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Río Guadalete Río Guadalete Río Guadalete Edita Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Junta de Andalucía. Consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio José Fiscal López Viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio José Luis Hernández Garijo Dirección Facultativa José María Fernández-Palacios Carmona Fotografías e imágenes José Morón, Javier Hernández (fotografías aéreas). Ador Consultoría, P. Álvarez Ribera, J. M. Amarillo, J. Aparicio Martínez, A. M. Arias García, A. Barbey, BIOGEOS Estudios Ambientales, D. Cabello, M. Cabello, J. Camacho, J. Caro Baroja, Antonio Castillo, M. I. Cerrillo, T. de Diego, Ignacio Doadrio, José A. Carmona y Carlos Fernández-Delgado, Lourdes Encina, J. M. Escapa García, J. M.ª Fernández-Palacios, A. García Lázaro, J. García Lázaro, P. García Murillo, Héctor Garrido, J. González Granados, Grupo de Investigación PGIAL (UCA), E. V. Harris, J. Jaime, L. G. Lagóstena Barrios, B. R. Lara, J. López Tirado, M. C. Martín, A. Martínez, Medios Audiovisuales CAMA, E. Murcia Sánchez, G. Olías, A. Pérez Hurtado, Dora Rodríguez, S. Rodríguez, L. Ruiz Martínez, J. A. Sánchez, P. Sánchez, I. Santaella, J. Torres Garrido, J. L. Valencia Oca. Archivo Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Archivo Espasa, Archivo General de Simancas, Biblioteca Municipal Central de Jerez, Biblioteca Nacional de Austria (Viena), Biblioteca Nacional de España (Madrid), Biblioteca Tomás Navarro Tomás, CSIC (Madrid), The British Library (Londres), Centro Geográfico del Ejército (Madrid), Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (Sevilla), Estación Biológica de Doñana CSIC, Fundación Víctor Marín (Arcos de la Frontera), Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya (Barcelona), Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (Sevilla), Instituto Geográfico Nacional (Madrid), Instituto Geológico y Minero de España (Sevilla), Museo de Cádiz, Museo Nacional del Prado (Madrid), The Tate Gallery (Londres). Mapas y gráficos Ignacio Ysasi Fernández de Bobadilla, Grupo Entorno, Daniel Cabello Moreno, Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. Agradecimientos María Briones Alcañiz, Alberto M. Arias García, Javier Camacho, Antonio Castillo Martín, Manuel I. Cerrillo, Fundación Víctor Marín, José García Lázaro, Fernando Giménez de Azcárate, Héctor Garrido, Marqués de Tamarón, Luis de Mora-Figueroa, G. Olías, Alejandro Pérez-Hurtado, Mabel Regidor, Fernando Sancho Royo, I. Santaella, Laurence Shand. Impresión y encuadernación Brizzolis, arte en gráficas © de la presente edición: 2015, Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Junta de Andalucía. © de los textos e imágenes: sus autores y propietarios. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización expresa de los titulares del Copyright de la obra y bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ella mediante venta o alquiler. Impreso en España, 2015. ISBN: 978-84-16591-00-8 Depósito legal: SE 1694-2015 Este libro es accesible en internet en el siguiente enlace: http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/rioguadalete Coordinación José María Fernández-Palacios Carmona Fernando Olmedo Granados Diseño gráfico y maquetación Ignacio Ysasi Fernández de Bobadilla Edición, documentación Fernando Olmedo Granados, Línea de Sombra Proyectos Textos Juan Arroyo Marín José Manuel Astillero Ramos Vicente Aycart Luengo Javier Aycart Luengo Antonio Castillo Martín Agustín Cuello Gijón José María de las Cuevas Carmona José Díaz Quidiello Lourdes Encina Encina María Estirado Oliet José M.ª Fernández-Palacios Carmona Agustín García Lázaro Pablo García Murillo José R. Guzmán Álvarez Alfonso Jurado Álvarez Lázaro G. Lagóstena Barrios Manuel López Rodríguez Emiliano Mellado Álvarez Fernando Ojeda Copete Fernando Olmedo Granados Ildefonso Ortega Calderón Pablo J. Pomar Rodil Patricio Poullet Brea Juan Luis Ramírez Vacas Mabel Regidor Jiménez Virginia Robles Arenas Dora Rodríguez Ruiz Salvador Rodríguez Becerra Manuel Rojas Gabriel Eugenio Rubio Aranoa Jesús Ruiz de las Cuevas Luis Sánchez Díaz José M.ª Sánchez García Raúl Sánchez Salguero Presentación Agua, ¿dónde vas? Riyendo voy por el río a las orillas del mar. Mar, ¿adónde vas? Río arriba voy buscando fuente donde descansar. Federico García Lorca Canciones, 1921-1924. Un río es mucho más que una corriente circulante de agua más o menos caudalosa. No hay río sin tie- rra, ni territorio con ocupación humana que no sea surcado por un río, por modesto que sea. Y es que resulta difícil concebir una tierra sin río. El fenómeno fluvial resulta así inherente a la tierra que atra- viesa y los habitantes que la pueblan. Por eso ningún espacio geográfico queda intacto cuando se en- frenta con el agua de un río —su río— que lo modela, fertiliza y redime dándole identidad y cohesión. Así ocurre con el Guadalete, un río inseparablemente unido a la fachada atlántica de la pro- vincia de Cádiz. Viene a ser el espejo donde se refleja la esencia, el paisaje y la historia de esta tierra. Reconocer y valorar los principales ríos andaluces afirmando la singularidad propia de cada uno de ellos en la configuración del territorio es el objeto de esta iniciativa editorial que tiene en esta obra, en este libro, su quinta entrega. Pocas metáforas han tenido mayor éxito y alcance universal que la asociación de las corrientes fluviales con el discurrir de la vida y la fugacidad del tiempo. Y es que la idea de que la vida fluye de manera similar a la corriente de un río nos infunde un significado que, al menos, reconforta. Una asociación que quizá haya condicionado el modo de abordar los estudios fluviales. Con frecuencia en la mayoría de los casos tratados, las descripciones de los cauces se llevan a cabo con una rigidez unidireccional, río abajo, mirando hacia adelante desde los orígenes hasta la desembocadura. Así lo cantaba el poeta portuense Rafael Alberti: «Río que sueña ser mar, debe ser mar, si es su sueño». Una perspectiva unívoca que, en todo caso, no atiende a la rica multiplicidad de la naturaleza: todos los ríos acaban en el mar, pero también —como afirmaba García Lorca— toda gota de agua aspira a ser «fuente donde descansar», en un bucle eterno entre río y mar, sin principio ni fin. En los asuntos del agua no hay, pues, alfas ni omegas, sino un fluir recurrente y continuo, una suerte de tornaviaje cíclico en el que el agua abre cauces que son caminos. Así ha sido desde la aparición de los cuatro elementos fundamentales del planeta Tierra. En continuación de este periplo fluvial y vital a propósito del Guadalete, cabe citar que el filó- sofo danés Kierkegaard afirmaba que la vida —como un río— solo podía ser comprendida mirando hacia atrás, pero que debía entenderse —o sea, vivirse— mirando al futuro. Y así, bajo esta inspira- ción, se ha querido hacer esta obra y romper con los moldes al uso. Se han explorado distintas po- sibilidades de recorrer y conocer el Guadalete: bajar desde sus fuentes, siguiendo la corriente hasta el encuentro con el mar; o remontar el camino en dirección contraria, aguas arriba, desde el mar en busca de sus orígenes. Por eso, en el apartado introductorio se recogen dos amplios artículos —Al hilo del Guadalete y Hacia las fuentes del Guadalete— que contribuyen con sendas visiones «de arriba a abajo» y «de abajo a arriba», al igual que se presenta un bloque temático bajo el epígrafe Agua, gestión y futuro. Un estudio, una edición que satisface por las propuestas complementarias que la enriquecen, como las dos direcciones de una señal en el camino: una que apunta a examinar y reflexionar sobre el pasado, la otra orientada desde el presente al porvenir. Son visiones necesarias porque saber es recordar, y es mucho lo que el pasado del Guadalete puede aportar para contribuir a ese futuro mejoral que todos aspiramos. El Diccionario de la Real Academia define la voz «río» en su tercera acepción como «afluencia de personas». Si nos atenemos a la variada nómina de colaboradores que intervienen en esta obra, no cabe duda que el Guadalete se desborda hasta convertirse no solo en cauce de aprendizaje, sino en un caudal de colaboraciones que nos ayudan a reconocerlo y apreciarlo. Y a valorar su papel como arteria medioambiental y humana de gran parte de la provincia de Cádiz y otras colindantes, del vértice meridional de Andalucía, para así ayudar a afianzar el Guadalete como un cauce de vida actual, y a rescatarlo de su viejo sobrenombre de «Río del Olvido». José Fiscal López Consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio Sumario Presentación AL HILO DEL GUADALETE Al hilo del Guadalete Agustín García Lázaro Cuenca del río Guadalete Hacia las fuentes del Guadalete Fernando Olmedo Granados NATURALEZAS Hidrología de la cuenca del Guadalete Javier Aycart Luengo Fuentes del Guadalete. Manantiales de la cuenca del Guadalete José M.