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Psicología del Desarrollo 2 posmodernidad

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Pubertad: Cambios físicos
· (si lo pensamos en lo psicológico) : generan una tensión (porque intenta volver a resurgir la pulsión sexual). Esa tensión genital no tiene forma de resolverse con la meta (según Freud, de la conservación de la especie)
Es por eso que se utilizan las válvulas de escape (cuantitativas): lo esperable es que esa cantidad se transforme en cualidad (que pueda simbolizar todos los cambios y tensiones, ponerlo en palabras, algo esperable). 
· Luterau presenta 3 tipos de adolescentes: el narcisista (imagen del cuerpo, sentirse aceptado, se podría pensar que esa válvula de escape sigue siendo cuantitativa, en donde gracias a esas actividades, ropa de marca, me hace ser reconocido por un Otro), el desafiante, el hiperconectado.
La masturbación fálica: una válvula de escape ya que el púber recurre a una modalidad de satisfacción anterior, conocida para satisfacer esa tensión, la cual luego tendrá que abandonarla para poder encontrar un objeto exogámico. La masturbación, le sirve para conquistar a un objeto (mas allá de una descarga, en donde la infancia esa descarga no era hacia un objeto) esa salida exogámica, con la masturbación, sirve para mantener al objeto en la fantasía (adolescencia temprana, en donde comienza ese amor platónico pero que no avanza más allá de eso).
La adolescencia tiene que ver con la tramitación y elaboración psíquica: algo que para el psiquismo es mucha información, por lo cual recurre a dos cuestiones defensivas: representaciones totémicas (que tengan omnipotencia y fuerza) algo que al adolescente tambien le hace creer que el tambien puede tener esa fuerza que tiene el personaje, necesita controlar algo de lo que está pas ando, es por eso que se identifica y se viste como el personaje y adquiere esas características).
La revolución hormonal que abre el camino a las pulsiones hibernadas durante la latencia obliga a una nueva vuelta de tuerca de la conflictiva edípica. Esto condiciona a una renovada renuncia a los objetos de la infancia, pero con la diferencia de que ésta ahora se hará desde otro posicionamiento subjetivo, ya que a partir del momento en que ambas partes se encuentran igualadas en su desarrollo genital se torna posible tener un encuentro sexual. El duelo por la pérdida de los otrora idealizados padres de la infancia a la que aquella renuncia induce se acompaña por otro, el que se circunscribe al abandono del cuerpo infantil. El trabajo psíquico del duelo por este cuerpo se acoplará a la metabolización de las vivencias de extrañeza por su nueva forma que se conjugan en la búsqueda de una dimensión mental donde ensamblar las viejas representaciones con las nuevas, dando lugar a una nueva instancia yoica.
Adolescencia temprana: aparecen los dos juicios traumáticos (habilita los duelos y la entrada a la adolescencia media) los cuales hacen a la caída de la omnipotencia de los padres (caída de los ideales). Estos juicios se comienzan a aceptar pero así tambien es traumático para el psiquismo, por lo cual procede a defenderse de ello (la desmentida); esa libido que queda liberada comienza a investir esa representación-grupo o un objeto de amor (en la adolescencia media).
Con la caída de la omnipotencia de los padres (pensando desde la posmodernidad), el niño no es tan dócil como era antes. En la modernidad 1950 con los cambios tecnológicos y el auge de la tecnología, produce ciertos cambios en el contexto social cultural. El bebé en la posmodernidad, ya nace con tecnología, y esas cuestiones le dan acceso a la caída de la omnipotencia de manera más temprana. Con que el niño se mantenga a través de la información que le da la pantalla, deja de contar con el acompañamiento de los padres y de recurrir a ellos para saber cosas (a diferencia de antes). 
Comienzan a haber dos polaridades: aquel que ya madura más rápido y aquel que quiere quedarse “eterno” en su lugar. (Lerner) “un piso estable” es necesario el acompañamiento del adulto como ideal).
La posmodernidad (dentro de sus ideales) idealiza a la juventud como un divino tesoro. (Rojas)
Freud, decia que para el hallazgo del objeto, se tiene que producir el desasimiento de la autoridad de los padres: lo que el marca es que en ese desasimiento se pueda establecer la diferencia entre las 3 generaciones (generación de los abuelos, los padres y los hijos). Algo que actualmente no sigue por ese camino, sino que sea la generación que sea, todos se encuentran en la misma línea (todos iguales). Otro de los ideales de la posmodernidad, es el ideal de belleza como parte de la juventud, en donde entran las cirugías estéticas (en lo cual representa al miedo del adulto a tener arrugas en su piel). El adulto se manifiesta con lo de que no quiere crecer ni envejecer y lo ve como traumático el cumplir años. Se resisten al paso del tiempo. Es por ello que quieren hacer cosas y compartirlas con sus hijos adolescentes.
El adolescente modifica el lenguaje con la intención de que el mundo adulto no lo entienda, pero actualmente, el adulto busca encajar con ese lenguaje (siendo este como el medio que tiene el adolescente para diferenciarse del mundo, desde la creatividad, para crear y modificar algo establecido del momento).
Comienza a haber una crisis de valores. Algo que toda la vida fue cambiando y uno a medida que crece sale de esos cambios y comienza a no entender. En el caso de familias, no se habla más de la típica “nuclear”, algo que hace un cambio en la dinámica, mientras que nosotros solo lo vemos como funciones. Esto marca un cambio en el nivel de constitución subjetiva.
El celular: el objeto que calme.
El que los padres no se encuentren mucho en la casa por trabajo, el celular es dado para una cuestión de calma, y esto tiene la consecuencia del lado de los padres (de sentir culpa), y del lado del niño, dando todo un cambio psíquico, habiendo fallas en el matiz afectivo. Hoy en día el “te doy todo” como un llenar con el objeto tecnológico.
En este caso, el adolescente en la modernidad, lo confronta a la madre o al padre, porque es la única manera que tiene de que lo miren. El adolescente comienza a hacer síntoma de lo que está pasando en la dinámica familiar. 
Cuando la libido desinviste a los padres: el adolescente puede armar un grupo (en temprana), y en la media, más allá de un grupo puede encontrar un objeto de amor. Para que se arme un grupo de amigos, la pulsión que inviste la representación-grupo es una mezcla entre libido homosexual de meta inhibida (no hay una descarga específica como para el encuentro sexual, no se puede investir al otro desde un interés de investir a otro; por otro lado la pulsión sexual se busca el grupo homogéneo, es por ello que la libido es heterosexual) y la pulsión de conservación con un nivel más social (el grupo es sostén y amparo, un gran aliado para atravesar la adolescencia). Ese grupo tiene ideales, se comparten ideales como los gustos, intereses, como una identificación.
A diferencia de la adolescencia media, el grupo es heterogéneo (mixto). En esa representación—grupo, sirve como un objeto transicional. El grupo se distribuye por diferentes lugares (donde hay diferentes roles, madre, etc. algo que ensaya la vida adulta, como el cuidarle al amigo cuando sale por ejemplo). Hay una instancia superyoica que se empieza a instaurar. Con ese grupo se crea esa masa e identificación masiva.
· Los dos grandes logros psíquicos es ese tener un grupo de amigos (libido exogámica), y encontrar un objeto de amor.
Entre la adolescencia temprana (se fantasea con el objeto) y la media (hay un encuentro sexual).
