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TEMA La sobreexplotación del agua por las empresas industriales en México - Wendy Rayón Garay

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA
DE MÉXICO
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Trabajo final
La sobreexplotación del agua por las empresas industriales en México
Materia:
Opinión Pública y Propaganda
Profesor:
Segura Martínez Edgar Ulises
Integrantes:
-Aburto López Joseline
-Pérez Perea Israel
-Rayón Garay Wendy
-Vilchis Ramírez Edgar Jesús
Introducción
Antes de iniciar y adentrarnos en el tema de este trabajo, quisiéramos proponer la
siguiente pregunta al lector: ¿Qué tienen en común Arrakis de Dune, Mad Max,
Australia y México? ¿Calor? Bastante cierto, los cuatro elementos mencionados
sufren extremo calor. Pero hay otro factor determinante que es indispensable y
extremadamente valioso para la humanidad en los anteriores escenarios. El agua.
En Arrakis, aparte de la especia, (producto natural y endémico del planeta, el cual
ningún ser que lo haya probado, puede vivir sin ella y que también funciona a la vez
como apología al agua), está el mismo líquido azul, que escasea en extremo, siendo
un planeta mortal para todo aquel que no esté adaptado a las exigencias de este
árido mundo; en Mad max, pasó de ser la gasolina a ser el agua el líquido
codiciado…al igual que en Australia. Pero, ahora por el momento, quedémonos solo
con Australia y Mad Max. ¿Alguien se ha preguntado por qué la última película de
Mad Max optó por el cambio de gasolina al agua como líquido precioso?
Pues la respuesta se encuentra en el lugar de origen del director, George Miller. Así
es, Australia. En sí, las razones del cambio de líquido se deben a problemáticas que
azotaron con fuerza a dicho país. El origen de este cambio, (por más lejano que
aparente ser en este momento al tema que nos toca abordar) se debe sobre todo a
las crisis que ha sufrido dicho lugar en los últimos años: La escasez y privatización
del agua.
Así entonces, la pregunta que impera a lo largo del trabajo y que se tratará de
responder con cada sección de este es ¿Cómo se desarrolla la comunicación
política en torno a la sobreexplotación del agua en México? A la vez que nuestra
hipótesis plantea que existen dos grandes agentes de influencia (el gobierno y las
empresas) que controlan la distribución del agua y mitifican, a través de los medios
de comunicación y procesos electorales, el pensamiento mexicano y la opinión
pública.
A lo largo de este trabajo se abordarán los siguientes temas: en primera instancia, la
mercantilización del agua tanto de forma externa e interna de México; en segundo
lugar, la situación de las empresas tomando en cuenta el modelo del liberalismo y el
marxismo que propone Monzón, contextualizando la relación del gobierno con las
empresas y, posterior a ello; en tercer lugar, la publicidad que las empresas utilizan
para posicionar sus productos; en cuarto y quinto lugar, hablaremos de la
participación del gobierno y las campañas políticas; en sexto lugar, las denuncias de
la población y en último lugar, los medios y su participación
En el gran panorama de las cosas (La mercantilización del agua)
La verdadera política no puede dar ni un paso sin rendir antes tributo a la moral, y
aun cuando la política es por sí misma un arte difícil, de ningún modo es su
asociación con la moral arte alguno; porque ésta atajaría gordianamente el nudo
que aquélla fuera incapaz de desatar tan pronto como ambas comenzarán a
disputar. (Boladeras,2001, P.60)
“El agua cae del cielo, por lo tanto, debería de ser gratuita. Cuando oigo eso
siempre digo: Los diamantes se dan en la naturaleza y no son gratuitos” (DW
Documental, 2021, 44s) Con esa frase daba inicio el documental, La lucha mundial
por el agua, del medio DW. Así entonces, se presenta el tema del agua y cómo, ante
los ojos de los empresarios, se inició la consideración del líquido como producto con
el que se puede mercantilizar. A este momento de la mercantilización del agua se le
denominó el comienzo de la fiebre del oro azul.
En sí, podríamos marcar como un punto importante del problema la venta del agua
por parte de grandes compañías en Australia. Pero también, podríamos situarlo un
poco más atrás, ya que aparte de tratarse de la crisis de nuestros tiempos, el
planteamiento y la problemática de esta situación, se viene vislumbrando desde
hace más de veintiocho años en Europa. Y la duda que persiste desde entonces, a
nivel mundial, es quién saldrá victorioso de esta fiebre: ¿el planeta, la gente o los
mercados?
Desde finales del siglo anterior, en partes de Europa, se buscó y “logró” el querer
privatizar el negocio del agua. Pues los empresarios y políticos reconocieron que se
trataría de la inversión del futuro, al tiempo que se percataron que, el agua como
negocio, se da mejor de forma privatizada que como agua nacionalizada.
Lo que desembocó en el debate de ¿cuáles eran las razones por las que el agua
debía de ser privatizada más allá de las ganancias económicas de las empresas?
La respuesta general fue que al mercado no le importa la sociedad; pues su trabajo
es generar dinero.
Durante el periodo de Margaret Thatcher, las compañías que subsidiaban el agua en
Londres decidieron que se le remover el abasto de esta a todas las personas que
tuvieran adeudo por el servicio, y no se les devolvió el flujo hasta que fuese
liquidada dicha deuda, esto ocurrió en los años finales de los ochenta. Por supuesto
que el descontento trajo la creación de tratados para que, por ejemplo, aun con la
deuda que tenían las personas, no se les cortara el suministro.
El crecimiento poblacional en el mundo es una de las razones a las que se apunta el
buscar la privatización del agua, pues este crecimiento orilla a exigir más recursos
naturales al planeta, lo cual, sin duda se puede mirar con desconfianza (esto ya
empieza a tener un tinte más latinoamericano).
