Venga, iros fuera dejadnos, dadnos al chaval, o tiro la bomba! ¡No tengo nada que perder! ¿En cambio creo que vosotros sí? La receta. -Haced lo que dice -respondió el capitán de los alemanes. 18 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 Una vez se habían ido, Leurgibildo se puso a pensar: “¿Dónde estaría la receta?” Estuvo largas horas pensando, pero al fin recordó algo. Recordaba que su madre solía decirle: “Cuando tengas que esconder algo mételo en la caja de la cisterna del váter “. Era un poco guarro, no obstante en la situación... Se dirigió al váter a toda prisa, pero se dio cuenta de que no podía abrir la tapa así que fue a buscar un palo que hiciera de palanca. Al encontrarlo a los pies de un árbol lo cogió y se lo llevó. Hizo palanca con la vara y la abrió. Se puso a buscar sin encontrar nada. Cuándo ya se había rendido recordó: “Si no la puedes meter en la caja de la cisterna mételo en el colchón, dentro del colchón”. Seguidamente se dirigió al dormitorio, miró en todas las camas y la encontró. La sostuvo delante de su cara... ¡bien, se había acabado todo! Entonces alguien se la quitó de las manos, era Yomemeo. Leurgibildo le miró como diciendo: “¿pero qué?” Como respuesta a la mueca Yomemeo le dijo: -¿En serio creíste que me iba a unir a un niñato?¿En serio te lo creíste todo? Lo siento chaval, ellos pagan, ¿sabes? En ese momento se escuchó el golpe de un palo en la cabeza de Yomemeo, este se cayó y se dio de bruces con el suelo. Detrás se vio la figura de Alechuchunka que con una sonrisa le dijo: -No te puedes fiar de nadie. Entonces los dos se abrazaron. Que bonito el amor, no obstante esto no se había acabado, los alemanes se encontraban otra vez delante de la puerta. -Analizamos una foto de tu “bomba”, de esta no te escapas -dijo el capitán. José Perico se acercó a los hermanos y dijo. -¿Vemos quién se carga más? Los dos hermanos asintieron. Los tres se abalanzaron contra los soldados. A José Perico se le abalanzaron cuatro. Al primero le regaló un puño cerrado en la mandíbula, al siguiente una patada lateral desde la derecha en las costillas, otro corrió hacía Él con el hombro para tirarlo, José Perico se apartó dejándole espacio y diciendo. -Las damas primero. El siguiente se le puso enfrente con pose de boxeador y José Perico le dio amablemente un patada en sus partes nobles, puso cara de triste y dijo. -¿Ya no hay más? CEIP José María del Campo. Curso 15-16 19 Entonces uno cargó contra él y esta vez no le dejó pasar sino que se agachó, lo cogió rápidamente por las piernas y lo lanzó hacia atrás. -Qué aburridos sois ¡Llevo cinco! -gritó. Ahora vayamos con Leurgibildo. Al primero le dijo: -¿Fuerte o flojito? Lo digo por zi tuh tehtículos jon blando. -¿Por si mis... En ese momento ya tenía la espinilla de Leurgibildo en la entrepierna. El posterior tuvo más suerte. -¿Que es esa mancha? -preguntó Leurgibildo. El soldado se miró el chaleco, pero no le dio tiempo de responder, porque Leurgibildo ya le había dado un gancho de derecha en la mejilla. El siguiente cargó contra él. El joven no tuvo problema, zancadilla y... -Vuela pajarito ¡Cuidao con la paré!... Que pena. Delante de él se plantó el capitán y dijo: -¡Soy un dios comparado contigo! No puedes hacer nada. Fue hacia él... y se resbaló con agua que había en el suelo. Se dio de bruces. Leurgibildo se agachó, le levantó la cara por la barbilla y respondió. -Dioses a mi. Los demás soldados salieron corriendo. Entonces Leurgibildo, sin perder un segundo, se dirigió a la mesa cogió un mechero y quemó la receta. Silvio Barco Mariño 20 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 RAÚL Y EL VIDEOJUEGO Raúl era un joven chico de veintiún años, con el pelo castaño, los ojos marrones, la piel oscura y delgado. Miembro de una familia rica que se lo pagaba todo ya que no tenía trabajo, y vivía solo. Volvía desde Suecia en avión a su casa que estaba en Madrid. Había estado en una conferencia de su juego favorito: Minecraft. Bajó del avión, cogió un taxi y, muy contento de haber llegado a su casa, empezó a hacer lo que más le gustaba: jugar con su ordenador a su juego favorito, ¡Minecraft! Al cabo de una hora, la pantalla del ordenador empezó a brillar mucho y al rato empezó a absorber a Raúl. Estaba muy nervioso y asustado. Ya tenía medio cuerpo metido cuando se agarró a su escritorio. Gritó pidiendo socorro pero nadie le oía. Se le resbalaron las manos del escritorio y se adentro en su ordenador sin darse cuenta de que estaba en un mundo cuadrado. Sorprendido, miró a su alrededor y vio que estaba en un prado. Veía ovejas, caballos, cerdos y vacas. Para él era impresionante lo que estaba viendo, no tenía ni idea de qué había pasado. -Bueno -dijo Raúl, y se puso a hacer lo que hacía todos los días, a jugar. Lo primero que debía hacer era talar madera para conseguirpalos y tablones por si atacaban su casa, ya que en el juego también había noche y monstruos CEIP José María del Campo. Curso 15-16 21 que le podían hacer daño. Terminó de talar madera y se puso a hacerse su casa. Cuando terminó se dio cuenta de que tenía mucha hambre. Con la madera que le sobró se hizo una mesa de crafteo, que sirve para fabricarse herramientas, materiales… Con unos palos consiguió su espada de madera. A lo lejos vio dos vacas y tres cerdos, y corrió hacía ellos con la espada en la mano. Con un hambre terrible mató a todos los animales y luego pensó que no se la iba a comer cruda. Tenía que ir a una mina a por piedra. Vio una desde lejos pero no tenía pico. Sacó su mesa