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IV. UNA APROXIMACIÓN ALAS EXPERIENCIAS DEL PACTO ANDINO, EL GRUPO DE LOS TRES Y LA ASOCIACIÓN DE ESTADOS DEL CARIBE Roherto González Arana 1 Con Ia llegada deI nuevo sigla, Ias relaciones internacionales transitan por un periodo de profundos cambios. EI fenómenode Ia integración de América Latina suscita especial interés a Ia luz de Ias nuevas necesidades que se han generado a partir de Ia situación internacional de Ia posguerra fria. EI reordenamiento de Ias fronteras en Ias países y Ia necesidad de adaptarse aI nuevo equilibrio de Ias fuerzas entre Ias naciones más poderosas, ha puesto sobre eI tapete el tema de Ia integración como alternativa para Ia interacción entre Ias naciones europeas, asiáticas y de América. El surgimiento de bloques económicos como Ia Unión Europea, eI de los Estados asiáticos, el Tratado de Libre Comercio (NAFTA) y Ia Iniciativa de Ias Américas, son muestra elocuentede esta nueva tendencia. Para eI caso latinoamericano, sabemos que Ia crisis de los afiosochenta, Ia "década perdida", contribuyó para que se mirara nUevamentea Ia integración como un medio eficaz para superar Ios desajustes ocasionados por Ia desmedida deuda externa, eI deteriorode los precios deIpetróleo u otras fuentes de divisas y el bajo niveI de intercambio interestatal. Tanto así, que se llegó al - I Colombiano, Ph. D. En Historia. Protesor Titular de Ia Universidad dei Norte Vde Ia tJniversidad dei AtIántico. Investigador dei Centro de Investigaciones en DesarroiIo de Ia tJniversidad dei Norte. Barranquilla (Colombia). -.-- 193 pleno convencimiento de que Ia integración era un medio idóneo para aliviar el peso de Ia crisis deI momento y facilitar los procesos de producción, transformación y distribución en Ia región. Incluso, a través de ésta, se pensó que podría generarse Ia creación de un espacio económicocomún que abriese perspectivas más amplias para eI crecimiento económico y el bienestar de 2 nuestros pueblos. Entre los principales objetivos de Ia integración en el caso de América Latina y el Caribe se hallan el acceso a los mercados de los países industrializados, pues los acuerdos implican aperturas recíprocas. Otro aspecto tiene que ver con Ia ganancia de un mayor poder negociador con respecto a si se establecen acuerdos de manera aislada. Evidentemente, en Ia medida en que los intereses de Ios países participantes en un proceso de integración se complemen- ten, Ia acción conjunta podrá contribuir a mejorar Ia situación económicay poder de discusión de éstos. Finalmente, y como consecuencia deI citado aumento de poder conjunto, generado por Ia integración se puede afirmar que también ésta posibilita un mayor grado de independenciapolítica internacional. Cabe destacar que se suele suponer que Ia integraciónes el :finúltimo que se debe alcanzar en América Latina, y se olvida que, más bien, ésta debe ser un instrumento para ellogro de unos propósitos específicos como, por ejemplo, Ia coordinación de proyectos conjuntos, el logro de mayor autonomia regional o Ia coordinación de políticas. Asimismo, también es frecuente escuchar el argumento de que como tenemos un pasado común, unas raíces históricas que nos unen o una identidad cultural que hermana algunos países de América Latina y el Caribe, por eIlo estamos destinados a Ia integración, o que ésta deberia 10grarSe con suma facilidad debido a esta condición favorable. AI respecto, "Declaración de México". Conferencia de Ia CEPAL. en: AlfTedo Guerra Borges: La Integración de Aménca Latinay el Caribe. México, UNAM. ]997, pp. 29 -30. .' 3 Ricardo Frech Davis: "EI pacto Andino: Vn modelo original de integración", eu: Emesto TjroI!I (Comp.): PactoAndino. caráctery perspectiva. ]EP. Ediciones Lima, ]978, pp. 28-29. consideramos fTágil Ia supuesta potencialidad de Ia integración esto, por los intereses de Ias élites nacionales, que históricamente han dificultado Ia posibilidad de una América unida. El viejo sue:íiobolivariano o martiano sigue siendo una utopía. Más aún cuando persisten problemas fTonterizosde vieja data o acuerdos integracionistas realizados "desde Ia cúpula". Es decir, sin el consenso de Ia sociedad interesada o de los empresarios. Evidentemente, no basta sólo con Ia buena intención de los gobiernos si además no se cuenta con el aval de Ias bases. Podriamos afiadir que pese aI excesivo optimismo, Ia integración en América Latina "si bien es real y aún está en pleno desarrollo, es muy lenta". AI mismo tiempo, "Ia internacionalización es real pero relativa, ya que 10esencial está aún dominado por Ia lógicadeImercado interno".4 De otra parte, cabe se:íialarque el término integración va más alIá de Ia interacción económica entre varios países, pues incluye,de igual forma, aspectos sociales y políticos. Conviene ahora hacer distinción entre los términos con- certación,cooperación e integración. Como primera instancia, Ia concertación hace aIusión ai procesoa través deI cual dos o más gobiernos interactúan a nivel estatal, a nivel diplomático y con propósitos generalmente políticosfTentea otros actores.5 Por otro lado, Ia cooperación se entiende como un sistema en el cuaIlos actores estatales y no estatales actúan conjunta- mente;para ello sus políticas y legislacionesa su contraparte, con el propósito de lograr una coordinación de políticas,-que haga viableIa consecución de Ias metas trazadas.6- . Pierre Sa]ama: "América Latina: i,Integración sin desintegración?". Revi.rta Relaciones ;nternacionales, México, UNAN, enero-abril. ]997, no. 73, p. ]5 Y ]9. Luis Femando Santarnaria: "EI DesarrolJo Humano sostenib]e eu el marco de Ia Üttegracióllamericana". Revista Colombia Internacional, Universidad de los Andes, no. 37,:nero - marzo, 1997, p. 38. EcoRobert Keohane: "Afier the Hegemony: Cooperation and Discord in the World Political IIOmy".En: Luis Santamaría, op. cit., p. 39. 194 195 I I{I I, 'IJlt 'I 'li,. Ijl II I ilt I II ;It/1 Ii li, " l': 1111 II1 I 'il 'I I I I,I! . '111 Ili . 11 11: Por último para definir el término integración nos apoya- remos en Ia defIniciónde Tokatlián. para quien Ia integraclón es un proceso más amplio, complejo y profundo "pues Implica vínculos sociales, políticos, económicos, científicos, culturales, diplomáticos y militares, aI tiempo que un rol dinámico 1 protagónico de variados agentes de Ias sociedades involucradas". Abora bien, Ia integración puede tener diferentes ámbitos, los cuales unas veces se complementan entre sí y otras se excluyen. Uno es el territorial, basado en Ia proximidad espacial o geográfica entre diversas regiones; otra opción puede ser Ia organizacional, donde, independientementede Ia ubicación de Ias zonas interesadas en Ia integración, diversas regiones, países y/o empresas se unen a fIn de organizar conjuntamente un tipo de intercambio comercial o de diversa índole. Más alIá de Ia integración organizacional está Ia asociativa o asociacional, en Ia que se disefian estrategias para lograr un mayor poder de negociación con respecto ai contexto mundial. Es decir, que para el caso de América Latina y el Caribe, Ia integración es de carácter asociativo cuando se basa en Ia similitud de problemas, aspiraciones, intereses. u objetivos.8EI Pacto Andino, el Grupo de Ios Tres, Ia Asociación de Estados deI Caribe o el Mercosur son ejemplos de este tipo de integración. La integración puede asimismo darse de dos formas: A través de los acuerdos de libre comercio o de mercados comunes. EI primero implica un pacto entre Estados a fIn de facilitar ai máximo el intercambio de bienes y capitales -eventualmente servicios-, aunque esto implique cesión de autonomía para fijar sus regIas arancelarias y el régimen de importación de bienes. Asimismo, no se cede el poder de Ia soberania a ninguna autoridad central ni se precisa como requisito de los acuerdosde Ia vecindad geográfica. 7 luan Gabriel Tokatlián: "Componentes políticos de Ia integración", en: Jaime AC.o: Puertas (Compilador): Integración. desarrollo económico y competitividad. SantafeBogotá, Tercer Mundo Editores, Creset, 1994, p. 54. 8 Luis Pedraza Dallanegra: Integración Solución-Integración problema. Revista GeoSl1r, Montevideo, Volumen lI, no. 14,octubre, 1980. 196 Por otra parte. el mercado común Suponeuna forma más avanzada de integración en Ias que se suelen pactar autoridades centrales, modelos económicos afines, Jibre transferencia de bienes, capitales, servicios y personas, normas arancelarias comunes frente a terceros y, en fin, medidas que viabilicen una fuerte unidad, cada vez más semejante a una gran nueva nación.9 Aunque parezcan obvias Ias ventajas de un esquema de mtegración, conviene abora resumirias debido a su importancia. Estas son, entre otras: incremento de Ia producción como consecuencia de Ia especialización; aprovechamiento de economias de escala, a raíz de un mercado más amplio; ventajas derivadas de una mayor competencia: aumento deI poder negociadorde los países miembros y Ia consecuente reducclón de Ia vuInerabiJidad externa; aceleración deI progreso tecnológico; opción de atraer en mayor medida Ia inversión extranjera como consecuenciadei mercado ampliado.10 Pareciera que nuestro discurso pierde de vista el hecho de que alrededor de Ia integración no todo es positivo o color de rosa. Sin embargo, hacemos claridad en que si bien es cierto ésta parece ser una opción viable y altamente positiva en el nuevo escenariointernacional de comienzos dei nuevo siglo, no por elIo dejamosde distanciamos de quienes Ia ven como Ia panacea quetodo10soluciona. Por ejemplo, a menudo Ia integración se limita a un simpleacuerdo interestataI para facilitar operaciones económicas entreEstados, eventos en los cuales el ciudadanp medio no tiene prácticamente ninguna participación. Esta visiôn se olvida que taInbién Ia integración debe incluir 10 político, 10 social o 10 culturaly que además en elIa debeparticipar Ia sociedad civil. . Cabe precisar que, a diferencia de los procesos de I1Itegraciónde los afios sesenta, los de Ia década deI noventa aparecen como menos gubernamentales y con una mayor----9 C Diego Cardona: "EI Grupo de los Tres: intereses y realidades". en: Diego Cardona et. aI., lo%~biay Ia integración americana, Santate de Bogotá, Fescol, 1992, pp. 40 _41. G D1egO Pizano SaJazar: "Grupo Andino, Planeación y multinacionaJ", en: Luis Jorge <lray,EI Grupo Andino, Bogotá, Editorial Pluma, 1979, pp. 96-97. 