Pero volviendo una vez más a Australia, dicho país es la vanguardia en lo referente
al calentamiento global y por ende a las sequías. Un ejemplo del impacto de la venta
del agua y del calentamiento se observa en las granjas del país, puesto que
comprar agua extra en el mercado privado resulta indispensable para la vida de los
granjeros y del ganado.
El agua destinada a las vacas en una granja australiana vale medio millón de
dólares aproximadamente; el mercado del agua está tan avanzado que la compra
del líquido se realiza desde aplicaciones o desde páginas como Waterexchange.
Normalmente el Mega-litro vale (un aproximado de) 500 dólares y el precio cambia
dependiendo de la época del año. Así pues, el agua ya no es percibida como un
recurso natural sino como mercancía, lo que conduce a la bancarrota para
productores pequeños en Australia.
En un específico panorama de las cosas
Y por fin, qué hay de México. ¿Qué tiene que ver todo esto y de qué manera se ve
reflejado el problema en los años actuales de nuestro país? Al igual, de qué manera
se percibe al agua, ¿cómo mercancía o cómo derecho universal? Responder a las
preguntas de forma sencilla no tiene cabida porque el problema que hemos
planteado se trata de una cuestión compleja a la que se le trata de no darle una
respuesta (muy) mediocre. Y en sí, hay que agregarle el factor del lugar: el mismo
México. En términos generales, la postura oficial sobre el tema es que el agua de
México es de los mexicanos, o sea, es agua nacionalizada; ríos, mares, lagunas y
las diferentes presentaciones de esta.
Mientras tanto, de manera semejante que en el artículo 27, en La Ley General de
Aguas podemos señalar y observar problemas que se encuentran entre líneas. En
dicha ley hay secciones que contradicen el factor principal de esta, el de asegurar el
derecho que se tiene como persona al agua. Pues se habla de cuotas más altas
aplicadas los consumidores, lo que no favorece a los grupos vulnerables, situados
en espacios donde no impera la abundancia del agua ni buena infraestructura para
diferentes necesidades básicas; aparte que con estas cuotas se pagarían obras,
obras de infraestructura que no benefician alos grupos situados en partes lejanas
de los lugares urbanos en el país, sino que el beneficio lo obtendrán las grandes
empresas situadas en la nación.
Lo de las cuotas se ve reflejado en “la adquisición o aprovechamiento de los bienes
inmuebles que se requieran para la construcción, operación, mantenimiento,
conservación, rehabilitación, mejoramiento o desarrollo de las obras públicas
hidráulicas y de los servicios respectivos, así como la adquisición y
aprovechamiento de instalaciones, inmuebles y vías de comunicación que tales
obras requieren.” (Jabardo & Padilla. 2016. P. 158).
Esto se asemeja, salvando las distancias, a cuando se señala el problema de
banquetas mal hechas y calles mal pavimentadas. Se está pagando por un beneficio
que yace sobre el papel, pero que en el campo es poco o en absoluto notorio, y si lo
es, resulta mediocre y no equitativo.
Cuando se dijo (o escribió) que “Las leyes y las decisiones políticas requieren una
justificación que sólo pueden encontrar en la fuerza de la razón, una razón que se
hace manifiesta en el debate de la opinión pública” (Boladeras,2001, P.60) parece
que México no estaba prestando atención…y muchos otros también. Pues, como
podemos analizar, las versiones oficiales, versiones políticas, pueden ser verdades
incompletas cuando hay intereses políticos y económicos de por medio; y en este
preciso escenario, lo observamos en el momento que se beneficia a empresas
grandes permitiéndoles ser acaparadoras del agua.
Como un ejemplo antagónico, que busca combatir y proteger el agua como un bien
público y no como una mercancía, encontramos entes como la UNAM-Oxfam con su
proyecto Promoviendo el Acceso Equitativo al Agua en México.
El proyecto antes mencionado trata de “visibilizar, analizar, generar evidencia e
impulsar estrategias para combatir la captura del agua y su acaparamiento, puesto
que ésta es un derecho llave para la realización de otros derechos como la salud, la
educación, la igualdad, al ambiente sano” (Talledos, E et al., 2020, P. 10 ) Ya que los
entes empresariales que acaparan el agua en México son empresas tanto
nacionales como trasnacionales que van desde el ámbito refresquero, cervecero,
minero hasta de embotelladoras de agua.
Por ejemplo, “Cada vez que tú compras una botella de agua estás haciendo que el
agua se convierta en una mercancía y en algún momento no va a haber suficiente
agua para todos porque todos quieren venderla y venderla al mejor postor”.
(Waterstation. 2021).
Pero volviendo la mirada al acaparamiento del agua por parte de las élites; en
México, dicho acaparamiento se da cuando entes gubernamentales por medio de
las políticas públicas, que terminan siendo manipuladas, se beneficiaron y
benefician a las empresas nacionales y extranjeras, brindándoles prioridad en la
posesión de agua, cuando, en teoría, estas políticas públicas deberían ayudar a
equilibrar las cosas entre los diferentes escalafones sociales que permean en la
nación para que ciertas desigualdades se diluyen hasta desaparecer.
Estas empresas (nacionales o trasnacionales) gracias a concesiones tienen
priorizado sus enormes concentraciones de agua bajo los discursos de estar
produciendo trabajos, así como impulsando el desarrollo económico de la nación.
Hay que mencionar que cuando nos referimos a concentración hablamos de la
focalización de “derechos de agua superficiales y subterráneos para utilizarse en
actividades industriales y comerciales, en donde los productos generados
incorporan tanto agua de forma directa e indirecta” (Talledos, E et al., 2020, P. 43)
Mientras tanto, la población se enfrenta a las dificultades al intentar obtener agua
debido a la mala repartición, teniendo que recurrir a la compra de pipas o
desplazarse a los ríos, por mencionar dos fuentes de extracción. Ejemplo de la mala
repartición en México está “Guerrero con el 29.6% de población (con subsidio de
agua), Oaxaca con el 23.6%, Chiapas 22.3%, Veracruz 19.5% y Tabasco con el
18.4%” (Talledos, E et al., 2020, P. 17)
Podemos mencionar como ejemplo contrastante a la falta de agua de las anteriores
regiones a las empresas cerveceras que hay en el país.
