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11. ENFERMEDADES DE PIEL

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DOCENTE VIVIANA 
SOLIZ PEREDO
Gestión I-2022
2
5
• Algunos son
miembros de la
microbiota normal
de la piel y mucosas
del ser humano;
otros causan
supuración,
formación de
abscesos, diversas
infecciones
piógenas e incluso
septicemia letal.
• Los estafilococos patógenos suelen
producir hemólisis, coagular el plasma y
producir diversas enzimas y toxinas
extracelulares.
• El tipo de intoxicación alimentaria más
frecuente se debe a una enterotoxina
estafilocócica termoestable.
• Los estafilococos desarrollan con rapidez
resistencia a muchos antimicrobianos y
pueden plantear problemas terapéuticos
difíciles.
• El género Staphylococcus tiene por lo
menos 45 especies.
• Las cuatro especies encontradas con
mayor frecuencia y las más
importantes en términos clínicos son
Staphylococcus aureus,
Staphylococcus epidermidis,
Staphylococcus lugdunensis y
Staphylococcus saprophyticus.
• S. aureus es coagulasa positivo, lo
cual lo distingue de otras especies. S.
aureus es un patógeno importante en
el ser humano
• . Casi todas las personas presentarán
algún tipo de infección por S. aureus
durante su vida, la cual fluctúa en
gravedad desde una intoxicación
alimentaria o infecciones cutáneas
leves hasta infecciones graves que
ponen en riesgo la vida.
• Los estafilococos
coagulasa negativos son
microbiota humana normal y
a veces causan infecciones,
a menudo relacionadas con
dispositivos implantados,
como prótesis articulares,
derivaciones y catéteres
intravasculares, sobre todo
en los niños muy pequeños,
en los ancianos y en los
pacientes
inmunodeprimidos.
• Alrededor de 75% de estas
infecciones causadas por
estafilococos coagulasa
negativos se deben a S.
epidermidis; las
infecciones debidas a
Staphylococcus
lugdunensis,
Staphylococcus warneri,
Staphylococcus hominis y
otras especies son menos
frecuentes. S.
saprophyticus es una
causa relativamente
frecuente de infecciones
urinarias en mujeres
jóvenes, aunque pocas
veces produce infecciones
en pacientes
hospitalizados.
A. Microorganismos típicos
• Los estafilococos son bacterias esféricas
de casi 1 μm de diámetro dispuestas en
racimos irregulares. También se observan
cocos individuales, pares, tétradas y
cadenas en medios de cultivo líquidos. Los
cocos jóvenes son intensamente
grampositivos; al envejecer, muchas
células se vuelven gramnegativas.
• Los estafilococos no son móviles y no
forman esporas.
• Viven libremente en el ambiente y forman
paquetes regulares de cuatro (tétradas) u
ocho cocos. Sus colonias pueden ser de
color amarillo, rojo o naranja.
• B. Cultivo
• Los estafilococos crecen con
rapidez en casi todos los medios
bacteriológicos bajo condiciones
aerobias o microaerofílicas.
• Se desarrollan con más rapidez
a una temperatura de 37 °C,
pero forman pigmento mejor a
una temperatura ambiente (20 a
25 °C). Las colonias en medios
sólidos son redondas, lisas,
elevadas y brillantes.
C. Características de crecimiento
• Los estafilococos producen
catalasa, lo cual los distingue de
los estreptococos. Los
estafilococos fermentan con
lentitud muchos carbohidratos y
producen ácido láctico pero no
gas.
• La actividad proteolítica varía
mucho de una cepa a otra. Los
estafilococos patógenos
producen muchas sustancias
extracelulares, toxinas y
enzimas
1. La producción de lactamasa β es frecuente, hace que los
microorganismos sean resistentes a muchas penicilinas
2. La resistencia a la nafcilina (y a la meticilina y la oxacilina) es
independiente de la producción de lactamasa β. Las cepas de S.
aureus de sensibilidad intermedia a la vancomicina por lo general
son resistentes a nafcilina, pero generalmente son sensibles a las
oxazolidinonas y a quinupristina/dalfopristina
3. La resistencia mediada por plásmido a tetraciclinas,
eritromicina, aminoglucósidos y otros fármacos es frecuente en
los estafilococos.
4. La “tolerancia” implica que los estafilococos son inhibidos por un
fármaco pero no destruidos por el mismo
• D. Variación
• Un cultivo de estafilococos
contiene algunas bacterias
que difieren de la mayor
parte de la población en su
expresión de características
de la colonia (tamaño de la
colonia, pigmento,
hemólisis), en la elaboración
de enzimas, en la
resistencia a fármacos y en
su patogenicidad.
• S. aureus tiene una sorprendente
capacidad adaptativa.
• Los estafilococos contienen
polisacáridos antigénicos y
proteínas, al igual que otras sustancias
importantes en la estructura de la pared
celular.
• El peptidoglucano, da rigidez al
exoesqueleto de la pared celular y
ancla las adhesinas. Es importante en
la patogenia de la infección: induce la
producción de interleucina 1
(pirógeno endógeno) y anticuerpos
opsónicos por monocitos, y puede ser
un factor quimiotáctico para los
leucocitos polimorfonucleares, tienen
actividad endotoxinoide y activan el
complemento.
• Los ácidos teicoicos, están
vinculados por
entrecruzamiento con el
peptidoglucano y pueden ser
antigénicos.
• La proteína A es un
componente de la pared
celular de las cepas de S.
aureus y es una proteína de la
superficie bacteriana y ayuda
a la adhesión de la bacteria a
la célula hospedadora y es
un factor de virulencia
importante.
• Los estafilococos pueden producir
enfermedad por su capacidad para
multiplicarse y diseminarse
ampliamente en los tejidos y por
su producción de muchas
sustancias extracelulares.
• Algunas de estas sustancias son
enzimas; otras se consideran
toxinas, aunque pueden funcionar
como enzimas.
• Muchas de las toxinas están sujetas
al control genético de los
plásmidos; algunas pueden estar
sujetas a control cromosómico y
extracromosómico; en el caso de
otras no está bien definido el
mecanismo de control genético.
• A. Catalasa
• Los estafilococos
producen catalasa, la
cual convierte el
peróxido de hidrógeno
en agua y oxígeno.