197 I j t - li participación de Ia sociedad. Esto ha sido posible gracias ai retomo de Ia democracia política -no olvidemos que los afios sesenta y setenta estuvieron marcados por dictaduras militares en América Latina y el Caribe, como los casos de Argentina, Brasil, Chile, Haití, Nicaragua y Paraguay, entre otros- o mejor, como consecuencia de Ia disminución dei tamaDOdei Estado y de su papel en 10 económico, asi como de su adopción de políticas económicas que propician a Ia sociedad civil actuar por sus propias medios, para Ia defensa de sus intereses en un mundo cada dia más competitivo.11 A juicio de autores como Tirado Mejia, no es viable hablar de integración sin Ia existencia simultánea de Ia democracia. Su argumento parte de Ia' hipótesis de que sólo si existe Ia participación de Ia sociedad en su conjunto en el proceso de gestión y consolidación de Ia integración, ésta puede existir como tal. Según su opinión "desde el punto de vista sociológicoIa integración no puede lograrse si se Ia trata de concretar de modo autoritario, pues el autoritarismo no lleva a una integración sinoa una mera -y probablemente pasajera- incorporación". Y afiade, "Ia integración y democracia son dos facetas de un mismo proceso. Es Ia integración libremente implementada por Ios grupos sociales Ia que permite un ejercicio democrático a nívelde Ia sociedad civil, a nivel de Ias naciones y a nivel internacional".12 Pese a 10anterior, en últimas consideramos que este ideal no se da frecuentemente en Ia práctica, y que democracias forrnales o gobiemos autoritarios implementan políticas de integración sin el concurso de Ia sociedad. Abora bien, para el caso de América Latina y el Caribe se observa que 105procesos de integración no son homogéneos.Es decir que, en muchosp~es como México, Argentina o Brasil Ia participación de Ios grenuos empresariales en Ias negociaciones es incuestionable, Ia cual contrasta côn otros como Bolivia, Ecuador y Peru, donde Ia 11 . " .. .. . . I Coribe. Alvaro TIrado MeJla: IntegraclOn y DemocraclO en Ameflca Latmo ~ e JNTAL. Buenos Aires, BID, Instituto para Ia Integración de América Latina y el Canbe. 1997. pp. 2-3. 12 Ibid., p. 23. - - participación es más discutible. Asimismo, con excepción de México, encontramos escaso nivel de participación de los sindicatos en Ias negociacionesde integración. Cabe sefialar que no siempre Ia ausencia de participación obedece a falta de convocatoria, pues a menudo existe un ' I desinterés generalizado para sumarse a Ia discusión de estosasuntos por parte de Ia sociedad civil.13 Finalmente, podemos afirmar que Ia vÍa hacia Ia I integración de América Latina y el Caribe -meta que ha adquirido una nueva dinámica desde Ia década de los noventa- suele ser para I muchos estadistas sólo un discurso con pocas acciones concretas directas en pos de su materialización. Los problemas sociales o políticos internos han ocupado Ia atención de los Estados latinoamericanosy han desplazado a un segundo plano el tema deIaintegración. Esto 10podemos comprobar, si observamos que antes que emprenderacciones audaces en pos de Ia integración, resulta más rentable para los gobernantes militarizar Ias fronteras para convocar el apoyo nacional, o dedicarse a generar estrategias de corto plazo para Superar Ia crítica situación económica de Ia región. A manera de ilustración, vemos cómo en el caso de Colombia,el cuatrienio 1994-1998 fue dedicado por el presidente Emesto Samper a sortear Ia crisis política interna, fruto de Ias acusaciones de infiltración deI narcotráfico en su campafia electoral. Asimismo, en el actual gpbiemo de este país, Ia obsesiónpor Ia paz, el creciente desempleo y el déficit fiscal ocupan toda Ia agenda de prioridades para su sucesor Andrés ~astrana. En Cuanto a Venezuela, el presidente ha estado más I11teresadoen complacer al sector transportador de su país, que en reSPetarlos previos acuerdos de transporte fronterizo Suscritos CouColombiay avalados por Ia Comunidad Andina de Naciones. tos sucesos de mayo de 1999, Ia huelga !levada a cabo por los tranSpOrtadoresvenezolanos en Ia frontera y su culminación tras ~ Ibid., PP. 24-25. 199 -- I I I I I 1\ el previo acuerdo con el gobierno de este país, ilustran nuestra apreciación. Cabe anadir también cómo contrastan con el espíritu integracionista, Ias continuas trabas para viajar al interior dei continente americano, rnientras en Europa se facilita cada vez más Ia libre circulación de los ciudadanos europeos en esa región. Igualmente, sabemos que para muchos gobiernos el mercado parece ser el destino ideal por el cual hemos de transitar para resolver los problemas dei continente. Sin embargo, ai respecto cabe objetar que el culto ai mercado hace supone[ que este de por sí produce bienestar y libertad e incluso tiene siempre Ia razón,14 10cual obviamenteno es cierto. A continuación analizaremos algunas experiencias de intentos de integración en América Latina a partir de Ia segunda mitad deI siglo XX; de esta manera obtendremos Ia respuesta a nuestroS interrogantes, pues se trata de ver si éstas han sido exitosas y, además, si son viables en eI corto plazo. intereses internos de cada nación y, además, ]os intentos para reducir Ias barreras al comercio resultaron fal]idos. En segundo término, tampoco fue adecuado que Ia creación de industrias a nive] de Ia ALALC estuviera sujeta a Ias leyes de] mercado, pues Ias asimetrías entre los países más desarrollados y menos desarrollados generaba una competencia desigual en América Latina. No era compatib]e, por ejemplo, equiparar a los centros industria]es de Argentina, Brasi] o Méxicocon e] resto de naciones que conformaban dicha asociación. Para que se diese una verdadera integración no podia obviarse esta realidad.15 Por último, tampoco se dio una arrnonización real de Ias políticas econórnicaspues, pese a estar reg]amentado, esto nunca se cump]ió. Todo ]0 anterior generó un estancarniento deI proceso de integración, debido a que los países de menor desarrollo sentian una gran preocupación por ]a distribución interregional de ]os beneficiosobtenidos por Ia integración. Debido a que ]a frustrante experiencia de ]a ALALCl6 pareció no satisfacer Ias necesidades de Ias naciones andinas, éstas decidieron por su propia iniciativa adoptar un nuevo esquema de integración, a fin de estimular ]a amp]iación de sus mercados. Surge asi en ]969 e] Acuerdo de Cartagena, suscrito originalmente por Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Peru. Posteriormente,en ]974 se adhirió Venezuela. E] Acuerdo de Cartagena, que se conoció más adelante corno Pacto Andino y hoy Comunidad Andina de Naciones (CAN), tuvo corno antecedentes etítre otros, ]a reunión de 1966, en ]a cuallos presidentes de Colombia, Chile y Ecuador, asi corno representantes de Bolivia y Peru suscribieron una declaración en Ia que expresaban e] propósito de ade]antar una acción conjunta "a fin de lograr, dentro de ]a Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, ]a aprobación de medidas concretas que atiendan- 1. La Comunidad Andina de Naciones: ;,Opción o ilusión? Los antecedentes más inmediatos deI Pacto Andino se gestaron alrededor de Ia Asociación de Libre Comercio (ALALC), que surgió en Montevideo en e] ano 1960. Ésta se conformó con el apoyo de siete países de Ia región, a 10sque posteriormente se le incorporaron cuatro Estados más de ]a zona Andina e incluso México. EI objetivo principal de Ia ALALC era Ia consolidación de un esquema de liberación parcial deI comercio entre los países rniembros. Sin adentrarnos en detalles, podemos resumir sUS limitados alcances: en primera instancia no funcionó Ia liberación dei comercio, pues 10savances estuvieron sujetos ai vaivén de los I' 16 French. Dp. cit., pp. 31-32. La cual fue reemplazada en 1980 por Ia Asociación Latinoamericana de Integracióll, ALADI a fm de corregir los errores de Ia ALALC, pese a 10 cual en Ia práctica no resultá con cambios profundos. ~III II 14 AI respecto I.:ase a Franz Hinkelalmnert: "La simetria dei neoliberalismo y eI estalinismo", Envío. Managua, no. 123, tebrero, 1992. 201 200 I I I \ ., " ,t~ .. los propósitos fonnulados en Ia presente declaración y, en especial que se adopten fónnulas prácticas que provean el tratamiento adecuado a Ia condición de nuestros países, cuyas características corresponden a Ias de menor desarrollo económico relativo o de mercado insuficiente. Todo ello como medio indÜpensable para lograr el desarrollo armónico y equilibrado de Ia región, de conformidad con el espíritu deI Tratado de Montevideo.,,17Este documento ilustraba Ia inconfonnidad andina para con los precarios resultados de Ia ALALC. El Grupo Andino, por su parte, tenía como objetivos fundamentales: Promover el desarrollo annónico de los países miembros, acelerar su crecimiento a. través de Ia integración económica y propiciar Ias condiciones para Ia conversión de Ia ALALC en un mercado común.18 Con el propósito de alcanzar los objetivos generales dei Acuerdo de Cartagena, éste propuso Ia implementación de los siguientes mecanismos y medidas, entre otros: a) Ia annonización de políticas económicas y sociales, así como Ia aproximación de legislaciones nacionales en materias correspondientes; b) Ia programación conjunta y Ia intensificación deI proceso de industrialización subregional; c) Ia adopción de un programa de liberación deI intercambio interestatal; d) Ia adopción de un arancel externo común; e) Ia canalización de recursos para facilitar Ia financiación de Ias inversiones requeridas en el proceso de integración y t) tratamiento preferencial en favor de Bolíviay Ecuador.19 En relación con Ia inversión extranjera, el Pacto Andino optó por reglamentarla, y para ello le dio un tratamiento comúna todos los países. El acuerdo, llamado también Ia Decisión 24, estipulaba restricciones mínimas, aplicables por cada gobierno según sus necesidades.Posterionnente, veremos cómo pese a estas 17 Declaración de Bogotá, Agosto 16 de 1966 (EI subrayado es nuestro). En Garay, op cit., p. 17. 