En estas empresas cerveceras tenemos un grupo compuesto por modelo con “27
concesiones para aprovechamiento subterráneo en todo México (todas las
concesiones son para uso industrial); en total concentra el Grupo Modelo
49,778,749 m3 al año,” (Talledos, E et al., 2020, P. 46); el segundo lugar está
Heineken México que “Cuenta con una concesión de aprovechamiento superficial
para diferentes usos en los ríos: Blanco, Chicola y Chiquito, de la región hidrológica
del Papaloapan;” (Talledos, E et al., 2020, P. 44 ); y el tercero, Constellation Brands
que “Posee 2 concesiones para uso industrial con aprovechamientos subterráneos
en los estados de Sonora y Coahuila, las cuales hacen un total de 22,500,000 m3
para extraer al año.” (Talledos, E et al., 2020, P.48). Pero este tema se tratará más a
fondo adelante, en este trabajo
Situación de las empresas
Históricamente México se ha consolidado como un país con alta concentración de
agua, sin embargo, es destinada a las élites. Este problema comenzó a edificarse
con el Neoliberalismo en la presidencia de Miguel de la Madrid (1892-1988) y se
acentuó con Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y Ernesto Zedillo Ponce de León
(1994-2000). Se impulsaron los derechos de propiedad privada y la libertad de
comercio.
Para entender este proceso es necesario remontarnos al liberalismo, el cual se
define como “el movimiento intelectual que se desarrolló a finales del siglo XVIII y
principios de XIX que daba importancia a la libertad como meta final y al individuo
como entidad superior en la sociedad” (Friedman, 1966: 17). Carlos Monzón (1996)
explica en su libro “Opinión, comunicación y política. La formación del espacio
público” que el Estado adoptó un nuevo papel al crear las condiciones necesarias
para garantizar las libertades a través de la creación de leyes, mandatos,
obligaciones o impuestos. Nació así una libertad que no era para todos, pues solo
los dueños de los medios de producción podían exigir y gozar de ella.
Ahora bien, en el Neoliberalismo surgen cambios importantes. Conocido como
nuevo liberalismo nació en la segunda guerra mundial y defiende la propiedad
privada, el libre mercado y comercio y dejó al Estado incapaz de intervenir. En
México se crearon una serie de reformas políticas y jurídicas que permitieron la
inversión privada nacional y extranjera para impulsar la mercantilización de los
bienes nacionales y servicios básicos.
Siguiendo el modelo de Monzón, en el liberalismo, el punto de partida se encuentra
en la esfera de lo privado, en donde se encuentran todas aquellas personas con
opiniones, problemas e intereses particulares (Monzón, 1985, pág. 96), Por otro
lado, cuando varios de esos intereses se conglomeran y buscan crear una acción en
particular que repercuta en el estado en forma de leyes, mandatos, obligaciones e
impuestos, entramos en la esfera pública.
De acuerdo con el informe de la UNAM-OXFAM (2019) el Estado hizo
modificaciones a la Ley Agraria, Ley Forestal, Ley de Aguas Nacionales, Ley de
Petróleos Mexicanos, entre otros. Estos cambios se justificaron a través de
discursos donde se prometió eficiencia, crecimiento económico y éxito urbano. De
esta manera obtuvieron el apoyo de la opinión pública restándole importancia a los
problemas socio ambientales, la afectación a la salud humana y la escasez del
agua.
Dentro de este mismo contexto, en el que podemos hablar de una comunicación
política a partir de las relaciones que se generan en las esferas de lo público y lo
privado, existe un cuestionamiento dentro del público (público que forma parte de la
esfera de lo privado y de la opinión pública), y es que quien conforma ese público es
la propia burguesía, el propietario y el ilustrado que hablan en nombre de los todos
los ciudadanos con la finalidad de conseguirun interés en particular. “Admiten la
autonomía de la esfera privada sobre la pública, pero intereses comunes y una
agresividad propia del Estado, impiden tal autonomía” (Monzón, 1985, pág. 97).
Esto también es evidente cuando consultamos datos de UNAM-OXFAM (2019), en
donde se reporta que en América latina entre el año 2002 al 2015 existió un
crecimiento de los mil millonarios seis veces superior al del PIB de la región
completa, en el caso peculiar de México, Carlos Slim obtuvo en 2014 el 6% de PIB,
esto aunado con la privatización de bienes públicos (pág. 14).
Aplicando lo mencionado por Monzón, el estado ha impulsado los derechos de
propiedad privada y la libertad de comercio en contraposición con los derechos de
las masas, lo cual, en resumen, puede decirse que “la opinión pública, por tanto,
estaba supeditada a aquel grupo de personas privadas que podían ejercer el
raciocinio sobre los asuntos públicos, es decir, quedaba súper editada la clase social
(dominante)” (Monzón, 1985, pág. 100).
Ahora bien, la definición de opinión pública que plantea Monzón (1985) del
marxismo se adecua perfectamente a la situación de las empresas, puesto que,
para esta corriente, la opinión pública equivale a la opinión dominante de la clase en
el poder (pág. 110), misma que, en este caso, su mayoría corresponden a los
empresarios e industrias del sector de armadoras, cerveceras, refresqueras y
mineras que, en contraposición con los ciudadanos, gozan de en exento privilegio
debido a la gran cantidad de concesiones que el mismo gobierno les ha otorgado
desde la llegada del neoliberalismo.