• La prueba de catalasa
permite distinguir
entre los
estafilococos, que
son positivos, y los
estreptococos, que
son negativos.
B. Coagulasa y factor de aglutinación
• S. aureus produce coagulasa, una proteína semejante a una
enzima que coagula el plasma oxalado o citratado. La
coagulasa se une a la protrombina; en conjunto pueden
volverse enzimáticamente activas e iniciar la polimerización de
fibrina.
• La coagulasa puede depositar fibrina en la superficie de los
estafilococos, lo que tal vez altere su ingestión por las
células fagocíticas o su destrucción en el interior de tales
células. La producción de coagulasa se considera sinónimo
del potencial patógeno invasor.
• El factor aglutinante se encarga de que los
microorganismos se adhieran al fibrinógeno y la fibrina.
• C. Otras enzimas
• Otras enzimas
producidas por
estafilococos incluyen
una hialuronidasa, o
factor de propagación;
una estafilocinasa que
produce fibrinólisis pero
que tiene una acción
mucho más lenta que la
estreptocinasa,
proteinasas, lipasas y
lactamasa β.
D. Hemolisinas
• S. aureus tiene cuatro hemolisinas.
• La α hemolisina es una proteína heterogénea que actúa sobre un 
gran espectro de membranas de células eucariotas. 
• La toxina β degrada esfingomielina y, por lo tanto, es tóxica para 
muchas clases de células, incluidos los eritrocitos humanos.
• La toxina δ (delta)es heterogénea y se disocia en subunidades en 
detergentes no iónicos. Destruye membranas biológicas y participa 
en las enfermedades diarreicas por S. aureus. 
• La hemolisina γ (gamma) es una leucocidina que lisa leucocitos y 
está formada por dos proteínas llamadas S y F. 
• La hemolisina γ actúa de manera
recíproca con dos proteínas que
comprenden la leucocidina Panton-
Valentine para formar seis toxinas
potenciales de dos componentes.
• Las seis toxinas proteínicas pueden
lisar de manera eficiente a los
leucocitos al causar la formación de
poros en las membranas celulares
que incrementan la permeabilidad a
los cationes. Esto desencadena la
liberación masiva de mediadores
inflamatorios como IL-8, leucotrienos
e histamina que intervienen en la
necrosis y la inflamación grave.
E. Leucocidina de Panton-Valentine
(LPV)
• Puedeaniquilar leucocitos de seres
humanos y conejos.
F. Toxinas exfoliativas
• La toxina A exfoliativa es codificada por
un fago y es termoestable.
• La toxina B exfoliativa es gobernada
por plásmidos y termolábil.
• Estas toxinas epidermolíticas
producen la descamación
generalizada de la epidermólisis
estafilocócica aguda al disolver la
matriz de mucopolisacárido de la
epidermis. Las toxinas son
superantígenos
G. Toxina del síndrome de choque
tóxico
• La mayor parte de las cepas de S. aureus
que se aíslan en pacientes con el
síndrome de choque tóxico produce una
toxina denominada toxina-1 del síndrome
del choque tóxico, que es la misma que la
enterotoxina F.
• se une a moléculas de clase de
histocompatibilidad mayor (MHC, major
histocompatibility) clase II, lo que
ocasiona la estimulación de linfocitos
T, que favorece las manifestaciones
diversas del síndrome de choque
tóxico.
• La toxina produce fiebre, choque y
lesión de órganos múltiples, lo que
comprende un exantema descamativo.
H. Enterotoxinas
• Hay 15 enterotoxinas (A-E, G-P) que son
superantígenos.
• Las enterotoxinas son termoestables y
resistentes a la acción de las enzimas
intestinales.
• Las enterotoxinas, que son causas
importantes de intoxicación alimentaria,
se producen cuando S. aureus se desarrolla
en alimentos que contienen hidratos de
carbono y proteínas.
• La ingestión de 25 μg de enterotoxina B
produce vómito y diarrea (el efecto vomitivo
de la enterotoxina probablemente sea
resultado de la estimulación del sistema
nervioso central (centro del vómito)
después de que la toxina actúa en los
receptores neurales del intestino.
• Los estafilococos, sobre
todo S. epidermidis, son
miembros de la microbiota
normal de la piel humana y
del aparato respiratorio y
digestivo.
• De 20 a 50% de los seres
humanos son portadores
nasales de S. aureus. Los
estafilococos también se
detectan con regularidad
en ropa, ropa de cama y
otros fómites en ambientes
humanos.
• La capacidad patógena de
una determinada cepa de S.
aureus es el efecto
combinado de factores
extracelulares y toxinas junto
con las propiedades
invasivas de la cepa.
• En un extremo de la gama de
la enfermedad está la
intoxicación alimentaria
estafilocócica, que se
atribuye únicamente a la
ingestión de la enterotoxina
preformada; en el otro
extremo están la bacteriemia
estafilocócica y los
abscesos diseminados en
todos los órganos.
• S. aureus patógeno invasivo
produce coagulasa y tiende a
producir un pigmento amarillo y a
ser hemolítico. Los estafilococos
no patógenos y no invasivos
como S. epidermidis son
coagulasa-negativos y tienden a
ser no hemolíticos. Tales
microorganismos pocas veces
producen supuración, pero
pueden infectar prótesis
ortopédicas o
cardiovasculares o ser causa
de enfermedades en las
personas inmunodeprimidas.
• El prototipo de una lesión estafilocócica
es el forúnculo u otro absceso
circunscrito. Grupos de S. aureus
establecidos en un folículo piloso
producen necrosis del tejido (factor
dermonecrótico).
• Se produce coagulasa y coagula la
fibrina alrededor de la lesión y dentro de
los linfáticos, lo que da por resultado la
formación de una pared que limita el
proceso y es reforzada por la
acumulación de células inflamatorias y,
más tarde, de tejido fibroso.
• En el centro de la lesión ocurre la
licuefacción del tejido necrótico
(intensificada por la hipersensibilidad
tardía) y el absceso “apunta” hacia la
dirección de menos resistencia.
• Después del drenaje del tejido necrótico del centro
líquido, la cavidad se llena lentamente con tejido de
granulación y después se cicatriza.
• La supuración focal (absceso) es característica
de la infección estafilocócica.
