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Río Guadalete
Río Guadalete
Río Guadalete
Edita
Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, 
Junta de Andalucía.
Consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio
José Fiscal López
Viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio
José Luis Hernández Garijo
Dirección Facultativa
José María Fernández-Palacios Carmona
Fotografías e imágenes
José Morón, Javier Hernández (fotografías aéreas).
Ador Consultoría, P. Álvarez Ribera, J. M. Amarillo, J. Aparicio Martínez, A. M. Arias García, A. Barbey, BIOGEOS Estudios Ambientales, D. Cabello, M. Cabello, J. Camacho, J. Caro 
Baroja, Antonio Castillo, M. I. Cerrillo, T. de Diego, Ignacio Doadrio, José A. Carmona y Carlos Fernández-Delgado, Lourdes Encina, J. M. Escapa García, J. M.ª Fernández-Palacios, A. 
García Lázaro, J. García Lázaro, P. García Murillo, Héctor Garrido, J. González Granados, Grupo de Investigación PGIAL (UCA), E. V. Harris, J. Jaime, L. G. Lagóstena Barrios, B. R. Lara, 
J. López Tirado, M. C. Martín, A. Martínez, Medios Audiovisuales CAMA, E. Murcia Sánchez, G. Olías, A. Pérez Hurtado, Dora Rodríguez, S. Rodríguez, L. Ruiz Martínez, J. A. Sánchez, 
P. Sánchez, I. Santaella, J. Torres Garrido, J. L. Valencia Oca.
Archivo Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Archivo Espasa, Archivo General de Simancas, Biblioteca Municipal Central de Jerez, Biblioteca Nacional de Austria 
(Viena), Biblioteca Nacional de España (Madrid), Biblioteca Tomás Navarro Tomás, CSIC (Madrid), The British Library (Londres), Centro Geográfico del Ejército (Madrid), Confederación 
Hidrográfica del Guadalquivir (Sevilla), Estación Biológica de Doñana CSIC, Fundación Víctor Marín (Arcos de la Frontera), Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya (Barcelona), 
Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (Sevilla), Instituto Geográfico Nacional (Madrid), Instituto Geológico y Minero de España (Sevilla), Museo de Cádiz, Museo Nacional 
del Prado (Madrid), The Tate Gallery (Londres).
Mapas y gráficos
Ignacio Ysasi Fernández de Bobadilla, Grupo Entorno, Daniel Cabello Moreno, Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. 
Agradecimientos
María Briones Alcañiz, Alberto M. Arias García, Javier Camacho, Antonio Castillo Martín, Manuel I. Cerrillo, Fundación Víctor Marín, José García Lázaro, Fernando Giménez de Azcárate, 
Héctor Garrido, Marqués de Tamarón, Luis de Mora-Figueroa, G. Olías, Alejandro Pérez-Hurtado, Mabel Regidor, Fernando Sancho Royo, I. Santaella, Laurence Shand.
Impresión y encuadernación
Brizzolis, arte en gráficas
© de la presente edición: 2015, Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Junta de Andalucía.
© de los textos e imágenes: sus autores y propietarios.
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización expresa de los titulares del Copyright de la obra y bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra 
por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ella mediante venta o alquiler.
Impreso en España, 2015.
ISBN: 978-84-16591-00-8
Depósito legal: SE 1694-2015
Este libro es accesible en internet en el siguiente enlace: http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/rioguadalete
Coordinación
José María Fernández-Palacios Carmona
Fernando Olmedo Granados
Diseño gráfico y maquetación
Ignacio Ysasi Fernández de Bobadilla
Edición, documentación
Fernando Olmedo Granados,
Línea de Sombra Proyectos
Textos
Juan Arroyo Marín
José Manuel Astillero Ramos
Vicente Aycart Luengo
Javier Aycart Luengo
Antonio Castillo Martín
Agustín Cuello Gijón
José María de las Cuevas Carmona
José Díaz Quidiello
Lourdes Encina Encina
María Estirado Oliet
José M.ª Fernández-Palacios Carmona
Agustín García Lázaro
Pablo García Murillo
José R. Guzmán Álvarez
Alfonso Jurado Álvarez
Lázaro G. Lagóstena Barrios
Manuel López Rodríguez
Emiliano Mellado Álvarez
Fernando Ojeda Copete
Fernando Olmedo Granados
Ildefonso Ortega Calderón
Pablo J. Pomar Rodil
Patricio Poullet Brea
Juan Luis Ramírez Vacas
Mabel Regidor Jiménez
Virginia Robles Arenas
Dora Rodríguez Ruiz
Salvador Rodríguez Becerra
Manuel Rojas Gabriel
Eugenio Rubio Aranoa
Jesús Ruiz de las Cuevas
Luis Sánchez Díaz
José M.ª Sánchez García
Raúl Sánchez Salguero
Presentación
Agua, ¿dónde vas?
Riyendo voy por el río
a las orillas del mar.
Mar, ¿adónde vas?
Río arriba voy buscando
fuente donde descansar.
Federico García Lorca
Canciones, 1921-1924.
Un río es mucho más que una corriente circulante de agua más o menos caudalosa. No hay río sin tie-
rra, ni territorio con ocupación humana que no sea surcado por un río, por modesto que sea. Y es que 
resulta difícil concebir una tierra sin río. El fenómeno fluvial resulta así inherente a la tierra que atra-
viesa y los habitantes que la pueblan. Por eso ningún espacio geográfico queda intacto cuando se en-
frenta con el agua de un río —su río— que lo modela, fertiliza y redime dándole identidad y cohesión. 
Así ocurre con el Guadalete, un río inseparablemente unido a la fachada atlántica de la pro-
vincia de Cádiz. Viene a ser el espejo donde se refleja la esencia, el paisaje y la historia de esta tierra. 
Reconocer y valorar los principales ríos andaluces afirmando la singularidad propia de cada uno de 
ellos en la configuración del territorio es el objeto de esta iniciativa editorial que tiene en esta obra, 
en este libro, su quinta entrega.
Pocas metáforas han tenido mayor éxito y alcance universal que la asociación de las corrientes 
fluviales con el discurrir de la vida y la fugacidad del tiempo. Y es que la idea de que la vida fluye 
de manera similar a la corriente de un río nos infunde un significado que, al menos, reconforta. Una 
asociación que quizá haya condicionado el modo de abordar los estudios fluviales. Con frecuencia 
en la mayoría de los casos tratados, las descripciones de los cauces se llevan a cabo con una rigidez 
unidireccional, río abajo, mirando hacia adelante desde los orígenes hasta la desembocadura. Así 
lo cantaba el poeta portuense Rafael Alberti: «Río que sueña ser mar, debe ser mar, si es su sueño». 
Una perspectiva unívoca que, en todo caso, no atiende a la rica multiplicidad de la naturaleza: todos 
los ríos acaban en el mar, pero también —como afirmaba García Lorca— toda gota de agua aspira a 
ser «fuente donde descansar», en un bucle eterno entre río y mar, sin principio ni fin. En los asuntos 
del agua no hay, pues, alfas ni omegas, sino un fluir recurrente y continuo, una suerte de tornaviaje 
cíclico en el que el agua abre cauces que son caminos. Así ha sido desde la aparición de los cuatro 
elementos fundamentales del planeta Tierra. 
En continuación de este periplo fluvial y vital a propósito del Guadalete, cabe citar que el filó-
sofo danés Kierkegaard afirmaba que la vida —como un río— solo podía ser comprendida mirando 
hacia atrás, pero que debía entenderse —o sea, vivirse— mirando al futuro. Y así, bajo esta inspira-
ción, se ha querido hacer esta obra y romper con los moldes al uso. Se han explorado distintas po-
sibilidades de recorrer y conocer el Guadalete: bajar desde sus fuentes, siguiendo la corriente hasta 
el encuentro con el mar; o remontar el camino en dirección contraria, aguas arriba, desde el mar en 
busca de sus orígenes. Por eso, en el apartado introductorio se recogen dos amplios artículos —Al 
hilo del Guadalete y Hacia las fuentes del Guadalete— que contribuyen con sendas visiones «de 
arriba a abajo» y «de abajo a arriba», al igual que se presenta un bloque temático bajo el epígrafe 
Agua, gestión y futuro. Un estudio, una edición que satisface por las propuestas complementarias 
que la enriquecen, como las dos direcciones de una señal en el camino: una que apunta a examinar 
y reflexionar sobre el pasado, la otra orientada desde el presente al porvenir. Son visiones necesarias 
porque saber es recordar, y es mucho lo que el pasado del Guadalete puede aportar para contribuir 
a ese futuro mejoral que todos aspiramos. 
El Diccionario de la Real Academia define la voz «río» en su tercera acepción como «afluencia 
de personas». Si nos atenemos a la variada nómina de colaboradores que intervienen en esta obra, 
no cabe duda que el Guadalete se desborda hasta convertirse no solo en cauce de aprendizaje, sino 
en un caudal de colaboraciones que nos ayudan a reconocerlo y apreciarlo. Y a valorar su papel 
como arteria medioambiental y humana de gran parte de la provincia de Cádiz y otras colindantes, 
del vértice meridional de Andalucía, para así ayudar a afianzar el Guadalete como un cauce de vida 
actual, y a rescatarlo de su viejo sobrenombre de «Río del Olvido».