En este contexto, varios grupos sociales han ido apareciendo para demandar su
situación ante la demanda del agua, sin embargo, la estrecha relación entre los
empresarios y el gobierno ha impedido tomar acción sobre la situación. Tanto es así,
que la misma investigación de UNAM-OXFAM ha encontrado diversas
contradicciones entre los datos aportados por dependencias de gobierno o que
organismos como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) ha otorgado créditos para que agua se maneje como un bien comercializable
(UNAM-OXFAM, 2020, pág. 14).
Sin embargo, no queda aquí el estrecho paralelismo entre las comunidades y las
empresas, ya que, “como se establece en el artículo 28 de la Ley de Aguas
Nacionales (LAN), estas comunidades deben de llevar a cabo, posteriormente, las
obras o trabajos que permitan ejercer los derechos del agua, uso o
aprovechamiento de esta” (UNAM-OXFAM, 2020, pág. 16) cosa que, para el mejor
de los casos, las empresas no tienen que realizar, puesto que están pueden gozar
de concesiones hasta 5 a 30 años en el que pueden explotar el recurso y
beneficiarse económicamente.
Hay que mencionar que la clase dominante (sector industrial) tiene cierta influencia
sobre los medios de comunicación y, que, a través de los mismos, crea una falsa
conciencia, es decir, pretende representar los intereses del conjunto de la sociedad
bajo el discurso “desarrollo, crecimiento, económico y generación de fuentes de
empleo” (UNAM-OXFAM, 2020, pág. 11), pero lo que en realidad sucede es que
representa los intereses de la clase dominante que no es otra más que la
acumulación desmedida de capital.
La publicidad de las empresas
Como se ha podido observar, muchas de las empresas cuentan con un gran
volumen concesionado de agua al sector industrial y, en particular, a los sectores de
armadoras, cerveceras, refresqueras y mineras. Como consecuencia de estos
diversos concesionados, ha dado lugar a dos principales problemáticas. El primero,
según los propios datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) citado por
Oxfam UNAM-OXFAM (2019), existen diversas plantas ubicadas en acuíferos en
situación de déficit de agua.
En segundo lugar, se han ido manifestando numerosos movimientos que defienden
el acceso al agua potable, de calidad y cantidad para sus diversas actividades. Sin
embargo, esta problemática ha traído consigo diversos actores políticos que, en
supuesta sintonía con el pueblo, durante campaña, en forma de publicidad o
propaganda, buscan resolver el problema que acoge a esa sociedad, pero que a la
hora de la acción, vuelve a cobrar fuerza ese sentir de desigualdad e interés por los
sectores sociales bajo el discurso de progreso. Más adelante se abordará este
tema.
Ahora bien, los políticos no son los únicos agentes que utilizan estrategias de
publicidad o propaganda para llegar al poder, sino que también se encuentran las
empresas, que a través de diversas herramientas publicitarias logran posicionar sus
productos y colocar una ideología en el consumidor (Screti, 2012, pág. 14). Para
este caso en particular, tomaremos en cuenta el caso específico de las industrias
cerveceras y refresqueras, las cuales son parte importante de la sobreexplotación
de acuíferos con déficit de agua.
En el caso particular de las industrias cerveceras, tomaremos en cuenta el caso de
Heineken, que en 2019 publicaron a través de su cuenta oficial de YouTube un
video-informe de sustentabilidad en el que abogaban en nombre de la gente y
preservación del hábitat, además de consolidarse como la empresa número uno en
sustentabilidad, pero que, sin embargo, datos de UNAM-OXFAM (2019) apuntan
que el grupo Heineken, al ser parte uno de los tres principales grupos cerveceros en
México, es uno de los causantes de la explotación del agua (pág. 43).
De igual manera podemos encontrar otro ejemplo en las industrias refresqueras,
específicamente en Coca Cola México. En este caso en particular, cabe aclarar que
según un estudio realizado por Nutrients (2018), México es el principal consumidor
de esta bebida azucarada. El impacto tanto cultural como económico que ha
causado Coca Cola en nuestro país se debe al enorme éxito de las campañas de
marketing que ha generado la marca, más recientemente con el eslogan de 2016
“Siente el sabor”.
Esto, a su vez, generó que muchos de los consumidores compartieran a través de
sus redes sociales fotos con el producto en familia con la etiqueta TasteTheFeeling.
Sin embargo, como bien mencionaron estudios de UNAM-OXFAM (2019), “si bien
se argumenta sobre la importancia económica de esta industria, poco se cuestiona
sobre la concentración de agua y su sobreexplotación” (pág. 53).
El mayor problema de México
A pesar de las políticas públicas neoliberales que permiten la interacción entre
empresas y el gobierno, existe un problema más grande. En el párrafo quinto del
artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se
especifica que “Las aguas del subsuelo pueden ser libremente alumbradas
mediante obras artificiales y apropiarse por el dueño del terreno, pero cuando lo
exija el interés público o se afecten otros aprovechamientos, el Ejecutivo Federal
podrá reglamentar su extracción y utilización y aún establecer zonas vedadas, al
igual que para las demás aguas de propiedad nacional” (CPEUM, 2016, pg. 31),
provocando un régimen presidencialista y centralista del agua.
En 1992 se creó la Ley de Aguas Nacionales (LAN) durante el sexenio de Miguel de
la Madrid para fortalecer la administración del agua pública, esto permitió que los
derechos de este recurso se otorgarán a empresas privadas. La LAN es el principal
marco normativo del agua en México, no obstante la mayoría de las modificaciones
en las leyes del agua dependen del poder ejecutivo quien tiene la autoridad que
ejerce a través de la CONAGUA con funciones de derecho público para
gestionarlas, pero muchas veces no son transparentes.
El poder legislativo y judicial también participan en este proceso. El primero aprueba
y expide leyes o reglamentos y finalmente el segundo resuelve los conflictos o
violaciones que surgen por los derechos del agua. Desde la década de 1970 se ha
trabajado para descentralizar el agua, pues hasta 1980 el ejecutivo federal dotaba a
las ciudades y al campo los títulos de concesión y asignación ademásdel control de
los sistemas de agua potable y saneamiento. En realidad el mando pasó a manos
de niveles con menor jerarquía que el ejecutivo federal, pero continúa la
competencia por el poder sobre el agua.