de crafteo y se hizo un pico de madera. Se puso a picar y consiguió la suficiente piedra para hacerse su horno. La madera que tenía le podía servir de combustible para cocinar la comida. Ya había llegado a su casa de madera y se estaba comiendo su chuleta de cerdo. Cuando acabo era de noche y Raúl escuchó un ruido y luego varios golpes en su puerta. Se asomó y vio a un zombie. Muy asustado y nervioso abrió la puerta y con su espada de madera le dio en la cabeza y lo tumbó. Sorprendido entró de nuevo en la casa, cerró la puerta rápidamente y se puso a vigilar por si venía algún monstruo. A lo lejos vio un esqueleto, dos arañas y tres zombies más. Asustado se tumbó en el suelo de la casa y al cabo de unos minutos se durmió. Al siguiente día volvió a la mina a por hierro y más piedra para hacerse una armadura y una espada mejor, es decir, una espada de hierro. Terminó de coger los materiales y de camino a casa se encontró con un monstruo de tres bloques de altura. Se dio cuenta de que era un... ¡Enderman!, y si a un Enderman le miras a los ojos fijamente aunque sea un segundo, empieza a atacarte, recordó Raúl. Sacó su espada y se preparó para luchar. Sin querer, le miró a los ojos, Raúl empezó a correr hacia su pequeña casa y cuando creía que ya lo había perdido de vista, de repente... apareció en su cara. -¡Ah! -grito desesperado. El Enderman levantó sus brazos y fue a darle un golpetazo en la cabeza, pero una flecha que vino de la izquierda le atravesó la cabeza. El Enderman cayó al suelo y no movió ni un músculo más. Raúl sorprendido miro a la izquierda asombrado y vio a un Aldeano con un arco y una sonrisa de oreja a oreja. Fue corriendo hacia él casi llorando de alegría y le dijo: -¡Me has salvado la vida! -dándole un abrazo. 22 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 -De nada chico. -Como recompensa te daré minerales de hierro. -No, no me hace falta yo ya tengo todo lo que necesito en mi aldea. Oye, por cierto ¿Dónde te cobijas? -Me he creado una pequeña choza para resguardarme de los monstruos y todo eso… -¿Por qué no te vienes a mi aldea?, ahí hay sitio de sobra para ti y estarás más seguro. Aquí casi te aplasta la cabeza un Enderman. -La verdad es que tienes toda la razón, recogeré mis cosas y me iré contigo. Espérame aquí, terminaré antes de que sea de noche -dijo Raúl muy amigable. -Te espero -dijo Aldeano. Y Raúl corrió hacia su pequeña choza sin pensárselo dos veces. Llegó y cogió su mesa de crafteo, su horno, sus herramientas... Al volver con las cosas Raúl se encontró con una vaca, sacó su espada y se la atravesó por la barriga. Así consiguió cuero que le podía servir a algún vecino de la aldea. Al volver, Aldeano miró a Raúl asombrado: -Vaya, que rápido has llegado… -Ya tengo todo. -Perfecto, mi aldea no esta lejos de aquí, llegaremos antes de que sea de noche. -¿Sabes? Me alegre un montón cuando mataste al Enderman, pensaba que iba a morir, te debo una. -Hablando de favores, ¿sabes cual es el dragón del Fin? -Si, el jefe final de este absurdo juego de cubos. -¿Juego? ¿Qué juego? ¿De qué estás hablando? -De nada, continúa -dijo Raúl sorprendido. -Me gustaría ir a matarlo, solo necesitaría compañía, repito, compañía, la armadura de hierro y espadas del material mas preciado de este juego: ¡diamante! -¿Quieres decir que yo vaya contigo? ¡Me encantaría ir contigo! Y tú ya sabes que tengo minerales de hierro, solo haría falta cocinarlos y de lo del diamante podríamos ir a una mina, me conozco una aquí cerca. -Perfecto -dio Aldeano. Llegaron a la aldea y Aldeano le presentó a su familia. Raúl se quedó CEIP José María del Campo. Curso 15-16 23 embobado mirando la grande y hermosa casa de madera de roble. -¡Vamos, pasa! -Si, voy. ¡Que grande es! -Raúl, este es mi hermano pequeño, Jimmy. -Hola Raúl -dijo con una voz muy aguda. -Hola, ¿qué tal estas Jimmy? -Muy bien -dijo otra vez con esa voz tan aguda. -Y está es mi madre, María. -Encantado Raúl. -Encantado María. -Y este es mi padre Víctor, un poco ya mayor jeje -le dijo a Raúl susurrándoselo al oído. -¡Eh!, que te he oído. Bueno encantado Raúl. ¡Qué fuerte estás! -dijo con una voz ronca. -Igualmente Víctor, je je... -Bueno te enseñaré el cuarto en el que dormirás. Mira. Entraron en un cuarto limpio y solitario con sus alfombras y estanterías. A Raúl le encantó y le dio muchas gracias a Aldeano. La noche cayó y todos se fueron a dormir. Al día siguiente Aldeano despertó a Raúl y le dijo: -Venga ya, es de día, vamos a fundir los minerales de hierro, hay una herrería aquí cerca. -Voy -dijo medio dormido. Al llegar a la herrería el hombre estaba fundiendo oro y Raúl se quedó embobado, por lo que Aldeano le tuvo que repetir dos veces su nombre. -¡Ey! ¿Cómo estás Gabriel? -Muy bien. -Te presento a Raúl. -Hola Gabriel. -Hola Raúl, encantado. -Gabriel, venimos a fundir unos cuantos minerales de hierro, te los dejo aquí, ya vendremos. -Vale Aldeano. -Raúl, mientras tanto vamos a la mina esa que te conocías para conseguir diamante. Espérame voy a por el pico de hierro que si no, no 24 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 podemos minarlos. -Vale, te espero. Al volver Aldeano vio a Raúl con la armadura de hierro puesta. -¿Qué pasa, te crees que iba a bajar a esa mina sin protección? -No, claro que no. -Pues venga, Gabriel ya ha terminado de fundirlo y yo las he crafteado. Toma la tuya Aldeano. -Vale me la pondré. Y Raúl y Aldeano caminaron hasta llegar a la mina. Nada más llegar ya vieron minerales de carbón. -Tenemos muchos picos de repuesto y palos