José Fiscal López
Consejero de Medio Ambiente 
y Ordenación del Territorio
Sumario
Presentación
AL HILO DEL GUADALETE
Al hilo del Guadalete
Agustín García Lázaro 
Cuenca del río Guadalete
Hacia las fuentes del Guadalete
Fernando Olmedo Granados 
NATURALEZAS
Hidrología de la cuenca del Guadalete
Javier Aycart Luengo 
 
Fuentes del Guadalete. Manantiales de la cuenca del Guadalete
José M.ª Fernández-Palacios, Luis Sánchez Díaz, Virginia Robles Arenas y Antonio Castillo Martín
Biodiversidad vegetal en la cuenca del río Guadalete
Juan Arroyo Marín y Fernando Ojeda Copete
Vegetación riparia y acuática en el Guadalete
Pablo García Murillo 
 
Fauna del río Guadalete
Lourdes Encina Encina y Dora Rodríguez Ruiz
5
11
12
32
34
51
52
57
74
87
98
HISTORIAS Y CULTURAS
Río Guadalete
José Manuel Astillero Ramos
Río Guadalporcún 
José Manuel Astillero Ramos
Río Majaceite 
José Manuel Astillero Ramos
La obra hidráulica romana en la cuenca del Guadalete
Lázaro G. Lagóstena Barrios
 
La frontera del Guadalete
Manuel Rojas Gabriel 
La navegación en el bajo Guadalete, y un proyecto inédito de 1888
Ildefonso Ortega Calderón y Fernando Olmedo Granados
Los puentes del río Guadalete
Pablo J. Pomar Rodil 
Alardes de la ingeniería hidráulica de los siglos xix y xx. Los acueductos y sifones sobre el río Guadalete
Pablo J. Pomar Rodil 
Río Guadalete. Tierra atractiva para estudiosos de la cultura
Salvador Rodríguez Becerra 
Las huertas de Benamahoma, testigo del regadío tradicional 
José Ramón Guzmán Álvarez y Raúl Sánchez Salguero
La colonización de las tierras del Guadalete
José Díaz Quidiello
 
El poblado de los Hurones
Vicente Aycart Luengo
115
116
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157
163
175
182
186
198
201
207
Arcos y el Guadalete, fotografías de José María de las Cuevas Olivares y Víctor Marín Solano
Jesús Ruiz de las Cuevas
Recuerdos y olvidos del Guadalete
José M.ª de las Cuevas Carmona
El Guadalete en la red 
 
AGUAS, GESTIÓN Y FUTURO 
La gestión del agua en la cuenca del Guadalete
Juan Luis Ramírez Vacas
Grandes infraestructuras hidráulicas en la cuenca del Guadalete
Alfonso Jurado Álvarez y Patricio Poullet Brea
El trasvase Guadiaro-Majaceite
Juan Luis Ramírez Vacas y Javier Aycart Luengo 
Abastecimiento a la Zona Gaditana
Juan Luis Ramírez Vacas 
Proyecto de reconstrucción del azud de El Portal en el río Guadalete
Eugenio Rubio Aranoa
 
La gestión del espacio fluvial en el bajo Guadalete: nuevos retos y oportunidades
José M.ª Sánchez García y Emiliano Mellado Álvarez
Guadalete, cauce de aprendizaje 
Agustín Cuello Gijón
 
El Plan Hidrológico 
Manuel López Rodríguez
El Guadalete en el Espacio Sudoeste Europeo: Proyecto de investigación Agua y Territorios (WAT)
María Estirado Oliet
215
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Al hilo del Guadalete
12
Embalse de los Hurones Guadalcacín II Arcos El Bosque Embalse de Bornos Prado del Rey Villamartín Puerto Serrano Sierra del Pinar Algodonales Sierra de Líjar Puerto del Boyar Nacimiento del Guadalete Montecorto
 Río Guadalete
territoriales de buena parte del espacio provin-
cial. En sus 165 km de recorrido se conectan 
a lo largo de su cuenca las abruptas serranías, 
los suaves relieves de la campiña, las vegas alu-
viales y las dilatadas marismas del estuario, ya 
en la bahía de Cádiz. Puede afirmarse, en fe-
liz expresión del urbanista Manuel González 
Fustegueras, que «el Guadalete es el ADN de 
nuestro territorio».
Panorámica del núcleo 
del macizo de Grazalema 
donde nace el Guadalete. 
En primer término quedan 
la sierra del Endrinal y el 
corredor del Boyar, con 
la sierra del Pinar al norte. 
A la derecha se sitúa el 
nacimiento del Guadalete 
y a la izquierda, el sector 
por donde surge el río 
Majaceite.
Los ríos han jugado un papel fundamental 
como elementos vertebradores de los diversos 
territorios que integran su cuenca. Han sido 
fuente de riqueza, vía de comunicación y de 
intercambio comercial y cultural, espacios de 
ocio y referentes esenciales del paisaje, al que 
han dado vida. El Guadalete, el río gaditano 
por antonomasia, es también el principal ele-
mento articulador de las distintas unidades 
Al hilo del Guadalete 
Agustín García Lázaro
13 Al hilo del Guadalete
del Boyar. Pese a que los registros pluviométri-
cos recogidos en su cabecera son los más altos 
del país, con medias anuales superiores a los 
2.200 mm, el Guadalete presenta en sus pri-
meros tramos serranos, escoltado de adelfas, 
el aspecto típico de los ríos mediterráneos con 
su cauce seco la mayor parte del año, que sólo 
experimenta crecidas estacionales en época de 
grandes lluvias. La fuerte karstificación de este 
Más allá de la serranía de 
Grazalema se extienden 
la campiña y otras sierras, 
con varios embalses y 
poblaciones: desde los 
pantanos de los Hurones 
y Guadalcacín II del río 
Majaceite, a Arcos de 
la Frontera, Bornos, 
Vi l lamartín y Puerto 
Serrano hasta Algodonales, 
al pie de la sierra de Líjar. 
Foto: J. Hernández
Discurre el Guadalete en dirección nordeste-
sudoeste, drenando una cuenca de 3.677 km2 
que abarca la mitad superior de la provincia 
de Cádiz, con pequeñas incursiones en las de 
Málaga y Sevilla. Viene desde la serranía de 
Grazalema, de las faldas de la sierra del En-
drinal, de donde la lluvia y la caliza. Allí se 
ha ubicado tradicionalmente su nacimiento, a 
1.100 m de altitud, en las cercanías del puerto 
Embalse de los Hurones Guadalcacín II Arcos El Bosque Embalse de Bornos Prado del Rey Villamartín Puerto Serrano Sierra del Pinar Algodonales Sierra de Líjar Puerto del Boyar Nacimiento del Guadalete Montecorto
14
macizo calcáreo dificulta la circulación super-
ficial, infiltrándose el agua por simas y perde-
deros hasta los acuíferos subterráneos, para 
aflorar después en las fuentes y manantiales —
Benamahoma, Hondón, fuentes de Ubrique y 
de Gaidóvar— que se originan en las zonas de 
contacto con la base impermeable de los suelos 
margosos, de edad triásica, sobre los que se 
asienta la serranía. 
Desde Grazalema el río se precipita en 
un fuerte descenso hacia la ribera de Gaidó-
var, donde recibe al arroyo del Caballo que 
riega estos parajes y cuyas aguas movieron 
los ingenios hidráulicos de molinos y almaza-
ras, de los batanes y telares donde se fabrica-
ban las famosas mantas de Grazalema. Algo 
más abajo se le une el arroyo del Águila, que 
drena las tierras malagueñas de Montecorto. 
En este lugar despunta el peñón de Audita, 
donde persisten los restos de un torreón ára-
be desde el que se controlaba, en los siglos 
medievales, el valle del Guadalete, vía de 
comunicación natural de estas tierras entre 
Ronda y Zahara que lo fueron de frontera. 
Cruza el río ahora entre areniscas y arcillas 
del Mioceno que corresponden a las estriba-
 Río Guadalete
La villa de Grazalema, 
situada en posición avan- 
zada entre los contrafuertes 
de las sierras del Pinar, 
en primer plano, y del 
Endrinal. Por las vertientes 
que se abren entre los 
relieves de ambas se 
precipita, descendiendo 
desde las inmediaciones del 
puerto del Boyar,el curso 
inicial del río Guadalete. 
Foto: J. Hernández
15
ciones de las Mesas de Ronda la Vieja, don-
de se conservan las ruinas de Acinipo. El río 
cambia en este punto su dirección, hacia el 
noroeste, y, al poco, sus aguas se remansan 
en el embalse de Zahara-El Gastor. Desde su 
nacimiento hasta este lugar ha descendido, 
en apenas diez kilómetros de recorrido, algo 
más de 600 m de altitud, reduciendo drásti-
camente su pendiente y su capacidad erosiva, 
dejando en sus orillas y en el cauce grandes 
depósitos de cantos rodados. La presa de Za-
hara entró en servicio en 1995, pudiendo em-
balsar hasta 223 hm3. Bajo sus aguas quedan 
buena parte de las fértiles huertas de Arroyo-
molinos, uno de sus tributarios, y las tierras 
de Ventas Nuevas, donde se explotaban unas 
tradicionales salinas. Flanqueada por las mo-
les calizas de Monte Prieto, al sur, y por el 
impresionante peñón de Lagarín, al norte, la 
lámina de agua del embalse es el singular es-
pejo en el que se mira Zahara, cuyo blanco 
caserío, coronado por su castillo, se encara-
ma a un peñasco rocoso. No es de extrañar 
que esta fortaleza nazarí, casi inexpugnable, 
fuera uno de los últimos reductos musulma-
nes, siendo tomada definitivamente por los 
 Al hilo del Guadalete
A la derecha de la imagen 
se dist ingue el val le 
por donde f luye el río 
Guadalete en su curso alto 
a partir de Grazalema. 
A continuación, el cauce 
cambia de dirección y se 
encaja entre el Monte 
Prieto y el peñón del 
Lagarín para remansarse 
en el embalse de Zahara-
El Gastor, cuya superficie 
se aprecia a la izquierda. 
Foto: J. Hernández
16
cristianos en 1483, en las postrimerías de la 
conquista del reino de Granada.
Aguas abajo de la presa recibe el Guadalete 
al arroyo Bocaleones, que viene desde el cir-
co de la sierra del Pinar, recogiendo las aguas 
del pinsapar y de los rincones que conforman 
el núcleo del Parque Natural de la Sierra de 
Grazalema. En su recorrido cruza la Garganta 
Verde, sorprendente cañón tallado en las cali-
zas de las Cambroneras, uno de los más her-
mosos parajes naturales de la provincia, cuyos 
paredones albergan una gran colonia de buitre 
leonado y sirven de refugio a otras singulares 
especies de aves de roca. El río sigue su cami-
no regando las huertas ribereñas y pasa ahora 
cerca de Algodonales, que queda a su derecha 
a los pies de la sierra de Líjar, donde afloran 
copiosas fuentes y manantiales. Llega así a los 
puentes de la Nava y desde aquí se encaja por 
las estrechas hoces que se forman entre los ce-
rros triásicos poblados de pinares —del Lobo, 
de los Corrales, Peña Gorda, del Juncal, del 
Cincho…— y por entre los roquedos calizos 
que escoltan al río en uno de los tramos mejor 
conservados y de más difícil acceso. 
 Río Guadalete
Vista general del embalse 
de Zahara-El Gastor desde 
las estribaciones de la 
sierra del Pinar, al norte 
de la villa de Grazalema. Al 
otro lado de las aguas del 
Guadalete resalta el peñón 
del Lagarín, en cuyas faldas 
se localiza la población 
de El Gastor. La presa se 
encuentra hacia la izquierda 
de la imagen. Foto: J. Morón
17
A los pies de Sierra Vaquera, en el paraje 
conocido como Junta de los Ríos, se le unen las 
aguas del Guadalporcún, uno de sus principa-
les afluentes. Llega este río desde la sierra de 
la Sanguijuela, próxima a Setenil, adoptando 
sucesivamente varios nombres (Peña, Setenil, 
Trejo). En esta población excava profundas 
hoces en los materiales miocenos que confor-
man toda la región de las Mesas de Ronda. 