• Desde cualquier foco, los microorganismos pueden
diseminarse por los linfáticos y la circulación
sanguínea a otras partes del organismo. La
supuración dentro de las venas, asociada a la
trombosis, es una característica frecuente de tal
diseminación.
• En la osteomielitis, el centro primario del
crecimiento de S. aureus suele ser un vaso
sanguíneo terminal de la metáfisis de un hueso
largo, lo que desencadena necrosis del hueso y
supuración crónica. S. aureus puede ser causa
de neumonía, meningitis, empiema, endocarditis
o septicemia con formación de pus en cualquier
órgano.
• Los estafilococos de baja invasividad intervienen en
muchas infecciones cutáneas (p. ej., acné,
piodermia o impétigo). Los cocos anaerobios
(Peptostreptococcus) participan en las infecciones
anaerobias mixtas.
• Los estafilococos también
causan enfermedad
mediante la elaboración de
toxinas, sin una infección
invasiva manifiesta.
• La exfoliación ampollosa,
el síndrome de
epidermólisis
estafilocócica aguda, es
causada por la producción
de toxinas exfoliativas.
• El síndrome de choque
tóxico se relaciona con
TSST-1. (toxina asociada
al choque toxico)
Una infección estafilocócica
circunscrita aparece como un
“grano”, infección del folículo
piloso o absceso.
Suele haber una reacción
inflamatoria intensa, circunscrita
y dolorosa que supura del centro
y que cicatriza con rapidez
cuando se drena el pus.
La pared de fibrina y las células
alrededor del centro del absceso
tienden a impedir la diseminación
de los microorganismos y no debe
destruirse con manipulaciones o
traumatismo.
• La infección por S. aureus
también se debe a la
contaminación directa de
una herida, por ejemplo,
infección de una herida
posoperatoria por
estafilococos o
infección después de
un traumatismo
(osteomielitis crónica
subsiguiente a una
fractura abierta,
meningitis consecutiva
a una fractura del
cráneo).
• Si S. aureus se disemina y
sobreviene bacteriemia, es
posible que se presente
endocarditis, osteomielitis
hematógena aguda,
meningitis o infección
pulmonar. Los cuadros
clínicos se parecen a los
observados en otras
infecciones del torrente
sanguíneo. La localización
secundaria en un órgano o
sistema se acompaña de
signos y síntomas de
disfunción orgánica y
supuración focal intensa.
• La intoxicación
alimentaria debida a
enterotoxina
estafilocócica se
caracteriza por un periodo
de incubación breve (1 a 8
h), náusea y vómito
intensos, así como diarrea
y una rápida
convalecencia. No hay
fiebre.
• El síndrome de choque tóxico se
manifiesta por el inicio repentino
de fiebre alta, vómito, diarrea,
mialgias, un exantema
escarlatiniforme e hipotensión con
insuficiencia cardiaca renal en los
casos más graves.
• A menudo empieza en los primeros
cinco días después de iniciada la
menstruación en mujeres jóvenes que
utilizan tampones de alta
absorbencia, pero también se
observa en niños y varones con
infección en una herida por
estafilococo.
• La mayoría de las personas alberga
estafilococos en la piel y en la nariz
o en la faringe.
• Aun cuando la piel pueda liberarse
de estafilococos (p. ej., en el
eccema), la reinfección por las
gotículas ocurrirá casi de inmediato.
• Puesto que los microorganismos
patógenos suelen diseminarse de
una lesión (p. ej., un forúnculo) a
otra zona de la piel por los dedos y
las prendas de vestir, es importante
la antisepsia local meticulosa para
controlar la forunculosis recidivante.
• Las múltiples infecciones cutáneas
importantes (acné, forunculosis)
ocurren muy a menudo en los
adolescentes.
• Hay infecciones cutáneas
similares que se presentan en
pacientes que reciben ciclos
prolongados de
corticoesteroides. En el acné, las
lipasas de estafilococos y
corinebacterias liberan ácidos
grasos provenientes de lípidos y,
por lo tanto, producen irritación del
tejido.
• Se utilizan tetraciclinas para el
tratamiento de largo plazo.
• Los abscesos y otras
lesiones purulentas
cerradas se tratan
mediante drenaje, el cual
es esencial, y
tratamiento
antimicrobiano.
• es difícil erradicar los
estafilococos patógenos
en personas infectadas,
pues los microorganismos
rápidamente desarrollan
resistencia a muchos
antimicrobianos y los
fármacos no pueden
ejercer su acción en la
porción necrótica central
de una lesión supurativa.
• En la literatura médica se
encuentran éxitosdemostrados de reducción
de infecciones de heridas
posquirúrgicas y prevención
de bacteriemia con la
administración de
mupirocina a pacientes
hospitalizados identificados
durante cinco días, con o
sin baño de clorhexidina,
un antiséptico tópico.
• La osteomielitis hematógena aguda
responde bien a los
antimicrobianos. En la osteomielitis
crónica y recurrente, el drenaje
quirúrgico y la resección del tejido
óseo necrótico se acompaña de la
administración a largo plazo de
fármacos apropiados, pero es difícil
erradicar los estafilococos infectantes.
• El oxígeno hiperbárico y la aplicación
de colgajos miocutáneos
vascularizados han ayudado a la
cicatrización en la osteomielitis
crónica.
• La bacteriemia, la endocarditis, la neumonía y otras infecciones
graves por S. aureus necesitan tratamiento intravenoso prolongado
con una penicilina resistente a lactamasa β. La vancomicina suele
reservarse para utilizarse contra los estafilococos resistentes a
nafcilina.
• Dada la frecuencia de cepas resistentes, las cepas de estafilococos
importantes deben analizarse para determinar su sensibilidad a
antimicrobianos y facilitar la selección de fármacos
sistémicos.
• La resistencia a los fármacos del grupo de la eritromicina
tiende a surgir con tanta rapidez que estos antimicrobianos no
deben administrarse solos para tratar la infección crónica.
• Las principales fuentes de infección son
lesiones humanas que los diseminan, fómites
contaminados de tales lesiones y el aparato
respiratorio y la piel del ser humano.