18 Acuerdo de Cartagena, artículo I, Mimeo, 1969. 19 Lucas Pacheco Prado: "La integración Andina", en Jaime Preciado y Alberto Ro~ha (Compiladores): América Latina. Realidad virtualidad y utopia de Ia integración. Mé"'co, Universidad de Guadalajara, Primera edición, 1997, P. 35. 202 restricciones, en Ia práctica, Ia apertura a Ia inversión extranjera estuvo muy restringida por 10 menos hasta los afios noventa, cuando el modelo c1ásicode industrialización por sustitución de importaciones perdió vigencia. Cabe senalar que el comercio interregional andino mostró un ostensibIe crecimientodurante los afios setenta. Es así como de una exportación de 92 milIones de dólares en 1970, se 10gró ascender a 1.075 millones en 1979, e incluso se Ilegó a niveles mayores en Ios afios ochenta. Sin embargo, ai interior dei Grupo Andino dichas exportaciones sóIoIograron alcanzar eI4.5% de Ias exportaciones totales en 1979, sin que a corto pIazo estob . 20cam lara. Pese a que no se ponen en duda los beneficios obtenidos por Ia región andina a partir deIAcuerdo de Cartagena, e1impulso de este nuevo esquema no tardó en reducirse paulatinamente, y 10 que parecía ser el medio más eficaz para estimular el crecimiento de Ia región, progresivamente dejaría de serIo. Esto obedeció, entre otros motivos, a que los afios setenta se habían iniciado con una atmósfera de optimismo, a raíz deI favorabIe panorama que evidenciabanlos ténninos de intercambio en el comercio mundial. EI boom de éste, aunado aI alza en los precios de Ias materias primas de varios paísel, auguraba signos positivos. No se pensó, entonces,que tras Ia bonanza de Ios inicios de Ia década vendría Iarecesiónmundial. Se creía más bien, por el contrario, que no era indispen- sable Ia integración, pues Ia expansión de Ias economías podía Iograrse, o que eI crecimiento era viable "sin necesidad de comprometerse demasiado en tal empresa -Iéase Ia integración-, que exige preocupación constante, renunciamientos y, muchas veces, soluciones de compromiso con vistas al logro de ventajas futuras imposibles de garantizar".21- 20 21 Guerra Borges, op. cit., p. 188. Germánico Salgado: "Notas sobre Ia integración andina y su contexto internacional", enErnesto Tironi, loco cit., pp. 236-237. 203 - 11 ql 1 11 IE II 11 II .,' II 11111I 11 " 111 II:\ De otra parte, a pesar de que varias naciones latinoameri- canas subvaloraban -a comienzos de los setenta- Ia necesidad de Ia integración, diversos hechos mostraban que ésta se precisaba. En particular, nos referimos a Ia progresiva reducción de los créditos y ayudas de Ias naciones más desarrolIadas a los países pobres. Esta reducción de Ia ayuda indicaba que era muy importante Ia búsqueda dei fortaleeimiento de Ias economías en América Latina y el Caribe, a través de acuerdos de integración como el Pacto Andino. La meta era, entonccs, Ia búsqueda de un desarrollo más autónomo entre países con problel11ascomunes a , d I ., 22traves e a cooperaclOn. Conviene abora precisar que ai realizar un primer balance sobre los resultados dei Pacto Andino durante sus primeros diez afios (1969-1979) e incluso, más alIá de este periodo, hemos de tener presente tal, como acertadamente 10 anotó Ernesto Tironi, que cada nación integrante de dicho acuerdo tiene sus propios intereses, por 10 cual los resultados o beneficios habrán de medirse también en función de elIos,ya que puede darse el caso de que el proceso de integración haya sido más útil para unos países que para otros. O mejor, para establecer los logros de cada país, no podemos apoyarnos en una mirada a Ia región en su conjunto, sinomás bien analizar cada caso individualmente.23 AI cumplirse los primeros diez afios dei Pacto Andino eI panorama parecia ser nada alentador. En parte, porque para muchos se habían repetido errores cometidos por Ia ALALC, como Ia inequitativa distribución de los beneficios, entre otros. EI retiro de Chile en 1976 debilitó, por otro lado, Ia fortaleza dei grupo como tal. Pese al excesivo optimismo de quienes lideraron inicialmente Ia consolidación de los Acuerdos de Cartagena, Ia realidad mostró que no bastaba con una comunidad de idioma, religión y tradiciones. Por ejemplo, Europa finalmente logró, con mucho esfuerzo y pese a sus grandes contrastes, consolidar una unión más avanzada y sólida que eI Pacto Andino. En resumen, ai realizar un balance de Ios desaciertos y dificuItades, se denota que también Imbo desconfianza entre Ios países firmantes dei Acuerdo de Cartagena, debido a sus tradicionaIes problemas limítrofes; asimismo, Ia dinámica deI proceso no ha permitido Ia participación amplia de Ios diferentes estamentos de Ias sociedades interesadas, vale decir partidospolíticos, parlamentos y sindicatos.24 Según Garay y Perry, otra de Ias dificultades que contribuyeron a obstaculizar eI alcance de los logros deI Pacto Andino durante su primera década fue suponer que bastaba con Ia desgravación interna y Ia impIementaciónde un AranceI Externo Común (AEC) en Ia subregiónpara conseguir una unión aduanera de Ios países andinos. Estos autores argumentan que para eI éxito de-este propósito se precisaba de una armonización mínima de Ia política agraria aI interior de Iosnaciones interesadas y también se requería coordinar Ios instrumentos para-aranceIarios, como Ios sistemas de fTanquicias, derechos de aduanas, controles administrativos, depósitos, compras, etc. Sin esta armonización, el AEC era prácticamente inoperante y poco eficiente para Ia orientacióny asignación de recursos económicos.25 11 '~ I !I ~b1 ! II Los afios ochenta y Ia perspectivas dei Pacto Andino para Ia época Uno de Ios muchos hechos que propiciaron el pobre resultado deI Pacto Andino durante su primer decenio hace aIusión ai- 24 Fel11ando Cepeda VI/oa: "EI Grupo Andino: lOIra aventura romántica?", Revista ~stl'ategia Econômica y Financiera, Bogotá. no. 23, Junio. 1979. LUis Jorge Garay y Guil/ermo E. Perry: "Algunos interrogantes sohre Ias perspectivas dei Grupo Andino", Revista Coyuntura econômica, Bogotá. Fedesarrol/o, Vol. VI, No 3,°C!ubre de 1976, p. 261.rJ 22 Salgado, op. cit., pp. 240-241. 2:' Ernesto Tironi: "Estrategias de desarrollo e integración: Ias divergencias andinas"., en Tironi,op. cit., pp. 281-282. 205 -- I - - - tratamiento de Ia inversión extranjera. La Decisión 24 -puesta en marcha desde 1971- estipulaba un régimen común aIos capitales extranjeros con respecto a marcas, patentes, licencias y regalías. Con Ia Decisión 24, se pretendía facilitar el desarrollo de Ia industria andina, al fusionar los capítulos nacionales a los deI resto de Ia región. Esta estrategia tenía dos vías: por una parte se buscaba convertir gradualmente a Ias empresas extranjeras en firmas nacionales, y por otro lado, se pretendía que Ias industrias de Ia región no fueran desplazadas por Ias empresas transnacio- nales. Sin embargo, pese aIos buenos prôpósitos de los países andinos materializados en Ia Decisión 24, los empresarios de Ia mayoría de 10spaíses de Ia región se opusieron a ésta, e incluso se uníeron a Ia protesta de Ias compafiías transnacionales a quienes parecía no convenirles Ia aplicación de leyes que atentaran contra sus intereses.26 En contraste aIos análisis más pesimistas, Ia inversión extranjera en Ia región andina aumentó de 1.220 millones de dólares a 2.77~ (periodo 1971-1981). Incluso, en ese periodo, en 10spaíses de menor desarrollo relativo, como Bolivia y Ecuador, ésta pasó de 70 a 460 millones de dólares y de 356 a 934 millones, respectivamente.27 El asunto de Ia inversión eÀ1ranjeraen 10s países de América Latina bien sabemos ha sido percibido con mucho sigilo y bajo un rígido esquema que no 10ha facilitado. La proteccióna los mercados domésticos determinó estas políticas. En 1988, a partir de Ia adopción de Ia Decisión 220, se modificó la Decisión 24 con el fin de facilitar el ingreso de capitales a Ia región Andina. Si bien aún se continúa con una normatividad común para el tratantiento de los capitales extranjeros, también se permite abora que cada país adopte una reglamentación interna en relación con Ias inversiones externas directas. El inicio de Ia década de los ochenta coincidió con un momento crítico de Ias relaciones económicas entre Colombia y Venezuela, dos importantes miembros deI Pacto Andino. Particularmente, eI comercio bilateral resultó afectado por Ia crisis recesiva de Venezuela (1982-1983). Para muchos, eI deterioro deI intercambio entre estos dos países era de esperarse pues Ia Cámara de Comercio CoIombo-Venezolana, fundada en 1977, ya había elaborado un diagnóstico -en 1982-, eI cual revelaba que pese al discurso integracionista, éste era relativa- mente poco avanzado en el plano comercial, fiujos de capital, temas fronterizos e incluso, se había llegado a tal punto que el desarrollo de Ias relaciones económicas binacionales estaba sujeto ai vaivén de Ias coyunturas económicasde cada nación.28 /' EI inicio de Ias transformaciones EI Pacto Andino no dió los resultados esperados durante sus primeras dos décadas, debido aI agotamiento deI modelo proteccionistay de protección estatal que era seguido en América Latina. Con el Protocolo de Quito, en mayo de 1987, documento modificatorio deI Acuerdo de Cartagena, se iniciaría un proceso de consolidación deI Grupo Andino, el cuaI afianzaría sus bases Políticas con Ia Declaración de Caracas, el Manifiesto de Cartagena y Ias reuniones de Galápagos en 1989, La Paz y Machu Picchu en 1990 Y Caracas en 1991. En principio, se trataba de ajustar el Pacto a Ias nuevas tendencias mundiales de modernizacióne intemacionalizaciónde Ias economías,ante 10 cUaIAmérica Latina no podía ser indiferente. Asimismo, después de un largo periodo de deterioro económico y jurídico, se 26 GueITa Borges, op. cit., pp. 190-191. 