La acción erosiva de sus aguas da lugar a un 
singular paisaje de tajos y escarpes entre los 
que se encaja, en un sorprendente conjunto de 
arquitectura popular, el apiñado caserío de Se-
tenil. Al sur de Torre Alháquime, en una am-
plia vega, se une al Trejo el arroyo del Zuma-
cal y ya con el nombre de Guadalporcún, deja 
el pueblo de Olvera a su derecha dirigiéndose 
en dirección noroeste hacia el peñón de Za-
framagón, que cruza por la angosta garganta 
del Estrechón. Este enclave rocoso, declarado 
Reserva Natural, alberga en sus escarpadas 
paredes una de las mayores colonias de buitre 
leonado de Europa. En una breve incursión en 
tierras sevillanas, se le une el río Guadama-
nil junto al monumental viaducto de la Vía 
Verde de la Sierra que recorre estos parajes, 
 Al hilo del Guadalete
Curso del río Guadal- 
porcún, el mayor afluente 
del Guadalete en su 
tramo alto, que discurre 
atravesando los relieves 
del área limítrofe entre 
las provincias de Cádiz 
y Sevilla. A la derecha 
sobresale, con un tajo 
cortado a pico, el peñón de 
Zaframagón, atisbándose 
en último término la villa de 
Olvera. Foto: J. Hernández
18
sobre un inacabado tendido de ferrocarril que 
se acometió en la década de 1920. Ya juntos, 
esculpen la cerrada de Coripe en las duras ofi-
tas —rocas volcánicas—, uniendo sus aguas a 
las del Guadalete.
Desde Sierra Vaquera, el Guadalete dis-
curre hacia el paraje de la Toleta. A partir de 
aquí se acompañará en su margen derecha por 
la traza del antiguo Ferrocarril de la Sierra, 
felizmente recuperada como Vía Verde hace 
unos años para el turismo rural. Este frustrado 
proyecto utilizaba los valles del Guadalete y 
del Guadalporcún como corredores naturales 
para la conexión ferroviaria de la campiña de 
Jerez, a través de la sierra de Cádiz, con las tie-
rras malagueñas de Almargen. Viaductos, tú-
neles, puentes, azudes de viejos molinos, cor-
tados y paredones rocosos se suceden ahora en 
un tramo en el que el curso del río ha cam-
biado bruscamente su orientación, tomando la 
de nordeste-sudoeste que, siguiendo la pauta 
tectónica de la región, era la que llevaban sus 
afluentes Guadalporcún y Guadamanil. Afian-
zada ya la definitiva dirección de su cauce, el 
Guadalete cruza la cerrada de los Castellares 
en dirección a Puerto Serrano. Atraviesa lue-
 Río Guadalete
El Guadalete a su paso 
junto a Puerto Serrano. 
Reforzado por las aguas del 
Guadalporcún y dejando 
atrás los terrenos de 
sierra, el río comienza su 
curso medio a lo largo de 
las colinas y llanuras de la 
campiña, acompañado por 
algunas manchas de monte, 
geométricos plantíos de 
olivos y extensos campos 
de labor. Foto: J. Hernández
19
go por tierras de El Indiano y el paisaje mon-
tuoso de cerros abruptos, donde predominaba 
el matorral y la vegetación propia del monte 
mediterráneo, da paso a espacios más abiertos 
de relieves alomados y suaves colinas, donde 
los extensos terrazgos anuncian que el río ha 
llegado a la campiña.
Dejando atrás Puerto Serrano, el Guadalete 
inicia su curso medio y atraviesa los Llanos de 
Villamartín entre excelentes tierras de cultivo 
que esperan regarse un día con las aguas del 
embalse de Zahara. Los sotos fluviales de sau-
ces y tarajes han sido sustituidos en muchos 
lugares por los eucaliptos que empiezan ya a 
desplazar a las especies autóctonas de las ribe-
ras. Las primeras graveras y un gran azud para 
los riegos del poblado de colonización de Coto 
de Bornos nos apuntan ya los nuevos usos que 
esperan al río. En las terrazas fluviales de este 
tramo el profesor Vallespí ha localizado asen-
tamientos humanos del Paleolítico Inferior.
Tras pasar por Villamartín, el Guada-
lete ve retenidas sus aguas en el embalse de 
Bornos. En su zona de reculaje se asienta un 
denso bosque de tarajes que sirve de hábitat a 
 Al hilo del Guadalete
El Guadalete por la cam-
piña en las inmediaciones 
de Villamartín, que se 
acomoda en la margen 
izquierda del río. Con 
las aguas turbias debido 
a los arrastres, el cauce 
se ensancha, escoltado 
por una vegetación cada 
vez más profusa. Al 
fondo se vislumbran el 
embalse de Bornos y el 
caserío encalado de esta 
población. Foto: J. Hernández
20
una variada avifauna, rica en especies de aná-
tidas y ardeidos. Con una superficie de 630 
hectáreas, las Colas del Embalse de Bornos 
han sido declaradas Paraje Natural por sus 
grandes valores ecológicos. Este gran pantano 
se nutre también de las aguas mestas de im-
portantesríos y arroyos —Serracín, Alberite, 
Zanjar, Almarda…— que confluyen en él des-
pués de avenar las campiñas de secano de un 
amplio rincón de la provincia. Levantada en 
el paraje de las Angosturas, en una estrecha 
cerrada tallada por el río en las calcarenitas 
de la sierra del Calvario, la presa de Bornos 
entró en servicio hace medio siglo, en 1961. 
Con 215 hm3 de capacidad, fue la primera de 
las construidas en el Guadalete, utilizándose 
sus aguas para el regadío de la vega de Arcos 
—unas 2.000 hectáreas— y la producción de 
electricidad. A pie de presa, el cauce del río 
tiene una cota de 63 m, lo que nos da una 
idea del brusco descenso de su pendiente. Si 
en los primeros kilómetros de su recorrido, 
hasta la ribera de Gaidóvar, llegaba a ser del 
90 por mil, en el curso medio, desde Puerto 
Serrano a El Portal, apenas llega al 2 por mil. 
Desde el pantano de Bornos el río salta en un 
 Río Guadalete
Meandros del Guadalete 
por la vega que se extiende 
aguas abajo de Arcos de 
la Frontera, cuyo casco 
histórico se perfila en el 
centro de la imagen sobre 
una peña cortada por el 
cauce del río. A espaldas 
de esta ciudad se encuentra 
otro de los embalses 
que regulan el caudal del 
Guadalete en su curso 
medio. Foto: J. Hernández
21
corto recorrido al de Arcos, de 1966, que ac-
túa como embalse de regulación, reteniendo 
14 hm3 que se destinan al regadío mediante 
el canal de Tablellina. La Cola del Embalse 
de Arcos fue también declarada, como la de 
Bornos, Paraje Natural.
Si hay un pueblo ribereño vinculado 
estrechamente al río, a buen seguro que éste 
es Arcos. El Guadalete rodea la loma rocosa 
sobre la que se asienta su caserío, formando 
un gran meandro que ha tallado verticales ta-
jos. El principal de estos escarpes labrados en 
la arenisca calcárea del Mioceno, la popular 
«Peña de Arcos», será declarada Monumento 
Natural por sus excepcionales valores geológi-
cos y paisajísticos. A sus pies, viejos molinos 
harineros y azudes, recientemente restaurados, 
recuerdan los usos tradicionales del río. En lo 
más alto, desafiando las paredes cortadas a 
pico sobre el Guadalete, la fortaleza de origen 
musulmán que una descripción del Al Andalus 
de los siglos xiv-xv ya menciona como Qal’at 
al-Nusur, la «fortaleza de las águilas», por su 
estratégica posición sobre el río. La belleza de 
estos parajes no ha pasado desapercibida para 
la literatura y así, Pedro Antonio de Alarcón, 
 Al hilo del Guadalete
Vista del embalse de 
Guadalcacín II hacia la presa, 
desde las inmediaciones 
del núcleo municipal de 
Algar y el manantial y 
antiguo castillo de Tempul. 
Alimentado por el río 
Majaceite o Guadalcacín, 
el principal afluente del 
Guadalete, es el que tiene 
más capacidad de su cuenca 
y uno de los mayores de 
Andalucía. Foto: J. Hernández
22
Azorín, Baroja, Guillén, los hermanos de las 
Cuevas… han escrito hermosas páginas sobre 
Arcos y el Guadalete. A partir de Arcos, el 
Guadalete describe grandes meandros por los 
Llanos de las Huertas, sembrados de naran-
jales, y por la Herradura. Las graveras hacen 
su aparición a gran escala habiendo dejado ya 
patentes cicatrices en el paisaje de sus riberas 
en la Vega de Coviches, en los Majadales, en 
la Pedrosa. En este último paraje se levantó un 
poblado de colonización que riega sus parce-
las con los canales procedentes de los embalses 
de Bornos y Guadalcacín. En la Junta de los 
Ríos se une al Guadalete, por su izquierda, su 
principal afluente, el Majaceite. Aguas arriba 
de esta unión se han sumado también, por la 
derecha, las aguas de otro de sus tributarios, 
el Salado de Espera, apacible riachuelo de fu-
riosas crecidas que drena un importante sector 
de estas campiñas. Pero detengámonos un mo-
mento en el Majaceite.
También conocido como Guadalcacín, este 
río de más de 50 km de largo se forma por 
la unión de otros tres que, procedentes de las 
vertientes occidentales de la serranía de Gra-
 Río Guadalete
Río Guadalete Sierra de Gibalbín Junta de los Ríos Regadíos del Guadalcacín Arcos de la Frontera Río Majaceite Sierra de Grazalema Embalse de Guadalcacín II Sierra de la Sal Sierra de las Cabras San José del Valle
Panorama del valle del 
Guadalete tomado frente 
al paraje de la Junta de los 
Ríos, donde se unen los 
cauces del Guadalete y 
Majaceite. En el centro 
de la imagen, hacia la 
derecha, se recortan los 
relieves de la sierra de 
Grazalema, donde se hallan 
las fuentes de ambos ríos. 
En un término más cercano 
brilla la lámina de agua del 
embalse de Guadalcacín II, 
entre los relieves menores 
de Sierra Valleja y de la Sal, 
entre otras.
23
zalema, confluyen en el pantano de los Hu-
rones: los ríos Tavizna, Ubrique y El Bosque. 