para las antorchas. -Si, voy a craftear algunas para iluminar el camino oscuro y siniestro -dijo Raúl mirándole a los ojos. Los dos entraron sin pensárselo dos veces pero con un poco de miedo. Raúl iluminaba cada paso y Aldeano minaba los minerales. Al pasar una hora ya estaban a muchos bloques bajo el suelo y Raúl dijo: -¡Aldeano, trae el pico, ya tenemos lo que queríamos! -¡Bien! Y Aldeano con una cara de felicidad extrema picaba los diamantes. Al terminar de picar los diamantes, vieron que tenían lo justo para las espadas y los dos se fueron de la mina corriendo y saltando de alegría. Al llegar a la aldea lo primero que hicieron fue craftearse las espadas de diamante, pero Raúl se dio cuenta de una cosa. -¡¿Dónde vamos a encontrar el portal del Fin?! -Tranquilo amigo mío, sígueme -le dijo a Raúl con una sonrisa un poco tenebrosa. Aldeano llevó a Raúl a su casa de nuevo. Entraron en la habitación donde había dormido Raúl y Aldeano le dijo: -Ayúdame a echar la cama a un lado. -Voy. Al mover la cama Raúl vio una trampilla y Aldeano la abrió. -¿Qué hay ahí? -preguntó Raúl. -Ya verás, tu sígueme. Al entrar Raúl no podía creer lo que estaba viendo y tartamudeando dijo: CEIP José María del Campo. Curso 15-16 25 -ES-es- el-el portal de la di-dimensión del-del F-fff-f-Fin. -Si llevo años queriendo matarlo, el portal lo tenía, la armadura también, solo necesitaba compañía. -O-ósea que podemos ir ya a matarlo. -Si, mañana iremos y lo mataremos -dijo Aldeano. -Pues vale, yo también tengo ganas. -De todas maneras ya es de noche y yo tengo sueño subiremos y pondremos tu cama donde estaba. Al subir a la casa llamaban a la puerta. Aldeano la abrió y era un ¡Zombie!. Le clavóla espada de diamante por el pechó y dijo amenazador: -Pues vaya, si que hace daño esta espada. -¡Pero cierra la puerta! -le dijo Raúl con cara de loco a Aldeano. -Si si, voy. -Además Jimmy ya está dormido -dijo la madre de Aldeano, interviniendo en la conversación. -Perdón -respondieron los dos a la vez. -Venga id a la cama, que ya es muy tarde dijo María. -Buenas noches -dijo Raúl. -¿No iras a dormir con la armadura puesta? -Uy no me había dado cuenta, ahora me la quito, hasta mañana. -Hasta mañana. “Uy, yo también me la tengo que quitar jaja…” Y los dos se fueron a dormir. A la mañana siguiente Aldeano volvió a despertar a Raúl que otra vez con sueño le hizo caso. -¡Raúl, hoy es el gran día, vamos a matar al dragón! -dijo muy entusiasmado. -¡Siiii! -contestó desganado. -¡Pues venga tengo todo preparado! Aldeano se había levantado temprano y había preparado todo para irse a la dimensión del Fin. Había preparado la comida, las espadas, la armadura y se había despedido de muchas personas de la aldea porque nadie sabía si iba a volver vivo. Raúl se levantó, desayunó una manzana y una chuleta de cerdo cocinada. Se puso la armadura, cogió su espada de diamante y esperó a Aldeano que estaba impresionado por lo rápido que había desayunado. Al terminar Aldeano, con la comida en la boca, le dijo: -¡Venga, ayúdame a mover tu cama! 26 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 -¡Si! Movieron la cama y entraron por la trampilla, bajando primero Aldeano. Raúl miró a los ojos a Aldeano y no tuvo mejor cosa que decirle que: -Oye, que-que si-si no qui-quieres tampoco va-vamos ¿eh? -Será broma ¿no? -Sí-sí. Raúl miró a Aldeano otra vez, cerró los ojos y se metió en el portal diciendo: -¡Te espero ahí! -Pero espérame ¡hombre! Aldeano fue detrás de él. Al llegar, el cielo era morado, había miles de Endermans y allí estaba, el dragón de la dimensión del Fin. -Más grande en persona ¿eh? -dijo asustado Raúl. -Si, ¿verdad? Ten cuidado de mirar a algún Enderman. -Ya… lo tendré en cuenta. -Empecemos disparándoles flechas, toma un arco y flechas. -¿De dónde has sacado las flechas y el arco para mí? -Como te dije ayer, llevo años queriendo matar a este dragón y solo me hacía falta compañía, entonces estuve trabajando y consiguiendo todos los materiales para el compañero que viniese conmigo, es decir, tú. -Aaaah -dijo sorprendido Raúl. -Pues venga, dispárale. Tardaron una hora en que parase de volar y bajara un poco mas la altura para poder matarlo con las espadas de diamante. -¡Dale ahora Raúl! -gritaba fuertemente. -¡Si! Y le dio con la espada en la barriga, cosa que no lo mató del todo e hizo que volará más alto. -¡Le queda muy poca vida! -le grito Raúl a Aldeano. Aldeano le disparó una flecha al dragón que le penetró entre las cejas (o algo parecido a las cejas) y cayó derrotado al suelo. Raúl y Aldeano se abrazaron gritando de alegría. -¡Viva, lo hemos logrado! -gritaron a la vez. El dragón desapareció del suelo y en su lugar apareció el portal para volver a casa y encima del portal había un huevo de dragón. Aldeano lo miró CEIP José María del Campo. Curso 15-16 27 fijamente y dijo: -Si, es un huevo de dragón, es el trofeo por haberlo matado. Sirve como decoración y todo eso… -A mi no me importa que te lo lleves tú. Todo te lo debo a ti por haberme ayudado cuando lo necesitaba... -djjo Raúl muy generoso. -¿De verdad? Muchas gracias Raúl. -No hay de qué -le dijo sonriendo. -Lo pondré en la estantería de mi casa, para recordar siempre este momento -dijo ilusionado Aldeano. Raúl y Aldeano decidieron volver a casa así que se metieron en el portal y aparecieron en el desván de Aldeano. Raúl y Aldeano volvieron a subir por las escaleras de mano, mugrientas y llenas de polvo. Caminaron hacia el salón. Una vez subidas las escaleras se encontraron con María, la madre de Aldeano, que