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LA PLANIFICACION PARTICIPATIVA. La planificación participativa es una manera de entender la planificación que pone el énfasis en la participación y el compromiso de los actores sociales a lo largo de todo el proceso de planificación. Valora la diversidad como fuente de enriquecimiento y legitimación social, al tiempo que incorpora la perspectiva de la equidad y aboga por una planificación transformadora que contribuya a superar las desigualdades presentes en la sociedad. En el marco de la globalización actual, podemos entender la planificación participativa como el “proceso que posibilita una capacidad colectiva permanente para identificar y analizar problemas, formular y planificar visiones y soluciones, movilizar recursos e implementar acciones en todas las áreas necesarias del desarrollo humano y sostenible, en el intento de las personas por ganar control sobre los procesos que condicionan sus vidas” (Leal & Opp, 1999, p.7). Los procesos participativos se producen en el marco de unas instituciones políticas, económicas y sociales determinadas que constriñen y posibilitan las formas de acción al tiempo que son progresivamente transformadas por ellas. Por tanto, los procesos de planificación participativa no deben contemplarse como procesos asilados y limitados a la resolución de problemas puntuales, sino como experiencias que contribuyen a profundizar en la manera de entender la democracia y la ciudadanía. +EN QUE CONSISTE. Las metodologías participativas se orientan a la construcción de procesos en los que las personas compartan el conocimiento que tienen sobre el mundo para reflexionar sobre las posibles alternativas a los problemas que de forma conjunta se plantean (Ganuza et al., 2010). La cuestión consiste, por tanto, en ver de qué manera se puede contar con la ciudadanía, no sólo como fuente de información sobre los problemas sino también como fuente de reflexión y de acción en la resolución de los mismos. Las metodologías participativas cobran sentido a la hora de emprender iniciativas para resolver los problemas de manera conjunta y de acuerdo a los principios democráticos. +ORIGEN. La planificación participativa surge como reacción a la planificación normativa de carácter técnico-racional para plantear la planificación como un proceso en el que se supera la distinción entre “sujeto” planificador y “objeto” planificado, que se confunden. Las bases teóricas de la planificación participativa son múltiples y no están cerradas pues más que un modelo de planificación cerrado, se trata un en enfoque abierto y en permanente construcción. En esencia, la planificación participativa introduce una ruptura epistemológica con los paradigmas positivistas. Entiende que los procesos de desarrollo se caracterizan por la diversidad de actores y perspectivas. En consecuencia, la interpretación que cada uno de los actores hace de los problemas es necesariamente diferente. Por ello, la realidad en su conjunto sólo puede ser apreciada de manera intersubjetiva y situacional a través del diálogo entre racionalidades diferentes. Además, entiende que la capacidad de predicción es limitada pues el comportamiento de la gente no es ni predecible ni controlable. Por tanto, asume que las intervenciones son emergentes y derivan de la interacción entre los actores que participan en el propio proceso. En consecuencia, enfatiza el valor de los aprendizajes generados y las relaciones construidas a lo largo del proceso. +¿DÓNDE SE HA APLICADO? La planificación participativa viene empleándose desde hace años en el ámbito local tanto en programas impulsados desde las administraciones públicas como desde organizaciones de la sociedad civil. Así, encontramos experiencias dirigidas a sectores de población específicas (juventud, tercera edad, inmigrantes…), planes participativos orientados a ámbitos temáticos (Agenda 21 Local o sostenibilidad, Planes de igualdad, Planes de dinamización económica…), prácticas de planificación participativa delimitados por un territorio (planes de barrio, de espacios públicos o planes integrales de ciudad) y algunas experiencias de carácter más global (planes estratégicos locales). +METODOLOGIA. El proceso de planificación participativa depende de las características concretas del contexto donde se vaya a poner en práctica. Resulta determinante a este respecto no sólo el entorno y la problemática a abordar, sino también el propio grupo impulsor que lanza la iniciativa de planificación pues ello condicionará sustancialmente las posibilidades para profundizar en mayor o menor medida en los procesos de participación. En consecuencia el proceso se adapta y surge en un contexto concreto, y además lo hace de forma flexible para ir avanzando según las necesidades que la propia gente involucrada va definiendo. Por ello, más que proponer una metodología cerrada, a continuación se presentan un conjunto de orientaciones metodológicas que pretenden apoyar su aplicación sin limitar las posibilidades de introducir interpretaciones creativas