En Hasson y Neves (pag 292): Con el hallazgo del objeto en la adolescencia media: uno elige el objeto de amor por lo que uno es (es igual a mi), a lo que uno fue, y a lo que uno querría ser (narcisista). Se privilegia aun la palabra de los pares (libido homosexual). Mucha importancia al “mejor amigo”. Lo que uno busca es ese doble, uno idéntico (al yo).
Hay representaciones importantes que permiten tramitar esto: varias figuras como mediadores: el mejor amigo, el diario íntimo(para descargar las emociones y lo que va pasando en el día), y los grafitis (como una forma de rebeldía).
Para lo que sirve que el adolescente escriba: para que el adolescente se olvida de su pasado por la presencia de la represión, lo que no se va a olvidar es el registro en el diario. Hay una sobre idealización sobre ese sentimiento, para no perder esas emociones.
ADOLESCESCIA TARDÍA (Hasson y Neves)
Cambios pulsionales y Cambios producidos en el Yo (transformaciones preconscientes y en el Superyó)
Desde el comienzo de la irrupción de la pulsión genital, que provoca la desorganización de una estabilidad previamente alcanzada, se va produciendo un paulatino reordenamiento, consistente en un trabajo psíquico centrado en dos importantes procesos: el desasimiento de la autoridad de los padres y el hallazgo de objeto.
Estos procesamientos hacia el camino de la subjetividad, llevan al adolescente a transitar un recorrido costoso, con obstáculos e impedimentos, que llevan a la elaboración de duelos, al constitución de nuevas representaciones, nuevas identificaciones, y (como desenlace) el acceso a formas más complejas y abstractas en la relacion con el ideal posibilitándole su incursión en espacios y vínculos extrafamiliares.
Aspecto Pulsional.
Fase “tardía”: el término alude en que “algo demoró en ocurrir”. En el hombre resulta tardía la aptitud psíquica para concretar las metas de la pulsión genital, en relacion con la aptitud física y orgánica que se da más tempranamente. La tensión genital irrumpe cuando no están dadas las condiciones para la descarga.
Alrededor de los 18 años se suscita un cambio económico que trae consecuencias psíquicas.
Cuando las formas y dimensiones del cuerpo se estabilizan, se da la posibilidad de que se termine de configurar la representación-cuerpo (se reconoce el cuerpo con su actual conformación, como propio). Este procesamiento a partir de la investidura de la imagen estética, constituye una ganancia para el narcisismo, resulta precario para la tramitación pulsional. 
Es por esto que la libido deberá hallar nuevos caminos para cumplir con los desarrollos psíquicos, tornados más fuertes, por el empuje del erotismo genital. 
· En consecuencia puede ocurrir: estasis libidinal (muchos trastornos psicosomáticos) como así tambien, una posibilidad de ligadura dirigida a investir el cuerpo del otro y liberar otro monto en relacion con otras aspiraciones. 
En esta etapa, se vuelve muy característica esa posibilidad de desvincular el erotismo genital del crecimiento somático. 
Las pulsiones sexuales pueden orientarse ahora hacia otra meta: la conservación de la especie (reunión con otro individuo diferente, con el propósito de procrear). Esta impondrá la dirección de la libido en el objeto (exogámico). Libido disponible para investir el cuerpo de otro.
· Disminuye el interés y el placer ligado al goce autoerótico.
· Declinación de las pulsiones parciales (quedan reprimidos en parte y se subordinan a la pulsión genital); su eficacia para el placer preliminar, inhibiéndose en su meta, para producir rasgos de carácter en el yo, o tambien, modificar su meta a través de un proceso sublimatorio y constituir el ideal del yo.
· Renuncia a las investiduras narcisistas de objeto.
Los destinos correspondientes a la pulsión genital implican una autonomía del yo con respecto a los objetos de los tiempos primordiales. La misma, tiene un empuje en un doble aspecto: procreación y placer, lo que hace a su exigencia de la búsqueda del objeto de amor.
· Lo que ocurre en el vínculo con el objeto: la relacion sexual (general, sin ser necesario el coito)
Se pierde importancia a la confidencia con los padres y adquiere importancia el vínculo con el otro (intimidad).
· El objeto: heterosexual, no incestuoso, permanente (proyecto de vida).
Transformaciones formales.
· Requisito para la fase final de la adolescencia: renuncia a las metas sexuales infantiles. Es necesario el abandono de la masturbación.
Fase final de la adolescencia: comprende la apertura a la elaboración de proyectos personales. Esta implica encarar el procesamiento de la erogeneidad y de los vínculos narcisistas en función de las corrientes psíquicas: yo, preconsciente y superyó.
Las transformaciones en los vínculos intersubjetivos: a partir de la creación de una nueva representación-grupo. Ésta hace eficaz la producción de un iniciador laboral (ya que se vuelve una exigencia el tener una autonomía hacia los padres)
· La nueva representación-grupo: grupos que se insertan en instituciones regidas por relaciones jerárquicas. Los padres comienzan a tener un papel predominante en la inserción del trabajo o la universidad. El adulto comienza a ocupar el lugar de destacado. Vínculo que actúa de mediatizador entre el yo y el ideal.
(Freud) “las aspiraciones homosexuales al alcanzar la elección de objeto, se conjugan con sectores de las funciones yoicas para constituir con ellas componentes apuntalados: las pulsiones sociales, gestando la contribución del erotismo a la amistad, el sentido comunitario, y el amor universal.
· Pulsión social: inviste a la nueva representación-grupo. La posibilidad de consolidación del yo abarca el área del trabajo.
Las ilusiones de completud se empiezan a cuestionar (por juicios de la realidad) y recaen sobre el yo y el objeto (que sostenía la omnipotencia del yo, modelo investido). El autoerotismo (con la desmentida) aparece como productor de fantasías para proteger al aparato psíquico de los contenidos que pretenden desorganizarlo: la sexualidad y la muerte.
El fortalecimiento del superyó generará la dirección de la represión sobre los derivados de la desmentida y va a producir un incremento de identificaciones secundarias y de sublimaciones.
· El preconsciente: constituido sobre la base de la realidad, admitiendo la incompletud propia como la del objeto, y el juicio sobre la propia muerte. (por la hegemonía del yo-real definitivo)
El fortalecimiento del superyó, además de sus aspectos prohibitivos y de identificación con la representación padre, logrará preeminencia sus aspectos posibilitadores: el ideal del yo como sostén para el yo para su elaboración de proyecto personal.
· Los ideales: se articulan con la actividad del adolescente
El ideal del yo permitirá los procesamientos en:
a. Los Juicios traumáticos: el hallazgo de un objeto heterosexual y exogámico
b. La Sexualidad: procreación o procesos sublimatorios
c. La muerte.
El iniciador laboral: ofrece una transacción entre la necesidad de trabajar y el temor a seguir el destino del padre, del cual el niño se ha decepcionado al advertir que es uno más dentro de la serie (juicio decepcionante respecto al padre y desmentida). 3 corrientes psíquicas implicadas: represión (impone un disfraz y sustitución de la pareja de los progenitores), la desmentida (promueve el deseo de un logro sin esfuerzo) y las identificaciones secundarias (que llevan a algún tipo de plasmación de capacidades articuladas con la actividad laboral).