Aunque se ha trabajado para reconocer el agua como un derecho humano hay
contradicciones. Se ha presionado a las autoridades a crear formas de acceso para
las zonas donde el agua no llega. De acuerdo con el informe de UNAM-OXFAM el
pasado 1 de junio de 2019 por decreto presidencial se estableció la facilidad
administrativa para expedir títulos de concesión especialmente a pueblos
originarios, comunidades afromexicanas o zonas marginadas y se destacó el lema
“primero los pobres”.
En total estamos hablando del acceso al agua a 100 millones de mexicanos, no
obstante, el artículo 28 de la Ley de Aguas Nacionales establece que los propios
beneficiarios son los que deben crear la infraestructura para acceder a ella y al no
tener los recursos necesarios las empresas ponen el capital para extraerla. “Lo
anterior expresa el funcionamiento de las políticas neoliberales que caracterizan la
desregulación del sector hídrico en México, dado que este decreto abre la puerta
para el sector privado” (UNAM-OXFAM, 2019, pg. 37). Esta estrategia permite que
las empresas tengan presencia en el país.
La propaganda
Como mencionamos anteriormente la ideología dominante la aprendemos a través
diferentes formas, por ejemplo la publicidad, los medios de comunicación y la
propaganda política, esta última busca ejercer una influencia en la opinión pública
en relación a las elecciones. Según el autor Francesco Screti (2011) en su artículo
“Publicidad y propaganda: terminología, ideología, ingenuidad” asociamos la
propaganda con la manipulación gracias a su utilización en los regímenes
totalitarios.
Sin embargo, el autor explica que la propaganda es un box media pues no posee un
significado positivo o negativo. Screti (2011) la define como la acción efecto de dar a
conocer algo con el fin de atraer adeptos. Otras características que identifica en ella
son la configuración de un discurso retórico y persuasivo del dominio política,
buscan cambiar el pensamiento y comportamiento del receptor, utiliza figuras
retóricas, argumentos racionales o emotivos, códigos semióticos y se transmite en
múltiples canales.
Por ejemplo, Carlos Alonso Castillo Pérez ex candidato morenista a la alcaldía de
Coyoacán, tomó el problema del agua para crear su campaña política. Entre sus
propuestas prometió: el mantenimiento y sustitución de la infraestructura hidráulica,
atender las fugas; priorizar la red secundaria de drenaje que actualmente se
encuentra en el abandono; el desazolve de coladeras para prevenir las
inundaciones; recolectores de agua pluvial en casas habitación para avanzar en
materia de sustentabilidad y cuidado del planeta; y promover la cultura de cuidado
del agua, reciclar y utilizar agua tratada en espacios públicos y áreas verdes.
En sus spots asegura que “con trabajo honesto vamos a recuperar Coyoacán”
(Carlos Castillo, 2021), usando argumentos emotivos y códigos semióticos
asociados a los problemas de agua en esta alcaldía, pues utiliza imágenes de
inundaciones y fugas de agua. Además recalca la honestidad para persuadir al
receptor de votar para generar un cambio. De esta manera, varios candidatos han
tomado el problema del agua para generar sus campañas políticas.
La influencia de la comunicación política
Para el autor Dominique Wolton en su libro “El nuevo espacio público” esta existe
desde los primeros intercambios del hombre y después aparece formalmente el
concepto, además establece que “es el resultado del doble proceso de
democratización y comunicación (...) la comunicación política es el espacio en el
que se intercambian los discursos contradictorios de tres actores que tienen la
legitimidad para expresarse públicamente sobre la política y que son los periodistas,
los políticos y la opinión pública” (Wolton, 1989, pg. 30-31) que termina con las
elecciones.
Gracias a su propuesta entendemos que hay una lucha por posicionar un discurso
sobre la captura política del agua desde diferentes posiciones. En primer lugar, los
políticos obtienen su legitimidad al finalizar el proceso de elecciones, pues sus
propuestas son consideradas como la mejor opción para tratar el problema del
agua; los periodistas la encuentran en la calidad de información y crean
confrontaciones con los políticos al escribir acerca de su escasez, la afectación a la
salud o evidenciar los contratos de las empresas con el gobierno; finalmente los
sondeos representan la opinión pública porque anticipan las conductas de la
población en cuanto a su percepción del tema.
De acuerdo con Wolton, estos actores evitan que la discusión se recluya en un solo
espacio, en cambio se amplía. En suma identifica los nuevos problemas de agua
que surjan, favorece su integración al debate y facilita la eliminación de temas que
ya no son importantes. Finalmente hay momentos en que se da la razón a alguno de
ellos, tal como las elecciones se pone atención a los sondeos, en una crisis a los
políticos pues proponen soluciones reflejadas en las reformaciones a las leyes del
agua y por último en una situación normal a los medios de comunicación al
visibilizar la sobreexplotación de este recurso.
La visión de Wolton sobre la legitimación de tres actores es reduccionista, pues
encontramos que hay otras formas para influir en la opinión pública. Entre ellos los
movimientos sociales, los cuales, Elena Grau en su libro “Anuario de Movimientos
sociales. Una mirada sobre la red” Los consideran “una forma de acción colectiva
(...) implica la preexistencia de un conflicto, de una tensión que trata de resolver”
(Ibarra y Grau, 2000, pg. 2), estos surgen gracias a la vulneración de intereses
colectivos.
Como expone Elena Grau (2011), los movimientos se conforman desde el
sentimiento de injusticia. En suma, muchas personas pueden unirse a él si les
afecta directamente o empatizan con la causa, para esto deben tener un interés
gratuitamente colectivo, creer en la movilización, una sensibilidad social activada y
percibirse dentro de una ideología.