• La propagación de la infección por contacto
ha asumido mayor importancia en hospitales,
donde una gran proporción del personal y de
los pacientes es portadora de estafilococos
resistentes a antibióticos en la cavidad nasal o
en la piel.
• Aunque la limpieza, la higiene y el tratamiento
aséptico de las lesiones permiten controlar la
propagación de los estafilococos de las
lesiones, se dispone de pocos métodos para
prevenir la diseminación generalizada de
estafilococos de portadores.
• En los hospitales, las zonas de
máximo riesgo para las
infecciones estafilocócicas graves
son las salas de recién nacidos,
las unidades de cuidados
intensivos, los quirófanos y las
salas de quimioterapia para
cáncer.
• La introducción masiva de S. aureus
patógeno “epidémico” en estas áreas
puede provocar enfermedad clínica
importante. El personal con lesiones
activas por S. aureus y los
portadores tienen que excluirse de
estas áreas. En tales personas, la
aplicación de antisépticos tópicos
como mupirocina en los lugares de
portación nasal o perineal puede
reducir la diseminación de
microorganismos peligrosos.
• La rifampicina junto
con un segundo
fármaco
antiestafilocócico oral a
veces ofrece supresión
de largo plazo y
posiblemente la cura
del portador nasal; esta
forma de tratamiento
suele reservarse para
los principales
problemas de la
portación de
estafilococos, pues
éstos rápidamente
pueden desarrollar
resistencia a la
rifampicina.
• De las 12 especies de estafilococos
coagulasa negativos que se han
recuperado como comensales
normales de la piel humana y las
narinas, la más abundante e
importante es S. epidermidis.
• El segundo estafilococo coagulasa
negativo más importante es S.
saprophyticus, que tiene un nicho
médico especial. Las especies de
estafilococos coagulasa negativos
son agentes importantes de las
infecciones intrahospitalarias
asociadas con el uso de implantes
protésicos y catéteres.
54
• S. epidermidis está presente en grandes
cantidades como parte de la flora normal
de la piel.
• Como tal, con frecuencia se observa en
hemocultivos, a menudo como un
contaminante de la piel.
• A pesar de su baja virulencia, es una causa
habitual de infección de implantes, como
válvulas cardíacas, prótesis articulares y
catéteres intravenosos.
• La resistencia a los fármacos adquirida por
S. epidermidis es incluso más frecuente
que la de S. aureus.
• La sensibilidad a la vancomicina sigue
siendo la regla,
56
• Este patógeno es una causa
frecuente de cistitis en las
mujeres, probablemente
relacionada con su aparición
como parte de la flora
vaginal normal .
• Tiende a ser sensible a la
mayoría de los antibióticos,
incluida la penicilina G. Se
distingue de S. epidermidis y
la mayoría de los otros
estafilococos coagulasa
negativos por su resistencia
natural a la novobiocina
• La piel y sus anejos constituyen la
principal barrera estructural de
defensa del organismo frente a
agentes externos, estando formada
por 3 capas: epidermis, capa
verdaderamente protectora, más
superficial y avascular; dermis, y
tejido celular subcutáneo (TCS),
capas más profundas y con riego
sanguíneo.
• Existe un constante equilibrio entre
microorganismo y huésped, de
manera que la eliminación de ese
equilibrio puede favorecer el
desarrollo de infección.
• Defensas del huésped. Integridad de la barrera cutánea (factor más
importante: dermatitis atópica, varicela o heridas, favorecen el
desarrollo de infección), flora saprofita (flora residente, especialmente
Staphylococcus coagulasa negativos, Propionebacterium o
Corynebacterium), ácidos grasos, inmunidad.
• Virulencia del microorganismo. Colonización cutánea por flora
transitoria (piel con solución de continuidad, contacto con personas
colonizadas), toxinas, etc.
• Algunos factores que pueden alterar este equilibrio y favorecer las
infecciones cutáneas son la humedad, el aumento de temperatura,
diversas enfermedades o inmunosupresión, o el uso de antibióticos.
Las manifestaciones cutáneas de una infección bacteriana pueden
producirse por varios mecanismos fundamentales.
• Infección local primaria con replicación in situ de la bacteria, como
impétigo.
• Exotoxinas circulantes: síndrome de la piel escaldada
estafilocócica.
• Mecanismos inmunológicos, como vasculitis en infección
estreptocócica.
• Afectación de la piel como parte de un cuadro sistémico: sepsis
meningocócica.
• Manifestación de una coagulopatía intravascular diseminada, como
ocurre también en las sepsis meningocócia o en alguna infecciones
por Rickettsia.
• Las infecciones de piel y
partes blandas se
definen según la
localización de las
mismas
independientemente del
microorganismo que las
produce.
• Así, las infecciones de
piel afectan a la
epidermis, dermis o
TCS, mientras que las
infecciones de partes
blandas afectan a la
fascia profunda o al
músculo.
• Las bacterias más
importantes como flora
transitoria de la piel, y por lo
tanto, implicadas en
infecciones cutáneas, son S.
aureus y S. pyogenes.
• Como ejemplo, hasta un 20-
40% de adultos sanos
presentan colonización nasal
por S. aureus, y un 20%
perineal, pero sólo
contaminan de forma
transitoria el resto de zonas
del organismo.
• Por el contrario, en pacientes con dermatitis atópica, la
recuperación de S. aureus de la piel alcanza un 70-90% de
los casos.
• Otras bacterias que producen infecciones de piel con menos
frecuencia son S. agalactiae (SGB) (< 3 meses), bacilos gran
negativos (BGN) (infecciones perirrectales,
inmunodeprimidos, infección nosocomial), Clostridium u otros
anaerobios (fascitis necrotizante tipo 1), y otras bacterias
oportunistas, incluyendo micobacterias atípicas.
• En ciertas circunstancias, como mordeduras o ciertas heridas,
la infección puede ser polimicrobiana.
• Las infecciones de piel y tejidos
blandos son una de las infecciones
más prevalentes en la población
pediátrica por su facilidad de
diseminación y la frecuencia con la
que los niños presentan lesiones
cutáneas.
• En los últimos años se ha descrito a
nivel mundial un aumento de la
incidencia de infecciones de piel y
partes blandas producidas por S.
aureus meticilinresistente adquiridas
en la comunidad (SAMR-C),
especialmente en la población
pediátrica, con frecuencia sin factores
de riesgo asociados.