· La inserción laboral: coloca al adolescente en un estado de orfandad. Esto es por el desamparo por la caída de los ideales omnipotentes (figuras idealizadas de los padres) y tambien por el desamparo del correlato de una actividad desarrollada en forma creciente por el yo: el desasimiento de la autoridad de los padres.
· Procrear y trabajar: olvidar el lugar de hijo. Conectado a la idea de la muerte.
El ideal quedara recolocado en una instancia superior: el ideal del yo. Este funcionara como orientador para las decisiones del yo y como fundamento de todo querer alcanzar algo, a lo cual es posible aspirar hasta admitiendo la imposibilidad de alcanzarlo.
Formas del ideal.
El ideal del yo va cobrando más complejización psíquica, teniendo más abstracción, y tornándose más impersonal. Permite que la conciencia moral y la autobservación cuenten con un respaldo para sustentar las decisiones. La formación de ideales es constante.
La idealización encarnada al comienzo en el padre, por un proceso de complejización, será reemplazada por la instituciónde diversos tipos de ideales (más refinados). Esta formación de ideales es el camino de constante cambio que posibilita una reelaboración de los vínculos primarios, habilitando en lo anímico espacios para vínculos posteriores exogámicos.
· Diferentes formas de ideal: permite al yo estar en grupos más abarcativos.
Hay diferentes grupos de superyó o ideales, según su abstracción:
· Totémicos y Míticos: vinculadas al pensar predominante en la latencia y pubertad.
· ReligiososPueden o no desarrollarse en la adolescencia media o tardía.
· De las cosmovisiones
· Ético-científico.
El ético-científico, podría estar más relacionado con la forma de pensar de la adultez, reservando para la adolescencia tardía el pensar religioso y de las cosmovisiones.
EL IDEAL: en la forma totémica crea un sustituto paterno caracterizado por la asimilación con un animal fuerte, en la forma mítica releva el tótem por un héroe, en la forma del pensar religioso lo eleva a la categoría divinizada de ser supremo, y en la forma de las cosmovisiones pierde las cualidades de personificación, prescinde de un nombre como núcleo de omnipotencia y reemplaza a la divinidad por las ideas. En la cosmovisión las ideas serán el modo de comprensión del mundo.
· Representación-grupo: abarcará toda la humanidad
· Temporalidad: ya no es de la eternidad, sino la de las ideas abstractas
· Espacialidad: ya no tiene que ver con el carácter infinito, sino con el cósmico. 
El ideal ético-científico: quiebra la ilusión de omnipotencia, ya que se define como una abstracción, como una meta a la cual se puede aspirar aunque sea inalcanzable. La actitud al conocimiento se vuelve interrogativa, acerca de los rasgos de cada individuo. La representación-grupo incluye la reflexión sobre el carácter fragmentario de la realidad humana, como no diversa y no asimilable a la propia subjetividad.
Este ordenamiento de las distintas configuraciones del ideal, abre la posibilidad de pensar en la complejidad de variables presentes en los vínculos comunitarios. Esto le permitirá al adolescente desarrollar proyectos significativos en el área del amor, trabajo y otorgar un valor anímico a lo cotidiano.
Planeta Adolescente. Cao
-Juventud divino tesoro:
Las estrategias de comercialización alumbradas a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial contribuyeron decisivamente en la gestación de una nueva sociedad, la sociedad de consumo. Para esa misma época los adolescentes fueron afianzando su lugar en la sociedad mediante la legitimación de su cultura a través de la construcción de un imaginario que fue rechazado, a veces violentamente, por la intransigencia de la franja adulta y su equilibrio en pos de un mundo mejor. 
Los salvajes, poco confiables e impresentables jóvenes se habían convertido de la noche a la mañana en el modelo de una sociedad que vaciaba de contenido el arcón de sus valores e ideales y los reemplazaba por un ideario sustentado en el hiperindividualismo, el materialismo y la marginación.
El cambio al que asistimos, coloca a los niños y adolescentes en el lugar de blanco preferencial del bombardeo publicitario, ya que son los que más horas pasan frente al televisor. Hace 50 años no había productos exclusivos para adolescentes y dos siglos atrás éstos prácticamente no existían. Su aparición, data de los efectos que trajo el cambio introducido por la Revolución Industrial, tanto en el aparato productivo como en las relaciones sociales.
Eso hizo surgir un grupo de sujetos que se hallaban a medio camino entre el mundo de los adultos y el de la niñez, por lo que carecían de una identidad y de una cultura específicas en la sociedad. Las tensiones desatadas en la búsqueda de un lugar propio en el futuro cercano, a través de su enfrentamiento con los modelos adultos inflexibles, representantes del equilibrio societario, fueron las herramientas que ayudaron a preparar el caldo de cultivos de donde emergería la cultura adolescente.
La cultura adolescente: La inmersión de los jóvenes en la cultura adolescente de cada momento histórico facilita en cada uno de ellos la metabolización singular de las pautas socioculturales del universo adulto a partir de la particular combinatoria entre aceptación o rechazo que hagan de ellas.
Este movimiento de apropiación de las pautas culturales a través de la afiliación a un imaginario tiene también un revés complementario, el de la obtención de una identidad por pertenencia (que requiere de un trabajo de aceptación por parte de los otros del vínculo y uno de integración por parte del ingresante), teniendo la ilusión de originar un grupo propio (que dicta las formas y modelos a imitar que justamente identifican y caracterizan a los jóvenes de su tiempo). Así es como cada nueva generación adolescente en su imprescindible movimiento de autoafirmación gestará la recreación ritual de su imaginario.
Este proceso de asimilación del espíritu del mundo adulto y de acomodación a sus pautas a través de la recreación del imaginario adolescente, se tramitará por medio del pasaje a través de los distintos grupos que el joven integre y por la pertenencia que en ellos logre constituir.
Estas maniobras y movimientos le permitirán apropiarse de un lugar desde donde remodelar su identidad y hacer una síntesis singular. De esta síntesis, fruto de la remodelación identificatoria que se produce en el entrecruzamiento de lo personal, lo familiar y lo social bajo el cielo protector de la envoltura que provee el imaginario, se generará su propia cosmovisión, en tanto ésta es el producto de la lectura unificada que el yo del sujeto va a tener de sí mismo y por lo tanto del mundo circundante.
Discurren las generaciones adolescentes en su transición a doble faz: la que se produce en el plano individual y la que se da en el plano social. Se establecen así dos movimientos en simultáneo, el que marca la transición del cuerpo y la de mente hacia otra estructuración de mayor complejidad. El proceso de metabolización personal y social de estos cambios que se cursa durante la adolescencia se hace a través del concurso de una serie de intermediarios como lo son la familia, el grupo y las instituciones.
Identidad en vacío: El cuestionamiento de las ideas tradicionales, incluyendo en este grupo tanto las provenientes del contexto familiar como las del social y representado tan típicamente en la dramática que se establece alrededor del enfrentamiento generacional, está ligado a la explosión y reposicionamiento del campo de los valores e ideales.
Modernidad: La funcionalidad fetichizante de estos productos, originados en los múltiples recursos tecnológicos con que cuenta la medicina y la industria farmacéutica en este fin de siglo (cirugías estéticas de todo el cuerpo, adelgazamientos casi instantáneos y otras técnicas no menos impactantes), apunta a implementar una estrategia mimética donde los reciclados adultos casi no puedan ser distinguidos de los adolescentes. Se crea una nueva virtualidad, la que permite pertenecer al mundo de los jóvenes.