Este último viene de la sierra del Pinar y es ali-
mentado por el copioso manantial del Naci-
miento. Sus limpias aguas, que antaño movie-
ron molinos harineros y un martinete donde 
se batían los afamados cobres de Benamaho-
ma, han permitido la instalación de piscifac-
torías trucheras. Después de regar las huertas 
de esta población serrana se encaja en un va-
lle cerrado entre las sierras del Labradadillo y 
Albarracín. Tras pasar por El Bosque se une 
al Tavizna, que baja desde el puerto del Boyar 
por una abierta garganta, y al río de Ubrique, 
con el que se mezcla en el pantano de los Hu-
rones. Construido para el Abastecimiento de 
la Zona Gaditana, entró en servicio en 1964, 
represando 135 hm3. Desde el año 2000, este 
embalse recoge también las aguas procedentes 
del trasvase del Guadiaro mediante un túnel 
de 12 km a través de la garganta de Barrida y 
del río de Ubrique. 
A partir de los Hurones, el río toma el 
nombre de Majaceite, discurriendo por tierras 
del Parque Natural de los Alcornocales. En 
sus orillas se desarrolla un frondoso bosque 
 Al hilo del Guadalete
La vista recoge uno 
d e l o s e s c e n a r i o s 
más signif icati vos de 
la denominada zona 
regable del Guadalcacín, 
que, con unas 12.000 
hectáreas de superficie, 
cubre un importante 
sector del noroeste de la 
provincia de Cádiz. Con 
el maíz, la remolacha y el 
algodón como cultivos 
p r e d o m i n a n t e s , s e 
abastece del embalse de 
Guadalcacín II y el sistema 
Arcos-Bornos, contando 
con una vasta red de 
infraestructuras de riego. 
Foto: J. Hernández
Río Guadalete Sierra de Gibalbín Junta de los Ríos Regadíos del Guadalcacín Arcos de la Frontera Río Majaceite Sierra de Grazalema Embalse de Guadalcacín II Sierra de la Sal Sierra de las Cabras San José del Valle
24
en galería que, por sus valores ecológicos, está 
incluido en el Inventario de Espacios Flu-
viales Sobresalientes de Andalucía, reco-
nocimiento del que gozan también el río de El 
Bosque o el Bocaleones, así como distintos tra-
mos del curso alto del Guadalete y del Guadal-
porcún. Frente a la sierra de las Cabras recibe 
los aportes del manantial de Tempul, que en la 
época romana abasteció, mediante un acueduc-
to de más de 75-80 km, a la ciudad de Cádiz. 
Al llegar a la Angostura de Arcos, en 
Sierra Valleja, el Majaceite se remansa en el 
mayor de los embalses de la provincia, el de 
Guadalcacín ii (1993), que, con su capacidad 
de 853 hm3, asegura el abastecimiento de una 
extensa zona regable de casi 13.000 hectáreas 
en las vegas de Jerez y Arcos. Bajo sus aguas 
queda la antigua presa, de 1917, la primera de 
las construidas en la cuenca del Guadalete, que 
fue en su época una de las más importantes del 
país. Aguas abajo, el Majaceite riega la vega de 
los Molinos, uniéndose al Guadalete en la Jun-
ta de los Ríos. Este lugar, encrucijada fluvial, 
ha sido testigo del paso de las distintas cultu-
ras que han utilizado el río como la mejor vía 
de penetración para colonizar el vasto territo-
 Río Guadalete
Junta de los Ríos, lugar 
de confluencia de los ríos 
Guadalete, que discurre a 
la derecha de la imagen, y 
Majaceite, a la izquierda.El trazado de los cauces 
está señalado por una 
frondosa y continua hilera 
de vegetación arbórea 
de ribera que sobresale 
en medio de las fértiles 
terrazas con campos de 
cultivos. Foto: J. Hernández
25
rio que abarca su cuenca. Aquí sitúan algunos 
autores la ciudad romana de Lacca —hacia el 
cortijo de Casablanca—, desde la que se em-
barcaban, utilizando el transporte fluvial, án-
foras olearias camino de la bahía, o la Qalsena 
árabe —por el cortijo de Casinas—, que llegó 
a ser capital de la Cora o provincia de Sidonia. 
El Guadalete sigue su camino, ya por tierras 
de Jerez, y a sus orillas se suceden los pue-
blos levantados por el Instituto Nacional de 
Colonización, a mediados del siglo pasado, 
para la puesta en regadío de las fértiles ve-
gas aluviales. El río discurre ahora, trazando 
grandes meandros, por una amplia llanura de 
inundación, encajado en sus propios sedimen-
tos. Su extensa vega está limitada por peque-
ñas colinas de suelos margosos y yesíferos de 
edad triásica, entre las que se ha trazado una 
extensa red de canales, túneles y acueductos. 
Estas singulares obras de infraestructura para 
los regadíos, junto a la peculiar arquitectura 
de los poblados, forman ya parte indisociable 
del paisaje de la Vega Baja. Majarromaque, la 
Barca de la Florida, Torrecera, El Torno, San 
Isidro, se levantan entre las parcelas de cultivo 
 Al hilo del Guadalete
Meandro del Guadalete 
junto al poblado de 
Majarromaque; río abajo 
se divisa el núcleo, más 
populoso, de la Barca de 
la Florida. Entre Arcos 
y Jerez de la Frontera 
proliferaron en la segunda 
mitad del s ig lo XX 
los asentamientos de 
colonización agraria, como 
éstos, sobre el eje del río 
Guadalete. Foto: J. Hernández
26
junto al río. Algo más alejados quedan Estella 
del Marqués, Nueva Jarilla y Guadalcacín, en 
los Llanos de Caulina. Junto a Torrecera, a los 
pies de un torreón árabe, le entra al Guadalete 
el Salado de Paterna, protagonista de notables 
arroyadas, que desde aquella población viene 
regando el espacioso valle de los Arquillos.
El río enlentece su paso en la extensa 
llanura aluvial que forman los Llanos de la 
Ina y de la Gredera. Rajamancera, la Ina, la 
Greduela, las Pachecas, Lomopardo... son pe-
queños enclaves rurales que encontramos en 
sus cercanías, algunos de los cuales quedan 
aislados o se inundan en las grandes crecidas. 
Se trata de excelentes tierras de labor donde se 
cultiva algodón, maíz, remolacha y productos 
hortícolas, merced a las citadas infraestruc-
turas de regadío que se encuentran en pro-
ceso de modernización. Desde la Suara hasta 
Rajamancera, las márgenes del río han sido 
ocupadas por canteras y graveras que en mu-
chas ocasiones han dejado un gran impacto 
ambiental en el paisaje. En las riberas, el euca-
lipto ha desplazado en gran medida al cortejo 
de álamos, sauces, fresnos y olmos que crecía 
en sus orillas. 
 Río Guadalete
El Guadalete por los Llanos 
de la Ina, hacia la Greduela. 
La corriente serpentea 
pausada a lo largo de los 
ricos sedimentos del valle 
f luvial entre las suaves 
vertientes de las colinas 
que lo f lanquean, en 
dirección a los tornos de 
la Cartuja Nuestra Señora 
de la Defensión y los 
alrededores de Jerez de la 
Frontera. Foto: J. Hernández
27
En las colinas y laderas próximas al río 
abundan por todas partes grandes depósitos 
de cantos rodados. Son las terrazas fluviales 
en las que, como han desvelado los trabajos 
de investigación del Proyecto Guadalete, se 
han localizado numerosos asentamientos que 
arrancan desde el Paleolítico Inferior. Si para 
la geografía el Guadalete nace en la sierra de 
Grazalema, para la historia surge en ese te-
rritorio remoto y confuso de los mitos donde 
unas veces es Letheo o Lethe —el nebuloso «río 
del Olvido»—, otras Chryso, o se le identifica 
con el Cilbus romano o con el Wadi Lakka de 
los árabes. A su paso por los Llanos de la Ina, 
nuestro río se encuentra siempre con su his-
toria y su leyenda, marcada por la batalla de 
Guadalete, que hace justo trece siglos, un día 
de julio de 711, debió de librarse en sus orillas. 
Aunque muchos autores ubican este suceso en 
la laguna de la Janda o en otros escenarios, la 
historiografía y el imaginario colectivo la si-
túan vinculada al Guadalete y sus paisajes.
Dejando atrás los Llanos, sale al paso del río 
un sólido y hermoso puente de sillería del si-
glo xvi, el más antiguo de cuantos lo cruzan, 
 Al hilo del Guadalete
Meandros del curso bajo 
del Guadalete entre el 
paraje de El Portal y el 
poblado de Doña Blanca. 
Al fondo a la izquierda, 
sobre un reborde de 
col inas, se ext iende 
Jerez de la Frontera. 
El encharcamiento de 
las márgenes y campos 
aledaños refleja el estado 
del valle inferior del río 
durante un episodio de 
crecida. Foto: J. Hernández
28
ubicado en un hermoso paraje de grandes 
alamedas en cuyas cercanías se alza el mo-
nasterio de la Cartuja que fuera declarado 
como el primer Monumento Nacional de la 
provincia. En este tramo se están llevando a 
cabo obras de restauración ambiental, elimi-
nando los eucaliptos que crecían en el cauce 
y retirando los sedimentos acumulados que 
estrechaban la sección del canal principal del 
río. Junto a la Cartuja se unen al Guadalete 
el Salado de Caulina y el Buitrago, arroyos 
ambos que causan graves inundaciones en 
sus avenidas. 
Algo más abajo, en la Corta, antiguo 
embarcadero de Jerez en cuyas proximidades 
apareció un casco griego del siglo vii a. de C., 
un azud levantado a comienzos del siglo xx 
marcaba el límite de la carrera de las mareas, 
río arriba, hasta la construcción del nuevo 
azud del Portal en la década de los ochenta del 
siglo pasado, con el que se riegan casi 10.000 
hectáreas en la comarca Noreste. El Portal, 
antiguo puerto fluvial de Jerez, donde se em-
barcaban los vinos camino de los puertos de la 
Bahía, había vivido siempre del río hasta que 
la contaminación urbana e industrial y estas 
 Río Guadalete
Curso i n f e r io r de l 
Guadalete a la altura del 
poblado de Doña Blanca, 
con la bahía de Cádiz y 
el Atlántico en último 
término. A uno y otro 
lado del cauce discurren 
anchas franjas inundables 
de esteros. Aguas abajo 
del puente que cruza 
el río, a la izquierda, se 
disponen las marismas 
transformadas para la 
explotación de salinas. 
Foto: J. Hernández
29
polémicas obras acabaron con la forma tra-
dicional de vida de sus habitantes: la pesca. 