ª Fernández-Palacios, Luis Sánchez Díaz, Virginia Robles Arenas y Antonio Castillo Martín Biodiversidad vegetal en la cuenca del río Guadalete Juan Arroyo Marín y Fernando Ojeda Copete Vegetación riparia y acuática en el Guadalete Pablo García Murillo Fauna del río Guadalete Lourdes Encina Encina y Dora Rodríguez Ruiz 5 11 12 32 34 51 52 57 74 87 98 HISTORIAS Y CULTURAS Río Guadalete José Manuel Astillero Ramos Río Guadalporcún José Manuel Astillero Ramos Río Majaceite José Manuel Astillero Ramos La obra hidráulica romana en la cuenca del Guadalete Lázaro G. Lagóstena Barrios La frontera del Guadalete Manuel Rojas Gabriel La navegación en el bajo Guadalete, y un proyecto inédito de 1888 Ildefonso Ortega Calderón y Fernando Olmedo Granados Los puentes del río Guadalete Pablo J. Pomar Rodil Alardes de la ingeniería hidráulica de los siglos xix y xx. Los acueductos y sifones sobre el río Guadalete Pablo J. Pomar Rodil Río Guadalete. Tierra atractiva para estudiosos de la cultura Salvador Rodríguez Becerra Las huertas de Benamahoma, testigo del regadío tradicional José Ramón Guzmán Álvarez y Raúl Sánchez Salguero La colonización de las tierras del Guadalete José Díaz Quidiello El poblado de los Hurones Vicente Aycart Luengo 115 116 137 142 148 157 163 175 182 186 198 201 207 Arcos y el Guadalete, fotografías de José María de las Cuevas Olivares y Víctor Marín Solano Jesús Ruiz de las Cuevas Recuerdos y olvidos del Guadalete José M.ª de las Cuevas Carmona El Guadalete en la red AGUAS, GESTIÓN Y FUTURO La gestión del agua en la cuenca del Guadalete Juan Luis Ramírez Vacas Grandes infraestructuras hidráulicas en la cuenca del Guadalete Alfonso Jurado Álvarez y Patricio Poullet Brea El trasvase Guadiaro-Majaceite Juan Luis Ramírez Vacas y Javier Aycart Luengo Abastecimiento a la Zona Gaditana Juan Luis Ramírez Vacas Proyecto de reconstrucción del azud de El Portal en el río Guadalete Eugenio Rubio Aranoa La gestión del espacio fluvial en el bajo Guadalete: nuevos retos y oportunidades José M.ª Sánchez García y Emiliano Mellado Álvarez Guadalete, cauce de aprendizaje Agustín Cuello Gijón El Plan Hidrológico Manuel López Rodríguez El Guadalete en el Espacio Sudoeste Europeo: Proyecto de investigación Agua y Territorios (WAT) María Estirado Oliet 215 223 226 228 230 238 248 252 260 262 271 276 280 Al hilo del Guadalete 12 Embalse de los Hurones Guadalcacín II Arcos El Bosque Embalse de Bornos Prado del Rey Villamartín Puerto Serrano Sierra del Pinar Algodonales Sierra de Líjar Puerto del Boyar Nacimiento del Guadalete Montecorto Río Guadalete territoriales de buena parte del espacio provin- cial. En sus 165 km de recorrido se conectan a lo largo de su cuenca las abruptas serranías, los suaves relieves de la campiña, las vegas alu- viales y las dilatadas marismas del estuario, ya en la bahía de Cádiz. Puede afirmarse, en fe- liz expresión del urbanista Manuel González Fustegueras, que «el Guadalete es el ADN de nuestro territorio». Panorámica del núcleo del macizo de Grazalema donde nace el Guadalete. En primer término quedan la sierra del Endrinal y el corredor del Boyar, con la sierra del Pinar al norte. A la derecha se sitúa el nacimiento del Guadalete y a la izquierda, el sector por donde surge el río Majaceite. Los ríos han jugado un papel fundamental como elementos vertebradores de los diversos territorios que integran su cuenca. Han sido fuente de riqueza, vía de comunicación y de intercambio comercial y cultural, espacios de ocio y referentes esenciales del paisaje, al que han dado vida. El Guadalete, el río gaditano por antonomasia, es también el principal ele- mento articulador de las distintas unidades Al hilo del Guadalete Agustín García Lázaro 13 Al hilo del Guadalete del Boyar. Pese a que los registros pluviométri- cos recogidos en su cabecera son los más altos del país, con medias anuales superiores a los 2.200 mm, el Guadalete presenta en sus pri- meros tramos serranos, escoltado de adelfas, el aspecto típico de los ríos mediterráneos con su cauce seco la mayor parte del año, que sólo experimenta crecidas estacionales en época de grandes lluvias. La fuerte karstificación de este Más allá de la serranía de Grazalema se extienden la campiña y otras sierras, con varios embalses y poblaciones: desde los pantanos de los Hurones y Guadalcacín II del río Majaceite, a Arcos de la Frontera, Bornos, Vi l lamartín y Puerto Serrano hasta Algodonales, al pie de la sierra de Líjar. Foto: J. Hernández Discurre el Guadalete en dirección nordeste- sudoeste, drenando una cuenca de 3.677 km2 que abarca la mitad superior de la provincia de Cádiz, con pequeñas incursiones en las de Málaga y Sevilla. Viene desde la serranía de Grazalema, de las faldas de la sierra del En- drinal, de donde la lluvia y la caliza. Allí se ha ubicado tradicionalmente su nacimiento, a 1.100 m de altitud, en las cercanías del puerto Embalse de los Hurones Guadalcacín II Arcos El Bosque Embalse de Bornos Prado del Rey Villamartín Puerto Serrano Sierra del Pinar Algodonales Sierra de Líjar Puerto del Boyar Nacimiento del Guadalete Montecorto 14 macizo calcáreo dificulta la circulación super- ficial, infiltrándose el agua por simas y perde- deros hasta los acuíferos subterráneos, para aflorar después en las fuentes y manantiales — Benamahoma, Hondón, fuentes de Ubrique y de Gaidóvar— que se originan en las zonas de contacto con la base impermeable de los suelos margosos, de edad triásica, sobre los que se asienta la serranía. Desde Grazalema el río se precipita en un fuerte descenso hacia la ribera de Gaidó- var, donde recibe al arroyo del Caballo que riega estos parajes y cuyas aguas movieron los ingenios hidráulicos de molinos y almaza- ras, de los batanes y telares donde se fabrica- ban las famosas mantas de Grazalema. Algo más abajo se le une el arroyo del Águila, que drena las tierras malagueñas de Montecorto. En este lugar despunta el peñón de Audita, donde persisten los restos de un torreón ára- be desde el que se controlaba, en los siglos medievales, el valle del Guadalete, vía de comunicación natural de estas tierras entre Ronda y Zahara que lo fueron de frontera. Cruza el río ahora entre areniscas y arcillas del Mioceno que corresponden a las estriba- Río Guadalete La villa de Grazalema, situada en posición avan- zada entre los contrafuertes de las sierras del Pinar, en primer plano, y del Endrinal. Por las vertientes que se abren entre los relieves de ambas se precipita, descendiendo desde las inmediaciones del puerto del Boyar,el curso inicial del río Guadalete. Foto: J. Hernández 15 ciones de las Mesas de Ronda la Vieja, don- de se conservan las ruinas de Acinipo. El río cambia en este punto su dirección, hacia el noroeste, y, al poco, sus aguas se remansan en el embalse de Zahara-El Gastor. Desde su nacimiento hasta este lugar ha descendido, en apenas diez kilómetros de recorrido, algo más de 600 m de altitud, reduciendo drásti- camente su pendiente y su capacidad erosiva, dejando en sus orillas y en el cauce grandes depósitos de cantos rodados. La presa de Za- hara entró en servicio en 1995, pudiendo em- balsar hasta 223 hm3. Bajo sus aguas quedan buena parte de las fértiles huertas de Arroyo- molinos, uno de sus tributarios, y las tierras de Ventas Nuevas, donde se explotaban unas tradicionales salinas. Flanqueada por las mo- les calizas de Monte Prieto, al sur, y por el impresionante peñón de Lagarín, al norte, la lámina de agua del embalse es el singular es- pejo en el que se mira Zahara, cuyo blanco caserío, coronado por su castillo, se encara- ma a un peñasco rocoso. No es de extrañar que esta fortaleza nazarí, casi inexpugnable, fuera uno de los últimos reductos musulma- nes, siendo tomada definitivamente por los Al hilo del Guadalete A la derecha de la imagen se dist ingue el val le por donde f luye el río Guadalete en su curso alto a partir de Grazalema. A continuación, el cauce cambia de dirección y se encaja entre el Monte Prieto y el peñón del Lagarín para remansarse en el embalse de Zahara- El Gastor, cuya superficie se aprecia a la izquierda. Foto: J. Hernández 16 cristianos en 1483, en las postrimerías de la conquista del reino de Granada. Aguas abajo de la presa recibe el Guadalete al arroyo Bocaleones, que viene desde el cir- co de la sierra del Pinar, recogiendo las aguas del pinsapar y de los rincones que conforman el núcleo del Parque Natural de la Sierra de Grazalema. En su recorrido cruza la Garganta Verde, sorprendente cañón tallado en las cali- zas de las Cambroneras, uno de los más her- mosos parajes naturales de la provincia, cuyos paredones albergan una gran colonia de buitre leonado y sirven de refugio a otras singulares especies de aves de roca. El río sigue su cami- no regando las huertas ribereñas y pasa ahora cerca de Algodonales, que queda a su derecha a los pies de la sierra de Líjar, donde afloran copiosas fuentes y manantiales. Llega así a los puentes de la Nava y desde aquí se encaja por las estrechas hoces que se forman entre los ce- rros triásicos poblados de pinares —del Lobo, de los Corrales, Peña Gorda, del Juncal, del Cincho…— y por entre los roquedos calizos que escoltan al río en uno de los tramos mejor conservados y de más difícil acceso. Río Guadalete Vista general del embalse de Zahara-El Gastor desde las estribaciones de la sierra del Pinar, al norte de la villa de Grazalema. Al otro lado de las aguas del Guadalete resalta el peñón del Lagarín, en cuyas faldas se localiza la población de El Gastor. La presa se encuentra hacia la izquierda de la imagen. Foto: J. Morón 17 A los pies de Sierra Vaquera, en el paraje conocido como Junta de los Ríos, se le unen las aguas del Guadalporcún, uno de sus principa- les afluentes. Llega este río desde la sierra de la Sanguijuela, próxima a Setenil, adoptando sucesivamente varios nombres (Peña, Setenil, Trejo). En esta población excava profundas hoces en los materiales miocenos que confor- man toda la región de las Mesas de Ronda. La acción erosiva de sus aguas da lugar a un singular paisaje de tajos y escarpes entre los que se encaja, en un sorprendente conjunto de arquitectura popular, el apiñado