• El diagnóstico de la mayoría de las
infecciones cutáneas es clínico,
dado que muchas de estas
infecciones presentan características
patognomónicas.
• Sin embargo, en ocasiones, bien por
mala respuesta al tratamientoempírico o recidiva, bien por la
necesidad de un diagnóstico
preciso ante cuadros potencialmente
graves (síndrome de Stevens-
Johnson o ectima gangrenosa en
pacientes neutropénicos), pueden ser
necesarios estudios micro-biológicos
(tinción, cultivo y estudio de
sensibilidad) o histológicos.
• Es importante valorar la
profundidad de la lesión, si
existe necrosis asociada,
signos de afectación sistémica
y la presencia de factores de
riesgo de mala evolución.
• En pacientes que presenten
síntomas de afectación
sistémica se debe realizar
hemocultivo, hemograma, y
determinar equilibrio ácido
base, proteína C reactiva,
creatinina y creatinina-
fosfoquinasa.
• Como norma general, hay que usar un antibiótico que cubra
adecuadamente S. aureus y S. pyogenes. En infecciones
superficiales, poco extensas, podría utilizarse un antibiótico tópico
como ácido fusídico, mupirocina o retapamulina.
• De los antibióticos de uso sistémico más comunes, tanto las
penicilinas con buena cobertura para S. aureus (amoxicilina-
clavulánico o penicilinas antiestafilocócicas), como las cefalosporinas
de 1ª y 2ª generación son apropiadas.
• Cuando existe antecedente de reacción anafiláctica
comprobada o sospechada frente a ß-lactámicos,
podrían usarse macrólidos.
• En recién nacidos y lactantes pequeños es importante
administrar cobertura para enterobacterias; en este caso
cefazolina o cloxacilina + gentamicina o cefotaxima sería un
tratamiento adecuado. Clindamicina (o cotrimoxazol) son los
antibióticos de elección.
• En casos de infección grave por esta bacteria habría que
considerar el uso de vancomicina o linezolid hasta conocer
la sensibilidad.
• Se define como infección de la
epidermis, y es la infección
cutánea más frecuente en
pediatría.
• Su máxima incidencia ocurre
entre los 2-5 años de edad.
• Esta infección se asocia a pobre
higiene y hacinamiento, y se
disemina con facilidad, por lo
que el lavado de manos y otras
medidas preventivas son
importantes para evitar brotes.
No suele dar clínica sistémica.
• Forma de impétigo más frecuente
(70%) que precisa solución de
continuidad (heridas, picaduras,
varicela).
• Se caracteriza por lesiones vesiculo-
pustulosas con base eritematosa,
que evolucionan a costras
amarillentas (melicéricas),
especialmente en cara y
extremidades.
• La bacteria más frecuentemente
implicada es S. aureus, aunque la
presentación clínica es indistinguible
del producido por S. pyogenes. Estas
cepas de S. pyogenes son,
normalmente, diferentes de las que
producen faringitis aguda, pudiendo
inducir glomerulonefritis
postestreptocócica, aunque no fiebre
reumática.
• El diagnóstico diferencial
conviene hacerlo con dermatitis
de contacto, infecciones virales
(herpes, varicela) o sarna,
aunque todas ellas pueden
desarrollar impétigo por
sobreinfección bacteriana
• El tratamiento tópico (o
sistémico, si muy extenso)
acelera su resolución.
• En caso de impétigo de
repetición, la descolonización
nasal con antibióticos tópicos
(mupirocina, 3 veces al día)
durante 2-5 días puede
disminuir la frecuencia de los
mismos.
• Se caracteriza por lesiones
ampollosas, muy frágiles, que al
romperse dejan una zona
eritematosa.
• Este tipo de impétigo ocurre más
en niños pequeños, no precisa
solución de continuidad, y la
bacteria implicada es S. aureus
productora de una toxina
exfoliativa que actúa a nivel
intraepidérmico.
• El tratamiento es similar al
impétigo no bulloso.
• En raras ocasiones (< 10%) el
impétigo (especialmente el no
bulloso) puede complicarse con
infecciones más graves como
celulitis, linfangitis o linfadenitis.
• Es una infección local similar al
impétigo no bulloso, pero más
profunda, alcanzando la dermis.
• La lesión es muy característica,
siendo inicialmente una vesícula con
base eritematosa que penetra en la
dermis para formar una úlcera
costrosa con bordes elevados. S.
pyogenes es la bacteria
responsable, aunque S. aureus se
ha aislado en múltiples ocasiones.
• Tanto las complicaciones como el
tratamiento son similares al
impétigo.
• El ectima también puede
producirse por
Pseudomonas aeruginosa.
Esta etiología descrita de
forma diseminada en
inmunodeprimidos, puede
producirse como lesión única
en inmunocompetentes,
adquiriendo dicha infección
por exposición al agua o
materiales como esponjas,
contaminados, o por
inoculación.
• Otros BGN como
Enterobacter spp,
Escherichia coli, Proteus spp
u hongos como Aspergillus
spp, Mucor o Candida
albicans, también pueden
producir esta entidad.
• Forma sistémica de impétigo
ampolloso producido por la
diseminación sistémica de las
toxinas exfoliativas A y B de S.
aureus.
• La mortalidad del cuadro en niños
es baja (< 5%), alcanzando en
adultos hasta un 60%. La mayoría
de los casos se producen en
menores de 5 años al no haber
desarrollado anticuerpos
protectores frente a las toxinas
estafilocócicas y tener un
aclaramiento renal menos efectivo.
• La bacteria se localiza en mucosas (conjuntival, nasal, oral)
produciendo toxinas que pasan al torrente sanguíneo,
originando descamación cutánea a distancia del foco
inicial.
• Incluye un amplio espectro de lesiones ampollosas dérmicas, de
extensión variable, desde lesiones localizadas hasta afectación
de toda la superficie cutánea.
• Las zonas más frecuentemente afectadas son cara, axilas e
ingles, en el periodo neonatal: periné y región periumbilical.
• Comienza con conjuntivitis y edema facial, con
descamación periorificial, apareciendo posteriormente
fiebre y lesiones ampollosas, dejando amplias zonas de piel
denudada, dolorosa al romperse (signo de Nikolski
positivo), con posterior descamación de la piel.