Si la fauna piscícola autóctona del río se li-
mita hoy día a unas pocas especies —barbo, 
boga, cachuelo—, no sucedía lo mismo con 
las que antaño poblaban las aguas del curso 
bajo. Lejos quedan los días en los que las an-
guilas, albures, lisas, sargos, lenguados y, so-
bre todo, sábalos, eran pescados con las artes 
tradicionales de velos, trasmallos, tablonazos 
y zarampañas. La e.d.a.r. de Jerez, levantada 
junto al Guadalete en el Portal, nos recuerda 
que a comienzos de los 80, nuestro río era uno 
de los más contaminados de España, un río 
muerto debido al exceso de regulación y a las 
aguas sin depurar que vertían a su cauce todos 
los municipios de la cuenca. El Plan de Recu-
peración del Guadalete, con intervenciones en 
materia de saneamiento de vertidos urbanos 
e industriales, vino a paliar en buena medida 
estos problemas, si bien aún carecen de depu-
radoras importantes poblaciones y muchos 
núcleos rurales. Entre las tareas pendientes 
queda también por deslindar el dominio pú-
blico hidráulico en muchos de sus tramos, la 
restauración ambiental de su cauce y sus ri-
 Al hilo del Guadalete
Tramo f inal y desem- 
bocadura del río Guadalete. 
A la derecha se asienta el 
blanco caserío del núcleo 
histórico de El Puerto 
de Santa María, ante su 
fachada fluvial y los muelles 
que se extienden sobre 
las dos orillas del cauce. 
Al fondo se contemplan 
las aguas de la bahía y, en 
lontananza, la silueta de 
Cádiz. Foto: J. Hernández
30
Punta de Santa Catalina Bahía de Cádiz El Puerto de Santa María Río GuadaleteJerez de la Frontera Doña Blanca Valdelagrana Sierra de Grazalema Marisma de los Toruños Río San Pedro Medina Sidonia Puerto Real
beras, apenas iniciada, y la recuperación del 
río para el uso público, el ocio y la educación 
ambiental de la que ya se apuntan esperanza-
dores proyectos. 
Desde el azud del Portal, el río discu-
rre por las marismas de Doña Blanca donde 
llegó a estar unido con el cauce del río San 
Pedro, antigua boca secundaria del Guadale-
te. Por este dilatado llano anegadizo traza un 
curso meandriforme que ha sido modificado 
a lo largo de los últimos siglos, enderezán-
dose algunos de sus tornos para facilitar la 
navegación fluvial. Son las tierras de la Tapa 
y de Puerto Franco, base de pesquerías en el 
siglo xv, de Sidueña, con afamadas huertas y 
manantiales, de la Piedad, de las estribaciones 
de la sierra de San Cristóbal, donde se embar-
caban río abajo las piedras y sillares de sus 
canteras, con los que habría de construirse la 
catedral de Sevilla, de la vega de los Pérez. 
Son los parajes del enclave arqueológico de 
Doña Blanca, hoy lejos del río pero antaño 
puerto fluvial, donde arribaban las naves fe-
nicias ya en el siglo viii a. de C. El progresivo 
aterramiento del estuario trajo el abandono 
de este asentamiento. 
 Río Guadalete
Visión panorámica ante 
la desembocadura del 
Guadalete. A la izquierda, 
el río, encauzado por 
espigones, desagua en la 
bahía de Cádiz, dejando a 
un lado el casco urbano de 
El Puerto de Santa María, 
las instalaciones de Puerto 
Sherry y la punta de Santa 
Catalina, y, al otro, la 
urbanización y playas de 
Valdelagrana. Justo antes 
de su desembocadura 
se observan las amplias 
superf icies dedicadas a 
salinas y acuicultura. 
31
Hace medio siglo se dragaron estos agua-
zales desecando las marismas para poner las tie-
rras en regadío. Se levantó entonces el poblado 
de Doña Blanca, si bien el proyecto resultó falli-
do y de las 5.500 hectáreas desecadas apenas se 
cultivan 750. Hoy día, buena parte de estas ma-
rismas, que forman parte del Parque Natural de 
la Bahía de Cádiz, están volviendo a ser inun-
dadas y reutilizadas como piscifactorías para la 
cría de especies de estero o como salinas.
Ha llegado el Guadalete a El Puerto de Santa 
María y pasa junto al antiguo molino de ma-
rea, junto al lugar donde lo cruzaba el viejo 
puente de San Alejandro, junto a la fuente de 
las Galeras. Enfila ya su último tramo «hasta 
descargar en el Occeano de Cadiz, dexando 
formado en su entrada el gran Puerto de Santa 
Maria», como dejó escrito en 1617 el jesuita 
Martín de Roa. Es el final de un largo via-
je en el que las aguas de todos los rincones 
de un amplio territorio se funden con las de 
la Bahía. En Baladas y canciones del Paraná 
lo expresaba Rafael Alberti de la manera más 
hermosa: «Río que sueña en ser mar, debe ser 
mar, si es su sueño».
 Al hilo del Guadalete
Punta de Santa Catalina Bahía de Cádiz El Puerto de Santa María Río Guadalete Jerez de la Frontera Doña Blanca Valdelagrana Sierra de Grazalema Marisma de los Toruños Río San Pedro Medina Sidonia Puerto Real
Separado de la bahía 
por un frente arenoso 
y un área de marismas 
discurre, a la derecha de 
la imagen, el cauce del río 
San Pedro, entre aguazales 
que se prolongan hacia 
el interior. Más allá de su 
curso se distinguen las 
ciudades de Puerto Real 
y Medina Sidonia, sobre 
un cerro en la lejanía. 
Como telón de fondo, 
la sierra de Grazalema, 
origen del Guadalete, 
a unos 80 kilómetros de 
distancia en línea recta de 
su desembocadura. 
Foto: J. Hernández
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Terril
(1.129 m)
 Arcos de la Frontera
Reloj
(1.538 m)
Palo
(1.400 m)
Cádiz
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
0 5 10 15 Km
N
San Fernando
Jerez de la Frontera
El Puerto de
Santa María
Morón
de la Frontera
Sanlúcar 
de Barrameda
Lebrija
Ronda
 Embalse de 
Guadalcacín II
 Embalse de 
Los Hurones
 Embalse de 
Zahara-El Gastor
 Embalse 
de Bornos
 Embalse 
de Arcos
Parque Natural
Sierra de Grazalema
Parque Natural
Los Alcornocales
Parque
Natural
Bahía
de Cádiz
La Ina
Fuensanta
Torre Melgarejo
La Gigonza
Las Montañas
Matrera
Río Guadalporcún
Río San Pedro
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Vía Verde de la SierraVía
 Ver
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Junta de los Ríos
Laguna de Medina
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embalse
de Bornos
Cola del
embalse
de Arcos
Marismas 
de los Toruños
Zahara
Montecorto
La Corta Algar
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Coripe
Olvera
Jédula
Casares
Ubrique
Setenil
El Torno
Igualeja
Benaocaz
El Gastor
Torrecera
Lomopardo
Trebujena
Algámitas
El Portal
El Bosque
Benamahoma
Cuartillos
Alpandeire
Montellano
El Coronil
El Saucejo
Doña Blanca
Algodonales
El Colmenar
Puerto Real
Las Abiertas
Majarromaque
Las Pachecas
Nueva Jarilla
Mesas de Asta
Medina-Sidonia
Coto de Bornos
Puerto Serrano
Torre Alháquime
Alcalá del Valle
Paterna de Rivera
Estella del Marqués
La Barca 
de la Florida
Jimena 
de la Frontera
Alcalá
de los Gazules
Cortes
de la Frontera
Charco de
Los Hurones
Chiclana de la Frontera
Villaluenga
del Rosario
Las Cabezas
de San Juan
San Isidro 
del Guadalete
Guadalcacín
Mesas del Corral
El Cuervo
Bornos
San José
del Valle
Grazalema
Benaoján
Montejaque
Espera
Villamartín
Prado del Rey
Junta de los Ríos
Villanueva
de San Juan
Tempul
El Santiscal
Sierpe
El Drago
Rajamancera
Cartuja
Perdiz
Muela
Sierra del Pinar
(1.654 m)
Bahía de Cádiz
Sierra de Gibalbín
Puerto
del Boyar
Sierra del Endrinal
Sierra de la Sal Sierra de las Cabras
Sierra de Líjar
Peñón de
Zaframagón
Sierra del Calvario
Las Angosturas
Sierra de la Nava
Sierra de Aznar
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Mesas de Ronda
Lagarín
Monte Prieto
Gaidovar
Tablellina
Sierra Valleja
Sierra de
San Cristóbal
Sierra de
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Cuenca 
del río
Guadalete
La cuenca del río Guadalete en Andalucía
Límite de la cuenca del Guadalete
Límite de provincia 
Límite municipal
Delimitación de espacios protegidos
Autopistas y autovías
Carreteras
Ferrocarril
Vía Verde de la Sierra
Principales cursos de agua
Otros cursos de agua
Cabecera municipal
Otros núcleos
Fortificaciones y castillos, torres
Ermita
El río Guadalete discurre por del norte 
de la provincia de Cádiz, a lo largo 
de un recorrido de 165 km desde la 
sierra de Grazalema hastael océano 
Atlántico. Sus principales afluentes son 
el río Guadalporcún, en su curso alto, 
y el río Majaceite, que se le une en su 
tramo medio. 
Su cuenca abarca 3.677 km2 y 
comprende algo más del 45% de la 
superficie de la provincia de Cádiz, con 
intrusiones menores en las provincias 
limítrofes de Sevilla y Málaga. En el 
ámbito de la cuenca del Guadalete se 
localizan las cabeceras de 23 municipios 
gaditanos y dos sevillanos, incluyendo la 
totalidad o porciones muy significativas 
de la extensión de sus términos, así 
como fracciones de importancia 
variable de otros colindantes de las tres 
provincias referidas. 
