Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
La Psiquiatría Infantil o Infantojuvenil entiende el desarrollo humano como un proceso complejo de naturaleza transaccional, tratándose de un juego continuo entre la predisposición biológica y las experiencias del entorno. Los profesionales intervinientes en este campo (pediatras, neurólogos y psiquiatras infantiles, psicólogos infantiles, etc.) aceptan ampliamente el hecho de que las experiencias adversas de la infancia probablemente terminen por alterar la trayectoria del desarrollo en un individuo concreto, y que, durante el inicio del desarrollo, el cerebro es especialmente vulnerable a las lesiones. Además, la investigación en este campo podría desvelar aspectos de la plasticidad cerebral en niños y adolescentes que expliquen los mecanismos de vulnerabilidad como de resiliencia del individuo. Antes de enfocarnos en la especificidad de los trastornos del neurodesarrollo trataremos algunas generalidades sobre el desarrollo del ser humano: 1. El desarrollo humano abarca los procesos de crecimiento (cambios corporales por aumento cuantitativo de estructuras biológicas, lo que se puede medir, por ejemplo: peso y talla) tanto como los procesos de maduración (cambios corporales por modificaciones fisiológicas, cambios cualitativos referidos al ejercicio de una función por una estructura biológica, por ejemplo: mielinización de circuitos neuromusculares). 2. El desarrollo es más que la suma del crecimiento y la maduración porque implica el interjuego de relaciones que un individuo mantiene con un entorno social determinado histórica y culturalmente. 3. Para la cría humana el período de inmadurez en su desarrollo significa un riesgo y al mismo tiempo una ventaja. Un riesgo porque implica una gran dependencia del progenitor para sobrevivir (alimentación y protección), una ventaja porque se habilitan vías de estimulación que exigen flexibilidad y se traducen finalmente en una capacidad adaptativa mayor. 4. El desarrollo cerebral se puede dividir ampliamente en fases. Para los mamíferos, la primera fase es en el útero y refleja una secuencia genéticamente determinada de eventos que puede ser modulada por el ambiente materno. Las principales etapas aquí son la generación y migración de neuronas. La segunda fase es en gran medida posnatal, un período en el que la conectividad emergente del cerebro es muy sensible a estímulos ambientales y también a los patrones de actividad cerebral producida por experiencias anteriores. Estos son períodos críticos o sensibles del desarrollo cerebral y los eventos que ocurren durante estos períodos influencian el cerebro a través de la vida y tal vez tengan una influencia transgeneracional. 5. El desarrollo cerebral infantil revela una serie de modificaciones que se producen en una secuencia relativamente fija con dos características importantes: a. Los subcomponentes del sistema nervioso se forman a partir de células cuyo destino y función se encuentran predeterminados antes de que migren desde el lugar donde se originan; y b. El desarrollo se caracteriza por la abundancia inicial de células, ramificaciones y conexiones, y una parte importante de la maduración posterior consiste en la muerte celular o reducción de células originarias. Todo este proceso puede ser modificado por diversas situaciones y/o agentes externos. El cableado básico del sistema nervioso central está genéticamente preprogramado. Su torneado final a lo largo de la infancia y adolescencia depende en gran medida de la experiencia. Hay períodos (ventanas) de alta plasticidad en los que la experiencia más o menos deja su impronta. El desarrollo humano abarca las etapas que van desde su concepción hasta la muerte: el ser humano nunca deja de desarrollarse, sin embargo, el enfoque biológico entiende como equivalente de desarrollo todos los procesos y transformaciones que van desde la concepción hasta que un individuo se convierte en adulto; es un enfoque centrado en la maduración. En este sentido, las fases del desarrollo se definen genéricamente del siguiente modo: la fase de embrión va de la concepción a las 8 semanas de gestación; el feto, de la semana 8 al nacimiento; la lactancia, del nacimiento a los 15 meses; la primera infancia, de los 15 meses a los 2 años y medio; el período preescolar, de los 2 años y medio a los 6 años, y los años de niñez o intermedios, de los 6 a los 12 años. La pubertad marca el inicio de la adolescencia, la cual a su vez se divide en adolescencia temprana, media y tardía. La influencia de los factores intrauterinos endógenos y exógenos exige, en la actualidad, tener en cuenta también los episodios intrauterinos dentro de los esquemas de desarrollo. El lactante no es una tabula rasa, un lienzo en blanco sobre el que se graban las influencias exteriores; por