caserío de Se- tenil. Al sur de Torre Alháquime, en una am- plia vega, se une al Trejo el arroyo del Zuma- cal y ya con el nombre de Guadalporcún, deja el pueblo de Olvera a su derecha dirigiéndose en dirección noroeste hacia el peñón de Za- framagón, que cruza por la angosta garganta del Estrechón. Este enclave rocoso, declarado Reserva Natural, alberga en sus escarpadas paredes una de las mayores colonias de buitre leonado de Europa. En una breve incursión en tierras sevillanas, se le une el río Guadama- nil junto al monumental viaducto de la Vía Verde de la Sierra que recorre estos parajes, Al hilo del Guadalete Curso del río Guadal- porcún, el mayor afluente del Guadalete en su tramo alto, que discurre atravesando los relieves del área limítrofe entre las provincias de Cádiz y Sevilla. A la derecha sobresale, con un tajo cortado a pico, el peñón de Zaframagón, atisbándose en último término la villa de Olvera. Foto: J. Hernández 18 sobre un inacabado tendido de ferrocarril que se acometió en la década de 1920. Ya juntos, esculpen la cerrada de Coripe en las duras ofi- tas —rocas volcánicas—, uniendo sus aguas a las del Guadalete. Desde Sierra Vaquera, el Guadalete dis- curre hacia el paraje de la Toleta. A partir de aquí se acompañará en su margen derecha por la traza del antiguo Ferrocarril de la Sierra, felizmente recuperada como Vía Verde hace unos años para el turismo rural. Este frustrado proyecto utilizaba los valles del Guadalete y del Guadalporcún como corredores naturales para la conexión ferroviaria de la campiña de Jerez, a través de la sierra de Cádiz, con las tie- rras malagueñas de Almargen. Viaductos, tú- neles, puentes, azudes de viejos molinos, cor- tados y paredones rocosos se suceden ahora en un tramo en el que el curso del río ha cam- biado bruscamente su orientación, tomando la de nordeste-sudoeste que, siguiendo la pauta tectónica de la región, era la que llevaban sus afluentes Guadalporcún y Guadamanil. Afian- zada ya la definitiva dirección de su cauce, el Guadalete cruza la cerrada de los Castellares en dirección a Puerto Serrano. Atraviesa lue- Río Guadalete El Guadalete a su paso junto a Puerto Serrano. Reforzado por las aguas del Guadalporcún y dejando atrás los terrenos de sierra, el río comienza su curso medio a lo largo de las colinas y llanuras de la campiña, acompañado por algunas manchas de monte, geométricos plantíos de olivos y extensos campos de labor. Foto: J. Hernández 19 go por tierras de El Indiano y el paisaje mon- tuoso de cerros abruptos, donde predominaba el matorral y la vegetación propia del monte mediterráneo, da paso a espacios más abiertos de relieves alomados y suaves colinas, donde los extensos terrazgos anuncian que el río ha llegado a la campiña. Dejando atrás Puerto Serrano, el Guadalete inicia su curso medio y atraviesa los Llanos de Villamartín entre excelentes tierras de cultivo que esperan regarse un día con las aguas del embalse de Zahara. Los sotos fluviales de sau- ces y tarajes han sido sustituidos en muchos lugares por los eucaliptos que empiezan ya a desplazar a las especies autóctonas de las ribe- ras. Las primeras graveras y un gran azud para los riegos del poblado de colonización de Coto de Bornos nos apuntan ya los nuevos usos que esperan al río. En las terrazas fluviales de este tramo el profesor Vallespí ha localizado asen- tamientos humanos del Paleolítico Inferior. Tras pasar por Villamartín, el Guada- lete ve retenidas sus aguas en el embalse de Bornos. En su zona de reculaje se asienta un denso bosque de tarajes que sirve de hábitat a Al hilo del Guadalete El Guadalete por la cam- piña en las inmediaciones de Villamartín, que se acomoda en la margen izquierda del río. Con las aguas turbias debido a los arrastres, el cauce se ensancha, escoltado por una vegetación cada vez más profusa. Al fondo se vislumbran el embalse de Bornos y el caserío encalado de esta población. Foto: J. Hernández 20 una variada avifauna, rica en especies de aná- tidas y ardeidos. Con una superficie de 630 hectáreas, las Colas del Embalse de Bornos han sido declaradas Paraje Natural por sus grandes valores ecológicos. Este gran pantano se nutre también de las aguas mestas de im- portantesríos y arroyos —Serracín, Alberite, Zanjar, Almarda…— que confluyen en él des- pués de avenar las campiñas de secano de un amplio rincón de la provincia. Levantada en el paraje de las Angosturas, en una estrecha cerrada tallada por el río en las calcarenitas de la sierra del Calvario, la presa de Bornos entró en servicio hace medio siglo, en 1961. Con 215 hm3 de capacidad, fue la primera de las construidas en el Guadalete, utilizándose sus aguas para el regadío de la vega de Arcos —unas 2.000 hectáreas— y la producción de electricidad. A pie de presa, el cauce del río tiene una cota de 63 m, lo que nos da una idea del brusco descenso de su pendiente. Si en los primeros kilómetros de su recorrido, hasta la ribera de Gaidóvar, llegaba a ser del 90 por mil, en el curso medio, desde Puerto Serrano a El Portal, apenas llega al 2 por mil. Desde el pantano de Bornos el río salta en un Río Guadalete Meandros del Guadalete por la vega que se extiende aguas abajo de Arcos de la Frontera, cuyo casco histórico se perfila en el centro de la imagen sobre una peña cortada por el cauce del río. A espaldas de esta ciudad se encuentra otro de los embalses que regulan el caudal del Guadalete en su curso medio. Foto: J. Hernández 21 corto recorrido al de Arcos, de 1966, que ac- túa como embalse de regulación, reteniendo 14 hm3 que se destinan al regadío mediante el canal de Tablellina. La Cola del Embalse de Arcos fue también declarada, como la de Bornos, Paraje Natural. Si hay un pueblo ribereño vinculado estrechamente al río, a buen seguro que éste es Arcos. El Guadalete rodea la loma rocosa sobre la que se asienta su caserío, formando un gran meandro que ha tallado verticales ta- jos. El principal de estos escarpes labrados en la arenisca calcárea del Mioceno, la popular «Peña de Arcos», será declarada Monumento Natural por sus excepcionales valores geológi- cos y paisajísticos. A sus pies, viejos molinos harineros y azudes, recientemente restaurados, recuerdan los usos tradicionales del río. En lo más alto, desafiando las paredes cortadas a pico sobre el Guadalete, la fortaleza de origen musulmán que una descripción del Al Andalus de los siglos xiv-xv ya menciona como Qal’at al-Nusur, la «fortaleza de las águilas», por su estratégica posición sobre el río. La belleza de estos parajes no ha pasado desapercibida para la literatura y así, Pedro Antonio de Alarcón, Al hilo del Guadalete Vista del embalse de Guadalcacín II hacia la presa, desde las inmediaciones del núcleo municipal de Algar y el manantial y antiguo castillo de Tempul. Alimentado por el río Majaceite o Guadalcacín, el principal afluente del Guadalete, es el que tiene más capacidad de su cuenca y uno de los mayores de Andalucía. Foto: J. Hernández 22 Azorín, Baroja, Guillén, los hermanos de las Cuevas… han escrito hermosas páginas sobre Arcos y el Guadalete. A partir de Arcos, el Guadalete describe grandes meandros por los Llanos de las Huertas, sembrados de naran- jales, y por la Herradura. Las graveras hacen su aparición a gran escala habiendo dejado ya patentes cicatrices en el paisaje de sus riberas en la Vega de Coviches, en los Majadales, en la Pedrosa. En este último paraje se levantó un poblado de colonización que riega sus parce- las con los canales procedentes de los embalses de Bornos y Guadalcacín. En la Junta de los Ríos se une al Guadalete, por su izquierda, su principal afluente, el Majaceite. Aguas arriba de esta unión se han sumado también, por la derecha, las aguas de otro de sus tributarios, el Salado de Espera, apacible riachuelo de fu- riosas crecidas que drena un importante sector de estas campiñas. Pero detengámonos un mo- mento en el Majaceite. También conocido como Guadalcacín, este río de más de 50 km de largo se forma por la unión de otros tres que, procedentes de las vertientes occidentales de la serranía de Gra- Río Guadalete Río Guadalete Sierra de Gibalbín Junta de los Ríos Regadíos del Guadalcacín Arcos de la Frontera Río Majaceite Sierra de Grazalema Embalse de Guadalcacín II Sierra de la Sal Sierra de las Cabras San José del Valle Panorama del valle del Guadalete tomado frente al paraje de la Junta de los Ríos, donde se unen los cauces del Guadalete y Majaceite. En el centro de la imagen, hacia la derecha, se recortan los relieves de la sierra de Grazalema, donde se hallan las fuentes de ambos ríos. En un término más cercano brilla la lámina de agua del embalse de Guadalcacín II, entre los relieves menores de Sierra Valleja y de la Sal, entre otras. 