Las diferencias generacionales se hace patente cuando la imagen propia reflejada en la de sus mayores no arroja diferencias sino que los enfrenta a un repertorio de iguales, subiendo su apuesta e intentan disputar palmo a palmo el mismo campo de intereses y de apetencias que aquellos.
La primavera del significante N. Córdova
“La juventud se sitúa en el centro de donde nace lo nuevo”. A partir de la década del 50’ los propios adolescentes comienzan a diferenciarse y crear los signos de una cultura propia. El contexto social de los años 50 y 60 es el espacio-tiempo en que la juventud de posguerra toma conciencia de sí misma y pone en crisis, des-ordena y cuestiona lo socialmente establecido.
Con la creciente difusión de los entonces nuevos medios masivos de comunicación surgen y se imponen globalmente los primeros íconos adolescentes. Nacen expresiones musicales lideradas por el rock que tensan las diferencias generacionales enunciando la ruptura del orden sexual vigente. Los adolescentes portan los significantes desu tiempo.
La relación significante/adolescencia. Etimología e historia
El significante adolescencia arriba a la actualidad con una notable eficacia simbólica; la capacidad potencial de producir nuevos efectos de sentido.
· Adolescencia/adolescente: “adolescere”, es el principio de una acción progresiva: comenzar a crecer, estar creciendo.
Lo adolescente y las inquietantes figuras de la alteridad
El crecimiento implícito en el significante adolescente es un puro devenir, con sus sentidos de cambio, transformación, acontecer y transcurrir. Crecer es un proceso de subjetivación, que conlleva una fantasía inconsciente agresiva.
El significante adolescencia, connota para el mundo adulto, el amenazante sentido de anunciar el advenimiento inexorable del recambio generacional. Los adolescentes al crecer, agitan los espectros de las tres figuras de la alteridad en su versión más radical: el extranjero, la muerte y la sexualidad.
Adolescencia: la primavera del significante
Grassi (2009) sostiene que los procesos puberal y adolescente se ponen en juego en lo que denomina el "entretiempo de la sexuación". Afirma que la adolescencia es urgencia de transformar y crear, es puesta en desorden del cuerpo, de la identidad infantil, del orden familiar y la posición generacional.
La urgencia de transformar (se) y crear (se), y el imprescindible empuje a la puesta en desorden de sí y del contexto, se verifican también en el campo del lenguaje. Al adolescente le urge poner en desorden el lenguaje, constituido a partir del encuentro originante con el deseo y sexualidad inconscientes del Otro materno. Es la operación de implante de los significantes de la sexualidad y deseo inconsciente parental que inaugura y pone a trabajar los procesos de sexualización y sexuación.
Los adolescentes necesitan recurrir a significantes propios, a veces inéditos para apalabrar e inscribir ese íntimo acontecimiento y subjetivarlo. Con esta finalidad, trabajan para desordenar las convenciones del lenguaje adulto y des-alienarse de los significantes parentales del tiempo de la infancia. Para ello va a explorar nuevas palabras y nuevos sentidos recurriendo a su creatividad.
El adolescente no cuenta aún con un "discurso apropiado", está en proceso de desasimiento y desalienación del Otro parental, entonces crea recursos expresivos en la grupalidad, para representar estados emocionales que devienen del encuentro cara a cara con lo real inaccesible al lenguaje: "bolú, estoy re heavy". Así desordenan el lenguaje, escandalizando a los adultos, al exhibir crudamente la arbitrariedad de la relación significante/significado. Hay una manipulación de las sílabas y fonemas, creando apócopes y acortamientos a veces originales, que configuran lo que se denomina metaplasmos: alteraciones de la escritura o pronunciación de las palabras sin modificación del significado: "Na, bolú".
· Fruto: el juego de creación de frases no convencionales, la adjudicación de nuevas significaciones a los viejos términos. Intentan formular y transmitir aquello no expresable por medio de las palabras a su alcance.
“La adolescencia es la primavera del significante", sus delicadas y bellas floraciones caerán con el tiempo, y también el carácter incondicional del grupo como las primeras experiencias amorosas, esas exploraciones en y desde el otro, que dejarán sus poéticas e indelebles escrituras en el cuerpo, decisivas para su subjetivación. El fruto será el cavado de un ínfimo lugar propio en el orden simbólico, habiendo previamente jugado con él y desafiado sus leyes. Apropiarse del lenguaje le permitirá intentar materializar sus deseos y decir algo en nombre propio, dejando la impronta de su paso en el lenguaje adulto.
LOS ADOLESCENTES DEL SIGLO XXI. Luterau
El Narcisista, el Desafiante y el Hiperconectado
NARCICISTA.
Los adolescentes que pasan horas ante el espejo, fascinados por su propia imagen. Algo propio del inicio de la juventud es un interés en la ropa que en la infancia no existía. Se trata de un fenómeno acentuado: aparecen las marcas, que dan prestigio y estatus. Toda una estética relacionada con el modo de verse. La aparición del interés por la imagen:
· Por el cambio del cuerpo: se le da un valor notable. El capturar las miradas es fundamental. En este sentido, la ropa juega un doble papel: puede servir para hacerse visible y también para esconderse.
La imagen no solo implica el cuerpo, sino también una serie de valores proyectados que hacen que, al ver, veamos mucho más que lo que la imagen refleja (algo que explica por qué en la adolescencia suelen aparecer los llamados “trastornos de la alimentación”).
Hay cierto elogio de la impulsividad adolescente cuando se habla de la intensidad, la búsqueda de emociones fuertes. Por esta vía, se olvida que la impulsividad confronta con un tipo de vida que no permite el crecimiento, dado que permanece en el sempiterno “No sé por qué lo hago”.
Algo que debería preocupar a los adultos es la cantidad de productos que los jóvenes consumen sin ningún tipo de supervisión médica, tan solo porque una etiqueta dice que son “sanos”. El delirio de nuestra sociedad con respecto a la salud, que lleva a que muchas personas se dañen el cuerpo.
Dos aspectos del narcisismo que se ponen en juego en la etapa adolescente, con consecuencias para toda la vida: el sentimiento de sí y la autoestima:
· Sentimiento de sí: la capacidad para sentirse uno mismo. Hay un aspecto que remite a lo propio, a lo que cada uno es, a aquello en lo que se reconoce independientemente del contexto y la circunstancia. En los que se encuentra afectado el sentimiento de sí es común que se sientan vacíos, que no sepan qué quieren, que podrían hacer una cosa como otra, en fin, son aquellos para quienes la vida puede transformarse en el dolor de existir.
· Autoestima: tiene que ver con la valoración que cada uno hace de su propia persona. En las personalidades narcisistas, la autoestima se encuentra muy debilitada; el énfasis narcisista es más bien una especie de compensación, una forma de tapar, de esconderse detrás de la imagen que muestra el espejo.
La adolescencia es el momento en que la imagen de cada uno ya no es solamente la que devuelve el espejo. En efecto, en los trastornos de la imagen lo que se pone en juego es buscar en el espejo lo que no puede verse (como la autoestima). En el caso de los adolescentes narcisistas el reforzamiento de la imagen no es porque quieran verse, sino porque les cuesta mucho verse y necesitan controlar esa imagen para que no muestre algo que, en su interior, sienten que es feo o podría no ser aceptable.