el contrario, el recién nacido ya ha recibido la influencia de miles de factores que han tenido lugar en la seguridad del vientre materno, cuyo resultado ha producido amplias diferencias individuales entre los lactantes. El marco de tiempo durante el que tiene lugar el desarrollo del embrión y el feto se conoce como período prenatal. Después de la implantación, el óvulo empieza a dividirse y da paso a lo que se conoce como embrión. El crecimiento y el desarrollo tienen lugar a un ritmo rápido, de manera que al final de la semana 8, la forma ya puede reconocerse como humana y el embrión se ha convertido en feto. Ecografía de semana 8 Ecografía de semana 15 El feto mantiene un equilibrio interno que interacciona de forma continua con el entorno intrauterino, con efectos variables. En general, la mayoría de los trastornos que se producen en esta época son multifactoriales, es decir, son el resultado de una combinación de efectos, algunos de los cuales pueden ser aditivos. El daño que se produce en la etapa fetal tiene un impacto más global que el que se produce tras el parto, porque los órganos que crecen rápidamente son los más vulnerables. En el útero tiene lugar una gran actividad biológica. El feto con desarrollo normal está implicado en varias conductas reflejas que son necesarias para la adaptación fuera del vientre materno. Las mujeres detectan los movimientos fetales entre las semanas 16 y 20 de gestación. El feto puede oír hacia la semana 18 y responde a los ruidos fuertes con contracciones, movimientos musculares y un aumento de la frecuencia cardíaca. La aplicación de una luz brillante intermitente sobre la pared abdominal de una mujer gestante de 20 semanas provoca cambios en la frecuencia cardíaca y la posición del feto. Las estructuras retinianas comienzan a funcionar por esa época, aunque los párpados se abren a los 7 meses. En este momento también se desarrollan el olfato y el gusto, y el feto responde a sustancias que puedan inyectarse en el líquido amniótico, como un medio de contraste. Algunos reflejos que se encuentran tras el nacimiento están presentes ya intraútero, como el reflejo de prensión, que aparece a las 17 semanas; el reflejo de Moro (sobresalto), que aparece a las 25 semanas, y el reflejo de succión, que aparece alrededor de las 28 semanas. El sistema nervioso procede de la placa neural, que es un engrosamiento ectodérmico dorsal que aparece en torno al día 16 de gestación. Una parte del tubo neural se convierte hacia las 6 semanas en la vesícula cerebral, que más tarde da lugar a los hemisferios cerebrales La corteza cerebral empieza a desarrollarse hacia las 10 semanas, pero las capas no aparecen hasta el 6to mes de gestación. Las cortezas sensorial y motora se forman antes que la corteza asociativa. El cerebro humano pesa en torno a 350 g al nacer y 1 450 g en el momento en que se alcanza el desarrollo completo del adulto, una cuadruplicación que se produce principalmente a expensas de la corteza cerebral. Esteincremento se debe casi en su totalidad al crecimiento del número y la ramificación de las dendritas, que establecen nuevas conexiones. Mielinización nacimiento 400 grs. Primero la corteza somato- sensitiva. 11 meses 800 grs. 36 meses 1.100 grs. Luego áreas frontales y de asociación (parietal-temporal) 15 años 1.350 – 1.400 grs. El cerebro en desarrollo contiene estructuras y elementos celulares que están ausentes en el de mayor edad. La poda se refiere a la eliminación programada, durante el desarrollo, de neuronas, sinapsis, axones y otras estructuras cerebrales a partir del número presente en el momento del nacimiento hasta alcanzar uno menor. En algunas partes de la corteza cerebral hay aproximadamente el doble de sinapsis al inicio de la vida posnatal que durante la edad adulta. Esta poda tiene lugar para limpiar el sistema nervioso de células que han participado en el desarrollo del cerebro. Estos hechos indican que el cerebro inmaduro es vulnerable en algunas zonas que posteriormente carecen de la sensibilidad necesaria para lesionarse. La sustancia blanca del cerebro humano en desarrollo antes de la semana 32 de gestación es especialmente sensible al daño por lesiones hipóxicas o isquémicas, así como a la lesión metabólica (ver recuadro sobre uso de drogas en el embarazo). La exploración y el diagnóstico prenatal se realizan con distintas técnicas: ecografías, pruebas radiográficas, fetoscopía, análisis bioquímicos, etc. En el 2% de las mujeres estudiadas se obtienen resultados positivos para alguna anomalía. De estos resultados iniciales puede depender el consejo genético. Algunas de estas técnicas conllevan un porcentaje de riesgo para sufrimiento fetal o incluso aborto. Teniendo en cuenta que más del 98% de las pruebas prenatales no demuestra alteración alguna en el feto, sí se