23 zalema, confluyen en el pantano de los Hu- rones: los ríos Tavizna, Ubrique y El Bosque. Este último viene de la sierra del Pinar y es ali- mentado por el copioso manantial del Naci- miento. Sus limpias aguas, que antaño movie- ron molinos harineros y un martinete donde se batían los afamados cobres de Benamaho- ma, han permitido la instalación de piscifac- torías trucheras. Después de regar las huertas de esta población serrana se encaja en un va- lle cerrado entre las sierras del Labradadillo y Albarracín. Tras pasar por El Bosque se une al Tavizna, que baja desde el puerto del Boyar por una abierta garganta, y al río de Ubrique, con el que se mezcla en el pantano de los Hu- rones. Construido para el Abastecimiento de la Zona Gaditana, entró en servicio en 1964, represando 135 hm3. Desde el año 2000, este embalse recoge también las aguas procedentes del trasvase del Guadiaro mediante un túnel de 12 km a través de la garganta de Barrida y del río de Ubrique. A partir de los Hurones, el río toma el nombre de Majaceite, discurriendo por tierras del Parque Natural de los Alcornocales. En sus orillas se desarrolla un frondoso bosque Al hilo del Guadalete La vista recoge uno d e l o s e s c e n a r i o s más signif icati vos de la denominada zona regable del Guadalcacín, que, con unas 12.000 hectáreas de superficie, cubre un importante sector del noroeste de la provincia de Cádiz. Con el maíz, la remolacha y el algodón como cultivos p r e d o m i n a n t e s , s e abastece del embalse de Guadalcacín II y el sistema Arcos-Bornos, contando con una vasta red de infraestructuras de riego. Foto: J. Hernández Río Guadalete Sierra de Gibalbín Junta de los Ríos Regadíos del Guadalcacín Arcos de la Frontera Río Majaceite Sierra de Grazalema Embalse de Guadalcacín II Sierra de la Sal Sierra de las Cabras San José del Valle 24 en galería que, por sus valores ecológicos, está incluido en el Inventario de Espacios Flu- viales Sobresalientes de Andalucía, reco- nocimiento del que gozan también el río de El Bosque o el Bocaleones, así como distintos tra- mos del curso alto del Guadalete y del Guadal- porcún. Frente a la sierra de las Cabras recibe los aportes del manantial de Tempul, que en la época romana abasteció, mediante un acueduc- to de más de 75-80 km, a la ciudad de Cádiz. Al llegar a la Angostura de Arcos, en Sierra Valleja, el Majaceite se remansa en el mayor de los embalses de la provincia, el de Guadalcacín ii (1993), que, con su capacidad de 853 hm3, asegura el abastecimiento de una extensa zona regable de casi 13.000 hectáreas en las vegas de Jerez y Arcos. Bajo sus aguas queda la antigua presa, de 1917, la primera de las construidas en la cuenca del Guadalete, que fue en su época una de las más importantes del país. Aguas abajo, el Majaceite riega la vega de los Molinos, uniéndose al Guadalete en la Jun- ta de los Ríos. Este lugar, encrucijada fluvial, ha sido testigo del paso de las distintas cultu- ras que han utilizado el río como la mejor vía de penetración para colonizar el vasto territo- Río Guadalete Junta de los Ríos, lugar de confluencia de los ríos Guadalete, que discurre a la derecha de la imagen, y Majaceite, a la izquierda.El trazado de los cauces está señalado por una frondosa y continua hilera de vegetación arbórea de ribera que sobresale en medio de las fértiles terrazas con campos de cultivos. Foto: J. Hernández 25 rio que abarca su cuenca. Aquí sitúan algunos autores la ciudad romana de Lacca —hacia el cortijo de Casablanca—, desde la que se em- barcaban, utilizando el transporte fluvial, án- foras olearias camino de la bahía, o la Qalsena árabe —por el cortijo de Casinas—, que llegó a ser capital de la Cora o provincia de Sidonia. El Guadalete sigue su camino, ya por tierras de Jerez, y a sus orillas se suceden los pue- blos levantados por el Instituto Nacional de Colonización, a mediados del siglo pasado, para la puesta en regadío de las fértiles ve- gas aluviales. El río discurre ahora, trazando grandes meandros, por una amplia llanura de inundación, encajado en sus propios sedimen- tos. Su extensa vega está limitada por peque- ñas colinas de suelos margosos y yesíferos de edad triásica, entre las que se ha trazado una extensa red de canales, túneles y acueductos. Estas singulares obras de infraestructura para los regadíos, junto a la peculiar arquitectura de los poblados, forman ya parte indisociable del paisaje de la Vega Baja. Majarromaque, la Barca de la Florida, Torrecera, El Torno, San Isidro, se levantan entre las parcelas de cultivo Al hilo del Guadalete Meandro del Guadalete junto al poblado de Majarromaque; río abajo se divisa el núcleo, más populoso, de la Barca de la Florida. Entre Arcos y Jerez de la Frontera proliferaron en la segunda mitad del s ig lo XX los asentamientos de colonización agraria, como éstos, sobre el eje del río Guadalete. Foto: J. Hernández 26 junto al río. Algo más alejados quedan Estella del Marqués, Nueva Jarilla y Guadalcacín, en los Llanos de Caulina. Junto a Torrecera, a los pies de un torreón árabe, le entra al Guadalete el Salado de Paterna, protagonista de notables arroyadas, que desde aquella población viene regando el espacioso valle de los Arquillos. El río enlentece su paso en la extensa llanura aluvial que forman los Llanos de la Ina y de la Gredera. Rajamancera, la Ina, la Greduela, las Pachecas, Lomopardo... son pe- queños enclaves rurales que encontramos en sus cercanías, algunos de los cuales quedan aislados o se inundan en las grandes crecidas. Se trata de excelentes tierras de labor donde se cultiva algodón, maíz, remolacha y productos hortícolas, merced a las citadas infraestruc- turas de regadío que se encuentran en pro- ceso de modernización. Desde la Suara hasta Rajamancera, las márgenes del río han sido ocupadas por canteras y graveras que en mu- chas ocasiones han dejado un gran impacto ambiental en el paisaje. En las riberas, el euca- lipto ha desplazado en gran medida al cortejo de álamos, sauces, fresnos y olmos que crecía en sus orillas. Río Guadalete El Guadalete por los Llanos de la Ina, hacia la Greduela. La corriente serpentea pausada a lo largo de los ricos sedimentos del valle f luvial entre las suaves vertientes de las colinas que lo f lanquean, en dirección a los tornos de la Cartuja Nuestra Señora de la Defensión y los alrededores de Jerez de la Frontera. Foto: J. Hernández 27 En las colinas y laderas próximas al río abundan por todas partes grandes depósitos de cantos rodados. Son las terrazas fluviales en las que, como han desvelado los trabajos de investigación del Proyecto Guadalete, se han localizado numerosos asentamientos que arrancan desde el Paleolítico Inferior. Si para la geografía el Guadalete nace en la sierra de Grazalema, para la historia surge en ese te- rritorio remoto y confuso de los mitos donde unas veces es Letheo o Lethe —el nebuloso «río del Olvido»—, otras Chryso, o se le identifica con el Cilbus romano o con el Wadi Lakka de los árabes. A su paso por los Llanos de la Ina, nuestro río se encuentra siempre con su his- toria y su leyenda, marcada por la batalla de Guadalete, que hace justo trece siglos, un día de julio de 711, debió de librarse en sus orillas. Aunque muchos autores ubican este suceso en la laguna de la Janda o en otros escenarios, la historiografía y el imaginario colectivo la si- túan vinculada al Guadalete y sus paisajes. Dejando atrás los Llanos, sale al paso del río un sólido y hermoso puente de sillería del si- glo xvi, el más antiguo de cuantos lo cruzan, Al hilo del Guadalete Meandros del curso bajo del Guadalete entre el paraje de El Portal y el poblado de Doña Blanca. Al fondo a la izquierda, sobre un reborde de col inas, se ext iende Jerez de la Frontera. El encharcamiento de las márgenes y campos aledaños refleja el estado del valle inferior del río durante un episodio de crecida. Foto: J. Hernández 28 ubicado en un hermoso paraje de grandes alamedas en cuyas cercanías se alza el mo- nasterio de la Cartuja que fuera declarado como el primer Monumento Nacional de la provincia. En este tramo se están llevando a cabo obras de restauración ambiental, elimi- nando los eucaliptos que crecían en el cauce y retirando los sedimentos acumulados que estrechaban la sección del canal principal del río. Junto a la Cartuja se unen al Guadalete el Salado de Caulina y el Buitrago, arroyos ambos que causan graves inundaciones en sus avenidas. Algo más abajo, en la Corta, antiguo embarcadero de Jerez en cuyas proximidades apareció un casco griego del siglo vii a. de C., un azud levantado a comienzos del siglo xx marcaba el límite de la carrera de las mareas, río arriba, hasta la construcción del nuevo azud del Portal en la década de los ochenta del siglo pasado, con el que se riegan casi 10.000 hectáreas en la comarca Noreste. El Portal, antiguo puerto fluvial de Jerez, donde se em- barcaban los vinos camino de los puertos de la Bahía, había vivido siempre del río hasta que la contaminación urbana e industrial y estas Río Guadalete Curso i n f e r io r de l Guadalete a la altura del poblado de Doña Blanca, con la bahía de Cádiz y el Atlántico en último término. A uno y otro lado del cauce discurren anchas franjas inundables de esteros. Aguas abajo del puente que cruza el río, a la izquierda, se disponen las marismas transformadas para la explotación de salinas. Foto: J. Hernández 29 polémicas obras acabaron con la forma tra- dicional de vida de sus habitantes: la pesca. Si la fauna piscícola autóctona del río se li- mita hoy día a unas pocas especies —barbo, boga, cachuelo—, no sucedía lo mismo con las que antaño poblaban las aguas del curso bajo. Lejos quedan los días en los que las an- guilas, albures, lisas, sargos, lenguados y, so- bre todo, sábalos, eran pescados con las artes tradicionales de velos, trasmallos, tablonazos y zarampañas. La e.d.a.r. de Jerez, levantada junto al Guadalete en el Portal, nos recuerda que a comienzos de los 80, nuestro río era uno de los más contaminados de España, un río muerto debido al exceso de regulación y a las aguas sin depurar que vertían a su cauce todos los municipios de la cuenca. El Plan de Recu- peración del Guadalete, con intervenciones en materia de saneamiento de vertidos urbanos e industriales, vino a paliar en buena medida estos problemas, si bien aún carecen de depu- radoras importantes