27 Ibid., pp. 193-194. --- 28 Gabriel Murillo Castafio Y María Víctoria Llorente Sardí' "Las relaciones colombo-v . s:ne.20Ianas contemporán.:as", Docume/7to., Oca.'ionale.,. Uníversidad de los Andes, N° 11.Pbetnbre-Octubre. 1989, p. 13. 206 207 I I I I I , I t I I t lI! li: "I Q Ü W ' , n I !'l' I ~~ III buscaban medios para incentivar Ia integración. Los afios noventa coinciden con el resurgimiento dei espíritu integracionista dei Pacto Andino y esto se dio, a raíz de los equivalentes cambios en Ias estrategias de desarrollo de sus miembros. Dichos reajustes, fueron el resultado de Ia búsqueda de salidas a Ia crisis de Ia deuda externa latinoamericana, el debilitamientode Ias economias de Ia región y Ia caída en Ias tasas de crecimiento. Entre los principales ajustes efectuados ai interior dei Grupo Andino están Ia constitución de una zona de libre comercio, medida aprobada en septiembre. de 1992, cuya consecuencia más inmediata fue Ia circulación de mercancias sin gravámenes, ni restricciones. Se excluyó dei acuerdo a Peru, país que no consideró conveniente sumarse ai convenio debido a su dificil situación fiscal y atraso cambiario.29 Los principales cambios propuestos para los países andinos se resumen: Ia liberación dei intercambio, arancel externo común, propiedad intelectual, inversión extranjera, armonización de políticas económicas, desarrollo agropecuario e integración física. Como resultado de Ia reactivación dei Grupo Andino, Colombia realizó exportaciones a los países miembros por un monto de 816 millones de dólares en 1991, los cuales ascendieron luego a 911 millones en el periodo enero-octubrede 1992.30 Los lineamientos de Ia nueva política económica subregional enmarcados alrededor dei Grupo Andino se resumieron en: apertura de Ia economía a Ia competencia intema por medio deIa eliminación de interferencias al manejo de Ias tasas de interés; apertura ai ingreso de capitales extranjeros mediante Ia eliminaciónde Ias restricciones y trabas a su ingreso; reorganización dei sector público por medio de Ia privatización de 29 Alftedo Fuentes Hemández: "Integración e inserción de Colombia en Ia econo~a mundial: avances hemisféricos", en: Miguel Urrutia Montoya, Colombia ante Ia econo/1ll0 mundial, Bogotá, Tercer Mundo Editores, Fedesarrollo, 1994, p. 139. .'0 RevistaANDI, N0 121. Marzo-AbriI1993. 208 empresas estatales y Ia lucha por una mayor eficiencia en el gastoy los servieios públicoS.31 Como producto dei nuevo momento, en 1992 se inició Ia puesta en marcha de una zona de libre comercio entre Colombia, Bolivia, Ecuador, Peru y Venezuela, Ia cual no obtuvo el éxito esperado debido a divergencias en 10 referente a los objetivos comerciales e incluso, a problemas internos de los países. En primera instancia, el establecimiento dei AEC no resultó por desacuerdos en cuanto a Ia estructura deI mismo, pues hasta el afio 1993 sólo existia un arancel pactado entre Colombia y Venezuela. Asimismo, Perudecidió no participar debido a problemas internos 10cuaI implicó que Ias relaciones de este país con el resto de Ia región sumera un fuerte deterioro. Posterior- mente,en 1995 los países dei Pacto Andino instauraron un arancel externocomún con vías a una unión aduanera. Los ajustes al Pacto Andino continuaron dando sus resultados como 10muestran Ias cifTas.En 1993, por ejemplo, el comercioentre sus miembros aumentó en un 30% con respecto ai afioanterior, al sumar 2.886 milIones de dólares. Cabe destacar que Ias principaIes exportaciones correspondieron a Colombia y Venezuela, dos de los más activos miembros deI grupo. Es así COmoai primero le correspondieron 1.160 millones de dólares y ai segundo1.000 milIones,respectivamente.32 De otra parte, debemos tener presente que a través deI Pacto Andino los países de Ia región han podido abrir nuevas opciones con otras naciones fuera de éste. En paIabras dei presidente colombiano, César Gaviria (1990-1994), el Grupo Andino"no es un objetivo en sÍ mismo, sino un instrumento hacia acuerdos de libre comercio más amplios en el seno de Ia cOmunidadlatinoamericana(...) Queremos consolidar el Grupo Andino,pero no que ello vaya a constituir un escollo para que Colombiapueda avanzar hacia el acuerdo de libre comercio con ----" '2 FUentegHemández, loco cit., pp. 9-11. Comercio Exterior, México, Vol. 44, no. 77,1994, p. 619. 209 I I 1 iÍI\ ,I I,: II México, Chile, Estados Unidos y, eventualmente, con Merco- " 33 sur . AI respecto de Ia Comunidad Andina de Naciones - llamada así desde 1995, mediante el acta de Trujillo- Yotros tipos de integración latinoamericana, Tokatlián considera que ésta, para mitad de los noventa, en vez de hacerse más sólida, se hallaba cada vez más fracturada Y descoordinada. EI motivo de ello era precisamente que cada país, separadamente, tenía Ia intención de acercarse a otros organismos regionales en vez de hacerlo en forma conjunta. Para ilustrar su análisis, el citado .autor menciona los casos de Bolivia, -el cual firmó un trato por separado con Mercosur-, Venezuela, que planeaba hacer 10mismo, y Colombia, aún indecisa. Como consecuencia de 10anterior, sostiene Tokatlián, "Ia fractura Y descoordinación deI área en su frente interregional conduce a que el peso Y Ia influencia de América Latina y el Caribe en los asuntos mundiales tiende a ser cada vez más irrelevante".34A nueSIIOjuicio, esta tendencia parece no haber cambiado en 10 sustantivo, a fines de siglo, pese a que reciente- mente los países de Ia Comunidad Andina de Naciones firmaron con Brasil un acuerdo comercial, mediante el cual durante dos afios -a partir de agosto de 19~9- se darán preferencias arancelarias a unos 3.000 productos, los cuales tendrán un trato preferencial de ingreso a Brasil y a Ia Comunidad Andina. Para el gobierno colombiano, éste seria un paso para un convenio de libre comercio con el resto de Mercosur (Argentina, Paraguay Y Uruguay).35L::>anterior contrasta con Ias declaraciones dei actU~ presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien aún antes de asut11lf el poder, anunció que si Ias negociaciones entre Ia Comunid~d Andina de Naciones (CAN) no prosperaban, Venezuela Ias bana por su cuenta y riesgo. )3 Entrevista a César Gaviria. El Tiempo,Santafé de Bogotá, Junio 19 de 1992,p. IE. 32 34 Juan G. Tokatlián: "i.Latinoamérica inexistente?", Revista Diners, Bogotá, nO. . Noviembre, 1996, p. 40. .'~ El Tiempo, Julio 5 de 1999. 210 Después de 30 afios, los países andinos organizados alrededor de Ia actual CAN han sobrevivido a momentos de expansión y de crisis. Pese a Ias dificultades, observamos cómo este organismo ha permitido mejorar nuestro poder de negociación a nivel internacional, 10 cual legitima su existencia. Más aún, cuando Ias tendencias de un mundo cada vez más globalizado y organizado en bloques, nos permiten entender que no podemos aislarnos de esta realidad, pues el precio que se debe pagar sería muy costoso. Si hemos de afianzar Ia integración en América Latina y el Caribe y fortalecer por ende Ia dinámica de Ia Comunidad Andina de Naciones, debemos ser conscientes que Ia agenda deI esquema de cooperación entre Ias naciones dei continente debe cambiar de acuerdo con Ias nuevas necesidadesdei momento. Asi, por ejemplo, Ia búsqueda de una mayor competitivi- dad debería mirarse en función de Ia región y no sólo desde perspectivas nacionales. A primera vista, esto podría parecer poco realista, pues no nos olvidemos que Ia integración también busca estimular Ia competencia interestatal entre sus asociados. No obstante, como bloque económico debemos estimular Ia cooperación con el fin de mejorar conjuntamente a través de intercambiode conocimientosen ciencia y tecnologia. Por otra parte, Ia mayor armonización de Ias políticas económicas deberá ser un tema prioritario hacia eI futuro. AI igual que en Europa, el asunto de Ias rnigracionesva a estar en el arden dei dia en América Latina, pues Ia apertura de Ias fronteras y Ia nueva dinámica de Ia producción afectarán el nivel de éstas. Ante esta nueva situación, habrá que diseõar estrategias que, como en Europa, tiendan a sortear exitosamente Ia mayor movilidad rnigratoria en el Continente. 36 Otra prioridad de Ia agenda andina debe ser el aumento significativo de Ia participación por parte de Ia sociedad civil 36 Rodrigo Pardo García-Peiia; "i,La integración latinoamericana: el turno de Ia fase SOcial?". Revista Apertura Económica Internacional, Santafé de Bogota, no. 66. Abril - Mayo, 1995, pp. 11-12. 