DESAFIANTE.
Es el niño el que, muchas veces, renuncia a algo por temor a los padres. Esta coyuntura se revela como inútil con los jóvenes (si el límite aún fuera a través del miedo, el crecimiento no sería posible).
Es importante que los padres se abstengan de buscar poner límites a los jóvenes a través de la confrontación, porque un adolescente es quien, también puede responder y devolver lo que considera una incitación, una provocación o una agresión. Ante una mala conducta una vez que el joven fue “descubierto”, lo más probable es que no vuelva a hacerlo.
“No entiendo por qué se ratea, porque si me hubiera dicho que no quería ir a la escuela, yo le hubiera permitido faltar, como otras veces”. La respuesta ya estaba en la inquietud: porque se lo hubieran permitido es que necesitaba autorizarse a hacerlo por sí misma. Acompañar a un adolescente en su crecimiento implica aceptar que no se le puede dar permiso para crecer y que este debe buscar por cuenta propia sus propios actos.
Para un joven cargar con una enfermedad (epilepsia, diabetes, etc.), en un momento en que están resignificando su identidad sexual, implica en lo psíquico considerarse un ser deficitario, fallado. Por eso suele ocurrir que sea muy difícil que estos jóvenes se cuiden o tengan conciencia de los peligros que corren al no tomar medicaciones. La desobediencia hace que el adolescente se afirme en su posición.
¿Por qué los jóvenes tienen una inclinación hacia elconsumo?: la relación entre la música y las drogas como un modo de elucidar el por qué en la juventud el consumo está facilitado a partir de la búsqueda de una experiencia de intensidad. El consumo podría ocupar en esta etapa de la vida un puente hacia la madurez. 
Los adolescentes no consumen por presión del grupo de pares sino porque buscan un estado específico que se asocia al modo en que viven las relaciones afectivas y del que se sabrán desprender si las cosas marchan de manera adecuada.
HIPERCONECTADO.
“No hace otra cosa que estar en la computadora” es una queja habitual de los padres de algunos adolescentes. Lo fundamental va a ser siempre el modo de relación que se establezca con el objeto y no el objeto en sí.
En otro tiempo, al llegar a una casa por la tarde, era mala educación llamar después de cierta hora. Había horarios de protección al menor en la televisión; el adentro se separaba fuertemente del afuera. Hoy en día, la frontera entre lo privado y lo público se ha desdibujado.
Ciberbullying y acoso virtual: Mucho antes de asumir roles sociales los jóvenes tienen conductas públicas. ¿De qué manera es que algo que era confidencial queda a la vista de todos? La hiperconexión lleva a olvidar aspectos cruciales de las leyes de la sociedad. Como los jóvenes tienen un acceso a un perfil público mucho antes de que sus acciones sean juzgadas por la ley, actúan como si la ley no existiese (algo que los adultos deben transmitir).
Hoy en día es muy común que los adolescentes en lugar de contar las situaciones con ciertas personas, lean fragmentos de chats o incluso hasta pidan reproducir audios de conversaciones. La hiperconexión produce fenómenos propios. Es el amor tecnológico que nos convierte en máquinas: “Tardó dos horas en responderme, mientras yo veía que estaba en línea”, son frases recurrentes en adolescentes que están hiperconectados y que se la pasan stalkeando en lugar de encontrarse con el otro.
Hoy en día a veces se prefiere mostrarse como deseante en una imagen que realizar un deseo. Este aferramiento a la imagen del deseo, antes que al deseo, conlleva el aumento de grandes niveles de ansiedad ya que todo el tiempo se espera la respuesta del otro, que debería ser inmediata. La hiperconexión lleva a la ansiedad, a que los tiempos de espera se borren y haya que estar en contacto de manera permanente.
Con los objetos tecnológicos se ponen en juego identificaciones muy fuertes, con los que podemos llegar a confundirnos. Porque además estos objetos admiten ser personalizados según nuestros gustos, adaptados a nuestra medida. Los objetos técnicos moldean nuestros afectos y modos de vida. Con las pantallas, lo cierto es que es inevitable que la percepción de los jóvenes se haya vuelto más dispersa, que la falta de atención sea algo generalizado, cuando recibimos estímulos de manera continua y cuando ya no es necesario pensar un concepto, sino mejor googlear información y editarla según la conveniencia del momento.
Marcas en el cuerpo de niños y adolescentes. Janin
Ni todos los tatuajes significan lo mismo ni siempre se podría pensarlos como patológicos. A veces tienen el valor de una escritura o son el modo de tramitar un duelo, mientras que otras son una marca de un dolor que no puede expresarse de otras formas.
Los tatuajes pueden verse como un lenguaje a través del cuerpo, como marca que dice. Se eligen, tienen un diseño, son una escritura en el cuerpo.
La historia deja marcas y la memoria tiene diferentes caras. Una de ellas son las marcas en el cuerpo. El cuerpo tiene una memoria particular. Pueden haber diferentes cuerpos: el cuerpo como sensaciones (desde el primer registro siendo niños, el sentir el cuerpo a través de pintarse, rayarse, construyendo su cuerpo), el cuerpo como movimiento (accidentes o torpeza motriz que dejaron marcas), el cuerpo como imagen, el cuerpo-agujeros. Y las marcas que fueron quedando inscriptas tienen efectos muy diversos.
Los moretones, raspones, cicatrices, son evidencias de una búsqueda de envoltura. Son marcas en el cuerpo. Hay marcas de violencia, dolor, abandono y de identificaciones, como así tambien de placer (orgullo por las marcas de un beso, huellas de pasión amorosa).
Somatizaciones en los niños:
Niños y adolescentes muestran a través de su cuerpo funcionamientos sufrientes: somatizaciones, marcas en la piel, golpes, etc. En el cuerpo es donde se manifiestan muchas problemáticas psíquicas. Como sede de pulsiones, el cuerpo queda marcado por diferencias, a partir del recorrido de las caricias, marcas de los primeros cuidados y marcas de sucesos dolorosos. Cuerpo del dolor y del placer. 
El afecto: es el articulador entre psiquismo y soma, y el que permite pensar el porqué de las transformaciones que sufre el cuerpo. Es un representante pulsional que tiene siempre un efecto en el cuerpo, un aspecto de descarga corporal (transpiración, lágrimas, palpitaciones, etc.). Es por eso que representa una doble faz entre representación y transformación corporal.
El afecto se puede presentar como un estado somático sin representación psíquica, como lo traumático, lo no elaborado, aquello que tiene dificultades para representarse psíquicamente. Cuando el metabolizador externo falla, el niño se atraganta con sus propias pulsiones y afectos, como un tacho de basura de los desbordes emocionales de los adultos. Las pulsiones en vez de ser buscadores de objetos, quedan entrampadas, intoxicando al organismo.
En los primeros momentos de la vida, el bebe registra primordialmente las emociones de la madre. La emoción modifica el estado somático, y son éstos signos corporales los que se ofrecen a la mirada, los que conmueven a quien es testigo de ellos y desencadenan una misma modificación en su propio soma. De este modo, la emoción pone a dos cuerpos en resonancia y les impone respuestas similares.