• El diagnóstico es clínico, aunque puede aislarse S. aureus del
cultivo nasal, faríngeo o conjuntival (no en lesiones).
• En caso de dudas diagnósticas se puede realizar biopsia
cutánea. Dentro del diagnóstico diferencial cabe destacar
impétigo bulloso, varicela, herpes zoster, enfermedades
ampollosas autoinmunes, necrolisis epidérmica tóxica,
síndrome de Stevens-Johnson, quemaduras, y escarlatina.
• El tratamiento se debe
realizar con un antibiótico
anti-estafilocócico.
• En caso de mala
evolución o sospecha de
SAMR, considerar
vancomicina. Es
importante el control
hidroelectrolítico y del
dolor.
• Las principales
complicaciones son
deshidratación,
hipotermia e infecciones
cutáneas secundarias.
• Infección superficial del folículo
pilosebáceo, especialmente del cuero
cabelludo, nalgas o extremidades,
producido fundamentalmente por S.
aureus.
• Inicialmente es una pápula eritematosa
que evoluciona a pústula centrada por un
pelo. Algunos factores predisponentes son
la falta de higiene, humedad, oclusión o
uso prolongado de antibióticos (acné).
• En ocasiones puede estar producido por
Candida, Malassezia o P. aeruginosa
(saunas).
• El tratamiento es similar al impétigo.
Puede haber resolución espontánea tras
resolverse los factores predisponentes.
• El forúnculo es un nódulo inflamatorio
profundo, dentro o alrededor de un
folículo piloso, que puede ser originado
por una foliculitis previa.
• Cursa con supuración y necrosis, lo que
conlleva a la destrucción del folículo y
cicatriz residual. Estas lesiones pueden
ser muy dolorosas, y, en raras
circunstancias, producir bacteriemia (S.
aureus suele ser la bacteria implicada).
• En caso de foliculitis o forunculosis de
repetición, la descolonización tópica nasal
puede disminuir su frecuencia, siempre
asociado a una mejora de la higiene.
• El carbunco consiste en
un forúnculo de gran
tamaño o la confluencia
de varios de ellos.
• El tratamiento consiste
en compresas
húmedas y calientes
para favorecer el
drenaje espontáneo, y
el uso de antibióticos
sistémicos.
• Puede ser necesario el
drenaje quirúrgico.
• Inflamación crónica y purulenta de las
glándulas apocrinas, especialmente de
axila y región ano-genital.
• Suele iniciarse en la adolescencia o
juventud, y evolucionar de forma crónica,
con recaídas y remisiones parciales
durante años.
• Cursa con nódulos solitarios o
múltiples, dolorososy eritematosos, y
abscesos profundos de las zonas
afectas.
• Parece que existe una base dependiente
de la secreción de andrógenos, lo que
podría favorecer la oclusión de la glándula
apocrina, y la sobreinfección bacteriana
posterior, especialmente por S. aureus,
estreptococos, E. coli o anaerobios.
• Esta entidad puede confundirse con
muchas otras patologías,
especialmente en estadios iniciales,
como forúnculos, actinomicosis,
enfermedad por arañazo de gato,
granuloma inguinal o linfogranuloma
venéreo.
• En la zona anogenital podría simular
una enfermedad de Crohn.
• El tratamiento debe ser
multidisciplinar, con antibióticos
sistémicos, corticoides
intralesionales y/o sistémicos
(para evitar fibrosis y cicatrices) y
medidas higiénicas.
• Dado que su patogenia parece
similar a la del acné, el tratamiento
con retinoides sistémicos podría ser
de utilidad.
• Infección local del pliegue cutáneo ungueal secundario a una
lesión por succión, mordeduras de la uñas o pliegues
cutáneos, o pobre higiene.
• Los pliegues laterales se tornan calientes, eritematosos, y
dolorosos, apareciendo material purulento.
• En la mayoría de los casos existe
una flora mixta orofaríngea.
• Si la afectación es superficial, el
drenaje quirúrgico local y
antisépticos o antibióticos
tópicos es suficiente.
• En caso de afectación profunda
puede ser necesario el tratamiento
antibiótico sistémico. Las
paroniquias bacterianas deben
diferenciarse de las producidas por
Candida o herpes simple.
• Inflamación de la dermis y TCS que se caracteriza por edema, eritema y dolor
de la zona afectada. Los márgenes laterales tienden a ser poco diferenciados
dada la profundidad de la infección. Suele cursar con linfangitis asociada y
síntomas constitucionales.
• Los microorganismos más frecuentemente implicados son S. pyogenes y S.
aureus, aunque en ciertas circunstancias neumococo, Salmonella o
enterobacterias también pueden producirla.
• La celulitis que se origina en el pie tras punción a través del
zapato es típicamente originada por P. aeruginosa.
• En caso de mordedura, Pasteurella y anaerobios podrían estar
implicados, y si la celulitis se relaciona con inmersión en agua,
Aeromonas (agua dulce) o Vibrio (agua salada) podrían ser
agentes responsables, en cuyo caso habría que asociar un
aminoglucósido o quinolona al tratamiento antibiótico habitual.
• La celulitis puede producirse por contigüidad por otro tipo de infección,
como impétigo, o como consecuencia de una bacteriemia.
• Puede producir múltiples complicaciones como artritis,
osteomielitis, tromboflebitis, bacteriemia o fascitis necrotizante.
• El diagnóstico etiológico puede conseguirse en un 25% de los casos con
hemocultivo (5%) o cultivo de aspirado de la zona de máxima
inflamación.
• El tratamiento antibiótico debe
administrarse siempre de
forma sistémica; considerar
tratamiento IV inicial en caso
de lactante o niño pequeño,
fiebre elevada, afectación del
estado general, progresión
rápida o linfangitis o ante
fracaso al tratamiento oral.
• Cuando la evolución es
favorable, 10 días de antibiótico
suele ser suficiente, habiéndose
objetivado buenas tasas de
curación en celulitis no
complicadas con 5 días de
tratamiento.