Así mismo la autora destaca que no existen movimientos viejos o nuevos, sino que
dependiendo de su actualización pueden moverse dentro de estas categorías.
Aunque hay una clara distinción, pues los nuevos se caracterizan por la
construcción de una identidad, su autonomía para tomar decisiones sin que sean
impuestas por alguien, el uso de medios no convencionales, la exigencia a los
cambios políticos, estructura informal, la legitimación de acciones a la sociedad a
través de su audiencia mediática.
Sirva de ilustración el caso del Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y
en Defensa de los Ríos (MAPDER) creado en 2004, rechaza el modelo energético y
de gestión de agua vigentes en el país, además ha denunciado violaciones a los
derechos humanos de los pueblos afectados. Se construyó a partir de la indignación
por las promesas incumplidas del gobierno y la CONAGUA. A lo largo de los años
ha formado una identidad donde abraza a las comunidades indígenas o quienes se
ven amenazados por la construcción de presas.
En consecuencia los movimientos también pueden influir en la opinión pública al
posicionar una problemática en las agendas. Como explican John McCarthy, Jackie
Smith y Mayer Zald (1999) en su libro "Movimientos sociales: perspectivas
comparadas" estos utilizan un marco interpretativo para diagnosticar el problema
central (en el caso de MAPDER, la construcción de presas y el desplazamiento
forzado) y realizar un pronóstico de posibles alternativas.
Para movilizar su causa deciden colocar el problema dentro de la agenda,
entendiendo a ésta como “un conjunto de puntos en los que, en un determinado
momento, se centra la atención” (McCarthy, Smith y Zald, 1999, pg. 416), entre
estas se encuentran la agenda electoral y gubernamental.La primera es más fácil
acceder a ella y es protegida por activistas partidarios como candidatos, consultores
o líderes de opinión, estos guardianes pueden colocarlo en la agenda siempre que
sea un problema sencillo de resolver.
Un movimiento como el MAPDER puede posicionar el problema del agua a través
de los candidatos en las zonas afectadas, empero este proceso depende de los
ciclos electorales y existe la posibilidad de que sus peticiones sean ignoradas
porque no sepan cómo solucionarlos o porque no les convenga.
La segunda agenda es la más difícil de acceder. Existen dos tipos de agendas
gubernamentales: a) la legislativa encargada de solucionar problemáticas para
obtener el apoyo a su reelección; y b) la ejecutiva protegida por las elites
gubernamentales.
Los movimientos como el MAPDER pueden acceder a esta agenda a través de
estrategias internas como pagar espacios en los medios para hablar de la
problemática del agua o tácticas externas como la manifestación del pasado 19 de
Abril cuando en Puebla los integrantes de la Caravana por el Agua y la Vida,
apoyada de otras organizaciones como es el Movimiento Agrario Indígena Zapatista
(MAIZ), protestaron contra la Fiscalía General del Estado (FGE), realizando pintas
en la Casa de Justicia de Tehuacán por la escasez y contaminación del agua.
Denuncias de la población
En los problemas relacionados con la captura política del agua encontramos las
denuncias que la población realiza respecto a las inconformidades de este conflicto.
Estas denuncias y opiniones no surgen arbitrariamente, pues en realidad las
problemáticas se conforman por una opinión pública consensuada, es decir, que se
crean a partir de un tópico en común con varios individuos.
La opinión pública no tiene un proceso único de integración, sino que esta se forma
con base en ciertos criterios, los cuales indican el tipo de opinión que se maneja en
determinado caso. Respecto a la problemática de la captura política de agua,
podemos identificar que las denuncias tienen origen principalmente en las
poblaciones de las regiones afectadas, lo cual nos indica que la opinión pública de
este problema está fundada por un cierto grupo de individuos involucrados en el
tema.
De acuerdo con Giovanni Sartori (2016), la opinión pública de este tema se
establecería como una ebullición desde la base hacia arriba (bubbling-up), ya que la
captura política de agua afecta a un sector de la población específico, el cual
posteriormente determina si es prudente hacer llegar esta opinión a las elites. De
otro modo, podemos mencionar que en este conflicto la opinión pública inicia con la
población y sube hasta llegar a las elites.
La captura política de agua tiene diversas repercusiones, sin embargo, los estudios
indican que los más afectados son potencialmente los individuos de aquellas
poblaciones en las que las compañías industriales acaparan y rebasan el límite de
consumo de este recurso, privando a los individuos de estos lugares a acceder al
derecho de uso de agua potable.
El problema radica principalmente en los convenios que realizan las empresas
industriales con el gobierno con tal de incentivar el lucro de este valioso e
indispensable recurso. “La privatización puede reducir la responsabilidad y el control
local. En muchos casos, los gobiernos llegan a acuerdos de largo plazo con las
compañías del agua, otorgándoles derechos exclusivos de distribución, por lo cual
habilitan el monopolio” (Kothari, S/F). De este modo, las poblaciones son
desplazadas en la opinión pública, pues las elites (las empresas industriales) en
conjunto con el gobierno posicionan determinados temas en la agenda. Según
Sartori, la creación de este tipo de opinión pública se clasifica como un descenso en
cascada de las elites.
Estas élites sitúan los tópicos convenientes en las agendas, cuyo contenido es
apoyado por el gobierno, el cual finalmente se difunde mediante la comunicación
masiva hacia los líderes de opinión local y en última instancia a las masas. Es así
como la opinión pública de ciertos sectores queda en segundo plano, de tal manera
que se propician las dificultades para dar a conocer los problemas de las
poblaciones más afectadas.
Sin embargo, las poblaciones deben crear espacios de intercambio comunicacional,
los cuales permitirán a los individuos darle existencia y exposición a la opinión
pública, de acuerdo con lo que Dominique Wolton propone en Comunicación Política
(1989) para la conformación de la opinión pública en una democracia masiva.