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Terril
(1.129 m)
 Arcos de la Frontera
Reloj
(1.538 m)
Palo
(1.400 m)
Cádiz
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
0 5 10 15 Km
N
San Fernando
Jerez de la Frontera
El Puerto de
Santa María
Morón
de la Frontera
Sanlúcar 
de Barrameda
Lebrija
Ronda
 Embalse de 
Guadalcacín II
 Embalse de 
Los Hurones
 Embalse de 
Zahara-El Gastor
 Embalse 
de Bornos
 Embalse 
de Arcos
Parque Natural
Sierra de Grazalema
Parque Natural
Los Alcornocales
Parque
Natural
Bahía
de Cádiz
La Ina
Fuensanta
Torre Melgarejo
La Gigonza
Las Montañas
Matrera
Río Guadalporcún
Río San Pedro
Guadale
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Río Majaceite
Río Majaceite
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Guadalete
Vía Verde de la SierraVía
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Tavizna
Junta de los Ríos
Laguna de Medina
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embalse
de Bornos
Cola del
embalse
de Arcos
Marismas 
de los Toruños
Zahara
Montecorto
La Corta Algar
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Gaucín
Coripe
Olvera
Jédula
Casares
Ubrique
Setenil
El Torno
Igualeja
Benaocaz
El Gastor
Torrecera
Lomopardo
Trebujena
Algámitas
El Portal
El Bosque
Benamahoma
Cuartillos
Alpandeire
Montellano
El Coronil
El Saucejo
Doña Blanca
Algodonales
El Colmenar
Puerto Real
Las Abiertas
Majarromaque
Las Pachecas
Nueva Jarilla
Mesas de Asta
Medina-Sidonia
Coto de Bornos
Puerto Serrano
Torre Alháquime
Alcalá del Valle
Paterna de Rivera
Estella del Marqués
La Barca 
de la Florida
Jimena 
de la Frontera
Alcalá
de los Gazules
Cortes
de la Frontera
Charco de
Los Hurones
Chiclana de la Frontera
Villaluenga
del Rosario
Las Cabezas
de San Juan
San Isidro 
del Guadalete
Guadalcacín
Mesas del Corral
El Cuervo
Bornos
San José
del Valle
Grazalema
Benaoján
Montejaque
Espera
Villamartín
Prado del Rey
Junta de los Ríos
Villanueva
de San Juan
Tempul
El Santiscal
Sierpe
El Drago
Rajamancera
Cartuja
Perdiz
Muela
Sierra del Pinar
(1.654 m)
Bahía de Cádiz
Sierra de Gibalbín
Puerto
del Boyar
Sierra del Endrinal
Sierra de la Sal Sierra de las Cabras
Sierra de Líjar
Peñón de
Zaframagón
Sierra del Calvario
Las Angosturas
Sierra de la Nava
Sierra de Aznar
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Mesas de Ronda
Lagarín
Monte Prieto
Gaidovar
Tablellina
Sierra Valleja
Sierra de
San Cristóbal
Sierra de
las Harinas
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Río Guadalevín
Río Trejo
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Cuenca 
del río
Guadalete
La cuenca del río Guadalete en Andalucía
Límite de la cuenca del Guadalete
Límite de provincia 
Límite municipal
Delimitación de espacios protegidos
Autopistas y autovías
Carreteras
Ferrocarril
Vía Verde de la Sierra
Principales cursos de agua
Otros cursos de agua
Cabecera municipal
Otros núcleos
Fortificaciones y castillos, torres
Ermita
El Puerto de Santa María
Río Guadalete
Río San Pedro
“En la desembocadura del río Lethes, que hoy se llama Guadalete, o 
en árabe Bedalac, hay una ciudad, cuyo nombre es Portus S. Mariæ, 
vulgo El puerto de S. María”.
Atlas de Gerard Mercator, 1606.
“Los ríos, con sus grandes arrastres, llenaron primero sus anchos valles, 
determinando tierras pantanosas y propicias a los pastos; ningún ejemplo 
mejor que el del Guadalete con sus sinuosos meandros cerca de El Puerto 
de Santa María. Luego los ríos destacaron en la bahía [de Cádiz] algunas 
puntas deltaicas, como la del Trocadero, que forma el río de San Pedro, 
derivación del Guadalete… El Puerto de Santa María, en la desembo-
cadura del Guadalete, tiene otra prestancia: fue el Portus Menesthei de 
los romanos, el Alcanate moro… El ‘Puerto Grande’ de que hablan los 
documentos reales de Castilla…”. 
Jean Sermet, La España del Sur, 1956.
“Suben por él los navíos hasta Xerez, y si 
como corre poca tierra corriera mucha, 
verdaderamente fuera mayor, y más cau-
daloso que todos los otros ríos de España. 
Toda aquella tierra que riega aqueste río es 
estrañamente fértil y apacible”.
Pedro de Medina y D. Pérez de Mesa,
Las grandezas y cosas notables de España, 1548-1595.
Hacia las fuentes 
del Guadalete
Mosaico gráfico del curso del río Guadalete desde la desembocadura hasta su nacimiento, 
compuesto a base de ortofotografías digitales en color con una resolución de un metro, 
elaboradas y proporcionadas por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.
Selección de textos e imágenes: Fernando Olmedo Granados
Jerez de la Frontera
Doña Blanca
El Portal
Cartuja de Jerez
“Jerez es una plaza fuerte, de media-
na extensión, ceñida por murallas; 
sus alrededores son de un agradable 
aspecto, porque está rodeada de oli-
vares, viñedos e higueras. El terreno 
produce también trigo…”.
Al-Idrisi, Descripción de España, siglo xii.
“Jerez… resalta entre lo-
mas de viñedos tachonadas 
de cortijos y haciendas, 
con sus encaladas torres 
moriscas, la cúpula azul de 
la Colegiata, y sus enormes 
bodegas…”.
Richard Ford, 
Manual para viajeros por España 
y lectores en casa, 1845.
“…se descubren a cortas distancias los bellísimos pueblos del 
Puerto de Santa María, de Puerto Real, que quedan a mano dere-
cha: y al mismo lado queda el paso del Guadalete… y… la división 
de este río en dos brazos, el uno que se entra en la barra del citado 
Puerto de Santa María, y conserva el nombre de Guadalete, y el 
otro que viene hacia Puerto Real, y llaman río de San Pedro”. 
Antonio Ponz, Viage de España, tomo xvii, 1792.
i
San Isidro del Guadalete
La Ina
“…bienaventurados aquellos griegos que habían venido a esta 
tierra de Guadalete, y que en llegando a gustar de las aguas deste 
río y de la lindeza desta tierra, se olvidaron totalmente de su 
tierra y se quedaron a vivir acá gozando de la felicidad destas 
riberas y tierra. De ay los griegos heredaron también los poetas 
latinos la misma fiction y poesía, que no era otra cosa sino loar 
y engrandecer la templanza, la fertilidad y deleite de las riberas 
del Guadalete”. 
Pedro de Medina y D. Pérez de Mesa, 
Las grandezasy cosas notables de España, 
1548–1595.
“A los pies de la Cartuja [de Jerez] discurre el Guadalete. Una 
pequeña colina, llamada ‘el real de Don Rodrigo’, señala el lugar 
del campamento del último de los reyes godos: aquí terminó la 
batalla que acabó con su dinastía”. 
Richard Ford, Manual para viajeros por España y lectores en casa, 1845.
Río Guadalete
Rajamancera
La Barca de la Florida
Mesas del Corral
El Torno
Torrecera
“Al mediodía de esta ciudad de Xerez de la Frontera, dis-
tante como una milla pasa el Río Guadalete conocido, se-
gún escriben autores, en la antigüedad. Nace a los fines de 
la España y del mundo, que los antiguos conocieron, en las 
sierras de Ronda tres leguas sobre ellas en lo más aspero de la 
montaña: llega a la ciudad, y atravesando las sierras de Xerez 
recoge las aguas de sus fuentes, y gargantas; sale a lo llano 
tan caudaloso, que no da vado a los pasajeros. Pasa cerca de 
la ciudad de Arcos, viene regando los campos de Xerez hasta 
el Monasterio de la Cartuxa; donde tiene una puente de pie-
dra, maravillosa labor, que iguala a las mejores de España. 
Tiene aquí la ciudad unos molinos que rinden cada año tres 
mil ducados al pósito, y la pesquería de los sábalos…”. 
Martín de Roa, Santos Honorio, Eutichio, Estevan, 
patronos de Xerez de la Frontera, 1617.
“A la mitad de este camino con corta diferencia se vadea 
el famoso Guadalete, descendiendo desde el cortijo hasta 
su cristalina corriente: Sigue después una frondosa llanura 
poblada de árboles riberiegos, y buenos pastos: continúan 
luego sobre mano derecha grandes olivares, con sus casas 
de labor, que hacen un aspecto agradable, y así se llega a la 
Ciudad [de Arcos de la Frontera] caminando de medio día 
a norte, después que se vadea el Guadalete. Antes de entrar 
se vuelve a pasar por puente de tablas. He oído que se trata 
de hacerlo de piedra, y ciertamente lo merecen un río y un 
Pueblo de tanta consideración”. 
Antonio Ponz, Viage de España, tomo xvii, 1792.
ii
Majarromaque
“Partamos del oeste, de Cádiz o de Jerez, para llegar a las 
montañas de Grazalema. Se atraviesa una región de mesetas 
bajas… y de pronto ¡Arcos! Arcos conquistó a Azorín, que 
lo ha calificado como el pueblo más bello de España. En ple-
no cielo, se alían el arte de los hombres y de la naturaleza. 
El Guadalete, profundamente encajonado en las areniscas, 
rodea con un meandro una audaz espuela rocosa. Aquí está 
el viejo pueblo, encaramado en lo alto, tan alto que se ve por 
encima de las aves de presa que vuelan en la hoz. Abajo, cer-
ca del río, un barrio trabajador, con chimeneas, molinos y 
huertos. En la espina dorsal, blanca como la creta, el pueblo 
histórico, parcialmente incrustado en la roca”. 
Jean Sermet, La España del Sur, tomo xvii, 1956.
“A dos leguas largas encontramos la ciudad de Arcos, para 
llegar a la cual se vadea el Guadalete… está situada en el 
centro de una fertlísima comarca rodeada de naranjos, sobre 
una empinada cima desde la cual se divisan las montañas de 
Ronda, Medina Sidonia y Gibraltar. El Guadalete, que da 
forma a una parte del recinto de Arcos, zumba en el fondo 
de un valle tortuoso y profundo en que parece abrirse el 
camino que le trazaran los poetas”. 
Barón de Bourgoing, Tableau de l’Espagne moderne, tomo xvii, 1797.
“Abraza a esta Ciudad [de Arcos de la Frontera] y elevada roca el río Gua-
dalete por la mayor parte de su circunferencia, abriéndose paso entre es-
trechuras, y por una formidable profundidad, de suerte que sorprende al 
asomarse a ella desde algunas casas, situadas en lo alto del Pueblo”. 
Antonio Ponz, Viage de España, tomo xvii, 1792.
“Baña y riega este río [Guadalete] a Zahara, y Arcos, passa 
junto a Xerez de la Frontera, y métese en la mar por la ciu-
dad del puerto de Santa María; es grande, que aún junto a su 
nacimiento no se puede vadear si toma un poco de crecida”. 
Pedro de Medina y D. Pérez de Mesa, 
Las grandezas y cosas notables de España, 1548–1595.
[Arcos es ] “una fortaleza sobre el río Guadalete. Es una ciudad 
que data de la antigüedad que ha sido destruida varias veces y 
después repoblada. Su territorio encierra numerosos olivares”. 
Al-Himyari, Kitab al-Rawd al-Mitar, siglo xv.
Junta de los Ríos
Embalse de Guadalcacín II
Arcos de la Frontera
Río Majaceite
Embalse de Arcos
Río Guadalete
iii
Bornos
Embalse de Arcos
El Santiscal
Presa de Bornos
Paraje Natural
“Al oriente de Arcos está 
Bornos sobre el expresado 
río Guadalete; territorio fe-
cundo de los mismos frutos 
y cosechas que Arcos, con 
abundancia de cortijos”. 