poblaciones y muchos núcleos rurales. Entre las tareas pendientes queda también por deslindar el dominio pú- blico hidráulico en muchos de sus tramos, la restauración ambiental de su cauce y sus ri- Al hilo del Guadalete Tramo f inal y desem- bocadura del río Guadalete. A la derecha se asienta el blanco caserío del núcleo histórico de El Puerto de Santa María, ante su fachada fluvial y los muelles que se extienden sobre las dos orillas del cauce. Al fondo se contemplan las aguas de la bahía y, en lontananza, la silueta de Cádiz. Foto: J. Hernández 30 Punta de Santa Catalina Bahía de Cádiz El Puerto de Santa María Río GuadaleteJerez de la Frontera Doña Blanca Valdelagrana Sierra de Grazalema Marisma de los Toruños Río San Pedro Medina Sidonia Puerto Real beras, apenas iniciada, y la recuperación del río para el uso público, el ocio y la educación ambiental de la que ya se apuntan esperanza- dores proyectos. Desde el azud del Portal, el río discu- rre por las marismas de Doña Blanca donde llegó a estar unido con el cauce del río San Pedro, antigua boca secundaria del Guadale- te. Por este dilatado llano anegadizo traza un curso meandriforme que ha sido modificado a lo largo de los últimos siglos, enderezán- dose algunos de sus tornos para facilitar la navegación fluvial. Son las tierras de la Tapa y de Puerto Franco, base de pesquerías en el siglo xv, de Sidueña, con afamadas huertas y manantiales, de la Piedad, de las estribaciones de la sierra de San Cristóbal, donde se embar- caban río abajo las piedras y sillares de sus canteras, con los que habría de construirse la catedral de Sevilla, de la vega de los Pérez. Son los parajes del enclave arqueológico de Doña Blanca, hoy lejos del río pero antaño puerto fluvial, donde arribaban las naves fe- nicias ya en el siglo viii a. de C. El progresivo aterramiento del estuario trajo el abandono de este asentamiento. Río Guadalete Visión panorámica ante la desembocadura del Guadalete. A la izquierda, el río, encauzado por espigones, desagua en la bahía de Cádiz, dejando a un lado el casco urbano de El Puerto de Santa María, las instalaciones de Puerto Sherry y la punta de Santa Catalina, y, al otro, la urbanización y playas de Valdelagrana. Justo antes de su desembocadura se observan las amplias superf icies dedicadas a salinas y acuicultura. 31 Hace medio siglo se dragaron estos agua- zales desecando las marismas para poner las tie- rras en regadío. Se levantó entonces el poblado de Doña Blanca, si bien el proyecto resultó falli- do y de las 5.500 hectáreas desecadas apenas se cultivan 750. Hoy día, buena parte de estas ma- rismas, que forman parte del Parque Natural de la Bahía de Cádiz, están volviendo a ser inun- dadas y reutilizadas como piscifactorías para la cría de especies de estero o como salinas. Ha llegado el Guadalete a El Puerto de Santa María y pasa junto al antiguo molino de ma- rea, junto al lugar donde lo cruzaba el viejo puente de San Alejandro, junto a la fuente de las Galeras. Enfila ya su último tramo «hasta descargar en el Occeano de Cadiz, dexando formado en su entrada el gran Puerto de Santa Maria», como dejó escrito en 1617 el jesuita Martín de Roa. Es el final de un largo via- je en el que las aguas de todos los rincones de un amplio territorio se funden con las de la Bahía. En Baladas y canciones del Paraná lo expresaba Rafael Alberti de la manera más hermosa: «Río que sueña en ser mar, debe ser mar, si es su sueño». Al hilo del Guadalete Punta de Santa Catalina Bahía de Cádiz El Puerto de Santa María Río Guadalete Jerez de la Frontera Doña Blanca Valdelagrana Sierra de Grazalema Marisma de los Toruños Río San Pedro Medina Sidonia Puerto Real Separado de la bahía por un frente arenoso y un área de marismas discurre, a la derecha de la imagen, el cauce del río San Pedro, entre aguazales que se prolongan hacia el interior. Más allá de su curso se distinguen las ciudades de Puerto Real y Medina Sidonia, sobre un cerro en la lejanía. Como telón de fondo, la sierra de Grazalema, origen del Guadalete, a unos 80 kilómetros de distancia en línea recta de su desembocadura. Foto: J. Hernández ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! !! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! !! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! Terril (1.129 m) Arcos de la Frontera Reloj (1.538 m) Palo (1.400 m) Cádiz 0 5 10 15 Km N San Fernando Jerez de la Frontera El Puerto de Santa María Morón de la Frontera Sanlúcar de Barrameda Lebrija Ronda Embalse de Guadalcacín II Embalse de Los Hurones Embalse de Zahara-El Gastor Embalse de Bornos Embalse de Arcos Parque Natural Sierra de Grazalema Parque Natural Los Alcornocales Parque Natural Bahía de Cádiz La Ina Fuensanta Torre Melgarejo La Gigonza Las Montañas Matrera Río Guadalporcún Río San Pedro Guadale te Rí o G ua di ar o Río Gu ada lqu ivir Río Majaceite Río Majaceite Rí o G en al R ío G u adiaro Río Gen al R ío B arbate Río Gu ada let e Río Gu ada let e Gu ad al et e Guadalete Vía Verde de la SierraVía Ver de Tavizna Junta de los Ríos Laguna de Medina Cola del embalse de Bornos Cola del embalse de Arcos Marismas de los Toruños Zahara Montecorto La Corta Algar Pruna Gaucín Coripe Olvera Jédula Casares Ubrique Setenil El Torno Igualeja Benaocaz El Gastor Torrecera Lomopardo Trebujena Algámitas El Portal El Bosque Benamahoma Cuartillos Alpandeire Montellano El Coronil El Saucejo Doña Blanca Algodonales El Colmenar Puerto Real Las Abiertas Majarromaque Las Pachecas Nueva Jarilla Mesas de Asta Medina-Sidonia Coto de Bornos Puerto Serrano Torre Alháquime Alcalá del Valle Paterna de Rivera Estella del Marqués La Barca de la Florida Jimena de la Frontera Alcalá de los Gazules Cortes de la Frontera Charco de Los Hurones Chiclana de la Frontera Villaluenga del Rosario Las Cabezas de San Juan San Isidro del Guadalete Guadalcacín Mesas del Corral El Cuervo Bornos San José del Valle Grazalema Benaoján Montejaque Espera Villamartín Prado del Rey Junta de los Ríos Villanueva de San Juan Tempul El Santiscal Sierpe El Drago Rajamancera Cartuja Perdiz Muela Sierra del Pinar (1.654 m) Bahía de Cádiz Sierra de Gibalbín Puerto del Boyar Sierra del Endrinal Sierra de la Sal Sierra de las Cabras Sierra de Líjar Peñón de Zaframagón Sierra del Calvario Las Angosturas Sierra de la Nava Sierra de Aznar Sie rra Va qu era Mesas de Ronda Lagarín Monte Prieto Gaidovar Tablellina Sierra Valleja Sierra de San Cristóbal Sierra de las Harinas Macharnudo Rí o G ua da ma ni l A. de Alberite Rí o de E l Bo sq ue Río de Ub riq ue A. del Judío Rí o S et en il A. de Bena jima A. del Salad o A. Salado de Paterna A. Salado de Puerto Real A. del Caballo Arro yo del Fraile A. de B o canegra A. d e S an Jua n Arroyom olinos A. de los Isletes Río Iro Río Corbones Río Guadaira Br az o de la T or re Río Tavizna Río Guadalm ansa Río Hozgarganta Rí o Gu ad al co ba cí n Río G uadalm ina Río Guadalevín Río Trejo A. Salado Río Guadares A. S al ad o d e Es pe ra A. B o caleo nes A. del Águila A. S ala do de Cau lin a A. del Zanjar A. de l S er re cín Cuenca del río Guadalete La cuenca del río Guadalete en Andalucía Límite de la cuenca del Guadalete Límite de provincia Límite municipal Delimitación de espacios protegidos Autopistas y autovías Carreteras Ferrocarril Vía Verde de la Sierra Principales cursos de agua Otros cursos de agua Cabecera municipal Otros núcleos Fortificaciones y castillos, torres Ermita El río Guadalete discurre por del norte de la provincia de Cádiz, a lo largo de un recorrido de 165 km desde la sierra de Grazalema hastael océano Atlántico. Sus principales afluentes son el río Guadalporcún, en su curso alto, y el río Majaceite, que se le une en su tramo medio. Su cuenca abarca 3.677 km2 y comprende algo más del 45% de la superficie de la provincia de Cádiz, con intrusiones menores en las provincias limítrofes de Sevilla y Málaga. En el ámbito de la cuenca del Guadalete se localizan las cabeceras de 23 municipios gaditanos y dos sevillanos, incluyendo la totalidad o porciones muy significativas de la extensión de sus términos, así como fracciones de importancia variable de otros colindantes de las tres provincias referidas. ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! !! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! !! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! Terril (1.129 m) Arcos de la Frontera Reloj (1.538 m) Palo (1.400 m) Cádiz 0 5 10 15 Km N San Fernando Jerez de la Frontera El Puerto de Santa María Morón de la Frontera Sanlúcar de Barrameda Lebrija Ronda Embalse de Guadalcacín II Embalse de Los Hurones Embalse de Zahara-El Gastor Embalse de Bornos Embalse de Arcos Parque Natural Sierra de Grazalema Parque Natural Los Alcornocales Parque Natural Bahía de Cádiz La Ina Fuensanta Torre Melgarejo La Gigonza Las Montañas Matrera Río Guadalporcún Río San Pedro Guadale te Rí o G ua di ar o Río Gu ada lqu ivir Río Majaceite Río Majaceite Rí o G en al R ío G u adiaro Río Gen al R ío B arbate Río Gu ada let e Río Gu ada let e Gu ad al et e Guadalete Vía Verde de la SierraVía Ver de Tavizna Junta de los Ríos Laguna de Medina Cola del embalse de Bornos Cola del embalse de Arcos Marismas de los Toruños Zahara Montecorto La Corta Algar Pruna Gaucín Coripe Olvera Jédula Casares Ubrique Setenil El Torno Igualeja Benaocaz El Gastor Torrecera Lomopardo Trebujena Algámitas El Portal El Bosque Benamahoma Cuartillos Alpandeire Montellano El Coronil El Saucejo Doña Blanca Algodonales El Colmenar Puerto Real Las Abiertas Majarromaque Las Pachecas Nueva Jarilla Mesas de Asta Medina-Sidonia Coto de Bornos Puerto Serrano Torre Alháquime Alcalá del Valle Paterna de Rivera Estella del Marqués La Barca de la Florida Jimena de la Frontera Alcalá de los Gazules Cortes de la Frontera Charco de Los Hurones Chiclana de la Frontera Villaluenga del Rosario Las Cabezas de San Juan San Isidro del Guadalete Guadalcacín Mesas del Corral El Cuervo Bornos San José del Valle Grazalema Benaoján Montejaque Espera Villamartín Prado del Rey Junta de los Ríos Villanueva de San Juan Tempul El Santiscal Sierpe El Drago Rajamancera Cartuja Perdiz Muela Sierra del Pinar (1.654 m) Bahía de Cádiz Sierra de Gibalbín Puerto del Boyar Sierra del Endrinal Sierra de la Sal Sierra de las Cabras Sierra de Líjar Peñón de Zaframagón Sierra del Calvario Las Angosturas Sierra de la Nava Sierra de Aznar Sie rra Va qu era Mesas de Ronda Lagarín Monte Prieto Gaidovar Tablellina Sierra Valleja Sierra de San Cristóbal Sierra de las Harinas Macharnudo Rí o G ua da ma ni l A. de Alberite Rí o de E l Bo sq ue Río de Ub riq ue A. del Judío Rí o S et en il A. de Bena jima A. del Salad o A. Salado de Paterna A. Salado de Puerto Real A. del Caballo Arro yo del Fraile A. de B o canegra A. d e S an Jua n Arroyom olinos A. de los Isletes Río Iro Río Corbones Río Guadaira Br az o de la T or re Río Tavizna Río Guadalm ansa Río Hozgarganta Rí o Gu ad al co ba cí n Río G uadalm ina Río Guadalevín Río Trejo A. Salado Río Guadares A. S al ad o d e Es pe ra A. B o caleo nes A. del Águila A. S ala do de Cau lin a A. del Zanjar A. de l S er re cín Cuenca del río Guadalete La cuenca del río Guadalete en Andalucía Límite de la cuenca del Guadalete Límite de provincia Límite municipal Delimitación de espacios protegidos Autopistas y autovías Carreteras Ferrocarril Vía Verde de la Sierra Principales cursos de agua Otros cursos de agua Cabecera municipal Otros núcleos Fortificaciones y castillos, torres Ermita El Puerto de Santa María Río Guadalete Río San Pedro “En la desembocadura del río Lethes, que hoy se llama Guadalete, o en árabe Bedalac, hay una ciudad, cuyo nombre es Portus S. Mariæ, vulgo El puerto de S. María”. Atlas de Gerard Mercator, 1606. “Los ríos, con sus grandes arrastres, llenaron primero sus anchos valles, determinando tierras pantanosas y propicias a los pastos; ningún ejemplo mejor que el del Guadalete con sus sinuosos meandros cerca de El Puerto de Santa María. Luego los ríos destacaron en la bahía [de Cádiz] algunas puntas deltaicas, como la del Trocadero, que forma el río de San Pedro, derivación del Guadalete… El Puerto de Santa María, en la desembo- cadura del Guadalete, tiene otra prestancia: fue el Portus Menesthei de los romanos, el Alcanate moro… El ‘Puerto Grande’ de que hablan los documentos reales de Castilla…”. Jean Sermet, La España del Sur, 1956. “Suben por él los navíos hasta Xerez, y si como corre poca tierra corriera mucha, verdaderamente fuera mayor, y más cau- daloso que todos los otros ríos de España. Toda aquella tierra que riega aqueste río es estrañamente fértil y apacible”. Pedro de Medina y D. Pérez de Mesa, Las grandezas y cosas notables de España, 1548-1595. Hacia las fuentes del Guadalete Mosaico gráfico del curso del río Guadalete desde la desembocadura hasta su nacimiento, compuesto a base de ortofotografías digitales en color con una resolución de un metro, elaboradas y proporcionadas por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. Selección de textos e imágenes: Fernando Olmedo Granados Jerez de la Frontera Doña Blanca El Portal Cartuja de Jerez “Jerez es una plaza fuerte, de media- na extensión, ceñida por murallas; sus alrededores son de un agradable aspecto, porque está rodeada de oli- vares, viñedos e higueras. El terreno produce también trigo…”. Al-Idrisi, Descripción de España, siglo xii. “Jerez… resalta entre lo- mas de viñedos tachonadas de cortijos y haciendas, con sus encaladas torres moriscas, la cúpula azul de la Colegiata, y sus enormes bodegas…”. Richard Ford, Manual para viajeros por España y lectores en casa, 1845. “…se descubren a cortas distancias los bellísimos pueblos del Puerto de Santa María, de Puerto Real, que quedan a mano dere- cha: y al mismo lado queda el paso del Guadalete… y… la división de este río en dos brazos, el uno que se entra en la barra del citado Puerto de Santa María, y conserva el nombre de Guadalete, y el otro que viene hacia Puerto Real, y llaman río de San Pedro”. Antonio Ponz, Viage de España, tomo xvii, 1792. i San Isidro del Guadalete La Ina “…bienaventurados aquellos griegos que habían venido a esta tierra de Guadalete, y que en llegando a gustar de las aguas deste río y de la lindeza desta tierra, se olvidaron totalmente de su tierra y se quedaron a vivir acá gozando de la felicidad destas riberas y tierra. De ay los griegos heredaron también los poetas latinos la misma fiction y poesía, que no era otra cosa sino loar y engrandecer la templanza, la fertilidad y deleite de las riberas del Guadalete”. Pedro de Medina y D. Pérez de Mesa, Las grandezasy cosas notables de España, 1548–1595. “A los pies de la Cartuja [de Jerez] discurre el Guadalete. Una pequeña colina, llamada ‘el real de Don Rodrigo’, señala el lugar del campamento del último de los reyes godos: aquí terminó la batalla que acabó con su dinastía”. Richard Ford, Manual para viajeros por España y lectores en casa, 1845. Río Guadalete Rajamancera La Barca de la Florida Mesas del Corral El Torno Torrecera “Al mediodía de esta ciudad de Xerez de la Frontera, dis- tante como una milla pasa el Río Guadalete conocido, se- gún escriben autores, en la antigüedad. Nace a los fines de la España y del mundo, que los antiguos conocieron, en las sierras de Ronda tres leguas sobre ellas en lo más aspero de la montaña: llega a la ciudad, y atravesando las sierras de Xerez recoge las aguas de sus fuentes, y gargantas; sale a lo llano tan caudaloso, que no da vado a los pasajeros. Pasa cerca de la ciudad de Arcos, viene regando los campos de Xerez hasta el Monasterio de la Cartuxa; donde tiene una puente de pie- dra, maravillosa labor, que iguala a las mejores de España. Tiene aquí la ciudad unos molinos que rinden cada año tres mil ducados al pósito, y la pesquería de los sábalos…”. Martín de Roa, Santos Honorio, Eutichio, Estevan, patronos de Xerez de la Frontera, 1617. “A la mitad de este camino con corta diferencia se vadea el famoso Guadalete, descendiendo desde el cortijo hasta su cristalina corriente: Sigue después una frondosa llanura poblada de árboles riberiegos, y buenos pastos: continúan luego sobre mano derecha grandes olivares, con sus casas de labor, que hacen un aspecto agradable, y así se llega a la Ciudad [de Arcos de la Frontera] caminando de medio día a norte, después que se vadea el Guadalete. Antes de entrar se vuelve a pasar por puente de tablas. He oído que se trata de hacerlo de piedra, y ciertamente lo merecen un río y un Pueblo de tanta consideración”. Antonio Ponz, Viage de España, tomo xvii, 1792. ii Majarromaque “Partamos del oeste, de Cádiz o de Jerez, para llegar a las montañas de Grazalema. Se atraviesa una región de mesetas bajas… y de pronto ¡Arcos! Arcos conquistó a Azorín, que lo ha calificado como el pueblo más bello de España. En ple- no cielo, se alían el arte de los hombres y de la naturaleza. El Guadalete, profundamente encajonado en las areniscas, rodea con un meandro una audaz espuela rocosa. Aquí está el viejo pueblo, encaramado en lo alto, tan alto que se ve por encima de las aves de presa que vuelan en la hoz. Abajo, cer- ca del río, un barrio trabajador, con chimeneas, molinos y huertos. En la espina dorsal, blanca como la creta, el pueblo histórico, parcialmente incrustado en la roca”. Jean Sermet, La España del Sur, tomo xvii, 1956. “A dos leguas largas encontramos la ciudad de Arcos, para llegar a la cual se vadea el Guadalete… está situada en el centro de una fertlísima comarca rodeada de naranjos, sobre una empinada cima desde la cual se divisan las montañas de Ronda, Medina Sidonia y Gibraltar. El Guadalete, que da forma a una parte del recinto de Arcos, zumba en el fondo de un valle tortuoso y profundo en que parece abrirse el camino que le trazaran los poetas”. Barón de Bourgoing, Tableau de l’Espagne moderne, tomo xvii, 1797. “Abraza a esta Ciudad [de Arcos de la Frontera] y elevada roca el río Gua- dalete por la mayor parte de su circunferencia, abriéndose paso entre es- trechuras, y por una formidable profundidad, de suerte que sorprende al asomarse a ella desde algunas casas, situadas en lo alto del Pueblo”. Antonio Ponz, Viage de España, tomo xvii, 1792. “Baña y riega este río [Guadalete] a Zahara, y Arcos, passa junto a Xerez de la Frontera, y métese en la mar por la ciu- dad del puerto de Santa María; es grande, que aún junto a su nacimiento no se puede vadear si toma un poco de crecida”. Pedro de Medina y D. Pérez de Mesa, Las grandezas y cosas notables de España, 1548–1595. [Arcos es ] “una fortaleza sobre el río Guadalete. Es una ciudad que data de la antigüedad que ha sido destruida varias veces y después repoblada. Su territorio encierra numerosos olivares”. Al-Himyari, Kitab al-Rawd al-Mitar, siglo xv. Junta de los Ríos Embalse de Guadalcacín II Arcos de la Frontera Río Majaceite Embalse de Arcos Río Guadalete iii Bornos Embalse de Arcos El Santiscal Presa de Bornos Paraje Natural “Al oriente de Arcos está Bornos sobre el expresado río Guadalete; territorio fe- cundo de los mismos frutos y cosechas que Arcos, con abundancia de cortijos”. Antonio Ponz, Viage