preocupada y asustada les preguntó: -¿¡Dónde habéis estado!? Casi me da un infarto. -Hemos mata… -intentó decir Raúl, que recibió un pisotón de Aldeano. Se dio cuenta de lo que pasaba: María mataría a Aldeano por haber ido al Fin. -He-hemos ido a dar un pa-paseo por el bosque -dijo nervioso Aldeano. -Ah… Me teníais preocupada. ¿Por qué habéis aparecido por detrás? -He-hemos entrado por la pu-puerta trasera. Venga vamos fuera Raúl. -Insistía Aldeano. -¿Otra vez? -Si, vamos. Raúl y Aldeano salieron de la casa y Raúl tenía que volver y pensó que la única manera de volver sería muriendo en el juego. -Aldeano, yo ya he cumplido el favor que querías y… -Ya, lo sé, entiendo que tienes que volver con tu familia… Raúl pensó que lo que había dicho Aldeano sería una buena excusa para irse al mundo real de nuevo. -Sí, tengo que volver con mis padres, mis hermanos…¡mi familia! -Pues ha sido un placer conocerte y gracias por haberme acompañado a matar al dragón. -Gracias a ti por haberme salvado la vida. 28 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 Raúl, sin más, le estrechó la mano a Aldeano y se fue caminando por el bosque. No recogió nada de sus cosas ya que iba a morir y prefería dejárselas a Aldeano. Subió la montaña mas alta de su alrededor y una vez arriba se impulsó de un saltó y cayó al vacío, muerto. Raúl apareció en la silla de su escritorio y harto del juego, cogió su ordenador,salió a la calle y lo tiró a la basura. Bentrika García-Contreras, Elías CEIP José María del Campo. Curso 15-16 29 LAS AVENTURAS DE GREEN ARROW Y ESPADACHÍN Green Arrow y Espadachín. Bertex vivía muy feliz en una aldea con sus padres y su hermana, hasta que un día les atacaron los Grotos. Su familia murió pero Bertex logró escapar. Durante más de un año vivió en un bosque, solo con la compañía de los animales a los que contaba sus planes para atacar y vencer algún día a los Grotos. Estos eran los habitantes del castillo Atrakeban, seres malvados que atacaban a todas las personas como una diversión, olían muy mal y atacaban solo por la noche. Una mañana Bertex estaba bañándose en el río y vio flotando a otro niño. Lo sacó del agua, junto a una espada que traía enganchada a la espalda, y le golpeó la barriga. El niño despertó y le contó su historia. Se llamaba Gidex y su pueblo entero había sido destrozado por los Grotos. Solamente había podido salvar la espada de su padre. Entonces Bertex y Gidex hicieron un juramento de sangre y prometieron vengar a todas las personas del mundo acabando con los Grotos para siempre. Bertex fabricó un arco y flechas, y empezó a entrenar cada mañana, 30 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 convirtiéndose en un gran arquero. Gidex practicó cada día con la espada de su padre, hasta llegar a ser un gran espadachín. Varios meses después, emprendieron la marcha hacia Terfist, una aldea cercana, para reclutar a todos los aldeanos que quisieran ayudarles. Solo unos cuantos se atrevieron. Bertex y Gidex les enseñaron a utilizar el arco y las flechas a algunos, y la espada a otros. Entre todos fabricaron nuevas armas. Llegó el día de la batalla y se dirigieron al castillo Atrakeban. Esta era la táctica: primero atacarían diez arqueros por un lado, luego diez espadachines por el otro, y para finalizar, cinco arqueros, cinco espadachines y los dos capitanes, Bertex (que ya era un gran arquero) y Gidex (que ya era un gran espadachín) por el centro. Con todo preparado y organizado, frente al castillo, nuestros héroes, que ya les llamaban Green Arrow y Espadachín deseaban buena suerte a todos los que iban con ellos a luchar por la justicia. La hora de la batalla Y allí hicieron la batalla. Los diez arqueros distrajeron a los Grotos para que los espadachines atacasen, y después por la puerta central les atacaron los otros cinco arqueros, los otros cinco espadachines y los dos capitanes. La batalla duró unos cuantos días. Al final salieron ganando. Green Arrow y Espadachín decidieron dejarles el castillo a los valientes hombres que les habían ayudado. El Fantasma Negro Un día empezarona perderse animales. Cada noche a las doce, alguien robaba un tipo de animal. Solo faltaba por robar un caballo para que el ladrón tuviese todos los tipos de animales de la aldea de Terfist. Y como solo había caballos en un sitio, pusieron cinco trampas. La primera era que el ladrón se cayera en un agujero, la segunda era que pasara por encima de una red y la red lo atrapase, la tercera era que al pasar por un sitio se le cayera una bola encima, en la cuarta le lanzarían flechas y en la quinta se le cerrarían las paredes con un botón del suelo. El ladrón pisó la primera trampa, en la que se cayó por un agujero. Cuándo se cayó, el que se hacía llamar Fantasma Negro empezó a gritar. Green Arrow bajó, le quitó la máscara y vio CEIP José María del Campo. Curso 15-16 31 que era un hombre pobre de la aldea. -¿Por qué robas animales? -le preguntó Green Arrow. -Porque mi familia es pobre. -Haberlo dicho antes y te habríamos dado comida. Entonces el Fantasma Negro se arrepintió y le dieron comida para su familia. Los esqueletos Diez días después, unos esqueletos empezaron a atacar la aldea. Green Arrow y Espadachín lucharon contra los esqueletos rompiéndolos en pedazos, pero cada vez que rompían uno, se volvía a componer. Parecía imposible destruirlos. Estuvieron luchando toda la noche. Green Arrow estaba cansadísimo, no tenía fuerzas ni para hablar. Espadachín casi no podía ya sujetar la espada de lo que le dolía el brazo. Cuando parecía