recomienda el estudio prenatal en las mujeres mayores de 35 años de edad y/o que tengan algún defecto congénito en su historia familiar. El consumo de alcohol durante el embarazo es una causa importante de defectos congénitos físicos y mentales graves en los niños. El síndrome alcohólico fetal afecta a un tercio de todos los recién nacidos cuyas madres son alcohólicas. Este síndrome se caracteriza por el retraso del crecimiento de origen prenatal (talla o peso), alteraciones menores como microftalmia (globos oculares pequeños), fisuras palpebrales pequeñas, hipoplasia de la zona central de la cara (infradesarrollo), filtro (surco subnasal) liso o corto y labio superior fino, y manifestaciones en el sistema nervioso central (SNC), como microcefalia (perímetro craneal por debajo del percentil 3), historia de retraso del desarrollo, hiperactividad, déficits de atención, problemas de aprendizaje, déficits intelectuales y convulsiones. La incidencia del síndrome alcohólico fetal en recién nacidos es de 0,5 por cada 1 000 nacidos vivos. La exposición prenatal a varios medicamentos también puede provocar anomalías. Los fármacos que con más frecuencia muestran efectos teratógenos son algunos antibióticos, los anticonvulsivantes (valproato, carbamazepina o fenitoína), la progesterona-estrógenos, el litio y la warfarina. Luego del nacimiento y hasta la edad adulta la exploración y diagnóstico del desarrollo del individuo se realiza mediante la observación clínica y con instrumentos paraclínicos. Para el psicólogo infantojuvenil es imprescindible realizar una valoración sobre la génesis y desarrollo de las funciones psíquicas y del funcionamiento global en términos adaptativos del sujeto; considerando que: a) el desarrollo de las capacidades cognitivas está estrechamente ligado al desarrollo de la regulación emocional y conductual; y b) las funciones psíquicas comprenden dominios específicos, separados e inter-relacionados, que se basan en sistemas neuronales subyacentes. A saber: – Sistema sensorial – Sistema motor – Atención – Funciones ejecutivas – Lenguaje – Sistema de habilidades visuo-espaciales – Memoria – Emoción Esta ficha no tiene como objetivo realizar una descripción de cada uno de esos dominios, sin embargo, presentamos un cuadro orientativo que señala a grandes rasgos la motricidad, coordinación, lenguaje y sociabilidad en los primeros dos años de vida. La expresión de la psicopatología en los niños puede estar relacionada tanto con su edad como con su nivel de desarrollo. Los trastornos mentales específicos del desarrollo, en particular los del lenguaje, se diagnostican a menudo en los años preescolares. El retraso del desarrollo del lenguaje es un motivo de preocupación frecuente en los padres. Es necesario evaluar a los niños que no emiten palabras a los 18 meses o frases a los 2,5 o 3 años, en particular si parecen no entender las claves verbales normales o el lenguaje en general. La discapacidad intelectual leve o los problemas específicos del aprendizaje no se diagnostican a menudo hasta que el niño empieza a acudir a la escuela primaria. El trastorno de conducta será evidente en el momento en que el niño empiece a interaccionar con sus compañeros. De igual modo, los trastornos por déficit de atención solo se diagnosticarán cuando aparezcan las demandas de atención que se piden en el colegio. Otras afecciones, en particular la esquizofrenia y el trastorno bipolar, son raras en niños en edad preescolar y escolar. La neuropsicología del desarrollo tiene tres tradiciones: ▪ Observar el desarrollo del SNC y correlacionarlo con las funciones/conductas emergentes. ▪ Inferir qué cambios madurativos ocurrieron en el SNC que posibilitan una función/conducta. ▪ Observar las alteraciones en el desarrollo del SNC y describir qué funciones y conductas resultan alteradas. El enfoque neuropsicológico en niños comienza en 1960 con el estudio de las secuelas en casos de Parálisis Cerebral. Actualmente se elaboran perfiles neurocognitivos con alta utilidad para la orientación hacia procesos de educación – aprendizaje. Para el diagnóstico de cualquier trastorno del neurodesarrollo es muy importante precisar la edad al momento de la lesión, y el tipo de lesión: focal o global, de etiología conocible, etc. El efecto de una lesión cerebral depende de la conducta implicada, la magnitud y localización de la lesión, la edad precisa en que se produce la lesión. Esto último contradice el Principio de Kennard. Respecto de la edad se identificaron tres períodos críticos: antes del año de edad; entre 1 y 5 años; después de los 5 años. • 0 a 1 años: déficit de mayor magnitud. • 1 a 5 años: cierto grado de reorganización de la función cortical, incluida la recuperación de funciones lingüísticas. • Más de 5 años: recuperación funcional mínima o nula.
Compartir