Wolton menciona que la opinión pública no existe por sí sola, sino que es producto
de un proceso social que surge a partir de la construcción y deconstrucción, la cual
se relaciona con temas de interés público. Esta opinión sólo puede ser exteriorizada
en el espacio público a través de la comunicación. Esto nos indica por qué la opinión
pública debe ser creada a partir de la diversidad de opiniones en una misma
comunidad, pues de otra manera se limita su relevancia ante las agendas de interés
público.
Un paso importante en el proceso de revelación de la opinión pública es el de la
publicización, propuesta por Jacques Gerstlé en La comunicación pública (). Los
problemas públicos se instauran en la agenda pública a través de la publicización, y
los elementos de esta implican que un público se reúna, discuta y se manifieste ante
las autoridades, gobierno, empresas u organizaciones adecuadas. Posteriormente,
la politización será el instrumento que se empleará para atribuir un problema público
a la organización que amerite, con el objetivo de que esta se responsabilice y actúe
ante la problemática que se expone.
En el caso de la captura de agua en México, este problema se dirige principalmente
a la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), la cual es la principal institución
mexicana responsable de realizar las políticas regulatorias sobre el acceso y
cuidado del agua potable del país. Un ejemplo de publicización y politización es el
del caso de otorgamiento de concesiones por parte de la CONAGUA. En 2016 la
Auditoría Superior de la Federación (ASF) calculó que de las 19,640 solicitudes para
el otorgamiento de títulos de concesión y asignación, el personal de la CONAGUA
sólo pudo atender el 38% de las mismas (Ethos, S/F). Esto promueve que las
empresas interesadas en realizar este trámite opten por otras alternativas no legales
para obtener la cantidad necesaria del recurso. El gobierno mexicano encargado de
coordinar la CONAGUA debe establecer un conjunto de normas oficiales que
garanticen transparentemente la resolución a aquellos grupos que se están
manifestando ante la problemática.
Los medios y su participación
En la problemática de la captura política de agua es fundamental mencionar la
relevante participación que tienen los medios de comunicación al momento de
visibilizar los inconvenientes. Los medios tienen un papel importante en este
sentido, ya que de este modo se propicia el debate en la opinión pública, lo cual nos
lleva a identificar los diversos desafíos que se pueden desencadenar.
Para Wolton (1989) la opinión pública es un espacio abierto a la sociedad en el que
se dan confrontaciones de lógica respecto a un tema en particular, es decir, que
cada individuo de la esfera pública tendrá una preocupación diferente sobre cierta
problemática. La captura política de agua es un conflicto que involucra a una masa o
grupo, por lo cual es prudente situar de qué manera son vistas en las diferentes
agendas propuestas por John D. McCarthy, Jackie Smith y Mayer N. Zald (1999),
poniendo énfasis en la agenda de los medios.
Analizar el impacto de la captura política de agua en las distintas agendas nos
permitirá reconocer cómo se promueve y visibiliza la problemática ante las masas,
cómo es interpretada por los medios y de qué manera impacta la opinión pública en
las elites y los gobiernos. Para analizar las diferentes agendas en este tema, es
conveniente delimitar en primerlugar lo que son los marcos interpretativos.
Cada problemática social debe pasar por el proceso de los marcos interpretativos
para ser expuesta como un movimiento de interés, facilitando de esta manera la
entrada del conflicto en las distintas agendas. Los marcos interpretativos se
componen principalmente de dos elementos: “el elemento diagnóstico, es decir, la
definición del problema y de sus causas, y el pronóstico, o sea, la definición de una
estrategia apropiada para solventar el problema” (McCarthy, Smith y Zald, 1999, p.
413).
En la problemática abordada, debemos identificar como primer paso cuál es la
definición del problema y cuáles son sus causantes. Para la captura política de agua
podemos enfatizar que en México “la privatización del agua se ha ido convirtiendo a
su vez en un grave problema, al otorgar el manejo de los recursos a empresas
privadas, quienes se conducen bajo la lógica y los criterios de los negocios”
(Gutiérrez, S/F, p. 131).
La captura política es incentivada por la privatización del agua, dicho de otro modo,
la privatización del agua es una de las principales causas por las que la
disponibilidad hídrica es manipulada a conveniencia por grupos de elite apoyados
por el gobierno, cuyo objetivo principal es lucrar con el recurso. Por esta razón es
relevante identificar la posibilidad de entrada que tiene la problemática de la captura
política de agua en la agenda pública, la agenda gubernamental y la agenda de los
medios, pues esto determinará de qué modo se vislumbrará el tema y qué
alternativas se propondrán para abordarlo.
De acuerdo con McCarthy, Smith y Zeld (1999), la agenda es “un conjunto de
puntos, en los que, en un determinado momento se centra la atención” (p. 146).
Tomando en cuenta esta definición, podemos analizar en qué agendas es probable
que ingrese la problemática, aunque debemos poner especial énfasis en cómo es
percibida en la agenda de los medios, pues como se mencionó anteriormente, la
participación de los medios ante la captura política de agua tiene especial atención.
En primer lugar está la agenda pública, aquella en la que se habla sobre un conjunto
de problemas en común que involucran a un público amplio. Esta agenda se
considera estable, ya que los temas a tratar han sido discutidos con anterioridad, es
descentralizada, accesible y sus guardianes son el público y las organizaciones
locales.
La siguiente es la agenda de los medios, la cual nos interesa bastante, pues
mediante esta podemos observar los discursos que se propagan en los distintos
medios de comunicación respecto a la captura política de agua. Esta agenda tiene
mayor impacto en la opinión pública, influye en la importancia que la población
aporta a ciertos temas, es centralizada (por lo cual el acceso a ella se vuelve
complejo), es inestable y tiene acceso a la agenda gubernamental.