que los esqueletos iban a matarlos a ellos y a los aldeanos, salió el sol y los esqueletos empezaron a derretirse. Algunos esqueletos se escondieron en una cueva. Espadachín fue a por una linterna, y junto a Green Arrow entró en la cueva. Estaba muy oscura, se sentía la humedad y sonaban gotas de agua cayendo en el suelo. Alguien golpeó por detrás a Green Arrow, que se cayó al suelo mareado. Espadachín se dio la vuelta rápidamente y lo iluminó con la linterna, derritiendo al esqueleto que lo había atacado, y de paso iluminó a todos los esqueletos que encontraban y los fueron derritiendo también. Casi habían acabado con todos los esqueletos, pero aparecieron muchos más. Green Arrow y Espadachín no podían comprender nada. Fueron corriendo por dentro de la cueva. De repente descubrieron una máquina de la que salían más esqueletos. Agobiadísimos, siguieron iluminando esqueletos para derretirlos, pero cuando vieron que era imposible acabar con tantos a la vez, salieron corriendo. Lograron salir de la cueva y al ser de día, ningún esqueleto se atrevía a salir. Fueron a la aldea a buscar explosivos con los que destruir la cueva. Aunque los aldeanos se quedaron sin cueva, al menos nunca más vino ningún esqueleto a matarlos. 32 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 La última batalla Un día Green Arrow y Espadachín vieron a una persona que iba tapada con una chaqueta negra. Su forma de andar le parecía como la de los Grotos. Decidieron seguirla y la vieron entrar en una casa que estaba en el campo, fuera de la aldea. Los héroes se asomaron por una ventana. Sintieron que sus corazones latían muy deprisa porque estaban muertos de miedo al ver que en la casa había diez Grotos y veinte esqueletos. Green Arrow y Espadachín decidieron avisar a los aldeanos, que les habían ayudado con los Grotos hacía tiempo y estos les dijeron que volverían a luchar, con ellos. Green Arrow y Espadachín entraron en la casa y terminaron con los Grotos mientras los aldeanos iluminaban a los esqueletos con sus linternas y así se derritieron. Green Arrow y Espadachín volvieron a la aldea de Terfist junto con los valientes aldeanos que se habían atrevido a luchar junto a ellos. Hicieron una gran fiesta en la plaza central y desde ese día vivieron todos muy felices porque nunca ningún malvado volvería a atacar Terfist... o sí. Berjillo Santana, Nefer CEIP José María del Campo. Curso 15-16 33 LOS CREYENTES EN LOS DIOSES EGIPCIOS En la ciudad de Teiknos, la última noche de cada mes, temblaba el suelo de las casas que estaban cerca de la academia de música. Todos decían que eso sucedía cuando los dioses egipcios se enfadaban. Y todos los niños lo creían..., menos los gemelos Juan y Pepe, que estaban dispuestos a descubrir lo que pasaba en realidad. Una noche, los gemelos prepararon una mochila con linterna, cuerda, agua, pañuelos de papel y la navajita que su padre había comprado en el mercado, en el kiosco de Manolo: un hombre que tenía media cara quemada. Al marcar las doce de la noche en el reloj del salón, los gemelos salieron de casa sin que sus padres los vieran. Caminaron por la calle hacia la academia de música. De repente, se oyeron unos gritos junto al arbusto de la esquina. Juan y Pepe aguantaron la respiración para que nadie los descubriese. El arbusto se agitó bruscamente y de él salieron dos gatos corriendo, cada uno para un lado de la calle. Los gemelos se miraron y sonrieron, respirando con tranquilidad después del susto, sin saber que lo que les esperaba en la academia de música sería algo mucho más terrorífico. Llegaron a ella por la parte trasera justo cuando una camioneta se detenía en el lateral derecho de la academia. 34 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 Los gemelos se agacharon y vieron salir de la camioneta a un hombre con algo en los brazos, como si llevase un cuerpo humano muerto envuelto en una tela. La pared se abrió como una puerta. El hombre entró y bajó las escaleras que tenía delante. Antes de que la pared se cerrase, los gemelos lograron entrar. Siguieron al hombre sin que este los viera. Al terminar de bajar las escaleras, el hombre soltó en el suelo lo que llevaba envuelto y pulsó un código en un panel que había al lado de una puerta que se abrió. El hombre cogió su carga y entró. La puerta se cerró de golpe, dejando un extraño olor a producto químico. Los gemelos no pudieron ver qué código había que pulsar. El panel tenía los números del 0 al 9 y unas figuras geométricas: un círculo, un triángulo y una cruz. De pronto, Juan recordó un cuadro que estaba colgado en casa de su abuelo, con dibujos de tres dioses egipcios. Cada dios tenía un número en la mano derecha y una figura geométrica en la mano izquierda. Así que probaron con el supuesto código del cuadro de su abuelo: 8 triángulo, 9 círculo, 5 cruz. La puerta se abrió y los gemelos entraron casi sin respirar y con las piernas temblando. Anduvieron un poco y se escondieron dentro de una estatua por la que se podía subir. Tramaron un plan. Pepe se fue a otra estatua y esperó. Cuando los creyentes iban a quemar a una niña Juan, con su cuerda, hizo como que iba a salvarla solo para llamar la atención de los creyentes, que empezaron a correr detrás de él. Mientras tanto Pepe, salvó a la niña y le dijo indicó el camino de salida para que ella se escapase. A Juan le pillaron y descubrieron que la niña ya no estaba. Decidieron quemar a a Juan, pero Pepe fue matando con su cuchilla y escondiendo a los creyentes, y consiguió salvar a su hermano Juan. ......Cuando