Antonio Ponz, Viage de España, 
tomo xvii, 1792.
“Hablando Plinio de los 
pueblos que concurrían al 
Convento de Cádiz, expre-
sa el nombre de Carisa… 
Nebrija [la coloca] al sitio 
en que hay un despoblado, 
que mantiene el nombre de 
Carixa, a una legua de la 
Villa de Bornos”. 
E. Flórez, Medallas de las 
Colonias, municipios y pueblos 
antiguos de España…, 1757.
Coto de Bornos
Villamartín
Embalse de Bornos
Paraje Natural
“…fuentes… hay en el sitio de Bornos abundantísimas, y de 
muy buena agua, y la vecindad del río Guadalete acomoda-
da al riego de muchas huertas, que todo ello hace el lugar 
amenísimo, y alegre… A la parte oriental de Bornos, dos 
leguas distante de él, está fundada la villa de Villamartín, en 
un sitio alto sobre el río Guadalete, que casi la cercan con 
otro río, que baja de las sierras de Zahara; si antiguamente 
hubo aquí población, no lo sabré afirmar: cierto es que allí 
estaba un antiguo castillo, y que habrá ciento y cincuenta 
años que el Cabildo de Sevilla, en cuya jurisdicción está, dio 
licencia para poblarla, y se pobló por la mucha comodidad 
de tierras que tiene para pasto de ganados mayores, y meno-
res, y para el trato de la labor…”. 
Rodrigo Caro, Antigüedades y Principado de… Sevilla 
y Corografía de su Convento…, 1634.
“El centro de la campiña es Villamartín. La región en torno a 
esta ciudad, e incluso más hacia el oeste, es, en su conjunto, 
muy fértil. Aquí no faltan tampoco colinas, que pueden divi-
sarse ya desde el norte de Villamartín y Bornos”. 
Wilhelm Giese, El nordeste de Cádiz…, 1937.
“Remontemos ahora el Guadalete. Hasta Vi-
llamartín, el río corre, libre y apacible, entre 
playas pedregosas… El valle se abre en un 
amplio paisaje de margas y de campiñas, or-
gullosamente onduladas… Además, el valle 
está bastante bien cultivado de hortalizas, 
y altos árboles dan sombra a la carretera. 
Grandes pueblos de varios miles de habitan-
tes, de aspecto próspero: Bornos, Villamar-
tín, enriquecidos por las ferias de ganado, los 
molinos de aceite y de harina…”. 
Jean Sermet, La España del Sur, 1956.
iv
“En lo que respecta a la distribu-
ción de los asentamientos, pueden 
resaltarse diversos grupos: en primer 
lugar, los pueblos de la zona monta-
ñosa del sur, en los alrededores de la 
sierra del Pinar; un segundo grupo, 
que surge en los lugares situados a 
ambos lados del cauce principal del 
Guadalete. Otro lo constituyen los 
poblamientos que se extienden a lo 
largo del Guadalporcún… Final-
mente, un último grupo formado 
por las escasas pero grandes ciuda-
des de la campiña… 
Puerto Serrano… pertenece por 
su posición y por el tipo de cons-
trucción de su caserío a la campiña. 
Debido a que este pueblo dispone de 
suficiente espacio para su expansión, 
las calles que presenta son relativa-
mente amplias”.
Wilhelm Giese, El nordeste de Cádiz…, 1937.
Villamartín
Río Guadalete
“[El Guadalete] sustenta en toda su 
corriente azeñas, y molinos en grande 
número, y beneficio de los lugares ve-
cinos. Toda la tierra que baña es por 
extremo fértil, apacible, templada en 
el invierno, y no rigurosa en el estío”. 
Martín de Roa, 
Santos Honorio, Eutichio, Estevan, patro-
nos de Xerez de la Frontera, 1617.
En el camino de Sevilla a Ronda por 
Zahara se halla “El Puerto [Puerto 
Serrano, que] es el portal montañoso 
por donde los salteadores bajan para 
infestar el camino real de Cádiz…”. 
Richard Ford, Manual para viajerospor España y lectores en casa, 1845.
Puerto Serrano
Vía Verde de la Sierra
v
Río Guadalporcún
Junta de los Ríos
Río Guadalete
Sierra de Líjar
Algodonales
La Muela
Río Guadalete
“Por la parte del Medio día nace el río 
Guadalete, cerca de la Torre de Alhaqui-
mi, y camina hasta Xerez, y el puerto de 
Santa María, por donde entra en el mar. 
Quieren algunos que sea éste el segundo 
río Leteo, y que le venga el nombre de 
Guadalete de su antigua nombradía Lete 
y de la dicción Guada arábiga, que sig-
nifica río. A otros les parece que es el río 
Chriso, de quien en esta parte hace me-
moria Festo Avieno, y que tomó el nom-
bre de Crysaor, padre de los Geryones”.
Rodrigo Caro, Antigüedades y Principado de… 
Sevilla y Corografía de su Convento…, 1634.
“Al norte del río Guadalete, los montes se van encrespando hacia 
la sierra de Algodonales y hacia la cumbre del Lagarín… La im-
portante población de Algodonales… se ubica en la vertiente sur 
de la sierra de Líjar, esto es, en el margen superior de una pequeña 
depresión… Este pueblo agradable… es más reciente que Zahara y 
El Gastor, pero no tan moderno como Prado del Rey…”.
Wilhelm Giese, El nordeste de Cádiz…, 1937.
“…más arriba de Villamartín, el Guadalete está extraordinariamen-
te encajonado en la meseta de Trías, que lo domina con severas ver-
tientes… Región desolada y desértica, que pronto conduce al más 
asombroso espectáculo…”.
Jean Sermet, La España del Sur, 1956.
Río Guadalporcún
Zaframagón
vi
Según Rodrigo Caro, en una antigua medalla relacionada con 
Zahara se observaba “una cabeça humana, y cerca de ella una 
línea tortuosa… Parece que aquella línea tortuosa denota el 
río Guadalete, que por la parte de Septentrión baña, y va ro-
deando con varias vueltas el gran cerro sobre que se levanta el 
peñasco donde está Zahara”.
“…la villa de Zahara… está situada… sobre una gran 
peña tajada… para llegar a la población se sube casi una 
milla desde el río Guadalete, por un cerro muy alto, y áspero 
de subir. Tiene así mismo junto a sí este gran peñasco en 
que está fundada Zahara la alta sierra que llaman del Pinar, 
primeras señas de España a los que viniendo de las Indias de 
Occidente navegan el mar Atlántico, porque esta sierra es lo 
primero que se descubre de la amada patria y a quien todos 
dan los primeros saludos”.
Rodrigo Caro, Antigüedades y Principado de… Sevilla 
y Corografía de su Convento…, 1634.
“Después de seguir y cruzar el Guadalete llegamos a 
una nueva venta construida bajo Zahara, que es un 
verdadero nido de águilas morisco coronando su coli-
na piramidal, y tan fortificada por la naturaleza con las 
rocas por muralla y su río por foso como para que fue-
se casi inexpugnable hasta la invención de la artillería”.
Richard Ford, Manual para viajeros 
por España y lectores en casa, 1845.
“Abajo, el río de aguas inmóviles…, bordeadas de 
adelfas, bajo dos puentes, uno de ellos romano. 
Arriba, una montaña de vertientes cortadas a pico 
como los muros de una fortaleza, y, exactamente 
debajo de una roca que parece desprendida de la 
cumbre, un pueblo resplandecientemente blanco, 
ondulado para adaptarse a todos los movimientos 
del terreno. Este pueblo, que mirarlo hace daño de 
tanto levantar la cabeza, es Zahara”.
Jean Sermet, La España del Sur, 1956.
Río Guadalete
Bocaleones
Zahara
Embalse de Zahara
Ribera de Gaidóvar
El Gastor
Montecorto
Río Guadalete
Arroyomolinos
vii
“Antes de llegar a Grazalema, y después de haber subido y baxado un gran Puer-
to, se descubre la Villa en una situación muy original, fundado el caserío que 
desde este lado se descubre sobre riscos, y pegado a peñascos… Desde Grazale-
ma se continúa subiendo suavemente hasta lo más alto de la Sierra que llaman 
Puertoboyal, y es de los mayores de Andalucía; y surte de nieve a Cádiz y a otros 
muchos Pueblos…”.
Antonio Ponz, Viage de España, tomo xviii, 1794.
“Grazalema, situada, como Ronda, entre montañas, está sólo a tres leguas de esta 
población. Sus habitantes, que cuentan con agua abundante y no tenían muchos 
recursos, han instalado unas de las principales fábricas de paños españoles para el 
consumo popular”.
Barón de Bourgoing, Tableau de l’Espagne moderne, 1797.
“Grazalema… se 
aferra a una coli-
na rocosa como un 
nido de ave. Sólo 
se puede ascender a 
ella por una angos-
ta vereda al borde 
mismo… El camino 
sube ahora a las alturas bajo el pico San Cristóbal… Es también llamado la Ca-
beza del Moro, y es la primera tierra que ven los barcos al llegar del Atlántico. 
La cima está a menudo cubierta de nieve”.
Richard Ford, Manual para viajeros por España y lectores en casa, 1845.
“La profunda cañada que limita por el sur la 
sierra del Pinar, por donde circula el río Ta-
vizna, arranca del puerto del Boyar, situado 
dos kilómetros a poniente de Grazalema. Por 
el otro lado de ese puerto las aguas afluyen al 
río Guadalete, que en un principio corre por 
un valle muy cerrado… El Guadalete nace 
en la sierra del Endrinar, cerca del puerto de 
la Presilla y corre encauzado por la fractura 
que separa la sierra del Endrinar de la del 
Pinar, hasta cerca de Grazalema. En este pri-
mer trayecto es de régimen torrencial. Poco 
antes de llegar a Grazalema tuerce el río su 
curso hacia levante…”.
Juan Gavala y Laborde, La Serranía de Grazalema, 1918.
Sierra del Pinar
Puerto del Boyar
“El macizo de Grazalema es en 
realidad complejo. Después del 
corredor de flysch de Boyar, [se 
halla] un tercer y último macizo, 
el más alto, la Sierra del Pinar 
(1.656 m)… Estas montañas no 
son muy altas, pero sí imponen-
tes por la rotundidad de sus plie-
gues y la dureza de sus calizas. Ya 
sabemos que las lluvias alcanzan 
aquí un máximum muy alto… En 
los alrededores brotan hermosos 
manantiales; uno es el del Gua-
dalete, otro el del Majaceite”.
Jean Sermet, La España del Sur, 1956.
Grazalema
Río Guadalete
viii
Sierra del Endrinal
Sierra de Líbar
Naturalezas
52
marinos que entran por el Golfo de Cádiz van dejando llu-
vias cada vez más abundantes conforme va aumentando la 
altitud del terreno, presentando su máximo en Grazalema, 
localidad que se cuenta entre las más lluviosas de España.