Si el cuerpo (siendo este con lo que la madre se encuentra) no puede decodificar sus mensajes o si sus respuestas son inadecuadas, el mismo pasa a sustituir al otro y a la relacion con el otro. Así la decodificación puede darse sólo con el cuerpo. Frente a un amito sordo a las expresiones de su sufrimiento psíquico, el niño intentará y conseguirá servirse de un sufrimiento de fuente somática para obtener una respuesta. 
Para el niño, el otro funciona como:
· Auxilio para tramitar necesidades de Eros (pulsiones de autoconservación y sexuales)
· Lugar en el que arrojar toxicidades intracorporales de diverso tipo.
El niño puede, por un exceso de afecto o la ausencia del mismo, quedar sujeto a una puta cantidad no cualificada, no hay otro que cualifique y el queda como receptor de excesos pulsionales. (Traumatismo que se vuelve tóxico). Lo que el adulto no puede representar lo deposita en el niño.
Cuando el adulto no puede representar lo sentido, el agujero representacional en el adulto (en cuanto a capacidad de tramitar afectos, para conectarse y decodificar las alteraciones internas del niño) se inscribe como blanco representacional del niño. Es así como esa representación afecto no tramitada queda como marca del vacio en el niño, de ser y de sentir.
El cuerpo: soma. Para poder metaforizar el cuerpo materno tiene que haber un semejante que pueda hacer metáforas allí donde aparece sólo registro del dolor. El dolor como marca tiende a la desinvestidura, y debe ser ligado a otras representaciones. Alguien tiene que vivir el cuerpo del niño como aquello que no es puro cuerpo (puro soma). Alguien tiene que nombrar lo que siente, para ir transformando el afecto en sentimiento, para lo que es necesario suponer que hay alguien que siente (placer, dolor, miedo, tristeza).
Los pilares para que los afectos puedan ser sentidos: hacer metáfora del cuerpo (que el cuerpo materno deje de ser un cuerpo-soma para jugarse en él, como cuerpo prohibido, todas las fantasías) y tener un nombre propio (reconocido como sujeto). Esto hace que se puedan transformar en sentimientos. (El metabolizar, procesar los estados del niño y ubicarlo como otro, humano, diferente, hace que los estados afectivosvayan registrándose, tramitándose y desplegándose en sus matices)
Tatuajes: una mirada psicoanalítica. S. Reisfeld
Cap. 3: Piel.
La piel siente, y pasa a representar a la persona. La piel resulta un medio de individuación y es única para cada sujeto. Es un órgano complejo que sirve a la expresión de los conflictos psíquicos (expresa emociones). La misma, recubre el cuerpo y opera como un primer límite entre el organismo y el mundo externo, recibe estímulos que provienen tanto del interior como del exterior. Es a partir de esta doble faz que cumple múltiples funciones para el desarrollo del aparato psíquico.
En Tres ensayos sobre una teoría sexual (1905), Freud afirma que la piel es una zona erógena «por excelencia» ya que cualquier sector de ella puede tornarse en sede de excitaciones placenteras. Plantea dos tipos de estimulación: uno interno, que se expresa como tensión displacentera que se proyecta en la piel, y otro externo, en el que destaca el contacto de piel a piel (como el acariciar) como un componente de la pulsión sexual. 
La piel es una barrera limitante de estímulos (Freud) en Más allá del principio del placer (1920), al exponer sus hipótesis acerca de la evolución del organismo vivo a partir del modelo de una primitiva vesícula indiferenciada, describe la constitución de una corteza exterior como protección frente al impacto de los estímulos externos, lo que permite dosificar el ingreso de grandes cantidades de excitación.
Las tempranas experiencias táctiles y de contacto cálido con la madre hacen de la piel un significativo medio de comunicación emocional. El dolor o placer que experimenta el bebé en la superficie de su piel son un recurso importante para el descubrimiento y la exploración de su cuerpo a través de las manos.
La piel sufre distintas modificaciones, los cambios en la apariencia externa no sólo repercuten en la representación del esquema corporal, sino que también reflejan la forma en que un individuo se ve a sí mismo y en cómo se muestra ante los demás.
La concepción de una piel en tanto representación mental: el contacto con la piel del bebé y su estimulación y sentaban las bases de las primeras introyecciones del yo. Esta función interna de contener partes del self depende inicialmente de la introyección y posterior identificación con la función contenedora del objeto, lo cual origina «la fantasía del espacio externo y del espacio interno». El objeto, que hace las veces de continente, es sentido «Concretamente como una piel». 
El Yo-piel y funciones en correspondencia con la piel: donde la piel psíquica encuentra un apuntalamiento en la piel corporal. El yo-piel designa una “figuración de la que el niño se sirve en las fases precoces de su desarrollo, para representarse a sí mismo como yo que contiene los contenidos psíquicos a partir de su experiencia de superficie del cuerpo”. La piel es un sistema complejo en el que confluyen distintas sensibilidades (tacto, dolor, calor, etc.) a la par que mantiene una relación estrecha con los restantes órganos de los sentidos a la par que mantiene una relación estrecha con los restantes órganos de los sentidos. 
Es a partir de la piel de la madre y su contacto con ella que éste aprende a reconocer y discriminar los límites de una piel propia. Así, la piel se convierte en la frontera entre el “yo” y el “no-yo”.
La constitución de un yo-piel adecuado requiere que el lactante pueda satisfacer sus necesidades de aferramiento en el marco de las experiencias cálidas y estables con la madre. Con respecto a su evolución, el yo-piel está signado por dos momentos:
1. La fantasía de una piel común a partir del continuo contacto con la madre (nocion de un pecho-piel), que posibilita una “identificación primaria” con un objeto soporte e interiorización de la función de continente. Estado en que uno envuelve al otro (narcisismo primario)
2. La gradual separación y desaparición de esta piel común, por las experiencias de presencia-ausencia materna junto a un reconocimiento de que cada uno posee su propia piel y su propio yo. 
El fracaso de la función contenedora objeto origina dos tipos de angustia: 
a. La referida a «un estado de excitación pulsional permanente y difuso», que se intenta manejar mediante una corteza sustitutiva de dolor físico o angustia psíquica, donde el individuo «Se envuelve en el sufrimiento» y que traduce la idea de «sufro, luego existo». El cuerpo obtiene vía el sufrimiento su indicio de objeto real. 
b. La envoltura existe, pero como no hubo continuidad estable se la vive con agujeros, y la vivencia es la de un yo-piel colador donde los pensamientos o recuerdos se conservan con dificultad y predomina la ansiedad de tener un interior que se vacía.
La piel que mejor conoce el bebé durante los primeros meses de su vida corresponde a las manos y al pecho de la madre y una escasa o excesiva estimulación atentan contra un normal desarrollo yoico. Por tanto, es probable que la modalidad de incorporación más primigenia ocurra no a través de la boca sino a partir del contacto de piel.
Cap. 5: Tatuaje y adolescencia ¿moda o síntoma? Ser y tener tatuajes
El cuerpo responde a un discurso social que nos hace partícipes de un imaginario colectivo. Esto se aplica al tatuaje, que devino en los hechos en algo natural y como expresión de una actual cultura adolescente. Durante la adolescencia se reeditan situaciones de la infancia y las temáticas de la autonomía, y el logro de un sentido de identidad ocupan un primer plano.
Los cambios corporales, de enorme impacto emocional y no siempre de aparición uniforme, exigen una constante adaptación tanto física como mental: no sólo varía la representación de la propia imagen sino también se la reevalúa a la luz de dichos cambios. Gran parte de la autoestima depende de esta valoración, siendo inevitable la comparación con el desarrollo físico alcanzado por otros.