Una razón por la cual es complicado introducir el tema de la captura política en la
agenda de los medios es la centralización, ya que el gobierno tiene gran influencia
sobre los temas que se exponen públicamente. “Desde la perspectiva de los medios
informativos, las fuentes gubernamentales son las ideales, puesto que se les suele
considerar respetables y fiables” (McCarthy, Smith y Zald, 1999, p. 422). Esto
presiona de cierto modo a los guardianes de esta agenda, o sea principalmente a
los periodistas, pues “los medios de comunicación, al reducir o maximizar la
información, sesgan los hechos deliberadamente para incidir en la opinión pública,
pero su propósito esencial es determinar la agenda política” (García, 2013).
La agenda gubernamental es otra de las agendas que nos interesa revisar en este
tema, ya que tiene gran incidencia sobre la información que se expone al público a
través de los medios de comunicación mencionados anteriormente. La agenda
gubernamental se divide en arena legislativa y arena ejecutiva. A la arena legislativa
le preocupan aquellos temas que tengan una solución sencilla o a corto plazo y que
beneficien la preferencia del público sobre ciertos individuos políticos. Sin embargo,
la arena que nos interesa analizar es la ejecutiva, pues en ella encontramos a las
elites gubernamentales, quienes tienen más control sobre qué temas posicionar en
la agenda gubernamental, la agenda pública y la agenda de los medios.
Por ende, podemos observar la razón por la que las agendas mediáticas reservan
sus discursos a cierto tipo de contenido, pues la agenda gubernamental es la que
incide potencialmente en el establecimiento de los tópicos, llegando así hasta el
público, el cual crea una percepción del entorno basándose en lo que las agendas
de los medios difunden (a partir de lo que la agenda gubernamental determina). “El
poder de los medios de comunicación sobre la opinión pública los hace elegibles
como instrumentos por excelencia de legitimación de las políticas públicas. En este
sentido, las problemáticas hídricas han sido trastocadas por el poder mediático
puesto que los niveles de disponibilidad, abasto, higiene y consumo relativos a la
escasez de agua, corrupción e ineficiencia del servicio público, han sido
transformados por los medios de comunicación en noticias, comentarios, reportajes
o anuncios sesgados” (García, 2013).
CONCLUSIONES
Para concluir, podemos comenzar diciendo que la mercantilización del agua no es
algo futuro, sino un hecho del día a día que debe preocupar a las sociedades
alrededor del mundo, las cuales, no deben permitir que se crea en el agua como un
producto mercantil, y que tampoco impere la idea de que las grandes compañías y
los gobiernos, al privatizar el agua, van a brindarle un cuidado y el valor que se
merece dicho elemento natural.
Pues si se deja el agua en manos de las élites se provocará una desigualdad
respaldada por leyes y gobiernos. También se debe hacer evidente los puntos
cuestionables, situados entre líneas, de tratados y de leyes nacionales, ya que tanto
se debe buscar y pelear por el beneficio de una infraestructura equilibrada en su
repartición, como por la señalización de el acaparamiento del agua por medio de
concesiones dadas por el gobierno a empresas, tanto nacionales como
trasnacionales.
Por otra parte, la situación de empoderamiento de las empresas se debe al modelo
neoliberal en el que las políticas públicas tienen la finalidad de ayudar al pequeño
sector privado de las empresas, estas por su parte, tienen como único interés la
acumulación desmedida del capital, que como ya se expuso, bajo el discurso de
desarrollo, crecimiento económico y generación de fuentes de empleo, lejos de
garantizar el desarrollo del país, termina por explotar a cierto sector de la población.
Es entonces que, la comunicación política que se da entre la esfera privada y
pública queda supeditada a aquel grupo social dominante que además, gracias a
estrategias de publicidad y propaganda, logra conservar dicho poder.
Adicionalmente de las consecuencias del neoliberalismo el problema del agua
enfrenta la centralización de la misma, puesto que el poder ejecutivo federal está
protegido por el artículo 27 de la Constitución mexicana para otorgar las
concesiones a las empresas privadas a través de la CONAGUA. Así mismo, el
poder legislativo y judicial también participan en la modificación de las leyes o
solucionan los conflictos que se crean por la violación a los derechos humanos y se
excusan con la búsqueda del crecimiento económico y eficiencia del agua.
Igualmente, la propaganda utiliza discursos a favor del mejoramiento de este
recurso para ganar adeptos.
Dentro de este proceso, la comunicación política tiene un papel fundamental en la
captura del agua. Gracias a ella se puede reducir la tensión política en torno al
problema del agua. Incluye a diferentes actores como los políticos, los medios de
comunicación, los sondeos o los movimientos sociales que influyen en la opinión
pública a través de las diferentes agendas y así posicionar un tema en la discusión.Respecto a la opinión pública sabemos que esta se conforma de una variedad de
ideas y opiniones, además de que esta puede surgir de diversos sectores o grupos,
tales como las élites, organizaciones gubernamentales o privadas, líderes de
opinión local y masas. Estos discursos se manifiestan de un grupo hacia otro, de
manera que se retroalimenta la agenda pública. En el caso de la captura política de
agua, los grupos que potencialmente tienen relevancia en la opinión pública son las
élites y los líderes de opinión junto con las masas, ya que, en ciertos casos, la
opinión se origina a partir de las demandas que la población realiza sobre la
captura, sobreexplotación y privatización del agua.
Finalmente debemos recalcar el papel que tienen los medios de comunicación en la
difusión de la problemática de la captura política del agua, los cuales están
influenciados principalmente por la agenda gubernamental, que sitúa los tópicos a
su conveniencia realizando un ejercicio de presión en aquellos individuos que se
encargan de respaldar estas agendas mediáticas, es decir, en los guardianes de los
medios (periodistas). Esto nos permite analizar el conflicto hídrico de México desde
una perspectiva política y mediática, lo cual nos da a entender el por qué la opinión
pública tiene ciertas limitaciones para introducir temas de interés en la agenda.
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