Desde su nacimiento junto al puerto de las Presillas 
hasta su desembocadura en El Puerto de Santa María, el 
Guadalete tiene una longitud de 166 km y una superficie 
total de cuenca de 3.677 km2. Sus principales afluentes son 
Nacen el Guadalete y su principal afluente, el Majaceite, 
en la sierra de Grazalema, formación que constituye el ex-
tremo occidental del sistema sub-bético y que presenta su 
máxima elevación en la sierra del Pinar (1.654 m).
La sierra de Grazalema se desarrolla paralela a la cos-
ta y actúa como barrera perpendicular a los vientos lluviosos 
del suroeste. Esta disposición da lugar a un ejemplo carac-
terístico de aumento de la lluvia con la altitud. Los vientos 
 Río Guadalete
Hidrología de la cuenca del Guadalete 
Javier Aycart Luengo
Mapa general de la cuenca del río Guadalete con los principales cursos de agua y embalse.
53
el Majaceite por la margen izquierda y el Guadalporcún 
por la derecha.
El Guadalete cuenta con dos grandes embalses de 
regulación (Zahara-El Gastor y Bornos) además del em-
balse de Arcos de la Frontera, que funciona como contra-
embalse del de Bornos. En el Majaceite existen asimismo 
dos importantes embalses: Los Hurones y Guadalcacín. 
Las superficies parciales y totales de cada uno de estos 
embalses pueden verse en la tabla adjunta. Como se re-
fleja en dicha tabla, la superficie regulada de la cuenca 
asciende a 2.013 km2, lo que supone un 55% de su su-
perficie total.
 Naturalezas
Zahara-El Gastor
Bornos
Arcos
Los Hurones
Guadalcacín
Total
128
1.216
31
290
248
2.013
128
1.344
1.375
290
638
Embalse Superficie de cuenca (km2)
TotalParcial
Datos básicos de la cuenca
Superficie de la cuenca 3.677 km2
Ríos Guadalete
 Majaceite (Tributario) Regulado
 Guadalporcún (Tributario) ReguladoArroyo Espera (Tributario) No regulado
 Arroyo Paterna (tributario) No regulado
Población 750.000 habitantes
Longitud del río principal 165 km
Pluviometría media en embalses 680 mm
Aportación media 590 hm3
Aportación media en embalses 357 hm3
Paraje de las Angosturas del Guadalete, donde se sitúa la presa de Bornos. Al fondo de la imagen se observa el descenso del río por la llanura en dirección al embalse de Arcos. Foto: J. Hernández.
54 Río Guadalete
Gráfico 2: Pluviometría media anual registrada en los cinco embalses principales de la cuenca del Guadalete durante los últimos 25 años (media aritmética de la pluviometría registrada en los 
embalses de Zahara, Bornos, Arcos, Los Hurones y Guadalcacín).
Gráfico 1: Pluviometría anual registrada en Grazalema entre los años 1912 y 2009.
55 Naturalezas
Gráfico 3: Aportaciones corregidas anuales registradas en los cuatro embalses principales de la cuenca (Zahara, que entró en servicio en 1991, Bornos, Los Hurones, Guadalcacín), 1967-2011.
Gráfico 4: Evolución de los recursos embalsados de la cuenca del río Guadalete, con indicación de la capacidad de embalse y de los volúmenes embalsados en Zahara, Bornos, Los Hurones y 
Guadalcacín entre 1967 y 2011.
56
total de 592 hm3. El registro de máxima aportación en un 
solo día corresponde al 14 de dicho mes, cuando se reco-
gieron en los embalses de la cuenca 101 hm3, casi el triple 
que en todo el año 1994-1995.
En el mencionado gráfico queda claramente refleja-
do el período de sequía registrado entre los años 1991 y 
1995, sin duda el más extremo de los últimos cien años, 
así como los tres años excepcionalmente húmedos que si-
guieron a este período.
Evolución de los recursos embalsados
El embalse de Guadalcacín I en el río Majaceite, con una 
capacidad de 77 hm3, fue el primero que entró en servicio 
en la cuenca del Guadalete, en 1917. En los años 1961 y 
1962 se terminaron las presas de Bornos (200 hm3) y Los 
Hurones (135 hm3). Los últimos embalses construidos, 
Zahara (223 hm3) y Guadalcacín II (que aumentaba la ca-
pacidad del primitivo embalse de 77 a 800 hm3), entraron 
en servicio en los años 1991 y 1993, coincidiendo con el 
grave período de sequía, por lo que su llenado efectivo no 
comenzó realmente hasta finales de 1995.
En el gráfico 4 se representa la evolución de la ca-
pacidad de embalse en la cuenca del Guadalete, así como 
de los volúmenes embalsados en Zahara, Bornos, Los Hu-
rones y Guadalcacín, desde octubre de 1967 hasta el 1 
de octubre de 2011. El embalse de Arcos de la Frontera, 
debido a su escasa capacidad y a su régimen de funcio-
namiento como contraembalse del de Bornos, no se ha 
considerado en este gráfico.
Cabe resaltar el mínimo que alcanzaron las reser-
vas a finales de 1995, con un volumen total embalsado 
de 27 hm3 que prácticamente coincidía con la suma de los 
embalses muertos (volumen que queda por debajo de la 
cota de los desagües de fondo) de las cuatro presas prin-
cipales. Afortunadamente, en diciembre de 1995 se rom-
pió el prolongado período de sequía que había comen-
zado en 1991, registrándose abundantes lluvias durante 
los meses siguientes, lo que se tradujo en aportaciones 
extraordinarias a los embalses que permitieron olvidar 
las restricciones al consumo en riegos y abastecimiento 
hasta el día de hoy.
Pluviometría
Los valores anuales de las precipitaciones son muy va-
riables a lo largo del tiempo y de la cuenca. Como se ha 
explicado anteriormente, la pluviometría más elevada la 
encontramos en la zona de Grazalema donde se registran 
valores extraordinariamente altos. En el gráfico 1 se repre-
sentan los valores de la pluviometría anual registrada en 
Grazalema desde 1912.
La lluvia media anual en el último siglo asciende a 
2.079 mm, presentando un máximo de 4.251 mm en el 
año 1935-1936 y un mínimo de 713 mm en 1998-1999. El 
mes más lluvioso fue diciembre de 1958, cuando se regis-
traron 1.519 mm. La mayor precipitación diaria observa-
da fue la del 27 de enero de 1948, con 349 mm.
En el resto de la cuenca la pluviometría es sensible-
mente menor, como se refleja en el gráfico 2, en el que se 
muestra la pluviometría media anual registrada en los cin-
co embalses principales durante los últimos 25 años.
Aportaciones a los embalses
En el gráfico 3 se representan las aportaciones anuales re-
gistradas en los cuatro embalses principales de la cuenca 
(Zahara, Bornos, Los Hurones y Guadalcacín) desde el año 
hidrológico 1967-1968 hasta el 2010-2011. Las aportacio-
nes que se consideran en este apartado son las denomina-
das aportaciones corregidas, es decir, las aportaciones pro-
pias de la cuenca de cada embalse una vez descontadas las 
aportaciones procedentes de desembalses realizados por las 
presas situadas aguas arriba o por el Trasvase Guadiaro-
Majaceite. Ha de tenerse en cuenta asimismo que el embalse 
de Zahara entró en servicio en el año 1991.
Puede observarse que el régimen de aportaciones se ca-
racteriza, aún más que la pluviometría, por su irregularidad 
en el tiempo. Prueba de ello es que pueden encontrarse días 
con aportaciones muy superiores a las de algún año comple-
to. La aportación media anual a los embalses en este período 
ha sido de 357 hm3, con un máximo de 1.357 hm3 en el año 
2009-2010 y un mínimo de 35 hm3 en el año 1994-1995. 
El mes en el que se registraron las mayores aporta-
ciones al conjunto de embalses fue enero de 1970, con un 
 Río Guadalete
57 Naturalezas
la información contenida en la Web de los Manantiales 
de Andalucía (www.conocetusfuentes.com), donde puede 
consultarse el catálogo correspondiente. Esta iniciativa 
está siendo desarrollada por el proyecto Conoce tus Fuen-
tes, promovido por la Consejería de Medio Ambiente y 
Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía y coor-
dinado por la Universidad de Granada. El proyecto cons-
tituye un exitoso ejemplo de crowdsourcing de levanta-
miento de información con la ayuda de nuevas tecnologías 
y el auxilio de la colaboración voluntaria de multitud de 
ciudadanos. En cada una de las fichas levantadas aparecen 
citados los autores correspondientes. A todos, nuestro re-
conocimiento y agradecimiento.
No hay ríos sin fuentes, al menos esto es lo que ocurre en 
regiones como Andalucía sometida al imperio del clima 
mediterráneo. Es tradición designar —de manera más o 
menos justificada, arbitraria o interesada— un manantial 
como nacimiento oficial de cada río, de modo que éste 
adquiere un protagonismo estelar que ensombrece al res-
to, no necesariamente menos valiosos. Conscientes de esta 
circunstancia, la presente contribución se plantea desde la 
realidad de que un río tiene tantos nacimientos como ma-
nantiales hay en su cuenca.
Estas líneas que siguen pretenden esbozar la temáti-
ca de las fuentes y manantiales de la cuenca del río Gua-
dalete. Para ello hemos recurrido, fundamentalmente, a 
Fuentes del Guadalete 
Manantiales de la cuenca del Guadalete
José M.ª Fernández-Palacios, Luis Sánchez Díaz, Virginia Robles Arenas y Antonio Castillo Martín
Manantial considerado la fuente del Guadalete, 
en las inmediaciones del puerto del Boyar. Foto: A. Castillo Martín.
Manantial del Cañuelo, en Arcos de la Frontera. Foto: igme, Sevilla.
Nacimiento de Benamahoma. Foto: A. Martínez.
Manantial de Matite, Arcos de la Frontera. Foto: igme, Sevilla.
Manantial de Bocaleones, en Zahara. Foto: A. Castillo.
Nacimiento de Bornos, en la década de 1950. Foto: L. Ruiz Martínez.
58
un prolongado estiaje con nulas o mínimas precipitacio-
nes, las aguas que circulan por los cauces durante ese pe-
riodo proceden exclusivamente de descargas subterráneas 
a través de manantiales de muy diferente tipología. Es lo 
que se conoce como flujos o aportaciones de base, impres-
cindibles, como puede suponerse, para la supervivencia de 
todos nuestros ríos y sus ecosistemas asociados.
Pero no todo el territorio de una cuenca fluvial goza 
de las mismas características hidrogeológicas. Éstas depen-
den básicamente

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