• Esta presentación es relativamente
común en niños, y puede ser secundaria
a una lesión cutánea, bacteriemia
primaria o a una infección interna,
especialmente sinusitis. Es importante
descartar la posibilidad de celulitis o
absceso retroorbitario en caso de mala
respuesta o afectación de la motilidad
ocular, siendo necesaria la realización de
un TAC en estos casos.
• El tratamiento debe cubrir, en general,
microorganismos implicados en
infecciones respiratorias además de los
habituales de la piel: cefuroxima (±
clindamicina o metronidazol) o
amoxicilina-clavulánico son apropiados.
• Erisipela es una celulitis 
superficial que afecta a la dermis 
y cuyo agente etiológico suele 
ser S. pyogenes.
• Suele iniciarse a consecuencia de
una solución de continuidad en la
piel, de forma brusca, con una
pápula eritematosa que
rápidamente aumenta de tamaño,
formándose una placa eritematosa
y dolorosa, con cambios de la
piel adyacente (piel de naranja),
elevada y bien delimitada, que
suele cursar con linfangitis y
clínica sistémica.
• Las extremidades inferiores son la
localización más frecuente. Es una
infección más predominante en
adultos, y algunos factores
predisponentes son diabetes
mellitus, obstrucción venosa o
linfática y síndrome nefrótico.
• Puede complicarse con bacteriemia,
glomerulonefritis
postestreptocócica, absceso,
tromboflebitis y, en algunas
ocasiones, con shock tóxico.
• El tratamiento consiste en
penicilina.
• Se define como inflamación de los
vasos linfáticos subcutáneos,
especialmente de extremidades,
y puede estar en relación con una
infección aguda bacteriana, o con
un proceso más crónico
secundario a Nocardia, hongos
(Sporothrix), Mycobacteria o
parásitos (filarias).
• La bacteria más frecuentemente
implicada es S. pyogenes, y con
menor frecuencia S. aureus,
Pasteurella (mordedura de perro
o gato) o Spirillum (mordedura de
rata).
• El hemocultivo puede resultar
positivo.
• La linfangitis aguda bacteriana
puede ser una complicación de
otra infección cutánea (celulitis) o
iniciarse a partir de solución de
continuidad de la piel, con
frecuencia inaparente.
• Se caracteriza por un cordón
lineal doloroso, caliente y
eritematoso, que va desde la
puerta de entrada hasta los
ganglios linfáticos regionales, que
suelen también estar inflamados
(adenitis).
• Suelen coexistir, a
diferencia de la linfangitis
crónica, clínica sistémica.
• El tratamiento consiste en
penicilina, ya que
presenta buena cobertura
para las bacterias más
frecuentemente
implicadas, excepto S.
aureus (considerar otros
antibióticos si existe
sospecha de esta
bacteria).
• Colección de pus localizada, secundaria a necrosis de tejido
por una infección previa, normalmente adyacente. Se
manifiesta como un nódulo firme, eritematoso y doloroso, que
termina fluctuando, con poca clínica sistémica.
• La bacteria más frecuentemente implicada es S. aureus,
siendo el único aislamiento en un 25% de los casos. Otros
microorganismos implicados son S. pyogenes, anaerobios y
enterobacterias: en abscesos cercanos a mucosas (perianales
o periorales) considerar bacterias colonizadoras de esas
mucosas, mientras que en zonas más alejadas, las bacterias
de la piel serán aisladas con mayor frecuencia.
• Las localizaciones
más frecuentes en
niños son la mama,
la zona perirrectal,
las glándulas
sudoríparas y el
cuero cabelludo.
• El tratamiento se
basa en el drenaje
local en ocasiones
acompañado de un
tratamiento
antibiótico sistémico
• Es una infección aguda y
rápidamente progresiva del tejido
celular subcutáneo, con un elevada
morbimortalidad.
• Puede afectar la fascia superficial y a
veces la profunda. La localización más
frecuente son las extremidades y está
favorecida por cualquier lesión cutánea
previa, siendo de especial relevancia la
infección por el virus de la varicela.
• Suele tener una etiología polimicrobiana
mixta (anerobios y aerobios) en el 70-
80%; el resto son monomicrobianas,
siendo el S. pyogenes el agente causal
más frecuente.
• El cuadro comienza con
afectación local: edema difuso,
eritema, calor y dolor
(desproporcionado a los
síntomas locales).
• Progresa rápidamente y en 48
horas la zona adquiere una
coloración azulada con formación
de ampollas amarillentas.
• Sin tratamiento se desarrollan
bullas, necrosis muscular y el
proceso se extiende a lo largo de
la fascia. Por último, aparece
necrosis extensa del tejido celular
subcutáneo. Asocia alteración del
estado general, fiebre elevada,
afectación multiorgánica y shock
séptico.
• El diagnóstico es fundamentalmente clínico, asociado a
exploración quirúrgica para desbridamiento, estudio de
extensión y recogida de muestras para gram y cultivo.
• El tratamiento debe ser precoz, farmacológico y quirúrgico,
con un adecuado manejo de las alteraciones
hemodinámicas.
• La antibioterapiaempírica se realiza con una cefalosporina
de tercera generación asociada con clindamicina o
metronidazol.
• Si se confirma la presencia de S. pyogenes penicilina y
clindamicina es una combinación adecuada.
• El tratamiento quirúrgico debe ser precoz y agresivo, con
desbridamiento amplio de las zonas necróticas y revisiones
cada 12 ó 24 horas.
• La inflamación del músculo
esquelético es conocida como
miositis. Puede clasificarse en
miositis aguda transitoria,
miositis crónica y piomiositis.
• La miositis aguda es la producida
tras la infección por virus influenza,
parainfluenza, enterovirus, herpes
simple, rotavirus y Mycoplasma.
• La pleurodinia es una entidad
clínica que se produce al inflamarse
los músculos del tórax y del
abdomen en su parte superior, y
está originada por virus de la familia
Coxakie B.
• Todas estas miositis son
transitorias y su tratamiento es
sintomático, consistiendo en
antiinflamatorios, reposo e
hidratación abundante.
• La piomiositis es la infección
bacteriana del músculo. En
un 95% la etiología es el S.
aureus. También puede
producirse por estreptococos y
BGN como Serratia, Klebsiella,
Yersinia, Salmonella y
Pasteurella.
• Los músculos que con mayor
frecuencia se afectan son los
músculos largos de los
miembros y el tronco.