211 I I J , \ II "li 11 11 subregional, con el propósito de evitar que ésta continúe existiendo bajo los parámetros de un esquema eminentemente estatal. Pese aios esfuerzos, sólo los empresarios han teDido opción de vincularse en Ias negociaciones, 10cual nos indica que no se ha hecho todo 10posible para una concertación real entre los Estados y Ia sociedad civil. Precisamente por ello, Ias organiza- ciones y gremios laborales, tecno-profesionales, académicas, asi como entidades no gubernamentalesno han tenido a su alcance Ias condiciones para su participación real en los procesos de concertación. A pesar de que para algunos Ia sociedad civil es aún poco receptiva ai tema de Ia integración latinoamericana, estudios recientes evidencianque el apoyo popular a este proceso ha ido en aumento durante los últimos anos. Según una encuesta de opinión realizada en 1997 a 17.000 personas en 17 países dei continente, se demostró que el 78% de los entrevistados respaldan Ia integración económica, 10 cual representa un aumento dei 20% sobre los resultados obtenidos en 1996. Las preguntas -que no midieron el respaldo a un proyecto de integración que incluyese a los Estados Unidos- mostraron que el apoyo a Ia iniciativa de Ia integración era mayor en Colombia, país donde el 91% de los encuestados favorecia Ia iniciativa. En Bolívia, Chile y Argentina Iacifra fue dei 83%, yen Ecuador y Peru fue dei 82% y 81%, respectivamente. EI aumento más ostensible ocurnó en Centroamérica, donde se pasó de un 48% ai 80% durante el transcurso dei ano. En México el respaldo es dei 62% y en Brasil dei 71%. Lo anterior nos muestra cómo seguimos siendo optimistaS frente a Ia integración; prueba de ello es Ia constante búsqueda de nuevas opciones como el Grupo de los Tres, Ia Asociación de Estados dei Caribe y el Mercosur, a fin de aprovechar Ia experiencia adquirida y fortalecer lazos con Centroamérica, América dei Norte, los países caribefios, el sur dei continenteY Europa. Pese ai optimismo, debemos ser conscientes de que los países andinos no transitan por su mejor momento a nivel políticO 212 j y económico (especialmente,Colombia, Ecuador y Venezuela), ni tampoco Ias relaciones entre sus socios más activos, es decir, Colombia y Venezuela, se hallan en el mejor nivel. Durante los primeros seis meses de 1999, Ias ventas colombianas a Venezuela cayeron en un 35%, mientras que Ias de este último a Colombia han alcanzado a disminuir hasta un 50%. Las recientes declaraciones en Venezuela de Ia ministra colombiana de Comercio Exterior, Marta Lucia Ramírez, según Ias cuales "hay un discurso integracionista por parte dei presidente Hugo Chávez, pero hay medidas que adoptan algunos funcionarios que no van de acuerdo con Ias palabras dei mandatario",37 causaron malestar en el gobiemo venezolano. Tanto así, que por primera vez en 10s últimos diez afios, un gobiemo venezolanoha retirado temporalmentea su embajador en Colombia como respuesta a Ias declaraciones de Ia funcionaria colombiana, Ias que fueron caIificadas por eI mandatario venezoIano de irrespetuosas para eI gobiemo y el pueblo de supaís. Lo anterior ha sido eI resultado de Ia prohibición venezolana a Ia Jibre circuIación de camiones colombianos en su territorio, con eI argumento de que CoIombia no brinda Ias condiciones mínimas de seguridad aIos vehículos de Venezuela. Ante esta medida unilateral, el gobiemo de Andrés Pastrana elevó el reclamo correspondiente ante Ia SecretarÍ:.tde Ia Comunidad Andina de Naciones, -Ia cual falló en favor de CoIombia-, por considerar que esta restricción afecta enormemente 10s intereses de CoIombia y además viola normas andinas sobre Ia Iibertad de operación, acceso aI mercado, trato nacional y Iibre competencia. La resoIución de éstos u otros conflictos y eI avance o retroceso en eI proceso de integraciónandina dependerá deI interés en Ia concertación. Finalmente, ésta es una via que ha beneficiado a todos Ios países de Ia región y puede seguir haciéndoIo. Lo COntrario,convertiría a Ia opción de Ia integración en una simpleiJusión.- 37 El Tiempo,julio 9 de 1999 213 I EI balance deI afio 1999 muestra una disminución ostensible en el volumen dei intercambio entre los países de Ia Comunidad Andina de Naciones. Algunos piensan que una buena contribución para Ia salida de esta crisis pudiera estar ligada a estudiar seriamente Ia posibilidad de construir unas buenas relaciones Mercosur-Comunidad Andina, para así intentar el establecimiento de un convenio que pueda beneficiar a ambas partes. 2. EI Grupo de los Tres (G-3): Una Alternativa de Unión Continental. Los afios setenta coinciden en América Latina con el surgimiento de Ias llamadas potencias medias regionales, países que como México, Venezuela y Colombia -inc1uida asimismo Cuba, para algunos- se perfilaban como naciones con un alto grado de estabilidad económica, debido a una coyuntura internacional favorable a comienzos de dicha década, especialmente para los productores de materias primas y, en particular de petróleo. A decir de Serbin, esta coyuntura favorable dio lugar al aumento de Ia autonomia relativa de Ias naciones mencionadas, 10 cual contribuyó a su creciente proyección regional, en el marco de un nuevo orden económico regional.38Son los afios de gobiernos militares y civiles progresistas con un marcado sentimiento antiimperialista,como los de Juan VelazcoAlvaradoen Peru; Omar Torrijos, en Panamá, y luego Juan José Torres, en Bolivia. Asimismo, Salvador Allende, en Chile y Alfonso López Michelsen, en Colombia. 38 Andrés Serbin: "Las transformaciones globales y hemisféricas y el Grupo de 105Tres: alcances y limitaciones de ~ pr~yección subregional" en: Andrés S.erb!ny Carlos RO:::: E/ Gmpo de {os Tre.v. ASlmetrzas y convergencias, Caracas, EdItonal Nueva SOCI 1994.2' edición, pp. 26-27. 214 r :::8õ Con Ia llegada de 10s setenta, México, Venezuela y Colombia se unieron al Banco de Desarrollo deI Caribe y posterionnente, al iniciarse 10sochenta, Participaron en el Grupo Nassau, convocado por este banco y Ia administJación de RonaldReagan. Para ilustrar Ia mayor independencia política relativa de Ias citadas potencias medias regionaIes, cabe mencionar varios hechos que Ia ejempIifican.En el caso de México, éste se proyectó en Centroamérica al pronunciarse en favor de Ia lucha de 10s sandinistas en Ia Nicaragua de Somoza, ejempl0 que compartieron Colombia y Venezuela. Asimismo, México se apanó de Estados Unidos a través de Ia conocida DecIaración Franco _ Mexicana (Agosto de 1981), por medio de Ia cual se Ie reconocÍa el status político a Ia guerrilla salvadorefia y su derecho al diálogo. Venezuelapor su Parte, activó y profundizó su política hacia el Caribe insular y no hispánico y aumentó sus vínculos con Centroamérica. En el caso de Colombia, su canciUer Alfonso López Michelsen, habÍa manifestado ya desde finales de 10s sesenta que este país no merecia ser " un simple peón más de Estados Unidos en el ajedrez mundial de Ia Guerra Fria". Ya como presidente de Colombia, López Michelsen (1974-1978) mantuvo una inusual independencia económica relativa de 10s EstadosUnidos, y se negó incluso a aceptar algunos préstamos de estepaís. López Michelsen reanudó relaciones diplomáticas con Cuba en 1975, siguiendo 10s pasos de Chile, Perú, Argentina,Pancuná y Venezuela. Con Ia confonnación deI Grupo de Contadora -en 1983- Por parte de México, Venezuela, Colombia y Panamá, se fortalecerian 10s lazos de concertación política entre 10s tres PrUnerospaíses, pese a Ias diferencias en Cuanto a objetivos, Principios o prioridades de sus respectivas políticas externas; además éste seria el pUnto de partida para otras fonnas de COncertaciónpolítica como el Grupo de 10s Ocho, que derivarÍaIuegOen el Grupo de Rio.39 ;;----- lbid.,p.28. 215 - J I II I " ,,,~I; " II 111 II i.o!!i La búsqueda de Ia estabilidad centroamericana y deI Caribe, ante Ia gravedad deI conflicto en esta región durante los anos ochenta, condujo a que se buscara en Contadora una salida negociada ante Ias dificultades y peligros de una guerra fronteriza o de una intervención norteamericana en Ia zona. De esta fonna, América Latina estaba dando un ejemplo de autonomía aI intentar resolver un problema común con fónnulas propias. La reciente Guerra de Ias Malvinas había puesto en evidencia Ias limitacio- nes deI Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR)e instaba a Ia búsqueda de nuevas salidas sin Ia mediación de Estados Unidos, pues éste, ai igual que Chil~, fue proclive a lus intereses deI Reino Unido en el mencionado conflicto bélico entre Argentina e Inglaterra. econoffiÍas de estos países y Ia México. Los criterios que contemplaban estas diferencias se plasmaron en 10s documentos iniciales deI G-3, a fin de que el beneficio fuese equivalente para todos sus miembros. Sin embargo, en Ia dinámica de Ias negociaciones posteriores, estos parámetros no se tuvieron tan en cuenta, 10 cual contribuyó aI reiterado reclamo de 10s sectoresafectados de Colombiay Venezuela. La celeridad conla que se fueron aprobando 10spUntosde 10s acuerdos deI G-3 contribuyó a que se cometieran muchos errores. Como 10comentase Hemán Puyo, asesor de Ia Asociación Nacional de Industriales (ANDI) de Colombia: "El deseo de avanzar rápidamente 11evó aI gobiemo de Gaviria a tomar decisiones políticas que no tuvieron en cuenta Ias condiciones Particularesde cada sector, ni Ia generalidad, ni 10s tratamientossectoriales requeridos".40 Lo anterior es evidente debido a Ia mayor capacidad industrial y productiva de México con respecto a 10s restantesmiembros de G-3. Los motivos por 10s que se confonnó el G-3 fueron de diversa Índole. En primera instancia, se concibió este organismo como un esquema de concertación política que reempIazaría aI Grupo Contadora en su meta de mediar en favor de Ia estabilidad política y económicade Centroaméricay el resto deI área. Asimismo, el G-3 fue concebido como un eje de integración energética debido aI gran potencial de producción de energia de 10stres países (petróleo y carbón). Más adelante, 10s ámbitos de Ia cooperación fueron ampliando sus horizontes hacia Ias telecomunicaciones, el transporte, el turismo y 10s eventoscu1turales. En relación con Ia finna de un acuerdo entre 10s presidentes de Colombia, Venezuela y México, para 11egara constituir una zona de libre comercio de los tres países a partir de diez Mos después de ]993 -Mo en que se finnó e] documento-, cabe mencionar que Ias !)remios productivos de Venezuela y EI G-3 y sus primeros pasos La acción conjunta en Contadora hizo posible que esta experiencia de cooperación política sentara Ias bases para un nuevo tipo de acuerdu entre Colombia, México y Venezuela.Es asi como en marzo de 1989, con ocasión de Ia V Conferenciade Cancilleres de los Países Centroamericanos, Ia Comunidad Europea y el Grupo de Contadora, realizada en Honduras, Ias representantes de los citados países manifestaron su deseo de actuar concertadamente en áreas de interés común. Posterionnen- te, en julio de 1991, los presidentes César Gaviria, de Colombia; Carlos Salinas de Gortari, de México; y Rafael Caldera, ~e Venezuela, fim1afOn en México un Memorándum de Entendi- miento en el cual se establecían los lineamientos básicos para Ia confol111aciónde un área de libre comercio. EI acuerdo no cayó bien en todos los sectores de Ias respectivos países firmantes, pues desde un comienzo surgier~n Ias preocupaciones de los empresarios y comerciantes I; Colombia y Venezuela, debido a Ias evidentes asimetrías entre -- 40 ReVi~.taDiners. Volumen 30, no. 291, Junio de 1994, p. 14. 