ya solo quedaba el rey le quitaron su máscara. Era su abuelo y con toda la pena del mundo lo mataron, para que nadie volviese a quemar a ninguna niña. Nunca más hubo terremotos. Jamás se lo contaron a nadie, ese sería el secreto de Juan y Pepe. Berjillo Santana, Nilo CEIP José María del Campo. Curso 15-16 35 EXPEDICIÓN A LA LUNA El primer día de instituto llegaron de las vacaciones un grupo de cinco amigos: Tom, Alberto, Pablo, Javier y Pepe. Pepe era moreno, de pelo castaño, con un carácter muy delicado. Era sudamericano. Javier era de piel clara y pelo rubio, de carácter serio. Era del País Vasco. Tom era de piel clara aunque un poco más oscura que Javier y de carácter sensible, pero con un buen corazón. Era sevillano. Pablo era de piel negra y carácter contento, amable…, norteafricano. Alberto era de piel morena, de robusto y amable carácter.Era de Cádiz. Los cinco amigos llegaron al instituto y se les veía contentos, ya que era su último año allí. Al entrar se reunieron: -Hola... que tal chicos -dijo Tom con una sonrisa de oreja a oreja. -¡Bien! -dijo Pablo también con mucho entusiasmo. Todos siguieron hablando de sus vacaciones. Ese día notaron, cuatro de los cinco amigos, que uno de ellos había vuelto de las vacaciones raro, como malhumorado, sin ánimo, apático, además ya no era el mismo, no atendía en clase, le contestaba mal a todo el mundo, no salía con ellos, etc. Todos preguntaron: -¿Te encuentras bien, te notamos un poco raro? 36 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 -Perfectamente, mejor que nunca -dijo irónicamente-. ¡Dejadme en paz! Más tarde los amigos se alejaron y se reunieron. Pensaron que tenían que intentar algo para que no estuviera tan apático. Intentaron acordarse de lo que más le gustaba, pero no supieron lo que era. Decidieron ir a preguntarle a su familia, a la salida del instituto, pero ese día no pudieron, ni al siguiente, ni al cabo de un mes... pero llegó un día y: -Si queremos recuperar a nuestro amigo tenemos que sacar un hueco e ir -dijo uno de ellos. Entonces los cuatro fueron a la casa de su amigo a preguntarle a su madre. Y, vaya la sorpresa que se llevaron, y es que el padre se había ido de casa y les comentó la madre que no salía de su cuarto. También les comentó que no había nada que le pusiera contento y que lo habían intentado todo. Los amigos se desanimaron porque sabían que iban a perder a un buen amigo e hicieron todo porque Pepe volviera a ser el mismo. Entonces Pepe dijo: -Dejadme, ya no me volváis a dirigir la palabra. Y sin más explicaciones se fue de la ciudad a un pueblo, con su padre. El rencor le había comido por dentro, nada ni nadie le hacia reír, ni llorar. El niño se volvió malo y con el paso del tiempo, se hacía más grande y más malo. Cada vez que veía a alguien que no fuera él en el espejo, o a su padre, se ponía de mal humor y le echaba una mirada que echaba fuego. No tenía amigos, ni tenia familia, ni creía en la Navidad, ni tenia religión, nada,… era el niño piedra. Más tarde los amigos los amigos se pusieron a hablar: -No creo que sea buena idea seguir intentándolo -dijo Tom. -Es verdad, que le den morcilla…-le contesto Alberto con un gesto de desgana y los demás asintieron con la cabeza. Cada año que iba pasando, añoraban más a su amigo pero cada uno siguió estudiando y el grupo de cuatro se dividió en dos de dos. Dos niños estudiaron la carrera de Astronauta y otros dos estudiaron para ser científicos de la NASA. Los primeros años intentaron por todos los medios buscar y contactar con él, pero fue en vano y luego, más tarde, pasado el tiempo pararon de buscar y el grupo se separó durante un tiempo. Después se unieron de nuevo, montaron una empresa y descubrieron un material nuclear que había en la Luna. Querían mantenerlo en secreto pero fue imposible. CEIP José María del Campo. Curso 15-16 37 Al día siguiente se había enterado la prensa y dio la casualidad que su amigo (si se podía decir amigo después de lo que había pasado) también había comprado la prensa ese día. Entonces el grupo decidió hablar, tuvieron una larga conversación: -No podemos dejar que se enteren de que material es ni cuando iniciaremos la expedición para ir a por él y poder analizarlo -dijo uno de ellos y los demás asintieron con la cabeza. Cuando lo decidieron, siguieron su investigación mientras su amigo, alias el niño piedra, que había estudiado ingeniería y la carrera de astronauta, se dedicó a construir un cohete para que le llevara a la luna y poder hacerse rico con el material. El grupo ya no se fiaba y contrataron a un investigador que descubrió lo del niño piedra. Entonces decidieron construir otro cohete y como eran una empresa y tenían dinero, pudieron contratar a varios ingenieros, pero no le cogieron mucha ventaja, solo le alcanzaron y los dos cohetes salieron el mismo día. La diferencia era que el del niño piedra estaba hecho para matar. Pasaron horas, y no se veían. Al cabo de un rato se relajaron. -Pero qué es eso -gritó Tom con voz de sorpresa. Todos se alertaron. A lo lejos se veía una tenebrosa nave... era la de Pepe. Todos se pusieron muy tensos y además Alberto divisó a lo lejos una lluvia de meteoritos. Las naves se acercaron. Pepe también se dio cuenta de la otra nave y lanzó varios misiles. Tom cogió los mandos y esquivó bien los cohetes y los meteoritos, mientras que a Pepe le alcanzó uno. Hubo una épica batalla en el espacio entre los cuatro de la empresa y Pepe, el niño piedra, el que se creía que podía ganar y hacerse rico, puesto que él