• Existe una entidad clínica conocida
como miositis tropical originada por
S. aureus y en la que se afectan los
músculos del hombro. Pueden
presentarse abscesos de forma
concomitante. Inicialmente el cuadro
tiene poca expresión clínica,
revelándose sólo dolor sin signos
inflamatorios, apareciendo
progresivamente signos de
inflamación.
• Algunos parámetros de laboratorio
como leucocitosis en sangre periférica
y aumento de reactantes de fase
aguda (PCR y VSG) pueden ser útiles
en el diagnóstico.
• El tratamiento de la piomiositis consiste en antibioterapia
empírica con penicilina antiestafilocócica, y en caso de
formación de absceso, drenaje.
• La piomiositis por S. pyogenes suele necesitar drenaje
quirúrgico o desbridamiento asociado al tratamiento
antimicrobiano que consiste en un betalactámico y
clindamicina.
• En los últimos 20 años se ha
producido un aumento de las
infecciones graves por S.
pyogenes, incluyendo el shock
tóxico causado por S. pyogenes
productores de exotoxinas
pirógenas que actúan como
superantígenos.
• Aunque puede afectar a pacientes
de cualquier edad y sin factores de
riesgo, es más frecuente en niños
pequeños y ancianos, y asociado a
infección por el virus varicela zóster.
• El cuadro se caracteriza por
hipotensión y fallo multiorgánico,
tras un inicio con fiebre, mialgias,
escalofrios y malestar general,
que progresivamente evoluciona
hacia un cuadro de shock séptico.
• La afectación de la piel se
caracteriza por un exantema
eritematoso macular generalizado,
que puede acompañarse de
lesiones ampollosas. Al final del
proceso la piel se descama.
• El tratamiento antibiótico de elección
es penicilina asociada con
clindamicina.
• Causado por la toxina-1 y por las entero-toxinas Ay C,
producidas por el S. aureus, que actúan como superantígenos.
• Existen dos categorías clínicas: una de ellas asociada a la
utilización de tampones durante la menstruación, y otra secundaria a
una infección focal, herida quirúrgica o foco infeccioso oculto.
• Es una enfermedad multisistémica que cursa con aparición
brusca de fiebre, cefalea, mialgias, dolor abdominal, vómitos,
diarrea, hipotensión y eritrodermia difusa (afecta a palmas y
plantas).
• Se acompaña de alteración del nivel de conciencia evoluciona a fallo
multisistémico.
• Entre 7 y 21 días después del
inicio del cuadro se produce
descamación generalizada, que
comienza en las palmas y
plantas.
• El diagnóstico es principalmente
clínico, debiéndose realizar
diagnóstico diferencial con el
shock tóxico estreptocócico.
• La base del tratamiento son las
medidas de sostén y el
tratamiento del shock.
• La antibioterapia empírica se
debe realizar con cloxacilina o
cefalosporinas de primera o
segunda generación asociadas
a clindamicina.
• Constituye un grupo amplio de
alteraciones cutáneo-mucosas
que se caracterizan por la
aparición de vesículas y
ulceras, de extensión variable,
que pueden asociarse con
afectación multisistémica.
• Se incluyen 3 entidades: eritema
multiforme (EM) forma minor,
síndrome de Stevens-
Johnson y necrolisis
epidérmica tóxica (NET)
• Cursa con afectación
principalmente cutánea, es
autolimitada, y episódica o
recurrente.
• Las lesiones cutáneas suelen ser
no confluentes, de menos de 3 cm
de diámetro, con un borde regular
bien definido, constituidas por dos
anillos concéntricos (uno de ellos
sobreelevado y más pálido) alrededor
de un disco central (forma de diana),
pudiendo presentar una vesícula o
placa necrótica central.
• El signo de Nikolsky es negativo.
• Presentan una distribución
simétrica, y se localizan
principalmente en la superficie
extensora de las extremidades,
afectando a menos del 10% de la
superficie corporal.
• Es rara la afectación de mucosas,
siendo la mucosa oral la más
frecuentemente implicada, con
eritema, erosiones o ulceras, y
labios edematosos, con costras
sanguinolentas.
• Su duración varía entre 1-3
semanas, y se resuelve sin
lesiones cicatriciales. Es raro que
se asocie con síntomas sistémicos,
que suelen ser leves.
• Cursa con frecuencia con prurito. Hay
autores que la dividen en dos
entidades, EM minor y EM major, que,
aunque con características clínicas y
pronóstico similares, la segunda suele
presentar una extensión mayor y
pueden afectarse dos o más mucosas.
• El eritema multiforme, aunque puede
desencadenarse por fármacos, es
casi siempre de etiología infecciosa,
siendo el virus herpes simple el agente
implicado en el 70-80% de los casos
(aparece a los 10-14 días de la lesión
herpética).
• Otras infecciones implicadas
son: virales (virus de
Epstein-Barr,
citomegalovirus, virus
varicela-zóster, hepatitis
virales, bacterianas
(Mycoplasma pneumoniae,
Borrelia burgdoferi, S.
pyogenes, micobacterias),
fúngicas (Hisptoplasma) o
parasitarias (toxoplasmosis).
El diagnóstico es clínico, y
los estudios de laboratorio
suelen ser normales.
• ambos asocian síntomas sistémicos, con lesiones
cutáneas con bordes mal definidos, vesículas en
la región central y erosiones que afectan a
múltiples mucosas.
• El signo de Nikolsky es positivo.
• La afectación cutánea es más extensa en el
caso de la NET (> 30% de la superficie
corporal).
• Se desencadenan principalmente por el uso de
fármacos (80-95% de los casos de NET; > 50%
de los casos del Síndrome de Stevens-Johnson).
• Se resuelven con importantes lesiones
cicatriciales que puede originar sinequias en
conjuntiva, en mucosa vaginal o laríngea.
• El diagnóstico es clínico,
aunque en caso de dudas la
biopsia cutánea puede ser útil.
• Ningún tratamiento modifica
su curso clínico, y el manejo
se basa en medidas de sostén
y tratamiento sintomático.
• En el caso de NET y del
síndrome de la Stevens-
Jonshon se debe interrumpir
el tratamiento farmacológico
desencadenante.
PREGUNTAS?

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