Por otra parte, se modifican los intereses, el comportamiento social y la vida afectiva. La importancia del grupo de pares como vía de identificaciones proyectivas. Las actitudes de desafío o transgresión comportan no sólo un cuestionamiento de los marcos familiares e, institucionales (lo que habla de un propósito creativo e innovador), sino también el intento de contrarrestar temores de dependencia y sumisión al entorno.
El tatuaje posibilita externalizar un amplio espectro de situaciones afectivas a la vez que constituye, un medio eficaz para ligar y dotar de representabilidad a estados internos de tensión o angustia. Cumple esencialmente la función de un “operador psíquico” de distintos alcances. Según Winnicott, la piel se utiliza como un espacio intermedio donde el dibujo adquiere un carácter de transicionalidad. 
La aparición del tatuaje en la adolescencia responde a dos vertientes: el procesamiento de duelos y la temática de la identidad. El tatuaje comporta un fuerte sentimiento de apropiación del cuerpo.
Cierta cuota de la omnipotencia infantil tiende a conservarse en la cualidad mágica del tatuaje; esto es, desde adquirir las cualidades que se le atribuyen («me hace sentir seguro tener un dragón en mi cuerpo») hasta vivenciar que mediante el tatuaje ocurre una transformación radical (“cambias la personalidad”).
Por sus mismas características cambiantes, la adolescencia es una etapa de crisis en la identidad que normalmente culmina en una mayor estabilidad yoica. Por lo tanto, son esperables y deseables los intentos de autoafirmación. El punto pasa por cómo el tatuaje advino en uno de los medios privilegiados para expresarla. Como asi tambien, hay un efecto de apuntalamiento de la autoestima, donde el dibujo representado asume a menudo a función de compensar sentimientos de desvalorización (complemento narcisista de la personalidad).
Otro aspecto importante, es la necesidad de identificarse con algo o alguien, y ligado a ello la búsqueda de una pertenencia grupal.
En los varones, la tolerancia al dolor adquiere la significación de una prueba de hombría (respecto a las fantasías de castración); en cuanto a las mujeres, prevaleceríaun sentido de liberación porque el tatuaje suele asociarse a una vertiente erótica, y más precisamente a una fantasía de liberación sexual.
Desde una vertiente más extrema, el pánico de caer en estados de vacío interno (vividos como una muerte psíquica) promueve una huida inmediata a un recurso externo, tal como sucede con el tatuaje. 
Dos grandes grupos a partir de una distinción entre el «tener tatuajes», y la idea de «ser mis tatuajes»:
· “Tener tatuajes”: de una vertiente más neurótica. Aquellos jóvenes que se hacen uno o algunos tatuajes. Es en donde lo central son temáticas edípicas (identidad sexual) y los duelos concomitantes.
· “Ser tatuajes”: jóvenes con un potencial riesgo adictivo que convierte al tatuaje en un hábito con características afines a cualquier otro tipo de adicción: el apremio por tatuarse, cierto estado de desesperación cuando no se satisface, la dependencia y restricción de intereses y la reorganización del self en función de ello, pudiendo en casos extremos terminar con el cuerpo cubierto de tatuajes. En estas personas, es probable que exista una falla en la temprana estructuración del self, como consecuencia de algún déficit originado en la relación diádica. Se trataría de un intento restitutivo, donde las ansiedades psicóticas logran ser contenidas a través de los sucesivos tatuajes. De ahí los componentes obsesivo-compulsivos en el acto de tatuarse.
La dinámica intelectual del adolescente. Reboiras
Limitaciones del pensamiento infantil
El período anterior al de las Operaciones formales, que transcurre entre los 7 y 12/13 años comprende:
· Las operaciones construidas por el sujeto son concretas en el sentido de que se apoyan en lo fáctico, en lo concreto del momento presente. Operar lo real y no lo potencial. Se refiere a lo que es, a lo que ocurre, lo que acontece, con una inserción en lo posible de muy poco alcance.
· Dichas operaciones no pueden desligar contenido de forma. Los instrumentos cognitivos son insuficientemente formales, y la materia en la que se apoyan no puede desligarse del operar mismo; la materialidad del objeto se encuentra siempre presente en la dinámica del pensamiento.
· El motor evolutivo de la asimilación recíproca y su coordinación entre los distintos esquemas construidos por el sujeto, en el periodo de las operaciones concretas, este proceso no ha llegado a una aceptable completitud, y es por eso que los sistemas operacionales funcionan como islotes de organización más o menos separados; no se conectan aun para formar un sistema totalmente integrado.
El pensamiento formal. Pensamiento adolescente.
Una de sus propiedades más importantes: la posibilidad de hacer una distinción sistemática, organizada y verosímil entre lo real y lo posible. Por el papel que le hace desempeñar a lo posible en relación con las comprobaciones reales. Constituir una combinatoria. 
Lo posible + verbalismo + lógica proposicional = combinatoria
· Se revierte la relacion entre lo posible y lo real, lo real pasa a ser lo que fácticamente se concretó de entre todas las posibilidades que existen o existieron
· El pensamiento adquiere una forma hipotético-deductiva, en donde lo posible pasa a funcionar como hipótesis a confirmar o refutar en una trama deductiva que garantiza un orden y sistematización del pensamiento
· El pensamiento adquiere características proposicionales, en el doble sentido de que se convierte en un pensar verbalista (no necesita apoyarse exclusivamente en objetos o imágenes simples) y puede hacerlo sobre enunciados operando en la trama de la lógica proposicional, lo que posibilita el pensamiento a la segunda potencia que es un pensar sobre el pensar o un operar sobre anteriores operaciones.
El pensamiento formal tiene un vuelo teórico mayor, pudiéndose alejar de lo real de manera ordenada y verosímil. Lo posible deja de tener características fantasiosas e irreales y adquiere propiedades de hipótesis. Esto es conveniente tratarlo desde dos puntos de vista: 
1. El equilibrio de la organización cognitiva: constituye así una nueva forma de equilibrio que hay que analizar desde la doble perspectiva de la extensión de su campo y los instrumentos de coordinación que operan en su funcionamiento. 
2. Las estructuras que lo componen: Una estructura más compleja es la que tiene mayor equilibrio y mayor campo de acción. Lo posible como acciones o transformaciones mentales virtuales, hace una analogía de pensamiento físico, en el cual en un sistema de fuerzas, se habla de trabajos virtuales para poder entender ese equilibrio.
Lo real pasa a ser una de las múltiples posibilidades que fácticamente ocurrieron dentro de la totalidad de los hechos que podrían haber ocurrido. Desde el punto de vista de la subjetividad del adolescente, el centro de gravedad de su interés puede trasladarse sin ningún problema a lo potencial y lo posible. Esto genera capacidades psicológicas como evadirse de la realidad con características racionales y verosímiles, con fuertes mecanismos de racionalización.
El sujeto, no se limita a tener en cuenta solo las relaciones entre los elementos dados, sino que busca desde el comienzo englobar esas relaciones en apariencia reales dentro del conjunto de las relaciones concebidas por él como posibles. Tiende por sí mismo a insertar los vínculos supuestos como reales dentro del conjunto de los que reconoce como posibles, para que luego pueda elegir los verdaderos, mediante el examen de ciertas transformaciones posibles. 