además era demasiado digno. Una de esas personas que nunca decían algunas palabras como: perdón, gracias por favor… Entonces empezó la pelea, la típica pelea que en cuestión de segundos… ¡podía acabar en desastre…! Estuvieron deambulando en medio del espacio. La nave de Pepe estaba mucho más hecha para matar. Tenía misiles, láseres pero quedó rasguñada. Se debatieron varias veces entre la vida y la muerte…, entonces…, el karma hizo de las suyas… un meteorito, grande como un elefante, duro como el metal…, alcanzó a la nave de Pepe que quedó destrozada. Pepe yacía en su lecho de muerte. Todos se quedaron en silencio… (varios segundos). Después de un rato 38 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 Tom rompió el hielo: -Vayamos hacía la Luna, lo remolcaremos desde allí. Todos, con lágrimas como una casa en la cara, afirmaron. Pero no hizo falta nada, con la propulsión del meteorito llegó la nave a la Luna. Las lágrimas seguían sin secarse, mientras recogían un poco de material para su investigación. Lo hacían con mucho cuidado, aunque Pablo se hizo un rasguño tocando la nave. Dio la casualidad de que le salpicó una gota justo en el pequeño rasguño y se curó, entonces Javier dijo: -¡Eso es!, este material no solo sirve de combustible, también es curativo. No lo creían y tuvo que enseñarles la herida. Todos pensaron que estaba loco pero… Miraron hacia él y todos a la vez gritaron: -¡Es verdad! De pronto Tom se dio cuenta de que faltaba Pepe. Todos corrieron hacia él, le echaron el material por encima y… lo recuperaron. Desde ese día, trabajó con ellos, y fue el niño más humilde de la Vía Láctea. Buzón Morilla, Gonzalo CEIP José María del Campo. Curso 15-16 39 EL VIAJE DE RUFO Hace tiempo, un niño llamado Juan, de doce años, simpático y alegre, jugaba con su perro Rufo en su jardín. Jugaban con el juguete preferido de Rufo: su pelota de colores. Esa pelota se la regaló Juan a Rufo cuando nació, por eso Rufo le tenía mucho cariño. En cambio el preferido de Juan no era un juguete, era un reloj de oro que le regaló su padre José. Rufo era un perro de raza labrador, de color negro intenso y siempre obedecía las órdenes de Juan. Cuando había pasado un rato jugando, su padre lo llamó para cenar. Después de cenar llegó su madre María del trabajo. Ella trabajaba en una empresa de pañuelos de seda. Era supercreativa y todos los pañuelos eran como cuadros de un museo. Cuando su madre entró en casa, tenía mala cara porque les iba a dar una triste noticia: -Me he quedado sin trabajo, han cerrado la fábrica, les iba muy mal. -Pero, ¿cómo puede ser eso? -dijo José exhausto. -Mamá lo siento -dijo su hijo. -No pasa nada Juan, ya encontraré algo -dijo su madre con gran dulzura al niño. Llegó la hora de dormir y Juan se acostó con Rufo en su regazo. Él no se podía dormir, sus padres discutían y discutían abajo, en la cocina. La 40 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 familia no podía con tanta incertidumbre. A la mañana siguiente, los padres de Juan tenían que hablar con su hijo. Juan se asustó ya que no tenía ni idea de lo que le dirían. Después de desayunar, llegó el momento de hablar con él: -Hijo, la mala noticia es que hay que dara Rufo a otra familia -dijo María. -No tenemos dinero para mantener la casa. El perro es mucha carga -dijo su padre calmándolo. -¡No! -dijo Juan-, Rufo es mi amigo y nunca me separaré de él. Juan se fue al colegio entristecido, pensando en lo que debería hacer. Al llegar, se encontró con su amiga Ana y le explicó lo sucedido: -Hola Ana. -Hola. ¿Qué te pasa?, tienes mala cara. -Pues nada, mi madre se ha quedado sin trabajo y me han dicho que tengo que donar a Rufo a una familia ya que cuesta mucho dinero mantenerlo. -Claro, por eso vienes con esa cara triste. ¿No? -Sí, por eso. -Bueno seguro que puedes hacer algo -dijo su amiga sonriendo. Era la tarde del viernes y Juan volvió a su casa después del colegio. Cuando llegó les dijo a sus padres que sí, que darían a Rufo a esa familia. Después de comer prepararon los bocadillos para iniciar el viaje hacía donde vivía la familia, en Linares, un pueblo de Jaén. Desde Sevilla, que es donde vivían, hasta Jaén, había dos horas de recorrido. Al pasar una hora y media, entraron en la provincia de Jaén, y a la media hora llegaron a Linares. Allí buscaron la casa. Cuando llegaron se sorprendieron de su aspecto: era grande pero descuidada. Las ventanas estaban rotas, con falta de persianas. El jardín lleno de ortigas verdes y una puerta podrida por los años. Llamaron a la puerta, y les abrió un viejo señor de los años de Matusalén. Entraron en la casa, y en un abrir y cerrar de ojos emprendieron el camino de vuelta a Sevilla. Juan con mucha tristeza y dolor después de despedirse de su gran amigo. Al llegar era de noche, así que Juan se acostó. A lo lejos, en Linares, Rufo también añoraba a Juan con pena. Esa noche, el perro echaba tanto y tanto de menos a Juan que se escapó para estar con él. Sólo por aquellas calles siniestras y vacías, tenía miedo pero lo CEIP José María del Campo. Curso 15-16 41 echaba tanto de menos que lo haría por él. Al amanecer Rufo llegó a Jaén. La ciudad se despertaba por la mañana. Toda la gente lo miraba con pena. Otros con desprecio. Hasta unos niños se rieron de él. Al llegar la noche Rufo, de todo el día sin comer, tenía mucha hambre. Por suerte a un frutero se le calló una pieza de pera y él se la comió. Siguió caminando y caminando, hasta que llegó a Puente Genil, en la provincia de Córdoba. Estaba tan cansado que se