en cada caso concreto. El proceso de planificación participativa ha sido descrito de maneras muy diversas, pero en general incluye las siguientes actividades que no deben ser entendidas como fases cerradas sino que en la práctica deben solaparse, realimentarse y modularse de acuerdo a lo que el propio proceso va requiriendo. Son las siguientes: Movilizándonos… definiéndonos, posicionándonos y construyendo alianzas. Autoreflexión - la primera tarea es establecer quién va a asumir el impulso del proceso. A continuación, es necesario construir alianzas e implicar a los actores clave para contar con sus aportaciones desde el inicio. Es necesario definir a continuación cuál va a ser el modelo organizativo para orientar y facilitar el proceso de planificación. es habitual la creación de un Grupo Motor constituido por personal técnico y ciudadano que impulsa y coordina el día a día de las diferentes actividades que se realizarán a los largo del proceso de planificación. Asimismo, se puede contar con una Comisión de Seguimiento formada por personas representativas de las diferentes instituciones y organizaciones involucradas que se reúne periódicamente para validar los avances realizados y establece los acuerdos básicos para seguir avanzando. Una vez constituido el grupo de trabajo es un buen momento para elaborar un cronograma de todo el proceso, que nos ayudará a tener una visión global de nuestro plan de trabajo a corto y a medio plazo (CIMAS, 2009, p.28). En este momento se establecerá una estrategia de comunicación para la difusión del proyecto entre la ciudadanía, y arraigar la idea entre las organizaciones públicas, privadas y de la sociedad civil, reclamando su participación plural en el proceso. ¿Quiénes somos y qué queremos ser?… el diagnóstico y la contextualización: La elaboración de un diagnóstico es el punto de partida de cualquier proceso de planificación. Básicamente es un proceso de conocimiento de la realidad sobre la que se va a intervenir, por lo que tiene fuertes connotaciones de tipo epistemológico. En sintonía a todo esto son tres los criterios de carácter general para la elaboración de diagnósticos: 1) los diagnósticos deben ser participativos, 2) Los diagnósticos deben estar orientados a la acción, y 3) Los diagnósticos deben incorporar la perspectiva de la investigación-acción, es decir, la investigación se realiza para fundamentar la acción, pero la acción en sí misma es una fuente de aprendizaje y conocimiento de la que se nutre la investigación. Esto hace que la etapa de diagnóstico no se agota en sí misma sino que es una constante a lo largo de todo el ciclo de planificación. Contextualizar el problema se convierte así en el punto de partida, lo que permite conocer las interrelaciones que lo nutren y le dan consistencia dentro de un contexto convivencial lleno de significados (Ganuza et al., 2010). es interesante realizar un mapeo que identifique y analice las relaciones que mantienen entre sí los diferentes actores y explorarsu posicionamiento hacia el proceso que estamos lanzando. A continuación resulta imprescindible salir a la calle y abrirnos a la gente combinando técnicas de tipo cualitativo y cuantitativo (CIMAS, 2009, p.39) que nos permitan “escuchar” lo que la gente opina y experimenta cotidianamente sobre la cuestión que estamos abordando. Una vez recopilada toda esta información deberemos hacer un análisis y devolución creativa de la misma a la gente para exponer cuáles son las principales “posturas” y hacer unas primeras interpretaciones y análisis de las mismas. ¿Qué hacer y cómo?… estrategias y planes de acción: La formulación de estrategias y planes de acción es consecuencia de un proceso creativo de discusión, intercambio y negociación entre los diferentes actores. Esto incluye la definición, evaluación y priorización de las principales opciones, la valoración de los recursos disponibles y las posibilidades de implementación a nivel institucional y organizativo, así como la obtención de acuerdos que faciliten la consecución de apoyos y la movilización de recursos adicionales. Actuando y aprendiendo… gestionando y ajustando las acciones: La implementación de las estrategias se desarrollará a través de intervenciones diversas, empleando un amplio rango de acciones. “La puesta en marcha del plan se refiere a la organización, la programación y el uso eficaz y eficiente de los recursos humanos, físicos, financieros y tecnológicos en el horizonte de la planificación definido y en el espacio como expresión social y lugar de realización” En este momento, los proyectos o acciones pasan a ser el centro del proceso. De cara a potenciar el aprender haciendo resulta especialmente interesante la idea de comenzar con proyectos demostrativos que permitan testear las ideas planteadas, refinarlas y mejorarlas para su posterior ampliación y replicación. El seguimiento de los proyectos debe hacerse de manera participativa para comprobar los avances y posibilitar una mutua rendición de cuentas entre los actores involucrados en las redes de