de España, tomo xvii, 1792. “Hablando Plinio de los pueblos que concurrían al Convento de Cádiz, expre- sa el nombre de Carisa… Nebrija [la coloca] al sitio en que hay un despoblado, que mantiene el nombre de Carixa, a una legua de la Villa de Bornos”. E. Flórez, Medallas de las Colonias, municipios y pueblos antiguos de España…, 1757. Coto de Bornos Villamartín Embalse de Bornos Paraje Natural “…fuentes… hay en el sitio de Bornos abundantísimas, y de muy buena agua, y la vecindad del río Guadalete acomoda- da al riego de muchas huertas, que todo ello hace el lugar amenísimo, y alegre… A la parte oriental de Bornos, dos leguas distante de él, está fundada la villa de Villamartín, en un sitio alto sobre el río Guadalete, que casi la cercan con otro río, que baja de las sierras de Zahara; si antiguamente hubo aquí población, no lo sabré afirmar: cierto es que allí estaba un antiguo castillo, y que habrá ciento y cincuenta años que el Cabildo de Sevilla, en cuya jurisdicción está, dio licencia para poblarla, y se pobló por la mucha comodidad de tierras que tiene para pasto de ganados mayores, y meno- res, y para el trato de la labor…”. Rodrigo Caro, Antigüedades y Principado de… Sevilla y Corografía de su Convento…, 1634. “El centro de la campiña es Villamartín. La región en torno a esta ciudad, e incluso más hacia el oeste, es, en su conjunto, muy fértil. Aquí no faltan tampoco colinas, que pueden divi- sarse ya desde el norte de Villamartín y Bornos”. Wilhelm Giese, El nordeste de Cádiz…, 1937. “Remontemos ahora el Guadalete. Hasta Vi- llamartín, el río corre, libre y apacible, entre playas pedregosas… El valle se abre en un amplio paisaje de margas y de campiñas, or- gullosamente onduladas… Además, el valle está bastante bien cultivado de hortalizas, y altos árboles dan sombra a la carretera. Grandes pueblos de varios miles de habitan- tes, de aspecto próspero: Bornos, Villamar- tín, enriquecidos por las ferias de ganado, los molinos de aceite y de harina…”. Jean Sermet, La España del Sur, 1956. iv “En lo que respecta a la distribu- ción de los asentamientos, pueden resaltarse diversos grupos: en primer lugar, los pueblos de la zona monta- ñosa del sur, en los alrededores de la sierra del Pinar; un segundo grupo, que surge en los lugares situados a ambos lados del cauce principal del Guadalete. Otro lo constituyen los poblamientos que se extienden a lo largo del Guadalporcún… Final- mente, un último grupo formado por las escasas pero grandes ciuda- des de la campiña… Puerto Serrano… pertenece por su posición y por el tipo de cons- trucción de su caserío a la campiña. Debido a que este pueblo dispone de suficiente espacio para su expansión, las calles que presenta son relativa- mente amplias”. Wilhelm Giese, El nordeste de Cádiz…, 1937. Villamartín Río Guadalete “[El Guadalete] sustenta en toda su corriente azeñas, y molinos en grande número, y beneficio de los lugares ve- cinos. Toda la tierra que baña es por extremo fértil, apacible, templada en el invierno, y no rigurosa en el estío”. Martín de Roa, Santos Honorio, Eutichio, Estevan, patro- nos de Xerez de la Frontera, 1617. En el camino de Sevilla a Ronda por Zahara se halla “El Puerto [Puerto Serrano, que] es el portal montañoso por donde los salteadores bajan para infestar el camino real de Cádiz…”. Richard Ford, Manual para viajerospor España y lectores en casa, 1845. Puerto Serrano Vía Verde de la Sierra v Río Guadalporcún Junta de los Ríos Río Guadalete Sierra de Líjar Algodonales La Muela Río Guadalete “Por la parte del Medio día nace el río Guadalete, cerca de la Torre de Alhaqui- mi, y camina hasta Xerez, y el puerto de Santa María, por donde entra en el mar. Quieren algunos que sea éste el segundo río Leteo, y que le venga el nombre de Guadalete de su antigua nombradía Lete y de la dicción Guada arábiga, que sig- nifica río. A otros les parece que es el río Chriso, de quien en esta parte hace me- moria Festo Avieno, y que tomó el nom- bre de Crysaor, padre de los Geryones”. Rodrigo Caro, Antigüedades y Principado de… Sevilla y Corografía de su Convento…, 1634. “Al norte del río Guadalete, los montes se van encrespando hacia la sierra de Algodonales y hacia la cumbre del Lagarín… La im- portante población de Algodonales… se ubica en la vertiente sur de la sierra de Líjar, esto es, en el margen superior de una pequeña depresión… Este pueblo agradable… es más reciente que Zahara y El Gastor, pero no tan moderno como Prado del Rey…”. Wilhelm Giese, El nordeste de Cádiz…, 1937. “…más arriba de Villamartín, el Guadalete está extraordinariamen- te encajonado en la meseta de Trías, que lo domina con severas ver- tientes… Región desolada y desértica, que pronto conduce al más asombroso espectáculo…”. Jean Sermet, La España del Sur, 1956. Río Guadalporcún Zaframagón vi Según Rodrigo Caro, en una antigua medalla relacionada con Zahara se observaba “una cabeça humana, y cerca de ella una línea tortuosa… Parece que aquella línea tortuosa denota el río Guadalete, que por la parte de Septentrión baña, y va ro- deando con varias vueltas el gran cerro sobre que se levanta el peñasco donde está Zahara”. “…la villa de Zahara… está situada… sobre una gran peña tajada… para llegar a la población se sube casi una milla desde el río Guadalete, por un cerro muy alto, y áspero de subir. Tiene así mismo junto a sí este gran peñasco en que está fundada Zahara la alta sierra que llaman del Pinar, primeras señas de España a los que viniendo de las Indias de Occidente navegan el mar Atlántico, porque esta sierra es lo primero que se descubre de la amada patria y a quien todos dan los primeros saludos”. Rodrigo Caro, Antigüedades y Principado de… Sevilla y Corografía de su Convento…, 1634. “Después de seguir y cruzar el Guadalete llegamos a una nueva venta construida bajo Zahara, que es un verdadero nido de águilas morisco coronando su coli- na piramidal, y tan fortificada por la naturaleza con las rocas por muralla y su río por foso como para que fue- se casi inexpugnable hasta la invención de la artillería”. Richard Ford, Manual para viajeros por España y lectores en casa, 1845. “Abajo, el río de aguas inmóviles…, bordeadas de adelfas, bajo dos puentes, uno de ellos romano. Arriba, una montaña de vertientes cortadas a pico como los muros de una fortaleza, y, exactamente debajo de una roca que parece desprendida de la cumbre, un pueblo resplandecientemente blanco, ondulado para adaptarse a todos los movimientos del terreno. Este pueblo, que mirarlo hace daño de tanto levantar la cabeza, es Zahara”. Jean Sermet, La España del Sur, 1956. Río Guadalete Bocaleones Zahara Embalse de Zahara Ribera de Gaidóvar El Gastor Montecorto Río Guadalete Arroyomolinos vii “Antes de llegar a Grazalema, y después de haber subido y baxado un gran Puer- to, se descubre la Villa en una situación muy original, fundado el caserío que desde este lado se descubre sobre riscos, y pegado a peñascos… Desde Grazale- ma se continúa subiendo suavemente hasta lo más alto de la Sierra que llaman Puertoboyal, y es de los mayores de Andalucía; y surte de nieve a Cádiz y a otros muchos Pueblos…”. Antonio Ponz, Viage de España, tomo xviii, 1794. “Grazalema, situada, como Ronda, entre montañas, está sólo a tres leguas de esta población. Sus habitantes, que cuentan con agua abundante y no tenían muchos recursos, han instalado unas de las principales fábricas de paños españoles para el consumo popular”. Barón de Bourgoing, Tableau de l’Espagne moderne, 1797. “Grazalema… se aferra a una coli- na rocosa como un nido de ave. Sólo se puede ascender a ella por una angos- ta vereda al borde mismo… El camino sube ahora a las alturas bajo el pico San Cristóbal… Es también llamado la Ca- beza del Moro, y es la primera tierra que ven los barcos al llegar del Atlántico. La cima está a menudo cubierta de nieve”. Richard Ford, Manual para viajeros por España y lectores en casa, 1845. “La profunda cañada que limita por el sur la sierra del Pinar, por donde circula el río Ta- vizna, arranca del puerto del Boyar, situado dos kilómetros a poniente de Grazalema. Por el otro lado de ese puerto las aguas afluyen al río Guadalete, que en un principio corre por un valle muy cerrado… El Guadalete nace en la sierra del Endrinar, cerca del puerto de la Presilla y corre encauzado por la fractura que separa la sierra del Endrinar de la del Pinar, hasta cerca de Grazalema. En este pri- mer trayecto es de régimen torrencial. Poco antes de llegar a Grazalema tuerce el río su curso hacia levante…”. Juan Gavala y Laborde, La Serranía de Grazalema, 1918. Sierra del Pinar Puerto del Boyar “El macizo de Grazalema es en realidad complejo. Después del corredor de flysch de Boyar, [se halla] un tercer y último macizo, el más alto, la Sierra del Pinar (1.656 m)… Estas montañas no son muy altas, pero sí imponen- tes por la rotundidad de sus plie- gues y la dureza de sus calizas. Ya sabemos que las lluvias alcanzan aquí un máximum muy alto… En los alrededores brotan hermosos manantiales; uno es el del Gua- dalete, otro el del Majaceite”. Jean Sermet, La España del Sur, 1956. Grazalema Río Guadalete viii Sierra del Endrinal Sierra de Líbar Naturalezas 52 marinos que entran por el Golfo de Cádiz van dejando llu- vias cada vez más abundantes conforme va aumentando la altitud del terreno, presentando su máximo en Grazalema, localidad que se cuenta entre las más lluviosas de España. Desde su nacimiento junto al puerto de las Presillas hasta su desembocadura en El Puerto de Santa María, el Guadalete tiene una longitud de 166 km y una superficie total de cuenca de 3.677 km2. Sus principales afluentes son Nacen el Guadalete y su principal afluente, el Majaceite, en la sierra de Grazalema, formación que constituye el ex- tremo occidental del sistema sub-bético y que presenta su máxima elevación en la sierra del Pinar (1.654 m). La sierra de Grazalema se desarrolla paralela a la cos- ta y actúa como barrera perpendicular a los vientos lluviosos del suroeste. Esta disposición da lugar a un ejemplo carac- terístico de aumento de la lluvia con la altitud. Los vientos Río Guadalete Hidrología de la cuenca del Guadalete Javier Aycart Luengo Mapa general de la cuenca del río Guadalete con los principales cursos de agua y embalse. 