durmió al salir del pueblo. Era la mañana del domingo cuando Rufo se despertó, y se encaminaba hacia Córdoba. Por la carretera Rufo se encontraba con gatos y perros callejeros. Durante la mañana solo veía a los coches y camiones que se desplazaban de ciudad en ciudad. En Sevilla, Juan escuchaba a otros niños jugar con su perro. Él también quería hacer lo mismo, esperando que algún día de nuevo volviera a reencontrarse con Rufo. Llegó la noche en Córdoba y Rufo de nuevo estaba hambriento. ¡Había estado dieciséis horas andando! Quería comer algo. Robó de una pescadería una sardina de Galicia, se la comió y de nuevo emprendió el viaje. En Linares, el hombre anciano, estaba desesperado por Rufo. Aunque ya mayor, era muy bueno y generoso y sabía que el perro añoraba a su dueño y que su dueño también lo echaba de menos, así que el viejecito decidió no entrometerse en nada. Llegó la mañana del lunes y Rufo ya había salido de la provincia de Córdoba. Después de toda una madrugada entera había llegado a Écija, un pueblo ya en la provincia de Sevilla. Poco a poco, atravesó ese gran pueblo y se adentró en la carretera, que le encaminaría al siguiente pueblo: Carmona. En Sevilla, Juan había salido del colegio y María lo llamó: -¡Juan, Juan! Juan miro hacia atrás y se acercó a María. -¿Cómo estás?, después de lo de tu perro. -Bien -dijo Juan muy serio-. Bueno me tengo que ir ¡Adiós! Ya caída la noche, Rufo llegó a Carmona, estaba cansado así que se acostó en la Puerta de Córdoba. Al día siguiente le esperaría otra nueva aventura. En la mañana del martes 8 de diciembre, el pueblo de Carmona se despertaba, con la mañana del día de la Inmaculada Concepción, patrona de las Fuerzas Armadas Españolas. Rufo se despertaba justo al lado de la puerta 42 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 de Córdoba Carmonense. El perro caminaba por el pueblo, desesperado de tantos días andando por ciudades, pueblos y pedanías de Andalucía. Al pasar por la parroquia de Santa María de Gracia la gente esperaba en la puerta la salida de la Inmaculada. Rufo se quedó a esperar la salida. Las personas hablaban: -Este año la virgen lleva un paso de oro -decía uno. -Además, el escultor Luis Álvarez Duarte ha restaurado a la Inmaculada. ¡Qué ganas de verla fuera! A las doce dice que sale -decían otros. Pasaba la mañana y llegó la hora de la salida. Rufo también quería ver a la virgen y tenía el mejor sitio para hacerlo. A las doce en punto, el cerrojo del atrio de abrió de par en par y empezó a salir el cortejo procesional, primero la cruz de guía y tras ella el cortejo de la virgen. Rufo estaba ansioso. Todo el mundo salía. Salían personas con cirio, representaciones de las hermandades de gloria y de hermandades de penitencia. A las doce y media, los ciriales se presentaban en la calle San Teodomiro y tras ellos el paso de la virgen que se arrío en el dintel de la fachada. El pueblo nervioso esperaba el gran momento. El perro estallaba de felicidad. Al minuto, sonó el llamador y saltó al cielo con ella. El capataz mandaba a sus hombres: -¡Jozé, vámonos con la ceñora! Bueno vamos a tierra por igua, bueno bueno vamo de frente con ella valiente. ¡Duro con ella valiente!, poco a poco, ¡duro con ella señores! Bueno pararse ahí ¡Ole,ole! , al cielo. Se levantó hasta el cielo y sonó el himno de España. Llas campanas repicaban y el pueblo gritaba a los sones de: “¡Guapa y guapa!”. Rufo veía a la virgen e intentó ponerse delante del paso, pero las personas no querían que el perro estuviera allí, así que un hombre lo tiró para otro lado. Rufo desconsolado pensaba: “No sé porqué quieren tanto a una virgen y ahora desprecian a un perro. Eso no debería estar permitido. Es una injusticia grandísima”. Salió del pueblo, en busca de la carretera del aeropuerto de San Pablo, el aeropuerto de Sevilla. Al llegar veía a los pasajeros, saliendo y entrando de los aviones, y Rufo se acordó del día en que la familia lo llevo de viaje a París, escondido en la maleta porque en el avión no podían entrar animales. Por fin Rufo llegó a su destino en el barrio de Triana, en la inmensa CEIP José María del Campo. Curso 15-16 43 ciudad de Sevilla. Entró cansado después de tantos días caminando por la Comunidad Autónoma de Andalucía, y por fin: la calle Aracena, nº3 en la 1ª escalera. Tuvo la inmensa suerte de que la puerta de la cancela estaba abierta. No se lo pensó dos veces: entró en el portal y subió la escalera hasta el 6ºC. Llamó al timbre y abrieron la puerta. Se reencontró con Juan su mejor amigo. Se abrazaron los dos y ya nunca jamás se volvieron a separar, porque la amistad de un perro puede más que la de un humano. Carvajal Chacón, Mario 44 CEIP José María del Campo. Curso 15-16 LA CREACIÓN DE LIS Y REMO En la frontera entre Francia e Italia vivía Fran Grace, su hermana Thalia Grace y su madre Sally Levesque. -¡Abre la puerta Fran! -¡Ya voy Thalia! Cuando Fran abrió la puerta no sabía por qué su madre había comprado esa casa cuando ella era rica. Estaba toda en ruinas y completamente destrozada. -¿Mamá, por qué has comprado esta casa? -Porque empezar una casa de nuevo es mucho más divertido. La madre de Fran y Thalia siempre decía que las cosas tienen que ser divertidas pero para ellos siempre era aburrido lo que su madre decía que era divertido. Fran miró el jardín. Tenía estatuas paro no se veían por culpa de todas las enredaderas. Entraron en la casa que tenía dos pisos. En el primero se veía un claro salón y una cocina. En
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