217 r I I I til II Colombia manifestaron su clara oposición, pues consideraban que dicho pacto no estaba acorde con los intereses nacionales de estos dos países, así como tampoco salvaguardaba el potencial de desarrollo de su industria y agricultura. En opinión de Jorge Méndez, los errores parten de Ia firma de un compromiso presidencial -que a juicio de éstos, no requeria verificación de los congresos respectivos- para eliminar Ia totalidad de Ias barreras arancelarias respectivas en el término de diez afios. Ese compromiso, sostiene el autor, no "incluye cláusula alguna según Ia cual e] ritmo de disminuciónde aranceles sea diferente para Colombia y Venezuela, teniendo ên cuenta Ias enormes diferencias en el grado de industrialización de esos dos paises frente a México. La liberación tripàrtita, implica por 10 tanto, que desde el primer afio Ia capacidad de penetración de los productos industriales mexicanos en nuestros territorios será mucho mayor, mientras que Ias posibi]idades de e~ortar a México nuestros productos serán en extremo ]imitadas". De otra parte, el entramado de Ia liberación arance]aria y sus limitaciones no termina ahí. También se han criticado Ias dificultades de una desgravación lineal que no tuvo presente Ias notables diferencias entre los aranceles mexicanos, venezolanosy colombianos, pues ]os aranceles de México, con respecto a ]os productos que más interesan a Colombia, son bastante más altos. En 10 que respecta a Ia inversión extranjera conviene hacer algunas precisiones. Para el caso de México -hasta comienzos de los noventa-, el artículo 11 de Ia Ley de Institucio- nes de Crédito establccía que Ia participación extranjera en Ia banca podía representar sólo hasta un 30% dei capital total de Ia institución. Estos topes a Ia inversión extranjera se fundamentan en los equivalentes límites para Ia inversión de Estados Unidos y Canadá en México dentro dei marco dei T.L.C. En contraste, para el caso colombiano no existían restricciones a Ias inversiones extranjeras en el sistema financiero. I IIInli III j I ir 111. II li: 11' 41 Jorge Méndez Munevar: "EI G-3 Y nuestra posición comercial", Revista Nueva Frontera, Santafé de Bogotá, no. 957, 1993, p. 4 (subrayados dei autor). 218 1:11 --- Es decir, el capital de origen e:\.1ranjerotema eJmismo tratamiento que eI de origen nacional (Artículo 3 de Ia ResoIución 5I deI Consejo Nacional de Política Económica, CONPES de octubre de1991). Por su parte en VenezueIa, desde fines de Ios ochenta hasta comienzos de Ios noventa, periodo al cuaI nos referimos, eI monto de Ias inversiones extranjeras en el sistema financieroquedó congeIado.42 Como se observa, al momentode suscribirse eI G-3 y aún después, existieron y persisten evidentes diferencias entre Ios países firmantes, que han de tenerse presentes en todo momento. EI Grupo de los Tres: confluencia de intereses Contrario a quienes suponen que eI G-3 se reduce a Ia coopera- ción entre CoIombia, VenezueIa y México, deben considerarse asimismo 10s diversos beneficios adicionales que este organismo posibiIita a cada uno de estos países. Desde Ia perspectiva política, existe por ejempl0 un interés comÚDpor Ia estabiIidad de Ia región centroamericana y deI Caribe, ya que a todos Ios fortalece su capacidad negociadora fi-entea terceros. Aunque en distinto momento, cada país por su parte ha ido adquiriendo un interés especial hacia eI Caribe. México, debido a su histórico apoyo a Cuba; VenezueIa,con una vocación caribefia tradicional que le ha servido para ser un puente entre América Latina y esta región. Por último, CoIombiacon un tardío interés por eI Caribe desde fines de Ios afios setenta, eI cua! coDtrastó con una amplia trayectoria de este país y Ia visiónandina de su política exterior.- 42 Amanda García: "Bases de Ia integración financiem entre Colombia, México y Venezuela",Revi,vtaBanca y Finanzas, Bogotá, No 25, julio-septiembre, 1992, Bogotá,pp.101-105. 219 I I j A Colombia y Venezuela les resulta muy atractivo acercarse ai mercado norteamericano utilizando a México como medio para ello. De igual manera, ante Ias débiles logros dei Pacto Andino, el G-3 se vislumbra como una renovada alternativa' de cooperación latinoamericana. Otro tema en el cual confluyen los intereses de los países dei Grupo de los Tres es el referido a Cuba y su reintegro a Ia OEA. En contraste a los afias ochenta, periodo en el cual Ias relaciones de Colombia y Venezuela eran distantes de Ia Isla, Ias noventa se enrnarcan en un nuevo escenario. Bien sabemos que en este periodo Cuba era percibida por Venezuela como un competidor geopolítico en el área, mientras que Colombia había roto relaciones con el gobierno de Ca$tro desde 1981, y sólo ai inicio de Ia administración de César Gaviria (1990-1994) pudo reestablecerlas normalmente.43México, en cambio, siempre tuvo unas relaciones cercanas con el gobierno revolucionario cubano. En 1991, los entonces presidentes César Gaviria, Carlos Andrés Pérez y CaTlosSalinas de Gortari, reunidos alrededor dei G-3, se comprometieron con el presidente Fidel Castro a mediar ante los países que han tenido algunas diferencias con su régimen" para iniciar un acercamiento a Ia normalización de sus vínculos sobre Ia base dei respeto a sus legítimos intereses y estricto apego al derecho internacional". En su declaración final, los mandatarios dei G-3 convinieron en "propugnar por Ia pronta y cabal reintegración de Ia nación cubana en el seno de Ia família latinoamericana y a una real convivencia continental, con base en 10s principios que rigen a Ia nación:,M Cabe destacar a nuestro juicio, que Ia solidaridad de los países dei G-3 con Cuba no oculta un claro interés estratégico en mejorar sus relaciones con el mercado de mayor magnitud en el Caribe. De otraparte, es importante destacar el momento de fluidez por el cual atraviesan Ias relaciones de Cuba con Ias II II ii 43 Sobre el tema de Ias relaciones colombo -cubanas, véase: Apolinar Díaz callejas.; Roberto González Arana: Colombia y Cuba: dei distanciamiento a Ia colaboraclo . Santafé de Bogotá, Ediciones Uninorte, 1998. 44 "G.3 mediará por Cuba ante E. u.", El Tiempo, octubre 24 de 1991. 220 gobiernos de Colombia y Venezuela. El interés deI gobierno de Andrés Pastrana en Ia colaboración cubana en el proceso de paz colombiano ha sido evidente, así como Ia empatía deI presidente Hugo Chávez con Fidel Castro. Los encuentros de líderes de Ia guerrilla colombiana, Ejército de Liberación Nacional, ELN, con representantes de dicho gobierno en La Habana, -en octubre de1999- ilustran 10afinnado. Finalmente, se observa como los países deI G-3 coinciden en Ia preocupación por Ia estabilidad de Ia cuenca deI Caribe, luego de producida Ia retirada de Ias antiguas metrópolis coloniales europeas y el desinterés estratégico de Estados Unidos por Ia región una vez concluída Ia guerra fria. Algunos afinnan que se teme al "vacío político" que el fin de este periodo dejó en elCaribe. EIG-3: avances y retrocesos Nadie duda de los obvios beneficiosque en los actuales momentos tienen los esquemas de integración latinoamericana. Tampoco se cuestiona que gracias aI Grupo de los Tres Ias relaciones económicasy políticas entre México, CoIombia y VenezueIa han mejoradosustancialmente.Incluso,cadapaís ha visto en el G-3 opciones Particulares que Ie benefician. Tomemos en prÍmerainstanciaeI caso de México. Además de Ias conocidas ventajas políticas que eI grupo en mención le ha pennitido al país azteca, tales como concertar acuerdos con los países próximos a Centroamérica y eI Caribe, zona vital para sus intereses geopoIíticos, existen otras adicionales. Por medio deI G-3, México concreta además sus nexoscon dos de sus principaIes socios en Latinoamérica y abre Iaspuertas de sus vínculos con el Pacto Andino, ot)!anismo en eJqUese ha interesado con anterioridad. 221 f I , j En cuanto a su política exterior, bien sabemos, México históricamente ha sobresalido por su activismo y protagonismo en Ia esfera internacional. AI estrechar sus vínculos con Suramérica, Ia diplomacia multilateral dei país se dinamiza, y también busca un equilibrio político y económico frente al TLC, pues el G-3 le proporciona mayor poder negociador en el ámbito internacional. Con respecto a Colombia, México posee ventajas comparativas frente a actividades que emplean intensivamente petróleo o productos de petroquímica secundaria. Asimismo, en ramas de Ia siderurgia y metalmecánica, electrónica, química general, óptica y fotografia, sin mencionâr a Ia industria. 