53 el Majaceite por la margen izquierda y el Guadalporcún por la derecha. El Guadalete cuenta con dos grandes embalses de regulación (Zahara-El Gastor y Bornos) además del em- balse de Arcos de la Frontera, que funciona como contra- embalse del de Bornos. En el Majaceite existen asimismo dos importantes embalses: Los Hurones y Guadalcacín. Las superficies parciales y totales de cada uno de estos embalses pueden verse en la tabla adjunta. Como se re- fleja en dicha tabla, la superficie regulada de la cuenca asciende a 2.013 km2, lo que supone un 55% de su su- perficie total. Naturalezas Zahara-El Gastor Bornos Arcos Los Hurones Guadalcacín Total 128 1.216 31 290 248 2.013 128 1.344 1.375 290 638 Embalse Superficie de cuenca (km2) TotalParcial Datos básicos de la cuenca Superficie de la cuenca 3.677 km2 Ríos Guadalete Majaceite (Tributario) Regulado Guadalporcún (Tributario) ReguladoArroyo Espera (Tributario) No regulado Arroyo Paterna (tributario) No regulado Población 750.000 habitantes Longitud del río principal 165 km Pluviometría media en embalses 680 mm Aportación media 590 hm3 Aportación media en embalses 357 hm3 Paraje de las Angosturas del Guadalete, donde se sitúa la presa de Bornos. Al fondo de la imagen se observa el descenso del río por la llanura en dirección al embalse de Arcos. Foto: J. Hernández. 54 Río Guadalete Gráfico 2: Pluviometría media anual registrada en los cinco embalses principales de la cuenca del Guadalete durante los últimos 25 años (media aritmética de la pluviometría registrada en los embalses de Zahara, Bornos, Arcos, Los Hurones y Guadalcacín). Gráfico 1: Pluviometría anual registrada en Grazalema entre los años 1912 y 2009. 55 Naturalezas Gráfico 3: Aportaciones corregidas anuales registradas en los cuatro embalses principales de la cuenca (Zahara, que entró en servicio en 1991, Bornos, Los Hurones, Guadalcacín), 1967-2011. Gráfico 4: Evolución de los recursos embalsados de la cuenca del río Guadalete, con indicación de la capacidad de embalse y de los volúmenes embalsados en Zahara, Bornos, Los Hurones y Guadalcacín entre 1967 y 2011. 56 total de 592 hm3. El registro de máxima aportación en un solo día corresponde al 14 de dicho mes, cuando se reco- gieron en los embalses de la cuenca 101 hm3, casi el triple que en todo el año 1994-1995. En el mencionado gráfico queda claramente refleja- do el período de sequía registrado entre los años 1991 y 1995, sin duda el más extremo de los últimos cien años, así como los tres años excepcionalmente húmedos que si- guieron a este período. Evolución de los recursos embalsados El embalse de Guadalcacín I en el río Majaceite, con una capacidad de 77 hm3, fue el primero que entró en servicio en la cuenca del Guadalete, en 1917. En los años 1961 y 1962 se terminaron las presas de Bornos (200 hm3) y Los Hurones (135 hm3). Los últimos embalses construidos, Zahara (223 hm3) y Guadalcacín II (que aumentaba la ca- pacidad del primitivo embalse de 77 a 800 hm3), entraron en servicio en los años 1991 y 1993, coincidiendo con el grave período de sequía, por lo que su llenado efectivo no comenzó realmente hasta finales de 1995. En el gráfico 4 se representa la evolución de la ca- pacidad de embalse en la cuenca del Guadalete, así como de los volúmenes embalsados en Zahara, Bornos, Los Hu- rones y Guadalcacín, desde octubre de 1967 hasta el 1 de octubre de 2011. El embalse de Arcos de la Frontera, debido a su escasa capacidad y a su régimen de funcio- namiento como contraembalse del de Bornos, no se ha considerado en este gráfico. Cabe resaltar el mínimo que alcanzaron las reser- vas a finales de 1995, con un volumen total embalsado de 27 hm3 que prácticamente coincidía con la suma de los embalses muertos (volumen que queda por debajo de la cota de los desagües de fondo) de las cuatro presas prin- cipales. Afortunadamente, en diciembre de 1995 se rom- pió el prolongado período de sequía que había comen- zado en 1991, registrándose abundantes lluvias durante los meses siguientes, lo que se tradujo en aportaciones extraordinarias a los embalses que permitieron olvidar las restricciones al consumo en riegos y abastecimiento hasta el día de hoy. Pluviometría Los valores anuales de las precipitaciones son muy va- riables a lo largo del tiempo y de la cuenca. Como se ha explicado anteriormente, la pluviometría más elevada la encontramos en la zona de Grazalema donde se registran valores extraordinariamente altos. En el gráfico 1 se repre- sentan los valores de la pluviometría anual registrada en Grazalema desde 1912. La lluvia media anual en el último siglo asciende a 2.079 mm, presentando un máximo de 4.251 mm en el año 1935-1936 y un mínimo de 713 mm en 1998-1999. El mes más lluvioso fue diciembre de 1958, cuando se regis- traron 1.519 mm. La mayor precipitación diaria observa- da fue la del 27 de enero de 1948, con 349 mm. En el resto de la cuenca la pluviometría es sensible- mente menor, como se refleja en el gráfico 2, en el que se muestra la pluviometría media anual registrada en los cin- co embalses principales durante los últimos 25 años. Aportaciones a los embalses En el gráfico 3 se representan las aportaciones anuales re- gistradas en los cuatro embalses principales de la cuenca (Zahara, Bornos, Los Hurones y Guadalcacín) desde el año hidrológico 1967-1968 hasta el 2010-2011. Las aportacio- nes que se consideran en este apartado son las denomina- das aportaciones corregidas, es decir, las aportaciones pro- pias de la cuenca de cada embalse una vez descontadas las aportaciones procedentes de desembalses realizados por las presas situadas aguas arriba o por el Trasvase Guadiaro- Majaceite. Ha de tenerse en cuenta asimismo que el embalse de Zahara entró en servicio en el año 1991. Puede observarse que el régimen de aportaciones se ca- racteriza, aún más que la pluviometría, por su irregularidad en el tiempo. Prueba de ello es que pueden encontrarse días con aportaciones muy superiores a las de algún año comple- to. La aportación media anual a los embalses en este período ha sido de 357 hm3, con un máximo de 1.357 hm3 en el año 2009-2010 y un mínimo de 35 hm3 en el año 1994-1995. El mes en el que se registraron las mayores aporta- ciones al conjunto de embalses fue enero de 1970, con un Río Guadalete 57 Naturalezas la información contenida en la Web de los Manantiales de Andalucía (www.conocetusfuentes.com), donde puede consultarse el catálogo correspondiente. Esta iniciativa está siendo desarrollada por el proyecto Conoce tus Fuen- tes, promovido por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía y coor- dinado por la Universidad de Granada. El proyecto cons- tituye un exitoso ejemplo de crowdsourcing de levanta- miento de información con la ayuda de nuevas tecnologías y el auxilio de la colaboración voluntaria de multitud de ciudadanos. En cada una de las fichas levantadas aparecen citados los autores correspondientes. A todos, nuestro re- conocimiento y agradecimiento. No hay ríos sin fuentes, al menos esto es lo que ocurre en regiones como Andalucía sometida al imperio del clima mediterráneo. Es tradición designar —de manera más o menos justificada, arbitraria o interesada— un manantial como nacimiento oficial de cada río, de modo que éste adquiere un protagonismo estelar que ensombrece al res- to, no necesariamente menos valiosos. Conscientes de esta circunstancia, la presente contribución se plantea desde la realidad de que un río tiene tantos nacimientos como ma- nantiales hay en su cuenca. Estas líneas que siguen pretenden esbozar la temáti- ca de las fuentes y manantiales de la cuenca del río Gua- dalete. Para ello hemos recurrido, fundamentalmente, a Fuentes del Guadalete Manantiales de la cuenca del Guadalete José M.ª Fernández-Palacios, Luis Sánchez Díaz, Virginia Robles Arenas y Antonio Castillo Martín Manantial considerado la fuente del Guadalete, en las inmediaciones del puerto del Boyar. Foto: A. Castillo Martín. Manantial del Cañuelo, en Arcos de la Frontera. Foto: igme, Sevilla. Nacimiento de Benamahoma. Foto: A. Martínez. Manantial de Matite, Arcos de la Frontera. Foto: igme, Sevilla. Manantial de Bocaleones, en Zahara. Foto: A. Castillo. Nacimiento de Bornos, en la década de 1950. Foto: L. Ruiz Martínez. 58 un prolongado estiaje con nulas o mínimas precipitacio- nes, las aguas que circulan por los cauces durante ese pe- riodo proceden exclusivamente de descargas subterráneas a través de manantiales de muy diferente tipología. Es lo que se conoce como flujos o aportaciones de base, impres- cindibles, como puede suponerse, para la supervivencia de todos nuestros ríos y sus ecosistemas asociados. Pero no todo el territorio de una cuenca fluvial goza de las mismas características hidrogeológicas. Éstas depen- den básicamente
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