Esa intervención de lo posible resultará espontánea en sujetos del nivel formal y la condición misma del equilibrio de su pensamiento. Esa extensión de lo posible dependerá de la extensión del sistema operatorio o deductivo que haya construido el sujeto.
Lo real ocupa un lugar en su pensamiento, como algo inmerso en una red deductiva, formada por el conjunto de operaciones posibles o virtuales que sobre lo real puede realizar. Piaget distingue: 
· Lo real: apoyatura fáctica, lo que realmente ocurre. 
· Lo matemáticamente posible: aquello que el sujeto concibe como posible, las transformaciones que él sabe que puede efectuar o construir sin que las realice efectivamente. 
· Lo estructuralmente posible: las operaciones y las relaciones que el sujeto podría efectuar o construir sin que tome conciencia de esa eventualidad, ni de su propia capacidad en ese sentido.
Existe una potencialidad constante de construcción que va actualizando lo virtual de esa red intelectual. Esa red hace posible el fluido ejercicio de la reversibilidad, y al existir muchas rutas deductivas en esa extensa trama, el sujeto puede retornar al punto de partida por diferentes caminos.
En la medida en que un objeto a conocer se integre a la red deductiva, que supone ese ejercicio de múltiples operaciones virtuales sobre el mismo, este se enriquece porque sus significaciones se multiplican a la cantidad de relaciones que puede establecer con otros objetos de la red.
Características hipotético-deductivas del pensamiento adolescente:
La dimensión de lo posible: con características hipotético-deductivas. Simples datos excluidos de ser actuales, pero con posibilidad de actualizarse, que funcionan como hipótesis para confirmar o refutar deductivamente de acuerdo con lo que vaya ocurriendo en la realidad.
El pensamiento formal es proporcional.
Sustituye los objetos por enunciados verbales acerca de dichos objetos y hace posible operar con ellos mediante la lógica proporcional. Esta lógica tiene más poder operatorio que las anteriores y el operar con enunciados produce una economía de esfuerzos.
Lo característico de la lógica de las proporciones, se trata de una lógica de todas las combinaciones posibles del pensamiento que surjan éstas a propósito de problemas experimentales o a propósito de cuestiones verbales. La lógica proporcional hace posible construir relaciones entre relaciones.
Las estructuras del pensamiento formal
Un sistema se encuentra en equilibrio cuando todas las transformaciones virtuales compatibles con las relaciones de ese sistema se compensan entre sí.Las transformaciones virtuales (procesos mentales) serán las operaciones posibles que el sujeto podría efectuar o efectúe, que permiten mantener el equilibrio cognitivo.
Al aparecer un problema a un sujeto, se haya un desequilibrio para resolverlo, el cual es parcial y momentáneo, y la existencia de estructuras garantiza, como condición necesaria, la resolución del problema. Es por ello que Piaget plantea una relacion entre equilibrio y estructuras como algo directo.
Las estructuras del nivel formal permiten el juego de las reversibilidades operatorias de una manera completa. Las estructuras responsables del operar adolescente son:
· El reticulado: la serie de elementos y una relacion sostenida entre ellos. Se lo puede asimilar con un camino de signos que se pueden transitar de ida y de vuelta, y cada uno representa operaciones que se pueden realizar efectivamente (operando con operaciones de la segunda potencia). De esta manera el pensamiento adolescente aumenta en su poder anticipatorio, reversibilidad, apertura a lo posible y su capacidad de abstracción.
· El grupo IRNC: un grupo matemático, cuyos elementos consisten en 4 transformaciones. Es una estructura abstracta, que en su composición tiene un conjunto de elementos y una operación relacionada con esos elementos. Las propiedades de composición, asociatividad, identidad y reversibilidad forman parte de dicha estructura. Las 4 transformaciones en un sistema único son: la identidad, la Recíproca, la Correlativa y la Negativa.
Influencia de lo cognitivo en el comportamiento adolescente:
La mayoría de sus conductas derivan de las dimensiones afectivas, porque las pulsiones agresivo-sexuales aumentan su intensidad. Se reaviva, resinificándose, la cuestión edípica; la crisis de identidad genera un estado de desequilibrio psíquico que hace inestable y frágil el sistema, etc.
Tambien cobra relevancia su dimensión intelectual, la cual tambien tiñe el comportamiento adolescente:
· El egocentrismo: es un fenómeno que aparecía a los 4-5 años, y el mismo se repite en el joven que transita por el pensamiento formal, con las mismas características funcionales. Las estructuras cognitivas construidas generan un gran poder del pensamiento, y esa potencia de pensar, genera una fascinación por el ejercicio cognitivo.
Hay adolescentes que elaboran complejas teorías sobre la realidad, creyendo que han llegado al máximo de la objetividad, pero que nada tienen que ver con dicha realidad. Los contenidos del discurso de los demás serán poco escuchados, lo que produce una impermeabilidad parcial para entender lo que los demás dicen.
En la medida en que el adolescente va interactuando con lo real, tales estructuras se van flexibilizando y permeabilizando a los datos externos, y como consecuencia, el joven va logrando más objetividad y adaptación. 
· Un Idealismo adolescente. Para ser idealista es necesario poder tomar cierta distancia de la realidad concreta, poder trascender lo fáctico y recorres y construir mundos posibles. En la adolescencia se encuentran las condiciones cognitivas necesarias para poder construir mundos ideales. Ese transitar de estos mundos produce distintos “beneficios”: el ejercitar estructuras sin freno de lo real, reafirmar la propia identidad reconociéndose en las propias construcciones, agruparse con sus pares cobijados y cohesionados por esos ideales dándole un sentido de pertenencia.
· Una construcción de teorías. Estas se extienden a multiples aspectos de la realidad: sobre el amor, amistad, deporte, sexo, etc. acompañados a fuentes que generan estos deseos y posibilidades de construir teorías. Las teorías que se construyen están asociadas con los intensos intereses propios de la etapa (amor, sexo, amistad, etc.); estas teorías además de “servirles” para ejercitar esquemas formales, les resulta útil para tomar distancia de los hechos mediatizados por lo simbólico del pensamiento.
El adolescente, entre la realidad y él, ante lo nuevo, coloca teorías que le sirven como colchón simbólico en su vínculo con las cosas y las personas.
· La moral. La posibilidad de tomar distancia de lo concreto determina que la moral del joven comience a desencarnarse; que no se apoye en algún sujeto modelo emisor de normas. La moral adquiere autonomía de lo concreto. El sujeto moral real pasa a ser un ejemplo de la norma idealizada, imaginada y construida por él mismo.
Actualmente de manera cotidiana el ejercicio de dichas estructuras el pensamiento formal adolescente, se encuentra en un estado potencial y no se actualiza, porque no hay un “llamado” de la realidad para que esto ocurra. No todo contenido da pie para un trato hipotético-deductivo, y otros que sí darían pie para hacerlo, no se los trata de manera formal.
La sociedad y sus medios, proponen contenidos simples y un trato intelectual elemental. No existe un deseo de contenidos complejos, ni tampoco el deseo por el ejercicio intelectual abstracto. Actualmente no es necesario pensar mucho ni profundamente para tener una buena adaptación: en el grupo de pares basta con mirar y comentar una película, o hablar de un grupo musical, saber que ropa se usa de moda, etc.

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