45 automotrlZ. / Es de observar que para México Ia liberación comercial dei G-3 es un esfuerzo más por avanzar en Ia cooperación con América Latina. En este sentido, México ha suscrito también acuerdos de libre comerciocon Chile (1993) y Costa Rica (1994). Para Colombia y Venezuela, el G-3 representa Ia opción de construir unas relaciones económicas con México, Ias cuales siempre fueron limitadas, y además ampliar sus posibilidades con América dei Norte. AI mismo tiempo, este es un medio de cooperación económica y energética tripartita hacia América Central y el Caribe. En cuanto a Ias debilidades deI G-3, hallamos múltiples. Comencemospor anotar que como 10afirma Socorro Ramírez, al respecto de su origen, este organismo no fue el producto de una dinámica y entrelazamiento previo de los tres países miembros,y como otros acuerdos latinoamericanos ha sido una forma de internacionalización exógena "impuesta desde arriba, que no corresponde a una dinámica endógena de Ias economías implicadas".46Esto se explica -según Ia mencionada autora- ai observar que Ia internacionalizaciónde Ias economias más débiles '""" i 45 Sobre el tema de México y su relación con el G-3 y NAFTA. véase: Gustavo Vega Cánovas: "México: el Tratado de Libre Comercio de América dei Norte y el gJUpo de Ias rres", en: Andrés Serbin, op. cito . o Socorro Ramirez: "EI Grupo de los Tres (G-3) i,Proyecto Neopanamencano Neobolivariano?", en AIberto Rocha y Jaime Preciado, op. cit., p. 132. se ha realizado por voluntarismo político de los Estados, que aI verse presionados por organismos financieros multilaterales y 10s países industrializados, someten Ia producción nacional a Iacompetencia externa. Si América Latina ingresó a Ia era de Ia internacionaliza_ ción en los afios ochenta, bajo Ia presión y Ias condiciones de ajuste y liberalización impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, Ia internacionalización entonces "fue impuesta desde arriba, por los Estados, y dejó Ias economías nacionales gravemente expuestas aIos capitales rapaces. EI proceso de internacionalización de Ias economías latinoamericanas constituye, por 10 tanto, en términos generales, una apertura unilateral y una forma de intemacionalización subordinada a Ias econoniÍas más fuertes deI mundo y, en particular, a Ia economía estadounidense".47 Los hechos que corroboran el tradicional nexo débil entre Ia economía mexicana con respecto a Venezuela y Colombia se muestran al observar que para el país azteca, a comienzos de 10s noventa, Ias exportaciones a Venezuela y Colombia equivalían tan sólo al 1% deI total de sus exportaciones, y Ias exportaciones de Venezuela y Colombia a México representaban el 1,6% y el 1%, respectivamente.48 Contrastan con los precarios vínculos de México con sus contrapartes en el G-3, 10s fuertes nexos comerciales entre Venezuela y Colombia, ya que a partir de los noventa, sus contactos han crecido ostensiblemente, hasta tal punto que Venezuela ocupa el segundo lugar en el comerciocolombianoy viceversa. Para el caso colombianose observan inconsistencias entre el discurso y Ia práctica alrededor de Ias políticas que deberían seguirse aI interior deI G-3. Por ejemplo, se nota una ausencia de suficiente información, difusión e incluso coordinación deI gobiemo en Ia labor de establecimiento y ampliación de Ias 47 48 SOcorro Rarnírez, op. cit., pp. 129 - 130 Comercio Exterior, México. Vol 44, No 6, junio de 1994, pp. 565-566; Balance Preliminar de ia economia de América Latina y el Caribe, Santiago de Chile, 1993. Citado por Socorro Ramírez, loco cito 223 I , I , contactos entre Ias partes interesadas, asi como deI contenido de los compromisos asumidos y los que aún se hallan en discusión. "Una suerte de diplomacia de cúpula, muy sigilosa y altamente concentrada en unos pocos, ha redundado en un pobre conoci- mienta público de Ias ventajas o beneficiosde los tres países".49 Aunque para algunos investigadores, Ia centralización deI trabajo de discusión dei acuerdo de libre comercio dei G-3, en diecisiete meses, bajo el Ministerio de Comercio Exterior colombiano ha sido un hecho positivo, pues se eliminó Ia dispersión y Ia rivalidad interinstitucional entre los ministerios de Hacienda, Comercio Ex1erior, Minas y Energia (que inicialmente manejaban asuntos correspondientes a Ias negociaciones), esto no significa que por ello el proceso se hubiera democratizado deI todo, pues persistieron quienes pretendian tomar decisiones unilaterales a nombre dei gobiemo, 10 cual no niega que abora fuesen tenidos en cuenta los puntos de vista deIempresariado. Incluso, se logró construir una posición negociadora unificada como consecueneia dei trabajo y consulta interinstitu- cional de gremios privados en asocio eon entidades estatales, 10 cual resultó muy novedoso por los pocos antecedentes que en experiencias de este tipo se habian tenido en Colombia. Lo avanzado de esta etapa contrastó con el inicio de Ias discusiones sobre el G-3, cuando el gobiemo de César Gaviria desatendió Ias peticiones de sectores como Ia Asociación Nacional de Industriales (ANDI), en cuanto a Ia necesidad de disminuir el ritmo de Ias negociaciones,con el fin de evitar errores lamentables que afectaran sus intereses debido aIas asimetrias entre México y Colombia. Asimismo, el gobiemo de este último país menospreció Ia importancia de los estudios que mostraban los riesgos de políticas de libre comercio planeadas en favor de Ias economias más sólidas, como Ia mexicana. Hasta tal punto se erró, que finalmente Ia administración Gaviria terminó cediendo a Ias '. Francisco Vázquez Gómo:z: Colombia y el Grupo de lo,r Tre,r: análisis de 1111proeeso Tesis de grado, Faculk1d de Ciencias Políticas, Univo:rsidad do:los Andes, Bogotá, 1994, pp.97-100.'] - Ramírez y Preciado. op. eit.. pp. 145.~ b . dCon hechospolíticos como 0:1asesinatode Luis DOllaldoColosio, el inestablego lemo e E!1JestoSamper. ()el fallido golpe do:Estado, respe~1ivamo:nto:. pretensiones mexicanas de acordar un libre comercio aI ritmo desus intereses.50 Las reacciones de los gremios colombianos al G-3 no han sido siempre positivas. Es asi como eI Consejo GrerniaJNacional ha cuestionado 10que e1Iosconsideran lesivo a sus intereses, ya que a su juicio el G-3 colocó aIos productores colombianos en desventajas en relación con los mexicanos, pues éstos disfTutande un fácil acceso aios insumos y materias primas requeridas por e1losa través dei T.L.c. Igualmente, Ia Federación de Empresa- rios MetaJúrgicos de Colombia solicitó Ia suspensión de Ias negociaciones en su ramo, debido a que 10s mexicanos se encuentran en obvias ventajas nente a eIlos pues disfTutan de fortaleza en industrias que incorporan intensivamenteel petróleo o derivados de Ia siderúrgica y metalmecánica.51 Oportunidadesy perspectivas dei G-3 Es indudable que los vaivenes en Ia política interna de 10spaíses miembros deI G-3 han afectado el ritmo y el logro de Ias metas dei grupo. Durante los aõos de su joven existencia se han presentado graves crisis económicas y políticas e.n México. Colombia y Venezuela52,e incluso en estas c!;'/Súltimas naciones persisten nuevas dificultades con distintos matices. Pese a 10anterior, de 10que se trata es de analizar qué tan prioritario sigue siendo para cada pais cumplir y ampliar los acuerdos deI Grupo de los Tres? Asimismo, todo dependerá de Ia situación de Ia economia mundial, deI grado de compromiso que- 49 Juan G. Tokatlián y Diego Cardona: "EI Grupo de los Tres y Ia política exterior de Colombia: Alternativa o ilusión? En; Colombia y el Grupo de los Tres. Tokatlian, Cardona y Reina, Documentos Ocasionales, CEI, Universidad do: los Andes. Octubre - Diciembre, 1992, p. I I. 224 225 j I , --- --. 11 1111:" iil' asuman los nuevos dirigentes en cada nación y de su experiencia en el área, debido a que normalmente los cambios políticos traen nuevas figuras con distintas ideas y tareas. Incluso, pueden ascender ai poder nuevos gobernantes con discursos bolivarianos o integracionistas -como el caso de Chávez en Venezuela- pero con acciones contradictorias y poco consecuentes a sus planteamientos. Si bien es cierto el G-3 no ha logrado consolidarse como un escenario de concertación o como área de libre comercio, pese a sus primeros diez afios, esto no significa que el panorama necesariamente sea obscuro. Todo dependerá de si se continúa mirando a este Grupo como una meta final o como un medio para acceder a beneficios colaterales. Es decír, si puede superarse Ia visión originaria de concebir a este organismo apuntando hacia Ias ventajas estratégicas que este podría ofrecerles para su respectiva incorporación ai T.L.c., en vez de concebirlo como un mediopara fortalecer los lazos recíprocos a través de Ia integración entre Colombia, Venezuela y México.53 Se destaca que el comercio interregional de Venezuela, Colombia y México ha crecido cinco veces durante Ia década de los noventa, alcanzando a superar los 3.200 millones de dólaresen 1995. Para este periodo Ia inversión mexicana directa en Colombia y Venezuela se acercó aios 1.400 millones dólares, ubicada en los sectores de alimentos, cemento, construcción, autopartes, manufacturas y turismo, entre otros, con expectativas de aumento. 54 Finalmente, Ia estrategia será continuar avanzando en Ia interacción de México con ]os demás miembros de] G-3. Incluso, insistir en Ia propuesta de que Ia Comunidad Andina de Naciones negocie como bloque acuerdos comerciales con México. La idea propuesta por Colombia desde 1997 es que además de mirar en Como consecuencia dei progresivo interés en el aumento de ]a cooperación entre Ios países deI Caribe y el resto de América Latina, en 1994 se fundó en Cartagena, luego de una propuesta dei G-3 y eI CARlCOM, Ia Asociación de Estados deI Caribe (ABC). Este organismo fue constituido por veinticinco Estados independientesde Ia región en calidad de miembros plenos y doce Estados como miembros asociados, con el objeto de promover Ia creación de una zona de libre comercio entre los países de Ia región, concertar políticas frente a terceros e impulsar Ia cooperaciónfuncional en diversas áreas. Luego de un largo periodo de relativo aisIamiento, Ias islas deI Caribe, una vez que obtuvieron su independencia, comenzaron a ser vistas con menos prevenciones por Ios países dirección aI Mercosur, Ia Comunidad Andina de Naciones también adeIante gestiones a través de sus representantes en eI G- 3 para iniciar contactos directos con México y luego con EstadosUnidos. En conclusión, Ia meta es iniciar acciones previas ai área de libre comercio de Ias Américas, programada para el afio 2005, eventos en los que Ias experiencias como el G-3 nos brindarán mejores posibilidades de éxito conjunto. Abora bien, el Grupo de los Tres debe conducimos a reducir Ias asimetrÍas entre sus integrantes en vez de ser un medio para aumentarias. Asimismo, no debe olvidarse que además de acuerdos políticos; comerciales o económicos, el G-3 debe conducimos a ampliar Ia cooperación en áreas culturales y de todo tipo, eventos en los que además deI gobiemo, deben estar representados los empresarios, sindicatos,ong's y Ia sociedad civil. I1 II II II /' 3. La Asociacióo de Estados dei Caribe (AEC). Un nnevo reto para Ia regióo 5) Socorro Ramírez: "La integración regional y Ia construcción de una identidad caribeíí~. Colombia en el Grupo de los Tres (G-3) y en Ia Gran Cuenca dei Caribe", XXII ConferenCia de Ia Caribbean Studies Assotiation, Barranquilla, mayo 1997, p.8, mimeo. 