trabajo. Reflexionando… evaluando lo que hemos hecho: los aprendizajes que de ella se extraigan deben ser útiles no sólo para el Grupo Motor sino para todos los participantes. De manera coherente con la filosofía del enfoque, la evaluación no debe centrarse únicamente en resultados e impactos, sino también en los procesos y los métodos de trabajo, la producción de conocimiento útil para los implicados, la participación e implicación de la gente, las redes creadas o consolidadas y los cambios en las relaciones entre los actores. En ocasiones es útil definir un conjunto de indicadores representativos de cada una de las dimensiones a evaluar que nos describa su estado en la situación de partida y en la actual. De este modo, se pueden trazar tendencias e identificar las acciones que han permitido potenciar los avances y contrarrestar los retrocesos. HERRAMIENTAS: Movilizándonos. Ejercicio de autoreflexión* Escucha activa. Matriz de preguntas y primeras ideas* ¿Quiénes somos y qué queremos ser?… diagnóstico y contextualización Transecto o caminata por el barrio. Técnicas cualitativas (observación, entrevistas, grupos de discusión…). Mapa Social. Talleres participativos. DAFO. Taller de contexto. Técnicas de visualización. Línea del tiempo. Visiones de futuro. Campos de fuerza. Análisis causa-efecto. Flujograma. Lluvia de ideas. Philips 6/6. Árbol de problemas* ¿Qué hacer y cómo?… estrategias y planes de acción Juego de frases. Flujograma. Escenarios de futuro. Taller de definición de criterios. Taller de construcción de propuestas. Taller de priorización. Votaciones ponderadas. Taller de elaboración del Plan de Acción. Taller de diseño de Instrumentos de Gestión. Grupo nominal. Las nueve cuestiones. La matriz reflexiva. Ponderación por puntos. La http://www.planificacionparticipativa.upv.es/wordpress/index.php/archives/270 asamblea participativa. Red multimedia. Árbol de decisión. Audiéncias, mesas o foros temáticos. Action planning event. Planning for real. Maquetas vivas. Actuando y aprendiendo… gestionando y ajustando las acciones Seguimiento participativo. Campañas ciudadanas. Gestión asociativa. Proyectos demostrativos Reflexionando… evaluando lo que hemos hecho Sistematización. Talleres de devolución. QUE NO DEBO OLVIDAR? ¿Participar para qué? ¿Qué procesos de transformación queremos apoyar con la participación y cuáles son las bases de poder sobre las que éstos se van a sustentar? (Pindado et al., 2002). La planificación participativa incorpora la idea de diversidad, lo que en la práctica se traduce en una confluencia de perspectivas, intereses, identidades y preferencias plurales. Es precisamente esta diversidad la que le da valor a los procesos de participación, pero de donde se derivan también sus principales dificultades. En consecuencia, el conflicto es parte esencial de los procesos y se debe abordar conscientemente. La reflexión, discusión y actuación conjunta puede dar lugar a procesos de aprendizaje que conduzcan a cambios profundos en los valores, actitudes, habilidades y formas de relacionarse cotidianas de los diferentes actores involucrados… la idea central es que la práctica cotidiana de la participación nos educa a participar en democracia, y permite desarrollar habilidades de diálogo entre perspectivas y actores diferentes. Para articular la participación de los actores se hace necesario construir un proyecto común alrededor de una cuestión o desafío concreto que permita a los participantes vincularse a él y desarrollar su potencial transformador. A nivel metodológico, conviene diferenciar los procesos de los momentos participativos. Los primeros tienen una continuidad y se construyen día a día como fruto de la interacción de sus protagonistas. Requieren de momentos puntuales de participación que configuran fases abiertas y expansivas y otras convergentes y de toma de decisiones, pero en su conjunto presentan una sintonía en su modo de proceder y una coherencia con los objetivos que se plantean (Pindado et al., 2002). A la hora de iniciar un proceso de planificación participativa es importante tener claro qué tipo de participación se pretende conseguir en cada momento… y ser honesto y transparente con la gente. En relación a quién participa, es necesario considerar a aquellos cuyos intereses son afectados o afectan al asunto en cuestión, aquellos con la información, el conocimiento o la experiencia necesaria para la formulación de estrategias y acciones y aquellos con el control o la influencia sobre políticas, instrumentos y recursos para la implementación (UN-HABITAT, 2001). En cuanto al cómo se participa, destacar que no hay fórmulas mágicas para posibilitar una deliberación constructiva y creativa entre los diferentes actores. No obstante, si que disponemos de abundantes técnicas y herramientas para la participación. La cuestión de la participación en los procesos de planificación está íntimamente relacionada con la cuestión del poder y de cómo los colectivos sociales ganan influencia real en la toma de decisiones.
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