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Altiplano central Preclásico - Alfredo Sánchez(1)

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Reporte de Lectura
Grove, David C. 2000. La zona del Altiplano central en el preclásico, en: Historia Antigua de México, vol. 1. 2ª Edición. INAH-UNAM. pp: 511-535
Por: Alfredo Humberto Pérez Sánchez
Las sociedades asentadas en el Altiplano Central durante el Preclásico sientan las bases para las grandes civilizaciones del Clásico y del Posclásico. Favorecidos por el clima y las materias primas que las tierras fértiles del brindan.
Preclásico, periodo comprendido a partir del descubrimiento de cerámica más antiguo, aproximadamente en 1400 a.C. Divido en tres etapas, singularmente, para la zona del Altiplano Central. 
Sin embargo, comenzamos con la Cuenca de México y el actual estado de Morelos para introducirnos en una idea general acerca de las sociedades en el periodo mencionado. En el caso de la Cuenca de México, a orillas del lago de Chalco, se encontraba Zohapilco-Tlapacoya, que resulta el sitio más útil para el registro estratigráfico de la región. Dentro de ésta, se definen seis etapas preclásicas: Nevada (1400-1250 aC) de donde se tiene evidencia de cerámica más antigua, Ayotla (1200-1000 aC), Manantial (100-800 aC), Tetelpan (800-700 aC), Zacatenco (700-400 aC) y Ticomán (400-150 aC). 
Su cerámica está compuesta por simples tazones, ollas y tecomates. Éste último es común en las zonas bajas de Mesoamérica, presentando diferencias estéticas en sociedades cultivadoras tempranas como Zohapilco-Tlapacoya, suponiendo los primeros indicios de la difusión de ideas, creencias y preferencias estilísticas a nivel regional e intrarregional. 
La aldea mejor conocida es Tlatilco ubicada al oeste de la Cuenca de México, entre los ríos Totolica y el rio Hondo. Posiblemente hayan sido dos o tres aldeas separadas por la gran extensión que abarca la cerámica encontrada para el periodo dado. Sus casas eran sencillas con una posible diferenciación social con respecto a la del jefe o personaje de mayor rango que estaba ubicada sobre una plataforma de barro, marcado también en la diferenciación de entierros en sepulturas más profundas, colocados de espadas y con pequeños espejos. Las casas individuales, también contaban con pozos profundos utilizados para almacenamiento y posteriormente para basura. 
La cerámica de la aldea puede reflejar aspectos de la vida cotidiana dentro de ella, como las figurillas femeninas con diferentes peinados y posibles trenzados, así como las representaciones de pintarse el cuerpo, la elaboración y uso de máscaras, también la elaboración de sonajas, ocarinas y silbatos.
Las aldeas tempranas en Morelos se sitúan con frecuencia en tierras a la orilla de los ríos aprovechándose de las tierras fluviales para el cultivo. Debido a las grandes similitudes en cuanto a cerámica y una posible relación social con Tlatilco, se supone, puede llegar a hablarse de una “cultura de Tlatilco”. Sin embargo, es aquí, en Morelos, donde son más numerosos los sitios de dicha cultura. Se sugiere una jerarquía tripartita de asentamientos en cada valle, por ejemplo, el valle de Amatzinac, con la cabecera en Chalcatzingo, importante aldea que para el año 1000 aC poseía arquitectura pública en forma de montículos, rara en la zona de Morelos antes del 400 aC.
Durante el periodo de 800-400 aC aumenta la población y consecuentemente, la cantidad de aldeas, el tamaño de las mismas, así como de la elite, apareciendo más marcada por el aumento de objetos exóticos de jadeíta, entre otros que demostraba una posición visual dentro de la sociedad. Materia prima obtenida a través de redes comerciales pertenecientes a los jefes locales, permitiéndole no sólo portarlos sino también regalarlos con otros jefes para mantener alianzas. 
Chalcatingo, a partir del año 700 Ac, en su fase Cantera, creció y siguió dominada por la estructura de montículo plataforma ya mencionada, agrandándose varias veces, llegando a ser el más grande que se conoce en el Altiplano durante el Preclásico. Al sur de este montículo se encontraba una unidad residencial de elite. Al norte, un gran patio hundido donde se encontraba un gran altar olmeca. Los residentes sembraban maíz, frijol y calabaza en las parcelas que rodeaban sus casas en donde comúnmente eran enterrados, por lo que se infiere, esta área no estaba habitada por aldeanos no pertenecientes a la elite, a diferencia de los entierros en la residencia al sur del montículo con objetos de jadeíta y las fosas estaban forradas con piedras. La presencia de la cal y los comales en Chalcatzingo, apuntan a la preparación de tortillas a partir del maíz, alimento de su dieta básica, al igual que el frijol y la calabaza, complementada con carne de perro domesticado y otros animales. 
El periodo Preclásico en Guerrero es poco conocido, pero de lo que se tiene registro, Teopantecuantitlán es, probablemente la cabecera más importante desde el 1400-600 aC. Contaba con un gran patio hundido, un sistema de drenaje recubierto de piedra y montículos con fachada de piedra, presentes, en el 700 aC, únicamente aquí y en Chalcatzingo, centro con el que comparte características similares, suponiendo una posible fuerte relación social.
A partir de un reacomodo de las aldeas y de sus poblaciones, aproximadamente el 500 aC Chalcatzingo y muchas otras aldeas se deshabitan, surgiendo grandes centros más nucleados, aumentó la arquitectura de montículos y pirámides, se desarrollaron la cerámica y las unidades habitacionales. Pasando a ser, ahora, en la Cuenca de México, Cuicuilco uno de los centros más grandes en el Altiplano central para el 200 aC. Se estima, su población tenía una población de 20000 en un territorio de 400 hectáreas, terminando sepultada alrededor del 400 dC tras dos torrentes de lava.
Es mediante estas trasformaciones en este periodo, que se formaron simples ciudades proto-urbanas bases de las grandes civilizaciones del periodo Clásico.

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