54 Jesús Puente Leiva: "Retos y oportunidades dei acuerdo de libre comercio dei Grupo de los Tres", Capítulo SELA, no. 50. 226 227 I ) T deI continente. Es en este ambiente favorable, surgió Ia AEC como una asociación en favor de los intereses regionales. La Asociación se constituye en un punto de partida en Ia Gran Cuenca deI Caribe. En su acta de formación se seií.alaa] Mar Caribe como un elemento común de ]os pueblos vecinos, y aI rol que éste ha jugado como elementounificador deI desarrollo de Ia zona. En este acuerdo constitutivo, los Estados contratantes de Ia AEC coincidieron en promover, consolidar y cooperar en Ia integración regional deI Caribe, con el propósito de establecer un espacio económico que contribuyese a incrementar Ia competitivi- dad en los mercados intemacionales. Se seií.alóenfIe sus objetivos: fortalecer, utilizar y promover Ias capacidades colectivas deI Caribe para lograr un desarrollo sostenido en 10 económico, cultural, social, científico y tecnológico, y desarrollar el potencial deI Mar Caribe por medio de Ia interacción entre los Estados miembros y con terceros. De igual forma, los gobemantes de ]os países miembros de Ia AEC se propusieron impulsar Ia integración económica, que incluye Ia liberación comercial, de inversiones, deI transporte y de otras áreas relacionadas, así como discutir asuntos de interés común y diseií.ar instrumentos de política y programas para Ia cooperación en diferentesáreas. La AEC aglutina como miembros plenos a doce Estados deI CARICOM, cinco de Centroamérica y los integrantes deIG-3, aI igual que cuatro Estados independientesde Holanda, Francia e Inglaterra, los cuales pueden participar como miembros asociados.55Cabe destacar que los países de Ia AEC poseenun alto grado de heterogeneidad en sus niveles de desarrollo industrial, estructuras económicas y fuentes de ingreso. De igual forma, Ia AEC es una organización que integra poblaciones muy diversas en tamafio y con notorias diferencias a otros esquemasen los que los contrastes no son tan amplios. De otra parte, y para corroborar 10 antes afinnado, podamos observar que Ia inversión extraq;era directa en América Latina ha aumentado en los últimos afios,pero este crecimiento se ha concentrado en Argentina, Brasil y México con un 72% deI total de flujosrecibidospor Ia región,en eI lapso 1986_ 1993. Si a esta lista se le afiade CoIombia y Chile, se apreciará que eI 84% deI total de esta inversión externa se ha concentrado en sólo cinco países, con México a Ia cabeza con un 33% de este total. 56 Las fortalezas de ]a AEC son, entre otras, ser el cuarto bIoque comercial más grande deI mundo, con una población por encima de los 200 mi110nesde personas, y que reúne a más de 500 mil mi110nesdeI PIB. Pese a 10anterior, Ia abismal diferencia de Ias potencialidades económicas, Ia diversidad de intereses nacionales y Ias diferentes capacidades de negociación individual de cada país perteneciente a este bloque, dificuItarán Ias posibiIidadespara Ia concreciónde sus logros.57 Una particularidad de Ia Asociaciól1 de Estados deI Caribe es que en dicha agrupación, en contraste con Ia OEA, no participa como miembro los Estados Unidosy sí 10hace Cuba. Lo anteriorpresupone que para el gobierno de Washington Ia AEC es un interJocutor poco atractivo, debido a que en el1ase encuentraun régimen Opuestoa sus intereses. Un antecedente destacado para ]a confonnación de Ia AEC es el nivel de Ias relaciones entre sus principales socios. Así por ejempl0, observamos como Cuba, Ia mayor isla de Ias Anti11as,tiene como principal socio comercial a México y, a su vez,es el país deI Caribe más importante para Venezuela. Incluso, Méxicoha sido el principal inversionista foráneo de Cuba. En el caso de Ias relaciones de Colombia y Cuba, observamos que en el periodo 1990-1994, Ias exportaciones jI" [", ~ ~~ Son miembros plenos de Ia AEC: Antigua - Barbuda. Bahamas, Barbados. Belice,C~ Rica, Colombia, Cuba, Dominica, Crranada. Guat.:mala, Guyana. Haití, Honduras. JamalC3- México, Monserrat, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, S1. Kitts & Nevis, santa Lucia, Surinam, S. Vicente, Trinidad y Tobago, y Venezuela. -~6 CEPAL, "La inversión extranjera y Ias empresas transnacionale.~ en Am.mca Latina 1995", en: Lourdes Regueiro Bello: "Asociación de Estados de!I Caribe. c:Hacia qué~gionalización?, en Preciado y Rocha, op. cit., p. 158. Andrés Serbin: EI ocaso de la.r islas: EI Gran Caribe frente a lo.r deJ'afios globales y regionales. Instituto Venezolano de Estudios Sociales y Económicos, Caracas, INVESP,Editorial Nueva Sociedad. 1996, p. 91. 228 229 , i colombianas a Ia isla tuvieron un porcentaje de crecimiento dei 73,88%. De igual manera, Ias exportaciones de Cuba a Colombia ascendieron en dicho lapso de 420 mil dólares a 13.458 millones de dólares. 58 Es tal eI interés dei gobiemo cubano por intensificar sus vínculos con Ia región, que en 1992 reconoció, a través de una reforma constitucional (al igual que Colombia en Ia Constitución de 1991), su voluntad de concertación, interacción y colaboración con América Latina. Otro mecanismo valioso para estimular. y viabilizar Ia inversión capitalista en Ia Isla, se gestó a partir de Ia eliminación deI monopolio estatal sobre el comercio exterior y Ia aprobación de Ia Ley de Ia Inversión Extranjera (septiembre de 1995). Desde Ia citada reforma constitucional, el gobiemo cubano, con el artículo 23, modificó el carácter irreversible de Ia propiedad estatal en el país. Todas estas medidas asi como el expreso interés deI. gobiemo de Fidel Castro en reanimar su comercio con Ia región, incidieron para que durante 1990-1995, el área de crecimiento más dinámico dentro deI comercio de Ia Isla con Latinoamérica fuese Ia Cuenca dei Caribe, pues el valor dei intercambio se multiplicó casi tres veces. Es asi, como esta zona concentró el 65% dei intercambio realizado por Cuba con el continente. 'i9 amencano. I,Uil Limitaciones dei comercio intrarregional Para los países centroamericanos Ia Cuenca dei Caribe no es la región prioritaria en materia de asociación, debido a que para 58 Díaz Callejas y González Arana, loc. cit., p. 152. 59 Nancy Quifiones y Tania García. Oportunidades de Integración de Cuba en Ia Cuenca dei Caribe. La Habana. Centro de Estudios sobre América, CEA. 1997, p. 31. 230 -- ellos resulta de prÍmer orden Ias negociaciones con el GATI, Estados Unidos, Ia UniónEuropea y el G-3. A su vez, e1comercio de Venezuela con Centroamérica representa un 15% y para Colombia un 18%. Con 10spaíses deI Caribe insular, Venezueladedica un 19% y Colombia sólo el 6%.60 Es de considerarse que el bajo perfil deI comercio de Ias naciones latinoamericanas entre sí y, más aún, el reducido vínculo de éstas con el Caribe, tiene obvias explicaciones. En primera instancia, se observa que históricamente América Latina ha subestimado a 10s Estados caribefios anglófonos .por su menor desarrollo relativo. Asimismo, éstos han sido observados con / desconfianza por sus vínculos con Ias ex- metrópolis europeas y debido aI respaldo que los mencionados Estados han dado a decisiones intemacionaIes opuestas aIos intereses Iatinoamerica_nos. Por su parte, los países caribefios han estado prevenidos con 10que consideran una actitud hegemónica o expansionista de algunos países latinoamericanos. Las disputas fronterizas entre Guatemala y Belice, o Venezuela y Guyana demuestran esta desconfianza recíproca. También Ia oposición de algunos gobiemos a Ia participación caribefia en algunos foros intemacio- nales ha contribuido a aumentar Ias tensiones.6J Otro hecho que además ha disminuido Ias posibilidades de unos vínculos más sólidos entre el Caribe y el resto deI continente, ha sido eI aislamiento aI cual fue sometida Cuba desde el triunfo de Ia revolución en este país. Este obstáculo, fmto de Ias presiones norteamericanas en los afios de Ia Guerra Fria y de Ia ayuda deI gobiemo cubano a Ia guerrilla latinoamericana, determinó los precarios contactos deI régimen de Fidel Castro con el resto de América Latina y el Caribe. También conflictos limítrofes, como el de Colombia y Nicaragua, o el de Colombia y Venezuela,han obstaculizado unas relacionesmás fluidas en Ia región.- 60Regueiro Bello, op. cit.. p. 164.6J . Ibid. 231 Diversos trabajos senalan Ias tareas y retos que debe asumir Ia AEC a partir de su constitución. Tales son, entre otros: Ia definición de una agenda de trabajo que no se superponga a Ias metas de otros organismos regionales y subregionales; Ia coordinación de esfuerzos a fin de que Ias inversiones y el comercio de los diversos esquemas de integración sean aprovechadas en favor de Ia AEC; Ia definiciónde un presupuesto realista, acorde con los limitados recursos con los que disponen los ~ses miembros más pequenos en dicha asociación; Ia supervisión y el seguimientoa Ias acciones de Ios países miembros de Ia AEC, para medir Ia coherencia entre sus compromisos y acciones en favor de ésta, y por último Ia definición deI papel que debe asumir el sector privado de cada país miembro al interior de. 6~ este orgamsmo. ~ Entre los principaIes desafios que deberá enfrentar Ia AEC está su alto grado de heterogeneidad,el cual se evidenciaen Ias diferencias en el grado de desarrollo industrial, desarrollo económico y fuentes de ingreso entre Ios países integrantes. Así por ejempIo, se destacan Ias desigualdades entre Ias economíasde los países deI G-3, en relación con Ias pequenas islas del Caribe y, a su vez, Ias de éstas con respecto a los países de Centroamérica. Si se evalúa Ia estructura geográfica deI PIB dei total de los países que integran Ia AEC, se observa que el 84,I% se concentra en el Grupo de los Tres, el 10% en Ias islas dei Caribe anglófono e bispano parlante y sólo el 5,9%
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